El atardecer comenzaba cuando los grifos se dispersaron en diferentes direcciones. Lentamente los ponies comenzaron a reagruparse. Algunos festejaban y se abrazaban. Otros permanecían silenciosos mirando al sol. Unos mas lloraban amargamente al lado de un compañero caído.
Rarity observaba una escena con pesar en su corazón, a la distancia los miembros de la guardia nocturna se agolpaban alrededor de los Hellfire Wings, que alardeaban de sus proezas en batalla, incluido Spike.
Su aspecto era completamente diferente al que tenia la última vez que lo vio. Sus escamas eran más oscuras, las alas se habían vuelto totalmente rojas, la cresta que recorría su espalda era más alta y afilada. Los ojos eran más alargados y similares a los de un cocodrilo o serpiente, la lengua bífida era extremadamente larga y sus colmillos se habían vuelto más notorios, tenía una expresión de arrogancia y desdén que jamás había visto en su esposo. Mientras este reía se detuvo con una expresión de absoluto terror en su rostro. Rarity pudo notar que estaba olfateando, el dragón giró rápidamente la cabeza en la dirección en que se encontraba ella y su rostro se congeló en una máscara que mezclaba sorpresa, miedo y vergüenza.
Tan rápido como un camaleón cambia de color su aspecto regresó a la normalidad. Sus compañeros pegasos lo miraban totalmente extrañados por el cambio y trataban de hablar con él sin respuesta. Empezó a caminar hacia ella lentamente, como un niño que sabía que había hecho algo mal y se acercaba a su madre.
El corazón de Rarity se sintió aliviado, su Spikey-Wikey seguía ahí. El dragón se detuvo en frente de ella. Realmente se veía extraño, tenía una expresión apesadumbrada y no levantaba la vista del suelo mientras se tomaba la punta de su cola con las garras, envuelto en una armadura diseñada para intimidar a sus oponentes.
Finalmente el dragón respiró hondo, y la miró con una expresión totalmente seria.
-Rarity, ¿Qué estás haciendo aquí?
-¿Cómo?, yo esperaba algo del tipo "gracias a las princesas que estas bien" o…
-¿Que estás haciendo aquí? no estoy jugando, ni es momento para uno de tus dramas. No deberías estar aquí. ¿Qué haces con esa armadura?, ¿eso es sangre? ¡Estás herida!
El dragón inmediatamente la sujetó con ambas garras y estaba a punto de despegar con dirección al área donde se encontraban los sanadores cuando la unicornio lo detuvo.
-No es nada, en serio. Debí de mancharme en algún momento, estoy bien.
Spike se la acercó y la olfateó, sangre de grifo. Sintió como si le quitaran una montaña de encima y se dejó caer sobre sus cuartos traseros pesadamente, sin soltar a la unicornio.
-Gracias a las princesas. Escúchame Rarity, quiero que dejes esta locura y regreses a Ponyville con… oh, por el amor de Luna, ¡todas están aquí!, ¿verdad?, ¿en qué demonios estaban pensando?
-Las princesas nos lo pidieron, los elementos de la armonía son las joyas mágicas más poderosas que existen y…
-No importa, tienen que regresar. Esto es una guerra, no tienen nada que hacer aquí.
-Spike, llevamos casi dos semanas en esto, es nuestra segunda batalla grande y hemos tenido muchas batallas pequeñas. Entiendo que te preocupes por nosotras pero estamos bien.
-No, no entiendes. No quiero que te pase nada.
-Estaré bien, el comandante White Thunder me cuida y…
-No me refiero a eso. No quiero que te pase lo mismo que a mí. No quiero que veas lo que vi yo, no quiero que te conviertas en lo que me convertí yo.
-Spike…
-Desde lo de Appleloosa tengo pesadillas, me levanto en el desierto y corro, pero en vez de llegar a Appleloosa llegó a Ponyville… y… y los grifos hicieron lo mismo… y tu y Twilight…
El dragón cerró los ojos, las lágrimas comenzaron a brotar mientras emitía pequeños sonidos ahogados, Rarity se estiró y frotó su cabeza contra la nariz de Spike. Este se limpió las lágrimas y miró a Rarity, sus ojos irradiaban determinación y odio puro.
-No los dejare. No voy a permitir que lo hagan. Aunque tenga que matar a cada grifo y volverme un monstruo no dejare que te hagan daño ni a las demás.
-Spike, ese no eres tú, estas tomando el camino equivocado. No hagas caso a lo que esos pegasos te dicen.
-No es tan simple…- los ojos del enorme reptil reflejaban miedo y duda
Rarity inclinó de nuevo su cabeza, Spike instintivamente levantó las garras e inclinó su cabeza de forma que las frentes de ambos se tocaron. El dragón y la pony permanecieron unidos en silencio mientras lagrimas corrían por sus mejillas.
Rainbow Dash aterrizó detrás de la zona donde se atendían los heridos, tenía solo unos cuantos rasguños pero no quería arriesgarse a que alguna de sus amigas se enterara de que había tomado parte en la acción. Trotó alegremente hacia él un pequeño grupo de ponies cuando se detuvo.
No podía moverse, algo extraño le sucedía a sus músculos. Lentamente, comenzando desde las partes de su cuerpo que habían resultado más heridas en su enfrentamiento con Gilda una sensación de dolor le recorrió el cuerpo.
Sentía como si le encajaran agujas al rojo vivo en cada nervio, superando con mucho el dolor que sintió cuando su antigua amiga le rompió las alas. Sus extremidades sucumbieron y golpeó el suelo, no podía gritar debido a la rigidez de su cuerpo, lo único que podía mover eran sus ojos inundados de lagrimas.
Repentinamente un rostro familiar entró en su campo de visión.
-A… Ayuda… Ze… cora
-De las consecuencias del brebaje te advertí, el dolor que duerme regresa mil veces multiplicado a ti.
-Me…di…ci…
-Es imposible darte otra cosa hasta que tu cuerpo no elimine la poción, tendría efectos aun más terribles en tu condición.
White Thunder, la capitana Dreamycloud y Applejack se encontraban reorganizando las tropas de la guardia nocturna y preparándose para hacerse cargo de los heridos y de los cuerpos cuando Northern Wind y Derpy aterrizaron junto a ellos.
La comandante miraba con nerviosismo y preocupación los alrededores. Se llevó una pezuña a la cabeza.
-No puedo encontrar al capitán Steady Step por ningún lado, ¿lo han visto?
White Thunder intercambió miradas con las dos yeguas que se encontraban a su lado.
-La última vez que lo vi se encontraba con Sir Twilight, vamos a buscarlos.
Los cinco ponies se dirigieron a toda velocidad a la pequeña colina en la que hace unas horas cuatro unicornios habían batallado contra un gran número de enemigos. Desde el aire Derpy localizó un pequeño pony color purpura en el suelo a unos cuantos metros de ahí. Todos se dirigieron al lugar señalado por esta y encontraron a Twilight inconsciente y con ligeras quemaduras en su piel.
Derpy aleteó para hacerle llegar una ligera corriente de aire a la cara. Lentamente la unicornio abrió sus ojos, a través de la neblina que interfería con su vista pudo reconocer vagamente unos rasgos familiares que se le acercaban.
-Por mis corrales dulzura, ¿Qué te pasó?
-¿Applejack?, ¿Dónde… donde está el capitán y los demás ponies?
Northern Wind se acercó con impaciencia y empujó un poco a Applejack.
-Eso es lo que quiero saber, ¿Qué pasó?
-No… no recuerdo bien, estaba asustada… y el hechizo de tele trasportación… requiere la mente… despejada.
La visión de Twilight comenzó a nublarse, la comandante movió violentamente a Applejack del lugar en el que se encontraba y sujetó a la unicornio sacudiéndola.
-¡Despierta!, ¿Qué pasó?, ¿Dónde está el capitán?
-No… había grifos, y uno muy pequeño. Nos atacaron… ¿por ahí?
Twilight señaló indecisa en una dirección. La comandante la arrojó a las patas delanteras de Applejack y voló rápidamente en la dirección que índico Twilight. Derpy, el comandante White Thunder y la capitana Dreamycloud la siguieron.
-Bien compañera, ¿crees que ya puedes caminar?
-Sí, gracias Applejack, ¿Dónde están los demás?
-Se fueron por ahí. Tus piernas tiemblan más que las de un potrillo que da sus primeros pasos, apóyate en mi.
Lentamente llegaron al lugar en el que se encontraban todos. Ambos comandantes examinaban los cuerpos de tres ponies y seis grifos. Mientras tanto Derpy se encontraba a gran altura con una pezuña sobre sus ojos y giraba lentamente. Dreamycloud recorría sistemáticamente los alrededores.
-¡Ahí hay algo!—les llegó la voz de Derpy.
La comandante se dirigió a toda velocidad al lugar al que señalaba Derpy.
Se detuvo unos segundos y comenzó a caminar de nuevo, lentamente, hasta que se derrumbó. Los otros ponies se acercaban a toda velocidad pero se detuvieron cuando la pegaso emitió un desgarrador lamento.
Northern Wind se arrastró hasta que llegó al cuerpo del capitán y lo envolvió con sus alas, recargó su cabeza en la del guerrero caído y dejó brotar el dolor que consumía su alma. White Thunder y Dreamycloud se retiraron sus cascos y Applejack hizo lo mismo con su sombrero colocándoselo en el pecho.
Derpy aterrizó junto a su hermana y la abrazó con las alas, derramando también innumerables lagrimas. Twilight se acercó lentamente y se arrodilló a un lado del cuerpo, no emitió ningún ruido pero de sus ojos cerrados las lágrimas fluían libremente.
La comandante abrazaba con fuerzas al unicornio.
-Viejo tonto, te dije que no era seguro, que ya no estabas en edad, pero tú y tu estúpida obsesión de "servir a su majestad".
White Thunder se puso su casco y se acercó.
-Northern, se que tu y la teniente Hooves eran muy unidas a él, pero aun puede haber grifos rondando por aquí y estamos en una posición vulnerable. Debemos reagruparnos.
La comandante respiró hondo, se separó del cuerpo y recogió su casco del suelo, las lágrimas seguían brotando de sus enrojecidos ojos cuando asintió y miró a su colega.
-De acuerdo, ponlo sobre mi espalda.
Ayudándose con su magia el unicornio negro cumplió con el pedido de su compañera. Él, Dreamycloud y Applejack cargaron con los cuerpos de los otros ponies, Twilight y Derpy los seguían de cerca, el dolor reflejado en sus rostros. Lentamente regresaron a la zona donde el ejército de Equestria se estaba reuniendo.
En cuanto los miembros de la guardia diurna, en especial los unicornios, se percataron de lo que sucedía abandonaron lo que estaban haciendo y se acercaron corriendo. Se detuvieron a cierta distancia, formando sin ponerse de acuerdo un corredor por el cual pasaba Northern Wind con la mirada en alto y lagrimas en sus mejillas. Se dirigió hasta la parte en donde se atendía a los heridos, al detenerse inmediatamente dos unicornios bajaron los restos de su capitán, que Northern Wind cubrió con el estandarte de la primera unidad de unicornios de la guardia diurna.
-Busquen leña, por favor.
Fueron las únicas palabras que pronunció, mientras hacía guardia a un lado del caído. White Thunder tomó mandó completo sobre el lugar. Cavaron numerosas fosas, donde depositaron los cuerpos de los ponies, la mayoría de los cuerpos de los grifos fueron amontonados antes de ser cubiertos con aceite y pasto seco y encendidos.
En el momento en que el sol descendía Northern Wind depositó el cuerpo aun cubierto en un enorme arreglo de madera y pasto seco.
Se volvió hacia los grupos ordenados de soldados. La primera fila compuesta por los oficiales de la guardia diurna, seguidos por los de la guardia nocturna y las caballeros de la Orden de la Corona Solar y finalmente las tropas en un orden similar. La comandante tomó aire y comenzó a hablar sin fijar la vista en algún punto en particular.
-Hoy hemos perdido muchos ponies valiosos que dieron sus vidas por la armonía de Equestria y por sus hermanos que hacen su propia lucha en sus hogares, y los lloramos y agradecemos su sacrificio. Pero entre ellos perdimos a un maravilloso unicornio.
El capitán Steady Step fue como un padre para muchos de nosotros. Él fue el que nos permitió realizar a la teniente Hooves y a mí las pruebas de ingreso cuando fuimos rechazadas en la oficina de reclutamiento. Fueron sus consejos los que me permitieron ascender hasta convertirme en la capitana de la primera unidad de pegasos. Y fue él el que me recomendó ante su Majestad Celestia como su remplazo en el puesto de comandante de la guardia diurna.
Sé que no fui la única a quien ayudo a encontrar su lugar en el ejército y su misión en la vida. Pero no solo era un pony generoso y sincero, también era un excelente y valeroso guerrero con una lealtad insuperable a su Aurea Majestad, siempre con una sonrisa en su rostro. Firme cuando era necesario pero también amable. Cultivado no solo en las artes arcanas, donde rivalizaba con los mismísimos sabios de Celestia, sino que en todas las ramas de los conocimientos que son valiosos para los ponies. La mismísima princesa del día lo llegó a reconocer como un ejemplo de lo que todo pony debería aspirar a ser.
Se giró hacia la enrome estructura y saludo.
-¡Capitán Steady Step!—gritó a todo pulmón.
-¡Presente!—Respondieron al unisono todos los miembros de la guardia diurna.
-¡Capitán Steady Step!
-¡Presente!
-¡Capitán Steady Step!—gritó una última vez antes de que se le quebrara la voz.
-¡Presente!
Northern Wind no pudo contenerse más, White Thunder se adelantó y finalizó la ceremonia, elevando su vista al cielo en el momento en el que la noche y el día se mezclaban y ni la luna ni el sol ocupaban un lugar prominente.
-Emperador de las estrellas, que cediste tu trono a tu noble hija, recibe el espíritu de este valeroso pony y permítele pastar bajó tu sombra en las eternas llanuras. Madre de la luz, que cediste tu corona a tu sabia hija, protégenos y guíanos hasta el momento en el que nos reunamos con nuestro hermano.
Spike se acercó y delicadamente encendió la pira. Los ponies guardaron silencio mientras las llamas realizaban su labor. Twilight sollozaba recargada en Spike, que acariciaba la cabeza de su hermana. Al finalizar la ceremonia se prepararon para moverse unos metros y tener una noche de descanso antes de establecer un nuevo campamento base cuando la comandante se acercó a Twilight.
-Sir Twilight.
-Comandante, yo…
-Ya me lo dirá todo cuando sea tiempo, por el momento hay otro asunto más urgente. Necesito alguien que dirija a mis unicornios.
-Pero yo no sé cómo hacer eso, no soy militar.
-No, pero es inteligente, tiene capacidad de mando, elabora planes rápidamente y los adapta a las circunstancias. Además, después de la primera gran batalla el capitán me pidió que en caso de que algo le sucediera la considerara a usted primero.
Le extendió la pezuña, Twilight pudo ver una vieja y desgastada medalla de oro con un cordón azul cielo, un unicornio grabado en un sol. La tomó lentamente le dio un pequeño beso, se la colgó y realzo un saludo militar a la comandante, quien se lo regresó.
-Bienvenida, Sir Twilight Sparkle de Canterlot, discípula de su Aurea Majestad, Princesa Celestia de Equestria, Portadora de la chispa de la magia, Caballero de la orden de la corona solar al servicio de Sus Majestades, capitana de la primera unidad de unicornios de la guardia diurna al servicio de su Aurea Majestad.
Días después de la batalla los rayos del sol entraban por el tragaluz en el gran salón del trono, en la parte más alta del palacio-fortaleza en el centro de la capital imperial. La sala estaba construida de tal manera que la luz solar iluminara de manera especial el enorme trono.
Nadie se atrevía a realizar ningún ruido, solo se escuchaba el rítmico golpeteo de una uña sobre el brazo del trono. El emperador pasaba su vista por la enorme masa de nobles y militares que se encontraban ahí. Estos evitaban devolverle la mirada y bajaban la vista cuando los ojos marrones de su señor se posaban en ellos.
El emperador suspiró, impaciente. Se levantó de su trono y caminó a través del enorme salón. Sus plumas y pelaje dorados reflejaban la luz del sol al igual que su armadura de oro con siete gemas incrustadas.
-¿Alguien podría decirme porque demonios no estoy realizando mi entrada triunfal en Canterlot ahora?
Enfocó su furiosa mirada sobre el general Nergal y el primer ministro Nam-Tar. El general no se había tomado la molestia de vendar sus heridas y dejaba a la vista su cuenca ocular vacía, se mantenía firme y no bajaba la vista. Por su parte el viejo ministro seguía encorvado y temblando, pero era difícil saber si era por la edad o por miedo a la furia del gobernante.
Solamente un grifo en la multitud sonreía. Ishtar también pasaba su vista por la sala llena de toda clase de grifos. Mentira, no estaban ahí representados todos los grifos, naturalmente habían sido dejados de lado los fenómenos como Ninlil, los considerados débiles como Lahar, y ni siquiera como esclavo se le hubiera permitido acercarse al palacio a un i´k kalar, si esa bola de idiotas presuntuosos tan solo supieran…
Había sido llamada a presentarse ante el emperador igual que el general y todos los oficiales de alto rango. La segunda gran derrota en dos semanas había ocurrido apenas hacia tres días y había informes de exploradores ponies en la frontera e incluso ya dentro del territorio imperial. El gran grifo estaba enfurecido y exigía respuestas. Las palabras justas en el momento justo y todo procedería como lo planeado. Equivocarse de momento y de palabras y se convertiría en un desagradable montón de carne y huesos rotos.
Miró al general, era un bruto y un sádico, pero era inteligente. Realmente las derrotas no habían sido totalmente su culpa y mientras los ponies no descifraran los documentos sus planes de una invasión por el sur eran excelentes. Era fiel al emperador hasta niveles impensados.
Seguía Lord Nam-Tar, el viejo grifo sabia moverse con las mareas, estaba segura que lo tendría de su lado en cuanto se hiciera obvio que ella tenía la ventaja, pero por mientras el apoyaría al general.
Revisó a los príncipes. Primero el mayor, Shamash, su futuro esposo, era listo, lo suficiente como para aceptar su propuesta de alianza y al mismo tiempo mantenerse en buenos términos con Nergal. El siguiente, Nannar, era como una especie de versión pequeña de Nergal, menos sabio y brutal, y de alguna increíble manera más impaciente. Cuando ella y su esposo subieran al trono tendría que tener mucho cuidado con él. El menor, Nabu, era el más débil físicamente pero el que mejor sabia moverse y el más inteligente, mostraba una total lealtad a su padre y neutral a cualquier otro miembro de la corte, de los tres hubiera preferido casarse con él, pero era el que menos posibilidades le ofrecía a futuro.
Eran todos los que le importaban, el anciano demente no se encontraba ahí, lo cual era bueno. Nadie sabía exactamente de parte de quien estaba o que era lo que perseguía. Miró a los demás nobles, peones en los juegos de los demás y reyes en el suyo propio. Pero esa era la razón por la cual no avanzaban. Ella, los consejeros y los príncipes sabían que solo había un rey en este juego.
-¿Y bien?, me dijeron que los ponies huirían aterrorizados de mis ejércitos y somos nosotros los que nos estamos retirando, ¡Exijo una explicación!
Nergal se adelantó.
-Hemos encontrado con algunas... dificultades su gloriosa majestad. Pero nada que no se pueda resolver.
Ishtar tomó aire, le hubiera gustado mirar a su prometido para saber si lo que estaba a punto de hacer era lo correcto. Pero sabía que había cientos de ojos vigilándola y esperando que cometiera algún error para poder usar su cuerpo como escalón para poder alcanzar un poco más alguna meta.
-Disculpe mi interrupción, oh todopoderoso monarca.
Ahora todas las miradas estaban sobre ella, no había oportunidad de retroceder.
-Es cierto que nuestros poderosos guerreros han encontrado la derrota. Pero creo que eso se debe a que no hemos sabido apreciar las señales. Creo que basamos nuestra estrategia erróneamente en las viejas historias que hemos oído de la debilidad de nuestros enemigos, confirmada por nuestra primera victoria, que personalmente considero que fue contra tropas inexpertas. Si revisamos los relatos de las tropas supervivientes junto con los informes de nuestro espía y meditamos con paciencia encontraremos una forma de lograr la victoria que por derecho divino te pertenece.
Eso era todo, la hora de la verdad. El emperador estaría de acuerdo o permitiría que Nergal le arrancara la cabeza.
-Sabias han sido las palabras que brotaron de la afilada lengua de nuestra futura gobernante.
Todas las miradas se enfocaron en un rincón envuelto en sombras, lentamente un grifo que segundos antes no estaba ahí salió cojeando de entre ellas.
Todos los presentes excepto el emperador retrocedieron con evidentes caras de disgusto. Ishtar no pudo evitar desviar su vista para no verlo directamente. Era difícil precisar qué tipo de grifo era. Ya no tenía plumas en ninguna parte de su cuerpo y solo unos cuantos mechones de pelo corto. En algún momento se había roto el ala izquierda pero se limitaba a dejarla arrastrar por ahí con lo cual se le habían formado llagas en esta. Los ojos eran amarillos con un iris rojo, más grande el derecho que el izquierdo.
Se detuvo exactamente entre el emperador e Ishtar, a la cual le sonrió con su pico ganchudo y curvo. Después se giró hacia el emperador.
-Resplandeciente señor de la guerra. La sangre de los patéticos ponies llenara los mares de este mundo y los cuerpos de sus mil veces malditas princesas adornaran la entrada a tu palacio si prestas oídos atentos a los consejos de esta hembra.
Nergal se acercó al extraño grifo.
-Lord Edimmu, le recomiendo que no se entrometa en asuntos militares y se enfoque en…
-¡General Nergal!, que gusto poder verlo con mis dos viejos y cansados ojos, lástima que usted no puede decir lo mismo. ¡Y con ambas alas!, ¿acaso el antiguo castigo por la incompetencia ha sido abandonado? Cuando pueda pase por mi estudio por su nueva armadura. Espero que esta no sea tan complicada de usar como la anterior.
Horas después Ishtar sudaba copiosamente mientras recorría las viejas calles de la capital al cobijo de las estrellas. En circunstancias normales el hecho de que el emperador anunciara que meditaría la situación y tomaría en cuenta su consejo le hubiera alegrado en sobremanera. Pero el hecho de que esta victoria se debiera en gran medida a la intervención del demente la ponía inquieta.
Repentinamente un olor a carroña descompuesta llenó el ambiente. Una voz susurrante le llegó por la espalda.
-Saludos, noble dama de ambiciosos ojos. ¿Qué te trae por estos callejones llenos de atormentados fantasmas?
Se giró para encontrarse con el anciano, que estaba parado en medio de un callejón en el que no había nada unos cuantos segundos atrás.
-¿Qué deseas?, ¿Por qué me ayudaste?
-Oh, ¿acaso un viejo y leal grifo no puede actuar por lo que él considera es lo mejor para su país? Has estado mucho tiempo inmersa en el aire envenenado de la sala del trono.
-Te lo repito, ¿Qué es lo que quieres?
-Si tanto insistes te lo diré.
Se acercó con una velocidad que contradecía el deplorable estado de su cuerpo.
-Armonía, quiero los elementos. La magia más poderosa que existe en el mundo. La única que fue capaz de dominar a El Caos. Los quiero para mí. Los ponies y las joyas. ¿Los has visto? Dime todo lo que sabes, y mi lengua ablandara el corazón del emperador.
-Solo nos hemos encontrado con tres, de acuerdo a las descripciones de nuestro espía son lealtad, ternura y magia. Esta última dijo llamarse Twilight Sparkle, discípula de Celestia.
-Ahhh, buena niña, ¿Qué mal te trajo compartir? Si, magia. La pequeña Twilight, será la que más me divierta y Celestia lamentara lo que hizo y el día en que tomó a esa pequeña presuntuosa bajó su ala. Adiós.
Edimmu chasqueó los dedos de su garra izquierda y se convirtió en una hedionda nube de gas purpura que se alejó deslizándose por los callejones antes de entrar por una alcantarilla. La comandante grifo se llevó una garra a la cabeza y la sacudió. ¿Por qué demonios le había dicho eso al maloliente engendro?
Molesta consigo misma llegó a su destino, una vieja y destartalada casa de ladrillos sin pintar y cuya única puerta era una manta. Cuando entró sintió que un pequeño y tibio bulto le caía sobre la cabeza. Lahar se levantó de la mesa en la que estaba sentada y le saludó militarmente.
-¿Y bien?, como te fue. Te esperábamos más temprano.
-Podría decirse que bien, pero el viejo demonio me ayudó.
Ninlil descendió de su cabeza y se escondió entre sus patas.
-¿Qué quiere?, ¿está aquí?, me da miedo.
Ishtar la acarició, tranquilizándola un poco.
-No sé, pero eso no debe distraernos. Seguiremos adelante como lo planeamos. Creo que es hora de hablar con nuestra nueva mejor amiga.