Capítulo 5
Maniobra evasiva
Maniobra evasiva
Desde que adquirió su nueva pista para investigar el origen de Frank, Twilight no había tenido muchas oportunidades de acercarse a Hollow Shades; la biblioteca la había tenido ocupada de un tiempo a esa parte, además de otros acontecimientos acaecidos en el pueblo. Applejack se había ausentado durante casi una semana de Ponyville tras la competición de rodeo de Ecuestria, y todas ellas tuvieron que ir a buscarla. Y hace unos pocos días, durante la temporada de sidra, apareció un par de unicornios con una extraña máquina y trataron de estafar a la familia Apple.
-Estoy que no paro…-pensó ella, mientras se dirigía a desayunar al Sugarcube Corner esa mañana.
Se había levantado con pocas ganas de acercarse a la cocina y Spike no estaba, ya que se había ido de acampada con las CMC, por lo que optó por una escapada rápida a la pastelería antes de ponerse a trabajar. Nada más entrar, Pinkie la saludó con su característico dinamismo.
-¡Buenos días, Twilight!
-Hola, Pinkie… vengo a desayunar…
-¡Marchando un desayuno continental para la unicornio más lista del pueblo!-exclamó la poni de tierra, corriendo hacia la cocina.
Twilight esbozó una media sonrisa y se sentó cerca de la ventana, viendo a los ponis pasar por la calle; no lo parecía, pero ya había pasado casi un año y medio desde que se mudó al pueblo, y a ella se le antojaba como si todo hubiera pasado justo ayer. Ponyville tenía un encanto especial que no la pasó desapercibido cuando lo visitó por primera vez, y era en ese justo momento cuando más podía notarlo. El ritmo de vida era tranquilo y relajado, los ponis del pueblo eran amables y agradables, y todos se conocían como si fueran una gran familia. Quizás fuera eso lo que más destacaba del pueblo. Y a pesar de que no era muy grande, tenía una afluencia bastante notable de ponis.
-¡Tu desayuno, Twilight!-exclamó Pinkie, apareciendo repentinamente.
-Oh, gracias Pinkie…
Como había llegado pronto y era el primer cliente del día, Pinkie aprovechó para sentarse con ella y hablar un rato.
-¡Oye, oye! ¿Te has enterado, te has enterado?
-No ¿de qué?
-¡Dentro de un par de días va a ser el aniversario de Hollow Shades, y va a haber una gran celebración! He oído que los bat ponis van a asistir, ya que es un acontecimiento muy especial para ellos, y la princesa Luna presidirá la ceremonia.
La noticia le llamó la atención gratamente, ya que era una oportunidad de oro para acercarse e investigar sobre el terreno.
-¿De veras? Vaya, en ese caso podría ir yo también, tengo pendiente el acercarme a Hollow Shades…
-¡Por eso te lo comento! Me gustaría ir yo también, aunque para ese mismo día tenemos un encargo muy grande aquí y no creo que pueda acercarme… ¿podrías traerme una postal si vas?
-Claro, cuenta con ello.
-¡Genial!
En ese momento entraron en el local más ponis y Pinkie reaccionó.
-¡Ah, te dejo, el deber me llama!
Pinkie echó a correr para llegar tras la barra y atender a los nuevos clientes; Twilight se centró en su desayuno, el cual consistía en un tazón de leche con avena, miel y azúcar, un zumo de naranja, bollería variada, huevos, varias piezas de fruta y pan dulce. Comió tranquila y pausadamente, mientras que iba redactando en su cabeza la siguiente carta para la princesa.
Cuando se tenía como tarea remodelar todo un sistema legal de más de mil años de antigüedad, lo último que se necesitaba era ponerse uno nervioso; Luna y Celestia lo sabían bien, por lo que esa mañana se levantaron mentalizadas y listas para la acción. En cuanto Luna dio de desayunar a Frank, se lo dio a Cadance para que lo cuidara por ella y se encerró junto con su hermana en una de las salas de juntas. En esta las esperaban más de treinta kilos en papel y pergaminos sacados del Archivo Real, de la cámara legislativa del mismo, donde se guardaban todas las leyes antiguas. Todos ellos se encontraban en un excelente estado de conservación, ya que era una cámara especial donde cuidaban expresamente de los documentos que allí descansaban. Al contrario que en el área restringida.
Fueron una por una, revisando todas y cada una de las leyes que componían todos esos privilegios que querían revisar.
-Derecho a una remuneración por fallecimiento del cabeza de familia… ¿Cuándo se aprobó ésta? No me suena…-murmuró Luna, extrañada.
-Fue poco después de que te fueras, hubo una epidemia de gripe muy seria, y por aquel entonces no había los recursos que había ahora… se llevó por delante muchas vidas, entre ellos la de algunos miembros del antiguo Consejo y la Cámara Alta…
-El Consejo… ¿en qué momento acabó desapareciendo?
-Hace ya mucho tiempo, casi a petición a popular… como era la Cámara Alta la que tramitaba las peticiones y decisiones antes de pasar por mis cascos, los ciudadanos veían innecesaria la acción del Consejo, y por esa razón, se acabó suprimiendo… la verdad, yo también lo veía inútil-admitió Celestia.
Las dos siguieron buscando privilegios que se salieran de la norma o que fueran tanto abusivos como restrictivos; al cabo de unos pocos minutos, Luna encontró algo.
-Hala, pero qué barbaridad… ¿Derecho a obtener una tercera parte de los beneficios de las arcas públicas en concepto de aranceles retributarios? Pero Tia, ¿Qué locura es esta?
-¿¡Qué?! Déjame ver eso…
Celestia se puso las gafas para verlo mejor y se quedó de piedra.
-Pero, pero esto… ¿qué tipo de disparate es este? ¿Cuándo acepté yo algo semejante?
-Pues si no lo sabes tú…
-Madre mía, aquí hay una cantidad de leyes ilícitas galopantes… no me puedo creer que pasaran así sin más por la Cámara Alta…
-Lo que no comprendo es cómo pudiste darlas luz verde así sin más, Celestia…-murmuró Luna, con tono severo.
-Pero es que eso es lo mejor, no recuerdo haber dado autorización para nada de esto… y, evidentemente, no la hubiera dado ni loca ¿pero qué demonios?
Cuanto más buscaban y escarbaban, con más leyes, privilegios y proclamas ilícitas se iban encontrando; la mayoría de ellas eran disparates de todo tipo, enfocados directamente a favorecer a la nobleza y mermar el poder de la realeza de forma completamente malévola y retorcida. Celestia estaba que no se lo creía, para ella era simplemente imposible que hubiera aprobado semejantes leyes. Hubo un momento en el que se llegó a derrumbar del todo.
-Pero… pero… ¿en qué momento llegué a ser tan rematadamente estúpida? ¿Qué he hecho mal? Por todos los ponis, soy una princesa horrible…
-No, nada de eso, Tia, las dos sabemos que eso no es verdad. Está claro que aquí hay unas irregularidades muy raras, por lo que trataremos de descubrir lo que pasó. De momento veo necesario anular todas estas leyes y someter a la Cámara Legislativa a una investigación inmediata-murmuró Luna.
-¡No, espera, no podemos anular así sin más todo el sistema normativo nobiliario, se nos echaría encima toda la Ecuestria alta!-exclamó su hermana.
-¡Pero se están lucrando ilícitamente a costa de una legislación que ni siquiera está cien por cien confirmada! ¡Tú misma lo has dicho, apenas recuerdas haber aprobado casi ninguna de estas restrictivas leyes!
-Comprendo tu punto de vista, Luna, pero no podemos actuar así sin más… necesitaríamos tener primero una serie de apoyos nobiliarios que nos ayuden a presentar un nuevo proyecto de ley que anule todo esto y renueve por completo y desde el principio el sistema nobiliario, y dudo mucho que todos esos nobles que se están aprovechando de esta anormal situación quieran apoyarnos así sin más-explicó Celestia.
-¡En ese caso tenemos que encontrar a algunos que sí quieran apoyarnos y se comprometan con la causa!
-Luna, sabes que eso va a ser muy complicado…
-¡Pues claro que lo sé, pero por lo menos habrá que intentarlo! ¡Me niego a quedarme de patas cruzadas, viendo como todos esos condenados holgazanes se lucran a nuestra costa y a la de la propia Ecuestria! ¡Es intolerable!
Celestia dejó escapar un lánguido suspiro, pensando en posibilidades.
-Estoy completamente de acuerdo contigo, Luna. Pero por ahora no podemos lanzarnos a la piscina así sin más. Primero tenemos que presentarle el caso a la Cámara Alta y luego conseguir apoyos que respalden nuestro nuevo proyecto de ley… ahora mismo, eso es lo más importante.
-Está bien, a ti siempre se te ha dado bien redactar, encárgate tú del proyecto de ley, yo me encargaré de conseguir esos apoyos-comentó Luna.
-Me parece bien, pero déjame que te ayude también con lo de conseguir los apoyos, conozco unos cuantos contactos que nos pueden ayudar con este asunto.
Tras esa rápida decisión, optaron por descansar un rato, saliendo a la terraza para tomar un poco el aire; desde donde estaban se podía ver en todo su esplendor las grandes extensiones del bosque Everfree, justo al lado, el pueblo de Ponyville, y más allá, se podía observar con todo detalle la belleza de Ecuestria hasta que se perdía más allá del horizonte.
-Dentro de poco va a ser el aniversario de la fundación de Hollow Shades… irás ¿no?-inquirió en ese momento Celestia.
-Claro… los ponis de allí me veneran como a una diosa, será todo un honor para ellos que me pase por allí en un día tan especial-asintió Luna.
-Sólo tú conoces bien a la raza de los bat ponis… yo siempre los he visto un tanto esquivos y callados.
-Pero eso es por su naturaleza libre y un tanto salvaje… antes de que yo los descubriera, vivían en cuevas y se comportaban casi como animales. Por ello, eran rechazados y despreciados. Cuando compartí con ellos mi bondad y comprensión, se abrieron a mí como nunca antes lo habían hecho. Y desde entonces, son una raza más abierta y activa… aunque aún no gozan de mucha simpatía más allá de sus tierras-explicó Luna con todo detalle.
-Es bueno que tengan a alguien como tú que les cuida y proteja…
-Sí… para ellos soy como una madre que vela por ellos y su noche.
Las dos se quedaron en silencio durante unos pocos segundos; justo después, hubo un ligero destello delante de Celestia y un pergamino doblado apareció ante ella, cogiéndolo con su magia.
-Carta de Twilight… a ver que me cuenta…
La estuvo leyendo detenidamente y luego comentó.
-Vaya, parece que quiere pasarse ella también durante el aniversario de Hollow Shades para investigar acerca del origen de Frank…
-En ese caso dila que se venga conmigo, estaré encantada de que se una.
Celestia escribió una contestación rápidamente y tras eso, se la mandó. Una vez que el receso terminó, volvieron dentro de la sala para seguir revisando las leyes ilícitas e ir apuntando todas aquellas presumibles de ser anuladas.
Mientras tanto, Cadance cuidaba de Frank, llevándolo en volandas por los pasillos y volando con él en su grupa lentamente, para no asustarle; a Frank le encantaba volar subido a la grupa tanto de su madre como de su prima, y se lo pasaba pipa con ésta en concreto. Siempre jugaban juntos, le leía cuentos de vez en cuando antes de dormir, le daba de comer a la hora justa, le cambiaba los pañales cuando lo necesitaba y siempre estaba allí para él. Cadance ya se había acostumbrado a ese nuevo ritmo de vida y no podía estar más encantada con Frank, al cual ya había cogido un inmenso cariño. A pesar de que todavía no sabía hablar, se compenetraban perfectamente, y para Cadance era muy fácil leer sus intenciones y sus emociones.
-Frank ¿dónde está el poni?-inquirió en ese momento ella, ocultando su cara tras sus cascos.
El aludido la miró fijamente, con los ojos muy abiertos y conteniendo la respiración.
-¡Aquí!-exclamó ella, descubriéndose de golpe.
Frank abrió la boca y soltó una gran carcajada; ese juego en concreto le encantaba y le hacía reírse con fuerza.
-Y ahora… ¡pedorreta en la barriguita!-añadió Cadance, haciéndole una rápidamente.
Para Frank fue la recoña y se partió de la risa, llegando a acariciar el hocico de su prima en el proceso; ésta le sonrió dulcemente y le devolvió el gesto frotando su hocico en su cabeza.
-Qué bonita estampa…-murmuró en ese momento una voz familiar para ella.
Cadance sintió entonces como si su corazón hubiera dado una voltereta y se dio la vuelta, viendo entonces al capitán de la Guardia Real.
-Ah, hola Shining… ¿no estás de guardia?-inquirió ella.
-Ahora mismo no, he retirado a las tropas… ¿sabes? Estoy convencido de que serias una madre estupenda…-comentó entonces él.
A eso, la princesa no pudo evitar enrojecer con fuerza.
-Oh, gracias… aunque no sé si esa sería la palabra más acertada, tan solo cuido de mi primo, eso es todo…
-Venga ya, os he estado observando antes y os compenetráis de maravilla… como madre, serías perfecta-aseguró Shining.
-Pues nunca he llegado a considerar el ser madre… me gustan mucho los niños, sí, pero tener uno propio…
-Tonterías… hiciste un gran trabajo cuidando de mi hermana, y ahora lo vuelves a hacer cuidando de Frank. Está más que claro que tienes aptitudes más que suficientes para ser madre…
-Puede… aunque aún no he encontrado a nadie con quien compartir mi vida ni formar una familia…-murmuró Cadance, llegando a esbozar un tonta sonrisita.
-¿Ah, no? ¿Y quién no querría fijarse en alguien como tú? ¿Qué tonto seria el que te dejara escapar?-inquirió Shining, siguiéndola el juego.
-Pues no sé… un tonto muy tonto, por ejemplo…
Los dos se miraron por un momento, esbozando sendas sonrisitas cínicas; sin decir nada más, los dos se acercaron y se dieron un suave beso en los labios. En ese momento oyeron un carraspeo y los dos se separaron de golpe. Levantaron la mirada y vieron a Blueblood en el umbral de la puerta, mirándoles ceñudo.
-Vaya, no sabía que ahora pagaran a plebeyos para que se saltaran su trabajo y se amancebaran con princesas…-murmuró, como quien no quiere la cosa.
-Lo que yo haga no es de tu incumbencia, Blueblood… ahora déjanos en paz-le espetó ella, molesta.
-Caramba ¿ya se te ha pasado ese momento familiar tuyo, prima?
Cadance le ignoró y cogió a Frank con su magia, apoyándolo en su pecho; Shining saltó en su defensa.
-En cualquier caso, yo ahora mismo no me encuentro de servicio, por lo que lo que yo o su alteza haga está de menos…
-Claro, es tan evidente para ti… me pregunto qué diría la tía Celestia si se enterara de que su capitán de la Guardia Real se está amancebando con su querida sobrina… yo, personalmente, lo encuentro ciertamente escandaloso-opinó Blueblood.
-¿Y eso por qué? Lo que yo haga u opine me concierne solo a mí-le espetó Cadance.
-Hombre, si fuera alguien más distendido, quizás me lo pensaría… pero sólo es un simple plebeyo que ha conseguido su puesto por mediación de terceros… ¿o acaso no tengo razón, querida prima?-inquirió Blueblood, esbozando una sonrisita de autosuficiencia.
La alicornio rosada quiso responder, pero en ese momento Shining interfirió por ella.
-Perdona, pero yo conseguí mi puesto escalando rangos y empezando siendo un simple soldado raso, no te consiento que pongas en duda mi profesionalidad y capacidad.,
-Tú cállate, plebeyo, no estaba hablando contigo…-le espetó entonces el príncipe.
Antes de que pudiera decir nada más, Shining se movió y apretó el cuello de Blueblood con una pezuña, sujetándole con fuerza con la otra; el príncipe quiso gritar, pero comprobó para su sorpresa que no podía.
-Esta es una técnica de lucha cuerpo a cuerpo que me llegaron a enseñar en la academia de instrucción… si aprieto un poco más hacia la glotis, te cierro la tráquea, haciendo que te empieces a ahogar…-masculló Shining, mirándole fijamente a los ojos.
-¡Shining, no, suéltale, no le hagas daño!-exclamó Cadance.
-Como vuelvas a insultar a Cadance o me vuelvas a faltar el respeto a mí, no tendré tanto miramientos como ahora y apretaré sin dudar…
-¡Shining, basta, le estás haciendo daño, para ya!
Los dos se sostuvieron la mirada fijamente, sin ni siquiera pestañear; la cara de Bblueblood comenzó a enrojecer. Frank dejó escapar varios gemidos incomodos, asustado.
-¡Shining, por favor, déjalo, hazlo por mí!
Frente a eso, el capitán de la guardia lo soltó y Blueblood cayó al suelo, respirando entrecortadamente y resoplando.
-Te arrepentirás de esto…-masculló entonces, mirándole con furia.
-Largo de mi vista.
El príncipe se fue de allí, dejando a los dos solos; Cadance calmó como pudo a Frank y luego se dirigió hacia él.
-¿Por qué le has hecho eso? ¡No tenías por qué haberle amenazado así!
-Estaba inventando calumnias sobre ti y me estaba faltando el respeto, me había tocado mucho la moral…
-¡Pero aun así no tenías por qué hacerle daño!
-¿Por qué le defiendes tanto? Si es un desgraciado…
-Lo sé, es un imbécil, pero aun así es mi primo… es mi familia… y, aunque no lo parezca, una vez fue bueno y cariñoso…
Shining se quedó un tanto sorprendido al ver a Cadance hablando de su primo de esa forma; decidieron olvidar lo que había pasado, y, antes de irse, Shining se despidió de Cadance con un beso en los labios. La princesa se quedó allí sosteniendo a Frank con su magia, esbozando una mirada preocupada. El pequeño Frank la miró con un semblante inquisitivo y ella le habló.
-Lo sé, Frank, lo sé… tu primo está muy tonto últimamente…
Tras ese breve comentario, Cadance se fue de allí, llevándose a Frank consigo.
-¿A dónde vamos, Twilight?
-A casa de Rarity.
-Ya, pero… ¿por qué has hecho las alforjas y has cerrado la biblioteca?
-Voy a estar todo el día fuera, y puede que no vuelva hasta mañana por la mañana, por lo que he optado por cerrar durante un día. Voy a irme a Hollow Shades con la princesa, y necesito a alguien que te cuide por mí, creo que Rarity es la mejor opción.
-¿Qué? Pero ¿por qué no puedo ir contigo? Sabes que puedo ayudarte…
-Sabes bien que te lo pediría, pero para este recado en concreto prefiero que te quedes aquí. Además, no hay mucho trabajo de un tiempo a esta parte, por lo que un descanso te vendrá bien.
Ese era el día del aniversario de la fundación de Hollow Shades, y Twilight había quedado esa misma mañana con la princesa en Canterlot para ir para allá directamente. Hollow Shades es un pueblo apartado, hogar de la conocida raza de bat ponis, y Twilight no estaba del todo segura cómo se tomaría la presencia de un dragón como Spike en un día tan señalado como ese. Por lo que optó por dejarlo en el pueblo, pero sin cargas laborales, para no estresarle.
Llegaron enseguida a la tienda de Rarity, la cual ya estaba enterada de los planes de su amiga; llamó a la puerta y la poni modista les abrió.
-Hola, Twilight… hola a ti también, Spikey wikey…
-Hola, Rarity…-la saludó el dragón, algo turbado.
-Entonces… ¿te vas ya, querida?
-Sí, he quedado dentro de una hora con la princesa, he de irme ya.
-Muy bien… puedes irte tranquila, Spikey y yo estaremos bien.
-Vale, mañana por la mañana estaré de vuelta… Spike, cuida de Rarity.
-O yo cuido de él, las dos cosas…-murmuró la aludida, divertida.
-Cuidamos de los dos-añadió el dragón.
Twilight sonrió y tras esa despedida se dirigió hacia la estación, con sus alforjas llenas. Se llevaba consigo una copia del cuento, el original por si las moscas, y varios libros de referencia de su propia colección por si necesitaba consultar algo. Aunque sabía que allí podría consultar más cosas, le gustaba llevarse con ella algunos libros para no quedarse desinformada en ningún momento. Además, casi siempre tendía a comparar diferentes fuentes de una sola cosa, por lo que, de esa forma, complementaba la investigación.
A primera hora de la mañana la estación no estaba muy concurrida, y el tren no tardó mucho en llegar, abordándolo de seguido; el revisor se pasó por los vagones para picar los billetes y, tras cinco minutos de espera, el tren partió tras un largo soplido de su silbato. Aun a pesar de que estaba acostumbrada a ese viaje, y ya lo había hecho más veces, cada vez que se subía a un tren para ir a Canterlot todo parecía diluirse y era casi como la primera vez. Era una sensación extraña, pero reconfortante. El mismo paisaje pasaba ante sus ojos desde la ventana, pero a ella no la importaba volver a contemplarlo otra vez.
El viaje duraba a lo sumo media hora, por lo que la daba tiempo de sobra para acercarse al palacio y reunirse con la princesa; a paso ligero, y sin siquiera pararse, Twilight fue derecha hacia allí, encontrándose con Luna en el mismo vestíbulo. Iba acompañada por un pelotón de la Guardia Lunar compuesto de un total de diez bat ponis, siendo uno de estos la propia Midnight. Luna la saludó al llegar.
-Buenos días, Twilight Sparkle… ¿lista para irnos?
-Hola princesa, sí, ya estoy.
En ese momento apareció la princesa Celestia, acompañada de la princesa Cadance, la cual sostenía al pequeño Frank con su magia. Éste soltó un suave gritito al ver a su madre, la cual se acercó a él para despedirse.
-Estaré fuera todo el día, pórtate bien y no les des mucha guerra a tu tía y a tu prima…
Frank la miró ceñudo, para luego esbozar una alegre sonrisa, acariciándola el hocico con una de sus garras. Luna sonrió y le dio un beso en la frente.
-Adiós, cariño.
Tras eso, Celestia fue la siguiente en despedirse.
-Que se te dé bien… y saluda a la matriarca del clan de mi parte.
-Claro, descuida.
Twilight saludó rápidamente a Cadance y luego se unió al pelotón, junto a Luna. A una señal suya se pusieron en movimiento, escoltando a las dos hacia la estación.
Para ese viaje, habían preparado un tren especialmente para ella; despejaron la línea enseguida y un tren debidamente preparado entró en la estación proveniente de las cocheras. Era uno de los tantos modelos del expreso de la amistad que recorría toda Ecuestria, aunque éste se encontraba temáticamente decorado; una serie de estandartes con los colores de Luna decoraban el cuerpo de la locomotora, así como el resto de vagones, un total de cuatro. Luna y Twilight abordaron el primer vagón, el cual resultó ser un vagón-salón bastante amplio, con varios sofás encarando mesitas del té, unos pocos asientos, un pequeño minibar y hasta una pequeña zona de lectura. La Guardia Lunar abordó el tercer vagón, especialmente acondicionado para ellos. El segundo vagón era el vagón restaurante, y el cuarto y último vagón era el vagón de carga, donde se almacenaban útiles varios.
-Vaya, menudo lujo…-murmuró Twilight, impresionada.
-Lo usamos en ocasiones contadas, e incluso para los viajes largos, aunque en estos se añade un vagón-cama-explicó Luna, poniéndose cómoda.
Una vez que la locomotora estuvo lista y el ténder lleno, partieron saliendo de Canterlot por el lado este de la montaña; bajaron la cuesta que normalmente los trenes regulares suben y luego siguieron todo recto, cogiendo el primer desvío hacia el este.
-Esta es la primera vez que visito Hollow Shades… ¿cómo es el sitio?-inquirió Twilight, curiosa.
-Para los bat ponis que viven allí es un sitio de silencio y recogimiento. Debido al denso bosque que lo rodea, la atmósfera fría y densa es ideal para una raza como la suya. No todos los bat ponis están igual de acostumbrados a la luz del sol, temiéndola la mayoría de las veces-explicó Luna.
-¿De veras? ¿Y cómo es que sus guardias sí que están a veces a plena luz del día?
-Estos son uno de los pocos que están acostumbrados… fueron debidamente entrenados para salir del bosque que es su hogar.
-Ya veo… y ese bosque ¿es distinto a todos los demás, tiene algo en especial?
-No es como el bosque Everfree, eso desde luego, pero posee una atmosfera fría y un tanto sombría; las anchas y alargadas ramas cubren casi por completo la parte alta de las copas de los árboles y apenas dejan pasar la luz del sol. Casi siempre está en penumbra, incluso en los días más soleados de verano, y por las noches una densa bruma baja y entierra las raíces de los árboles. Aun a pesar de este aspecto, no es un bosque peligroso, aunque intimida bastante.
-Ya veo… coincide en algunos puntos con el descrito en el cuento…-pensó Twilight en voz alta.
-Cierto, mi hermana me comentó que encontraste algo… ¿puedo ver ese cuento?-pidió Luna.
-Claro, aquí tengo el original.
Twilight sacó el original acristalado con su magia y se lo pasó a la princesa, la cual lo comenzó a leer con suma atención. Una vez que terminó, se pronunció.
-Interesante manuscrito… está muy bien conservado para tener más de mil años…
-Sí, yo también lo pensé, y es aún más curioso cómo lo encontré, estaba en una caja plastificada, por lo que estuvo bien protegido de la humedad.
-Curioso, desde luego… aunque está inacabado, eso sí ¿qué te hace pensar que el bosque de este cuento sea el bosque de Hollow Shades?-inquirió Luna, devolviéndoselo.
-Primero pensé en el bosque Everfree, por lo que fui a visitar a mi amiga cebra, Zécora, la cual vive allí desde hace mucho tiempo. A ella no le decía nada el cuento en sí de acuerdo a la criatura descrita, y aunque tampoco descartó el bosque como tal, creyó prudente buscar en otros puntos de Ecuestria-explicó la unicornio lavanda.
-En parte es algo obvio… cuando lleguemos te recomiendo que te pases por la biblioteca local, no es muy grande, pero su colección es muy completa en cuanto a leyendas y criaturas concernientes a la raza de los bat poni se refiere. A parte, conozco personalmente a la matriarca del clan de los bat ponis, es una señora muy anciana, pero muy sabia, ella también puede ayudarte si no sabes por dónde tirar-añadió Luna.
-Gracias princesa, me sería de gran ayuda.
El paisaje familiar se fue transformando en otras vistas nuevas para ella; el tren serpeó por una extensa vaguada, poblada de alta y verdosa vegetación, regada por un riachuelo que bajaba la montaña que albergaba Canterlot, la cual se podía observar desde otra perspectiva que pocas veces había llegado a ver.
La vaguada desembocó en una serie de planicies en las que el tren las atravesó en línea recta, mientras se iban acercando poco a poco a las lindes del bosque que albergaba el oscuro pueblo; desde donde estaban, se podía empezar a entrever Foal Mountain al este, con el bosque a los pies de la misma. Al norte, otro sistema montañoso enclavaba el bosque en una pronunciada depresión, ya que la orografía del terreno comenzaba a hacerse más irregular conforme se acercaban.
La vía del tren bordeaba la parte más meridional del bosque, sin adentrarse en él, y luego se perdía más allá, en dirección hacia Manehattan; pero un poco más adelante, cogieron un desvío que entró directamente en el bosque, perdiéndose en su interior. El tren aminoró la marcha y el ambiente se oscureció tanto que parecía que había anochecido de golpe; las luces de interior se encendieron enseguida y el foco de la locomotora también.
-Vaya, qué oscuro…-murmuró Twilight.
-Espera a que lleguemos a lo más profundo, aún no has visto nada-comentó Luna, leyendo un libro.
Como bien aseguró ella, el ambiente del bosque era oscuro y frío; los árboles poseían una espesura y grosor bastante notorios, sus troncos se retorcían como serpientes y sus ramas crecían horizontalmente la mayoría de las veces, formando un espeso manto vegetal por encima de sus cabezas. Aun a pesar del ambiente lóbrego y en penumbra, Twilight pudo percibir cierto brillo azulado verdoso que no parecía provenir de ninguna parte, pero que aun así iluminaba levemente los troncos de los árboles y hacia destacar al resto del bosque de todos los demás.
-¿Qué es ese resplandor verdoso?-inquirió ella, intrigada.
-Lo has visto ¿eh? Muchos se han hecho la misma pregunta, yo creo que es la magia del lugar, aunque no estoy del todo segura… espera a la noche, te va a encantar-murmuró Luna, guiñándola un ojo.
El tren se siguió adentrando en lo más profundo del bosque, mientras que el ambiente se iba oscureciendo cada vez más, como bien aseguró Luna; tras varios minutos más a marcha media, llegaron a una especie de claro en el que la luz era un poco más clara, pero el ambiente oscuro aún seguía presente. Fue entonces cuando vio Hollow Shades por primera vez. Las casas estaban dispuestas conforme a la orografía del terreno, la cual era bastante irregular; un lago rodeaba la mayoría de las casas construidas en el suelo, mientras que otras estaban construidas aprovechando la abundante vegetación, adaptándose al bosque como si fuera parte de éste. El diseño y la arquitectura de las casas eran muy curiosos, formas geométricas y líneas curvas se combinaban entre sí, talladas en madera, y con motivos vegetales esparcidos por casi toda su estructura. Balcones y balaustradas complementaban las paredes, alguna que otra torre con tejados acabados en punta remataban las esquinas de las casas más grandes. Varios puentes de piedra cruzaban algunos puntos del lago hacia el centro del pueblo, donde las casas más antiguas se apiñaban en un pequeño núcleo poblacional.
El tren entró en una pequeña estación en uno de los extremos más alejados del centro, un buen número de bat ponis esperaban ocupando la totalidad del andén, todos ellos se encontraban tapados por largas capas y capuchas; antes de que el tren se detuviera, Luna se preparó para salir y Twilight la imitó. Cuatro guardias lunares entraron en el vagón, siendo uno de ellos Midnight, y se prepararon para salir los primeros. En cuanto el tren se detuvo, el primero abrió la puerta y el resto salió, formando un pasillo junto a la puerta. Luna salió del tren, siendo seguida de cerca por la unicornio lavanda, la cual miró a su alrededor con una innata curiosidad. Las figuras encapuchadas se inclinaron ante ella y una habló.
-Mi señora, sea bienvenida un año más a nuestro amado hogar, que suyo es por igual.
-Es todo un honor para mí acompañaros en este día tan especial.
-Su habitación ya está preparada, síganos por favor.
El grupo de bat ponis encapuchados se puso en movimiento y Luna los siguió, escoltada por todo su pelotón; Twilight iba a su lado, admirando el paisaje. Las calles de Hollow Shades lucían desiertas, y un denso silencio ocupaba el lugar.
-¿Dónde está todo el mundo, princesa?-inquirió la unicornio lavanda.
-En sus casas, resguardados de la luz del sol. En cuanto empiece a ocultarse verás más actividad, no te preocupes.
-Oh, ya veo… por eso esos de ahí van encapuchados ¿no?
-Exacto, su fotofobia les impide salir de sus casas, por lo que se protegen de ella. Los bat ponis son criaturas nocturnas desde que los descubrí, rara vez salen de día. Es por eso que mi guardia lunar es la excepción más notable.
Siguiendo al grupo de los encapuchados, cruzaron uno de los puentes de piedra que conectan las afueras con el centro del pueblo, el cual estaba situado en lo más parecido a una islita en medio del lago; aun a pesar de lo denso que era el bosque, y de forma un tanto irónica, el centro del pueblo estaba situado justo debajo del único claro del bosque, por lo que la luz en esa zona era más brillante que en el resto del pueblo. La plaza central era bastante ancha y en el centro había una especie de fuente con forma de altar, con una luna tallada en piedra en éste. Justo delante, lo que parecía el edificio consistorial se alzaba dominando el lugar, siendo una de las casas más grandes y ornamentadas.
El grupo entró en ésta, el interior resultó ser muy espacioso y voluminoso, con muchas habitaciones y estancias; tenía un total de dos pisos, en la planta baja se encontraba una sala de exposiciones, otra de conferencias, un comedor y un salón bastante amplio. En la planta de arriba había varios despachos y unas cuantas habitaciones, Luna y Twilight fueron alojadas en dos.
-Está todo dispuesto para usted y su invitada, señora-indicó en ese momento uno de los bat ponis.
-Esperaremos ansiosos al anochecer-añadió otro.
-Gracias, podéis retiraros ya.
Los bat ponis se inclinaron ante ella antes de irse, dejándolas solas allí; Luna dio el día libre a su guardia para que pudieran reunirse con sus familias en ese día tan especial. El silencio era tan denso y pesado que casi se podía palpar.
-Vaya, qué silencio…
-Sí, puede notarse extraño, pero si estás acostumbrada, no es tan raro. Aún quedan unas cuantas horas para el festival, si quieres ir a la biblioteca e investigar, puedes hacerlo ahora-la sugirió Luna.
-Está bien, veré qué puedo encontrar…
-Que no te extrañe si ves que nadie sale a recibirte, sírvete tú misma. Yo comeré a eso de las dos, si quieres pasarte luego…
-Está bien… aunque ¿dónde cae la biblioteca?-inquirió Twilight.
-Está aquí al lado, no tiene perdida, tan solo da la vuelta a este edificio y tira a la derecha.
Antes de irse, Twilight dejó varias cosas en su habitación, llevándose sólo lo esencial con ella. Afuera, el pueblo seguía tan silencioso como el interior del edificio consistorial, y tan solo se oía el piar de algunos pájaros y el ruido de las ramas de los árboles al ser mecidas por el viento. Una sensación extraña se apoderó de Twilight. Parecía un pueblo fantasma.
Siguiendo las indicaciones de Luna encontró enseguida la biblioteca, la cual estaba situada en un edificio más bien pequeño, justo detrás del edificio consistorial; sin ni siquiera llamar a la puerta, Twilight la abrió con su magia y entró en ella. El interior se encontraba iluminado por luces y candelabros encendidos, un pequeño vestíbulo precedía a una alargada y limitada sala de lectura, la cual no era más grande que ni la tercera parte de la biblioteca real de Canterlot. Incluso su biblioteca era más grande. Su colección total descansaba en una serie de estanterías puestas en fila, rodeando toda la sala; Twilight no le echó más de cien volúmenes.
-Bof, qué poca cosa…-pensó ella, algo desalentada.
Aun así se conformó con lo que tenía y comenzó su investigación enseguida; dado que se encontraba con una colección pequeña, decidió consultarla entera, ya que apenas le llevaría mucho tiempo.
Lo que más destacaba enseguida de esa colección en concreto era que estaba conformada, principalmente, por volúmenes de historia no muy grandes que contaban la historia de la raza de los bat ponis; originalmente, los bat ponis vivían en ese mismo bosque casi desde la misma fundación de Ecuestria, aunque se creía que existían incluso desde mucho antes. El origen de esta raza era incierto, lo que más se especulaba era que una noche, hace miles de años, un murciélago vampiro se echó sobre un poni perdido en ese mismo bosque y le sorbió la sangre, convirtiéndolo en el primer bat poni; ese primer bat poni fue infectando a todos los demás que allí vivían hasta que al final todos se acabaron convirtiendo, abandonando la vida al aire libre e internándose en las cuevas de por allí. Esta reclusión hizo que los bat poni se convirtieran en una raza arisca, peligrosa e iracunda, llegando a rebajarse su naturaleza poni al mínimo y convirtiéndose en poco más que meros animales que sobreviven por instinto. Esa situación se prolongó durante décadas, en las cuales la raza se mantuvo viva por pura suerte; abundaban las peleas entre sus congéneres, sólo salían de las cuevas por la noche, y sus recursos eran extremadamente limitados, por lo que tuvieron que optar por alimentarse de otros animales y criaturas que vivían en el bosque. Eso, unido a un ciclo reproductivo alterado y muy activo, hizo que la población de bat ponis se desestabilizara, llegando a estar al borde de la extinción varias veces. Durante todo ese tiempo, los bat ponis habían perdido la facultad del habla y poco quedaba de su naturaleza poni. Hasta que al final, la princesa Luna hizo su aparición. Durante uno de sus paseos nocturnos por ese bosque, se encontró con uno de ellos, el cual trató de atacarla; pero ella extendió sus alas e hizo brillar su cuerno, deteniéndole en seco. El bat poni se quedó muy quieto, admirando el porte y la figura de la princesa. Sin ni siquiera pedírselo o algo por el estilo, el bat poni la llevó hasta su hogar en las cuevas y allí se encontró con el resto. Al instante, los bat ponis la tomaron por una diosa y ésta, agradecida por su lealtad y cariño, les ayudó a salir adelante. Poco después, se fundó Hollow Shades. Y el esto, era historia.
Había muchas versiones de la misma historia, pero todas coincidían en que Luna era la diosa de la noche, y que fueron bendecidos por ella, sacándoles del estado de miseria en el que estaban sumidos. Gracias a ella, recuperaron la facultad del habla y del raciocinio, lo que les permitió volver a reintegrarse en la sociedad.
Debido a esta corta y escueta historia, no había muchos registros de criaturas conocidas por los bat ponis que se asemejaran a la forma de Frank; encontró algunas referencias del bosque en sí que explicaban el origen del mismo y los animales y criaturas que vivían en él aparte de los bat ponis, pero ninguna de esas referencias la ayudó a sacar nada en claro. Partió también de los cuentos populares que las madres bat ponis solían contar a sus hijos, pero no halló ninguno que se asemejara al que ella encontró, aparte de que tan solo había un par de ellos. Probó también en buscar en alguna fuente derivada, como historias o leyendas, pero tampoco dio ningún resultado. Ni siquiera la literatura local, que también era muy escasa, arrojó ningún resultado a su búsqueda.
-Nada… no hay absolutamente nada… y ya me he mirado toda la biblioteca-pensó Twilight, abatida.
Se desesperezó, sintiéndose un tanto doblada, y en ese momento oyó un leve rugido proveniente de sus tripas.
-Agh, qué hambre…-musitó en voz alta.
En ese momento oyó unas campanadas y miró a un reloj de pie que allí había, descubriendo entonces que ya eran las tres.
-¡Las tres! ¡Agh, mierda, ya llego tarde a comer!-masculló entonces, levantándose de golpe.
Recogió sus cosas y regresó al galope al edificio consistorial, donde Luna ya había terminado de comer hace un buen rato.
-Oh, lo siento princesa, se me fue el santo al cielo…
-No pasa nada Twilight, algo me decía que lo harías… te he guardado algo de comida.
Luna la acompañó al salón, donde en una mesa había un cuenco de algo caliente; Twilight tenía tanta hambre que lo probó sin pensar, llevándose una grata sorpresa.
-Oh, está muy bueno… ¿qué es?
-Es un plato típico de aquí, es un estofado hecho con avena, leche, bayas y pétalos de una flor especial que sólo crece aquí-explicó Luna.
-Pues está muy sabroso… tiene un sabor dulce y algo salpimentado, me gusta…
-Lo he hecho yo siguiendo la receta, los bat ponis me dejaron todo lo necesario… ¿qué tal en la biblioteca, has encontrado algo?
Twilight la explicó sus intentos por encontrar algo que valiera de pista, pero aun a pesar de la pequeña colección de la biblioteca local, no encontró absolutamente nada.
-Bueno, supongo que era de esperar que la cosa sería complicada… después de todo, nunca antes habíamos visto nada parecido a Frank…-murmuró Luna, comprensiva.
-Aun así yo no me rendiré, princesa, aunque me lleve años averiguaré qué tipo de criatura puede ser Frank, se lo prometo-anunció Twilight, muy segura de sí misma.
-Agradezco tus esfuerzos, Twilight, pero no hace falta que te comprometas con algo tan incierto…
-Para nada, me gustan los retos, y yo los retos siempre los alcanzo, aunque me lleven una eternidad.
-Gracias, Twilight… además, aún no hemos agotado todas las vías, recuerda que puedo conseguirte una audiencia con la matriarca del clan-añadió Luna, guiñándola un ojo.
-Es verdad… ¿para cuándo?
-Vas a tener que esperar hasta después del festival… mientras tanto ¿quieres que hagamos tiempo?
Twilight asintió y las dos fueron a dar un paseo por las afueras del pueblo; siguiendo a la princesa, rodearon la parte nordeste del pueblo y luego se internaron hacia el norte, siguiendo el río que alimentaba el lago. El ambiente se oscureció en cuanto se internaron un poco en él, pero la misma luz verdosa que llegó a ver cuando llegaron por primera vez iluminó parte de esa zona.
-Otra vez esa extraña luz…-murmuró la unicornio lavanda, intrigada.
-Ven conmigo, quiero que veas algo, está un poco más adelante-indicó Luna, liderando el camino.
Estuvieron caminando un rato más, siguiendo el río, hasta llegar a una parte de éste en el cual todo era ligeramente diferente; el brillo verdoso refulgía tanto del suelo como de la corteza de los árboles, en la hierba crecían una serie de hongos bastante altos y el ambiente era ligeramente más seco aun a pesar de la proximidad del río. Unas extrañas flores crecían por casi todas partes, eran de un color amarillo intenso y el reverso de sus pétalos era blanco.
-Estas son las flores que usan en su plato típico… y no sólo eso…
Luna se tumbó al lado de un buen grupo y las sopló; al instante, una especie de polen brillante salió de éstas y se quedó flotando en el ambiente, haciendo brillar el aire de un color azul verdoso.
-Ah, entonces son…
-Exacto, no quise decirte nada para no estropear la sorpresa… estoy preparando algo especial para el festival, pero quería enseñártelo a ti antes-explicó Luna.
En ese momento oyeron un suave aleteo por encima de sus cabezas y Twilight se quedó maravillada; una bandada de extrañas mariposas de color azul y que brillaban con luz propia bajaron hasta donde estaban ellas y las rodearon. Unas cuantas se posaron en el cuerno y las alas de Luna. Unas pocas hicieron lo propio en el cuerno y el lomo de Twilight. La princesa de la noche alzó un casco y otra mariposa se posó en éste, agitando sus alitas.
-Vaya…-susurró la unicornio lavanda.
-Se llaman mariposas de luz, y viven en este bosque… liban el polen de las flores y adquieren ese brillo tan particular.
-Impresionante, princesa…
Las dos se quedaron quietas, admirando el bello paisaje a su alrededor; por encima de ellas, aunque fuera mentira, aún era de día.
Aun a pesar de que la princesa les había dado el resto del día libre, Midnight no quiso separarse de ella y se quedó a su lado; la costó un poco al principio, pero al final Luna consiguió convencerla y fue a ver a su madre.
Había pasado bastante tiempo desde la última vez que había estado en el pueblo, y por alguna extraña razón, la daba reparo volver a casa. Aun así hizo de tripas corazón y se acercó hasta la puerta de una casa situada cerca del extrarradio del pueblo. Llamó a la puerta con su casco y esperó un poco antes de que ésta se entreabriera; unos ojos felinos y de irises oscuros se abrieron de golpe en cuanto su mirada se posó en ella.
-¡Midnight, cariño! Oh, pasa, rápido…
La bat poni se movió deprisa y entró en la casa para luego cerrar de seguido; una vez dentro, se vio arropada repentinamente entre las cálidas patas de su madre.
-Oh, Midnight… has vuelto a casa…
-Hola, mamá-murmuró ella, devolviéndola el abrazo.
En cuanto se separaron, la bat poni puedo ver mejor a su madre después de todo ese tiempo; las dos tenían el mismo color de pelaje, así como el mismo color de alas, pero sus ojos eran más acaramelados, y su crin y colas eran de un color más suave y aterciopelado. Se notaban los años en ella y tenía bolsas bajo los ojos y alguna que otra arruga bajo los pómulos, pero se veía tan fuerte y saludable como la última vez que la vio. Ella volvió a abrazar a su hija con fuerza.
-Ay, mamá, para ya…
-Perdona cariño, pero es que… oh ¿Cuánto hace ya desde la última vez?
-Pues un año, supongo…
-Se me ha hecho eterno…
Madre e hija se quedaron mirándose por un momento antes de que Midnight volviese a hablar.
-Yo también te he echado de menos, mamá.
La aludida sonrió ampliamente y se llevó a su hija hasta el salón, donde estuvieron hablando animadamente.
-Y cuéntame ¿Qué tal sirviendo a la princesa en Canterlot?
-Oh, pues muy bien, desde que volvió todo ha sido muy distinto… además, me he hecho muy buena amiga suya.
-¿De veras? Vaya, qué honor…
-Sí… siempre la trato como a la diosa que es, pero aun así ella se muestra humilde y buena… incluso ha adoptado a una criatura extraña como su hijo-añadió ella.
-Ah, sí, ya hemos oído los rumores… ¿no será peligrosa?
-No, para nada, es todo un amor, incluso la he llegado a cuidar en más de una ocasión.
-Oh…
Por un momento Midnight apartó la vista para observar mejor su antigua casa; nada había cambiado lo más mínimo, todo estaba en el mismo lugar que ella recordaba. Las fotos familiares estaban ordenadas justo encima de la balda de la chimenea. En una de ellas, un bat poni de pelaje oscuro, ojos claros y crin grisácea observaba a las dos con una gran sonrisa en su rostro. El semblante de Midnight se entristeció un poco.
-Lo sé, yo también lo echo de menos… es duro pensar que no lo vamos a volver a ver…-murmuró su madre.
Aun así, ella se mantuvo fuerte y decidida, sobre todo por su madre, la cual cambió de tema enseguida.
-Y cuéntame, cariño ¿ya hay algún semental en tu vida?
-Oh, otra vez no, mamá, por favor…
-Vamos, sabes que ya estás en la edad, que luego se te pasa el arroz, y las oportunidades vuelan…
-¿Podemos hablar de otra cosa, por favor?
Las dos se miraron por un momento y su madre murmuró.
-Oh, ya veo, entonces sí que hay alguien…
Midnight no dijo nada, apartando la mirada con las mejillas enrojecidas.
-Venga, cuéntame ¿Quién es? ¿Es algún miembro de tu guardia? ¿Cuándo lo conociste?
La bat poni fijó la vista en ella y finalmente dejó escapar un suspiro derrotado.
-Agh, está bien… se llama Cloud Skipper y es el sub capitán de la Guardia Solar de la princesa Celestia…
Ese anuncio dejó bastante sorprendida a su madre, la cual se interesó aún más.
-¿De veras, es un poni diurno?
-Es un pegaso. Lo conocí hace ya medio año, en una guardia, y… bueno, hemos estado… tonteando. En realidad no es nada serio-murmuró ella, algo incomoda.
-Oh ¿Por qué no?
-Pues porque… oh, vamos mamá, conoces la respuesta a esa pregunta…
-En realidad no…
Midnight miró al suelo, un tanto desalentada, y soltó un suspiro.
-Sabes que es así… aun a pesar de que la diosa de la noche llegó a ayudarnos en su día, no pudimos librarnos de él. No… no quiero hacerle daño…
Su madre esbozó una comprensiva mirada, confortando a su hija.
-Pero también sabes que puedes controlarlo… ya no es como antes. Con fuerza de voluntad puedes hacerlo todo, Midnight… ¿tú le quieres?
La aludida tardó un poco en contestar, pero al final susurró.
-Sí… es sólo que… tengo miedo de estropearlo todo. No quiero que sufra por mi culpa, yo…
-Midnight, en ese caso, no tienes nada que temer… si realmente le quieres, no le harás daño.
-¡Pero eso no es seguro! ¿Y si por lo que sea no puedo controlarlo y le ataco? No, no me lo perdonaría nunca…
-¿Y te ha pasado antes en todas las veces en las que habéis estado juntos?
-Bueno, no, pero…
-En ese caso sigo pensando que no tienes nada que temer… ni por ti ni por él. Midnight, es normal que tengas dudas, pero sé que podrás lidiar con ello perfectamente. Siempre has sido la más fuerte de la familia, aguantaste con creces todo lo que echaron en la academia y superaste tu fotofobia… ¿qué te dice que no podrás hacer lo mismo ahora?
La bat poni se quedó pensativa, rumiando las palabras de su madre.
-Si realmente lo quieres, si de verdad deseas estar con él… irás a su lado. Y lucharás lo que sea por mantenerlo a raya. Confío en ti, cariño.
Midnight esbozó una gratificante sonrisa antes de hablar.
-Gracias, mamá…
-Para eso están las madres… además, me gustaría conocerlo alguna vez, tienes que presentármelo el año que viene.
-Bueno, intentaré traerlo…
Estuvieron hablando un rato más hasta que al cansancio se echó sobre Midnight; su madre la acompañó hasta su habitación, donde se acomodó entre sus sábanas inspirando el olor de éstas.
-Descansa, cariño…-murmuró su madre, dándola un beso en la frente.
-Despiértame para antes del festival, tengo que volver con la princesa…-pidió ella entre dientes, antes de caer dormida.
Su madre sonrió y le revolvió la crin suavemente.
-Bienvenida de nuevo a casa.
Apagó el candelabro de un soplido y cerró la puerta, sumiendo a la habitación en una densa oscuridad. Afuera, la luz del sol comenzaba a declinar poco a poco.
El resto de las horas pasaron rápidamente leyendo libros y con un par de partidas de ajedrez entre Twilight y Luna; en cuanto el sol comenzó a ocultarse por el oeste, el ambiente empezó a oscurecerse, y hubo ritmo en las calles por primera vez. Salieron afuera y vieron un buen número de bat ponis que comenzaban a congregarse en la plaza, todos ellos se encontraban visiblemente emocionados al ver a Luna.
-Se acerca el momento, quédate cerca del altar, pero no subas a él-indicó Luna a Twilight por lo bajo.
Los guardias lunares se presentaron enseguida y rodearon el altar, mientras Luna se subía a él; un par de bat ponis vestidos con túnicas aparecieron de improviso escoltando a una bat poni bastante anciana, vestida con una túnica mucho más vistosa y colorida. Ésta miró por un momento a Luna y la princesa asintió con la cabeza, obteniendo tan solo una temblorosa sonrisa por parte de la anciana. En menos de cinco minutos, la plaza se llenó y algunos bat ponis tuvieron que quedarse en el aire, batiendo sus alas de murciélago. Al sol apenas le quedaban pocos minutos de luz.
En ese momento, la poni anciana se subió al estrado, justo delante del altar, y comenzó a hablar con voz temblorosa.
-Un año más, nos congregamos todos juntos aquí para conmemorar, no sólo el nacimiento de Hollow Shades, sino el momento en el que la diosa de la noche nos acogió en su seno y nos ayudó a volver a ser ponis. Aun a pesar de todas las desgracias y penurias que nuestra raza había pasado, ella, en su infinita bondad, nos entregó su amor y confianza, inundando nuestras almas. Nos devolvió el don del habla y la capacidad de razonar, volviendo a ser los que éramos. Y nos siguió amando, aun a pesar de nuestro irreversible cambio. Trae consigo la hermosa noche, a la cual amamos de la misma forma que la amamos a ella. Bat ponis, ante vosotros está… la princesa Luna, la diosa de la noche.
El discurso gastó los últimos momentos de luz, dando a Luna margen suficiente para poder comenzar a levantar la luna; su cuerno se encendió y comenzó a alzar la cabeza, manteniendo los ojos cerrados. Lentamente, la figura blanquecina del satélite comenzó a hacerse visible desde el borde del claro del bosque. La plateada luz se reflejó en los emocionados ojos de los bat ponis, los cuales contemplaban maravillados cómo su diosa de la noche traía consigo su don más preciado. Luna alzó el vuelo extendiendo sus alas y movió su cuerno hacia arriba. Fue entonces cuando la luna alcanzó su pico más alto en el cielo y ésta brilló con fuerza.
Justo después, las alas de Luna batieron con fuerza y su cuerno brilló con un poco más de fuerza; una suave brisa se levantó del este, trayendo consigo un polvillo verdoso que Twilight conocía bien. Al punto, un montón de pétalos y briznas de hierba brillantes atravesaron el pueblo arrastrados por el viento, decorando el paisaje y complementando el brillo de la luna de fondo. Por un momento, todo ello se fundió en un solo elemento y Twilight se quedó con la boca abierta, admirando el resultado final.
La alicornio oscura aterrizó y los bat ponis prorrumpieron en aplausos, tronando sus cascos en el suelo y aclamándola.
-¡Larga vida a Hollow Shades! ¡Alabada sea la diosa de la noche!
Luna sonrió y saludó, mientras que los bat ponis comenzaban a hacer cola frente al altar; para sorpresa de Twilight, vio que todos ellos comenzaron a dar multitud de regalos y presentes a Luna, objetos artesanales tales como collares, joyas, telas bordadas a casco, entre otras muchas cosas. Incluso varios potrillos la entregaron un collar hecho de flores, poniéndoselo directamente.
Una vez que terminó la ofrenda, retiraron todas las cosas y una banda de bat ponis se hizo hueco en la plaza, comenzando a tocar música tradicional popular para amenizar la velada mientras comían y bebían un poco; Twilight se integró en la fiesta, junto con la propia Luna, y formaron parte de un baile especial dedicado a la luna que sólo se bailaba durante esa celebración en concreto. Los ponis bailaban en círculo alrededor del altar, llegando a entrecruzarse una vez cada cinco vueltas, quedando Luna justo en medio; Twilight se unió con ella y bailaron al son de la música y siguiendo el ritmo de los demás.
-¡Lo que se está perdiendo Pinkie, la hubiera encantado!-exclamó la unicornio lavanda, chocando sus cascos contra el suelo.
-¡Pues sí! ¡Venga Twilight, enséñame lo que sabes hacer, sorpréndeme!-la animó Luna, guiñándola un ojo.
El baile acabó enseguida, seguido de una gran ovación tanto a la luna como a la diosa de la noche, la cual se mostró amable y cercana en todo momento para con ellos. Tras eso, el ambiente se volvió un poco más tranquilo y distendido, la banda comenzó a tocar cosas más suaves y Luna se apartó un poco. Estuvo hablando un momento con la matriarca del clan, la cual había estado muy quieta y sentada cerca de allí, y luego se dirigió hacia Twilight.
-Te he conseguido una audiencia con la matriarca del clan, ven conmigo.
Twilight abandonó el grupo de baile y siguió a Luna, la cual la guió hasta donde estaba la anciana bat poni; una vez frente a ella, Luna se adelantó y la presentó.
-Twilight, esta es Night Closed, la matriarca del clan de los bat ponis; Night, ésta es Twilight Sparkle, una amiga mía, ha venido aquí investigando el origen de mi hijo.
-Encantada-murmuró la unicornio lavanda, un poco nerviosa.
-Bienvenida a Hollow Shades-la saludó Night Closed, mirándola de arriba abajo.
-Gracias, es todo un honor estar aquí con ustedes, celebrando.
Night Closed no la quitó el ojo de encima en ningún momento, antes de dirigirse hacia ella.
-Así que estás investigando el origen de la criatura que la diosa ha adoptado… ¿y qué te ha traído hasta aquí, exactamente?
-Un antiguo cuento que encontré en la sección restringida del Archivo Real de Canterlot, en éste aparece una criatura muy similar a Frank-explicó ella.
-Ya veo… ¿puedo ver ese cuento?
-Por supuesto…
Dado que estaban cerca del edificio consistorial, Twilight fue a por el original y regresó enseguida con él, enseñándoselo a la matriarca de seguido. Entre medias, la comentó.
-Esta mañana he estado investigando en la biblioteca tratando de encontrar alguna pista, pero me temo que no he encontrado nada. ¿Ha oído hablar de este o de otro cuento similar?
La matriarca leyó el cuento por completo y, tras eso, preguntó.
-¿Y qué te dijo que este bosque que aparece aquí pudiera ser nuestro bosque?
-Al principio pensé en el bosque Everfree, allí vive una cebra, amiga mía, que me confirmó que, en todos los años que vive en él, no vio nada semejante. Fue ella quien me recomendó mirar aquí.
-Así que una cebra… interesante… y el cuento también lo es, pero me temo que es la primera vez que leo sobre una criatura así. Y en todos mis años liderando a los míos, te puedo asegurar que nunca he visto a nada semejante habitando este bosque.
De alguna manera se esperaba una contestación así, pero igualmente trató de escarbar un poco más.
-¿Está usted segura?
-Del todo, puede que sea vieja, pero me acuerdo perfectamente de esos años pasados. Y ya le digo que, en el caso de que hubiera visto algo igual, lo recordaría.
-Ya veo… gracias por su ayuda igualmente.
-Siento no poder ayudarte… pero bien puedes preguntar a un experto en animales fantásticos que yo conozco, vive en las Neighara Falls, en una casa construida al borde de la cascada más alta. Es toda una eminencia en este campo, quizás él pueda ayudarte-anunció entonces Night Closed.
-¿De veras? Vaya, eso sería estupendo… ¿cómo se llama?
-Su nombre es Over Seeker, es un pegaso de pelaje amarronado y crin blanquecina… lo conocí hace ya muchos años, era un intrépido viajero que tenía la intención de realizar una enciclopedia acerca de todas las criaturas vivientes de Ecuestria. Hace tiempo que no lo veo, dile que vas de mi parte, el poni es un tanto temperamental…
-¿Seeker? ¡Ah, me suena, creo que es el autor de la Gran Enciclopedia Fantástica Ecuestriana! ¡Y tengo todos sus tomos!-exclamó Twilight, emocionada.
-En ese caso es incluso mejor… llegué a conocerlo en uno de sus viajes, me llegó a entrevistar buscando información acerca de los bat ponis. Si hay alguien en toda Ecuestria que pueda ayudarte, puede ser él.
-¡Oh, muchas gracias señora Closed!
-De nada, querida… disfruta de tu estancia aquí-murmuró la anciana bat poni, esbozando una sonrisa.
Aun a pesar de que no había encontrado nada, al menos tenía un nuevo punto de partida, y era mejor que nada. Algo más animada, Twilight volvió a la fiesta y acompañó a los bat ponis un buen rato más hasta bien entrada la madrugada, cuando su cuerpo dijo basta. Aun así, ellos siguieron celebrando y festejando.
-Estarán toda la noche en vela, vete a la cama ya si estás cansada-la aconsejó Luna.
-Sí, estoy molida… buenas noches, Luna…
-Buenas noches, Twilight.
La unicornio lavanda entró en el edificio consistorial y subió las escaleras en dirección hacia su habitación; apenas la dio tiempo a nada más, en cuanto tocó la cama, cayó rendida. Afuera, la noche continuaba, estando los bat ponis más activos que nunca, siendo acompañados por Luna. En lo alto del cielo, la luna brillaba e iluminaba Hollow Shades.
Stella/Luna 
Además, he corregido también un par de fallos y he arreglado un detalle de continuidad. Ah, y Volgrand, no es ninguna equivocación, es que soy laista 
.gif)
