Capítulo 7
Casi desaparecida
Casi desaparecida
Spoiler:
El final de jornada llegó estridentemente, con los timbres del instituto resonando a la vez; los alumnos salieron en tropel y todos se dirigieron hacia las salidas, sin perder nada de tiempo. Rarity y las demás salieron de clase visiblemente preocupadas.
-No ha llamado en todo el día… ¿estará bien?-se preguntó Rarity, mirando su móvil.
-No debimos ser tan malos con ella, quizás no quiere volver a vernos nunca más…-masculló Fluttershy, con los ojos vidriosos.
-No, a ver, no nos pongamos en lo peor, igual está en casa… iremos a ver-sugirió Applejack entonces.
-Sí, será mejor…-asintió Pinkie Pie.
En cuanto pasaron por el hall, la directora Celestia las alcanzó al poco de salir de su despacho.
-Ah, chicas, aquí estáis… necesito hablar urgentemente con Sunset ¿la habéis visto?
-No, no ha venido en todo el día, precisamente íbamos a su casa para ir a verla…-reveló Rarity.
-¿De veras? Se trata de un asunto delicado, necesito hablar con ella… si la llegáis a ver avisadme, por favor, os dejo mi número de móvil por si las moscas.
Rarity apuntó el número de Celestia en su agenda y luego partieron en dirección a la casa de Sunset directamente; a paso ligero les tomó menos tiempo del esperado y una vez allí, llamaron al timbre. Esperaron un buen rato, Rarity llamó más de una vez, pero nadie abrió la puerta.
-Qué raro… ¿no está?-se preguntó ella, en voz alta.
-¿Y si se ha ido porque se ha enfadado con nosotras y no quiere ser más nuestra amiga debido a nuestra fría actitud para con ella el otro día?-inquirió Pinkie de un sola sentada, dibujando una triste mirada.
-No creo… aunque aun así es un poco raro…-murmuró Applejack.
-Quizás haya… salido-supuso Fluttershy.
-Pero podría haber avisado… a no ser que aun estuviera enfadada con nosotras por lo de antes…-pensó Rainbow en voz alta.
Aun así, ninguna de esas suposiciones satisfizo a Rarity, la cual anunció.
-No, esto es muy raro… tenemos que entrar, vamos a ver si podemos hacerlo por detrás.
El grupo rodeó la pequeña casa rápidamente y comprobaron la puerta de la cocina, pero también estaba cerrada; Applejack echó un rápido vistazo a la puerta acristalada del salón, lo que la permitió verlo.
-¡Mirad, uno de esos cristales está roto!
El roto era lo suficientemente grande como para poder colar el brazo por él y abrir la puerta desde dentro, cosa que hizo Applejack enseguida; las cinco entraron en la casa y llamaron a Sunset a la vez, sin obtener respuesta. Mientras las demás buscaron a la chica por la pequeña casa, Rarity echó un vistazo en su habitación, encontrando el lugar bastante recogido y sin tocar; la mochila de Sunset yacía a los pies de la cama, los cuadernos con sus apuntes se encontraban en la mesa del escritorio y su armario lucia entero y sin tocar. La modista frunció el ceño, cada vez más extrañada. Regresó al salón, donde las demás se encontraban cavilando sobre el paradero de su amiga.
-¿Y si se ha ido de verdad? habría tenido tiempo de coger el autobús de la mañana, o incluso un avión…-masculló Pinkie, cada vez más triste.
-No, sus cosas siguen en su sitio y su armario intacto, por lo que no ha podido irse a ningún sitio, y menos aún con las manos vacías. Y no parece haber pasado por casa antes, ni siquiera la cama estaba deshecha-explicó ella.
-Pero si no se ha pasado por aquí en las últimas horas… ¿dónde está?-inquirió en ese momento Applejack.
Todas se miraron, cada vez más preocupadas; Rarity intentó llamarla, pero mayor fue su sorpresa al escuchar a la operadora anunciar.
-El número al que llama no se encuentra disponible en este momento. Por favor, inténtelo más tarde.
-Qué raro… esto es muy raro, no es normal…-masculló Rarity, muy nerviosa.
-Normalmente ese mensaje salta cuando el receptor se encuentra fuera de línea…-recordó Rainbow.
-Quizás no tenga cobertura… o se la ha acabado la batería, normalmente las baterías de los android sólo suelen durar un día-supuso Applejack.
-Lo sé, pero aun así…
En ese momento, oyeron a la cerradura de la puerta principal abrirse y todas reaccionaron enseguida; Pinkie saltó de golpe, esperando a encontrar a Sunset en cuanto la puerta se abrió.
-¡Lo sentimos, Sunset, no queríamos hacerte daño, perdónanos por favor!-exclamó.
Pero justo después, una figura alta y desgarbada apareció en el umbral, con un bate de beisbol en las manos; Pinkie se quedó helada, viendo como la figura cargaba contra ella.
-¡Pinkie!-exclamó Rainbow, moviéndose como una gacela.
Antes de que el bate bajara hacia ella, la chica interpuso su brazo y se mantuvo firme ante el golpe; acto seguido, lo cogió con fuerza y lo tiró al suelo, antes de coger del brazo al atacante y haciéndole una llave de judo que lo dejó inmovilizado.
-¡Argh, maldita sea, suéltame niñata!-masculló una voz grave.
-¿¡Quién es usted y a qué ha venido?! ¡Conteste!
-¡Soy Philip Morris, el dueño de esta casa, suéltame ahora mismo o llamo a la policía!
-¡Rainbow, suéltale, le estás haciendo daño!-exclamó Rarity.
La chica obedeció y Rarity habló justo después.
-Sentimos la intromisión, señor Morris, pero estamos buscando a nuestra amiga Sunset Shimmer ¿sabe usted dónde está?
-¡No, no ha aparecido en todo el día, ya que siempre vigilo la casa! ¡Por eso estoy aquí, antes os vi desaparecer por detrás y supuse que habías entrado! ¿Sabéis que esto es allanamiento de morada? ¡Podría llamar ahora mismo a la policía para que os retuviera en el calabozo durante unas preciosas horas!-les espetó Morris, enfadado.
-Ya le he dicho que lo sentimos, pero entiéndanos, estamos muy preocupadas por Sunset, no la hemos visto en todo el día…
-¡Aun así eso no justifica que entréis así sin más! ¡Largaos ahora mismo antes de que me lo piense mejor, vamos!
No pudieron hacer nada más y se fueron de allí, bajo la atenta y molesta mirada del señor Morris; Rarity volvió a llamar a Sunset, obteniendo los mismos resultados. Hicieron un rápido tanteo de los lugares que solía frecuentar, peguntando en el videoclub, la cafetería de los Cake o en el cine, pero nadie la había visto en todo el día. Para las siete de la tarde todas se encontraban lo suficientemente preocupadas como para pasar al estado de pánico por su amiga; Fluttershy ya estaba llorando sentada en un banco, Rainbow no dejaba de dar vueltas, muerta de los nervios, y Pinkie se encontraba apartada de las demás, con el pelo alisado.
-¿Qué podemos hacer? No aparece por ningún lado ¿y si la han secuestrado? Ay, Dios, no…-masculló Applejack, igual de angustiada que las demás.
Rarity había intentado tantas veces llamarla, con los mismos resultados; incluso ella no pudo evitar soltar unas pocas lágrimas.
-Lo siento tanto, Sunset… no debimos pelearnos contigo…
En ese momento sólo vio una posibilidad, por lo que marcó el número de la directora Celestia; esperó un poco y lo cogió enseguida.
-¿Sí?
-¿Directora Celestia? Soy Rarity…
-Ah, Rarity… ¿habéis localizado ya a Sunset?
-No, de hecho no aparece, no estaba en casa, hemos ido a otros lugares, pero tampoco ha aparecido… creo que ha desaparecido…-anunció ella, con voz llorosa.
Celestia se quedó en silencio durante unos ínfimos segundos antes de volver a hablar.
-¿Dónde estáis?
-En la plaza, al lado del ayuntamiento… no sabemos qué hacer…
-No os mováis de allí, ahora voy-dijo Celestia, antes de colgar.
Esperaron a la directora, la cual se presentó rápidamente después de cinco minutos; salió de su coche toda azorada y se acercó a Rarity.
-Cuéntame todos los detalles-la pidió.
Pero en ese momento, al verla, Fluttershy se levantó y se echó sobre ella, llorando como una magdalena.
-¡Directora, por favor, encuentre a Sunset, se lo ruego!-masculló.
Celestia la consoló sólo como una madre lo haría.
-Tranquila, mi pequeña niña, la encontraremos, pero primero tenéis que mantener la calma, todas.
Su tranquila mirada y porte maternal consiguió calmar a la tímida chica, la cual asintió en silencio; el resto consiguió sobreponerse un poco.
-Vale, eso es, muy bien, con tranquilidad. Ahora contadme todo lo que ha pasado.
Rarity la resumió toda la búsqueda rápidamente, mientras Celestia escuchaba; una vez que terminó, ella se quedó en silencio durante unos breves instantes antes hablar.
-Tal y como lo dices, todo apunta a que Sunset ha desaparecido… por nuestra cuenta no haríamos nada, así lo que vamos a hacer es ir a la comisaria y reportar su desaparición. ¿De acuerdo? La policía sabrá cómo actuar.
Celestia las metió a todas en su coche y se acercaron a la comisaria, a pocas manzanas de donde se encontraban; antes de entrar, Celestia se dirigió a las demás.
-Dejadme hablar a mí, si algún agente os pide que les expliquéis algo, hacedlo.
Todas asintieron a la vez, sin decir nada más; entraron en el recinto, siendo atendidos enseguida por un agente.
-Vengo a reportar una desaparición, soy la directora Celestia del instituto Canterlot y una de mis alumnas ha desaparecido.
-Muy bien ¿cómo se llama la alumna?
-Sunset Shimmer.
-¿Edad?
-Dieciocho años.
El policía estuvo tecleando rápidamente en el ordenador, mirando la base de datos, y tras eso murmuró.
-Aquí, Sunset Shimmer, dieciocho años, estudiante de transferencia en el instituto Canterlot… la ficha me dice que se encuentra empadronada en Kansas.
Todos se quedaron un tanto extrañados por la revelación, ya que sabían perfectamente de donde venía Sunset.
-¿Cómo?
-Así es, había venido aproximadamente dos años al pueblo, con los papeles de emancipación arreglados y una cuenta joven agregada al banco del pueblo. Hija de Sunshine Green y Dusk Noir, vivía en Kansas antes de venirse aquí a Pine Creek…
Los datos dejaron a las presentes aún más confusas si caben, lo que el policía notó.
-¿Hay algo mal en toda esta información?
-Eh… no, en realidad no, es solo que no sabíamos que era de Kansas…-murmuró Rarity rápidamente, saliendo del paso.
-Ya… bueno, cuéntenme lo que ha pasado.
Entre las cinco, relataron al policía toda la jornada y la posterior búsqueda infructuosa de su amiga, mientras que el agente tomaba nota.
-¿Cuándo fue la última vez que la vieron?
-El viernes después de clase… nos enfadamos con ella antes, por lo que no llegamos a hablar en todo el fin de semana-añadió Rarity, algo dolida.
-Ya veo… ¿han intentado llamarla?
-Un montón de veces, pero la operadora saltaba todo el rato anunciando que la línea estaba cerrada.
El policía no dijo nada, tan solo asintió con la cabeza sin dejar de teclear en el ordenador; una vez que terminó de rellenar la ficha, anunció.
-Vale, necesitaría una foto de la desaparecida para empezar a lanzar copias…
-Yo se la facilitaré, puedo mandarle la foto de su expediente académico-murmuró Celestia.
-Vale, pues esto ya está, a partir de aquí nos encargamos nosotros, pero si creen poder saber algo más que nos pueda ayudar, no lo duden y vengan a contárnoslo. Y le agradecería que me mandara cuanto antes esa foto, señorita Celestia.
-Sí, en cuanto llegue a casa.
Tras las formalidades previas, se despidieron del policía y salieron de la comisaria con los ánimos por los suelos y muy preocupadas por Sunset; Celestia era la única que conservaba la calma.
-Muy bien, seguro que la policía la encuentra enseguida. Ahora volved todas a casa, os mantendré informadas de lo que surja.
-¿¡Cómo puede estar tan tranquila!? ¡No sabemos dónde está nuestra amiga, y hasta que la policía se mueva, seguro que pasa un buen tiempo!-masculló Rainbow, muy azorada.
-¡Es verdad, nosotras podemos buscarla también!-exclamó Pinkie.
-Comprendo vuestra aflicción, chicas, pero la policía tiene muchos más recursos que todos nosotros, tan solo podemos confiar en ellos y esperar.
Celestia se despidió de ellas y se fue de allí en su coche rápidamente; las cinco amigas la vieron irse, y en cuanto se quedaron solas, Rainbow exclamó.
-¡Pues yo no me pienso quedar de brazos cruzados! ¡Me da igual lo que diga Celestia, buscaré a Sunset por mi cuenta!
-Pero Rainbow, si ni siquiera sabíamos por dónde empezar antes…-murmuró Applejack.
-¡No puede ser tan complicado! ¡Buscaré por todos los lados hasta encontrarla, ya lo veréis, seguro que la encuentro antes que la policía!
No hubo manera de convencerla de lo contrario y acabó yéndose de allí, desoyendo a las demás; Rarity se fue a casa y el resto también, decidiendo hacer caso a la directora. Durante el camino no pudo quitarse la mueca de preocupación e su cara, y en cuanto pasó al lado de la cafetería se encontró de frente con Flash.
-Hola, Rarity… ¿y esa cara tan larga?
La chica le miro por un momento, no muy segura de si decírselo, pero al final anunció.
-Flash, vengo de la comisaria… me temo que Sunset… ha desaparecido.
El chico se quedó de una pieza, sin poderse creer lo que había oído.
-¿¡Qué?!
-No vino a clase en todo el día, pensamos que se había quedado en casa, pero allí no estaba cuando fuimos, y tampoco aparecía por ningún otro lado. La directora Celestia nos ayudó a reportar la desaparición a la policía.
Pero el chico apenas escuchaba, su cerebro iba por otros derroteros, haciendo sus propias suposiciones; sin decir nada más, echó a correr, dejando plantada a Rarity.
-¡Flash, espera! ¿¡A dónde vas?!
Pero para entonces, el chico ya estaba lejos.
Mientras tanto, en el instituto, los últimos alumnos iban saliendo mientras que el conserje esperaba con el manojo de llaves en su mano.
-Venga, que he de cerrar…-decía, con gesto cansado.
El último de los alumnos en salir fue Shine, el cual se quedó un poco rezagado del resto; esperó a que el conserje cerrara por dentro y, una vez solo, se dirigió hacia la estatua del corcel. En cuanto posó la mano en el pedestal, descubrió con sorpresa que se notaba duro y frio.
-No puede ser… debería estar abierto…-pensó en lo más hondo de su ser.
Trató por todos los medios de no entrar en pánico, pensando en la posibilidad de reabrirlo de nuevo si se traía la dinamo, aunque bastantes problemas tuvo antes para conseguirla y sacarla del almacén sin ser visto. En eso estaba, cuando de golpe y porrazo notó como alguien le cogía de la camiseta y se encontró con Flash matándolo con la mirada.
-¿¡Dónde está?! ¡Dime dónde está!
-¿El qué, qué dices?
-¡No te hagas el tonto conmigo, tío! ¿¡Dónde está Sunset, que has hecho con ella!? ¡Dímelo ahora mismo!
-¡No sé de qué me hablas, yo tampoco sé dónde está!
-¡Mentira! ¡Sé que algo ocultas, pretendes hacer algo, no sé el qué, pero seguro que tiene que ver con Sunset!
En ese momento, Shine se puso a la defensiva y se zafó de él, dándole un empujón.
-¡No me toques, imbécil, no sé de qué me hablas cuando te me diriges así en plan perturbado!
-¿¡Qué?!
-¡Mira, que te entre en la cabeza tío, Sunset y yo estamos juntos! ¿¡Vale?! ¡Y si tanto te jode, no haber cortado con ella antes!
-¡No me vengas con esas, sabes de lo que te hablo! ¡Como Sunset no aparezca en menos de veinticuatro horas, aquí van a haber más que palabras!-aseguró Flash, más cabreado que nunca.
-¿¡Oh, sí?! ¡Qué miedo me das, capullo, aquí te espero entonces!
Los dos chicos no apartaron la vista el uno del otro, enfrentándose con la mirada; Shine se ajustó su camisa y antes de irse, le dijo.
-La próxima vez que me abordes así, no seré tan condescendiente contigo.
Flash le observó irse hasta que le perdió de vista tras la esquina del instituto; sintiéndose más impotente que nunca, descargó toda su frustración pateando el pedestal de la estatua. Pero fue en ese mismo instante en el que se acordó del portal y quiso comprobar una cosa por sí mismo; ignorando las cintas, alzó la mano y tocó la superficie del mismo, pero tan solo se sintió fría y dura. No pudo evitar dejar escapar un suspiro nostálgico, recordando tanto a Twilight como a Sunset; de alguna manera se había hecho a la idea de que no volvería a verla en un largo periodo de tiempo. Pero Sunset era otra historia. No podía comprender que hubiera desaparecido así sin más, la idea se le antojaba extraña y ridícula. Hasta la idea más loca y absurda, le pareció sensata y plausible, comprobándolo por sí mismo poco después.
No quiso abandonar la estatua, pero tampoco iba a encontrar a Sunset así, por lo que decidió irse y se fue a por su coche; una luna menguante decoraba lo alto del cielo en cuanto dejó el parking.
Sunset no oía nada salvo sonidos apagados y voces lejanas resonando en su cabeza; trató de abrir los ojos y le pareció ver unas figuras borrosas acompañadas de una voz que ella conocía bien.
-¡Está despertando!
En cuanto pudo enfocar bien, pudo ver que se trataba de Twilight y sus amigas, las cuales se encontraban congregadas ante una cama de la enfermería del palacio.
-¡Oh, Sunset, sentimos lo que ha pasado! ¡La princesa nos llamó con urgencia ayer de madrugada y vinimos todo lo rápido que pudimos!-exclamó la princesa.
Fue entonces cuando la unicornio recordó los acontecimientos previos y se levantó de un bote.
-El espejo… ¡el espejo!-exclamó, echando a correr.
-¡Sunset, espera!-la llamó Twilight.
Sin prestar atención a nada más, ni siquiera a sus patas vendadas, corrió sin parar hasta llegar a la sala donde se guardaba el espejo, el cual se encontraba allí, junto con la princesa Celestia, Luna y Cadance.
-¡No! ¡No, no, no!-masculló ella, acercándose a lo que quedaba de él.
-Sunset, espera…-murmuró Celestia.
Aun así, la aludida se acercó al montón de trozos de cristal que ahora era el espejo; la tabla de madera que lo sostenía había sido reparada, junto con las ornamentaciones. Se quedó mirando durante un buen rato al montón, mientras que las demás se personaban en el lugar, tras la estela de Sunset. En un momento dado, ella se dio la vuelta y se dirigió a Celestia.
-¡Princesa, por favor, tiene que hacer algo, intente repararlo!
-Me temo que no es tan sencillo, Sunset…
-¡Pero algo podrá hacer, lo que sea! ¡Por favor, se lo pido por favor, inténtelo!-masculló ella, al borde de las lágrimas.
La alicornio blanca la miró por un momento, rumiando posibilidades, y luego suspiró; al punto, su cuerno brilló en un aura dorada y todos los trozos de cristal comenzaron a levitar. Uno por uno, comenzaron a colocarse sobre el tablón de madera, resolviendo mágicamente un puzzle de más de cien piezas por lo menos. Una vez que estuvieron todos en su sitio, el aura dorada que los envolvía a todos se intensificó y las grietas entre los trozos se soldaron, formando de nuevo el espejo. Sunset esbozó una gran sonrisa al verlo entero, pero ésta se desvaneció al poco tiempo en cuanto vio que las grietas volvían a ser visibles; en menos de cinco segundos, los trozos de cristal volvieron a caer al suelo tintineando y formando de nuevo el montón. Sunset se sintió hundida por momentos.
-Me temo que no es posible repararlo, al menos mediante métodos convencionales. Supongo que ya lo sabrás, pero la magia de ese espejo databa de tiempos muy antiguos, cercanos a los de Starswirl el Barbudo-explicó Celestia, sin perder la calma.
-Pero, pero… ¿cómo voy a volver ahora? Este es el único modo posible de acceder allí…-inquirió Sunset, desesperada.
-Ahora mismo no tenemos muchas opciones… aunque una cosa es clara, esto no ha sido un accidente. Alguien ha empujado el espejo. Y tenemos que descubrir quien ha sido-añadió Celestia, seriamente.
-Pero ¿quién querría hacer una cosa semejante?-se preguntó Twilight, en voz alta.
-Esa es una pregunta de lo más interesante, Twilight… quien quiera que haya hecho esto, sabia de qué trataba el asunto. Y por la misma regla de tres, también conocía tanto a Sunset como lo que había detrás del espejo. Es por eso que debemos de tomar este asunto de la forma más prudente posible. Pero lo primero es lo primero, debemos de investigar quien ha podido cometer semejante atrocidad. Twilight, quiero que estés al mando de las pesquisas, elabora una lista de sospechosos e interroga a quien creas necesario para descubrir al culpable.
-¡Sí princesa, no la defraudaré!
-Sabía que podía contar contigo. El resto podéis ayudarla. En cuanto a ti, Sunset, será mejor que descanses, el golpe ha sido muy duro y necesitas estar lucida-añadió Celestia, dirigiéndose a ella.
-¡Pero princesa, yo también quiero ayudar, no quiero quedarme de patas cruzadas!
-Lo sé, pero ahora lo último que necesitas es ponerte en tensión… descansa al menos un día y luego podrás unirte a ellas.
La mirada de la alicornio blanca fue tal que Sunset no quiso discutirlo más y se quedó callada, sin decir nada más. Las demás la acompañaron de vuelta a la enfermería.
-No te preocupes, Sunset, nosotras nos ocuparemos hoy, tu solo descansa-la dijo Twilight.
-Sí, no tienes por qué preocuparte por nada, dulzura, encontraremos al que haya hecho esto-aseguró Applejack.
-¡Sí! ¡Lamentará haber roto el espejo y lamentará haberte dejado tirada aquí!-añadió Pinkie, molesta.
-Gracias por venir, chicas… solo espero volver enseguida, no quiero abandonar a mis amigas. Ojalá haya otra forma de regresar…-murmuró ella, preocupada.
-Tranquila, no pienses en eso, trataré de descubrir alguna otra forma por si no conseguimos arreglar el espejo.
Estuvieron con ella un rato más y luego se despidieron, dejándola tumbada en la cama; Sunset se dio la vuelta y lanzó una mirada llena de incertidumbre a través de la ventana. ¿Y si no conseguía volver? ¿Y si sus amigas al otro lado se olvidan de ella? ¿La estarían buscando? Eran tantas preguntas que ni siquiera sabía su respuesta. No pudo evitar soltar algunas lágrimas, muerta de preocupación.
-Chicas… lo siento tanto. En buen momento nos peleamos…
A pesar de que eran las nueve de la mañana, Sunset llegó a dormirse un poco, pensando en un futuro incierto y poco definido. Mientras tanto, la tierra a ambos lados del espejo seguía girando.
-No ha llamado en todo el día… ¿estará bien?-se preguntó Rarity, mirando su móvil.
-No debimos ser tan malos con ella, quizás no quiere volver a vernos nunca más…-masculló Fluttershy, con los ojos vidriosos.
-No, a ver, no nos pongamos en lo peor, igual está en casa… iremos a ver-sugirió Applejack entonces.
-Sí, será mejor…-asintió Pinkie Pie.
En cuanto pasaron por el hall, la directora Celestia las alcanzó al poco de salir de su despacho.
-Ah, chicas, aquí estáis… necesito hablar urgentemente con Sunset ¿la habéis visto?
-No, no ha venido en todo el día, precisamente íbamos a su casa para ir a verla…-reveló Rarity.
-¿De veras? Se trata de un asunto delicado, necesito hablar con ella… si la llegáis a ver avisadme, por favor, os dejo mi número de móvil por si las moscas.
Rarity apuntó el número de Celestia en su agenda y luego partieron en dirección a la casa de Sunset directamente; a paso ligero les tomó menos tiempo del esperado y una vez allí, llamaron al timbre. Esperaron un buen rato, Rarity llamó más de una vez, pero nadie abrió la puerta.
-Qué raro… ¿no está?-se preguntó ella, en voz alta.
-¿Y si se ha ido porque se ha enfadado con nosotras y no quiere ser más nuestra amiga debido a nuestra fría actitud para con ella el otro día?-inquirió Pinkie de un sola sentada, dibujando una triste mirada.
-No creo… aunque aun así es un poco raro…-murmuró Applejack.
-Quizás haya… salido-supuso Fluttershy.
-Pero podría haber avisado… a no ser que aun estuviera enfadada con nosotras por lo de antes…-pensó Rainbow en voz alta.
Aun así, ninguna de esas suposiciones satisfizo a Rarity, la cual anunció.
-No, esto es muy raro… tenemos que entrar, vamos a ver si podemos hacerlo por detrás.
El grupo rodeó la pequeña casa rápidamente y comprobaron la puerta de la cocina, pero también estaba cerrada; Applejack echó un rápido vistazo a la puerta acristalada del salón, lo que la permitió verlo.
-¡Mirad, uno de esos cristales está roto!
El roto era lo suficientemente grande como para poder colar el brazo por él y abrir la puerta desde dentro, cosa que hizo Applejack enseguida; las cinco entraron en la casa y llamaron a Sunset a la vez, sin obtener respuesta. Mientras las demás buscaron a la chica por la pequeña casa, Rarity echó un vistazo en su habitación, encontrando el lugar bastante recogido y sin tocar; la mochila de Sunset yacía a los pies de la cama, los cuadernos con sus apuntes se encontraban en la mesa del escritorio y su armario lucia entero y sin tocar. La modista frunció el ceño, cada vez más extrañada. Regresó al salón, donde las demás se encontraban cavilando sobre el paradero de su amiga.
-¿Y si se ha ido de verdad? habría tenido tiempo de coger el autobús de la mañana, o incluso un avión…-masculló Pinkie, cada vez más triste.
-No, sus cosas siguen en su sitio y su armario intacto, por lo que no ha podido irse a ningún sitio, y menos aún con las manos vacías. Y no parece haber pasado por casa antes, ni siquiera la cama estaba deshecha-explicó ella.
-Pero si no se ha pasado por aquí en las últimas horas… ¿dónde está?-inquirió en ese momento Applejack.
Todas se miraron, cada vez más preocupadas; Rarity intentó llamarla, pero mayor fue su sorpresa al escuchar a la operadora anunciar.
-El número al que llama no se encuentra disponible en este momento. Por favor, inténtelo más tarde.
-Qué raro… esto es muy raro, no es normal…-masculló Rarity, muy nerviosa.
-Normalmente ese mensaje salta cuando el receptor se encuentra fuera de línea…-recordó Rainbow.
-Quizás no tenga cobertura… o se la ha acabado la batería, normalmente las baterías de los android sólo suelen durar un día-supuso Applejack.
-Lo sé, pero aun así…
En ese momento, oyeron a la cerradura de la puerta principal abrirse y todas reaccionaron enseguida; Pinkie saltó de golpe, esperando a encontrar a Sunset en cuanto la puerta se abrió.
-¡Lo sentimos, Sunset, no queríamos hacerte daño, perdónanos por favor!-exclamó.
Pero justo después, una figura alta y desgarbada apareció en el umbral, con un bate de beisbol en las manos; Pinkie se quedó helada, viendo como la figura cargaba contra ella.
-¡Pinkie!-exclamó Rainbow, moviéndose como una gacela.
Antes de que el bate bajara hacia ella, la chica interpuso su brazo y se mantuvo firme ante el golpe; acto seguido, lo cogió con fuerza y lo tiró al suelo, antes de coger del brazo al atacante y haciéndole una llave de judo que lo dejó inmovilizado.
-¡Argh, maldita sea, suéltame niñata!-masculló una voz grave.
-¿¡Quién es usted y a qué ha venido?! ¡Conteste!
-¡Soy Philip Morris, el dueño de esta casa, suéltame ahora mismo o llamo a la policía!
-¡Rainbow, suéltale, le estás haciendo daño!-exclamó Rarity.
La chica obedeció y Rarity habló justo después.
-Sentimos la intromisión, señor Morris, pero estamos buscando a nuestra amiga Sunset Shimmer ¿sabe usted dónde está?
-¡No, no ha aparecido en todo el día, ya que siempre vigilo la casa! ¡Por eso estoy aquí, antes os vi desaparecer por detrás y supuse que habías entrado! ¿Sabéis que esto es allanamiento de morada? ¡Podría llamar ahora mismo a la policía para que os retuviera en el calabozo durante unas preciosas horas!-les espetó Morris, enfadado.
-Ya le he dicho que lo sentimos, pero entiéndanos, estamos muy preocupadas por Sunset, no la hemos visto en todo el día…
-¡Aun así eso no justifica que entréis así sin más! ¡Largaos ahora mismo antes de que me lo piense mejor, vamos!
No pudieron hacer nada más y se fueron de allí, bajo la atenta y molesta mirada del señor Morris; Rarity volvió a llamar a Sunset, obteniendo los mismos resultados. Hicieron un rápido tanteo de los lugares que solía frecuentar, peguntando en el videoclub, la cafetería de los Cake o en el cine, pero nadie la había visto en todo el día. Para las siete de la tarde todas se encontraban lo suficientemente preocupadas como para pasar al estado de pánico por su amiga; Fluttershy ya estaba llorando sentada en un banco, Rainbow no dejaba de dar vueltas, muerta de los nervios, y Pinkie se encontraba apartada de las demás, con el pelo alisado.
-¿Qué podemos hacer? No aparece por ningún lado ¿y si la han secuestrado? Ay, Dios, no…-masculló Applejack, igual de angustiada que las demás.
Rarity había intentado tantas veces llamarla, con los mismos resultados; incluso ella no pudo evitar soltar unas pocas lágrimas.
-Lo siento tanto, Sunset… no debimos pelearnos contigo…
En ese momento sólo vio una posibilidad, por lo que marcó el número de la directora Celestia; esperó un poco y lo cogió enseguida.
-¿Sí?
-¿Directora Celestia? Soy Rarity…
-Ah, Rarity… ¿habéis localizado ya a Sunset?
-No, de hecho no aparece, no estaba en casa, hemos ido a otros lugares, pero tampoco ha aparecido… creo que ha desaparecido…-anunció ella, con voz llorosa.
Celestia se quedó en silencio durante unos ínfimos segundos antes de volver a hablar.
-¿Dónde estáis?
-En la plaza, al lado del ayuntamiento… no sabemos qué hacer…
-No os mováis de allí, ahora voy-dijo Celestia, antes de colgar.
Esperaron a la directora, la cual se presentó rápidamente después de cinco minutos; salió de su coche toda azorada y se acercó a Rarity.
-Cuéntame todos los detalles-la pidió.
Pero en ese momento, al verla, Fluttershy se levantó y se echó sobre ella, llorando como una magdalena.
-¡Directora, por favor, encuentre a Sunset, se lo ruego!-masculló.
Celestia la consoló sólo como una madre lo haría.
-Tranquila, mi pequeña niña, la encontraremos, pero primero tenéis que mantener la calma, todas.
Su tranquila mirada y porte maternal consiguió calmar a la tímida chica, la cual asintió en silencio; el resto consiguió sobreponerse un poco.
-Vale, eso es, muy bien, con tranquilidad. Ahora contadme todo lo que ha pasado.
Rarity la resumió toda la búsqueda rápidamente, mientras Celestia escuchaba; una vez que terminó, ella se quedó en silencio durante unos breves instantes antes hablar.
-Tal y como lo dices, todo apunta a que Sunset ha desaparecido… por nuestra cuenta no haríamos nada, así lo que vamos a hacer es ir a la comisaria y reportar su desaparición. ¿De acuerdo? La policía sabrá cómo actuar.
Celestia las metió a todas en su coche y se acercaron a la comisaria, a pocas manzanas de donde se encontraban; antes de entrar, Celestia se dirigió a las demás.
-Dejadme hablar a mí, si algún agente os pide que les expliquéis algo, hacedlo.
Todas asintieron a la vez, sin decir nada más; entraron en el recinto, siendo atendidos enseguida por un agente.
-Vengo a reportar una desaparición, soy la directora Celestia del instituto Canterlot y una de mis alumnas ha desaparecido.
-Muy bien ¿cómo se llama la alumna?
-Sunset Shimmer.
-¿Edad?
-Dieciocho años.
El policía estuvo tecleando rápidamente en el ordenador, mirando la base de datos, y tras eso murmuró.
-Aquí, Sunset Shimmer, dieciocho años, estudiante de transferencia en el instituto Canterlot… la ficha me dice que se encuentra empadronada en Kansas.
Todos se quedaron un tanto extrañados por la revelación, ya que sabían perfectamente de donde venía Sunset.
-¿Cómo?
-Así es, había venido aproximadamente dos años al pueblo, con los papeles de emancipación arreglados y una cuenta joven agregada al banco del pueblo. Hija de Sunshine Green y Dusk Noir, vivía en Kansas antes de venirse aquí a Pine Creek…
Los datos dejaron a las presentes aún más confusas si caben, lo que el policía notó.
-¿Hay algo mal en toda esta información?
-Eh… no, en realidad no, es solo que no sabíamos que era de Kansas…-murmuró Rarity rápidamente, saliendo del paso.
-Ya… bueno, cuéntenme lo que ha pasado.
Entre las cinco, relataron al policía toda la jornada y la posterior búsqueda infructuosa de su amiga, mientras que el agente tomaba nota.
-¿Cuándo fue la última vez que la vieron?
-El viernes después de clase… nos enfadamos con ella antes, por lo que no llegamos a hablar en todo el fin de semana-añadió Rarity, algo dolida.
-Ya veo… ¿han intentado llamarla?
-Un montón de veces, pero la operadora saltaba todo el rato anunciando que la línea estaba cerrada.
El policía no dijo nada, tan solo asintió con la cabeza sin dejar de teclear en el ordenador; una vez que terminó de rellenar la ficha, anunció.
-Vale, necesitaría una foto de la desaparecida para empezar a lanzar copias…
-Yo se la facilitaré, puedo mandarle la foto de su expediente académico-murmuró Celestia.
-Vale, pues esto ya está, a partir de aquí nos encargamos nosotros, pero si creen poder saber algo más que nos pueda ayudar, no lo duden y vengan a contárnoslo. Y le agradecería que me mandara cuanto antes esa foto, señorita Celestia.
-Sí, en cuanto llegue a casa.
Tras las formalidades previas, se despidieron del policía y salieron de la comisaria con los ánimos por los suelos y muy preocupadas por Sunset; Celestia era la única que conservaba la calma.
-Muy bien, seguro que la policía la encuentra enseguida. Ahora volved todas a casa, os mantendré informadas de lo que surja.
-¿¡Cómo puede estar tan tranquila!? ¡No sabemos dónde está nuestra amiga, y hasta que la policía se mueva, seguro que pasa un buen tiempo!-masculló Rainbow, muy azorada.
-¡Es verdad, nosotras podemos buscarla también!-exclamó Pinkie.
-Comprendo vuestra aflicción, chicas, pero la policía tiene muchos más recursos que todos nosotros, tan solo podemos confiar en ellos y esperar.
Celestia se despidió de ellas y se fue de allí en su coche rápidamente; las cinco amigas la vieron irse, y en cuanto se quedaron solas, Rainbow exclamó.
-¡Pues yo no me pienso quedar de brazos cruzados! ¡Me da igual lo que diga Celestia, buscaré a Sunset por mi cuenta!
-Pero Rainbow, si ni siquiera sabíamos por dónde empezar antes…-murmuró Applejack.
-¡No puede ser tan complicado! ¡Buscaré por todos los lados hasta encontrarla, ya lo veréis, seguro que la encuentro antes que la policía!
No hubo manera de convencerla de lo contrario y acabó yéndose de allí, desoyendo a las demás; Rarity se fue a casa y el resto también, decidiendo hacer caso a la directora. Durante el camino no pudo quitarse la mueca de preocupación e su cara, y en cuanto pasó al lado de la cafetería se encontró de frente con Flash.
-Hola, Rarity… ¿y esa cara tan larga?
La chica le miro por un momento, no muy segura de si decírselo, pero al final anunció.
-Flash, vengo de la comisaria… me temo que Sunset… ha desaparecido.
El chico se quedó de una pieza, sin poderse creer lo que había oído.
-¿¡Qué?!
-No vino a clase en todo el día, pensamos que se había quedado en casa, pero allí no estaba cuando fuimos, y tampoco aparecía por ningún otro lado. La directora Celestia nos ayudó a reportar la desaparición a la policía.
Pero el chico apenas escuchaba, su cerebro iba por otros derroteros, haciendo sus propias suposiciones; sin decir nada más, echó a correr, dejando plantada a Rarity.
-¡Flash, espera! ¿¡A dónde vas?!
Pero para entonces, el chico ya estaba lejos.
Mientras tanto, en el instituto, los últimos alumnos iban saliendo mientras que el conserje esperaba con el manojo de llaves en su mano.
-Venga, que he de cerrar…-decía, con gesto cansado.
El último de los alumnos en salir fue Shine, el cual se quedó un poco rezagado del resto; esperó a que el conserje cerrara por dentro y, una vez solo, se dirigió hacia la estatua del corcel. En cuanto posó la mano en el pedestal, descubrió con sorpresa que se notaba duro y frio.
-No puede ser… debería estar abierto…-pensó en lo más hondo de su ser.
Trató por todos los medios de no entrar en pánico, pensando en la posibilidad de reabrirlo de nuevo si se traía la dinamo, aunque bastantes problemas tuvo antes para conseguirla y sacarla del almacén sin ser visto. En eso estaba, cuando de golpe y porrazo notó como alguien le cogía de la camiseta y se encontró con Flash matándolo con la mirada.
-¿¡Dónde está?! ¡Dime dónde está!
-¿El qué, qué dices?
-¡No te hagas el tonto conmigo, tío! ¿¡Dónde está Sunset, que has hecho con ella!? ¡Dímelo ahora mismo!
-¡No sé de qué me hablas, yo tampoco sé dónde está!
-¡Mentira! ¡Sé que algo ocultas, pretendes hacer algo, no sé el qué, pero seguro que tiene que ver con Sunset!
En ese momento, Shine se puso a la defensiva y se zafó de él, dándole un empujón.
-¡No me toques, imbécil, no sé de qué me hablas cuando te me diriges así en plan perturbado!
-¿¡Qué?!
-¡Mira, que te entre en la cabeza tío, Sunset y yo estamos juntos! ¿¡Vale?! ¡Y si tanto te jode, no haber cortado con ella antes!
-¡No me vengas con esas, sabes de lo que te hablo! ¡Como Sunset no aparezca en menos de veinticuatro horas, aquí van a haber más que palabras!-aseguró Flash, más cabreado que nunca.
-¿¡Oh, sí?! ¡Qué miedo me das, capullo, aquí te espero entonces!
Los dos chicos no apartaron la vista el uno del otro, enfrentándose con la mirada; Shine se ajustó su camisa y antes de irse, le dijo.
-La próxima vez que me abordes así, no seré tan condescendiente contigo.
Flash le observó irse hasta que le perdió de vista tras la esquina del instituto; sintiéndose más impotente que nunca, descargó toda su frustración pateando el pedestal de la estatua. Pero fue en ese mismo instante en el que se acordó del portal y quiso comprobar una cosa por sí mismo; ignorando las cintas, alzó la mano y tocó la superficie del mismo, pero tan solo se sintió fría y dura. No pudo evitar dejar escapar un suspiro nostálgico, recordando tanto a Twilight como a Sunset; de alguna manera se había hecho a la idea de que no volvería a verla en un largo periodo de tiempo. Pero Sunset era otra historia. No podía comprender que hubiera desaparecido así sin más, la idea se le antojaba extraña y ridícula. Hasta la idea más loca y absurda, le pareció sensata y plausible, comprobándolo por sí mismo poco después.
No quiso abandonar la estatua, pero tampoco iba a encontrar a Sunset así, por lo que decidió irse y se fue a por su coche; una luna menguante decoraba lo alto del cielo en cuanto dejó el parking.
Sunset no oía nada salvo sonidos apagados y voces lejanas resonando en su cabeza; trató de abrir los ojos y le pareció ver unas figuras borrosas acompañadas de una voz que ella conocía bien.
-¡Está despertando!
En cuanto pudo enfocar bien, pudo ver que se trataba de Twilight y sus amigas, las cuales se encontraban congregadas ante una cama de la enfermería del palacio.
-¡Oh, Sunset, sentimos lo que ha pasado! ¡La princesa nos llamó con urgencia ayer de madrugada y vinimos todo lo rápido que pudimos!-exclamó la princesa.
Fue entonces cuando la unicornio recordó los acontecimientos previos y se levantó de un bote.
-El espejo… ¡el espejo!-exclamó, echando a correr.
-¡Sunset, espera!-la llamó Twilight.
Sin prestar atención a nada más, ni siquiera a sus patas vendadas, corrió sin parar hasta llegar a la sala donde se guardaba el espejo, el cual se encontraba allí, junto con la princesa Celestia, Luna y Cadance.
-¡No! ¡No, no, no!-masculló ella, acercándose a lo que quedaba de él.
-Sunset, espera…-murmuró Celestia.
Aun así, la aludida se acercó al montón de trozos de cristal que ahora era el espejo; la tabla de madera que lo sostenía había sido reparada, junto con las ornamentaciones. Se quedó mirando durante un buen rato al montón, mientras que las demás se personaban en el lugar, tras la estela de Sunset. En un momento dado, ella se dio la vuelta y se dirigió a Celestia.
-¡Princesa, por favor, tiene que hacer algo, intente repararlo!
-Me temo que no es tan sencillo, Sunset…
-¡Pero algo podrá hacer, lo que sea! ¡Por favor, se lo pido por favor, inténtelo!-masculló ella, al borde de las lágrimas.
La alicornio blanca la miró por un momento, rumiando posibilidades, y luego suspiró; al punto, su cuerno brilló en un aura dorada y todos los trozos de cristal comenzaron a levitar. Uno por uno, comenzaron a colocarse sobre el tablón de madera, resolviendo mágicamente un puzzle de más de cien piezas por lo menos. Una vez que estuvieron todos en su sitio, el aura dorada que los envolvía a todos se intensificó y las grietas entre los trozos se soldaron, formando de nuevo el espejo. Sunset esbozó una gran sonrisa al verlo entero, pero ésta se desvaneció al poco tiempo en cuanto vio que las grietas volvían a ser visibles; en menos de cinco segundos, los trozos de cristal volvieron a caer al suelo tintineando y formando de nuevo el montón. Sunset se sintió hundida por momentos.
-Me temo que no es posible repararlo, al menos mediante métodos convencionales. Supongo que ya lo sabrás, pero la magia de ese espejo databa de tiempos muy antiguos, cercanos a los de Starswirl el Barbudo-explicó Celestia, sin perder la calma.
-Pero, pero… ¿cómo voy a volver ahora? Este es el único modo posible de acceder allí…-inquirió Sunset, desesperada.
-Ahora mismo no tenemos muchas opciones… aunque una cosa es clara, esto no ha sido un accidente. Alguien ha empujado el espejo. Y tenemos que descubrir quien ha sido-añadió Celestia, seriamente.
-Pero ¿quién querría hacer una cosa semejante?-se preguntó Twilight, en voz alta.
-Esa es una pregunta de lo más interesante, Twilight… quien quiera que haya hecho esto, sabia de qué trataba el asunto. Y por la misma regla de tres, también conocía tanto a Sunset como lo que había detrás del espejo. Es por eso que debemos de tomar este asunto de la forma más prudente posible. Pero lo primero es lo primero, debemos de investigar quien ha podido cometer semejante atrocidad. Twilight, quiero que estés al mando de las pesquisas, elabora una lista de sospechosos e interroga a quien creas necesario para descubrir al culpable.
-¡Sí princesa, no la defraudaré!
-Sabía que podía contar contigo. El resto podéis ayudarla. En cuanto a ti, Sunset, será mejor que descanses, el golpe ha sido muy duro y necesitas estar lucida-añadió Celestia, dirigiéndose a ella.
-¡Pero princesa, yo también quiero ayudar, no quiero quedarme de patas cruzadas!
-Lo sé, pero ahora lo último que necesitas es ponerte en tensión… descansa al menos un día y luego podrás unirte a ellas.
La mirada de la alicornio blanca fue tal que Sunset no quiso discutirlo más y se quedó callada, sin decir nada más. Las demás la acompañaron de vuelta a la enfermería.
-No te preocupes, Sunset, nosotras nos ocuparemos hoy, tu solo descansa-la dijo Twilight.
-Sí, no tienes por qué preocuparte por nada, dulzura, encontraremos al que haya hecho esto-aseguró Applejack.
-¡Sí! ¡Lamentará haber roto el espejo y lamentará haberte dejado tirada aquí!-añadió Pinkie, molesta.
-Gracias por venir, chicas… solo espero volver enseguida, no quiero abandonar a mis amigas. Ojalá haya otra forma de regresar…-murmuró ella, preocupada.
-Tranquila, no pienses en eso, trataré de descubrir alguna otra forma por si no conseguimos arreglar el espejo.
Estuvieron con ella un rato más y luego se despidieron, dejándola tumbada en la cama; Sunset se dio la vuelta y lanzó una mirada llena de incertidumbre a través de la ventana. ¿Y si no conseguía volver? ¿Y si sus amigas al otro lado se olvidan de ella? ¿La estarían buscando? Eran tantas preguntas que ni siquiera sabía su respuesta. No pudo evitar soltar algunas lágrimas, muerta de preocupación.
-Chicas… lo siento tanto. En buen momento nos peleamos…
A pesar de que eran las nueve de la mañana, Sunset llegó a dormirse un poco, pensando en un futuro incierto y poco definido. Mientras tanto, la tierra a ambos lados del espejo seguía girando.