LA YEGUA QUE CANTABA A LAS PLANTAS
¿Creéis que es posible que nuestras voces y palabras afecten al desarrollo y crecimiento de las flores y las plantas? ¿Qué me diríais si yo os digo, que tengo un don especial para precisamente eso?
Acabo de llegar a Ponyville desde Fillydeplhia. Mi familia se encarga de suministrar parte de las plantas y flores de nuestra localidad en el festival del florecimiento de Ponyville, y yo soy la encargada de cuidar de ellas durante este evento que iluminará este pueblo ya de por si hermoso.
Me llamo Spirit Plant, y esta es la historia de cómo un festival a punto de ser arruinado, acabó convirtiéndose en el más bonito de Equestria.
-¡Spirit! ¡Es la hora de mover las plantas al jardín de la princesa Twilight! ¿Puedes ayudarnos? –Mi padre tan trabajador como siempre.
-¡Por supuesto papi!, ¡ya voy! –Le respondí desde el interior de la carroza donde llevábamos nuestro cargamento. –Muy bien pequeñas. Os vamos a llevar con más de vuestras amiguitas, y juntas haréis brillar esta tierra. –Parecía una locura, pero tenía comprobado de primera mano que las plantas podían escuchar mi voz desde muy pequeña y era costumbre para mí hablar con ellas.
Salí volando cargando unas cajas con tiestos de flores conmigo, y me dirigí hacia el castillo de la princesa para buscar el jardín.
Allí, me encontré con una pegaso amarilla con crines rosas y una poni terrestre verde con rastas en la cabeza, parecían estar hablando sobre algo importante, y parecían preocupadas.
-Tree Hugger, esto debe salir perfecto. No quiero decepcionar a Twilight… ¿estás segura de que es la mejor idea? –Decía aquella pegaso.
-No te preocupes por nada Fluttershy… Sé que todo irá bien durante la festividad… las flores y las plantas necesitan relajarse… al igual que nosotras… -La otra yegua hablaba de manera muy pausada y relajada.
-Disculpadme. Si sois tan amables, ¿podríais indicarme donde está el jardín real? Soy Spirit Plant, encargada de las plantas y flores provenientes de Fillydelphia. –Les pregunté alegre.
-¡Oh! Si. No tiene ninguna perdida. Está en la parte trasera del castillo. –Decía dulcemente la pegaso mientras me daba las indicaciones debidas tratando de ocultar su preocupación. –Allí tienes marcado donde tenéis que colocar las vuestras.
-Muchas gracias. Voy inmediatamente. –Agradecí con una sonrisa y empecé a volar hacia la parte trasera del castillo.
Esta, estaba cubierta por un montón de plantas y flores de todos los colores perfectamente ordenadas. Realmente, como entendida de la materia, veía un espectáculo de colores impresionante.
Me aproxime a la sección de Fillydelphia, y allí, con mucho cuidado, fui enterrando en la tierra las raíces de mis pequeñas amigas.
-Es una pena que hoy no me vayan a dejaros hacer brillar como os gusta. Pero no os preocupéis, puedo cantaros una nana ahora si queréis… -Me agaché ante mis plantitas y suave, empecé a cantar una melodía dulce y melosa. Como por arte de magia, las plantas y flores que me rodeaban, empezaron a moverse suavemente, como movidas por el viento.
Adoraba cuando pasaba eso, las flores y las plantas eran mi vida desde que era muy pequeña.
Cuando acabé, las plantas volvieron a quedarse inmóviles, como si nada hubiera pasado.
-Bueno, preciosas. Me tengo que ir, cuidaos.
Una vez plantadas, los ponis debíamos abandonar el jardín hasta el momento del festival, que sería ese atardecer.
Aproveché para volver con mis padres y terminar de planificar algunos detalles del festival. Porque aunque pareciese algo tan sencillo como plantarlas y dejar que la gente las observase, siempre se trataba de dar explicaciones y algún discursito.
Pasaron las horas, y ya se acercaba la hora de ir hacia el castillo. A la princesa Twilight siempre le gustaba hablar con los diferentes floristas. Pero ese atardecer sería algo diferente.
Cuando llegamos al castillo, mis padres y yo pudimos ver a las dos yeguas de antes, aun más preocupadas. En esta ocasión, la pegaso estaba nerviosísima, y su amiga ya no parecía tan tranquila como antes. Era algo pronto, y la princesa Twilight no había llegado, así que me acerqué a charlar con ellas para saber si podía ayudar en algo.
-Hola de nuevo. Habéis hecho un gran trabajo eligiendo a los floristas que exhiben hoy. El jardín esta precioso. –Alabé el trabajo realizado, pero en contra la pegaso me saltó preocupada.
-Dulce Celestia, todo está saliendo mal. Twilight va a estar enfadada conmigo… -Decía en voz baja.
-¿Hay algo en lo que pueda ayudar? ¿Qué sucede? –Intenté sonsacarle algún dato más.
-Es el jardín. Esta… -La acompañante de la pegaso, Tree Huger, intentaba dar una explicación.
-Precioso, ¿verdad? Como entendida de la materia os tengo que felicitar. –Interrumpí alegre, pensando que todo iba bien con ello.
-Perdido. Está perdido. Twilight confiaba en mi, tenía muchas ganas de verlo perfecto, y ahora está perdido. –Fluttershy temblaba como un flan.
-¿Como que perdido? –Esas palabras me preocuparon.
-El joven ayudante de la princesa… parece haber tropezado y liberado por error una esencia perjudicial para las plantas… Twilight todavía no lo sabe… -Tree Hugger terminaba la explicación.
-¡Eso es terrible! –Lo era, y estaba claro que era un enorme problema.
-¿Qué vamos a hacer ahora? –La pegaso volvía a temblar.
-Quizás aun podamos hacer algo. –No me gustaba que la gente supiese de mi extraño don, pero estaba convencida de que eso ayudaría a recuperar las flores.
-¿Algo como qué? –Fluttershy me miraba con un atisbo de esperanza en sus ojos.
-Por raro que parezca, las flores y las plantas reaccionan a mi voz, y se alegran, mejoran su estado de salud. Es como si se revitalizasen. Podría intentar recuperarlas… si os parece bien. –Agaché un poco la cabeza avergonzada.
-Es mejor que no hacer nada… fluttershy, permitamos que lo intente… -La terrestre estaba a favor, a lo cual desesperada, la pegaso asintió.
-Por favor… salva el festival. –Me dijo.
-Hare todo lo que pueda.
Del jardín procedía un extraño olor, y se podía apreciar que las flores ya no estaban tan bien como cuando yo las vi.
Me aproximé a las más cercanas, y a modo de prueba, respiré hondo y empecé a cantar la misma melodía de antes.
Poco a poco, las flores empezaron a moverse suavemente, más suave que de costumbre.
-Tranquilas preciosas… todo saldrá bien. Sois fuertes y hermosas, un poco de polen no va a poder apagar vuestro brillo. –Les dije al ver que apenas reaccionaban a mi melodía. Acto seguido, retomé mi canto.
En esta ocasión, las plantas parecían moverse algo más fuertes, manteniendo el ritmo suave que había podido apreciar en varias ocasiones.
-Eso es, preciosas… así os quiero ver a todas. –Les dije agradeciendo a la madre tierra el regalo que nos había dado. Las dos yeguas miraban sorprendidas. ¿Podríais dejarme un micrófono y un altavoz? Podemos salvar esto, pero necesitamos que el sonido llegue a todo el jardín.
-Cla-Claro… ya voy. –Fluttershy aun sin salir de su asombro voló hasta el palco, enchufó los altavoces y me bajó el micrófono.
-Vosotras observad. Vamos a recuperar este jardín. –Alcé el vuelo, para acercarme al centro del jardín, y cantando me fui moviendo por entre las flores teniendo cuidado de no pisarlas y matarlas. Las plantas me escuchaban, sentían y se movían al ritmo de aquella melosa y suave nana que yo cantaba.
Ante la mirada de sorpresa de las dos yeguas, las plantas empezaron a liberar polen de su respectivo color al aire, para contrarrestar el polen que aun quedaba en el ambiente, formando una tenue nube de polvo de diferentes colores.
-Eso es. Sois las más hermosas de Equestria. Estáis aquí para brillar, así que brillad con fuerza. –Les decía por el micrófono de vez en cuando.
Al cabo de unos quince minutos, parecía haberse disipado cualquier resto de polen en el jardín. Las plantas y las flores parecían volver a la normalidad, y yo me reuní con las dos yeguas que sonreían tras asimilar el espectáculo que acababan de presenciar.
-Eso ha sido… increíble… Ni yo lo hubiese podido imaginar… -Fluttershy, parecía mucho mas aliviada. –Que don más bonito…
-Gracias. Eres muy amable. Aun no sé porque pasa esto, pero me alegra que funcione y haya podido ayudar a la celebración del festival.
-Tu nombre era… Spirit… Plant, ¿cierto? –Tree Hugger tras pensarlo, dijo mi nombre correctamente.
-Así es.
-Yo también te doy las gracias… sin ti, no hubiésemos podido mantener el festival. –Me hacía una breve reverencia con la cabeza, lo cual me sonrojó.
-No es necesario. –Avergonzada, solté una leve risita.
-Hablaremos bien de ti y tu don a la princesa. Estará encantada de conocerte. –La pegaso amarilla estaba que no cabía en sí de gozo. –Además, quizás puedas cantar en el festival para el espectáculo ese del polen que has hecho.
-No sé yo si procede… es un festival muy importante como para que yo participe de esa manera… -No me gustaba demasiado ser el centro de atención, pero ella no iba a dejarme escapar tan fácilmente.
-Tonterías, vamos. Permíteme que te la presente. –Fluttershy me instaba a seguirla. –Tree Hugger, por favor, ¿serias tan amable de cuidar el jardín hasta el festival? No queremos más problemas.
-Por supuesto querida… todo está bajo control ahora… -Le guiñó el ojo y se puso a meditar al lado de las plantas.
La princesa Twilight resultó ser una yegua encantadora. Al principio se enfadó bastante con su ayudante, un dragoncito de nombre Spike, pero disculpándolo y hablándole de cómo había lidiado con la situación, no tomó ningún tipo de represalia más allá de pedirle más atención la próxima vez.
Finalmente, Fluttershy le comentó en detalle lo que yo había hecho, y le pidió que por favor, me dejase cantar frente a todos los ponis presentes en el festival.
-¡Eso suena muy interesante y bonito! Spirit Plant, te pido por favor que aceptes participar en el festival como cantante. No teníamos pensado hacerlo, pero tu talento puede hacer de este festival, el mejor que ha visto Equestria.
-¿Está usted segura, alteza? –Me daba vergüenza. La propia princesa me lo estaba pidiendo.
-Totalmente segura. Quiero ver ese espectáculo tuyo. –Sonreía feliz al igual que la pegaso Fluttershy.
-Si insiste, aceptare. Espero no decepcionarla. -Con una leve sonrisita, acepté.
Desde ese momento hasta la hora del festival, una amiga de la princesa de nombre Rarity, estuvo diseñando un vestido exclusivamente para mí. Realmente me veía preciosa en aquel vestido floral azulado y verdoso. Era una modista genial.
La hora por fin llegó. Y cuando Twilight terminó de dar su discurso, ante la mirada de todos, interpreté una vez más mi nana melosa, haciendo que poco a poco más y más flores y plantas se moviesen al son de la melodía liberando su polen en el aire formando así de nuevo la nube multicolor.
Los ponis miraban atónitos, y yo disfrutaba ante la oportunidad que se me había brindado. Dejando la timidez a un lado, conseguí que tanto las plantas, como las flores, como yo misma… brillásemos bajo la puesta de sol que nos iluminaba, al tiempo que mi flanco resplandecía dejando ver una cutie mark de una nota musical sobre 2 flores.
Aquel día, fue el comienzo de algo nuevo, ya que desde entonces, había ganado amigas como Fluttershy o Tree Hugger, yeguas con las cuales me mantenía en contacto mediante correspondencia.
Jamás pensé poder brillar de esa manera… y sabia que no sería la última vez que pudiese hacerlo…