Aquella noche, el gabinete de la princesa Luna, normalmente un refugio, una isla de paz y sosiego en que la alicornio se retiraba lejos del ajetreo del palacio, presentaba un aspecto realmente insólito. La normalmente amplia y espaciosa sala estaba atestada de mesas de trabajo y escritorios hasta el punto de que apenas se podía encontrar un paso entre ellos. Sobre aquellos se esparcía un maremagno de libros, carpetas, elevadas pilas de documentos, tinteros, plumas y estilizados candelabros que arrojaban su tintineante luz sobre el papel mientras una serie de ponies, a cada cual más atareado, proseguía con toda la concentración de la que disponía su trabajo.
Y es que la alicornio, lejos de acatar la petición de su hermana de dejar de investigar el “caso Knowling”, había decidido abordar el asunto con todos los recursos que tuviera disponibles y a casco, organizando una serie de equipos de eruditos y agentes que la asistieran y agilizaran la obtención de información y el control de la situación.
Algunos estudiosos de confianza de la Princesa, aunque ajenos al mundo de la cultura aydara, ahora se dedicaban a devorar a toda prisa todos los libros posibles sobre aquella vieja civilización a la búsqueda de cualquier información útil que pudieran obtener. Unos cuantos bat-ponies de su guardia, por su parte, sistematizaban y rastreaban en los archivos todos los datos posibles sobre el profesor Knowling y sobre todos los demás miembros de su departamento, consistente en cuatro adjuntos, cuatro unicornios llamados, respectivamente, Fogsun Dremtly, Sasir Reywal, Starlight Skydriver y Magicshy Moonwriter. Finalmente unos expertos en criptografía examinaban los pocos documentos cascoscritos que el director Knightley les había remitido tras hallarlos en el despacho del profesor Knowling y que estaban claramente escritos en un extraño código que estaba siendo difícil de descifrar.
La propia alicornio continuaba con todo su esfuerzo en ello, prosiguiendo con interés la lectura del libro de Schlihippo y especialmente había llegado a una parte que le estaba resultando especialmente curiosa y que le iba a ser muy reveladora...
“La paz establecida, no sin gran coste y penosas dificultades, tras la llamada Guerra de los Virreyes, terminó la política de neutralidad que había intentado llevar Fogking III desde su llegada al trono en 439. El Edicto Real de Unidad, con la abolición de los virreinatos y la derogación de las viejas leyes y pragmáticas sanciones emanadas del Manifiesto Gris, así como el envió de una delegación a Canterlot en 458, suponían el cumplimiento de los objetivos que se había propuesto el Concilio Blanco en su casi absoluta totalidad. El rey se había vuelto contra los apoyos que inicialmente le auparon al trono tras el asesinato de Cloudsking y ahora estaba decidido a volcarse en la reconstrucción del reino, en que aún quedaban, junto a los daños del reciente conflicto civil, aún sangrantes heridas procedentes de la invasión de los grifos y de la última rebelión de los pegasos de New Skyland en 429.
El reino seguía padeciendo las dificultades económicas que se derivaban, tanto de la situación de conflicto, como de la cada vez mayor tendencia migratoria que empujaba, no ya sólo a pegasos y terrestres, sino a unicornios, a abandonar Hiponia y a refugiarse en la vecina, más segura y pacífica tierra de Equestria. Las ciudades y sus centros alquímicos empezaban a tener problemas para garantizar abastos a las ciudades y mantener efectivo y engrasado el sistema económico del reino. La situación de descontento era mayor mientras los estudios alquimistas, sin genios entre sus filas y sin aportes que ayudasen a subsanar los problemas crecientes, no se libraban de la sensación de decadencia que lo envolvía todo.
Con este panorama no extrañará a nadie que la oposición organizada en el Concilio Negro, aún perdidos los bastiones de poder que habían sido la senescalía, los tronos de los virreyes y los tribunales del Orden, mantuviese aún rescoldos suficientes para intentar desatar un último gran incendio. La conjura comenzó en 460 en el seno de la vieja Guardia Pretoriana, cuyos miembros aún respaldaban mayoritariamente las antiguas ideas de Valtader y que permitieron la infiltración en el palacio y apoyaron el ascenso a puestos clave del servicio regio de nuevos y jóvenes ponies procedentes de nuevos reclutas del Concilio Negro. El objetivo era crear una red de contactos oportunos que, aprovechando el descontento que reinaba en el ambiente, hacer propicia la ocasión de dar un golpe de casco que permitiera el destronamiento del rey y un giro completo de la política que se estaba realizando.
El plan, con todo, prosperó lentamente y no logró copar, como esperaba, demasiados puestos bien situados en la corte de Ádralon y no progresó prácticamente nada en el ámbito local. En ciudades de la importancia de Celsylvania y Cherady no tenía ninguna presencia y sólo en Bostmount lograron, con esfuerzo, poner a uno de los suyos al frente del importante puerto local. Los líderes de la conjura recomendaban paciencia, pero los miembros más jóvenes y radicales del movimiento deseaban, ya tras dos años de paciente labor, dar el paso y no esperar más.
A inicios del 463, una noche de invierno, se consumó el golpe de casco cuando parte de los pretorianos intentó asesinar al rey Fogking III mientras dormía. Oportunamente, unos pocos guardias leales, con ciertas ayudas mencionadas por los relatos de los testigos y nunca identificadas, impidieron el éxito de los golpistas. Con el monarca aún vivo, los intentos de apoderarse de los principales centros de poder, estaban destinados al fracaso… Pero Fogking III ya no se sentía demasiado seguro, a pesar del poco apoyo que habían recibido sus enemigos. Y decidió urdir una estratagema.
Aquí he de traer en mi apoyo la importante inscripción, base de la leyenda del ritual de la coronación, que fue encontrada sobre la gran puerta de la cripta de Ádralon. Las dataciones de ese escrito nos sitúan precisamente en la segunda mitad del reinado de Fogking III, como asimismo lo puede demostrar la comparativa de estilo y lenguaje con otras obras y epígrafes similares que tenemos perfectamente fechados. Es cierto que en tiempos de Fogking III se realizaron algunas restauraciones de viejos monumentos, como las reformas de la Torre del Reloj de Celsylvania, pero la hipótesis de mis colegas eruditos de explicar la novedad del relieve explicando que es una sustitución de uno más antiguo que procedería de los inicios de la historia de Hiponia, no tiene fundamento alguno más que la que dan sus prejuicios e ideas preestablecidas. Recordemos el texto en sí de la inscripción:
<<El Orden se basa en el Poder. El Poder establece y garantiza el Orden. En la cumbre sólo hay lugar para el mejor, la cima de la Pirámide del Reino debe ser dada al que demuestra su grandeza y majestad. Tú, atrevido, que entras en búsqueda de la Corona, si eres digno, recorrerás las seis sendas que ascienden cual dura escalera hasta el Trono de Fuego, cuyas llamas devoran a sus enemigos. De lo contrario, aléjate de estas puertas y respeta a tu Amo, vencedor de mil peligros, antes de perecer de segura muerte>>
Es evidente que la mención a las seis sendas es una referencia a la búsqueda y reunión de los seis fragmentos de la pirámide de Adenror y en esto se basa toda la historia tradicional sobre ella. Sin embargo, su ausencia en otras fuentes y de que las pocas que hablan de ella sean de tiempos de los últimos reyes, especialmente Fogking III y Minerva, demuestran que ese texto y el mito que refleja, es muy tardío. Un intento del soberano de poner a sus enemigos, con la cortina de humo y prestigio que para el Concilio Negro suponía la figura de Sunnight, una meta que consideraba imposible a fin de impedir más conjura por parte de los aydara más recalcitrantes. Y, de alguna manera, parece ser que logró su objetivo.
Además, mirando el texto, se ve claramente que no puede emanar de un aydara que fuera respetuoso y fiel para con las ideas de Valtader y de los principios ideológicos de los aydara. La visión deformada y claramente malévola, aunque coincidamos en ver como tales el punto de vista clasista de los aydara, que reflejan los términos del epígrafe son, en todo punto, equívocos y ajenos al lenguaje base que estableció el Manifiesto Gris. Hay que recordar que ellos basan su noción del “Orden” en la noción que tienen de la naturaleza y nunca hablan de esa manera del “poder”. Y la naturaleza se expresa per se, no necesita pruebas y demostraciones. Es decir, la idea de una prueba de fuerza que hiciese patente quién es el mejor para reinar es a todas luces patentemente ridícula para la mentalidad aydara. Además, la mención al “Amo” como “vencedor de mis peligros”, pese a sus pretensiones asépticas, hace claramente referencia al convulso y problemático reinado de Fogking III.
Además, hay un último aspecto que añadir al respecto. El análisis de las cartas que en estos años se cruzaron entre las cortes de Ádralon y Canterlot, aunque escuetas y poco claras, hacen mención de un proyecto conjunto emprendido bajo los auspicios conjuntos del rey Fogking y de la princesa Celestia. Tras ir descartando otras opciones, no me queda más solución, y encaja bien con lo que hasta ahora sabemos de pensar que no se trata de otra cosa que de la construcción, en pleno corazón del reino pony de la diosa solar, de una oculta y muy secreta cripta aydara en que uno de los seis fragmentos del Adenror sería puesto a buen recaudo. Una forma de añadir dificultad sobre dificultad al nuevo mito del ritual de coronación que desde Ádralon se pretendía difundir. Mis intentos de situar los fragmentos en sus escondites, que hasta ahora ha sido sólo levemente fructuoso y no sin esfuerzo, con los fragmentos exteriores, han sido del todo estériles para situar el fragmento central y maestro, que he de creer estaba oculto nada más y nada menos que bajo la atenta vigilancia de Canterlot. Una teoría mía fundamentada en lo que he de decir a continuación y que rápidamente ha encontrado la critica y la burla de mis colegas, mas nula refutación.”
En la mente de la alicornio, las piezas de aquel puzzle empezaban a tener un sentido claro y lógico, a encajar en su sitio… El profesor Knowling, al que en ese momento no tenían localizado pero que debía llevar los cuatro fragmentos del Adenror consigo, tenía sacado un billete de tren para la mañana siguiente con rumbo a Celsylvania. Por otro lado, ese joven de su departamento al que había asignado la tutela de la joven Sparkle, iba a ir con ella a Ponyville aquella misma noche. Para Luna estaba claro que, lejos de pretender escapar por haber notado la intrusión que realizó en su sueño, el unicornio estaba continuando su plan y al galope. El joven Dremtly habría sido enviado a encontrar la cripta oculta cerca de Canterlot, que por algún motivo debían pensar estaba en Ponyville mientras el propio Knowling buscaba el sexto y último fragmento en la propia Hiponia.
Recordando las palabras de su hermana sobre “otros factores” y una “meta más esquiva e inalcanzable”, no se le ocurría otra posibilidad salvo que se refiriera a supervivientes del Concilio Negro, la organización creada por los valedores más firmes de la ideología aydara, que de alguna manera hubieran sobrevivido en las sombras durante ya los cinco siglos de integración de las tierras de Hiponia en Equestria. Quizá algunos de ellos, sino toda la organización que tuvieran, estuvieran implicados en el plan de Knowling. Quizá Knowling pensaba o esperaba recibir su apoyo como parte de sus planes para hacerse con el poder… En cualquier caso, la única razón que encontraba Luna para que Celestia dejase campar a sus anchas y por sus respetos a Knowling era el que éste les condujera a otros objetivos, puede que incluso más valiosos. ¿Quiénes podrían ser? La princesa se sintió frustrada por su desconocimiento de Hiponia y de su realidad política… Otro aspecto que debía remediar si quería acometer aquella empresa con posibilidades de éxito.
Estaba dándole vueltas a todas aquellas ideas cuando el anuncio de uno de sus secretarios interrumpió la cadena de sus pensamientos. Finalmente, los miembros del último equipo que había decidido conformar para la investigación, llegaba para hacer acto de presencia. Éstos no tardaron en entrar y en aproximarse volando por encima del enjambre de mesas y atareados ponies, hasta inclinarse en respetuosa reverencia frente a su Soberana. Eran cuatro pegasos que conformaban parte de los llamados “Ojos de Luna”, un grupo de agentes especiales que la alicornio había formado hacía algún tiempo para misiones delicadas y especiales, como aquellas que debía encomendarles en ese momento.
Uno de ellos era un fornido pegaso de gran talla y expresión seria, de pelaje anaranjado teñido con manchas negras y crin también bicolor amarilla y negra. Su cutie mark era un rayo atravesado sobre un escudo. No era la primera vez que Luna recurría a aquel antiguo teniente de la guardia solar que casi había sido expulsado de la milicia con deshonor cuando agredió a un superior durante una misión en Angmar. Se llamaba Dark Thunder y era ya un veterano agente con el grado de “Ojo derecho”, es decir, de miembro líder o señor de una pareja.
Su compañero u “Ojo izquierdo” era un joven pegaso llamado Dust Typhoon, menor en aptitudes físicas pero igualmente atlético y bien ejercitado que había pertenecido a un escuadrón de pegasos de rescate antes de ser reclutado por el mismo Thunder. Un joven de abultada crin azul y pelaje amarillo, de actitud animada y algo arrogante cuya cutie mark era, conforme a su apellido, un veloz y aguerrido tifón.
La única yegua presente era una joven y atractiva pegaso rubia de suave pelaje azulado y que lucía no sin orgullo unas magníficas alas que parecían brillar y deslumbrar como las de una ígnea ave fénix. A pesar de su apariencia inocente, era una experimentada agente muy ducha en misiones de todo tipo y que había probado su valía por los rincones más peligrosos de toda Equestria. Su cutie mark iba, como su apariencia ajena a su trabajo, parecía parte de su camuflaje y consistía en unas nubes blancas que flotaban sobre el cielo que aparentaba ser su azulado pelaje. Entre los cuatro agentes presentes, era la única que mantenía una actitud relajada y para nada tensa o impresionada por estar en presencia de la misma Princesa Luna. Su nombre real era Violet Sunshine, pero era comúnmente más conocida por su apodo de Skie. Tenía el grado de “Ojo derecho”.
El último de los cuatro era el joven compañero de Skie. Un pegaso anaranjado y de crin bicolor, verde y azul, llamado Summer Lights. Era un experto en orientación, como denotaba su cutie mark consistente en una brújula y bastante habilidoso, aunque algo apático y reacio en ocasiones al trabajo. En parte era una de las razones por las que su compañera le mantenía a su lado, ya que Skie se consideraba más un “ave de vuelos solitarios” y le gustaba ir a su aire en las misiones que se le encomendaban. Y, por la expresión de desgana que se esforzaba por ocultar, parecía que aquella sería una de tantas veces.
-Yegua y caballos, agentes-empezó a hablarles la alicornio-Nos les hemos convocado a nuestra real presencia a consecuencia de un peligro que se cierne sobre la tierra de Equestria en la forma de una magia ancestral que la ambición de un malvado pretende reavivar. Aunque no es llegado el momento de actuar con toda la determinación que a Nos nos habría de complacer, sin embargo, es nuestro regio deseo que ambos equipos sigan y mantengan bajo severa vigilancia y control, la actividad de los dos, según nuestra sospecha, unicornios involucrados directamente en el complot.
Los cuatro la escuchaban atentamente: Thunder esperando instrucciones concretas, Skie con interés en ser enviada a algún destino emocionante, Dust con curiosidad por lo que sería aquella amenaza y sólo Summer carecía de interés en lo que oía.
-A usted, capitán Thunder y al sargento Dust, su compañero, le tenemos una importante misión que confiarle en sus capaces cascos. Mañana a las nueve y cuarto sale un tren de la estación de las Flores, aquí en Canterlot, con rumbo a Celsylvania. Su objetivo, el profesor Knowling, del que luego le pasarán una foto, irá en él y debería llevar consigo un cofre, maleta o cualquier tipo de valija que contendrá cuatro especiales artefactos de gran poder. Deben seguirle y mantener siempre localizados dichos artefactos por si Nos diéramos la orden de que se apoderasen de ellos. ¿Alguna duda?
-Seguir, localizar, interceptar-la voz de Thunder resonaba clara y firme-Recibido. Puede confiar en nosotros, Majestad.
-Eso esperábamos oír-la alicornio se volvió hacia el otro equipo-Vuestra misión, teniente Sunshine y sargento Lights, es acudir cuando antes a Ponyville. Una vez allí mantendrán vigilado a un joven estudioso, alumno de Knowling, llamado Fogsun Dremtly, sin, y esto es importante, sin que ningún pony se percate de su presencia. Tenemos base para sospechar que habrá de ocurrir un descubrimiento de calado en el pueblo y habrán de estar preparados para cualquier tipo de intervención que pueda ser necesaria.
-¡Skie siempre está lista para cualquier cosa, Majestad!-respondió la pegaso-Puedo dar esa misión por cumplida.
Ante aquella reacción, propia de aquella jovial y entusiasta pegaso, la Princesa, dándose por satisfecha y dadas ya las instrucciones a sus “Ojos”, les hizo un leve gesto de asentimiento con la cabeza para que se retirasen. Ya les darían otros los detalles más concretos y la información que pudieran precisar sobre sus objetivos. Mientras, tan silenciosamente como al acercarse, le hacían los cuatro otra reverencia y se retiraban de su presencia, la alicornio se sonrió, dándose un respiro y satisfecha de cómo estaba llevando aquella situación.