Capítulo 3
Yo lo sé todo
-Bof, ¿en serio tenemos que levantarnos a esta hora?
-Hombre, te diré, si la primera clase es a las ocho y media tenemos que levantarnos por lo menos a las siete…
-Joder, acabo de acordarme de por qué no me gusta madrugar…
-Toma, y yo también…
Y no lo decía por nada en especial, era simplemente por quejarme; aunque anoche nos fuimos bastante tarde a la cama. Después de cenar en la cafetería, donde por suerte nos pudieron cobrar en euros y gastándonos sólo unos pocos sobre el total, volvimos al instituto, donde la fiesta ya había acabado; vimos a las chicas reunidas en torno al pedestal de la estatua del caballo, con Pinkie en el suelo y las demás con gesto taciturno. Nosotros preferimos no meternos y nos dirigimos directamente hacia la residencia, aunque al pasar por el instituto nos encontramos con Celestia y Luna en uno de los pasillos.
-Hombre, chicos, no os he visto en el baile… ¿dónde estabais?-inquirió Celestia.
-Ah, como no teníamos traje preferimos ir a dar una vuelta para no desentonar… por cierto ¿qué ha pasado con la entrada? ¿Ha explotado una bomba acaso?-inquirí yo, para aparentar.
-Es una larga historia… pondremos al corriente al alumnado en el próximo número de la revista escolar, no os preocupéis, no es nada grave.
Lloyd y yo nos miramos ceñudos y algo extrañados por su contestación; en el mismo momento, Celestia retomó el hilo justo después.
-Ya que estamos, dejad que os presente a mi hermana Luna, la vicedirectora.
-Encantado…
Por un momento se sobrevino un repentino silencio y vi que Lloyd miraba ceñudo a Luna, seguramente preguntándose que cómo harían esas piernas para mantenerse estables. Luna le miró con una adusta expresión, tuve que salir del paso yo solo.
-Él también está encantado… perdónenle, está muerto de sueño, necesita descansar…
-Ya… es realmente tarde, deberíamos irnos todos ya a la cama; mañana debería de haber clases, pero debido a los acontecimientos recientes se ha pospuesto por un día la actividad escolar, espero que para entonces nos hayan traído vuestros materiales, os los mandaremos en cuanto los tengamos-explicó Celestia.
-Ah, muy bien, gracias directora…
Nos despedimos de ellas y nos fuimos cada uno por su lado; una vez solos, Lloyd masculló.
-¿¡Cómo consiguen mantenerse en pie?! ¡¡Esas piernas desafían toda ley de la gravedad!!
-Estamos dentro de un universo alternativo a Ecuestria y de una película de animación, supongo que cualquier cosa es posible…
-¡¡Vale, pero aun así…!!
-Lo piensas demasiado, tío… aunque ¿soy solo yo, o Luna nos ha mirado con desconfianza?-inquirí en ese momento, ceñudo.
-No sé, estaba ocupado haciéndome preguntas físico existenciales…
Eso era algo que incluso ahora me seguía molestando; durante todo el momento en el que Celestia había hablado, Luna nos había estado mirando escrutadoramente y de una forma que denotaba suspicacia. Y eso me preocupaba.
-Si descubren que estamos aquí de gorra podríamos acabar en la calle o algo peor… deberíamos andarnos con cuidado…-murmuré en voz alta y dirigiéndome en parte a Lloyd.
-No, en serio, no voy a poder dormir esta noche, el desconcierto me carcome ¿cómo es posible?
Yo tan solo arqueé las cejas, dejándolo estar.
-Gracias por hacerme caso…
El día libre se perfilaba aburrido y poco prometedor, pero lo aprovechamos para investigar un poco el terreno; decidimos mantener el contacto con la gente al mínimo por seguridad y estuvimos rondando por el pueblo para hacernos al ambiente y ver cómo era. Localizamos un banco y cambiamos nuestros euros, ahora setenta, y quedándonos con un total de 88,45 dólares. Aunque podría resultar un cantidad más o menos aceptable, yo los veía cual miseria teniendo en cuenta cuál era la situación en sí; necesitábamos ropa nueva, ya que ir siempre con la misma ropa no da muy buena imagen, útiles de aseo, entre estos cepillos de dientes, esponjas, jabón de ducha, champú, maquinilla de afeitar, peines, entre otros; también necesitaríamos otros objetos no tan básicos pero igualmente útiles, como por ejemplo un cargador de móvil, ya que las baterías de los Android duran una mierda y dejamos los nuestros en casa. Y con sólo 88 cochinos dólares no íbamos a comprar ni siquiera la tercera parte de todo eso, por lo que íbamos bien apañados.
Aun así no dejamos que la presión nos pudiera, ni siquiera llegamos a hiperventilar; bueno, igual así, aunque sólo fue un poquito. Simplemente tuvimos que dividir bien lo que teníamos hasta ahora y tirar como pudiésemos. Ubicamos un supermercado y estuvimos comprando lo más inmediato, que eran los útiles de aseo; ajustándonos a lo que teníamos, compramos dos cepillos de dientes, un tubo de pasta, dos esponjas, jabón de ducha y champú. Quisimos coger también una maquinilla de afeitar, ya que, sobre todo a mí, me crecía la barba bastante rápido, pero se nos salía del presupuesto. Nos pasamos también por una tienda de ropa y nos compramos una camiseta nueva, pero no nos daba para nada más, ya que teníamos que tener algo de reserva para las cenas.
El resto del día fue más exploración urbana y poco más; por suerte no llegamos a ver ni a las chicas ni a Flash, pero tampoco vimos ni a Sonata, ni a Aria ni a Adagio. Y de por sí eso ya era raro, ya que el pueblo tampoco era tan grande. No sabíamos cuál era la situación de esas tres ni cómo habían conseguido sobrevivir durante todo ese tiempo aquí; supusimos que ahora estarían buscando la fuente de la magia ecuestriana que vieron la otra noche, y probablemente lo estuvieran haciendo yendo de incógnito para no levantar sospechas, de ahí a que no las hubiéramos visto.
Y ahora, nos dirigíamos a clase por primera vez, yo con un extraño y marcado optimismo aun a pesar del madrugón y Lloyd con una cara de ajo tremenda; justo ayer por la tarde nos habían llegado los materiales de secretaria, y habían tenido la gentileza de regalarnos dos mochilas para llevar los libros y las cosas. Nuestra clase era la 1º de Bachillerato E, en el tercer piso a mano derecha.
-Ah, venga, alegra esa cara o te conocerán como el señor ajo…
-Lo siento, pero no puedo mirar la situación con otra cara que no sea esta…
-Tienes que relajarte… míralo por el lado bueno, al menos conoceremos a nuestros personajes preferidos…
-Hubiera preferido hacerlo en sus formas originales…
-Vas a seguir quejándote por mucho que lo intente ¿verdad?
-Sep…
Preferí dejarlo estar justamente cuando llegábamos a la clase; la puerta estaba abierta y pasamos directamente, la clase era una de tamaño medio, la típica clase de instituto de toda la vida que apenas variaba de lo que uno normalmente se esperaría. Vimos a las chicas sentadas un poco más delante de donde estábamos, aunque no estaba Pinkie. Buscamos unos sitios libres con la mirada.
-Allí, junto a la ventana-indicó Lloyd.
Sin muchos más miramientos, nos sentamos en ellos y miramos a las chicas desde ese lado.
-Resulta curioso, tengo unas ganas tremendas de conocerlas, pero me da cosa entrarlas así sin más…-murmuré, algo cortado.
-Lo dices como si quisieras entrarlas en el sentido figurado de la palabra… aunque teniendo en cuenta a cierta pelirroja, quizás lo hagas…-comentó Lloyd, como quien no quiere la cosa.
-¿¡Qué?! ¡No seas ridículo!-le espeté, sin poder evitar enrojecer ligeramente.
-Ya, ya…
-No es lo que piensas… además, estoy seguro de que estás deseando conocer a cierta rosada que… por cierto ¿dónde está?
-A saber, es Pinkie Pie, seguro que estará por ahí haciendo cosas random y siendo random…
De eso mismo estábamos hablando cuando, sin previo aviso, la infrascrita apareció de repente a nuestro lado, dándonos un susto de muerte y mirándonos con una gran sonrisa dibujada en su cara; nos quedamos mirándola por un momento hasta que finalmente habló.
-¡Hola! ¡Sois nuevos! ¿Verdad? Oh, que tonta soy, por supuesto que sois nuevos, es la primera vez que os veo, y si sois nuevos es aún mejor porque eso significa una cosa… ¡¡nuevos amigos!! ¡Me llamo Pinkie Pie! ¿¡Y vosotros?!
Tardamos un poco en contestar, pero esta vez fue Lloyd el primero.
-Ho… hola, yo soy LloydZelos y este de aquí Sg91…
-Eh, oye, este de aquí sabe presentarse solo ¿sabes?-le espeté, un tanto molesto.
Ante eso, Pinkie tan solo dejó escapar una tonta risita que se nos antojó mona de cojones.
-¡Sois divertidos! ¡Y puedo notar que os lleváis muy bien también! ¡Algo me dice que seremos los mejores amigos! ¡Venid, os voy a presentar a mis amigas!-exclamó ella, arrastrándonos a los dos a la vez.
Casi sin darnos cuenta siquiera, nos encontramos delante de las demás, las cuales nos miraron con curiosidad; Sunset, por su parte, apartó la mirada.
-¡Hey, chicas, dejadme presentaros a los nuevos chicos de clase, LloydZelos y Sg91!
-Hola…-saludaron todas a la vez.
-¡Oh, sí, y ahora ellas! ¡Esta de aquí es Rainbow Dash, la chica más molona de todo el instituto! ¿A qué sí?
-Por favor, Pinkie, ni siquiera sé por qué preguntas… encantada-murmuró Dash, guiñándonos un ojo.
-¡También es verdad! ¡La chica del sombrero vaquero es Applejack!
-¿Qué hay?-saludó la aludida, con su característico acento tejano.
-¡La chica tan bien peinada y fabulosa es Rarity!
-Encantada de conoceros, queridos…-dijo ella con mucha clase.
-¡La chica que se esconde tras su pelo es Fluttershy!
-Ah, ehm… hola…-susurró ella, tímidamente.
-¡Y la chica de pelo rojo fuego es Sunset! ¡Saluda, Sunset!
La aludida levantó la cabeza, con aire distraído, y al final nos saludó con gesto triste y distante.
-Hola…
Personalmente me dio mucha pena, sobre todo teniendo en cuenta todo lo que estaría pasando en ese momento, por lo que decidí ser cortés y la regalé una sonrisa.
-¡Genial! ¡Ahora que nos conocemos todos podremos quedar a tomar algo juntos, o bien sentarnos en la hora del almuerzo, o bien…!
-¿No vas un pelín rápido, Pinkie? Dales tiempo, no les vayas a agobiar…-la sugirió Applejack, mirándonos por un momento.
-Oh, no, tranquila, no pasa nada…-murmuré yo, para quitarle importancia.
-¿Seguro? Lo normal cuando conoces a Pinkie Pie por primera vez es ir despacio… porque si no, ella sola acelera y…
-¡Pues claro que acelero! ¡Si no, no es divertido!-exclamó la aludida.
Tanto Lloyd como yo no pudimos evitar dejar escapar una risita ahogada, a lo que Pinkie reaccionó como normalmente lo haría.
-¡Yay! ¿Lo ves? ¡Están conmigo!
-Lo que tú digas, dulzura…
-Resulta curioso que seáis nuevos y vengáis a estas alturas del curso… ¿Cuándo os transfirieron?-inquirió Rarity en ese momento, curiosa.
-Oh, sí, bueno, lo que pasa es que se atrasaron bastante con nosotros debido a externalidades varias… no fue hasta ahora cuando se efectuó el cambio…-expliqué yo, con mayor detalle que la última vez.
-Vaya, pues menudo contratiempo…
-Sí, bueno, cosas que pasan supongo…
En ese justo momento entró en clase una figura que nos era especialmente familiar, sobre todo por su permanente ceño fruncido y cara de ajo.
-¡Ya está aquí la señora Harshwhinny! Será mejor no hacerla enfadar, tiene un genio que muerde…-musitó Applejack por lo bajo.
Volvimos a nuestro sitio, aunque tuve que arrastrar a Lloyd durante todo el camino ya que se había quedado mirando a Harshwhinny como si no se lo creyera. La mujer resultó ser igual que su contraparte poni, además de ser muy estricta y severa; y a eso, se añadía el hecho de que impartía la asignatura de lengua.
-Parece mentira que no te hayas concienciado de que nos encontraremos con caras conocidas aquí…
-Ya, pero no así…
-Pues mira, así te acostumbras…-le dije, con tonito divertido.
Lloyd quiso responderme, pero en ese momento Harshwhinny anunció repentinamente.
-A ver, los nuevos, parece ser que ya se lo saben, por lo que serán los primeros en hacer la primera frase.
-¿¡Eh?!-solté yo de golpe.
-¡¿Lo cuálo?!-hizo lo propio Lloyd.
-Lo que oyen, ya pueden empezar, vamos…
Sin poder replicar ni negarnos, nos vimos obligados a levantarnos y dirigirnos a la pizarra, donde ya estaba apuntada una frase para analizar, la cual era tal que así:
Encontró a sus amigos muy agitados porque la noticia los había sorprendido muchísimo.
-Pues a ver, déjame hacer memoria un momento…-murmuró Lloyd por lo bajo, cogiendo una tiza.
-En primero de carrera llegamos a ver un método que siempre funcionaba… lo primero de todo es localizar los verbos-recordé yo.
-Vale, pues en ese caso son
encontró y
había sorprendido…
-Ahora hay que localizar los nexos…
-
Porque…
-Una vez localizado el nexo, hay que delimitar la subordinada…
-
Porque la noticia los había sorprendido muchísimo…
-Ahora hay que dejar indicados los sujetos y predicados tanto de la oración principal como la de la subordinada…
-En la principal hay un sujeto omitido y un predicado verbal…
-Sí, y con sintagma verbal, eso también hay que dejarlo indicado…
a sus amigos es complemento circunstancial…
-No hombre, es complemento directo…-me corrigió Lloyd.
-¿Qué? ¿Cómo va a ser complemento directo, si tiene una estructura de circunstancial?-argumenté yo, extrañado.
-Es fácil de identificar, haz la pregunta a…
-No, ese método no es seguro, mi profesora de lengua de carrera nos machacó eso mil veces, ya no se pregunta ni al verbo ni al sujeto…
-¿Qué? ¿Y entonces cómo sacas la respuesta?
Nos miramos brevemente durante unos segundos hasta que dije con tono solemne.
-Mi instinto me dice que…
-¡Ah, claro, mira el listo, pues vaya mierda de instinto!
-¿Qué? ¡Retira eso!
Aun a pesar de que hablábamos por lo bajo, no nos dimos cuenta de que estábamos montando un numerito y la mitad de la clase nos veía discutir, divertida; Pinkie se reía por lo bajo y Rainbow trataba de no morirse de la risa. Harswhinny nos replicó.
-¿Quieren hacer el favor de dejar de cuchichear como cotorras y seguir con el análisis? Iban bien hasta que se pusieron a parlotear…
Lloyd y yo nos volvimos a mirar hasta que al final los dos llegamos a un acuerdo.
-Complemento circunstancial, pares.
-Complemento directo, nones.
Justo después toda la clase soltó una carcajada, siendo Pinkie la que más se reía y siendo seguida de cerca por Rainbow; incluso Sunset llegó a reírse por lo bajo. La única que no se rio fue Harshwinny, la cual nos miró ceñuda hasta que nos dijo.
-Ah, olvídenlo, siéntense de nuevo y estense calladitos…
Finalmente la frase fue hecha por otro chico, resultando ser un complemento directo y no circunstancial, haciendo crecerse a Lloyd un poco más. La siguiente clase fue de matemáticas para mi eterna mala suerte, ya que no tenía precisamente gran simpatía por los números. Pero lo que nos mató a los dos, especialmente a Lloyd, fue que el profesor era Cranky Doodle. Y el tipo era un muerto de cojones, Pinkie nos llegó a comentar al respecto.
-No he conseguido aún sacarle una sonrisa, pero de aquí hasta que nos graduemos pienso sacarle una como que me llamo Pinkamena Diane Pie.
-¿Y siempre explica igual?-inquirí, con un miedo atroz en el cuerpo.
-Huy, si tú supieras… pero espera a la tercera hora y verás.
No supimos a qué se refería exactamente, pero en cuanto ésta comenzó nos quedamos gratamente sorprendidos; la vice directora Luna entró por la puerta, saludándonos a todos.
-Buenos días, chicos…
-Anda ¿Luna?-inquirí yo, sorprendido.
-Es la vicedirectora Luna para ti y para todos, Sg… y, aunque no lo parezca, tiene una mala baba aberrante.
-¿En serio?
-Huy, cómo se nota que eres nuevo…
-¿Y qué da?-inquirió Lloyd, curioso.
-La asignatura más aburrida en toda la faz de la tierra…
Los dos esperamos una respuesta que no parecía llegar, ambos miramos a Pinkie con la ceja levantada.
-¿Cuál?
-¿Pues cuál va a ser? ¡Historia!
-Oh, historia, me encanta la historia…-murmuré yo, repentinamente animado.
A eso, Pinkie me miró como si no hubiera oído bien, aunque Lloyd intentó cambiar de tema.
-Curioso que Luna de clases… ¿su hermana también da alguna?
-Sí, la directora Celestia da física y química, pero sólo a los chicos de segundo…
Quise decir algo, pero en ese momento Luna habló con voz contundente.
-Pinkie Pie y los nuevos, u os calláis u os marcháis, elegid.
Me resultó francamente raro ver a Luna tan autoritaria y dura, ya que en las pocas veces que había salido en la serie ella misma había mostrado una actitud más suave y maternal, sobre todo con los potrillos; aunque igual lo hacía para lidiar con adolescentes, lo cual le daba un poco más de sentido a su regia actitud.
A mí desde siempre me había gustado la historia, aunque el problema era que Luna daba historia de Estados Unidos; desde la ESO y hasta en la carrera, toda la historia que he dado ha estado más centrada en Europa y España que en América, por lo que me resultó más complicado seguirla el hilo, y a Lloyd también. Al parecer, hacía ya varios días desde que comenzó a explicar la guerra de Secesión y ya iba por la mitad.
-Tras el éxito del plan Anaconda ideado por Winfield Scott, la economía confederada se vio seriamente diezmada debido al bloqueo que la Unión impuso a los puertos del sur; aunque los confederados trataron por todos los medios de impedirlo traficando con algodón y tabaco a cambio de armas y recursos, no pudieron evitarlo aun a pesar de sus desesperados intentos. Aquí podéis ver una tira cómica de 1861 en la que se ilustra el plan de Scott y se toma al mismo con mucha literalidad.
Luna pasó la diapositiva y mostró dicha viñeta, en la cual se podía observar a una enorme anaconda partiendo de Washington y bloqueando toda la costa sur del país con su alargado cuerpo, para luego subir al lado de Texas, Indiana, Kansas y Missouri, y finalmente acabar enfrente de Arkansas.
-Una vez que el comercio confederado estuvo bloqueado, la Unión decidió hacer los siguientes movimientos y partieron desde Manassas, Virginia, para presionar a los confederados, pero fueron repelidos rápidamente en la primera batalla de Bull Ru…
-Bof, esto es un coñazo… apenas se nada de historia americana…-masculló Lloyd por lo bajo, en un momento dado.
-Ni yo, pero resulta interesante…
-Pues será para ti… a mí la historia que me mola es la antigua, no ésta… además, Estados Unidos apenas tiene historia…
-Mira, eso también es verdad…
Lloyd quiso decir algo, pero en ese justo momento Luna se calló y nos miró duramente.
-¿Puedo continuar o les apetece dar la clase por mí?
La forma con la que lo dijo y la mirada que nos echó nos dejó bastante descolocados; si realmente lo hacía para aparentar y manejarnos como grupo, lo hacía especialmente bien, aunque por otro lado no la pegaba para nada teniendo en cuenta de que se traba de Luna. Y una de dos, o esta contraparte humana era mucho más diferente de la Luna poni de lo que nosotros pensábamos, o aquí había algo raro, eso desde luego. Y además, tampoco se me escapó la analizadora mirada que nos echó Luna antes de retomar el hilo.
Tras la clase de historia vino el primer recreo; Pinkie nos invitó a ir con ellas para hacernos un tour introductorio por todo el instituto, por lo que aceptamos con agrado. Además de mostrarnos los lugares más destacados del sitio, nos estuvieron presentando a otros alumnos que ellas conocían y con los que se solían hablar.
-¡Ah, mirad, el laboratorio de geología está aquí al lado, igual ellos también están!
-¿Ellos?-repetí yo, extrañado.
-¡Sí, son un grupo de ecologistas que yo conozco concienciados con el medio ambiente y todas esas cosas! ¡Venid, que os los presento!
El laboratorio estaba abierto y allí se encontraban tres personas cuyos diseños eran de la anterior película y personajes originales, además.
-¡Capitán!-exclamó Pinkie.
-Hey, Pinkie, me alegro de verte… ¿Qué te trae por aquí?-inquirió un chico de ojos marrones, pelo azul oscuro y piel de color azul clara.
Vestía como un hippie, con una banda de color verde en la frente, y en su camiseta se podía ver un dibujo de la tierra.
-¡Oh, venía a presentaros a unos chicos nuevos! ¡Lloyd, Sg, este es el Capitán Planeta!
-Y los planetarios…-añadió Lloyd por lo bajo.
Por mi parte traté de no reírme demasiado alto, saliéndome un seco gorjeo.
-¡Él es Green Cycle, y ella es Paisley!
-Hola…
-¿Qué tal?
El tal Green Cycle era un chico de pelo verde, largo y trenzado, de ojos verdes y piel amarilla ocre; vestía cual campero y llevaba un pin con el símbolo del reciclaje.
En cuanto a Paisley era una chica de ojos color caramelo, piel blanca como el papel y pelo azul cielo ondulado con destellos blanquecinos; vestía una blusa morada y unos pantalones campana con motivos florales en ellos.
-¿Qué estáis haciendo?-inquirió Pinkie con interés.
-Estamos preparando unos panfletos para repartir esta tarde… quieren construir un campo de golf en las afueras del pueblo, en pleno bosque, y queremos recoger firmas para evitarlo. No nos da la gana que tumben medio bosque para que los ricachones de ciudad vengan aquí a divertirse-explicó el Capitán, particularmente molesto.
-Oh, eso es horrible ¿y qué hay de los animalitos que viven allí? ¡Les dejarán sin hogar!-exclamó Fluttershy, preocupada.
-¡Razón de más para pararles los pies! ¿Quieres ayudarnos, Fluttershy?
-¡Por supuesto que sí!
-¡Genial, cuantos más seamos más nos oirán!
-¿Y quién quiere construir ese campo en pleno bosque?-inquirió Applejack, curiosa.
-Un promotor sin escrúpulos que no es de aquí… se está aprovechando de que les están dando concesiones del ayuntamiento para hacer lo que les da la gana, no sé en qué está pensando la alcaldesa últimamente…-masculló Green Cycle, rabioso.
-¡Pues en sus bolsillos, claro está! Sabéis bien lo que la tira el dinero a esa tía…-murmuró Paisley, igual de indignada.
-Ya veo… ¡suerte con vuestra lucha, chicos!-exclamó Pinkie.
-Gracias Pinkie… te esperamos esta tarde a las seis en el ayuntamiento, Fluttershy-añadió el Capitán antes de que nos fuéramos.
-¡Vale, allí estaré!
Después de la visita al laboratorio de geología, Pinkie nos llevó hasta la clase de música.
-A ver si está… ¡oh, sí, está, y practicando!-exclamó la chica rosada, asomándose.
-¿Quién?-inquirí yo, curioso.
-Mejor no la molestemos… pero venid, asomaos un momento…
Lloyd y yo nos miramos y nos pusimos al lado de Pinkie; fue entonces cuando vimos a una figura familiar en medio de la estancia, sentada en una silla y tocando un violonchelo con mucha fuerza interpretativa. Ambos abrimos mucho los ojos, alucinados.
-Lo sé, es buena ¿verdad? se llama Octavia Melody y es miembro del club de música… creo que es de Reino Unido o de por allí, ya que tiene un acento raro…
-Realmente es buena…-comenté por lo bajo.
-Muy buena, creo que proviene de una familia de músicos de alta alcurnia, no habla mucho de su pasado, pero es maja.
Nos inclinamos para ver si había alguien más y nos sorprendimos aún más al ver a cierta figura familiar de ojos amarillos, pelo color cian y piel aguamarina.
-Esa es Lyra Heartstrings, una virtuosa de la lira… una chica de lo más divertida, aunque algo rara… a veces se sienta de forma extraña.
Nosotros no dijimos nada, tan solo lo aceptamos, aunque con cierta emoción, eso sí.
Después de la clase de música, al pasar por una puerta cerca de allí, Rarity comentó.
-¡Ah, aquí está el club de costura! Esperad un momento, os voy a presentar a unos amigos…
El club de costura resultó ser algo más grande de lo que parecía desde fuera, aunque aun así seguía siendo un cuarto de no más de veinte metros cuadrados; había rollos de tela por todas partes, patrones, máquinas de coser y juegos de costura por doquier. Y, en una mesa, había un chico y una chica conversando entre sí.
-¡Hola chicos!-exclamó Rarity, con voz cantarina.
-Hola Rarity…
-Por fin apareces… Naomi y yo estábamos hablando sobre quien tiene más metros cuadrados de tela…
-Y justo vas y apareces tú…-añadió la tal Naomi.
-Oh, me halagáis… aunque dejadme que os presente a dos nuevos amigos, LloydZelos y Sg91.
-Encantada.
-¿Qué tal?
Naomi era una chica de pelo violeta oscuro, ojos magenta claro y piel azul pálido; vestía con un fino vestido cian y con la imagen de un cupcake en él.
El chico respondía por Norman y tenía el pelo de color cobre, ojos amarronados y piel de color crema claro; vestía muy formalmente, con una camisa de rayas, una chaqueta de felpa naranja y llevaba puesto un gorro de lana caqui.
-¿Sois muchos en el club?-inquirí yo, curioso.
-No, somos más bien un grupo reducido, estamos tres más, nosotros y Rarity-explicó Norman.
-¿Y no tenéis coordinador?-quiso saber Lloyd.
-Sí, pero no está aquí… últimamente no tenemos muchos fondos, los clubes de actividades extraescolares se sustentan con donaciones de los propios miembros, y a veces a muchos de ellos les cuesta llegar a fin de mes con todas las actividades planeadas hechas. Por ello, nuestro coordinador está tratando de conseguir dinero de otras formas-explicó Naomi.
-¿Y el instituto no os ayuda?
-Nos ayudaba, pero luego empezó a recortar por culpa de los gastos y no tuvo más remedio que cortar las subvenciones…
-Sí, además de ciertos… gastos extra recientes…
Lloyd y yo nos miramos sibilinamente, sabiendo perfectamente a qué se referían; Sunset, que nos había estado acompañando todo el rato, bajó la vista y se fue de allí avergonzada. Rarity decidió cortar de raíz la conversación, nos despedimos de ellos y salimos al pasillo; Sunset no estaba allí.
-Oh, pobrecilla, debimos haberlo supuesto…-masculló Rarity, sintiéndose culpable.
-¿Por qué, qué la pasa?-inquirí por mi parte, aparentando ignorancia.
-Es… una larga historia, pero primero tenemos que encontrarla, ayudadnos por favor…
-Claro… podemos separarnos para cubrir más terreno-sugerí.
Decidimos ir en parejas, Lloyd y yo cubrimos la planta superior mientras que las demás se separaban hacia otras direcciones.
-Pobrecilla… lo debe de estar pasando muy mal…
-Sí… aunque vaya forma de reprochárselo, y encima delante de todos, menudo imbécil-murmuró Lloyd, tan molesto como yo.
-Desde luego…
Doblamos la siguiente esquina a la derecha y entonces nos encontramos con una escena particularmente preocupante; tres chicos que nos resultaban horriblemente familiares estaban encarando a una intimidada Sunset.
-Un momento ¿esos no son…
-… los Diamond Dogs?
Las versiones humanizadas de esos perros zarrapastrosos no se estaban mostrando precisamente amables con ella.
-Vaya, vaya, mirad quien tenemos aquí… a la destronada Sunset Shimmer…-murmuró Rover, con tonito remolón.
-Sí… es una pena que ahora ya no tenga el respeto que antes tenía… al menos antes se hacía valer, ahora… no es nada…-remarcó Fido, regodeándose en que tenía con qué para meterse con ella.
-Dejadme en paz, por favor, yo solo quiero cambiar…-masculló ella, con tono apenado.
-Oh, pero la gente como tú nunca cambia, Sunset Shimmer… y el grupito de oro se junta contigo sólo por pena
-O bien porque la princesita esa se lo pidió…-recordó Spot, con voz chillona.
Para entonces Sunset se veía como si estuviera a punto de llorar, y yo personalmente no aguantaba más esa situación, por lo que me adelanté y les espeté.
-¡Eh, dejadla en paz!
Los tres se dieron la vuelta extrañados, Fido inquirió.
-¿Quién es este?
-Métete en tus asuntos, chaval…
-Oh, me vas a perdonar, pero sí me voy a meter…
-¿Y eso por qué?
-Porque os estáis metiendo con ella.
-¿Y qué si lo hacemos? Se lo merece ¿acaso no sabes lo que hizo?-inquirió Rover, ceñudo.
-Me da igual lo que hizo o dejó de hacer, no se merece que la tratéis así, dejadla tranquila.
Los tres abusones se miraron entre sí, divertidos, hasta que finalmente Rover habló por los demás.
-Debes de ser nuevo… o rematadamente tonto. En cualquier caso la dejaremos en paz… pero verás que no todo lo que reluce es oro, chaval…
Tras eso el grupito ahuecó el ala, no sin antes lanzarme una escrutadora mirada; yo tan solo les ignoré. Una vez que se fueron, me acerqué a Sunset e inquirí.
-Hey ¿estás bien?
-Sí… gracias por defenderme, pero no tenías por qué hacerlo…
-¿Y que querías que hiciera? ¿Quedarme parado sin hacer nada? De eso nada, monada…
La chica alzó la mirada, un tanto sorprendida por mi actitud para con ella, pero al final volvió a ese modo pasivo tan tristón para simplemente decir.
-No soy una buena persona…
Quise decirla algo, pero en ese momento llegaron las demás y Rarity se adelantó.
-¡Oh, querida, aquí estás! ¿Te encuentras bien?
-Sí, estoy bien…
Aun así las demás supieron enseguida que no estaba bien, hasta nosotros lo supimos incluso; al ver nuestras caras de extrañeza, Rarity decidió hablar.
-La situación de Sunset es complicada… os la contaremos, pero mejor después de clases…
Nada más decirlo sonó la campana, anunciando el fin del recreo y el comienzo del resto de las clases. La tarde estuvo más atareada con asignaturas como economía, educación física, filosofía e informática; la hora del almuerzo supo mejor que nunca ya que entre medias nos tocó educación física y yo me cagué en todo, recordando que en la prueba de los mil metros yo siempre llegaba el último. Y, además, añadimos un chándal a la lista de cosas por comprar teniendo menos de cincuenta dólares para entonces.
La hora del almuerzo fue especialmente bizarra, sobre todo para Lloyd; ver a Granny Smith sirviéndote la comida es una de esas cosas que no se te olvidarán en la vida, y tuve que mover a Lloyd ya que se la había quedado mirando con gesto congelado, probablemente chillando por dentro. Aun así fue un momento bastante tranquilo, nos sentamos con Pinkie y las demás y estuvimos hablando mientras tanto, conociéndonos mejor y forjando lazos con ellas. En un momento como ese me dio un ramalazo de nostalgia y, por unos breves segundos, llegué a sonreír; recordé los momentos por los que tuve que pasar cuando cursé primero de bachillerato por primera vez, fundiéndose con los actuales. Y, el pensar que esta vez lo volvía a cursar con mis personajes preferidos, lo hacía aún más especial. Quise preguntarle a Lloyd también, pero su permanente gesto agriado me lo dijo todo.
Finalmente la jornada acabó a las cinco tras una relajada hora de informática, Fluttershy fue la primera en irse ya que había quedado a las seis en el ayuntamiento con la tropa verde; en cuanto salimos al patio delantero Applejack comentó.
-Todos los días después de clase vamos al Sugarcube Corner a relajarnos y tomar algo ¿queréis venir con nosotras?
-Oh, nos encantaría…
Llegamos a ver la contraparte humana del establecimiento el otro día cuando estuvimos reconociendo el pueblo, por lo que sabíamos dónde estaba, pero nos dejamos guiar igualmente. A esa hora toda la chavalería del instituto estaba allí tomándose unos malteados, hablando de sus cosas y relajándose tras una dura jornada de trabajo; la cafetería no era tan grande como su contraparte ecuestriana, pero tenía un segundo piso más amplio que la planta baja y una terraza en la acera.
-¡Bienvenidos al Sugarcube Corner! ¡Este café lo llevan los señores Cake, unos amigos de mi familia, les conozco personalmente y de vez en cuando me dejan trabajar con ellos para ganarme unas perrillas, usualmente los fines de semana!-informó Pinkie a toda pastilla.
Esos datos nos interesaron sobremanera, llegando a intercambiar sendas miradas confidentes; por mi parte decidí averiguar un poco más.
-¿Suelen contratar a gente?
-Normalmente no, aunque conmigo suelen hacer una excepción… ¿por qué? ¿Buscáis trabajo?-inquirió Pinkie, bastante aguda.
-Sí, hemos pensado que, dado que la compañía de autobuses nos ha extraviado nuestras cosas, podríamos trabajar para ganarnos la matrícula…
-… y finiquitar los pagos, estaban a medias-añadió Lloyd.
-Cierto.
-Oh… bueno, puedo hablarlo con ellos…-murmuró Pinkie.
-Nos harías un gran favor, Pinkie…
Aunque, antes de nada, vinieron unos cuantos batidos malteados con nata por encima y cupcakes para acompañar; entre medias, estuvimos hablando.
-Oh, por cierto Rarity, comentaste que nos explicarías sobre Sunset…-la recordé en un momento dado.
-Oh, es verdad… bueno, pues… ¿por dónde empezar?
Aunque, antes de que la chica dijera nada, Sunset se adelantó.
-Rarity, espera, mejor se lo cuento yo misma…
-¿Estás segura, querida?
-Sí… después de todo, soy yo la responsable de mis acciones.
Tras eso la propia Sunset nos explicó todo lo que había pasado con ella, aunque omitiendo algunos detalles relevantes como que en realidad era de Ecuestria y que se convirtió en un demonio al ponerse la corona; aunque en esencia nos contó lo que nosotros ya sabíamos, que fue la típica abusona de instituto intimidando y manipulando a los demás. No obstante nos extrañó que no nos contara lo que pasó en realidad, aunque si se pensaba fríamente era normal que no lo hiciera; éramos nuevos, aparentemente no sabíamos nada, y difícilmente nos iba a contar algo que, seguramente, no iríamos a creernos así sin más. Después de todo, nosotros ya sabíamos todo lo previo, aunque aun así había que andarse con cuidado.
-Bueno, pero si te arrepientes y estás dispuesta a cambiar, pues mejor que mejor ¿no?-comenté yo una vez que terminó su relato.
-Sí, yo quiero cambiar, pero a veces me da la sensación de que todos mis intentos caen en saco roto…-masculló Sunset, desanimada.
-Pero que los demás no estén dispuestos a creer en ti, ya es cosa suya. Si no quieren escucharte, haz que ellos te escuchen y demuéstrales que realmente has cambiado.
-Eso es lo mismo que siempre la decimos…-apuntó Applejack.
-Ya sabes que nos tienes a nosotras, querida… y estoy segura de que Lloyd y Sg también estarán dispuestos a ayudarte…
-Claro que sí…-asentí yo.
-Por supuesto-afirmó Lloyd con vehemencia.
Sunset sonrió, algo más animada, y yo también la sonreí.
-Gracias, chicas, de verdad… si no fuera por vosotras, esto sería muy difícil para mí…
Una vez que nos terminamos los batidos, Pinkie nos llevó con ella a hablar con los señores Cake, los cuales se mostraron al principio un poco reacios con la idea.
-No sé, Pinkie… nosotros solos estamos bien, no necesitamos más mano de obra…-argumentó la señora Cake.
-Hombre, cielo, eso es relativo, recuerda a los niños…-murmuró el señor Cake.
-Carrot, cariño, déjame hablar a mí…
-Lo sé, lo sé, tampoco os estoy pidiendo algo permanente, es sólo temporal… podrían trabajar conmigo los findes ayudándome-sugirió Pinkie.
-Bueno, aunque… tendríamos que pensarlo primero…
Lloyd y yo nos miramos algo preocupados, viendo como nuestro posible trabajo peligraba; en un momento como ese venía bien mi improvisación, por lo que apuré enseguida.
-Señora Cake, si no es intromisión… ¿Qué tal les va el negocio?
La pregunta sonó un tanto seca, ya que todos me miraron con cara de circunstancia, incluyendo Lloyd el cual me miró fijamente; aun así, la señora Cake respondió.
-Pues… bien, como siempre, vendemos bien…
-Y en ese caso ¿no ha pensado en diversificar?
-¿Diversificar? ¿A qué te refieres?
-A ampliar el negocio, a venderlo de forma distinta…
Miré a mi alrededor, estábamos en un pasillo en la trastienda que llevaba hasta el piso superior donde ellos vivían; cerca de la entrada había una bici apoyada en la pared.
-¿De quién es esa bici?-inquirí.
-Ah, es mía, aunque apenas la uso…-murmuró el señor Cake.
Por un momento miré a Lloyd y a ambos se nos ocurrió algo, compartiendo una confidente sonrisita.
-Se me está ocurriendo algo… un servicio de entrega a domicilio, llévese las delicias del horno a su casa…-empecé yo.
-Para eso necesitarían mayor producción, yo mismo podría ayudar a Pinkie en la cocina, sé hacer cositas y me manejo bien-continuó Lloyd.
-Luego yo me puedo encargar de repartir las delicias por el pueblo con la bici, no me conozco todas las calles, pero denme un par de semanas y me las aprenderé.
-El éxito previo puede garantizar un servicio mínimo, pero también podemos ponerlo a prueba…
-Y no conlleva muchos gastos salvo una mayor producción y un poco de publicidad… ¿Qué les parece?
Tanto los Cake como Pinkie se mostraron particularmente sorprendidos por nuestra visión empresarial, siendo la chica rosada la primera en opinar.
-¡¡Que gran idea!! ¡¡Es genial, seguro que tiene éxito!! ¡¡Hagámoslo señora Cake, yo estoy dispuesta!!
-Eh… sí, bueno, la verdad es que es una idea interesante… aunque, como bien decís, habría que probarlo primero…
-Hagamos una cosa, nos tiene un fin de semana de prueba y, si la iniciativa tiene éxito, seguimos con ello; no tiene por qué contratarnos formalmente si no quiere…
Los señores Cake se miraron por un momento, pensativos, hasta que al final aceptaron nuestra oferta; comenzaríamos ese fin de semana y, mientras tanto, habría que empezar a publicitarnos.
-¡Genial, vamos a trabajar juntos, como amigos! ¿¡No estáis emocionados!? ¡¡Porque yo sí!!-exclamó Pinkie.
-Sí, la verdad es que sí…-asentimos nosotros.
-¡Oh, me encanta que las cosas salgan tan bien! ¡Abrazo grupal!
Sin que pudiéramos darnos cuenta siquiera, un torbellino de color rosa nos atrapó entre sus brazos, abrazándonos con fuerza.
-¡Vamos a ser los mejores amigos y compañeros de trabajo! ¡Pinkie Pie, Lloydi y Sgi!
-¿Lloydi?
-¿Sgi?-repetí yo, igual de extrañado.
-¡Claro, vuestros apodos! ¡Oh, aunque ahora tendremos que estar en contacto! ¡Dadme vuestros móviles!
Compartimos nuestros números con ella y la añadimos en nuestros contactos; resultó particularmente extraño y bastante surrealista ver a Pinkie en mi agenda.
Una vez que estuvo resuelto el asunto volvimos con las demás y las contamos la idea; fue entonces cuando se ofrecieron a ayudarnos con el asunto de la publicidad, Rarity se encargaría de diseñar un panfleto y las demás se ofrecieron a ayudar a repartirlos una vez que estuvieran impresos. Sin comerlo ni beberlo la tarde se pasó enseguida y, en cuanto dieron las siete, nos preparamos para irnos.
-Bueno, pues nos vemos mañana… paráis en la residencia ¿no?-inquirió Rainbow.
-Sí, estamos allí…
-¡Genial! Aunque, antes de que os vayáis, no os olvidéis de añadirme al móvil…
Al final acabamos incluyendo a las demás en la agenda.
-¡Os meto ahora en el grupo, soy la administradora!-añadió Pinkie.
Finalmente nos despedimos de ellas frente a la puerta del café; a Sunset se la veía más animada que esta mañana, por lo que la regalé una última sonrisa antes de irnos. Ella me la devolvió con un rápido gesto y, tras eso, Lloyd y yo nos fuimos calle arriba en dirección hacia el instituto. Aunque apenas me di cuenta y se me quedó una grata sonrisa grabada en la cara, cosa que me señaló Lloyd mirándome con cara de circunstancia.
-¿Qué?
El chico soltó un respingo y murmuró.
-Sg91 usó ojitos tiernos… es muy evidente.
-¿¡Eh?! Ah, venga ya, no seas ridículo…
-Sí, ya, ridículo…
-A ver, yo sólo soy amable con ella, bastante ha tenido ya la pobre pasándolo tan mal…
-Una cosa es ser amable y otra muy distinta es meter ficha… y tú has estado metiendo por el premio gordo desde esta misma mañana.
-Ah, sí, que esa es otra, gracias por ayudarme allí…-le recordé con desdén.
-Ah, sí, eso, es que vi que tenías la situación bajo control… además, tampoco quería meterme en vuestro momento especial…-murmuró él, como quien no quiere la cosa.
-Vete a la mierda-le espeté secamente.
Y así, discutiendo como siempre, volvimos a la residencia mientras que un brillo anaranjado teñía el cielo junto a una luna creciente.
-¿Has visto eso, dulzura? Parece que le gustas al nuevo…
-¿Qué? ¿Pero qué dices?
-Oh, desde luego que sí, querida, no hay más que verle… parece ser que le has caído en gracia…
-¡Sí, se le nota a la legua! No es muy sutil, que digamos…
-¡Huy, sí, se le enciende la cara al verte! ¡Le gustas, le gustas, a Sgi le gustas!
-Ah, dejadlo ya… si le acabo de conocer…
-Huy, huy, lo dices como si te lo pensaras…
-¿Le darías una oportunidad?
-¿Eh? ¡No! Quiero decir, no así sin más, tampoco quiero hacerle daño, es solo que…
-¡No quiere hacerle daño! ¡Entonces algo hay!
-¡Que no! ¡Agh, dejadlo ya!
-Bueno, bueno, chicas, tampoco la atosiguéis… hay que dejar cuajar al amor…
-¡Rainbow Dash!
Todas se rieron con confidencia, hasta la propia Sunset acabó por unirse a ellas. Tras ellas, el sol se recortó un poco más en el horizonte.