La leyenda de Adenror [Adventure] (añadido capítulo 19)

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Capítulo 1 retocado.

Notapor Mishiro » 15 Ene 2015, 22:33

Capítulo 8.6

Spoiler:
El repentino tacto de unas revueltas sábanas fue lo siguiente que percibió la unicornio, que se encontró de repente en una mullida cama, de alguna forma retorciéndose y atrapada por las mantas. Durante los primeros segundos se encontró totalmente pérdida, hasta que cayó en la cuenta de la simple y evidente verdad: ¡había sido todo sólo un mal sueño! ¡Una pesadilla!

Logró destaparse por completo y, sentada, mirando a su alrededor, respirando con agitación, como queriendo asegurarse de aquella era la auténtica realidad y que, ciertamente, acababa de despertarse. Sí. Todo parecía normal. Se encontraba en la habitación de la pequeña Apple Bloom y cada cosa estaba en su lugar. Se miró los cascos y se palpó las mejillas. Se sentía real. Podía percibir el tacto de la cama en sus patas, el calor y el sudor sobre su pelaje, la propia tensión de sus músculos… Aquello era real y no estaba pasando nada malo, se señaló a sí misma, logrando relajarse poco a poco.

La luz del sol entraba a raudales por la ventana, iluminando por completo el cuarto. Trixie se acercó, un poco tambaleante pero bastante recuperada de la pata, y se asomó por ella. Una extensa vista del campo de manzanos de la familia Apple se extendía ante ella. Por la altura del astro de Celestia, Trixie dedujo que aún era relativamente temprano y calculó que aún no debían ser ni las nueve. Entonces, algo le llamó la atención… ¿Por qué Applejack no la había despertado como las mañanas anteriores? No le importaba haber podido dormir un poco más, aún la pesadilla, pero le parecía raro. ¿Se lo tendría que preguntar…? “Bueno”, se dijo, “tampoco quiero que piense que le doy demasiada importancia”.

Se quedó un momento contemplando las alineadas hileras de árboles, que se extendían hasta más allá de donde alcanzaba la vista, con las suaves colinas que configuraban el horizonte que enmarcaba aquel paisaje. Realmente parecía un sitio tranquilo y pacífico, como hacía mucho tiempo que no veía. Como maga ambulante había pasado su vida en los caminos, evitando con toda consciencia los ambientes rurales y pasando sólo en las plazas de pueblos y ciudades, siempre donde hubiera agitación, bullicio y muchedumbre… Muchedumbre que en un tiempo había quedado fascinada por sus espectáculos y que ahora la abucheaba allá donde aparecía. No echaba mucho en falta los viajes y el traqueteo pero… Los aplausos, la admiración, la aprobación… Todo eso lo había perdido para siempre. Suspiró. “No debería estar pensando en esto”, se dijo, aunque sabía que le iba a ser difícil salir de aquel pozo de autocompasión que, en los últimos meses, tanto había frecuentado.

-¿A qué nuestra granja es verdaderamente impresionante?-una aguda, casi chillona voz, saliendo repentinamente de la nada, hizo por un momento que casi le estallara el corazón a la sorprendida unicornio-Y digo nuestra porque mis amigas y yo somos miembros honorarias de la familia Apple, sobre todo desde que les ayudamos a salvar la granja de cascos de los malosos Flim y Flam.

-¡Ah!-no pudo evitar exclamar Trixie al encontrarse, repentinamente, con que a su lado se había colocado una extraña pony rosada de esponjosa crin. La unicornio casi tropezó al querer apartarse al momento, a punto de tirar una pequeña mesita y el jarrón con flores sobre ella.

-¿Estás bien?-le preguntó la pony, con tono preocupado-Espero no haberte asustado. No era mi intención. A veces lo hago para gastar una broma inocente, pero no lo haría en tu caso porque Applejack me ha dicho que aún estás algo enferma y no sería divertido gastar bromas a una pony que está un poco enferma. No, eso sería algo malo, muy malo, y para nada gracioso. Lo que tengo que hacer es ayudarte a recuperarte cuánto antes para poder celebrar tu fiesta de bienvenida. ¡Ya verás! Lo tengo todo planeado y será fantástica, pinki-fantástica, no, mejor dicho, ¡pinkantástica!... Pero, a lo que iba, aunque Applejack, no sé por qué, dijo que no hacía falta mi ayuda y que no era necesario, he decidido aprovechar que está en el pueblo vendiendo manzanas para venir a traerte algo que te ayudará mucho para ponerte mejor. ¡Ya lo verás!

-¿Qué?-fue todo lo que pudo decir Trixie, que apenas había logrado captar parte de lo que su interlocutora había dicho a todo correr en apenas veinte segundos.

-Toma-le tendió un pastelillo de aspecto delicioso, esponjoso y con un dulce glaseado con tono parecido al de la nata batida-Lo he hecho especialmente para ti. Con un toque de jengibre que te ayudará con la garganta. Créeme, sé lo molesto que es que a una le duela la garganta-sentenció, asintiendo con la cabeza.

-Eh…-la unicornio no pudo evitar dudar un segundo sobre si aceptar o no aquel inesperado regalo de la extraña pony, pero el aspecto que ofrecía era demasiado bueno como para rechazarlo. Además, algo le decía que aquella yegua no era de las que tramaban maquiavélicos planes ni perversos envenenamientos-… Gracias-dijo al cogerlo, casi sin pensar, lo que, por unos segundos, la hizo sentir extraña.

-¡Estupendo!-y, sin más, Trixie se encontró de repente siendo abrazada por aquella alocada pony-Tú recupérate pronto y piensa sólo en eso, que tu nueva amiga, o sea yo, o sea, Pinkie “Party” Pie, me encargaré de todos los detalles de tu fiesta de bienvenida. Y como tengo que compensarte el que no te la hice cuando llegaste por primera vez a Ponyville… ¡Será el doble de genial! ¡Fiesta de bienvenida y de re-bienvenida! ¡Sí, sí!-exclamaba, realmente animada. A Trixie le costaba comprender qué le alegraba como parecía alegrarse tanto por su presencia si, de hecho, apenas se habían conocido. Aún más, ni siquiera se habían presentado realmente.

-…-Trixie fue a intentar contestar a Pinkie, pero, de repente, ambas se quedaron quietas al oír pasos que parecían proceder del pasillo, lentos y pesados. Alguien se acercaba.

-¡Bueno! Creo que será mejor que te deje descansar-se apresuró a decir la pony rosada, soltando a la unicornio, que, atónita, la vio abrir la ventana y disponerse a salir por ella-¡Nos vemos, nueva amiga!-se despidió antes de desaparecer por ella.

Aún incapaz de creer lo que había visto, Trixie se precipitó hacia la ventana, apenas con tiempo de ver a la pony rosada desaparecer entre los manzanos, avanzando a raudos saltitos. “¿Qué es lo que acaba de pasar?”, fue lo primero que se le pasó por la cabeza.
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Capítulo 2 retocado.

Notapor Mishiro » 16 Ene 2015, 13:16

Capítulo 9. Pasteles dulces y recuerdos amargos

Capítulo 9.1


Spoiler:
Un dulzón aroma a pastel de cereza, casi empalagoso, llenaba por completo la atestada cocina de los Apple. La abuela Smith le echó un último vistazo al horno antes de apagarlo, sonriente al aspirar el sabroso olor de su obra. Aquella receta no era precisamente una de sus especialidades, pero era evidente que había logrado un resultado del que nadie tendría queja alguna. Era un postre que había decidido preparar para la invitada especial que tenían entre ellos aquellos días, que, además, parecía haber pasado una mala noche y haber tenido un despertar peor.

Mientras, en otro lado de la cocina, se dedicaba a limpiar y a cortar unas berenjenas y unas patatas para la comida de aquel día, se preguntó, divagando, qué pesadilla habría podido tener la unicornio. Aquella mañana había tenido que subir al cuarto de su nieta menor, donde dormía, al haberle parecido oír un grito. No había sido nada, un pequeño susto por una de las visitas sorpresas e inesperadas de la jovial Pinkie Pie, pero había percibido en ella las señas inconfundibles de haber sufrido una horrible pesadilla y de no haber podido descansar bien. Eran muchos años y mucha experiencia criando jóvenes ponies como para que un detalle así se le escapara.

La joven Trixie no se había mostrado muy expresiva, como el resto de las ocasiones en que la anciana Apple había interactuado con ella, pero eso no la engañaba para nada. Era cierto que no la conocía de mucho y que Applejack no le había contado tampoco demasiado, salvo que se dedicaba al estudio de la magia, pero ella sabía percibir a la legua un espíritu como el de aquella unicornio, curtido y hecho no precisamente en los mejores salones de Canterlot ni en los ricos apartamentos de Manehattan o Baltimare. Algo en ella olía a caminos e, incluso, a granja. No estaba segura de dónde procedería, pero no era de nadar entre algodones.

Lo había pasado mal. Eso estaba claro. Y no sólo por los problemas concretos que la hubieran llevado a tener el estado casi demacrado en que había aparecido hacía unas noches en su porche. Iba más allá de eso. Por otro lado, algo le llamaba poderosamente la atención. Para ser una unicornio, había empleado muy poco la magia, sobre todo para ser ese su talento y su profesión, como delataba su cutie mark. De hecho, ahora que lo pensaba, prácticamente nunca la había visto usar ningún hechizo, ni siquiera en cosas en las que para ella deberían ser meros actos reflejo… ¿Tendría también un problema a la hora de usar su magia? Ella no podía estar segura de eso, pero sin duda no le costó imaginar que tal problema no sería plato de buen gusto para ningún unicornio.

Estaba dándole vueltas a todos esos pensamientos cuando la propia Trixie entró en la cocina. Tenía un buen aspecto y, salvo por unos pocos vendajes, como el de su pata izquierda trasera, parecía totalmente recuperada y como en sus mejores días. Al pasar y cerrar la puerta tras de sí, la maga, a diferencia de la expresión seca que había mostrado gran parte de aquellos días, pareció querer hacer un esfuerzo por mostrarse más agradable y le dedicó la mejor sonrisa que pudo dibujar en su rostro.

-…Buenos días-saludó lo más cordialmente que pudo a la anciana pony, mientras se dirigía a su lado-Veo que está ocupada, ¿puedo ayudarla en algo?-le preguntó.

-¡Oh, no! ¡No, querida!-declinó su oferta la anciana pony, mientras terminaba de echar los ingredientes que había cortado en una olla con agua y algunas especias-Tú siéntate y desayuna, que es así como hay que comenzar el día con buena pata. Te prepararé un café, unos tostadas… ¿Las quieres con margarina o mejor con mermelada de manzana?

-…-lo cierto es que Trixie no estaba segura de cómo debía sentirse ante aquello, si ofendida como si Smith creyera que no podía ayudarla o halagada y acogida por una anfitriona que no dejaba de mirar en todo por un huésped. En cualquier caso, antes siquiera de poder contestar algo, otra cosa llamó poderosamente su atención… Un aroma que había captado nada más entrar pero que sólo ahora percibía e identificaba con claridad… El olor de un pastel de cerezas…-¿Qué,…, qué es eso que huele tanto?-le preguntó a la anciana pony, aunque era perfectamente consciente de la respuesta.

-Tan sólo es un pequeño postre que he preparado para luego, querida-le contestó sin más Smith-Un pastel de cerezas. ¿Y huele de maravilla, verdad? ¡Dan ganas de hincarle ya el diente!-añadió, sonriente, mientras le ponía una taza de café, unas tostadas, un croissant y algunas cosas más en la mesa a la unicornio, que estaba demasiado abstraída para fijarse en lo que hacía la otra pony.

Aquel aroma despertaba en la unicornio algo distinto al apetito. De hecho, no le apetecía para nada probar aquel pastel, ya que lo que su olor le traía a la mente era más que desagradable. La última vez que vio un postre como aquel… Lo había preparado su madre, pocos días de caer en la enfermedad de la que ya no se recuperaría. Siempre había sido el plato favorito de aquella. Su madre siempre había amado sobre manera las cerezas y todo lo relacionado con ellas… Empezando por la odiosa granja de su familia en la que se había consumido.

Todo volvía fresco, como recién vivido, a su memoria. El pastel de cereza, el dichoso pastel de cereza…. Siempre presente en la mesa cuando su padre volvía de uno de sus viajes en los que iba por Equestria vendiendo todo tipo de productos, viajes en los que a veces pudo acompañarle. Fue lo primero que comieron cuando llegaron a aquel rancho, al irse a vivir allí tras la pérdida de aquel. Mientras estuvo allí, aquel cada vez más odiado pastel estuvo siempre presente. Y su madre lo fue adorando cada vez más y más. Pero para ella se llegó a convertir en el símbolo del lugar en el que la obligaron a vivir después de que un mal accidente le arrebatara lo que más quería en el mundo.

-Pero, siéntate, querida-le interpeló de pronto la abuela Smith, viendo que la unicornio parecía haberse quedado quieta como una estatua-Que se te va a enfriar el café…-la mira-¿Te pasado algo, manzanita?-le pregunta con preocupación al ver un raro brillo en los ojos de Trixie… ¿Una lágrima?

-¿Eh?-pareció salir aquella de su breve letargo-¡Claro!-mostró de nuevo la mejor sonrisa que pudo-Sólo que… Nada-se sienta y le da un trago a la taza de café que le había preparado-…Es usted muy amable, pero ha preparado mucho para mí-le dice, intentando dejar atrás sus recuerdos una vez más.

-No te preocupes por eso, querida-le indica Smith-También estoy preparando para el desayuno de mi pequeña Apple Bloom, que espero no tarde en bajar o no sé cómo va a llegar a tiempo al colegio…-la mira con interés-…Dime, ¿por qué no me cuentas lo que te pasa?

-No me ocurre nada-se limitó a responder Trixie, queriendo sonar lo más normal posible pero sin poder evitar un tono algo grosero-Estoy bien-añade rápidamente en un tono más suave, mientras alcanza una tostada.

-Jovencita-le dice la abuela con un tono suave pero firme-Entiendo que puede tratarse de un asunto muy personal, demasiado para que lo trates conmigo, pero es totalmente innecesario que mientas-la mira, la unicornio intenta seguir desayunando, como indiferente a las palabras de la anciana, pero se ve visiblemente afectada y molesta cuando escucha el verbo “memtir”. Si algo no soportaba era que se pusiera en cuestión lo que decía o lo que era capaz de hacer, incluso aunque se hiciera de manera justificada, como en aquel caso-No me vas a ofender porque no te sientas cómoda contándolo. Al contrario, lo consideraría de lo más normal, pero no hay ninguna razón, como te digo, para que niegues lo evidente.

Trixie no supo responder a eso y, un tanto cabizbaja, como una potrilla encontrada en una trastada y regañada por ello, se limitó a seguir tomándose su tostada en silencio. Se lanzó un silencioso reproche a sí misma. Aquella no era la forma en que tenía pensado empezar aquel día. Tras meditarlo el día de ayer durante largo tiempo, había decidido hacer su mejor esfuerzo por mostrarse cordial y amable con aquella familia… Su orgullo lo justificaba en base a que le resultaría útil. Cayendo bien a los Apple, podría permanecer en su casa el tiempo suficiente como para recuperarse y disponerse para hacer frente a aquella misteriosa puerta. No podría permitirse encontrar otro sitio tan cercano a las colinas y donde le ofrecieran tal hospitalidad. Había sido un golpe de suerte que no debía desperdiciar. Por otro lado, y a diferencia de los malos recuerdos de su pasado que aquel pastel de cereza le había traído a la mente… De alguna forma se había llegado a sentir... Agradablemente acogida en aquella casa. No lo quería admitir, pero aquello también había pesado en su decisión. Pero no esperaba encontrarse con que vendrían a servirle algo que refrescaría en ella los venenos del pasado… ¿No podría haber preparado la abuela Smith un pastel de manzana? En ese momento le encantaba la idea de comer un pastel de manzana.

-No es nada…-se decidió finalmente a hablar-…Es sólo que… No me gusta mucho el pastel de cereza-se limitó a decir, intentando que su voz no mostrara ninguna emoción.

-¡Oh, vaya! Bueno, no pasa nada por ello, querida-le replicó Smith-Tengo tiempo de sobra para preparar otra cosa, pero se me ocurrió que, no siendo de la familia, querrías algo diferente a las manzanas, antes de que te fueras a “amanzanar”-ríe.

-Realmente no tengo ningún problema con las manzanas-sonrió Trixie, queriendo sonar lo más alegre posible y, al tiempo, alejar el otro tema.

-Y, sinceramente, no creo que lo tengas tampoco con las cerezas-fue el certero apunte de la abuela Apple-Pero este pastel te trae algo a la cabeza, ¿no? Algún triste recuerdo del pasado. Me gustaría no poder decirlo, pero sé muy bien lo que es eso.

-…Es posible-se limitó Trixie, que realmente no tenía muchas ganas de hablar de ello y que buscaba en su mente a la desesperada como desviar aquella conversación. Hacía ya mucho tiempo que no pensaba en aquello y no quería empezar a volver a hacerlo ese día.

-Cuando se llega a mi edad ya has perdido a muchos-continuó, no obstante, la anciana antes de que la unicornio dijera nada-Y con el tiempo va a más. Yo he sufrido algunos fuertes golpes ya… El más reciente, la pérdida de mi hijo y de su esposa, los padres de Bic Mac, Applejack y Apple Bloom. Eran muy buenos ponies, pero…A veces pasan esas cosas. Simplemente pasan.

-…Oh…-apenas pudo reaccionar Trixie ante aquella sorprendente noticia. ¿Así que la granjera rubia, su hermano el callado semental rojo y la pequeña Apple Bloom también habían perdido pronto a sus padres? De hecho, de repente se dio cuenta de lo evidente que era esa verdad. Llevaba poco tiempo con la familia, pero era raro, caía repentinamente en ello, que hasta ese momento no hubiera tenido noticia de los progenitores de los tres hermanos,…, no estaban allí y no los mencionaban nunca… Porque no estaban en casa. Ya no estaban en ninguna parte. Ella sabía muy bien lo que eso suponía.

-Pero no podemos pasarnos la vida entristecidas por lo que nos han quitado-el tono de la anciana sonó repentinamente alegre-Aunque sea duro, lo mejor que podemos hacer es valorar y disfrutar lo que aún tenemos. Yo tengo a mi familia, sobre todo a mis nietos, y eso me basta-terminó de decir, sonriendo.

Trixie meditó sobre ello un segundo… “Valorar lo que tenemos…”, pensó…”Pero, ¿qué tengo yo?”. El débil pero creciente sonido de unas pequeñas patitas que se acercaban presurosas la distrajo de su incipiente introspección, sobre todo cuando la puerta de la cocina se abrió para dar paso a una agitada Apple Bloom, que llegaba ya con la mochila a cuestas y aparentemente preparada para salir a todo trote hacia el colegio.

-¡Buenos días, abuela! ¡Buenos días, Trixie!-las saludó, también corriendo y al borde de perder el aliento mientras cogía una de las tostadas y comenzaba a devorarla.

-¡Apple Bloom! ¡Esas maneras!-le regañó su abuela mientras ponía una jarra de zumo de manzana en la mesa y servía a su nieta un vaso del mismo, haciendo que la potilla empezara a comer de forma más mesurada.

-Lo siento, abuela-se excusó, mientras, tras apurar la tostada, alcanzaba el zumo y vaciaba la mitad de un trago-…Es que tengo que ir pronto hoy para reunirme antes de clase con Sweetie Belle y Scootaloo. ¡He tenido una idea brillante para que obtengamos nuestras cutie mark! ¡Ya verás!-realmente la voz de la pequeña pony vibraba de emoción-Para esta noche ya no podrás ver en blanco ninguno de estos flancos-añadió, señalándoselos.

-Pues si tenías tanta prisa, manzanita…-le decía Smith en tono severo aunque no rudo-Tendrías que haber madrugado más. Pero ahora, siéntate bien, deja el macuto y come como Celestia manda.

-Sí…-asintió su nieta, procediendo a dejar su mochila en la silla a su lado y a comerse otra tostada mucho más calmadamente-Oye, Trixie-se dirigió a la unicornio-¿Esta tarde tienes algo que hacer?

-…-se encontró por un momento la unicornio sin saber qué responder ante aquella inesperada pregunta-Pues… No. La Gran y Poderosa Trixie…-se dijo cuenta entonces de que era la primera vez en aquel día que usaba esa formula-..La Gran y Poderosa Trixie podría tener su agenda despejada esta tarde.

-Es que a mis amigas y a mí nos gustaría que pasases la tarde con nosotras y que nos contases alguna más de tus historias-le pidió a la unicornio Apple Bloom con su mejor sonrisa-Y he pensado que quizá también podrías echarnos una pata con mi plan para conseguir nuestras marcas.

-Bueno…-Trixie miró de reojo a la abuela, por si ésta intervenía para decirle algo a la potrilla, pero ésta no dijo nada y más bien parecía aprobar la idea… En función de su plan de ser lo más amable posible, sólo le quedaba una salida-…La Gran y Poderosa Trixie… Accede a pasar un rato-recalcó ese término-contigo y con tus amigas.

-¡Genial!-festejó la pequeña que, tras terminar su desayuno y limpiarse con una servilleta, se levantó sin más, tomó su mochila y a toda prisa abandonó el lugar-¡Adiós, abuela!-se escuchó desde el pasillo-¡Adiós, Trixie!-casi se intuyó más que se escuchó.

-Es un encanto, ¿verdad?-comentó la abuela-Aunque te deseo paciencia… Ellas y sus amigas son muy revoltosas… ¡Pero así es como deben ser los niños dijo yo! Hay muchos ponies muy servios que quisieran que ya antes de tiempo todos se comportaran como adultos… Es lo mismo por lo que algunos amargados critican a nuestra joven y dulce Pinkie, pero ella hace bien no cambiando, sino siendo como siempre, jovial y alegre. ¡Eso es lo que más necesitamos en este pueblo y no a esos cascarrabias! Te imaginas que también me llaman a mí rara y excéntrica… No están contentos con nada… Y… Perdona, manzanita, ¿de qué estábamos hablando?

-…Eh…De nada, creo-le respondió la unicornio, que tampoco sabía muy bien a qué venía aquello.
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Capítulo 3 retocado

Notapor Mishiro » 19 Ene 2015, 15:00

Capítulo 9.2

Spoiler:
Un cálido sol de verano presidía el mediodía en Ponyville. Bajo los relucientes rayos del astro de Celestia, la vida cotidiana seguía su paso constante en el pequeño pueblo. En la plaza, en el mercado, por las calles, cada pony hacía sus quehaceres diarios, ateniendo su trabajo y disfrutando de su ocio alternativamente. El buen día, con un clima casi veraniego atenuado por una suave brisa, invitaba a la actividad y a salir afuera a disfrutar de las delicias de la naturaleza en el parque o en las afueras de la aldea.

Por detrás de sus gafas de sol y bajo la sombra del ala de un amplio sobrero, unos ojos azules contemplaban el panorama y el ir y venir de los transeúntes desde la puerta del spa. Rarity volvió a recolocarse el pañuelo de seda que llevaba anudado al cuello mientras aguardaba que su amiga se reuniera con ella. Sabía que a veces, después de la sesión, su amiga se entretenía hablando con una de las hermanas que regentaba el local y que le preguntaba preocupada por consejos para el cuidado de su gato persa. Normalmente no le importaba esperar, pero en aquella ocasión, se habían puesto de acuerdo para ir al Sugarcube Corner a tomar algo dulce y realmente aquella mañana tenía antojo de unos bombones rellenos de licor.

Finalmente, la unicornio se alegró al ver salir y dirigirse a su lado a la tímida pegaso de pelaje amarillo, cabizbaja como solía ir casi siempre. Sin más espera y sin necesidad de palabras, ambas se pusieron en marcha hacia la reconocida pastelería del pueblo. La unicornio marchaba sonriente, sintiéndose plena de vitalidad como siempre tras una sesión intensa de relajantes tratamientos en el spa. Salir del establecimiento de las hermanas, bella y elegante, para ir a tomar algún dulce manjar… Sin duda era un gran plan para hacer grande cualquier día.

-Realmente hoy se nos presenta un día exquisito, ¿no estás de acuerdo, querida?-se dirigió Rarity a su amiga, iniciando la conversación.

-Eh, sí. Se,…,está bien-asintió la pegaso, que caminaba a su lado, mientras su mente en realidad divagaba lejos de allí. Cuando en algunas ocasiones como aquella estaba varias horas seguida fuera de casa, nunca podía evitar preocuparse por el estado en que estarían mientras tanto su irritable mascota y los demás animales bajo su cuidado. “¿Qué estará haciendo ahora Ángel?”, se preguntó.

-Y, como te estaba contando… ¡Oh, estoy tan emocionada! Mi buen amigo, Fancy Pants, ha tenido la gentil cortesía, como es propio de un caballero de su talla, de tenerme en cuenta para la magnífica celebración con la que piensa festejar el aniversario de su esposa. Y no sólo es que me haya escrito para decirme que, ¡desde luego!, estoy invitada y espera con gran ilusión poder verme allí, sino que es, además, su deseo que yo, ¡yo, Rarity!-repitió, remarcando el pronombre-, le diseñe un elegante vestido para entregárselo como uno de los presentes que quiere hacerle a su querida. ¿Te lo imaginas? ¿Entiendes que gran deferencia es? ¡Todas las damas de la alta sociedad de Canterlot examinan y toman perfecta nota de todo lo que Fleur Dis Lee se pone! ¡Y la imitan! Es una gran referencia sobre estilo en la capital. Y que luciera un “Rarity”-dijo con especial entonación en su nombre- ¡Oh! En su aniversario de bodas, ante la presencia de la crema y nata de la aristocracia de Equestria… ¡Es una oportunidad dorada! Te lo aseguro. De ahí a lucirme en la semana de la moda de Manehattan hay apenas unos pocos pasos.

-Oh, Rarity, me alegro mucho por ti-le comentó con sinceridad la pegaso-Estoy seguro de que le harás un vestido magnífico.

-Gracias, Fluttershy-le agradeció la unicornio sus palabras-Y, además…-miró a ambos lados como para cerciorarse de que nadie las escuchaba, como si estuviera a punto de compartir algún importante secreto con la pegaso-…Habrá muchos ponies de buenas familias, elegantes y refinados… Los mejores de la juventud de Canterlot… Quizá pueda encontrar en uno de ellos a mi príncipe azul-añadió con un suspiro-El pony de mis sueños con el que vivir un apasionado romance... Una velada en un lujoso restaurante, me regala una preciosa diadema con deslumbrantes diamantes, tomamos una exquisita cena y bebemos un caro vino… Y luego contemplaríamos juntos la Luna y las estrellas desde la cubierta de su yate mientras surcamos el hermoso cielo nocturno de Equestria.

-Vaya. Eso suena muy…Eh…Bonito-asintió la pegaso, sin atreverse a hacer a entrar a valorar el carácter de la fantasía de su amiga ni a recordarla la ya primera frustración que tuvo con un cierto príncipe en la Gran Gala.

-¿Verdad que sí?-asintió la unicornio, alegre por su propia ensoñación.

-Eh… Sí-volvió a darle la razón Fluttershy, que prefería no pensar ni tratar esos temas.

-Por cierto, querida, me parece percibirte un tanto más silenciosa de lo normal, creo adivinar que hay algo que te preocupa, ¿es así?

-…Bueno… lo cierto es… Es que sí. Últimamente hay algo que me empieza a quitar el sueño, la verdad-le dijo sinceramente su amiga.

-¡Oh, cielos, querida! ¿Y qué puede ser eso?-le preguntó con tono angustiado la modista.

-Oh…No…si seguramente no será nada…y no quisiera…importunarte ni causarte…molestias…agobiándote con…mis cosas…Es mejor…Bueno…Eso.

-Por favor, querida, ¿para qué si no está una amiga? Cuéntale a tu querida Rarity qué es eso que tanta desazón te origina.

-Verás… Quizá no sea nada… Pero en los últimos días los animales de la zona del bosque que está cerca del lago Glasshallow… Se encuentran inquietos y perturbados por alguna extraña razón y no logró adivinar cuál puede ser…

-¡Oh, querida!-le hizo un gesto de despreocupación con la pezuña-En caso de que estuviera en tu lugar no me vería perturbada por tal suceso. Estoy segura de que no será nada grave ni preocupante. No pierdas el sueño ni el buen ánimo por ello.

-¿Tú crees, Rarity?-le preguntó con su tono amable, guardándose para sí las dudas sobre las aptitudes de su amiga para opinar sobre aquel asunto.

-¡Seguro, corazón!-asintió con firmeza la unicornio, con la seguridad de una experta-Tú, ahora, sólo debes pensar que delicia te va a apetecer. Yo lo tengo decidido desde hace un buen rato.

-Eh… Quizá tengas razón…-reflexionó en voz alta la pegaso-…Pero me gustaría saber si está pasando algo por ese rincón del bosque… Temo que pueda ser algo malo… ¿Y si hay algo que esté molestando a los pobres animalitos?

-Me sorprendería mucho que fuera eso, querida-le restó nuevamente importancia al hecho-Además, tú tienes muy buena pezuña con los animales. Seguro que es sólo cuestión de tiempo que resuelvas el problema. Si es que hay algún problema-recalcó.

-…Ojala tengas razón, Rarity-añadió, pensativa, Fluttershy.

-Ya verás como sí-insistió la unicornio.

Mientras tanto ambas ponies casi habían llegado a la pastelería de los señores Cake cuando, de improviso y descendiendo delante de ellas apareció Rainbow Dash. La pegaso arco iris, aquella mañana, tras hacer su labor como encargada del clima, despejar su zona del cielo de Ponyville y terminar sus prácticas de vuelo, llevaba un rato descansando en una de las pocas nubes que habían quedado flotando en el aire. Al ver a sus dos amigas llegar, sin embargo, había decidido bajar a su encuentro. Y no traía cara de felicidad.

-Hola, chicas-las saludó, con un tono seco.

-Oh. Buenos días, Rainbow Dash-le correspondió con un tono fino la unicornio, algo extrañada, como la pegaso amarilla, de la actitud de la velocista.

-¿Qué tal, Rainbow?-se dirigió también a ella Fluttershy, un poco retraída ante la actitud molestad que mostraba la pony multicolor.

-¡Oh! ¡No sabéis lo qué ha pasado!-su voz sonaba totalmente indignada-¡Ya veréis cuándo os lo cuente!

-¿Pues qué ha pasado, querida?-le preguntó, entre curiosa y preocupada, Rarity.

-Espero que no haya sido nada malo…-empezó a comentar Fluttershy, pero fue interrumpida por la recién llegada.

-¡Pues sí es algo malo, Fluttershy, muy malo! ¡Algo que podría poner en peligro a todo el reino de Equestria!

-¡Por favor, querida!-se sorprendió la unicornio ante las palabras de aquella-¿Estás segura de no estar exagerando? Me parece que tus palabras vibran con demasiado,..., dramatismo-concluyó, ganándose una mirada de muda acusación por parte de ambas pegasos-…Bueno, es cierto que no soy, tal vez, la pony más apropiada para criticarla por eso.

-¡Te aseguro que no estoy exagerando!-fue la cortante respuesta de la pegaso-Este domingo Pinkie y yo encontramos unas peligrosas ruinas cerca del lago Glasshallow que se encontraban protegidas por una espeluznante magia negra de la que por los pelos logramos escapar. Os aseguro que otro pony que se hubiera aventurado en ellas no lo habría contado… Y luego, tras un duro día de vuelo para encontrar y hablar con Twilight en Canterlot, para ver que hacer, ¡va y me da largas! ¡Qué no es ningún peligro! ¡Que ya verá de investigarlo luego si tiene tiempo! ¿Os lo podéis creer?

-¿Espeluznantes ruinas,…, magia negra?-repitió Rarity mientras, por su parte, se llevaba una pata a la frente y procedía a desmayarse con la teatralidad a la que las tenía acostumbradas.

-Pero, Rainbow… No quiero decir que no te crea…-empezó a decir Fluttershy con voz suave, queriendo no ofender al irritado y sensible ego de su amiga-…Pero, sinceramente, no me parece que Twilight te pueda haber tratado así. No es propio de ella no tener en consideración las preocupaciones de las demás, y menos tratándose de algo así. ¿Estás segura de que entendiste bien lo que te dijo? Quizá, si fue tan duro tu día, estabas cansada y no la escuchaste bien.

-¡Pues claro que escuché bien!-alzó aún más la voz Rainbow, haciendo que su asustadiza amiga diera un par de pasos hacia atrás-¡Lo que pasa es que no le da ningún valor a lo que yo digo! ¡Claro! ¡Ella es la lista y las demás somos tontas!

-¡Twilight no pensaría jamás eso!-le replicó entonces, también subiendo su tono la pegaso amarilla, que pesé a que no le gustaba tener que contestar de malas maneras a nadie no se sentía bien dejando que hablaran así de una buena amiga, ni siquiera otra-No puedo creer que seas capaz de hablar así, Rainbow.

-¡Eh, eh, hola!-intervino de pronto una aguda y chillona voz que parecía llegar desde arriba y que las tres ponies sabían que sólo podía ser de alguien-¡Aquí arriba, chicas!-atrajo su atención la yegua rosada, que las contemplaba sonriente desde la ventana de su habitación, situada en uno de los pisos superiores de la pastelería-¡No me habíais contada nada de esta reunión! ¿Qué hacéis? ¿Es un concurso de gritos o algo así? Me parece una idea rara… ¡Pero puede ser muy divertida! ¿Puedo participar? ¿Puedo, puedo, puedo? ¡Por favor! ¡Ya veréis cómo lo hago!-añadió, deteniéndose para tomar aire.

-¡Espera, espera, Pinkie!-reaccionó rápidamente Rainbow, alzándose con las alas para quedar frente a ella, volando frente a su ventana-…Eh…-intentó inventarse algo que le permitiera convencer a su amiga de no soltar algún ensordecedor alarido, cosa que conociéndola, era más que capaz-…Realmente… ¿Eh? Sólo te estábamos llamando para… ¡Oh, sí!-cayó de pronto en la cuenta-Les iba a contar lo que nos pasó el domingo, cuando exploramos aquella cueva y he pensado que podrías ayudarme.

-¡Ah, sí, claro, por supuesto!-asintió la pony rosada, sonriendo aún más de lo normal, si eso era posible-¡Fue una cosa muy graciosa! ¡Nos confundieron con un par de patatas!-les “explicó” riendo a sus amigas, que la escuchaban desde el suelo mirando hacia arriba y que se quedaron algo desconcertadas por tales palabras-¡Y nos quisieron freír!-añadió, para mayor confusión, Pinkie, mientras a causa de las carcajadas debía sujetarse al marco de la ventana para no caerse.

-¿Eh? ¿Graciosa?-Rainbow no se lo podía creer… Sí. Era Pinkie Pie, pero…-¡Pinkie Pie! ¿Te tengo que recordar que un rayo casi nos convierte en pura ceniza?

-¡Por cierto, chicas!-les dijo de pronto, ignorando totalmente las palabras de la pegaso-Es una suerte que estéis justo vosotras aquí y ahora porque os necesito. ¡Pasad, pasad!-les hizo un gesto de invitación antes de desaparecer de la ventana, que cerró con estrépito.

Las tres, un poco extrañadas por esa repentina salida y Rainbow en especial algo molesta, decidieron hacer lo que les había dicho. Rarity y Fluttershy, además, recordando el hambre que tenían y el original motivo de su presencia allí, lo hicieron sin dudar, seguidas de una enfurruñada pegaso azul cían.

La pastelería, como solía a esas horas, estaba medio llena y medio vacía, contando sólo la mitad de las mesas con algún pony o dos. Una amigable Derpy les dirigió un gesto de saludo desde una esquina mientras daba cuenta de uno de sus amados muffins, al que la unicornio y la pegaso amarilla contestaron de igual manera sin desviarse de su rumbo hacia la barra, detrás de la cual unos laboriosos señores Cake parecían muy ocupados.

-¡Buenos días, señora Cake!-la saludó Rarity amablemente-Me gustaría una caja de bombones. De esos que llevan licor y cereza, por favor. Y mi amiga Fluttershy-la mira, ésta permanece cabizbaja-, mi amiga querrá una caja de galletas de avena con trocitos de frutas del bosque. No sé si Rainbow querrá algo…-se dirige a la pegaso.

-No-se limitó a dar una seca y rusa negativa aquella, desviando y alzando la mirada con un gesto arrogante, lo que en un primer momento no supo como tomar la pastelera.

-¡Oh, no se lo tome a mal, señora Cake!-no pudo evitar intervenir Fluttershy-Discúlpela, es que está teniendo un mal día-intentó excusar a su amiga mientras ésta lanzaba un bufido.

-Claro, no pasa nada-asintió aquella-Voy a por vuestro pedido. ¿Lo tomaréis aquí o queréis que os lo envuelva para llevar?

-Aquí, gracias-le respondió Rarity-De hecho, estamos esperando a Pinkie, que nos ha dicho que quería hablarnos de algo.

-Muy bien-asintió la señora Cake, alejándose acto seguido rumbo a la cocina del local mientras, a su vez, las tres amigas se dirigían a una de las mesas libres y se acomodaban en ella.

-En serio, querida-le dijo finalmente Rarity a su enfurruñada compañera-Llevar el entrecejo fruncido tanto tiempo no sólo es malo para el cutis y te quita atractivo, también perjudica al buen ánimo del que una dama debe hacer siempre gala.

-…Creo que no habéis entendido la importancia de lo que os he contado-se limitó a sentenciar.

-Bueno… Yo… No es por molestarte, Rainbow… Pero si hablamos de magia, el criterio de Twilight me parece más…-buscó la palabra apropiada-…más… Bueno. Twilight se dedica a ella y es su talento especial.

-No se necesita saber magia para detectar lo que es un peligro-se cruzó de patas Rainbow, desviando la vista y pretendiendo que las ignoraba, haciendo que sus dos amigas compartieran una mirada de preocupación. ¿De verdad estaba Rainbow tan enfadada por ello? ¿Qué habría pasado realmente entre Twilight y la pegaso? ¿Habrían tenido una discusión tan fuerte? ¿O quizá la pegaso tenía algún otro problema?

Estaban así, con una creciente tensión, cuando de repente las tres se sobresaltaron cuando sobre la mesa de repente cayeron con cierto estrépito ciertos planos desplegados de varios puntos de Ponyville y junto a ellas surgió de la nada Pinkie Pie con un extraño casco de corte militar y, lo que era más llamativo, expresión seria y concentrada.

-¡Muy bien, camaradas!-comenzó a hablar en firme tono de mando-Ante nosotras tenemos una doble misión de gran importancia que vamos a afrontar con diligencia y mucho trabajo. Hay muchos preparativos pendientes y será mejor que ultimemos aquí y ahora mismo los detalles para poder ponernos pezuñas a la obra.

-Perdona, pero, Pinkie, amor, ¿puedes explicarnos de qué nos estás hablando?-le interrogó Rarity.

-¡Pues es evidente!-le replicó la pony rosa-Hablo de este súper-fin-de-semana que vamos a tener, con dos grandes celebraciones por delante. ¡Oh, será pinkie-tástico! He tenido muchas ideas para las dos, para la del sábado y para la del domingo que, ¡atención!, ¡será una fiesta doble!, ¿no es genial? Pero tengo tantos planes que creo que yo sola no voy a poder abarcarlos todos… Voy a necesitar vuestra ayuda y espero que os entreguéis con dedicación al proyecto, porque es muy importante. Tenemos a dos ponies a las que festejar en sus días y no quiero un solo fallo.

-Eh… ¿Dos grandes celebraciones, dos ponies?-sus amigas estaban por igual desconcertadas-…

-El sábado es el cumpleaños de Applejack, cierto-dijo Rarity-, pero… ¿Qué celebramos el domingo?

-¡Ah, sí!-asintió Pinkie-¡Aún no lo sabéis vosotras!-sus interlocutoras la miraron aún más expectantes, incluso Rainbow pareció dejar de lado su enfado para prestarle toda su atención-Pues celebraremos…-hizo una pausa dramática-… ¡La doble fiesta de bienvenida y de re-bienvenida de Trixie!-anunció con gran alegría, arrojando de repente confeti por encima de todas ellas.

Por un momento, tanto Rarity como las dos pegasos se quedaron totalmente asombradas, con los ojos como platos y las mandíbulas abiertas cual estatuas rugientes. Estaban ya acostumbradas a las extravagancias de su amiga, pero nunca se habrían imaginado que de repente les aparecería con semejante idea. Y, cuando tras unos instantes, estuvo claro que no lo decía en broma, la unicornio y la pegaso compartieron en seguida un rotundo gesto de desagrado.

-¡Pinkie Pie!-se escuchó, incluso aún más molesta que antes, la voz de Rainbow Dash-… ¿De qué…? ¿Cómo…?-se sentía tan enfadada que no lograba dar con las palabras-¿Es qué no sabes quién es Trixie? ¿Y cómo que una fiesta de bienvenida? ¿Acaso se va a atrever a volver por Ponyville después de lo que hizo?

-En esto no puedo menos que concordar con Rainbow-la secundo de inmediato Rarity-Trixie es una pony arrogante que, por sus mentiras, nos puso a todos, a todo el pueblo-recalcó-, en grave peligro. Además, es irritante y molesta. No sé cómo se te ocurre que celebremos nada en su honor. No se merece tales atenciones, Pinkie, si es que vuelve por aquí, que espero que no.

-…Y yo,…, bueno,…-Fluttershy no se sintió con fuerzas de mirar a su amiga al darle la razón a las otras dos-…No es que me parezca en sí mala idea, Pinkie, pero…Trixie no es una buena pony y, aunque volviera a pasar por Ponyville, no creo que debamos tener ningún trato con ella.

-¿Entonces no os alegra saber que, de hecho, Trixie ya está entre nosotros?-les preguntó una sonriente Pinkie, ajena a las expresiones de sus amigas-¡Venga! Precisamente lo mejor que podemos hacerle es una fiesta. Así nos alegraremos, ella se alegrará, nos divertiremos, nos haremos amigas y, ¡todo será pinkantástico!

-¿Qué? ¿Cómo que Trixie ya “está entre nosotros”?-le preguntó la pegaso cían mascando las palabras.

-¡Oh, sí, Dashie! ¿Es qué no os habéis enterado?-les explicó la pony fiestera-Hace ya unos días que está alojada en Sweet Apple Acres. Por lo visto la encontraron una noche en muy mal estado, la acogieron y ha estado allí desde entonces. Y es que Applejack y su familia son muy hospitalarios y buenos ponies, ¿verdad?

-¿Cómo puede ser que Applejack le haya dado cobijo a esa timadora y farsante?-se preguntó, indignada y en voz dura para lo habitual en ella, Rarity-¿Es qué se ha olvidado de lo que nos hizo? ¿De la monstruosidad verde en que convirtió a mi linda cabellera? Después estuve casi nueve horas, ¡nueve!, para arreglarme la crin.

-Puede que Trixie no fuera tan mala como piensas, Rarity-le respondió Pinkie, que no terminaba de comprender los sentimientos tan hostiles de sus amigas por la unicornio-O quizá no lo sea ahora. En cualquier caso, donde hay alegría, los rencores se disuelven y reina la armonía-dijo sonriente-, y, además, podríais darle una oportunidad. Applejack dice que puede ser agradable si sabes tratarla.

-Pues quizá nosotras no queramos aprender a tratarla-Rainbow Dash realmente no se podía creer como de repente todas sus amigas parecían haber perdido el juicio… Twilight ignorando un peligro evidente, Rarity y Fluttershy haciendo los mismos oídos sordos, Applejack acogiendo a Trixie y Pinkie Pie pensando en hacerle una fiesta, ¡no, dos fiestas en una! Necesitaba salir de aquel infierno-¡Oh! Me voy a practicar-se limitó a anunciar, antes de salir volando a gran rapidez.

-Esta querida Rainbow no es realmente capaz de resistir apenas unos minutos de tranquila conversación-apuntó Rarity.

-Bueno… La verdad es que tiene que practicar de verdad, veréis…-empezó a comentarle Fluttershy.

-Pero, en serio, Pinkie-la ignoró Rarity-Lo siento. Si quieres preparar una fiesta para Trixie, por mí, adelante, pero no podrás contar con que vaya. Menos con mi ayuda para tal…despropósito. Lo siento, querida, pero es mi decisión final. Y creo poder hablar por Rainbow Dash y por Fluttershy al decirte que ellas tampoco.

-¿En serio no pensáis ayudarme?-Pinkie Pie les dirigió una mirada de cachorrillo abandonado-Pero… Necesito vuestra ayuda, si no, puede que no logré poner en marcha todo lo que tengo pensado… ¡Y serían dos fiestas estupendas! ¡Épicas!

-…Eh… -pareció dudar Fluttershy, que se conmovía ante los ojillos lastimeros de su amiga.

-Hemos dicho que no y es nuestra última palabra-intervino, cortante, Rarity.

-¿Fluttershy?-amago un último intento Pinkie.

-Yo…yo…-empezó a temblar, sintiéndose muy presionada-¡Lo siento, no puedo!-dijo simplemente antes de imitar a Rainbow y salir volando del local.

-¡Querida, tus galletas!-intentó en vano recordarle Rarity.

-…Pero…Si no me ayudáis… Quizá la fiesta no esté lista… Y si tampoco vais… No será pinkantástica, ni siquiera fantástica ni medio-fantástica…-la crin y la cola rosadas le empezaron a vibrar suavemente a Pinkie-…Y no habré cumplido lo que le dije a Trixie y se decepcionará y estará triste, y todos nos pondremos tristes, y no tendremos ganas de hacer nada, apáticos… Y no habrá diversión, ni alegría, y lo mismo nos dará estar acompañados que solos y no seremos ya como verdaderos amigos…-al terminar de decir esto, el pelo de la pony rosada cayó como si un globo de agua le hubiera explotado encima, desplomándose liso y lacio sobre su cabeza-…¡Y no podré hacer nada!

-Oh, Pinkie…-buscó Rarity las palabras para consolar a su amiga-…No digas eso…

-Pinkie, tesoro, ¿qué es lo que ocurre?-intervino la señora Cake, preocupada, que llegaba a la mesa con los bombones y las galletas-¿Es qué ha pasado algo?-le preguntó a Rarity-¿Alguna mala noticia?

-¡Qué voy a perder a mis amigas!-le gritó Pinkie a modo de respuesta antes de salir, al borde del llanto, corriendo hacia la escalera, rumbo a su cuarto.

-¿Puedes contarme qué ha pasado?-le dirigió una dura mirada la señora Cake a la unicornio, la única que quedaba ya de las cuatro.

-¿Sabe?... Creo que prefiero que prepare mi pedido para llevar-le dijo Rarity, intentando mantenerse sonriente y deseando en su interior que la tierra se la tragase.
Última edición por Mishiro el 07 Feb 2015, 20:29, editado 3 veces en total
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure] (Añadido nuevo capítul

Notapor EdoNova » 19 Ene 2015, 15:18

Espero con ansias el capítulo 10, realmente D:
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Capítulo 4 retocado

Notapor Mishiro » 20 Ene 2015, 22:30

Capítulo 9.3

Spoiler:
El Cooklight’s Barracks era un humilde restaurante situado en una de las avenidas principales sobre las que se articulaba el, hasta hacía unos años, casi abandonado barrio de la princesa Luna, que durante siglos había sido un distrito casi marginado de Canterlot hasta que la nocturna alicornio regresó de su exilio y fue reintegrada en sus derechos dinásticos. Cuando Twilight se dio cuenta de que estaban entrando en él, no pudo dejar de sorprenderse, al tiempo que sintió una gran curiosidad por ver cómo era una parte de Canterlot en que un nunca había estado hasta ese momento.

El contraste que había con el resto de la ciudad le fue notorio nada más llegar y recibir la primera impresión. Ear encabezaba la marcha y se notaba que conocía bastante bien el camino, pues les prestaba mucha más atención a ellos, hablándoles sobre los distintos platos y delicias que podrían probar en el restaurante, que en fijarse por dónde volaba. La mayor parte de las calles por las que pasaban estaban desiertas, pues una gran proporción de los habitantes de aquel barrio era bats-ponies, que tendían mayormente a tener una vida nocturna y a descansar cuando el Sol de Celestia cruzaba el firmamento. Twilight pudo ver muy pocos transeúntes por el camino.

También en su apariencia y arquitectura de sus edificios presentaba el barrio de Luna rasgos particulares que lo diferenciaban del resto de la ciudad. Visualmente, imperaban los tonos rojos oscuros y negros, otorgando una oscura ambientación a las calles. Los edificios de piedra presentaban altos muros, recargados de frisos, columnatas adosadas, portales y galerías. Las elegantes y refinadas columnas jónicas y corintias que predominaban en otras zonas de la ciudad eran desplazadas por sólidas y pesadas columnas dóricas sobre las que se alzaban grandes torres que se alzaban y parecían cubrir el cielo. Los oficios se remataban más con estilizadas terrazas, pisos escalonados y finas aguas que con las cúpulas y bóvedas usuales en el resto de Canterlot. Rodeando los edificios, arrojando su sombra por las calles, se encontraban hileras e hileras de altos y estilizados cipreses, el árbol predilecto de la princesa Luna.

-Y, ¿vais mucho a ese local?-le preguntó Twilight a Earion en un determinado momento, mientras éste disertaba sobre las variedades de patata que empleaban en aquel.

-Oh, siempre que logro alejar a Fog de la insulsa cafetería del Celestium venimos aquí. Es un lugar modesto, pero te aseguro que no se puede comer mejor en casi ningún otro sitio de Equestria. El dueño fue durante mucho tiempo soldado, miembro de la guardia de la princesa Luna, y durante sus años de servicio tuvo la oportunidad de viajar, recorrer y estar en muchos lugares y conocer sus diversas gastronomías, y ahora emplea todos sus conocimientos para crear en este restaurante unas delicias como en muy pocos sitios puedes encontrar. Te lo aseguro-sentenció solemnemente.

-¿Sirven joyas?-le preguntó Spike mientras se relamía, esperando una respuesta afirmativa y pensando en que Ear no habría dejado de pensar en él a la hora de llevarles a aquel lugar.

-Lo siento mucho, Spike-se disculpó Earion-Pero me temo que no. Casi todos sus clientes habituales,.., bueno, básicamente casi todos menos nosotros, son miembros de la guardia lunar y, claro, prefieren una buena bandeja de higos que un plato de rubíes. Yo conocí el local hace ya unos años, de casualidad, por un amigo del conservatorio que está emparentado con el dueño y, desde entonces, he sido un cliente fiel. Mejor dicho, lo hemos sido, Fog y yo.

Cuando finalmente llegaron al lugar, el establecimiento estaba medio vacío, con apenas una escasa docena de clientes, poco más, sentados en algunas de las mesas. La mayoría de ellos eran bats-ponies y casi todos, por sus uniformes o cascos, se delataban como miembros de la Guardia Real de la Princesa Luna. El salón no era especialmente grande, pero estaba lo bastante bien organizado como para dar una a los que entraban una clara y agradable sensación de espacio y amplitud. El ambiente que se respiraba era marcial, típico de los bares creados y/o frecuentados por militares, y todo tenía allí una manufactura que recordaba a las cantinas propias de los campamentos y de los cuarteles de la guardia nocturna. Por todas partes destacaban, bien visibles y en un primer plano, los símbolos de la princesa Luna y de su tropa, en los estandartes colgando de la pared, en el expositor con viejas medallas y conmemoraciones, en el gran retrato de la alicornio nocturna que destacaba tras la barra, etc.

Al entrar, Twilight recorrió con interés el lugar con una escrutadora mirada, deteniéndose en cada llamativo detalle. Ella conocía muchas cosas de la guardia solar de Celestia, por su propia estancia en Canterlot, por su relación con la propia Princesa y, sobre todo, por las numerosas anécdotas y cosas curiosas que a lo largo de los años le fue contando su hermano en sus cartas, pero de la tropa al servicio de la alicornio negra no sabía casi nada. La guardia lunar era tan antigua como su paralela al servicio de la diosa del día y había permanecido activa tanto como aquella, incluso durante el milenio en que la princesa Luna sufrió su largo exilio. Este hecho, por otro lado, no había mellado un ápice el espíritu de lealtad y unión que congregaba a sus miembros en torno a aquella. Al contrario, según le había dicho Shining, los bats-ponies a su servicio sentían por su soberana un profundo e inquebrantable sentido de devoción y fidelidad, así como también tenían un arraigado orgullo por la unidad a la que pertenecían. De hecho, en general, los bats-ponies, la mayoría nacidos en Hollow Shades, sentían una estrecha relación con la princesa Luna y en su pueblo se la respetaba como a la más importante gobernante de Equestria, aún más que a su hermana Celestia. Para ellos, ser miembro de su guardia era uno de los más altos honores que podían llegar a obtenerse para un pony.

Estaba dándole vueltas a aquello cuando precisamente uno de aquellos bat ponies, al verles en la puerta, se levantó y se dirigió con paso rápido y firme hacia ellos. Se veía mayor y curtido, el aspecto que se esperaría en un veterano, y por el delantal que llevaba y su gorro de cocinero, la unicornio intuyó que quizá era el mismo Cooklight. Éste se acercó directamente a Ear y ambos, como si lo hubieran practicado, chocaron amistosamente sus cascos a modo de saludo.

-¡Ear!-le saluda alegre y, girándose hacia Dremtly-¡Fog! Que alegría veros de nuevo y…-se fija en la unicornio lavanda y en el pequeño dragón que lleva sobre su lomo-… ¡Vaya, por Su Alteza! ¡Si incluso habéis traído compañía! ¡Esto sí que es una novedad!

-¿Y cómo íbamos a pasar más tiempo sin venir a comer alguna de tus recetas maestras?-le replicó Ear, también animado-Ella-le señala a la unicornio-, es Twilight y su amigo, que va sobre ella, el dragoncito, se llama Spike. Ella es la nueva estudiante del Celestium y está trabajando con Fog y claro, ¡no podíamos dejar de traerles para que probasen tus estupendas berenjenas, claro!

-¡Oh! Un placer conocerla, señorita-le saluda el bat ponie con una pequeña reverencia-Espero que mis habilidades culinarias no la defrauden, pues me temo que los halagos de Ear tienden a exagerar un poco cuando se trata de mis modestas cualidades como chef.

-No he exagerado nada-se defendió de inmediato aquel con tono duro y fingido enfado.

-Estoy segura de que Ear ha hecho un juicio exacto sobre su cocina, señor-intervino Twilight, queriendo ser, ante todo, cordial y amable.

-¡Vaya! Pareces una joven muy agradable y simpática-comenta el cocinero.

-Y no le puedes contradecir…-le dijo en tono burlón el pegaso-…porque no vas a llevarle la contraria a una dama. Y menos a una aprendiz personal de la princesa Celestia.

-…-se quedó por un momento la unicornio en silencio, aunque sentía que debía decir algo. No le gustaba nada que ese dato se supiera entre ponies a los que acababa de conocer para evitar que nadie la tomara por una engreída o soberbia ni que la tratara de forma diferente, como si fuera una especie de noble o aristócrata a la que hubiera que reverenciar… Y, para su disgusto, Ear se ponía, sin discreción alguna, a difundir con toda tranquilidad y normalidad esa información… En aquel momento no le habría importado usar con el pegaso un hechizo de silencio… O uno que le permitiera transformarle en sapo o en alguna criatura semejante y de lenguaje ininteligible-…Oh. Realmente la princesa Celestia tiene muchos jóvenes como alumnos, pues siempre toma bajo su ala a los que encuentra capaces para el estudio de la magia o para la dedicación a las artes, no es algo que sea en sí un gran mérito. Para ella es parte de su deber como soberana de Equestria. No es que yo sea especial o algo así por ello.

-¡Pero, Twilight!-saltó Spike sobre su lomo-¿Qué dices? Si la princesa Celestia siempre está diciendo que eres su estudiante predilecta y la….-no puede seguir hablando porque, desesperada para callarle, a la unicornio no se le ocurre más que cerrarle la boca con su pata.

-La Princesa,…, es que la Princesa es muy amable y educada, y le gusta hacernos sentir bien a sus estudiantes…-dice nerviosa lo primero que se le ocurre mientras una gota de sudor nervioso le recorre la frente y desea por un momento salir de allí corriendo, que la tierra se abriese y la tragase, cualquier cosa con tal de no tener a los otros dos ponies mirándola como si estuviera loca-…Y dice eso de muchas de sus estudiantes y alumnos…Para animarles.

-Ya veo, ya-asintió Cooklight, echándose a reír, acompañado de Ear mientras Fog, presa de vergüenza ajena miraba a otro lado-Bueno…-logró tranquilizarse mientras se frotaba el ojo derecho-… ¿Queréis que os preparen vuestra mesa de siempre?

-Por favor-asintió de inmediato el otro, haciendo que el alado nocturno se pusiera en camino mientras daba en voz alta algunas indicaciones a otro bat pony que Twy dedujo era un empleado del local, que había permanecido sentado a una de las mesas, jugando a las cartas con algunos de los clientes con armaduras. Parece que no tenían mucho trabajo, al menos a aquellas horas. Posiblemente, desde la perspectiva de los bats-ponies, era muy temprano.

“Su mesa de siempre”, se repitió a sí misma Twilight en su cabeza mientras seguía a los otros tres ponies hacia una de las esquinas, “realmente deben de venir a menudo”. El lugar le parecía curioso y más interesante aún que Fog y Ear acudieran a él, siendo un local claramente enfocado a un público muy concreto y en el que en principio no encajaban ni lo más mínimo. Ear parecía un espíritu libre, ajeno a cualquier sistema de disciplina, mucho menos a la rigidez de la vida militar. Y Fog, como erudito y estudioso del Celestium, dónde todos sus miembros se jactaban de sólo acatar la autoridad de la razón, no era precisamente el unicornio más inclinado a apreciar los valores marciales. Pero allí estaban los dos, en un bar enfocado a soldados de la guardia de la princesa Luna.

La mesa a la que Cooklight les condujo, como las del resto del local y a diferencia de lo que era la norma en los restaurantes, era rectangular y contaba con bancos en sus lados mayores en lugar de sillas. Tenían una apariencia propia de las cantinas de los cuarteles y a primera vista eran muebles toscos y rústicos. Austeros, como correspondía a la ambientación del lugar. Sin embargo, como Twilight descubrió al sentarse, no resultaban para nada incómodos. Era un lugar bien iluminado, el mejor de todo el establecimiento y quizá por eso el elegido por ambos ponies para sentarse, a causa de una cercana ventana que, por su posición, hacía que los rayos del sol lo enfocasen directamente casi como si fueran un foco. Resultaba agradable.

-Bueno, amigos-les dijo animado Cooklight mientras sacaba una pequeña libreta de un bolsillo de su delantal y un pequeño lápiz-Vosotros me diréis qué vais a querer.

-Oh, sí-le respondió de inmediato Ear, con claro ánimo de hablar por todos-Eh…Para Twilight, como te he dicho, tus berenjenas rellenas con salsa davonesa, el joven dragón Spike…

-¿No tendrá algo con joyas?-saltó entonces aquel, interrumpiéndole.

-Spike-le regañó Twilight-Ya te ha dicho que es poco probable que sirvan ese tipo de comidas aquí.

-Oh, pues normalmente es así-intervino el cocinero-, pero, afortunadamente para nuestro amigo, resulta que dentro de poco llegará una pequeña embajada a Canterlot desde varios de los reinos de los dragones y hay ciertos miembros de la escolta del embajador de Angmar que a veces, por cierto amigo que tengo en la guardia de Su Alteza, me han hecho pedidos. Y yo no soy muy bueno cocinando gemas, pero tengo casualmente unos diamantes que me han sobrado de unos preparativos con los que quizá podría hacerle algo a nuestro joven amigo.

-¡Oh!-se relamió visiblemente Spike, dirigiendo una mirada suplicante a su “hermana”-¿Has oído eso, Twy? ¡Diamantes!

-Sí-asintió Ear antes de que aquella pudiera reaccionar-Los diamantes para Spike. Fog y yo…-pareció dudar-Optaremos por lo mismo que nuestra amiga, berenjenas rellenas también.

-No-abrió entonces la boca por primera vez Fog, que había permanecido callado prácticamente desde que salieron del Celestium-Yo quiero pimientos asados con crema de calabaza-corrigió al pegaso con tono indiferente y sin molestarse en levantar la mirada, que tenía clavada sobre la superficie de la mesa ante sí.

-Muy bien…-apunta con tranquilidad Cooklight los platos en su pequeña libreta de notas-¿Qué os traigo para beber?

-Yo diría que una botella de sidra, ¿no?-les pregunta Ear a los otros que asienten con su silencio-Sí. Una botella de sidra-le confirma al bat pony, que, tras tomar una última anotación, se apresura a encaminarse en dirección a la cocina. Tras la marcha de aquel se hizo un momento de silencio que el pegaso buscó cómo romper-Bueno,…-buscó algo que decir-…, dime, Twilight, tengo entendido que hace poco tiempo que estuvisteis, tus amigas y tú, involucradas en la restauración del imperio de Cristal… ¿Es cierto lo que se cuenta sobre lo que pasó allí?

-¡Oh, aquello fue asombroso!-saltó Spike, que saltó con emoción al oír el tema-Increíble, ¡más de lo que cuentan! Veréis, Twilight logró dar con el corazón de cristal, que estaba oculto en el antiguo castillo del malvado rey Sombra y, tras recobrarlo, la princesa Cadance lo uso para proteger y salvar el imperio de Cristal.

-Oh…-Twilight, intentando no sonrojarse ante aquella forma tan halagadora con que Spike hacía alarde de sus “proezas”-Realmente no fue tan… Spike lo ha dicho de manera que parece que fue un logro mío, pero nada más lejos de la realidad. Mi parte, al recuperar el corazón de Cristal, fue sólo una de las “batallas” que tuvimos que librar, por así decirlo. Aquel, por sí, no habría servido de nada y fue sólo parte de un proyecto más grande. Para empezar, la princesa Cadance fue la que durante bastante tiempo mantuvo la amenaza de Sombra contenida fuera de la ciudad. Luego, mientras yo buscaba información, mis amigas se encargaron de animar a los ponies de Cristal, lo que era un paso vital, ya que el Corazón en sí no es un objeto con un poder propio, su papel es ser un catalizador, que recoge la energía de los ciudadanos del imperio y, con la guía del soberano, puede ser canalizada para la defensa de la ciudad. Además, si no hubiera sido por la pronta reacción de mi ayudante número uno…-añadió dirigiendo una mirada sonriente al dragón, que se colocó en una pose orgullosa ante la mención-, que tomó sobre sí el peso de llevar la joya para entregársela a la Princesa cuando una trampa, fruto de la magia negra del rey, me capturó, la catástrofe no se habría evitado. En suma, fue un trabajo y un logro de todos.

-Pues a mí me sigue pareciendo una gran proeza-le replicó Ear, mientras se levantaba un momento para ayudar al camarero, que había acudido a disponer la mesa con servilletas, cubiertos, copas y demás utensilios, concluyendo con una botella de sidra que abrió y con la que llenó las distintas copas, procurando Twilight que no sirviera más que unos sorbos en la de su “hermanito”-Infiltrarse en los pasajes perdidos del oscuro rey para encontrar el camino hacia aquel poderoso talismán… Realmente no creo que sea una hazaña que pueda exagerarse, ¿no te parece, Fog?

-Sí, tienes razón-se limitó a decir el unicornio en voz baja, poco proclive como era de esperar a intervenir mucho en la conversación. Ear le miró un momento con preocupación, pensando en cómo lograr animarle, pues esperaba lograr que superara sus trabajas, al menos con Twilight, y que ésta empezará a verle como algo más que un colega de estudios… Aunque, de momento, se dio cuenta, sin duda sería ahí, de las cuestiones de hechicería, de dónde encontraría un tema con que darles conversación.

-Así que… Twilight, cuéntanos, ¿dices que quedaste atrapada por un conjuro de magia negra?

-Sí, así fue, a causa de unos cristales oscuros que surgieron del suelo como una barrera trampa cuando tomé el corazón de cristal del pedestal en que estaba situado. Éste cayó fuera del alcance de aquel conjuro del rey, pero yo quedé presa, encerrada y ya no pude encontrar forma de salir hasta que la derrota del mismo Sombra supuso su anulación-le respondió la unicornio, detallándole mejor el hecho.

-¿Cómo eran esos cristales?-no pudo, por curiosidad intelectual, evitar preguntar Fogsun, que se sintió inmediatamente interesado por aquella cuestión.

-Tenían una estructura de espejo y uniones asimétricas y estaban imbuidos de una poderosa energía oscura, aunque no tenían, por suerte, activado ningún hechizo.

-¿Por qué “por suerte”?-le preguntó Ear, queriendo que la charla prosiguiese.

-¡Oh!-suspiró molestó Fog por una pregunta que consideraba irrelevante-Evidentemente porque de haber ido activados por un hechizo, podrían haber actuado de manera ofensiva en lugar de sólo aprisionarla. Y…-pasando a lo que él le interesaba-…esos cristales,…, ¿eran como los de la cueva de Xares?

-No, los cristales xeráficos son realmente parecidos pero, al ser generados de forma natural por las propiedades mágicas de la tierra dónde crecen, son más estables y reactivos. Éstos eran… Bastante más simples.

-¿Es posible que sólo tardarán en reaccionar porque los poderes del rey Sombra era todavía débiles o quizá debido a que las uniones asimétricas ralentizan el flujo de la magia en una estructura de espejo? O quizá las dos cosas…-reflexiono Dremtly en voz alta más que preguntó, pero Twilight no dudó en recoger el testigo:

-Ambas son opciones muy posibles-asintió, también pensativa-Pero, al fin y al cabo, esos cristales dependían de la propia magia del Rey, por lo que yo creo que podemos postular de momento por la primera solución. Además, estos cristales, como digo, no se comportaban del todo como los xeráficos, siendo creaciones artificiales, y quizá no puedan contener tanta magia como aquellos. Y, por último, todos los “cristales” del imperio de “Cristal”-recalcó el nombre-, tienen valores propios y particulares, por lo que no conviene aplicarles sin más las normas que conocemos para otras regiones de Equestria y del mundo.

-Eso suena interesante. ¿Hay alguna característica común que distinga a los cristales del Imperio del resto?

-Es posible que sí, pero, por desgracia, no tuve ni el tiempo ni la ocasión para realizar un estudio completo y con un muestreo suficiente de referencia.

-Es una auténtica lástima-comentó el unicornio con tono de estar realmente apenado por ello-Pero me ha interesado, mucho más que los cristales oscuros, el tema del corazón de Cristal. Según has dicho, no es un objeto de poder en sí, puesto que no tiene capacidades propias, sino un catalizador que se nutre de la energía de los ponies de cristal. ¿Es así, no?

-Sí, así es.

-¿Y cómo son los ponies de cristal? ¿Qué relación tienen con los cristales? ¿Y su esencia mágica… Es distinta a la de los demás ponies? ¿Tiene algo que ver esa distinción tan interesante con las demás peculiaridades del Imperio?

-Eh…Fog, oye-intervino Ear, que por varias razones quería desviar la discusión-¿No crees que al menos deberías hacer las preguntas de una en una? Quizá puedas molestar a Twilight.

-¡Oh, no, no!-se apresuró a intervenir la propia unicornio-Lo cierto es que las preguntas de Fogsun son más que lógicas y perfectamente válidas. Darían para un interesante debate, pero, como digo, no tuve mucho tiempo para investigar ninguno de esos temas y, de momento, el imperio de Cristal sólo ha planteado más y más dudas a los que nos hemos acercado e intentado estudiarlo.

-¡Oh, sí, suena muy emocionante!-intervino de nuevo el pegaso-En cualquier caso, conocido o no, lo que yo he escuchado es que es una hermosísima ciudad que sin duda, se merece una visita.

-¡Oh, sí!-se apresuró a intervenir Spike, que también se había aburrido y, en parte como Ear pretendía, quería evitar que los dos unicornios retomaran su conversación sobre ciencias mágicas-Es casi tan preciosa-alargó esta palabra hasta el extremo-como la misma Canterlot. Todo allí reluce, claro, como es de cristal… Y, además, para cuando nos íbamos, le estaban levantando una gran estatua a Twilight. Allí todos la consideran y la reverencian como la “salvadora del imperio”-afirmó, con pose orgullosa por los logros de su “hermana”.

-Bueno…-aquella tuvo que admitirlo a pesar de que aquella referencia le resultaba algo incómoda-…fue un honor excesivo el que quisieron concederme, pero según Cadance,…, la princesa Cadance-se corrigió a sí misma al instante-, no era buena idea ni sensato negarme, por lo que tuve acceder a ello.

-Sí que te lo mereces, Twilight-insistió Spike-No le hagáis caso-se volvió hacía los otros dos-Ya veis que lo que pasa es que es muy humilde.

En ese momento, mientras la unicornio pensaba en como replicarle a eso, el camarero llegó hasta la mesa, portando con habilidad una amplia bandeja con tres platos.

-La berenjena rellena de la Señorita… La tuya, Ear… Y tus pimientos asados, Fog-fue sirviendo cada plato a su respectivo comensal-Me temo, dragoncito, que el chef necesita un poco más de tiempo para tener tu comida-dijo, retirándose acto seguido.

-Bueno, no pasa nada, no hay tanta hambre como para no esperar-comentó Twilight, pensando en no incomodar a su “hermanito”.

-¡Oh, no! ¡No os preocupéis!-le contestó, sin embargo, aquel-Vosotros empezad, no se os vaya a enfriar. Que no pasa nada.

-¿Estás seguro, Spike?-le preguntó, realmente preocupada, Twilight.

-¡Que sí, Twily!-fue la firme respuesta de Spike-Vosotros comed y no os preocupéis por mí.

-Oh, de acuerdo-asintió aquella, dando, como los demás, el primer bocado a su plato-¡Oh, vaya! Realmente esto está…delicioso-saboreó la berenjena rellena de patata gratinada.

-Ya te lo dije-se jactó el pegaso casi como si fuera mérito suyo-De los mejores lugares para comer de toda Equestria. Otro día tienes que venir a probar su estofado de coliflor.

-¡Oh, desde luego me lo apunto!-asintió ella, real y muy gratamente sorprendida al comprobar que los elogios del ayudante de Dremtly no habían sido para nada exagerados ni inmerecidos.

-Por cierto-saltó de repente Ear-Por curiosidad, ¿cómo se cruzan los caminos de una estudiosa unicornio y de un bebé-dragón? ¿Dónde os conocisteis?

-Oh, es muy fácil de explicar-le respondió ella-Fue en mi examen de ingreso para la escuela de unicornios superdotados. Abrir el huevo de Spike fue la prueba final del mismo y, desde entonces, desde que nació, ha estado conmigo. Para mí es más bien como mi hermano pequeño y es casi un hijo para mis padres-les contó.

-Así es-asintió el dragoncito, orgulloso de su familia pony.

-¡Oh, el examen! ¿Te acuerdas de cuándo lo hiciste tú, Fog?-saltó Ear-Oh, sí, ese día estabas incluso más nervioso que lo normal-comentó el pegaso, haciendo que su amigo mirara hacia otro lado, como queriendo ignorarle. .

-Oh, bueno, eso es normal-intervino Twilight-Yo también estaba muy tensa. ¿Y cuál fue tu prueba principal, Fogsun?... Si quieres decirlo, claro.

-Oh, pues tuvo…-empezó el pegaso a responder, siendo interrumpido por su amigo.

-Puedo hablar por mí, Ear-fulminó a Razid con la mirada-…Nada complicado. Sólo tuve que activar la magia de un talismán antiguo.

-¿Y…aprobaste?-le preguntó Spike.

-¡Por favor, Spike!-rió Twilight-Es evidente que sí, o de lo contrario no sería ahora mismo miembro del Celestium, ¿no te parece?

-Ah…Sí, supongo-se encogió de hombros el dragoncillo.

-¡Oye!-de repente se dio cuenta la unicornio-Creo que tenemos edades parecidas, por lo que quizá incluso coincidimos. ¿Tú tuviste clases de pociones con la profesora Spamare?

-¡Oh, sí!-respondió Dremtly con un tono animado, pasando de repente a entonar con voz temblorosa-“El alumno, el alumno joven de hoy, no tiene contacto suficiente con el texto vivo, por eso, claro le encomienda usted que vaya a la biblioteca, a consultar bibliografía, y se pierde. Hay que consultar y manejar El Libro, El Libro Vivo”.

-Sí, es cierto-río Twilight, recordando también aquellas frases que ambos tantas veces habían escuchado de la anciana unicornio en aquellas clases repletas de calderos burbujeantes y redomas brillantes-“No quiero movimientos absurdos de cuernos ni vanas exhibiciones de telequinesia en esta clase. Aquí venimos únicamente a estudiar los principios del sutil arte de las pociones”.

-Sí. Y cuidado como no llevases los trabajos bien presentados, con el tamaño adecuado de letra y todo conforme a sus cambiantes especificaciones.

-¿Tú también tuviste que repetir el trabajo sobre los diversos usos de la adormidera?

-No, por suerte no-sonrió Dremtly, orgulloso de aquel “pequeño logro”.

-Oh. Pues yo sí-le puso por unos momentos cara de enfado Twilight, pero río en seguida, a lo que él respondió con el esbozo de una sonrisa-Aunque al final logré pasar la asignatura con sobresaliente.

-¿Y tú cuánto sacaste, Fogsun?-le preguntó Spike, interviniendo de repente y haciendo que el unicornio desviara la mirada.

-¡Spike!-le reprochó su hermana.

-¿Qué?-se encogió aquel de hombros, no entendiendo la protesta de la pony lavanda.

-La verdad es que ya no lo recuerdo...-empezó a contestar con voz insegura Fogsun.

-En esa sacaste un notable alto, que es una muy buena nota-intervino Ear, para disgusto de su amigo, que se quedo cabizbajo y sonrojado, deseoso de desaparecer de allí por la vergüenza-¡Eh, es verdad que es muy buena!-intentó animarle.

-La verdad es que sí…-asintió Twilight, a su vez también un poco sonrojada, tanto porque no le gustaba airear sus méritos y lamentaba haberlo mencionado tanto por eso como por la molestia que le había ocasionado a Fogsun. Busco cambiar de tema antes de que Spike pudiera meter la pata-Y… Vosotros parecéis también muy unidos… ¿Dónde os conocisteis?

-¡Oh, nos conocemos prácticamente de toda la vida!-le respondió, aparentemente entusiasmado, Ear-De hecho, fuimos amigos de la infancia prácticamente desde que nacimos y crecimos realmente en la misma…

-En el mismo pueblo-le interrumpió Fogsun, aparentemente distraído mientras mezclaba un trozo de pimiento con el puré-Ponytown. No creo que lo conozcais.

-Ponytown…La verdad es que nunca hemos estado-contestó la unicornio-…pero, por curiosidad, como la mencionaste el domingo, la busqué en el mapa y vi que estaba situada bastante al sur de Equestria, al sureste de las Bandlands y cerca de la costa.

-Sí-asintió Dremtly-Fue desde su fundación un pequeño enclave entre la costa oriental y las montañas de Fuego, lugar en donde en su tiempo tuvo la sede de su poder Atila, “el Humo” y donde siglos después se levantaría Ádralon, la corte y capital de los reyes de Hiponia. Hoy, como ayer, está a merced de la coyuntura que le imponen las dos ciudades importantes de la región, la antigua y portuaria Bostmount y la sede del virreinato, Celsylvania, que tras la integración de la vieja Hiponia en Equestria, se convirtió en la capital de la nueva provincia de…

-Fog, por favor-no pudo aguantar más Ear-A ella no le interesa oír eso.

-Bueno, lo cierto es que…

-¿Y cómo es Ponytown?-fue el turno de Spike, en improvisada complicidad con el pegaso, la que impidió que la unicornio pudiera hablar en pro de la “lección de historia” que Dremtly parecía dispuesto a improvisar.

-Oh, pues es un agradable y pequeño pueblo-le empezó a responder Ear en seguida-, situado entre las montañas y el mar. Es cierto que no es un lugar… “importante”, pero sí fantástico y genial para vivir. Ponytown está en el fondo de un pequeño valle conformado por dos anchos ríos y se encuentra ceñido en todo su alrededor por una verde huerta que hace siempre flote en el aire el agradable aroma de los árboles frutales. Nunca está en silencio e, incluso en los días más silenciosos, uno puede deleitarse con el canto de los pájaros o con el rumor del agua, que, constante en el fluir de los dos ríos, resulta especialmente relajante. Las casas son sencillas, salvo algunas, que imitan el pomposo estilo rococó que tan del gusto fue durante siglos de los ricos, y hay pocos edificios destacables, pero contamos con un magnífico teatro, que se usa tanto para la representación de dramas escénicos como para conciertos. Además, muy cerca del pueblo, hay un precioso y amplio lago que tiene una significación muy especial, pues allí se celebra el “Festival del Brillo Carmesí” entre otras cosas..

-¿El… “Festival del Brillo Carmesí”?-repitió con curiosidad Twilight-Nunca lo he oído mencionar. ¿En qué consiste?

-Oh… Es una de las cosas que más amo de Ponytown, sin duda-le empezó respondiendo Ear-Y es realmente precioso. Bueno… Esto te lo podría explicar mejor Fog, pero creo que me permitirá que lo haga yo…-le echó una mirada de reojo al unicornio, que sólo suspiró, como dando con desgana su consentimiento-…Los fundadores de Ponytown, de Hiponia en general... Siempre tuvieron un gran aprecio por la figura de la Princesa Luna y, por eso, establecieron una celebración en su honor, en honor de la luna y de las estrellas, con diversos actos y festejos, celebración que, como otras, se fue ampliando y sumando eventos conforme pasaron los siglos. Una parte del festival que, como digo, se llama “del Brillo Carmesí”, se celebra en el lago. Los participantes nos montamos en unos pequeños… “barquitos” construidos precisamente para la fiesta y, tras adentrarnos en el lago, ponemos en el agua a flotar una gran cantidad de faroles de variopintas formas, todos elaborados con materiales vegetales y que son un símbolo de las estrellas y una especie de… “presente”, por así decirlo, de homenaje a la soberana de la Noche.

-Debe ser algo muy bonito de ver-comentó Twilight.

-¡Oh, sí!... Es precioso-asintió el pegaso-La luz rojiza de los faroles destaca como si fueran pequeños soles, flotando sobre las negras aguas, apenas iluminadas por la pálida luz de la luna y las estrellas…-el tono de Ear se escuchaba teñida de melódica, casi poética nostalgia, mientras les pintaba aquel retrato a la unicornio y al dragoncito-Además, algunos, los mayores y los menos avezados a navegar…-le dirige una mirada algo burlona a su amigo-…ponen sus faroles desde la orilla, aunque desde las barcas es mejor porque así te aseguras de que no se queden encallados en alguna roca por el camino, y luego suben hasta lo alto del llamado acantilado de las Anclas, desde donde se dice que se obtiene una vista espectacular… Aunque yo no la he visto. Siempre prefiero ir en los botes… ¡Oh! Esto me recuerda una graciosa anécdota que le paso a Fog en el último festival al que acudimos juntos, ¿te acuerdas de eso, Fog?

-¡No!-respondió aquel con algo de brusquedad y totalmente rojo, lo que evidenció la falsedad de su respuesta.

-Evidentemente creo que querías decir… ¡Sí!-se burló de él Ear-Y es que es una buena historia, imposible de olvidar a pesar de todos los años transcurridos. ¿Queréis oírla?

-No creo que a ellos les interese-intentó desviar el tema el unicornio, pero sus palabras sólo terminaron de despertar la curiosidad de Twilight y Spike por escuchar aquella historia.

-Pues yo creo que les despierta el suficiente como para que quieran que se la cuente-se encogió de hombros Earion, como si él fuera un mero e inocente narrador que hubiera sacado el tema a petición de su público.

-Bueno…-quiso intervenir Twilight, ante la evidencia de que había algo en aquella historia que Fog no quería que Ear contara-…Realmente no queremos tampoco…-buscó las palabras apropiadas-…meternos en la vida íntima de nada.

-Pues yo sí quiero oírla-saltó Spike, ajeno tanto al disgusto de Dremtly como al intento de su “hermana” de ahorrarle el mal trago al unicornio.

-Como digo es realmente bastante divertida, aunque por un momento nos llevamos un fuerte susto…-ríe al recordarlo mientras su amigo, sentado a su lado, miraba hacia la ventana con expresión de disgusto-Ocurrió hace ya bastante tiempo… Fog tendría… ocho años, creo recordar.

-Vaya. Pues sí que fue hace tiempo-comentó el bebé-dragón.

-Sí, así es-asintió Ear, empezando a narrar la historia-Fue una noche del festival en que, no sin mucha insistencia y paciencia detrás, Fog había accedido finalmente a venir con nosotros al lago y subir en nuestro bote. Éramos un pequeño grupo en el que, además, venían sus dos hermanos, su hermano y su hermana, algunos compañeros de nuestra clase y, claro, algunos ponies mayores a modo de supervisores y vigilantes… Bueno, la cosa es que era ya de noche y estábamos en nuestro pequeño bote. No hacía mucho viento, pero una breve y fresca brisa acariciaba el agua, haciendo que se notasen las suaves olas si metías la pezuña, mientras se mecía nuestra embarcación sobre el lago. Acabábamos de dejar nuestros faroles sobre el agua cuando a su hermana y a mí nos apeteció gastarle una…pequeña broma. Fog se había apoyado en la baranda tras dejar el suyo y se había quedado asomado al borde…Así que nos acercamos por su lomo con mucho silencio y cuidado y… ¡Bú!-gritó de pronto, sobresaltando un poco a la unicornio y al dragón, aunque el resto de clientes presentes en el local, quizá acostumbrados a las maneras del pegaso, actuaron como si no hubieran escuchado nada.

-Aquí tiene su plato, señor, el chef lamenta el retraso-apareció entonces el camarero, poniendo ante Spike un plato de diamantes que parecían flotar en un espeso líquido brillante-Y espera que el resultado le complazca. Diamantes en salsa de platino fundida. Que aproveche-añadió antes de retirarse. Pero el bebé dragón no le escuchaba y, a pesar del hambre, no se fijo en el plato. Igual que su hermana, ya sólo podía poner toda su atención en la historia que contaba el pegaso. Fogsun, que por su lado ya se había terminado su plato, se limitaba a beber pequeños sorbos de sidra de su copa y a mirar hacia otro lado.

-Es evidente, creo, lo que pasó después de que hiciéramos aquello… Fog se asustó tanto por el sobresalto que se cayó de cabeza al agua sin que ni su hermana ni yo pudieramos hacer nada para evitarlo. Como os podéis imaginar, se asustó mucho y, la verdad, no era para menos…De estar a salvo en el bote, de repente había pasado a estar totalmente empapado y flotando en medio de unas aguas negras y frías… Gritó y pataleó como si aquello le quemará la piel, pidiendo ayuda, desesperado… Ahora casi podría reírme, porque la situación no albergaba ningún peligro real, pero no nos hizo mucha gracia entonces. Nosotros, su hermana y yo, nos quedamos paralizados por completo, sin saber ni poder reaccionar, angustiados y culpándonos mentalmente por ser tan… idiotas. Aquellos segundos fueron de una angustia total.

-Ya lo imagino, sí-asintió Twilight que, con su mirada, le apremiaba a continuar. Realmente quería saber qué pasó entonces.

-Por fortuna, menos mal que ella estaba con nosotros…-prosiguió Ear-Estaba con su hermano y los otros potrillos en la otra cubierta, pero en cuánto se escuchó el primer grito y el chapuzón, vino volando con gran rapidez… Y menos mal, porque Fog no aguantó mucho y en seguida empezó a cansarse y a hundirse, para nuestra desesperación. Ella no necesitó preguntar qué pasaba ni se detuvo un segundo a perder el tiempo, si no que con la agilidad de un halcón…-hizo una pausa dramática, como si estuviera a punto de revelar algo importante.

-Le das mucho bombo a esa historia…-suspiró Fog.

-Es como músico que soy, hago arte también al hablar-rió Ear.

-¡Venga! ¿Qué pasó?-le preguntó, impaciente, Spike, ansioso ya por escuchar el final.

-Simplemente caí al agua y me recogieron-le respondió Fog, que parecía querer evitar que Ear retomara la narración-No es la gran novela equestriana.

-Mejor deja que yo terminé de contar la historia, Fog.

-Como quieras…-pareció decir el unicornio con fastidio.

La mirada de los otros tres comensales se centró entonces en él y el unicornio se sintió enrojecer y, agachando la cabeza, inundado de repentina vergüenza, estuvo tentado de usar un hechizo de invisibilidad o, mejor, de teletransportación. Cualquier camino que le llevara lejos de aquellos ojos inquisitivos que ahora le miraban con una mezcla, en realidad, de curiosidad y preocupación.

-Fog…-le puso Ear una pata sobre el hombro en un intento de darle ánimos. Él sólo había pretendido intentar un acercamiento entre los dos unicornios y, sobre todo, que Twilight se llevará una buena imagen de su amigo, que al menos le viera como a un pony… “más normal”, con las típicas anécdotas graciosas y corrientes, que viera que tenía cualidades más allá que una gran inteligencia, cualidades que pudieran con el tiempo despertar su…interés-No creo que sea una historia tan mala como para que te pongas así porque se la cuenta… Realmente es incluso más tierna que graciosa porque…-entonces se dio cuenta de algo-¡Oh! ¿Es que no quieres que lo cuente, te da vergünza?-le preguntó, riendo, siendo la expresión de su amigo más concluyente respuesta que cualquier palabra-Pero… No veo porque ese recelo.

-…Es mejor que eso lo dejes de lado…-le replicó Dremtly, pero al ver la mirada poco convencida del pegaso, finalmente sólo bufó molesto, volviendo a dirigir su mirada hacia la cercana pared-¡Oh! Cuéntaselo si tanta ilusión te hace.

-¡Sí, sí!-pidió Spike, que aún no se había fijado en que ya tenía la comida frente a sí. Por su parte, Twilight se encontraba dividida. No quería sentir que se entrometía en la vida privada de nadie, pero, por otro… También tenía curiosidad.

-Bueno. Retomando la historia, os diré que una de las ponies que venía con nosotros a modo de “adulta responsable” era una joven pegaso llamada Spitfire que, por determinadas circunstancias, veía y trataba a nuestro Fog como si fuera su hermano pequeño.

-Un momento-no pudo evitar la unicornio cortar ahora ella al narrador-¿Spitfire? ¿Estás hablando de,…, bueno, de Spitfire, Spitfire? ¿La famosa Spitfire?

-Sí-asintió Ear con un deje de orgullo en la respuesta-De la famosa Wonderbolt. Ella, claro, es de Cloudsdale, pero vivió unos años en Ponytown y la historia que la une a Fog es también muy curiosa…Por eso, como decía, nos acompañaba esa noche. Y, retomando la historia… Ella se movió como un relámpago, apenas pudimos verla ni tener tiempo de hacerlo y ya estaba en el agua, tomando al pequeño Fog entre sus patas. De hecho, le trajo con tanta velocidad al barco que casi parecería haberlo hecho con magia. De repente, ahí estaba, con nuestro amigo abrazado a su pecho, no sé si más por el frío o por el miedo, mientras ella trataba de consolarle y nos pedía que le alcanzáramos unas toallas para poder secarle…-rió Ear al recordar aquello-…no, realmente fue un momento conmovedor. Fog ya no se separo ni un segundo de ella durante el resto del festival, y eso que duró hasta poco más del amanecer… La tuvo abrazándole toda la noche y se quedó dormidito al lado de su heroína, bajo su ala-concluyó la historia, cuyo final arrancó una exclamación de ternura de la unicornio y un gesto burlón de Spike-… Y esto es todo, colorín colorado, el cuento se ha acabado.

-¡Oh, vaya!-asintió Twilight, que miraba con curiosidad a un Fogsun que se encontraba totalmente rojo al oír como escuchaban aquello-Pues…es una bonita y muy tierna historia-comentó, valorando positivamente la imagen final, que intentaba imaginarse, aunque también entendía mejor las razones por las que el unicornio no había querido que la contara.

-¿Y cómo, de qué conocéis a Spitfire? ¿Cuál es esa historia tan curiosa?-les preguntó Spike que, finalmente, empezaba a prestar atención a su plato, saciada ya su curiosidad.

-¡Oh!... Pues os la puedo contar también…-pero está vez a Ear le interrumpió Dremtly de otra manera.

-Fue por mi madre-explicó Fogsun-Como ya te conté, ella se dedicó a la enseñanza en Ponytown. De hecho, daba clases en el colegio del pueblo, como sigue haciendo, y Spitfire fue alumna suya. Digamos que…tuvo problemas con algunas asignaturas y con frecuencia mi madre le daba clases particulares. A partir de ahí es como la conocimos y tuvimos trato constante con ella. En el pasado-recalcó.

-Oh…-se limitó a exclamar Spike, pensando sin duda que hubiera preferido que Ear lo hubiera explicado

-¡Bueno!-Ear quiso evitar que el silencio rompiera la atmósfera de conversación-Creo que ya podemos pensar en pedir el postre…-miró los platos vacíos de los unicornios y el suyo propio, así como a Spike, que devoraba, casi engullía las joyas-…Ya verás, Twilight, aquí tienen una tarta de cereza que es increíble.
Última edición por Mishiro el 20 Abr 2015, 21:40, editado 4 veces en total
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Capítulo 5 retocado

Notapor Mishiro » 21 Ene 2015, 14:21

Capítulo 9.4

Spoiler:
El día empezaba lentamente a declinar y el sol iba tiñendo el cielo sobre Sweet Apple Acres con un amplio abanico de tonos rojizos, anaranjados y amarillos. La tarde había sido bastante calurosa, como correspondía a la mayor cercanía del verano, pero a esas horas una ligera brisa llegaba desde las cercanas montañas y hacía más soportable el sopor de aquellos momentos, así como el propio descenso del astro de Celestia. Sobre el camino que cruzaba aquel gran manzanar, la sombra de los árboles innumerables se alineaba sobre el camino en una larga procesión de sombrías franjas, mientras el suave viento agitaba sus copas y arrastraba el aroma de la fruta por toda la granja y, más allá, hacía Ponyville.

La unicornio, un tanto acalorada y cansada tras haber estado poco más de dos horas en la casa árbol de las Cutie Mark Crusaders entreteniendo a las siempre intranquilas potrillas, agradecía aquel correr refrescante del aire, que acariciaba suavemente su crin. Lo cierto era que al final agradecía haber tenido que hacer aquello… Aunque fuera sólo ante tres crédulas y fácilmente impresionables chiquillas, había saboreado nuevamente el placer del artista en el escenario y, lo que era más importante, le había servido para alejar de su mente los pensamientos y recuerdos que aquella mañana aquel pastel de cereza había terminado de reavivar.

Lo cierto era que, casi de forma inevitable, con tanto tiempo libre y sin tener nada mejor que hacer, el ambiente familiar y agrícola de aquella granja le había hecho ir recobrando, casi reviviendo, recuerdos del pasado que durante mucho tiempo había logrado ocultar, hundidos en lo más profundo del olvido. Pero, desde el mismo momento en que se había dado cuenta de dónde estaba, cada detalle había contenido la amenaza de refrescar un recuerdo. El pastel de cereza de aquella mañana sólo había sido otro punto más, aunque especialmente intenso y amargo. Por eso había acabado agradeciendo tener algo en que ocupar la mente, entreteniendo a la pequeña Apple Bloom y a sus dos amigas, aunque pudieran llegar a ser un trío de potrillas algo difícil de soportar.

-¡Oh, Trixie, muchas gracias!-le repetía otra vez le pequeña Apple que, contra todo pronóstico de la unicornio, seguía llena de energía y avanzaba a su lado, tan emocionada como si de dirigieran a una fiesta sorpresa o algo por el estilo-¡La historia de tu viaje por las montañas de Fuego fue increíble, genial!

-Así son las aventuras de la Gran y Poderosa Trixie, pequeña-comentó, intentando ocultar su leve cansancio con arrogancia-He recorrido toda Equestria y más allá, contactado con todo tipo de criaturas y viviendo las más extrañas andanzas que puedas imaginar.

-¡Oh!-exclamó, admirada, la potrilla-A mí me gustaría vivir experiencias tan alucinantes como esas pero, de momento y por mucho tiempo no creo que pueda… A veces me parece que, si pudiera, mi hermana no me dejaría ir sola ni al colegio, como si fuera un bebé… A veces se pasa de protectora, cuando le da el tic.

-…Sí… En la familia suelen pasar esas cosas. Cuando eres pequeña, los adultos o, simple y llanamente, todos tus parientes de más edad, creen poder decidir por ti lo que es mejor para tu vida… Sin consultártelo, sin ni siquiera tomarse la molestia de pedir tu opinión ni de preguntarte si te parece bien…-las palabras de la unicornio fueron cada vez más cargadas de amargura hasta que logró rectificar al ver la mirada confusa que le dirigía la pequeña pony-…Oh, bueno,…, quiero decir…, la Gran y Poderosa Trixie es capaz de entender a lo que te refieres y el disgusto que te supone, pero…De momento sólo puedes asumir que no hay remedio posible y aguantar.

-Oh…-se lamentó por un momento la pequeña para, acto seguido, animarse cuando otra idea le entró en cabeza-¡Ah! Pero dentro de poco va a venir mi prima Babs Seed para pasar algunos días con nosotros y seguro que nos vamos a divertir mucho. Estoy deseando conocerla.

-Seguro que sí-comentó Trixie, aunque más por decir algo que por otra cosa.

-Ya tengo planificado todo lo que vamos a hacer juntas mientras esté aquí-le empezó a contar Apple Bloom-, me he planificado los días con una completa agenda de juegos y actividades… Incluso he pensado que nos acompañé a la acampada que Applejack y yo llevamos tiempo planeando. Será a Winsome Falls y tengo previsto que acudan también Sweetie Belle y su hermana Rarity, Scootaloo con Rainbow Dash, mi prima, quizá Pinkie Pie y,…, bueno, quizá quieras unirte a nosotros y venir también, Trixie.

-Lo cierto es que a la Gran y Poderosa Trixie no le agradan demasiado las acampadas-le respondió la unicornio sin dudar y al instante. No tanto porque fuera verdad lo que había dicho, que lo era, si no porque se negaba a considerar participar en ningún plan en el que apareciera precisamente alguna de aquellas dos ponies a las que, como en algún momento Applejack le recordó, había humillado en público. No quería exponerse a sus venganzas y rencores.

-¡Oh, vaya!-se notó marcado tono de decepción en la voz de la potrilla-…, pero,…, yo había pensado que,…, todas juntas,…, podríamos pasarlo muy bien…

-…-por un momento, la hechicera no supo como reaccionar. Por alguna razón que no entendía, le afectó un poco comprobar como habían apenado sus palabras a la menor de los Apple…Tenía que enmendarlas de algún modo-…Bueno…La Gran y Poderosa Trixie,…, podría…pensárselo.

-¡Estupendo!-se alegró de inmediato Apple Bloom, casi como dando por hecho que acababa de confirmarle su asistencia-¡Será genial, ya lo verás!

-Buf…-suspiró la unicornio, que entre una cosa y otra llevada un día bastante agitado, lo suficiente como para no intentar corregir la falsa impresión que creía se había llevado la pequeña pony por sus palabras. Aunque había algo detrás de aquella invitación, no entendía bien qué, que despertaba en ella una agradable sensación.

Estaba dándole vueltas a aquello cuando, finalmente, el porche de la casa de los Apple apareció a pocos pasos de ellas. Y allí, como si las esperasen, estaban Applejack y su hermano, Bic Mac, tranquilamente sentados tras lo que la unicornio imaginaba otra dura jornada de trabajo y compartiendo el refrescante zumo de una jarra que había sobre la mesa. Zumo, como no, de manzana. Realmente, como le pareció a Trixie al acercarse más a ellos, lucían aspecto de cansancio, como si hubieran estado ocupados en algo muy laborioso hasta hacía pocos minutos y acabaran de detenerse para tomar un merecido y bien ganado descanso. En cualquier caso, eso no le extrañaba para nada, pero sí las sonrisas que ambos le dedicaron cuando se acercó a ellos, ya que, por alguna razón, sintió como si la hubieran estado esperando con impaciencia.

-¡Oh, Trixie, cielo!-la saludó cariñosamente la granjera-¡Apple Bloom, tesoro! Llegáis justo a tiempo... ¿Os apetece un vaso de zumo? Está fresco y recién hecho.

-¡Oh, sí, sí!-asintió rápidamente la potrilla, cogiendo el primero de los dos que les tendía su hermana a las dos, para hacer desaparecer su contenido en pocos segundos con un gesto de satisfacción-¡Um…! ¡Qué bueno!

-Gra… La Gran y Poderosa Trixie te lo agradece-la unicornio mostró menos entusiasmo y ganas que la menor de los hermanos, aunque realmente le agradó mucho llevarse algo refrescante a su seca garganta-Y, ahora, con vuestro permiso, la Gran y Poderosa Trixie se retira a descansar-les dijo mientras dejaba el vaso vacío sobre la mesa-Hoy ha sido un día agotador y requiere tranquilidad y mucha paz. No la esperéis para cenar, es muy posible que la Gran y Poderosa Trixie se vaya pronto a la cama porque necesita una larga y prolongada sesión de su “sueño de belleza”.

-Oh, respecto a eso…-la interrumpió Applejack antes de que pudiera entrar a la casa, interponiéndose entre la unicornio y la puerta-Es que…Verás…Antes de que te fueras a tu cuarto…Tenemos una sorpresa preparada para ti… La abuela Smith, Bic Mac, Apple Bloom y yo.

-La Gran y Poderosa Trixie está segura de que es algo que puede esperar a mañana, a que esté más descansada y mejor para valorar…sorpresas-le replicó la unicornio, poco animada ante aquella idea, más desconfiada que entusiasmada, pero siendo, en su opinión, bastante amable y cordial.

-Pues… No, lo cierto es que no puede esperar… Tienes que verlo…Ahora…-la instó Applejack-¿No es así, Bic Mac?

-Eyup-asintió el semental, apoyando a su hermana.

-¿Por qué esa urgencia, a qué se debe?-a Trixie aquello le causaba no pocos recelos. No tenía ninguna razón para sospechar algo malo de aquella familia, pero no podía evitar esperar siempre lo peor de lo demás.

-¡Oh, oh! ¡Ya verás. Ya verás!-saltó, animada y a su lado, Apple Bloom, que claramente no podía aguantar más la emoción por aquello que fuese que querían que viese… Y, de repente, Trixie cayó en la cuenta de que, quizá, la pequeña potrilla no había realmente querido su compañía aquella tarde… Sólo la había estado distrayendo mientras le hacían aquello… Eso le disgustó aunque, para su sorpresa, la idea la apenaba más que enfadarla.

-Sí, Trixie, es una sorpresa que esperamos que te guste-apuntó Applejack-¿No es verdad, hermano?

-Eyup-asintió de nuevo aquel.

-Lo único es… ¿deberíamos despertar a la abuela Smith de la siesta para que estuviera presente también?

-Nope-le contestó el otro con seguridad.

-…Tienes razón, que para ella la siesta es casi sagrada.

-Eyup.

-Bueno, en cualquier caso, ¡vamos!-Applejack tomó a Trixie de un casco y, para sorpresa de la unicornio, tiró de ella para hacerla seguirla.

-¡Eh!-protestó la hechicera, aunque dejándose arrastrar al interior de la casa, en parte por cansancio y en parte por pensar que cuanto antes viera lo que fuera que quisieran mostrarle, antes podría irse a descansar tranquilamente.

Seguida, pues, de Trixie, a quien llevaba casi de la pata como a una pony pequeña y de sus dos hermanos, Applejack atravesó el vestíbulo y subió por las escaleras hasta el segundo piso. Realmente la maga empezaba a tener algo de curiosidad por saber qué es lo que le iba a enseñar, pensando quizá en un regalo que hubieran dejado en el cuarto que ocupaba… Pero no, los pasos de la granjera se encaminaron hacia el otro lado del pasillo, hacia una habitación del fondo en la que nunca había estado.

-Aquí está…-se detuvo Applejack ante la puerta con la misma solemnidad de una maestra de ceremonias en la inauguración de los Juegos de Equestria-…Bic Mac y yo nos hemos pasado buena parte de la tarde para prepararla, pero espero que considerarás que ha valido la pena todo el esfuerzo…-le abrió la puerta y le hizo un gesto de invitación para que entrara-…Adelante.

Lo que se encontró Trixie al cruzar la entrada en principio no era nada extraordinario. Aquella estancia contenía un sencillo dormitorio con un mobiliario sencillo: una cama con su pequeña mesilla de noche, un armario, un escritorio y su silla, un estante con algunos libros y poco más. En la pared, un pequeño retrato de Star Swirl le daba a la habitación, junto con la colcha decorada con estrellas y medias lunas, algo de colorido y traía a la estancia claras referencias a la magia. A través de la ventana del fondo, que daba al oeste, penetraba con plenitud la tenue luz mortecina del atardecer.

Trixie se detuvo un momento en la puerta, contemplando aquel lugar, y no pudo evitar estremecerse. Aquello no era igual, pero, con extraordinaria fuerza, le retrotraía nuevamente al pasado. A una ocasión en que fue llevada, como entonces, a una habitación, una habitación que durante poco más de un año fue lo último en su vida a lo que pudo llegar a considerar realmente un hogar tras todas sus pérdidas. La imagen sobrepasó la nostalgia y se hizo vividamente intensa… La unicornio se vio a sí misma ante aquella habitación, no un cuarto en una granja, sino uno de los dormitorios para alumnos de la academia de unicornios superdotados del castillo de Celestia, desterrada y abandonada allí por sus tíos, sin madre, sin padre, sin nadie. Sintió el gélido casco de los dolores pasados apretar con fuerza su corazón y aplastarlo sin compasión…

-¿Trixie, estás,.., estás bien?-le preguntó la pony rubia, preocupada por la aparente nula reacción de la unicornio. Pero su voz no llegó a oídos de Trixie, que no estaba realmente a su lado.

En su mente, uno tras otro, volvieron los recuerdos que hubiera querido mantener para siempre alejados… Y las heridas volvieron a abrirse, pues se dio cuenta también de la permanencia en su vida de aquellas pérdidas. No tenía a sus padres, no tenía amigos, no tenía carrera ni futuro, se encontraba absolutamente sin nada. A pesar de los años, no había progresado en nada, seguía siendo aquella potrilla que quiso huir y que odió la granja de sus tíos nada más verla…Ahora con unos años más y menos alegrías. Esa era la única diferencia. Sintió como el dolor se sentía muy real en el presente, empezándola a hacer temblar mientras sus patas ya no la sostenían y algunas lágrimas salían de sus ojos.

Al ver aquello, Applejack se sintió extrañada y preocupada, preguntándose qué podría estar pasándole a Trixie. Tenía que intentar hablar con ella, ahora lo veía claro. Miró a Bic Mac que, tras evaluar él mismo también la situación, asintió a su hermana y, llevándose consigo a la pequeña y extrañada Apple Bloom, se marchó de la habitación, cerrando tras de sí para dejar toda la intimidad posible a las dos ponies.

-Trixie…-se acercó y le apoyó una pata sobre el hombro-… ¿Por qué lloras? ¿Qué te pasa, preciosa?... ¿Hay algo que pueda hacer por ti?

-…-la unicornio pareció ignorarla, metida de lleno en su propio mundo, llorando ya abiertamente.

-Oh…De acuerdo. No pasa nada-le decía ella-Venga, Trixie, cielo…No te contengas. Desahógate-le condujo, ella se dejó, a la cama, sobre la que se hizo sentarse, poniéndose ella a su lado-¿Quieres que me quede contigo o te dejo sola?-le preguntó mientras la abrazaba y la estrechaba contra sí.

Applejack se sorprendió cuando Trixie, lejos de rechazarla, se acurrucó entre sus brazos casi como si fuera una pequeña potrilla indefensa, llorosa y asustada. La granjera no intuía cómo ni por qué estaría tan afectada la unicornio, pero, en parte por instinto y en parte por compasión, reaccionó acogiéndola todo lo afectuosamente que pudo, intentando consolarla, conteniendo a duras penas la curiosidad que aquella actitud le causaba para no molestar a la maga con preguntas, esperando a que hablara por sí misma si se sentía a gusto.

-… ¿Quieres aún…saberlo?-le preguntó la unicornio, con voz temblorosa.

-Claro, cielo-le respondió de inmediato Applejack, pensando ante todo en darle pie para desahogarse de aquello que le pesara más que en otra cosa, pues en ese momento no sabía realmente a qué se refería Trixie-Si quieres contármelo, te escucho.

-Mi padre…era vendedor-empezó a hablar la unicornio, aunque a la pony rubia le costó un poco entender las palabras entre las lagrimas y los temblores-…Vendedor ambulante. Él viajaba mucho por toda Equestria, recorriendo pueblos y ciudades, con todo tipo de productos… Era un gran orador… Montaba su tenderete, su escenario… Y lo vendía todo…No era un estafador…-añadió con tono firme en seguida-…No es como algunos de esos farsantes que engañan y timan a los ponies… Lo que el vendía siempre era de calidad… Era…un buen pony.

-Seguro que sí…-asintió Applejack, que sabía muy bien que significa el uso del verbo en pasado.

-No siempre podía, pero… Algunas veces me permitía acompañarle… Entonces era más feliz que nunca. Las noches antes de salir nunca podía quedarme quieta en la cama… A mi madre no le gustaba que fuera, pero mi padre lograba que de vez en cuando me dejara. Salía siempre temprano… A veces tanto que aún era de noche… Recuerdo haber dormido, a su lado, apoyada en él, con tanto sueño aún que era incluso indiferente al traqueteo y a los baches del camino… Podría haberme metido dentro y cobijado mejor entre algunas mantas pero… Prefería ir con él… Con papá.

-Claro, es lógico-asintió la granjera, que acariciaba suavemente la crin de la unicornio a fin de intentar tranquilizarla y animarla a seguir hablando.

-Hasta que llegó aquel viaje hacia Filly Delphia… Mi madre insistió mucho aquella mañana para que no fuera… De hecho, insistió para que él se quedara también en casa y retrasara su salida. Pero mi padre nunca incumplía los horarios que se imponía a sí mismo y, con puntualidad, estábamos los dos de camino…-hizo una breve pausa-Aquel día llovía… Al principio poco, pero luego aumentó mucho… Era una pesada cortina de agua que incluso nos impedía ver bien el camino... Los senderos que cruzaban el bosque estaban embarrados y hacía mucho frío… Aquella vez yo estaba dentro y mi padre fuera, tirando del mismo. Y…entonces… pasó.

-¿Qué ocurrió?-le preguntó, aunque ya sabía la respuesta, pero sabía que necesitaba decirlo y que así se lo pondría más fácil.

-…No lo sé muy bien. Sólo recuerdo que de repente todo se volvió oscuro. Ni siquiera tuve tiempo a que… Me doliera nada. Cuando, desperté, estaba sobre una especie de camilla, bajo unas mantas y con la pata trasera vendada… No sabía dónde estaba… Llame a mi padre, pero no vino. No vino nadie. Llamé y llamé, insistí… Y, finalmente, vino un soldado, un guardia de la princesa Celestia… Le dije que quería ver a mi padre y él… Sólo me abrazó y me dijo que lo sentía mucho. Repetí que quería verle, pero, no me dejaron. Yo,…, nunca más volví a verlo.

-Lo siento mucho, Trixie-le acompañó Applejack, que sabía bien que sentía aquella.

-…Después de que perdiéramos a papá… Mi madre y yo nos tuvimos que ir a vivir con su familia a la granja de mi abuelo. Se dedicaban al negocio de las cerezas… Mi madre no se dedicaba a hacer otra cosa… Todo el día se dedicaba a hacer pasteles o ayudar en cualquier cosa que hubiera que hacer. No la veía casi… El olor de esos pasteles llenaba toda la casa, todos los días… Lo odiaba. Odiaba estar allí. Por eso… Unos años después de…llegar, decidí escaparme.

-¿Te escapaste?

-Sí. De hecho, fue poco después de…Un día, mi madre se levantó y se encontraba mal. Se sentía con fiebre y cansada… Se pasó el día en la cama y se negó a ser visitada por el médico… Al siguiente estaba aún peor… No sabían que le pasaba y no me dejaron acercarme… Ella… Creo que no quiso verme. Y… Una noche, mejor dicho, una madrugada, mi abuela vino a mi cuarto, a despertarme...para…darme la noticia. Aún recuerdo sus palabras con exactitud, como si todavía las estuviera escuchando… “ahora mamá está en el cielo”-suspiró, temblando como si le hubiera rozado una repentina corriente de frío.

-…Y… ¿entonces te escapaste?

-Sí. No soportaba, no podía estar allí más tiempo... Cogí lo imprescindible y me fui a la aventura, por los caminos… No me importaba lo que me pudiera pasar, sólo sabía que quería estar lejos de aquella granja… Estaba vagando sola por una frecuentada carretera cuando él me encontró.

-¿Él, quién?

-Lucius…La primera vez que le vi estaba sentado en lo alto de su carromato, en la comitiva del circo del que era uno de los miembros más destacados, el entonces muy famoso Circo de la Estrella. Era conocido como el Majestuoso y Poderoso Lucius y daba grandes espectáculos de magia… Él, al principio, me acogió cuando me encontró en el camino. Le dije que no tenía hogar y…Me ofreció ir con él… Al menos un tiempo. Yo la verdad es que estaba deslumbrado por su aspecto, con su capa y su sombrero, negros y con bordados soles dorados. Parecía un hechicero poderoso y eso me gustó. Yo, pensé que…si hubiera sido una maga como él, habría podido salvar a mi padre…y a mi madre.

-…Tranquila…Es normal-le dijo, intentando darle consuelo.

-Estuve con…el Majestuoso y Poderoso Lucius unas semanas y… fue entonces cuando por primera vez…fui la Gran y Poderosa Trixie. Estaba decidida a ser la más fabulosa e increíble hechicera de toda Equestria… Así no podría nada ni nadie volver a quitarme a alguien que me importará… Fue entonces cuando, como ya me escuchaste el otro día obtuve mi cutie mark. Aquel día fue especialmente feliz… El día en que Lucius me regaló mi sombrero y mi capa… Me dijo que era la mejor aprendiz que había tenido nunca. Me sentí muy orgullosa.

-¿Fue por enfrentarte con valor a aquella mantícora, no?-le preguntó, intentando ser delicada y que no pareciera que cuestionaba su historia.

-Lo cierto es que…No fue así… Del todo…-tragó saliva-Ocurrió cerca de un pequeño pueblo no lejos de Canterlot, Mareville. El dueño del circo compró diversas fieras a un criador y, una de ellas, como conté, se escapó. Era una mantícora pero… Yo no me atreví a enfrentarme a ella… Lo que hice fui huir…

-Bueno… Es lo normal. ¿Qué otra cosa podrías haber hecho?

-Estaba tan asustada que no pensé ni me fijé en que hacía… Corrí hacia el bosque, que estaba al lado de donde el circo acampaba y…me perdí entre los árboles. A los pocos minutos ya no sabía dónde estaba… El miedo me invadía y pronto me sentí cansada y exhausta… Y, entonces, aparecieron…

Trixie hizo una pausa, angustiada. Por poco Applejack logró contener su curiosidad y no le preguntó nada, por temor a molestarla.

-Timberwolves. Primero tres, pero pronto fueron media docena. Estaba cansada y las patas me dolían mucho, no me sentía bien para correr… Pero recordaba un hechizo para crear fuego que Lucius me había intentado enseñar… Pensé que… Como eran de madera, sería efectivo… Me esforcé como nunca en mi vida y logré usarlo… De mi cuerno salió una gran llamarada que les espantó, haciéndoles retroceder… Yo pensé que ya estaría a salvo pero… las llamas retrocedían y se evaporaban con rapidez y ellos aún estaban allí… Use y mantuve aquella magia todo lo que pude… Pero… Me cansaba, estaba cada vez más agotada y el miedo crecía en mí, debilitándome… Entonces podría… Haber sido mi final.

Otra breve pausa. Trixie respiraba pausadamente, pero parecía más calmada.

-Entonces apareció Lucius que, con un poderoso encantamiento, los apartó de mí, me cogió y colocó sobre su lomo y, con un hechizo nos llevó en cuestión de segundos de nuevo a la seguridad de la carpa… Recuerdo que aún temblaba cuando pude bajarme de él… Y… temía un reproche o un castigo, pero Lucios no parecía enfadado… Por el contrario, muy feliz me señaló el flanco y me hizo verla… ¡Una cutie mark! Había obtenido una cutie mark de magia al enfrentarme a los timberwolves… Yo no entendía por qué, pero él alabó mi valor y me dijo que tenía mucho potencial, que lo mejor que podía hacer era intentar entrar en la academia para unicornios superdotados de Celestia… Ese día hablamos largo y tendido sobre ello… Planeaba acompañarme y ayudarme a prepararme para el examen… Y, como ya te he contado, me regalo mi sombrero y capa… Dijo que yo llegaría a ser algún día y con dignidad… “la Gran y Poderosa Trixie”… Pero, entonces me encontraron.

-¿Te encontraron?-no pudo evitar preguntarle la rubia, un tanto desconcertada por aquello.

-Ocurrió en Canterlot. Tras el incidente con los timberwolves, Lucius obtuvo permiso del director del circo, el señor Zoobuy, para que actuara como su ayudante en sus espectáculos… Así comencé mi carrera como “la Gran y Poderosa Trixie”… Fue gracias a eso el que mis tíos me encontraran. Fue casualmente, como digo, un día en Canterlot y cuando Lucius se había acercado a la academia a preguntar por las inscripciones para el examen de acceso… Estaba practicando un hechizo cuando, de repente, aparecieron los dos hermanos de mi madre… Nunca me lo hubiera esperado.

-¿El qué? ¿Qué te estuvieran buscando?

-Pues… Sí. La verdad es que ni siquiera había pensado en que harían ellos al ver mi marcha… En cualquier caso, lo cierto es que no quería volver con ellos, pero Lucius no estaba y el señor Zoobuy no quiso meterse en problemas. Me obligaron a volver a aquella granja que tanto odiaba y pasé la peor semana de mi vida… Por suerte, muy pronto, mi maestro llegó al rescate. Vino y, tras hablar largo y tendido con mis abuelos, les convenció de que la magia era mi destino y, así fue, gracias a él, que llegue a la academia de unicornios superdotados de Celestia… Lucius me dijo que me esperaba la grandeza… Se marchó poco después de mi ingreso y… Desde entonces, no le he vuelto a ver…

-Lamento mucho oír eso, Trixie-le dijo sinceramente, Applejack.

-Recuerdo la primera vez que vi el cuarto que me asignaron en la academia…Una pequeña habitación… Una cama con una colcha de medias lunas blancas y estrellas doradas, un estante con libros, un escritorio y dos retratos, uno de Star Swirl y otro de la Princesa Celestia… Cuando he…entrado aquí…

-Claro, lo entiendo-asintió la pony rubia-Y… Lo siento mucho, Trixie. Pensé que te gustaría este cuarto que habíamos preparado para ti, lo decoré inspirándome en el de mi amiga Twilight y… Sólo quería que te sintieras bien y acogida. Lamento haberte recordado todo esto.

-Bueno… Tú… No tienes la culpa… No podías saberlo y…-ya había dejado de llorar-, ha sido un buen detalle. ¿Habéis preparado este cuarto para mí?-le preguntó, alegrándose de que la tristeza ocultará la pequeña chispa de emoción que vibraba en ella ante aquella idea.

-Claro, tesoro-le acarició la crin, pensando en que quizá ese gesto la animaría-Pensamos que, mientras estuvieras aquí, debías contar con tu propio cuarto y…Bueno, Apple Bloom ya deseaba recuperar el suyo… Y, entre tú y yo, también quería que lo recuperase-añadió con una sonrisa cómplice que, para su alegría, Trixie compartió.

-Pues… Gracias-dijo finalmente tras un momento de silencio la unicornio. Realmente aquella palabra sonó con gran y profunda sinceridad, como pudo apreciar Applejack, que ahora realmente veía que sí que había una buena pony en Trixie después de todo.
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Capítulo 6 retocado.

Notapor Mishiro » 23 Ene 2015, 16:01

Capítulo 9.5

Spoiler:
Una gruesa alfombra de tonos zafiros y con un diseño de medias lunas y estrellas blancas, se extendía cubriendo todo el amplio despacho, desde la puerta al gran escritorio de roble. Un gran cuadro de la soberana de la Noche, entre dos vidrieras azuladas, presidía desde la altura la estancia, contemplando a lo largo los muros laterales en que alternaban estantes cargados de libros y pedestales con bustos de seres legendarios del pasado. Todo bajo una bóveda de medio cañón que, alzada sobre columnas y pequeños ventanucos que iluminaban la estancia, lucía en frescos la historia de Equestria. Así era el gabinete de la princesa Luna.

La alicornio, recién despertada tras su descanso diario, se preparaba para sus labores de gobierno nocturnas y, especialmente, para un objetivo que se había propuesto para aquella noche. Fueran las que fueran las defensas de Knowling, ella iba a entrar en su subconsciente e iba a ver que le revelaban sus sueños. Lo cierto es que consideraba aquello innecesario y pensaba que lo más efectivo era también lo más sencillo y directo, encarcelar directamente a la potencial amenaza en la mazmorra más profunda que pudiera encontrarse, pero, por otro lado, se había sentido ofendida en su “dignidad” y estaba decidida a limpiar esa mancha. Brown no iba a poner en duda sus poderes como diosa de la noche. Unos suaves golpes en la puerta interrumpieron sus pensamientos.

-Adelante-dio permiso a quien fuera el que llamaba.

-Su Alteza-uno de los bats ponies de su guardia entró y, al acercarse a la soberana, la saludó respetuosamente quitándose el casco y con una pronunciada reverencia-Ya he regresado de la misión que me encomendó y he encontrado datos que le pueden interesar.

-Excelente. Nos no esperábamos menos de vuestra diligencia y disciplina-asintió la princesa, que a diferencia de su hermana tendía a mantener el viejo lenguaje real al hablar con sus tropas y servidores-¿Qué tenéis para Nos?

-Hallé pruebas de que el profesor Knowling emplea una poción que busca provocar el dormir sin sueños, así como rastros de algún tipo de conjuro en torno a su cama, probablemente también para proteger su mente durante el descanso.

-Esa era nuestra sospecha-asintió la princesa.

-¿Cómo desea que procedamos, mi Señora?-le preguntó el soldado.

La princesa Luna lo meditó un momento antes de responderle.

-¿Sabemos cuándo volverá el profesor a su casa?

-Según nuestros informes, que nos ha pasado la guardia solar, suele hacerlo a horas tardías, ya de noche. Ahora mismo se puede afirmar con cierta seguridad que aún está en su despacho del Celestium o no muy lejos.

-Queremos que os encarguéis de localizar la poción… Llegando tan tarde a casa no tendrá tiempo de preparársela antes de dormir. Buscadla, encontradla y modificadla. Romped los círculos mágicos de protección que haya trazado en su cuarto, pero con cuidado, de manera que no lo perciba… Si tiene alguna defensa más, tendré que encargarme yo de ella, pero… Estaremos preparada.

-Se hará como deseáis, mi Señora.

-Podéis retiraros.

-Mi Señora-asintió, sin más, el soldado, retirándose lenta y protocolariamente.

-Celestia…-reflexionó Luna en voz alta-…te voy a demostrar de lo que soy capaz. Me encargaré de detener a Knowling y demostraré porque soy una legítima princesa de Equestria.
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Capítulo 7 (parte 1) retocado.

Notapor Mishiro » 27 Ene 2015, 14:24

Capítulo 10 (un adelanto)

Spoiler:
El cielo sobre Ponyville empezaba a teñirse cada vez más con los oscuros tonos del crepúsculo cuando el pequeño y colorido pueblo apareció finalmente ante su vista tras aquellas largas y agotadoras horas de viaje. Oculto bajo una capucha que sólo dejaba ver parte de su hocico, aquel pony escrutó con la mirada el valle que se extendía ante él y la villa situada en su centro, en torno al río. Suspiró, un tanto cansado y, en principio, incluso algo decepcionado. No vio nada de particular en Ponyville, que parecía una pequeña aldea como tantas había conocido y recorrido a lo largo de su vida. Era cierto que, recientemente, un misterioso rastro de magia le había conducido hasta allí, pero por muy infrecuente que fuera, tampoco era algo insólito. A pesar de la esperanza que quería albergar, no tenía ninguna confianza en que allí fuera a encontrar lo que tanto tiempo llevaban buscando.

En cualquier caso, tomando aire para el último impulso ante el inminente final de su viaje, retomó finalmente la marcha, haciendo resonar tras él el traqueteante ruido de la carreta de la cual tiraba, cuyas viejas ruedas de madera chirriaban y protestaban según recorrían el polvoriento suelo. Según se iba acercando y cruzaba entre las sinuosas colinas que rodeaban la pequeña llanura en que se alzaba Ponyville, sintió rodeándole los frescos y suaves vientos de una noche primaveral, que arrastraban además el aroma de un cercano campo de manzanas. El pony miró el cielo e intuyó que quedaba poco para que se sucediese el cambio de astro en el cielo, mientras esperaba que pudiera encontrar una posada cerca donde poder hospedarse.

Según avanzaba por el camino se fue internando entre las primeras casas y jardines cercados de las afueras. Vio algunos ponies, pero pocos, por lo que supuso que la mayoría ya estaban resguardados en el seguro interior de sus viviendas. Según veía el lugar más de cerca, se volvió a preguntar que habría en aquel lugar que hubiera podido emitir una energía tan poderosa como la que percibió apenas unos días atrás… Parecía un pueblo típico de Equestria, con sus pintorescas casitas, sus coloridos parques llenos de flores y sus sencillas y humildes calles. Aunque también sabía por experiencia que las apariencias podían resultar muy engañosas…Y su sensibilidad para con la magia nunca le había fallado. Un gran poder debía latir oculto en algún lugar de aquel pueblo.

No tardó mucho en hallar un lugar para hospedarse. La posada de Ponyville era un sencillo y alargado edificio de dos plantas y azuladas paredes. Aquel no era, al fin y al cabo, un pueblo que recibiera grandes cantidades de visitantes. Sólo muy puntualmente acogía a algunos viajeros que hacían escala para descansar allí por sus bajos precios cuando se dirigían o volvían de Canterlot. Ante la fachada del local había una explanada despejada con apenas tres rústicas carretas dejadas allí sin mucho orden y sin vigilancia alguna. Como era típico de los pueblos pequeños, no parecía haber temor alguno a los ladrones. Prefiriendo no preocuparse por ello, aquel pony se acercó a la puerta del establecimiento, para dejar su carro junto a ella antes de quitarse y soltarse el brocado, las riendas y demás. Por fin había llegado a su meta y podría descansar. Se quedó un momento quieto, respirando pausadamente, sintiendo su cuerpo agotado.

Entonces, desde el interior de la carreta, nada más detenerse, le llegaron leves pero claros sonidos de pasos, que tenía muy claro a quién debían pertenecer. Cuando rodeó el carro para ir a la parte trasera, se encontró sobresaliendo el hocico de una curiosa pero medio adormilada potrilla que se asomaba fuera para contemplar con interés el nuevo lugar que se presentaba ante ella, no sin poder evitar un bostezo por el cansancio del largo trayecto. El pony sonrió ante el tierno gesto de la potrilla antes de tomarla suavemente con sus cascos para ayudarla a descender al suelo. La potrilla cubierta con un capa verde y que llevaba sujeto un peluche con una de sus patas, se estiró y anduvo unos cuantos pasos para desentumecer sus patitas y explorar un poco el lugar mientras el otro pony quedó esperando hasta que, unos segundos después, una segunda pequeña aparecía igualmente y a la que igualmente ayudó a bajar a tierra.

La segunda potrilla, que llevaba también una capa, azul en su caso, suspiró con un descontento mal disimulado mientras dirigía miraba cabizbaja al suelo. Su hermano sacó un pequeño cofre que cargó acomodó firmemente sobre su lomo mientras las dos potrillas le aguardaban. La más pequeña miraba con gran curiosidad la posada sin dejar de abrazar a su peluche mientras la otra sólo murmuraba palabras ininteligibles, claramente disgustada por tener que estar allí.

Al poco, seguido de ambas, el pony se dirigió a la puerta del establecimiento. La posadera contempló como un pony embozado con una gran capa roja y una capucha, seguido de dos pequeñas potrillas, entraba en su mesón y se dirigía directamente hacia su mostrador. Le pareció que tenía un aspecto extraño, pero, tal y como solía, buscó lucir la mejor sonrisa posible de cara a su potencial cliente.

-Buenas noches, caballero-le recibió con su saludo más cordial-Bienvenido a mi humilde posada. Espero poder ayudarle. ¿Quería usted solicitar una habitación? Tenemos algunas que, sin duda, serían apropiadas para usted y para sus… -dudó un segundo antes de seguir-…sus hijas-añadió, sonriente.

Sin embargo, la posadera iba a sorprenderse enormemente cuando su interlocutor, en lugar de limitarse a responder sencilla y directamente, lo que hizo fue sacar una pequeña pizarra de debajo de su capa, donde procedió a escribirle escueta y telegráfica respuesta: <<Una habitación. Dos o tres camas. Para tiempo indeterminado.>>

-Eh… Esto… Por supuesto, señor. Tal y como le iba diciendo, contamos con habitaciones triples muy cómodas y estoy segura de que una de ellas le servirá. Sólo diez bits por noche. ¿Le…interesa?

Nuevamente recibió la respuesta por escrito: <<Sí>>.

-Bien…pues…síganme… Es decir… Si le parece…-vuelve a escrutar con curiosidad al misterioso pony y a sus dos pequeñas acompañantes que, por el cansancio, se limitan a permanecer calladas y quietas tras aquel.

Tras recibir el mudo asentimiento de su ahora cliente, la posadera emprendió la marcha, subiendo por una escalera que daba a una galería del segundo piso, abierta a la calle a modo de balcón y en cuya pared se sucedían, una tras otra, numerosas puertas, cada una con un número distinto. La hostelera les llevó hasta la que lucía el número 25.

-En fin… Aquí es…-les abre la puerta-Espero que la encuentre apropiada.

La habitación era un sencillo y bien iluminado cuarto, pequeño, pero lo bastante amplio para acoger tres camas. Unas mesitas de noche, un aparador y un armario empotrado completaban el mobiliario de la estancia, que contaba con una segunda puerta que daba a un diminuto y elemental cuarto de baño.

-No tiene grandes lujos…pero…creo que les servirá…-seguía diciendo la propietaria.

El pony entró y no pareció sentir interés por lo que la dueña decía ni por ver cómo era el cuarto. Lo mismo una de las potrillas que venía tras él. Sólo la que lucía la capa verde pareció tener curiosidad, recorriendo con un infantil correteo el poco espacio del sitio, como si le hiciera especial ilusión estar allí.

-¿Es de su agrado, señor?-le preguntó finalmente.

No hubo otra respuesta en la pizarra, únicamente un gesto seco con el que el encapuchado pony depositó diez monedas en el casco de la posadera, que los recogió igualmente en silencio.

-Eh… Bueno… -finalmente decidió despedirse, sintiendo que estaba claradamente de más allí-Eh… Deseo que pasen una buena noche…-se retiró caminando hacia atrás y, tras cerrar la puerta del cuarto, volvió a paso rápido al recibidor-Que tipo más extraño…-murmuró, pensativa, antes de volver a centrarse en sus quehaceres y pensamientos rutinarios.

• • •


Poco a poco, uno a uno, los libros iban acumulándose, primero sobre la mesa y, cada vez más, arrojados sin cuidado alguno al suelo por una pegaso cuyos nervios iban a peor según corría el tiempo. Llevaba ya varias largas horas revolviendo las estanterías y los volúmenes de la sala principal de la biblioteca de Twilight y lo único que había conseguido había sido vaciar más de la mitad de las lejas sin encontrar entre las cientos de páginas consultadas nada que pudiera serle de la más mínima ayuda.

-¡Nada!-bufó, disgustada, la pony de crin arco iris-Es que… ¡¿Cómo puede ser tan difícil?!-exclamó, como preguntándoselo a su mascota, Tank, que subido a una silla la observaba revolotear de un lado a otro del cuarto, revolviendo sin descanso los tomos de los estantes, y que se limitó a parpadear muy lentamente a modo de respuesta-Bueno… No voy a rendirme tan fácilmente, Daring Do no lo haría... Pero ella siempre encuentra enseguida lo que necesita saber…-miró el reguero de libros dispersos por el suelo a lo largo de toda la habitación-...si Twilight me hubiera hecho caso y estuviera aquí ya habría encontrado lo que necesitamos y le habría demostrado que tenía razón… Pero es una cabezona que no hace caso a nadie, ¿verdad, Tank?-nuevo parpadeo a modo de respuesta-Bueno… Eso.

Rainbow volvió a acercarse a una estantería y cogió otro tomo: “Magia defensiva aplicada a castillos y fortalezas varias” de Wighthor Castlehorse. Como en todos los casos anteriores, revisó el índice con atención y ojeó a vuelapluma el tomo, pasando con rapidez las hojas del libro y fijándose más en las imágenes y en los planos que en el texto. Al terminar volvió a bufar, desencantada. Allí tampoco parecía haber rastro sobre aquel misterioso y peligroso lugar en que a punto habían estado Pinkie y ella de quedar fulminadas.

-¡Tiene qué haber información en alguna parte que demuestre que tengo razón!-gritó, al borde del enfado y ya empezando a estar algo cansada.

Cuando, poco después del encuentro con sus amigas, había decidido buscar por su cuenta una explicación sobre qué era aquella construcción que se escondía en las entrañas de la montaña, no había imaginado que le fuera a resultar tan difícil, casi al borde de lo imposible. A pesar de su decisión de demostrar que aquello suponía un peligro, tal y como le había dicho a Twilight, y de que, efectivamente, ella era también una pony inteligente y capaz a la que había que escuchar y hacer caso cuando, como en esta ocasión, tenía total certeza de que estaba en lo correcto, las inesperadas dificultades y la pesadez de la tarea estaban empezando a mermar su determinación. Aquello, en definitiva, le estaba afectando a los nervios…que ya tenía bastante tensos por otra cuestión, la de una carta que llegaba con retraso, con demasiado retraso.

-Vamos, Rainbow, ¡tú puedes!-se dijo a sí misma, intentando animarse-Lo que buscas está en algún lugar de esta biblioteca. ¡Tiene que estar! ¡Vas a encontrarlo igual que lograste pasar la prueba de acceso con nota! ¡Sí! Porque también sabes que la pasaste con nota… ¿A qué sí, Tank? Spitfire no dijo mucho, pero es que no le gusta sacar a relucir así como así sus impresiones…y sé que a Fleetfoot le gustaron mis piruetas triples… Y me parece que a Soarin también le tengo ganado… ¿No, Tank?
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Capítulo 7 (parte 2) retocado.

Notapor Mishiro » 30 Ene 2015, 15:18

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Capítulo 8 (parte 1) retocado.

Notapor Mishiro » 04 Feb 2015, 10:09

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Re: Hilo a borrar

Notapor Volgrand » 06 Feb 2015, 23:38

Y porque quieres borrar el fic? recuerdo que lo que leí me gustó ...
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Re: Hilo a borrar

Notapor Sr_Atomo » 06 Feb 2015, 23:48

Genial, un fanfic que lo tenía en un puesto bastante prioritario de mi lista para leer, y es borrado "porque sí".

Pues vaya...

Nota de editado: Ahora que ha vuelto, procedo a poner este fanfic en mi parte más alta de la lista. Cuando termine el que estoy leyendo, me pongo a este, y comentaré capítulo a capítulo qué me ha parecido.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure]

Notapor horwaith » 08 Feb 2015, 23:43

Bonito avance y ya he visto donde narras el cambio que hiciste. Me gusta el cambio pese a que antes no lo vería, es lógico que fuese un reino en vez del ducado que pusiste y como te dije, estaré aquí para cuando pongas nuevos capítulos o dibujos como los de estos temas
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure]

Notapor EdoNova » 08 Feb 2015, 23:46

Veo que ya has iniciado el capítulo 10, a ver como avanza
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Re: La leyenda de Adenror [Adventure]

Notapor Mishiro » 20 Feb 2015, 11:05

Capítulo 10. Poniéndose en camino (Escena 1)

Spoiler:
El cielo sobre Ponyville empezaba a teñirse cada vez más con los oscuros tonos del crepúsculo cuando el pequeño y colorido pueblo apareció finalmente ante su vista tras aquellas largas y agotadoras horas de viaje. Oculto bajo una capucha que sólo dejaba ver parte de su hocico, aquel pony escrutó con la mirada el valle que se extendía ante él y la villa situada en su centro, en torno al río. Suspiró, un tanto cansado y, en principio, incluso algo decepcionado. No vio nada de particular en Ponyville, que parecía una pequeña aldea como tantas otras había conocido y recorrido a lo largo de su vida por toda Equestria. Era cierto que, recientemente, un misterioso rastro de magia le había conducido hasta allí, pero por muy infrecuente que fuera, tampoco era algo insólito. A pesar de la esperanza que quería albergar, no tenía ninguna confianza en que allí fuera a encontrar lo que tanto tiempo llevaban buscando.

En cualquier caso, tomando aire para el último impulso ante el inminente final de su viaje, retomó finalmente la marcha, haciendo resonar tras él el traqueteante ruido de la carreta de la cual tiraba, cuyas viejas ruedas de madera chirriaban y protestaban según recorrían el polvoriento suelo. Según se iba acercando y cruzaba entre las sinuosas colinas que rodeaban la pequeña llanura en que se alzaba Ponyville, sintió rodeándole los frescos y suaves vientos de una noche primaveral, que arrastraban además el aroma de un cercano campo de manzanas. El pony miró el cielo e intuyó que quedaba poco para que se sucediese el cambio de astro en el cielo, mientras esperaba que pudiera encontrar una posada cerca donde poder hospedarse.

Según avanzaba por el camino se fue internando entre las primeras casas y jardines cercados de las afueras. Vio algunos ponies, pero pocos, por lo que supuso que la mayoría ya estaban resguardados en el seguro interior de sus viviendas. Según veía el lugar más de cerca, se volvió a preguntar que habría en aquel lugar que hubiera podido emitir una energía tan poderosa como la que percibió apenas unos días atrás… Parecía un pueblo típico de Equestria, con sus pintorescas casitas, sus coloridos parques llenos de flores y sus sencillas y humildes calles. Aunque también sabía por experiencia que las apariencias podían resultar muy engañosas…Y su sensibilidad para con la magia nunca le había fallado. Un gran poder debía latir oculto en algún lugar de aquel pueblo.

No tardó mucho en hallar un lugar para hospedarse. La posada de Ponyville era un sencillo y alargado edificio de dos plantas y azuladas paredes. Aquel no era, al fin y al cabo, un pueblo que recibiera grandes cantidades de visitantes. Sólo muy puntualmente acogía a algunos viajeros que hacían escala para descansar allí por sus bajos precios cuando se dirigían o volvían de Canterlot. Ante la fachada del local había una explanada despejada con apenas tres rústicas carretas dejadas allí sin mucho orden y sin vigilancia alguna. Como era típico de los pueblos pequeños, no parecía haber temor alguno a los ladrones. Prefiriendo no preocuparse por ello, aquel pony se acercó a la puerta del establecimiento, para dejar su carro junto a ella antes de quitarse y soltarse el brocado, las riendas y demás. Por fin había llegado a su meta y podría descansar. Se quedó un momento quieto, respirando pausadamente, sintiendo su cuerpo agotado.

Entonces, desde el interior de la carreta, nada más detenerse, le llegaron leves pero claros sonidos de pasos, que tenía muy claro a quién debían pertenecer. Cuando rodeó el carro para ir a la parte trasera, se encontró sobresaliendo el hocico de una curiosa pero medio adormilada potrilla que se asomaba fuera para contemplar con interés el nuevo lugar que se presentaba ante ella, no sin poder evitar un bostezo por el cansancio del largo trayecto. El pony sonrió ante el tierno gesto de la potrilla antes de tomarla suavemente con sus cascos para ayudarla a descender al suelo. La potrilla cubierta con un capa verde y que llevaba sujeto un peluche con una de sus patas, se estiró y anduvo unos cuantos pasos para desentumecer sus patitas y explorar un poco el lugar mientras el otro pony quedó esperando hasta que, unos segundos después, una segunda pequeña aparecía igualmente y a la que asimismo ayudó a bajar a tierra.

La segunda potrilla, que llevaba también una capa, azul en su caso, suspiró con un descontento mal disimulado mientras dirigía una miraba cabizbaja al suelo. Su hermano sacó un pequeño cofre que cargó y acomodó firmemente sobre su lomo mientras las dos potrillas le aguardaban. La más pequeña miraba con gran curiosidad la posada sin dejar de abrazar a su peluche mientras la otra sólo murmuraba palabras ininteligibles, claramente disgustada por tener que estar allí.

Al poco, seguido de ambas, el pony se dirigió a la puerta del establecimiento. La posadera pudo contemplar como un pony embozado con una gran capa roja y una capucha, seguido de dos pequeñas potrillas, entraba en su mesón y se dirigía directamente hacia su mostrador. Le pareció que tenía un aspecto extraño, pero, tal y como solía, buscó lucir la mejor sonrisa posible de cara a su potencial cliente.

-Buenas noches, caballero-le recibió con su saludo más cordial-Bienvenido a mi humilde posada. Espero poder ayudarle. ¿Quería usted solicitar una habitación? Tenemos algunas que, sin duda, serían apropiadas para usted y para sus… -dudó un segundo antes de seguir-…sus hijas-añadió, sonriente.

Sin embargo, la posadera iba a sorprenderse enormemente cuando su interlocutor, en lugar de limitarse a responder sencilla y directamente, lo que hizo fue sacar una pequeña pizarra de debajo de su capa, donde procedió a escribirle una escueta y telegráfica respuesta: <<Una habitación. Dos o tres camas. Para tiempo indeterminado.>>

-Eh… Esto… Por supuesto, señor. Tal y como le iba diciendo, contamos con habitaciones triples muy cómodas y estoy segura de que una de ellas le servirá. Sólo diez bits por noche. ¿Le…interesa?

Nuevamente recibió la respuesta por escrito: <<Sí>>.

-Bien…pues…síganme… Es decir… Si les parece…-vuelve a escrutar con curiosidad al misterioso pony y a sus dos pequeñas acompañantes que, quizá por el cansancio, se limitaban a permanecer calladas y quietas tras aquel.

Tras recibir el mudo asentimiento de su ahora cliente, la posadera emprendió la marcha, subiendo por una escalera que daba a una galería del segundo piso, abierta a la calle a modo de balcón y en cuya pared se sucedían, una tras otra, numerosas puertas, cada una con un número distinto. La hostelera les llevó hasta la que lucía el número 25.

-En fin… Aquí es…-les abre la puerta-Espero que la encuentre apropiada.

La habitación era un sencillo y bien iluminado cuarto, pequeño, pero lo bastante amplio para acoger tres camas. Unas mesitas de noche, un aparador y un armario empotrado completaban el mobiliario de la estancia, que contaba con una segunda puerta que daba a un diminuto y elemental cuarto de baño.

-No tiene grandes lujos…pero…creo que les servirá…-seguía diciendo la propietaria.

El pony entró y no pareció sentir interés por lo que la dueña decía ni por ver cómo era el cuarto. Lo mismo una de las potrillas que venía tras él. Sólo la que lucía la capa verde pareció tener curiosidad, recorriendo con un infantil correteo el poco espacio del sitio, como si le hiciera especial ilusión estar allí.

-¿Es de su agrado, señor?-le preguntó finalmente.

No hubo otra respuesta en la pizarra, únicamente un gesto seco con el que el encapuchado pony depositó diez monedas en el casco de la posadera, que los recogió igualmente en silencio.

-Eh… Bueno… -finalmente decidió despedirse, sintiendo que estaba claradamente de más allí-Eh… Deseo que pasen una buena noche…-le dio la llave de la habitación y se retiró caminando hacia atrás y, tras cerrar la puerta del cuarto, volvió a paso rápido al recibidor-Que tipo más extraño…-murmuró, pensativa, antes de volver a centrarse en sus quehaceres y pensamientos rutinarios.


Capítulo 10. Poniéndose en camino (Escena 2)

Spoiler:
Poco a poco, uno a uno, los libros iban acumulándose, primero sobre la mesa y, cada vez más, arrojados sin cuidado alguno al suelo por una pegaso cuyos nervios iban a peor según corría el tiempo. Llevaba ya varias largas horas revolviendo las estanterías y los volúmenes de la sala principal de la biblioteca de Twilight y lo único que había conseguido había sido vaciar más de la mitad de las lejas sin encontrar entre las cientos de páginas consultadas nada que pudiera serle de la más mínima ayuda.

-¡Nada!-bufó, disgustada, la pony de crin arco iris-Es que… ¡¿Cómo puede ser tan difícil?!-exclamó, como preguntándoselo a su mascota, Tank, que subido a una silla la observaba revolotear de un lado a otro del cuarto, revolviendo sin descanso los tomos de los estantes, y que se limitó a parpadear muy lentamente a modo de respuesta-Bueno… No voy a rendirme tan fácilmente, Daring Do no lo haría... Pero ella siempre encuentra enseguida lo que necesita saber…-miró el reguero de libros dispersos por el suelo a lo largo de toda la habitación-...si Twilight me hubiera hecho caso y estuviera aquí ya habría encontrado lo que necesitamos y le habría demostrado que tenía razón… Pero es una cabezona que no hace caso a nadie, ¿verdad, Tank?-nuevo parpadeo a modo de respuesta-Bueno… Eso.

Rainbow volvió a acercarse a una estantería y cogió otro tomo: “Magia defensiva aplicada a castillos y fortalezas varias” de Wighthor Castlehorse. Como en todos los casos anteriores, revisó el índice con atención y ojeó a vuelapluma el tomo, pasando con rapidez las hojas del libro y fijándose más en las imágenes y en los planos que en el texto. Al terminar volvió a bufar, desencantada. Allí tampoco parecía haber rastro sobre aquel misterioso y peligroso lugar en que a punto habían estado Pinkie y ella de quedar fulminadas.

-¡Tiene qué haber información en alguna parte que demuestre que tengo razón!-gritó, al borde del enfado y ya empezando a estar algo cansada.

Cuando, poco después del encuentro con sus amigas, había decidido buscar por su cuenta una explicación sobre qué era aquella construcción que se escondía en las entrañas de la montaña no había imaginado que le fuera a resultar tan difícil, casi al borde de lo imposible. A pesar de su decisión de demostrar que aquello suponía un peligro, tal y como le había dicho a Twilight, y de que, efectivamente, ella era también una pony inteligente y capaz a la que había que escuchar y hacer caso cuando, como en esta ocasión, tenía total certeza de que estaba en lo correcto, las inesperadas dificultades y la pesadez de la tarea estaban empezando a mermar su determinación. Aquello, en definitiva, le estaba afectando a los nervios…que ya tenía bastante tensos por otra cuestión, la de una carta que llegaba con retraso, con demasiado retraso.

-Vamos, Rainbow… ¡Tú puedes!-se dijo a sí misma, intentando animarse-Lo que buscas está en algún lugar de esta biblioteca. ¡Tiene que estar! ¡Vas a encontrarlo igual que lograste pasar la prueba de acceso con nota! ¡Sí! Porque también sabes que la pasaste con nota… ¿A qué sí, Tank? Spitfire no dijo mucho, pero es que no le gusta sacar a relucir así como así sus impresiones…y sé que a Fleetfoot le gustaron mis piruetas triples… Y me parece que a Soarin también le tengo ganado… ¿No crees, Tank?

Y estaba contemplando a su muda mascota, casi como esperando una respuesta, cuando un ulular resonó por toda la habitación y Owlowiscious descendió del techo, tras entrar por un elevado ventanuco hasta posarse en lo alto de una de las estanterías y volver a echar a la pegaso una severa mirada de censura, mirada que no tuvo demasiado efecto en la pony de crin arco iris.

-Si me echaras una pata…o una garra para encontrar lo que necesito, quizá no habría tanto desorden-se limitó a replicar Rainbow al mudo reproche del auxiliar nocturno de su amiga.

Y estaba a punto de coger otro libro cuando la puerta principal, que había dejado medio abierta, fue empujada lentamente para dejar paso a una no del todo decidida Fluttershy, cuya sombra entró proyectada por la luz de las farolas y que se quedó anonadada al ver el caos que reinaba en el lugar.

-Oh… Esto… Vaya… -recorrió el salón con la mirada, sin saber bien que decir-Parece que has estado… Un poco ocupada, Rainbow… Eh… ¿Puedo ayudarte? Owlowiscious me ha dicho que… Bueno… Que parecías algo tensa…más o menos…

-¡Oh, bien, Fluttershy, llegas justo a tiempo!-le replicó la pegaso, sin haber escuchado a su amiga realmente-Tienes que ayudarme a buscar información sobre esa amenaza de la que os he hablado.

-Eh… Claro, Rainbow… Claro… Pero, antes,… ¿Y si ordenamos un poco este pequeño…eh…despiste? Sin duda no has visto que los libros están algo…descolocados y a Twilight no le gustaría que estuvieran así…-le sugirió con la mejor sonrisa que pudo poner.

-¡No hay tiempo para eso, Fluttershy! ¿No me has escuchado? ¡Ponyville, toda Equestria podría estar en peligro ahora mismo mientras perdemos el tiempo hablando!

-Eh… Sí… Si te entiendo… Tiene mucho sentido lo que dices y yo…también estoy preocupada…-va diciendo según recoge los libros del suelo e intenta dejarlos con algo de orden sobre la mesa.

-¡Eh! ¡No me los mezcles! Que los tengo ordenados.

-Eh… ¿Ordenados?-preguntó extrañada la pegaso.

-Sí, ordenados… Bueno… Que yo me aclaro… Esos de la mesa son los que quizá puedan tener algo útil, los de las sillas son los que no tienen nada útil casi seguro y los del suelo son totalmente inservibles.

-Oh… Entiendo… Pero… Eh… ¿Estás segura de qué sabes lo que estás buscando? ¿Sabes algo de esa…amenaza?

-Si lo supiera no estaría buscando información.

-Eh… Claro… Tienes…razón-le dijo la pegaso mientras seguía intentando poner cierto orden en la estancia.

-¡Oh! ¿Por qué no os podéis dar cuenta de que llevo razón y me ayudáis? Oh… Esto de investigar en ladrillos no va a ninguna parte… Lo que he de hacer es volver al lugar de los hechos… ¡Eso es lo que haría una auténtica aventurera!... Bueno… Mañana, ahora me voy a dormir-dijo y, sin despedirse siquiera ni molestarse en dedicar una ojeada al caos que había causado, se marchó a toda velocidad por una ventana, con Tank siguiéndola a trompicones, chocando contra los estantes y las paredes, antes de desaparecer tras ella.

-Oh... Vaya…-musitó Fluttershy, mirando el desorden que la rodeaba-Eh…No te preocupes, Rainbow…Ya recojo yo…
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