El Cooklight’s Barracks era un humilde restaurante situado en una de las avenidas principales sobre las que se articulaba el, hasta hacía unos años, casi abandonado barrio de la princesa Luna, que durante siglos había sido un distrito casi marginado de Canterlot hasta que la nocturna alicornio regresó de su exilio y fue reintegrada en sus derechos dinásticos. Cuando Twilight se dio cuenta de que estaban entrando en él, no pudo dejar de sorprenderse, al tiempo que sintió una gran curiosidad por ver cómo era una parte de Canterlot en que un nunca había estado hasta ese momento.
El contraste que había con el resto de la ciudad le fue notorio nada más llegar y recibir la primera impresión. Ear encabezaba la marcha y se notaba que conocía bastante bien el camino, pues les prestaba mucha más atención a ellos, hablándoles sobre los distintos platos y delicias que podrían probar en el restaurante, que en fijarse por dónde volaba. La mayor parte de las calles por las que pasaban estaban desiertas, pues una gran proporción de los habitantes de aquel barrio era bats-ponies, que tendían mayormente a tener una vida nocturna y a descansar cuando el Sol de Celestia cruzaba el firmamento. Twilight pudo ver muy pocos transeúntes por el camino.
También en su apariencia y arquitectura de sus edificios presentaba el barrio de Luna rasgos particulares que lo diferenciaban del resto de la ciudad. Visualmente, imperaban los tonos rojos oscuros y negros, otorgando una oscura ambientación a las calles. Los edificios de piedra presentaban altos muros, recargados de frisos, columnatas adosadas, portales y galerías. Las elegantes y refinadas columnas jónicas y corintias que predominaban en otras zonas de la ciudad eran desplazadas por sólidas y pesadas columnas dóricas sobre las que se alzaban grandes torres que se alzaban y parecían cubrir el cielo. Los oficios se remataban más con estilizadas terrazas, pisos escalonados y finas aguas que con las cúpulas y bóvedas usuales en el resto de Canterlot. Rodeando los edificios, arrojando su sombra por las calles, se encontraban hileras e hileras de altos y estilizados cipreses, el árbol predilecto de la princesa Luna.
-Y, ¿vais mucho a ese local?-le preguntó Twilight a Earion en un determinado momento, mientras éste disertaba sobre las variedades de patata que empleaban en aquel.
-Oh, siempre que logro alejar a Fog de la insulsa cafetería del Celestium venimos aquí. Es un lugar modesto, pero te aseguro que no se puede comer mejor en casi ningún otro sitio de Equestria. El dueño fue durante mucho tiempo soldado, miembro de la guardia de la princesa Luna, y durante sus años de servicio tuvo la oportunidad de viajar, recorrer y estar en muchos lugares y conocer sus diversas gastronomías, y ahora emplea todos sus conocimientos para crear en este restaurante unas delicias como en muy pocos sitios puedes encontrar. Te lo aseguro-sentenció solemnemente.
-¿Sirven joyas?-le preguntó Spike mientras se relamía, esperando una respuesta afirmativa y pensando en que Ear no habría dejado de pensar en él a la hora de llevarles a aquel lugar.
-Lo siento mucho, Spike-se disculpó Earion-Pero me temo que no. Casi todos sus clientes habituales,.., bueno, básicamente casi todos menos nosotros, son miembros de la guardia lunar y, claro, prefieren una buena bandeja de higos que un plato de rubíes. Yo conocí el local hace ya unos años, de casualidad, por un amigo del conservatorio que está emparentado con el dueño y, desde entonces, he sido un cliente fiel. Mejor dicho, lo hemos sido, Fog y yo.
Cuando finalmente llegaron al lugar, el establecimiento estaba medio vacío, con apenas una escasa docena de clientes, poco más, sentados en algunas de las mesas. La mayoría de ellos eran bats-ponies y casi todos, por sus uniformes o cascos, se delataban como miembros de la Guardia Real de la Princesa Luna. El salón no era especialmente grande, pero estaba lo bastante bien organizado como para dar una a los que entraban una clara y agradable sensación de espacio y amplitud. El ambiente que se respiraba era marcial, típico de los bares creados y/o frecuentados por militares, y todo tenía allí una manufactura que recordaba a las cantinas propias de los campamentos y de los cuarteles de la guardia nocturna. Por todas partes destacaban, bien visibles y en un primer plano, los símbolos de la princesa Luna y de su tropa, en los estandartes colgando de la pared, en el expositor con viejas medallas y conmemoraciones, en el gran retrato de la alicornio nocturna que destacaba tras la barra, etc.
Al entrar, Twilight recorrió con interés el lugar con una escrutadora mirada, deteniéndose en cada llamativo detalle. Ella conocía muchas cosas de la guardia solar de Celestia, por su propia estancia en Canterlot, por su relación con la propia Princesa y, sobre todo, por las numerosas anécdotas y cosas curiosas que a lo largo de los años le fue contando su hermano en sus cartas, pero de la tropa al servicio de la alicornio negra no sabía casi nada. La guardia lunar era tan antigua como su paralela al servicio de la diosa del día y había permanecido activa tanto como aquella, incluso durante el milenio en que la princesa Luna sufrió su largo exilio. Este hecho, por otro lado, no había mellado un ápice el espíritu de lealtad y unión que congregaba a sus miembros en torno a aquella. Al contrario, según le había dicho Shining, los bats-ponies a su servicio sentían por su soberana un profundo e inquebrantable sentido de devoción y fidelidad, así como también tenían un arraigado orgullo por la unidad a la que pertenecían. De hecho, en general, los bats-ponies, la mayoría nacidos en Hollow Shades, sentían una estrecha relación con la princesa Luna y en su pueblo se la respetaba como a la más importante gobernante de Equestria, aún más que a su hermana Celestia. Para ellos, ser miembro de su guardia era uno de los más altos honores que podían llegar a obtenerse para un pony.
Estaba dándole vueltas a aquello cuando precisamente uno de aquellos bat ponies, al verles en la puerta, se levantó y se dirigió con paso rápido y firme hacia ellos. Se veía mayor y curtido, el aspecto que se esperaría en un veterano, y por el delantal que llevaba y su gorro de cocinero, la unicornio intuyó que quizá era el mismo Cooklight. Éste se acercó directamente a Ear y ambos, como si lo hubieran practicado, chocaron amistosamente sus cascos a modo de saludo.
-¡Ear!-le saluda alegre y, girándose hacia Dremtly-¡Fog! Que alegría veros de nuevo y…-se fija en la unicornio lavanda y en el pequeño dragón que lleva sobre su lomo-… ¡Vaya, por Su Alteza! ¡Si incluso habéis traído compañía! ¡Esto sí que es una novedad!
-¿Y cómo íbamos a pasar más tiempo sin venir a comer alguna de tus recetas maestras?-le replicó Ear, también animado-Ella-le señala a la unicornio-, es Twilight y su amigo, que va sobre ella, el dragoncito, se llama Spike. Ella es la nueva estudiante del Celestium y está trabajando con Fog y claro, ¡no podíamos dejar de traerles para que probasen tus estupendas berenjenas, claro!
-¡Oh! Un placer conocerla, señorita-le saluda el bat ponie con una pequeña reverencia-Espero que mis habilidades culinarias no la defrauden, pues me temo que los halagos de Ear tienden a exagerar un poco cuando se trata de mis modestas cualidades como chef.
-No he exagerado nada-se defendió de inmediato aquel con tono duro y fingido enfado.
-Estoy segura de que Ear ha hecho un juicio exacto sobre su cocina, señor-intervino Twilight, queriendo ser, ante todo, cordial y amable.
-¡Vaya! Pareces una joven muy agradable y simpática-comenta el cocinero.
-Y no le puedes contradecir…-le dijo en tono burlón el pegaso-…porque no vas a llevarle la contraria a una dama. Y menos a una aprendiz personal de la princesa Celestia.
-…-se quedó por un momento la unicornio en silencio, aunque sentía que debía decir algo. No le gustaba nada que ese dato se supiera entre ponies a los que acababa de conocer para evitar que nadie la tomara por una engreída o soberbia ni que la tratara de forma diferente, como si fuera una especie de noble o aristócrata a la que hubiera que reverenciar… Y, para su disgusto, Ear se ponía, sin discreción alguna, a difundir con toda tranquilidad y normalidad esa información… En aquel momento no le habría importado usar con el pegaso un hechizo de silencio… O uno que le permitiera transformarle en sapo o en alguna criatura semejante y de lenguaje ininteligible-…Oh. Realmente la princesa Celestia tiene muchos jóvenes como alumnos, pues siempre toma bajo su ala a los que encuentra capaces para el estudio de la magia o para la dedicación a las artes, no es algo que sea en sí un gran mérito. Para ella es parte de su deber como soberana de Equestria. No es que yo sea especial o algo así por ello.
-¡Pero, Twilight!-saltó Spike sobre su lomo-¿Qué dices? Si la princesa Celestia siempre está diciendo que eres su estudiante predilecta y la….-no puede seguir hablando porque, desesperada para callarle, a la unicornio no se le ocurre más que cerrarle la boca con su pata.
-La Princesa,…, es que la Princesa es muy amable y educada, y le gusta hacernos sentir bien a sus estudiantes…-dice nerviosa lo primero que se le ocurre mientras una gota de sudor nervioso le recorre la frente y desea por un momento salir de allí corriendo, que la tierra se abriese y la tragase, cualquier cosa con tal de no tener a los otros dos ponies mirándola como si estuviera loca-…Y dice eso de muchas de sus estudiantes y alumnos…Para animarles.
-Ya veo, ya-asintió Cooklight, echándose a reír, acompañado de Ear mientras Fog, presa de vergüenza ajena miraba a otro lado-Bueno…-logró tranquilizarse mientras se frotaba el ojo derecho-… ¿Queréis que os preparen vuestra mesa de siempre?
-Por favor-asintió de inmediato el otro, haciendo que el alado nocturno se pusiera en camino mientras daba en voz alta algunas indicaciones a otro bat pony que Twy dedujo era un empleado del local, que había permanecido sentado a una de las mesas, jugando a las cartas con algunos de los clientes con armaduras. Parece que no tenían mucho trabajo, al menos a aquellas horas. Posiblemente, desde la perspectiva de los bats-ponies, era muy temprano.
“Su mesa de siempre”, se repitió a sí misma Twilight en su cabeza mientras seguía a los otros tres ponies hacia una de las esquinas, “realmente deben de venir a menudo”. El lugar le parecía curioso y más interesante aún que Fog y Ear acudieran a él, siendo un local claramente enfocado a un público muy concreto y en el que en principio no encajaban ni lo más mínimo. Ear parecía un espíritu libre, ajeno a cualquier sistema de disciplina, mucho menos a la rigidez de la vida militar. Y Fog, como erudito y estudioso del Celestium, dónde todos sus miembros se jactaban de sólo acatar la autoridad de la razón, no era precisamente el unicornio más inclinado a apreciar los valores marciales. Pero allí estaban los dos, en un bar enfocado a soldados de la guardia de la princesa Luna.
La mesa a la que Cooklight les condujo, como las del resto del local y a diferencia de lo que era la norma en los restaurantes, era rectangular y contaba con bancos en sus lados mayores en lugar de sillas. Tenían una apariencia propia de las cantinas de los cuarteles y a primera vista eran muebles toscos y rústicos. Austeros, como correspondía a la ambientación del lugar. Sin embargo, como Twilight descubrió al sentarse, no resultaban para nada incómodos. Era un lugar bien iluminado, el mejor de todo el establecimiento y quizá por eso el elegido por ambos ponies para sentarse, a causa de una cercana ventana que, por su posición, hacía que los rayos del sol lo enfocasen directamente casi como si fueran un foco. Resultaba agradable.
-Bueno, amigos-les dijo animado Cooklight mientras sacaba una pequeña libreta de un bolsillo de su delantal y un pequeño lápiz-Vosotros me diréis qué vais a querer.
-Oh, sí-le respondió de inmediato Ear, con claro ánimo de hablar por todos-Eh…Para Twilight, como te he dicho, tus berenjenas rellenas con salsa davonesa, el joven dragón Spike…
-¿No tendrá algo con joyas?-saltó entonces aquel, interrumpiéndole.
-Spike-le regañó Twilight-Ya te ha dicho que es poco probable que sirvan ese tipo de comidas aquí.
-Oh, pues normalmente es así-intervino el cocinero-, pero, afortunadamente para nuestro amigo, resulta que dentro de poco llegará una pequeña embajada a Canterlot desde varios de los reinos de los dragones y hay ciertos miembros de la escolta del embajador de Angmar que a veces, por cierto amigo que tengo en la guardia de Su Alteza, me han hecho pedidos. Y yo no soy muy bueno cocinando gemas, pero tengo casualmente unos diamantes que me han sobrado de unos preparativos con los que quizá podría hacerle algo a nuestro joven amigo.
-¡Oh!-se relamió visiblemente Spike, dirigiendo una mirada suplicante a su “hermana”-¿Has oído eso, Twy? ¡Diamantes!
-Sí-asintió Ear antes de que aquella pudiera reaccionar-Los diamantes para Spike. Fog y yo…-pareció dudar-Optaremos por lo mismo que nuestra amiga, berenjenas rellenas también.
-No-abrió entonces la boca por primera vez Fog, que había permanecido callado prácticamente desde que salieron del Celestium-Yo quiero pimientos asados con crema de calabaza-corrigió al pegaso con tono indiferente y sin molestarse en levantar la mirada, que tenía clavada sobre la superficie de la mesa ante sí.
-Muy bien…-apunta con tranquilidad Cooklight los platos en su pequeña libreta de notas-¿Qué os traigo para beber?
-Yo diría que una botella de sidra, ¿no?-les pregunta Ear a los otros que asienten con su silencio-Sí. Una botella de sidra-le confirma al bat pony, que, tras tomar una última anotación, se apresura a encaminarse en dirección a la cocina. Tras la marcha de aquel se hizo un momento de silencio que el pegaso buscó cómo romper-Bueno,…-buscó algo que decir-…, dime, Twilight, tengo entendido que hace poco tiempo que estuvisteis, tus amigas y tú, involucradas en la restauración del imperio de Cristal… ¿Es cierto lo que se cuenta sobre lo que pasó allí?
-¡Oh, aquello fue asombroso!-saltó Spike, que saltó con emoción al oír el tema-Increíble, ¡más de lo que cuentan! Veréis, Twilight logró dar con el corazón de cristal, que estaba oculto en el antiguo castillo del malvado rey Sombra y, tras recobrarlo, la princesa Cadance lo uso para proteger y salvar el imperio de Cristal.
-Oh…-Twilight, intentando no sonrojarse ante aquella forma tan halagadora con que Spike hacía alarde de sus “proezas”-Realmente no fue tan… Spike lo ha dicho de manera que parece que fue un logro mío, pero nada más lejos de la realidad. Mi parte, al recuperar el corazón de Cristal, fue sólo una de las “batallas” que tuvimos que librar, por así decirlo. Aquel, por sí, no habría servido de nada y fue sólo parte de un proyecto más grande. Para empezar, la princesa Cadance fue la que durante bastante tiempo mantuvo la amenaza de Sombra contenida fuera de la ciudad. Luego, mientras yo buscaba información, mis amigas se encargaron de animar a los ponies de Cristal, lo que era un paso vital, ya que el Corazón en sí no es un objeto con un poder propio, su papel es ser un catalizador, que recoge la energía de los ciudadanos del imperio y, con la guía del soberano, puede ser canalizada para la defensa de la ciudad. Además, si no hubiera sido por la pronta reacción de mi ayudante número uno…-añadió dirigiendo una mirada sonriente al dragón, que se colocó en una pose orgullosa ante la mención-, que tomó sobre sí el peso de llevar la joya para entregársela a la Princesa cuando una trampa, fruto de la magia negra del rey, me capturó, la catástrofe no se habría evitado. En suma, fue un trabajo y un logro de todos.
-Pues a mí me sigue pareciendo una gran proeza-le replicó Ear, mientras se levantaba un momento para ayudar al camarero, que había acudido a disponer la mesa con servilletas, cubiertos, copas y demás utensilios, concluyendo con una botella de sidra que abrió y con la que llenó las distintas copas, procurando Twilight que no sirviera más que unos sorbos en la de su “hermanito”-Infiltrarse en los pasajes perdidos del oscuro rey para encontrar el camino hacia aquel poderoso talismán… Realmente no creo que sea una hazaña que pueda exagerarse, ¿no te parece, Fog?
-Sí, tienes razón-se limitó a decir el unicornio en voz baja, poco proclive como era de esperar a intervenir mucho en la conversación. Ear le miró un momento con preocupación, pensando en cómo lograr animarle, pues esperaba lograr que superara sus trabajas, al menos con Twilight, y que ésta empezará a verle como algo más que un colega de estudios… Aunque, de momento, se dio cuenta, sin duda sería ahí, de las cuestiones de hechicería, de dónde encontraría un tema con que darles conversación.
-Así que… Twilight, cuéntanos, ¿dices que quedaste atrapada por un conjuro de magia negra?
-Sí, así fue, a causa de unos cristales oscuros que surgieron del suelo como una barrera trampa cuando tomé el corazón de cristal del pedestal en que estaba situado. Éste cayó fuera del alcance de aquel conjuro del rey, pero yo quedé presa, encerrada y ya no pude encontrar forma de salir hasta que la derrota del mismo Sombra supuso su anulación-le respondió la unicornio, detallándole mejor el hecho.
-¿Cómo eran esos cristales?-no pudo, por curiosidad intelectual, evitar preguntar Fogsun, que se sintió inmediatamente interesado por aquella cuestión.
-Tenían una estructura de espejo y uniones asimétricas y estaban imbuidos de una poderosa energía oscura, aunque no tenían, por suerte, activado ningún hechizo.
-¿Por qué “por suerte”?-le preguntó Ear, queriendo que la charla prosiguiese.
-¡Oh!-suspiró molestó Fog por una pregunta que consideraba irrelevante-Evidentemente porque de haber ido activados por un hechizo, podrían haber actuado de manera ofensiva en lugar de sólo aprisionarla. Y…-pasando a lo que él le interesaba-…esos cristales,…, ¿eran como los de la cueva de Xares?
-No, los cristales xeráficos son realmente parecidos pero, al ser generados de forma natural por las propiedades mágicas de la tierra dónde crecen, son más estables y reactivos. Éstos eran… Bastante más simples.
-¿Es posible que sólo tardarán en reaccionar porque los poderes del rey Sombra era todavía débiles o quizá debido a que las uniones asimétricas ralentizan el flujo de la magia en una estructura de espejo? O quizá las dos cosas…-reflexiono Dremtly en voz alta más que preguntó, pero Twilight no dudó en recoger el testigo:
-Ambas son opciones muy posibles-asintió, también pensativa-Pero, al fin y al cabo, esos cristales dependían de la propia magia del Rey, por lo que yo creo que podemos postular de momento por la primera solución. Además, estos cristales, como digo, no se comportaban del todo como los xeráficos, siendo creaciones artificiales, y quizá no puedan contener tanta magia como aquellos. Y, por último, todos los “cristales” del imperio de “Cristal”-recalcó el nombre-, tienen valores propios y particulares, por lo que no conviene aplicarles sin más las normas que conocemos para otras regiones de Equestria y del mundo.
-Eso suena interesante. ¿Hay alguna característica común que distinga a los cristales del Imperio del resto?
-Es posible que sí, pero, por desgracia, no tuve ni el tiempo ni la ocasión para realizar un estudio completo y con un muestreo suficiente de referencia.
-Es una auténtica lástima-comentó el unicornio con tono de estar realmente apenado por ello-Pero me ha interesado, mucho más que los cristales oscuros, el tema del corazón de Cristal. Según has dicho, no es un objeto de poder en sí, puesto que no tiene capacidades propias, sino un catalizador que se nutre de la energía de los ponies de cristal. ¿Es así, no?
-Sí, así es.
-¿Y cómo son los ponies de cristal? ¿Qué relación tienen con los cristales? ¿Y su esencia mágica… Es distinta a la de los demás ponies? ¿Tiene algo que ver esa distinción tan interesante con las demás peculiaridades del Imperio?
-Eh…Fog, oye-intervino Ear, que por varias razones quería desviar la discusión-¿No crees que al menos deberías hacer las preguntas de una en una? Quizá puedas molestar a Twilight.
-¡Oh, no, no!-se apresuró a intervenir la propia unicornio-Lo cierto es que las preguntas de Fogsun son más que lógicas y perfectamente válidas. Darían para un interesante debate, pero, como digo, no tuve mucho tiempo para investigar ninguno de esos temas y, de momento, el imperio de Cristal sólo ha planteado más y más dudas a los que nos hemos acercado e intentado estudiarlo.
-¡Oh, sí, suena muy emocionante!-intervino de nuevo el pegaso-En cualquier caso, conocido o no, lo que yo he escuchado es que es una hermosísima ciudad que sin duda, se merece una visita.
-¡Oh, sí!-se apresuró a intervenir Spike, que también se había aburrido y, en parte como Ear pretendía, quería evitar que los dos unicornios retomaran su conversación sobre ciencias mágicas-Es casi tan preciosa-alargó esta palabra hasta el extremo-como la misma Canterlot. Todo allí reluce, claro, como es de cristal… Y, además, para cuando nos íbamos, le estaban levantando una gran estatua a Twilight. Allí todos la consideran y la reverencian como la “salvadora del imperio”-afirmó, con pose orgullosa por los logros de su “hermana”.
-Bueno…-aquella tuvo que admitirlo a pesar de que aquella referencia le resultaba algo incómoda-…fue un honor excesivo el que quisieron concederme, pero según Cadance,…, la princesa Cadance-se corrigió a sí misma al instante-, no era buena idea ni sensato negarme, por lo que tuve acceder a ello.
-Sí que te lo mereces, Twilight-insistió Spike-No le hagáis caso-se volvió hacía los otros dos-Ya veis que lo que pasa es que es muy humilde.
En ese momento, mientras la unicornio pensaba en como replicarle a eso, el camarero llegó hasta la mesa, portando con habilidad una amplia bandeja con tres platos.
-La berenjena rellena de la Señorita… La tuya, Ear… Y tus pimientos asados, Fog-fue sirviendo cada plato a su respectivo comensal-Me temo, dragoncito, que el chef necesita un poco más de tiempo para tener tu comida-dijo, retirándose acto seguido.
-Bueno, no pasa nada, no hay tanta hambre como para no esperar-comentó Twilight, pensando en no incomodar a su “hermanito”.
-¡Oh, no! ¡No os preocupéis!-le contestó, sin embargo, aquel-Vosotros empezad, no se os vaya a enfriar. Que no pasa nada.
-¿Estás seguro, Spike?-le preguntó, realmente preocupada, Twilight.
-¡Que sí, Twily!-fue la firme respuesta de Spike-Vosotros comed y no os preocupéis por mí.
-Oh, de acuerdo-asintió aquella, dando, como los demás, el primer bocado a su plato-¡Oh, vaya! Realmente esto está…delicioso-saboreó la berenjena rellena de patata gratinada.
-Ya te lo dije-se jactó el pegaso casi como si fuera mérito suyo-De los mejores lugares para comer de toda Equestria. Otro día tienes que venir a probar su estofado de coliflor.
-¡Oh, desde luego me lo apunto!-asintió ella, real y muy gratamente sorprendida al comprobar que los elogios del ayudante de Dremtly no habían sido para nada exagerados ni inmerecidos.
-Por cierto-saltó de repente Ear-Por curiosidad, ¿cómo se cruzan los caminos de una estudiosa unicornio y de un bebé-dragón? ¿Dónde os conocisteis?
-Oh, es muy fácil de explicar-le respondió ella-Fue en mi examen de ingreso para la escuela de unicornios superdotados. Abrir el huevo de Spike fue la prueba final del mismo y, desde entonces, desde que nació, ha estado conmigo. Para mí es más bien como mi hermano pequeño y es casi un hijo para mis padres-les contó.
-Así es-asintió el dragoncito, orgulloso de su familia pony.
-¡Oh, el examen! ¿Te acuerdas de cuándo lo hiciste tú, Fog?-saltó Ear-Oh, sí, ese día estabas incluso más nervioso que lo normal-comentó el pegaso, haciendo que su amigo mirara hacia otro lado, como queriendo ignorarle. .
-Oh, bueno, eso es normal-intervino Twilight-Yo también estaba muy tensa. ¿Y cuál fue tu prueba principal, Fogsun?... Si quieres decirlo, claro.
-Oh, pues tuvo…-empezó el pegaso a responder, siendo interrumpido por su amigo.
-Puedo hablar por mí, Ear-fulminó a Razid con la mirada-…Nada complicado. Sólo tuve que activar la magia de un talismán antiguo.
-¿Y…aprobaste?-le preguntó Spike.
-¡Por favor, Spike!-rió Twilight-Es evidente que sí, o de lo contrario no sería ahora mismo miembro del Celestium, ¿no te parece?
-Ah…Sí, supongo-se encogió de hombros el dragoncillo.
-¡Oye!-de repente se dio cuenta la unicornio-Creo que tenemos edades parecidas, por lo que quizá incluso coincidimos. ¿Tú tuviste clases de pociones con la profesora Spamare?
-¡Oh, sí!-respondió Dremtly con un tono animado, pasando de repente a entonar con voz temblorosa-“El alumno, el alumno joven de hoy, no tiene contacto suficiente con el texto vivo, por eso, claro le encomienda usted que vaya a la biblioteca, a consultar bibliografía, y se pierde. Hay que consultar y manejar El Libro, El Libro Vivo”.
-Sí, es cierto-río Twilight, recordando también aquellas frases que ambos tantas veces habían escuchado de la anciana unicornio en aquellas clases repletas de calderos burbujeantes y redomas brillantes-“No quiero movimientos absurdos de cuernos ni vanas exhibiciones de telequinesia en esta clase. Aquí venimos únicamente a estudiar los principios del sutil arte de las pociones”.
-Sí. Y cuidado como no llevases los trabajos bien presentados, con el tamaño adecuado de letra y todo conforme a sus cambiantes especificaciones.
-¿Tú también tuviste que repetir el trabajo sobre los diversos usos de la adormidera?
-No, por suerte no-sonrió Dremtly, orgulloso de aquel “pequeño logro”.
-Oh. Pues yo sí-le puso por unos momentos cara de enfado Twilight, pero río en seguida, a lo que él respondió con el esbozo de una sonrisa-Aunque al final logré pasar la asignatura con sobresaliente.
-¿Y tú cuánto sacaste, Fogsun?-le preguntó Spike, interviniendo de repente y haciendo que el unicornio desviara la mirada.
-¡Spike!-le reprochó su hermana.
-¿Qué?-se encogió aquel de hombros, no entendiendo la protesta de la pony lavanda.
-La verdad es que ya no lo recuerdo...-empezó a contestar con voz insegura Fogsun.
-En esa sacaste un notable alto, que es una muy buena nota-intervino Ear, para disgusto de su amigo, que se quedo cabizbajo y sonrojado, deseoso de desaparecer de allí por la vergüenza-¡Eh, es verdad que es muy buena!-intentó animarle.
-La verdad es que sí…-asintió Twilight, a su vez también un poco sonrojada, tanto porque no le gustaba airear sus méritos y lamentaba haberlo mencionado tanto por eso como por la molestia que le había ocasionado a Fogsun. Busco cambiar de tema antes de que Spike pudiera meter la pata-Y… Vosotros parecéis también muy unidos… ¿Dónde os conocisteis?
-¡Oh, nos conocemos prácticamente de toda la vida!-le respondió, aparentemente entusiasmado, Ear-De hecho, fuimos amigos de la infancia prácticamente desde que nacimos y crecimos realmente en la misma…
-En el mismo pueblo-le interrumpió Fogsun, aparentemente distraído mientras mezclaba un trozo de pimiento con el puré-Ponytown. No creo que lo conozcais.
-Ponytown…La verdad es que nunca hemos estado-contestó la unicornio-…pero, por curiosidad, como la mencionaste el domingo, la busqué en el mapa y vi que estaba situada bastante al sur de Equestria, al sureste de las Bandlands y cerca de la costa.
-Sí-asintió Dremtly-Fue desde su fundación un pequeño enclave entre la costa oriental y las montañas de Fuego, lugar en donde en su tiempo tuvo la sede de su poder Atila, “el Humo” y donde siglos después se levantaría Ádralon, la corte y capital de los reyes de Hiponia. Hoy, como ayer, está a merced de la coyuntura que le imponen las dos ciudades importantes de la región, la antigua y portuaria Bostmount y la sede del virreinato, Celsylvania, que tras la integración de la vieja Hiponia en Equestria, se convirtió en la capital de la nueva provincia de…
-Fog, por favor-no pudo aguantar más Ear-A ella no le interesa oír eso.
-Bueno, lo cierto es que…
-¿Y cómo es Ponytown?-fue el turno de Spike, en improvisada complicidad con el pegaso, la que impidió que la unicornio pudiera hablar en pro de la “lección de historia” que Dremtly parecía dispuesto a improvisar.
-Oh, pues es un agradable y pequeño pueblo-le empezó a responder Ear en seguida-, situado entre las montañas y el mar. Es cierto que no es un lugar… “importante”, pero sí fantástico y genial para vivir. Ponytown está en el fondo de un pequeño valle conformado por dos anchos ríos y se encuentra ceñido en todo su alrededor por una verde huerta que hace siempre flote en el aire el agradable aroma de los árboles frutales. Nunca está en silencio e, incluso en los días más silenciosos, uno puede deleitarse con el canto de los pájaros o con el rumor del agua, que, constante en el fluir de los dos ríos, resulta especialmente relajante. Las casas son sencillas, salvo algunas, que imitan el pomposo estilo rococó que tan del gusto fue durante siglos de los ricos, y hay pocos edificios destacables, pero contamos con un magnífico teatro, que se usa tanto para la representación de dramas escénicos como para conciertos. Además, muy cerca del pueblo, hay un precioso y amplio lago que tiene una significación muy especial, pues allí se celebra el “Festival del Brillo Carmesí” entre otras cosas..
-¿El… “Festival del Brillo Carmesí”?-repitió con curiosidad Twilight-Nunca lo he oído mencionar. ¿En qué consiste?
-Oh… Es una de las cosas que más amo de Ponytown, sin duda-le empezó respondiendo Ear-Y es realmente precioso. Bueno… Esto te lo podría explicar mejor Fog, pero creo que me permitirá que lo haga yo…-le echó una mirada de reojo al unicornio, que sólo suspiró, como dando con desgana su consentimiento-…Los fundadores de Ponytown, de Hiponia en general... Siempre tuvieron un gran aprecio por la figura de la Princesa Luna y, por eso, establecieron una celebración en su honor, en honor de la luna y de las estrellas, con diversos actos y festejos, celebración que, como otras, se fue ampliando y sumando eventos conforme pasaron los siglos. Una parte del festival que, como digo, se llama “del Brillo Carmesí”, se celebra en el lago. Los participantes nos montamos en unos pequeños… “barquitos” construidos precisamente para la fiesta y, tras adentrarnos en el lago, ponemos en el agua a flotar una gran cantidad de faroles de variopintas formas, todos elaborados con materiales vegetales y que son un símbolo de las estrellas y una especie de… “presente”, por así decirlo, de homenaje a la soberana de la Noche.
-Debe ser algo muy bonito de ver-comentó Twilight.
-¡Oh, sí!... Es precioso-asintió el pegaso-La luz rojiza de los faroles destaca como si fueran pequeños soles, flotando sobre las negras aguas, apenas iluminadas por la pálida luz de la luna y las estrellas…-el tono de Ear se escuchaba teñida de melódica, casi poética nostalgia, mientras les pintaba aquel retrato a la unicornio y al dragoncito-Además, algunos, los mayores y los menos avezados a navegar…-le dirige una mirada algo burlona a su amigo-…ponen sus faroles desde la orilla, aunque desde las barcas es mejor porque así te aseguras de que no se queden encallados en alguna roca por el camino, y luego suben hasta lo alto del llamado acantilado de las Anclas, desde donde se dice que se obtiene una vista espectacular… Aunque yo no la he visto. Siempre prefiero ir en los botes… ¡Oh! Esto me recuerda una graciosa anécdota que le paso a Fog en el último festival al que acudimos juntos, ¿te acuerdas de eso, Fog?
-¡No!-respondió aquel con algo de brusquedad y totalmente rojo, lo que evidenció la falsedad de su respuesta.
-Evidentemente creo que querías decir… ¡Sí!-se burló de él Ear-Y es que es una buena historia, imposible de olvidar a pesar de todos los años transcurridos. ¿Queréis oírla?
-No creo que a ellos les interese-intentó desviar el tema el unicornio, pero sus palabras sólo terminaron de despertar la curiosidad de Twilight y Spike por escuchar aquella historia.
-Pues yo creo que les despierta el suficiente como para que quieran que se la cuente-se encogió de hombros Earion, como si él fuera un mero e inocente narrador que hubiera sacado el tema a petición de su público.
-Bueno…-quiso intervenir Twilight, ante la evidencia de que había algo en aquella historia que Fog no quería que Ear contara-…Realmente no queremos tampoco…-buscó las palabras apropiadas-…meternos en la vida íntima de nada.
-Pues yo sí quiero oírla-saltó Spike, ajeno tanto al disgusto de Dremtly como al intento de su “hermana” de ahorrarle el mal trago al unicornio.
-Como digo es realmente bastante divertida, aunque por un momento nos llevamos un fuerte susto…-ríe al recordarlo mientras su amigo, sentado a su lado, miraba hacia la ventana con expresión de disgusto-Ocurrió hace ya bastante tiempo… Fog tendría… ocho años, creo recordar.
-Vaya. Pues sí que fue hace tiempo-comentó el bebé-dragón.
-Sí, así es-asintió Ear, empezando a narrar la historia-Fue una noche del festival en que, no sin mucha insistencia y paciencia detrás, Fog había accedido finalmente a venir con nosotros al lago y subir en nuestro bote. Éramos un pequeño grupo en el que, además, venían sus dos hermanos, su hermano y su hermana, algunos compañeros de nuestra clase y, claro, algunos ponies mayores a modo de supervisores y vigilantes… Bueno, la cosa es que era ya de noche y estábamos en nuestro pequeño bote. No hacía mucho viento, pero una breve y fresca brisa acariciaba el agua, haciendo que se notasen las suaves olas si metías la pezuña, mientras se mecía nuestra embarcación sobre el lago. Acabábamos de dejar nuestros faroles sobre el agua cuando a su hermana y a mí nos apeteció gastarle una…pequeña broma. Fog se había apoyado en la baranda tras dejar el suyo y se había quedado asomado al borde…Así que nos acercamos por su lomo con mucho silencio y cuidado y… ¡Bú!-gritó de pronto, sobresaltando un poco a la unicornio y al dragón, aunque el resto de clientes presentes en el local, quizá acostumbrados a las maneras del pegaso, actuaron como si no hubieran escuchado nada.
-Aquí tiene su plato, señor, el chef lamenta el retraso-apareció entonces el camarero, poniendo ante Spike un plato de diamantes que parecían flotar en un espeso líquido brillante-Y espera que el resultado le complazca. Diamantes en salsa de platino fundida. Que aproveche-añadió antes de retirarse. Pero el bebé dragón no le escuchaba y, a pesar del hambre, no se fijo en el plato. Igual que su hermana, ya sólo podía poner toda su atención en la historia que contaba el pegaso. Fogsun, que por su lado ya se había terminado su plato, se limitaba a beber pequeños sorbos de sidra de su copa y a mirar hacia otro lado.
-Es evidente, creo, lo que pasó después de que hiciéramos aquello… Fog se asustó tanto por el sobresalto que se cayó de cabeza al agua sin que ni su hermana ni yo pudieramos hacer nada para evitarlo. Como os podéis imaginar, se asustó mucho y, la verdad, no era para menos…De estar a salvo en el bote, de repente había pasado a estar totalmente empapado y flotando en medio de unas aguas negras y frías… Gritó y pataleó como si aquello le quemará la piel, pidiendo ayuda, desesperado… Ahora casi podría reírme, porque la situación no albergaba ningún peligro real, pero no nos hizo mucha gracia entonces. Nosotros, su hermana y yo, nos quedamos paralizados por completo, sin saber ni poder reaccionar, angustiados y culpándonos mentalmente por ser tan… idiotas. Aquellos segundos fueron de una angustia total.
-Ya lo imagino, sí-asintió Twilight que, con su mirada, le apremiaba a continuar. Realmente quería saber qué pasó entonces.
-Por fortuna, menos mal que ella estaba con nosotros…-prosiguió Ear-Estaba con su hermano y los otros potrillos en la otra cubierta, pero en cuánto se escuchó el primer grito y el chapuzón, vino volando con gran rapidez… Y menos mal, porque Fog no aguantó mucho y en seguida empezó a cansarse y a hundirse, para nuestra desesperación. Ella no necesitó preguntar qué pasaba ni se detuvo un segundo a perder el tiempo, si no que con la agilidad de un halcón…-hizo una pausa dramática, como si estuviera a punto de revelar algo importante.
-Le das mucho bombo a esa historia…-suspiró Fog.
-Es como músico que soy, hago arte también al hablar-rió Ear.
-¡Venga! ¿Qué pasó?-le preguntó, impaciente, Spike, ansioso ya por escuchar el final.
-Simplemente caí al agua y me recogieron-le respondió Fog, que parecía querer evitar que Ear retomara la narración-No es la gran novela equestriana.
-Mejor deja que yo terminé de contar la historia, Fog.
-Como quieras…-pareció decir el unicornio con fastidio.
La mirada de los otros tres comensales se centró entonces en él y el unicornio se sintió enrojecer y, agachando la cabeza, inundado de repentina vergüenza, estuvo tentado de usar un hechizo de invisibilidad o, mejor, de teletransportación. Cualquier camino que le llevara lejos de aquellos ojos inquisitivos que ahora le miraban con una mezcla, en realidad, de curiosidad y preocupación.
-Fog…-le puso Ear una pata sobre el hombro en un intento de darle ánimos. Él sólo había pretendido intentar un acercamiento entre los dos unicornios y, sobre todo, que Twilight se llevará una buena imagen de su amigo, que al menos le viera como a un pony… “más normal”, con las típicas anécdotas graciosas y corrientes, que viera que tenía cualidades más allá que una gran inteligencia, cualidades que pudieran con el tiempo despertar su…interés-No creo que sea una historia tan mala como para que te pongas así porque se la cuenta… Realmente es incluso más tierna que graciosa porque…-entonces se dio cuenta de algo-¡Oh! ¿Es que no quieres que lo cuente, te da vergünza?-le preguntó, riendo, siendo la expresión de su amigo más concluyente respuesta que cualquier palabra-Pero… No veo porque ese recelo.
-…Es mejor que eso lo dejes de lado…-le replicó Dremtly, pero al ver la mirada poco convencida del pegaso, finalmente sólo bufó molesto, volviendo a dirigir su mirada hacia la cercana pared-¡Oh! Cuéntaselo si tanta ilusión te hace.
-¡Sí, sí!-pidió Spike, que aún no se había fijado en que ya tenía la comida frente a sí. Por su parte, Twilight se encontraba dividida. No quería sentir que se entrometía en la vida privada de nadie, pero, por otro… También tenía curiosidad.
-Bueno. Retomando la historia, os diré que una de las ponies que venía con nosotros a modo de “adulta responsable” era una joven pegaso llamada Spitfire que, por determinadas circunstancias, veía y trataba a nuestro Fog como si fuera su hermano pequeño.
-Un momento-no pudo evitar la unicornio cortar ahora ella al narrador-¿Spitfire? ¿Estás hablando de,…, bueno, de Spitfire, Spitfire? ¿La famosa Spitfire?
-Sí-asintió Ear con un deje de orgullo en la respuesta-De la famosa Wonderbolt. Ella, claro, es de Cloudsdale, pero vivió unos años en Ponytown y la historia que la une a Fog es también muy curiosa…Por eso, como decía, nos acompañaba esa noche. Y, retomando la historia… Ella se movió como un relámpago, apenas pudimos verla ni tener tiempo de hacerlo y ya estaba en el agua, tomando al pequeño Fog entre sus patas. De hecho, le trajo con tanta velocidad al barco que casi parecería haberlo hecho con magia. De repente, ahí estaba, con nuestro amigo abrazado a su pecho, no sé si más por el frío o por el miedo, mientras ella trataba de consolarle y nos pedía que le alcanzáramos unas toallas para poder secarle…-rió Ear al recordar aquello-…no, realmente fue un momento conmovedor. Fog ya no se separo ni un segundo de ella durante el resto del festival, y eso que duró hasta poco más del amanecer… La tuvo abrazándole toda la noche y se quedó dormidito al lado de su heroína, bajo su ala-concluyó la historia, cuyo final arrancó una exclamación de ternura de la unicornio y un gesto burlón de Spike-… Y esto es todo, colorín colorado, el cuento se ha acabado.
-¡Oh, vaya!-asintió Twilight, que miraba con curiosidad a un Fogsun que se encontraba totalmente rojo al oír como escuchaban aquello-Pues…es una bonita y muy tierna historia-comentó, valorando positivamente la imagen final, que intentaba imaginarse, aunque también entendía mejor las razones por las que el unicornio no había querido que la contara.
-¿Y cómo, de qué conocéis a Spitfire? ¿Cuál es esa historia tan curiosa?-les preguntó Spike que, finalmente, empezaba a prestar atención a su plato, saciada ya su curiosidad.
-¡Oh!... Pues os la puedo contar también…-pero está vez a Ear le interrumpió Dremtly de otra manera.
-Fue por mi madre-explicó Fogsun-Como ya te conté, ella se dedicó a la enseñanza en Ponytown. De hecho, daba clases en el colegio del pueblo, como sigue haciendo, y Spitfire fue alumna suya. Digamos que…tuvo problemas con algunas asignaturas y con frecuencia mi madre le daba clases particulares. A partir de ahí es como la conocimos y tuvimos trato constante con ella. En el pasado-recalcó.
-Oh…-se limitó a exclamar Spike, pensando sin duda que hubiera preferido que Ear lo hubiera explicado
-¡Bueno!-Ear quiso evitar que el silencio rompiera la atmósfera de conversación-Creo que ya podemos pensar en pedir el postre…-miró los platos vacíos de los unicornios y el suyo propio, así como a Spike, que devoraba, casi engullía las joyas-…Ya verás, Twilight, aquí tienen una tarta de cereza que es increíble.