Me vuelvo a mirar en el espejo, camisa bien planchada que me llega hasta la cintura, crin en condiciones y hasta me he puesto zapatos, cosa que no suelo llevar.
Me ha costado tanto conseguir esta oportunidad, los nervios me ponen muy tenso, a veces muevo una pezuña golpeando el suelo, además de nervioso, estoy entusiasmado.
De nuevo compruebo que la cámara esté con todos los ajustes realizados, el trípode lo llevo en el flanco, miro la puerta como esperando que se abra sola, puede suceder, mi hermano Gilbert tiene una así, pero sigo esperando que ella diga algo.
—Adelante.
Sus palabras me impulsan de energía y alegría, golpeo suavemente la puerta para entrar a la estancia, se trata de una habitación de paredes color rojo pastel con cuadros de diferentes paisajes de la zona, se nota que a pesar de sus conflictos vividos, no le gusta la guerra, ni nada bélico ya que no tiene nada por el estilo. Es una zona grande, tal que se puede ver un trozo perteneciente a la habitación donde preside una gran cama con bordados dorados, digno de alguien de la antigua realeza.
La yegua está sentada junto a la ventana, levita con su magia una taza de café.
La escena me deja embobado, es realmente bella, tal y como decían por la radio, tiene la crin de diferentes colores puntiaguda, así como sus ojos que esconde tras unas gafas, en los retratos siempre se le ve ataviada con la armadura escarlata y el yelmo sobre su cabeza difícil de ver su rostro, pero ahora va con ropa informal.
—El señor Gear ¿no? —me mira tan profundamente que me hace sonrojar—.
—Si, el entrevistador —me acerco lentamente mientras observo más sorprendido el lugar. Librerías llenas de cosas: juegos de mesa, figuras y hasta unas extrañas carátulas de algo con muchos colores—. Tengo que poner el trípode todavía para ajustar la imagen, la resolución y el balance ya están ajustados, puede si quiere cambiarse de ropa, si cree que…
—Oh, es verdad —dice tras hacer un gesto de sorpresa— yo… no sabía que con esta ropa podría molestar.
—No, no me refería a eso —intento aclarar la confusión—, no es que molestes, es mejor que te vean así que con el yelmo y la armadura.
Rompe a reír, de forma realmente adorable por mi sugerencia, no pretendía ser gracioso, pero hace tiempo que no escuchaba una risa tan bonita.
—No, no pienso ir con la armadura —comenta todavía con lágrimas en los ojos e intentando contenerse—, pero si te parece mejor otra cosa —en un parpadeo está en su habitación detrás de mí, al girarme la veo desnudándose para cambiar de atuendo, desvió la mirada a donde puse el trípode, a lo que ella reacciona—. ¿Tiene algún problema con ver las cicatrices o es el pelaje lo que le molesta?
—No, solo es que —respondo todavía tenso y con la vista clavada en la ventana—, mis clientes no suelen desnudarse en mi presencia.
—¿Desnudarse? —pregunta extrañada y ríe un poco—, amigo Gear, no somos humanos, el pelaje nos protege de miradas, ¿o me va a decir que suele llevar esa ropa en su casa?
—Ahí me has pillado señorita Nonex —digo intentado reírme con ella—, en fin, pongámonos serios, cuando esté cómoda con lo que lleve, empezaré con las preguntas sobre..
—¿Le apetece un café antes de empezar? —me vuelve a interrumpir, no es la primera vez que lo hace, pero se lo permito, no es solo por su estatus, sino porque algo dentro de mí empieza a florecer, aunque esté lejos de mis posibilidades.
Me quedo pensativo pensando en que diría mi padre Vlad.
“Hijo, separa el trabajo de la vida amorosa, yo no conocí a tu madre en el trabajo, así que no pienses que es normal encontrar a tu compañero de la vida allí”
Al volver a la realidad, me está mirando, muy cerca, demasiado cerca, salto hacia atrás instintivamente.
—Uff menos mal, pensaba que te estaba dando un paparajote.
—¿Un que? —observó que ahora lleva ropa diferente, no muy formal, pero me vale, eso mejor que un chándal—.
—Quiero decir que, no muchos salen con vida después de conocerme.
—Lo se, aunque no es el tema de la entrevista —comento y me siento en una de las sillas que está alrededor de la mesa donde estaba ella antes, esta está pegada a la ventana, ella me sigue y se sienta al otro lado, con su magia deja la mesa impoluta y de no se sabe donde trae un jarrón con flores para decorarla— cuando quiera empezamos.
—Vale, ya estoy preparada.
***
Charlamos durante un tiempo, me cuenta muchas cosas de su vida, el nacimiento de Romalia, amigos que con el tiempo fueron muriendo. Su inmortalidad, su deber como reina del país, sobre su hijo, el actual rey. En un momento dado le acepto el café y descansamos.
Después hablamos un poco por la tarde, ya fuera de la entrevista pero capturando algunas respuestas en diferentes ángulos para intercalarlos en el metraje final, se hace de noche y me invita a cenar, en un principio me niego absolutamente ya me parece suficiente que me haya permitido el poder hablar con ella, pero me convence y empezamos a cenar.
—¿Y tienes alguna historia oscura que no quieres que sea revelada? —pregunto mientras bebo una botella de Estrella Galopante.
—Si, puede que tengo algunas —responde divertida—, pero no suelo contárselas a nadie Ronce, —hace tiempo que empezó a llamarme por mi nombre—. Aunque haré una excepción.
Le miro con cara de interés y le doy otro sorbo a la botella.
—Hace unos meses alguien vino a preguntar por hacerme una entrevista — dice, pero me pitan las orejas, la botella casi se me cae al ver que perdido la exclusividad, en mi cabeza empiezan a amontonarse pensamientos malos, Aguira, que así es como se llama sigue hablando, pero mi mundo da vueltas, todo lo que he invertido en esta entrevista, todas los permisos, el papeleo, todo… me empieza a dar ansiedad, me levanto intentando excusarme con ir al aseo y me besa—.
—¿¡Qué!? —exclamo, tiene que ser una visión, una muy real, me relajo y me vuelvo a sentar—.
—Solo quería contarte de forma graciosa e intentando asustar, La primera vez que te vi, no me reconociste así que me trataste como una yegua normal —se sienta en el otro lado—, me caíste simpático Ronce, hace tiempo que no sentía eso con alguien desde que murió Felix y me sentía culpable de comenzar algo de nuevo.
>>No te llamé antes para ver si solo había sido un descuido, mi cabeza no está bien desde hace décadas, tal y como te conté he perdido a mucha gente buena por el camino, gente que he conocido y me ha hecho cambiar a ser alguien diferente. ¿Querías algo oscuro en mi vida? Destrocé la vida de tu abuela, me arrepiento mucho de ello. No sabes cuanto, pero ahí está, ya tienes tu metraje, espero que consigas muchas cosas por ello.
—No.
—¿No? —gira la cabeza confundida—, ¿No hacías esto por dinero?
—Si, si lo hago por dinero —respondo con sinceridad—, pero ya no estoy grabando, apagué la cámara hace rato.
—¿Y?
—Me gustas —reuno toda la fuerza para decirlo—, desde hacía tiempo, pensé que había sido un descuido también, pero desde que abrí la puerta, yo, he estado pensando en ti, todo el tiempo, así que.. si, te correspondo.. te quiero.
—Ya, pero has demostrado antes que la entrevista era más importante —dice con expresión triste bajando las orejas—, hasta te estaba dando un ataque si hubiese otra gente que me hubiese entrevistado, quizás he ido demasiado rápido con esto, no se que pensar.
—Sentí algo cuando me besaste, créeme. —intente convencerle—.
—No es suficiente Ronce, démonos un tiempo. —comenta y al verme las orejas bajadas añade:— pasado mañana ¿Te viene bien?
—Si… claro que sí —respondo entusiasmado.
Recojo las cosas y voy camino a la salida, ella me acompaña y antes de salir me vuelve a besar, aunque esta vez en la mejilla, me quedó otra vez en la inopia hasta que cierra la puerta y el golpe me vuelve a la realidad. Estoy seguro que la próxima vez saldrá todo aún más mejor. De felicidad, vuelvo trotando a casa.