No sé cómo he dejado pasar esto durante tanto tiempo.
Un fic genial, super bien escrito y con una muy buena interpretación de los personajes. Me encanta cómo Pinkie va perdiendo la cabeza. Impresionante. Hecho de menos, sin embargo, esa oportunidad que tienes tan buena de hacer una autocrítica de los humanos. Los ponis han descubierto las maravillas tecnológicas, cierto. Ahora es hora de que descubran las peores cosas de la humanidad y reflexionen al respecto.
Ya no hablo más de ti en el programa porque ya has salido muchas veces, pero fua. ¡Que eres de bueno, cabrón!
Volgrand: Junta de Iberbronies, vocal ¿A que soy mono?
Volgrand escribió en 20 Dic 2013, 22:53:No sé cómo he dejado pasar esto durante tanto tiempo.
Un fic genial, super bien escrito y con una muy buena interpretación de los personajes. Me encanta cómo Pinkie va perdiendo la cabeza. Impresionante. Hecho de menos, sin embargo, esa oportunidad que tienes tan buena de hacer una autocrítica de los humanos. Los ponis han descubierto las maravillas tecnológicas, cierto. Ahora es hora de que descubran las peores cosas de la humanidad y reflexionen al respecto.
Ya no hablo más de ti en el programa porque ya has salido muchas veces, pero fua. ¡Que eres de bueno, cabrón!
Omigosh... Volgrand, siempre consigues sacarme los colores en cuanto a la autocrítica vendrá cuando expanda un poco más el asunto del Proyecto Mañana, no te preocupes, que no me olvido me alegro mucho de que te guste
Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
No le hagas caso, Sg91. Siempre puede hacer un especial navidad donde, como un buen Papá Noel, recomiende los mejores fanfics del año... así podría incluir todos tus fanfics, que son fantásticos.
Varias nubes dispersas y alargadas coronaban el azul del cielo esa mañana; Twilight y las demás se habían despertado más temprano que nunca para recibir a la princesa, la cual se presentaría allí de un momento a otro. Desayunaron rápidamente para poder ponerse a ordenar un poco el sitio y que estuviera presentable.
-Twilight, va a venir a recogernos, no a tomar el té-murmuró Spike.
-Eso no es excusa para que el sitio esté limpio y presentable, debemos de mostrar un mínimo de respeto, es la princesa-le recordó Twilight.
Spike prefirió dejarlo ahí y siguió barriendo la sala de lectura, mientras que los demás también ayudaban a limpiar.
-Twilight tiene razón, Spike, hablamos de la princesa, y no viene mal limpiar de vez en cuando-añadió Rarity, sujetando un plumero con su magia.
-¡Sí, y hasta puede llegar a ser divertido!-exclamó Pinkie, mientras frotaba el suelo con varias esponjas en sus cascos y deslizándose por el suelo con ellas.
El pequeño dragón suspiró derrotado y murmuró.
-Supongo que tenéis razón…
Al cabo de unos cuantos minutos, terminaron de limpiar por encima la sala de lectura y Twilight recogió los utensilios rápidamente.
-Vale, la princesa debe de estar a punto de llegar…
Al poco de decirlo, una luz brillante apareció de improviso en medio de la estancia, haciéndose más fuerte y grande conforme pasaban los segundos; se sucedió un destello y la figura de la princesa Celestia se materializó enfrente de ellos, en una pose del todo altanera y muy vistosa.
-¡Princesa Celestia!-exclamó Twilight, yendo a abrazarla.
La aludida dejó escapar un pequeño quejido y la unicornio lavanda se preocupó.
-Princesa ¿se encuentra bien?
-Sí, sólo es un ligero mareo, déjame que recupere el resuello…
Celestia se sentó por un momento en el suelo y cerró los ojos momentáneamente, como si estuviera pensando algo con mucho ahínco; Twilight se quedó a su lado y no se despegó en ningún momento de ella, esperando una reacción por su parte. Finalmente la alicornio blanca abrió los ojos y murmuró.
-Mejor… no pasa nada Twilight, estoy bien, hacía tiempo que no hacía ese hechizo.
-¿Quiere algo de beber para recuperar fuerzas, princesa?
-No, no hace falta, de verdad, gracias… bien ¿estáis preparados?-inquirió ella.
-Ah, casi, nos queda por recoger un poco.
-En ese caso os espero.
A partir de ese momento aceleraron y estuvieron recogiendo todas sus cosas, aunque la mayoría de éstas eran los materiales de Rarity. Spike cogió varias películas más para llevar allí, mientras que Twilight metió todos sus apuntes e investigaciones en una carpeta que llegó a encontrar, junto con varios discos de música y su tarro con las muestras de magia y electricidad en su interior. Celestia se interesó de inmediato por él.
-¿Qué es eso, mi fiel estudiante?
-Unas muestras físicas de magia y electricidad respectivamente, conseguí canalizar ambas materias y las reuní en un solo punto, de esta manera pude comprobar que ambas son muy similares entre sí. Las uso para estudiar diferencias y similitudes entre sí-explicó ella.
-Vaya, está muy bien logrado. Te felicito, Twilight.
-Gracias, princesa…-murmuró la aludida, sonrojándose de golpe.
Celestia se rio por lo bajo ante la humildad de su estudiante, la cual volvió a hablar enseguida.
-Aunque tengo un problema, hay que mantener vivo el canal para que las muestras no se apaguen, por eso las tengo enchufadas a la corriente. ¿Cómo puedo hacer para que no se apague durante el transporte?
La princesa se quedó pensativa, rumiando varias posibilidades, hasta que al final murmuró.
-Si se trata de una exposición directa a una corriente continua, en ese caso déjamelo a mí.
Al punto hizo brillar su cuerno, mientras apuntaba hacia el tarro; en un momento dado, Celestia disparó un rayo de energía que envolvió el recipiente, al mismo tiempo que una barrera mágica lo rodeaba por completo, quedándose la tensión acumulada en su interior. Como resultado, el canal se mantuvo vivo y las muestras siguieron chisporroteando dentro de sus respectivas capas.
-Ahora no tendrás problemas para transportarlo, el efecto durará unos cuantos minutos, suficientes para que vuelvas a enchufarlo de vuelta en Las Vegas.
Twilight desenchufó ambos cables y los enrolló en torno a la capa protectora.
Spike estuvo ayudando a Rarity a recoger el resto de telas que se había guardado, mientras que Pinkie ya había terminado desde hacía rato, ya que apenas llevaba gran cosa con ella. Twilight tampoco se olvidó de los testimonios grabados de Jim Collins para seguir recabando pistas acerca del siguiente testimonio, aunque al nombrar el nombre del humano a Celestia hizo que ésta reaccionara.
-¿Jim Collins? Un momento, ese hombre era uno de los integrantes del Proyecto Mañana…
-¿Proyecto Mañana? Un momento, ¿proyecto? ¿Es el mismo proyecto?-inquirió Twilight, sorprendida.
-Sí, aunque espera… ¿es posible? ¿Habéis estado recopilando todos esos testimonios vosotras solas?
-¡Sí, la primera grabadora apareció aquí en Central High, se supone que es la pista principal para descubrir lo que les pasó a los humanos! ¿Qué sabe de ese Proyecto Mañana, en qué consiste?
-Bof, es una historia muy larga… además, Luna está más puesta que yo, en cuanto lleguemos a Las Vegas pregúntala a ella, está tan volcada en el asunto como tú.
Twilight apenas se lo creía, de golpe y porrazo había pasado a estar del todo desinformada a asegurar del todo su investigación acerca de la desaparición de los humanos; no cabía en sí de gozo, y sus ganas de volver a retomar la investigación eran más grandes que nunca. Por fin una pista del todo fiable después de tanto tiempo…
Una vez que lo tuvieron todo, regresaron a la sala de lectura y se dispusieron justo en el centro, con todas sus cosas a mano; Celestia se posicionó justo en medio de los demás, mientras comenzaba a concentrarse.
-Vale, ahora estaos todas muy quietas mientras preparo el hechizo, es bastante arduo de realizar.
El cuerno de la alicornio blanca comenzó a brillar débilmente, mientras que su intensidad iba aumentando poco a poco. Se describió una línea curva en torno al grupo, mientras que una capa transparente les iba cubriendo por completo. Celestia alzó la cabeza, llegando a tocar el extremo de la capa con su cuerno, el cual brilló intensamente ésta vez. Una blanca luz recubrió la superficie de la capa mágica, envolviendo del todo a los presentes dentro de ella. Para entonces la cara de la princesa era un poema, y mostraba signos de cansancio y fatiga cada vez más agudos, lo que preocupaba sobremanera a Twilight. Ésta pensó rápido e hizo brillar su cuerno momentáneamente. En ese momento Celestia dejó escapar un gemido y la luz parpadeó.
-¡Princesa!
Fue entonces cuando posó su pequeño cuerno en el pecho de la alicornio, la cual abrió los ojos de golpe, sintiendo un repentino alivio por todo su cuerpo. Al punto, la luz se intensificó, obligando a cerrar los ojos a todo el mundo. Celestia hizo un último esfuerzo y en el momento menos pensado, se oyó un estruendo seguido por un ruido muy parecido al de una detonación. En cuanto la luz pasó, la sala de lectura se encontró vacía y sin nadie a la vista.
Mientras tanto, en el vestíbulo del palacio del César, la princesa Luna acompañada de Rainbow Dash y Raven junto con unos cuantos ponis más, esperaban la llegada de la princesa Celestia junto con los demás.
-¿Piensan tardar mucho más? Las esperas me aburren…-comentó Rainbow Dash.
-Tardarán lo que tarden, Rainbow, un hechizo de teletransporte a larga distancia es muy complicado de realizar-habló Raven.
-Pero hablamos de la princesa, si puede levantar el sol esto será como hacer levitar una pluma.
-Que nuestro poder sea grande no significa que podamos usarlo indefinidamente, Rainbow. Incluso un poder como el nuestro tiene sus límites-añadió Luna, sin alterarse.
Frente a eso, la pegaso multicolor no dijo nada más y se quedó callada; Thunderlane aprovechó el inciso y comentó.
-No deberías dar por sentado las cosas tan rápido, Rainbow…
-Y tú no deberías ser tan bocazas, Thunderlane…-le espetó ella, mirándole mal.
-Sabía que me dirías algo así…
-Pues entonces no sé a qué viene eso…
Rainbow quiso continuar, pero Raven la cortó.
-Ya está, tranquilos los dos, no empecéis otra vez.
-¡Ha empezado él!-exclamó Rainbow.
-Me da igual quien haya empezado, simplemente no le sigas la corriente y ya está.
Thunderlane se rio por lo bajo y Comet Tail le comentó en voz baja.
-Jo, macho, vas a saco con ella todo el rato… ¿acaso te mola?
-¿Qué dices? Para nada, es sólo que me gusta chincharla, eso es todo… además, es muy marimacho para mi gusto.
-Si no fuera porque te conozco, eso me sonaría a excusa barata…
Thunderlane quiso contestar, pero en ese momento se dio un destello delante de ellos que le hizo callar. Una vez que la luz pasó, vieron a la princesa Celestia junto con tres elementos de la armonía y un dragón bebé.
-¡Chicas!-exclamó Rainbow, lanzándose sobre ellas para abrazarlas.
El detalle dejó un tanto sorprendido a Thunderlane, el cual comentó.
-Caramba, curioso gesto por parte de Rainbow ¿no crees?
Giró un momento la cabeza y vio que Comet no quitaba ojo de cierta unicornio lavanda, la cual hablaba con la pegaso multicolor.
-Vaya, vaya, qué cosas… ¿tiene algo en la cara o acaso te mola?-inquirió entonces el pegaso, chinchando a su amigo.
-¿¡Qué?! No, para nada, sólo me estaba fijando en eso mismo, sí, resulta curioso que Rainbow se ponga tan cariñosa, aunque es normal teniendo en cuenta que son sus amigas y que hacía tiempo que no las veía…-murmuró Comet, girando la cabeza hacia el otro lado.
-Ya…
El resto de ponis fueron a saludar a las recién llegadas, entre ellos Luna y Raven, la cual ayudó a llevar las cosas a Rarity.
-Tranquila querida, no te molestes, puedo yo-murmuró ésta, cogiendo las bolsas con su magia.
-¿Segura?
-Sí, no te preocupes…
-Está bien, voy a por las llaves.
Raven se dirigió hacia el mostrador de recepción, mientras que los demás iban hablando entre sí.
-¡Oh, qué sitio tan grande, y qué brillante! ¿Dónde estamos, dónde estamos?-inquirió Pinkie, dando botes todo emocionada.
-En el hotel-casino Palacio del César, luego os hacemos una visita guiada por la ciudad si queréis-comentó Luna.
-¡Oh, sí, sí, ayer vimos una película en la que salía Las Vegas, pero ahora quiero verlo todo!
-Luego os llevo yo por la avenida y os enseño todo lo que hay que ver-añadió Rainbow.
En ese momento llegó Raven con las llaves de las habitaciones y todos subieron al primer piso en el ascensor; siguiendo la numeración, a Twilight y Spike les tocó la habitación treinta y seis, mientras que Rarity y Pinkie ocuparon las subsiguientes. Si antes Twilight se asombró con la cantidad de cosas nuevas que había estado viendo en apenas poco menos de cinco minutos, el observar el interior de la habitación fue el súmmum. A pesar de que era una habitación estándar, con baño, cama de matrimonio, mini bar, televisión y terraza, la encontró bastante espaciosa, y las vistas desde la terracita eran espectaculares, a pesar de que sólo estaban en el primer piso. Se instalaron enseguida, y no se olvidó de enchufar a la corriente el tarro antes de que el hechizo se desvaneciera.
Una vez que todas estuvieron instaladas, Rainbow las llevó en un tour introductorio que empezó por el mismo hotel, enseñándoles lugares comunes como el casino, la zona de ocio y tiendas, el jardín y la piscina, el bar, la discoteca o los restaurantes. A Pinkie le gustó, sobre todo, el casino, ya que las luces de colores y los sonidos de la ruleta o las tragaperras la llamaron poderosamente la atención.
-Te enseñaré a jugar al blackjack, que es lo que mejor se me da-la comentó Rainbow.
-¡Uh, y a la ruleta, a la ruleta, me gusta cuando gira!-añadió Pinkie, todo emocionada.
Rarity se quedó fascinada cuando se pasaron por la zona de las tiendas, donde todo se había conservado y no faltaba ninguna sola pieza de ropa; incluso los almacenes estaban llenos de telas y otros materiales sin usar que ella podía utilizar en futuros diseños.
-¡Ah, es fabuloso, simplemente divino, fantástico! ¡Aquí hay material como para llenar mi antigua boutique!-exclamó ella, danzando por las estanterías y pasillos.
Durante el paseo, se fueron encontrando con otros ponis, saludándoles al pasar; Vinyl se quedó de una pieza al ver a la poni rosada, como si no se esperara verla allí.
-¡Pinkie, pero si eres tú!
-¡Vinyl, me alegro de verte!-exclamó la aludida, dándola un fuerte abrazo.
Resultó que las dos ponis se conocían de antes, por lo que volver a verse las animó aún más, organizándose rápidamente para montar una gran fiesta esa misma noche.
Una vez que acabaron de ver todo el hotel-casino, salieron afuera con Rainbow a la cabeza y estuvieron recorriendo todo The Strip, viendo de cerca los principales casinos de la ciudad; las demás recordaban muy bien las escenas de la película del otro día, y ver por sí mismas las localizaciones que vieron en la pantalla fue una experiencia curiosa. Incluso llegaron a identificar el hotel nada más llegar, sobre todo gracias a la estatua del vestíbulo, siendo una coincidencia de lo más graciosa. El tour acabó en el otro extremo de la larga avenida, llegando incluso a ver el famoso cartel de bienvenida de Las Vegas, el cual también aparecía en la película.
Regresaron a tiempo para comer, lo que dejó aún más encantados a las ponis si cabe; el chef Drumsey probó ésta vez con un salteado de verduras a la plancha junto con una guarnición de patatas asadas y salsa de queso suave, que le supo a gloria incluso a Spike.
-¿Sabéis acaso cuanto tiempo llevamos comiendo comida envasada? No había otra cosa, y los alimentos frescos estaban todos podridos…-explicó Twilight.
-Desde luego, tanta comida enlatada empezaba a cansar, la verdad… hacía tiempo que no probaba nada fresco, está de muerte, mis felicitaciones al cocinero-masculló Rarity, llegando incluso a llorar de la alegría.
-Me halagan sus palabras, señorita Rarity, me alegro de que le guste-la agradeció Drumsey.
Tras la comida, muchos se fueron a descansar a sus habitaciones, mientras que otros optaron por irse al bar a tomar algo, mientras que el resto de ponis se dirigían a hacer sus tareas cotidianas; Rarity decidió asentarse en la zona de tiendas y eligió una de ellas para hacerla su estudio de trabajo particular, retomando el trabajo pendiente. Hasta ahora ya había terminado con varios nuevos modelos para yeguas, combinando varios estilos en uno solo o incluso innovando en su realización; pero al pasar por la sección de caballeros de la tienda, se dio cuenta de una cosa.
-¡Oh, pero espera, hasta ahora no he confeccionado nada para sementales! ¡Pero que tonta soy, no tengo nada!
Rápidamente se fue a consultar el libro de historia de la moda, fijándose principalmente en los diseños de su adorado Balmain; luego estuvo echando un vistazo a los trajes que habían expuestos en la sección de caballeros, tratando de buscar algo que la influenciara. En menos de cinco minutos, una nueva idea bullía en su mente, pero le faltaba algo indispensable: un modelo.
-El esmoquin es muy elegante, pero el chaqué tiene cierto aire que otros modelos no tienen… quizás pueda atreverme a cruzarlos, a ver qué sale…
Levantó la vista un momento hacia fuera y fue entonces cuando vio a cierto pegaso que ella conocía bien; sus ojos se agrandaron de golpe y salió corriendo de la tienda, dirigiéndose hacia él.
-¡Thunderlane!
-Ah, hola Rarity, estaba buscando la tienda de comics, ¿sabes dónde…?
-¡Ahora no, querido, mi cabeza bulle y te necesito! ¡Ven conmigo!
Sin ni siquiera darse cuenta, se vio arrastrado por la diseñadora hasta el interior de la tienda, mientras esta comenzaba a tomarle las medidas, a la vez que no dejaba de hablar.
-¿Te puedes creer que hasta ahora no he diseñado absolutamente nada para sementales? Me he dado cuenta hace escasos minutos y ya tengo algo con lo que empezar, por lo que he pensado que tú me puedes servir de modelo, quieto un momento mientras te mido el tiro…
-Ah, pero yo había venido a…
-No pienses en eso ahora, querido, piensa que me estás ayudando a crear arte… imagínate, mi primer modelo para pegasos… ¿hay más pegasos aquí aparte de ti?
-Pues… creo que hay un par más, están Crescent Moon y Orion…
-Ah, pues perfecto, pero tú serás el primero en probarlo… unos cuantos más para rematar la línea y podremos hacer una fiesta de etiqueta-anunció Rarity.
-¿Fiesta de etiqueta?
-Claro, una fiesta donde todo el mundo va vestido elegantemente, con toda la elegancia y glamour que sólo la ropa puede dar… siempre he querido organizar una desde que llegué aquí…
-Oh, ya veo… aunque ¿crees que a los demás les gustará la idea?
-¡Claro que sí! Será un acercamiento más formal y distendido entre nosotros, que se note que en Ponyville también vamos a la moda…
El comentario hizo reír por lo bajo a Thunderlane, cosa que Rarity notó.
-¿Qué te hace tanta gracia, querido?
-Es curioso ¿verdad? vivimos en Las Vegas pero nos sigue saliendo Ponyville… a mí también me ha pasado-admitió él.
-Oh… sí, bueno, se puede decir que yo soy de las nostálgicas… echo de menos la vida en el pueblo…
-Yo también, la verdad, más de lo que yo mismo llego a pensar. Y a Cloudsdale también, nunca habrá una ciudad así en éste ni en ningún otro mundo…
-Sí, me acuerdo de Cloudsdale… casi me mato aquella vez ¿recuerdas?
-Huy, sí, menos mal que Rainbow Dash actuó rápido… ¿y aquella vez en la academia de los Wonderbolts? Yo también estuve rápido de reflejos…
-¡Es verdad! Gracias por salvarme aquella vez, por cierto, no tuve ocasión de agradecértelo…
-Ah, no fue nada, hice lo que tenía que hacer… no podía dejar caer a una poni como tú.
-¿Como yo?
-Claro… o sea, mírate, eres trabajadora, con mucha clase y garbo… y aquí estamos ahora, colaborando para el mundo de la moda. Creo que éste no se podría permitir pasar sin una poni como tú ¿no crees?-inquirió Thunderlane.
Las palabras del pegaso pillaron a la modista con la guardia un tanto baja, sin poder evitar sonrojarse más de la cuenta.
-Vaya, gracias por tus palabras, Thunderlane…
-Ah, ya ves tú…
Los dos se quedaron en silencio durante unos rápidos segundos, que hicieron reaccionar a Rarity.
-A ver, el cuello…
Siguió tomando varias medidas más y una vez que terminó, comentó.
-Vale, pues esto ya está, como modelo para el resto de trajes me puede valer… me pondré a trabajar enseguida, cuanto esté listo te llamaré para que te lo pruebes y darle los toques finales.
-Muy bien, pues llámame cuando sea, encantado de ayudarte.
-Gracias por todo, querido.
Se despidieron una vez más y el pegaso se fue por donde había venido, sin ni siquiera recordar el detalle de la tienda de cómics; Rarity esbozó una media sonrisa y se puso a trabajar enseguida.
-¿Cuándo llegamos?
-Paciencia debes de tener, Pip, sólo los más constantes podrán llegar sin nada que temer.
-Es verdad, no seas tan pesado, Pipsqueak.
-Pues anda que tú… al menos tienes tu patinete, el resto tenemos que andar…
-¿Y eso qué tiene que ver?
-Yo estoy cansada…
-Yo también, paremos un rato, hermano…
-Bueno, quizás nos venga bien un descanso… ¿Qué dices, Zécora?
-Siento su presencia cada vez más cercana, podremos parar en cuanto me asegure que la distancia no es muy lejana. Aunque antes de decidir nada más ¿Qué opinan los demás?
-Podemos parar un rato.
-Estoy con Dinky, me duelen las patas…
-Yo estoy bien, pero si queréis parar, yo paro.
-La decisión ha sido tomada, Big Mac, ayúdame a acampar antes que nada.
-Sep.
Todos coincidían en que la magia de Zécora estaba siendo más útil de lo que un principio pensaron; si no hubiera sido por ella, encontrarse habría sido casi imposible, pero los desarrollados sentidos de la cebra combinados con su poderosa magia, habían hecho el resto. Los primeros en encontrarse con ella fueron Sweetie Belle, Scootaloo y Applebloom, Zécora sintió desde lejos su miedo y pudo localizarlas rápidamente. De la misma forma fue encontrando a los demás, Dinky fue la siguiente en un pueblo al norte de cabo Cañaveral, ya que la cebra había aparecido cerca, y las CMC tampoco se encontraban muy lejos de allí. Una vez juntos, viajaron hacia el oeste siguiendo el instinto de Zécora, llegando a encontrar por el camino a Pipsqueak acompañado de Button. El último en aparecer fue Rumble, acompañado por Big Mac, para alegría y gozo de su hermana pequeña.
Mientras los niños esperaban apartados, los dos ponis adultos estuvieron montando un improvisado campamento para descansar un rato en él.
-Entonces ¿como cuánta distancia hay? ¿Crees de verdad que podremos encontrar a mi hermana?
-Vislumbré en la distancia el brillo de la honestidad al pasar, puede que con suerte nos acabemos por encontrar.
-Eso es bueno… no veo el momento de volver a verla otra vez.
Los dos se quedaron en silencio durante unos pocos minutos, hasta que al final Big Mac habló de nuevo.
-Por cierto, quería darte las gracias por haber cuidado de los niños… si no hubiera sido por ti, ni lo hubieran podido contar.
-En momentos como éste, entre todos nos debemos de cuidar; sólo hice lo que mis ancestros me llegaron a enseñar-murmuró la cebra, con su marcado acento en verso.
Big Mac asintió e incluso dejó escapar una pequeña risita.
-Es curioso… no soy un semental de muchas palabras, pero consigues arrancarme más de una frase seguida.
-El don de la palabra es algo preciado, practicarlo es algo aún más anhelado, si lo que quieres es ser alguien destacado.
-Sin embargo a ti te sale de lo más natural… quiero decir, ese acento, y el hecho de que lo dices todo en verso…
-La raza de las cebras es una raza singular, desde muy pequeños nos enseñan a rimar, y entre ellas es común así hablar.
Big Mac se quedó callado mientras iba sacando las cosas que habían ido recogiendo durante el camino.
-Aunque en prosa también podemos hablar… no se lo digas a nadie, pero de vez en cuando también hablo normal-anunció Zécora.
-¿De veras?-inquirió Big Mac.
-Sí… por eso te agradecería que lo mantuvieras en secreto, todos me conocen por la cebra que habla en verso, y no quiero ser yo quien destruya mi leyenda-explicó ella.
El semental sonrió y asintió.
-Claro…
-Si lo prefieres, te puedo hablar normal…
-Oh, no, como a ti más te guste… después de todo, ese acento en verso es de lo más melodioso.
Zécora tan solo asintió, sin decir nada más; llamaron a los potrillos y estuvieron comiendo un poco antes de continuar, ya que no muy lejos de allí se podía vislumbrar una granja pasadas varias colinas.
Una vez que estuvieron del todo descansados, continuaron el viaje mientras que Zécora iba entreteniendo a los potrillos cantando canciones y contándoles historias.
-Se te dan muy bien los potrillos…
-Cuidar de los más pequeños es una gran responsabilidad, es algo que siempre hay que saber para en la vida poder mejorar.
-Desde luego, después de todo es algo inherente…
Zécora fue a responder, pero en ese momento se quedó callada y pasó un casco por la superficie del suelo.
-¿Qué pasa?
-Noto el brillo de un elemento más… sin duda es del elemento de la bondad-anunció entonces.
-¿En serio?
-Un poco más adelante está… apresurémonos.
El grupo entero echó a correr para llegar cuanto antes hasta la granja, la cual se veía cada vez más cerca.
-¡Applejack! ¿En serio tenemos que correr a estas horas? ¡Acabamos de comer!
-¡Pues aún mejor, así bajamos la comida! ¡Vamos, carrera de obstáculos como la de esta mañana!
Caramel no se pudo negar, por lo que tuvo que echar a correr yendo tras ella; después de todas esas semanas entrenando con ella ya había cogido algo de soltura a la hora de correr y esprintar, por lo que no le fue muy complicado alcanzar a la yegua granjera. Esta, al verle a su lado, comentó.
-Caramba, has mejorado un tanto…
-Hombre, es lo suyo ¿no? ¡Obstáculo!
Al punto, Applejack dio un lustroso salto, salvando la improvisada barrera hecha con un tronco puesto a baja altura; Caramel la imitó y la fue a la zaga, llegando a morder el polvo literalmente. Se echó a un lado y volvió a esprintar para tratar de pasarla; pero Applejack se percató de esto y giró hacia el lado por el que trataba de pasarla.
-¡No te lo pondré tan fácil, dulzura!
-¡Yo también me lo supuse!
Más adelante había una serie de piedras dispuestas en línea, este obstáculo había que evadirlo yendo en zigzag; Applejack fue la primera en empezar a moverse de ese modo, siendo seguida por el semental en dirección contraria. Para cuando acabaron enfilaron una curva, que era la que daba la vuelta por el lado del acceso principal a la granja. Caramel esprintó de nuevo y se puso a la cabeza de su contrincante.
-¡Oye, eres insistente!-exclamó ella.
-¡Pues claro! ¿Qué te creías?-inquirió él.
A eso, la yegua tan solo esbozó una sonrisa del todo competitiva y trató de cerrarle el paso, pero el semental se movió deprisa y saltó por encima de ella; Applejack se quedó un tanto sorprendida, al ver cómo había hecho para adelantarla. Pero se recompuso enseguida y apretó el ritmo, tratando de recuperar su primer puesto. Un poco más adelante había una serie de saltos de altura ascendente, Caramel mostró gran destreza y habilidad llegando a salvarlos todos, incluso el más alto; Applejack flexionó las patas para saltar el último, pero no calculó del todo bien y llegó a golpear el tronco restante, cayéndose de morros contra el suelo. Caramel lo vio y paró de golpe, regresando a su encuentro.
-¡Applejack! ¿Estás bien?-inquirió él, acercándose a ella.
-Sí, sólo ha sido una caída tonta…
La yegua trató de ponerse en pie, pero le sobrevino un dolor punzante en la pata trasera izquierda y cayó al suelo.
-No, no estás bien… déjame que te ayude.
-No es nada, se me pasará…
-No seas cabezona y déjame que te ayude…
-Ya te he dicho que no necesito tu ayu… ¡ah!
Al tratar de volverse a poner de pie, el dolor la volvió a azuzar, pero antes de que se cayera, Caramel la sostuvo a tiempo; la poni granjera le miró por un momento y él habló.
-Tú misma me has dicho un montón de veces que no es bueno forzarse… así que no te pongas tan chula y deja que te ayude, porque necesitas mi ayuda.
Cogió su sombrero del suelo y se lo volvió a poner en la cabeza, mientras la ayudaba a caminar hacia un árbol cercano.
-Gracias, Caramel… no debería ser tan dura contigo…
-Ah, no digas tonterías… si no hubiera sido por ti, no estaría tan en forma como ahora. Aunque no deberías ser tan cabezona, eso sí…
-Oye, yo no soy cabezona…
-Huy que no, como una mula…
-Te digo yo que no lo soy, no digas tonterías…
-¿A ver, quien aquí dice tonterías?
-Pues tú…
-Tonto es el que dice tonterías…
-Entonces tú eres el tonto…
-Qué cara tienes…
La yegua rio tontamente y los dos se sentaron en el suelo; Applejack suspiró y después murmuró.
-Gracias por todos estos buenos momentos, Caramel… haces que no me aburra nunca.
El aludido fue a responder, pero en ese justo momento una vocecita llegó a interrumpirle.
-¡Applejack!
Ésta se quedó inmóvil, como si no hubiera oído bien; se dio la vuelta y vio al otro lado del árbol a su hermana pequeña mirándola igual de incrédula que ella.
-Applebloom… ¡Applebloom!
La potrilla se echó sobre ella y su hermana la abrazó con todas sus fuerzas, como si quisiera asegurarse que realmente estaba allí; el pelaje de ambas ponis las ayudaron a ver que eran reales.
-Hermana, estás aquí…-masculló la potrilla, llorando de alegría.
-Aplebloom, estaba tan preocupada… ¿y Big Mac y la abuela?
Nada más decirlo, el aludido hizo acto de aparición y su hermana le dio un gran abrazo.
-Applejack…
-Big Mac… ¿y la abuela? ¿Está con vosotros?-inquirió entonces ella.
-Qué va ¿no está contigo?
Fue entonces cuando los dos ponis se percataron de la situación, lo que hizo preocuparlos aún más.
-Abuela… oh, Big Mac, dime que esté donde esté está bien, por favor…-masculló Applejack, aterrada.
-Eso espero, Applejack… realmente eso espero…
Justo después vino Zécora con los demás potrillos, dejando asombrados tanto a Caramel como a Applejack; la cebra se percató del golpe que Applejack tenía en una pata y quiso tratarlo enseguida, por lo que se dirigieron todos a la casa, dando una gran sorpresa a todos los demás. Subieron a Applejack a su habitación entre Apple Fritter y Apple Cobbler, mientras que Zécora iba preparando una medicina de su invención con hierbas que traía consigo.
-Ay, prima, mira que te decimos que no te fuerces tanto…-la reprendió Fritter.
-Nada de eso, sólo ha sido un golpe, nada más…
-Sí, un golpe que te hincha la rodilla, qué bien entonces-observó Cobbler, al ver que apenas podía caminar.
Una vez arriba, la acostaron para que no cargara más peso sobre su pata lastimada y esperaron a que Zécora volviese con su ungüento ya preparado; en menos de cinco minutos, la cebra se presentó con un cuenco y varias vendas.
-He preparado un bálsamo especial que hará bajar la hinchazón, con reposo y calma apenas tendrá repercusión.
-¿Quieres decir que no podré volver a caminar enseguida?
-El reposo para evitar una lesión es vital, un día en cama es lo más usual.
-¡Oh, venga ya, no soy capaz de estar parada tanto tiempo!-exclamó Applejack, contrariada.
-¡Pero se trata de tu bienestar, prima, el resto da igual!-remarcó Cobbler.
-Cobbler tiene razón, ya has oído a Zécora, guardarás cama un día entero.
Applejack quiso protestar, pero sus primas apenas la hicieron caso; su hermano mayor vino al poco rato acompañado de Applebloom para verla.
-¿Estás mejor?
-Meh, sí, pero ahora resulta que tengo que guardar cama… ya ves tú que gracia me han hecho...
-Hombre, si estás herida, es lo suyo… si lo dices por ocuparte de la granja, déjamelo a mí.
-Bueno, en realidad no es… un momento ¿y eso?-inquirió ella, asombrada.
-¿El qué?
-¿Soy solo yo o estás más hablador que de costumbre?
-Ah, bueno… sí, un poco, se me ha pegado al ir con Zécora, esa cebra puede dar conversación hasta a las piedras.
-Así que es eso… fíjate tú que hasta se me hace raro no oír tus respuestas cortas…
Ambos hermanos se rieron con confidencia, mientras que Applebloom se subía a la cama junto con su hermana mayor; estuvieron hablando un buen rato más y el siguiente en hacerla una visita fue Caramel.
-¿Cómo estás?
-Si lo dices por la pata, mejor, pero mi humor sigue igual…
-Oh, vamos, un día guardando cama tampoco es tan malo…
-¿Ah no? ¿Y eso por qué?
-Puedes hacer que te traigan la comida a la cama, por ejemplo.
-Pft, ya ves tú, menuda cosa…
Los dos se quedaron en silencio durante unos breves segundos antes de que Caramel volviera a hablar.
-Al menos estás bien… por un momento pensé que había sido cosa mía…
-¿Qué dices? No salté del todo bien y me golpeé con el último tronco, para nada es culpa tuya…
-Ya, pero aun así… se supone que debería estar atento.
-No pienses más en eso, tonto…
Las risas y gritos de los potrillos en el piso de abajo se hicieron eco a través de las escaleras hasta llegar a la habitación, oyéndose por toda la casa.
-Vaya, nunca había estado esta casa tan animada…-comentó Caramel.
-Desde luego… el ambiente ha cambiado de golpe, aunque parece que siempre ha sido así… es extraño.
-Aun así tenemos suerte… al menos están bien.
-Sí… volver a ver a mi hermana pequeña es casi como una bendición. ¿Piensas estar más rato aquí? ¿O acaso vienes a vigilarme?
-Un poco de las dos cosas… que nos conocemos, Applejack…
-Ja, ja, muy gracioso… aunque… gracias por cuidar de mí, Caramel.
-Para eso estamos los amigos ¿no?
Ambos ponis se sonrieron simultáneamente, mientras que los demás seguían con sus quehaceres abajo; afuera, el sol brillaba con un poco más de fuerza.
Shining Armor tenía motivos para estar preocupado; a pesar de que sabía que ese momento llegaría, ni siquiera el tiempo o el momento en sí le ayudaba a sentirse mejor. Sus cascos resonaban por todo el pasillo exterior del primer piso, justo al lado del dormitorio. La puerta se abrió repentinamente y de ella salió una poni de colores fríos y una cofia en su cabeza.
-¿Cómo está mi mujer, Snowheart?
-Cinco centímetros, contracciones cada tres minutos. Queda poco, pierda miedo alteza, es un parto como otro cualquiera.
-Oh, menos mal… aunque no puedo evitar preocuparme…
-No pasa nada, déjemelo a mí, la ayuda de Fleur y Spitfire me está viniendo muy bien.
-Todavía ni te lo he agradecido, si no hubieras llegado a aparecer aquí… este día hubiera sido muy complicado.
-Ni lo piense… para esta noche ustedes dos serán los padres más felices del mundo, ya lo verá.
-Lo espero con impaciencia.
-Mientras tanto puede esperar, queda poco para el parto, pero aún falta como una media hora más, vaya a dar una vuelta al jardín.
Decidió seguir su consejo y se dirigió hacia las escaleras principales; no sabía muy bien cual había sido el destino de otros ponis, pero al menos podía asegurar que tanto él como todos los demás habían tenido suerte. Y es que no todos los días se acaba en los terrenos de uno de los palacetes más grandes y ostentosos de Rhode Island. Incluso ahora seguía pensando que la mansión Carey les venía demasiado grande para un grupo tan pequeño y reducido como el suyo. Aunque pensando en su futuro vástago, tampoco le vendría mal terrenos de sobra para que corriese y jugase cuanto quisiera.
Antes de darse cuenta siquiera, se vio de vuelta en los jardines, dirigiéndose hacia una parte concreta de los mismos; de golpe y porrazo, tres guardias reales, un poni de tierra, un pegaso y un unicornio, le saludaron.
-Príncipe Shining Armor…
-Hemos estado vigilándola, como usted bien dijo, y no hemos detectado ningún tipo de anomalía.
-Pensamos que por ahora no debería ser ningún problema…
-Ah, bien, estupendo… aunque me sigue dando grima el verla… ¿cómo es que aparecería precisamente aquí?
Los cuatro ponis dirigieron nerviosas miradas a una estatua en la que se podía ver una especie de quimera con cola de serpiente, garra de león, pata de cabra, cuerno de cabra, cuerno de ciervo, y un ala de murciélago. Se apoyaba sobre su cola, tenía sus brazos extendidos hacia delante y una expresión de auténtico pavor en su rostro de piedra.
-Bueno, en caso de que las cosas se tuerzan también tenemos los elementos de la armonía ¿no?-inquirió el guardia pegaso.
-Sí, pero sin mi hermana y sus amigas sólo son simples baratijas… tan solo esperemos que no ocurra nada imprevisto.
Dejó a la estatua al cargo de los guardias y siguió andando por el jardín hasta llegar al lado de una espaciosa y ancha piscina; a pesar del brillante día que hacía, se pudo ver reflejado en la superficie del agua, mirándose a sí mismo con un gesto que ni siquiera él llegó a identificar del todo.
-¿Nervioso, Armor?
-Ah ¿yo? Bueno, un poco…
-Vamos, Fancy, dale un respiro… no todos los días se es padre, lo sé mejor que nadie.
-Gracias papá, ya sabes que significa mucho para mí… ¿y mamá?
-Escribiendo en la biblioteca, ya sabes que es la única manera que tiene de des estresarse… quería ayudar en el parto, pero los nervios no la ayudan a ella.
-Lo sé, no la culpo… ¿fue igual en el mío?
-Buf, no me lo recuerdes, la pobre… todo el rato pidiendo que la anestesiaran con magia…
-Ah, la paternidad, ese divino tesoro… Fleur y yo lo hemos intentado un par de veces, pero no ha habido manera…
-¿En temporada o fuera de ella?-inquirió en ese momento Night Light.
-En temporada, las dos, y no sé por qué, no ha habido manera…
Shining Armor quiso retomar el hilo principal de la conversación, pero de golpe y porrazo Spitfire se presentó de improviso volando y anunció.
-Alteza, ya ha empezado.
-¿¡Ya?! Pero si Snowheart me ha dicho que en media hora…
-¡Se ha adelantado, ni lo hemos visto venir, venga ya, no para de llamarle a gritos!
El semental no esperó más y se fue corriendo de vuelta a la habitación, mientras que Fancy y su padre le seguían de cerca; Cadance se encontraba siendo asistida por Snowheart, la cual comentó.
-Parece que tiene prisa por salir…
Aunque el comentario fue considerablemente opacado por un fuerte grito por parte de la princesa; Shining se puso a su lado y la tomó de un casco.
-¡Tranquila cariño, ya estoy aquí, sé fuerte, sé que lo eres!
-Shining…-masculló ella.
-¡Empuje princesa, ya veo la cabeza!
Sin poder evitar gritar de dolor, Cadance hizo un esfuerzo tremendo, al tiempo que se aferraba a la pezuña de su marido; Fleur y Spitfire asistían a la enfermera, aunque la líder de los Wonderbolts no tardó nada en desplomarse en el suelo.
-¡Snowheart, Spitfire ha caído!-exclamó Fleur.
-¡Tranquila, no la culpo, ten preparada la toalla y las tijeras! ¡Un último esfuerzo princesa, ya sale!
El grito de Cadance desgarró el silencio en toda la mansión Carey, las puertas se abrieron de golpe, apareciendo de improviso Twilight Velvet.
-¡Maldita sea! ¿Por qué no se me ha avisado?-masculló ella.
-¡Mamá, ahora no!
Otro largo chillido por parte de Cadance hizo enmudecer a los presentes, al tiempo que fue reemplazado por un fuerte y prolongado llanto; Snowheart anunció.
-Es una potrilla preciosa, princesa, mi más sincera enhorabuena.
La agotada alicornio tan solo llegó a esbozar una débil sonrisa en cuanto vio el bulto que la enfermera sostenía entre sus patas; alzó sus cascos, pidiéndoselo sin decir nada más. Shining lo sostuvo con su magia y se lo acercó a su madre, la cual lo envolvió en un suave abrazo. Una pequeña alicornio de pelaje rosado, un tanto más oscuro que el de su madre, de crin y cola de color violeta pálido y amarillo y unos ojos idénticos a los de su padre, miró a sus padres con mirada inquisitiva y calmándose de golpe.
-Mi hija… nuestra hija, Shining… es preciosa…-masculló Cadance, con lágrimas en los ojos.
-Lo sé… casi tanto como tú, cariño, es idéntica a ti…
-Pero tiene tus ojos…
Los recién primerizos padres guardaron silencio, mientras Cadance arropaba un poco más a su hija entre sus patas, dándola un beso en la frente; Twilight Velvet se acercó un poco para ver más de cerca a su nieta, tan emocionada como los demás. Night Light y Fancypants fueron los siguientes en entrar, pero el noble se fue con su mujer y los demás para dejar intimidad a la familia; Snowheart tuvo que cargar con Spitfire puesto que seguía desmayada.
Una vez solos, la abuela fue la primera en hablar.
-Oh, cariño, es una potrilla del todo adorable… aunque es una pena que Twilight no haya estado presente… la habría encantado conocer a su sobrina…
-Lo sé… yo también la echo mucho de menos…-asintió Cadance, arrullando a su hija.
-Yo también, pero conozco a mi hermana, sé que es fuerte y esté donde esté, estará bien, eso os lo puedo asegurar-murmuró Shining, muy seguro de sí mismo.
-Tú eres el que mejor lo sabe ¿verdad?-inquirió su padre.
-Sí, desde luego.
-¿Habéis pensado ya en algún nombre?-inquirió entonces Velvet.
-Yo estuve pensando en algunos si era potro, pero en este caso…
-Skyla-anunció Cadance, cortando a su marido.
Todos se quedaron en silencio, meditando el nombre.
-Sí, me gusta cómo suena… Skyla…-repitió Velvet, casi pensando en voz alta.
-Decidido entonces…-anunció Shining, abrazando a su mujer.
-Aunque es una pena… no ha nacido ni en el imperio de Cristal ni en Ecuestria, simplemente aquí…-comentó Velvet de sopetón.
-En ese caso es la primera poni estadounidense…-obvió Night Light.
Pero a pesar de ese pequeño detalle, no había más que alegría y gozo en la familia, en la que el nuevo miembro era el principal centro de atención; tanto la princesa Cadance como Shining se sentían más felices que nunca, llegando incluso a ignorar el detalle de que estaban lejos de su hogar. Ahora sólo había cabida para la felicidad más grande. Y ni siquiera eso la opacaba.
Tras la cena, y como todas las noches, los ponis se dirigieron a la discoteca para tomar una copa y estar de fiesta; tanto para Twilight como Pinkie, Rarity y Spike era su primera fiesta allí, por lo que se dejaron empapar por el ambiente y el buen ritmo de la música de Vinyl. Pinkie se adaptó rápidamente como bien era de esperar de ella y se desató al poco de empezar, mientras que Rarity y Twilight se iban soltando poco a poco, hablando de todo un poco con los demás mientras sostenían sus copas con su magia. Durante todo el tiempo que estuvo allí, buscó con la mirada tanto a la princesa Celestia como a la princesa Luna, pero Raven la comentó que Celestia se había retirado después de cenar.
-Andaba ocupada redactando hechizos para el nuevo manual de magia, se subió enseguida a su suite para continuar.
-¿Y la princesa Luna? Antes la vi hablando contigo…
-Acaba de irse hace nada, igual si te das prisa la alcanzas.
-¡Vale, necesito hablar con ella!
Twilight se terminó de un trago lo que le quedaba en su copa y echó a correr hacia la salida; necesitaba hablar con ella sobre el Proyecto Mañana, quería ponerse al día cuanto antes y saber más, se encontraba ansiosa, y no veía el momento de seguir con su estancada investigación. Dobló la esquina rápidamente tras bajar las escaleras, notando como algo duro chocaba contra su cabeza, tirándola al suelo y cayendo sobre sus ancas. Levantó la vista y vio a un unicornio de color amarillo pálido y crin azulada.
-¡Oh, perdón, lo siento, iba tan rápido que ni te vi!
-Oh, no, lo siento yo, iba distraído mirando al suelo-murmuró él, ayudándola a levantarse.
-No te disculpes, ya te digo que iba como loca, giré la esquina y zas, de frente…
-No, no, es que tengo la mala costumbre de pegarme a las esquinas…
-No digas tonterías, yo me crucé por delante.
-No, si yo también, además, suelo ser muy torpe… no me hagas mucho caso.
-No, para nada… quiero decir, que es culpa mía, o sea…
Los dos se miraron por un momento y finalmente dejaron escapar una ligera carcajada.
-La pescadilla que se muerde la cola…
-Mismamente… iba deprisa porque quería alcanzar a la princesa Luna ¿la has visto?
-Sí, me la he cruzado hace nada, iba hacia el bar a paso tranquilo, si te das prisa igual la pillas en el recibidor.
-¡Oh, genial! ¡Gracias, hasta luego!-exclamó ella, echando a correr de nuevo.
La unicornio lavanda retomó su ritmo apresurado, llegando enseguida al bar y pasando rápidamente hasta el recibidor, donde Luna se encontraba; pasaba al lado de la fuente con las tres humanas desnudas de cintura para arriba cuando la llamó.
-¡Princesa Luna, espere!
La aludida se dio la vuelta y vio acercarse a la unicornio lavanda mientras jadeaba cansada.
-Ey, despacio, Twilight Sparkle ¿Qué ocurre?
-Me gustaría hablar con usted… sobre el Proyecto Mañana-anunció ella.
Luna se quedó callada, alzando un poco la mirada; Twilight aprovechó el inciso para continuar.
-Su hermana me comentó que usted también lo estaba investigando, y yo llegué a recopilar los testimonios grabados de Jim Collins durante mi estancia en Central High… ¿de qué trata exactamente este Proyecto Mañana?
La princesa se tomó su tiempo antes de contestar, pero lo hizo con contundencia.
-Hay mucho que explicar… hablaríamos ahora, pero estoy cansada y me quiero ir a la cama, mañana después de desayunar reúnete conmigo en el coliseo, allí podremos hablar tranquilas.
-Ah… está bien, la espero.
-Muy bien… buenas noches, Twilight.
La aludida la observó irse hasta que las puertas del ascensor se cerraron, llevándola hasta lo más alto del hotel. Ella tan solo se quedó al lado de la fuente, perdiéndose en sus pensamientos. Por hacer algo, regresó a la discoteca y estuvo un rato más en la fiesta hasta que ésta se acabó y todo el mundo se fue a sus habitaciones a descansar; sus amigas la dieron las buenas noches antes de entrar en sus habitaciones. Spike y ella hicieron lo mismo, se asearon un poco antes de acostarse y se metieron en la cama rápidamente. El pequeño dragón cayó redondo enseguida, pero ella no. De hecho, le costaba mucho dormirse y apenas lo conseguía; trató de poner la mente en blanco, no pensar en nada, pero eso tampoco sirvió. Los nervios la podían, Luna había conseguido dejarla en ascuas hasta mañana acerca del Proyecto Mañana y eso la quemaba viva. Necesitaba saber más, quería descubrir por qué los humanos desaparecieron así de repente.
Sin mover demasiado la cama para no despertar a Spike, Twilight se levantó y estuvo rebuscando entre sus cosas hasta encontrar lo que buscaba; el álbum Ocean Eyes de Owl City, su álbum favorito y con diferencia. Sosteniéndolo con su magia, salió de la habitación cogiendo la llave con forma de tarjeta previamente y bajó hasta el bar que había al lado del recibidor. Desde que habían llegado allí, cuando no podía dormir o quería relajarse, no había nada mejor para ella que ponerse a escuchar la música de Owl City. Siempre conseguía relajarla, cosa que necesitaba en esos momentos.
Cuando pasó por allí por primera vez vio la pequeña cadena musical que había tras la barra, por lo que decidió aprovechar que todos estaban dormidos para ponerse el disco y tratar de relajarse. Ya había manejado otras cadenas, por lo que no tuvo problemas con esa, sonando la música por todo el bar. Tras eso se dirigió a la pequeña cocina que tenía éste, miró en la nevera y vio varios cartones de leche, estando uno abierto.
-Oh, genial-murmuró por lo bajo.
Comprobó primero que estaba en buen estado y luego llenó una taza, metiéndola en el microondas; había aprendido a usarlo al observar al chef Drumsey hacerlo, por lo que tampoco tuvo problemas. Aún no comprendía del todo cómo llegaba el aparato a calentar cualquier tipo de comida, aunque teniendo en cuenta su nombre se hacía una primera idea. Estuvo esperando un poco, escuchando las primeras tonadas de la canción Cave in, hasta que oyó el ding que indicaba que el microondas había finalizado. Lo abrió usando su magia y sacó la taza de leche, ahora humeante y caliente. Twilight dejó escapar un respingo, a pesar de que lo había visto más veces aún seguía asombrándose. Realmente los humanos fueron increíbles.
Se tumbó en uno de los sofás y dio un sorbo a la leche, mientras se dejaba llevar por la música; de vez en cuando Owl City podía llegar a ser muy movido y con ritmos muy rápidos, pero normalmente poseía unos ritmos muy profundos y de intensidad media baja, al menos en la gran parte de temas que más la gustaban. Pero todos ellos conseguían calmarla de alguna u otra forma, quizás por las letras, o por cómo sonaban, no estaba del todo segura; pero de lo que no tenía duda es que tenía algo especial que, simplemente, la encantaba. Tan solo cerró los ojos y dejó que la música llenara sus oídos.
Por un momento la pareció que tanto la música como la leche hacían su efecto y sintió como empezaba dormirse; pero un ruido de cascos se hizo oír por todo el bar, lo que la alertó de seguido. Al abrir los ojos se encontró con el unicornio que chocó hace unas pocas horas en el pasillo y dio un ligero bote en el sofá.
-No, tranquila, no pasa nada… ¿no puedes dormir?
Twilight miró por un momento a la taza humeante; era demasiado evidente, después de todo.
-No… supongo que cuesta adaptarse. De un pequeño y pintoresco pueblo paso a una ciudad llena de luz y color. Supongo que no estoy hecha para la gran ciudad… vivía en Ponyville antes de todo esto, aunque nací en Canterlot. Y sí, sé que suena raro viniendo de mí.
-Bueno, el insomnio no es tan malo como lo pintan… yo también vivía en Ponyville, y aquí donde me ves, también tenía problemas para dormir, y de hecho los sigo teniendo. Pero desde mi punto de vista, no es tan malo-reveló él.
-¿Y eso por qué?
-Pues porque cuando no puedo dormir, contemplo el cielo. Si no hubiera sido por mi insomnio, no hubiera obtenido mi marca de belleza.
Twilight le echó un mejor vistazo al flanco del semental, donde podía ver una estrella fugaz.
-Ya veo… entonces ¿eres astrónomo?
-Sí… oh, aunque perdona, no me he presentado, qué descortés por mi parte. Me llamo Comet Tail, encantado.
-Twilight… Twilight Sparkle-hizo lo propio ella, esbozando una encantadora sonrisa.
La yegua violeta la invitó a sentarse con ella y el semental aceptó.
-¿Quieres una taza de leche caliente, Comet?
-Bueno, me vendría bien también… voy a hacerme una.
-¿Quieres que te ayude?
-No, tranquila, sé manejar todo lo que hay tras la barra, normalmente suelo ser el que hace los cocteles por las noches.
Twilight se mordió el labio, recordando entonces el momento esa misma noche; ¿cómo se había podido de olvidar del pobre chico tan rápido?
-Ay, es verdad… ¿se te da bien hacer bebidas?
-Sí, de hecho creo que es mi segundo talento… si no hubiera estado mirando estrellas de pequeño cuando no conseguía dormir, ahora sería barman.
Twilight se rio por lo bajo, mientras hablaba con él en la distancia; de fondo ya se podía oír la canción Umbrella Beach, pero apenas la prestaba atención. Comet regresó enseguida con su taza.
-Es curioso, a mí también me gusta la astronomía, pero no te recuerdo de la última lluvia de estrellas en Ecuestria…
-Eso es porque los fenómenos celestes más importantes los observo desde casa. Tengo una habitación acondicionada y una vista muy buena, así que me viene muy bien.
-Oh, ya veo… yo también tengo un buen sitio en una de las terrazas de la biblioteca, pero me gusta salir afuera y verlo en primera fila.
-Hombre, es más auténtico, no te digo que no… pero a mí me gusta trabajar desde casa, estoy más cómodo.
-Sí, te entiendo, no hay nada como la calidez del hogar…
Los dos soltaron sendos suspiros casi a la vez, haciéndoles sonreír simultáneamente.
-Es curioso ¿verdad? estamos aquí, en Las Vegas, viviendo muy lejos de nuestro hogar… y aún hablamos en presente de él. Creo que eso es una buena señal. Estoy segura de que la princesa Celestia encontrará una forma de regresar a Ecuestria.
-Pareces muy segura.
-Oh, desde luego, pero porque sé mejor que nadie que la princesa es capaz de eso y más. No es mi mentora por nada ¿sabes?
-Vaya ¿de verdad?
-Sí, soy su estudiante personal… vivo en el pueblo por orden expresa suya, estudiando la magia de la amistad.
-Ah, ya decía yo que tu cara me sonaba… del solsticio de verano ¿verdad? ¿La noche que duró más tiempo de lo normal?
-La misma, yo y mis amigas conseguimos pararle los cascos a Nightmare Moon… no es algo que cuente muy a menudo…
-Vaya, ahora resulta que tengo a toda una celebridad delante…
-Oh, no, nada de eso, sólo hice lo que tenía que hacer…-murmuró Twilight, algo cortada.
-¿Estás de broma? Si no hubiera sido por vosotras, esa noche hubiera continuado y hubiera provocado la muerte de las plantas, congelándolas. Y luego nosotros las hubiéramos seguido al poco rato. No es nada exagerado decir que te debo la vida-expuso el chico.
-Hala, exagerado…
Los dos se miraron por un momento, sin poder evitar esbozar una tonta sonrisa.
-A ver ¿Quién es el exagerado?
-Yo, yo, perdona…
-No, hombre, era broma.
La yegua se quedó en blanco por unos segundos, pero al final volvió a reírse, divertida.
-Eres un poco liante tú ¿no crees?
-Sólo un poquito… en la justa medida.
Twilight sonrió y dio otro sorbo a su taza, siendo imitada por Comet; para entonces, Meteor Shower ya había acabado y empezaba la siguiente canción, On the wing.
-¿Qué escuchas?
-Owl City, un proyecto de synthpop… aún estoy buscando el significado, pero creo que tiene que ver con el pop.
-Me suena a mí también, sí… por lo del pop, digo.
-Hasta ahí llegué yo también, listo.
-Bueno, sólo era un comentario…
-No pasa nada, tranquilo… aunque a veces no suena como tal, pero me gusta sus variaciones. Es tan melódico, tan suave… me relaja.
Los dos se quedaron en silencio, escuchando esa canción en concreto, mientras seguían bebiendo de vez en cuando. Antes de lo que esperaban la canción se acabó y empezó la siguiente, los primeros compases hicieron reaccionar a Twilight, poniendo sus orejas en alerta.
-¡Ah, Fireflies, me encanta esta canción!
Después de Vanilla Twilight, era su segunda canción preferida. Un ritmo suave y relajado comenzó a sonar, al tiempo que las primeras tonadas se oyeron a la vez.
You would not believe your eyes
If ten million fireflies
Lit up the world as I fell asleep
'Cause they'd fill the open air
And leave teardrops everywhere
You'd think me rude
But I would just stand and stare
Twilight comenzó a cantar al compás, ignorando todo lo demás, incluso a Comet, el cual la miró curioso. La voz de la unicornio era suave y combinaba muy bien con el ritmo de la canción, dándola otro aire distinto y muy fresco.
I'd like to make myself believe
That planet Earth turns slowly
It's hard to say that I'd rather stay
Awake when I'm asleep
'Cause everything is never as it seems
Se podía ver desde lejos que ése se trataba del estribillo, sobre todo por su ritmo neutro y genérico que podía ser repetido cada cierto tiempo sin desentonar; a Comet le gustó sobre todo la letra, con la cual no podía estar más identificado. Cuando más necesitaba descansar, él estaba despierto, como Twilight.
'Cause I'd get a thousand hugs
From ten thousand lightning bugs
As they tried to teach me how to dance
A foxtrot above my head
A sock hop beneath my bed
A disco ball is just hanging by a thread
Esos dos párrafos fueron decisivos para lo que luego sucedió a continuación; Twilight se animó y sacó a bailar a Comet sin avisar ni nada por el estilo. Él tan solo se dejó hacer, sin decir nada, aunque trató de seguirla el paso lo mejor que pudo. El estribillo se volvió a repetir para dar paso a nuevas estrofas.
Leave my door open just a crack
(Please take me away from here)
'Cause I feel like such an insomniac
(Please take me away from here)
Why do I tire of counting sheep
(Please take me away from here)
When I'm far too tired to fall asleep
No sonaba como un nuevo estribillo, aunque complementaba bastante bien; y por alguna extraña razón, Comet creyó que la canción los estaba observando o algo parecido. Un par de insomnes tratando de inducirse sueño bailaban y tomaban leche caliente, incluso después de haber intentado contar ovejas, al menos en cuanto a él se refiere. Quiso preguntárselo a Twilight, pero estaba demasiado ocupada bailando y cantando al compás.
To ten million fireflies
I'm weird 'cause I hate goodbyes
I got misty eyes as they said farewell
But I'll know where several are
If my dreams get real bizarre
'Cause I saved a few and I keep them in a jar
Esos fueron los últimos versos antes de que el estribillo fuera repetido tres veces más; Twilight dejó cantar y tan solo se dejó llegar por el ritmo. Comet la asió de una pata y ésta vez la llevó él. La unicornio lavanda tarareó los últimos versos, los cuales eran cantados a media voz. La canción acabó con una serie de compases suaves que se fueron apagando poco a poco hasta enmudecer. Ambos se quedaron mirando fijamente durante unos ínfimos segundos para luego separarse rápidamente.
-Desde luego… por lo que pude llegar a leer, a Adam Young, el compositor, se le ocurrían sus canciones durante sus noches en vela por el insomnio. Así que…
Los dos se quedaron en silencio, mientras la siguiente canción sonaba, pero apenas la escucharon; se terminaron enseguida sus tazas y Twilight llegó a dejar escapar un bostezo.
-Vaya, parece que ha funcionado…
-Sí… ¿Qué hora es?
-Las tres de la mañana.
-¿¡Ya?! Ay, madre, mañana he quedado con la princesa Luna pronto, me voy ya a la cama.
-Qué suerte, a mí me queda cuerda para rato…-anunció Comet, sonriendo lánguidamente.
-¿Qué? ¿No has conseguido que te entre sueño?
-Me temo que no…-suspiró él, resignado.
La unicornio lavanda le miró, un tanto preocupada, y comentó.
-¿Quieres que me quede y te hago compañía hasta que te entre sueño?
-No, hombre no, además, si has quedado mañana y tienes sueño vete ya a la cama, no te preocupes por mí.
-¿Seguro?
-Sí, tranquila, estaré bien, me subiré a la azotea, seguro que el frio y las estrellas me adormilan.
-Está bien…
Antes de que ella se fuera, Comet comentó.
-Si algún otro día te da insomnio, ya sabes dónde estoy.
-Claro-asintió ella.
-Buenas noches, Twilight.
-Buenas noches, Comet.
La unicornio lavanda le despidió una vez más agitando su casco y tras eso se dirigió hacia los ascensores; Comet la observó irse hasta que las puertas de el del centro se cerraron. Fue entonces cuando se acordó el disco y exclamó.
-¡Ah, espera, te dejas el disco!
Pero para entonces, ya se había ido; lo sacó de la cadena y lo dejó en su estuche, justo al lado de ésta. El semental tan solo sonrió y tras eso se dirigió hacia las escaleras, para subir a la azotea.
En cuanto Twilight volvió a tocar la cama, sintió como el sueño la volvía a envolver. Cerró los ojos y esbozó una pequeña sonrisa, llegando incluso a susurrar.
-Gracias, Comet…
Justo después, todo fundió a negro. En el cielo, una estrella fugaz cruzó la ventana de lado a lado hasta desaparecer.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- PD. Banda Sonora Original de Lo que Fuimos
Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
Bueno, te debo una crítica más en detalle. Es que anoche era muy tarde y preferí irme a dormir.
El capítulo me ha parecido muy bueno. Narrativa y argumentalmente, no tengo nada que mencionar (salvo que me sorprender ver a Twilight gritar "mierda", pero detalles sin importancia).
Sí que he notado que los diálogos son algo confusos. Muchos guiones seguidos sin explicaciones claras de quién habla en cada momento. A veces es interesante cortar el diálogo, describir una pequeña acción, y seguir luego. Aunque eso sí, cuesta hacerlo bien sin caer en un repetitivo "dijo tal" y "respondió pascual", algo que a mí me cuesta hacer de forma satisfactoria en mis fics.
El argumento está muy, pero que muy bien parido. Este capítulo me ha dejado con las ganas de saber qué demonios pasó exactamente con el proyecto Mañana, y a dónde demonios fueron a parar los humanos.
Rsepecto al OTP de Twilight con Comet Tail, hay poco que mencionar. Comet es un OC creíble, con sus defectos -ese insomnio, tender un poco al aislamiento, etc- y sus ventajas -inteligente, conocedor de los astros, buena persona...-. No has caído en el típico error de escritor novato -que no lo eres- del OC hipermegaguay del paraguay (más conocido como Gary Stu) lo cual es de agradecer.
En fin, que espero con ganas el siguiente capítulo, me tienes enganchado desde el primero. Buen trabajo.
PD: Ostras, qué poca crítica despellejafics. Estoy perdiendo el tranquillo a esto...
Volgrand: Junta de Iberbronies, vocal ¿A que soy mono?
Volgrand escribió en 22 Feb 2014, 21:48:Bueno, te debo una crítica más en detalle. Es que anoche era muy tarde y preferí irme a dormir.
El capítulo me ha parecido muy bueno. Narrativa y argumentalmente, no tengo nada que mencionar (salvo que me sorprender ver a Twilight gritar "mierda", pero detalles sin importancia).
Sí que he notado que los diálogos son algo confusos. Muchos guiones seguidos sin explicaciones claras de quién habla en cada momento. A veces es interesante cortar el diálogo, describir una pequeña acción, y seguir luego. Aunque eso sí, cuesta hacerlo bien sin caer en un repetitivo "dijo tal" y "respondió pascual", algo que a mí me cuesta hacer de forma satisfactoria en mis fics.
El argumento está muy, pero que muy bien parido. Este capítulo me ha dejado con las ganas de saber qué demonios pasó exactamente con el proyecto Mañana, y a dónde demonios fueron a parar los humanos.
Rsepecto al OTP de Twilight con Comet Tail, hay poco que mencionar. Comet es un OC creíble, con sus defectos -ese insomnio, tender un poco al aislamiento, etc- y sus ventajas -inteligente, conocedor de los astros, buena persona...-. No has caído en el típico error de escritor novato -que no lo eres- del OC hipermegaguay del paraguay (más conocido como Gary Stu) lo cual es de agradecer.
En fin, que espero con ganas el siguiente capítulo, me tienes enganchado desde el primero. Buen trabajo.
PD: Ostras, qué poca crítica despellejafics. Estoy perdiendo el tranquillo a esto...
He estado haciendo varios intentos de mejorar esa parte que comentas de las acotaciones para con el diálogo, como tu bien dices no es sencillo encadenar un diálogo con otro, y las acotaciones hay que usarlas bien; yo antes abusaba mucho de ellas, acotaba todo el rato y apenas continuaba con los diálogos, y no quiero depender tanto de estas, por lo que tiro más a la escenificación mediante el diálogo, pero como bien dices, hay veces que no me sale tan bien como yo querría. En cuanto a Comet, no es ningún OC (aunque su personalidad sí, claro), es un background poni, cuando estuve pensando en los pairings para esta historia tenía clarisimo que un OC era lo último que necesitaba, así que tiré de background ponis más o menos conocidillos; Comet sale en el episodio de The Last Roundup, en la escena del discurso de Applejack se encuentra justo al lado de Twilight, échale un vistazo si eso.
Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
-¡Pues a ir a otros lugares, conocer mundo! Cuando sea mayor, viajaré por toda Ecuestria y más allá, quiero verlo todo.
-No sé, Moon… aún somos muy jóvenes, tenemos mucho que aprender, y no creo que la princesa Celestia me deje ir así sin más…
-¿Nunca te has preguntado cómo será el resto de Ecuestria, o el aspecto del mundo al otro lado del océano? Yo sí, quiero conocer otras culturas… quizás, hasta con suerte, conozca también otras razas… las posibilidades son infinitas…
-Je… siempre has sido igual de soñadora, Moondancer…
-Si tuviera la oportunidad de irme a un lugar, el que sea, lo haría sin dudar… y te llevaría conmigo-añadió entonces ella.
-¿Eh? ¿Y por qué yo?-inquirió Twilight, algo reservada.
-Hombre, ¿no es evidente? Porque eres mi amiga.
Twilight apretó los ojos con fuerza y luego los abrió, viendo el techo blanco de su habitación; hacía mucho tiempo desde la última vez que vio a Moondancer. Ella siempre la consideró una compañera de clase y poco más, mientras que ésta siempre estaba tratando de hacer que se soltara y animarla a salir por ahí juntas. Sin embargo, Twilight casi siempre la respondía con indirectas, evasivas y una adusta indiferencia. Ni siquiera fue a su fiesta de cumpleaños antes de irse a Ponyville, aun cuando ella misma la había invitado.
-Lo siento, Moon…-murmuró por lo bajo, revolviéndose la crin.
El reloj digital marcaba las diez menos cuarto de la mañana y Spike ya estaba levantado; la unicornio lavanda se tomó su tiempo para despejarse, ducharse y acicalarse un poco antes de salir de camino al buffet para desayunar. En el pasillo se encontraron con varios ponis, entre ellos Trixie, la cual la miró con desdén en cuanto la vio.
-Buenos días, Trixie…
-Trixie estaba teniendo muy buena mañana hasta que se encontró contigo, Twilight Sparkle…-murmuró ella, con mucha parsimonia.
-¿Y se puede saber a qué viene todo eso? No entiendo por qué me atacas de esa forma…
-Trixie va ignorar esa pregunta y va a hacer como que no la ha oído antes de perder los nervios… así que si disculpas a Trixie…
La unicornio celeste pasó a su lado sin apenas mirarla y la hizo un ademán de desprecio con la cola; el ceño de Twilight se frunció bastante, pero Spike, quien iba montado en su grupa, la susurró.
-Ah, pasa de ella, ya sabes cómo es…
Twilight rodó los ojos y siguió a los demás hasta el buffet, donde la gran mayoría de los ponis se encontraban desayunando; Celestia presidia el lugar, como era habitual, mientras se preparaba unas tostadas, fue a saludarla enseguida.
-Buenos días, princesa…
-Buenos días, Twilight, mi fiel estudiante…
-¿Dónde está su hermana?
-Luna se ha ido a la biblioteca del centro, desayunó enseguida y se fue para allá… me pidió que te dijera que la dieras unas horas para resolver el asunto que os ocupaba, cuando esté todo listo te avisará.
-Ah, bien…
Tras eso, se fue a sentar con sus amigas y desayunó con ellas; Pinkie devoraba un buen montón de pastelillos y cruasanes a palo seco, mientras que Rarity se tomaba un café y unas piezas de fruta.
-Tengo de admitir que, de buenas a primeras, no me convencía del todo el sabor semi amargo del café, pero la verdad es que al final te acabas acostumbrando…-comentó, mientras partía con un cuchillo una pera.
-Un poco de azúcar y asunto resuelto…-murmuró Rainbow, probando unos huevos fritos con avena.
-¡A mí me gusta, aunque Rarity me lo ha prohibido, no sé por qué!-añadió en ese momento Pinkie, esbozando una sonrisita.
-Pinkie, querida, supongo que te acordarás bien de lo que pasó aquella vez cuando te dimos a probar el café…
-Sí, y sólo fue un sorbo…-masculló Rainbow, mordiéndose el labio.
-¡Pero ya te digo que me encantó, aunque luego estuve muy, muy, muy nerviosa, no sé por qué!
-Tú no vuelves a probar el café, punto y final.
-Jo… ¡pero bueno, el cola cao con leche está bueno también!-exclamó Pinkie, sin volver a abordar el tema.
Rarity se llevó un trozo de pera a la boca con un fino tenedor de plata y Rainbow ahogó una risita divertida; aun así, la modista la ignoró y decidió romper el hielo.
-Bueno, Twilight, cuéntanos ¿ayer viste a tu Romeo?
Frente a eso, la cara de la unicornio lavanda se encendió, al tiempo que Rainbow Dash opinaba.
-¡Eh, sí, es verdad, cuéntanos! ¿Le viste a la luz de la luna?
Twilight quiso replicar, pero entonces se lo pensó mejor y se relajó antes de hablar.
-Sí, resulta que, debido a su insomnio, ha invertido su horario. Ahora mismo debe de estar durmiendo, el pobre…
-¿Insomne? No sabía que había alguien insomne en el pueblo…-murmuró Rarity.
-¡Huy, sí, toda su familia se ha caracterizado por haber al menos un insomne por generación, parece ser que es hereditario!-comentó Pinkie, todo animada.
-Bueno, como la princesa Luna va a estar ocupada durante varias horas, me distraeré un poco leyendo…
En ese punto se separaron y Twilight volvió un momento a la habitación para coger algunos de sus libros; una vez con ellos bajó a uno de los salones de estar de la planta baja, buscó un buen y cómodo sofá y se acomodó en él, mientras iba pensando en qué libro leer. Recordó entonces que se había quedado a medias con el de Historia del mundo de Richard Overy, aunque le dio un poco de reparo al acordarse de la causa; aun así quiso saber más, por lo que hizo de tripas corazón y continuó leyendo por donde se había quedado.
A pesar de que el conflicto y las guerras imperaban en casi todas las épocas de la humanidad, el conocimiento que se fue forjando permitió a los humanos desarrollarse en todos los sentidos y seguir adelante. Aunque, por mucho que lo intentara ver de otra forma, a Twilight le seguía pareciendo simplemente inexplicable que unos seres tan inteligentes e ingeniosos acabaran matándose entre sí sólo por ideas o intereses, la mayoría de las causas de guerras y conflictos. Era algo que la superaba y no conseguía dar una explicación coherente para con sus estándares; quizás se había esperado demasiado de los humanos, o, por el contrario, los humanos se habían esperado todo lo contrario de ellos mismos. Twilight se masajeó las sienes con sus cascos, llegando a pensar en voz alta.
-Agh, vuestras eternas incoherencias me dan dolor de cabeza…
-¿Qué ocurre, mi fiel estudiante?-oyó entonces una voz conocida.
Alzó la vista y vio a la princesa Celestia mirándola con curiosidad, llevando consigo unos cuantos libros con su magia.
-Ah, hola princesa… no es nada, tan sólo trataba de dar un poco de sentido a todos estos conflictos que los humanos se buscaron ellos solos… realmente no entiendo cómo pudieron llegar tan lejos sólo por intereses, dinero o poder.
Frente a ese comentario, Celestia esbozó una triste sonrisa y la habló.
-Sí, sé a lo que te refieres… yo también he empezado a leer un poco por consejo de mi hermana. Y he de decir que los humanos llegaron a ser increíbles en todos los sentidos… incluido el bélico.
-Pero ¿por qué? Después de todo lo que han logrado hacer, los colosales progresos que realizaron, todas las cosas increíbles que llegaron a crear…
Por un momento la unicornio lavanda hubiera continuado, si no hubiera sido por su mentora, la cual alzó un casco, deteniendo su verborrea en seco.
-Entiendo tu punto de vista, Twilight… aunque me gustaría que me acompañaras un momento a mi suite, quiero que veas algo.
La aludida se quedó un tanto extrañada por su tranquila conducta, pero aun así recogió sus cosas y la siguió; el ascensor las subió hasta el último piso y Celestia abrió la puerta, dejándola pasar.
-¿Habías estado aquí antes?
-No, es la primera vez…
-Ponte cómoda, ahora vuelvo.
Twilight vio unos sofás dispuestos en forma curva subiendo unas cortas escaleras y se tumbó en uno de ellos; la suite era bastante grande, justo delante de ella se podía ver la escalinata por la que la princesa había subido y a mano izquierda había un amplio salón, junto con una barra de mini bar y una ancha y plana televisión colgada de la pared. El techo de la salita donde ella se encontraba era ovalado y una suntuosa lámpara de araña colgaba de ésta.
Celestia regresó al poco rato sosteniendo unos cuantos libros con su magia.
-¿Dirías que los humanos fueron débiles, Twilight?-inquirió ella en ese momento.
Antes de contestar, procuró pensar con calma una respuesta que satisficiera sus más inquietas ideas.
-Bueno… esa pregunta es un tanto relativa. Si tenemos en cuenta todo lo que llegaron a crear e inventar, para nada fueron débiles, sino fuertes, inteligentes, y muy ingeniosos también. Pero si hablamos de guerra y conflicto… entonces sí, fueron débiles.
-Buena respuesta… ¿y crees que nosotros, los ponis, somos débiles?
Esa pregunta sí que la pilló completamente con la guardia baja, por lo que no supo muy bien qué contestar.
-Pues… ¿quizás?
Frente a eso, Celestia tan solo esbozó una comprensiva sonrisa antes de volver a hablar.
-Para los ponis de tu tiempo, el concepto de guerra se ha diluido hasta convertirse en una quimera, un cuento que contarles a los potrillos cuando se portan mal. La generación posterior a la tuya y la tuya propia han vivido tiempos de absoluta paz, sin que nada ni nadie la perturbe…
Twilight abrió la boca para decir algo, pero Celestia se adelantó.
-Sé lo que me vas a decir, Twilight… ¿dirías que los conflictos que provocaron Nightmare Moon, Discord o los changelings fueron guerras?
-Hombre, técnicamente no, al menos con Discord o con Nightmare Moon… con los changelings hubo una batalla, aunque no estoy muy segura de si habría que calificarlo como guerra, ya que conseguimos resolverlo rápidamente, al igual que con Discord o con Nightmare Moon; sólo usted llegó a vivir durante el tiempo que duró el reinado de Discord, por lo que en ese aspecto no puedo opinar, y mis amigas y yo conseguimos derrotar a Nightmare Moon gracias a que supimos reaccionar rápidamente. Así que no, no creo que todos esos conflictos deberían ser llamados guerras…
-Tus razonamientos están bien encaminados, Twilight. Aunque nunca llegó a ser excesivamente cruel, Discord no supuso una amenaza "real", a falta de una palabra mejor. Manipulaba la realidad a su antojo y se divertía a costa de los demás, sí, pero nunca usó su poder para sobrepasarse o algo parecido; si hubiera querido, lo habría hecho, pero aun así no lo hizo. Pero eso no quita que sometiera a los ponis a un estado de angustia e infelicidad, por lo que mi hermana y yo decidimos actuar.
-Princesa… ¿está disculpando a Discord?-inquirió Twilight, alucinada.
-No, Twilight, estoy comparando lo que hubiera hecho Discord. Si él hubiese decidido hacerlo, habría sido cosa suya, e incluso mucho peor de lo que ya era, pero aun así decidió moderarse.
La unicornio lavanda se quedó en silencio, rumiando todo lo que la princesa la dijo. Celestia se tomó unos minutos antes de continuar.
-Twilight… te mentiría si te dijera que no he conocido la guerra.
Ese anuncio tomó por sorpresa a la aludida, la cual alzó una pasmada mirada a su mentora, la cual la devolvió el gesto con un serio semblante; Twilight suavizó el suyo y puso todos sus sentidos a trabajar, mientras la escuchaba.
-Fue hace tanto tiempo ya… pero lo recuerdo como si fuera ayer. Antes de que Ecuestria fuera fundada, más allá de los albores de nuestro mundo conocido… antiguas razas y especies competían los unos con los otros por el control total. Mi hermana y yo, junto con nuestros padres, vivimos tiempos difíciles, en los que ser un alicornio acarreaba ciertos riesgos no beneficiosos para la salud y la integridad personal. Mucho antes de que decidiésemos mudarnos a un lugar más apartado y pacífico, vivíamos en una espiral constante de miedo, desazón e inquietud. No llegué a luchar en sí en la guerra por mi padre y su temor a que Luna y yo saliéramos heridas, pero eso no me libró de ser testigo de las mayores atrocidades que el mundo antiguo conoció. Asesinatos a sangre fría, torturas, ajustes de cuentas, masacres… cualquier cosa justificaba los medios con tal de ganar la guerra. Y yo sólo observaba llena de miedo e impotencia. Mi padre nos protegió tanto a mi hermana, como mi madre y a mí, pero a un alto precio… con tal de que pudiéramos salir ilesas del foco del peligro, él se quedó atrás. No le volví a ver nunca más.
El silencio posterior fue tan denso que incluso se podía notar; una lágrima resbaló por la mejilla de Celestia, la cual se quedó muy callada. Twilight, sintiéndose fatal por haberla recordado todo eso, trató de reconfortarla.
-Princesa, yo… lo siento mucho… no era mi intención…
-No pasa nada, Twilight… eventualmente te habría acabado por contar toda la historia, aunque fuera resumida. Lo que quiero decir contándote todo esto es que no somos tan distintos de los humanos…
-Pero usted no es débil…
-Soy más débil de lo que pueda parecer a simple vista. A pesar de haber vivido más de mil años, sigo siendo una poni más. Que los humanos tratasen de justificar sus guerras argumentando cualquier tipo de excusa, justifica en sí mismo su debilidad para con los conflictos, que no su debilidad en general. Nosotros también somos débiles, Twilight… vivimos épocas oscuras en su día, pero incluso ahora en los tiempos en los que reina la armonía, puede llegar a haber un conflicto menor que represente la sombra de aquellos tiempos pasados. Debemos recordarnos lo que somos, Twilight, ponis débiles y frágiles, pero que sacan su fuerza de la armonía y la amistad.
-Aun así eso no es comparable a lo que hicieron los humanos… no conozco todos los detalles de esa antigua guerra en la que usted se vio afectada, pero estoy segura que habrá diferencias más que notables de…
-¿Qué guerras conoces, Twilight?-la cortó de golpe la princesa.
-¿Cómo?
-¿Qué guerras, de todas las que los humanos provocaron, conoces?
Antes de contestar, la unicornio lavanda se quedó pensativa, rumiando la situación.
-Pues… de las más antiguas me acuerdo de las Guerras Púnicas, que enfrentaron a Roma y a Cartago alrededor de los siglos III y II antes de Cristo, principalmente por territorios, ya que ambos se encontraban en plena expansión y a Roma le interesaba el potente poder comercial de Cartago. Me acuerdo también de todas las guerras que provocó la expansión musulmana, estando el foco principal en España y la antigua Al-Ándalus, junto con su posterior reconquista. Recuerdo también la Guerra de los Cien Años, que enfrentó a Francia e Inglaterra durante más de un centenar de años entre los siglos XIV y XV, principalmente por una rivalidad que surgió hace tiempo atrás; fue un tira y afloja constante que sólo trajo muerte, desidia y rencor entre ambos países durante todo ese tiempo. ¿Qué más…? Ah, sí, las guerras Napoleónicas, perpetradas sólo por el megalómano deseo de Napoleón Bonaparte de conquistar toda Europa, la cual pagó las consecuencias de su loca ambición durante más de trece años. Sobre la que he estado leyendo recientemente ha sido la Primera Guerra Mundial, el primer conflicto armado en el que se involucraron todas las potenciales mundiales.
-Vale, y de todas esas guerras que has nombrado… ¿qué tienen todas en común?
La pregunta de la princesa dio que pensar a Twilight; a primera vista, estaba más que claro, todas ellas habían sido guerras propiamente dichas en las que los humanos se enfrentaron entre sí, causando muerte y destrucción. Al principio no supo con certeza a qué se podía referir, en todas ellas había habido una serie de batallas, en las que cada bando iba dominando más o menos terreno en función de quien ganaba y perdía; pero fue entonces cuando una posible explicación alumbró su mente, aunque no estaba del todo segura si era eso lo que la princesa quería transmitirla. Por un lado lo entendía, pero por el otro no sabía muy bien por qué sacaba ese tema en concreto.
-¿Las… batallas? Pero…
-Vas bien, continúa…-la cortó la princesa.
En toda batalla se requería de un plan de acción factible que ayudara a los bandos a alcanzar la victoria.
-¿La estrategia?-inquirió ella, extrañada.
Celestia esbozó una sonrisa de orgullo para con ella y murmuró.
-Eso es.
Al punto, cogió uno de los libros que había traído consigo y se lo mostró a Twilight.
-El arte de la guerra de Sun Tzu… ¿¡lo consideraban un arte?! ¿¡Cómo podían calificar como arte a la muerte y la destrucción?!-masculló ella, alucinada.
-Comprendo que lo veas así… Sun Tzu fue un estratega militar chino que vivió entre los siglos seis y cinco antes de Cristo, sirvió al estado Wu durante casi toda su vida. En este libro, explica muy bien los puntos clave para vencer en una guerra mediante el uso de armamento, disposición de tropas, maniobras, detalles del terreno… pero hay una frase en concreto que me dio pie a pensar en algo más…-explicó Celestia, mientras pasaba las páginas buscando la frase.
En cuanto la tuvo localizada, le pasó el libro a su estudiante, la cual la leyó en voz alta.
-Lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin darle batalla… ¿qué? Pero…
-Y no sólo eso… prefacio…
Las páginas danzaron hacia atrás y Twilight volvió a leer en voz alta.
-La guerra es el mayor conflicto de estado, la base de la vida y la muerte, el Tao de la supervivencia y la extinción… pero esto…
-Sé en lo que estás pensando… incluso algo tan ignominioso y atroz como una guerra puede sacar a flote la inteligencia más aguda y eficaz. Yo también pensaba como tú cuando leí por primera vez estas líneas, incluso llegué a rumiar que Sun Tzu no estaba en sus cabales. Pero luego empecé a verlo desde otro punto de vista… aun a pesar de que se puede evitar una guerra, ésta puede surgir por otras múltiples causas. Un país grande que se crea poderoso e invencible tenderá a adquirir más territorio en pos de su expansión… ¿qué puede hacer un país pequeño frente a esta situación?
La mente de Twilight en ese momento era un remolino de contradicciones y sinsentidos que apenas la dejaban pensar con claridad; aunque en una situación como esa, la reacción más evidente sería la más inmediata.
-Tratar de defenderse… tratar de sobrevivir…
-Exacto… en este caso, luchan para tratar de salir adelante, luchan por que su pueblo siga viviendo. Fue entonces cuando las palabras de Sun Tzu cobraron un poco más de sentido para mí… y en aquel momento, lo vi claro. La guerra no es algo que se imponga así porque sí o porque el ser humano tienda a la destrucción; y en tal caso, era necesario saber reaccionar y pensar con claridad para tratar de vencer lo más rápidamente posible y evitar más muerte y destrucción de la que ya iba a haber. No pude evitar entonces recordar la guerra que a mí y a mi familia nos tocó vivir; mi padre murió por protegernos a mi madre, a mi hermana y a mí. Si él no hubiera sabido reaccionar a tiempo, posiblemente nos hubieran matado a todos allí mismo. Gracias a él, yo estoy aquí contigo. La guerra puede sacar lo peor tanto de humanos como de otros seres, sí; pero también puede sacar lo mejor de ambas especies, ya sea un instinto protector o una inteligencia lo suficientemente táctica como para resolver la más peliaguda situación y salvar las suficientes vidas. En ese sentido, Sun Tzu lo hizo realmente bien. Es por eso que no somos tan distintos, Twilight. Puede que la humanidad cometiese muchos errores… pero fueron esos errores los que escribieron su historia. Y es ahora cuando nosotros aprendemos de ella.
Twilight sintió como si su cabeza se despejara como un día de verano al sol; aunque aún no conseguía entender del todo el por qué o las causas en sí, las palabras de Celestia resonaron con fuerza por la suite y ayudaron a la unicornio a verlo un poco mejor. Una media sonrisa se dibujó en su rostro y alzó la mirada en dirección hacia su mentora.
-Lo comprendo… no del todo, pero lo entiendo un poco mejor. Gracias, princesa… es usted brillante.
Frente a eso, la alicornio no pudo evitar sonrojarse un poco ante el halago de su estudiante.
-Es entendible que tengas dudas, Twilight… todos las tenemos. Incluso después de todo este tiempo de vida, yo misma las sigo teniendo. Nadie es perfecto… ni siquiera yo.
Ambas ponis se miraron a los ojos, transmitiéndose una confianza y un cariño propios de la relación madre-hija más íntima y especial; afuera, Las Vegas disfrutaba de un día espléndido y despejado.
Luna se encontraba ocupada tratando de entender el proceso de desencriptado de archivos y notaba su cabeza a punto de estallar; no fue difícil buscar el libro, un tomo de Informática Avanzada explicaba todo lo que se tenía que saber de forma teórica y práctica, pero estaba resultando mucho más complicado de lo que en un principio pensó. En la sala de lectura había ordenadores que pudo usar para poner en práctica lo que iba aprendiendo, pero como se encontraban centralizados y controlados por un sistema de revisión temporal, cada cierto tiempo tenía que volver a activarlos y el proceso se volvía lento y pesado. Consideró el llevarse el libro y seguir en el hotel, pero ya había empezado a trabajar y no quería cortar su tren pensamientos, por lo que prefirió no desconcentrarse y continuar estudiando el tema que la ocupaba.
La biblioteca que más cerca quedaba del centro de la ciudad era una llamada Clark County, un poco más al este de The Strip, por lo que el viaje de ida no fue muy largo, consiguiendo amortizar el tiempo. Estaba todo el rato entre el libro y la pantalla, guiándose entre las indicaciones gráficas que salían en el libro y aplicándolas de forma práctica. Se encontraba trabajando con uno de los discos encriptados y hasta ahora no había conseguido retirar la clave de encriptado que bloqueaba el acceso al mismo; trabajaba sobre todo con programas especializados por recomendación directa del libro, ya que, al parecer, se trataba de una encriptación fuerte y realizada con programas al uso. Programas que, en ese momento, no tenía.
-A ver… asegúrese de que en todas las opciones avanzadas se marca la casilla de verificación de sistema de seguridad y desactive la función predeterminada… más me vale que funcione…
Había estado durante toda la mañana leyendo entre líneas términos técnicos que apenas terminaba a comprender, y aun así conseguía a salir adelante; en ese momento se sentía capaz de desentrañar cualquier archivo que se la preciase… al menos a corto plazo.
Siguiendo las indicaciones al pie de la letra, y sin dejarse ni una sola coma, Luna terminó de configurar los parámetros y el programa estuvo a punto para comenzar a desencriptar.
-Si esto funciona me meto a programadora en Ecuestria-masculló ella.
Una vez que todo estuvo listo y a punto, Luna no esperó más y pulsó enter; el programa comenzó a trabajar y ella lo observó hacer, supervisando el proceso. Miles de números y letras danzaban a través de la pantalla, en busca de una clave alfanumérica que sirviera para desencriptar los archivos que el disco contenía. Si ese programa conseguía desencriptar el disco, podría hacer lo mismo con los demás sin necesidad de tener que buscar otra alternativa o reconfigurar los parámetros de descifrado. En ese sentido el libro era muy explicativo, pero a la hora de aplicar la parte práctica que aparecía en el libro con la parte práctica real, la cosa difería bastante. La edición de ese tomo era del año 2010 y no había conseguido encontrar ninguna otra posterior a esa fecha, ni siquiera revisada o aumentada.
En cuanto al programa que estaba usando era uno que ya venía instalado por defecto denominado Cript 2000 y era lo único que tenía; en el tomo aparecían otros programas recomendados más potentes y fiables, pero ninguno de los de la lista era el que estaba usando, por lo que se estaba jugando todo a una.
-Todo o nada… espero que funcione… por favor que funcione…-pensó Luna, mientras observaba la continua secuencia de letras y números que corrían imparables por la pantalla.
Se la hizo una eternidad, pero finalmente, tras varios largos minutos de espera, el programa dio con una clave buena y consiguió desencriptar el disco; para asegurarse comprobó los resultados y vio que podía acceder libremente al contenido del mismo. Luna dejó escapar un grito de victoria.
-¡Oh, sí! ¡Si no fuera princesa, sería hacker, eso desde luego!
Mucho más tranquila y relajada, Luna fue repitiendo el proceso con el resto de discos uno por uno, sin necesidad de cambiar nada de la configuración inicial que antes realizó. En veinte minutos justos los tuvo todos descomprimidos y listos para usar.
-Perfecto, pues ahora a verlos con Twilight… aunque espera ¿Qué hora es?
Consultó la hora en la pantalla del ordenador y se quedó a cuadros; las dos y media.
-¡Ah! ¿¡Ya son las dos?! ¡Se me ha pasado la mañana volando!
Sin perder más tiempo, recogió las cosas, devolvió el libro a su lugar en una de las estanterías y salió corriendo de la biblioteca para luego alzar el vuelo y así llegar antes al hotel.
Aterrizó en su habitación aprovechando que la ventana del balcón estaba abierta y llamó a su hermana.
-¿Tia, estás ahí?
Sin embargo, el silencio la contestó y supuso que ya había bajado a comer; dejó los discos en su mesilla, cogió la llave en forma de tarjeta y bajó al comedor del Guy Savoy, donde los demás ponis se encontraban reunidos comiendo.
-Ah, Luna, aquí estás… te he guardado el sitio-murmuró Celestia, señalando a su diestra.
-Princesa ¿Qué tal con eso?-inquirió Twilight al verla.
-Un éxito, después lo vemos.
El chef Drumsey se puso en movimiento al ver a Luna llegar y la princesa no tardó nada en tener el primer plato delante de ella.
El resto de la comida transcurrió con toda tranquilidad, y en cuanto todos los ponis terminaron, comenzaron a dispersarse; Luna se encontró con Twilight en la entrada y la inquirió toda emocionada.
-¿Vamos ya?
-Sí, claro, espera a que vaya un momento a por los discos.
Tras un visto y no visto, Luna se teletransportó un momento hasta la habitación, recogió las cosas y regresó junto a Twilight para luego ir las dos juntas a las oficinas del hotel; escogieron el ordenador del otro día, Luna introdujo el primer disco bajo la atenta y emocionada mirada de la unicornio lavanda.
-Uauh, por fin vamos a averiguar qué es lo que pasó en ese cuarto… ¿crees que la magia residual ya se habrá disipado?
-Es posible, aunque igual se queda remanente en algún rincón, ten en cuenta que la base es grande… bueno, pues allá vamos… ¿estas lista?-inquirió Luna.
-Sí, vamos, no puedo esperar.
Sin ningún añadido más, Luna clicó en el disco, accediendo al mismo; en una única carpeta había guardados una serie de documentos escritos en Word en los cuales había notas y apuntes de lo que parecían ser diseños, fórmulas y otras cosas complejas que apenas pudieron entender. Pero descubrieron que el autor de todo eso era, ni más ni menos, que el mismo Bob.
-Qué raro… ¿acaso lo hizo todo por su cuenta?-se preguntó Twilight.
-No creo, Mike no le hubiera dejado… a no ser que se lo hubiera ocultado…-supuso Luna.
Ese disco no estaba muy ocupado, por lo que fueron consultando los demás; en todos ellos vieron más documentos de texto, imágenes con esquemas y dibujos varios, así como una serie de libros digitalizados con más de doscientas páginas. Todos los documentos anotados destacaban por ser eminentemente técnicos, con estimaciones físicas, fórmulas químicas, supuestos teóricos y muchas notas tomadas a sucio; al final de cada una, Bob hacia una pequeña crónica resumiendo todo lo que hacía de una forma algo más entendible, por lo que se estuvieron guiando por esas notas en concreto.
Tengo todo lo que necesito y más de los integrantes de mi grupo, pero sobre todo de Mike; el pobre está tan absorbido por su trabajo que apenas puede ver más allá de la coraza que es su vida. La verdad es que me da mucha pena… pero ese no es el punto. Sus teorías y supuestos prácticos me son de gran ayuda, e incluso un físico cuántico como yo puede guiarse a través de términos desconocidos para él. Con Bill es más complicado, finge ser un tanto despistado, pero se nota que duerme con un ojo abierto; nada que mi encanto especial no pueda hacer. Siempre consigo echar abajo la más fuerte pasividad, y eso es un punto a mi favor. Sus circuitos integrados me serán de gran ayuda. Al igual que las teorías de Mike.
El proyecto en grupo toma forma, y el mío también; tras la escisión se me hizo más sencillo acceder a los archivos de Mike, pero Bill me ha demostrado una vez más que es más espabilado de lo que parece. No ha sido fácil acceder a sus discos duros, pero por fin tengo lo que necesito. El diseño ya está terminado, podré empezar a montarlo todo dentro de poco.
Parece ser que la otra mitad está teniendo dificultades para seguir adelante sin nosotros; el pobre Jim hace todo lo que puede, pero hasta él sabe que con sólo tres personas no van a ninguna parte, y menos aún con unas disciplinas tan distantes como las suyas. Me ha demostrado que es un hombre con el que vale la pena postergar mi propio proyecto, por lo que le voy a dar una oportunidad y voy a ayudarlo. A ver qué sale…
Jim se apaña bien con todo lo que le voy dando; no le doy nada de mi propio proyecto, pero sí esto y aquello de algunas de las cosas conjuntas que hemos hecho entre Bill, Mike y yo. Me arriesgo a que me descubran, ahora más que antes, pero creo que vale la pena intentarlo. En cuanto a mi proyecto, ya va tomando forma. Justo ayer terminé con el casco.
He hecho un progreso colosal con el sistema de lectura cerebral ideado por Mike; lo he podido combinar con los circuitos integrados de Bill y luego lo he acoplado todo a un sistema operativo estándar, pero eficaz. Ya casi está terminado. Sigo ayudando a Jim con todo lo que puedo pasarle, he estado incluso tentado a contarle acerca de mi proyecto, pero he preferido quedarme callado. Los demás no tienen por qué participar en esto… yo sí.
Hoy me han demostrado que siempre he estado en lo cierto… no hay esperanza para la humanidad, pero aun así yo sigo soñando en que puede haber algo mejor para todos nosotros, incluido Mike. Oh, Dios, hay veces que deseo con tanta fuerza no tener empatía… pero aun así hasta Él sabe que no podría ni aunque quisiera. Mi proyecto hace tiempo que está terminado. Es la hora. Es la hora.
Y esa era la última nota de todos los documentos de Word que había en todos los discos; cada una era más confusa que la anterior, y eso apenas ayudó a las dos yeguas a entender sobre lo que Bob estaba hablando. Había imágenes y dibujos también que ilustraban lo que parecía ser un dispositivo de considerable tamaño, consistente en un sistema centralizado compuesto por un casco negro con extensiones de colores, conectado a una especie de máquina que, a su vez, estaba conectada a una serie de pantallas enchufadas a lo que parecía ser la torre de un ordenador. En algunos esquemas y diagramas los componentes estaban identificados, el casco negro era denominado lector, la máquina a la que éste se encontraba conectado el escáner, y el resto de componentes eran simples, corrientes y molientes pantallas LCD junto con un ordenador al uso. Aun a pesar de todas estas indicaciones, aún seguían sin entender para qué servía la supuesta máquina; ¿era el denominado propio proyecto del que Bob tanto hablaba? Al parecer todo apuntaba a que sí, pero ni siquiera en las notas aparecía para que servía, o que función tenía todo en su conjunto. Y el esto de pistas se acababa allí, ya que no había nada más. De golpe y porrazo, se encontraron con un callejón sin salida con el que no se esperaban encontrar para nada.
-Todo esto es muy raro… ni siquiera explica nada…-masculló Luna, frustrada.
-Sí… aunque espera ¿qué hay de la videocámara? ¿No encontraste una videocámara?-inquirió en ese momento Twilight.
-Sí, pero no se encendía, parece que no funciona…
-¿Probaste a cargarla? Igual está sin batería…
-Sí, pero no reaccionaba a la corriente, ya te digo que debe de estar averiada o algo…
-¿Y a un ordenador? Igual es la pantalla la que no funciona y algo grabado hay dentro, podemos probar…
Dado que no tenían más opciones, Luna fue a por la cámara y un cable para poder conectarla al ordenador; no fue muy complicado encontrar uno teniendo una tienda de electrónica en la zona comercial del hotel, por lo que regresó enseguida con todo lo que necesitaban. Twilight dejó hacer a Luna y ésta enchufó el cable conectado a la cámara en el ordenador; al punto, el sistema detectó el dispositivo y comenzó a instalar automáticamente un software de controlador de dispositivo.
-¿Lo ves? Tenemos suerte…
-Pues menos mal que se te ha ocurrido, yo ya estaba por tirarla…
Una vez que pudieron acceder a la tarjeta de memoria de la cámara, retiraron el único vídeo que tenía grabado para reproducirlo en el ordenador; el vídeo no duraba más de ocho minutos y era muy oscuro, en éste aparecía Bob delante de la cámara, teniendo a sus espaldas el dispositivo que antes vieron en los diagramas y dibujos. El casco negro se encontraba situado en el cabezal de la silla que allí vieron, y el brillo de las pantallas era la única fuente de luz en la oscura estancia. Sin previo aviso, Bob habló.
-Y esto es todo. Esto es a lo que aspiramos… a una desidia y rencor sin fin. No hay esperanza para nosotros… pero aun así, casi sin poder evitarlo, me apiado de todos nosotros. No debería, pero sé que he de hacerlo. Debe de haber otro lugar… donde poder soñar otra vez…
Su voz era más profunda de que de costumbre, hablaba casi en susurros y a duras penas se le entendía.
-Ya está todo listo… yo también lo estoy. Si alguna vez, algo, alguien, lo que sea, llega a encontrar todo esto… no fuimos tan malos… de verdad… no lo fuimos, pero aun así… tampoco pudimos evitarlo. Somos débiles, pero también somos fuertes por igual. Aun así, nunca hubo ningún término medio… y esa simple descompensación, nos llevó a todos a la perdición. No tengo miedo, nunca la he tenido. Por eso hago esto. Hay que volver al principio.
Tras esas misteriosas e inconexas palabras, Bob se sentó en la silla y se puso el casco; miró a cámara mientras alzaba una mano y apretaba un botón situado en la parte superior del mismo casco. Tras eso, descansó los brazos sobre los posabrazos y esperó con los ojos cerrados.
Al principio no pasó nada. Pocos segundos después, el resto de dispositivos comenzaron a funcionar. El llamado escáner se activó y por las pantallas comenzaron a pasar un montón de datos imposibles de descifrar para ellas; números, letras, símbolos… unas ondas de color verde sobre un fondo negro comenzaron a ondular rítmicamente conforme el tiempo pasaba. Casi sin darse cuenta, la mitad del vídeo pasó y las ondas verdes comenzaron a aumentar en intensidad y ritmo; las cifras comenzaron a elevarse de forma escalonada y los pilotos del escáner brillaron con fuerza. Unas pequeñas bombillas de color rojo situadas a ambos lados del casco parpadearon y el ceño de Bob se frunció. Pronto comenzó a sudar y a respirar entrecortadamente, como si hubiera algo que le doliera. Sus labios se torcieron y llegó a pronunciar unas débiles e inconclusas palabras.
-Sueño… un… mundo mejor…
Los acontecimientos comenzaban a ser tantos y a darse tan a la vez, que apenas pudieron percibir que al otro lado de la imagen, una luz blanca se colaba desde donde estaba la puerta y una sombra voluminosa se deslizaba en el interior de la habitación; fue entonces cuando Bob abrió de golpe los ojos y una voz familiar resonó por los altavoces.
-¡Sé que has sido tú! ¿¡Qué es todo esto, qué mierda es esta?! ¿¡Qué me has ocultado?! ¡Responde!
-¿¡Mike?!-mascullaron alucinadas Luna y Twilight.
-No… la… mal… mun…-balbuceó entonces Bob, llegando a temblar un poco.
Frente a eso, las ondas en pantalla se volvieron más altas y el ritmo aceleró de golpe; los números aumentaban sin parar y el escáner comenzaba a echar humo.
-¡A mí no me hables como si fuera imbécil! ¡Quítate toda esta mierda, vas a saber lo que es bueno!
-No… no… ¡no!
El grito de Bob se prolongó como si fuera una ola; Mike trató de quitarle el casco, pero para entonces algo totalmente anormal e imposible de explicar se estaba sucediendo en cuestión de segundos. Un aura familiar para ambos ponis rodeó la cabeza de Bob, al tiempo que una serie de chispas salían tanro del casco como del escáner, el cual ya estaba humeando con fuerza.
-¿¡Pero qué cojones?!-masculló Mike.
El cuerpo de Bob comenzó a temblar incontroladamente y, en cuanto abrió los ojos, éstos se mostraron como sendos haces de luz; para entonces, a las dos ponis se les cayeron las mandíbulas, imposibles de creer lo que estaban viendo.
-No puede ser…-musitó Luna.
-Imposible… es imposible…-hizo lo propio Twilight.
Para entonces, el aura que recubría la cabeza de Bob se había extendido por todo su cuerpo, el cual temblaba como si estuviera convulsionando; Mike estaba ahí, parado en medio de la toma, sin poder apenas moverse y viendo el extraño fenómeno tan alucinado como las dos yeguas ante la pantalla. Todos los demás dispositivos se habían vuelto completamente locos, las ondas verdes se convirtieron en picos y los números en un código incomprensible e inexistente.
Justo después, se oyó una especie de detonación y un brillo muy grande; la cámara se cayó en el proceso, pero durante la caída llegó a grabar retazos de los acontecimientos. Bob desapareciendo en un parpadeo. El cuerpo de Mike siendo vaporizado en el proceso. Una enorme explosión concentrada en un solo lugar hasta desaparecer. Y tras eso, fundido en negro. El vídeo se había acabado.
Aun así, las dos ponis siguieron mirando fijamente a la pantalla con la misma expresión incrédula grabada en sus rostros; de alguna forma sabían lo que acababan de ver, pero por otro lado también sabían que no era posible. Simplemente no lo era.
-Magia… magia… no… no, no, simplemente no… no puede ser… no hay explicación racional ni lógica para esto…-musitó Luna
Twilight no dijo nada, simplemente se quedó en el sitio, tratando de comprender lo que acababa de ver, mientras Luna comenzaba a desmadrarse y hablar consigo misma todo alterada.
-Simplemente no… las dos lo sabemos… no hay magia en este mundo, está comprobado, nosotros sí tenemos magia porque somos seres mágicos, pero aquí no hay magia, nunca la habido. No hay manera humana ni poni de que un humano haya usado magia así sin más… no, simplemente no, no…
La mente de Twilight era un remolino de ideas que, por primera vez, comenzaban a cuestionarse las unas con las otras; todo lo que había aprendido estando en Ecuestria, todo lo que había aprendido estando en el mundo humano… los pensamientos de Luna resonaban a su vez junto con todo lo demás, combinándose y creando el mayor colapso mental que alguna vez Twilight llegó a sentir. Todos sus esquemas se derrumbaban como castillos de naipes, todo no era más que caos y confusión, una espiral descendente a la locura y a la incomprensión. No podía estar más de acuerdo con Luna, la magia no existía en el mundo humano, los humanos serían incapaces de realizar maga de ninguna manera lógica simplemente porque no poseían magia. Lo único que tenían era su ingenio y sus creaciones…
Fue entonces cuando, de entre toda la confusión y el caos, lo vio; fue como una chispa en medio de la oscuridad, una gota de agua cayendo sobre una balsa de aceite. Los humanos no tenían magia, sí… al menos la magia que ella conocía. Era otro tipo de magia. Una magia que ella misma llegó a descubrir durante su estancia en ese increíble y maravilloso mundo.
Las patas la respondieron en ese momento y, sin dudarlo en ningún instante, echó a correr; Luna la vio saliendo disparada y eso mismo la hizo aterrizar de nuevo en la realidad.
Aun a pesar de su llamado, la aludida siguió corriendo en dirección hacia su habitación; ignoró el ascensor y subió las escaleras a zancadas, sintiendo como si volara. Antes de lo esperado, llegó hasta su puerta y usando la tarjeta, abrió la puerta; nada más hacerlo vio lo que estaba buscando encima del escritorio que había al lado de la televisión. Se encontraba enchufado a la corriente desde que llegó, y en su interior ambas muestras brillaban constantemente. A pasos agigantados y seguros, se acercó hasta el tarro y lo cogió con su magia, alzándolo ante ella; entonces se concentró y comenzó a mover ambas muestras a la vez hacia el centro, tratando de que se encontraran en un solo punto. La costó un poco, pero eventualmente logró que su magia atravesara la capa de cristal. Justo después, las muestras se encontraron e hicieron contacto; por un segundo, no pasó nada. Tras parpadear, se oyó una especie de detonación y un brillo muy grande la cegó; una fuerza enorme la lanzó hacia atrás, cayendo sobre sus ancas dentro del baño. Una corriente de aire fortísima comenzó a azotar el interior de la habitación y todo se revolvió al instante. La unicornio lavanda se levantó con la vista algo borrosa, pero en cuanto consiguió enfocar mejor, lo pudo ver; el tarro ya no estaba, ya no existía, pero en su lugar había una especie de fenómeno físico que parecía estar engulléndolo todo. Tenía forma de agujero, y el espacio se deformaba a su alrededor como un chicle mascado. Los objetos más pequeños salían volando hasta acabar siendo tragados por el extraño agujero. La televisión se vio arrastrada y desapareció en un suspiro. Los muebles se doblaron como si fueran de goma y dejaron de existir. Las sábanas de la cama se agitaron y sus dobladillos se deshilacharon mientras eran absorbidos por la corriente. Fue entonces cuando Twilight se percató del inminente peligro que corría y trató de salir de allí, pero estaba tan asustada que se olvidó de hacer magia y echó a correr; sintió como la fuerte corriente conseguía despegarla del suelo y la arrastraba hacia dentro, pero se agarró a tiempo al borde de la puerta del baño, profiriendo un grito de terror.
-¡Twilight!-oyó en ese momento a Luna, apareciendo de improviso en el descansillo.
-¡Luna! ¡Socorro, Luna, ayúdame por favor!-chilló la unicornio lavanda.
La alicornio se acercó hasta la puerta para tratar de alcanzarla, pero la fuerza de la corriente consiguió que los cascos de Twilight se deslizaran hasta soltarse de su agarre. Luna actuó rápido y envolvió con su magia a su amiga, sosteniéndola en el aire; pero entonces, para su sorpresa, dio una cabezada y se vio obligada a hacer fuerza hacia el lado contrario, tirando de ella.
-¡Me va a arrastrar, tira con fuerza!-masculló Twilight.
-¡Lo intento! ¡También está absorbiendo mi magia!-anunció Luna, haciendo un gran esfuerzo.
Esa situación de tira afloja entre Luna y el extraño fenómeno se extendió durante varios segundos más que a Twilight se le antojaron horas; eventualmente, a Luna se le ocurrió algo y, aprovechando que tenía sujeta a Twilight, proyectó un hechizo de teletransporte sobre ella. El aura que sostenía a la unicornio lavanda aumentó su brillo y, en un visto y no visto, desapareció de la vista para luego reaparecer tras la pared.
En la habitación, el extraño fenómeno seguía manifestándose, absorbiendo todo lo que tenía cerca de él; las sábanas de la cama acabaron siendo deshechas del todo y éstas acabaron desapareciendo. El colchón sufrió el mismo destino y no se le volvió a ver.
Luna estaba asustada, muy asustada; nunca antes había visto algo similar y no quería ni imaginarse lo que la pasaría si ese extraño fenómeno la llegara a engullir. Aun así, y armándose de valor, desplegó sus alas y corrió hacia el interior de la habitación.
-¡Luna, no!
Luna planeó sobre el suelo y su cuerno brilló; antes de que llegara a ser engullida de golpe, hizo un ademán con su cabeza y una capa con forma de esfera rodeó al fenómeno y lo encerró en una burbuja. Al punto, la superficie de ésta se deformó, pero Luna hizo brillar su cuerno aún más y estabilizó la superficie, conteniendo y aislando el fenómeno dentro de la burbuja. Una vez que la tuvo asegurada, comenzó a moverla hacia delante para sacarla de allí, pero la fuerza que incidía en el interior de la burbuja iba aumentando con cada segundo que pasaba, notando cómo incluso llegaba a interferir con su magia. Aun así aumentó un poco más la fuerza de su hechizo y siguió moviendo la esfera dirigiéndola hacia la ventana. En eso estaba, cuando en ese momento vio una figura familiar afuera que exclamó su nombre con fuerza atronadora.
-¡Luna!
Su hermana Celestia vio la situación desde la calle y no dudó ni un instante en ayudarla, sosteniendo la esfera con su magia y añadiendo un poco más de esfuerzo por su parte. Entre las dos la consiguieron sacar afuera, donde la esfera comenzó a hacer más grande con cada minuto que pasaba.
-¡Tenemos que soltarla, va a explotar!-exclamó Luna.
-¡Pero aquí no, es muy arriesgado, subamos unos metros!-indicó Celestia.
Las dos batieron sus alas y dieron un par de vueltas alrededor de la esfera, reforzando un poco más sus escudos para evitar deslices, mientras que poco a poco la iban subiendo en el aire.
Twilight se asomó por la ventana para observar a las princesas mientras alejaban el fenómeno encerrado en la esfera, la cual era cada vez más grande; en cuanto alcanzaron el último piso el hotel, la esfera tenía el tamaño de una de las bóvedas de las torres del palacio de Canterlot. Luna y Celestia seguían volando a su alrededor sin dejar de hacer magia en ningún momento.
-¡Unos pocos metros más!-la animó Celestia.
-¡Es muy arriesgado, podemos salir heridas!-masculló Luna, preocupada.
-¡Más arriesgado será para los demás si no nos aseguramos!
En un último esfuerzo, ambas princesas se elevaron unos metros más; para entonces, la esfera había alcanzado un tamaño similar al de un sol o una luna en miniatura.
-¡Vale, aquí! ¡A la de tres la soltamos y bajamos en picado! ¿¡Estás lista?!-inquirió Celestia.
-¡Lista!
-¡Vale! ¡Una… dos… tres!
En cuanto oyeron tres, ambas princesas dejaron de hacer fuerza y, acto seguido, replegaron sus alas y se dejaron caer en picado; la capa que envolvía al fenómeno se encogió, estando éste completamente aumentado en su interior. La explosión resultante se dio justo después, un destello blanco opacó el cielo, retumbando por toda la ciudad y dejando una estela de color magenta impregnada en el ambiente. Luna y Celestia abrieron las alas en cuanto quedaron menos de diez metros y aletearon para frenar en seco, mientras observaban los efectos de la explosión.
En cuanto el destello pasó, sólo quedo la estela magenta en el aire, la cual comenzó a caer hacia abajo lentamente, haciendo un efecto curioso como de brillantina parpadeante; Luna y Celestia se vieron rápidamente rodeados por la estela y entonces notaron una fría sensación extendiéndose por todo su pelaje.
-No puede ser… ¿¡magia residual?!-masculló Celestia, incrédula.
-Sí… comparada con esta, la que encontramos en la base es un vaso de agua…-murmuró Luna.
El efecto esperado fue instantáneo, y miles de sonidos del pasado reverberaron de nuevo, oyéndose de todo; cláxones de coches, sirenas de ambulancias, ruedas frenando, gente hablando a la vez, ruidos de obras cercanas, los pasos de la gente al andar… los viejos sonidos de la ciudad resucitaron de nuevo tras todo ese tiempo enmudecidos, contrastando ampliamente con las calles vacías y las avenidas desiertas.
En el jardín del hotel habían visto todo lo sucedido, y la magia residual cayó sobre ellos lentamente, mientras iba despertando a los sonidos del pasado; gritos de niños corriendo alrededor de la piscina, el agua chapoteando, miles de personas hablando a la vez, vasos chocando entre sí, música a todo volumen, indicaciones de gimnasia rítmica, algún que otro quejido… el que una vez fue el ambiente típico en la piscina volvió a sonar por el complejo tras tantos años en silencio. Los ponis que allí había se quedaron muy quietos contemplando el fenómeno.
La magia residual comenzó a extenderse hacia todas las direcciones, colándose por puertas abiertas y ventanas entrecerradas; en el casino, Pinkie y Rainbow se entretenían jugando al póker junto con varios ponis más.
-Tres de ases…
-Paso-indicó Rainbow.
-Arrastro-hizo lo propio Pinkie.
Ninguno se había enterado de lo sucedido y siguieron jugando despreocupados y del todo tranquilos; en cuanto la magia residual se coló en el casino, los sonidos apagados reverberaron, volviéndose a oír el antiguo ambiente que había allí. Máquinas tragaperras funcionando, las bolas de las ruletas saltando, miles de personas hablando entre sí, indicaciones de todo tipo… todo ello pilló por sorpresa a los ponis, los cuales se quedaron asustados y sin saber bien qué hacer, mientras que las voces de los humanos que una vez estuvieron allí volvían a hacerse audibles.
-¡Veinte al rojo!
-¡Me planto!
-¡Este es mi día de suerte!
-¿Alguien va a más?
-¡Gana la banca!
-¡No se corten y prueben suerte!
-¡Me encanta esta ciudad!
Ninguno de los ponis presentes dijo nada, tan solo se quedaron muy quietos, escuchando las que, alguna vez, fueron las voces de las personas que allí jugaban y apostaban su dinero.
En la zona de ocio, la magia residual siguió extendiéndose y colándose por todos los rincones posibles; Rarity se encontraba en ese momento en su tienda junto con Thunderlane, el cual estaba allí posando para la poni modista con su nuevo traje para sementales.
-Oh, querido, te ves sencillamente deslumbrante…
-Gracias… la verdad es que es muy bonito, te ha quedado muy bien, no me tira ni nada…
-¿Seguro? Vamos a ver esas caderas…
En ese momento la magia residual hizo acto de presencia y los sonidos ambientales de la galería reverberaron de nuevo después de todo ese tiempo en silencio. Los pasos de la gente al andar, la música de fondo resonando, las personas hablando entre sí, una cafetera resoplando… en la tienda se pudo oír más música de ambiente, acompañada de comentarios variados y dispersos.
-¿Qué te parece este conjunto? Es monísimo…
-¡No, no me cuelgues, te estoy hablando a ti!
-¿Crees que le podría gustar a mi hermano?
-¡Mami, mami, quiero un helado!
-¿Cuánto por esta blusa?
Rarity soltó un gritito, asustada, y se pegó a Thunderlane al tiempo que exclamaba.
-¿¡Qué son esas voces?!
La larga y espaciosa galería hacia resonar las voces con algo más de fuerza, devolviendo por un momento la bulliciosa vida que alguna vez llegó a tener el lugar.
El efecto de la magia residual se prolongó durante unos cuantos minutos más, y luego las voces y los ruidos se fueron apagando hasta enmudecer. Una vez que todo volvió a la normalidad, Celestia las pidió explicaciones y tanto Luna como Twilight comenzaron a explayarse a gusto, contándola todo lo que habían descubierto hasta ese momento. Cuando llegaron a la parte en la que un hechizo de teletransporte había sido ejecutado por un humano, Celestia las paró.
-Esperad, esperad un momento… repetid eso.
-Lo sé, es estúpido en sí mismo, pero no te miento, Tia, ese humano llegó a realizar magia… no sé cómo, pero… lo consiguió-murmuró Luna.
-Pero… eso es imposible… y además ¿Qué ha sido lo de hace un momento, qué era esa cosa?
-Eso ya se lo tienes que preguntar a Twilight… en cuanto llegué, esa especie de agujero se lo estaba tragando todo.
Ambas alicornios miraron a la aludida, la cual no pudo evitar enrojecer un poco ante la atenta mirada de su mentora.
-Eh… bueno, la verdad es que actué muy imprudentemente, tuve un momento de iluminación y ni siquiera pensé en las consecuencias… lo siento, princesa…
-No te preocupes, no hemos de lamentar heridos, eso es lo importante. Pero me gustaría saber qué ha sido eso…
-Sí, claro… he de admitir que yo también me quedé anonadada cuando vimos la parte en la que Bob hacia magia repentinamente, mi mente se bloqueó, simplemente no podía explicar con razonamientos lógicos lo que había pasado porque sabía que no podía. ¿Un humano haciendo magia? En sí es, simplemente, ridículo, sabemos que los humanos no tuvieron magia jamás ya que no eran seres mágicos como nosotros. De todas formas traté de dar con una explicación lógica… no supe con certeza porqué lo pensé, igual sí, pero entonces recordé mis investigaciones de la electricidad y sus muy similares atributos que ésta compartía con la magia. Fue entonces cuando tuve un pálpito, un presentimiento de que podía conseguir algo que evidenciara por qué había pasado eso. Recordé las muestras y, sin pensar, las junté entre sí, reaccionando entre sí. Ese extraño fenómeno apareció justo después.
-¿Y no sabes que era?
Twilight abrió la boca para responder, pero no estaba segura; todos los datos que habían recopilado hasta el momento danzaban en su mente como las piezas de un puzzle, comenzando a reordenarse ellas solas y encajando las unas con las otras. Aun a pesar de su inseguridad, podía ver perfectamente como todo comenzaba a encajar y tener sentido. Y por conjeturar, no perdía nada.
-Es posible que… si tenemos en cuenta que tanto electricidad y magia son conceptos muy similares entre sí, pero también muy distintos, se puedan concebir como contrapartes. Mientras que nuestra magia nos permite realizar una serie de hechizos y conjuros canalizando ésta a través de nuestros cuernos, la electricidad se canaliza a través de los cables y enchufes y permite el funcionamiento de cualquier dispositivo electrónico. Por un lado está eso. Por el otro… Luna ¿recuerdas aquella vez en la que Jim y Bob estuvieron hablando en el pasillo?
-¿Cuál de las cuantas?
-Me parece que era la tercera… en la que le explicaba esa teoría física…
Luna frunció el ceño, pensativa, hasta que al final lo recordó y miró a la unicornio visiblemente extrañada.
-¿Estás segura?
-Sí… creo… es posible, faltaría probarlo empíricamente, aunque…
Twilight dejó escapar un hondo suspiro, no muy segura de si exponer su teoría así sin más; pero finalmente se armó de valor, cogió aire y la enunció.
-Tanto lo que sucedió en Country Yard con el dispositivo de Bob como lo que acaba de suceder hoy aquí y ahora, han sido los mismos acontecimientos. Concretamente dos singularidades espacio-temporales.
Las dos princesas se quedaron en silencio rumiando sus palabras; Luna parpadeó, recordando las palabras de Bob, y habló.
-Teniendo en cuenta lo que vimos en el vídeo, es posible, pero… no es seguro que esa singularidad fuera la causa real de la súbita teletransportación que todos sufrimos.
-Eso es relativo, Luna. Tendría que ver tal vídeo, pero un hechizo de teletransporte lo suficientemente potente tendría la capacidad necesaria de llevar cualquier cosa hasta el otro lado especificado.
-Ya, pero una cosa es un hechizo de teletransporte y otra muy distinta una singularidad espacio-temporal…
-Yo no estaría tan segura…-comentó Twilight.
-¿Acaso sugieres que una singularidad espacio-temporal es el equivalente a un hechizo de teletransporte?
-No lo sugiero, lo sostengo. No sé tú, Luna, pero yo lo tengo cada vez más claro…
-Me parece muy bien, pero en tal caso necesitarías probarlo, Twilight, decirlo así sin más no demuestra nada.
La unicornio lavanda quiso responder, pero en ese momento intervino Celestia.
-Apenas os sigo, pero tengo curiosidad ¿en qué consiste eso de la singularidad espacio-temporal?
-Se trata de una zona del espacio-tiempo en el que no es afectada por la gravedad ni por ningún otro cambio físico constante o lógico… o al menos eso es lo que yo entendí de lo que dijo Bob-la explicó Twilight.
-Aun así sigues necesitando probarlo… yo también busco respuestas, Twilight, pero para ello necesitamos algo en lo que basarnos, algo que nos sirva como evidencia…
La mente de Twilight trabajaba a toda velocidad, buscando una respuesta que parecía no llegar; rebuscó en sus recuerdos y en todo lo que sabía, acordándose de Jim y de las cintas que ella consiguió recuperar. Todas ellas eran posteriores al tiempo que él pasó en la base con los demás, antes de que a Bob se le cruzaran los cables y consiguiese replicar magia en su mundo. Ella sabía que después de lo que pasó, fue reubicado al pueblo de Central High, donde ella apareció por primera vez junto con Spike; en algún momento desde entonces hasta la desaparición del último humano, debió de grabar esas cintas y guardarlas en las distintas ubicaciones donde éstas fueron encontradas. Todas estas ubicaciones no estaban muy lejos del pueblo, y tenía sentido que las escondiera de manera metódica. Pero debía de haber algo más, algo que pudiera contestar a su ansiada pregunta y que pudiera confirmar todo lo que habían visto y experimentado. Por un momento recordó las últimas palabras de Bob antes de que usara su máquina.
Hay que volver al principio.
Fue entonces cuando lo comprendió. Y como la última vez, sus ojos brillaron con fuerza, siendo ajeno a las princesas, las cuales se encontraban hablando entre sí de forma acalorada. Twilight abrió la boca para hablar y las cortó de golpe.
-Se lo explicaré por el camino, pero necesito ir ya, creo ya sé dónde más buscar.
Celestia miró a su estudiante, la cual la devolvió una mirada segura y del todo infalible. Conocía bien a su estudiante y supo enseguida que debía de hacer lo que la había pedido. Por lo que no perdió más tiempo y comenzó a concentrar magia en su cuerno, al tiempo que su hermana y su estudiante se congregaban a su lado; Luna juntó su cuerno con el de su hermana y la ayudó con la consecución del hechizo para adelantar cuanto antes el efecto del mismo. En un visto y no visto se sucedió el destello y la recepción del hotel se encontró vacía.
La sala de lectura de la biblioteca de Central High se encontraba silenciosa y vacía desde que los ponis que llegaron a habitarla una vez, se mudaron; la colección entera seguía en su sitio, expectante, guardando el conocimiento humano. En la recepción de la misma, el generador apagado descansaba tras el mostrador. Afuera, el autobús en el que Twilight y sus amigas vinieron permanecía aparcado en el mismo sitio. El viento entonaba una sola nota, llevándola a través de todas las calles cual trovador ambulante sin público. Desde la calle contigua, se pudo entrever un destello blanco dándose en el interior de la biblioteca.
Luna y Celestia separaron sus cuernos y Twilight se puso en movimiento, dirigiéndose hacia la salida.
-Entonces… ¿en qué has pensado, Twilight?-inquirió Celestia, siguiéndola.
-No fui yo quien encontró la primera grabadora ya que estaba ocupada trabajando con el generador; fue Spike, me comentó que la encontró en el instituto del pueblo, concretamente en la sala de profesores-comenzó a explicar la unicornio lavanda.
-¿Es el mismo instituto en el que acabó siendo reubicado Jim?-inquirió Luna.
-Teniendo en cuenta todo lo que sabemos hasta ahora, sí, es lo más probable… y teniendo en cuenta también que todas las cintas que se encontraron a este lado del país estaban relativamente cerca de este pueblo, me hace pensar que allí tiene que haber algo más por fuerza. Estoy convencida…
Mientras se iba explicando, abrió las puertas de la biblioteca y echó a andar hacia el otro lado de la calle, encarando la avenida principal a mano derecha.
-Vale, entones hay que ir para allá…
-Sí… seguidme…
Twilight echó a correr sin previo aviso, pensando en posibilidades; en ese momento oyó un aleteo a su lado y un aura dorada la levantó del suelo, apoyándola en la grupa de la princesa Celestia mientras ésta volaba a ras del suelo a su lado.
-Así iremos más rápido… ¿hacia dónde?
-Todo recto hacia delante, yo la indico.
Andando habrían tardado bastante más, por lo que la opción fue perfecta para llegar cuanto antes; siguiendo por la larga avenida, al cabo de varios kilómetros más de vuelo ininterrumpido giraron a la derecha en la siguiente intersección y se metieron por varias callejuelas para acortar camino. En menos de diez minutos llegaron al lugar y Twilight se apeó de la grupa de la princesa, entrando en el instituto de seguido.
-¿Será posible que sólo me pasé una vez por aquí la última vez? Maldita sea, debí registrarlo todo…-masculló Twilight, mientras corrían por los pasillos en dirección a la sala de profesores.
-No pienses ahora en eso, tenemos un tarea que hacer ahora…-la animó Luna.
-Es verdad… a ver, sala de profesores…
En el primer piso se encontraban las aulas y despachos de profesores, mientras que en la planta baja se repartían la recepción, secretaria, cafetería, salas de estudio, la biblioteca y la sala de profesores, justo al lado de la misma secretaria. Dicha sala constaba de un amplio salón lleno de mesas y carteles colgados en la pared, con horarios, tareas pendientes y citaciones. A mano derecha nada más entrar, una puerta conducía a unos amplios baños que incluían duchas y una serie de taquillas de color verde, todas ellas cerradas excepto una. Twilight se dirigió rauda hacia esta y estuvo rebuscando en su interior algo que la condujera a una pista, la última pista, con suerte. La taquilla se encontraba llena de papeles con horarios, listas y tareas escolares, según su ficha daba clase de Informática a los alumnos de secundaria.
-Pobre Jim… acabó dando clase sin ni siquiera tener conocimientos de magisterio…-murmuró Luna, observando las notas de sus alumnos.
-Supongo que el general los reubicó de inmediato y sin ni siquiera pensarlo detenidamente… aunque después de lo que pasó, supongo que lo último que necesitaba era pensarlo detenidamente…-conjeturó Twilight, mientras seguía buscando.
Al fondo tenia colgada una bata blanca de profesor, Twilight la descolgó y estuvo rebuscando en sus bolsillos, encontrando entonces una llave plana, en la que había un número escrito sobre un papel blanco pegado, veintitrés.
-¿Veintitrés? ¿Aula veintitrés?-se preguntó ella.
-Es posible, subamos a ver-sugirió Luna.
Las tres subieron las escaleras y estuvieron buscando el aula veintitrés siguiendo la numeración marcada encima del dintel de las puertas; el aula veintitrés se encontraba al final del pasillo a mano derecha partiendo desde las escaleras, pero la puerta ya estaba abierta, lo que extrañó a la unicornio lavanda. El aula era una como otra cualquiera, con un montón de pupitres encarando una extensa pizarra doble partida; la mesa del profesor en el estrado lucía vacía, la pantalla de un ordenador era lo único que se veía. Twilight se acercó a la mesa y estuvo registrando sus cajones, sólo para descubrir que esa era la clase de una tal Susan Miles.
-Esta no es su clase-anunció ella, frustrada.
-Quizás el veintitrés indique otra cosa… era profesor de informática, miremos en las aulas de informática-sugirió entonces Luna.
Había un total de tres aulas de informática, una por piso, y cada una tenía un profesor distinto según lo que fueron descubriendo; la de Jim era la del último piso, era quizás la más larga y grande de todas, con un total de cincuenta ordenadores dispuestos en filas de tres a ambos lados de la estancia, encarando un pantalla de proyección echada sobre una ancha pizarra. La mesa del profesor contenía un ordenador centralizado y poco más, probó la llave en las cerraduras de los cajones y la del armarito que guardaba la torre del ordenador, pero todas estaban abiertas de antes. Y en los cajones no encontró nada más aparte de listas, trabajos varios y apuntes suyos.
-¡Nada! ¿Qué puede abrir esta llave?-masculló Twilight, haciéndola flotar delante de ella.
-Tranquila Twilight, encontraremos la cerradura, ya lo verás…-la calmó su mentora.
Luna se quedó pensativa, rumiando la situación y pensando en otro posible lugar donde habría más puertas en las que poder probar la llave; en ese momento algo le vino a la mente y murmuró.
-El sótano… no hemos mirado en el sótano.
Tanto Twilight como Celestia la miraron por un momento antes de echar a correr en dirección hacia las escaleras; el acceso al sótano se encontraba un poco más apartado del resto de servicios, justo al lado de los ascensores al otro lado del pasillo principal de la planta baja. Unas estrechas escaleras bajaban hasta un oscuro descansillo en el que se podía ver unas puertas dobles. Éstas se encontraban abiertas, pero daban a una negrura densa y abrumadora, por lo que tuvieron que encender sus cuernos para alumbrar el camino.
El sótano resultó ser más grande de lo que pensaron, estaba lleno de cuartos de mantenimiento y almacenes donde se guardaba de todo, desde material escolar a material de construcción y de reparación; también vieron objetos de repuesto como canastas, porterías, pupitres, pizarras, vajilla de la cafetería… Por otro lado había una serie de pequeñas habitaciones, muy similares a despensas, las cuales eran propiedad del instituto y, aparentemente según lo que vieron, servían de almacén para los distintos profesores del centro. Estos se encontraban numerados y fue entonces cuando comenzaron a ver una pequeña luz al final de túnel; siguiendo el orden, encontraron la veintitrés y Twilight alzó la llave para introducirla en la cerradura. Pero fue entonces cuando descubrió, con pesar, que no podía encajarla.
-¿¡Qué?! ¡No puede ser, no hay otra puerta veintitrés en todo el instituto, tiene que ser esta por la fuerza!-musitó ella, hastiada.
-Espera… si no puedes introducir la llave quizás es porque ya hay otra metida-anunció Luna.
Asió con su magia el pomo redondeado de la puerta, oprimiendo el gatillo negro hacia dentro y girándolo hacia la derecha; la puerta se abrió limpiamente y sin siquiera chirriar.
-Una llave de repuesto… tiene sentido que la llevara siempre encima-murmuró la princesa de la noche.
Twilight esbozó una sonrisa radiante y empujó la puerta con su casco para abrirla del todo, alumbrando el interior con su cuerno; el sitio no era más grande que una sala de mantenimiento, estaba casi vacía exceptuando por una mesa arrinconada a mano izquierda. Un trípode sujetaba una videocámara, la cual se encontraba llena de polvo y enfocando en dirección a la mesa. En la mesa había un portátil con la tapa abierta, pero completamente apagado; a su lado había una especie de dispositivo con forma de antena conectado al portátil y una botella de agua sin terminar. Sintiendo a su corazón martilleándola en el pecho de la emoción, Twilight se acercó a la cámara y la desenganchó del trípode, asiéndola con su magia. La última pista… el último vídeo.
-Venga, volvamos a la biblioteca-apremió ella, sin poder reprimir la emoción en su voz.
El regreso a la biblioteca fue incluso aún más rápido que el viaje de ida hacia el instituto, las princesas volaron raudas de vuelta y Celestia cargó consigo a su estudiante en su grupa. Nada más llegar, Twilight arrancó el generador y subió directamente al apartamento, donde estuvo buscando un cable USB para poder conectar la videocámara a la televisión o al DVD. Finalmente encontró uno y la conectó a la televisión, limpiando el aparato previamente y conectándolo a la corriente para cargarla un poco y garantizar la conexión. Accediendo al menú de la televisión usando el mando, seleccionó la opción dispositivos externos y todo lo que había guardado en la cámara se reflejó en la televisión; había un único video de no más de diez minutos. Para entonces, el corazón de Twilight parecía una prensa, los nervios y la emoción comenzaban a hacer mella en ella y el aura que sostenía el mando tembló. Notó entonces un casco posándose sobre su hombro y vio a su mentora regalándola una maternal mirada.
-Tranquila, mi fiel estudiante… hemos llegado hasta aquí con mucho esfuerzo y ahínco, y por fin, todo eso se verá recompensado. Veámoslo juntas.
Twilight asintió brevemente sin decir nada, suspiró, y le dio al botón de reproducir.
Los primeros minutos estaban en negro y no se mostraba nada, pero de golpe y porrazo la imagen apareció y vieron entonces una estampa costera muy bonita; un escarpado borde de piedra precedía a la orilla de un mar calmo y sin apenas olas, varios árboles decoraban el paisaje, y un faro blanco con un tejadillo rojo y barandillas rojas remataba el conjunto. Una chica de pelo color castaño, ojos claros y ataviada en una gruesa gabardina negra se encontraba cerca del objetivo de la cámara y hablaba en voz alta.
-¡Oh, Jim, este sitio es precioso, me encanta! Gracias por traerme…
-Ya sabía yo que te gustaría… Marblehead está muy bonito en esta época del año a pesar del frio…-murmuró Jim, fuera de la toma.
-Hombre, estamos en octubre, y además en Ohio…
-Ya lo sé… pero también sé que eres toda una chicarrona y aguantas el frio como nadie, así que…
-Oh, cariño, ¿tienes frío?
-No demasiado, tranquila…
La chica tan solo sonrió y se acercó a él, tomándole del brazo.
-¡Venga, mueve la cámara, salgamos los dos en la toma!
-Vale, espera que le recoloco…
La imagen se comenzó a mover mientras Jim daba la vuelta a la cámara hasta que al final los dos salieron en la toma; Jim llevaba puesto un gorro de lana de color azul en la cabeza, unas orejeras de igual color y una bufanda a juego, junto con una gabardina marrón oscura. Los dos juntaron sus cabezas, teniendo de fondo el faro y el paisaje.
-¿Podemos pedir mejor momento? Ojalá durara para siempre…
-Sólo si tú quieres puede durar para siempre… tengo mucha suerte de tenerte en mi vida, Jim…
-No, yo sí que tengo suerte de tenerte en la mía…
Los dos se sonrieron por un momento antes de compartir entre ellos un suave beso en los labios. De repente la imagen se cortó, dando paso a unos pocos segundos de negro antes de volver la imagen, la cual era muy diferente; Jim se encontraba sentado en una silla frente a la mesa del pequeño almacén donde encontraron la cámara, el portátil se encontraba encendido, y el hombre miraba a un punto no especificado, con la mirada perdida. Tardó un poco en reaccionar, mirando a la cámara en el proceso y hablando justo después.
-Lo que se ha hecho… ya no se puede deshacer. No sé qué hizo Bob, ni lo que tenía en mente, ni nada de nada, pero… desde entonces los fenómenos no han hecho más que aumentar a lo largo de todo este tiempo. La gente comenzó a desaparecer cada vez más deprisa, de golpe y porrazo, sin dejar rastro… como por arte de magia. Ni siquiera nadie pudo llegar a ver cómo desaparecían, no hay registros de ningún tipo y yo me encuentro más perdido que nunca. Son las cinco y media del día veinte de mayo del 2013. Central High está desierto ya, creo que soy el único que queda aquí. He intentado llamar por radio de onda corta a otras personas que estuvieran conectadas, pero nadie responde. Las emisiones de radio y televisión dejaron de emitirse hace escasas horas… internet sigue en pie.
Por un momento Jim se quedó callado y de nuevo volvió a mirar a la nada con gesto cansado. Sin previo aviso retomó su monólogo.
-Creo que no sería descabellado empezar a pensar que soy el único estadounidense que sigue aquí… lo cual me da un miedo atroz. Sé que en cualquier momento puedo ser el siguiente, pero aun así… no veo el instante en el cual desapareceré como todos los demás. Es desquiciante. Por Dios… ya basta…
Jim cerró los ojos y posó sus dedos sobre su nariz, como si estuviera tratando de reprimirse; antes de lo esperado, el chico se recompuso y continuó.
-Aun así, hace tiempo que me puse a pensar. Está claro que el fenómeno no se va a detener hasta que el último humano desaparezca de la faz de la tierra. Cuando eso pase, los humanos estaremos oficialmente extintos. Partiendo entonces de todo lo que yo sé, durante las siguientes cuarenta y ocho horas la tierra seguirá girando y brillando por la noche; luego, poco a poco, las luces comenzarán a apagarse por falta de mantenimiento, numerosos servicios se cortarán y apagarán y, de esta manera, la huella tecnológica que hemos dejado se volverá totalmente inservible. Pero eso no es lo que más me preocupa. Hay otros muchos servicios que se sustentan mediante la electricidad que generamos. Entre ellos las centrales nucleares o térmicas que hay a lo largo y ancho, no sólo del país, sino de todo el mundo. Seguirán funcionando normalmente durante varios días, o quizás semanas, ya que se autoabastecerán a sí mismas. Pero en cuanto el líquido refrigerante de las térmicas y las nucleares se agote, los reactores nucleares comenzarán a recalentarse poco a poco hasta estallar, sumiendo a diferentes partes del mundo en un invierno nuclear sin precedentes. La radiación será letal y matará a todo ser vivo en un plazo alargable, dependiendo de cuantos reactores hayan estallado. El mundo dejará de ser lo que es… y eso, eso… no lo puedo permitir. Quiero creer que… todo esto está pasando por algo… quiero creer que la tierra seguirá girando sin nosotros, dejando como prueba que, alguna vez, llegó a estar habitada por una raza que, a pesar de todo, llegó a hacer grandes cosas. Nunca fuimos gran cosa… hicimos muchas cosas mal. La historia lo atestigua, y aun así, apenas hemos aprendido. Quiero creer que, si alguna vez algo o alguien llega a ver con sus propios ojos todo lo que hicimos, todo lo que conseguimos, todo lo que fuimos… se quede con el detalle de que, aun a pesar de todo lo malo, este mundo fue algo bueno. Nuestro hogar…
La última frase fue pronunciada como un gemido lastimero; dos lágrimas resbalaron por las mejillas del chico, el cual bajó la cabeza y se quedó en silencio. Sin saber bien por qué, tanto los alicornios como la unicornio lavanda se encontraron derramando varias lágrimas, al igual que él. No dijeron nada, tan solo lloraron en silencio, al igual que Jim. Al cabo de unos pocos minutos, el chico se recompuso, se limpió la cara y siguió hablando.
-Para evitar la hecatombe nuclear y preservar nuestro mundo, he diseñado un virus informático potente y de acción rápida que funcionará como un correo electrónico y se meterá en todos los servidores de las redes que operan en centrales nucleares y térmicas de todo el mundo. El correo se ejecutará automáticamente aunque no haya nadie allí para abrirlo, y emitirá una orden que se infiltrará en todos los sistemas centrales de los complejos, ordenando un apagado en modo seguro. Los reactores tardarán miles de años en dejar de emitir radiación, pero de esta forma todos estos complejos nucleares serán debidamente desactivados de forma segura y eficaz. No se me ha ocurrido otra cosa, el virus es el mejor que he hecho en toda mi vida y confío en que lo conseguirá. Sólo espero que para entonces internet siga en pie el tiempo suficiente para que, de esta forma, el virus pueda atravesar toda la red y llegar a todos los complejos nucleares de todo el mundo.
Jim hizo un breve descanso para beber un poco de agua de una botella que tenía allí; dio un largo trago y cerró la botella, dejándola al lado del portátil.
-Bueno, pues… será mejor que lo mande ya… lo tengo todo listo-murmuró él, tecleando varias cosas más en el ordenador.
-Y… allá va.
Al punto, oprimió el botón de enter y observó al virus salir en dirección hacia el ciberespacio, comenzando su misión. Jim soltó un hondo suspiró y se llevó las manos a la cara, frotándosela con ellas y recostándose en la silla. Se quedó en esa pose durante unos breves segundos antes de susurrar.
-Lo siento, Katherine…
Varios segundos más condicionaron la grabación, Jim no se movió y se quedó en esa pose sin decir ni hacer nada más. Al cabo de unos pocos segundos más de grabación, un brillo blanco comenzó a rodear al hombre, el cual no se enteró debido a que ni siquiera estaba prestando atención a sí mismo. Twilight, Celestia y Luna dejaron escapar una boqueada, siendo testigos de cómo los humanos llegaron a desaparecer de su mundo. El aura era idéntica a la de un hechizo de telentransporte, lo que probaba, y con creces, todas las teorías de Twilight. El brillo se intensificó y aumentó exponencialmente, difuminando la figura de Jim hasta convertirse en una luz blanquísima y brillante, rodeada de un aura opacada de color grisáceo. Al segundo siguiente se sucedió el característico destello junto con la ligera detonación que siempre se oía. Justo después, la estancia se vio vacía, y así se vio durante unos cuantos minutos más hasta que se acabó la cinta, fundiendo la imagen a negro y dejándose de reproducir el video.
Los tres ponis continuaron en silencio durante unos breves segundos que parecieron horas; finalmente, Luna decidió romper el hielo.
-Entonces… estabas en lo cierto, Twilight. Has acertado…
La aludida no contestó, tan solo siguió pensando a toda velocidad; no tardó demasiado en empezar a rebatirse a sí misma, algo angustiada.
-Pero… debe de haber algo más… algo que nos ayude a volver a Ecuestria… tenemos lo que llevó a los humanos a desaparecer, sí, pero podemos intentar volver a replicar ese efecto o…
-¿Inquieres que volvamos a provocar esa cosa que casi nos traga a las dos? ¿Te has vuelto loca?-masculló Luna.
-¡Claro! ¡Ya lo habéis visto, es lo que provocó todos esos teletransportes en cadena tan potentes, quizás si atravesamos la singularidad podamos volver a Ecuestria!
-¡Pero eso no es del todo seguro! ¿Y si en vez de eso, nos mata o algo peor? ¡No podemos arriesgarnos con algo tan peligroso, ya viste lo que hizo con tu habitación!
-¡Pero si no lo intentamos…!
-Twilight…
Celestia pronunció el nombre de su estudiante de forma cortante y autoritaria, pero sin elevar la voz en ningún momento; la alicornio blanca miró a la aludida con porte maternal y una triste mirada.
-Comprendo tu pesar… yo también sentí lo mismo cuando vi que no podía replicar de ninguna forma el fenómeno, aparte de que no tenía ni idea de lo que se trataba. Ahora que lo he visto y sé de lo que se trata, no puedo más que confirmar lo que yo misma supe aquella vez en el Kitt Peak. No pude forzar de ninguna manera el espacio usando mi magia con ninguna otra técnica que yo conociese. Lo intenté con todas mis fuerzas, Twilight, pero aun así no fue suficiente, no porque no me esforzara, sino porque no era posible. Como bien dices, podemos volver a provocar otra singularidad, pero ¿de qué nos serviría? No sabemos cómo funciona, tampoco sabemos que hay al otro lado, ni si su acción nos serviría para regresar a Ecuestria. Y en ese sentido estoy del todo de acuerdo con Luna, no puedo arriesgar la vida de mis ponis por una causa, ya de por sí, perdida. Y tampoco quiero que arriesgues tu vida así sin más.
Las palabras de Celestia calaron hondo en ella, dándose cuenta de lo que quería decirla; sintió entonces como si un negro abismo se abriera bajo sus patas, como si una singularidad comenzara a absorberla con fuerza y ella no pudiera hacer nada por evitarlo. Sus ojos se anegaron ante la abrumadora verdad.
-Entonces… no…
-Sí, Twilight… no podemos volver a Ecuestria.
El corazón de la unicornio lavanda se encogió hasta convertirse en una diminuta cáscara de nuez; sintió entonces como todo la abandonaba y el mayor pesar y desazón ocupaba sitio en su roto corazón. Parpadeó y sendos gruesos goterones cayeron al suelo. Entonces se dio la vuelta y salió corriendo de allí, comenzando a sollozar. Luna trató de ir a por ella y consolarla, pero su hermana la paró con su magia.
-No… necesita estar sola… luego iré a hablar con ella.
La alicornio oscuro miró a su hermana y decidió quedarse; las dos se quedaron mirando durante unos breves momentos antes de echarse a llorar en silencio. Se fundieron en un abrazo que no terminó, derramando sus lágrimas sobre el pelaje de la otra. La pantalla de la televisión siguió mostrándose negra.
Durante las siguientes horas, el sol se fue poniendo, tiñendo el cielo de un color anaranjado precioso, contrastando con el tono azulado claro que aún conservaba en algunos puntos entre nubes dispersas y llevadas por el viento. La princesa Celestia paseaba por las afueras del pueblo, a través de un campo de trigo sin recoger; buscaba a su estudiante, ya había esperado el tiempo suficiente y ahora debía consolarla. Siguiendo el rastro de su esencia mágica, no la fue difícil localizarla un poco más delante de donde ella estaba, junto a una colina verdosa. La unicornio lavanda se encontraba sentada, dejando escapar gemidos varios y llorando por lo bajo, contemplando al sol ponerse. Celestia se puso a su lado y Twilight la miró, dejando a la vista unos ojos enrojecidos y una cara surcada en lágrimas. Abrió la boca para hablar, pero Celestia se adelantó.
-Lo sé.
De alguna manera supo lo que la iba a decir, por lo que no hizo falta que dijera nada más; la atrajo hacia ella con su magia y arropó a su estudiante entre sus patas, mientras seguía lamentándose.
-Se siente tan… distante…-susurró entonces.
-Lo sé… todas las mañanas yo también siento lo mismo. Hace tiempo que perdí el hábito de alzar y bajar el sol…
Twilight cerró los ojos con fuerza, sin más lágrimas que derramar; frotó su hocico contra Celestia y la princesa la devolvió el gesto con todo el cariño del mundo.
-¿Por qué a nosotros? ¿Por qué?
-No lo sé… el karma es caprichoso, como dirían los chinos… supongo que, de alguna manera, tenía que pasar…
-Pero es cruel…
-Sí, no te lo niego… el deseo de Bob por ver un mundo mejor, nos trajo aquí… quien sabe si, al final, vio su sueño hecho realidad. Después de todo, los sueños están hechos de esperanzas, de deseos. Y eso es casi tan mágico como el hechizo más poderoso.
El silencio cayó entre ellas y siguieron contemplando el atardecer; una suave brisa fresca de verano agitó el trigo y sus crines, reconfortándolas un poco más.
-¿Y ahora qué va a pasar?-inquirió Twilight en un momento dado.
-Eso lo podemos decidir nosotros ahora ¿no crees? ¿Qué podemos hacer ahora? Ante nosotros se extienden infinidad de posibilidades… y todas ellas tienen algo en común…
-¿El qué?
Las dos se miraron por un momento y Celestia contestó.
-Vivir… seguir adelante.
Fue entonces cuando Twilight esbozó la primera sonrisa y la princesa se quedó mucho más tranquila. El último rayo de sol se ocultó tras el horizonte. Una noche comenzó a alzarse sobre sus cabezas, con un manto estrellado por corona.
Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
Tras el descubrimiento de la verdad tras la desaparición de los humanos y el desgarrador hecho de que nunca más podrían volver a casa, la princesa Celestia sabía con creces que no se podía callar más; tenía que decirles a sus ponis cual era la situación, ya que muchos conservaban la esperanza de volver. Además, muchos más habían estado apareciendo desde entonces y el número total de ponis en el hotel ya comenzaba a rozar los cuarenta y pico. Entre Luna y Twilight, acordaron un buen plan para reunir a todos los ponis posibles que se encontraran en el país en un solo lugar y comunicarles allí la noticia; al principio pensaron en la misma ciudad de Las Vegas, ya que allí tenían recursos más que de sobra y espacio suficiente como para albergar una cuarta parte de la población ecuestriana total. Pero Celestia supo de alguna manera que necesitaba no sólo una ciudad grande en la que empezar de nuevo, sino un símbolo para transmitir a todos sus ponis la esperanza de una nueva vida en un mundo como ese. La capital de Estados Unidos, Washington D.C., estuvo rondando en su cabeza durante un tiempo hasta que al final se decidió del todo después de ver varias fotos; el Capitolio de los Estados Unidos era un lugar lo suficientemente grande como para albergar un buen número de ponis que la escucharan. En el caso de que consiguieran llenar la Explanada Nacional que albergaba, no sólo el Capitolio, sino el museo Smithsonian y los monumentos a George Washington y Abraham Lincoln, la voz real de Canterlot supliría cualquier tipo de inconveniente.
Le contó a Twilight sus intenciones y ésta comenzó a trabajar en la organización de un viaje desde Las Vegas hasta Washington; el viaje se podía hacer directamente desde donde estaban y cogiendo la Interestatal 70 en dirección este, pasando por los estados de Utah, Colorado, Kansas, Missouri, Illinois, Indiana, Ohio, Virginia Occidental, Pensilvania, y Maryland para llegar hasta la ciudad de Washington D.C. A ojo sobre el mapa, le echó al viaje un par de semanas, puede que algo más, pero de lo que no había duda era que iba a ser un viaje muy largo y duro. Aun así Celestia quiso seguir adelante con sus intenciones, y una noche anunció ante todos los ponis que realizarían un viaje hasta Washington D.C. para reunir allí a todos los ponis posibles y hablar sobre su situación actual. Los demás no supieron muy bien cómo tomárselo, ya que Celestia no especificó nada más, pero supieron que si lo hacía, era por algo, por lo que estuvieron de acuerdo.
A partir de entonces comenzaron a prepararlo todo para el gran viaje que se avecinaba; antes que nada, repitieron su estrategia de los aviones de papel para comunicarse con el resto de ponis dispersos por todo el país. Ésta vez Raven hizo muchas más copias para que nadie se quedara desinformado, siendo el mensaje el mismo en todas ellas.
Atención a todos los ponis que estén dispersos por todo Estados Unidos; se va a proceder a realizar un viaje que saldrá desde la ciudad de Las Vegas con destino a la ciudad de Washington, al este del país. Este viaje se realiza con motivo de un encuentro masivo entre todos los ponis desperdigados por el país, con el objetivo de reunirnos todos de nuevo para asistir a un coloquio para discutir sobre la situación actual. Que todos los ponis se preparen para un viaje largo hacia el este, se adjuntan en este mensaje una serie de consejos para el viaje:
·Viajad siempre en grupo y bien preparados, con las provisiones necesarias en todo momento; registrad bien todo asentamiento, pueblo o ciudad si os veis apurados. Aprovechad bien las horas de día y, salvo las noches de luna llena, evitad viajar de noche.
·Si podéis, usad un vehículo para transportaros si sabéis cómo funcionan; intentad aprender a conducir, en caso contrario, optad por viajar andando.
·La caravana principal saldrá de Las Vegas en los próximos tres días, constará de un total de veinte autobuses de línea regular muy grandes y visibles; si veis en algún momento uno de estos autobuses y hay un unicornio en vuestro grupo, haced un hechizo de posicionamiento con luces rojas para indicar vuestra posición. Viajaremos atravesando la Interestatal 70, hemos establecido una serie de ciudades por las que pasaremos por si nos encontramos con más de vosotros por el camino, haremos unas paradas de entre diez y veinte minutos para luego continuar, se detallarán estas ciudades a continuación:
St. George, Utah
Cedar City, Utah
Grand Junction, Colorado
Rifle, Colorado
Glenwood Springs, Colorado
Vail, Colorado
Silverthorne, Colorado
Denver, Colorado
Burlington, Kansas
Hays, Kansas
Junction City, Kansas
Topeka, Kansas
Kansas City, Kansas
Columbia, Missouri
San Luis, Missouri
Effingham, Illinois
Terre Haute, Indiana
Indianápolis, Indiana
Richmond, Indiana
Columbus, Ohio
Zanesville, Ohio
Wheeling, Virginia Occidental
Uniontown, Pensilvania
Hagerstown, Maryland
Frederick, Maryland
·Viajad siempre a paso ligero y no os detengáis demasiado, el tiempo es esencial.
Esto es todo lo que necesitáis saber para empezar a viajar, una vez en la ciudad esperaremos unos cuantos días por si más ponis llegan antes de comenzar el coloquio, el cual se celebrará en la Explanada Nacional junto al Capitolio, al sur del distrito comercial, justo al lado de la Constitution Avenue. Os esperamos a todos, no desfallezcáis. Manteneos unidos y seguid adelante.
Como bien indicaba la extensa nota, una caravana de autobuses haría el viaje desde Las Vegas para poder albergar a los futuros ponis con los que se irían encontrando, ya que Twilight estaba convencida de que lo harían. Los autobuses pudieron encontrarlos en la estación de autobuses de la ciudad, todos ellos arrancaron sin problemas al contrario que los de Oklahoma y la unicornio lavanda estuvo enseñando a todos los unicornios que allí había a conducir, siendo los suficientes como para que cada uno condujera uno. En cuanto al tema de la gasolina para impulsarlos, no supuso el problema que Twilight pensó que sería, puesto que se trajo todas las garrafas que conservaba de la anterior vez, y tanto Celestia como Luna se encargaron de aplicar un hechizo de duplicación que replicó las garrafas llenas del preciado líquido las veces necesarias, pudiendo hacer lo mismo durante todo el viaje.
En una semana y media lo tuvieron todo listo para salir y el viaje comenzó un 5 de agosto de 2013, dejando atrás la ciudad de Las Vegas y con una larga marcha por delante. El primer autobús que lideraba la caravana lo conducía Twilight y los demás seguían su estela; el único ocupado de todos ellos era el de Twilight, mientras que el resto permanecían vacíos, a la espera de que más ponis albergaran su interior durante el viaje.
El desértico y árido paisaje de Nevada, dio paso al clima más semiárido de Utah, pero conforme pasaron al este el paisaje comenzó a verse más verde y menos marrón; las rocosas formaciones de diferentes formas, tamaños y colores dieron paso a terrenos algo más llanos con vegetación dispersa aquí y allá.
Los verdes llanos de Colorado, con la vista de las montañas Rocosas recortando el paisaje hacia el oeste, con bosques frondosos de distintos colores y algún que otra formación rocosa que recordaba un poco las áridas regiones de los anteriores estados por los que pasaron, le gustaron mucho a Twilight, la cual veía pasar todos esos parajes por la luna del autobús.
Las húmedas llanuras de Kansas contrastaron ampliamente con todo lo que habían estado viendo hasta el momento, con campos verdeantes y terreno firme y regular, con multitud de bosques y vegetación abundante.
Si creyeron que Kansas era húmedo, fue porque todavía no habían llegado a Misuri; sus amplias llanuras rodeadas de ríos, lagunas y lagos, eminentemente húmedas, contrastaron ampliamente con todo lo que vieron hasta el momento; incluso de camino hacia Columbia, les llegó a pillar un fuerte chaparrón que les obligaron a usar los limpiaparabrisas por primera vez.
Con un clima algo más continental y moderado, Illinois fue el término medio entre la humedad de Misuri y la aridez de Nevada. El campo también verdeaba en casi todas las cuotas, bosques frescos se extendían a través de los ríos y zonas más húmedas, mientras que en el resto de zonas abundaba la vegetación.
Indiana era un conglomerado homogéneo, en el cual al norte destacaba ser húmedo por la influencia de los Grandes Lagos; a medio camino entre norte y sur destacaban las amplias llanuras, algo más cálidas y sin tanta vegetación.
Ohio tiraba a ser un poco más húmedo que el resto, con un clima algo más templado y con mucha tendencia a las lluvias; durante su paso por Zanesville les pilló su segundo chaparrón, teniendo que resguardarse todo el tiempo que duró su espera en esta ciudad por si encontraban a más ponis que llevar con ellos. Una pareja de pegasos y un par de unicornios aparecieron de improviso un pelín antes de que decidieran arrancar para irse.
En Virginia occidental se encontraron con un clima más subtropical, con una moderada humedad pero que contrastaba con el calor que andaba haciendo últimamente; por ello, la vegetación era muy abundante y exuberante, con altos pinos, fuertes robles y frondosas hayas.
Debido a su proximidad con el océano, se encontraron con una Maryland templada, con temperaturas suaves y agradables junto con una vegetación abundante y bien repartida.
A pesar de las predicciones de Twilight, tardaron un par de días más en llegar hasta su destino, pero en su conjunto, fue un viaje muy interesante, lleno de matices y variedad en todos los sentidos. A lo largo de este también llegaron a encontrarse con muchos más ponis se los que pensaron, aumentando la cifra total a sesenta y pico y yendo un tanto apretados en los autobuses, aunque consiguieron un par más a la altura de Hagerstown y continuaron los últimos kilómetros un poco más aliviados.
La entrada en Washington D.C. fue bastante rápida, aunque tuvieron una grata sorpresa al encontrarse con que les habían estado esperando durante todo ese tiempo; en la ciudad había estado viviendo desde el principio un numeroso grupo de ponis, entre ellos se encontraban algunos como Lyra, Bon Bon, Derpy, la abuela Smith, Hoiti Toity, Photo Finish o Sapphire Shores. Todos ellos les dieron la bienvenida con las patas abiertas y les acomodaron en la ciudad en un hotel de nombre Fairmont Washington D.C. Como no tenían suministro ilimitado de electricidad como en Las Vegas, se tuvieron que apañar con lo que tenían; Twilight se trajo consigo su generador de Central High y organizó una batida de ponis para que fuera a buscar unos cuantos más que pudiera haber por allí.
Durante los primeros días, Celestia y Luna estuvieron visitando los lugares donde se iba a anunciar las noticias a todo el mundo; desde el palco principal del Capitolio se podía ver toda la Explanada Nacional en todo su esplendor, siendo mucho más grande y larga en persona que en fotos. El interior del mismo era riquísimo en cuanto a diseño y ornamentaciones se refería, y se podía respirar los más de cien años de historia que tenía el país. Vieron por dentro la Cámara de Representantes, la Cámara del Senado y la Rotonda del Capitolio, la cual se encontraba rematada por una pintura de Constantino Brumidi titulada La Apoteosis de Washington.
Tras esa visita, estuvieron paseando por toda la explanada, viendo algunos de sus monumentos tales como el monumento a Washington, un largo y alto obelisco de piedra picudo; también vieron de pasada la fachada del museo Smithsonian, que es considerado el museo más grande el mundo. Al fondo del todo, pasado un estanque, admiraron el monumento a Lincoln, un santuario en el cual, pasado las columnas que sujetaban la entrada, se podía observar una estatua de Abraham Lincoln sentado en un trono de piedra, mirando al Capitolio atentamente, como si lo velara desde la distancia.
Después del paseo se dirigieron directamente hacia la Casa Blanca en compañía de Twilight, otro punto que querían visitar; la residencia oficial del presidente de los Estados Unidos se erigía majestuosa justo al lado del Capitolio, unas calles más arriba. Aun a pesar de la suntuosidad del edificio, y sus múltiples estancias que se podían ver y visitar, Luna y Celestia buscaron directamente el despacho Oval para verlo por dentro; como bien indicaba su nombre, tenía forma ovalada, varios sillones y sofás precedían al famoso escritorio Resolute, y justo detrás de éste, un par de banderas del país descansaban ante la ventana. Una mesita descansaba entre estas, con una serie de fotos en ella del último presidente. Celestia y Luna se miraron entre sí antes de asentirse levemente.
La espera posterior se alargó durante una semana y media; durante todo ese tiempo, más ponis fueron viniendo desde todas las direcciones. Los primeros en llegar fueron los del grupo de Shining Armor y Cadance, dando una buena sorpresa tanto a las princesas como a Twilight, la cual comprobó con gran alegría que era tía. Desde el oeste también llegaron muchos más ponis, venidos principalmente de estados como Wisconsin, Minnesota o Michigan. Del norte también llegaron otros grupos más o menos numerosos venidos de los estados de Nueva York, New Hampshire, Vermont o Maine. Del sur llegaron otros grupos de estados como Georgia, Virginia, o Carolina del Norte y Sur. Para el noveno día, la mayor alegría que le podrían dar a Twilight y sus amigas se hizo realidad; provenientes del estado de Texas y con un gran viaje sobre sus lomos, llegó el grupo de Applejack y sus primas. Las seis amigas se encontraron en un gran abrazo grupal y con lágrimas de alegría en los ojos, estando todas juntas por primera vez. Sparkler y Dinky se reencontraron con su madre en un mar de lágrimas, y Caramel hizo lo propio con Sassaflash. Para el último día, la cifra total de ponis se elevaba casi a cien, aunque por un par no llegaban a esa cifra. La princesa Celestia se mostró muy satisfecha, y por eso mismo, decidió alargar la espera un par de días más.
Finalmente, tras sumar un par de grupos más a la cifra total, la concentración para el coloquio se dio un miércoles cuatro de septiembre del 2013, en un día totalmente despejado y fresco; todos los ponis presentes se reunieron en la Explanada Nacional frente al Capitolio, llegando a llenar la parte delantera de la misma. Las princesas Ceelstia y Luna presidian el sitio desde el palco del Capitolio, en compañía de Raven, Cadance y los guardias reales que Shining Armor trajo consigo desde Rhode Island; por sugerencia de la propia princesa, Twilight y sus amigas ocuparon la primera fila en la explanada, esperando el momento en el que la princesa hablaría al pueblo. Las seis ya estaban enteradas de antemano de la situación, Twilight se encargó de ello la noche anterior, confortándolas a todos en los momentos más difíciles de su estancia allí. Ahora esperaban a la confirmación oficial por parte de Celestia, la cual se aclaró la garganta y se dirigió a las masas usando la voz real de Canterlot.
-Ciudadanos de Ecuestria, nos encontramos aquí reunidos todos juntos porque quiero hablaros de un asunto de vital importancia. Desde hace más de un mes, todos nosotros hemos sido transportados sorpresivamente al mundo humano tras un extraño fenómeno que lo cubrió todo de blanco. A día de hoy, sabemos lo que pasó, cosa que quiero compartir con todos vosotros.
Durante los siguientes minutos, Celestia comenzó a explicar todo el periplo vivido desde que aparecieron en el Kitt Peak hasta ese mismo momento; una vez que todos estuvieron enterados, la princesa continuó.
-Soy consciente de que todos vosotros queréis volver a casa. Por eso debo de deciros esto cuanto antes, porque no quiero ocultaros más la verdad. Lo cierto es, mis pequeños ponis, que tras la singularidad que provocó la masiva teletransportación… no podemos regresar a Ecuestria.
La noticia cayó como un jarro de agua fría para todos los presentes, al principio todos se quedaron muy callados, como si no hubieran entendido del todo. Pero justo después, los murmullos más indignados y exacerbados comenzaron a elevarse sobre la multitud hasta llegar a los oídos de Celestia, la cual cerró los ojos con pesar.
-Lo sé, lo sé. Tenéis todo el derecho del mundo a estar enfadados. De hecho, si queréis culpar a alguien, podéis culpar a mí, por haberos ocultado la verdad después de todo este tiempo aquí juntos. Adelante, mis pequeños ponis, soltadlo.
Las palabras de su soberana cogieron con la guardia baja a la plebe, la cual se quedó callada por un momento; fue entonces cuando pudieron ver que la princesa Celestia, la benévola, sabia y justa princesa, se encontraba llorando ante ellos.
-Conozco y comparto vuestro dolor. No pasa ni un solo día en el que me acuerde de nuestro hogar, y me lamente al mismo tiempo por no poder estar ahí, ni poder regresar nunca más. Esta es mi carga tanto como la vuestra. Compartirla con todos vosotros es algo que alivia mi viejo corazón, y espero que todos vosotros sintáis lo mismo. Nunca podré olvidar la tierra que he visto crecer ante mí. Ahora, ése es mi recuerdo más preciado. Y sé que es el vuestro también.
Las dulces y sinceras palabras de la princesa calmó por completo los ánimos e hicieron llorar a muchos, llegando a oírse sus lamentos desde el palco; Celestia esbozó una triste mirada llena de cariño por sus súbditos, al tiempo que los habló.
-Llorad, mis pequeños ponis, necesitáis llorar. Llorad no por lo que hemos perdido o dejado atrás, sino por lo que fuimos alguna vez allí. Pero tened en cuenta esto. Seguimos siendo los mismos aquí. Los humanos dejaron tras de sí un mundo vasto y maravilloso, lleno de maravillas técnicas y artilugios asombrosos; en ese sentido, no somos tan diferentes de los humanos, incluso nos asemejamos a ellos. Han dejado atrás su propia cultura, su propia identidad, pero nos la han dejado a nosotros. Y creo que, por respeto a lo que fueron y consiguieron aquí, debemos de adoptarla. No sugiero que dejemos atrás la nuestra y la sustituyamos por la suya, no, sino combinarla. Aprender de ella, aprender de la nuestra, y así, seguir adelante. Porque ahora, en un día como éste, una gran y bella nación como lo fue Estados Unidos vuelve a renacer con nosotros a su lado.
Por un momento Celestia pausó su discurso, levantando entonces una especie de documento plastificado con su magia, enseñándolo a la multitud; tras eso, lo colocó en la barandilla y alzó un casco para tocarlo, al mismo tiempo que su hermana hacia lo mismo, mientras que las dos comenzaron a recitar a coro.
-Y es por eso que nosotras, las princesas Luna y Celestia, con la Constitución en el casco, juramos solemnemente que ejerceremos con fidelidad el cargo de presidentas de Estados Unidos y hasta el límite de nuestras capacidades perseveraremos, protegeremos y defenderemos la Constitución de los Estados Unidos.
Ese sorpresivo juramento pilló por sorpresa a todos excepto a Twilight, la cual había sido participe en la organización de ese día; ella tan solo sonrió abiertamente, sintiendo una extraña felicidad en el pecho y un gran orgullo para con la princesa.
Retiraron la constitución, llevándosela de allí, y Celestia se dirigió al pueblo una vez más.
-Y ahora, mis pequeños ponis, vivamos todos juntos. Salgamos adelante como uno solo. Y hagamos que este bello mundo vuelva a brillar como lo hacía antes.
Tras ese último apunte, el discurso de la princesa finalizó, siendo seguido por una ola de ovaciones llenas de alegría, emoción e ilusión; miles de cascos tronaron contra el suelo, aplaudiendo a sus princesas y presidentas, las cuales saludaron desde lo alto del palco. Al fondo del todo, la estatua de Abraham Lincoln observaba el nuevo comienzo con una mirada serena y seria. El día se veía más brillante y claro que nunca.
Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...