De repente, la pared estalló en mil pedazos.
Me levanté del suelo entre escombros y polvo, mis oidos boicoteados por un pitido intenso. A mi alrededor, el fuego se comenzaba a extender.
Mi razón estaba entumecida. Sabia que tenia que moverme, sabia que tenia que irme de ahí, pero mi mente no conseguia pensar en cual era el primer paso.
De repente, del agujero en la pared, apareció el.
Con decisión y poderio, me levantó del suelo y me sacó de la habitación. El resto del efidicio estaba en las mismas condiciones, pero las puertas mas resistentes no aguantaban ni un solo golpe de sus piernas fuertes y musculadas.
Por el camino, alguien pedia ayuda. Una voz femenina, llena de terror. Sin vacilar, ni siquiera dejarme en el suelo, el misterioso salvador apartó los escombros y cargó a su espalda la mujer.
Lo siguiente que recuerdo es estar fuera, oir sirenas y el crepitar del fuego en la lejania.
Desde entonces no he podido dejar de pensar en el. Me gustaria volver a verle, darle las grácias por todas las vidas que salvó ese dia. Le debo la vida. Y lo llevo buscando mucho tiempo. A veces es duro, y estoy a punto de rendirme, pero entonces recuerdo la determinación en sus ojos. Su bondad y su valentia, y no puedo rendirme.
Pienso en el suave aroma de su sudor en mi piel, en sus músculos llenos de adrenalina presionandose contra mi pecho. Su tacto, mas caliente que el fuego mismo...
No podre olvidarlo nunca...
Llevo tanto tiempo buscandole...
Pero esta vez, esta vez estoy seguro. Aparecerá y salvara a todo el mundo, y me mirará con sus ojos llenos de pasión y podre hablarle y tocarle y agradecerle por fin todo lo que hizo por mi.
Asi que asegúrate de gritar mucho, ¿vale? Te tiene que oir a través de los escombros.
Si no viene, no sé que te pasará, pero tu por si acaso grita mucho. Hasta que te quedes inconsciente, ¿vale?
Pero si esta vez está en este hotel y te viene a salvar, te prometo que te dejaré estar con el, pero solo si me haces este favor.
Vale, ahora te quito eso de la boca y voy al piso de arriba a mi habitación a empezarlo todo.
No puedo esperar a verle otra vez.
Lo que se ha de hacer por amor...
¡Deseame suerte!