Canción de luz de luna
Ya había pasado una semana larga desde que Helios llegó a Equestria, en ese tiempo ya había sido presentado ante todos, siendo conocido como el príncipe sin marca, por el hecho de que aún no poseía su Cutie Mark, pero eso no le importaba, ya que su vértigo se había curado en su totalidad, y el volar, le entusiasmaba, se sentía tan libre que parecía mentira.
Celestia le observa de cerca con cierto orgullo, su pequeño príncipe había aprendido a volar, y empezaba a relacionarse con los súbditos de la ciudad de Canterlot y con el servicio de palacio.
-Parece que Helios se relaciona poco a poco con todos. -le decía Luna a su hermana. -Hasta hace poco, como mucho, hablaba con Venus.
-Me alegra saber que mi potrillo se esta adaptando a su nueva vida. -respondía Celestia mientras le observaba por la vidriera. -No sabes cuanto me llena de felicidad, pero...
- ¿Aún piensas en el sueño de aquella noche? -le preguntó Luna.
Celestia la miró, no supo que decirle, pero su cara lo decía todo, la preocupación seguía invadiéndola.
-Así es...
Luna suspiró.
-Hermana, yo más que nadie me preocupo por ti. -le dijo. -Necesitas dormir bien para conseguir hacer tu trabajo.
-Desearía poder hacerlo, Luna. -le respondió su hermana. -Pero Helios es mi máxima preocupación. No sé si la amenaza de Leviatán fue real o solo infundida. Tengo miedo...
-Hermana, ¿por qué no os vais mañana Helios y tu de picnic? -le dijo Luna. -Puedo tomar tus labores para que puedas estar tranquila.
Celestia se sorprendió al oír las palabras de su hermana.
- ¿Estás segura, Luna?
Ella asintió tranquilamente.
-Has hecho mucho por Equestria, deberías tomar un tiempo para ti y Helios. -le dijo. -Así solo caerás enferma y no podrás salvar el abismo que hay entre los dos.
Pese a que su hermana dijese eso, el "abismo" del que hablaba no estaba tan insalvable, si Luna conociera las conversaciones entre ella y Helios mientras estaban en aquel reino... Igual le había hecho cambiar de idea.
-Muchas gracias, Luna.
-Vete a preparar las cosas, déjame el resto del día a mi, y no vayas a por Helios, déjale volar libre.
Celestia sonrió delicadamente ante el comentario de su hermana,
-Hasta hace apenas una semana ni siquiera podía volar y tenía miedo a las alturas. -decía Celestia. -Ahora se aventura sólo, y es difícil hacer que baje del cielo.
-Le diste a una buena maestra para ello.
Celestia volvió a sonreír.
-Iré a prepararlo todo para mañana, gracias de nuevo, hermana.
-No es nada, Celestia.
Helios se encontraba sobrevolándolo Ponyville, durante la última semana iba y olvida muy a menudo, se sentía muy a gusto entre sus habitantes, le recordaba un poco a la ciudad donde vivía antes.
-Al principio pensaba que no iba a estar a gusto. -se decía a sí mismo el joven príncipe. -Pero he de admitir que este lugar no está del todo mal, volar, esta frescura... Guau... Mi mundo estaba muy contaminado, aquí respiro a gusto.
-Vaya, pero si el gusano real está por aquí. -decía una voz familiar para Helios.
El príncipe miró a su alrededor con rapidez, buscando el origen de la voz.
-Aquí arriba. -volvió a decir aquella voz.
Helios alzó la vista y pudo ver a Rainbow Dash sobre su cabeza.
-Hacía unos días que no te veía. -le decía la pegaso. -Creía que te habías escondido bajo el ala de mamá.
-Oye, déjame tranquilo, ¿vale? -le respondió. -No sé qué problema tienes conmigo, pero no estoy para aguantarte la tontería.
Rainbow se interpuso en el camino de Helios, cortándole el paso.
-Lamento decírtelo, pero si que tengo un problema.
Helios se extrañó levemente.
-Pasa que sé que te traes algo entre cascos. -le dijo. - ¿Me puedes explicar cómo es que la princesa, y solo dos de mis amigas te conocen sin haberte visto antes?
Helios volvió a extrañarse.
- ¿Perdón?
-Lo que oyes, colibrí. -le dijo Rainbow. -Ninguna te conocía de antes, y de repente apareces y ¡puf! Te reconocen de antes.
Helios se mantuvo en silencio.
-Tengo una teoría interesante para ello, pero no sé si quieres escucharla.
-Muy bien, acompáñame y me la cuentas cuando lleguemos al Sugar Cube Corner. -le respondió Rainbow.
- ¿A dónde?
- ¡Tu calla y sígueme!
Helios comenzó a seguir a Rainbow por la calle, ella se mantenía en silencio, sin dirigirle ni una palabra al príncipe.
Finalmente, llegaron al Sugar Cube Corner, y Rainbow obligó a Helios a entrar dentro del local, el cual estaba apagada, y solo entra la luz por la puerta.
-Esto me suena a encerrona. -decía Helios. -Rainbow Dash... Yo casi que me...
Rainbow no respondió, lo cual le extrañó.
- ¿Rainbow? ¿Rainbow Dash?
De golpe y porrazo, las luces se prendieron, y pudo ver a Rainbow, Rarity, Pinkie, Twilight, Applejack y Fluttershy, junto a varios adornos y cosas de picar.
- ¡Sorpresa! -decían las seis.
Helios se quedó inmovilizado, la sorpresa le había dejado mudo casi en un tris tras, no se lo esperaba, y que la luna caiga si miento.
-Parece que el gusano real se ha quedado mudo. -dijo Rainbow.
- ¡Rainbow Dash! Deja en paz al príncipe. -le decía Applejack.
- ¿Qué es todo esto? -preguntó Helios.
- ¡Es tu fiesta de bienvenida! -le respondió Pinkie colocándole un gorro. -Sé que es tarde, pero hace una semana que llegaste y no te hemos hecho una fiesta de bienvenida estilo Pinkie Pie.
-Fiesta... ¿De bienvenida? -preguntó Helios sin salir de su asombro.
-Pareces extrañado. -le dijo Twilight. - ¿Ocurre algo?
-N-no, es solo que... No me lo esperaba. -respondió.
-Entiendo... -le dijo Fluttershy. -Si estuviera en tu posición estaría aterrada.
-Oh, querida, no seas así. -dijo Rarity. -Helios, te hemos montado esta fiesta para que te sientas a gusto aquí. Es verdad que no es tu mundo, pero naciste aquí, ¿no?
-Eso dice Celestia.
- ¿Celestia? ¿Por qué la llamas así? -le preguntó Twilight. -Es tu madre, ¿no? ¿Por qué no la llamas mamá?
-No es tan fácil para mi, he vivido veinte años en la ignorancia de mi ascendencia. -le respondió Helios mientras se rascaba la nuca con la pezuña. -Que de repente alguien me diga que es mi madre y me traiga a un mundo lleno de equinos... ¿No te resultaría raro?
Las seis quedaron en silencio.
- ¿Nos has visto? -le preguntó Rainbow. -Somos Ponys.
-Es un mal ejemplo. -volvió a decir Helios.
-Pero lo entiendo. -le respondió Twilight. -Llevas toda la vida sin saber que eres un príncipe, pero... ¿Sabes lo mal que le sentó a Celestia el tener que abandonarte?
Helios se sorprendió ante ello.
- ¿Cómo sabes eso?
-Celestia es mi maestra, y durante años la he visto siempre fuerte. -le respondió Twilight. -Imagínate como me sentí al saber que en su interior estaba destrozada.
Helios no supo que responder, así que se adentró mas dentro del local y dijo:
-Bueno, ¿no era esto una fiesta?
- ¡Ese es el espíritu! -dijo Pinkie.
La fiesta fue sucediendo hasta que cayó bien la noche, parecía que no, pero Helios se fue animando poco a poco, pronto, su risa empezó a contagiarse entre todas hasta que llegó la hora.
-Ya va siendo hora de volver a casa. -decía Rainbow tras un prolongado bostezo. -Tank no se va a la cama si no le leo un cuento antes.
-Yo también me iré a dormir. -dijo Applejack. -Mañana debo madrugar para recoger las manzanas.
-Hasta mañana. -se decían las unas a las otras.
-Ha sido un placer, Helios. -dijo Pinkie. - ¡Pinkie divertido!
-Hasta pronto. -dijo.
Helios, se acercó trotando hacia Rarity hasta colocarse a su lado.
- ¿Qué ocurre? -le preguntó.
-He pensado que... No sé... A lo mejor podría acompañarte hasta casa.
Rarity sonrió mirándole.
- ¿No te meterás en problemas si llegas tarde a casa? ¿No tienes una guardia que te sigue?
-Para nada. -le respondió Helios. -Y mejor así, no me gusta la idea de que siga un grupo de soldados.
Anduvieron un poco por las oscuras calles de Ponyville, iluminado únicamente por las llamas de los faroles, acompañado por el brillo de una gigantesca luna llena.
-Es bastante romántica, una noche tranquila, y agradable compañía.
Rarity se sorprendió al decir eso, igual que Helios.
-No sé en qué estaba pensando.
-Me has cogido por sorpresa. -le respondió Helios. -Ha sonado casi a una declaración.
- ¡¿Declaración?! -Rarity empezó a reír como una bobalicona. - ¡No seas ridículo!, ¡¿Cómo voy a declararme a un príncipe?! Sobre todo si es el hijo de la princesa Celestia.
- ¿Solo me ves así? -le preguntó. - ¿Cómo el hijo de Celestia?
Rarity calló casi de inmediato.
-Helios... No era mi intención decir eso.
-Pues lo ha parecido. -le respondió el joven príncipe.
-Perdona, no quería hacer que sonase así.
-Tranquila... Pero de verdad... No me resulta cómoda la idea de ser príncipe. -le contaba Helios. -Era feliz en mi vida tranquila con mis padres adoptivos, incluso tras su muerte supe ser feliz.
-Helios, yo... No tenía ni idea de lo mal que lo has pasado.
- ¿Mal? -preguntó extrañado.
-Has vivido toda una vida sin conocer a tus verdaderos padres, yo no podría ni hacerme a la idea. -le respondió Rarity. -Encima has vivido solo durante mucho tiempo, y ahora tienes la carga de ser un príncipe.
Helios la escuchaba atentamente.
-Llevo toda la vida deseando ser una princesa, pero no imaginé que alguien lo pasaría tan mal si fuera un príncipe de pura sangre.
Las orejas de Helios cayeron casi de repente al oír esas palabras.
-Helios, de verdad lo siento. -le volvió a decir. -No era mi intención.
-Lo sé, no pasa nada, solo son recuerdos que me han vuelto de golpe. -le respondió. -Mis padres en el otro mundo me querían mucho, y ahora pienso que nunca pude decirles lo mucho que se lo agradezco.
-Estoy segura de que ya lo sabían.
Dicho esto, de sorpresa, Rarity besó la mejilla de Helios. Esto sorprendió muchísimo al príncipe, quien se ruborizó de inmediato.
- ¿Y esto?
-Es para que sepas que aquí hay quienes te quieren. -respondió algo nerviosa.
- ¿Lo dices por mi madre?
-Y por tu tía, y por mi. -le respondió.
- ¿Por ti?
Rarity volvió a callar mientras andaban.
-Helios, no sé por qué, pero desde que apareciste, y con esos recuerdos...
A la joven unicornio se le hizo un nudo en la garganta.
-...Creo que te he tomado un cariño especial.
Una ves más, Helios se sorprendió ante las palabras de Rarity.
-Cada vez que pienso en esos recuerdos, el corazón me late con fuerza, siento que se me quiere salir del pecho, ya me empieza a doler de verdad.
-Rarity, es cierto que en mi mundo hay una Rarity, pero no eras esa, ella era...
- ¿Cómo era?
-...Eras tu... Pero no eras tu.
-Lo que dices no tiene sentido. -le dijo. -Dices que era como yo, pero no soy esa Rarity. De verdad, me duele el corazón.
Helios estaba empezando a ponerse nervioso, pero entonces, detuvo el paso de Rarity y se sentó en el suelo.
-Esa Rarity... Tu... Fue muy amable conmigo, y hacia mucho que no sentía lo que era que alguien se preocupase por mi.
-Por supuesto que me preocupo por ti. -le respondió. -No eres como otros Ponys, tienes un aire de misterio que me gusta.
- ¿De verdad?
-Por supuesto, querido.
-Rarity... ¿Estas tratando de decirme algo? -le preguntó Helios.
-Eres un poco cortito. -le respondió. -Que me gustas...
Helios se sorprendió enormemente ante sus palabras, las palabras no le salían.
-Siento ser tan brusca, querido.
-... Yo... No sé qué decir, Rarity.
- ¿Qué tal si en vez de hablar, te acercas aquí... Y dejas que hablen las acciones?
Helios tragó saliva de forma sonora, estaba hecho un amasijo de nervios mientras Rarity le miraba fijamente y se acercaba lentamente. El joven príncipe respiraba entrecortada mente mientras la joven unicornio se le aproximaba, cerrando despacio sus ojos. Comenzó a sentir el cálido aliento de Rarity sobre su morro, y su aliento le ponía mas nervioso. En el ultimo momento, se apartó nervioso.
-Helios... ¿Ocurre algo? -le preguntó Rarity.
-Me es raro todo esto. -le respondió. -No sé qué hacer...
-...Helios, la culpa es mía. -le dijo Rarity. -No quise parecer muy lanzada.
-No es tu culpa, de verdad.
En ese momento, dos pegasos de la guardia real aparecieron del cielo, descendiendo cerca de Helios y Rarity.
-Majestad, nos manda su tía, la princesa Luna, a recogerle. -le dijo uno de los soldados. -Ya es muy tarde para vos.
-No soy un niño. -le respondió Helios.
-Son ordenes de la princesa Luna. -respondió el otro guardia.
-No te preocupes Helios, ve tranquilo a casa. -le dijo Rarity.
- ¿Segura?
-Por supuesto. Sé cuidarme bien sola.
Helios le dio un beso en la mejilla, cosa que trajo por sorpresa a la unicornio blanquecina.
-Volveré a verte pronto. -le dijo.
Dicho esto, se acercó a los guardias.
-Cuando queráis.
Acto seguido, los tres alzaron el vuelo hacia Canterlot, sobre volando el poblado de Ponyville bajo el manto estrellado. Mientras que Rarity aún no salía de su asombro mientras caminaba hacia casa.
Una vez en Canterlot, Luna recibió a Helios en la entrada.
-Ya era hora de que volvieras.
-Me tratas como un niño.
-En comparación conmigo, es lo que eres. -le respondió Luna con cierta sonrisa.
- ¿Y Celestia?
-Se ha ido a dormir, cosa que te recomiendo hacer. -le respondió. -Mañana iréis de día de campo.
Helios se sorprendió.
- ¿Qué?
-Ha sido idea mía, creí que os iría bien una pequeña reunión madre he hijo. -le respondió Luna.
- ¿Por qué, tía Luna?
-Para que dejes de llamarla por su nombre, y empieces a llamarla mamá.
Helios no supo que decir ante las palabras de su tía.
-Lo hago por los dos. -le respondió Luna. -Por mi querida hermana, y mi querido sobrino.
------Siguiente mensaje escrito en: 03 May 2015 09:22 . Beep!------ Canción de luz de luna
Ya había pasado una semana larga desde que Helios llegó a Equestria, en ese tiempo ya había sido presentado ante todos, siendo conocido como el príncipe sin marca, por el hecho de que aún no poseía su Cutie Mark, pero eso no le importaba, ya que su vértigo se había curado en su totalidad, y el volar, le entusiasmaba, se sentía tan libre que parecía mentira.
Celestia le observa de cerca con cierto orgullo, su pequeño príncipe había aprendido a volar, y empezaba a relacionarse con los súbditos de la ciudad de Canterlot y con el servicio de palacio.
-Parece que Helios se relaciona poco a poco con todos. -le decía Luna a su hermana. -Hasta hace poco, como mucho, hablaba con Venus.
-Me alegra saber que mi potrillo se esta adaptando a su nueva vida. -respondía Celestia mientras le observaba por la vidriera. -No sabes cuanto me llena de felicidad, pero...
- ¿Aún piensas en el sueño de aquella noche? -le preguntó Luna.
Celestia la miró, no supo que decirle, pero su cara lo decía todo, la preocupación seguía invadiéndola.
-Así es...
Luna suspiró.
-Hermana, yo más que nadie me preocupo por ti. -le dijo. -Necesitas dormir bien para conseguir hacer tu trabajo.
-Desearía poder hacerlo, Luna. -le respondió su hermana. -Pero Helios es mi máxima preocupación. No sé si la amenaza de Leviatán fue real o solo infundida. Tengo miedo...
-Hermana, ¿por qué no os vais mañana Helios y tu de picnic? -le dijo Luna. -Puedo tomar tus labores para que puedas estar tranquila.
Celestia se sorprendió al oír las palabras de su hermana.
- ¿Estás segura, Luna?
Ella asintió tranquilamente.
-Has hecho mucho por Equestria, deberías tomar un tiempo para ti y Helios. -le dijo. -Así solo caerás enferma y no podrás salvar el abismo que hay entre los dos.
Pese a que su hermana dijese eso, el "abismo" del que hablaba no estaba tan insalvable, si Luna conociera las conversaciones entre ella y Helios mientras estaban en aquel reino... Igual le había hecho cambiar de idea.
-Muchas gracias, Luna.
-Vete a preparar las cosas, déjame el resto del día a mi, y no vayas a por Helios, déjale volar libre.
Celestia sonrió delicadamente ante el comentario de su hermana,
-Hasta hace apenas una semana ni siquiera podía volar y tenía miedo a las alturas. -decía Celestia. -Ahora se aventura sólo, y es difícil hacer que baje del cielo.
-Le diste a una buena maestra para ello.
Celestia volvió a sonreír.
-Iré a prepararlo todo para mañana, gracias de nuevo, hermana.
-No es nada, Celestia.
Helios se encontraba sobrevolándolo Ponyville, durante la última semana iba y olvida muy a menudo, se sentía muy a gusto entre sus habitantes, le recordaba un poco a la ciudad donde vivía antes.
-Al principio pensaba que no iba a estar a gusto. -se decía a sí mismo el joven príncipe. -Pero he de admitir que este lugar no está del todo mal, volar, esta frescura... Guau... Mi mundo estaba muy contaminado, aquí respiro a gusto.
-Vaya, pero si el gusano real está por aquí. -decía una voz familiar para Helios.
El príncipe miró a su alrededor con rapidez, buscando el origen de la voz.
-Aquí arriba. -volvió a decir aquella voz.
Helios alzó la vista y pudo ver a Rainbow Dash sobre su cabeza.
-Hacía unos días que no te veía. -le decía la pegaso. -Creía que te habías escondido bajo el ala de mamá.
-Oye, déjame tranquilo, ¿vale? -le respondió. -No sé qué problema tienes conmigo, pero no estoy para aguantarte la tontería.
Rainbow se interpuso en el camino de Helios, cortándole el paso.
-Lamento decírtelo, pero si que tengo un problema.
Helios se extrañó levemente.
-Pasa que sé que te traes algo entre cascos. -le dijo. - ¿Me puedes explicar cómo es que la princesa, y solo dos de mis amigas te conocen sin haberte visto antes?
Helios volvió a extrañarse.
- ¿Perdón?
-Lo que oyes, colibrí. -le dijo Rainbow. -Ninguna te conocía de antes, y de repente apareces y ¡puf! Te reconocen de antes.
Helios se mantuvo en silencio.
-Tengo una teoría interesante para ello, pero no sé si quieres escucharla.
-Muy bien, acompáñame y me la cuentas cuando lleguemos al Sugar Cube Corner. -le respondió Rainbow.
- ¿A dónde?
- ¡Tu calla y sígueme!
Helios comenzó a seguir a Rainbow por la calle, ella se mantenía en silencio, sin dirigirle ni una palabra al príncipe.
Finalmente, llegaron al Sugar Cube Corner, y Rainbow obligó a Helios a entrar dentro del local, el cual estaba apagada, y solo entra la luz por la puerta.
-Esto me suena a encerrona. -decía Helios. -Rainbow Dash... Yo casi que me...
Rainbow no respondió, lo cual le extrañó.
- ¿Rainbow? ¿Rainbow Dash?
De golpe y porrazo, las luces se prendieron, y pudo ver a Rainbow, Rarity, Pinkie, Twilight, Applejack y Fluttershy, junto a varios adornos y cosas de picar.
- ¡Sorpresa! -decían las seis.
Helios se quedó inmovilizado, la sorpresa le había dejado mudo casi en un tris tras, no se lo esperaba, y que la luna caiga si miento.
-Parece que el gusano real se ha quedado mudo. -dijo Rainbow.
- ¡Rainbow Dash! Deja en paz al príncipe. -le decía Applejack.
- ¿Qué es todo esto? -preguntó Helios.
- ¡Es tu fiesta de bienvenida! -le respondió Pinkie colocándole un gorro. -Sé que es tarde, pero hace una semana que llegaste y no te hemos hecho una fiesta de bienvenida estilo Pinkie Pie.
-Fiesta... ¿De bienvenida? -preguntó Helios sin salir de su asombro.
-Pareces extrañado. -le dijo Twilight. - ¿Ocurre algo?
-N-no, es solo que... No me lo esperaba. -respondió.
-Entiendo... -le dijo Fluttershy. -Si estuviera en tu posición estaría aterrada.
-Oh, querida, no seas así. -dijo Rarity. -Helios, te hemos montado esta fiesta para que te sientas a gusto aquí. Es verdad que no es tu mundo, pero naciste aquí, ¿no?
-Eso dice Celestia.
- ¿Celestia? ¿Por qué la llamas así? -le preguntó Twilight. -Es tu madre, ¿no? ¿Por qué no la llamas mamá?
-No es tan fácil para mi, he vivido veinte años en la ignorancia de mi ascendencia. -le respondió Helios mientras se rascaba la nuca con la pezuña. -Que de repente alguien me diga que es mi madre y me traiga a un mundo lleno de equinos... ¿No te resultaría raro?
Las seis quedaron en silencio.
- ¿Nos has visto? -le preguntó Rainbow. -Somos Ponys.
-Es un mal ejemplo. -volvió a decir Helios.
-Pero lo entiendo. -le respondió Twilight. -Llevas toda la vida sin saber que eres un príncipe, pero... ¿Sabes lo mal que le sentó a Celestia el tener que abandonarte?
Helios se sorprendió ante ello.
- ¿Cómo sabes eso?
-Celestia es mi maestra, y durante años la he visto siempre fuerte. -le respondió Twilight. -Imagínate como me sentí al saber que en su interior estaba destrozada.
Helios no supo que responder, así que se adentró mas dentro del local y dijo:
-Bueno, ¿no era esto una fiesta?
- ¡Ese es el espíritu! -dijo Pinkie.
La fiesta fue sucediendo hasta que cayó bien la noche, parecía que no, pero Helios se fue animando poco a poco, pronto, su risa empezó a contagiarse entre todas hasta que llegó la hora.
-Ya va siendo hora de volver a casa. -decía Rainbow tras un prolongado bostezo. -Tank no se va a la cama si no le leo un cuento antes.
-Yo también me iré a dormir. -dijo Applejack. -Mañana debo madrugar para recoger las manzanas.
-Hasta mañana. -se decían las unas a las otras.
-Ha sido un placer, Helios. -dijo Pinkie. - ¡Pinkie divertido!
-Hasta pronto. -dijo.
Helios, se acercó trotando hacia Rarity hasta colocarse a su lado.
- ¿Qué ocurre? -le preguntó.
-He pensado que... No sé... A lo mejor podría acompañarte hasta casa.
Rarity sonrió mirándole.
- ¿No te meterás en problemas si llegas tarde a casa? ¿No tienes una guardia que te sigue?
-Para nada. -le respondió Helios. -Y mejor así, no me gusta la idea de que siga un grupo de soldados.
Anduvieron un poco por las oscuras calles de Ponyville, iluminado únicamente por las llamas de los faroles, acompañado por el brillo de una gigantesca luna llena.
-Es bastante romántica, una noche tranquila, y agradable compañía.
Rarity se sorprendió al decir eso, igual que Helios.
-No sé en qué estaba pensando.
-Me has cogido por sorpresa. -le respondió Helios. -Ha sonado casi a una declaración.
- ¡¿Declaración?! -Rarity empezó a reír como una bobalicona. - ¡No seas ridículo!, ¡¿Cómo voy a declararme a un príncipe?! Sobre todo si es el hijo de la princesa Celestia.
- ¿Solo me ves así? -le preguntó. - ¿Cómo el hijo de Celestia?
Rarity calló casi de inmediato.
-Helios... No era mi intención decir eso.
-Pues lo ha parecido. -le respondió el joven príncipe.
-Perdona, no quería hacer que sonase así.
-Tranquila... Pero de verdad... No me resulta cómoda la idea de ser príncipe. -le contaba Helios. -Era feliz en mi vida tranquila con mis padres adoptivos, incluso tras su muerte supe ser feliz.
-Helios, yo... No tenía ni idea de lo mal que lo has pasado.
- ¿Mal? -preguntó extrañado.
-Has vivido toda una vida sin conocer a tus verdaderos padres, yo no podría ni hacerme a la idea. -le respondió Rarity. -Encima has vivido solo durante mucho tiempo, y ahora tienes la carga de ser un príncipe.
Helios la escuchaba atentamente.
-Llevo toda la vida deseando ser una princesa, pero no imaginé que alguien lo pasaría tan mal si fuera un príncipe de pura sangre.
Las orejas de Helios cayeron casi de repente al oír esas palabras.
-Helios, de verdad lo siento. -le volvió a decir. -No era mi intención.
-Lo sé, no pasa nada, solo son recuerdos que me han vuelto de golpe. -le respondió. -Mis padres en el otro mundo me querían mucho, y ahora pienso que nunca pude decirles lo mucho que se lo agradezco.
-Estoy segura de que ya lo sabían.
Dicho esto, de sorpresa, Rarity besó la mejilla de Helios. Esto sorprendió muchísimo al príncipe, quien se ruborizó de inmediato.
- ¿Y esto?
-Es para que sepas que aquí hay quienes te quieren. -respondió algo nerviosa.
- ¿Lo dices por mi madre?
-Y por tu tía, y por mi. -le respondió.
- ¿Por ti?
Rarity volvió a callar mientras andaban.
-Helios, no sé por qué, pero desde que apareciste, y con esos recuerdos...
A la joven unicornio se le hizo un nudo en la garganta.
-...Creo que te he tomado un cariño especial.
Una ves más, Helios se sorprendió ante las palabras de Rarity.
-Cada vez que pienso en esos recuerdos, el corazón me late con fuerza, siento que se me quiere salir del pecho, ya me empieza a doler de verdad.
-Rarity, es cierto que en mi mundo hay una Rarity, pero no eras esa, ella era...
- ¿Cómo era?
-...Eras tu... Pero no eras tu.
-Lo que dices no tiene sentido. -le dijo. -Dices que era como yo, pero no soy esa Rarity. De verdad, me duele el corazón.
Helios estaba empezando a ponerse nervioso, pero entonces, detuvo el paso de Rarity y se sentó en el suelo.
-Esa Rarity... Tu... Fue muy amable conmigo, y hacia mucho que no sentía lo que era que alguien se preocupase por mi.
-Por supuesto que me preocupo por ti. -le respondió. -No eres como otros Ponys, tienes un aire de misterio que me gusta.
- ¿De verdad?
-Por supuesto, querido.
-Rarity... ¿Estas tratando de decirme algo? -le preguntó Helios.
-Eres un poco cortito. -le respondió. -Que me gustas...
Helios se sorprendió enormemente ante sus palabras, las palabras no le salían.
-Siento ser tan brusca, querido.
-... Yo... No sé qué decir, Rarity.
- ¿Qué tal si en vez de hablar, te acercas aquí... Y dejas que hablen las acciones?
Helios tragó saliva de forma sonora, estaba hecho un amasijo de nervios mientras Rarity le miraba fijamente y se acercaba lentamente. El joven príncipe respiraba entrecortada mente mientras la joven unicornio se le aproximaba, cerrando despacio sus ojos. Comenzó a sentir el cálido aliento de Rarity sobre su morro, y su aliento le ponía mas nervioso. En el ultimo momento, se apartó nervioso.
-Helios... ¿Ocurre algo? -le preguntó Rarity.
-Me es raro todo esto. -le respondió. -No sé qué hacer...
-...Helios, la culpa es mía. -le dijo Rarity. -No quise parecer muy lanzada.
-No es tu culpa, de verdad.
En ese momento, dos pegasos de la guardia real aparecieron del cielo, descendiendo cerca de Helios y Rarity.
-Majestad, nos manda su tía, la princesa Luna, a recogerle. -le dijo uno de los soldados. -Ya es muy tarde para vos.
-No soy un niño. -le respondió Helios.
-Son ordenes de la princesa Luna. -respondió el otro guardia.
-No te preocupes Helios, ve tranquilo a casa. -le dijo Rarity.
- ¿Segura?
-Por supuesto. Sé cuidarme bien sola.
Helios le dio un beso en la mejilla, cosa que trajo por sorpresa a la unicornio blanquecina.
-Volveré a verte pronto. -le dijo.
Dicho esto, se acercó a los guardias.
-Cuando queráis.
Acto seguido, los tres alzaron el vuelo hacia Canterlot, sobre volando el poblado de Ponyville bajo el manto estrellado. Mientras que Rarity aún no salía de su asombro mientras caminaba hacia casa.
Una vez en Canterlot, Luna recibió a Helios en la entrada.
-Ya era hora de que volvieras.
-Me tratas como un niño.
-En comparación conmigo, es lo que eres. -le respondió Luna con cierta sonrisa.
- ¿Y Celestia?
-Se ha ido a dormir, cosa que te recomiendo hacer. -le respondió. -Mañana iréis de día de campo.
Helios se sorprendió.
- ¿Qué?
-Ha sido idea mía, creí que os iría bien una pequeña reunión madre he hijo. -le respondió Luna.
- ¿Por qué, tía Luna?
-Para que dejes de llamarla por su nombre, y empieces a llamarla mamá.
Helios no supo que decir ante las palabras de su tía.
-Lo hago por los dos. -le respondió Luna. -Por mi querida hermana, y mi querido sobrino.