por Sasir96 » 15 Dic 2015, 21:52
por EdoNova » 15 Dic 2015, 23:41
Mishiro escribió en 15 Dic 2015, 21:39:Capítulo 19. Choque de increíblesSpoiler:Con un golpe seco y sordo, las patas traseras de Trixie se descargaron con fuerza sobre el tronco del manzano, encontrándolo, como los anteriores, más robusto de lo que le había parecido a primera vista. Con un disgusto que hacía menguar su buen ánimo cada vez más rápidamente, tuvo que ver como apenas unas pocas manzanas temblaban para que al final sólo un par se descolgasen de sus ramas para ir a parar a las cubetas recolectoras. Aquello le exasperaba y agotaba a la par.
Suspiró y volvió a mirar los apenas cuatro manzanos que había logrado cosechar en casi hora y media… La verdad es que nunca se le hubiera llegado a ocurrir que recoger fruta pudiera llegar a resultar tan complicado… “¡Y estos árboles están tan cargados!”, se decía a sí misma, consolándose. Quizá con magia habría sido mucho más fácil, pero todavía no estaba del todo recuperada y aún notaba una cargante molestia al usarla. Sin embargo, al girar la cabeza y recorrer con la vista la interminable hilera, las interminables hileras, de los árboles de los que se había jactado que recolectaría… No podía evitar considerar que quizá mereciera la pena soportar alguna incomodidad en el cuerno con tal de aligerar un poco el trabajo.
-Lo que está claro…-se dijo-…es que la Gran y Laboriosa Trixie no va a faltar a su palabra. ¡¿Me habéis oído?!-apuntó a los árboles con uno de sus cascos delanteros-¡Os voy a cosechar a todos!
Por un momento se quedó mirando a los manzanos como si les estuviera desafiando, con una pose orgullosa… Hasta que finalmente, comprobado que aquello por sí mismo no era muy efectivo para que las frutas se descolgasen de sus ramas para volcarse en los capazos, se decidió a seguir con la tarea. Acercándose al árbol en que estaba, volvió a colocarse y, tras repasar mentalmente todo lo que Big Mac le había explicado aquella mañana, se dispuso de nuevo y…golpeó con toda la fuerza de la que era capaz, logrando que algunas manzanas más cayeran en los cestos.
-¡No vais a conseguir exasperarme!-le gritó al árbol, dejándose llevar por el disgusto y por una molesta sensación de inutilidad e impotencia-¡Sois peores que los árboles del Ever Free!
-¡Trixie, Trixie…!-se acercó de repente Applejack, que debía de haberla escuchado, mientras se soltaba de una carreta que traía arrastrando tras de sí y que se encontraba cargada de tableros de madera y herramientas-¿Qué te ocurre, preciosa? ¿Hay algún problema? ¿Necesitas ayuda?
-Eh… ¡Claro que no!-le replicó la unicornio con un gesto de despreocupación-Esto no es nada para la Gran y Laboriosa Trixie. Te aseguro que todo marcha…muy bien aquí. Más que bien, en realidad. Perfectamente-insistió, pero sus palabras no cuadraban con su expresión nerviosa y algo desencajada.
-Oh… Me alegro de oír eso… Por un momento me pareció que le estabas gritando a los árboles… Con un tono que hacía parecer que estuvieras frustrada o…enfadada.
-¡Por favor!-se llevo la unicornio un casco al pecho en señal de aparente indignación-Eso no tiene ningún sentido, Applejack. ¿Sentirse frustrada o enfadarse la Gran y Laboriosa Trixie? No hay nada que pueda hacerle perder su sutil y astuto buen sentido. Aquí todo va como la seda, te lo aseguro. Como la seda-repite.
-Mmm… ¿Así que… “como la seda”?-la mirada de la pony rubia recorrió con expresión cansada los pocos árboles en los que Trixie había trabajado en todo lo que llevaba de mañana-¿Puedo preguntarte…eh…cómo estás…? ¿Cómo estás cosechando?
-¡¿Qué pregunta es esa?!-salto de repente molesta su interlocutora-¿Acaso crees que la Gran y Laboriosa Trixie es incapaz de recoger manzanas como es debido? Pues la Gran y Laboriosa Trixie te puede asegurar que recoger manzanas es como un paseo por el campo al lado de las emocionantes y peligrosas aventuras que ha vivido a lo largo de su tremenda vida.
-Eh… Sí, claro. No lo pongo en duda, terroncito, no lo pongo en duda-se apresuró a afirmar Applejack-Pero…
-¡La Gran y Laboriosa Trixie cruzó el paso de las montañas de Fuego sin mancharse los cascos y dices que no puede con unos manzanos!
-Tranquilízate, Trixie-le pidió Applejack, algo apesadumbrada pero también un poco molesta aunque no lo diera a entrever con su estoica y bien probada paciencia. Pero aquella mañana el trabajo y el estrés le dejaban poco margen para soportar las formas, caprichos y airosas salidas de la unicornio.
-¡Ahora prepárate para ser deslumbrada por la GRAN Y LABORIOSA TRIXIE!-gritó con todo el volumen que sus pulmones eran capaces de generar mientras volvía a descargar sus cascos contra el tronco del árbol…con no mejores resultados que las ocasiones anteriores-¡Oh! ¡Esto no tiene sentido para la Gran y Laboriosa Trixie!
-Um… Quizá podría resultarte más sencillo si usaras algo de magia, ya que al fin y al cabo eres una unicornio…-le dijo la rubia intentando sonar cordial pero algo impaciente por volver a sus propias tareas y demasiado irritada para poder seguir soportando mucho más tiempo aquello-No sería la primera vez que nuestras manzanas son recolectadas así…
-¿Estás cuestionando la habilidad y capacidad de la Gran y Laboriosa Trixie?
-No, por supuesto que no… Sólo sugiero que podría serte…más cómodo hacerlo de una manera más apropiada…a tus habilidades…ya sabes…de…esto…de unicornio-le espeto Applejack con un tono más rudo, cada vez más cansada de aquello.
-No, no… El problema no está en las habilidades de la Gran y Laboriosa Trixie… Lo que pasa… Um… Es que algo le pasa a tus manzanos, algo extraño, algo muy extraño, sin duda… Quizá tienen una rara enfermedad de…de manzanos que hace que no…puedan caerse las manzanas. ¡Sí! ¡Eso debe ser!
-¡¿Qué?!-ante aquellas palabras, la irritación de Applejack creció como el fuego en un granero hasta convertirse en un enfado que apenas si podía contener. A nadie le iba a permitir hablar mal de los árboles de su granja ante su hocico-¡Los manzanos de Sweet Apple Acres son los mejores y los más sanos de toda Equestria!-replicó, con firmaza, alzando la voz.
-Por favor, Applejack, ¡eso es lo que dicen todos los Apple de sus granjas y no todos podéis tener razón!
-Trixie-le fulminó la granjera con la mirada-Esta vez te has pasado.
-Eh… Venga ya, Applejack… ¿Qué dices?-le replicó, algo nerviosa, mientras soportaba la mirada de enfado de la pony terrestre. No era la primera vez que Trixie despertaba tal hostilidad; a lo largo de su trayectoria eran muchos los ponies a los que había sacado de quicio y cabreado, pero nunca le habían respondido como Applejack. Ésta, lejos de gritarle o hacer amago de golpearle llevada por la irritación, la miro con una clara expresión de desilusión antes de darse la vuelta y volver a ceñirse el carro.
-Será mejor que vuelvas a casa, Trixie-le dijo con un tono seco-Aquí está claro que no haces nada.
-Eh…-durante un momento la unicornio no atinó a responder, quedándose sin palabras. Algo que no le ocurría con demasiada frecuencia. Si Applejack le hubiera gritado o insultado no se sentiría tan mal como al notar su tono de decidida decepción. Se sintió repentinamente fatal consigo misma; una sensación nueva que acababa de descubrir y que, desde luego, no le parecía para nada agradable-Esto… Espera, Applejack…-ni siquiera se le ocurría que podía decir, pero no quería que la otra se marchara así.
-¿Necesitas algo?-le preguntó aquella fríamente sin volverse mientras se ajustaba la correa de sujeción alrededor de su torso.
-Applejack…-apenas pudo musitar suavemente el nombre de la otra. Su voz sonaba realmente distinta de lo habitual, susurrante en vez de altiva. La unicornio estaba cabizbaja, recorriendo el contorno de sus cascos delanteros mientras pensaba bien lo que decir. Realmente lamentaba, por primera vez en su vida seguramente, el haber sido una bocazas y buscaba, con esfuerzo, como lograr arrepentirse sin que ello dañara su enorme pero frágil ego. Una búsqueda endiabladamente difícil-Esto…-realmente era imposible. Bufó, desesperada.
-Tengo muchas cosas que hacer, Trixie. No me entretengas-le espetó sin más, empezando a alejarse con el traqueteo del carro tras ella. La unicornio, muda, no tuvo más opción que verla desaparecer de su vista, seguramente rumbo al granero, sin que volviera ni una vez la cabeza. Fue consciente de que, definitivamente había metido la pata hasta el fondo.
-Oh… Vaya… Muy bien hecho, “Gran” Trixie...-se dijo a sí misma, disgustada y con el mal sabor de boca que le había dejado lo sucedido-Lo más grande que tienes es tu descuidada bocaza…-le da una patada a una piedra del suelo, que sale rodando sobre la hierba. Volvió a mirar los árboles, dudando sobre que debía hacer en ese momento-No… La Gran y Laboriosa Trixie no va a usar esto como excusa para faltar a su palabra…-el orgullo respaldaba la decisión que le infundía su malestar-¡La Gran y Laboriosa Trixie va a cosechar todos estos manzanos pese a las dificultades!-exclamó con decisión, disponiéndose a volver a la tarea.
Sin embargo, poco sospechaba Trixie de que sus propósitos iban a encontrarse un obstáculo inesperado. Un obstáculo que, de hecho, en esos momentos, volaba hacia ella, sorteando en su rápido trayecto los árboles mientras dos ojos color cereza la buscaban entre la espesura. Estaba a punto de empezar a usar la magia para cosechar los manzanos, dispuesta a dejar impresionada a Applejack cuando volviera, cuando un ruido imprevisto captó su atención.
No podía estar segura de lo que era, pero si estaba claro que, fuera lo que fuera, se acercaba cada vez más. No percibía nada que pareciera el choque de unos cascos contra el suelo u otro tipo de pisadas, sino más bien un fuerte aleteo. “Un pegaso” fue la primera conclusión que se perfiló en su mente sin necesidad de esperar mucho, pero… ¿Un pegaso? ¿Qué haría allí?
No tuvo tiempo de darle más vueltas en la cabeza a ninguna de esas dudas. No tardó en surgir ante su vista una pegaso azul y de colorida crin multicolor que se aproximó, sorteando árboles, hasta detenerse bruscamente ante ella. A Trixie le sonaba de algo, intuía que la había visto en el pasado, pero en ese momento no fue capaz de reconocerla. En cualquier caso, aquella la miraba como si se conociesen de toda la vida, con una extraña mezcla de interés y disgusto.
Aquella mañana en que se presentó ante Trixie, Rainbow volvía a llevar lo que le gustaba considerar su equipo especial de aventura, que no era otra cosa que un disfraz algo estropeado y remendado de Daring Do con un casco de viejo repintado y un par de alforjas celestes que se veían sobrecargadas y abultadas en sus costados. Llevaba toda la mañana, tras madrugar contra su costumbre, preparándose mental y físicamente para los retos que esperaba afrontar, empezando por aquel encuentro con la unicornio.
Suspiró, recuperando el aliento, antes de decir nada. Pesé a toda la animadversión que le despertaba, la pegaso arco iris había decidido que, a falta de Twilight, buena era Trixie y que debía ser la unicornio que le acompañara en aquella peligrosa misión que tenía en perspectiva. De hecho, una vez segura de ese punto, habría ido a intentar arrastrarla consigo a la caverna si no se hubiese encontrado bastante cansada tras su carrera con Lightning Dust.
-Ejem…-carraspeó, intentando romper el incómodo y tenso silencio que se había establecido entre ambas, donde sólo se escuchaba el tenue ruido de las alas de Rainbow y, de lejos y apagado, el de las obras de los Apple en su granero-Vaya… Trixie… Así que es verdad que estás aquí…-empezó diciendo, aunque lo sabía muy bien y, de hecho, había acudido allí en su búsqueda.
-La Gran y Poderosa Trixie está ocupada y no tiene tiempo de firmar autógrafos-fue la seca contestación que recibió de la unicornio que, con la cabeza aún en otra parte, le soltó sin más lo que solía responder a los que la interpelaban en el pasado. No se le ocurrió pararse a pensar qué razones tendría aquella pony para dirigirse a ella y tampoco se encontraba con ganas de hablar.
-¡Ja! ¡¿Acaso crees que lo querría?!-le replicó, molesta, la pegaso.
-La Gran y Poderosa Trixie no puede atender ahora tu petición de una audiencia-le dio la espalda con posé orgullosa y decidida, antes de empezar a alejarse. Tras aquel sinsabor con Applejack lo menos que quería en ese momento era soportar las insolencias de una desconocida. Pero apenas había dado un par de pasos cuando la pegaso estaba de nuevo ante ella.
-¡Espera ahí parada!-le espetó sin más-No he venido para perder el tiempo ni para soportar tonterías. Hay un asunto grave que amenaza a toda Ponyville y, ya que estás aquí, he pensado que deberías hacer algo al respecto. Ayudar, ya sabes. Hacer algo útil por una vez, si es que eres capaz de ello con toda tu “grandeza” y “poder”.
-La Gran y Poderosa Trixie no tiene el deber de hacer nada que la Gran y Poderosa Trixie no quiera-le dijo con toda la frialdad que pudo, pero, a pesar de ello, no dejó de sentir una pequeña pero punzante curiosidad ante las sorprendentes palabras de la pegaso. ¿Un “asunto grave que amenaza a toda Ponyville”? La imagen, más bien el recuerdo de una inmensa ursa minor, apareció en un destello ante sus ojos. Realmente su mente se debatía entre el repentino halago que sentía por el hecho de que fuera a pedirle ayuda, el miedo a una posible amenaza y, aún mayor, el temor de que aquello fuera en realidad el inicio de una broma que pretendían gastarle. Algo le decía que era esto último.
-Escúchame bien…-la voz de Rainbow temblaba, tensa y grave, mientras aquella echaba casco de toda su fuerza de voluntad para no gritarle-Te ofrezco la oportunidad de hacer algo bueno y ayudarme a salvar a muchos ponies de un inminente desastre-le explicó, siendo “diplomática” a su entender.
-¿Y cuál es ese “inminente desastre” que necesitas que la Gran y Poderosa Trixie, con su increíble magia, evite?-dio la vuelta a la pregunta de la pegaso, mirándola desafiante, decidida a seguirle un poco el juego pero sin caer en ninguna burla.
-¡Uf!-tuvo que hacer la pony celeste un esfuerzo increíble para no replicarle de una forma poco agradable sobre lo que le parecía “su increible magia”. Tomo aire y habló lo más sosegadamente que pudo-Mira, “Gran y Poderosa” Trixie… Cerca de aquí he descubierto que existe una especie de…-meditó sobre qué palabra usar para que resultase más inquietante-…una especie de mazmorra subterránea protegida por una terrible magia oscura. No he podido explorarla muy a fondo, pero estoy segura de que es una amenaza y muy seria. No sólo por la hechicería que alberga, si no por toda la clase de peligros que puede albergar… Imagínatelo… Todo tipo de monstruos de pesadilla, maldiciones… ¡Ponies zombies salidos de pútridas y horribles tumbas!
-La Gran y Poderosa Trixie cree que te has dejado llevar demasiado por tu imaginación, pegaos. No va a seguirte a algún lugar donde sin duda le gastaría a la Gran y Poderosa Trixie una broma de mal gusto. No. Tu trampa ha sido demasiado evidente para la astucia de la Gran y Poderosa Trixie. Vete a hacerle bromas a otro unicornio que no sea tan sagaz como la Gran y Poderosa Trixie.
-¿Intentas batir un record de cuántas veces puedes decir tu nombre?-le preguntó la pegaso entre mosqueada y divertida ante aquello.
-Deja a la Gran y Poderosa Trixie tranquila y vete con tus cuentos a otra parte-le espetó ya directamente.
-Oye, no, espera, Trixie…-intentó reconducir la conversación Rainbow-Lo que te he dicho no es una broma ni me lo estoy inventando… Es verdad que he encontrado una peligrosa fortaleza llena de peligros de todo tipo…-repitió, disgustada al ver que su intento de darle más dramatismo al tema de la ruina misteriosa subterránea con el fin de que los demás ponies entendiesen la que, según ella, era la gravedad de los hechos, había acabado en un desastre. Lejos de resaltar el peligro que la pegaso quería denunciar, parecía haberlo hecho más absurdamente insignificante si eso era posible.
-¿Qué sabes realmente de esa…supuesta mazmorra, fortaleza o lo que sea, eh?-le preguntó la unicornio, convencida de que todo era mentira.
-Bueno… La verdad es que no mucho… Pero estoy segura de que es muy peligrosa y de que hay que hacer algo…-explicó como pudo, intentando sonar firme y segura-He preparado lo que me parece que podemos necesitar para la misión en estas alforjas que llevo, así que dile a Applejack que te vienes a acompañarme y pongámonos ya en marcha de una vez.
-No, no, no…-negó con la cabeza-No veo que haya ninguna razón para suponer que haya ningún fortaleza siniestra en ninguna parte ni mucho menos voy a asustarme por unas infantiles historias de monstruos o de zombies devoradores de cerebros…. Escúchame bien: la Gran y Poderosa Trixie no tiene tiempo para las fantasías de una pegaso ignorante.
-¡¿Una pegaso ignorante?!-se irritó Rainbow y explotó al oírla-¡Eso viene a decirlo una farsante como tú!
-¡La Gran y Poderosa Trixie no es una farsante y sabe de lo que habla, a diferencia de otros! ¡Ja! De magia oscura viene a hablar a la Gran y Poderosa Trixie…
-No sé en que momento he sido tan idiota para pensar que podrías ser de ayuda… Una unicornio que sólo hace magia de feria… Si te pusiera ante esa torre, con sus extraños símbolos y sus fulminantes ataques… Seguro que serías la primera en salir corriendo. Seguro-repitió con contundencia.
-Sí. A la Gran y Poderosa Trixie le parece que suena muy “escalofriante” lo de esos símbolos y…-pero las palabras se ahogaron en la garganta de la unicornio cuando se dio cuenta de que aquella descripción que había hecho la pegaso le sonaba familiar.
-¡Te burlas mucho, pero seguramente ni siquiera te atreverías a internarte en las estrechas grutas por las que hay que descender hasta ella! Aún recuerdo como saliste corriendo a ocultarte cuando la ursa minor apareció en Ponyville y destruyó tu carromato.
Pero la unicornio no le escuchaba. Su mente, pensando precipitadamente, sólo podía darle vueltas, con un disgusto que llegaba al terror, a la idea de que esa puerta y su misterioso poder, que tan secretos y ocultos pensaba, habían sido encontrados al final. El interés que tenía por aquellos había decrecido en los los días que llevaba en Sweet Apple Acres, pero para nada había desaparecido… En ningún momento dejo de ser, como mínimo, un recurso que se guardaba como una especie de “as bajo la capa”… Y ahora… Podían quitarle la miel del hocico si no hacía nada para impedirlo.
-¡Eh, Trixie!-la aguda y alzada voz de la pegaso le llegó finalmente, aunque por un momento tuvo la sensación de que le gritaba desde muy lejos-¿Me estás escuchando o no, sorda? ¿O te has quedado sorda?
-¡Ah! ¡Basta de gritos! La Gran y Poderosa Trixie escucha perfectamente-reaccionó con expresión de gran desagrado.
-Última vez que te lo pregunto…-le dijo, cruzando las patas y con firme voz de dar un ultimátum-¿Vienes conmigo o no? Pero si vas a venir, tiene que ser ahora.
Trixie dudó… No quería ni podía soportar la idea de que nadie, menos aquella pegaso tan molesta, explorase la ruina sin estar ella presente… Imaginar que descubrían los misterios ocultos tras aquella puerta y que le levantaban el premio ante su hocico… Era algo que verdaderamente no podía soportar… Pero, por otro lado, no estaba bastante recuperada para pensar en intentarse o, mejor dicho, en intentar internarse allí. ¿Qué podría hacer si no se atrevía a usar la magia ni para coger unas manzanas de unos árboles? Sería inútil intentar hacer frente a las sin duda poderosas defensas de aquella…fortaleza o lo que fuese… Eso le tranquilizó un poco… Sin duda era muy poco probable, casi imposible, que esa pegaso pudiera encontrar algo con éxito en ellas sin la ayuda de una unicornio que pudiera asistirla con su magia…
De todas formas, se estaba debatiendo entre el sentido común que le recomendaba que no fuera y sus íntimos deseos de hacerlo y garantizarse que otra no llegaba antes que ella a lo que fuese que se ocultarse en aquella ruina cuando la propia Rainbow le libró de la necesidad de responder.
-¡No aguanto más! ¿Sabes qué? No te soportaría, así que mejor te quedas aquí-irritada e impaciente, finalmente la pegaso arco iris se elevó y se perdió de vista en el cielo con la velocidad del rayo, dejando a una sorprendida Trixie con la palabra en la boca.
-Buf…-suspiró-¡Todos los ponies de este pueblo están locos!
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