Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 13 Sep 2016, 21:29

Capítulo 25

Tipo de incógnito


-Las cuentas vuelven a estar peladas… ¿Qué pasó con ese pluriempleo que llegaste a pillar, el de las cajas? ¿No has vuelto a hacer nada?

-Ah… no, es que el capataz se ha marchado por una temporada y hasta que no vuelva no voy a poder seguir con eso…

-Vaya, qué mal, esos seis mil dólares diarios que conseguías traer la verdad es que nos aliviaban bastante.

-Ya, es una putada… déjame ver eso.

Y así era, por mucho que la doliese los seis mil dólares diarios que Philips la daba por traficar con armas antes de que se fuera repentinamente conseguían mantenerles a flote aunque sólo fuera un poco. Ahora que había dejado de recibirlos, podían volver a notar el peso de los apuros económicos echándose sobre ellos otra vez, volviendo a la carga. Y las cuentas bien lo atestiguaban.

-Maldita sea, apenas nos da para mantener los cultivos… y una cuarta parte para comida y poco más-masculló Applejack, molesta por la situación.

-Sí, esto empieza a ser preocupante…

Tanto como ella como Big Mac se quedaron callados, pensando en posibilidades, aunque visto lo visto estaba todo bastante complicado. En un momento dado su hermano inquirió.

-Bueno, ahora que lo pienso… Berry Punch vino al entierro ¿no?

-Sí, estuve hablando un rato con ella.

-Es una vieja amiga de la familia… ¿y si… la pedimos ayuda?

Esa frase hizo reaccionar a Applejack, suspirando de seguido.

-Sabes que no me gusta hacer eso…

-Sí, lo sé, lo sé, pero piensa que ella siempre ha estado ahí, y nunca la hemos pedido nada, igual si se lo pides adecuadamente…

La granjera cerró los ojos, con gesto compungido. Desde siempre Applejack ha tenido un estricto código de honor que la impedía pedir así sin más a los demás, por muy cercanos que estos fueran. Sin embargo la crucial situación económica familiar actual la hacía replantearse, por primera vez, sus principios.

-Está bien, pero espero no tener que volver a hacer esto.

-Bien. Llévate a Apple Bloom, está muy mustia últimamente.

-Sí, seguramente quiera venir.

Applejack se levantó, dejando a Big Mac en el salón con las cuentas, y subió hasta la habitación de su hermana pequeña. De un tiempo a esa parte la niña había perdido gran parte de la vitalidad que la caracterizaba, ya no estaba fuera de casa tanto tiempo como antes, y se pasaba más tiempo en su habitación distrayéndose con cualquier otra cosa. Por suerte era sábado y no tenía clase, por lo que aprovechó para visitarla y avisarla de sus planes.

-Hey Apple Bloom…-murmuró ella, tocando levemente a la puerta entornada.

La abrió un poco y vio a la niña tumbada en la cama, leyendo un libro con gesto centrado; Applejack se acercó hasta ella y se sentó a su lado, inquiriendo de seguido.

-¿Qué lees?

Como contestación la niña le mostró la portada, donde se podía leer: Formas sencillas de hacer dinero.

-¿Qué haces leyendo eso?

-Simple curiosidad.

-Ya, pero por ahora estos libros no son los que más deberías leer… ¿has hecho todas tus tareas?

-Sí, pero no son tan prácticas como este libro, por ejemplo.

-¿Qué quieres decir?

-Nada…

Applejack esbozó un gesto preocupado, aunque por el momento prefirió no presionarla mucho, comentando de seguido.

-Por cierto, venía para decirte que voy a ir a las colinas de Tongva a hacer una visita a Berry Punch ¿quieres venir?

-¿Va a estar Piña Colada?-inquirió entonces la niña, repentinamente interesada.

-Sí, supongo que sí… ¿quieres venir?

-¡Sí, vale, hace mil que no la veo, vamos, vamos!-exclamó ella, emocionada.

Y no era para menos, ya que Piña Colada era una de sus primeras amigas que hizo desde que era más pequeña y vivían en el valle de Tongva. Era la hermana pequeña de Berry Punch y tenía su misma edad, no la había vuelto a ver desde la mudanza.

La niña comenzó a prepararse para el viaje y Applejack la imitó, estando lista en poco menos de diez minutos, aunque en cuanto bajó las escaleras Apple Bloom ya estaba en el pasillo junto a la puerta, esperándola.

-¡Vamos, Applejack, eres muy lenta!

-Ya, ya voy, no seas impaciente… bueno, me voy a eso, estaremos de vuelta para comer-murmuró la chica dirigiéndose a su hermano.

-Vale, ya me contarás-se despidió Big Mac, sin apartar la vista del libro de cuentas.

Se dirigieron al granero pequeño para coger el coche y se pusieron en camino hacia las colinas de Tongva, habiendo un buen trecho desde donde estaban. Primero debía de dirigirse a la ruta 68, por lo que se dirigió primero en dirección hacia Sandy Shores mientras ambas hermanas iban hablando por el camino.

-¿Y cómo es que te ha dado por ir a ver a Berry Punch?-quiso saber Apple Bloom en un momento dado.

-Bueno, hace tiempo que no la he vuelto a ver…

-¿No estuvo en el entierro de la abuela?

-Sí, desde el entierro, quiero decir…

-Tampoco ha pasado mucho tiempo.

-Ya, pero bueno, ya sabes que es una vieja amiga de la familia, y siempre es importante mantener el contacto aunque ya no vivamos al lado…

-Pues sí… ¿saben que vamos?

-No, va a ser una visita sorpresa.

-¡Genial! Ya quiero ver la cara que va a poner Piña Colada en cuanto me vea…

-Seguro que se alegra mucho de volver a verte.

Llegaron a Sandy Shores en poco menos de diez minutos, pasando al lado del viejo pueblo turístico y girando a la izquierda al lado del paso a nivel, aunque tuvieron que parar ya que en ese momento los semáforos se iluminaron, al tiempo que las barreras bajaban y empezaba a sonar una estridente campana, ya que iba a pasar un tren de mercancías.

-Oye Applejack ¿puedo hacerte una pregunta?

-Sí, claro.

-¿A dónde fuiste antes de ayer? Estuviste fuera durante casi todo el día y volviste a casa a las tantas de la madrugada…

La chica se percató enseguida de lo que estaba preguntando exactamente, esbozando un gesto preocupado casi imperceptible; sabía muy bien que debía proteger a su familia a toda costa, y por ello absolutamente nadie debía saber lo que ocurría, y menos aún alguien como Apple Bloom. Por suerte se había preparado algo por si alguien la preguntaba.

-Ah, sí, estuve haciendo algunas gestiones en la ciudad que me llevaron mucho tiempo, haciéndome volver a las tantas…

-Pues qué raro, con lo poco que te gusta a ti la ciudad…

-Ya, lo sé, fue muy tedioso pero necesario, estoy con los del banco con un tira y afloja tremendo, qué ganas de que todo esto acabe y nos den el dinero.

La niña no dijo nada más, quedándose convencida y sin preguntar nada más al respecto. Por su parte Applejack lamentó el haberla mentido de esa forma, odiándose en ese aspecto y odiando su compleja situación que la ataba en todos los sentidos y la dejaba a merced de Sunset y sus matones.

En ese momento el tren terminó de pasar y la campana se detuvo, al tiempo que las barreras subían y el tráfico volvía a rodar. Por su parte Applejack metió primera y aceleró de seguido, tratando de olvidarse de todo ese asunto aunque sólo fuera por una vez. Ahora iban a ver a una vieja amiga de la familia y al menos eso la ayudaba a distraerse aunque sólo fuera un poco.

El viaje continuó hasta las antenas parabólicas que hacían esquina con Panorama Drive, justo al lado del Yellow Jack Inn, la cantina local más famosa del desierto de Señora, y a partir de ahí fue todo recto por la ruta 68 hacia el oeste, atravesando gran parte del desierto. Dejaron atrás Harmony y comenzaron a bordear el río Zancudo, siguiéndole durante varios kilómetros y pasando justo al lado de la iglesia y el cementerio donde enterraron a Granny Smith. Un poco más adelante llegaron a una pequeña bifurcación donde empezaban a verse un buen montón de viñedos repartidos a lo largo y ancho de las colinas cercanas.

-¡Ya falta poco!-exclamó Apple Bloom, emocionada.

-Sí, llegamos dentro de nada-asintió Applejack, girando el volante a tope.

La carretera comenzó a serpear entre las viñas mientras iban subiendo la ladera, viendo desde la distancia la figura de unas bodegas que ellos conocían bastante bien. Finalmente y tras unos pocos kilómetros más llegaron a su destino, una gran casa bodeguera de una sola planta junto a un pequeño aparcamiento y un cobertizo.

Applejack aparcó justo enfrente del cobertizo y tanto ella como Apple Bloom se bajaron del coche, respirando el aire fresco que tanto caracterizaba a las colinas de Tongva. Y es que si por algo eran conocidas esas colinas eran sobre todo por sus vinos, todos ellos cultivados, criados y embotellados en ese mismo lugar propiedad de Berry Punch, vieja amiga de la infancia de Apppejack y una de las viticultoras más famosas de la costa oeste.

La fama de los Viñedos Marlowe la precedía, y no era para menos, puesto que había obtenido el certificado de calidad del propio gobierno de San Andreas y habían sido galardonados multitudes de veces con premios varios gracias a la buena calidad de sus vinos. Las uvas que allí se cultivaban eran muchas y muy variadas, algunas autóctonas de allí y otras traídas de otras partes del mundo como Francia, Italia o España. Debido a esto la demanda era casi constante y trabajaban durante casi todo el año para abastecer todos los pedidos procedentes de otras partes del país.

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Viñedos Marlowe en las colinas de Tongva


En ese justo momento aparecieron dos jornaleros hablando en español y Applejack se dirigió a ellos para preguntarles acerca del paradero de Berry.

-Disculpen ¿saben dónde puedo encontrar a Berry Punch, la dueña?

-Sí, la patrona se encuentra en la casa preparándola para los invitados, no más-la informó uno de ellos.

-Vale, muchas gracias. Vamos Apple Bloom.

Las dos se dirigieron a la puerta principal de la casa y Applejack llamó al timbre, resonando con fuerza desde el otro lado. Al cabo de unos pocos segundos de espera abrió la puerta una criada con aspecto latino que les atendió.

-¿Sí, qué desean?

-Hemos venido a ver a Berry Punch, la dueña, somos unos amigos.

-Ah, sí, pasen y esperen aquí junto al recibidor.

-Vale, gracias.

Las dos pasaron al interior, al tiempo que la criada cerraba la puerta y desaparecía hacia el interior. La casa era bastante grande y señorial, con una decoración exquisita y muy basada en la madera de nogal, con parqué, paredes de piedra y techo abombado. Las paredes estaban decoradas con multitud de cuadros de campiñas, viñas y eras, de pintores variados. En ese sentido se notaba que a Berry la iba bien y no la faltaba de nada, aunque había sido sobre todo gracias a su esfuerzo y su trabajo.

Aunque en ese momento una voz familiar la sacó de sus pensamientos.

-¡Applejack, qué sorpresa!

-¡Berry! ¿Qué tal estás?

Ambas mujeres se dieron un efusivo abrazo que duró sus buenos segundos, aunque luego la viticultora se dirigió a la niña y la saludó de igual forma.

-¡Apple Bloom, me alegro de verte! ¿Cómo estás?

-Bien, muy bien… oye Berry ¿sabes dónde está Piña Colada?-inquirió la niña, yendo al grano.

-¿Piña? Sí, está en las viñas del este, pasada la carretera.

-¡Vale, voy a ir a verla!

-¡Ve con cuidado!-exclamó Applejack, preocupada.

-¡Sí, descuida!

La niña desapareció por la puerta y ambas mujeres aprovecharon para hablar entre ellas.

-¿Qué tal todo por aquí, Berry?

-Ah, pues bien, me pillas preparando la terraza para una cata de vinos que va a haber después de comer, si vieras la demanda que hay últimamente, no doy abasto, todos los ricachones de Los Santos vienen aquí para probar lo que tenemos, es increíble, beben como esponjas.

-¿Quieres que te ayude?

-No hace falta, ya casi está, ven a verlo si eso.

La parte de atrás de la casa destacaba por tener una espaciosa terraza con una fuente y un buen montón de mesas y sillas, todas ellas dispuestas para una cata en condiciones con varias copas, servilletas de seda, catadores y descorchadores. Tenía además unas escaleras que daban acceso a la parte norte de las viñas, desde la barandilla de piedra se podía ver gran parte de sus terrenos, todos ellos llenos de hileras que ocupaban gran parte de las colinas, extendiéndose a su alrededor y envueltas por grandes y altos pinos. Al fondo del todo se podía ver la figura de Fort Zancudo recortándose en la lejanía, recordando a Applejack aquel infausto día, aunque enseguida pensó en otra cosa, comentando de seguido.

-Qué buenas vistas tenéis…

-¿A que sí? aunque ya me las conozco bien no me canso de ellas. Y cuéntame ¿Qué te trae por aquí?

-Oh, pues ya sabes, de visita…

-¿Qué tal todo por allí, estáis bien?

Applejack abrió la boca para contestar, no muy segura de qué decir; miró por un momento a su vieja amiga, la cual la miraba con gesto inquisitivo y algo preocupado, hasta que finalmente suspiró y comenzó a hablar.

-Pues… me gustaría decirte que sí, Berry, pero… por desgracia no es así…

-¿Por qué, qué pasa?

-Pues es… todo. Desde que la abuela murió nos ha ido de mal en peor, después de perder la cosecha tuvimos que plantar lo poco que teníamos, pero aún falta mucho para recoger lo sembrado. Intenté acceder a la herencia que la abuela me dejó, pero hay problemas en el banco y no he podido, y debido a eso me tuve que pluriemplear de repartidora. Estuve casi una semana trabajando y cobrando diariamente, lo cual nos alivió un poco, pero ahora lo del reparto se ha quedado parado y volvemos a estar en números rojos. Sabes que nunca te he pedido nada, Berry, pero esta vez las circunstancias me obligan. Por favor, ayúdanos…

El silencio posterior se sintió bastante denso, sobre todo para Applejack, que de alguna forma se sentía particularmente incómoda. Sin embargo por su parte Berry se pronunció enseguida.

-Oh, Applejack ¿por qué no me lo dijiste antes? Sabes que estoy dispuesta a ayudaros con lo que haga falta, nos conocemos desde que éramos pequeñas…

-Ya, ya lo sé, pero es que… sé que te ha ido muy bien, y es por eso, se trata de tu trabajo, no quería aprovecharme de él…

-¿Aprovecharte de…? ¡Oh, por favor, Applejack, no digas chorradas! ¡Siempre hemos estado ahí la una para la otra, apoyándonos mutuamente! ¿Cómo no voy a ayudaros?

-Sí, lo sé, lo sé muy bien, y es que es eso, tú siempre has estado ahí, trabajando duro y creando tu imperio vitivinícola, mientras que yo tan solo soy una simple granjera…

-Applejack, no dices más que tonterías, siempre has sido igual de cabezona…

-¡No son tonterías! Es tu trabajo y tu esfuerzo después de todo, y en el fondo eso es lo que importa, siempre lo decía la abuela…

-Ya, y también decía que, aunque no fuésemos familia, siempre nos apoyáramos los unos a los otros, y en ese sentido tenía razón. Voy a ayudarte, Applejack, por mucho que tú digas lo contrario.

Ante la seguridad y contundencia de Berry, la granjera de quedó callada, mirándola a los ojos fijamente hasta que no pudo más, echándose sobre ella y dejando escapar algunas lágrimas. La viticultora la asió entre sus brazos, dejando pasar el tiempo y comentando en un momento dado.

-¿Te acuerdas cundo éramos niñas y yo bajaba al valle para jugar contigo?

Ante eso Applejack tan solo asintió levemente con la cabeza, secándose las lágrimas.

-Recuerdo que Granny Smith siempre me saludaba al llegar, ofreciéndome algo de beber antes de ir a verte. Aunque no era mi abuela per se, su carácter afable la hacía tan cercana que más de una vez la llegué a llamar abuela yo también, pero a ella no la importaba y me trataba como si fuera una nieta suya más. Y una vez me dijo que nunca me separara de ti, puesto que siempre habías sido como una hermana para mí. Yo la prometí que nunca lo haría, y pienso cumplir esa promesa, Jackie.

Para entonces ambas ya estaban lo suficientemente emocionadas, dándose otro gran abrazo con lágrimas en los ojos. Tras unos buenos minutos así las dos se separaron y Applejack susurró.

-Gracias, Berry…

-Ni lo menciones, Jackie. ¿Cuánto necesitas?

-Ah, pues… no lo había pensado, la verdad…

-Bueno, en ese caso vamos a empezar con… cincuenta mil.

-¿Cincuenta? Eso es mucho…

-Es igual, necesitáis un empujón y yo os lo voy a dar, y no pienso bajar de ahí. Venga, regatéame, sé que se te da bien…

Ante eso Applejack no pudo evitar sonreír, siguiéndola el juego y sintiéndose mucho mejor, al tiempo que un leve viento de poniente agitaba las vides cercanas.

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Por su parte Apple Bloom cruzó la carretera rápidamente, aun a pesar de que ese tramo en concreto no era muy transitado, personándose enseguida en las viñas del este. Desde donde estaba se podían ver un par de arroyos que regaban el lugar, provenientes de una serie de acuíferos subterráneos situados en lo alto de las colinas que siempre manaban a lo largo de todo el año. Eso, unido a los terrenos irregulares, la rica tierra fértil de los mismos y el normalmente clima cálido de San Andreas hacía a ese el lugar perfecto para el cultivo de la vid.

Comenzó a zigzaguear entre las hileras, buscando a su amiga, hasta que finalmente la encontró, exclamando de seguido.

-¡Piña!

La aludida, una niña de su edad de pelo rosa claro y ojos verdes, reaccionó de seguido, viendo entonces de quien se trataba y exclamando.

-¡Apple Bloom!

Ambas niñas se dieron un gran abrazo, dejando pasar el tiempo y recreándose en ese mismo instante. Tras eso Piña Colada fue la primera en hablar.

-¿Qué haces aquí?

-¡Pues de visita! Applejack está hablando con Berry.

-¡Qué bien, me alegro de volver a verte, hacía tiempo desde la última vez!

-Sí… ¿Qué tal todo por aquí, qué haces?

-Oh, pues dando un paseo y vigilando los cultivos… mira, todas estas vides de aquí son de tempranillo y garnacha traídos de España, tienes que probarlas.

La niña asió uno de los racimos y empezó a comprobar las uvas, concretamente las más cercanas al tallo y las más escondidas; escogió entonces dos y las arrancó, ofreciéndole una a su amiga.

-¿Esta cuál es?

-Garnacha, pruébala.

Ambas niñas probaron las uvas y Apple Bloom exclamó.

-¡Vaya, qué buenas son!

-¿A que si? Y mira, las de tempranillo están aquí, están cerca de madurar por lo que están aún más buenas.

Caminaron unas cuantas hileras más abajo, donde los racimos tenían un color negro azulado más prominente que el de la garnacha. Realizando el mismo procedimiento Apple Bloom la probó, quedándose bastante impresionada.

-Vaya, estas también están buenas…

-¿A que sí? un poco más arriba, en las viñas del suroeste, tenemos toda una cosecha de cabernet sauvignon y una más pequeña de merlot, y en las viñas del norte tenemos uvas blancas como albariño, moscato giallo y verdejo y en las de un poco más al norte otras variedades como moscatel, napoleón y riparia gloire-explicó Piña Colada, con todo detalle.

-Caramba, sí que controlas…

-¡Pues claro! después de todo ayudo en lo que sea a mi hermana siempre que puedo, ella me está enseñando todo lo que sabe sobre vinos ya que algún día yo también trabajaré aquí y heredaré los viñedos.

Esas palabras dieron que pensar a Apple Bloom, la cual comentó de seguido.

-Bueno, al menos tú lo tienes claro, porque lo que es yo…

-¿Eh? ¿Y eso por qué?

-Pues porque… yo no sé lo que quiero hacer. Siempre me ha gustado ayudar a mis hermanos en la granja, pero desde que murió la abuela todo parece haber cambiado. Veo cómo mis hermanos tratan de que salgamos adelante y yo apenas puedo hacer nada al respecto, y eso me frustra más de lo que yo misma me hubiera esperado.

Ante eso Piña Colada se quedó callada, sin saber muy bien cómo responder al respecto, aunque en un momento dado comentó.

-Bueno, tal vez aún no lo tengas del todo claro, pero míralo así, por ahora la única forma de la que puedes ayudar es con las tareas, pero piensa que eso te ayudará en un futuro cuando heredes la granja.

-Ya, pero… si te soy sincera no me veo trabajando en la granja-anunció Apple Bloom.

-¿Ah, no? ¿Y dónde te ves entonces?

La niña miró a su amiga con gesto inseguro, pero al final suspiró y comentó.

-El caso es que no lo sé, quizás en Los Santos, haciendo dinero para así poder ayudarles… aunque no sé si Applejack se lo tomaría muy bien, no la gusta nada la ciudad, aunque últimamente pase más tiempo en ella que por aquí…

-Bueno, no lo veo mal, después de todo siempre hay algo que hacer en LS. Hagas lo que hagas yo siempre te voy a apoyar, Apple Bloom, después de todo eres mi mejor amiga…

-Gracias Piña…

Una vez más ambas niñas se abrazaron con cariño, aunque en un momento dado la futura viticultora rompió el abrazo y comentó.

-¿Quieres probar la cabernet sauvignon?

-¡Vale, vamos!

Las dos echaron a correr entre las hileras de viñas, dirigiéndose esta vez hacia los cultivos más elevados. El rumor del agua de los arroyos se combinaba con el mecer de las ramas de los pinos agitadas por el viento, conformando una hermosa melodía natural.

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-Entonces quedamos en cincuenta y dos mil…

-Sí, bueno, sí a ti te parece bien…

-Pues claro que sí, ya sabes que quiero ayudarte, no le des más vueltas.

-Está bien, está bien, cincuenta y dos mil.

-Venga, que sean cincuenta y tres.

-Oh, venga ya, y luego me dices que no le dé más vueltas…

-Vale, cincuenta y tres.

-Qué tonta eres…

-Lo sé.

Por un momento las dos se miraron fijamente, Berry con expresión divertida y Applejack con el ceño fruncido. Finalmente las dos se rieron confidentemente, al tiempo que la granjera rodaba los ojos y se ajustaba su sombrero, comentando.

-Eres un caso…

-Más que tú lo dudo…

Habían estado dando una vuelta por las viñas del norte mientras acordaban una cifra para prestarla, al tiempo que hablaban de trivialidades varias entre medias. En momentos como ese era cuando Applejack descansaba de verdad, olvidándose de todo lo demás y disfrutando de la compañía de una vieja amiga, la cual estaba a punto de hacerla un enorme favor. Y es que la cifra no era para nada desdeñable, con ese dinero seguramente podrían salir adelante durante los siguientes meses mientras terminaban de adecentar un poco más los terrenos y ordenaban las cifras.

-Gracias por todo, Berry, te debo una bien grande…

-Ah, no lo pienses más, en serio, es lo mínimo que puedo hacer por mi vieja amiga-murmuró la aludida, sonriéndola y pasando un brazo por sus hombros.

Ante eso Applejack sonrió y la abrazó directamente, dándola las gracias igualmente. En ese justo momento un jornalero apareció de improviso dirigiéndose a Berry.

-Ah, señorita Punch, acá está, la estaba buscando…

-Dime Diego.

-Han llegado los invitados de la ciudad, están esperando dentro de la hacienda…

-Ah, vale, ahora voy, que vayan sacando las botellas, están guardadas en el cobertizo.

-Sí señora.

El jornalero se fue colina arriba y las dos le siguieron, volviendo a la casa rápidamente.

-Vale, pues esta tarde hago sin falta la transferencia.

-Muchas gracias, Berry, de verdad…

-Nada, ya sabes… ¿dónde se ha metido Piña? Me gustaría que me ayudara con la cata…

-Estará con Apple Bloom, espera que la llamo.

Antes de que Berry dijera algo más, Applejack se llevó el índice y el pulgar derecho a la boca y emitió un alargado silbido, seguido inmediatamente después por uno más corto que resonó por las colinas.

-Vaya, curiosa forma de llamarla…-comentó la viticultora.

-Es el silbido de llamada, lo conoce bien, estarán de vuelta enseguida.

Y así fue, en poco menos de tres minutos tanto Apple Bloom como Piña Colada regresaron a la casa por el lado izquierdo de la carretera, saliendo de las viñas del suroeste y con los labios algo manchados. En cuanto las vio Berry murmuró.

-¿Otra vez comiéndote uvas, Piña? ¡Que nos dejas sin cosecha!

-Sólo las estábamos probando, nada más…

-Ya, ya… necesito tu ayuda, ya han venido los de la cata.

-Ah, vale.

-Por nuestra parte nos vamos ya, volveremos a visitaros otro día de estos.

-Está bien, veníos a comer un día de estos y estamos todos juntos, tráete a tus primos también-la sugirió Berry.

-Está bien.

Tras las despedidas Apple Bloom y Applejack montaron en su coche, despidiéndose una vez más de ellas con la mano y volvieron por donde habían venido, regresando a la ruta 68 bajando por las colinas. Por su parte Applejack estaba algo más tranquila, ya que ese dinero podría ayudarlos a salir adelante durante un buen tiempo.

-¿Qué tal con Piña?

-Ah, pues bien, hemos estado hablando y probando algunas uvas, sabe un montón.

-Bien, me alegro…

-¿Y tú qué tal con Berry?-inquirió entonces la niña.

-Ah, pues bien también, hemos estado hablando, ya sabes, recordando los viejos tiempos…

Por su parte Apple Bloom no dijo nada más, mirando el paisaje. Applejack la imitó, ya que tampoco tenía por qué saber que Berry les iba a prestar dinero, concentrándose en la carretera. Tras media hora de viaje dejaron atrás las verdes riberas del valle de Tongva para volver a ver el árido y seco paisaje del desierto de Gran Señora, llegando a la intersección con Señora Road y parándose ante el stop; en ese justo momento pasó un grupo de varios moteros dispuestos a modo de convoy, por un instante le pareció ver a Rainbow montada en una de las motos y acompañando al grupo, cosa que la dejó bastante extrañada. Quiso mirar otra vez, para asegurarse, pero en ese momento apareció una caravana justo detrás de ella que la obligó a seguir hacia delante, alejándose del grupo y quedándose con la duda.

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Rainbow entrecerró los ojos con fuerza, llegando a rascarse ligeramente al notar un poco de arena entrar en uno de ellos.

-Agh, mierda de desierto, y yo sin gafas…

El viaje desde la ciudad hasta Stab City se había dado sin mayores complicaciones, incluso la reunión con Joseph había ido mejor de lo que ella misma se hubiera esperado. Quedó con Al cerca de allí, concretamente en la plaza de los juzgados, al lado del monumento a Martin Luther King, y al cabo de unos pocos minutos de espera el líder hizo acto de presencia junto a varios hermanos más. Tras eso se dirigieron directamente a la dirección que esos Ballas la dieron el otro día, el 323 de Roy Lowenstein Boulevard, siendo una pequeña casa adosada justo enfrente de la línea de tren que cruzaba esa parte de la ciudad. Les abrió otra persona que les llevó directamente hasta Joseph, el cual les dio la bienvenida y se quedó mirando fijamente a Rainbow durante unos breves pero intensos segundos. No la dijo nada, pero tan solo esbozó una breve sonrisa antes de hablar.

-Entonces habéis venido a hacer negocios con nosotros…

-Así es, sabemos que les interesan las anfetaminas que producimos en el condado de Blaine, podemos ofrecerles un buen cargamento.

-Bien, aunque supongo que habréis traído alguna muestra…

-Claro.

Uno de los moteros que vino con Al sacó una pequeña bolsita de su chaqueta de cuero y la abrió, mostrando una serie de trozos de color blanco opacado muy parecidos al cristal, de ahí a que también se le llamara cristal. Por su parte Joseph arrugó el ceño, comentando de seguido.

-Está sin cortar.

-Sí, es una muestra sin cortar para que la vieran, tenemos otra cortada-añadió Al rápidamente.

Al punto otro de los moteros sacó esta vez una bolsita con el cristal cortado y preparado, viéndose más como si fuera sal gorda. Joseph cogió un cuchillo y lo usó para hacerse una raya, probándolo de seguido esnifándola. Dejó escapar un ligero aspaviento, saboreándola, hasta que finalmente murmuró.

-Nada mal… probadla, negros, a ver qué os parece.

El resto de Ballas que acompañaban a Joseph también probaron un poco, saliendo bastante satisfechos al poco rato.

-Vaya, ya se me está durmiendo la garganta…

-Sí, nada pero que nada mal…

-Es mierda de calidad, negros…

Una vez que todos la probaron y le dieron el visto bueno, Joseph se dirigió a Al.

-Muy bien, pues a la vista de esta calidad, podemos pediros una buena cantidad… ¿Qué tal cinco kilos?

-Bien, podemos proporcionároslos-aceptó Al, sin vacilar.

-Estupendo. Hablé anoche con los otros OGs y ya me dijeron lo que requerís a cambio, aunque primero queremos tener el género antes de hacer nada.

-Lo entendemos, lo tendrán para esta misma tarde.

-No, no podemos esperar tanto, queremos darla utilidad cuanto antes y así poder daros lo que nos habéis pedido rápidamente, así todos salimos ganando. Llevad los cinco kilos al viejo aserradero abandonado del bosque de Paleto en el parque natural del monte Chiliad hoy a mediodía, os estarán esperando allí-indicó Joseph.

-Ah, está bien, allí la tendréis.

-Bien. Encantado de hacer negocios con ustedes.

Debido a ese mismo apremio, tras la reunión tuvieron que moverse rápidamente; nada más salir Al hizo un par de llamadas y tras eso se dirigió a Rainbow.

-Vale, las cocinas de Stab City ya están avisadas, están preparando el cargamento para llevárselo a los Ballas. Rainbow quiero que vayas con ellos y escoltes la mercancía hasta el lugar de entrega.

-Está bien.

-Cuando llegues llámame para confirmarlo, esto ha de salir bien, vamos.

Al se fue de vuelta al cuartel de Mirror Park, al tiempo que Rainbow y el resto de moteros se pusieron en camino hacia el desierto, donde ahora mismo se encontraban, a pocos kilómetros de distancia.

-¿Estamos muy lejos?-inquirió la chica en un momento dado.

-No, llegamos enseguida, hay que cruzar el puente e ir todo recto, no tiene pérdida-indicó el motero.

Y así fue, en poco menos de diez minutos llegaron a Stab City, un pequeño parque de caravanas a orillas del mar de Álamo y rodeado de palmeras; muchas de ellas destacaban por estar especialmente corroídas y en bastante mal estado, con algunas estructuras en ruinas cerca de la entrada. Un camino de tierra rodeaba el lugar formando un circulo, justo en el centro había una serie de caravanas dispuestas concéntricamente, formando de esta forma una pequeña plaza donde había más moteros cargando una furgoneta slamvan negra con el logo de los Lost grabado en su carrocería. Pararon justo al lado de la misma y uno de los Lost de allí se dirigió a ellos.

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Stab City


-Llamó Al esta misma mañana, estamos cargando la mercancía, espero que esto sirva de algo, nos han dejado casi sin existencias.

-Tranquilo, lo hará, es una inversión de negocio, ganaremos mucho con esto-aseguró uno de los que la acompañaban.

En cuanto el último de los fardos fue cargado, Rainbow aprovechó para llamar a Al.

-Al, todo bien por aquí, esto ya está listo para entregar.

-Muy bien, pues ya sabes, escóltala para que llegue de una pieza hasta el aserradero, dame otro toque en cuanto esté hecho.

-Vale.

Tras eso regresó a su moto al tiempo que el resto de moteros que la acompañaban rodeaban a la furgoneta, formando así un convoy de protección a su alrededor.

-¡Dash, colócate justo detrás para cerrar la comitiva!-indicó uno de sus compañeros.

-¡Vale!

-¡Toma esto, lo necesitarás si la situación lo amerita!-añadió entonces, lanzándola algo de improviso.

Siendo rápida de reflejos Rainbow interceptó lo que la lanzó, viendo entonces que se trataba de una escopeta recortada. La guardó en una de las bolsas laterales de la moto y, tras eso, fue la última en ponerse en posición, formando de esta forma una escolta preparada para defender la furgoneta en caso de ataque. A una señal del conductor de la misma se pusieron en movimiento de nuevo, abandonando Stab City y poniendo rumbo hacia el norte con destino al aserradero.

Una forma rápida de llegar a donde se dirigían era encaminarse al túnel que atravesaba parte del monte Chiliad y que desembocaba directamente en las zonas altas del parque natural, estando el aserradero a pocos metros de distancia desde allí. Además la ruta era ideal para evitar posibles emboscadas al estar bastante más aislada que otras más convencionales.

Aunque el ritmo del convoy no era muy rápido, el viaje en sí no fue muy lento, llegando rápidamente al parque en poco menos de media hora; desde lo alto del camino de tierra que salía del túnel se podía ver la figura del viejo aserradero situado en las faldas del monte y envuelto entre los altos pinos y abetos que conformaban el parque, comenzando a bajar hacia allí.

En su momento el aserradero del bosque de Paleto era la principal fuente maderera del sur del estado, llegando a cercenar grandes hectáreas del mismo bosque que lo albergaba ya que no cumplían con la normativa establecida de repoblar lo que se talaba. Debido a esto el bosque estuvo a punto de desaparecer, y para entonces muchos hippies y otras personas provenientes de diversos movimientos verdes ya se manifestaban en contra de la tala indebida, logrando llegar hasta el ayuntamiento y haciendo que el gobernador anterior consiguiese escuchar sus quejas. Este comprobó de primera mano el daño que el aserradero había hecho al bosque y decidió cerrarlo rápidamente, cortando así el flujo de madera y teniendo que abastecerse de otros estados. Gracias a esto el bosque de Paleto consiguió salvarse y toda su zona y sus alrededores se declararon parque natural y zona protegida, logrando que el bosque volviese a crecer de nuevo. Actualmente el aserradero permanecía cerrado y abandonado, siendo un lugar perfecto para tratos e intercambios. El viejo edificio se alzaba impertérrito al lado de la vía del tren, de color rojo aunque bastante desgastado y con restos de algunos troncos y tablones de madera amontonados en la parte posterior del complejo.

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Aserradero del bosque de Paleto


Nada más llegar a la hora justa, vieron a un pequeño grupo de no más de siete Ballas junto a un par de coches morados justo en medio de la parte delantera del aserradero, parando a pocos metros de distancia de ellos. Todos desmontaron de sus respectivas motos y los que iban en la furgoneta bajaron de ella, yendo a recoger la mercancía. Entre varios la descargaron al tiempo que Rainbow y un vocal de la banda cercano a Al se acercaban a los Ballas que se adelantaron.

-Tal y como nos pedisteis, aquí van cinco kilos de cristal ¿algo que objetar?-inquirió el motero.

-No, aunque nos gustaría verificarlo si no os importa.

Ni el motero ni Rainbow pusieron ninguna pega y otros Ballas se encargaron de comprobar uno a uno que los fardos eran auténticos y estaban todos los cinco kilos presentes.

-Simple precaución, nada más-murmuró el Balla, sin darle mayor importancia.

Por su parte Rainbow le miró algo recelosa, pensando en sus propias cosas. Aunque iba todo bien y sin incidencias, la chica no podía evitar pensar que los Ballas se estaban tomando demasiadas molestias, sobre todo a la hora de comprobar algo que, de por sí, ya estaba hablado. ¿Acaso no se fiaban de ellos? Las palabras de Angus resonaban en su mente, ahora con más fuerza que nunca, llena de dudas e incertidumbre.

Sin embargo, y en contra de lo que ella misma se esperaba, nada raro pasó, sin que se diera cuenta siquiera el intercambio se terminó tan pronto como empezó y los fardos acabaron en el interior de los maleteros de los coches de los Ballas. El que antes se dirigió a ellos lo volvió a hacer con el mismo tono de voz.

-Muy bien, pues con esto ya está hecho. Tendréis lo que queréis en poco menos de una semana, os avisaremos a su debido tiempo cuando hayamos terminado. Estaremos en contacto.

Tras eso los Ballas se fueron de allí en dirección norte, perdiéndose entre los árboles del bosque. Una vez solos, el vocal se dirigió a los demás.

-¡Muy bien, pues esto ya está, en breve tendremos un nuevo territorio y podremos expandirnos rápidamente!

La noticia fue recibida con júbilo, al tiempo que varios moteros festejaban entre sí; en un momento dado uno de ellos exclamó.

-¡Eh, tíos, vayamos a celebrarlo al Hookies!

-¡Sí, esto merece una buena birra! ¡Ven con nosotros, Dash, lo has hecho bien hoy!

-Ah, vale, supongo… ¿Qué es el Hookies?-inquirió la chica, extrañada.

-Es una marisquería que está en Chumash Norte no muy lejos de aquí, los hermanos de por aquí siempre paran allí, es un punto de paso.

-Está bien, vamos.

Las motos y la furgoneta se pusieron en movimiento y todos salieron a la autopista de Great Ocean, dirigiéndose hacia el sur desde donde estaban. Por el camino Rainbow seguía inmersa en sus propios pensamientos, aunque sin duda lo que más la molestaba era el hecho de que Joseph parecía haberla reconocido esa misma mañana, pero no había dicho nada al respecto. Eso la inquietaba bastante por una razón que no terminaba de comprender, aunque quizás fuera por el hecho de que era el OG del set más cercano a donde Scootaloo vivía. Por un momento llegó a pensar si algo de todo esto podría llegar a tener algún tipo de repercusión en ella, pero dado que la niña no tenía nada que ver con la banda enseguida lo descartó, sin embargo las dudas y la incertidumbre seguían ahí, haciéndola compañía.

Tras un cuarto de hora corriendo por la autopista llegaron finalmente a la marisquería, aparcando las motos justo al lado y dirigiéndose a la terraza. Aun y con todo el intercambio había salido bien, por lo que aprovechó para darle el mencionado toque a Al.

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Hookies


-¿Sí?

-Ya está hecho, nos han dicho que en una semana como mucho tendremos el territorio.

-Bien, estupendo, buen trabajo, Dash, lo has hecho bien, tomaos algo de mi parte.

-Sí, a eso vamos ahora.

-Vamos hablando.

Todos se sentaron en la terraza y Rainbow los acompañó, mientras iban pidiendo algo de beber. Un brillante día alumbraba San Andreas, con varias nubes decorando el limpio cielo.

(Continúa en el siguiente mensaje)

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 13 Sep 2016, 22:33

(Continúa del anterior mensaje)


Para Twilight no había mejor forma para pasar el rato que en la biblioteca. Desde que descubrió su existencia en el barrio de Rockford Hills se pasaba siempre que tenía la ocasión, zambulléndose en sus libros y evadiéndose de la realidad, siendo perfecta en ese sentido ya que debía pasar desapercibida. Fundada en 1990 tenía una colección bastante amplia y de temas de todo tipo, llegando a leer de todo, sobre todo sucesos varios acerca de la historia de la ciudad.

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Biblioteca de Los Santos


Y es que en cuanto a sucesos se refería Los Santos destacaba por ser bastante famosa en ese sentido, habiendo una gran cantidad de casos de todo tipo, desde desapariciones, asesinatos, secuestros, robos y otros tantos crímenes. Sin embargo el caso más famoso de todos fue el cruento y bastante mediatizado asesinato de Leonora Johnson, una joven aspirante a actriz que llegó a debutar en la película Rum Runner de 1973, en la cual interpretaba a una prostituta discapacitada bromista. No aparecía mucho, pero en todas las escenas en que lo hizo las robó casi todas, sobre todo por su físico ya que destacaba por ser una mujer bastante atractiva.

Nacida el 29 de agosto de 1952 en el Medio Oeste, la vida de Leonora era de todo menos glamurosa. Hija de un criador de pollos y una lechera, nunca destacó por ser especialmente brillante, de hecho fue una estudiante bastante mediocre, pero gracias a su físico conseguía destacar ampliamente entre los demás. Siendo consciente de ello, Leonora supo al instante que su sitio estaba entre los sets y tras las cámaras, por lo que a los quince años dejó la escuela y se fue haciendo autoestop a Los Santos con el sueño de convertirse en una estrella del cine y modelo.

Al principio estuvo trabajando de camarera en diferentes sitios, saltando de establecimiento en establecimiento, hasta que finalmente su belleza natural y su ingenuidad atrajo la atención de la industria del entretenimiento, convirtiéndose en una cara común en los circuitos de fiestas de Vinewood y los castings de la zona. Para principios de 1970 Leonora ya comenzaba a hacer sus pinitos como modelo en anuncios impresos, televisión y algún que otro papel menor en algunas películas. Fue entonces en 1973 cuando consiguió su papel en Rum Runner, el cual la permitió darse a conocer más y mejor, viéndose como una joven promesa dentro del panorama cinematográfico Vinewoodiense. Hasta que finalmente ocurrió la tragedia.

Hacia principios de 1975 se comenzaba rumorear que tal vez Leonora fuera a conseguir el papel femenino principal en la aclamada cinta Las múltiples mujeres de Alfredo Smith, pero antes de que pudiera firmar nada fue asesinada por un misterioso asesino en la madrugada del 17 de enero de ese mismo año, aunque antes pasó por una horrorosa tortura de la cual se cree que duró tres días. Su cuerpo fue encontrado a raíz de una denuncia anónima a la policía, aunque previamente también se había puesto sobre aviso a la prensa, la cual fue más rápida que la policía y se personó en el lugar donde se encontró el cuerpo, al lado de la presa de Land Act en las montañas Tataviam, muy a las afueras de la ciudad. Los reporteros se encontraron entonces con una auténtica carnicería.

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Montañas Tataviam, donde encontraron el cuerpo de Leonora


Tras ser torturada le fueron cortadas tanto las manos como los pies, intercambiándolas de lugar, decapitándola y cortando varias características faciales, además de múltiples incisiones en sus pechos; también se le cortó una parte de su muslo escribiendo jamón en él, además de los labios, que se los enviaron a su familia por carta.

Aun a pesar de semejante espectáculo los reporteros no tuvieron ningún cuidado, pisoteando todas las pruebas utilizables y tergiversando la información en sus titulares, inventándose detalles sobre la marcha. Para entonces a la policía le fue muy complicado tomar el control del caso, ya que había tantas versiones y todas tan diferentes que ninguna concordaba con la otra, haciendo muy difícil recopilar pruebas buenas que sirvieran para esclarecer el asesinato. Debido a la falta de pruebas y sospechosos finalmente el caso se acabó por archivar totalmente irresuelto, pasando a la historia como el caso más truculento y conocido de la ciudad.

Durante muchos años el caso se quedó ahí, sin tocar, y olvidado por la policía local. Para la familia fue aún peor, puesto que durante mucho tiempo estuvieron recibiendo cartas y llamadas anónimas por parte del misterioso asesino, llegando a enviarles el medallón de Leonora y sus labios cortados por el aniversario del asesinato. Parecía que nunca habría justicia para la joven Leonora, que con tan solo veintidós años murió de una forma tan cruel y sádica.

Sin embargo, y muchos años después, se llegó a saber que el antiguo dueño de los estudios Richards Majestic Productions, David Richards, tuvo en su momento una carta que, al parecer, fue destruida debido a su contenido. No se supo quién se la mandó ni los motivos que tuvo el señor Richards para romperla, pero de alguna forma los pedazos de esa carta acabaron perdidos y sin posibilidad de ser encontrados. Por un momento incluso se llegó a pensar que esa carta en realidad nunca existió, llegando a ser casi descartada una posible reapertura del caso, pero entonces sucedió algo que puso punto y final al misterio.

Hará cosa de unos pocos meses atrás, se llegó a encontrar el cadáver tiroteado de Peter Dreyfuss cerca de su casa, un famoso actor de la misma época en la que Leonora murió. Junto a él se encontró la famosa carta que se creía perdida recompuesta, en la cual el propio Dreyfuss confesaba que fue él quien mató a Leonora, siendo sus motivos para hacerlo simplemente artísticos. A día de hoy no se sabe quién fue el responsable de recomponer la carta y matar a Dreyfuss, aunque la policía no descarta la posibilidad de que fuera un vigilante clandestino especialmente volcado en el caso.

Aunque el caso de Leonora Johnson era quizás el suceso más famoso de todos los ocurridos en la ciudad, al menos en aquella época, la historia tenía reservada un suceso más grande y a una escala mucho más amplia, principalmente social. Corría el año 1991, en la madrugada del 3 de marzo Rodney King, taxista y delincuente afroamericano en libertad condicional por robo, fue perseguido por la autopista por la policía a altas velocidades, haciendo caso omiso a los avisos de detención, hasta que finalmente se detuvo. Debido a que tenía antecedentes King se resistió al arresto, y como resultado recibió una brutal paliza por parte de los cuatro agentes que le perseguían. El incidente fue grabado por un vecino cercano, permitiendo así su difusión y elevando aún más las tensiones raciales subyacentes entre la población negra y la blanca de la ciudad, que venían de mucho más atrás.

Debido a esto el fiscal del distrito acusó a los agentes de uso indebido de la fuerza, y se decidió llevarlos a juicio mediante un jurado escogido a lo largo de todo el condado de Los Santos, estando compuesto principalmente por blancos, anglosajones y latinos en su mayoría. El juicio se celebró el 29 de abril de 1992, y tras un largo proceso finalmente el jurado rechazó todas menos una de las acusaciones, absolviendo así a los cuatro agentes.

Como resultado, esa misma noche comenzaron entonces una serie de tumultos que se fueron transformando en altercados según se fue conociendo el veredicto y desembocando en unos disturbios que se extendieron a lo largo y ancho de todo Los Santos Sur y parte de los barrios de Los Santos Este. El centro neurálgico de los mismos se localizó alrededor de la esquina entre Davis Avenue y Grove Street, extendiéndose hacia todas las direcciones. Para entonces la violencia se apoderó de las calles, creando así un gran caos y provocando pillajes, robos en tiendas y negocios, palizas, quema de coches y contenedores, incendios y todas las cafrerías habidas y por haber. La policía trató de controlar la situación, siendo casi imposible ya que cuando iban a proteger algún barrio o calle dejaban desprotegido el resto, siendo en ese sentido muy ineficaz su intervención.

Por su parte tanto el alcalde de la ciudad por aquel entonces, Tom Bradley, y hasta el mismísimo presidente, George Lawton, llamaban a la calma añadiendo que no tolerarían ningún tipo de violencia ni anarquía en las calles, pero tan solo sirvió para caldear aún más el ambiente. Los disturbios se extendieron durante unos seis días, durante el segundo Bradley declaró el estado de emergencia y un toque de queda nocturno, al tiempo que al tercer día unos dos mil soldados salían de Fort Zancudo en jeeps y tanquetas para tratar de poner un poco de orden en la ciudad. Para entonces se supo que los miembros del jurado habían salido huyendo, y Rodney King había sido internado en un psiquiátrico, desde el cual, y aún en estado de shock, pedía en declaraciones a la prensa: ¿podemos llevarnos bien todos juntos? Esa misma noche hubo un apagón en todo Los Santos Sur.

Para entonces el presidente Lawton se había reunido con Bradley y el gobernador de San Andreas, Peter Barton Wilson, el cual pedía una intervención federal. Muchos eventos deportivos y de entretenimiento se tuvieron que cancelar, desde partidos de baloncesto, béisbol, cines, el hipódromo de Vinewood y muchos otros negocios derivados.

Para el cuarto día las fuerzas federales del NOOSE se replegaron en la ciudad para combatir la violencia junto al ejército, comenzando a haber una relativa calma en cuanto su presencia se hizo notar. Poco a poco se fue restableciendo la normalidad en subsiguientes días hasta que finalmente para el sexto día se levantó el toque de queda y colegios, bancos y negocios comenzaron a reabrir. Sin embargo el ejército y los federales siguieron por la ciudad unos cuantos días más para garantizar la seguridad, retirándose los federales el 9 de mayo y el ejército el 14 de mayo, aunque algunos soldados se llegaron a quedar hasta el 27 de mayo.

Tras los disturbios la presión popular forzó otro juicio, y para el 17 de abril de 1993 finalmente se emitió un veredicto de culpabilidad que dejó satisfecha a la gran mayoría de la comunidad afroamericana, aunque dos agentes lograron salir absueltos.

La cifras oficiales finales se saldaron entre unas cincuenta y sesenta victimas mortales, dos mil personas heridas de diversa gravedad, daños materiales por valor entre ochocientos y mil millones de dólares, tres mil seiscientos incendios de diversa índole y al menos unas diez mil personas arrestadas. Socialmente los disturbios en sí supusieron un gran impacto en la comunidad de Los Santos, incluso se logró que dos bandas enemigas siempre enfrentadas como los Ballas y los Families llegaran a acordar un alto al fuego mutuo y uniéndose en demandas políticas conjuntas a la policía y los políticos de la ciudad.

-Vaya, esta ciudad tiene una historia de lo más interesante…-pensó Twilight, mientras seguía leyendo.

En ese justo momento notó que la mesa vibraba levemente y enseguida se percató que se trataba de su móvil, el cual lo tenía puesto en modo vibración para no molestar a nadie. Le echó un rápido vistazo y vio entonces de que se trataba de su madre, dejando el libro en la mesa y saliendo un momento fuera de la sala de lectura para poder atenderla.

-¿Sí?

-¡Hola cariño! ¿Qué tal todo por allí?

-Ah, hola mamá, bien, pues bien…

-Por fin sé algo de ti, he estado varios días sin saber nada, empezaba a preocuparme…

Esa frase en concreto dejó un tanto apurada a Twilight, ya que era cierto, entre todo lo que había pasado en los últimos días apenas había vuelto a hablar con nadie más, estando bastante incomunicada en ese sentido. Mordiéndose en labio inferior y sintiéndose mal consigo misma se apresuró a decir.

-Ay, lo siento mamá, es que he estado muy liada últimamente y apenas he tenido tiempo…

-Ya, ya, me lo supuse, pero aun así eso no quita que una madre se preocupe por su hija…

-Lo sé, lo sé, lo siento, de verdad, es que ya te digo que he estado tan liada que no me he dado ni cuenta…-murmuró la chica, tratando de sonar convincente sin que su voz la traicionara.

-Bueno, bueno, si no fuera porque te conozco y sé que muchas veces te ocurre te lo voy a dejar pasar, señorita.

-Gracias mamá…

-Y cuéntame ¿Qué tal todo por la costa oeste?

-Oh, pues bien, muy bien, sí…

-¿Qué tal con el trabajo?

-Ah, pues muy bien también, sí, el otro día me encargaron una reordenación importante de los documentos y me tuvo ocupada durante casi todo el día…

-Entiendo, debiste de llegar a casa agotada entonces.

-Sí, la verdad es que sí, en cuanto toqué la cama caí en redondo…

-Sí, esa es mi hija, tan trabajadora y llena de vitalidad como siempre. Me siento orgullosa de ti, cariño, me alegro de que por fin te haya salido un trabajo que te guste y disfrutes hacer.

-Sí, sí, a mí también…-murmuró Twilight, sintiéndose cada vez peor con cada palabra que decía.

-Spike está por aquí ¿quieres hablar con él?

-Ay, sí, pásamelo.

Hubo un momento de silencio hasta que finalmente oyó una voz familiar al otro lado de la línea exclamar.

-¡Twilight!

-¡Spike! Me alegro de volver a oír tu voz ¿Qué tal estás?

-Bien, muy bien, aunque… te echo de menos, Twilight…

-Ya, lo sé, Spike, yo también te echo de menos…

-¿Cuándo vas a volver?

-Aún no lo sé, Spike, tengo mucho trabajo que hacer por aquí…

-Ya, bueno, tenía que intentarlo, supongo…

Esa frase dejó del todo desarmada a la chica, la cual esbozó un gesto triste en su cara al tiempo que no podía evitar que sus ojos se humedecieran un poco. Quiso decirle algo al respecto, pero tampoco se podía comprometer a volver en un periodo determinado de tiempo. Probablemente Sunset la retendría en la ciudad todo el tiempo que quisiera, encontrándose técnicamente atrapada allí. Sin posibilidad de huir siquiera.

-¿Twilight, estás ahí?

La voz de Spike la sacó de su ensoñación, respondiendo de seguido.

-Ah, sí, sí, perdona…

-Bueno, tampoco quiero distraerte si estás haciendo algo…

-No, no, para nada, de hecho estoy en pleno descanso, puedo hablar.

-Está bien…

-Y cuéntame ¿Qué tal todo por allí, ya haces todas tus tareas del colegio?

-Sí, en el caso de dudas mamá o papá suelen ayudarme de vez en cuando.

Estuvieron hablando un rato más de banalidades varias hasta que finalmente se despidieron, pasándola de nuevo con su madre, de la cual también se despidió.

-Bueno cielo, te voy a ir dejando por aquí, mucho ánimo con el trabajo, vamos hablando ¿vale?

-Vale, adiós mamá…

-Adiós, cariño, te quiero.

-Y yo a ti…

Tras eso la llamada finalizó y Twilight se permitió el lujo de soltar un largo suspiro, al tiempo que dejaba escapar unas pocas lágrimas. Odiaba todo esto. Odiaba toda esa situación, odiaba su vida, odiaba esa ciudad y odiaba todo lo que ello suponía. Sin embargo había algo que la ayudaba a salir adelante, y eso era el saber que no estaba sola en esa situación. Sus nuevas amigas compartían con ella el mismo destino, estaban juntas en ello, y el simple hecho de saberlo la daba una sensación reconfortante y hasta cálida. Incluso el recordarlo la alivió más de lo que ella mismo se hubiera esperado, sonriendo de seguido y sintiéndose un poquito mejor al respecto. Guardó su móvil en el bolsillo trasero de sus vaqueros y entró de nuevo en la sala de lectura, donde un buen libro la esperaba. Afuera Los Santos respiraba.

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-¿Piensas volver alguna vez?

-Sí, claro que sí ¿Qué te hace pensar que no lo voy a hacer?

-No sé, hace ya casi dos semanas desde que estás fuera, te echo de menos…

-Oh, Sweetie, cariño, yo también te echo de menos, pero ya sabes que…

-Sí, sí, ya lo sé, cosas del trabajo, siempre son cosas del trabajo…

Ante eso Rarity no pudo evitar suspirar con aprensión, sabiendo muy bien que su hermanita tenía razón. No sólo no pudo cumplir con su promesa de que en una semana volvería, sino que a todas luces no podría volver hasta que todo el embrollo que la ataba estuviera resuelto, prolongando de manera indefinida su estancia en esa ciudad. Y, por ello, se sentía mal consigo misma ya que, de cierto modo, había defraudado a su hermana pequeña.

-Mira sé que estás enfadada conmigo, y con toda la razón del mundo, pero te voy a pedir que esperes un poco más, cielo…

-¡Sí, espera, espera, como si eso fuera tan fácil! ¡Estoy harta, harta de que te tengas que ir, harta de que no tengas tiempo para mí, harta de todo esto! ¡Eres la gran señora de la droga, la reina de Vice City, la gran narcotraficante de la costa este, y pretendes que todo esté bien entre nosotras! ¡No está bien, nada está bien! ¡Quiero que vuelvas conmigo y que tengamos una vida normal!

Toda esa retahíla de reproches cogió con la guardia baja a Rarity, que no supo ni siquiera qué responder, quedándose muda casi al instante y sintiéndose particularmente dolida.

-Sweetie yo…

Sin embargo la niña no dijo nada más y dejó el teléfono, quedándose la línea en silencio durante unos breves segundos antes de que Hernando dijera algo.

-Se ha ido muy enfadada… ¿quiere que vaya a hablar con ella, señora?

-No, no, déjala sola… ay, Hernando, si es que tiene razón ¿Qué voy a hacer?-masculló Rarity con voz quebrada.

-Yo si fuera usted me plantearía volver, señora…

-Si es que no puedo, Hernando, no puedo…

-¿Por qué, qué ocurre, va todo bien señora?-inquirió el hombre, notando la inquietud en su voz.

-Sí, sí, es solo que…

-No me mienta, por favor.

-¿Eh?

-Sé que tal vez tendrá sus motivos, pero yo también estoy preocupado, la situación por aquí es estable por el momento, pero temo alguna posible amenaza a largo plazo. Por favor, señora, cuénteme qué es lo que ocurre, si necesita ayuda puedo enviar a varios hombres para que…

-No, no, necesitas todos los efectivos posibles para defender la mansión, yo sola me basto y me sobro…

-Pero señora, aun así…

-¡No, Hernando, ya basta, no me discutas!-exclamó Rarity, algo alterada.

Hubo un breve silencio que cayó entre ellos como una losa, inmediatamente después Hernando murmuró.

-Lo que usted diga, señora.

-Lo siento, Hernando, pero es que… la situación es más compleja de lo que parece, te lo contaría, pero no quiero poneros en peligro, y mucho menos a Sweetie. He de hacer esto yo sola.

-Lo comprendo, señora.

Rarity notó cierta frialdad en su tono y suspiró, comentando de seguido.

-Tú también no, Hernando, por favor…

-Es que no sé por qué se arriesga a tanto teniendo a un ejército de hombres dispuestos a lo que sea por ayudarla y protegerla, y más aún yo…

Por un instante el hombre se reprimió, a lo que Rarity contestó de seguido.

-Hernando… sé que me aprecias tanto como yo te aprecio a ti, jamás tendré a un segundo al mando tan leal como tú en toda mi vida, y eso es algo que sé muy bien. Y es por eso por lo que confío en ti tanto como para poner en tus manos el timón de esta organización. No lo olvides nunca.

Las palabras de Rarity calaron hondo en el hombre, el cual masculló.

-Así lo haré, señora. Por usted.

-Gracias, Hernando. Cuida de Sweetie Belle ¿vale?

-Por supuesto.

Los dos se despidieron sentidamente y Rarity colgó de seguido, permitiéndose el lujo de aporrear con todas sus fuerzas la cama por pura frustración. De toda esa situación lo que más odiaba era el hecho de que su hermana tenía razón. Odiaba esa vida, y sin embargo ahí estaba, controlando el flujo de droga de toda la costa este y parte de la oeste. Pero ¿de qué servía eso ahora estando como estaba? Se encontraba atada de pies y manos, no podía hacer nada al respecto sin arriesgar innecesariamente la vida de Hernando y Sweetie, y el no saber lo que sucedería era algo que la mataba por dentro casi sin darse cuenta.

-¿Cómo he acabado así? ¿En qué momento perdí el control de mi vida? Soy grande y poderosa, pero aun así me siento miserable-pensó la chica con pesar.

El solo pensarlo la daba motivos para sentirse aún más frustrada, convirtiéndose eventualmente en tristeza y dejando escapar lo que sentía en forma de gruesas lágrimas. Sin embargo hubo algo que la hizo recordar, concretamente el móvil que tenía en la mano. En un momento dado se serenó, pero al segundo siguiente sintió como la tristeza comenzaba a ser reemplazada por una incipiente ira. Sin apenas pensar hizo mano del móvil, dirigiéndose a la agenda y clicando en uno de sus contactos, concretamente en uno con el nombre de papá. Inmediatamente después dio tono y se lo llevó a la oreja, apretando el aparato con fuerza y rechinando los dientes con furia.

Al cabo de unos breves segundos de espera el receptor lo cogió, oyéndose al otro lado.

-¡Hola cariño! ¿Qué tal estás?

-¿¡Por qué?!-chilló entonces ella, ignorando su pregunta.

-¿Eh?

-¿¡Por qué?! ¿¡Por qué todo esto?! ¿¡Por qué droga, por qué Vice City, por qué todo, maldita sea?!

-¿Cariño? ¿Qué pasa?

-¡No, no me vengas con cariños, quiero saber por qué!

-¿Pero a que te…?

-¡No te hagas el tonto conmigo, sabes de lo que te hablo! ¡Por qué, por qué, dime por qué!

-Pe… pero hija…

-¡No! ¡Dime por qué, quiero que me digas por qué! ¡Por qué, por qué!

Para entonces Rarity estaba irreconocible, su apariencia calmada y sosegada se había transformado en una pared de furia y rabia que opacaba todo lo demás. Estuvo asaltando verbalmente a su padre constantemente, tachándole de miserable y acusándole de mal padre y de haberla arruinado la vida. En un momento dado llegó incluso a quebrarse emocionalmente, quedándose reducida a un cumulo de sollozos y jadeos casi incontrolados.

Entonces, en ese mismo instante, una voz distinta sonó esta vez al otro lado.

-Cariño…

Esa dulce y preocupada voz hizo reaccionar a Rarity, la cual musitó.

-¿Mamá?

-Sí, soy yo… ¿Qué te pasa, cariño, qué te aflige tanto? Habla conmigo, por favor, no me dejes así…

La dulce y tranquilizadora voz de su madre consiguió hacer efecto en ella, calmándola en parte y haciéndola sentir algo más tranquila y relajada, aunque siguió llorando lastimeramente un poco más. En cuanto consiguió calmarse del todo la explicó su situación de forma resumida, para no preocuparla en demasía. Una vez que estuvo enterada Pearl comenzó a hablar.

-Te entiendo perfectamente, cariño, y en parte tienes razón. Tu padre sólo quería lo mejor para vosotras, pero hasta yo le advertí que todo tenía un límite. Y aquí tenemos el resultado.

-Es que es eso, mamá, yo nunca he querido nada de esto, tan sólo una vida normal… y ahora, ahora…

-Ssssh, tranquila, ya está, yo hablaré con él, déjamelo a mí, ya sabes que soy la única que le pone en vereda.

Ese comentario sirvió para relajar un poco el ambiente, consiguiendo hacer reír a Rarity, la cual se sintió mucho mejor. Su madre la tranquilizó un poco más y, tras eso, colgó para ocuparse de su marido. Por su parte Rarity se levantó del suelo, mirándose a sí misma al espejo; el rímel de los ojos se la había corrido, con los ojos y parte de las mejillas ennegrecidas, húmedas y bastante sucias. El pelo lo tenía bastante alborotado y sus rulos se habían enmarañado, viéndose bastante mal y comentando de seguido.

-Por dios, estoy horrible, voy a arreglarme.

En un momento como ese supo que volvía a estar bien, prefiriendo olvidarse de todo siendo ella misma y se dirigió al baño. Afuera Los Santos parecía algo contrariada.

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-Son las cinco menos cinco… cinco minutos, cinco minutos…-murmuró Pinkie sin apartar la vista de su reloj y visiblemente emocionada.

Y no era para menos, puesto que dentro de cinco minutos se iba a ver con su hermana Maud, para su gran y eterna suerte. Esa misma mañana la llamó para informarla de que se iba a pasar por la ciudad, concretamente por la universidad de San Andreas, para verse con su director de tesis y pasar una revisión de la misma para que evaluara su estado hasta el momento. Sin apenas dudarlo Pinkie se dirigió hacia allí, donde estuvo esperando a que su hermana saliera para recibirla.

La universidad de San Andreas se encontraba situada en el extremo noroeste del barrio de Richman, y destacaba por tener un campus no muy grande y con la gran mayoría de servicios concentrados en un solo lugar, entre ellos la biblioteca, el rectorado, un centro de entrenamiento, canchas deportivas y una pista de atletismo. También había un edificio anexo en el barrio de Morningwood, donde se repartían el resto de clases y demás servicios del campus.

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Universidad de San Andreas


Estuvo esperando unos cuantos minutos hasta que finalmente dieron las cinco, resonando las campanadas del reloj de la biblioteca por todo el campus; al poco rato pudo ver a su hermana saliendo del rectorado, yendo directamente hacia ella para darla un gran abrazo.

-¡Maudie!

La aludida asió entre sus brazos a su hermana conservando en todo momento la misma expresión en su rostro, al tiempo que decía.

-Pinkie, me alegro de volver a verte.

Estuvieron dando una vuelta por el campus mientras iban hablando de todo un poco.

-¿Qué tal, ya has hablado con tu director de tesis?

-Sí, la ve bastante bien, aunque personalmente creo que podría incluir algo más en algunos puntos…

-¿Cuántas páginas llevas ya?

-Unas trescientas…

-¡¿Trescientas?! ¡Uauh, Maudie, pero eso es increíble, seguro que está perfecto!

-No te creas, hay algunos puntos que me han quedado algo más escuetos que otros, y la parte teórica está algo deshilachada…

-¿¡Bromeas?! ¡Son trescientas páginas, es imposible que falte algo, probablemente hasta sobre!

-Para una tesis doctoral la extensión siempre suele estar en torno a esa cifra, no es tan raro, además, llevo trabajando en ella más de tres años, es necesario incluir toda la información.

-¡Pues espero que tengas la mejor nota, después de todo trescientas página no son moco de pavo!

Tras un breve tour dirigido por Maud alrededor de todo el campus se dirigieron al barrio de Morningwood para tomar algo en un sitio que la chica conocía, habiendo un buen y gratificante paseo desde donde estaban. A lo largo de todo el camino pudieron contemplar el lujo y la opulencia que hacía caracterizar tanto a un barrio como Richman, viendo unas mansiones que no tenían nada que envidiar a las más caras y exclusivas que había en Vinewood Hills. Incluso llegaron a ver la figura de la mansión Richman, donde un famoso magnate multimillonario y propietario de una revista para adultos vivía, además de ser el punto neurálgico de unas fiestas increíbles que normalmente se solían dar en el patio trasero de la mansión.

Una vez en Morningwood se dirigieron directamente al café Vespucci, un fino y conocido establecimiento donde hacían un café latte macchiato muy bueno, pidiendo uno para cada una.

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Café Vespucci


-¿Y qué tienes pensado hacer cuanto termines, Maudie?-inquirió Pinkie en un momento dado, dirigiéndose a su hermana.

-Aún no lo sé, pero probablemente me quede.

-¿No vas a volver a casa?

-No, aún tengo que ver un par de cosas y esperar a ver cuánta repercusión tiene mi tesis. Si por un casual se difunde mucho y me ofrecen algo, probablemente me quede aquí.

-Ya veo…-murmuró Pinkie, algo entristecida.

Ante eso Maud notó enseguida ese cambio de humor, comentando de seguido.

-Ya sabes que lo último que quiero es ser una carga…

-Sí, sí, lo sé, Maudie, no creas que no, pero… yo tengo intención de volver en cuanto todo esto acabe, ya que quiero seguir intentándolo en la escuela de cocina de allí.

-Razón de más para ello.

-Ya, pero te echo de menos, Maudie…

Ante eso la aludida se quedó callada, mirando a su café y conservando en todo momento su inalterable cara de póker; en un momento dado murmuró.

-Yo también te he echado de menos, Pinkie, pero tienes que entender que lo hago para que tú seas feliz. Si tú eres feliz yo también lo soy, eso es lo más importante para mí. Y ya sabes que, si lo necesitas, te ayudaré con lo que sea.

-Ya, pero si no estás tú ¿Cómo quieres que sea feliz?

Esa pregunta cogió a Maud desprevenida, la cual bajó la mirada y se llevó la taza a los labios para beber un poco de su café; por su parte Pinkie aprovechó para seguir hablando.

-Tampoco es que no quiera que triunfes ni mucho menos, pero hasta que no he venido aquí no te había visto desde hacía varios años salvo cuando hablábamos por Skype. Al menos ahora podemos vernos más a menudo, y eso es algo que agradezco mucho, pero si no vas a volver a Alderney después de todo este tiempo… ¿Qué hay de papá, mamá, Marble y Limestone? Ellos también te echan de menos.

Las palabras de Pinkie dieron qué pensar a Maud, mirando hacia la mesa y recapacitando al respecto. En un momento dado la chica cerró los ojos, con actitud segura, hasta que finalmente se pronunció al respecto.

-Sí es verdad que he estado mucho tiempo fuera de casa, pero si lo hice fue para ayudaros a que vivierais algo más desahogados. En ese sentido no me arrepiento porque sé que ahora estáis un poco mejor, si me hubiera quedado allí hubiera sido una carga para todos vosotros.

-Ya pero…

Antes de que Pinkie pudiera decir algo más Maud se adelantó, continuando de seguido.

-Por ahora me ceñiré a lo que te he dicho, me quedaré aquí si veo que las cosas me van mejor, y si al final consigo un buen trabajo y logro ganar dinero iré a visitaros de forma regular.

-Pero Maud…

En vez de contestar la chica la lanzó una cortante mirada que zanjó rápidamente el asunto, a lo que Pinkie tan solo murmuró.

-Está bien, está bien…

Para evitar males mayores la chica prefirió no decir nada más y cambió de tema rápidamente.

El resto de la tarde pasó rápidamente entre chistes varios por parte de Pinkie y algún que otro poema por parte de Maud, haciéndola olvidar casi por completo de los problemas que la acuciaban de un tiempo a esa parte. Cerca de las siete las dos se tuvieron que empezar a mover, ya que Maud tenía que volver a Paleto Bay y debía de ir en autobús, teniendo de coger el de las siete para evitar llegar al pueblo a las tantas de la madrugada, ya que el viaje era de más de tres horas. Para ello fueron en taxi hasta la estación de autobuses ya que era lo más rápido, llegando a pocos minutos antes de que el autobús saliera, teniendo que comprar el billete en tiempo record y despidiéndose de ella rápidamente.

-¿Cuándo volverás por aquí?

-Aún no lo sé, en cuanto tenga intención de pasarme te avisaré.

-Vale, también me pasaré yo por allí en cuanto tenga la ocasión.

Ambas se despidieron dándose un efusivo abrazo, sobre todo por parte de Pinkie, aunque Maud también la devolvió el gesto con la misma intensidad y cariño que ella. Tras eso la chica abordó el autobús y Pinkie la observó irse mientras agitaba la mano hasta que finalmente el vehículo desapareció en la siguiente intersección.

Una vez sola se permitió el lujo de soltar un dejado suspiro, algo triste por las intenciones de su hermana, pero aun así sabía que debía respetar su decisión, por muy dolorosa que esta fuera. Tras eso ella también cogió otro autobús que la acercara a Del Perro, al tiempo que la noche comenzaba a echarse sobre Los Santos, cubriendo el cielo de estrellas.

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Desde las alturas de su apartamento, Sunset podía ver la totalidad del skyline de la ciudad, al tiempo que la luz del sol poniente se reflejaba sobre la superficie de cristal de los edificios del centro, pintando la ciudad de un color rojo pardo intenso.

Sin embargo sus pensamientos se desviaban por otros derroteros, aunque en realidad tan solo estaba esperando una llamada por parte de su jefe, por lo que en ese sentido podía sentirse medianamente tranquila. No es que se pudiera decir que su jefe fuera una persona tranquila de por sí, pero algo tenía que tener el poseer la confianza de alguien como él. Después de todo de por sí ya era poderoso, pero en el caso de que sus planes de inversión en esa ciudad consiguiesen llegar a buen término, lo sería incluso aún más, teniendo en su poder ambas costas y todo lo que ello podría suponer.

Aun y con todo Sunset tan solo se limitaba a acatar órdenes sin preguntar ni rechistar, algo particularmente valioso para alguien como su jefe, ya que nunca había sido de explicaciones, sino más de hechos y no tanto de palabras. Debido a esto la chica siempre trataba de ofrecerle lo que él siempre quería ver, resultados, y eso se traducía en un trabajo constante haciendo uso de la inflexibilidad que tanto la caracterizaba. Aunque de por sí esa virtud no era algo que hubiese adquirido desde que trabajaba para alguien como su jefe, sino que era algo que venía de mucho más atrás, concretamente de cuando era pequeña y vivía en Bohan con su madre. Sin quererlo siquiera comenzó entonces a bucear por sus recuerdos, volviendo a otro lugar y a otros tiempos completamente distintos.

Vivir en Bohan es como vivir aparte del resto de la ciudad, como si se tratara de un mundo paralelo que poco o nada tenía que ver con el resto de distritos. Desde la fundación de la ciudad, Bohan había tenido fama de ser pendenciera, rocambolesca y particularmente violenta, y no necesariamente en ese orden. Las sirenas de policía y el eco de los disparos desde las esquinas eran una constante, y raro era el día en el que ninguna de esas dos distantes cacofonías no se oyeran en algún momento de la jornada. Y en medio de toda esa maraña de pandilleros de poca monta, bandas callejeras, pobreza extrema y violencia desmedida, estaba una pequeña niña de ojos celestes y pelo color fuego intenso acompañado de una mujer que se había pasado toda la vida luchando. Con toda seguridad Sunshine Rise podía cerciorar que no había tenido suerte en la vida, y debido a ello su hija había adquirido esa misma suerte, para desgracia de su pobre madre, que tuvo que hacerlo todo con tal de ayudarla a sobrevivir.

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Bohan, Liberty City, el norte en sí mismo


Fruto de una relación pasajera entre ella y un cliente habitual del Triangle Club, el club de striptease local donde Sunshine trabajaba esporádicamente, Sunset nació y creció ajena al mundo que la rodeaba mientras que su madre trataba de protegerla de los peligros que acechaban por las calles, dándola algo que comer y un mínimo de educación. Para ello rascaba de donde fuera y de lo que fuera, haciendo de todo con tal de que su hija saliera adelante, siendo ella lo que la daba fuerzas para continuar. Desde el primer momento en el que nació, para su madre Sunset era su pequeño rayo de sol, como siempre la llamaba, apodo al que la niña cogió cierto cariño. Gracias sobre todo al cariño y amor que sentía por su madre, Sunset pudo crecer al margen de la realidad que acaparaba todas las calles de Bohan, lo que de cierta forma fue una bendición y una maldición al mismo tiempo.

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The Triangle Club, lugar donde Sunshine y Sunset trabajaron


Como su madre hacía de todo para sacar a su hija adelante, desde traficar con drogas, armas y hasta prostituirse de vez en cuando, eso la hizo ganarse cierta fama que a largo plazo le salió caro. En uno de los tratos entre los Spanish Lords y los Albaneses, las dos bandas que dominaban el distrito, algo salió mal y el resultado fueron muchos miembros de cada banda muertos, entre ellas la propia Sunshine, dejando a Sunset sola en el mundo. La noticia de la muerte de su madre fue un mazazo para ella, que por aquel entonces tan solo contaba con diez años de edad, y la realidad se mostró ante ella con su cara más fea, obligándola a crecer de golpe para poder sobrevivir.

Los años pasaron con particular dureza, forjando así a una Sunset Shimmer ruda y de armas tomar, que al igual que su madre hacía de todo con tal de salir adelante. Gracias a que su madre fue bailarina en el Triangle Club, ella también consiguió trabajar allí con asiduidad, logrando cierta permanencia gracias sobre todo a su físico, bien proporcionado y muy esbelto. También llegó a trabajar tanto para los Spanish Lords como los Albaneses, tratando de averiguar entre medias quien fue el causante de la muerte de su madre, ya que desde un principio la policía sospechaba de una posible intervención de unas terceras personas en la refriega. Tras arduas investigaciones supo entonces que el trato salió mal por intromisión de la familia Lupisella, una de las cinco familias italianas que componían La Comisión y que había tratado de acercarse a Bohan para tantear el distrito en una posible expansión, pero al final se desistió al comprobar que no era muy fuerte económicamente hablando. Recabando información logró obtener un nombre, siendo un tal Sonny Honorato el principal artífice de la matanza, yendo a por él en cuanto tuvo la oportunidad y vengando así a su madre. Su venganza llamó entonces la atención de su actual jefe, ofreciéndola trabajar para él al ver su sangre fría y potencial, aceptando de seguido y ayudándole a asentarse en esa parte de la costa este hasta llegar finalmente a ese mismo instante. Una lágrima resbaló por la mejilla de Sunset, susurrando de seguido.

-Mamá…

Al segundo siguiente un ruido insistente la hizo reaccionar, viendo que se trataba de su móvil. En cuanto vio quien era se recompuso enseguida y cogió rápidamente.

-Señor.

-Tengo algo nuevo entre manos que requiere de tu atención.

-Usted me dirá, señor.

-Bien. He conseguido averiguar un poco más acerca de ese tal Formage y he descubierto que tiene cuentas en las islas Caimán, pero la gran parte del dinero que gana sale directamente de Los Santos, así que quiero que partas de ahí. Usa a una de esas chicas, así no levantaremos sospechas.

-Muy bien, señor, en cuanto tenga algo le aviso.

Tras esa corta conversación Sunset colgó rápidamente, comenzando a moverse para tenerlo todo listo para mañana. Afuera la noche se echó sobre Los Santos, arropando el cielo con un manto de estrellas que apenas se veían por la contaminación.

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Esa misma noche Rarity se encontraba en la cama de su habitación, leyendo tranquilamente y descansando, sintiéndose algo más tranquila desde lo de esa misma tarde, aunque con algunos detalles todavía rondando por su cabeza. Aun así no dejaba que la afectara demasiado, enfocándose en la trama del libro, una apasionada historia de amor con tintes dramáticos, como a ella más la gustaba.

En ese justo momento su móvil comenzó a sonar y vio entonces que se trataba de su padre. Rarity suspiró, sintiéndose algo mal por haberle gritado de esa forma, pero aun así se armó de valor y respondió enseguida.

-Hola papá.

-Hola hija… ¿podemos hablar?

-Sí, aunque antes de nada déjame decirte que lo siento, no era mi intención gritarte, pero es que estaba tan enfadada que… simplemente estallé.

-Sí, lo sé, tu madre me lo ha explicado todo. Lo siento, hija, no debí meterte en este mundo así sin más…

-Mira, papá, lo hecho, hecho está, ya no se puede hacer nada y sé que a estas alturas de la vida no puedo dejarlo así sin más. Aunque me pese he de llevar las riendas del negocio.

-No, cariño, no podría dejarte sufrir más después de saber lo mal que te has sentido durante todo este tiempo. Me aparté de ti creyendo que estabas lista para sucederme, sin ni siquiera pensar si realmente querías o no ser parte de todo esto, y te involucré sin apenas pensarlo. Lo siento, de verdad.

-Papá, no lo pienses más, después de todo tampoco quiero molestarte así sin más…

-No, para nada, de hecho te llamaba para comentarte que tu madre y yo nos volvemos a casa.

-¿Cómo?

-Sí, retomaré mi puesto como líder del cártel, Hernando me ha explicado que tienes algo entre manos en la costa oeste y no te puedes volver, razón de más para hacerlo. No es que dude de las capacidades de Hernando, después de todo sé que es un buen hombre, pero no quiero que lidies más con un peso que yo mismo te impuse.

-¿Qué? Pero papá, espera, ¿estás seguro, es eso prudente?

Por un momento Magnum no dijo nada, dejando pasar unos leves segundos de repentino silencio hasta que finalmente murmuró.

-Lo que sea por tratar de resarcirme, lo siento cariño, he sido un padre horrible.

-No, a ver, tampoco es eso, yo te quiero, papá…

-Razón de más, entonces, no me merezco que me quieras tanto…

-Papá…

Aun a pesar de todo su padre era un hombre cariñoso y muy familiar, habiéndola enseñado muchas más cosas aparte de los intrincados matices del negocio, por lo que en ese sentido tampoco era tan mal padre al fin y al cabo. Aun así dejó más que clara su postura, por lo que tanto él como su madre se volverían a Vice City mañana por la mañana. La costó un poco pero finalmente Rarity lo aceptó, algo preocupada por el mismo hecho en sí, pero al menos ahora Sweetie tendría algo más de compañía, ya que hacia bastante tiempo desde la última vez que vio a sus padres.

Después de hablar con su padre trató de volver a su lectura, pero la conversación con él aún seguía fresca en su memoria, sin dejarla concentrarse a duras penas, por lo que optó por dejar de leer y acostarse. Se arropó sólo con la manta bajera, ya que hacía bastante calor de un tiempo a esa parte, y trató de dormirse intentando ignorar los acontecimientos más recientes. Finalmente logró conciliar el sueño sin ni siquiera darse cuenta, mecida por una suave brisa que entraba por la ventana de su habitación abierta.

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Al mismo tiempo, al otro lado de la ciudad, una figura no descansaba, de hecho había estado muy activa de un tiempo a esa parte, haciendo averiguaciones varias y observando, sobre todo observando. Desde que conoció a esas chicas, la curiosidad de Fluttershy no había hecho más que crecer y crecer conforme más las vigilaba, llegando incluso a desear conocerlas más a fondo y estar con ellas. Pero hasta ella sabía que eso sería arriesgado, prefiriendo seguir vigilando desde la distancia y obteniendo información sobre ellas desde otras fuentes. Hasta el momento lo que más sabía era la información básica de cada una, de donde eran, donde vivían y a qué se dedicaban. Se sorprendió bastante en cuanto averiguó quién era realmente Rarity Belle, aunque lo que más la llamaba la atención era que el resto eran chicas mucho más corrientes sin ninguna conexión con el mundo del crimen, lo cual la extrañaba de cierta forma, sobre todo teniendo en cuenta que habían robado un par de aviones de una base militar recientemente. De la única que aún no sabía nada era la chica de ojos celestes y pelo rojo fuego con destellos dorados que las acompañó en el golpe a Fort Zancudo, de esa no había podido averiguar gran cosa salvo su nombre, Sunset Shimmer. Tendría que seguir buscando para acumular más información. Y eso es lo que haría para llegar a descubrir lo que esas chicas ocultaban.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 03 Oct 2016, 21:31

Capítulo 26
El golpe de Epsilon


-¡Weazel News, confirmando tus prejuicios! ¡Buenos días, Los Santos, hoy vamos a tener cielos despejados durante la mayor parte del día, aunque con posibilidad de nubarrones para esta tarde, no obstante se estima que no vaya a llover hasta dentro de unos cuantos días, por lo que id preparando los paraguas y los chubasqueros! En otro orden de asuntos se ha dado a conocer que el famoso líder y fundador del Programa Epsilon, Cris Formage, ha vuelto a intentar llevar la petición al Senado para que su ya proclamado culto vuelva a ser reconocido como religión, mientras que sienta sus bolsillos en las islas Caimán. No se le ha vuelto a ver por la ciudad desde aquel incidente en el que uno de sus helicópteros acabó derribado hace ya varios meses atrás, lo que generó todo tipo de rumores y habladurías sobre que había perdido una gran cantidad de dinero proveniente directamente de sus contribuyentes, pero nada ha sido confirmado desde entonces.

Twilight tenía la costumbre de desayunar viendo o escuchando las noticias, ya que la gustaba estar informada, aunque últimamente apenas escuchaba la radio, encendiéndola más por hábito que por otra cosa. Aun y con todo era algo que al menos la mantenía distraída, algo que últimamente agradecía bastante, ya que al menos la hacía pensar en otra cosa que no fuera su situación.

Sin embargo en ese mismo instante su móvil comenzó a sonar, viendo entonces que se trataba de Sunset y mascullando por lo bajo.

-Genial, se acabó la tranquilidad…

Descolgó rápidamente para hablar con ella.

-¿Sí?

-Sparkle, soy yo, reúnete conmigo donde siempre, tenemos que hablar-anunció Sunset.

-¿Dónde es donde siempre? La última vez me llevaste al cartel de Vinewood.

-No, allí no, de día suele estar algo transitado por turistas y senderistas, ve mejor a Del Perro Plaza, en la terraza del Wigwam Burger.

-Está bien, voy para allá.

Colgó con gesto mohíno y comenzó a prepararse para partir, apagando la radio y apurando el café de un trago. A esas alturas se había acabado acostumbrando a su sabor repugnante, por lo que ya no era tan malo, al menos para ella. Se vistió rápidamente, cogió las llaves del coche y bajó al garaje, saliendo de él con dirección hacia el lugar asignado.

Durante el camino Twilight se estuvo preguntando qué podría querer Sunset esta vez. Dado que la última vez llegaron a robar un par de aviones de una base militar, cualquier cosa se la hacía posible, desde entrar a la Casa Blanca o sabotear el sistema informático del Pentágono. Aun así prefirió no pensarlo demasiado para evitar que la diera un síncope o algo peor, por lo que se centró en la carretera y en el tráfico de la ciudad.

En cuanto llegó al lugar pudo ver el coche de Sunset aparcado junto a las escaleras, aparcando el suyo al lado y dirigiéndose al lugar de reunión. Sunset estaba allí, sentada al otro lado de la terraza y mirando su móvil atentamente. Twilight se sentó delante de ella y la chica de pelo de color fuego comentó sin despegar su mirada del móvil.

-Caramba, qué rapidez…

-Me dijiste que viniera y eso he hecho.

-Sí, ya lo veo, muy bien, Sparkle, así me gusta…

-¿Qué es lo que quieres, Sunset?

-Bueno, qué seca estás ¿no? Normalmente sueles tener algunas palabras para mí…

-Sí, pero teniendo en cuenta los precedentes prefiero ahorrármelo.

-Oh, vaya, nada mal, parece que vas aprendiendo… me gusta, me gusta…

Twilight prefirió ignorar los comentarios de Sunset y esperó a que se le pasara ese ataque de jocosidad congénita; por su parte la chica la miró de arriba abajo, comentando de seguido.

-Me gusta eso, Sparkle, en serio, demuestra que no eres tan tonta como aparentas…

-¿Ah, no?-inquirió ella con gesto de reproche.

-No, de hecho me esperaba que me replicaras o me dijeras algo al respecto, pero has preferido quedarte callada. Quien calla, otorga, así que…

Las palabras de Sunset dieron que pensar a Twilight, aunque antes de que pudiera reflexionar sobre nada más la chica la cortó de golpe comentando.

-Pero bueno, no hemos venido aquí a psicoanalizarnos, hablemos de trabajo. Necesito que te encargues de algo especial.

-¿Sólo yo? ¿Y qué hay de las demás?-quiso saber Twilight, recelosa.

-Este es un trabajo para una sola persona, no hace falta nadie más, por lo que te encargarás tú sola de ello. ¿Has oído hablar del programa Epsilon?

Por un momento se quedó callada, recordando entonces lo que había oído esta misma mañana en la radio, aunque antes de que pudiera decir nada más Sunset comenzó a sacar una serie de panfletos y enseñándoselos a Twilight, al tiempo que la explicaba.

-Se trata de un culto religioso que tiene mucha presencia a este lado de la costa oeste, aunque está empezando a emerger en otras ciudades y estados. Fue fundado por este tipo de aquí, Cris Formage, en el cual mi jefe está particularmente interesado.

Sunset sacó entonces una foto de un hombre de mediana edad, de pelo corto y muy bien peinado y cortado, castaño, de ojos claros, cejas finas y mirada profunda. Vestía con una especie de toga de color azul claro y con unos cordeles dorados a modo de banda que colgaban de una medalla dorada con una especie de símbolo extraño en ella, muy parecido a una F pero con rasgos de una E y con extremos de más.

-El tipo se considera un iluminado, una especie de mesías o de profeta que escribe algo sobre un tratado enclavado en un cuarto paradigma, o alguna mierda parecida. No pasa de ser un simple charlatán con mucho tiempo libre, aparentemente, y digo aparentemente porque es mucho más poderoso de lo que parece.

-¿En qué sentido?

-En el sentido de tener cuentas con fondos millonarios en las islas Caimán y tener la influencia suficiente como para crear o destruir carreras en Vinewood según le venga en gana. Para cualquiera con un mínimo de sentido común, entre los que yo me incluyo, y supongo que tú también, no pasa de ser un simple farsante con aires de grandeza, pero debe de haber algo más detrás, y eso es lo que queremos que investigues y descubras.

-¿Y cómo lo hago?

-Fácil, formando parte esa panda de pirados y accediendo a su sede, situada en Rockford Hills. Sabemos que actualmente Formage no está aquí, en Los Santos, por lo que es el momento perfecto para entrar ahí y acceder a su ordenador personal, de donde podremos sacar la información que necesitamos. Pero para eso debes de ganarte la confianza de esa gente, y la mejor forma de hacerlo es unirte a ellos, para hacerles creer que comulgas con sus ideas.

-Ya veo, entonces quieres que me infiltre.

-Exacto, y vas a tener que hacerlo bien, por lo que tendrás que acatar todo lo que te digan para no levantar sospechas.

-Está bien…

-Puede que te lleve un tiempo, así que tómatelo con calma, aunque no demasiada, tampoco queremos que este encargo se alargue mucho, Formage podría volver en cualquier momento y eso sería malo para nosotros, sobre todo a la hora de entrar en su despacho.

-Vale. ¿Cómo hago para unirme a ellos?

-Está todo en la página web, sigue sus instrucciones y haz todo lo que te digan.

Antes de que Twilight pudiera replicar o decir nada más Sunset se levantó, recogiendo su bolso y dirigiéndose hacia el coche.

-Ah, pero espera, y una vez que me acepten ¿Qué hago?

-Por ahora céntrate en eso, una vez que estés dentro y seas parte de ellos ya veremos cómo actuar. Yo me voy ya, he de atender otros asuntos.

Tras ese rápida y escueta despedida Twilight se quedó sola allí, aún algo insegura sobre cómo hacer lo que tenía que hacer. Estuvo mirando todos los panfletos que Sunset la dio, además de la foto del tal Cris Formage, el cual a primera vista no parecía ser un cultista o un sectario, sin embargo enseguida pudo ver que algo extraño había en todo ese asunto en cuanto leyó la propaganda.

Los 12 mandamientos del epsilonismo


1.La tierra tiene 157 años de vida.
2.Los dinosaurios son una mentira que únicamente creen las personas débiles.
3.Eres feliz, simplemente no lo sabes.
4.Todos venimos del mismo árbol.
5.Todos estamos emparentados con todos lo demás, excepto con los pelirrojos.
6.El esperma no existe, es una mentira difundida por los profesores de biología, junto con todo lo que alguna vez te han dicho.
7.Los hombres deben estar con nueve nuevos socios a la semana. Se supone que las mujeres se encuentran con seis, excepto en julio, cuando debe estar con cinco hombres por día.
8.Los alienígenas están entre nosotros. Si tienes una marca de nacimiento, puedes ser descendiente de Kraff, el famoso emperador del 4° Paradigma.
9.Los árboles hablan, pero sólo algunas personas pueden oírlos.
10.Las personas que creen en algo viven mucho más que los ateos, y tienen una vida eterna en buena medida.
11.Si crees en esto y orientas tus manos y tu cartera hacia el EPSILONISMO, vivirás una vida feliz. De lo contrario estás condenado.
12.KIFFLOM, ¡LA FELICIDAD ES TUYA! ¡KIFFLOM!


Aunque la cosa no sólo se quedaba ahí, con el ceño fruncido al extremo siguió leyendo otro panfleto.

Los doce objetivos del epsilonismo

I. Estamos haciendo un asalto a la felicidad.
II. Seremos generosos, de forma directa y manifiesta.
III. Viviremos a través de la verdad científica comprobada de las metáforas.
IV. Lucharemos contra la superstición, el pensamiento limitado y el dogma dondequiera que lo encontremos.
V. Seremos claros de pensamiento, de mentalidad independiente y de hacer exactamente lo que nos dicen.
VI. Practicaremos la ciencia sin dudar.
VII. Mostraremos el poder infinito al convencer a los que tienen dudas con nuestras opciones de vida.
VIII. Practicaremos la bondad y la misericordia mediante un asalto implacable a los insalvables, siempre recordándoles lo que les espera.
IX. Estaremos en todas partes, todos a la vez, pero también aquí y ahora.
X. Invertiremos en un programa de estudios estructurado, porque sabemos que el conocimiento no es gratuito.
XI. Estaremos abiertos a nuevas experiencias lejos de los que estén equivocados, sean insalvables, o vayan en contra de las enseñanzas.
XII. Promoveremos el epsilonismo en todo lo que hacemos, mientras esperamos tanto a la escritura del Tratado como al final del 9º Paradigma.


Para entonces el ceño de Twilight no podía fruncirse más de lo que ya estaba fruncido, sintiéndose totalmente patidifusa por lo que estaba leyendo. Pero aún quedaba algo más para su suerte o desgracia, algo que no supo distinguir muy bien en esos momentos.

El juramento epsilonista

Todas las cosas buenas vienen de Kraff, que es el hecho sobre el cual se construye el epsilonismo.

El epsilonismo es una ciencia, así como una religión, de hecho somos la única religión que es también una ciencia y que tiene que ver con la búsqueda de la verdad.

Como buscadores de la verdad verdadera, estamos dispuestos a pagar para mejorar la búsqueda. De esta forma, estamos invirtiendo en nuestro futuro.
El juramento seguirá siendo revelado a su debido tiempo. KIFFLOM.


Una vez que terminó de leerlo todo, Twilight dejó los panfletos en la mesa y se quedó en el sitio, tratando de asimilar lo que acababa de leer. Si realmente todo eso era tomado cien por cien en serio en ese lugar, estaba más que claro que no sería particularmente complicado ganarse su confianza, tan solo tenía que hacer lo que la dijeran y hacer como que le importaba todo eso. No podía ser tan difícil, sobre todo con semejante ideología, por lo que cogió toda la propaganda y se encaminó de vuelta a casa.

Dado que la propia Sunset la había dicho que todo estaba en su página web, nada más llegar se conectó a internet usando su portátil y buscó en eyefind información acerca del programa Epsilon, siendo el primer enlace el acceso a su página web. Nada más entrar en ella una interfaz dominada por el azul claro la dio la bienvenida, al tiempo que una musiquita de fondo con un tono místico de lo más envolvente comenzaba a sonar. En la cabecera se podía observar el logo de dicho programa, que era similar al símbolo que tenía el propio Cris Formage en su túnica, y arriba a la izquierda un menú dispuesto en forma vertical daba acceso a otras partes de la página web. Un poco más abajo había un mensaje de bienvenida que rezaba:



Bienvenido al Programa Epsilon

¿Quieres ser feliz y liberar tu mente, o prefieres seguir agonizando en la ignorancia sin conocer tu auténtico yo eterno? Te controlan un montón de poderosas fuerzas que no comprendes.

¿Quieres creer? ¿Eres todo lo que necesitas y menos y más? Entonces estás listo.

¿Quieres contar con armas poderosas? Ha llegado nuestro momento, y también el tuyo, si lo permites.

El tratado se está escribiendo ahora.


Twilight soltó un exasperado suspiro, hastiada de tanta sensiblería barata e intentos de captación en tan sólo unas pocas líneas. Aun así hizo de tripas corazón y siguió leyendo, encontrándose entonces con un enlace cuyo título rezaba: evalúa tu identidad. Clicó en él y le llevó directamente a un cuestionario de diez preguntas, en la primera se podía leer: ¿eres pelirrojo? Con el ceño fruncido clicó en no, llevándola a la siguiente pregunta, la cual rezaba: ¿alguna vez has vuelto a experimentar un déjà vu? Esta vez Twilight arqueó una ceja, preguntándose qué tenía que ver ese detalle en concreto con nada en específico; aun así clicó que , ya que el déjà vu era un fenómeno, concretamente una paramnesia, que era mucho más común de lo que podía parecer. La siguiente pregunta era esta vez algo más enrevesada, e incluso confusa, ya que decía: ¿quieres entender completamente lo que es estar completo? Esta vez Twilight dejó escapar un gesto confuso, sin atender del todo la pregunta, aunque por esa misma razón clicó no sé, ya que de por sí era una cuestión muy críptica. Aunque la siguiente pregunta la dejó del todo alucinada, ya que decía: ¿tienes la resistencia necesaria para acostarte con nueve personas a la semana? Esta vez la chica no pudo evitar enrojecer de golpe, ya que ni siquiera había llegado a tener ninguna experiencia en ese sentido, por lo que clicó no rápidamente y pasó a la siguiente pregunta, la cual no era más sencilla que la anterior ni mucho menos, ya que decía: ¿consideras el atractivo relativo a tu propio atractivo? Esta vez Twilight llegó a dudar como tal, ya que nunca se había considerado una chica atractiva, aunque enseguida desechó ese pensamiento, dándose cuenta enseguida de la intención de esa pregunta y clicando no rápidamente. La siguiente pregunta era más directa, ya que decía: ¿tienes una marca de nacimiento en la cara? Ese detalle en concreto la llegó a recordar uno de los mandamientos del epsilonismo, concretamente el octavo, que decía que si tenías una mancha en la cara eras una especie de descendiente de Kraff de un paradigma, o algo así. Aun así clicó no y continuó. La siguiente pregunta también era más directa, aunque algo confusa, ya que rezaba: ¿quieres ser famoso? Twilight nunca había querido ser famosa y reconocida como las celebridades más populares, al menos no en ese sentido, aunque sí que la gustaría ser al menos reconocida como bibliotecaria o documentalista. Aun así clicó no, ya que algo la decía que esa pregunta tenía truco, pasando a la siguiente rápidamente. Esta era algo más curiosa, ya que rezaba: ¿puedes mirar a las cosas, por ejemplo a los árboles y a las águilas, y verlas como metáforas de otras cosas? Twilight alzó esta vez las cejas en un gesto curioso, ya que la resultó un tanto interesante. Desde siempre la habían gustado las metáforas, sobre todo debido a la complejidad y el intríngulis que requerían a la hora de pensar y darlas el pertinente sentido, por lo que ésta vez clicó con ganas. Aunque la siguiente la dejó del todo cortada, y no por nada, ya que decía: ¿puedes ignorar a toda tu familia y unirte a un nuevo grupo de amigos? No pudo evitar enrojecer, ya que técnicamente era lo que estaba haciendo en ese momento, reflejando además muy bien su situación actual. Sin embargo no dejó que ese detalle en concreto la afectara demasiado, después de todo no era una situación casual, ni mucho menos, estando totalmente fuera de su control, por lo que clicó no. Finalmente llegó a la última pregunta, la cual ponía la puntilla inquiriendo: ¿tus cheques tienen fondos?

-¿¡En serio?!-soltó Twilight, totalmente alucinada.

¿¡Pero qué clase de pregunta era esa?! Esa pregunta confirmaba del todo sus sospechas, pero aun así la resultaba del todo inaceptable y hasta increíble que hubiera gente que se creyera todo ese cúmulo de patrañas, sólo para dar dinero a esa gente. Un tanto indignada clicó no sólo por llevar la contraria a esa estúpida pregunta, completando así el cuestionario y clicando en obtener resultados. Al cabo de unos breves segundos el navegador la redirigió a una página de resultados, en la cual aparecía una gráfica de queso en la que aparecían una serie de características como estabilidad, ego, agresión, neurosis, heterosexualidad o percepción narcisista en una cantidad desproporcionada que se notaba a la legua que no se correspondía al total ni por asomo. Junto al gráfico había una parrafada analítica que incluso se molestó en leer.

Tienes un nivel de iluminación del 24%, correspondiente a la "banda altamente indeseable". Tu gráfico revela que estás extremadamente insatisfecho, deprimido, que no tienes éxito, que te falta un objetivo y que a veces te dan ganas de apuñalarte los ojos o apuñalar los ojos de los demás.

Ten en cuenta que esta no es la opinión que tenemos de ti. Es la opinión que tienes de ti mismo analizada por una máquina muy compleja que vendemos en la tienda de regalos de Epsilon. La pregunta importante es ¿aprecias las limitaciones de tus malentendidos? Es vital que te desconectes de tus deficiencias. Tienes que pasar a la acción.

Viaja por el amanecer hasta el pase que se muestra en nuestros folletos. Busca una camioneta roja con una abolladura en el parachoques derecho. Levanta la mano izquierda y recita las palabras: "Llévame con mi padre-padre, hermano-tío, Kifflom". Nosotros haremos el resto. Porque todos sabemos que hay un Kifflom y hay un Krant, ambos sean alabados.


Para entonces Twilight estaba del todo alucinada, indignada e incrédula a partes iguales, llegando incluso a musitar.

-Oh dios mío ¿en qué me estoy metiendo?

Por un instante quiso salir de la página y olvidarse del asunto, pero enseguida lo desechó puesto que debía de hacer esto sí o sí, era un encargo de Sunset y como tal debía de actuar en consecuencia. Por lo que, sin otra alternativa, cogió uno de los folletos que se trajo consigo y estuvo buscando el pase que se mencionaba en la página web hasta encontrarlo. En una esquina de uno de los folletos había una pequeña captura de la vista satelital de una zona apartada de la ciudad en Vinewood Hills, siendo concretamente el parque Galileo, justo al lado del observatorio homónimo y con un punto rojo marcado en uno de sus senderos.

-Pues habrá que ir entonces…-pensó Twilight, resignada.

Sin embargo no fue de inmediato, ya que sin ni siquiera haberse dado cuenta el tiempo había pasado rápidamente, siendo ya casi la hora de comer, por lo que prefirió quedarse a comer y luego ir después por la tarde.

Mientras comía estuvo recabando más información acerca del programa y encontrando de todo, desde mucha gente que apoyaba sus creencias, encontrando además multitud de famosos entre sus filas que vivían en esa misma ciudad, y hasta detractores. Encontró incluso una página web que se llamaba Cultstoppers y que se dedicaba a poner en evidencia cultos y otras sectas conocidas a ese lado de la costa oeste, entre ellas el propio programa Epsilon, y otros como el de Children of the Mountain, LifeInvader o los Altruistas. Al menos en esa página parecían tener más sentido común que en toda la población de Los Santos, y por lo que pudo averiguar era llevada por gente que estuvo una vez afiliada a algunos de esos cultos. Debido a ese mismo detalle contactó con ellos para preguntarles un par de cosas acerca de Epsilon, siendo contestada rápidamente por uno de los web masters, el cual le explicó cosas más concretas acerca del programa como tal.

Hola Twilight, gracias por contactar con nosotros.

De todos los cultos que hay en San Andreas, el programa Epsilon es sin duda el más mediático y conocido de todos, habiendo incluso muchos famosos entre sus filas, tales como Jimmy Boston, el famoso filósofo y activista medioambiental, Sebastian Dix, el diseñador más conocido de la ciudad, o Samantha Muldoon, la cantante de moda. Suelen ser utilizados como gancho mediático para atraer a más gente y sonsacarles el dinero, que es básicamente a lo que se dedican. Prometen el cielo y la felicidad eterna con promesas vacías sólo para enriquecerse a su costa. A mí me pasó, era joven e influenciable, y acabé cayendo en sus garras, perdiéndolo casi todo y creyéndome las patrañas que me contaban. Pero al final gracias a mi familia, mis amigos y un tratamiento psicológico especializado pude salir de allí y fundé este sitio, para advertir a la población de San Andreas del mal que les acecha. Esos malditos ladrones deben de ser erradicados, y haremos todo lo posible porque nadie más caiga desapareciendo entre sus garras. Y es que el carisma y la capacidad de persuasión que tienen allí son tan altos que cualquiera puede acabar cayendo sin ni siquiera darse cuenta. Ten cuidado, Twilight, tú podrías ser la siguiente.
En cuanto a su organización interna, como bien me preguntas, no sé mucho, pero sí sé que Cris Formage es el líder, aunque actualmente no se encuentra en la ciudad desde hace varios meses.

Puedo contarte más cosas de su ideología para que aprendas a identificarla. Kifflom es una especie de dios al que todos los acólitos veneran, y su nombre se suele usar como expresión de saludo y despedida entre ellos. Krant es una especie de profeta que está casi al mismo nivel que Kifflom, y Kraff es el emperador del 4º Paradigma, que es el equivalente a Jesucristo en la religión católica, es posible que se hayan fijado en eso para su creación. Los paradigmas es como llaman a los periodos de tiempo entre años, en todos ellos se escribe un "tratado" que supuestamente se escribe entre todos, pero en realidad no se escribe nada, tan solo es una herramienta más que usan para tener a los acólitos contentos y emocionados, a la espera de leerlo con fervor. Los que no son parte de su ideología se les consideran insalvables o indeseables, despreciándoles y considerándoles inferiores, mientras que los que forman parte de ellos son tratados con respeto y buenas formas, aunque siempre con el objetivo de encandilarlos y captarlos aún más. Los neófitos son siempre puestos a prueba durante un periodo determinado de tiempo, siendo primero clasificados como antítesis y llevando un atuendo que los identifica; tras el periodo de prueba pasan a ser tesis y se integran completamente en su comunidad, permitiéndoles mayores libertades y accesos dentro de su sede.

Y así, en un rápido resumen, es todo lo que te puedo explicar, aunque si quieres ampliar un poco más la información te recomiendo varios libros de autoayuda que te pueden venir muy bien si aún tienes dudas. Sé fuerte, Twilight, unirte a ellos es la peor decisión que puedes tomar y de la cual te puedes llegar a arrepentir durante toda tu vida. Yo lo hice en su día y sé de lo que hablo.


Lo cierto es que ese correo fue bastante revelador, sobre todo por el detalle de que los iniciados que superan la prueba pueden acceder a otros lugares de la sede, lo cual la daba una oportunidad de oro para infiltrarse en el despacho de Formage aprovechando que aún seguía estando fuera de la ciudad. Aunque para ello debía de superar primero el periodo de prueba, por lo que igualmente tenía que acercarse esa tarde al parque.

Después de comer hizo unas cuantas averiguaciones más y se dirigió hacia allí en el coche. El viaje no fue muy largo, en poco menos de un cuarto de hora se plantó en lo alto de las colinas, aparcando el coche en el parking del observatorio y yendo andando hasta el parque, el cual estaba integrado en toda esa zona. El parque destacaba sobre todo por ser uno de los más grandes de Estados Unidos, con algo más de 1700 hectáreas y rodeado de naturaleza y vegetación a las afueras de Los Santos. Varios senderos lo recorrían en toda su extensión, incluyendo el Arthur's Pass Trails, una serie de senderos que recorrían toda la zona en un extenso circuito para los senderistas y mochileros aficionados a los largos paseos por el monte.

Imagen
Parque Galileo


Por su parte Twilight se adentró en el parque por uno de los senderos laterales y comenzó a explorarlo hasta que finalmente, en un sitio apartado cerca del cartel de Vinewood, encontró finalmente una camioneta roja con el lado derecho del parachoques ligeramente abollado. Supo entonces que había encontrado lo que buscaba y sacó el panfleto para recitar las palabras adecuadas, levantando la mano izquierda y diciendo en voz alta.

-Llévame con mi padre-padre, hermano-tío, Kifflom.

Por un momento no sucedió nada, esperando lo inesperado, pero a los pocos segundos aparecieron de improviso dos hombres, uno vestía con una camisa azul clara y el otro llevaba puesta una sudadera de igual color. Los dos se acercaron a ella, antes de que pudiera decir nada uno de ellos se adelantó.

-Salve. Paz, hermana-hermana.

Inmediatamente después uno la propinó un súbito patadón en el estómago que la dejó doblada, al tiempo que mascullaba.

-¡Kifflom!

Inmediatamente después el otro dijo lo mismo, al tiempo que la asestaba un seco golpe a la altura de la nuca, dejándola así inconsciente. Lo último que sintió Twilight antes de que todo fundiera a negro fue como si flotara hasta que finalmente dejó de sentir nada.

(Continúa en el siguiente mensaje)

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Sg91
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 03 Oct 2016, 21:56

(Continúa del anterior mensaje)


El tiempo comenzó a pasar de nuevo, mientras que Twilight empezaba a recuperar la consciencia. Podía sentir un frío imperante envolviendo todo su cuerpo, al tiempo que la oscuridad comenzaba a revolverse, distinguiendo una serie de formas en su cabeza que parecían danzar ante ella. Inmediatamente después comenzó a oír una imperante y profunda voz resonando en los más recónditos huecos de su cabeza.

-Si crees que no has entendido nada, entonces lo sabes todo. Ven a Vinewood para conocer la auténtica verdad, pero antes son quinientos dólares, por favor. Alabado sea Kifflom.

El inconfundible ruido de un motor comenzó a sonar hasta desaparecer y Twilight abrió los ojos, viendo un manto de estrellas decorando el firmamento. Aún algo mareada se reincorporó, notando ese frío imperante helándola la piel, hasta que entonces se dio cuenta de por qué. Y es que Twilight se encontraba tan solo en ropa interior justo en medio de la nada y rodeada de arena, cactus, matorrales y pedruscos. Giró la cabeza a mano derecha y pudo ver no muy lejos de allí la figura de una penitenciaría. A mano izquierda había un total de seis enormes antenas parabólicas apuntando hacia el cielo y con sus luces de señalización parpadeando a cada rato. Por su parte no pudo evitar opinar en voz alta.

Imagen
Antenas del desierto de Gran Señora


-¡¡Ah!! ¿¡Dónde estoy, qué es esto?! ¿¡Dónde está mi ropa?! ¡¡Oh, dios mío!!

Con la cara ardiendo de la vergüenza, y tratando de taparse como mejor podía, Twilight trató de encontrar su ropa, pero no aparecía por ninguna parte. Lo único que sí que encontró fue su móvil junto a las llaves del coche, las de su piso y su cartera, junto al folleto del programa Epsilon. Aprovechó entonces para llamar a alguien, siendo el primer contacto que vio el de Applejack, seleccionándolo y marcando de seguido. Al cabo de unos interminables segundos que la parecieron horas, finalmente la cogió.

-¿Sí?

-¡Applejack! ¡Oh, gracias al cielo que has cogido!

-¿Twilight, eres tú? ¿Qué te pasa, estás bien? Te noto muy alterada…

-Es muy complicado, pero necesito tu ayuda, no sé dónde estoy…

-¿Qué? ¿Dónde estás?

-No lo sé, no lo sé, pero hace frío, y estoy en medio de la nada y… y…

-A ver, a ver, cálmate, dime qué ves a tu alrededor e iré a buscarte.

-Vale, vale, a ver… veo una prisión no muy lejos de aquí, y unas antenas parabólicas a pocos metros de mí…

-Antenas… ah, vale, ya sé dónde estás, quédate allí y no te muevas, iré a buscarte.

-Está bien, no tardes…

Colgó de seguido y se abrazó a sí misma, notando cómo el frío la envolvía como una manta y provocándola escalofríos. Cogió sus cosas y, buscando estar más resguardada, se acercó a la antena más próxima y se sentó en las escaleras de acceso mientras esperaba a Applejack. Sin embargo por su cabeza aún pasaba la misma pregunta. ¿Por qué? ¿A qué venía eso de saludarla y luego dejarla inconsciente? Y después de eso aparecía semi desnuda y en medio de ninguna parte. No tenía sentido, y sin embargo estaba ahí, sintiéndose más vacía e impotente que nunca. Se abrazó cogiéndose de las rodillas y trató de entrar aunque sólo fuera un poco en calor, haciéndose una bolita.

Al cabo de unos pocos minutos de espera oyó a un coche parar justo a su lado y vio a Applejack saliendo de una minivan blanca.

-¡Applejack!-exclamó ella, levantándose de golpe.

La aludida giró la cabeza, pero en cuanto la vio se quedó a cuadros y ojiplática perdida, mascullando de seguido.

-¿¡Twilight!? ¿¡Pero qué haces en pelota picada en medio del desierto de Señora y de noche cerrada?! ¡Vas a coger una pulmonía!

-Es una larga historia…

-Ay, por todas las manzanas, ven, te acercaré a mi casa, tengo una manta en el maletero.

Sacó una gruesa manta de lana y la usó para taparla, mientras las dos se subían al coche y se ponían en camino hacia Grapeseed, dejando las antenas atrás.

Durante todo el camino apenas hablaron, aunque Applejack trató de averiguar qué era lo que había pasado.

-Entonces… ¿Qué hacías ahí, dulzura?

-Si te lo cuento no me creerías…

-Bueno, puedes contármelo, conmigo ya sabes que no habrán mentiras ni medias tintas.

Ante eso Twilight tan solo suspiró y se dispuso a contarlo todo, desde que Sunset la encargó la misión hasta ese mismo instante; una vez enterada Applejack opinó.

-¿Programa Epsilon? La verdad es que no me suena de nada, pero por lo que me cuentas tiene pinta de ser un culto muy serio, y más aún si te dejan así en medio del desierto. No puede ser seguro ¿por qué te lo encarga Sunset sólo a ti así sin más?

-Porque, según ella, es trabajo para una sola persona.

-Ya, pero aun así… quiero decir ¡mírate! ¡Te han dejado tirada en medio del desierto en bragas y sujetador! ¡Eso no es normal!

-No, no realmente, pero supongo que es parte del proceso. He de infiltrarme en ese culto para poder acceder desde dentro, y la única forma de hacerlo es seguir todas sus directrices…

-¡Pero es una locura! ¡Deja que hablemos con Sunset y hacemos esto juntas, como la última vez!

-No, no, si hacemos eso lo único que haremos será levantar sospechas, si lo hace una sola persona será menos sospechoso, es mejor así.

-Pero…

-No, Applejack, agradezco que quieras ayudarme, pero Sunset me ha encargado esto a mí, yo me ocuparé.

La granjera siguió insistiendo un poco más, pero Twilight se mostró inflexible, prefiriendo entonces dejarlo estar. Al cabo de unos pocos minutos llegaron finalmente a su casa y ambas entraron.

-Tengo algo de ropa que puedes ponerte, ya me la devolverás cuando puedas-comentó Applejack, mientras entraban.

-Gracias, Applejack, espero no haber interrumpido nada…

Nada más entrar se encontraron de frente con Big Mac, el cual llevaba consigo varios platos y se las quedó mirando con gesto extrañado; por su parte Twilight no pudo evitar enrojecer al instante debido a su estado, ya que sólo llevaba puesta la manta, aunque Applejack salió del paso comentando.

-Ah, Big Mac, es una amiga que estaba en apuros y he ido a ayudarla. Twilight, este es Big Mac, mi hermano.

-Encantada…-masculló ella, avergonzada.

-Igualmente… íbamos a cenar ahora…-murmuró el chico, algo cortado.

-Ah, sí, ahora voy, dame unos minutos.

Las dos se dirigieron hacia las escaleras, pero por el camino se encontraron con Apple Bloom, la cual miró con curiosidad y extrañeza a Twilight al pasar junto a ellas.

-¡Applejack! Eh… ¿Quién es?

-Ah, es Twilight, una amiga.

-¿Y por qué estás desnuda?

Esa pregunta tan solo consiguió avergonzar un poco más a la chica, teniendo que saltar Applejack de seguido.

-Apple Bloom, no seas maleducada y ve a ayudar a los demás a poner la mesa.

-Vale, vale, ya voy…

Las dos subieron hasta su habitación y Applejack la prestó un par de botas, una camisa azul a cuadros y unos vaqueros que le estaban un poco holgados, pero con un cinturón se pudo arreglar sin problemas.

-Bueno, ya está, al menos puedes ir decente.

-Sí… perdona por haber irrumpido así en tu casa…-murmuró la chica, algo turbada.

-Oh, no te preocupes, no pasa nada, después de todo necesitabas mi ayuda. ¿Quieres que te lleve de vuelta a la ciudad?

-No, no hace falta, ya me pediré un taxi.

-Entonces deja que le llame yo.

Una rápida llamada a Downtown Cab Co. sirvió y estuvieron esperando las dos a que llegara junto al porche. En un momento dado Applejack comentó.

-Entonces… ¿segura que no quieres que te ayudemos con esto?

-No, no hace falta, estaré bien. Gracias de todas formas, Applejack.

-¿Estás del todo segura?

-Sí, sí, no te preocupes.

-Bueno. Aun así si necesitas algo, lo que sea, llámame ¿vale?

-Sí, descuida.

El taxi se presentó tras varios minutos de espera y Twilight lo abordó, despidiéndose de Applejack.

-¿A dónde vamos?-inquirió el taxista, con un marcado acento hispano.

-Al observatorio Galileo, por favor.

-Muy bien.

El viaje de vuelta a las colinas le llevó tres cuartos de hora, llegando a las doce de la madrugada allí y teniendo que pagar bastante por el viaje. Los Santos brillaba al fondo, emitiendo una resplandeciente luminosidad, aunque desde allí el cielo estaba despejado, por lo que era un buen lugar para un observatorio. Una vez allí fue a recoger el coche donde lo dejó, pero entonces descubrió que no estaba allí.

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Observatorio Galileo


-No puede ser… mi coche ¿dónde está mi coche?-musitó en voz alta.

Fue entonces cuando un vigilante nocturno que pasaba por allí la vio y la oyó, comentando entonces.

-¿Busca un premier lavanda?

-Sí ¿sabe dónde está?

-Sí, en el depósito de la policía de la comisaría de Mission Row, este parking por la noche se debe vaciar, si no, los coches que se quedan son requisados por la grúa.

-No me lo puedo creer…

-Puede ir a recogerlo allí, aunque tendrá que abonar la correspondiente multa, eso sí.

-Estupendo…

Sin poder hacer nada más que ir allí pidió otro taxi que al menos le salió algo más barato, pero una vez en el garaje tuvo que apoquinar sesenta dólares de multa para poder recuperar el coche. Cansada, con hambre y harta de esa mierda de día, regresó a casa y se dejó caer sobre el sofá. Aunque, al poco rato, su móvil volvió a sonar, aunque esta vez por la llegada de un mensaje a su correo electrónico; lo abrió y descubrió que se trataba de un remitente oculto y con el siguiente mensaje: Visita nuestro sitio web y dona quinientos dólares. T. Adjunto había un enlace que le llevó directamente a la página de donaciones del programa Epsilon, lo que la dejó del todo muerta.

-¿Es esto en serio?-musitó la chica, dejándose caer de nuevo sobre el sofá.

Pero la cosa no sólo se quedó ahí, sino que el móvil la volvió a sonar de nuevo, esta vez por una llamada; en cuanto vio que se trataba de Sunset lo cogió de seguido, siendo esta la primera en hablar.

-¿Y bien? ¿Has progresado?

-¡Oh, ya lo creo que he progresado, me han dado una paliza, me han desnudado y luego me han dejado tirada en medio del desierto en plena noche! ¡Es demencial!

-Sí, tenemos entendido que sus métodos son de todo menos ortodoxos, pero al menos ya estás dentro del proceso. ¿Te han dicho algo más?

-¡Sí, que les done quinientos dólares por sus caras bonitas! ¿Realmente tengo que hacer esto? ¿No podemos entrar ahí como la última vez, coger lo que queremos y largarnos?

-No, eso sería sospechoso y la policía podría relacionarlo con el suceso de Fort Zancudo, tenemos que hacerlo bien esta vez si no queremos que nos cacen, así que haz todo lo que te pidan.

-¡Pero son quinientos dólares! ¿De dónde saco todo ese dinero?

-A mí plin, te recuerdo que aún nos debes pasta, pasta que además nos tienes que devolver en trabajo, así que ya sabes lo que te toca. Además, qué co*o, sabemos que tienes una cuenta aparte con bastante dinero, podrías habernos devuelto lo que nos debes con ese dinero y haberte ahorrado todo esto.

Al oírlo los ojos de Twilight se agrandaron, exclamando de seguido.

-¡No, ese es el dinero de la herencia de mi abuelo, un retén, no puedo malgastarlo así sin más, y menos en esto!

-Tú misma, realmente podrías haberte evitado todo este lío, pero bueno, si te piden quinientos dólares, dales quinientos dólares.

-¡Ya, claro, qué lista, como tú no tienes que hacerlo!

-Cuida esas formas, Sparkle, que pareces estar olvidando con quien estás hablando. Tan solo hazlo y podrás avanzar. Mantenme informada.

Tras eso Sunset colgó de seguido, dejando a Twilight con la palabra en la boca. Por su parte la chica tan solo suspiró, pensando en sus posibilidades, que más bien eran pocas. Si realmente tenía que donar quinientos dólares para poder avanzar, entonces el único modo de conseguir ese dinero era de la herencia de su abuelo. Se consideraba una mujer de principios, y estos radicaban en que el dinero de la herencia de su abuelo no se tocaba salvo caso de extrema necesidad. Evidentemente esa no era ninguna extrema necesidad como tal, pero las circunstancias la estaban obligando a ello. ¿Qué otra salida tenía?
Ninguna realmente. Por lo que, sin otra opción, se dirigió al ordenador para donar el dinero.

-Oh, abuelo, ojalá puedas perdonarme donde quiera que estés-pensó la chica mientras lo hacía, dolida.

Una vez que estuvo hecho, y al cabo de unos pocos minutos, el remitente desconocido volvió a contactar con ella diciendo: Has dado tu primer paso hacia la iluminación, pero aún queda mucho camino por recorrer. Ven a verme mañana temprano a Clinton Avenue, en Vinewood, y yo te guiaré para que puedas alcanzar la verdad. Kifflom. T.

Por su parte Twilight rodó los ojos, preguntándose qué pajas mentales la contarían, pero aun así hizo de tripas corazón, cenó algo rápidamente y se metió en la cama para que ese nefasto día terminara de una buena vez, durmiéndose enseguida sin ni siquiera darse cuenta.



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Al día siguiente Twilight se levantó con la boca pastosa y sintiéndose algo mal, como si no hubiera dormido bien. Desayunó algo rápidamente, haciéndose un poco de ese espantoso café que tanto empezaba a adorar y salió rápidamente en dirección hacia Vinewood, donde había quedado. A decir verdad no tenía ninguna gana de hacer todo eso, pero no la quedaba otra, por lo que condujo hasta Clinton Avenue, aparcando al lado de un concesionario y comenzando a andar, buscando algún lugar en concreto que ni siquiera conocía. En ese lado de la calle había una joyería que se encontraba cerrada junto a varios negocios que también parecían cerrados, la única puerta que parecía estar abierta era una que se encontraba entre una persiana cerrada y una tienda de discos. Twilight se acercó a ella y la empujó levemente, viendo que estaba abierta y entrando por ella. El interior parecía ser un pequeño almacén lleno de cajas de embalaje con el logo de Epsilon en ellas, junto con varios carteles propagandísticos pegados en las paredes. Un par de cámaras vigilaban el lugar y al fondo del todo había una puerta cerrada. Avanzó un poco más llegando a llamar por si había alguien allí.

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Almacén de Vinewood


-¿Hola?

En ese justo momento oyó entrar a alguien justo detrás de ella, dándose la vuelta y encontrándose con una chica más o menos de su edad, la cual se dirigió a ella rápidamente.

-¡Kifflom! Has llegado hasta aquí, pero tu viaje no ha hecho más que comenzar. Querías esto, pero no lo sabías, y ahora has venido al lugar indicado.

Dicha chica era de ojos violetas y pelo con dos tonalidades de color, azul claro y con destellos plateados, vestía con una camisa azul claro con el logo de Epsilon bordado en dorado en un lado y unos vaqueros ajustados, además de un par de zapatillas blancas. Twilight se quedó callada y la chica continuó.

-Yo antes estaba perdida en la vida, era vanidosa, egoísta, pedante, con ínsulas de grandeza, creyéndome grande y poderosa cuando realmente no lo era. Hasta que finalmente vi la luz y descubrí la verdad, una verdad tan increíble que me hizo llegar a ser realmente poderosa, y ahora lo soy, esta vez de verdad, pero sabiendo aún más y siendo aún mejor.

Por su parte Twilight se quedó callada, mirándola con cara de póker y tratando de parecer mínimamente interesada. Por otro lado la chica continuó.

-Estás lista, pero no lo estás.

-¿En qué quedamos, estoy o no estoy lista?-inquirió Twilight, algo molesta por esa contradicción.

-Si dudas es que estás lista.

-¿Y si no lo estoy?

-¡Estás lista también!

-¿Cómo?

-¡Claro! Nunca sabes si estás lista o no hasta que finalmente puedes notarlo, a mí también me pasó al principio, es un poco confuso, pero sin duda alguna estás lista.

-No sabría decirte con seguridad…

-La verdad es algo increíble si eres capaz de entenderla.

-¿Y cómo puedo hacer eso?

-Tenemos tu dirección de correo electrónico, te mandaremos una increíble herramienta educativa que te ayudará a desentrañar los secretos de la existencia. Tan solo cuesta unos cinco mil dólares.

Nada más oírlo a Twilight se la cayó el alma a los pies, haciendo un ruido estrepitoso y sin poder evitar opinar en voz alta.

-¿¡Cinco mil?!

Ante eso la chica respondió rápidamente inquiriendo.

-¿Qué precio le pondrías a disponer de las herramientas para comprenderlo todo y lograr lo imposible?

Antes de que pudiera decir algo, la puerta de entrada se volvió a abrir de improviso, entrando al sitio un chico algo más mayor que ellas, de pelo moreno, muy bien peinado y vestido, con una camisa blanca, un suéter azul claro con el logo de Epsilon bordado en color plateado, corbata de un azul algo más oscuro, unos pantalones de color beige y unos zapatos marrones. Nada más entrar se dirigió a ellos comentando.

-El precio que yo le pondría es hasta el último penique que hayas ganado. Kifflom, hermana-madre.

-Kifflom, hermano-padre. Pues el precio que yo le pondría es todo el dinero del mundo, puesto que eso es lo que vale.

-Sí, y además te ofrecemos millones de dólares de investigación y aprendizaje de primera de los mejores pensadores de nuestro tiempo… por sólo cinco mil dólares-añadió el hombre, mirándola con gesto seguro.

-Piénsalo si quieres, Twilight. Pero si lo piensas demasiado, entonces sabremos que no estás lista.

Tras ese último comentario los dos comenzaron a dirigirse hacia la salida, aunque antes de irse ambos se despidieron con un rápido Kifflom. Una vez que se aseguró que estaba sola Twilight soltó un hondo suspiro, tratando de recomponerse de toda esa avalancha de manipulación que había recibido en poco menos de cinco minutos. Estaba más que claro que iban a lo que iban, por mucha “verdad” y misticismo que esgrimieran, aunque lo malo era que ahora se subían a la parra de una forma vergonzosa, exigiéndola esta vez cinco mil dólares por la cara. Sin embargo de por sí ella no estaba muy por la labor, ya que apenas pocas horas había donado quinientos dólares, y ahora la pedían cinco mil así sin más, sin darla tiempo a reaccionar. Por un momento pensó en llamar a Sunset, pero enseguida lo desechó, puesto que probablemente la diría lo mismo que la dijo ayer, por lo que no tenía caso volverla a molestar con lo mismo de siempre.

Sintiendo que había perdido un tiempo precioso volvió a casa y, una vez allí, estuvo pensándose detenidamente si volver a donar o no, permaneciendo en la pestaña de donaciones de la página web de Epsilon mientras esa musiquita volvía a sonar una vez más. ¿Merecía la pena la inversión por poder avanzar en su misión? Una parte de ella decía que no debía de malgastar más el dinero de la herencia de su abuelo, pero por ahora se encontraba en un punto muerto, y si no hacía esto no podría avanzar y, probablemente, Sunset se molestaría con ella con consecuencias en las que prefería no pensar. La chica dejó escapar un dejado suspiro, decidiendo rápidamente.

-¿Qué otra opción me queda?-inquirió para sí misma, mientras procesaba la transacción.

Al cabo de unos cuantos minutos volvieron a ponerse en contacto con ella, aunque esta vez el remitente dejó de estar oculto, pudiendo ver el correo de procedencia el cual era trixie@epsilonprogram.com. En él se podía leer:

Kifflom, hermana-hermana.

Tu viaje a la iluminación no ha hecho más que comenzar, y tu aportación te ha ayudado a acercarte un poco más a esa increíble verdad de la que te hablé. Ponemos a tu disposición aquí y ahora las herramientas que te ayudarán a lo largo de todo tu camino, aunque yo seguiré siendo tu guía. Consúltalas y estúdialas con ahínco, puesto que son la única vía para comprender lo que te rodea y alcanzar un grado mayor de conocimiento que te permita entender los entresijos de la verdad. Si tienes dudas no dudes en contactar conmigo. Hasta la próxima, hermana.

¡Alabado sea Kraff!


Adjunto a ese correo venían una serie de PDFs que estuvo consultando, viendo que se trataban de unos manuales teóricos que explicaban en mayor profundidad los entresijos y secretos para alcanzar la verdad, aunque en realidad tan solo eran un cúmulo de ensayos y textos que apenas llegaban a ninguna conclusión, amontonando ideas difusas que nada tenían que ver las unas con las otras y que no hacían más que plantear dudas y más dudas conforme más los leía. Enseguida los desechó, prefiriendo distraerse con otra cosa.

El resto del día lo pasó leyendo por la mañana y quedando con sus amigas por la tarde, dando un paseo por allí cerca y hablando entre ellas, aunque Applejack no pudo venir ya que se encontraba en la granja trabajando.

-Qué pena que Jackie no haya podido venir, se la echa en falta, sobre todo cuando hablas tú, Dashie…

-Ja, ja, muy graciosa, Pinkie, me parto la caja contigo…

-¡Claro que sí!

-Qué ocurrente, querida…

La única en no comentar nada fue Twilight, la cual estaba medio distraída pensando en sus propias cosas, algo que llamó la atención de las demás, siendo Rainbow la primera en hacerla reaccionar.

-¡¡Twilight!!

Ese súbito llamado la hizo botar, mascullando de seguido.

-¡¡Ah!! ¿¡Qué, qué?!

-¡Que te duermes! ¿Qué te pasa? Estás muy difusa hoy…

-Sí, no pareces estar con nosotras, querida ¿te ocurre algo?

-¡Sí, estás como si no se hubiera mezclado bien la harina con los huevos! ¿Qué ocurre, TwiTwi?

Ante tanta pregunta la aludida volvió a suspirar, prefiriendo contarlas todo lo que había pasado hasta el momento para ponerlas al corriente. Una vez enteradas las demás comenzaron a opinar.

-¿Tienes que infiltrarte en un culto y encima tú sola? De eso nada, nosotras te ayudaremos.

-Sí, no podemos dejarte sola, no con esos fanáticos sacacuartos.

-¡Ser fan de algo está bien, pero así en exceso no mola nada, es como cuando no se amasa bien el pan, que luego se queda echo un mazacote!

-Gracias por ofreceros a ayudarme, chicas, pero os digo lo mismo que le dije a Applejack, si lo hacemos todas juntas lo más probable es que levantemos sospechas, por lo que es mejor que me encargue de esto yo sola.

-Pero querida, nunca sabes por dónde pueden tirar, lo mejor será que estemos contigo, claramente tienen un poder de convicción muy fuerte, quien sabe si al final consiguen captarte sin que tú te des cuenta siquiera.

-No os preocupéis por eso, por mucho que hablen no podrán convencerme, después de todo los he estado estudiando antes de ponerme en contacto con ellos.

-Aun así no deberías tomártelo tan a la ligera, deja que te ayudemos, no tiene por qué enterarse Sunset de ello.

-No, no, es mejor así, creedme, yo me encargaré de esto.

Las chicas siguieron insistiendo, pero Twilight se mostró inflexible, prefiriendo dejarlo así. Las demás también desistieron viendo su cabezonería, pero aun así la dejaron bien claro que, en el caso de que las necesitara, ellas siempre estarían ahí. La chica agradeció el gesto, pero aun así siguió en sus trece. Debía de ser ella la que tendría que hacer esto, y nadie más. Después de todo no quería involucrarlas a ellas también en toda esa locura.


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El tiempo comenzó a pasar sin llegar a saber nada de ellos ni de esa chica, Trixie, la cual no se volvió a poner en contacto con ella durante al menos un par de días, hasta que finalmente una tarde recibió un nuevo correo electrónico de su parte.

Kifflom, hermana-hermana.

Has sido convocada para un ejercicio espiritual en compañía de los poseedores de la verdad más importantes y conocidos del mundo del espectáculo. Ven a verme a la presa de Land Act en las montañas Tataviam, donde te espera una nueva experiencia que te enseñará a acercarte un poco más a la verdad.

¡Alabado sea Kraff!


No la hacía ninguna gracia que contactaran con ella de forma tan difusa, pero aun así sabía que no había forma de saltarse el proceso, por lo que haciendo de tripas corazón se dirigió al lugar.

El acceso hasta la presa se hacía yendo por un camino de tierra por el cual se accedía desde el extremo este de Mirror Park Boulevard, en Vinewood Este, pasadas un par de barreras. El camino de tierra serpeaba entre incipiente elevaciones que subían por la ladera oeste de las montañas Tataviam y bordeando el nacimiento del río de Los Santos, el cual provenía directamente de la presa, la cual comenzó a hacerse visible conforme se iba acercando.

La presa de Land Act destacaba por ser particularmente pequeña, enclavada en un estrecho cañón en el extremo sur de las montañas y con una estructura robusta, conteniendo toda el agua del embalse homónimo. El camino de tierra llevaba directamente al borde de la misma y la atravesaba hacia ambos lados, dando acceso a la cuenca que formaba el embalse, el cual se encontraba enclavado entre las montañas.

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Presa y embalse de Land Act


Twilight aparcó justo al lado del extremo derecho de la presa y se dirigió a la misma, viendo desde ahí a Trixie subida a la torre de control y con gesto de meditación. Vio entonces unas escalerillas a un lado de la misma y subió al techo para encontrarse con ella, oyéndola murmurar en el proceso.

-El paradigma está llegando a su fin…

En cuanto la vio acercarse se levantó de golpe y la saludó.

-Hola Twilight… ¿o debería decir Zadar?

-¿Zadar?-repitió ella, extrañada.

-Sí, ese es tu verdadero nombre. Solías ser reina de una ciudad bajo las aguas, pero fuerzas internas malignas te expulsaron. Ahora estás aquí atrapada, pero pronto serás libre de nuevo y podrás reclamar lo que es tuyo por derecho.

Hubo un breve momento de silencio en el cual Twilight trató de no verse demasiado chocada, respondiendo al respecto.

-Eh… ¿vale?

-Yo antes era conocida como Trixie, pero ahora soy Ursa, reina de las estrellas.

Ante eso Twilight no pudo evitar reírse un poco por lo bajo, pero aun así Trixie no se vio afectada, respondiendo de seguido.

-La duda es el camino hacia la creencia de las personas indeseables, la literatura es clara al respecto, pero tú puedes ser más que eso, Zadar, tan solo tienes que tratar de entender la verdad para poder asimilarla.

-Ya… aunque ¿por qué reina? ¿Por qué no puedo ser una campesina, un árbol o una oruga?

Ante ese rebatimiento Trixie puso cara de hastío, mascullando de seguido.

-Agh, siempre es fácil ser una antítesis dubitativa, pero has de ser una tesis, Zadar, estas son verdades increíbles. Yo antes era débil y me creía por encima de los demás, ahora soy la más grande y poderosa, esta vez de verdad, anoche estuve en cincuenta mil lugares distintos, a la vez. Si eso no es ser poderoso ¿qué lo es entonces?

Ante ese argumento Twilight tan solo dejó escapar un resoplido, algo harta por tanta tontería.

-¿En serio te crees todo eso? Escúchate bien, pareces una demente…

-Los indeseables siempre caen ante cualquier obstáculo…-murmuró Trixie, con arrogancia.

-¿Y tú no lo eres? Porque a mi parecer ya has caído…

-Sigues siendo una antítesis, pero pronto te convertirás en tesis, y alcanzarás un nuevo nivel de existencia. Y entonces me lo agradecerás.

-Sí, seguramente…-murmuró Twilight.

-Es normal ser una antítesis en esta parte del proceso, pero la sofocaremos con otros métodos. Ven conmigo, iremos a ver a alguien.

Tras eso las dos se bajaron del techo de la torre de control y comenzaron a andar en dirección a alguna parte, bordeando el lado oeste del embalse mientras iban hablando.

-Recuerdo cuando tan sólo era una indeseable, me recluía en mi misma, sintiéndome mejor haciendo que otros se sintieran peor, era una contradicción ambulante, estaba perdida en la vida. Pero entonces me ayudaron a descubrir la verdad, y me convertí en tesis, el proceso fue una de las experiencias más satisfactorias de toda mi vida, y desde entonces la he consagrado a guiar a futuras tesis como tú. Podemos sofocar tu antítesis, pero vamos a necesitar mucho trabajo, y conozco a alguien que nos podrá ayudar en ese aspecto.

-Ajá ¿y quién es?

-Cuando lleguemos lo verás, camina y piensa, sé una tesis.

El camino de tierra serpeaba bordeando el embalse, con una alta y escarpada pared de piedra a mano izquierda; al cabo de unos pocos minutos llegaron hasta una estación de bombeo cuyos tubos subían por toda la ladera interior de la montaña y bajaban hasta el otro lado de la misma por la ladera exterior, sacando agua del subsuelo para alimentar el embalse. A ese lado la orilla formaba una pequeña zona fangosa justo al lado de los tubos que desembocaban el agua bombeada al embalse, justo enfrente había una mujer observando el paisaje, Trixie se dirigió a ella directamente.

-¡Kifflom, hermana-hermana Shelva!

La mujer se dio la vuelta y la devolvió el saludo.

-Kifflom, hermana-hermana Ursa.

-Zadar, te presento a la famosa cantante Samantha Muldoon, hace poco ha sacado su nuevo disco, y es una de las tesis más brillantes recientemente adquiridas-las presentó Trixie.

-Encantada-murmuró Twilight, yendo a darla dos besos, pero Samantha se adelantó levantando una mano y diciendo.

-Hola, querida, Kifflom.

-Ah, claro… Kifflom-la imitó entonces.

Samantha era algo más alta que ellas dos, de pelo liso, castaño, piel morena y ojos de color miel. Vestía con una camisa azul claro, una chaqueta vaquera y unos vaqueros algo más oscuros y ceñidos, junto a unos zapatos deportivos.

-Bienvenida a la verdad. ¿Qué es lo que te aflige, querida?

-Hemos venido para sofocar su antítesis, está muy revuelta, aunque de cierta forma era de esperar-explicó Trixie.

-Ah, sí, el camino hacia la tesis es duro, eso lo sabemos todos, pero no hay que rendirse nunca. La verdad al final del túnel merece la pena, eso te lo aseguro.

-Sí, y nosotros te ayudaremos, de hecho, vamos a pescar la verdad.

-¿Pescar la verdad?-repitió Twilight, extrañada.

-Sí, buscamos la verdad en todas sus formas, no debemos hacerlo como quien encuentra una piedra o una cajetilla de cigarrillos en el suelo. Debemos aprehenderla, y también pescarla, con las herramientas adecuadas-asintió Samantha.

-¿Y cómo se hace eso?-inquirió Twilight, ceñuda.

-Pues con una caña, por supuesto.

En ese momento tanto Trixie como Samantha cogieron un par de cañas de pescar escondidas tras las escaleras de la estación de bombeo y las usaron, lanzando los sedales a la zona fangosa del embalse. Luego comenzaron a recogerlos rápidamente, sacando con ellas un par de objetos, una vieja bota y un pedazo de limo sucio.

-¿Puedes notar la fluctuación? ¿Qué te dicen estos objetos?-inquirió Samantha, dirigiéndose a ella.

-¿Fluctuación? Tan sólo es basura, no me dicen nada…

-En ese caso la búsqueda debe continuar-murmuró Trixie, lanzando su bota de vuelta al fango.

Samantha la imitó y fue a por una tercera caña, dándosela a Twilight comentando.

-Toma, únete a la búsqueda tú también, descubramos las entrañas de la verdad juntas.

Sin comprender del todo el porqué de todo eso, Twilight cogió su caña y lanzó el sedal, quedándose enseguida enganchado a algo y tirando de él con fuerza hasta que finalmente consiguió sacarlo, tratándose de un condón usado. La chica arqueó una ceja, mirando al objeto con cara de asco reprimido, comentando de seguido.

-¿Es… esto?

-¿Acaso lo dudas?-inquirió Trixie.

-No lo sé ¿y tú?

-Dudo de que no dudes…

-Ahora sí que estoy dudando-admitió Twilight, más confusa que nunca.

-En tal caso la búsqueda ha de continuar.

Samantha y Trixie se apartaron un poco para buscar otro sitio, al tiempo que Twilight hacía lo mismo, llegando a mascullar por lo bajo.

-Esto es ridículo, como si no tuviera nada mejor que hacer…

-¡Te he oído, estas siendo una antítesis otra vez!-exclamó en ese momento Trixie.

-Qué oído más fino…

-La verdad me ayuda a entender todo y nada, y tú también puedes llegar a alcanzar ese estado, pero siendo una antítesis no irás a ningún lado.

-Ursa tiene razón, deja tus incertidumbres a un lado y busca en tu interior, Zadar, sólo así podrás poseer la verdad.

Tratando de que su cabeza no estallara, Twilight lanzó de nuevo el sedal sin apenas pensarlo y pescó algo al poco rato, recogiéndolo rápidamente y sacando esta vez un trozo de madera que resultó ser parte del marco de un cuadro con los bordes dorados. Por un instante, y sin siquiera pensar, exclamó.

-¡Ajá, esto es, lo encontré, estoy del todo segura de que es esto sin dudar!

-¿Entonces ahora lo entiendes, Zadar?-inquirió Trixie, dirigiéndose a ella.

-Lo único que entiendo es que es esto-aseguró ella con convicción.

-¡Estupendo, bien hecho, con esto podrás sofocar en gran parte tu antítesis, estás un paso más cerca de conseguirlo! Aunque en tal caso sabrás cuánto vale…

-Cinco de los grandes-contestó Twilight, dejándose llevar.

-Diez-la regateó Trixie sin dudar.

-Lo que sea.

La entregó entonces el pedazo de madera y Trixie se despidió de ella con un rápido Kifflom, al tiempo que tanto ella como Samantha se subían a una camioneta de color azul claro cercana y se alejaban de allí en dirección norte. Por su parte Twilight se quedó mirando a la nada, dejando pasar el tiempo hasta que finalmente se puso andar de vuelta a su coche. Una vez que lo alcanzó se subió a él y se quedó allí, quieta, sin arrancar el motor y mirando hacia delante con expresión vacía. Por un instante no hubo nada, pero al poco rato comenzó a reírse, al principio levemente, para luego ir aumentando gradualmente hasta finalmente acabar riéndose a carcajada limpia durante unos buenos minutos. En cuanto terminó y recobró el sentido musitó.

-Dios mío ¿Qué estoy haciendo con mi vida?

Tras eso arrancó el motor y se dirigió de vuelta hacia casa, tratando de olvidar lo que acababa de suceder y dejando la presa atrás. Durante el resto del día siguió intentando olvidarse de ello con todas sus fuerzas, viendo la tele y además viendo Fama o drama, un programa que normalmente no vería ni en pintura, pero tras un evento como el de antes cualquier cosa valía para tratar de olvidar algo tan sumamente absurdo. Y qué mejor para ello que ver cosas más absurdas.

Sin embargo el destino la tendría deparado una última sorpresa, y es que esa misma noche, mientras cenaba, le llegó otro correo de parte de Trixie que decía.

Kifflom, hermana-hermana

Tu antítesis va sucumbiendo poco a poco, hoy has dado un gran paso para convertirte en tesis y ser poseedora de la gran verdad. Pero para que los espíritus te sean propicios, recuerda que debes reembolsar el objeto de la verdad que encontramos hoy al precio estipulado, puedes hacerlo en la pestaña de donaciones de nuestra página web. Sigue así, Zadar, muy pronto podrás llegar a ser una tesis como yo.

¡Alabado sea Kraff!


En cuanto lo leyó casi se atraganta con el revuelto de huevos que se había hecho, tosiendo un buen rato hasta que finalmente se calmó, musitando de seguido.

-¿¡Es en serio?!

Se negaba a creer que eso fuera real, pero así era. La estaba pidiendo que pagara diez mil dólares por un pedazo de madera viejo y mohoso. El sentido brillaba por su ausencia.

-Por todos los santos, el mundo se está volviendo loco y yo con él-susurró la chica, aún incrédula.

Inmediatamente después el móvil la comenzó a sonar y ella lo cogió sin mirar quien era.

-¿Sí?

-Hola cariño ¿Qué tal estás?

-Oh, mamá, menos mal, eres tú…

-Sí, soy yo… ¿estás bien, cielo? Te noto alterada…

-Eh… sí, sí, sólo estoy cansada, eso es todo…

-Ah, bien. ¿Qué tal todo por allí?

-Bien, muy bien, tranquila, como siempre…

-¿Segura?

-Sí, sí, claro… ¿por qué lo dices?

-No sé, es que te llamaba porque quería comentarte algo, he visto unos extractos muy raros en la cuenta de tu abuelo que me han dejado perpleja…

Fue entonces cuando Twilight abrió mucho los ojos, dándose cuenta a lo que se refería exactamente. Y es que su madre también tenía acceso a la antigua cuenta de su abuelo, pudiendo ver las transacciones que se realizaban sobre esa cuenta.

-No sé, es que he visto que en menos de un día siquiera has sacado cinco mil quinientos dólares. Y tú misma me dijiste que ese dinero no lo tocarías bajo ningún concepto salvo en caso de necesidad ¿está todo bien, cielo? Puedo prestarte dinero si quieres…

-¡No, no, no hace falta, mamá, tiene una explicación, de verdad!

-Ah, vale, vale, pero es que es eso, me extrañé mucho, a decir verdad…

-Sí, verás, es que estamos haciendo una colecta de dinero para arreglar una parte del centro de documentación, ya que hay humedades en el depósito que la capa freática no filtra bien y necesitamos dinero, estamos todos aportando, es por eso-explicó Twilight a toda prisa, tratando de sonar lo suficientemente convincente.

-Ah, bueno, aunque… cincuenta mil quinientos dólares…

-Ya, pero bueno, es para una buena causa, estoy segura de que al abuelo le hubiera gustado.

-Bueno, vale, está bien, me quedo más tranquila entonces.

Aprovechó para hablar un rato con ella para tratar de olvidarse un poco de toda la locura que últimamente la rodeaba, aunque tras la conversación ésta volvió a imponerse sobre ella, volviendo a sentirse totalmente impotente. Diez mil dólares por un simple madero de mierda que no valía ni la quinta parte de eso. Realmente tenía muchos problemas tratando de comprender la situación en sí, pero enseguida supo que no podía por mucho que lo intentara o quisiera. Era una de esas cosas que no tenía explicación, se mirara como se mirara.

Sintiéndose perdida, e incluso sometida, se dirigió al ordenador y donó el dinero, pero como en la pestaña de donación sólo había dos opciones, quinientos y cinco mil dólares, tuvo que donar dos veces cinco mil dólares para así sumar el total.

-Hala, ya está, esto sí que es un buen trabajo de tesis y lo demás son tonterías, alabado sea Kraff-musitó la chica.

Al cabo de unos breves minutos le llegó otro correo de Trixie como respuesta a su donación.

Kifflom, hermana-hermana

¡Maravilloso, cada vez estás más y más cerca de alcanzar la verdad y convertirte en tesis! Avanzas a pasos agigantados, me das algo de envidia, ya que yo tardé mucho más, pero la envidia es para los pobres de mente y espíritu, como guía tuyo estoy especialmente orgullosa de ti. ¿Verdad que es increíble lo que puede llegar a hacer una pequeña inversión en tu futuro? Sigue así, Zadar, estaremos en contacto para la próxima convocatoria.

¡Alabado sea Kraff!


Por su parte Twilight tan solo cerró los ojos con gesto cansado. Necesitaba dormir, había sido un día muy largo y el sinsentido comenzaba a rozar niveles críticos, por lo que prefirió irse directamente a la cama y sumergirse en la realidad alternativa de sus sueños, donde todo era diferente y ella era feliz. Apagó el ordenador y la televisión y se lanzó de cabeza a la cama, durmiéndose casi al instante.


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Los siguientes días fueron más tranquilos, ya que no volvieron a contactar con ella durante un breve periodo de tiempo. Sunset tampoco estuvo muy metiche y eso la ayudó a serenarse un poco más, quedando con sus amigas de vez en cuando y contándolas los progresos. Éstas estaban cada vez más y más preocupadas por ella, ya que se podía ver el desgaste psicológico al que la sometían cada vez que la llamaban, pero aun así ella seguía en sus trece, convencida de que debía hacerlo ella sola.

Pero, por supuesto, todo lo bueno siempre se acababa, y un día, de buena mañana, recibió otro correo electrónico de parte de Trixie.

Kifflom, hermana-hermana

Los astros se alinean, las estrellas iluminan el firmamento. ¿Notas eso? Es el fin del paradigma, cada vez está más cerca, y tú estás cada vez más y más lista, pero aún falta algo. Ven a verme al callejón que hace esquina entre Vinewood Boulevard y Clinton Avenue, allí te revelaré tu nueva tarea.

¡Alabado sea Kraff!


Twilight no dijo ni hizo nada, tan solo acató como tal el mensaje y se dirigió para allá; había llegado a un punto que prefería no preguntarse nada para evitar que su cordura se rompiera un poco más de lo que ya estaba, y en ese sentido eso mismo la protegía de volverse completamente lela.

En cuanto llegó al callejón pudo ver a Trixie junto a un extraño grafiti pintado en un muro, bajó del coche y se acercó a ella, la cual mascullaba entre dientes.

-Estamos muertos y todos somos inmortales…

En un momento dado la chica se dio la vuelta y la vio venir, saludándola con un tono de voz que le pareció jurar que la había tratado de seducir.

-Hola Zadar…

Twilight se quedó un tanto descolocada debido a eso, pero entonces Trixie dejó escapar un seco jadeo y exclamó de improviso.

-¡¿Estás lista?!

-¿Lista para qué?-inquirió ella, extrañada.

-¡Para el fin del paradigma! ¿Puedes sentirlo? ¡Aquí y ahora, hoy, el tratado se puede escribir! ¡Se acerca el momento de leerlo y eso me hace sentir llena y plena como nunca antes me había sentido! ¡Es un gran momento, y quería compartirlo contigo! La verdad es que estás siendo muy especial, de todas las antítesis que he guiado tú sin duda eres la que más rápido está creciendo… y eso, eso… me hace muy feliz…

Sus palabras descolocaron aún más a Twilight, no por ellas en sí mismas, sino por cómo las dijo y el sentimiento que le puso al decirlas. Aun así eso mismo la hizo darse cuenta de la situación, comentando de seguido.

-No me puedo creer que realmente te hayas metido en toda esta gilipollez, pareces una buena chica…

-¡No, no, no vuelvas a ser una antítesis! ¿¡Por qué?! ¡Estás progresando, no vuelvas atrás, las antítesis negacionistas son como imbéciles en un barco que se hunde, la literatura lo deja muy claro!

-Ya, y la literatura también deja muy claro que necesitas ayuda, Trixie…

-¡Ya tengo ayuda! Conozco la verdad, y tú también puedes conocerla, te falta muy poco, tan solo tienes que avanzar un poco más. Si quieres conocerme accede a pagar lo que te corresponde, estudia con las herramientas que te proporcionamos en su día y viste el atuendo azul claro durante los próximos diez días. Puedes comprarlo en el sitio web, está a muy buen precio.

-Espera ¿qué?-soltó Twilight, confusa.

Esa contestación pareció doler a Trixie, la cual la miró con gesto molesto, espetándola de seguido.

-¿¡Es que acaso no eres capaz de escuchar, Zadar?! ¡No hago más que guiarte por el buen camino, ayudándote a alcanzar la verdad, pero tú apenas me escuchas! ¡Yo creo en ti, sin embargo tú, tú…!

Por un momento Trixie se quedó callada, reprimiéndose a sí misma, hasta que finalmente se despidió de ella secamente con un rápido y somero Kifflom antes de irse de allí, dejándola sola en el callejón. Twilight se quedó un tanto confusa, sobre todo por su proceder, pero aun así lo dejó estar. Volvió al coche y ya allí consultó la tienda de Epsilon, encontrando dicho traje, el cual consistía en una camisa deportiva de manga larga, un chaleco de seda sin mangas que iba por encima, un pantalón muy parecido al de uno de chándal y unos zapatos deportivos, todo ello imperado por el color azul claro y algunas partes de blanco. Sin embargo todo eso no era lo que más destacaba, sino el precio: unos veinticinco mil dólares.

-¿¡Veinticinco de los grandes?! ¿¡Nos hemos vuelto locos?!-masculló Twilight, notando como se mareaba.

Según la descripción estaba diseñado por Sebastian Dix, el mismo diseñador que las llegó a ayudar sin saberlo a prepararse para el golpe a Fort Zancudo. Aunque eso era lo de menos, el principal problema era que costaba veinticinco mil dólares, y a Twilight le daba la sensación de que la estaba a punto de dar un síncope.

¿Cuánto tiempo más se iba a estar gastando el dinero de su abuelo en tonterías? Esa nueva misión la estaba pasando factura de una forma particularmente pronunciada, nunca en toda su vida se hubiera llegado a imaginar que estaría haciendo algo así, y sin embargo ahí estaba, derrochando a mansalva y encima exponiéndose a una ideología que no hacía más que alienar a quienes la seguían. En ese sentido sentía pena por Trixie, la cual parecía ser una buena chica aun a pesar de que estaba totalmente absorbida.

Aun así sabía que tenía que hacer esto si no quería que Sunset dijera a sus matones que la quemaran la biblioteca, así que, con todo el dolor de su corazón, compró el atuendo sin apenas pensarlo mucho más. En cuanto se procesó la transacción la salió un aviso en el que se podía leer: Gracias por comprar el atuendo de Epsilon, lo recibirás en tu casa pronto. Sabemos dónde vives.

-Pues hala, ahora a esperar, de aquí a diez días seré una auténtica tesis-murmuró Twilight en voz alta y para sí misma.

Tras la compra la espera no fue muy larga, tardando apenas un día y medio en llegarla, recibiéndolo una tarde de parte de la cartera de la zona, una chica rubia de lo más simpática y cercana, con la particularidad de que tenía estrabismo.

-¡Paquete para Twilight Sparkle!

-Oh, sí, lo esperaba, gracias.

-¡De nada!

Firmó para confirmar que lo había recibido y, una vez en su poder, lo abrió para ver el traje, el cual se sentía bastante cómodo y con un tejido de lo más suave. Se lo puso sin pensárselo demasiado y se miró al espejo de su cuarto, llegando a comentar en voz alta.

-Estoy ridícula…

En ese mismo instante su móvil sonó de improviso, cogiéndolo de seguido sin mirar quien era.

-¿Sí?

-Twilight ¿dónde estás?

-Ah, Rarity, pues en casa…

-Pero querida, habíamos quedado hoy a las siete para ir a tomar algo en Vespucci ¿ya no te acuerdas?

Ese anuncio pilló a la chica con la guardia baja, dándose cuenta de lo evidente y mascullando de seguido.

-¡Ay, mierda, no, me he olvidado por completo! ¡Lo siento, lo siento, lo siento, voy para allá, voy ahora mismo! ¿¡Dónde estáis?!

-En una terraza junto al paseo…

-¡Vale, voy para allá, voy volando, esperadme!

Twilight colgó de seguido y quiso cambiarse, pero entonces recordó lo de los diez días llevándolo puesto y maldijo por lo bajo, aunque al menos eso era algo menos de lo que preocuparse. Cogió su bolso junto con todas sus cosas, las llaves del coche y bajó al garaje a toda prisa.

El viaje hasta Vespucci fue rápido, el problema fue luego aparcar, costándola dios y ayuda encontrar un sitio. Finalmente vio uno cerca del extremo sureste del barrio y aparcó allí, echando a correr nada más cerrar el coche y entrando al paseo de la playa por el lado de fuera. Tan apurada iba que se llegó a chocar con una pareja de bañistas que iban paseando por allí, los cuales la espetaron.

-¡Mira por dónde vas! Ah, y Kifflom.

-¡Perdón, perdón!-exclamó ella, sin detenerse.

Finalmente encontró a sus amigas en la terraza que Rarity la citó y se sentó en una silla libre, mascullando de seguido.

-¡Ya estoy aquí, perdonad, en serio!

-Perdonada, perdonada, tómatelo con calma querida…

Sin embargo Rarity se quedó callada en cuanto vio su vestimenta, comentándola de seguido.

-Vaya, curioso… conjunto.

-¿De qué vas vestida?-inquirió Rainbow, mirándola ceñuda.

-¡Pareces, pareces…! Vaya, la verdad es que no sé lo que pareces-murmuró Pinkie, algo contrariada al no salirla algo con lo que compararla.

Antes de que la chica pudiera decir nada más apareció una camarera y se dirigió a ella para tomarla nota.

-Buenas tardes ¿Qué desea tomar?

-Ah, pues… algo fresco, póngame un batido de piña.

-Muy bien, ahora mismo se lo traigo. Kifflom.

Twilight tan solo rodó los ojos, sin hacerla caso, aunque las demás se la quedaron mirando extrañadas, comentando de seguido.

-¿Qué es un Kifflom?

La chica suspiró lacónicamente y las estuvo contando sus últimas incursiones en la secta, añadiendo el porqué de su peculiar vestimenta. Una vez enteradas cada una fue opinando.

-¿Que tienes que ir diez días con eso puesto? Querida, no te lo tomes a mal, pero el diseño es horrible…

-Ya, pues está diseñado por Sebastian Dix.

-¿¡Qué?!-soltó Rarity, incrédula.

-Lo que oyes, al parecer también está metido en esta mierda. Ah, y el otro día conocí a Samantha Muldoon, igual te suena.

-Ah, sí, llegué a conocerla yo también en la fiesta de Lacey, hará cosa de varias semanas atrás. Pero en serio ¿Dix ha diseñado esto? Pero si es horrible…

Twilight se encogió de hombros, aunque en ese momento Rainbow inquirió.

-¿Y qué es eso que todo el mundo te dice, Kifflom?

-Es un saludo, supongo que la camarera y la pareja con la que me topé antes serán también epsilonistas. También es una especie de dios, aunque también está Krant, el profeta, y Kraff, el emperador del 4º Paradigma…

Por un momento hubo un breve silencio y vio entonces que las demás la miraban con un gesto de extrañeza y confusión en sus caras, a lo que ella tan solo murmuró.

-Sí, esa misma cara puse yo cuando me lo explicaron.

-Querida, no sé yo si seguir en ese culto va a ser bueno para tu cordura…

-Ya ves, pero es un encargo, por lo que tengo que hacerlo sí o sí.

-¡En ese caso déjanos que te ayudemos! ¡Puede que estén muy para allá, pero seguro que con nosotras a tu lado se hará más ameno!

-No, Rainbow, sólo faltaría eso, que vosotras también acabarais como las maracas de machín…

-¡Oye, pues a mí no importaría, me gustan las maracas, dan vidilla a las fiestas! ¡El otro día vinieron unos mariachis a la tienda y estuvieron cantando boleros, animaron muchísimo el ambiente!

-Sí, Pinkie, seguro que un bolero es lo que más querría escuchar esta gente…-murmuró Rainbow, con sorna.

-Pues conociéndoles seguramente dirían que no serían del gusto de Kraff.

Al poco rato la trajeron la bebida y siguieron hablando de banalidades varias, dejando aparcado lo del programa Epsilon y centrándose en las cosas importantes de la vida, ayudando a Twilight a sentirse un poco mejor.

(Continúa en el siguiente mensaje)

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 03 Oct 2016, 22:20

(Continúa del anterior mensaje)


Los siguientes diez días pasaron con una inusitada lentitud, lo que para Twilight se tradujo en impaciencia, puesto que para entonces Sunset empezaba a presionarla para que avanzara en su infiltración. Llegó incluso a quedar con ella en el mismo lugar que hacía varios días atrás, en cuanto la vio vestida con el traje de Epsilon se la quedó mirando con el ceño fruncido e inquiriendo de seguido.

-¿De qué facha vas vestida?

-De antítesis en busca de la verdad.

-¿¡Eh?!

-Todos descendemos del mismo árbol, hermana-hermana, abraza tu yo interno para poder conocerte mejor a ti misma y así alcanzar la felicidad.

-¿¡De qué demonios me hablas?!

-Los árboles pueden hablar, pero sólo unos pocos pueden oírlos, aunque tampoco son muy interesantes. Sin embargo el esperma es una mentira, no existe, lo único que existe es la verdad.

Por un instante las dos se miraron fijamente, Twilight con gesto inalterado y Sunset con cara de flipe total, hasta que finalmente masculló.

-Sparkle, no tengo cuerpo para bromas, me estoy impacientando y mi jefe también, así que es cosa tuya, te prevengo.

-Pues ahí sigo ¿por qué crees que llevo esto, por placer?

-No lo sé, dímelo tú.

De forma resumida Twilight la estuvo contando todo lo que había hecho hasta el momento, dejando a Sunset ciertamente chocada ya que no se esperaba para nada algo así.

-Vaya, sabíamos que eran de todo menos convencionales, pero esto…

-Pues ya ves, ahora tengo que llevar esta facha durante diez días, ya llevo siete, me quedan tres.

-¿Y después?

-A saber, supongo que otro “ejercicio espiritual” para sofocar mi antítesis o alguna mierda parecida, llevo un par de semanas en las que la locura impera en todos los niveles, y mentiría si te dijera que no me está afectando para nada.

-Oh, venga ya, Sparkle, se supone que tú eres la lista, no me irás a decir que te crees todo lo que te dicen…

-¡Claro que no, sólo un estúpido o un desesperado se creería todas las patrañas que cuentan!

Fue en ese mismo instante cuando Trixie regresó entonces a su mente, llegando a sentirse un tanto mal por haberla insultado de esa manera. Realmente no parecía una mala chica, pero estaba tan metida en el culto que toda ayuda que se la pudiera dar caería en saco rato, realmente creía en el programa y, en ese sentido, se había entregado en cuerpo y alma a él, algo realmente triste si se pensaba fríamente.

-De cualquier manera esto está tardando demasiado tiempo, tienes que hacer lo que sea para acelerar el proceso, mi jefe se impacienta, y no quieres verlo cuando se impacienta, eso te lo aseguro.

-Pues dile a tu jefe que espere, no puedo hacer más, ahora mismo tan solo soy una antítesis en busca de la verdad.

Ante eso Sunset soltó un ahogado suspiro, murmurando de seguido.

-No soy la más indicada para hacer eso, pero date prisa ¿vale?

-Haré lo que pueda… trataré de que los vientos me sean propicios, siguiendo las enseñanzas de Krant, el profeta, mientras que los seres espirituales me guían hacia la eternidad por un módico precio.

-Sparkle…-la reprendió Sunset, mirándola mal.

-Na, tranquila, tan solo te estoy tomando el pelo.

-Pues menos humos conmigo ¿eh? No estoy para bromas…

-Ah, tú nunca estás para bromas, relájate un poco, si yo no lo hiciera llevaría esto mucho peor, eso desde luego.

-Una no puede relajarse, no después de todo lo que he hecho para sobrevivir…

Por un momento Twilight notó cierto tono de tristeza en su voz, viendo entonces que esa era una oportunidad perfecta para acercarse algo más a ella, por lo que se recompuso e inquirió con delicadeza.

-¿Y qué hiciste, si no es mucha intromisión?

Sunset la miró de arriba abajo, al principio con algo de recelo, pero al final de cierta forma se acabó ablandando y comenzó a relatar una experiencia lejana en el tiempo.

-Pues hice de todo, básicamente. Uno nunca sabe lo que es capaz de hacer hasta que lo hace, y eso se aplica básicamente a toda mi vida. Después de que mi madre muriera me tuve que buscar la vida, y empecé trabajando en el Triangle Club, el club de striptease local de Bohan. Al principio lo encontraba humillante, pero al final me acabé acostumbrando a las obscenas y babosas miradas que la gente me echaba cuando te retuerces en la barra o delante de ellos en los bailes privados. Después de todo pagaban bien, por lo que era un negocio rentable, y estuve un largo tiempo parando allí, intercalándolo con otras cosas. También trafiqué con drogas, principalmente con éxtasis y sedante, así como con armas, con las que aprendí a disparar, haciéndome particularmente diestra sobre todo con las ligeras, como microsubfusiles y subfusiles. Estuve un tiempo también como procuradora, como tú, y alguna que otra vez me llegaron a contratar como sicaria, aunque eso no lo hice mucho. Y bueno, de forma rápida, ese es el retrato de mi vida.

Twilight se quedó ciertamente impresionada, ya que no se esperaba para nada semejante confesión, además, la había revelado que su madre murió, algo que normalmente no se hubiera esperado de ella.

-Vaya, lo siento, has debido de pasarlo fatal…

-Sí, bueno, cosas de la vida, supongo…

-Siento lo de tu madre…

Ante eso Sunset tan solo negó con la cabeza, murmurando de seguido.

-Eso fue hace mucho tiempo, ya no importa ahora, está muerta. Ya no la volveré a ver más…

Por un instante Twilight pudo ver en sus ojos un brillo especial que evidenciaba un dolor y una tristeza inmensas, algo que la chica pudo incluso llegar a notar. Quiso confortarla, ayudarle a sentirse mejor, pero en ese justo instante Sunset se repuso y murmuró.

-Suficiente, ya te he contado demasiado, se acabó la terapia.

Se levantó para irse, sin decirla nada más, aunque antes de que se fuera Twilight la comentó.

-Cuando alguien se va sigue estando contigo, cada vez que lo recuerdas. Cuando mi abuelo murió yo también quedé muy triste y abatida, pero el recordar los momentos pasados con él me ayudó a superar su muerte. Tú también puedes superarlo, Sunset, tan solo tienes que quererlo y salir adelante. Así tu madre siempre estará contigo.

La chica se quedó quieta por un instante, dándola la espalda sin mirarla siquiera, hasta que finalmente murmuró secamente.

-Limítate a hacer tu trabajo.

Tras esas palabras regresó a su coche rápidamente y desapareció calle abajo. Por su parte Twilight la siguió con la mirada hasta que la perdió en la distancia, quedándose allí pensativa. En ese momento un chico joven de su edad pasó a su lado y, al verla, la saludó con un rápido Kifflom. Ella le imitó con pocas ganas, perdiéndose en sus pensamientos mientras dejaba pasar el tiempo.



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El resto de días pasaron con algo más de rapidez, aunque lo que más destacaba cada vez que salía a la calle era que la gran mayoría de gente la saludaba siempre que la veían, y no era precisamente un número reducido de personas, sino uno bastante amplio. Para entonces no estaba del todo segura de sí toda la gente que la saludaba era o no era epsilonista, aunque prefería no pensarlo demasiado, ya que la daba cosa creer que la gran mayoría de población lo fuera.

Finalmente los diez días se cumplieron y, una buena mañana, se pusieron en contacto con ella, concretamente cierta persona que no se esperaba para nada que lo hiciera. Y es que un mensaje del mismísimo Cris Formage le llegó al móvil, diciéndola.

Kifflom, hermana-hermana

Tu atuendo viste la desnudez de la ignorancia espectral. Hemos estado siguiendo tus progresos con especial interés. Serás convocada.


Aunque ese no fue el único, en poco menos de diez minutos le llegó otro, pero no de Trixie, como ella se esperaba, sino de la propia Samantha Muldoon que decía.

Zadar, necesitamos tu ayuda para recuperar uno de nuestros recipientes sagrados. Ve a la costa este, a una cala escondida con una cueva que está a la altura de la granja eólica de RON Alternates. Allí te espera un hermano.

Sin muchas ganas de cuestionarse nada, ya que a esas alturas no tenía caso que lo hiciera, se dirigió allí a no más tardar, aunque esta vez no fue en coche, prefiriendo acercarse al lugar en taxi, el cual la dejó justo al lado del parque eólico y aprovechó para preguntar al taxista acerca de la cala.

-Ah, sí, sé cuál cala dice, vaya todo recto hacia el este, subiendo por las montañas, tiene que haber un sendero que la lleve directamente hasta allí.

-Vale, muchas gracias.

-De nada. Kifflom.

Tras eso el taxista se fue y ella se quedó allí, observando el paisaje. A mano izquierda podía ver la gran cantidad de aerogeneradores que había en el parque, con algunos funcionando a pleno rendimiento y otros parados. A mano derecha se extendía el extremo sur de la cordillera de San Chianski, con un gran número de abetos y pinos cubriendo gran parte de las faldas de la misma. Sin perder más tiempo echó a andar y se internó entre los árboles, comenzando a subir por la ladera para encontrar la cala.

La subida fue algo fatigosa, pero finalmente logró alcanzar el pico más alto, pudiendo ver mejor la costa este y logrando localizar la cala, no muy lejos de donde estaba, dándose prisa para llegar cuanto antes. Tras encontrar un pequeño sendero llegó más rápidamente al lugar, viendo que había alguien junto a la entrada de la cueva al lado de una lancha, concretamente una squalo de color azul claro. En cuanto se acercó vio que se trataba del mismo chico que llegó a ver en el almacén de Vinewood varias semanas atrás, el cual la saludó al verla llegar.

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Cala oculta


-Ah, hermana Zadar, sabía que vendrías…

-Me dijeron que viniera-apuntó ella.

-Tienes que llevar esta lancha a la iniciada Muldoon, te espera al norte de aquí.

-Pues vale… tan llenos de detalles como siempre-murmuró Twilight, con resignación.

-La verdad debe ser revelada de forma gradual hasta que seas capaz de comprenderla, cuando un viaje termina, otro debe comenzar.

-Ya, ya, tengo unas ganas de ser una tesis…

-Con calma y paciencia podrás llegar a comprenderlo todo, Zadar, aunque si me lo preguntas a mí, estás haciendo grandes avances. Pronto podrás ser uno de los nuestros.

-En ese caso me daré prisa.

-Buen viaje, hermana-hermana, Kifflom.

-Sí, Kifflom.

Por suerte sabía más o menos cómo se pilotaba una lancha como esa, ya que recordaba cómo lo hizo Applejack aquella vez durante el viaje de vuelta a la ciudad, hará cosa de varias semanas atrás. Arrancó el motor, aumentó un poco la velocidad para salir de la cala y, una vez en mar abierto, aceleró de golpe y puso proa en dirección hacia el norte. En un momento dado decidió llamar a Samantha, marcando su número cogiéndolo del mensaje que la mandó antes. Tras unos breves segundos Samantha la cogió.

-¡Mi hermana-hermana eterna! ¿Has cogido la lancha secreta en la ubicación secreta?

-Sí, estoy en la lancha secreta azul claro. ¿A dónde la llevo?

-Deja de saberlo y lo sabrás.

Esa contestación dejó un tanto hastiada a Twilight, contestando de seguido.

-Oye mira ¿Qué tal si nos dejamos de cripticismos y me ayudas a saberlo para que podamos hacer esto?

-Está bien, pero es algo como de principiantes, hermana. El cabo Catfish, al lado del faro, nos vemos allí. Kifflom.

-Kifflom.

Una vez que estuvo todo claro Twilight colgó y se centró en pilotar la squalo, la cual demostró un gran velocidad surcando con rapidez las olas que se precipitaban contra la escarpada costa. Por el camino llegó a ver muchos islotes y escollos, pero los rodeó todos para evitar chocarse contra ellos. El viajecito por mar le llevó una buena hora, ya que el mar estaba algo resacoso, con olas de unos dos o tres metros, lo que la obligaba a navegar con cierta precaución para que la embarcación no se escorara demasiado y volcara. Al menos eso la permitió disfrutar del paisaje, contemplando San Andreas aunque desde otra perspectiva.

Finalmente llegó al cabo, el cual destacaba por tener varias casetas de pescadores junto a un viejo y algo desvencijado muelle; a mano izquierda había un pequeño almacén con una rampa de botadura y un poco más al fondo había una pequeña casita en lo alto de una colina cercana. Vio entonces a Samantha cerca del muelle junto a un coche, paró justo al lado del muelle y desembarcó, acercándose a ella al tiempo que esta la decía.

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Cabo Catfish


-¡Zadar, por aquí!

En cuanto estuvo a su lado la saludó como siempre.

-¡Kifflom, hermana!

-Kifflom-respondió ella sin dudar.

-¿Tienes el dinero?-inquirió la famosa.

Al principio Twilight no supo muy bien qué contestar, ya que no sabía nada de ningún dinero, pero al final se dejó llevar y murmuró.

-Kifflom.

-¡Estupendo! ¿Y la lancha?

-Kifflom-apuntó ella, señalando hacia la misma.

-¡Genial! Ya casi lo has conseguido, hermana, estás a punto de alcanzar el estado de tesis. Con un poco más de esfuerzo e inversión podrás llegar a los planos astrales y a estar en cincuenta mil lugares a la vez. Y los tíos… uauh, ya verás, ya, tremendos. Y todos más o menos de tu edad, precisamente los que más rinden, te vas a hartar.

Por su parte Twilight prefirió no decir nada, ocultando como podía un incipiente sonrojo con tan solo pensar lo que la estaba insinuando.

-Pero bueno, todos vamos progresando en el camino hacia la verdad. Nos vemos luego ¿te importa que me lleve la lancha?

-Kifflom-murmuró ella, sin ganas.

-Muy bien, quédate con el coche si quieres, es del programa, puedes usarlo.

Sin decirla nada más Samantha abordó la lancha, la arrancó y se marchó de allí dirigiéndose hacia el norte y desapareciendo entre las olas. Por su parte Twilight se acercó al coche, el cual era un imponente deportivo alpha coupé de dos puertas y de color azul claro, y lo usó para volver rápidamente a la ciudad, aunque fue un viaje bien largo ya que estaba casi en la otra punta del estado.

Llegó a Los Santos a la hora de comer pasadas, por lo que aprovechó para quedar con sus amigas y comer por allí, quedando en The Last Train in Los Santos, un famoso restaurante de comida rápida situado en Eclipse Boulevard, en Vinewood Oeste, que tenía la particularidad de estar situado en un antiguo vagón de tren rojo de la compañía Go Loco Railroad. Nada más llegar aparcó el coche en el parking colindante, siendo vista por todas sus amigas, incluso estaba Applejack, que esta vez había podido quedar con ellas. Rainbow fue la primera en opinar.

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The Last Train in Los Santos


-¡Uauh, pero qué cochazo que te has agenciado, Twilight, ni más ni menos que un alpha! ¿Dónde lo has conseguido?

-Bueno, es lo que tiene estar en busca de la verdad…

-¡j*der, qué nivel, Maribel!

-Esto… Twilight, dulzura ¿de qué vas vestida?-inquirió en ese momento Applejack.

Ante eso la aludida rodó los ojos y murmuró.

-Es una larga historia, déjame que te la cuente mientras comemos…

Las cinco entraron en el restaurante, mientras que Twilight comenzaba a contar su rocambolesca historia.


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Los siguientes días pasaron con algo más de rapidez, aunque para entonces tanto Sunset como su jefe se comenzaban a impacientar, esta vez de verdad. El encargo se estaba alargando más de lo necesario, y el riesgo de que Formage volviera estaba ahí, ya que después de todo había contactado con ella hace escasos días. Sin embargo un buen día todo pareció cambiar, puesto que le llegó un correo electrónico, esta vez de Trixie, el cual decía.

¡Kifflom, hermana-hermana!

¡Qué bien, Zadar, estás a punto de convertirte en una verdadera tesis! Aunque aún te falta la que es quizás la parte más importante. Ven a verme al extremo oeste del desierto de Gran Señora, cerca de Harmony, busca un pequeño parking de caravanas junto a un antiguo velero de madera.

¡Alabado sea Kraff!


Intrigada por la brevedad de su correo no perdió más tiempo y se dirigió hacia allí en su nuevo alpha, el cual aún conservaba desde la última vez. La costó un poco, pero finalmente encontró el sitio, situado como bien dijo Trixie en el extremo oeste del desierto y cerca de varios extractores de petróleo cercanos. Ese día era especialmente caluroso, aunque por suerte el traje de Epsilon transpiraba muy bien, por lo que en ese sentido no tenía mucho calor.

En cuanto se acercó a la caravana más grande la puerta de la misma se abrió y de esta salió Trixie, la cual se mostró especialmente emocionada.

-¡Kifflom!

-Kifflom…-la saludó ella.

-¡Vamos, ven conmigo, has descubierto grandes cosas! ¡Oh, en serio, estoy tan feliz, estás a punto de convertirte en una tesis, eres quizás de las antítesis más rápidas que he tenido el placer de guiar!

-Eh… genial, supongo…

-¡Ya lo creo que sí! Estoy especialmente orgullosa de ti, Zadar, sabía que lo conseguirías-murmuró Trixie, cogiéndola de las manos y mirándola con un genuino gesto de felicidad.

Twilight se quedó un tanto chocada por ese gesto, sin poder evitar mirarla con tristeza, ya que en el fondo la estaba engañando sin que apenas se diese cuenta. Aunque estando tan alienada como lo estaba ella, no era de extrañar que no lo hiciera, aun así el sentimiento de culpa seguía estando ahí. Trixie lo notó e inquirió extrañada.

-¿Qué te pasa? ¿No estás feliz?

-Ah, sí, sí, claro, por supuesto…

-¡Estupendo! Venga, vamos con los demás.

Los dos se dirigieron junto al velero de madera y, en ese momento, aparecieron Samantha Muldoon y el chico de la última vez, el cual se dirigió a ella.

-Kifflom, hermana-madre, ahora sabes que no estamos solos.

-Exacto, y además has descubierto la importancia de los seres superiores, los famosos como yo, gente a la que adorar para que te guie a la verdad-añadió
Samantha, con aires de superioridad.

-Ahora levanta la mano-indicó el chico de antes, haciéndolo.

Twilight le imitó, al igual que Trixie, y entonces Samantha sacó una medalla dorada con el logo de Epsilon, al tiempo que se la ponía mientras la decía.

-Te otorgamos esta medalla por todos tus logros conseguidos hasta el momento.

Trixie la ayudó a ponérsela recomponiéndola el pelo y pasando la mano por él, meciéndoselo, cosa que no pasó inadvertida a la chica, pero entonces la famosa volvió a hablar, anunciando.

-Cris está muy contento contigo.

Antes de que pudiera decir nada más, una voz familiar y profunda resonó de improviso diciendo.

-¡Ya lo creo que lo estoy, Zadar! Has conseguido grandes cosas. Pero es como un mero pestañeo. Al menos que consigas más, no sobrevivirás al apocalipsis.

Miró hacia arriba y vio que se trataba de un par de altavoces instalados en lo alto de un poste.

-¡Cris ha hablado!-exclamaron todos a la vez menos ella.

Por hacer o decir algo, Twilight alzó la mano y exclamó.

-¡Kifflom!

La voz de Formage no volvió a sonar, por lo que supuso que no era realmente él, siendo más una grabación o bien una emisión a larga distancia. Por su parte el chico moreno habló de nuevo.

-Kifflom, Zadar, eres casi una auténtica tesis, tu antítesis está casi sofocada.

-¡Y tan fenomenal!-añadió Trixie, sin ocultar su emoción.

-Y también a un precio de lo más razonable.

Twilight prefirió no comentar al respecto, ya que a ella no la parecía nada razonables los treinta mil quinientos dólares que se había gastado en total desde que todo ese periplo comenzó, pero aun así murmuró.

-Bueno, pues sofoquemos mi antítesis.

-Para ello debes portar tu medalla, tu atuendo y recorrer ocho kilómetros vagando por el desierto-anunció entonces Trixie.

Hubo un breve silencio en el cual tan solo se oyó el sonido de la arena arrastrada por el viento hasta que finalmente la aludida soltó.

-¿Cómo?

-Sí, se le llama el peregrinaje, es la última frontera a cruzar para convertirse en tesis, todos los aquí presentes lo hicimos en su día-explicó Trixie.

-Pero, pero… ¿así sin más, sin preparación ni nada?

-No, el peregrinaje pone a prueba tu fortaleza y convicción, para ver si realmente eres merecedor de poseer la verdad. Si nosotros lo hemos conseguido, tú también lo conseguirás-dijo Muldoon sin ningún atisbo de duda.

-¡Yo estoy segura de que lo conseguirás! ¡Has llegado hasta aquí, ánimo Zadar, ve y echa a correr! Yo te espero al otro lado…-murmuró Trixie, mirándola con gesto feliz.

Twilight se sintió un tanto incómoda por la mirada que la estaba echando, pero sin decir nada más los tres se retiraron, despidiéndose de ella y deseándola buena suerte. Tras eso se subieron a una furgoneta y se alejaron de allí, dejándola sola en el desierto. Por su parte Twilight dejó escapar un hondo suspiro, comentando de seguido.

-Dios mío, lo que tengo que hacer para conservar mi vida…

Y, tras ese inciso, echó a caminar adentrándose en el desierto de Gran Señora.

Nunca había estado como tal en el desierto de Señora, por lo que durante toda la caminata pudo visitar de primera mano toda su extensión. Cerca de dónde empezó a caminar había unas pocos pozos de extracción petrolífera trabajando constantemente, además de una cementera y una antigua parada de camiones justo al extremo oeste del desierto. Más adelante, pasadas muchas dunas y elevaciones, vio el aeródromo de Sandy Shores, aunque por si las moscas tan solo lo bordeó por un lado, atravesando kilómetros y kilómetros de arena, matojos, rocas y cactus. Pasado el aeródromo cruzó la carretera y se adentró de lleno en el Parque Nacional de Señora, una gran porción del desierto que se encontraba protegida, concretamente algo más de tres mil kilómetros cuadrados, ya que tenía en su haber una gran densidad de población de árboles de Josué en él, además de otras formaciones rocosas muy características como los berrocales. Ese parque era quizás uno de los iconos más famosos de todo el desierto, atravesándolo de cabo a rabo y de vuelta bajo un sol abrasador.

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Parque Nacional de Señora


Al principio todo iba bien, pero conforme iba avanzando, más duro se hacía. El sol apretaba con fuerza, provocándola un calor tremendo, con perlas de sudor resbalando por su frente y cara, jadeando de puro cansancio y con un hambre y una sed atroces. El viaje de vuelta tampoco fue más tranquilo, con más sol abrasador dándola de lleno y sin ni una sola mísera sombra donde parar un rato. En algunos momentos la parecían oír sonidos distantes que apenas conseguía distinguir, llegando incluso a musitar por lo bajo.

-Kifflom… Kifflom… Kifflom…

En cuanto el sol comenzó a ponerse el calor empezó a remitir, y para cuando los últimos minutos de luz pasaron Twilight ya había regresado al punto de partida, con los ocho kilómetros ya recorridos y totalmente hambrienta, sedienta y exhausta. Se metió en el coche para descansar un rato, jadeando por lo bajo y con la boca seca y los labios agrietados.

Al poco rato el móvil la comenzó a sonar y ella lo cogió sin mirarlo siquiera, musitando de seguido.

-¿Se ha terminado?

Fue entonces cuando una voz familiar anunció.

-No. Tu viaje no ha hecho más que comenzar. ¿Te has librado del bastón? ¿Has observado tus deficiencias?

-Sí, supongo que sí…

-Entonces ya no existen. Estás preparada.

-¿Preparada para qué?

-Para hacer otra inversión en ti misma. Lleva un diezmo generoso a la sede del programa, en Rockford Hills, y habrás completado del todo tu peregrinación. Enhorabuena, Zadar, eres ya una tesis.

-Maravilloso…

-¿Verdad que sí? Normalmente siempre doy personalmente la bienvenida a las nuevas tesis, pero me temo que esta vez no voy a poder estar presente, ya que no me encuentro en la ciudad. De igual forma ve con el diezmo y entrégalo, ya allí te harán un tour por la sede y te proporcionarán nueva ropa acorde a tu nuevo estatus.

-Está bien…

-Y, una vez más, bienvenida a la verdad. Nos veremos en el 10º Paradigma.

Tras eso Cris colgó y Twilight respiró algo más tranquila. Lo había conseguido, ya estaba dentro, ahora era cuando la misión se concretaba, por lo que aprovechó para llamar a Sunset y avisarla.

-¿Sí?

-Ya está hecho, estoy dentro.

-¿Ya? ¡Aleluya! Bien, estupendo, entonces podremos empezar a concretar planes, supongo que dentro de poco entrarás en la sede…

-Sí, de hecho me han dicho que me pase mañana.

-Estupendo, haz todas las fotos encubiertas que puedas y tráemelas, trazaremos un plan de ruta.

-Está bien.

Tras eso colgó y, una vez que todo estuvo hablado, se puso en movimiento para volver a casa, darse una ducha, cenar algo y dormir durante toda la noche ya que lo necesitaba.


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Al día siguiente se despertó temprano, se preparó y se dirigió hacia la sede del programa Epsilon a no más tardar. Localizada en una parcela bastante grande en pleno centro de Rockford Hills, consistía en un gran palacete de varios pisos y con un diseño propio de la arquitectura típica de los años treinta, aunque con algo de influencia en el estilo clásico occidental y rodeado por una frondosa vegetación. En el tejado superior había un logo del programa en grande junto con un cartelón de color azul claro.

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Sede del programa Epsilon


Nada más llegar aparcó el coche junto a uno de los accesos del muro y se dirigió al interior del edificio; en cuanto entró se encontró de golpe con Trixie, la cual nada más verla se echó sobre ella al tiempo que exclamaba.

-¡Zadar! ¡Lo has hecho, lo conseguiste, eres una auténtica tesis! ¡Sabía que lo lograrías!

-Eh… ah, sí, claro, y todo gracias a ti, Trix… digo, Ursa.

-¡Es estupendo! Ah ¿has traído el diezmo?

-Eh… sí, claro.

-Genial, ven conmigo.

La llevó entonces hasta el mostrador, al otro lado del vestíbulo, y la propia Trixie le dijo a la recepcionista.

-¡Hola, hermana-hermana Shalan!

-Hola, hermana-hermana Ursa, Kifflom.

-¡Kifflom! Mira, te presento a la nueva tesis Zadar.

-Ah, enhorabuena, querida, bien hecho ¿vienes a entregar el diezmo?

-Eh… sí, sí ¿Cuánto es?

-Cincuenta mil dólares.

Twilight necesitó de todo su autocontrol para no estallar ni caerse ahí mismo para no llamar la atención, llegando a musitar rápidamente.

-¿Aceptáis tarjeta?

-Claro.

Sin otra opción que pagar para disimular, Twilight entregó la tarjeta con cara de póker, pero por dentro lloraba, y mucho, sobre todo por su abuelo y su herencia, la cual estaba siendo malgastada de semejante manera. El pasar la tarjeta por el lector se sintió como si hubieran apuñalado y rasgado parte de su alma, pero aun así hizo de tripas corazón, conservando la entereza que aún la quedaba.

-Pues ya está, bienvenida a la verdad, querida, Kifflom.

-Kifflom-musitó Twilight.

-¡Ahora sí que eres una tesis hecha y derecha! Ahora te enseñaré la sede, pero antes te tienes que despojar de tu viejo atuendo y ponerte ropas de auténtica tesis, ven conmigo.

Siguió a Trixie hasta unos vestuarios cercanos, donde había una serie de taquillas en las que había ropa de todo tipo, desde camisas, camisetas, blusas, sudaderas, polos o chaquetas, todos de mujer y de color azul claro, además de pantalones de todo tipo también.

-Puedes usar la que más te guste, están todas a disposición de los hermanos y hermanas aquí presentes.

-Ah, bueno, me gusta esta blusa.

-Cógela entonces, puedes cambiarte aquí mismo.

Algo cortada se apartó un poco y empezó a desvestirse, quitándose las ropas de antítesis y poniéndose la blusa que eligió antes junto con unos vaqueros y dejándose los zapatos deportivos blancos. Trixie la estuvo observando durante todo el proceso, con un incipiente sonrojo en sus mejillas, y sin apenas quitarla la vista de encima. Una vez que terminó de cambiarse Twilight inquirió.

-Ya estoy ¿qué tal me veo?

-Ah, pues… muy guapa…

-Oh, gracias…

Hubo un incómodo silencio entre las dos hasta que finalmente Trixie reaccionó.

-¡Ah, sí, la sede! ¡Vamos, ven conmigo!

La chica cogió de la mano a Twilight y la estuvo guiando por todo el palacete, el cual rezumaba lujo en todos y cada uno de los aspectos. Había un montón de salas donde se realizaban reuniones y charlas de grupo, así como un espacioso comedor con buffet, salones de ocio y recreación, una sala de proyecciones bastante grande, biblioteca, salas de estudio, un salón de actos y multitud de otros servicios para uso y disfrute de todos los miembros del programa. En el patio trasero había además una pequeña terraza y una fuente.

-¿Qué te parece?-inquirió Trixie en un momento dado, mientras exploraban el último piso en el ala central del palacete.

-Muy grande… y bastante acogedor.

-¿Verdad que sí? es como un segundo hogar para todos nosotros, hay habitaciones en este piso por si alguien se quiere quedar a dormir… ¿quieres verlas?

-Ah, bueno, está bien…

Dichas habitaciones eran compartidas y además mixtas, por lo que no había diferenciación ni intimidad, a buenas cuentas.

-Pues está bien este sitio, sí…-comentó Twilight.

Por su parte Trixie se quedó callada, aunque en un momento dado se acercó a ella y, con voz nerviosa, murmuró.

-Zadar… ¿puedo hablar contigo?

-Eh… sí, claro…

-Verás… he guiado a muchas antítesis a lo largo de toda mi vida desde que estoy aquí, y ha habido de todo, tanto hombres como mujeres, pero… nunca antes había conocido a alguien como tú. Tan joven como yo, una joven promesa que se encaminaba a la verdad y que ahora está al mismo nivel que yo, que ha crecido con mi guía y gracias a mí. Y tú has respondido tan bien… al principio eras muy antítesis, sí, pero al final fuiste creciendo y madurando, y ahora estás aquí conmigo, y es como…

Para entonces el ceño de Twilight no se podía fruncir más de lo que ya lo estaba, inquiriendo ella misma.

-Trixie ¿qué es lo que quieres decirme?

Ante eso la aludida se acercó a ella y la cogió de las manos, susurrando de seguido.

-Zadar… Twilight… yo… yo…

Por un momento parecía que a la chica no la salían las palabras, pero entonces las desechó y besó a Twilight, cogiendo a la chica totalmente desprevenida. Al principio no supo muy bien qué hacer, ya que no se esperaba para nada algo así, ya que técnicamente era su primer beso. Pero aun así logró reaccionar inmediatamente después, apartándose de ella.

-Tri… Trixie…

-¿Qué pasa? ¿No te ha gustado? Oh, Kraff, perdona, no era mi intención lanzarme así sin más, es solo que yo… yo…

-No, si ya, pero es que verás, lo siento Trixie, yo… no siento nada por ti…

Desde el primer momento Twilight quiso ser sincera, para no darla falsas esperanzas, pero la cara que puso la chica después de decírselo fue tal que incluso llegó a partirla un poco el corazón.

-Lo siento, de verdad, eres buena chica, Trixie, muy concienciada y trabajadora, pero es eso, yo soy heterosexual, no me gustan las mujeres.

Ante eso la chica tan solo bajó la cabeza, asintiendo con la cabeza y murmurando.

-Lo… lo entiendo. Perdona, he sido una tonta, pensaba que tal vez… tú…

-Lo siento, de verdad, lo siento mucho. Siempre podemos ser amigas…

Sin embargo eso no lo arregló mucho, a lo que Trixie tan solo dijo.

-Sí, supongo…

Twilight quiso decirla algo, tratar de mitigarlo, pero el daño ya estaba hecho. Trixie se despidió de ella secamente y se fue de allí rápidamente. Quiso ir tras ella, pero prefirió dejar que se lo pensara mejor. Al menos ahora tenía vía libre.

En cuanto se aseguró que estaba sola sacó entonces unas gafas del bolsillo del pantalón y se las puso; a primera vista parecían unas gafas cualquiera, pero esas en concreto eran unas gafas espía con una cámara acoplada en ellas. Cada vez que se pestañeaba, sacaban una foto, y si se pestañeaba mucho y de seguido tomaban una ráfaga de fotos. Además todas las que se hacían se enviaban automáticamente a un terminal conectado a las mismas a través de bluetooth. Sunset se las dio esa misma mañana antes de dirigirse a la sede de Epsilon, y se las apañó para que Trixie no las viera mientras se cambiaba. Una vez que las gafas estuvieron listas salió al pasillo y buscó por algún lado la puerta del despacho de Cris Formage. Por el camino estuvo fotografiando todas las cámaras de seguridad con las que se encontraba, para tener una idea de cuan fuerte era la seguridad en ese sitio. Había al menos una cámara por pasillo, estando todo bastante cubierto en ese sentido. Durante su búsqueda se topó entonces con el acceso a la sala de seguridad, la cual estaba cerrada, pero igualmente le hizo una foto para tenerla como posible referencia.

Finalmente encontró su objetivo en la tercera planta; como bien se esperaba la puerta se encontraba cerrada, pero eso no la importó, fotografiándola igualmente además del pasillo donde se encontraba y una ventana que había al fondo del todo. Se asomó por ella y vio que daba a uno de los accesos laterales al patio trasero, aprovechando para hacer un par de fotos más.

Una vez que estuvo todo fotografiado y listo se quitó las gafas y se dirigió a la planta baja para recoger sus cosas; aprovechó además que no había nadie en los vestuarios para coger su vieja ropa de antítesis, metiéndola en una mochila que encontró por allí y que no parecía ser de nadie. Tras eso estuvo a punto de irse de allí, pero entonces tuvo un extraño presentimiento y, guiada por su instinto, cogió unas cuantas camisas, polos y blusas de tesis más, guardándolo todo en la mochila y saliendo de la sede sin llamar demasiado la atención. No volvió a ver a Trixie, lo que en parte la preocupó, pero en ese momento estaba ocupada por lo que se centró en dirigirse a Eclipse Towers, que por suerte estaba cerca de allí.

Nada más llegar aparcó por las cercanías y subió directamente hasta el apartamento de Sunset, donde la esperaba. Esta vez no había ningún gorilón guardando la puerta, llamando directamente al timbre, aunque en ese justo momento le abrió una persona que no se esperaría encontrar en ese mismo momento y lugar.

-¡Hola Twilight!

-¿¡Pinkie?! ¿¡Qué haces tú aquí?!

-¡Pues esperándote, por supuesto! ¡Hemos hablado con Sunset y la hemos insistido en ayudarte en tu nuevo encargo, y hemos insistido tanto, tanto, tanto que al final ha accedido!

-¡No me lo recuerdes, ha sido peor que un martillo pilón! Pasa, Sparkle, ya he recibido las fotos, he estado repasando rápidamente un plan, ahora os cuento.
Para su sorpresa no sólo Pinkie estaba ahí, sino que Rarity y Rainbow también estaban con ella, dispuestas a ayudarlas en lo que hiciera falta.

-Chicas… os dije que no hacía falta que os molestarais…

-¿Bromeas? ¿Y dejarte a ti sola en medio de esa panda de pirados? De eso nada, monada, iremos contigo y te ayudaremos con lo que haga falta-murmuró Rainbow, cortante.

-Desde luego que sí, querida, desde que empezaste a tratar de infiltrarte en ese culto te veíamos cada vez más y más estresada, por lo que decidimos venir a hablar con Sunset sin decirte nada. Costó un poco, pero al final conseguimos convencerla…

Ante eso la aludida tan solo gruñó por lo bajo, sin decir nada al respecto.

-¿Y Applejack?-inquirió en ese momento Twilight, viendo que no estaba.

-No ha podido venir, ya sabes que está en su granja liada, pero nos manda sus ánimos desde allí.

-Yo… no sé qué decir… gracias, chicas, sois estupendas…-murmuró la chica, algo emocionada.

-Oh, no es nada, querida, después de todo estamos todas juntas en esto.

-¡Sí, aquí nadie se queda atrás!

-¡Y después fiesta para celebrarlo!

Por su parte Twilight no pudo evitar sonreír y las abrazó de improviso, gesto que ellas correspondieron rápidamente, formándose así un gran abrazo grupal. Sunset las observó algo apartada y sin pena ni gloria, aunque no logró esconder del todo cierto gesto inquisitivo, como si no entendiera bien lo que veía.
Aunque enseguida cortó el momento comentando.

-Muy bien, señoritas, se acabó el momento dulzón y empalagoso, pongámonos a trabajar.

A su señal todas la siguieron hasta la sala de preparación, donde se notaba que Sunset había estado trabajando, ya que la pizarra estaba llena de fotos y anotaciones.

-Vale, he estado trabajando con todas las fotos que me has ido mandando, es una suerte que estemos aquí al lado, el receptor no ha tenido ningún problema. Lo que sí que he visto es que el lugar está celosamente guardado por un bastante grande sistema de seguridad, lo cual de por sí ya es malo, ya que puede ir en nuestra contra, por lo que lo vamos a tener que marcar como objetivo a destruir. Por otro lado está la puerta al despacho de Formage, la cerradura que la guarda no es excesivamente compleja, por lo que una ganzúa común al uso bastará para abrirla. Una vez dentro hay que hackear el ordenador personal del tipo y llevarnos todo lo que haya en él, antes he estado hablando con Rarity y me ha dicho que tiene conocimientos de hackeo, por lo que de eso se encargará ella. Sparkle, tú la acompañarás.

-Está bien.

-¿Y nosotras?-inquirió en ese momento Pinkie.

-Vosotras serviréis de distracción si así se requiere, para evitar que nadie las descubra. Una vez que esté hecho plantaréis dos cargas de C4, una debajo de la mesa del despacho de Formage y otra en la sala de seguridad, esta última será para destruir todas las posibles evidencias que os puedan vincular con el suceso en sí. Están programadas para que exploten unos pocos minutos después de que el centro cierre, así evitamos víctimas innecesarias.

-Vale aunque ¿por qué la carga del despacho de Formage?-inquirió en ese momento Twilight.

-Motivos personales de mi jefe, sin preguntas. Haciéndolo antes de que la sede cierre dará tiempo a plantar las cargas y salir de allí sin llamar la atención.

-Vale aunque ¿cómo podremos entrar nosotras? Probablemente no nos dejarán entrar…-murmuró en ese momento Rainbow.

Por un momento Sunset no supo cómo contestar a eso, pero entonces ese comentario llamó la atención de Twilight, la cual comentó.

-Sí que podréis, poneos esta ropa.

Sacó entonces todos los polos, camisetas y blusas que cogió de antes, pasándoselos a ellas.

-Es ropa de tesis, si vais con esto puesto os tomarán por tesis y podréis entrar sin problemas en la sede.

-¡Estupendo! Problema resuelto entonces ¿cómo es que las tenías?

-Llámame loca pero algo me dijo que las cogiera, y al final me ha venido bien hacerlo.

-¿Intuición?-inquirió Rarity, curiosa.

-Algo así-asintió Twilight.

-¡Vaya, qué casualidad! Quizás fue ese tal Kifflom el que te iluminó, Twilight…

-Muy graciosa, Pinkie…

Antes de que la cosa fuera a más Sunset intervino rápidamente.

-Vale, pues ese es el plan, como veis es mucho más sencillo que el último, por lo que si lo hacemos bien no tiene por qué fracasar. Preparaos bien para mañana.

Una vez que estuvo todo hablado cada una se fue por su lado, comenzando así por preparativos. Por su parte Twilight volvió a casa, donde estuvo repasando el plan a conciencia para que todo saliera bien mañana por la tarde. Aunque aún seguía algo inquieta sobre todo por Trixie, ya que no se esperaba para nada que se la declarase de esa forma. No había hablado con nadie acerca del asunto, y la preocupaba que la chica se obsesionara de más, aunque teniendo en cuenta lo metida que estaba en el culto, no creía que tuviera demasiados problemas en ese aspecto. Después de todo iba a esta ocupada, por lo que prefirió olvidarse de ese asunto de momento y centrarse en lo que la ocupaba. Mañana sería un día clave. Y debía estar preparada.

(Continúa en el siguiente mensaje)

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 03 Oct 2016, 22:53

(Continúa del anterior mensaje)


Llegó a la sede a las seis de la tarde, hora a la que había quedado con las demás. Aparcaron sus respectivos coches en un parking cercano situado al otro lado de Del Perro Boulevard y a escasos metros de la sede, yendo andando desde allí y aparentando total normalidad. Twilight llevaba consigo parte del material en su mochila, mientras que las demás iban más de vacío, aunque todas destacaban bastante ya que iban vestidas casi de la misma forma; tanto Twilight como Rarity vestían con sendas blusas, mientras que Pinkie había elegido llevar una camiseta con la palabra Kifflom estampada en el pecho y Rainbow llevaba puesta una sudadera de cuellos blancos. Las cuatro iban andando juntas por la acera, dando una estampa de lo más singular.

-¡Vaya foto tenemos! ¿No creéis? ¡Las cuatro tesis de Epsilon!-exclamó en ese momento Pinkie.

-No estamos ahora para fotos, Pinkie-la recordó Rainbow.

-Ya lo sé, tontita, sólo aliviaba el ambiente, os noto a todas algo nerviosas, no es como si fuéramos a robar un avión militar o algo así…

Ante eso todas rodaron los ojos, riéndose por lo bajo, aunque en ese momento Twilight retomó el hilo comentando.

-Vale, repasemos entonces el plan. Lo primero es asegurar la sala de seguridad, si hay alguien vigilando tendremos que ocuparnos de él si queremos movernos sin que nadie nos detecte, en tal caso lo neutralizamos y dejamos que las cámaras graben, dará igual puesto que luego las grabaciones serán destruidas. Una vez que la seguridad esté comprobada Rarity y yo nos colaremos en el despacho de Formage mientras que vosotras dos vigiláis por si las moscas. ¿Dudas, preguntas?

-Eh, sí, cuando dices que hay que ocuparse del tío de seguridad supongo que te referirás a dejarle KO…-supuso Rainbow.

-Claro ¿en qué pensabas?

-En alguna burrada, seguro-murmuró Rarity, con seguridad.

-¡Tenía dudas! ¿Vale?

-Usaremos la fuerza, pero no letal, eso es todo.

Una vez que llegaron junto a la puerta las cuatro cambiaron de tema y entraron en modo epsilonistas, saludando a todo el mundo diciendo Kifflom y viéndose como si hubieran sido iluminadas. Para Pinkie fue particularmente sencillo, ya que la salía solo, aunque para las demás la costaba un poco más ya que no habían estado antes en contacto con la ideología.

Nada más entrar vieron al otro lado del vestíbulo a Samantha Muldoon y un hombre más que a Twilight no la sonaba de nada, pero a Rarity sí.

-Oh, no…

-¿Qué pasa?

-Es Jimmy Boston, lo conocí en la fiesta de Lacey, si me ve podría sospechar…

-¿Qué? Pero espera, de eso no puedes estar segura…

Sin embargo, antes de que pudiera decir nada más, Samantha vio a Twilight y la llamó.

-¡Zadar, me alegro de volver a verte! ¡Ven, quiero presentarte a alguien!

Antes de ir para allá, Twilight les hizo un gesto a Rainbow y Pinkie para que se marcharan y fueran a buscar la sala de seguridad; las dos chicas lo pillaron enseguida y se apartaron, mientras que Twilight y Rarity se acercaban hasta los famosos.

-Hola Samantha…

-Me alegro de verte, y esta vez como una auténtica tesis, enhorabuena… ¿Quién es tu amiga?

-Ah, sí, os presento a Shamba, una tesis reciente, como yo…

-¿Shamba? El caso es que no me suena de nada… ¿y a ti, Jimmy?

-No… aunque espera, me resultas familiar ¿nos conocemos?-inquirió el actor, mirando de arriba abajo a Rarity.

-Ah, eh… es posible… ¿de la fiesta de Lacey, quizás?-murmuró la chica, no muy segura de si recordárselo o no.

Por un momento Jimmy se quedó pensativo hasta que finalmente murmuró.

-Ah, sí, cierto… ¿la estilista amateur?

-¡Sí, la misma!

-Ah, bien, bien, veo que al final te pensaste lo que te dije…

-Sí, así es, me entró la curiosidad y al final decidí unirme.

-En ese caso bienvenida a la verdad, hermana-hermana.

-Sí, gracias, Kifflom.

-¡Kifflom!-exclamaron los demás.

-Qué bien que hayáis venido, justo hoy se imparte una charla sobre la verdad concupiscente enclavada en el 6º Paradigma ¿queréis venir?-les ofreció Samantha.

Por un momento tanto Twilight como Rarity se miraron, llegando a decirse todo con la mirada.

-Sí, bueno, por qué no… ¿dónde es?

-En la sala de actos de la tercera planta-reveló Jimmy.

Fue entonces cuando las dos supieron que tenían que ir, puesto que era la tapadera perfecta, además, el sitio estaba en el mismo piso donde estaba el despacho de Formage, por lo que era aún mejor.

-Vayamos entonces, suena muy interesante-animó en ese momento Rarity.

-Sí, vamos… por cierto, Samantha ¿has visto a Trix… digo, a Ursa hoy?

-¿Ursa? No, hoy no ha venido, no sé nada de ella.

Eso dejó algo preocupada a Twilight, cosa que Rarity notó enseguida, pero no dijo nada al respecto.

Los cuatro entonces se pusieron en marcha hacia los ascensores; por su parte las dos chicas asintieron entre sí, al tiempo que Twilight cogía su móvil y le mandaba un mensaje a Rainbow para ponerla al corriente de su situación.


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Mientras tanto, en el cuarto piso, Rainbow y Pinkie habían localizado la sala de seguridad; aún estaban pensando en cómo abordarlo cuando, en ese mismo instante, el móvil de Rainbow sonó y lo consultó, viendo que se trataba de Twilight.

-Vaya, un mensaje de Twilight, a ver… Tenemos una tapadera, estamos en el tercer piso, junto al despacho, en cuanto os hayáis ocupado de la seguridad avisadnos y nos pondremos en movimiento. Vale, estupendo, ahora sólo falta pensar cómo vamos a hacerlo…

-¡Oh, pues muy sencillo! Sostenme esto-pidió Pinkie, pasándola una bolsa de tela que llevaba consigo.

Rainbow se la sostuvo, mientras que la chica asía el pomo de la puerta con infinita delicadeza y empezaba a abrirlo lentamente para no llamar la atención; por suerte la puerta estaba abierta, lo que daba a entender que había alguien dentro, pero por si acaso entornó la puerta un poco y se asomó para ver el interior. Como bien se esperaba había una sola persona sentada delante de un montón de monitores, dándola la espalda y con unos cascos puestos, controlando el sonido.

Por su parte Pinkie le pidió a Rainbow por señas que la alcanzara la bolsa y, de esta, sacó entonces una granada de gas lacrimógeno. Rainbow se quedó a cuadros en cuanto la vio y Pinkie, sin mediar palabra, le quitó la anilla y la empujó levemente hacia dentro, la cual rodó hasta los pies de la silla y comenzó a soltar el gas sin que el guardia lo notara siquiera. Pinkie cerró la puerta y murmuró por lo bajo.

-Y ahora a esperar que haga su magia…

-¿¡De dónde has sacado todas estas?!-inquirió Rainbow, mirando la bolsa y viendo que había varias más.

-Cogí unas pocas de nuestra pequeña incursión militar, que no se entere Sunset, eso sí.

Esperaron un poco a que el gas hiciera efecto y, tras eso, entraron en la sala con un pañuelo a modo de mascarilla; el vigilante había quedado del todo KO y ahora tenían vía libre para plantar la carga. Entre las dos cargaron con el tipo y lo dejaron escondido en un cuarto de mantenimiento cercano. Tras eso Rainbow se encargó de colocar la carga, armándola y dejándola pegada debajo de la mesa; a ambos lados de la misma había varias torres de los ordenadores que controlaban el sistema y el resto de monitores se encontraban justo encima de la mesa, junto con los grabadores. Al otro lado de la pequeña estancia había unos servidores y una balda llena de cintas, por lo que la explosión sería más que suficiente para acabar con todo eso.

Una vez que estuvo todo listo regresaron a por el vigilante y lo dejaron de nuevo en su sitio, para que cuando despertara no sospechara nada y creyera que tan solo había caído dormido.

Una vez que estuvo hecho las dos salieron de la sala y Rainbow escribió un mensaje de respuesta a Twilight, mientras se alejaban de allí.


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Por su parte Twilight trataba de no bostezar demasiadas veces para no evidenciar que esa charla estaba siendo un auténtico sopor; en los pocos veinte minutos que llevaban no había habido nada más que halagos a su ideología, todo ello remezclado con una condescendencia y una autocomplacencia que la estaba empezando a tocar las narices. Por suerte en ese justo instante su móvil vibró y lo miró, viendo que se trataba de un mensaje de Rainbow que decía: Seguridad asegurada, cuando queráis. Se lo enseñó a Rarity disimuladamente para informarla. Fue entonces cuando la chica comenzó a actuar, mostrando signos de desvanecerse, Twilight lo comprendió al instante y la sostuvo, inquiriendo de seguido.

-Hey, Shamba ¿estás bien?

-No mucho, querida, me siento mareada…

-¿Va todo bien?-inquirió en ese momento Samantha, dirigiéndose a ellas.

-Shamba no se encuentra bien, la acompaño al baño, ahora volvemos.

-Ah, vale.

Las dos salieron de la sala y, una vez en el pasillo, se dirigieron rápidamente hacia el otro lado del piso. Por el camino Rarity llegó a comentar.

-Si lo llego a saber me meto a actriz y revitalizo la industria de Vinewood yo solita…

-Sí, la verdad es que te ha quedado de lo más convincente.

En cuanto llegaron a la puerta Rarity se agachó ante ella, al tiempo que Twilight comentaba.

-¿Cómo lo haremos? No tengo ninguna ganzúa…

-No te preocupes, querida, déjamelo a mí.

Sin decir nada más Rarity se llevó una mano al pelo y se quitó una de sus horquillas, usándola entonces a modo de ganzúa; la llevó unos pocos minutos pero finalmente consiguió abrir la puerta, dejando a Twilight ciertamente sorprendida.

-Uauh, no sabía que se podía hacer eso con una horquilla…

-Se pueden hacer muchas cosas con una horquilla si sabes cómo hacerlas. Además, esta cerradura no era muy compleja, en otro caso hubiera sido más complicado.

-Aun así ha sido increíble…

-Oh, gracias querida, un día de estos te enseñaré cómo se hace.

Una vez que estuvo abierta entraron en el despacho, cerrando tras de ellas para no llamar la atención. El interior del despacho era bastante suntuoso, casi tanto como el resto del palacete, lleno además de gran parte de la propaganda del programa, destacando sobre todo un poster en el que se podía ver al propio Cris Formage imitando a la pose del Tío Sam tan característica que se usaba en los posters de reclutamiento durante la primera y segunda Guerra Mundial.

Rarity se sentó frente al ordenador, sacando de su bolso un pen y enchufándolo antes de encender el equipo.

-¿Cómo llegaste a ser una hacker, Rarity?-inquirió Twilight en un momento dado.

-Oh, fácil, me enseñó un viejo amigo experto en informática que vive en Vice Beach… vale, empecemos con el HackConnect.

En poco menos de cinco minutos logró sacar la IP del ordenador, conectándose a la red rápidamente.

-Bien, ahora la contraseña, BruteForce, haz tu magia…

Durante el tiempo en el cual trataba de sacar la contraseña Rarity comentó.

-Por cierto, querida, ¿Quién es esa tal Ursa?

Esa pregunta pilló un poco con la guardia baja a Twilight, comentando al poco rato.

-En realidad se llama Trixie, fue mi guía durante todo el proceso de antítesis a tesis.

-Ya veo, aunque… ¿hay algo que te preocupe?

Ante eso Twilight tan solo suspiró y murmuró.

-Es algo complicado…

-Bueno, aun así cuéntame, cielo, ya sabes que siempre estoy dispuesta a escuchar.

-Está bien. Bueno, para no hacerlo muy largo, digamos que durante todo este tiempo Trixie se ha ido enamorando de mí y justo ayer se me declaró… besándome directamente.

-Oh, ya veo… supongo entonces que la rechazaste.

-Sí, y es por eso por lo que estoy preocupada, por ella principalmente. Está muy alienada, cree realmente en el programa, y es por eso, temo que haga alguna tontería.

-Como bien dices es muy difícil hablar con alguien que está convencido de todo esto, pero aun así dala un tiempo, los desengaños amorosos duelen al principio, pero el tiempo al final cura todas las heridas.

-Eso espero…

Sacar la contraseña fue más sencillo de lo que en un principio pensaron, siendo ni más ni menos que Kifflom. Tras eso lograron acceder al ordenador.

-Bien, esto ya está, veamos que tiene por aquí.

Se dirigieron a la carpeta de documentos y allí se encontraron entonces con un filón: facturas que evidenciaban gastos que nada tenían que ver con el programa, extractos de compras ajenas, actas notariales, imágenes sensibles de todo tipo, conversaciones grabadas en las que se oían chanchullos de lo más variados, libros B de contabilidad que evidenciaban una limpieza de dinero negro masiva con las actividades del programa. Aunque la guinda la puso una carta escaneada en la que se podía leer.

Querido Maliaquis

En relación con todo lo que me pediste la última vez que nos vimos, he de decir que ya lo tengo y te lo mandaré en breve en cuanto el resto de primos que hay aquí me paguen lo que les falte. Es increíble lo que hace esta gente descarriada con tal de que les de la “iluminación” y la “verdad” que tanto buscan. Los tengo a mi merced, y el saberlo en sí es tan reconfortante como excitante. Te tengo que dar las gracias por todo lo que me llegaste a enseñar, nunca llegué a pensar que una borrachera en una taberna del Medio Oeste llegaría a dar tanto de sí. Y pensar que un antiguo insulto griego es ahora una divinidad a la que miles y miles de primos alaban. Es hasta gracioso cuando lo piensas. Pero sí, tranquilo, en cuanto tenga tu parte de la mandaré.

Saludos, “Kifflom”

PD. ¡¡Ja!!


Para entonces tanto Rarity como Twilight se quedaron a cuadros, siendo Twilight la primera en opinar.

-Madre mía, si todo esto sale a la luz… será el fin del programa Epsilon.

-Sí, aunque visto lo visto yo creo que será lo mejor para todos ¿no crees?

-Sí, desde luego. Ya veo, por eso el jefe de Sunset quiere destruir todo esto, para ser el único que tenga la prueba de que el programa es un gran y muy elaborado fraude.

-Un tío muy listo, sí. Vale, voy a quedarme con todo esto, Down&Out y salimos de aquí.

Con ese programa hizo una copia de todo lo que había en documentos y, en cuanto terminó, el ordenador se apagó él sólo, borrando en el proceso todo su rastro y acción en el equipo.

-Vale, esto ya está.

-Estupendo, voy a colocar la carga.

Esta vez fue Twilight la que se encargó de ello, armándola y poniéndola debajo de la mesa, justo al lado de la torre del ordenador para asegurar que la explosión lo destruyese por completo, y muy seguramente el despacho entero.

Tras eso salieron afuera de nuevo, cerrando la puerta tras ellas y regresando al salón de actos rápidamente. En cuanto llegaron Samantha inquirió.

-¿Ya estás mejor?

-Sí, ha sido un pequeño vahído, me encuentro mejor.

El resto de horas pasaron rápidamente, tras la charla se dirigieron al patio trasero para ir a tomar algo, reencontrándose con las demás y hablando con los dos famosos, los cuales por suerte no tuvieron muchos problemas creyéndose que eran tesis recientes.

Finalmente el reloj marcó las nueve y la sede comenzó a cerrar, al tiempo que todo el mundo comenzaba marcharse. Por su parte las cuatro regresaron a sus coches, quedándose en ellos esperando a las pertinentes explosiones y asegurándose que no quedaba nadie en el edificio. Estaban todas subidas al premier de Twilight, aunque también habían traído el alpha por si era necesario una huida rápida.

-Vale, pues no parece que haya nadie más-anunció Rarity, ajustando los prismáticos mientras observaba.

-Estupendo ¿Cuándo explotarán las cargas?-quiso saber Rainbow.

-Dentro de quince minutos.

-¡Tan solo queda esperar a ver los fuegos artificiales!-exclamó Pinkie.

-Eh… Pinkie, a veces me das un poco de miedo ¿lo sabes?-murmuró Rainbow, algo cortada.

La única que no dijo nada fue Twilight, la cual se encontraba pensativa, pensando sobre todo en Trixie. La extrañaba no haberla visto en toda la tarde, y en esos momentos la comenzaba a dar una extraña sensación, algo así como un mal presentimiento. Miró en dirección a la sede, todo parecía normal, ya no quedaba nadie y la única luz que se veía era la del cartel del techo del programa.

Sin embargo, y en un momento dado, una luz se encendió en una de las ventanas del último piso, concretamente en el ala central y en una zona en la que Twilight supo al instante donde era.

-No…

Le arrebató los prismáticos a Rarity y miró a través de ellos, enfocando en dirección a la ventana; aumentó el zoom todo lo que pudo y entonces la vio. Una chica de pelo azul claro y destellos plateados.

-Trixie…

-¿Eh?-inquirieron todas en ese momento.

-Trixie…¡¡Trixie!!

Tras ese grito la chica salió de golpe del coche y se subió al alpha, arrancando de seguido haciendo caso omiso a los llamados de sus amigas. Aceleró de golpe y se dirigió hacia la sede, aparcando justo enfrente de la puerta principal y saliendo de golpe del coche. Trató de abrirlas, pero estaban cerradas, por lo que probó ir al patio trasero, donde había otra, pero también estaba cerrada. Entonces vio en el lateral izquierdo del edificio una puerta de servicio y la comprobó, viendo entonces que estaba abierta. Sin dudarlo entró de golpe y se dirigió al último piso para ir a buscar a Trixie.

Algunas partes del edificio estaban a oscuras, por lo que usó su móvil como linterna para alumbrarse, subiendo las escaleras de tres en tres y forzándose a correr con todas sus fuerzas. Llegó finalmente al cuarto y último piso del ala central, encontrando a la chica en las habitaciones.

-¡¡Trixie!!

La aludida botó del susto, exclamando de seguido.

-¿¡Twilight?! ¿¡Qué estás haciendo aquí?!

-¡¡No!! ¿¡Qué estás haciendo tú aquí?!

-Yo… no podía dormir en mi casa, por lo que vine aquí… después de lo del otro día apenas puedo dormir, no puedo olvidarte, Twilight…

Ante eso la chica se sintió algo culpable, pero no podían perder más tiempo, la sala de seguridad se encontraba justo al lado, y explotaría dentro de muy poco, estaban en peligro y tenían que salir ya de ahí.

-Mira, no hay tiempo para hablar de eso, tenemos que salir de aquí.

-¿Qué? ¿Por qué?

-No hay tiempo, te lo explicaré todo, pero vámonos de aquí…

-Pero…

Para entonces la chica comenzaba a impacientarse, por lo que decidió actuar, cogió a Trixie de la mano y echó a correr, arrastrándola consigo. Salieron afuera y bajaron al piso de abajo, donde se podía oír el pitido de la carga del despacho de Fromage pitando cada vez más insistentemente.

-¿Qué es eso que suena?-inquirió Trixie, extrañada.

-¡No hay tiempo! ¡Vamos, vamos!

Vio entonces la ventana al otro lado del pasillo y no se lo pensó ni dos veces, al tiempo que el pitido se concretaba. Al segundo siguiente se dio las pertinentes explosiones y el palacete se estremeció, al tiempo que Twilight y Trixie atravesaban la ventana y se asían la una a la otra con fuerza, gritando en el proceso. Twilight cerró los ojos y apretó a Trixie contra ella, en un intento por protegerla y esperando al impacto.

Sin embargo ambas notaron como caían sobre algo blando, Twilight abrió los ojos y vio que habían caído sobre un contenedor de reciclaje lleno de cajas, bolsas de plástico y otros productos blandos. Se permitió entonces soltar un suspiro de alivio y miró hacia arriba. Parte de la fachada de ese lado había acabado destrozada por la fuerza de la explosión, al tiempo que unas vivas llamas comenzaban a extenderse a ese lado del palacete. Al otro lado otra columna de llamas comenzaba surgir, evidenciando el mismo efecto en la sala de seguridad.

-¿Qué ha pasado, qué ha sido eso?-inquirió Trixie.

-Ah, Trixie ¿estás bien?

La chica quiso responder, pero entonces vio los efectos de la explosión y se quedó estática, incapaz de comprender lo que sucedía. Fue entonces cuando miró a la sede y luego a Twilight, comenzando a comprenderlo y musitando en el proceso.

-Tú… no… no puede ser… no es verdad…

-Espera, Trixie, déjame que te explique, no es lo que parece…

-¿¡Que no es lo que parece?! ¡¡Has sido tú!! ¿¡Si no por qué querrías sacarme de ahí así sin más!?

-¡¡Intentaba protegerte!! ¡Escucha, Trixie, por favor, tienes que despertar, Formage os tiene a todos engañados, no hace más que sacaros el dinero, es todo un fraude, tengo pruebas que lo corroboran, ayúdame a desenmascararlos y yo te ayudaré a ti a superarlo todo!

-¡¡No!! ¡¡No, no, es mentira, lo único que querías era hacernos daño, nunca has querido buscar la verdad, no eres más que una indeseable insalvable, y pensar que realmente he llegado a sentir algo por ti!! ¡¡Te odio, Sparkle, te odio!!

-¡No, Trixie, por favor, escúchame, Trixie!

Sin embargo la chica se fue de allí corriendo y tambaleándose, al tiempo que comenzaba a llorar amargamente. Twilight por su parte se sintió peor que nunca, pero en ese momento aparecieron las demás en su coche y Rarity se dirigió a ella.

-¡¡Twilight, rápido, sal de ahí, tenemos que irnos antes de que venga la policía y los bomberos!!

Eso hizo reaccionar a la chica y corrió de vuelta a su alpha, subiéndose a él y saliendo de allí con las demás tras ella, alejándose todo lo posible de la sede. Aún con las manos temblorosas debido a la caída, Twilight hizo mano de su móvil y llamó a Sunset, la cual lo cogió de seguido.

-¡Ya está, lo hemos hecho!

-Sí, he visto las explosiones desde aquí, buen trabajo.

-¡Tenemos la información! ¿Vamos a dártela?

-Sí, pero no vengáis al apartamento, está demasiado cerca. Id al cartel de Vinewood y esperadme allí.

-Vale.

Por señas indicó a Rarity que la siguiera y se dirigieron hacia el monte Haan, que a esas horas estaba desierto y sin nadie por las inmediaciones, por lo que era un buen lugar para quedar. Todas salieron de sus respectivos coches, siendo Rarity la primera en echar la bronca a Twilight.

-¡Pero Twilight, eso ha sido arriesgadísimo, podrías haber salido muy malherida! ¿A cuento de qué viene salir así corriendo sin avisar?

-¡Trixie estaba ahí arriba, si no lo hubiera hecho no lo podría haber conseguido, tenía que salvarla, Rarity!

-¿Quién es esa tal Trixie?-inquirió Rainbow, ceñuda.

-Uuuuh ¿una amiga nueva?-inquirió Pinkie, emocionada.

-Es… una larga historia-murmuró Twilight, algo cortada.

-Querida, entiendo que la hayas querido salvar, pero aun así ha sido arriesgado no sólo por el daño que te hubieras podido haber hecho, ahora es la única que sabe que somos responsables de lo sucedido.

Eso la hizo despertar, comprendiendo entonces que había puesto en riesgo la operación, aún a pesar de que había salido bien. Si Sunset se enterara muy probablemente mandaría a alguien para que se encargara de ella, y eso era lo último que quería.

-Oh, no… oh, no, oh no ¿Qué vamos a hacer, qué puedo hacer?-musitó la chica, muerta de miedo.

-Tranquila, lo peor que puedes hacer es ponerte nerviosa, por ahora no diremos nada, mañana intenta contactar con ella y trata de convencerla para que no diga nada. Por ahora le daremos la información a Sunset y luego ya veremos.

Estuvieron esperando a que la aludida llegara, viendo desde allí las columnas de humo surgiendo y alzándose sobre los tejados de Rockford Hills; también oyeron los ecos de las sirenas de los camiones de bomberos y de policía en la distancia, mezclándose con todo lo demás.

-Lo siento, de verdad, no quería arriesgar esto, es sólo que… no podía dejarla morir así sin más…

-Eh, hiciste lo correcto, Twilight, si hubieses sido tú la que hubiera estado ahí hubiera ido a por ti sin dudarlo.

-Gracias, Rainbow, pero aun así…

-¡Eh, vamos, si tú misma te has arriesgado la piel por ella seguramente no diga nada, después de todo debe ser una buena amiga tuya! ¿No?-supuso Pinkie.
Ante eso Twilight suspiró y murmuró.

-Es que es eso, ella tan solo fue mi guía a lo largo de toda esta locura, tampoco éramos tan intimas, es sólo que… ella se enamoró de mí.

Esa noticia cogió de improviso tanto a Pinkie como a Rainbow, la cual comentó.

-¡Ja! ¿En serio? ¿Y qué hiciste tú?

-Rechazarla como buenamente pude, pero aun así… no he hecho más que hacerla daño.

-¡Pero eso no es culpa tuya, TwiTwi! Es normal estar algo chof después de que te rechacen, pero si realmente esa chica te quería de verdad, no creo que se vaya de la lengua así sin más.

-Eso espero, Pinkie, realmente lo espero…

Al cabo de unos pocos minutos Sunset apareció, aparcando al lado del alpha de Twilight y dirigiéndose a ellas.

-¡Muy bien, señoritas, gran trabajo! Realmente sois de lo más eficientes juntas…

-¿Verdad que sí? pero eso es porque somos fabulosas, todas-murmuró Rainbow, con chulería.

-Ya vale, Dash-la cortó Rarity.

-¿Qué? Encima que nos encumbro…

-Bueno, bueno, suficiente, no os subáis a la parra ¿los datos?

Rarity le entregó el pen con toda la información en él y Sunset se lo guardó celosamente.

-Bien, iré a entregarlo a mi jefe. Por vuestra parte ya sabéis lo que toca, ahora mismo agachad la cabeza por unos días, en cuanto vuelva a tener algo para vosotros os avisaré.

Sunset se dio la vuelta para irse, pero entonces vio el alpha de Twilight y murmuró.

-Un momento ¿y este coche?

-Ah, es mío, Samantha Muldoon me lo regaló.

-Pero tiene el color de esos pirados.

-Sí, bueno, es que originalmente pertenecía al programa…

-¿Qué? Ah, no, entonces no, tiene que desparecer-anunció Sunset.

-¿Qué? ¿Por qué?

-¿Es que no es lo suficientemente obvio? ¡Podría conectarte con lo que ha pasado! ¡Deshazte de él inmediatamente, y de esas ropas también, no debe quedar evidencia alguna que luego pueda ser utilizada en vuestra contra!

-Está bien, está bien…

-Elegid un sitio apartado y dadlo de baja. Iremos hablando.

Tras eso Sunset se despidió de ellas y se marchó por donde había venido. Por su parte Rainbow opinó al respecto.

-Jo, qué pena, lo siento por el coche, es precioso.

-Sí, bueno, después de todo tiene razón, quedármelo es arriesgado. ¿Hacemos esto por aquí?-sugirió Twilight.

-Mejor no, a fin de cuentas este sitio por el día es concurrido, mejor vamos a otro sitio, el extremo sur del campo petrolífero de Murrieta es una buena opción.
Se dirigieron rápidamente allí y, una vez en el lugar, prepararon el coche para volarlo con una carga de C4 puesta en el depósito de gasolina; se cambiaron también, quitándose sus ropas y metiéndolas en el coche para que ardieran junto con él.

-Menos mal que he traído ropa de recambio-murmuró Twilight, cerrando su mochila.

-¿Otra sensación de esas, TwiTwi?-inquirió Pinkie.

-No, simple precaución, nada más.

Una vez que estuvo todo listo se apartaron del alpha y se subieron al premier de Twilight, aparcado a una distancia prudencial.

-¡Dale caña!-exclamó Pinkie, particularmente animada.

-En serio, pobre coche-murmuró Rainbow.

Por su parte Twilight no dijo nada, tan solo accionó el detonador y el coche explotó, acabando envuelto en una bola de fuego que lo consumió por completo. Tras eso las cuatro se alejaron de allí, abandonando los restos ardientes del coche para volver de nuevo cada una al mundo real.


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Al cabo de unos cuantos minutos, una vieja y destartalada furgoneta surfer hizo acto de aparición, parando a pocos metros de los restos ya apagados pero aún calientes del coche. Fluttershy se bajó de ella y se acercó a ellos para ver si podía recuperar algo por un casual, pero todo había quedado reducido a cenizas y no pudo recuperar nada. Algo contrariada la chica sacó su móvil y miró las fotos que había hecho, en las cuales se podía ver a las chicas en situaciones de lo más variadas, desde en momentos en los cuales no hacían nada y se relajaban hasta en los más recientes acontecimientos. Se guardó entonces su móvil y chascó la lengua, pensando en alguna otra opción. Tras eso regresó a su furgoneta y se marchó de allí, dejando los restos abandonados una vez más. Una clara noche se echaba sobre la ciudad de Los Santos.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor agustin47 » 05 Oct 2016, 01:25

Me está gustando mucho la historia, pero ya en serio, ¿Eres humano? Si sigues escribiendo tanto, vas a acabar por hacerlo más rápido de lo que soy capaz de leer :qmeparto:
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 11 Dic 2016, 22:01

Capítulo 28
Un poco más cerca


-¿Y bien, Angus? ¿Cómo lo ves?

-No lo sé ¿cómo lo ves tú?

-Yo lo veo bien, pero te estoy preguntando a ti…

-Yo no lo veo, directamente, ya hablamos acerca de esto…

-Ya, ya lo sé, pero tienes que reconocer que ha funcionado, han cumplido, ya tenemos un nuevo territorio.

-Oh, claro que sí, Al, pero dime ¿Por cuánto tiempo?

-¿Por qué no puedes tener al menos un poquito de fe en todo esto?

Antes de que la cosa fuera a peor Rainbow decidió intervenir comentando.

-A ver, el caso es que ya lo tenemos, es nuestro, y si me preguntáis a mí no está tan mal. Es pequeño, vale, pero al menos así es más manejable.

-Gracias Rainbow.

Ante eso la chica tan solo asintió con la cabeza, mirando hacia otro lado. Esos dos últimos días tras el golpe a Epsilon habían sido particularmente tranquilos, aunque justo esa mañana al parecer los Ballas por fin se habían movido, cumpliendo finalmente con su parte del trato y entregándoles su nuevo territorio, donde ahora mismo se encontraban.

Para su suerte no estaba muy lejos de su casa, lo que la facilitaba a ella especialmente el acercarse hasta el lugar, ya que desde Del Perro hasta Vespucci no tardaba mucho más de diez minutos en llegar en su moto. El territorio incluía toda una calle situada justo al lado del paseo marítimo frente a la playa, Melanoma Street, junto a un pequeño y apartado callejón donde unos pocos garajes servirían para establecer una pequeña pero modesta sede secundaria. No llegaría al nivel de la sede de Mirror Park ni por asomo, pero lo que tenían era más que suficiente para ir tirando. Aunque no todos pensaban igual.

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Melanoma Street


-Vale ¿quieres saber realmente mi opinión?-inquirió en ese momento Angus, recolocándose en su silla.

-Sí, por favor-pidió Al con vehemencia.

-Está bien. Una sola calle está bien para lo que somos, pero el problema viene con el callejón en sí. Es una ratonera en caso de ataque, y con los garajes apenas se puede hacer gran cosa, no servirían para guardar las motos, y al menos tendríamos que usar uno como taller, lo que nos reduciría bastante nuestra capacidad de alojamiento para el resto de servicios. ¿Dónde iría el bar, qué hay del área recreativa, dónde nos podríamos reunir? Desde ese punto de vista es insuficiente y se queda corto.

Ante ese corto pero intenso análisis ambos se quedaron callados, Al con cara de circunstancia y Angus con gesto hastiado; finalmente Rainbow decidió romper el silencio comentando.

-Bueno, pero es mejor que nada ¿no? Al menos ahora tenemos más territorio, y podremos aprovecharlo bien si lo sacamos partido.

-Sí, a ver cómo podemos hacerlo…-murmuró Al.

Por un momento nadie dijo nada, por lo que Al cogió y se alejó, dirigiéndose al resto de hombres que estaban allí para hablar con ellos; por su parte Angus suspiró, a lo que Rainbow comentó enseguida.

-Pareces preocupado…

-Y no es para menos, Al no parece haberlo visto, pero echa un vistazo a los graffitis que hay en la parte superior de los garajes.

Rainbow se fijó, distinguiendo entonces una serie de palabras en español estilizadas que apenas pudo entender; por su parte Angus habló.

-Como me dijiste que no eras de aquí yo te puedo decir qué significa: Marabunta Grande.

-Marabunta… espera ¿esa no es una de las bandas hispanas de la ciudad?-recordó Rainbow, sobre todo por su visita al barrio de Rancho hace unos cuantos días atrás.

-Exacto, tienen presencia en la zona norte de Rancho, El Burro Heights y también están en algunas zonas del desierto de Gran Señora, pero no sabía que tuvieran un pequeño territorio aquí en Vespucci. Los Ballas debieron de aprovechar eso para atacarlos, echarles y cedernos a nosotros el territorio.

-Ah, bueno, en ese caso no veo qué puede ser malo…

-¿Es que no lo ves, Rainbow? En el caso de que Marabunta Grande quiera recuperarlo nosotros seremos los primeros perjudicados.

-¿Qué? Pero espera, los Ballas fueron los que les atacaron, que vayan a por ellos que fueron los que les quitaron el territorio.

-No, sería inútil, si los Ballas se hubieran quedado con él en tal caso sí que tendría sentido que les atacaran a ellos, pero en este caso, con nosotros de por medio y ocupando el que fue su territorio, irán a por nosotros para recuperarlo.

-Bah, si tampoco es para tanto, sólo es un pequeño callejón junto a la playa ¿qué podrían sacar de aquí?-inquirió Rainbow, extrañada.

-No subestimes a una zona turística, Rainbow, por el día no es un buen lugar para hacer negocios, pero por la noche es jauja. Está bien comunicado, en el caso de necesidad se podría huir por agua o atajar por los callejones aledaños, y la gran mayoría de groupies y demás fauna se reúnen aquí para emborracharse y ponerse ciegos a la luz y calidez de las fogatas nocturnas en la playa. Es el sitio perfecto.

La chica se quedó callada, pensando en lo que Angus acababa de decir, y viendo que tenía mucho sentido. No parecía gran cosa, pero en realidad era un sitio bastante bueno, se mirase por donde se mirase.

-Ya veo, por eso temes represalias…

-Exacto, y teniendo en cuenta que se trata de Marabunta Grande no creo que se anden con chiquitas, esos salvadoreños son capaces de cualquier cosa por proteger lo suyo.

Por un instante hubo un breve pero muy denso silencio entre los dos, roto tan solo por las conversaciones entre Al y el resto de moteros que se encontraban allí, comenzando a adecentar el lugar. Por su parte Angus dejó escapar un corto bufido, comentando de seguido.

-En fin ¿podrías llevarme de vuelta a Mirror Park, Rainbow? Tengo un par de encargos en el taller que aún no he terminado.

-Ah, claro.

Los dos se dirigieron afuera, saliendo del callejón y acercándose a una furgoneta slamvan negra en la que habían venido, ya que Angus no podía ir en moto. Rainbow ayudó a Angus a sentarse en el asiento del copiloto, guardando la silla en la parte trasera y subiendo a su lado, ocupando el asiento del conductor. Antes de irse ambos echaron un rápido vistazo al otro lado del callejón, llegándose a encontrar con Al, el cual les devolvió una lacónica mirada.

Por su parte Rainbow arrancó y se puso en marcha para volver a la sede de Mirror Park. Por el camino Angus siguió hablando, expresando su inquietud.

-Perdona si me ves algo contrariado, Rainbow, pero es que todo esto últimamente me pone de los nervios. Sé que Al quiere lo mejor para los hermanos, pero sus formas y métodos no me parecen para nada prudentes.

-No, a ver, te entiendo perfectamente, por todo lo que me has estado comentando al respecto un enfrentamiento armado abierto es lo último que querrías.

-Exacto, y no sólo por el simple hecho de enfrentarnos, sino por lo que supondría en sí mismo. De por sí estamos bastante desperdigados, por mucho que Al diga que ahora estamos más unidos que antes. Nada ha sido igual desde que Johnny K murió. Diablos, nada ha sido igual para mí desde que perdí mis malditas piernas.

Ante eso Rainbow le miró de refilón, pudiendo ver en sus ojos un ramalazo de nostalgia atravesando su memoria, a lo que inquirió.

-¿Qué ocurrió? Si no es mucha intromisión…

Por su parte Angus suspiró, comentando a relatar su historia.

-Fue hace ya como unos… quince o dieciséis años, puede que más, no me acuerdo con seguridad. Por aquel entonces yo era el presidente de la división de los Lost en Alderney, y fue durante mi mandato cuando conocí por primera vez a Johnny K. Sin embargo también a conocí a Billy Grey, el mayor cabrón bastardo y con ínsulas de grandeza que te podías echar a la cara. Por aquel entonces éramos todos buenos amigos y rolábamos juntos. Yo dirigía a los Lost y Johnny siempre buscaba mi consejo, aprendiendo de mí todo lo que llegó a saber sobre liderazgo. Pero Billy Grey no se contentó con ser uno más del grupo y comenzó a ansiar mi poder. Él siempre lo negó todo, justificando que fue un accidente, pero no, yo sé lo que vi aquel día. Ese camión no se cruzó así sin más, el que lo conducía debía de estar compinchado con Billy. El impacto fue brutal, a Billy tan solo le valió unos pocos rasguños que luego se los adjudicó como heridas de guerra, mientras que a mí me costó mis propias piernas, confinándome en esa maldita silla. Debido a mi invalidez tuve que ceder el puesto de presidente, y Billy Grey aprovechó para quedarse con él. A mí me relegó a un simple capitán de carretera secundario, proveyendo de motos al resto de miembros desde el club. Y, a groso modo, esa es la historia de mi vida.

Hubo un breve silencio en el cual Rainbow se quedó callada, sopesando la historia, aunque en un momento dado cambió de marcha e inquirió.

-¿Y qué fue de Billy Grey?

-Estuvo presidiendo el club durante unos años, que básicamente fueron conocidos como los años negros, ya que el tipo era particularmente cruel y sádico, provocando una guerra entre los Lost y los Angels of Death, otro club de moteros con el que tenemos y seguimos teniendo una rivalidad intensa. La cosa se mantuvo ahí hasta el año 2008 cuando Billy fue detenido por posesión de drogas, estando recluido en un centro de rehabilitación durante varios meses; durante ese tiempo Johnny K asumió la presidencia del club, puesto que desde su ascenso al poder el propio Billy lo nombró vicepresidente, pero en cuanto Billy salió de rehabilitación volvió a recuperar la presidencia. Y a partir de ahí todo comenzó a ir cuesta abajo y sin frenos.

-No me lo digas ¿el propio Billy?

-Ahí le has dado, volvió más trastornado que nunca y comenzó a dividir a la gente dentro del club, provocando una guerra civil que comenzó a carcomer a la hermandad por dentro. También empezó a llevarse cada vez peor con Johnny, enemistándose con él y poniéndose en su contra. Finalmente todo estalló en forma de traición por parte de Billy hacia Johnny, pero le salió mal la jugada y Billy acabó detenido en su lugar. Por lo que pudimos llegar a saber estuvo a punto de testificar en contra de todos nosotros a cambio de una prórroga de su condena, pero al final el propio Johnny tomó cartas en el asunto y se encargó de él.

-Vaya… menuda historia.

-Sí, menuda historia. La división de Alderney se quedó totalmente desperdigada, sin club, ya que tuvimos que quemarlo para evitar que nos relacionara con la muerte de Grey. Fue entonces cuando Johnny sugirió empezar de nuevo en la costa oeste, casi todo el mundo se fue allí, pero yo me quedé en Alderney, tratando de coordinar un poco a los escasos Lost que allí quedaban. En cuanto me enteré de la muerte de Johnny K me vine aquí para tratar de ayudar en todo lo posible, ya que la división de Alderney es un caso perdido. Y bueno, el resto ya es historia.

Una vez que hubo terminado de relatar su historia Angus se quedó callado, mirando por la ventanilla, viendo al tráfico pasar. Por su parte Rainbow guardó silencio, pensando en todo lo que el motero la había contado. Realmente había pasado por mucho a lo largo de toda su vida, podía entender por qué todo el asunto del nuevo territorio le ponía tan nervioso, incluso hasta podía ver el obvio y hasta real riesgo que corrían con esa nueva adquisición. Aun así había algo que no lograba entender, por lo que en un momento dado comentó.

-Sin duda alguna ese Billy Grey era un cabrón desleal, aunque hay algo que no me encaja. ¿Por qué querría separar así sin más a su propia gente?

-Porque estaba ciego, su ego no le dejaba ver más allá de sí mismo, poniéndonos a todos en peligro. Nunca entendió qué significaba realmente ser un Lost.

-¿Y qué significa ser un Lost?

Ante esa pregunta Angus la miró de cabo a rabo antes de contestarla.

-¿Sabes cómo, cuándo y por qué se fundaron los Lost?

-Eh… no realmente, la verdad-murmuró la chica, algo cortada.

Aun así Angus no se lo tuvo en cuenta y comenzó a explicarla.

-Todo comenzó en 1964, con ocho marines del ejército que se conocieron en Hanoi, en plena guerra de Vietnam. Eran soldados, pero también eran viejos conocidos, algunos amigos de la infancia y de toda la vida. Se conocieron allí, en pleno conflicto bélico, y tan solo se tenían los unos a los otros para sobrevivir. Fue precisamente esa unión y esa fuerte amistad que forjaron durante toda la contienda la que los ayudó a enfrentar los horrores de la guerra, consiguiendo de esa forma llegar vivos al final de la misma para contarlo. Sin embargo no todos pudieron conseguirlo, perdiendo mucho por el camino. Regresaron a casa desolados y marcados por un conflicto que se cobró miles de vidas, aún con el corazón y el alma en guerra. Los ocho amigos decidieron entonces fundar un club de moteros y vivir al margen de la sociedad, guiándose por su propia brújula moral, y nombrándolo como The Lost en homenaje a todos aquellos colegas que perdieron en la guerra. Todos se volvieron una familia, compartieron un mismo sentimiento de unidad, se apoyaron los unos a los otros, viviendo como mejor o peor quisieron vivir. Y de eso se trata, Rainbow. De unidad, de hermandad, todos somos uno. Somos Lost para siempre.

Las palabras de Angus, fieras y a la vez profundas, calaron hondo en Rainbow, la cual pudo entender perfectamente cómo se sentía el hombre, desolado por la precaria situación que su hermandad pasaba en esos momentos. Además se podía notar la gran lealtad que tenía por el club, algo que a ella no la era ajeno, ya que siempre se había considerado una chica leal con la gente que más y mejor conocía.

Finalmente llegaron al club de Mirror Park tras media de hora de viaje, parando justo al lado del taller; Rainbow fue la primera en bajar para coger la silla de Angus y ayudarle a sentarse en ella.

-Gracias por toda tu ayuda, Rainbow-comentó Angus, moviendo él mismo la silla.

-Ah, no es nada, es lo mínimo que puedo hacer.

-Y gracias también por escucharme, hacía tiempo que quería sacarme todo eso del pecho, ahora me siento un poco mejor. Eres una buena tía, justo lo que los Lost necesitan.

Rainbow tan solo asintió, al tiempo que esbozaba una sincera sonrisa; lo cierto era que no estaba acostumbrada a que la halagaran de esa forma, y de por si recibir tantos halagos la dejaba un tanto descolocada, sin saber muy bien qué decir al respecto.

-Bueno, te dejo por aquí que tengo trabajo, nos vemos.

-Hasta luego, Angus.

El hombre se internó en el taller, sin volverle a ver; por su parte Rainbow se dirigió a su moto, la cual había dejado aparcada justo delante de la entrada del bar. La arrancó justo al mismo tiempo que su móvil la sonaba, alertándola de un nuevo mensaje entrante. Lo leyó rápidamente viendo que era de Thunderlane.

Rainbow ¿dónde te has metido? Te dije que esta mañana había entrenamiento y no has aparecido.

-¡Ostia p*ta, mierda, mierda, mierda, se me ha olvidado por completo!-masculló la chica en lo más hondo de su ser.

Sin perder más tiempo aceleró a tope, quemando goma en el proceso y saliendo disparada del club, poniendo rumbo hacia el aeropuerto a no más tardar. Desde donde estaba la forma más rápida de llegar era yendo por la autopista de Elysian Field, bordeando la ciudad por el sureste y tomando la salida a la altura de La Puerta. Aun así le tomó cierto tiempo para llegar, ya que el tráfico era un tanto denso, pero por suerte ella se podía colar entre los coches, teniendo en ese sentido la moto una gran ventaja sobre cualquier coche veloz que se preciara.

Nada más llegar a la escuela de vuelo aparcó justo delante de la entrada principal, subiendo las escaleras de tres en tres, pero en cuanto abrió la puerta sus compañeros aparecieron de improviso, saliendo ya de clase.

-Anda, mirad quién llega ahora…

-Dash, llevas un tiempo sin aparecer por aquí, Boyd se acuerda mucho de ti, hoy ha vuelto a preguntar por ti.

Por su parte Rainbow les ignoró, aunque sin poder evitar acabar más molesta que de costumbre; se abrió paso para poder entrar, dándose de bruces entonces contra Thunderlane, el cual exclamó.

-¡Por fin, aquí estás, aunque llegas un pelín tarde!

-¡No me digas!

-¿Dónde estabas? Llevas un tiempo sin venir, Boyd está que trina contigo…

Antes de que ni él ni ella pudieran decir nada más, una ronca y alterada voz exclamó al otro lado del pasillo.

-¡Dash!

Por su parte la chica reprimió un seco jadeo, al tiempo que Thunderlane comentó.

-Te espero afuera.

-No, no hace falta, vete ya, nos vemos en casa.

Por su parte el chico se retiró, dejando a Rainbow y Boyd solos; como el ex marine estaba al otro lado del pasillo Rainbow tuvo que acercarse hasta el aludido, el cual la miraba con gesto de circunstancia.

-Vaya, vaya, Dash, por fin se digna a aparecer… lleva varias ausencias seguidas a lo largo de estas últimas semanas. ¿A qué se debe esta apatía? ¿Puedo suponer que ya no la interesa este curso?

-¡No es eso, señor!

-¿Ah, no? ¿Y entonces qué es? Si mal no recuerdo quería unirse a los Wonderbolts, me temo que no está sumando puntos para eso, las faltas se penalizan.

-Lo sé…

-Oh ¿de veras? Y en tal caso ¿por qué no viene a los entrenamientos? Exijo una explicación.

Rainbow trató de permanecer serena e imperturbable, aunque la quemaba el hecho de que Boyd tenía razón; desde que se unió a los Lost apenas había tenido tiempo, ya que la llamaban cada dos por tres, como esa misma mañana, siendo esa la razón por la que no había podido acudir al entrenamiento. Pensó muy bien sus palabras antes de responder nada.

-Estoy ocupada de un tiempo a esta parte, pero eso no significa que no desee seguir con el curso.

Ante esa respuesta Boyd la miró de arriba abajo con el ceño fruncido, al tiempo que se la quedaba mirando atentamente, como si hubiese visto algún detalle en particular que le hubiese llamado la atención. Finalmente suspiró y comentó.

-No me voy a meter en su vida privada, después de todo no soy tan metiche, pero más la vale volver a las clases si lo que quiere es entrar en los Wonderbolts ¿de acuerdo, Dash? Quiero verla en el próximo entrenamiento.

-Allí estaré, señor.

-Bien. Puede retirarse.

Rainbow se dio la vuelta rápidamente y se fue de allí bajo la atenta mirada de Boyd, el cual no la perdió de vista hasta que finalmente salió de la escuela.
Nada más salir, y en cuanto alcanzó el pie de las escaleras, vio a Thunderlane apoyado en la pared con actitud de espera, reincorporándose enseguida al verla.

-Te dije que no me esperaras…

-Sí, pero ya sabes que me gusta llevarte la contraria.

-Ya, me suena…

-¿Qué te ha dicho Boyd?

-Nada importante, salvo que me quiere ver en el próximo entrenamiento.

-Normal, llevas ya casi tres semanas sin venir ¿Qué andas haciendo? Últimamente paras muy poco por casa.

-Son cosas mías, no te metas, Thunderlane.

Realmente no quería involucrarle en todo lo que la había estado pasando últimamente, de ahí a que prefiriese no decirle nada sobre los Lost y dónde andaba metida. Era mejor así, por ahora no había pasado nada grave, pero desde esa misma mañana las probabilidades de que sucediese algo habían aumentado exponencialmente.

La chica se montó en su moto con expresión austera, pero el chico no desistió.

-¿Sabes? Desde que te compraste esta moto estás como más ausente, no has vuelto a coger el coche…

-¿Qué eres ahora? ¿Psicoanalista?

-No hace falta ser un experto para obviar que algo te pasa, Rainbow…

-Oh, vaya, mira cómo se las da de entendido…

-No me las doy de nada, simplemente es lo que veo. Y me preocupa, no pareces tú.

-¿Qué? ¿Por qué iba a preocuparte, si se puede saber?

-¿No es obvio?

Ante esa pregunta Rainbow se quedó estática, no muy segura de a qué se refería exactamente; no lo admitiría así sin más, pero por alguna extraña razón algo en su pecho saltó, como si se esperara lo inesperado. Pero hasta ella sabía que no sería así ni por asomo, de hecho una parte de ella se esperaba que no fuera así.

-¿El qué es obvio?-inquirió ella, girando levemente la cabeza.

Por su parte Thunderlane alzó las cejas, con gesto condescendiente, al tiempo que decía.

-¿Que somos amigos y compañeros de piso por un casual? Lo normal es que me preocupe por ti…

La chica bajó la mirada, al tiempo que esbozaba un gesto resignado casi imperceptible.

-No hace falta que te preocupes tanto por mí.

Tras esa frase arrancó la moto y aceleró de golpe, dejando atrás a un preocupado Thunderlane, el cual la observó alejarse hasta que la perdió de vista al otro lado de la terminal.

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-Muy bien ¿y qué hay de la seguridad?

-Hay varias guardias con diferentes horarios a lo largo de todo el día, mañana, tarde y noche, con un par de tiradores en la azotea y grupos de tres vigilando los jardines y sus colindancias.

-No es suficiente, tenemos que doblar las guardias y aumentar los grupos, te dejo plena libertad para organizarlos como gustes, pero quiero un nuevo plan de seguridad para esta noche ¿de acuerdo, Hernando?

-Sí, señor Belle…

-Muy bien.

-Aunque… ¿puedo hacerle una pregunta, señor?

-Usted me dirá.

Hernando se tomó unos pocos segundos para pensar bien su pregunta, comentando al poco rato.

-Entiendo que haya vuelto, aunque… ¿cree que ha sido prudente hacerlo?

Ante eso Magnum entrecerró los ojos con gesto imperturbable, respondiendo al poco rato.

-Prudente o no era algo necesario, bastante he hecho ya imponiéndole así sin más el peso de todo el cartel a mi hija. Comprendo tu inquietud, Hernando, pero no hay por qué preocuparse. Tú por ahora reorganiza la seguridad y luego ya veremos cómo procedemos.

-Muy bien, señor.

-Puedes retirarte.

Una vez solo en su despacho, Magnum pudo permitirse el lujo de esbozar un gesto preocupado; mentiría como un bellaco si dijera que volver no ha sido para nada arriesgado, porque realmente lo era. Su sola estancia en Vice City ya era de por sí anacrónica, y muy probablemente para el final del día toda la ciudad ya estuviera enterada de su regreso. Por su parte era algo que tenía asumido, y en ese sentido no le preocupaba como tal. Pero por parte de su familia y organización sí que le preocupaba.

En un momento dado se levantó de su silla y salió del despacho, dirigiéndose al piso superior y encontrando a su mujer y su hija pequeña en la habitación de la misma. Nada más verle la niña exclamó, al tiempo que echaba a correr hacia él.

-¡Papá!

-¡Hey! ¿Cómo está mi pequeño tesorito?-inquirió el hombre, abrazándola con fuerza y levantándola del suelo.

-¡Me alegro tanto de volver a veros!-exclamó por su parte la niña, cubriendo a su padre de besos y aferrándose a su cuello.

-Yo también me alegro de volver a verte, cielo.

-Sí, aunque esto sería mucho mejor si estuviera aquí Rarity…

Ante eso Magnum y Pearl se miraron entre sí con un gesto preocupado, a lo que el hombre reaccionó llevando a su hija a su cama, sentándola en ella y poniéndose a su altura para hablar con ella.

-Mira, tesorito, ya sé que tu hermana está lejos de aquí, pero no tienes por qué preocuparte por ella. Ahora nosotros hemos venido para estar contigo.

-¿Sabéis cuándo va a volver?-inquirió la niña, con gesto triste.

Ante eso Pearl tomó la palabra rápidamente.

-Aún no va a poder volver a casa ya que tiene asuntos que atender en la costa oeste.

Por su parte la niña se quedó callada, sin poder evitar esbozar una triste mirada, aunque su madre intercedió enseguida comentando.

-No estés triste, cariño, piensa que ella también tiene tantas ganas de volver a verte como tú. Hagamos una cosa, esta noche la llamamos por video llamada y hablamos todos juntos con ella ¿vale?

-Está bien…-murmuró Sweetie, tratando de verse algo más animada.

Para confortarla tanto Magnum como Pearl estuvieron un buen rato con ella, jugando juntos en la piscina interior del piso inferior, junto al jardín trasero. Hacía ya bastante tiempo desde la última vez que pudieron compartir un momento familiar como ese, algo que tanto la niña como sus propios padres sabían muy bien, por lo que lo disfrutaron intensamente durante cada minuto y cada segundo que duró.

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Piscina interior


En un momento dado mientras que Magnum se secaba, al tiempo que su hija y su mujer seguían en el agua, su móvil comenzó a sonar insistentemente; por un instante el hombre no quiso cogerlo, pero al final desistió y miró la pantalla, viendo que se trataba de un número oculto. Frunciendo el ceño respondió a la llamada rápidamente.

-¿Sí?

-Nos vemos en cinco minutos en el vertedero-anunció entonces una voz al otro lado, colgando inmediatamente después.

Por su parte Magnum cerró los ojos con gesto aprensivo, algo que a su mujer no se la pasó.

-¿Va todo bien, cariño?-inquirió ella, desde el agua.

-Sí, sí, me tengo que ausentar un momento, no tardaré mucho.

Ante ese anuncio Pearl esbozó una preocupada e inquisitiva mirada, a lo que él tan solo respondió con un leve asentimiento con la cabeza. Tras eso se marchó de la piscina dejando a su preocupada mujer y su hija allí.

No se demoró demasiado en vestirse, después de todo Magnum nunca había sido un hombre excesivamente formal, prefiriendo atuendos más simples y mundanos tanto por razones personales como técnicas, ya que además le ayudaban a no llamar tanto la atención cuando iba por la calle. Escogió una camisa azul con motivos florales de color amarillo pálido y unos vaqueros ceñidos, junto a unos zapatos deportivos blancos para completar el conjunto. Y, como guinda, cogió su sombrero de paja favorito para protegerse del sol. Tras eso se dirigió directamente al garaje para ir a por su coche.

Hacía ya un tiempo desde la última vez que cogió su viejo cognoscentti negro blindado, el coche que siempre usaba para moverse por la ciudad; al contrario que su hija él nunca había sido de coches opulentos y veloces, prefiriendo algo más ergonómico y no tan llamativo. Salió del garaje por la puerta más cercana a la calle y se puso en camino hacia su destino.

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Cognoscentti blindado


El vertedero de la ciudad estaba situado en el extremo sur de Little Haití colindando con Little Habana, por lo que era un lugar perfecto para reuniones clandestinas; nada más llegar entró en el lugar y aparcó el coche junto a un módulo prefabricado, saliendo de él y esperando junto a una grúa inactiva mientras fumaba un puro. Tras varios minutos de espera finalmente apareció en escena un deportivo grisáceo con una sirena roja interior que aparcó justo al lado de su cognoscentti, saliendo de él una persona que, para Magnum, se le antojaba familiar.

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Vertedero de Vice City


-Hey, McTony, me alegro de volver a verte…

-Más te vale que eso sea sorna, si realmente no es así entonces sabré que no estás en tus cabales.

-Yo también te he echado de menos.

-¿Qué haces aquí, Magnum?

Antes de responder el aludido dio una larga calada a su puro, pensándoselo bien.

-Digamos que las obligaciones de un padre están por encima de cualquier otra cosa.

-No me venga con esas, teníamos un trato.

-Lo sé…

-¿Entonces por qué has vuelto? No he venido a detenerte, pero lo más probable es que si vuelvo a visitarte será para eso mismo, y no creo que eso te guste tanto.

Ante eso Magnum dio otra calada al puro, murmurando inmediatamente después.

-Supuse que me dirías eso, y no creas que no me he olvidado. Es por eso por lo que he pensado en que podríamos renegociarlo…

-¿Renegociar? No hay nada que renegociar, Magnum, lo hecho, hecho está, me temo que no es tan sencillo.

-Vamos, vamos, los dos sabemos muy bien que todo tiene un precio.

-Esta vez no, Magnum, no puedo hacer nada.

-Sí, claro.

-Lo digo en serio, Magnum, todo ha cambiado desde que te fuiste, en el departamento ahora se mira todo con lupa, y si se enteran de nuestro proceder me temo que no habrá nada más que negociar.

-Oh, vamos, no me jodas McTony, confiaba en qué podríamos llegar a un acuerdo…

-Magnum, si dependiera de mí tal vez, solo tal vez, le daría un tiento, pero realmente no puedo hacer nada. Tienes que irte.

-Me temo que no puedo hacer eso.

-Entonces estás muerto.

Un denso silencio cayó entre los dos hombres como una losa pesada, mirándose fijamente durante unos breves segundos. Por su parte Magnum quiso dar otra calada, con gesto nervioso, pero tan solo se encontró con que el puro se había apagado, sacando su mechero para volver a encenderlo. Por su parte McTony volvió a hablar.

-Mira, Magnum, puede que hayas tenido tus razones para volver, eso no te lo discuto, pero sabes tan bien como yo que esto no es eterno. En cuanto sepan que has vuelto y comprueben todo en un par de llamadas, estarás acabado. Aún estás a tiempo para volver por donde has venido.

Magnum trató de no verse intimidado, por su parte se refería no tenía miedo, pero por otro lado sí que temía por lo que le podría pasar a su familia, especialmente a Sweetie Belle.

-Vale, supongamos que vienen a mi casa a detenerme, sólo se llevarían a mi ¿no?-comentó el hombre, dando otra calada.

-Teniendo en cuenta los precedentes, sí, claro.

-Muy bien, entonces en cuanto llegue el momento si me entrego por las buenas se irán sin hacer más ruido ¿no?

-Sí…

-Vale, muy bien.

-Magnum, aún estás a tiempo de huir.

-Lo sé, pero no me voy a ir a ningún lado.

Ante eso McTony dejó escapar un seco aspaviento, espetándole de seguido.

-No entiendo nada, Magnum, se supone que hicimos todo esto para protegerte a ti y a tu negocio, y ahora a las primeras de cambio decides volver, comprometiéndolo todo sólo porque te ha dado la gana. Ahora yo estoy jodido, tú estás jodido, todos estamos jodidos ¿a qué viene todo esto?

-Quiero proteger a mi familia.

-¿Qué? Ya estaba protegida, Magnum, la has puesto en peligro al volver.

-Es más complicado que eso.

Por su parte McTony soltó un suspiro exasperado, viendo que no iban a ninguna parte. Finalmente desistió, comentando de seguido.

-Ah, mira, haz lo que te dé la gana, yo ya te he avisado, y el que avisa no es traidor, así que en cuanto lleguen los geos a tu casa recuerda que te di una oportunidad para reconsiderarlo y huir.

Por su parte Magnum no dijo nada, mirando a la nada y moviendo el puro entre sus labios, el cual se había vuelto a apagar. McTony regresó a su coche y antes de subir a él murmuró.

-Si realmente quieres proteger a tu familia lo mejor que puedes hacer es volverte a las Bahamas. De ti depende, Magnum.

Tras eso el agente de la DOA arrancó su coche y se alejó de allí, dejando solo al hombre, el cual se encontraba sumido en sus propios pensamientos. Varias nubes grisáceas comenzaron a asomarse por el sur, amenazando con tormenta a Vice City.

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Se aproximaba algo gordo. Rara vez solía llamarla ante su presencia, pero cuando eso ocurría Sunset sabía que se trataba de algo serio que debía ser consultado en persona. Después de todos esos años trabajando para él la chica podía llegar a percibir más o menos su comportamiento de acuerdo a determinados detalles y acontecimientos, pero aun a pesar de todo apenas sabía casi nada de él como tal. No era algo que realmente la importara, después de todo ella tan solo era una subordinada más, con la única diferencia de que era la más cercana a él en cuanto a rango se refería. Salvo eso personalmente no sabía absolutamente nada, y en ese sentido el hombre era una densa y pesadísima cortina negra imposible de apartar por mucho que se intentara. Por su parte nunca lo había intentado, y prefería no intentarlo, solo por si las moscas.

Desde que empezaron a trabajar en esa ciudad tan sólo había estado una vez en su casa, para coordinarse un poco en el reparto de tareas entre el resto de subordinados, siendo esta la segunda vez que la visitaba. Debido a su gran influencia y poder, pudieron construir en poco menos de un mes una imponente, señorial y vanguardista mansión, digna de las que se veían normalmente en Vinewood Hills, aunque quizás lo más destacable era el emplazamiento en sí. Palomino Highlands era una de las pocas zonas sin urbanizar en el lado este de la ciudad, era considerada como las afueras de Los Santos y tan solo había una verde vegetación encarando la orilla este del Atlántico. Normalmente no se edificaría así sin más en un lugar como ese, pero para alguien como su jefe no había nada imposible. Por lo que, en poco menos de tres semanas, se levantó la mansión y se conectó con el resto de la ciudad a través de un camino de tierra al cual se podía acceder desde el extremo sur de El Burro Boulevard, la carretera que bordeaba todo el campo petrolífero de Murrieta desde el este. Situada en la ladera oeste del promontorio más alto del lugar, la mansión tenía unas vistas impresionantes y se podía ver casi toda la ciudad desde allí. Sunset giró la cabeza y pudo contemplar por un instante a la susodicha antes de centrar la vista en el camino de tierra, el cual no estaba del todo bien aplanado en algunos puntos, habiendo unos cuantos baches por el camino. Lanzó una rápida y corta mirada por el retrovisor para asegurarse de que nadie la seguía, acelerando un poco más para llegar enseguida.

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Palomino Highlands


Finalmente llegó hasta el acceso a la mansión, una imponente verja vigilada por un par de guardias armados con sendos rifles de asalto; Sunset se paró frente a ellos y les hizo un breve gesto, uno de ellos se llevó un puño a la boca y, pocos segundos después, la verja se abrió permitiéndola el paso. Por su parte Sunset condujo por un amplio camino enlosado hasta llegar justo al lado de la puerta principal de la mansión, justo delante de una fuente blanca de mármol de lo más señorial. Aparcó el coche justo enfrente de la puerta y se dirigió a la misma, mientras contemplaba la austera fachada principal. Desde donde estaba la mansión daba la sensación de ser de una sola planta, pero en realidad era de doble altura, estando el segundo piso justo debajo de la planta superior, que era en realidad la entreplanta. El piso inferior se encontraba sujeto mediante unas fuertes vigas de titanio apoyadas en la ladera de la colina que la albergaba, dando la sensación de que el piso entero flotaba en el aire.

Llamó a la puerta y, al cabo de unos pocos segundos de espera, la abrió un hombre musculoso y fortachón.

-Me ha llamado el jefe.

-Te está esperando, adelante.

El interior de la mansión era el típico loft diáfano que tan de moda estaba últimamente, sin apenas paredes y todo fusionándose en un solo espacio; desde el hall podía ver el salón-comedor, la cocina y la terraza exterior, separada del resto por amplios ventanales. La única pared que había se encontraba en el salón, en la cual había una amplia televisión de plasma adosada junto a una vistosa chimenea que se fundía con la televisión, dando la sensación de ser un solo elemento. Justo al lado se encontraban las escaleras que bajaban al piso inferior, Sunset se dirigió hacia ellas directamente sin apenas fijarse mucho más en la parca decoración que la rodeaba, con motivos blancos y negros abstractos pintados en las paredes.

Las escaleras daban directamente a un alargado pasillo el cual daba acceso a varias puertas, aunque ella tan solo se dirigió a la del fondo del todo, que es donde se encontraba su despacho. Al pasar al lado de la primera puerta, la única que se encontraba abierta, tuvo una breve visión de una de las habitaciones, la cual daba directamente a la terraza inferior, mucho más amplia que la superior, en la cual se podía entrever una pequeña zona ajardinada junto a una alargada piscina infinita. Finalmente llegó a la puerta del fondo y llamó a la misma, al tiempo que una grave voz la daba paso.

-Adelante.

Como la última vez el despacho de ese hombre era de todo menos luminoso; la única luz que se veía era la del pasillo entrando por la puerta, además de la luz que emitía su ordenador personal y unas pequeñas franjas de luz entrando por las estrechas aperturas de una moderna persiana echada. En un momento dado el hombre se dirigió a ella casi sin darse cuenta.

-¿Y bien? ¿Qué tal con ese nuevo grupo?

-Muy bien, señor, mejor de lo esperado, se coordinan muy bien entre ellas y en ocasiones no parece ser un grupo amateur para nada.

-Bien, bien, eso es bueno… ¿Cuántas dijiste que eran?

-Cinco, señor.

-Vaya, un pequeño contratiempo, tengo algo nuevo que requiere de alguien más para el trabajo, aparte de ti.

-¿De qué se trata?

-De algo que nos puede beneficiar a corto plazo, te enviaré los detalles ahora, pero quería tratar el asunto del grupo contigo. Cuéntame más sobre esas chicas.

Algo extrañada por esa petición Sunset acató la orden, comenzando primero con la que más contacto tenía constantemente.

-Está bien. Por un lado está Twilight Sparkle…

-Ah, sí, la señorita Sparkle, la del desfalco de la biblioteca ¿no?

-La misma. Es la más inteligente de las cinco, la que mejor planea y la que más cabeza tiene, aunque se deja llevar por los nervios y a veces no está tan centrada como debería.

-Ajá ¿qué más?

-Por otro lado está Rarity Belle…

-Oh, sí, la mismísima señora de la droga de Vice City… ha sido un dos por uno.

-Desde luego, es la segunda más inteligente después de Sparkle, tiene mucha sangre fría cuando la situación lo requiere y es calculadora y bastante meticulosa.

-No me podía esperar menos… ¿Qué hay de las demás?

-También está Pinkie Pie… quizás la más descerebrada del grupo, aunque cuando quiere es capaz de hacer las cosas bien, siendo hasta competente en ese aspecto. Suele ir por libre en ocasiones, pero eso la deja espacio para ser ella misma y hace lo que tiene que hacer cuando es necesario. Incluso ha llegado a sustraer algunos materiales a mi espalda, pero la dejo hacer, sé que es lo suyo.

-Sí, la repostera esa es una personita de lo más interesante…

-Rainbow Dash también es un poco descerebrada, pero lo compensa con una competencia bastante alta, ya que sabe pilotar aviones, lo cual es una gran ventaja. Es bastante impulsiva y muy echada para delante, pero a veces incluso algo así viene bien, sobre todo para este tipo de trabajo.

-Desde luego…

-Y finalmente está Applejack, la típica paleta de campo al menos en apariencia, ya que ha demostrado desenvolverse bien aun a pesar de las circunstancias. También sabe pilotar aviones, y parece conocerse bien toda la zona norte del condado de Los Santos.

-Bien, bien, no está mal, es variado… son perfectas.

-Depende de para qué, según las vea, pero no están mal, van aprendiendo.

-Estupendo, aunque como ya te he dicho precisas de alguien más para la siguiente operación, así que ya sabes.

-Me pondré a ello inmediatamente, señor.

-Bien. Aunque una cosa ¿Qué ha sido de ese apañador que enviamos al monte Gordo hace ya varias semanas? ¿Alguna noticia?

-Absolutamente nada, señor, no aparece ni él ni la chica a la que fue a silenciar. Empiezo a preocuparme…

Por su parte el hombre no dijo nada, envolviéndose entre las sombras y fijando sus ojos en la pantalla del ordenador, llegando a fruncir el ceño por el camino, cosa de la que Sunset se percató.

-¿Sucede algo, señor?

-¿Te aseguraste de que nadie te seguía?

-Sí, claro que sí…

Ante eso el hombre tan solo giró la pantalla, dejando ver en ella una serie de monitores de cámaras de vigilancia, aunque en uno de ellos se podía ver la figura de una chica delgada y de pelo liso acercándose a la mansión desde el lado sur y justo al lado de las vigas que sostenían el piso inferior donde se encontraban. La chica se fijó bien, percatándose enseguida de quien podría ser.

-No puede ser… ¿pero cuando a…?

-No te preocupes, ya he mandado a alguien para que nos la traigan ¿sabes quién puede ser?

-Creo que sí, pero no estoy segura, antes me gustaría poder asegurarme…

En ese justo momento aparecieron en el monitor dos matones vestidos de negro que se abalanzaron sobre la chica, reduciéndola rápidamente. Uno de ellos se llevó un puño a la boca, oyéndose por un interfono que había en la mesa.

-Tenemos a la intrusa, señor ¿Qué hacemos con ella?

-Traédnosla.

Al cabo de unos breves minutos aparecieron en la habitación los dos matones acompañados de la chica, Sunset nada más verla se aseguró del todo, comentando de seguido.

-No hay duda alguna, señor, es ella, la misma chica que eliminó a Cranley y aquel cliente nos mandó eliminar.

-Vaya, vaya, vaya, qué grata sorpresa…

-Por fin te tengo aquí… voy a matarte yo misma-masculló Sunset, sacando su arma, pero antes de que llegara a hacer nada el hombre la paró.

-Espera, Sunset, creo que podemos hacer algo mejor. Acércate, querida.

Por su parte la chica se quedó en el sitio, muerta de miedo, pero Sunset la obligó a andar cogiéndola del pelo hasta quedar justo delante de él.

-Así que fuiste tú quien eliminó a Cranley ¿no es así?

Ante esa pregunta ella no respondió, demasiado asustada como para hacerlo, en cambio tan solo asintió rápidamente con la cabeza.

-Impresionante, debo decir. No fuimos nosotros los que marcamos a ese mentecato, de hecho fue alguien completamente ajeno a nuestra organización, pero fue a nosotros quien se nos encargó disponer de ti. Sin embargo, pese a todo, estás en este mismo instante aquí y ahora. Dime ¿fuiste tú quien mató a mi sicario?

Una vez más la chica tan solo asintió con la cabeza enérgicamente, a lo que el hombre tan solo sonrió mordazmente.

-Vaya, esto sí que es interesante. Ese hombre era uno de mis mejores sicarios, nunca había fallado en ninguna misión. Hasta ahora. Era sin duda un miembro valioso. ¿Qué vas a hacer al respecto para compensarme?

Para entonces la chica se había reducido a un cumulo de lloriqueos y temblores varios, por su parte Sunset la hizo recomponerse rápidamente, gritándola en el proceso.

-¡Arriba, estúpida! ¿Acaso sabes con quién estás hablando? ¡Ten un mínimo de respeto!

Ante esa muestra de lealtad y respeto el hombre tan solo esbozó una fina sonrisa, aunque enseguida comentó.

-Tranquila, Sunset, no la golpees mucho, después de todo aún debe rendirnos cuentas ¿no te parece?

-¿A qué se refiere?

Por un instante el hombre tan solo la miró con gesto obvio, a lo que ella rápidamente comprendió.

-Está bien. ¿Cuándo empezamos?

-Primero debemos esperar a que se sucedan los inminentes acontecimientos. Te acabo de mandar los detalles, míralos con tu nueva amiga y llama a las demás cuando todo esté listo.

-Sí, señor. Venga, camina.

Las dos chicas salieron del despacho, el cual volvió a envolverse en la más absoluta penumbra. Por su parte el hombre tan solo esbozó una satisfecha sonrisa, al tiempo que ultimaba un correo en el que se podía leer Epsilon, mandándolo inmediatamente después.

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Esa misma noche Twilight se encontraba en su apartamento, de donde apenas se había movido en todo el día salvo para hacer la compra diaria y poco más, leyendo para entretenerse y alejada de todos y de todo durante varias horas seguidas. No era algo que hiciese muy a menudo, pero cuando lo hacía la ayudaba a desconectar y relajarse, lo cual la venía bien, ya que no había vuelto a saber nada de Sunset desde el golpe a Epsilon, cosa que agradecía profundamente. Cualquier cosa era mejor que lavarle los trapos sucios a Sunset y a su gente, pero hasta ella sabía que todo acababa llegando, y esa precisamente no iba a ser ninguna excepción. Mientras tanto prefería disfrutar del momento, pensando en otra cosa.

En cuanto dieron las nueve se hizo una cena ligerita compuesta por ensalada con rúcula, queso y nueces junto con un par de sándwiches mixtos y un zumo de naranja, sentándose cómodamente en el sofá y encendiendo la tele para ver las noticias y estar informada, llegando justo a tiempo antes de que empezara el informativo.

-¡Weazel News, confirmando tus prejuicios! Noticia de última hora, abrimos el informativo de la noche con algo que de alguna forma nos lo esperábamos, pero a la vez no lo esperábamos, especialmente los gruppies, los iluminados new age y las celebridades de turno. Y es que se ha revelado a través de una filtración anónima en internet una serie de documentos y testimonios que prueban que el programa Epsilon, la nueva religión de culto que dejó de serlo hace pocas semanas atrás, es una total y completa farsa. La noticia ha sacudido a toda la sociedad americana, especialmente a aquellas personas que se encontraban afiliadas al movimiento, que han visto como su credibilidad ha quedado totalmente desbancada, si no lo estaba ya. Las redes sociales como Bleeter y LifeInvader se encuentran ahora mismo ardiendo, figuradamente hablando claro está, no vaya a cundir aún más el pánico, mientras que numerosas sedes del movimiento en otros estados están comenzando a cerrar, al tiempo que las respectivas sedes de policía comienzan a investigar al respecto. En las islas Caimán también ha sido detenido el fundador del movimiento, Cris Formage, el cual ha sido acusado de malversación de fondos, premeditación y alevosía.

Esa noticia cogió por sorpresa a Twilight, la cual llegó a comentar para sí misma en voz alta.

-Vaya, así que al final se han decidido a usar la información…

-Por el momento no se sabe quién ha podido filtrar la información, aunque la policía no descarta que fuese la misma persona que bombardeó la sede del programa en Rockford Hills recientemente.

Ante eso Twilight se revolvió en el sofá, un tanto incómoda, temerosa de que pudieran relacionarlas con el suceso.

-Sin embargo la relevación no sólo ha desatado miles de comentarios en Bleeter o LifeInvader, sino que también ha repercutido de forma negativa en algunas personas afiliadas al movimiento. Al parecer, y desde que la información se reveló, han empezado a aparecer multitud de personas en sus hogares con signos evidentes de haberse quitado la vida de forma voluntaria.

Ante eso Twilight se quedó de una pieza, ya que no se esperaba para nada una reacción así por parte de toda esa gente.

-Esta cadena de suicidios parece estar causada por el hecho de que el programa Epsilon sea una farsa, incitando a las personas que más estaban metidas en el movimiento a quitarse la vida al ver que lo que las motivaba era tan solo una gran y muy elaborada mentira. La lista de personas suicidadas empieza a ser bastante extensa, sólo en esta ciudad ya se han reportado más de cincuenta casos, el último se ha registrado en un pequeño piso en el barrio de Morningwood, donde vivía una chica joven soltera que respondía al nombre de Trixie Lulamoon, la encontraron colgada de una de las vigas del salón y con síntomas de haber consumido fármacos como para dormir a un elefante…

La tele siguió sonando pero para entonces Twilight no escuchaba, no podía por mucho que quisiera. La noticia la asaltó como un auténtico mazazo, sintiéndose peor que nunca en toda su vida. Estaba muerta. Trixie estaba muerta. Si antes se encontraba preocupada por ella por lo que la podría pasar, ahora ya no hacía falta puesto que lo peor que podría haber pasado, había pasado. Por un momento negó con la cabeza, como si quisiera que realmente no fuera así, pero la realidad seguía estando ahí, atormentándola, recordándola que todo eso era condenadamente real.

-Trixie… no… ¿por qué? Oh, dios mío ¿qué he hecho?-musitó Twilight, saltándola las lágrimas casi sin poder evitarlo.

Se levantó a trompicones del sofá, tirando la bandeja con su cena y desparramando todo su contenido sobre la mesa y parte del suelo. Las lágrimas resbalaron por sus mejillas de forma cuantiosa e imparable, sintiéndose peor que nunca y sintiendo que ella había provocado su muerte. Y no sólo la suya, sino la de todas esas personas que se habían quitado la vida por culpa de ese maldito culto, el cual ya era historia, pero a un precio demasiado alto.

Llorando a lágrima viva Twilight se dirigió a su habitación y se echó sobre su cama, donde descargó toda su pena y frustración al tiempo que musitaba sin parar.

-¡Lo siento! ¡Lo siento, Trixie, lo siento! ¡Lo siento!

Enrollada como una bolita la chica siguió llorando copiosamente hasta que finalmente el cansancio la venció, durmiéndose sin apenas darse cuenta. En el salón la tele siguió encendida, mientras iban contando otras noticias del momento. Afuera Los Santos también lloraba, al tiempo que comenzaba a llover con fuerza.

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En el mismo puerto de Los Santos una densa cortina de agua caía sobre los contenedores apilados en la terminal, donde miles de cargueros cargaban y descargaban constantemente las veinticuatro horas del día. Uno de esos cargueros, con el nombre de Ocean Motion, se encontraba ultimando los preparativos antes de salir, mientras que un par de grúas terminaban de cargar los últimos contenedores en su cubierta principal. Varios operarios aseguraron bien los contenedores, al tiempo que el operario jefe verificaba la carga con el capataz del puerto junto a la barandilla de acceso.

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Ocean Motion


-Vale, y esos dos eran los últimos. Estamos listos para partir.

-Muy bien, avisaré a control y os dará la salida en cuanto la autorice.

-Muy bien.

El capataz desembarcó rápidamente, al tiempo que los operarios del barco se movían y coordinaban con los del puerto para retirar la barandilla e ir soltando las amarras para salir en cuanto estuvieran listos. Las operaciones se alargaron durante unos minutos más hasta que finalmente, en el puente de mando, obtuvieron el permiso para salir.

-Control de Autoridad Portuaria de Los Santos a Ocean Motion, tiene vía libre para salir.

-Recibido, control, nos vamos.

-Que tengan una buena travesía.

El carguero comenzó a moverse hacia atrás para salir del puerto, al tiempo que los propulsores de proa del lado de estribor se ponían en movimiento para ayudar al gigante a virar hacia la izquierda para poder maniobrar bien. Al mismo tiempo un par de remolcadores hicieron acto de aparición y ayudaron al carguero empujándole desde el otro lado.

Finalmente la gran nave enfiló proa hacia el atlántico y salió del puerto a toda marcha, emitiendo tres bocinazos largos a modo de despedida. En cuanto se alejó lo suficiente de la costa varió el rumbo y pusieron proa hacia el norte, bordeando el estado por el oeste y dejando atrás la ciudad de Los Santos. El ritmo constante y la velocidad de once nudos y medio permitieron al buque alejarse rápidamente, aun a pesar de que la lluvia había revuelto un poco el mar, aunque no demasiado.

En poco menos de tres cuartos de hora dejaron atrás las costas del condado de Los Santos y se adentraron en las del condado de Blaine, pudiéndose ver en la lejanía aun a pesar de la lluvia y a más de quinientos metros de distancia, sobre todo la alta figura del monte Chiliad, la elevación más alta a ese lado de San Andreas. Salvo una pequeña marejada debido a la lluvia todo estaba en calma y tranquilo.

Sin embargo, y en un instante, todo cambió. Se sucedió de improviso una súbita explosión en el lado de estribor del casco, junto a la popa, haciendo estremecer a toda la estructura del buque y reventando la sala de máquinas. Acto seguido se sucedió otra explosión, ésta vez en el costado central, sacudiendo una vez más todo el barco. Una tercera explosión hizo acto de presencia, ésta vez junto a la proa, desestabilizando de esta forma la nave y abriendo tres grandes vías de agua en el mismo lado de estribor del casco. Todo sucedió tan deprisa que a la tripulación no le dio tiempo a reaccionar, mientras que el Ocean Motion comenzaba a escorarse hacia estribor, hundiéndose rápidamente. Gran parte de la carga resbaló y cayó al agua, al tiempo que toda la estructura del barco terminaba de escorarse, acabando sumergido boca abajo y con la quilla hacia arriba. Se mantuvo en esa pose durante unos largos minutos más hasta que finalmente el agua terminó de inundar el resto de compartimentos que aún quedaban secos, provocando esta vez el hundimiento total del carguero, el cual se precipitó sobre el fondo marino con gran estrépito, destrozándose gran parte de la superestructura y desparramando el resto de la carga por todo el lugar.

En la superficie tan solo quedaron unos pocos restos flotantes que evidenciaban la catástrofe, siendo arrastrados por la marea hacia la costa de vuelta hacia San Andreas.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 19 Ene 2017, 14:17

Capítulo 29
El golpe de Securoserv (1ª parte)


Esa mañana Twilight se despertó sintiéndose peor que nunca, con la cabeza dándola vueltas como si se hubiera tomado dos litros de absenta, los pelos desenmarañados y marcas de lágrimas surcando su cara. Los acontecimientos más recientes aún seguían rondando por su cabeza, y aunque trató por todos los medios de llorar, no pudo. No la quedaban más lágrimas que derramar. Trixie estaba muerta por su culpa. Y con ella un buen montón de personas más.
Se levantó moviéndose como un zombi, dirigiéndose primero al baño y luego a la cocina para desayunar. Encendió la radio como un acto reflejo mientras el apestoso café se hacía, sentándose en un taburete y mirando a la nada con un gesto en blanco.

-¡Weazel News, confirmando tus prejuicios! Noticia de última hora, según varios testimonios de algunos vecinos de Paleto Bay se ha hundido de madrugada cerca de las costas del estado un carguero de nombre Ocean Motion, el cual había salido del puerto de la ciudad unas pocas horas antes. Dado que se ha hundido frente a las costas del condado de Blaine el sheriff local está investigando lo sucedido, aunque debido a las restricciones impuestas de acuerdo a la última convención sobre el Derecho del Mar, no se puede hacer nada al respecto hasta que no se autorice como tal ya que el naufragio ha ocurrido a la altura de la plataforma continental y a más de doscientas millas de distancia de la costa, lo cual limita la acción legal del estado.

Twilight apenas escuchó lo que la radio decía, centrándose más en desayunar un poco, pero teniendo en cuenta cómo se levantó apenas la entraba nada, notando como si tuviera un nudo en la garganta que la impedía tragar nada. Media magdalena seca y una cuarta parte de la taza que se sirvió fue lo único que pasó antes de sentirse mal de verdad, dirigiéndose directamente el baño para vomitar.

En cuanto se sintió un poco mejor se quedó sentada en el suelo junto a la taza durante un buen rato, lamentándose de su existencia y notando esta vez cómo las lágrimas regresaban, aun a pesar de que pensaba que ya no tenía nada más que derramar.

Sin embargo en ese mismo instante su móvil volvió a sonar, sacándola de golpe del trance en el que se encontraba y haciéndola reaccionar de seguido. Se levantó atropelladamente y lo cogió antes de que se cortara, sin mirar siquiera quien era.

-¿Sí?

-Sparkle, tenemos un nuevo trabajo que va a requerir esta vez de todo el grupo. Ven a verme y te daré detalles, ya he llamado a las demás.

-Maravilloso-masculló la chica, con gesto anodino.

-Lo sé, y por lo que oigo ardes en deseos de verme…

-Oh, sí, estoy en éxtasis…

-Menos sorna y date vidilla, te espero.

Tras eso Sunset colgó y Twilight tan solo suspiró. No tenía nada de ganas de ir a verla, pero visto lo visto no quedaba otra, por lo que hizo de tripas corazón y se preparó para salir.

El viaje hasta su apartamento se hizo más pesado que de costumbre; a su alrededor la ciudad parecía seguir con su ritmo apresurado de siempre, sin ni siquiera prestar atención, viendo a la gente pasar por las aceras sin ningún tipo de preocupación. Todo parecía reducirse a una simple y burda existencia, sin que lo demás tuviera importancia. Ella seguía viviendo, Trixie, por el contrario, no. Y ya sólo por eso los motivos eran más que suficientes. Aun así prefirió no pensar más en eso y se centró en la carretera.

Una vez allí aparcó cerca y subió hasta el apartamento, donde se encontró con las demás acompañadas por una nueva cara que no la sonaba de nada.

-Hola chicas…

-¡Hey, Twilight! ¡Mira, mira, tenemos una nueva amiga! ¿¡No es genial?!-inquirió Pinkie, acercándose a ella.

-Sí, ya la he visto ¿Quién es?

-Eso mismo nos estamos preguntando nosotras también, no ha dicho nada desde que hemos llegado-comentó Rarity, algo extrañada.

Twilight elevó una ceja con gesto inquisitivo, mirando a la chica, la cual se encontraba sentada en el sofá alejada de las demás y con gesto asustado. Era de ojos azules, de pelo rosa claro y mirada profunda pero algo perdida.

-¿En serio no ha dicho nada?-inquirió Twilight, extrañada.

-Nada de nada, hemos tratado de hablar con ella, pero no ha soltado prenda-aseguró Rainbow.

-¡Yo he intentado animarla un poco, ya que se la ve un tanto tristona, pero no he podido, al menos por el momento! ¡Lo seguiré intentando más tarde!-apuntó Pinkie.

Por su parte Twilight intentó un acercamiento, poniéndose a su lado y dirigiéndose a ella con tono tranquilo y cordial.

-Hola…

En cuanto la chica advirtió su presencia se encogió y se apartó con gesto asustado.

-No, tranquila, no voy a hacerte nada, de verdad, aquí somos todas amigas… bueno, casi todas.

Ante eso la chica la miró con algo de reticencia, levantando la mirada; Twilight aprovechó para presentarse.

-Yo soy Twilight Sparkle ¿Cómo te llamas?

Por un momento pareció que la chica no iba a decir nada, mirando todo el rato al suelo, pero finalmente se armó de valor y murmuró a media voz.

-Soy… soy Fluttershy…

-Perdona ¿cómo dices? Es que no te he oído bien…

-Soy… Fluttershy…

-No te oigo del todo, habla un poco más alto, por favor…

Sin embargo la chica tan solo se redujo a un cúmulo de pequeños gemiditos ahogados ininteligibles, lo que dejó descolocados a casi todos los presentes; Rainbow soltó un bufido, comentando de seguido.

-Es como hablarle a un árbol…

-Rainbow…-la reprendió Rarity.

-¿Qué? No es culpa mía si no se sabe expresar…

-Claramente se la ve intimidada, es normal que la cueste expresarse, no nos conoce de nada…

-Rarity tiene razón, deberíamos darla un poco de espacio, la estamos atosigando…-murmuró Twilight, alejándose un poco de ella.

Sin embargo en ese momento Sunset reapareció subiendo las escaleras, y al verlas comentó.

-Ah, ya veo que habéis conocido a vuestra nueva compañera…

-¿Nueva compañera?

-Así es, se llama Fluttershy, y es precisamente esa pequeña molestia que ocasionó todo ese lío en la pastelería, no sé si os acordareis…

-¡Pues claro, como para no acordarnos, aún hay marcas de balas por todo el salón!-exclamó Pinkie, algo molesta.

-Ah, entonces ella es…-murmuró Rarity, comprendiéndolo al instante.

-Exacto, la búsqueda ha finalizado, pero no creas que eso te exonera en absoluto, majestad, aún hay negocios que atender-se apresuró a aclarar Sunset.

-Sí, me lo imaginaba…-murmuró la chica, rodando los ojos.

-¡Muy bien, pues empecemos ya! Aunque espera ¿dónde está la granjera?

-Está de camino, he hablado antes con ella y me ha dicho que en media hora está aquí-anunció Rainbow.

-Agh, malditas distancias… está bien, esperaremos.

Mientras hablaban estuvieron hablando entre ellas, distendiendo un poco más el ambiente, aunque Fluttershy se quedó alejada del grupo, no muy segura de si unirse o no a ellas. Aun a pesar de que las había estado vigilando y que ahora tenía la oportunidad de acercarse a ellas, las dudas volvían a su mente, no muy segura de esa situación. Por su parte Sunset se encontraba al otro lado del apartamento, admirando las vistas desde el ventanal mientras esperaba.

-¿Qué tal habéis dormido, chicas?

-Fatal, no sé si lo habréis visto, pero al final han usado la información en contra del programa Epsilon…

-Ay, sí, es horrible lo que ha pasado, no tenía por qué morir tanta gente…

-A mí lo que me flipa es que hubiese tanta gente creyéndose todas esas patrañas, o sea, hace falta ser corto…

-Rainbow…

-¿Qué? No es como si conociese a alguien o…

Sin embargo se dio cuenta enseguida de su cagada al ver la cara de Twilight, la cual se encogió sobre sí misma, aún afectada por lo sucedido y llegando a musitar.

-Es culpa mía… la he matado…

-Oh, no, no, claro que no, querida, tan solo ha sido una desafortunada consecuencia, eso es todo…

-Pero lo he provocado yo… ahora está muerta…

-Bueno, técnicamente lo hemos hecho entre todas, así que no es toda la culpa tuya sola y exclusivamente…-apuntó Pinkie.

-Entonces es aún peor… todo esto es culpa mía. Todas hemos acabado así porque invertí en esa estúpida empresa…

-Eso no es así, cariño, y lo sabes, no cargues tú con toda la culpa así sin más, recuerda que estamos todas juntas en esto…

-¡Exacto, puede que algunas aquí la hayamos cagado más o menos, pero aun así seguimos aquí, es algo!-apuntó Rainbow.

Entre todas estuvieron apoyando y arropando a Twilight, la cual se sintió un poco mejor, incluso llegaron a compartir entre las cuatro un sentido abrazo grupal motivado sobre todo por Pinkie Pie; tanto Sunset como Fluttershy les observaron atentamente, la primera con un gesto confuso y algo receloso, sin comprender muy bien a qué venía todo eso, mientras que la segunda les observaba con una mezcla de extrañeza y asombro a partes iguales.
La tímida chica, que nunca había sido de abrirse a los demás, sintió una extraña sensación de calidez al verlas así, tan unidas aun a pesar de las circunstancias, y notó como si algo la llamara a pronunciarse. Armándose de valor, se levantó y las encaró, comentando de seguido.

-Yo… nunca me he juntado con otras personas porque siempre he sido muy miedosa, me aterra la gente, siempre he estado apartada de la sociedad porque me rechazaban al ser distinta. A nadie le importaba, ni siquiera a mi padre, el cual me explotaba y me obligaba a hacer cosas horribles sólo por dinero. Fue por eso por lo que hui y me fui de esta espantosa ciudad, alejándome de todo y de todos. He hecho cosas horribles de las que no estoy orgullosa, he matado a muchas personas por dinero. Hace tiempo que me acostumbré, pero aun así nunca superé lo que se siente cuanto matas a alguien. Es por eso por lo que te entiendo, aunque no fueras tú el que la mataras. Sé lo que sientes.

Un denso silencio se instaló entre los presentes, los cuales miraron a la chica con gestos incrédulos; aun así Fluttershy siguió hablando.

-Cuando llegué aquí por necesidad me sentía peor que nunca, me juré a mí misma que no volvería a esta ciudad y que no volvería a matar, pero incumplí mi promesa. Ahora vuelvo a estar en activo, y eso me ha obligado a volver a hacer cosas malas con tal de sobrevivir. Estuve un tiempo siguiéndoos y observándoos, atraída por vuestra situación. No podía entender cómo, aun a pesar de vuestro dilema, podías estar tan unidas y ser tan amigas. Ahora que os veo aquí, todas juntas y apoyándoos entre vosotras, puedo ver por qué. Porque compartís un mismo destino, y eso os une a todas de una forma que parece hasta mágica. Y yo siento que con vosotras podría hacer lo que nunca me atreví a hacer en su día. Abrirme a los demás, tener amigos. De cierta forma os envidio. No sabéis cuánto…

Tras ese último apunte Fluttershy se quedó callada, mirando al suelo con un gesto de tristeza infinita grabado en su cara. Durante unos breves segundos nadie dijo nada, pero en un momento dado Pinkie se levantó con cara de determinación y se puso delante de ella, mirándola fijamente. La chica de pelo rosado levantó la cabeza y vio a Pinkie, la cual, de golpe y porrazo, se echó sobre ella en un sentido abrazo. Por un segundo Fluttershy reaccionó como si se la quisiera quitar de encima, pero luego aceptó el gesto, dejándose llevar y apoyándose sobre ella al tiempo que las demás la imitaban, formando entonces una gran piña que mantuvieron durante unos largos y mágicos segundos.

Por su parte Sunset observaba el fenómeno con un gesto incrédulo grabado en su cara. No podía entender cómo había sucedido, y aun así allí estaban, compartiendo un gran abrazo entre ellas y dejando pasar el tiempo. Multitud de preguntas cruzaban por su mente, aunque sin duda la que más se repetía era quizás la más contundente. ¿Cómo era posible? Apenas se conocían entre sí, eran cinco completas desconocidas, y aun así mostraban una unión fuera de lo común. Aunque, por otro lado, no podía evitar sentir algo de desazón por lo que veía, por alguna razón el simple hecho de verlas la daba una extraña sensación de melancolía que hacía mucho tiempo que no sentía y, por un instante, anheló un sentimiento. Sin embargo enseguida sacudió la cabeza, como si quisiera deshacerse de esa sensación, y siguió contemplando la ciudad, como pretendiendo que nada había pasado.

-No… debo ser fuerte… no merece la pena…-pensó Sunset, en lo más hondo de su ser.

Tras varios minutos de espera más Applejack llegó y las demás la presentaron a Fluttershy, nada más verla la granjera cabeceó y murmuró.

-Espera… ¿tú no eres la chica de los espárragos?

Ante ese comentario Fluttershy abrió mucho los ojos, comprendiendo lo que decía.

-Oh, es verdad, aquella vez, hace ya varias semanas…

-Vaya, menuda coincidencia… me alegro de volver a verte, dulzura-murmuró Applejack, esbozando una sincera sonrisa.

Una vez que estuvieron todas Sunset se adelantó y anunció.

-Muy bien, señoritas, ahora que ya estamos todas pongámonos a trabajar, hay planes que requieren de su atención.

Se dirigieron todas a la sala de realización, donde Sunset ya había estado trabajando y había dispuesto una serie de fotografías en la pizarra blanca, además de haber marcado varios lugares en el mapa azul topográfico del estado. Nada más entrar Sunset comenzó a hablar.

-Vale, antes de nada os voy a poner en situación ¿habéis oído de la noticia de un barco hundido no muy lejos de aquí?

Ante eso Twilight fue la única en responder.

-Ah, sí, algo he oído esta mañana en la radio…

-Bien, pues ha sido cosa nuestra, nosotros hemos provocado ese hundimiento. Y por una buena razón ¿os suena de algo Merryweather Security?

Esta vez Twilight no supo responder, aunque en su lugar fue Rarity la que lo hizo.

-Sí, cuando llegué aquí por primera vez estuve tanteando la ciudad y descubrí cosas al respecto, sé que son como una especie de guerrilla paramilitar privada…

-Exacto, hará cosa de algunos meses atrás tenían bastante presencia en todo el estado, pero después de varias disputas y operaciones fallidas, además del asesinato de uno de sus principales propietarios, finalmente acabaron por retirarse. Ahora la única empresa de seguridad privada que opera en el estado es Securoserv, la cual es mucho más táctica y sutil en comparación con Merryweather, todo sea dicho.

-En tal caso ¿por qué te preocupan si ya no están aquí?-inquirió Rainbow, ceñuda.

-Ya no están aquí, pero algunos materiales suyos sí que siguen por aquí, y los últimos iban precisamente en el barco que ahora se encuentra hundido.

-Oh, ya veo, entonces quieres apropiarte de ellos.

-Exactamente, muy bien, Dash, no eres tan tonta como aparentas…

Ante eso la aludida puso mala cara y la dedicó un rápido corte de mangas que Sunset ignoró, aunque Twilight comentó acto seguido.

-Espera ¿habéis hundido un barco sólo para apropiaros de su mercancía?

-Básicamente, mi jefe quiere aprovisionarse, y los restos de Merryweather son la mejor opción, ya que de esta forma evitamos que nos rastreen si compramos armamento nosotros mismos.

-Pero ahora que habéis hundido el barco sabrán que alguien quiere apoderarse de su cargamento…

-No necesariamente, de hecho no he nombrado a Securoserv por nada, el barco que hemos hundido pertenecía a esta agencia, por lo que en ese caso las sospechas recaerán en ellos y no en nosotros. Es más, dado que fue la propia Merryweather la que le pidió a Securoserv que les entregara el resto de sus materiales dado que ya no pueden operar en suelo americano ni venir ellos mismos a recogerlo, lo más seguro es que sea la propia Merryweather la que sospeche de Securoserv en vez de otro posible implicado-explicó Sunset con particular detalle.

-Entiendo, de esa forma os cubrís las espaldas… muy inteligente.

-¿Verdad que sí? mi jefe está en todo, es una mente pensante brillante.

Ante ese peloteo las chicas tan solo rodaron los ojos, sin decir nada al respecto, por lo que Sunset continuó inmediatamente después.

-Pero bueno, como ya habréis adivinado vuestro cometido es recuperar ese material. El barco se encuentra hundido a unas quinientas millas de la costa, justo aquí.

La chica usó el mapa marcado para mostrarlo, encontrándose a la altura de la ensenada de Paleto, aunque a una distancia considerable de la misma, ya que quinientas millas no eran precisamente una distancia corta.

-¿Y cómo pretendes que nos apropiemos de la carga?-inquirió en ese momento Twilight.

-Obviamente necesitaremos un minisubmarino, además de al menos tres personas que se sumerjan junto a él para ayudarle a cargar con ella, además de identificarla. Tenemos una foto del contenedor que la alberga, pero primero hay que localizarlo, claro está, de ahí a que sea necesario que haya al menos tres personas sumergidas.

-¿Y los demás?-inquirió Pinkie en ese momento.

-Los demás vigilarán en la superficie por si las moscas, no debería haber ningún problema, pero mejor prevenir que curar. Muy bien ¿algún voluntario para manejar el minisubmarino?

-¡Oh, yo, yo, yo, yo!-exclamó Rainbow Dash, emocionada.

-Adjudicado, me lo esperaba, Dash. Muy bien ¿Quién se atreve a sumergirse?

Esta vez nadie se pronunció, mostrándose las demás bastante inseguras al respecto; esto mosqueó a Sunset, la cual inquirió.

-¿Qué pasa, algún problema?

-Sí, que ninguna de las aquí presentes hemos hecho submarinismo en la vida-apuntó Twilight, con gesto anodino.

-¿Y? Siempre hay una primera vez ¿no?

-Ya, pero…

-No se hable más, si necesitáis practicar y todo eso podéis hacerlo, después de todo tenemos tiempo, pero necesitamos tener los equipos ya formados. Dado que te veo muy por la labor, Sparkle, tú serás la que se sumerja, Applejack y Pinkie te acompañarán-dictaminó Sunset rápidamente.

-¿¡Qué?! ¡Espera un momento, yo no he pedido sumergirme para empezar!-exclamó la granjera, molesta.

-¡Yay, genial, submarinismo, me apunto!-exclamó por su parte Pinkie.

-Te jodes, nadie se ha ofrecido por lo que elijo yo, os sumergiréis vosotras tres y punto. Necesitareis tres trajes de submarinismo junto con sus correspondientes equipos, me da igual cómo los consigáis, pero procurad no dejar pistas. También necesitareis una lancha motora para llegar hasta el lugar donde está el pecio, tenedlo en cuenta.

-¿Y nosotras?-inquirió en ese momento Rarity, junto a Fluttershy.

-Vosotras os quedareis vigilando en la superficie, armadas por si las moscas, unas carabinas nos podrían venir bien. No podemos comprar nada a riesgo de dejar una huella que puedan rastrear, por lo que tendremos que robarlas, precisamente la unidad de equipos tácticos de la policía usa mucho este tipo de arma, por lo que asaltar una de sus furgonetas de reparto sería lo ideal. Suele haber una furgoneta semanal proveniente de las oficinas de la NOOSE, os avisaré con tiempo para que podáis asaltarla antes de que lleguen a las oficinas centrales de la policía en el centro.

-¿Y qué hay de ti?-inquirió en ese momento Pinkie.

Ante eso Sunset respondió rápidamente.

-Yo estaré esperándoos en el punto de extracción, cuando tengáis el material avisadme y os diré dónde estoy, habrá un coche de huida en la costa con el que podréis volver a la ciudad sin levantar sospechas.

-Ya, vale, todo eso está muy bien, pero ¿cómo demonios conseguimos un minisubmarino?-inquirió en ese momento Twilight.

Ante eso Sunset se encogió de hombros, murmurando de seguido.

-¿Y yo que sé? Trabajáoslo, Sparkle, no debe ser tan complicado, sobre todo para alguien como tú…

Twilight prefirió quedarse callada, sin decir nada, a lo que la chica aprovechó para añadir.

-En cuanto a tiempo como tal tenemos al menos una semana antes de que el estado autorice cualquier exploración, ya que al estar situado justo en el borde de la plataforma continental no se puede actuar como tal hasta que no se den las autorizaciones pertinentes, el Derecho del Mar lo ampara y podemos aprovecharnos de eso.

Finalmente, y una vez que estuvo todo cerrado, Sunset las despidió rápidamente argumentando que tenía cosas que hacer, y las seis se vieron de vuelta en la calle sin apenas saber muy bien ni cómo empezar siquiera. Twilight por su parte se quedó pensativa, rumiando posibilidades, aunque en ese justo momento Pinkie comentó.

-¿No vas a decir nada, TwiTwi?

-¿A qué te refieres, Pinkie?

-Ya sabes, sobre la absurdez del plan y lo difícil que va a ser todo…

Ante eso la aludida esbozó un gesto lacónico, rodando los ojos y comentando al respecto.

-¿Para qué? Además a estas alturas ya nada me sorprende, después de todo lo que hemos hecho y la de veces que nos hemos arriesgado a que nos maten o arresten, lo que diga Sunset es lo de menos.

-Caramba, querida, noto cierto cambio en ti-murmuró Rarity, observadora.

-Sí, bueno, era de esperar ¿no crees? En fin, vayamos a mi casa a organizarnos un poco.

Un tanto sorprendidas por su proceder las demás la siguieron y, una vez allí, se acomodaron en el salón mientras que Twilight navegaba por internet a través de su portátil.

-Vale, abordemos lo más complicado: el minisubmarino. ¿De dónde podemos sacar algo semejante?

-Bueno, podemos dar una vuelta por el puerto y tantear el terreno, por allí podría haber algo, además, también podemos aprovechar y mirar a ver si hay alguna lancha que podamos usar-sugirió Dash en ese momento.

-Está bien, entonces te podemos dejar a ti eso, Rainbow…

-Bien, me llevaré a Fluttershy conmigo-anunció entonces la chica.

Eso hizo reaccionar a la aludida, la cual murmuró.

-¿Yo? ¿Por qué yo?

-Bueno, lo he estado pensando y, si es verdad que nos has estado vigilando durante todo este tiempo sin que ninguna de nosotras nos diéramos cuenta, podrías ser una buena distracción en el caso de necesitarla. Además, es una buena oportunidad de conocernos mejor ¿no crees?

-Oh, está bien…-aceptó la chica sin muchas reticencias.

-Vale. Sobre los trajes de submarinismo estoy viendo que hay una tienda deportiva en Vespucci, quizás allí tengan el equipo que necesitamos-murmuró Twilight mientras findeaba por la red.

-¿Planeas comprarlos? ¿Pero no dijo Sunset que evitáramos dejar pistas?-recordó Rarity en ese momento.

-No necesariamente, aunque como último recurso sí que podríamos hacerlo, aun a pesar del riesgo. No me hace ninguna gracias seguir gastándome el dinero después del despilfarro que hice con la mierda de Epsilon, por lo que podríamos interceptar el camión de reparto de la tienda, o bien colarnos por la noche. No sé, tendríamos que tantearla primero.

Ese comentario dio que pensar a Rarity, la cual se quedó callada, sopesando por su cuenta.

-¡Yo me puedo pasar un día de estos que no tenga trabajo en la tienda, queda cerca de allí!-sugirió Pinkie, mirando el mapa de la zona que Twilight se encontraba mirando en Eyefind Maps.

-Está bien, te lo agradezco, Pinkie.

-¡Oh, no es nada!

-Vale, ahora las armas. Vamos a necesitar un equipo que nos ayude a interceptar la furgoneta, además, dudo que los policías vayan a dejarse robar así como así, por lo que probablemente habría que estar preparados para una muy segura refriega y una respuesta policial inmediata y contundente…

En ese justo momento Rainbow cabeceó, pensando en una posibilidad, y comentando de seguido.

-Déjamelo a mí, puede que tenga una posibilidad.

-¿En qué has pensado?

-No sé si os lo habré dicho o no, pero estoy con los Lost, una banda de moteros de carretera. Sólo soy una simple hermana, pero puedo convencer a unos pocos chicos para que me ayuden a asaltar esa furgoneta-explicó la chica.

-Ya, pero necesitarás una razón de peso, dudo que te vayan a hacer el favor así sin más…

-No te preocupes por eso, ya improvisaré algo.

-Está bien, lo dejaré a tu criterio. Luego está el detalle de que no he practicado submarinismo en mi vida… ¿alguna idea, Applejack?

-¿Y me lo dices a mí, Twilight? Yo tampoco tengo ni idea de bucear, diablos, doy gracias a que al menos sé nadar.

-Ya… supongo que tú tampoco habrás hecho nada igual ¿no, Pinkie?

-¡Para nada, pero la idea me mola, sumerjámonos en lo desconocido, estoy super emocionada!

Ante eso todas se rieron ante su particular entusiasmo, relajando un poco el ambiente; era en situaciones como esa cuando más se podía notar esa afinidad que tan bien las conectaba y de una forma casi mágica. Aun a pesar de lo diferentes que eran conseguían complementarse entre ellas, logrando una combinación de lo más inusual, pero que funcionaba, sobre todo a la hora de planificar los golpes.

-Bueno, como última medida siempre podemos ir a la playa a practicar un poco…-murmuró Twilight, no muy segura de qué decir al respecto.

-Es una opción, casi lo prefiero a sumergirme en mar abierto-opinó la granjera.

-¡Cualquier cosa vale para ir a la playa!

Una vez que estuvo todo hablado y el reparto de tareas asignado, decidieron relajarse aunque solo fuera un poco durante el resto del día, viendo videos graciosos en YouTube, viendo la tele o bien hablando entre ellas; aprovecharon además para conocerse mejor con Fluttershy, la más reciente adición al grupo, la cual comenzaba a acostumbrarse poco a poco a la dinámica del grupo, soltándose paulatinamente y contando cosas de su vida, abriéndose a las demás, al tiempo que las demás también se abrían de forma recíproca. Así pasó el resto del día, aprovechando también para cenar allí, pidiendo una pizza y siguiendo con la conversación, dejando fluir la magia. Afuera una estrecha luna menguante coronaba la ciudad débilmente.

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Las tareas de preparación se prolongaron durante toda la semana, mientras que todas iban trabajando en sus tareas asignadas; las primeras en empezar fueron Fluttershy y Rainbow, las cuales quedaron al día siguiente para ojear el puerto y ver si podían encontrar un minisubmarino y una lancha. Rainbow fue a buscar a la chica a su almacén en el barrio de La Mesa, aparcando la moto justo al lado de la persiana principal y tocando el claxon en el proceso. Al poco rato apareció la chica, la cual se quedó mirando a Rainbow con un extraño gesto grabado en su rostro.

-Ah, ahí estás. Venga, sube.

-Ah, pero… ¿has venido en esa moto?

-Sí, claro, no es tan rápida como mi F620, pero al menos se puede ir más ágilmente por el tráfico, esta ciudad está congestionada durante casi todo el maldito día.

Ante eso la tímida chica se quedó un tanto intimidada, murmurando entre medias.

-Ah, es que… verás, no me gustan mucho las motos…

-Ah ¿es por eso? No te preocupes, no iré muy rápido, agárrate a mí y no te caerás.

Al principio la chica no se mostraba muy convencida, pero finalmente Rainbow la logró convencer y se sentó detrás de ella; en cuanto arrancó Fluttershy soltó un gritito y se agarró con todas sus fuerzas a Rainbow por la cintura, al tiempo que apoyaba su cabeza en su espalda, con los ojos cerrados.

-Flutters… no aprietes tanto…-musitó Rainbow.

-¡Oh, perdón, perdón!-exclamó ella, aflojando un poco.

Desde donde estaban llegaron al puerto enseguida, entrando al mismo por Elysian Island, donde se concentraban la gran mayoría de servicios portuarios, entre ellos almacenes de empresas pesadas, refinerías, varios muelles de carga y comerciales, terminales de carga y descarga, y un astillero.

Rainbow aparcó en el extremo sureste de la isla y las dos se desmontaron, siendo Fluttershy la primera y un tanto agarrotada, ya que había estado en tensión durante casi todo el trayecto.

-Perdona, es que me da mucho miedo, prefiero ir en coche…

-No pasa nada, no tiene importancia. A ver si vemos algo interesante por aquí.

Comenzaron a peinar el puerto desde donde estaban, buscando alguna lancha o un minisubmarino, aunque la segunda opción era probablemente mucho más complicada que la primera. Durante el camino estuvieron hablando de todo un poco, conociéndose mejor.

-Y cuéntame Flutters ¿eres de aquí?

-Oh, sí, nací y crecí en esta ciudad…-murmuró ella, sin muchas ganas de hablar al respecto.

-Yo soy de Liberty City, antes vivía allí, pero me vine a vivir aquí hace ya casi un mes.

-Oh… ¿cómo así?

-Fue un poco de todo, aunque lo cierto es que no hice precisamente amigos estando allí, incluso llegaron a intentar matarme, por lo que prácticamente hui de allí.

Ante eso Fluttershy asintió vehementemente, murmurando de seguido.

-Yo también salí huyendo. No podía aguantar más tiempo aquí, por lo que cogí todo lo que pude ganar y me alejé todo lo posible de esta horrible ciudad, escondiéndome en el condado de Blaine.

-Vaya, no huiste muy lejos ¿cómo así?

-Me enamoré del condado de Blaine, de su naturaleza y sus vistas, decidiéndome asentarme allí, en la cara este del monte Gordo. Me construí una casita en sus faldas y empecé a vivir como una ermitaña, rompiendo con mi antigua vida. Pero eso no bastó. Después de todo este tiempo viviendo en paz me volvieron a encontrar y me obligaron a volver a hacer cosas horribles. Aun a pesar de que en su día me prometí que no volvería a hacerlo.

Las palabras de la chica dieron qué pensar, contestando al poco rato.

-Entiendo que te sientas mal, y en ese sentido comprendo por lo que has pasado. De hecho de cierta forma me recuerdas a mí, yo también hui antes de volver a huir.

Fluttershy frunció el ceño con gesto inquisitivo, sin entender muy bien a qué se refería, pero Rainbow negó con la cabeza y comenzó a explicarse.

-Yo no he sido siempre así, para mi desgracia. Me repatea admitirlo, pero no nací en Algonquin, sino en Dukes. Mis padres querían que fuera una chica recta, que fuera a la universidad y que me convirtiera en lo que ellos no llegaron a ser. Pero yo siempre aspiraba a cosas más mundanas, más normales, nunca me fue ese rollo de señorita mimada, por lo que en cuanto tuve la ocasión, hui de allí. Así que sí, como ves no somos tan distintas.

Las palabras de Rainbow dieron que pensar a Fluttershy, la cual sonrió tímidamente, contenta de comprobar que no estaba tan sola como en un principio pensó. La chica de pelo multicolor la guiñó un ojo, con confidencia, aunque en ese momento vio algo al otro lado de la isla que la llamó la atención.

-Oh, genial, creo que al final sí que encontraremos algo después de todo.

Fluttershy se giró y vio entonces a lo que se refería; desde donde estaban se podía ver gran parte de los astilleros, habiendo un par de barcos en mantenimiento, uno en dique seco y otro en un gran almacén. Justo enfrente de ese almacén había un pequeño muelle de madera, donde se podía ver atracada una lancha neumática Dinghy negra con cuatro asientos y doble motor fueraborda, perfecta para su misión.

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Dinghy


-Menos da una piedra, y tampoco me esperaba ningún minisubmarino, por lo que nos servirá. Vamos a por ella.

Ambas chicas apretaron el paso para llegar cuanto antes al sitio, aunque nada más llegar una alta valla las detuvo, teniendo que dar un rodeo hasta la puerta principal de los astilleros, la cual se encontraba vigilada por un guardia de seguridad dentro de una garita de control y con sendas barreras bajadas. En la parte superior de la puerta se podía leer el nombre del lugar: Astilleros Pacific Allied.

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Astilleros Pacific Allied


-Vale, es aquí-murmuró Rainbow, observando el lugar.

-¿Cómo vamos a entrar sin que nos vean? El lugar está vigilado.

-Tampoco es para tanto, de hecho mira, la garita controla la entrada pero no la salida, podemos entrar por allí.

-Ya, pero dentro podría haber vigilantes, incluso los propios trabajadores…

-No te preocupes, improvisaremos sobre la marcha, vamos.

Caminaron agazapadas ante la valla y fue fácil colarse dentro saltando la barrera de salida; tras eso se pegaron todo lo posible al otro lado de la valla para evitar ser vistas por el vigilante de la garita, bordeando el almacén principal, de donde salían ruidos de gente trabajando y dándose órdenes mutuamente. Cruzaron todo el complejo hasta llegar junto al agua, donde pudieron ver a más gente trabajando. Un pequeño grupo de tres operarios conversaban entre sí justo al lado del muelle, haciendo casi imposible el acercarse a la lancha sin que las vieran.

-Mierda, no va a ser tan sencillo…-masculló Rainbow, contrariada, mientras se escondían tras varios palés.

-¿Qué podemos hacer?-inquirió en ese momento Fluttershy.

Ante eso Rainbow la miró esbozando una sonrisita complaciente, a lo que la chica rápidamente masculló.

-¿Yo? Pero, pero… a mí se me da bien pasar desapercibida, no al revés…

-Tan solo necesito que me los distraigas un poco para poder alcanzar la lancha y salir pitando de aquí, vamos, no será tan complicado.

La costó un poco convencerla, pero finalmente la chica aceptó a regañadientes y salió de su escondite a paso algo lento e inseguro. Se hizo la tonta y se acercó al grupo como quien no quiere la cosa, llegando a chocarse con uno de los operarios en el proceso.

-Ay, perdón, no le había visto…

-No pasa na… espere ¿Qué está haciendo usted aquí, señorita? Esto es propiedad privada…

-¿Oh, sí? vaya, no me he debido de dar cuenta, estaba paseando tranquilamente por el puerto y he llegado hasta aquí…

-Pero señorita, estos son astilleros, no puede estar aquí, estamos trabajando.

-Realmente no sé cómo he acabado aquí… ¿por dónde se sale?-inquirió ella, girando sobre sí misma.

-Sí, mire, la salida está por allí…

Aprovechando entonces que los tres operarios miraban hacia el otro lado, Rainbow se escabulló y logró alcanzar el muelle de madera sin que la vieran, abordando la lancha y haciéndola un rápido puenteo, arrancándola de seguido y alejándose de allí a la mayor celeridad posible. Si los operarios la vieron para entonces ella ya estaba lejos, alejándose del puerto y poniendo rumbo hacia el oeste. Aprovechó para llamar a Twilight y avisarla de que ya tenían lancha.

-Dime Rainbow.

-Hey, Twilight, tengo la lancha.

-¿Ya? Caramba, qué rapidez…

-Ha sido facilísimo, y todo gracias a Fluttershy, así que el mérito en parte también es suyo. Aunque del minisubmarino no hay ni rastro.

-Ya, bueno, era de esperar, eso en concreto no va a ser nada fácil, pero al menos ya tenemos la lancha, es algo.

-Sí… ¿Dónde la llevo?

-Ah, llévala al Puerto del Sol, atrácala en el muelle 25, me dijo Sunset que es propiedad de la empresa.

-Vale.

Tras eso colgó y se dirigió directamente hacia allí, pasando por el camino al lado del aeropuerto y metiendo la lancha por el acceso al puerto deportivo a través de un canal que había en el extremo este de la playa de Vespucci. Buscó el muelle 25 y amarró allí la lancha.

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Puerto del Sol


En cuanto estuvo hecho llamó esta vez a Fluttershy para avisarla.

-Rainbow…

-¡Hey, Flutters! Está hecho, he dejado la lancha en el puerto deportivo ¿dónde estás?

-Ah, justo enfrente del astillero, conseguí que me acompañaran hasta la salida.

-Oh, estupendo, no estaba segura de si el ruido les alertaría, pero si conseguiste alejarles mejor que mejor, no se habrán dado ni cuenta. Estupendo ¿ves cómo podías hacerlo?

-Sí, la verdad es que sí, aunque estaba muy nerviosa… ¿Qué hago ahora?

-Vuelve a mi moto, yo voy ahora para allá y nos iremos juntas.

-Vale.

Nada más colgar Rainbow llamó a un taxi para regresar al puerto e ir a recoger a Fluttershy y su moto. Por su parte aún quedaba el obtener las armas, aunque para eso iba a necesitar un poco más de tiempo para convencer a los chicos sin que Angus ni Al se enteraran. Mientras tanto, había que esperar.

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Esa misma tarde Pinkie se pasó por la tienda para echar un vistazo y ver si tenían lo que buscaban; desde Prosperity Street no había mucha distancia, aunque tenía que atravesar los canales de Vespucci hasta finalmente llegar a la tienda, la cual hacía esquina con la misma calle.

Por dentro la tienda era mucho más grande de lo que parecía desde fuera, habiendo un montón de artículos de todo tipo, desde equipos completos para tenis, golf o surf, materiales incluidos, hasta para ciclismo, senderismo e incluso los más extremos como los triatlones, vendiéndose hasta bebidas isotónicas. Y, por supuesto, también había equipos de submarinismo, incluyendo trajes de neopreno, aletas, gafas y botellas de oxígeno. Estaba todo e incluso más.

-¡Genial, tienen lo que buscamos! Voy a mirar por detrás.

Desde el callejón trasero aledaño pudo ver el acceso trasero junto a una persiana cerrada, y justo enfrente de esta una furgoneta azul con el logo de la tienda impreso a sus costados. Vio una alarma en la parte superior de la persiana, aunque se veía bastante antigua y un tanto sucia por estar al aire libre.

-¡Estupendo! Voy a avisar a Twilight.

Sin perder más tiempo la chica regresó enseguida a Del Perro, dirigiéndose directamente hasta el apartamento de Twilight, donde encontró a la aludida.

-¡Twilight, tengo noticias acerca de la tienda!-exclamó la chica, entrando alegremente en el apartamento.

-¿Ya? Pinkie, no tenías por qué hacerlo tan pronto, aún hay tiempo…

-Oh, ya lo sé, pero como salí de trabajar hace poco me dije: meh, ¿por qué no? Y fui allí, y tienen lo que buscamos, y he visto que tienen una furgoneta en la parte de atrás junto a una persiana, por lo que ese debe ser el almacén, y probablemente guarden allí todo el material, y además tenían una alarma bastante viejuna que se podría inutilizar fácilmente, así que podríamos entrar sin armar mucho lío ¿Qué me dices, eh, eh?

Twilight la miró de arriba abajo, no muy segura de todo lo que había dicho Pinkie, la cual la devolvía la mirada esbozando una gran sonrisa en su cara.

-Eh… vale, vamos a sentarnos y me lo vas a contar todo más despacio…

Aunque antes de que pudieran hacer nada más el timbre sonó y Twilight fue a abrir de seguido, encontrándose con una sudorosa y un tanto cansada Rarity apoyándose en una estrecha y algo alta caja de cartón.

-Hola querida… bof, vaya subidita…

-¿Rarity? ¿Qué es todo esto?-inquirió la chica, al ver que llevaba más cosas consigo.

-Ayúdame a meterlas y ahora te lo cuento.

Entre las tres cargaron con todas las cajas, aunque hubo una en concreto que necesitaron cargarla entre las tres puesto que pesaba un quintal.

-¡Madre mía! ¿Pero que hay aquí dentro, una cría de elefante muerta?-inquirió Twilight, haciendo un gran esfuerzo.

-¡No exactamente!-masculló Rarity.

Una vez que estuvo todo dentro la chica se reincorporó y se adelantó.

-Vale, querida, antes de que me digas nada échale un vistazo a la caja alta, tampoco quiero estropearte la sorpresa.

Extrañada por ello Twilight la abrió usando un cuchillo de cocina y, nada más abrirla, se quedó a cuadros. Y es que tres trajes de neopreno junto con sus aletas se encontraban envueltos en sus respectivas bolsas de plástico, junto con la garantía y varias especificaciones.

-Pero… pero… estos son…

-Así es, ya no tenemos que preocuparnos por conseguirlos, podemos tacharlos de la lista.

-Pero no tenías por qué… en serio, Rarity, no…

Sin embargo la aludida la cortó enseguida comentando.

-Ah, no pasa nada, querida, después de todo estoy forrada, en algo me tendré que gastar el dinero. Además, bastante has hecho tú ya después del despilfarro que hiciste con todo el rollo de Epsilon. Ah, y no te preocupes por posibles rastros, lo he hecho de forma que no quede reflejado en mi cuenta.

Ante eso Twilight no supo qué decir, sintiéndose abrumada por el acto tan generoso de su amiga, y mascullando al poco rato.

-Rarity… yo…

-Ah, no digas nada, cariño, no hace falta-la cortó ella rápidamente, guiñándola un ojo.

La chica sonrió y, de golpe y porrazo, se lanzó sobre ella en un sentido abrazo; Rarity se lo devolvió con ganas e inmediatamente después Pinkie se sumó exclamando.

-¡Yay, sí, abrazo en grupo!

Mantuvieron el abrazo durante unos buenos segundos, aunque la chica de pelo rosada se despegó de improviso y comentó.

-Jo, el caso es que me esperaba algo emocionante para con la tienda, pero bueno, otra vez será.

Ante ese comentario tanto Twilight como Rarity tan solo se rieron tontamente, aunque la primera hizo un rápido inciso.

-Pinkie hay veces que me das un poquito de miedo…

-¿Y eso por qué? Ya sabes que nunca le digo que no a una experiencia emocionante, aunque de por sí el submarinismo también lo es ¡no puedo esperar!

-Pinkie, querida, eres única en todos y cada uno de los sentidos de la palabra…

-¡Claro que sí!

Twilight llamó a Sunset para ponerla sobre aviso, sorprendiendo a la misma gratamente, que no se esperaba que se movieran tan rápido en un solo día; quedó con ella en mandarla los equipos para tenerlos todos listos junto con la lancha, yendo un repartidor a por ellos. Tras eso tan solo quedaba el asunto de las armas y conseguir un minisubmarino, aunque eso era quizás lo más complicado y lo que más tiempo iba a requerir. Por el momento tan solo restaba esperar.

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Por su parte a Rainbow le costó un poco convencer a unos cuantos moteros para que la ayudaran en la obtención de las armas; no sólo requería de su ayuda, sino que necesitaban un plan fiable de asalto para poder obtener las armas sin causar demasiado alboroto, por lo que estuvo pensando muy bien una forma de hacerlo sin arriesgarse demasiado.

Por otro lado tampoco quería que Angus y Al se enterasen al respecto, ya que probablemente la pedirían cuentas, y ella apenas podría justificarse como tal; siempre podía argumentar que lo hacía por el club, aunque por otro lado eso la obligaba a ofrecer una parte de las armas, y ella necesitaba garantizar al menos unos cuantos fusiles para al menos la mitad del grupo. Fue complicado, pero al final logró convencer a unos cuatro chicos, y con ellos estuvo planeando una estrategia que, en esos mismos momentos, estaban a punto de ponerla en práctica.

Gracias al aviso de Sunset pudieron interceptar a la ranchera que transportaba las armas cruzando uno de los tantos puentes que salvaban el río de Los Santos y formaba parte de Vespucci Boulevard, a pocos kilómetros antes de llegar a la comisaría central en Mission Row. Quizás fuera algo arriesgado, pero prefirieron hacerlo así para aprovechar que muy probablemente los policías que transportaban las armas bajarían la guardia al estar ya tan cerca de su destino, lo cual les podría dar una valiosa oportunidad para atacarles por sorpresa sin darles tiempo a reaccionar. Para ello esperaron a que apareciera desde el otro extremo del puente, justo al lado de una antigua fábrica textil abandonada y quemada, y en cuanto la interceptaron se pusieron en movimiento rápidamente. Los motores de las motos rugieron y entre Rainbow y tres más se colocaron en posición, rodeando a la ranchera justo a la mitad del puente sin que los policías que iban en ella se percataran de la inminente emboscada. A una señal de Rainbow, tanto ella como los demás hicieron mano de sus escopetas recortadas y, en un visto y no visto, apuntaron a las cuatro ruedas y dispararon sin más demora.

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Ranchera del FIB


Las cuatro ruedas reventaron a la vez y la ranchera dio un bandazo; tanto Rainbow como el motero más cercano se hicieron a un lado para evitar que esta les golpeara, y esperaron a que la gravedad y el detalle de que las rancheras tendían a volcar con facilidad hicieran el resto. Y así fue, tras el bandazo el vehículo derrapó hacia un lado y salió disparada hacia arriba, dando varias vueltas de campana en el aire antes de estrellarse contra el suelo con gran estrépito. Durante el breve tiempo en el que estuvo en el aire, los bandazos hicieron que la caja hermética que guardaba las armas se agitara en la parte trasera de la ranchera, llegando a abrirse la puerta y saliendo disparada hacia atrás. Rainbow al verla exclamó por una radio.

-¡Ahora, vamos, esta es la nuestra!

Desde el otro lado del puente apareció saliendo de un parking cercano una furgoneta slamvan negra de los Lost y se acercó hasta ellos, al tiempo que Rainbow y los demás cargaban con la caja para meterla en la furgoneta rápidamente. Una vez que estuvo cargada cerraron las puertas y la chica dio un par de toques a la carrocería al tiempo que exclamaba.

-¡Sal de aquí, ya, ya!

La furgoneta salió disparada hacia el lado contrario del puente, dirigiéndose hacia el barrio de La Mesa; por su parte los demás fueron a por sus motos, pero en ese momento los dos policías que iban en la ranchera salieron de la misma a rastras y les apuntaron, a punto de disparar. Pero uno de los moteros advirtió del peligro y contraatacó con una contundente pasada con su microsubfusil, tumbándoles rápidamente.

-¡Bien visto, Jolly!

-¡No es nada, Dash!

-¡Bien, dispersaos, hay que perder a la poli, nos vemos en Vespucci en cuanto podamos!-exclamó Rainbow, subiéndose a su moto.

A su orden todo el mundo tomó caminos separados y se fueron de allí; Rainbow optó por ir todo recto hacia el centro, pasando al lado de la comisaría al tiempo que dos patrullas salían disparadas en su persecución.

-Genial, tengo compañía-pensó la chica, centrada en la carretera.

-¡Policía de Los Santos, está bajo arresto, detenga la motocicleta!-exclamaron por el altavoz de una de las patrullas.

Por su parte la chica les dedicó una rápida peineta y giró a la derecha por Legion Square, zigzagueando entre el tráfico para tratar de perderlos. Lo bueno que tenía el centro era que casi siempre tenía un tráfico bastante denso, y con la moto podía colarse entre los coches y salvar los obstáculos más grandes sin perder demasiado tiempo. Aprovechó que era hora punta y los callejones aledaños, además de las obras cercanas del Mile High Club, un rascacielos en construcción.

Una vez que perdió a la policía hizo mano de su móvil y llamó a Jolly.

-¿Vía libre?

-¡Vía libre, nos dirigimos ahora a Vespucci!

-Vale, nos vemos allí.

Tras ese rápido apunte Rainbow aceleró un poco más y ella también puso rumbo hacia allí sin perder más tiempo. Desde donde estaba llegó enseguida, entrando en el callejón donde tenían su nueva sede y aparcando la moto en el garaje de al fondo a la derecha, donde se había establecido un pequeño taller. Allí se encontró con los chicos que le ayudaron a asaltar la ranchera, saludándoles de seguido.

-¡Hey, chicos!

-¡Dash, lo hemos conseguido!-exclamó Jolly.

-¡Desde luego, ha sido tan fácil que no me extraña que lo hayamos conseguido! ¿Y la furgoneta?

-Está de camino, ha conseguido despistar a la pasma por Cypress Flats, enseguida estará aquí.

-Bien, bien… pasadme una birra, esto hay que celebrarlo.

De otro de los garajes, donde habían montado un improvisado y pequeño bar, sacaron una botella de cerveza Pißwasser para ella y estuvieron hablando entre ellos mientras tanto. Tras la apertura de esa nueva sede algunos cuantos efectivos habían sido movidos desde el cuartel en Vinewood este hasta allí, Rainbow era una de esos efectivos, puesto que vivía cerca de allí, mientras que otros eran de otras partes de la ciudad, habiendo un total de veinte y pico personas en esa nueva sede.

Finalmente la furgoneta llegó y entró en el callejón, aparcando un poco más atrás y descargando la caja entre todos; Rainbow fue la primera en abrirla, descubriendo así una amplia remesa de carabinas junto con su correspondiente munición, habiendo unas diez en total.

-Caballeros, me parece que hemos hecho negocio-anunció Rainbow, cogiendo una.

-Oh, ya lo creo que sí, podremos venderlas y sacar una buena tajada-sugirió uno.

-Sí, o bien podemos quedarnos con un par, ya sabéis, para protegernos en caso de ataque-sugirió entonces Rainbow.

-¿Ataque? ¿Y quién nos va a atacar?

-No sé, solo digo, es una posibilidad…

-Bah, ya ves tú, nadie tose a los Lost, propongo que las vendamos y repartamos lo que saquemos entre todos ¿Qué me decís?

Ante eso todo el mundo asintió, cosa que preocupó a Rainbow, la cual necesitaba al menos tres de esas armas, por lo que trató de persuadirlos de otra forma.

-Pero siempre podemos tener unas pocas, uno nunca sabe cuándo podría necesitarlas…

-Ya, pero el problema es que no son armas ligeras ¿cómo pretendes llevarte contigo estos pepinos? No son como microsubfusiles o pistolas ligeras semiautomáticas, lo mejor que podemos hacer con ellas es venderlas y sacar tajada, seguro que los rednecks de Señora nos darán un buen precio por ellas.

Ante esa situación Rainbow no tuvo más remedio que aceptar, aunque con una condición.

-Está bien, vendedlas, pero dado que la idea ha sido mía os voy a pedir quedarme al menos con tres de ellas y su correspondiente munición.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Es lo justo ¿no? ¿A alguien más aquí se le hubiese ocurrido la irónica idea de robar a la policía?

Frente a eso los demás asintieron con vehemencia, ya que robar a la policía hubiese sido normalmente lo último que se le ocurriría a cualquier criminal de poca monta que se preciara. Finalmente la permitieron llevarse al menos tres, quedándose con el resto para venderlas. Rainbow respiró aliviada, ya que al menos había evitado que las cosas se complicaran innecesariamente.

Una vez que tuvo las armas la chica llamó a Twilight para ponerla sobre aviso.

-Hey, Twilight, ya tengo las armas.

-Bien, estupendo, ya podemos tachar eso de la lista. Ya sólo falta el minisubmarino, estoy que no sé qué hacer ¿alguna idea?

-Ni zorra, podemos peinar de nuevo el puerto, pero dado que la última vez no encontramos nada no sé yo si esta vez lograríamos algo…

-Ya… en fin, ya veré cómo lo hacemos, mándame esas armas cuando puedas y yo se las paso a Sunset.

-Vale.

Tras eso colgó y comenzó a prepararlas a no más tardar. Ya casi estaban listas para actuar, aunque aún faltaba esperar un poco más. Por su parte se siguió preparando para pilotar el minisubmarino cuando llegara el momento.

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-¿Y bien, qué hay de ese minisubmarino?

-Sigo buscando, pero no logro dar con ninguno, es más complicado de lo que pensé.

-Pues date vidilla, Sparkle, queda menos de tres días para que se acabe la semana y, si no nos damos prisa, el estado autorizará exploraciones y se nos adelantarán.

-Sí, sí, lo sé…

-Pues ya sabes, aplícate, necesitamos ese minisubmarino. Cuando lo tengas avísame.

Twilight colgó de seguido, dejando escapar un hondo suspiro, aunque en ese justo momento Rarity inquirió.

-¿Era Sunset?

-Sí, me sigue presionando. Mucho haz esto y haz lo otro, pero al final no mueve un dedo por ayudarnos, es increíble…

-Condenada chaquetera, si no fuera por ella no estaríamos metidas en todo este lío para empezar-masculló Applejack, con rabia.

-No nos pongamos a divagar ahora, no conseguiremos nada con eso-murmuró Twilight, cortándola rápidamente.

-Ya, vale, pero ¿Qué hacemos con lo del minisubmarino? Ayer di otra vuelta por el puerto pero no encontré nada, es imposible-argumentó Rainbow.

-Yo estuve mirando por sitios más apartados como Chumash pero no encontré nada…-murmuró Fluttershy, a media voz.

-Yo no pude hacer gran cosa porque he estado a tope en la tienda últimamente. Lo siento, chicas…

-No pasa nada, Pinkie.

Por su parte Twilight suspiró lacónicamente, al tiempo que comenzaba a pensar en voz alta.

-Vale, a ver, no nos pongamos nerviosas, quizás no hemos estado enfocando esto bien… voy a volver a buscar de nuevo en eyefind a ver qué encuentro.

-¿Otra? Será la enésima vez que busques…-murmuró Rainbow, hastiada.

-Sí, pero esta vez voy a afinar un poco más la búsqueda, igual así logro filtrar unos mejores resultados y eliminar un poco de ruido…

-¿Ruido? Si no eres para nada ruidosa, Twilight…-apuntó Pinkie, extrañada.

-No me refiero a esa clase de ruido, sino al ruido documental, cuando hay demasiada información no relevante que impera sobre la relevante, lo que hace que esta pase desapercibida, lo que es conocido como silencio documental.

-Ruido, silencio… no me entero de nada, Twilight-anunció Rainbow, ceñuda.

-Bueno, de algo ha tenido que servir cuatro años de carrera. A ver, voy a probar con… conseguir minisubmarino.

Los primeros resultados la remitieron directamente a varios portales y foros acerca de submarinismo, así como varias tiendas relacionadas, pero no era lo que buscaba. Sin embargo, un poco más abajo, llegó a ver un enlace que la llamó la atención, el cual llevaba directamente a una página web sobre activismo medioambiental en el estado de San Andreas. Extrañaba acerca de por qué la búsqueda remitía a una página así la estuvo leyendo atentamente hasta que finalmente encontró algo interesante.

-Vaya ¿y esto?

-¿Qué has visto?

-No me lo esperaba, pero parece que aquí hay un anuncio sobre un minisubmarino, os leo: ¿Te interesa conocer más acerca de la vida submarina y, al mismo tiempo, relajarte, disfrutar de la vida, y ver lo que este maravilloso estado te puede ofrecer sin que te intereses demasiado por ello? Antes conocido por ser un intento desesperado por limpiar la costa oeste, objetivo que ahora mismo está en parte conseguido, el muelle de búsquedas con sonar es justamente lo que andabas buscando. Ahora parcialmente reconvertido en un pequeño centro turístico en el que poder pasar el día con tu familia, ofrece todo tipo de servicios y actividades acuáticas para los amantes del deporte en alta mar, contando incluso con un minisubmarino alquilable a tiempo parcial. Interesados contactar con el propietario cuyo correo se detalla a continuación: michaelds@eyefind.info. Oh, dios mío, no me lo puedo creer.

-¡Uauh, sí que ha sido fácil! ¿No?-inquirió Rainbow, divertida.

-Vaya, querida, ¿cómo no lo has visto antes?

-No lo sé, el caso es que llegué a ver esta misma dirección un par de veces, pero nunca pensé que me redirigía aquí por eso mismo…

-¡Bueno, pero lo importante es que ahora tenemos un minisubmarino! ¡Manda un correo a esa dirección!-exclamó Pinkie, emocionada.

-Ah, sí, ahora mismo.

Rápidamente escribió una contestación y antes de mandarla la leyó en voz alta para que las demás la dieron el visto bueno, quedando tal que así:

Buenos días
He visto su anuncio de alquiler de un minisubmarino y me gustaría contratar sus servicios ¿Cuáles son las tarifas y qué incluye el poder usarlo? Muchas gracias por su atención y espero su pronta respuesta.
Saludos.


Una vez mandada estuvieron esperando a una contestación, obteniendo una después de media hora, la cual rezaba lo siguiente.

Buenos días

Siento el retraso, vi antes su correo pero no pude responder ya que estaba reunido. Acerca del minisubmarino puede usarlo para lo que usted quiera, la fauna y flora submarina es muy rica a este lado del estado, y si es usted un fan de la exploración bajo el agua será ideal. Sobre el precio depende sobre todo del tiempo, normalmente una hora suele estar en torno a los cien dólares, si quiere más tiempo puede ampliarlo, pero eso incluirá un aumento del precio, sin suplementos adicionales. Espero su respuesta acerca del asunto.

Saludos.

Michael De Santa
Productor asociado
Richards Majestic Productions

-¿Una hora cien dólares? Sí que se estira el hombre ¿no?-inquirió en ese momento Rainbow.

-Sí, bueno, pero que esperábais, no deja de ser lo que es. Bueno, yo creo que con dos horas y media tendremos más que suficiente, no creo que nos lleve demasiado tiempo…

-En tal caso eso haría unos doscientos cincuenta dólares… ¡oh, ya sé, podemos poner un bote y así lo pagamos entre todas! ¿Qué me decís, chicas?-sugirió en ese momento Pinkie.

Antes de que Twilight pudiera opinar Rarity comentó al respecto.

-Oh, me parece una maravillosa idea, querida, aunque eso sí, propongo que Twilight quede exenta por razones más que justificadas.

-¿Qué? No, espera, eso no…

Sin embargo Rainbow se adelantó exclamando.

-¡Sin problema! Contad conmigo para contribuir a ello.

-Yo por mi parte estaré encantada de ayudar-añadió Fluttershy, algo cohibida.

-Bueno, yo lo tengo algo más complicado, pero intentaré compensártelo de alguna forma, Twilight-aseguró Applejack, algo apurada.
La aludida quiso decir algo, pero entonces Pinkie sacó de la nada un bote y las demás comenzaron a aportar; para entonces Twilight exclamó.

-¡Esperad un momento!

Eso hizo parar a las demás, las cuales la miraron con cara de circunstancia. Twilight fue a hablar, pero entonces Pinkie comentó.

-Oh, mira, ya están los doscientos cincuenta, supongo que eso responde a lo que fuera que quisieras decir ¿no es genial?

Ante eso la chica tan solo suspiró, murmurando de seguido.

-Sois unas expertas liantas… especialmente tú.

-Oh, ya lo sé, tontita-murmuró Pinkie, guiñándola un ojo.

-Estamos juntas en esto ¿recuerdas?-inquirió Rainbow, con gesto zalamero.

-Y no vamos a dejar que esto te dilapide así sin más, querida, ¿Qué clase de amigas seriamos si no lo hiciéramos?-argumentó Rarity con vehemencia.

-Me he pasado gran parte de mi vida ganando un dinero manchado de sangre, mejor darle un buen uso antes que tenerlo ahí sin más-murmuró Fluttershy secamente.

-Y ya sabes que siempre vamos a estar ahí, dulzura-añadió Applejack.

Ante todos sus argumentos esgrimidos Twilight no pudo hacer más que sonreír, al tiempo que susurraba con la voz tomada de la emoción.

-Sois todas estupendas…

El inminente abrazo grupal finalmente se consumó, haciendo todas una piña con Twilight en el medio. Tras ese gesto de cariño Twilight contestó al tal Michael De Santa para aceptar sus condiciones, indicándole además el tiempo, unas dos horas y media. Quedaron entonces ese mismo sábado a no más tardar a primera hora de la mañana para aprovechar la luz solar, y en cuanto estuvo todo preparado llamó a Sunset para avisarla.

-Está todo listo, tenemos minisubmarino.

-¿Ya? Estupendo, en ese caso podemos empezar mañana mismo, el equipo está ya preparado en la playa de Paleto para salir.

-Muy bien.

Durante el resto del día se estuvieron preparando a conciencia, sobre todo Twilight, Pinkie y Applejack, que eran las que se iban a sumergir, yendo a la playa para practicar un poco buceando cerca del extremo más profundo del muelle de Del Perro. Evidentemente eso no supliría para nada el hecho de que nunca habían hecho submarinismo, pero dado el poco tiempo del que disponían era mejor que nada. Mañana sería un gran día. Y debían estar preparadas.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 19 Ene 2017, 22:01

Capítulo 30
El golpe de Securoserv (2ª parte)


-¿Estás lista, Rainbow?

-Sí, claro.

-Vale, repasemos el plan una vez más, queda poco para llegar a la ensenada de Paleto, por lo que te dejaré al lado del acceso al muelle para que recojas el minisubmarino. Una vez lo tengas…

-… me dirigiré al lugar usando las coordenadas, encontrándonos allí y preparándonos para la inmersión.

-Exacto, tras eso nos sumergiremos y nos dirigiremos directamente hacia el lugar donde se encuentra el pecio, el cual está situado a unos ciento veinte metros de distancia, no muy profundo por suerte. Tras eso…

-… vosotras buscareis el contenedor bueno, lo abriréis, sacareis lo que haya dentro y yo lo cargaré.

-Eso es, y finalmente emergeremos hasta la superficie y ya allí nos dirigiremos al norte, donde nos estará esperando Sunset para recoger lo que sea que haya que llevar.

-Lo sé, Twilight, lo sé, en serio, no te agobies tanto…

-Sí, está todo bastante claro de hecho, simplemente vamos a rescatar lo que queda del arsenal de un grupo paramilitar organizado de un barco hundido a unos cien metros de profundidad, no es gran cosa.

-Di que sí, Pinkie.

-Si es que te ahogas en un vaso de agua, cariño…

-Habla por ti, Rares, al menos tú y Fluttershy estaréis allí arriba tan tranquilas y campantes.

-Bueno, bueno, no hay mal que por bien no venga, Jackie, al menos veremos cosas nuevas ¿no es eso genial?

-Pinkie tu forma de ver el mundo me fascina…

Aun a pesar de que habían repasado el plan un montón de veces, Twilight seguía recordándolo a quien fuera en caso de que no hubiese quedado del todo claro. En ese momento se encontraban atravesando el túnel que pasa bajo Fort Zancudo y quedaban menos de diez kilómetros para llegar a su destino. Iban todas en la camioneta surfer de Fluttershy, puesto que al ser seis pocos coches podían acomodar a todas en un mismo espacio, por lo que esa era la mejor opción, teniendo que improvisar varios asientos en la parte posterior de la camioneta.

Dado que Fluttershy no había dicho absolutamente nada desde que salieron de Los Santos, Rainbow decidió darla un poco de conversación para hacerla hablar.

-Hey, Fluttershy ¿dónde conseguiste esta tartana? Está claro que ha visto mejores días…

-Era de mi padre, me lo llevé conmigo cuando hui de él, por aquel entonces estaba decente, aunque los años no la han tratado muy bien, aparte de que no tengo mucha idea de mecánica…

-Ya veo, ya. Quizás en Los Santos Customs puedan hacer algo por ella…

Por su parte Fluttershy no dijo nada más y se centró en la carretera, ya que era ella quien conducía. Los siguientes kilómetros pasaron rápidamente, cruzando un poco más adelante el puente de Cassidy Creek hasta que finalmente llegaron al punto donde se situaba el muelle, justo delante del parque natural del monte Chiliad. Fluttershy se detuvo en el arcén y Rainbow bajó del coche, Twilight se dirigió a ella antes de irse.

-Vale, a partir de aquí sigues tú sola, nosotras iremos hasta Paleto a prepararnos, cuando llegues al lugar avísanos.

-Bien.

-¿Podemos pasarnos a saludar a mi hermana? ¡Por fa, por fa, así os la presento!-exclamó Pinkie en ese momento.

-Por última vez, Pinkie, no, tenemos cosas que hacer.

-Jo…

La chica se despidió de ellas y las observó alejarse del lugar hasta que desaparecieron tras la siguiente curva en rasante; una vez sola Rainbow se preparó para cruzar la autopista, por suerte no había mucho tráfico a esas horas de la mañana, por lo que pudo pasar sin arriesgarse mucho.

Al otro lado de la carretera había un camino de tierra que llevaba hasta a una pequeña explanada que daba al mar donde había unos cuantos coches aparcados; en la esquina frontal había unas escaleras de madera que bajaban hasta el nivel inferior del acantilado, donde el muelle de búsquedas son sonar se encontraba, viéndolo desde arriba antes de bajar. Consistía en un alargado y ancho muelle junto a una pequeña casita situada en el extremo inferior del mismo, justo al lado de las escaleras. Había gente allí, sobre todo bañistas y familias que habían venido a pasar una agradable mañana de sábado, hasta había pescadores en el extremo superior del muelle.

Imagen
Muelle de búsquedas con sonar


Rainbow bajó las escaleras y se dirigió directamente a la casita de información, justo al lado de la entrada vio a un hombre de mediana edad, de pelo moreno, facciones algo desgastadas y barba de pocos días sin afeitar, de ojos claros y gesto duro. Vestía con un bañador de color beige y una camisa azul abierta. Se encontraba sentado en una mesa leyendo el periódico y tomando una cerveza junto a una mujer de su edad, de ojos igual de claros que él, pelo castaño liso y facciones algo más cuidadas. Vestía con un bikini rojo intenso.

-Oh, qué bien se está aquí, disfrutando de la naturaleza y lejos de la ciudad…

-Sí, esto es lo más parecido a lo que siempre quisimos cuando vinimos a vivir aquí, deberías considerarte afortunada, querida.

-Desde luego, aunque sería incluso mejor si me hubieras dicho que habías comprado este lugar, esposo mío…

-No surgió la oportunidad hasta que tú misma me lo comentaste, ya sabes, lo de la casa en la playa y todo eso. Esto es lo más parecido que puedo ofrecerte.

-Está bien, Michael, tan solo recuerda decírmelo antes de decidir nada ¿vale?

-Lo que tú digas, Amanda, mi amada esposa…

El ceño de Rainbow se frunció, pensando en una posibilidad, hasta que finalmente se acercó e inquirió.

-Perdonen, estoy buscando al dueño, un tal Michael De Santa…

-Soy yo. ¿En qué puedo ayudarla?-inquirió el aludido, dejando el periódico en la mesa y dirigiéndose a ella.

-Sí, he venido por lo del minisubmarino, una amiga estuvo hablando con usted recientemente…

-Ah, así que tú eres la del minisubmarino… vale, ven conmigo.

Rainbow siguió a Michael hasta el otro lado del muelle, junto a un pequeño acceso inferior estaba lo que habían estado buscando durante todo ese tiempo. Era pequeño, no más grande que un camión de tamaño medio, de color amarillo, y con una ventana con forma de burbuja donde se encontraba la cabina de mando, además de varias barras de sujeción, dos potentes focos y un propulsor pequeño pero potente adosado al propio timón.

Imagen
Minisubmarino


-Ahí está, la esclusa de aire tiene autonomía para estar sumergido unas diez horas seguidas, aunque al haber contratado solo unas doras y media no será muy relevante, a no ser que asciendas y desciendas muy de seguido estando sumergida ya que usa el aire almacenado en los tanques para ello. En el caso de que se te acabe el oxígeno emerge de nuevo y el sistema recargará los tanques automáticamente-explicó Michael con todo detalle.

-Muy bien.

-Disfruta de las vistas, son bastante buenas…

Rainbow quiso decir algo, pero en ese momento dos voces se alzaron sobre ellos cerca de allí; un chico y una chica veinteañeros se encontraban subidos en una moto de agua discutiendo acaloradamente.

-¡j*der, Jimmy, no la zarandees tanto, me voy a caer!

-¡Yo no tengo la culpa de que existan las olas, sujétate a mí!

-¡Eugh, no, paso, no has vuelto a hacer ejercicio desde la semana pasada y se nota!

-¡Ya estás volviendo a sacar mis defectos, Tracey, recuerda que yo también puedo decir muchas cosas sobre ti!

-¡Ni se te ocurra!

-Como… no sé, por ejemplo lo zorra que eres…

-¡Que te jodan! ¡Papá, Jimmy me ha llamado zorra!

-¡Ya basta, vosotros dos! ¿Es que no sois capaces de disfrutar de un agradable día de playa familiar propiciado por vuestro benevolente y poco inflexible padre? ¡Demostradme que sois capaces de llevaros bien!

-¡Es ella que sólo saber sacarme defectos!

-¡No, es él el que me insulta!

Ante eso Michael rodó los ojos, al tiempo que mascullaba.

-Oh, por todos los… mira, no te conozco de nada, pero te voy a dar un consejo: nunca tengas hijos.

-Descuide, nunca he tenido intención de tenerlos.

-Bien, sabia decisión, con eso ya demuestras ser una chica lista, no como la lerda de mi hija. En fin, lo dicho, que te diviertas.

-Gracias.

Tras eso Michael se retiró y la chica abordó el minisubmarino a través de la escotilla superior; una vez en la cabina de mandos arrancó el motor y se puso en movimiento hacia mar abierto.

Esa zona en concreto de la ensenada de Paleto se caracterizaba por ser bastante accidentada, llena de peñascos y riscos que sobresalían del agua, por lo que tuvo que pilotar con precaución, yendo a un ritmo más lento de lo normal. Una vez que pasó la zona accidentada encaró el mar abierto y aceleró, dirigiéndose hacia el oeste sumergido a poca distancia de la superficie mientras admiraba la inmensidad del océano pacífico.

La costa oeste siempre ha destacado por tener gran variedad de fauna y flora marina, propiciada sobre todo por sus aguas más o menos cálidas gracias a su cercanía con el ecuador. La corriente de San Andreas, la cual atravesaba toda su costa de norte a sur, también influía en ese aspecto, trayendo las aguas frías del ártico que se mezclaban con las más cálidas del sur, conformando un agua templada que tendía a ser cálida durante los veranos y mucho más fría durante los inviernos. Gracias a esto esa parte del pacifico era el hogar de muchas y muy variadas especies marinas, entre ellas multitud de peces de las más variadas categorías, así como delfines, los cuales vio saltando cerca de la superficie y rodeándola de vez en cuando, orcas nadando en la distancia, rayas y tortugas, entre muchas otras. En cuanto a flora se refería también era bastante amplia, destacando sobre todo la presencia de algas rojas y pardas decorando el fondo marino.

El minisubmarino no era precisamente rápido, pero con constancia y algo de paciencia el viaje se hacía más o menos llevadero, aunque no tanto como a Rainbow le hubiera gustado.

-Bof, ya podrían haber puesto una radio o un reproductor a esto, madre mía…-pensó la chica, algo aburrida.

Tuvo que tirar del reproductor de su propio móvil para aliviar parte del aburrimiento. Finalmente llegó al lugar siguiendo las coordenadas en el radar, aunque las demás ya estaban allí, viendo la quilla del dinghy desde donde estaba, además de la cuerda del ancla que lo mantenía sujeto, y emergiendo de seguido.

-Vale, os veo-indicó ella desde su pinganillo.

-¿Dónde estabas? ¡Llevamos esperando casi tres cuartos de hora!-exclamó en ese momento Applejack.

-Eh, oye, yo no tengo la culpa de que esto no vaya más rápido ¿vale? yo también me he aburrido de camino hacia aquí-argumentó ella.

-Vale, ya, tranquilidad, ahora que Rainbow ha llegado podemos empezar. ¿Listas, chicas?-inquirió en ese momento Twilight, ensutada en su traje de neopreno y cargando consigo su botella de oxígeno, además de las gafas especiales, el respirador y las aletas.

-Sí, supongo…-murmuró Applejack, con tono nervioso.

-¡Uuuh, genial, estoy tan nerviemocionada! ¿Y vosotras, y vosotras?-inquirió por su parte Pinkie.

Las tres se sentaron en los bordes de la lancha y tanto Rarity como Fluttershy se despidieron de ellas antes de que se sumergieran.

-Buena suerte, queridas.

-Me dais un poco de envidia… pero igualmente buena suerte.

Tras eso las tres se sumergieron tirándose de espaldas y empezaron a bucear moviendo las aletas para impulsarse; Twilight fue la primera en comunicarse con las demás.

-Muy bien, por lo que veo el minisubmarino tiene agarradores, por lo que podemos aprovecharlos. Comienza a sumergirte, Rainbow.

-Oído cocina.

Las tres se dirigieron hasta el aparato y se agarraron a él, al tiempo que este comenzaba a sumergirse hacia las profundidades. La inmersión fue lenta pero constante, al tiempo que una ristra de burbujas salía de la parte superior de los compresores junto a la escotilla. La luz del día se colaba a través del agua provocando un efecto curioso a la misma, como si fuera una densa cortina, dándola un aspecto de lo más vistoso.

-Vaya, menudas vistas…-murmuró Applejack, asombrada.

-Aún estamos cerca de la superficie, por lo que se ve bien, puede que la visión se oscurezca más abajo, ten preparadas las luces, Rainbow-indicó Twilight.

-Descuida.

Como bien dijo la chica la luz se fue apagando poco a poco conforme bajaban, al tiempo que muchos colores se iban diluyendo e imperando un tono mucho más frío y azulado. Pasaron al lado de varios bancos de peces, los cuales se alejaron en cuanto las vieron acercarse, lo que las permitió observarlos mucho mejor. Las cuatro chicas observaron fascinadas su alrededor.

-Uauh, es casi mágico…-murmuró Pinkie, extasiada.

-Sí, la verdad es que es bonito…-asintió Twilight con vehemencia.

-Vaya…-susurró Applejack, igual de encantada que Pinkie.

Al contrario que la luz, la presión iba aumentando poco a poco conforme iban descendiendo, notándolo las tres chicas que iban fuera del minisubmarino.

-Bof, la presión empieza a notarse…-comentó Applejack en ese momento.

-Sí, por ahora no es muy molesto ¿Qué indica el barómetro, Rainbow?-quiso saber Twilight.

-La presión es de una atmósfera y pico.

-No es muy excesivo, tenemos botellas de aire comprimido y los trajes adecuados, por lo que deberíamos estar bien. Aun así debemos vigilar bien nuestro estado, respirad lentamente y no os forcéis, dejad que el minisubmarino os lleve. ¿A cuanta profundidad estamos?

-Ciento veinte.

-Deberíamos llegar ya…

Al poco rato de decirlo comenzaron a avistar restos metálicos esparcidos por el lecho marino, lo que evidenciaba la cercanía del pecio; tras unos pocos minutos más finalmente llegaron al lugar, viendo el enorme barco dado la vuelta y con la quilla panza arriba. La superestructura estaba parcialmente destruida, donde tenía que estar el puente de mando ahora había un enorme y enmarañado amasijo de hierros, y lo mismo pasaba con la parte delantera de la proa, la cual se encontraba aplastada y prácticamente destrozada. El resto del cuerpo estaba más o menos intacto, aunque se podía notar las consecuencias del golpe en cuanto alcanzó el fondo. A su alrededor se extendía prácticamente la totalidad de la carga, con un montón de contenedores esparcidos por todo el fondo marino.

-Vale, ya estamos aquí, según la foto que me proporcionó Sunset buscamos un contenedor de color rojo oscuro, enciende las luces, Rainbow.

Los focos delanteros del minisubmarino se encendieron, alumbrando parte del lugar; la luz proveniente de arriba se encontraba algo apagada, por lo que se hacía de cierta forma necesario. Enseguida se dieron cuenta de que había más de un contenedor de varios colores, cosa que Applejack remarcó rápidamente.

-Espera, aquí hay más de un contenedor rojo, ¿cómo sabremos cual es el bueno?

-Tranquilidad, el que buscamos tiene además el logo de Securoserv en él, un triángulo rojo con un ojo blanco en él.

Con esa nueva información estuvieron buscando dicho logo en los contenedores rojos con los que se encontraban, dejando que fuera Rainbow la que les acercara hasta ellos; estuvieron un buen rato buscando entre los tantos contenedores que allí había hasta que encontraron uno el cual estaba semi hundido en el lecho, probablemente debido al impacto tras la caída. En cuanto las luces lo enfocaron pudieron ver el logo en el costado que no estaba hundido.

-¡Ahí está!

-Bien, lo encontramos. Vayamos a abrirlo.

Las tres dejaron el minisubmarino y se acercaron al contenedor, observándolo en el proceso; la mitad de las puertas se encontraba hundida, pero la otra mitad no.

-Podemos abrir esta mitad si desenganchamos las bisagras de este lado-observó Twilight.

-¿Y cómo hacemos eso?-inquirió Applejack.

-Tenemos el instrumental adecuado, pásame el soplete submarino, lo tengo a mi espalda.

Applejack hizo mano de él y se lo dio a Twilight, la cual empezó a soldar las juntas de las bisagras, las cuales por suerte no eran muy grandes; sólo con la superior tardó sus buenos minutos, mientras que Pinkie y Applejack se encargaban de la inferior. En un momento dado Twilight inquirió.

-¿Cómo vais, chicas?

-Ahí vamos, poco a poco, se está empezando a soltar.

-Bien… ¿y vosotras, como os sentís?

-Bien… más o menos.

-¿Seguras? Si os sentís mal por lo que sea decídmelo y volvemos arriba de inmediato.

-Sí, tranquila, estamos bien.

-Vale, recordad, respirad suavemente.

Los siguientes minutos condicionaron los resultados posteriores, aunque en un momento dado oyeron un sonido apagado que pareció reverberar por todo el lugar, deteniéndolas en seco.

-¿Qué ha sido eso?-inquirió Applejack, asustada.

-No ha sonado muy lejos-apuntó Pinkie.

-Sí, parece… esperad…

Por un momento no hubo nada, pero inmediatamente después lo volvieron a oír, pudiendo distinguir un agudo y hasta melódico sonido apagado resonando por toda la densidad del agua, casi inaudible. Miraron a su alrededor, extrañadas, pero en ese momento Rainbow comentó.

-Chicas… justo arriba.

Las demás alzaron la vista y entonces la vieron. Una solitaria pero ociosa ballena jorobada nadaba sobre el pecio, a escasos metros de donde estaban; su imponente y enorme figura se recortaba sobre el casco deformado del barco, el cual era mucho más grande, pero apenas se la podía comparar en ese sentido. Su panza blanca contrastaba con la parte superior de su cuerpo, algo más oscura. La ballena jorobada nadaba lánguidamente moviendo su enorme cola, al tiempo que ese sonido casi imperceptible volvía a reverberar, evidenciando que era ella la que lo emitía. Todas se quedaron extasiadas al verla, incluso Rainbow aprovechó e hizo todas las fotos posibles con su móvil para no perder ni un solo detalle.

En ese justo momento Rarity contactó con ellas desde la superficie.

-¿Cómo va todo por allí abajo, queridas?

-¡Os estáis perdiendo una visión increíble!-exclamó Pinkie.

-¿El qué, qué hay?

-¡Una ballena!

Fue entonces cuando la voz de Fluttershy sonó de improviso mascullando.

-¿¡Qué?! ¡Oh, cielo santo, entonces debéis estar viendo un ejemplar de ballena jorobada, qué suerte, aquí en San Andreas hay un montón! ¡Qué envidia!

-Tranquila, Flutters, he sacado un montón de fotos, en cuanto volvamos te las enseño-la prometió Rainbow.

Estuvieron observando un rato más a la ballena, viéndola pasar, pero enseguida retomaron el trabajo, ya que no entraba dentro de sus planes permanecer mucho tiempo bajo el agua con las condiciones de presión atmosférica presente.

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Mientras tanto, en la superficie, Rarity y Fluttershy vigilaban por si las moscas, aunque realmente no había nada que vigilar, salvo ellas no había nadie más en varios kilómetros a la redonda, y la costa se recortaba en la distancia desde donde se encontraban. La chica tímida se encontraba algo tristona, ya que la hubiera encantado ver a la ballena más de cerca.

-Oh, no pasa nada, cariño, Rainbow te ha prometido que te traería las fotos.

-Ya, pero no es lo mismo. Siempre he querido ver las ballenas más de cerca, tan solo he podido verlas desde la distancia.

-Bueno, quien sabe si más adelante podrás sumergirte tú también…

Ante eso la chica no dijo nada y hubo un breve silencio por parte de las dos, tan solo roto por el sonido de las olas, las cuales bamboleaban la lancha. En un momento dado Rarity comentó.

-Por lo que veo te gustan mucho los animales…

-Sí, me encantan, siempre he estado más en sintonía con ellos y con la naturaleza que con otras personas. De cierta forma era de esperar, después de todo no he hecho más que hacer cosas malas estando con otras personas, pero aun así me sigue pesando.

Ante eso Rarity la miró con cierta comprensión, hablando después.

-De cierta forma te comprendo.

-¿De veras?

-Sí, después de todo nunca es fácil, y sé qué es lo que sientes. Después de todo a mí también me ha pasado.

Esa revelación cogió por sorpresa a Fluttershy, la cual miró a Rarity de cabo a rabo, inquiriendo de seguido.

-Entonces… ¿tú también has…?

La chica fue incapaz de seguir, pero aun así Rarity no lo tuvo en cuenta, comentando de seguido.

-Fue hace mucho tiempo ya, cuando era algo más joven. Mi padre me enseñó a disparar y a defenderme, siempre con el propósito de no tener que recurrir a ello salvo en caso estrictamente necesario. Un día ese caso me asaltó una noche, cuando volvía del centro, en forma de un matón de tres al cuarto; no supe si lo intentó por darle un golpe al cartel, o bien por simple diversión, pero yo me defendí sin dudar. Estuvo a punto de matarme, por lo que no me quedó otra. Sé muy bien lo duro que es apretar el gatillo, y nunca es fácil decidir cuándo quitarle la vida a una persona. Sin embargo son los momentos cuando no apretamos el gatillo lo que nos definen, y no al contrario. Esa es la ligera diferencia.

Las palabras de Rarity calaron hondo en la chica, la cual la miró con cierta admiración grabada en su rostro. Por su parte la reina de la droga la sonrió y ella la devolvió el gesto. Pero entonces vio algo tras ella que la cambió el gesto, cosa que Rarity enseguida vio.

-¿Qué pasa?

La chica se dio la vuelta y entonces vio una aleta dorsal nadando cerca de ellas, a pocos metros de distancia, y comprendiéndolo perfectamente.

-Oh, no… ¿hay tiburones aquí?

-Sí, el gran tiburón blanco de San Andreas, estuvo al borde de la extinción en estas costas en los años noventa, pero al final pudieron recuperar la especie y ha proliferado mucho desde entonces.

-Oh, no, no, ¿qué podemos hacer? Podría alcanzar a las demás…

Fluttershy miró a su alrededor, visiblemente preocupada, y entonces vio otra aleta dorsal no muy lejos de allí, habiendo entonces dos. Con esos dos tiburones rondando por esa zona en cuanto las chicas emergieran estarían en peligro de ser atacadas por ellos, por lo que decidió actuar. Su rostro dibujó un gesto decidido y se dirigió a Rarity.

-Recoge el ancla y prepárate para irnos.

-¿Qué, irnos? Pero…

-Tenemos que alejarles de aquí antes de que emerjan.

-Ya, pero ¿cómo pretendes hacerlo?

Antes de que Rarity pudiera decir nada más, Fluttershy cogió un cuchillo que formaba parte del equipo y se sentó junto a la borda, cortándose la mano izquierda y sacándola hacia afuera, la cual comenzó a sangrar profusamente. La chica contuvo como pudo un gemido de dolor, al tiempo que apretaba la mano, haciendo que la sangre cayera al agua. Rarity al principio se preocupó al verla cortándose la mano, pero entonces lo comprendió; miró hacia un lado y vio que los tiburones comenzaban a moverse mucho más deprisa.

-Vamos, arranca-masculló la chica.

Rarity obedeció y arrancó en cuanto el ancla emergió, saliendo la lancha disparada hacia el norte; la sangre de Fluttershy comenzó a formar un reguero en el agua, al tiempo que los tiburones comenzaban a seguirlo atraídos por su intenso olor. Por su parte la chica apretaba con fuerza los dientes y con lágrimas en los ojos, tratando de ignorar el intenso dolor y centrándose más en ayudar a sus amigas. Miró hacia atrás y vio las dos aletas dorsales yendo tras ellas siguiendo el rastro que iba dejando.

Tras unos pocos minutos a toda marcha Fluttershy se dirigió a Rarity.

-¡Aquí, para aquí!

La lancha se detuvo y la chica siguió con la mano fuera de la misma, dejando que la sangre se amontonara; las aletas llegaron enseguida y comenzaron a rodearlas con expectación. Rarity, preocupada por la situación, comentó.

-Así está bien, querida, vámonos antes de nos ataquen, además, estás sangrando mucho.

-Espera un poco más, con suerte puede que atraigamos a otros tiburones cercanos y así podremos asegurar el perímetro.

Tras unos pocos minutos más ensangrentando el agua, la chica finalmente retiró la mano y Rarity la socorrió, aplicando presión sobre la herida mientras la vendaba. En un momento dado Fluttershy habló.

-Vámonos ya de aquí, en un momento esto estará infestado.

-Sí, será lo mejor ¿estás bien?

-Sí, no te preocupes, luego me mojo un poco con el agua del mar, eso ayudará.

Una vez que Fluttershy estuvo curada Rarity se puso a los mandos de nuevo y volvieron a la zona de inmersión, dejando atrás la sangre de la chica, la cual comenzó a atraer a más tiburones cercanos enseguida, aunque para entonces ellas ya se habían ido.

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El abrir el contenedor tomó más tiempo de lo esperado, pero finalmente lograron desencajar la bisagra inferior entre todas y la puerta lateral se desprendió, pudiendo acceder al interior del contenedor. Allí encontraron una caja hermética bastante grande, casi del tamaño del minisubmarino, aunque no tan alta ni tan ancha en comparación. Entre las tres la sacaron de allí para poder engancharla en la parte inferior del minisubmarino usando varias correas que tenía adosadas.

-Mantente por encima, Rainbow, necesitamos espacio-indicó Twilight.

-Sí, descuida. ¿Cómo vais?

-Yo bien… ¿chicas?

-También bien, sin problemas-contestó Applejack.

-Vale ¿Pinkie?

La chica por un momento no contestó, cosa que preocupó enseguida a las demás, sobre todo a Rainbow; Applejack se acercó a ella y la zarandeó.

-¡Pinkie! ¡Pinkie! ¿¡Estás bien?!

Fue entonces en ese mismo instante cuando la chica reaccionó, contestando con voz apagada.

-Ah, sí… no… no sé. Me siento… mareada…

Su contestación puso nerviosas a todas rápidamente, aunque Twilight trató de mantenerse tranquila en la medida de lo posible y transmitirla a las demás.

-No, no, tranquilas, no os pongáis nerviosas, seguid respirando lentamente. Pinkie, agárrate al minisubmarino, respira despacio y no te duermas. Applejack, ayúdame a terminar de sujetar esto, y Rainbow, prepárate para emerger.

-Vale.

Mientras la chica preparaba el minisubmarino, entre Twilight y Applejack terminaron de asegurar la caja y, una vez que estuvo enganchada, se agarraron al aparato y Twilight dio la señal.

-Vámonos, Rainbow.

-Oído cocina.

Al punto el minisubmarino comenzó a ascender mientras expulsaba aire por sus tubos inferiores, dejando atrás el pecio del Ocean Motion, el cual comenzó a difuminarse su gran figura en las turbias aguas del pacífico. El ascenso se sintió lento, y no era para menos, puesto que cargaba consigo una caja hermética además de a tres chicas agarradas a su armazón, aunque al menos la presión iba decreciendo conforme ascendían. Aun así Pinkie no parecía mejorar, sintiéndose aún mareada, cosa que preocupaba a las demás, aunque Twilight comentó al respecto.

-Era algo que le podía pasar a cualquiera de nosotras tres, estos trajes están diseñados para soportar grandes presiones pero hasta cierto punto, no hemos estado expuestas a una presión demasiado grande por fortuna, pero el problema es que el oxígeno respirado de la botella es devuelto en forma dióxido de carbono al espirar, y dado que a grandes presiones se concentra más y el traje transpira mucho menos, se da cierta descompensación que puede llegar a afectar negativamente al organismo. Hubiera sido mucho peor si nuestras botellas hubiesen sido de oxígeno a presión, ya que se expelería mucho más rápido, pero por suerte eran de oxígeno comprimido.

-Ya veo, por eso nos decías que respiráramos lentamente-observó Applejack.

-Exacto, para no generar tanto dióxido de carbono tan rápidamente.

-Twilight, para serte sincera no me entero de nada cuando te pones en plan técnica, pero si dices que Pinkie está en peligro, en ese caso me daré toda la prisa posible por ascender-argumentó Rainbow en ese momento.

Ante eso la aludida tan solo comentó.

-Gracias por tu franqueza, Rainbow.

Finalmente, y tras varios minutos más ascendiendo sin parar, alcanzaron la superficie y el viento y la luz del sol incidieron sobre ellas nada más salir del agua. Vieron a pocos metros de allí la lancha con Rarity y Fluttershy, la cual se acercó hasta ellas y las ayudaron a subir a las tres.

-¡Quitadla a Pinkie la máscara, las gafas y todo!-indicó Twilight mientras subía.

Entre todas descargaron a la chica y la recostaron en un lado de la lancha, al tiempo que Twilight se acercaba a ella y comprobaba su estado.

-Hey Pinkie ¿me oyes?

-Sí…-murmuró la chica, algo mareada.

-Vale ¿Cuántos dedos ves?-inquirió ella, mostrándola cuatro.

El ceño de la chica se frunció, tratando de enfocar bien, hasta que finalmente murmuró por lo bajo.

-Cuatro…

-Vale, se pondrá bien, por ahora solo necesita respirar aire limpio, acostadla. Respira hondo, Pinkie.

La chica obedeció diligentemente, cogiendo aire intensamente y expeliéndolo de igual forma para limpiar su organismo. Tras eso Twilight se dirigió a Rainbow, la cual había salido de la cabina y se encontraba justo encima de la parte superior del minisubmarino, junto a la escotilla abierta.

-¿Cómo está Pinkie?-inquirió la chica, con semblante preocupado.

-Se pondrá bien, no te preocupes, ahora nos dirigiremos al punto de extracción, llamaré en breve a Sunset. He pensado que para ir más rápido podríamos remolcarte, ya que he visto que es un poco lento.

-Sí, me vendría bien, la verdad. ¿Tenéis cuerdas por ahí?

-Sí, aquí tenemos un par.

Entre las dos ataron sendas cuerdas a la parte inferior de la lancha y a los agarraderos superiores del minisubmarino para remolcarlo. Una vez que estuvo todo listo llamó a Sunset.

-¿Sparkle?

-Tenemos el paquete ¿a dónde nos dirigimos?

-Me encuentro a unas pocas millas de donde estáis hacia el norte, puedo veros ¿nos veis?

La chica alzó la vista y pudo ver la figura de un barco de tamaño medio con una grúa incorporada, no muy lejos de donde estaban.

-Sí, te veo.

-Vale, pues acercaos aquí, elevaremos el minisubmarino con la grúa.

-Bien.

Tras esa rápida conversación se pusieron en movimiento, arrastrando consigo el minisubmarino y yendo a una velocidad algo más lenta que de costumbre, pero lo suficientemente rápido como para llegar enseguida. Durante el camino estuvieron hablando de todo un poco, viendo enseguida la mano vendada y ensangrentada de Fluttershy y preguntando al respecto.

-Oh, esto ha sido para alejar a unos tiburones que había rondando por aquí…

-¿¡Qué?! ¿¡En serio te cortaste la mano solo por eso?!

-Pues claro, no podía dejar que os hicieran daño, pero tampoco quería hacerles daño a ellos, por lo que opté por algo más rápido…

-Vaya, Fluttershy, eso ha sido muy temerario por tu parte…

-¿Verdad que sí? la cierto es que ha sido muy valiente-la alabó Rarity.

-Tampoco ha sido para tanto…-murmuró la aludida, enrojeciendo ligeramente.

-¿Qué dices? ¡Ha sido increíble! Eres asombrosa, Flutters-asintió Rainbow.

Ante todos esos halagos la chica tan solo sonrió, contenta y feliz por ser reconocida de esa forma. Tras unos pocos minutos de travesía finalmente llegaron hasta el barco-grúa, desatando las cuerdas para que la grúa pudiera alzar el minisubmarino. Para la lancha lanzaron un cabo para que no se alejara y tras eso las lanzaron una escala para que pudieran subir.

-Buen trabajo, lo habéis conseguido, lo cierto es que me dejáis impresionada-admitió Sunset, mientras que varios hombres de la tripulación manipulaban la caja.

-Sí, bueno, por suerte no hemos sufrido complicaciones, aunque Pinkie ha acabado un poco mareada debido a la presión.

-Ya… ¿está bien?

-Sí, sí lo está…

Al principio no se dio cuenta, pero en cuanto lo hizo no tardó casi nada en recalcarlo, ciertamente chocada.

-Espera… ¿te has preocupado por nosotras?

Esa frase golpeó en toda la cara, la cual no supo muy bien qué contestar al respecto, aunque al final murmuró atropelladamente.

-Bueno, sí ¿y qué si lo hago? Después de todo os necesito a todas en forma para el próximo golpe…

Por su parte Twilight no dijo nada, mirando fijamente a Sunset y pensando en posibilidades remotas, pero finalmente lo dejó estar y se dirigió a las demás para ver cómo estaba Pinkie. Por su parte la pelirroja tan solo esbozó un extrañado gesto y fue a atender sus propias cosas.

Todas las chicas se estuvieron relajando un poco mientras los hombres de Sunset trabajaban, para entonces Pinkie ya se encontraba mucho mejor, con su organismo limpio, aunque aún se sentía un pelín mareada. Fluttershy se acercó a la barandilla y contempló la inmensidad del pacífico, al tiempo que las costas de San Andreas se recortaban en la distancia. Por suerte todo había salido bien aun a pesar del inconveniente de los tiburones, por lo que se podía decir que todo había salido estupendamente.

Sin embargo en un momento dado llegó a ver recortándose en la distancia las figuras de varias lanchas acercándose rápidamente hacia ellas desde el sur; al principio no le dio mucha importancia, pero en cuanto vio que eran más de tres enseguida se preocupó, ya que iban todas muy juntas. Algo inquieta se dirigió a las demás para avisarlas.

-Esto… chicas, no sé por qué, pero hay un montón de lanchas dirigiéndose hacia aquí…

Twilight al verlas las estuvo observando con el ceño fruncido, comenzando a sentir una incipiente sensación de emergencia que iba en aumento con cada segundo que pasaba. Las lanchas avanzaban a gran velocidad, en poco menos de quince minutos las habrían alcanzado del todo.

-¿Quiénes son?-inquirió en ese momento Rarity, acercándose.

-No lo sé, pero me dan muy mala espina. Será mejor que avise a Sunset. ¡Sunset!

Al poco rato la aludida se presentó.

-¿Qué pasa?

-Esas lanchas de allí que se acercan a todo trapo, eso pasa.

Ante eso la chica reaccionó frunciendo el ceño y haciendo mano de unos binoculares, observando con detenimiento la situación. Al cabo de unos breves segundos masculló.

-Mierda…

-¿Qué pasa?

-Que no ha colado, eso pasa.

-¿Qué? Pero… ¿Quiénes son?

-¡Merryweather! ¡Aquí se va a liar parda, preparaos para atacar, vamos, vamos!

Aún algo confusa por lo que sucedía, Twilight bajó un momento a la lancha para coger las armas, las cuales estaban bajo los asientos junto a una mochila, donde estaba guardada la munición. Rarity, Twilight y Fluttershy se armaron rápidamente, al tiempo que el resto de la tripulación y la propia Sunset también lo hizo, listos para defenderse.

-¿Qué es todo esto, Sunset?-inquirió Twilight en un momento dado.

-¡Ya te lo he dicho, Merryweather!

-¡Sí, vale, lo que quiero decir es qué están haciendo aquí! ¿No se suponía que habían perdido la licencia para operar en suelo estadounidense?

-¡Así es, pero el caso es que no estamos en suelo estadounidense!

Fue entonces cuando Twilight lo comprendió, ya que estaban al menos a unas quinientas millas de distancia de la costa, siendo el límite de doscientas millas de zona económica exclusiva para cada país. Por lo que, a efectos prácticos, realmente no estaban en suelo estadounidense sino en aguas internacionales, por lo que podían pulular por allí sin ningún tipo de consecuencias.

-Oh, no… ¿y por qué están aquí?

-¡Pues porque evidentemente no ha colado el intento de encasquetarle la culpa a Securoserv! ¡Hay que librarse de ellos, preparaos, esos guerrilleros no se andan con chiquitas!

En poco menos de cinco minutos los tuvieron prácticamente encima y comenzaron a disparar desde las lanchas; tanto ellas como Sunset y el resto de la tripulación del barco comenzaron a disparar y en menos de un segundo se armó la marimorena. Dado que Rainbow tan solo pudo conseguir tres armas las demás se quedaron rezagadas para evitar salir dañadas, dejando el tiroteo a las más experimentadas. Las armas tronaban y las balas silbaban, al tiempo que las primeras lanchas comenzaban a reventar, pero en su lugar siguieron viniendo más en un goteo que no hizo más que empezar. Tanto Sunset como Rarity y Twilight se cubrían tras la barandilla de cubierta, mientras que Fluttershy se replegó hacia la cubierta superior para disparar desde allí y tener un mayor rango, precisamente su especialidad. Haciendo gala de una puntería de lo más precisa, iba frenando las lanchas que venían de lejos, mientras que las demás junto con el resto de la tripulación se encargaban de frenar los que más se acercaban.

Sin embargo Rainbow se mostraba un tanto molesta por no poder ayudar, quedándose relegada a tan solo observar.

-Maldita sea, debí coger toda la remesa aunque luego me llamasen la atención…

-No te apures, dulzura, después de todo tenemos que cuidar de Pinkie, aún no se siente del todo bien-la recordó Applejack.

La chica quiso decir algo, pero en ese momento oyeron unos pasos tras ellas y, en cuanto se dieron la vuelta, vieron a un soldado de Merryweather apuntándolas con una pistola semiautomática; Rainbow actuó de seguido y se echó sobre él en una improvisada carga arriesgada, placándole de seguido y haciéndole soltar el arma, la cual cogió Applejack. El soldado trató de golpearla como respuesta, pero Rainbow se agachó a tiempo y luego contraatacó asestándole un izquierdazo, para luego rematar con un gancho hacia arriba con el puño derecho, lanzándole hacia atrás de golpe. El soldado impactó contra la barandilla y salió disparado hacia atrás, cayendo al agua en el proceso; pero entonces de un cabo apareció otro soldado armado con una ametralladora de combate y con cara de pocos amigos.

-¡Se acabó lo que se daba, payasos, os vais a arrepentir, nadie más robará a Merryweather!-masculló, dirigiéndose a ellas.

Echando el resto Rainbow le encaró y trató de golpearle con todas sus fuerzas, pero el guerrillero la esquivó con facilidad y acto seguido la asestó un duro culatazo que la hizo caer al suelo con una visible brecha en la frente.

-¡No, Dash!-exclamó Applejack.

-¡Dashie!-hizo lo propio Pinkie.

-¡Di adiós!-masculló por su parte el guerrillero, apuntándola al pecho.

Sin embargo, y antes de que llegara a disparar, Applejack no se lo pensó en ningún instante y le disparó con su nueva conseguida pistola semiautomática, muy parecida, sino igual, a la que ya tenía. El soldado se tambaleó hacia atrás, soltando su potente arma seriamente herido, tropezándose con la barandilla y cayendo al agua junto con su compañero. Una vez que pasó el peligro las dos se acercaron a Rainbow, la cual se levantó atropelladamente con la cara ensangrentada.

-¿¡Estás bien, Dash?!

-Sí, sí, solo es un rasguño…

-¿¡Un rasguño?! ¡Te han dejado la cara hecha un cristo!

Antes de que la aludida dijera algo una voz se alzó sobre la algarabía, al tiempo que se comenzaba a oír un ruido de aspas acercándose en la distancia.

-¡Helicóptero a las seis en punto, es un buzzard, agachaos!

Acto seguido una intensa balacera peinó casi toda la cubierta, al tiempo que Rainbow, Pinkie y Applejack se echaban al suelo. En cuanto la refriega cesó levantaron la vista y vieron a un helicóptero ligero de ataque cargando otra andanada; Pinkie miró al aparato, a los tipos que les acechaban, y a la herida que Rainbow había recibido. Fue entonces cuando esbozó por primera vez en su vida un gesto de ira y, sin mediar palabra, tomó la ametralladora de combate, apuntó hacia el helicóptero y antes de disparar musitó.

-Nadie hace daño a mis amigas.

Al segundo siguiente comenzó a disparar y la ametralladora rugió, al tiempo que las balas silbaban en el aire e impactaban sobre la carrocería del helicóptero, dañándolo sistemáticamente. El piloto se dio cuenta de que estaba expuesto y viró hacia un lado para evitar salir más dañado, pero entonces Fluttershy aprovechó ese instante para apuntar y disparar para aprovechar el movimiento y la acción del viento. Tan solo necesitó una bala, dando justo en el blanco. El piloto se derrumbó sobre la palanca de mando y el aparato de desestabilizó, dando un bandazo hacia abajo y cayendo en picado sobre varias lanchas que, en ese momento, habían llegado a modo de refuerzos. La explosión resultante fue tremenda, al tiempo que las lanchas también reventaban y esparcían sus restos en el agua.

Tras esa última explosión sobrevino la calma más absoluta, cesando los disparos y tan solo oyéndose las olas chocando contra la borda del barco. Pinkie soltó el arma y se abrazó a sí misma, con la vista fija en el suelo, al tiempo que Applejack la sostenía.

-Ya, ya está, dulzura, ya ha pasado, tranquila…

Ante eso la chica tan solo se abrazó a ella y respiró entrecortadamente, al tiempo que Rainbow también trataba de tranquilizarla. Twilight se presentó al poco rato.

-¿¡Estáis todas bien?!

-Sí, estamos bien…

-¡Estás sangrando, Rainbow!

-¡No es nada, solo ha sido un culatazo, estoy bien!

-¿Bien? ¿Y qué la pasa a Pinkie?

-¿Viste la ráfaga que peinó el helicóptero?

-Sí…

-Fue ella.

Eso pilló por sorpresa a Twilight, que no se esperaba para nada semejante revelación, y trató de tranquilizarla ella también. Las demás se reunieron y Sunset también, la cual aprovechó para mediar en la situación.

-Vale, parece que ya no hay más, pero por precaución nos vamos a retirar ya, tenemos el paquete, por lo que devolveremos el minisubmarino al agua.

Eso hizo recordar cierto detalle a Rainbow, la cual comentó.

-¡Oh, mierda! ¿Cómo está?

-Intacto, por increíble que parezca.

-Uauh, menos mal… iré a devolverlo.

-Vale, vosotras dirigíos a la costa, tenéis un vehículo de huida en la playa de Paleto junto al muelle, usad ese para no levantar sospechas y volveos a la ciudad con él, creo que no hace falta decir que tendréis que pasar desapercibidas por un tiempo…

-Sí, descuida. Iremos a recogerte al muelle-añadió Twilight, dirigiéndose a Rainbow.

-Vale.

A partir de ahí todas actuaron con celeridad, Rainbow se volvió a meter en el minisubmarino tras tratarse rápidamente la herida de la frente y la bajaron al agua, sumergiéndose de seguido y dirigiéndose hacia el sur. Las demás regresaron a su lancha y se dirigieron hacia la costa a toda velocidad, dejando atrás el barco, el cual también se puso en movimiento rápidamente.

El regreso a la costa transcurrió en un denso silencio, tan solo roto por el ruido de la lancha chocando contra las olas; Pinkie siguió un poco alterada, pero poco a poco comenzó a calmarse, aunque en todo momento se quedó inusitadamente callada, lo cual preocupó un poco a las demás.

Finalmente llegaron a la playa de Paleto tras casi media hora de travesía, embarrancando la lancha en la arena; junto al muelle vieron entonces una autocaravana Camper.

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Camper


-Debe ser esa, bien pensado, siendo seis no cabríamos en cualquier cosa-observó Twilight.

Tanto ella como Applejack y Pinkie se metieron dentro para cambiarse y quitarse los trajes de buceo, guardándolos en el armario y vistiéndose con sus ropas normales; tras eso Twilight ocupó el asiento del conductor con Rarity como copiloto mientras que las demás se acomodaban detrás, al tiempo que arrancaba y dejaban atrás el pueblo para volver a Los Santos.

-Bueno pues ya está, golpe dado, otro más-suspiró Rarity.

-Sí, aún me cuesta creer que hayamos podido sumergirnos a esa profundidad sin mayores problemas-apuntó Applejack.

-Muchas cosas podrían haber salido mal, pero por suerte no fue a peor. Al menos Pinkie se ha recuperado ¿no?-inquirió Twilight, mirando hacia atrás.

-De eso probablemente sí, aunque de lo otro ya no estoy tan segura, dulzura.

Y es que la chica permanecía disonantemente callada, sentada en la cama del fondo junto al baño sin decir ni una sola palabra; preocupada por ella Fluttershy se acercó hasta quedar a su lado, cogiéndola de la mano y mirándola atentamente. Pinkie la miró y entonces, en un momento dado, habló.

-Es a esto lo que te referías aquella vez ¿no?

Fluttershy no dijo nada, entendiendo enseguida a lo que se refería y asintiendo levemente con la cabeza; Pinkie miró al suelo con un gesto difícil de discernir, pero entonces la tímida chica se pronunció.

-Es duro, lo sé mejor que nadie. Pero piensa que, si no hubiera sido por ti, probablemente no hubiera tenido un ángulo óptimo para derribar al helicóptero, así que de cierta forma me ayudaste y, al mismo tiempo, nos ayudaste a todas. No voy a quitar hierro al asunto, después de todo es lo que es, pero si algo he aprendido de todo esto es que hacemos lo que hacemos para sobrevivir, no porque queremos o por pura diversión. Después de todo, son los momentos cuando no apretamos el gatillo lo que nos definen, y no al contrario.

Las palabras de la chica hicieron reaccionar a Pinkie, la cual, tras sopesarlas bien en su cabeza, finalmente aceptó el hecho en sí, regresando entonces su sonrisa que tanto la caracterizaba y dando un gran abrazo a Fluttershy, la cual se lo devolvió con la misma fuerza que ella. Rarity las observó esbozando una dulce sonrisa.

En cuanto llegaron a la curva al lado del muelle Twilight se hizo a un lado, viendo a Rainbow apoyada en una valla de madera cercana; esta al verlas en la autocaravana se acercó a ellas e inquirió.

-¿Y esto?

-El vehículo de huida. Sube, anda-la indicó Rarity.

Rainbow abordó la autocaravana y se sentó con las demás, informándolas de la devolución del minisubmarino.

-Bueno, pues ya está, he pagado al tal De Santa, se ha puesto un poco metiche en cuanto me ha visto la brecha, pero al menos he podido excusarla, más o menos.

-Vale, pues con eso el golpe sí que está cerrado, nos volvemos a Los Santos, y recordad, ahora toca pasar desapercibidas un par de días, así que no hagáis nada relevante-recordó Twilight.

-Je, sí, ya, como si todo lo que hiciéramos fuera relevante, como lo de hoy-murmuró Rainbow, cínica.

-¡Dashie!-exclamó entonces Pinkie, abrazándola.

-¡Pinkie! Hey ¿estás bien?

-¡Sí, perfectamente, ahora sí! ¡Vamos a celebrar nuestro nuevo éxito, pon Non-Stop-Pop FM, Twi, me encanta esa emisora!-exclamó la chica, sacando varias cervezas de la nevera y repartiéndolas, aunque las únicas que no bebieron fueron Twilight, que estaba conduciendo, y Fluttershy, que directamente no bebía, aunque no dijo que no a un refresco de piña.

El ambiente se relajó y se volvió más distendido, al tiempo que por todo el habitáculo comenzaba a sonar Lady hear me tonight de Modjo. Fue en ese mismo instante en el que todo lo demás dejó de existir, no había nada, ni barcos hundidos, ni paquetes, ni minisubmarinos ni guerrilleros queriendo matarlas. Tan solo estaban ellas compartiendo unas cervezas y hablando de todo un poco, Rainbow también aprovechó para enseñar a Fluttershy las fotos de la ballena jorobada. Twilight las observó por el retrovisor, llegando a esbozar una sonrisa. Al menos estaban todas bien, eso era lo importante.

La autocaravana siguió rodando por la autopista de Great Ocean en dirección a Los Santos, quedando aún un buen trecho de viaje por delante. Un radiante sol brillaba en lo más alto del cielo, alumbrando San Andreas.


Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor agustin47 » 21 Ene 2017, 22:04

Se me había olvidado comentar por aquí, derp. Bueno, leídisimo y como siempre esperando el siguiente. Me dejas siempre en tensión, maldito! Ese tiroteo ha sido realmente emocionante
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 10 Mar 2017, 12:05

Capítulo 31
Luces y sombras


Fluttershy respiró profundamente, dejando que el aire puro del condado de Blaine la envolviera y sintiéndose mucho mejor; y es que no había ni punto de comparación entre el aire limpio de la américa rural y el aire sucio y cargado de Los Santos. Esa era quizás una de las tantas razones por la que no la gustaba esa ciudad, aparte de las más evidentes.

Si no fuera porque había demasiada gente viviendo allí, al menos para los estándares de Fluttershy, probablemente viviría en Paleto Bay, sin embargo era un pueblo demasiado grande para ella y prefería la tranquilidad y la quietud que sólo el monte Gordo la podría proporcionar a ese lado de San Andreas. Sin embargo no estaba allí por puro placer, ya que había venido únicamente a recoger su furgoneta, la cual dejó aparcada junto a la playa el otro día durante la consecución del golpe, ya que no se la pudo llevar consigo al tener que salir de allí en el coche de huida.

Se dirigió directamente hasta un camino de tierra que bordeaba la playa y que llevaba directamente hacia el acceso al muelle, viéndola aparcada justo al lado de una caseta de madera; usando las llaves abrió la puerta y fue a arrancar el motor, el cual renqueó durante unos buenos segundos, sin lograr llegar a encenderlo.

-Agh… venga, arranca…-masculló la chica, contrariada.

Y es que, después de todo ese tiempo, esa furgoneta no estaba tan fina como antes y el motor tendía a fallar en ocasiones, aunque por suerte nunca la había dejado tirada. Lo intentó de nuevo con los mismos resultados, aunque a la tercera fue la vencida y finalmente arrancó. El motor ronroneó dejadamente, sonando al ralentí como si estuviera agitando tornillos en su interior en vez de gasolina.

-Bof, qué mal suena, quizás si le vendría bien una revisión en el taller-pensó la chica, recordando lo que la propia Rainbow la comentó.

Nada más arrancar la chica se puso en movimiento enseguida para volver a Los Santos, prefiriendo esta vez ir por el lado este del estado, ya que en comparación con la autopista de Great Ocean, la autopista de Señora era algo más corta y hacía llegar mucho antes a la ciudad, habiendo una diferencia de casi una hora de tiempo. No tenía mucha prisa, pero sin su furgoneta la ciudad se la hacía aún más grande de lo que ya era a pie, algo que la ponía particularmente nerviosa, por lo que prefirió quitarse de encima el recado cuanto antes. Atravesó todo el pueblo por el tramo de autopista que lo atravesaba de este a oeste y salió del mismo por el este, de camino hacia Los Santos.

Para no aburrirse mucho decidió encender la radio, comenzando a sonar su emisora favorita, WorldWide FM, y se dejó llevar por las sensaciones que sólo la música chillwave y del mundo podía proporcionar, al menos a alguien como ella.

-Buenos días, San Andreas ¿qué tal estás, has dormido bien? Déjame que te ayude a despertarte como es debido con los ritmos más pausados y diversos del mundo, soy Gilles Peterson trayéndote sólo lo mejor y más tranquilo. Esto es Cashmere Cat con su tema Mirror Maru. Relax.



Al punto unos ritmos relajantes comenzaron a sonar, ayudándola a sentirse un poco mejor y evadiéndose de la realidad mientras conducía; nada más salir del pueblo vio la imponente figura del monte Chiliad elevándose abruptamente a su derecha, mientras que a mano izquierda la grande playa de Procopio se extendía en la parte más norteña del estado. Sin embargo, de golpe y porrazo la furgoneta dio un bandazo hacia la derecha, al tiempo que se oía una ligera detonación afuera y un continuo chirrido, como de algo metálico rozando sobre el asfalto.

-¡Oh, no!-masculló entonces la chica, contra volanteando para no pegársela.

En cuanto pudo controlar la furgoneta la apartó y paró en el arcén derecho, bajando un momento para confirmar sus sospechas.

-¡Oh, vaya, qué mal, he pinchado!

Y es que la rueda derecha superior se encontraba pinchada, con la llanta y el tapacubos expuesto y algo rallado por la fricción contra el suelo. No era nada de lo que preocuparse al menos si tuviera rueda de repuesto, lo malo era que no tenía, puesto que la quitó en su día de la parte posterior de la furgoneta para aprovechar mejor el espacio, ya que nunca pensó que fuera a necesitarla. Y en ese mismo instante fue cuando más lo lamentó.

Miró a su alrededor, buscando algo o alguien que la pudiera ayudar, y entonces lo vio. Un poco más adelante había un acceso a un pequeño túnel a través de un camino de tierra, junto a la entrada había unas cuantas pancartas y carteles anti capitalistas reivindicativos, al acercarse pudo ver mejor el que estaba colocado justo encima de la boca del túnel, en el cual se podía leer: Dignity Village. Extrañada cruzó el túnel y se encontró con algo que no esperaba encontrar en un lugar como ese.

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Dignity Village


A su alrededor se levantaba una especie de campamento improvisado con bastantes tiendas de campaña, varias lonas, un pequeño granero junto a un silo, entre otras pocas cosas. A mano izquierda, y pasado un pequeño puente de madera que salvaba un riachuelo seco, estaba la única construcción decente en todo el campamento, la cual constaba de una pequeña casa de una sola planta junto a una caravana aparcada y un pequeño almacén de madera. La gente que allí había eran en su gran mayoría vagabundos y familias con niños, viviendo en la más absoluta y marginal pobreza. Fluttershy se quedó impactada, aunque en ese mismo momento un hombre de edad algo avanzada y aspecto paupérrimo la vio y se acercó a ella, al tiempo que la espetaba.

-¿Qué está haciendo usted aquí, señorita? ¿Acaso ha venido a echarnos, esclava del capitalismo?

-¿Qué? Oh, no, para nada, yo solo quería…

-Ya, claro, eso es lo que dicen todos. Seguro que no es más que una sucia y rastrera agente del gobierno que nos quiere quitar lo poco que nos queda, hija del dinero, sirvienta del poder…

-No, de verdad, yo solo quería…

Sin embargo, antes de que el vagabundo fuera a decir nada más, una voz familiar surgió de improviso que hizo saltar el corazón de la chica.

-¿Flutters?

Los ojos de la aludida se abrieron de par en par al ver a la chica, mascullando de seguido.

-Huggie…

El vagabundo se dio la vuelta y, al verla, inquirió.

-¿La conoce, señorita Hugger? ¿No es ninguna agente del gobierno?

-No, no. Señor Bennet, precisan ayuda junto al granero, vaya a ver qué necesitan.

El anciano señor Bennet se fue de allí cojeando y murmurando incoherencias varias entre dientes. Una vez solas Fluttershy fue la primera en moverse, echándose sobre ella y abrazándola con todas sus fuerzas, al tiempo que mascullaba.

-Huggie… oh, Huggie…

-Flutters, me alegro tanto de volver a verte… fui a verte un día pero tu casa estaba desierta, no estabas…

-Sí, es que ahora estoy en Los Santos…

-¿Por qué, qué estás haciendo en esa ciudad de silicona? ¿Qué te ocurre, Shy? Noto tu aura muy difuminada…

La chica abrió la boca para hablar, pero por un momento no supo muy bien qué decir y sus palabras se atoraron en su garganta. Tree Hugger la miró con gesto preocupado, cogiéndola de las manos, hasta que finalmente Fluttershy adquirió la suficiente fuerza, decidiéndose a contar la verdad, al menos en parte.

-Verás, Huggie, yo… no siempre he sido buena persona. He hecho cosas malas, muy malas, pero aun a pesar de que he intentado dejar mi pasado atrás y olvidarme de todo no es tan sencillo. Ahora estoy atada de pies y manos y no puedo hacer nada. Tengo cuentas pendientes que saldar. Y por ahora no puedo volver.

Esas palabras hicieron comprender a Tree Hugger, al menos en parte, al tiempo que Fluttershy cerraba los ojos con fuerza, dejando escapar un par de lágrimas. Aun así la chica se acercó a ella y la secó las lágrimas, al tiempo que decía.

-Oh, Shy, siempre has sido tan esquiva… no estás sola, si tienes problemas déjame ayudarte…

-¡No! ¡No, no, no puedo dejar que hagas eso, tengo que protegerte!

-Pero Shy…

-¡He sufrido mucho, y no quiero que sufras por mi culpa, ni que te suceda nada! Además, si te pasara algo, yo… yo…

El simple hecho de imaginárselo era demasiado para ella, abrazándola con fuerza y llorando en su hombro. Tree Hugger trató de calmarla en todo momento, susurrando suaves y cariñosas palabras al oído al tiempo que la mecía el pelo. Finalmente Fluttershy logró sobreponerse y miró a la chica con gesto triste, pero ella aun así la dedicó una dulce sonrisa, a lo que ella respondió con otra sonrisa igual de dulce o más.

Tras eso Tree Hugger la estuvo enseñando el campamento, al tiempo que la iba explicando un poco qué era lo que hacía allí.

-Desde que me fui del desierto por recomendación tuya, he estado ayudando en todo lo que he podido, tanto física como espiritualmente, pero sobre todo espiritualmente. La gente aquí no tiene casi nada, pero yo lleno ese vacío con meditación y mucho trabajo de auras y chakras. Gracias a mi lo sobrellevan mejor.

-Oh, Huggie, no has cambiado nada, sigues siendo la misma chica buena y pacífica de siempre. Ayudar a esta podre gente aun a pesar de tus propias limitaciones es algo tan noble… eres maravillosa.

-No, tan solo soy un alma más que tan solo quiere ver felices a los demás, yo comparto mi energía con todo aquel que la necesite. Tú sí que eres una chica maravillosa, Flutters.

Ante eso la aludida tan solo miró a un lado, recordando todo lo que había hecho hasta el momento y comentando de seguido.

-No soy tan maravillosa como tú crees. He cometido muchos errores, no he hecho más que hacer daño a otras personas por dinero. En realidad soy una persona horrible…

Tree Hugger se paró y miró de arriba abajo a la chica, quedándose pensativa por un momento hasta que finalmente se pronunció.

-Todos cometemos errores, Flutters, lo creas o no yo también he cometido muchos a lo largo de toda mi vida. Pero de algo que nunca me arrepentiré es de haber salido de San Fierro, puesto que eso me permitió conocerte, y al hacerlo todo se transformó. Da igual tu pasado, o lo que hiciste, lo que de verdad importa es quien eres y lo que quieres hacer a partir de ahora.

-El problema es que no hay alternativa para mí, Huggie, tengo que hacer esto si lo que quiero es protegerte. He de volver a Los Santos.

Ante eso la chica se quedó un tanto decepcionada, mirando al suelo con gesto lejano, pero finalmente cerró los ojos y, en cuanto los abrió, esbozó una sonrisa.

-Haz lo que tengas que hacer, no te juzgaré. ¿Quién soy yo para juzgar? No, eso se lo dejo a las fuerzas cósmicas. Pero recuerda, Flutters, tú no eres mala persona, eso es algo que sé muy bien. Eres buena y compasiva, amiga de la naturaleza y los animales, con un aura pura y única. Y toda una belleza.

Esas últimas palabras hicieron sonrojar al extremo a la chica, escondiendo su cara tras su pelo y bajando la mirada, visiblemente avergonzada. Aun así Tree Hugger la levantó cogiéndola de la barbilla y la sonrió, comentando de seguido.

-No te avergüences, después de todo es cierto, eres una chica preciosa. Aunque a decir verdad no fue eso lo que más me enamoró de ti.

-Agh, para ya…

Ante eso la chica se rió, divertida, y la dio un fugaz pero intenso beso en cuanto se aseguró que nadie más miraba. Sentir sus labios contra los suyos después de tanto tiempo hizo que el corazón de Fluttershy botara de golpe, haciéndola sentir mucho mejor y notando cómo los más recientes acontecimientos se diluían en su mente, liberándola momentáneamente de tan pesada carga.

En cuanto se separaron todo regresó a la normalidad, para decepción de la chica, ya que incluso ella sabía que todo lo bueno se acababa tarde o temprano.

-Pero bueno ¿Qué te trae por aquí, eso sí?-quiso saber entonces ella.

La explicó entonces qué era lo que la había pasado y Tree Hugger se quedó pensativa durante unos momentos hasta que al final comentó.

-Creo que puedo ayudarte, había por aquí un mecánico, el viejo Joe, voy a preguntarle si tiene ruedas de repuesto.

Se ausentó un momento, volviendo al poco rato con el viejo Joe, un hombre de mediana edad que aparentaba muchos más años, de ahí a que se hubiese ganado ese apelativo; se dirigieron afuera para comprobar el tipo de ruedas de la furgoneta, y nada más verla el viejo Joe murmuró.

-Puedo ayudarte, justamente tengo una de esa misma clase, está un poco vieja pero te aguantará lo suficiente como para llegar hasta la ciudad.

-Vale, muchas gracias.

En poco menos de cinco minutos incluso se puso en marcha, cambiándola él mismo y colocando la nueva rápidamente.

-Listo, esto ya puede volver a rodar, pero no vayas muy rápido y evita hacer giros muy bruscos para no dañarla mucho. En cuanto puedas llévala al taller para que te pongan una mejor.

-Está bien, muchas gracias, de verdad…

-Oh, no ha sido nada, los amigos de mis amigos son mis amigos.

El viejo Joe se despidió, llevándose de vuelta sus herramientas y dejando a las dos chicas solas junto a la carretera. Por un momento Fluttershy no supo muy bien qué decir, ya que siempre se la habían dado muy mal las despedidas, pero entonces Tree Hugger se adelantó y murmuró.

-No te preocupes por mí y sigue tu camino sin vacilar, haz lo que tengas que hacer y vuelve a por mí cuando hayas terminado. Te estaré esperando.

-¿Así sin más? Sabes que voy a hacer cosas malas…

-Tal vez, pero que hagas cosas malas no significa que tú seas mala. No te juzgaré, Flutters.

La aludida tan solo cerró los ojos, con pesar, pero al final desechó las palabras y se lanzó sobre ella, dándola un fuerte abrazo y rozando sus labios con los de la chica antes de apartarse.

-Lo siento… por todo.

Aun así Tree Hugger tan solo negó con la cabeza, dándola un último beso en la frente; por su parte Fluttershy tan solo se separó de ella, subiendo al coche y arrancando el motor, lanzando una última mirada a la chica antes de irse. Las dos se despidieron agitando sus manos y Fluttershy se reincorporó al tráfico rodado, dejando atrás a Tree Hugger a la cual perdió de vista desde el retrovisor un poco más adelante tras la siguiente curva.

Suspiró, con gesto triste, pero aun así hizo de tripas corazón y se centró en la carretera, ya que la quedaba aún un largo viaje por delante.

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Cuando se trataba de pasar desapercibida tras un golpe, salir a la calle y distraerse con cualquier cosa era suficiente para Twilight, la cual siempre buscaba algo que hacer para justificar el tener que salir de casa. Aun a pesar de todo el tiempo que llevaba viviendo en Los Santos apenas conocía una cuarta parte de la ciudad, quedándola aún muchas cosas que ver en ese sentido, y eso que ya había visto bastantes. Las más destacables siempre eran las más conocidas a nivel mundial, como el paseo de la fama en Vinewood Boulevard o el cartel de Vinewood en Vinewood Hills, aunque esas ya las tenía vistas, sobre todo el cartel, que era el lugar preferido de Sunset para reuniones clandestinas varias e intercambios de información.

En cuanto a turismo cultural se refería también había opciones, siendo la biblioteca pública lo más inmediato, al menos para ella, aunque últimamente no pasaba tanto tiempo allí como antes, prefiriendo moverse antes que estar quieta, ya que eso la hacía pensar enseguida en todo lo que había estado pasando hasta el momento.

Desde que llegó a esa ciudad no había hecho más que hacer cosas que rozaban la ilegalidad o bien directamente entraban de lleno en ella, además de mentir a su familia y sus amigos más allegados; sin embargo, y por increíble que pareciera, algo bueno sí que había salido de toda esa espiral de crimen, locura y demencia, y ese algo eran precisamente sus nuevas amigas. Parecía mentira, pero en poco menos de varias semanas ya se conocían bien, y aun a pesar de sus diferencias se llevaban estuoendamente y había llegado a apreciar a todas y cada una de ellas. El golpe más reciente así lo demostraba, muy probablemente cualquier otro grupo de criminales profesionales hubieran hecho mejor las cosas, pero por otro lado no hubieran acabado tan unidos como lo estaban ellas ahora. Porque, al contrario que cualquier criminal profesional, ellas tan solo eran un grupo de victimas a las que el destino había juntado de la forma más extraña y estrambótica posible. Increíble pero cierto.

En ese momento se encontraba paseando por Morningwood, y se había parado en uno de los tantos cines de la ciudad, concretamente el Tivoli, mirando la cartelera para ver qué había en exhibición; había un par de comedias, un drama y una película que llevaba ya un tiempo en cartelera y aún no se había retirado de nombre Cataclismo, la cual parecía estar ambientada en Liberty City. Sin embargo ninguna la llegó a llamar la suficiente atención y enseguida desechó la idea de ir al cine, retomando su paseo por ese pequeño pero pintoresco barrio aledaño a Del Perro.

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Morningwood


Al igual que éste último, Morningwood era un barrio eminentemente residencial y en parte también comercial, con algunos negocios como cafeterías, restaurantes, tiendas de ropa de gama alta, joyerías, cines, una gasolinera y otros comercios menores. Los alquileres en esa zona eran relativamente altos, ya que entre los apartamentos de clase media-alta y algunas que otras mansiones aledañas en la parte más norteña del barrio colindante a Rockford Hills la renta subía una barbaridad, por lo que vivir en un barrio como ese era un medio privilegio que sólo los que tenían menos estrecheces se podían permitir.
Caminando por una de sus calles se llegó a encontrar con un coche aparcado que le era extrañamente familiar, concretamente un Jackal rojo; Twilight le miró de arriba abajo, no muy segura de la sensación que le daba, mirándolo un poco mejor para asegurarse. Fue en ese momento cuando una voz familiar murmuró tras de ella.

-¿Sparkle?

La aludida se dio la vuelta y, nada más verla, murmuró.

-Anda, Sunset, ya decía yo que este coche me sonaba…

-Sí, es el mío. ¿Qué estás haciendo aquí?

-Oh, pues nada en especial, dando un paseo… ¿y tú?

Por un momento la chica la miró de arriba abajo, como si no estuviera muy segura de si contestarla o no, pero finalmente murmuró.

-Haciendo un par de recados. Por hoy ya he terminado.

-Oh, ya veo…

-Sí, muy aguda tú… fuera publicidad-murmuró la chica, quitando un panfleto que le habían puesto en un limpiaparabrisas y tirándolo al suelo.

Sin embargo algo en él llamó la atención de Twilight y lo cogió al vuelo, al tiempo que comenzaba a leerlo.

-Cuentos de Liberty City, los cambios culturales entre las bandas de la ciudad desde 1970 hasta nuestros días… oh, vaya, suena interesante.

-Meh, puedo contarte yo misma muchas más cosas que ese pedazo de papel…

-Parece ser una especie de exposición… lugar Kortz Center en Pacific Bluffs, edificio Biranda. ¿Dónde cae eso?

-En lo alto de la colina que hay junto a Richman, el acceso está en North Rockford Drive, justo enfrente del campus de la universidad.

-Oh…

-Bueno, si me disculpas, tengo cosas que hacer.

Esa frase dio que pensar a Twilight, la cual comentó de improviso.

-¿No dijiste que habías terminado ya por hoy?

Sunset se quedó momentáneamente callada, como si diese por sentado el hecho en sí, pero inmediatamente después se apresuró a corregirse.

-Sí, pero eso no quita que tenga cosas propias que atender, a ver si te vas a creer que toda mi vida pivota sobre el trabajo.

-Entonces no tienes nada que hacer.

-No realmente… ¿por qué lo dices?

Por un instante ambas chicas cruzaron las miradas y Twilight la miró fijamente, pensando en una improbabilidad; sin embargo decidió rápidamente y murmuró.

-¿Por qué no vamos a ver esta exposición juntas? habla sobre nuestra ciudad natal, y si te soy sincera echo de menos el ambiente de Liberty City…

-¿Qué? Sí, hombre, como si no tuviera nada mejor que hacer…

-Tú misma has dicho que no tienes nada que hacer.

-Sí, pero ese no es el punto, Sparkle…

-Oh, vamos, ¿qué más te da? ¿Es porque soy yo?

-¡No es de incumbencia! ¡Sparkle, déjalo ya!

-¿Por qué? ¿Tanto te molesta?

-¡Eres tú la que me molesta!

-¿Por qué? No te he hecho nada para molestarte ahora mismo ¿por qué no quieres acompañarme?

-¡Porque no me apetece juntarme contigo!

-¿Por qué? ¿Porque no quieres mezclar los negocios con lo personal?

-¡Deja de rebatirme con otra pregunta, no lo soporto!

Por un momento las dos se miraron fijamente, Sunset con un gesto molesto y Twilight con expresión ceñuda. Finalmente la chica pelirroja suspiró y murmuró.

-Está bien, Sparkle, tiempo muerto ¿qué es lo que quieres?

-Simplemente pasar un tiempo juntas, eso es todo, siempre he querido conocerte mejor.

-¿Por qué?

Frente a eso la chica se encogió de hombros, comentando de seguido.

-No sé, simplemente tengo curiosidad…

Sunset se la quedó mirando, sin poder entender del todo por qué la chica querría pasar tiempo con ella así sin más; suspiró, no muy segura de si aceptar o no. Por un lado se negaba en redondo, ya que después de todo ella era su subordinada y, como tal, no tenía mucho sentido ampliar su relación más allá de lo meramente laboral. Sin embargo por otro lado estaba el hecho de que tanto la chica como las demás habían conseguido conectar tan bien en tan poco tiempo, e inevitablemente la invadía la curiosidad y las ganas de saber por qué era así. No podía entenderlo por más que lo intentaba, y el juntarse con ella podría ayudarla a esclarecer ese misterio insondable, al menos para Sunset.

Finalmente dejó escapar un hondo suspiro y murmuró.

-Está bien, está bien, tú ganas. Sube.

Ante eso Twilight esbozó una satisfecha sonrisa y subió al coche, al tiempo que Sunset arrancaba, poniéndose en marcha. Nada más conectarse el sistema eléctrico la radio comenzó a sonar por todo el habitáculo, viendo entonces que estaba sintonizada The Lab.

-Hey, Los Santos, aquí está el Doctor No y el Hermano Químico juntos una vez más, con las mezclas musicales más alternativas y contemporáneas que el mundo de la música moderna conoció. ¿Qué tenemos esta vez?

-Sí, sí, así es, doctor, ahora nos llega un tema del jamaicano Popcaan, Born Bad, que… bueno, ¿tú entiendes algo de lo que dice, doctor?

-Si te soy sincero no tengo ni p*ta idea de lo que habla, básicamente porque no hay dios quien lo entienda, pero tiene buenos ritmos, y el estribillo es medianamente entendible… ¿te vale?

-Me vale. ¡Born Bad de Popcaan con Freddie Gibbs!



Al punto el tema comenzó a sonar, al tiempo que el tal Pocaan comenzaba cantar en un idioma que parecía ser de todo excepto inglés. Twilight se quedó un tanto confusa, comentando de seguido.

-Espera, espera ¿esto es inglés?

-Por increíble que parezca, sí, es inglés, pero jamaiquino, sólo lo entienden ellos.

-Ya veo, ya…

-Es una mezcla entre el patuá, el idioma local de Jamaica, y un inglés muy cerrado. Nunca he estado allí, pero llegué a tratar con algunos jamaicanos allá en Liberty City y se hace complicado entenderlos.

-Entiendo…

Tras eso las dos se quedaron calladas y estuvieron escuchando la canción, sin llegar a entender realmente nada excepto el estribillo, mientras se dirigían al Kortz Center.

En un momento dado Sunset llegó a comentar.

-Has cambiado, Sparkle…

-¿Ah, sí?-murmuró ella, con gesto inquisitivo.

-Sí, antes eras más retraída e insegura, ahora te veo más decidida y lanzada según qué cosas y situaciones.

-¿Como ésta?

-Muy graciosa…

Frente a eso Twilight se rió tontamente, murmurando de seguido.

-Perdona, perdona, se me ha ido pegando de Pinkie…

-No, si ya veo, ya…

-Puede parecer un poco abstraída, pero es buena chica.

-Supongo.

Por un momento las dos se quedaron calladas, al tiempo que la música volvía a llenar el vacío, aunque al poco rato Twilight volvió a hablar.

-Así que más lanzada… bueno, ya sabes a qué se debe.

-Sí, me hago una idea… además, eso es bueno, sobre todo a la hora de trabajar.

-Casi siempre antepones el trabajo a cualquier otra cosa ¿por qué?

-Fácil, porque gracias a él no me falta nada y vivo bien. Además…

-¿Además?

Por un momento pareció que Sunset no iba a responder, pero finalmente, tras un breve suspiro, murmuró.

-Me ayuda a distraerme, así no tengo que pensar en nada.

Esas palabras dieron que pensar a Twilight, quien no dijo nada al respecto, prefiriendo quedarse callada. De alguna forma se hacía una idea de por qué lo decía, aunque por su parte se refería no podía opinar puesto que nunca se había visto en una situación semejante.

La música siguió sonando, volviendo a llenar ese angosto vacío que se había vuelto a crear tan rápidamente; el estribillo volvió a sonar, repitiendo el título de la canción con unos ritmos potentes pero pausados. Sunset tamborileó los dedos en el volante, al tiempo que comenzaba a tararear la canción por lo bajo.

-Born bad, bad, bad, bad, born bad, bad, bad, mmmh…

Twilight la observó hacer sin decir nada, pensando en sus propias cosas; siempre había considerado a Sunset una chica misteriosa, algo seca y muy ruda, aunque por otro lado no podía evitar pensar en todo lo mal que lo debió pasar en su día. Desde que la reveló lo de su madre sus ganas por conocerla mejor y saber más de ella no había hecho más que aumentar, aunque por otro lado no se atrevía a preguntarla así sin más, por miedo a cómo se lo podría tomar.

El camino hacia el Kortz Center se concretó en cuanto llegaron a la puerta de acceso, subiendo una larga carretera por la colina hasta llegar finalmente a su destino. El Kortz Center era un complejo bastante grande de edificios multiculturales que también funcionaba como museo temático, con salas de exposiciones, de charlas y talleres de todo tipo. Se componía de un total de cuatro edificios: el edificio de la Campana, el cual albergaba un antiguo reloj funcional, el Biranda, el Low Rotunda y el Moseley. Todos ellos se encontraban centralizados en un solo espacio común, el cual estaba decorado con esculturas variadas, zonas ajardinadas, además de un estanque reflectante y hasta un laberinto de setos.

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Kortz Center


Nada más llegar Sunset aparcó en el parking delantero frente a la rotonda, dirigiéndose al acceso principal del centro, donde estaban las taquillas; Twilight fue la primera en llegar.

-Hola, dos entradas para la exposición Cuentos de Liberty City, por favor.

-Son diez dólares.

La chica fue a hacer mano de su cartera, pero en ese momento Sunset apareció de improviso y un billete de diez dólares voló sobre el mostrador antes de que pudiera hacer nada.

-Cóbrese.

La taquillera cogió el billete rápidamente y despachó las entradas, al tiempo que decía.

-Edificio Biranda al fondo del todo a la derecha.

Sunset se fue así sin más y Twilight cogió las entradas, alcanzando a la chica inmediatamente después y comentando de seguido.

-No te he pedido que me pagues nada.

-Lo sé, simplemente me apetecía, eso es todo.

-¿Te apetecía? ¿Así sin más?

-Sí, sólo eran diez dólares, ya ves tú.

Ante eso Twilight no dijo nada, aunque aun así no dejaba de ser un tanto chocante, al menos para ella. Pasaron el estanque reflectante hasta llegar al edificio Biranda, el cual tenía la puerta en el lado izquierdo.

Nada más entrar las dos chicas notaron un aire familiar, sobre todo en la decoración del lugar; la sala que albergaba la exposición era bastante amplia, con dos niveles, tanto superior como inferior. Las paredes estaban decoradas con las siluetas y el skyline de los edificios de la ciudad, y había varias réplicas a escala de algunos edificios y monumentos más famosos de allí; vieron la torre Rotterdam, el edificio Zirconium, la estatua de la Felicidad, el Monoglobo, el Comité de Civilizaciones, la catedral de Colón, la plaza de los Soldados y hasta una réplica a escala del Middle Park.

En el centro de la estancia había un bastante amplio panel electrónico táctil en el cual se podía ver un mapa simplificado de los distritos de la ciudad, mostrando tan solo sus figuras negras y con su nombre puesto en ellas; llena de curiosidad Twilight tapeó en Algonquin, su distrito, y éste ocupó toda la pantalla, al tiempo que varios puntos a lo largo de todo el mapa se remarcaron.

El distrito como tal se dividía en tres zonas: alto Algonquin, medio Algonquin y bajo Algonquin, quedando ambos lados, tanto este como oeste, aparte. Donde más puntos se concentraban era en el alto Algonquin, Twilight tapeó uno de ellos y una pequeña ventana se abrió en la cual mostraban información de una de las pequeñas bandas de por allí.

-Spanish Lords… espera ¿no eran estos los que…?-inquirió entonces Twilight, recordando ciertas cosas.

-Sí, mi madre estuvo haciendo recados para ellos, pero no pertenecía a la banda. Las bandas del norte siempre han estado muy comprimidas, por así decirlo, y una de las primeras en surgir durante la década de los setenta fue precisamente esta, de la cual se desgranaron las demás por intereses varios y coaliciones. Los barrios de Holanda Norte y Holanda Este tenían a sus propios camellos, y lo mismo pasa con Northwood, pero en menor medida, por aquel entonces todo el alto Algonquin pasaba por una fase de decadencia y opresión importante, eso lo sabrás tú muy bien…

-Sí, de los tiempos negros, precisamente, cuando apenas había dinero y la densidad de población era tan alta que obligaba a la gente a hacinarse en las casas, las cuales estaban tan deterioradas que apenas se podían vivir en ellas. Debido a esto se construyeron en los años siguientes los pisos de protección oficial de Northwood, que de cierta forma subsanaron la inflación…

-Sí, pero eso hizo que mucha gente se tuviera que mudar a Bohan al subir los precios, y ahí fue cuando los Spanish Lords pasaron a tener el control del distrito, junto con algunas bandas menores que, con el tiempo, ganaron más presencia, pero al final fueron absorbidas por los albaneses en cuanto estos llegaron a finales de los noventa. Luego en 2009 se establecieron los Midtown Gangsters, unos asociados de los coreanos que al final fueron por su cuenta, y se dedicaron a putear a los Spanish Lords.

-Ya veo… ¿cuándo murió tu madre?

Por un momento Sunset no respondió, pero finalmente murmuró.

-A finales de los noventa, tendría yo unos diez años, más o menos…

-Justo cuando llegaron los albaneses…

-Sí, fue un punto de inflexión, por así decirlo, y se hicieron muchos tratos y muchas asociaciones aprovechando la bonanza económica del mercado negro, de ahí a que los Lupisella decidieran intervenir…

-Lupisella… espera…

-Aquí, en Pequeña Italia, mira.

Sunset clicó en el pequeño barrio, y del único punto se desgranaron otros cinco, junto con una ventana general, aunque Sunset la explicó con más precisión.

-La Comisión se fundó en 1931 para organizar un poco mejor el crimen organizado mafioso, que por aquel entonces estaba muy desperdigado y cada familia hacía lo que le venía en gana, sin ningún tipo de control. Se establecieron una serie de normas y disposiciones para que las familias no se pisasen las unas a las otras, así como tratos económicos varios para repartirse el mercado negro local, compartiendo las ganancias para que todas salieran ganando. El anterior papel de capo di tutti capi fue sustituido por el de presidente o jefe de la Comisión, el cual tan solo tenía una labor representativa para que el poder no recayera en una sola persona, ya que por aquel entonces las luchas por el poder eran muy frecuentes, provocando enfrentamientos internos entre las distintas familias. Dado que la idea de la Comisión fue original de la familia Gambetti, junto con el apoyo de la familia Pavano, se decidió que el don de los Gambetti fuera también el jefe de la Comisión, algo así como un presidente de honor, ya que precisamente la familia Gambetti es la más poderosa de las cinco; la sigue en importancia la Pavano, la Messina, la Lupisella y finalmente la Ancelloti.

-Entonces los Lupisella son una familia menor.

-En importancia, sí, no son precisamente los más fuertes, pero tienen el favor de muchas otras bandas menores asentadas en el bajo Algonquin. Sonny Honorato, un asociado suyo y sicario a tiempo parcial, fue el que encabezó la marcha por tratar de ganar una parte del pastel del mercado negro en Bohan, siendo la consecuencia más inmediata la muerte de mi madre. Tras eso se escondió durante un tiempo en Alderney, al amparo de una familia italiana local que desde siempre había estado intentando obtener un asiento en la Comisión, tratando de quitarse de en medio a los Ancelotti al ser la familia más débil de las cinco, pero ninguna de las demás tenían su favor al ser del estado de Alderney.

-Eso es algo que nunca he entendido ¿qué tiene la gente con Alderney? Es un estado más, tampoco es tan malo, Pinkie es de allí sin ir más lejos…-comentó Twilight en ese momento.

-No lo sé con seguridad, creo que es porque les tachan de liberales y poco patriotas, pero yo he visto a gente quejarse por cómo hacen el café, según dicen es peor que el ácido…

-Qué exagerada es la gente…

-Desde luego. El caso es que ese desgraciado estuvo escondiéndose allí un tiempo hasta que finalmente le hice salir y le cité en Bohan haciéndome pasar por un contacto de los Lupisella. El muy imbécil se lo creyó a pies juntillas y vino a verme, y del resto me encargué yo.

-Le mataste…

-Obtuvo su merecido y vengué a mi madre.

-¿Y eso es lo que hubiera querido ella?

-¡Mató a mi madre! ¿¡Qué querías que hiciera, que me quedara de brazos cruzados mientras él salía impune?! ¡Ella era todo lo que tenía y me la quitó, lanzándome de cabeza a la calle!

-Vale, lo entiendo, después de todo era tu madre pero ¿te habría hecho sentirte mejor el no hacerlo?

-¡Claro que no, me hubiera hecho sentir más miserable de lo que ya era!

-¿Y cómo te sentiste luego?

-¡Vacía! ¡No sentí nada, me sentí poco menos que una maldita coraza sin vida, y aun así eso logró satisfacerme! ¡Fue una completa mierda, justo como lo fue mi vida después de que mi madre muriera! ¡Y me da igual lo que pienses de mí, hice lo que tenía que hacer y punto!

Tras eso Sunset se dio la vuelta y se alejó de ella, encarando la réplica a escala de la estatua de la Felicidad que allí había. Por suerte eran las únicas allí, por lo que nadie más las había escuchado, pero por su parte Twilight trató de encontrar algo que decirla que no sonara demasiado genérico o cliché para tratar de animarla. En parte entendía como se sentía, aunque por otro lado no comulgaba con el hecho de que se vengara así sin más, sobre todo teniendo en cuenta lo mal que se sintió después, por lo que ella misma la explicó. No se esperaba que la chica se abriera tanto a ella a las primeras de cambio, pero ahora sentía que la debía al menos unas palabras de ánimo, por lo que lo intentó.

-Oye, mira, siento lo que le pasó a tu madre, probablemente no llegue a entender del todo por lo que tuviste que pasar, ya que tuve suerte y he llegado a tener una buena vida. Aun así, tal y como yo lo veo, no deberías reprimir tus sentimientos; querías a tu madre, eso se nota, y es por eso por lo que a veces es bueno dejarlo escapar y expresar tus sentimientos. Entiendo que te duela, pero no dejes que tu pasado controle tu vida, Sunset. Lo único que harás será torturarte a ti misma.

Las palabras de la chica apenas hicieron reaccionar a la aludida, la cual se quedó en el sitio, dándola la espalda sin decir nada. En un momento dado se dio la vuelta y la miró con los ojos vidriosos, apretando los puños con furia, al tiempo que trataba de reprimirse. Por un momento pareció que finalmente iba a soltarlo todo, sin embargo logró reprimirse y masculló.

-No. Eso no servirá de nada, por mucho que llore no volveré a ver mi madre, y lo único que haré con eso es volverme débil.

-Tú no eres débil, Sunset, eres una chica fuerte, segura de ti misma e independiente…

-¿¡Y tú qué sabes?! ¡No me conoces de nada!

-No hace falta conocerte bien para ver cómo eres. Eres ruda, trabajadora, y en ocasiones puedes llegar a verte intimidante, pero en el fondo se nota que tienes un lado sensible que reprimes sólo por el simple hecho de que no quieras dejar de verte dura…

-¡Qué gilipollez! ¿¡Qué eres ahora, psicoanalista?! ¡Ya te las estás dando de entendida otra vez!

-No me las doy de nada, yo simplemente digo lo que veo…

-¡Ya, claro, típica excusa de moralista! ¡No te soporto, Sparkle, crees que lo sabes todo porque has ido a la universidad y has leído muchos libros, pero en realidad no sabes nada! ¡No sabes cuán dura es la vida en la calle, cuando tú estabas tranquilamente en tu colegio participando en actividades extraescolares, yo tenía que ganarme la vida pegada a una barra, semi desnuda y abriéndome de piernas como una vulgar p*ta barata! ¡Cuando tú hacías tus deberes en tu casa comiéndote tranquilamente una rica merienda, yo tenía que ganarme cuatro perras mal contadas vendiendo droga y armas para poder llevarme algo a la boca! ¡Cuando tú jugabas con plastilina y te manchabas las manos con arcilla, yo me manchaba las manos de sangre tratando de sobrevivir! ¡Cuando tú eras alguien y tenías futuro, yo no tenía nada, absolutamente nada! ¡Tú no sabes nada de eso, Sparkle, por muchos libros que hayas leído!

Ante semejante diatriba Twilight comprendió que no tenía nada con la que rebatirla, por lo que tan solo se quedó callada, mirando al suelo con gesto triste, principalmente por ella. Por su parte Sunset no dijo nada, mirándola con desprecio y mascullando de seguido.

-No sé ni para qué he venido… limítate a hacer tu trabajo y punto.

Tras ese último exabrupto la chica se fue sin decirla nada más, dejándola sola en la sala. Twilight se quedó en el sitio, pensativa, y sintiéndose mal principalmente por Sunset, ya que por primera vez se había dado cuenta de la buena suerte que había tenido ella en la vida en comparación con la de la chica. Miró al modelo a escala de la estatua de la Felicidad, la cual miraba a la nada con su característica sonrisa, aunque en ese momento se sentía de muchas formas excepto feliz. Al contrario de lo que representaba un monumento como ese, la felicidad y libertad de todas las personas y pueblos del mundo, ahora se sentía como una versión retorcida e irónica de la misma. Sunset nunca había sido feliz, al contrario que ella, que había llegado a tenerlo todo en la vida.

Al poco rato Twilight también se fue de allí, teniendo que llamar a un taxi para volver a casa, ya que Sunset se había marchado, dejándola tirada. Unos densos nubarrones se acercaban desde el oeste, provenientes del océano Pacífico.

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Aunque ya se conocía todo el barrio como la palma de su mano, salir y pasear por él era una sensación única, en todos y cada uno de los sentidos. Aun a pesar de todo, Davis podía alardear de tener bastante historia, una sórdida y muy poco convencional historia, pero historia al fin y al cabo. Fue el escenario principal de los disturbios de Los Santos en 1992, y desde la década de los 80 ha sido el principal lugar de residencia de multitud de gente famosa y reconocida, principalmente jugadores de baloncesto, políticos con intenciones de cambiar el mundo y sobre todo músicos, especialmente raperos que normalmente estaban afiliados o apoyaban a las bandas dominantes como los Ballas.

Por su parte se refería Scootaloo prefería no acercarse demasiado y mirar, puesto que sabía, y muy bien, cómo se las gastaban los Ballas; más de una vez había visto, desde lejos, algún altercado entre ellos y otras bandas rivales y el estruendo que montaban en cero coma cuando se les provocaba era tal que al final todo Davis se acababa enterando de lo sucedido. No era algo que sucediera así sin más, aunque al final uno se acababa acostumbrando, y Scootaloo sabía cómo actuar en la gran mayoría de los casos, por lo que no era tan malo después de todo. Además, con lo arraigados que estaban los Ballas en el barrio muchos de los vecinos confían más en ellos que en la propia policía, por lo que representaban una fuerza defensora que les hacía sentir seguros dentro de un ambiente mayoritariamente hostil.

En ese momento se encontraba paseando por Roy Lowenstein Boulevard, una alargada calle que se caracterizaba por tener la línea ferroviaria cruzando esa porción de la ciudad, la cual actuaba cual línea fronteriza entre ese lado de Davis y el barrio de Rancho. Había quedado con unos amigos en Grove Street y pretendía atajar yendo por allí. Al pasar al lado de unas casas comenzó a escuchar la cuña de West Coast Classics a todo volumen, al tiempo que oyó a DJ Pooh introduciendo la siguiente canción.

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Roy Lowenstein Boulevard


-Hey, Los Santos, sabes cómo funciona esto, ha sido así desde que el mundo es mundo, y no me trates como si fuera tonto puesto que sabes de lo que te estoy hablando. Difunde el mensaje, aunque ya fuera difundido allá por 1982 por Grandmaster Flash and the Furious Five, y aun así se sigue aplicando. Aplícalo, Los Santos, haz que se enteren.



Inmediatamente después comenzó a sonar un ritmo que ella, y cualquiera que hubiese vivido durante toda su vida en Davis conocía muy bien. Y es que The Message era un tema atemporal, el cual había trascendido en el mundo del hip hop, y aunque no fue en su momento la primera canción protesta fue una de las más significativas de la historia, puesto que fue la primera vez en que la letra predominaba sobre la música y no al revés, como normalmente se hacía. Como resultado la letra se reforzaba y se volvía aún más contundente, denunciando la vida marginal de los guetos sin usar demasiados coloquialismos ni modismos gangstas, lo cual le daba un mayor énfasis y valor a la canción en su conjunto. Destacaba especialmente su estribillo, sobre todo por su contenido y la forma de reflejar la realidad social del momento, el cual Scootaloo rapeó a la par mientras sonaba.

Don't push me cause I'm close to the edge
I'm trying not to lose my head
It's like a jungle sometimes
It makes me wonder how I keep from goin' under


Lo que más destacaba de esa canción era que incluso en la actualidad, en pleno siglo XXI, su contenido y lo que denunciaba seguía estando vigente en la sociedad americana, demostrando que nada había cambiado, por lo que el mensaje se seguía aplicando y ni siquiera había calado como tal.
El resto de la canción se fue apagando en la distancia conforme se alejaba, aunque en cuanto llegó a la siguiente casa llegó a oír retazos de una conversación proveniente de un patio trasero, oyendo además una voz familiar.

-Hey, Joseph, pásame un poco de esa mierda que les hemos tangado a los Lost.

-Ya te digo, negro, es mierda de calidad, y encima la hemos conseguido sin tener que pagar un duro por ella, negocio redondo.

-Ya ves, esos Lost están más perdidos que su propio nombre, que ya es decir. No sé ni para qué vinieron aquí, en primer lugar.

-Siempre han sido un puñado de renegados sin apenas organización interna, mucho compañerismo y mucha piña, sí, pero mira luego en lo que se convierte…

-¿Lo dices por algo, negro?

-¿No has oído las historias acaso? Guerra civil en la facción de Alderney con posterior desmantelamiento, y todo porque el propio líder quiso traicionar a los suyos a cambio de su libertad. Vaya nido de ratas…

-Desde luego, no tienen ni idea de lo que significa pertenecer a un grupo.

-Di que sí, negro, míranos a nosotros, los Ballas somos los amos del sur de Los Santos, por mucho que a esos panchitos de Rancho les pique, y ya ni hablemos de esos pringados de los Families…

-Huy, quita, quita, negro, no me hagas reír…

-En fin ¿hay noticias de esos panchitos, por cierto? Alégrame la mañana…

-Oh, sí, han visto varios grupos vigilándoles, creo que están preparando una gran ofensiva, va a ser muy divertido verlo en vivo y en directo.

-Ah, me encanta cuando los planes salen bien. ¡Ballas de por vida!

-¡Ballas de por vida!

Tras eso no volvió a oír mucho más, puesto que se coló por un callejón para llegar cuanto antes a su destino, pero fueran quienes fueran los que hubieran hecho algún tipo de trato con los Ballas estaban bien jodidos, teniendo en cuenta lo que había escuchado. Aunque para ella tan solo era un día más en Davis.

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El aire llegaba frío, soplando desde el oeste y bajando notablemente la temperatura, la cual se había mantenido estable durante las últimas semanas, al tiempo que la humedad aumentaba y la presión atmosférica disminuía; para alguien como los Apple, los cuales estaban acostumbrados a trabajar en el campo y sabían interpretar fácilmente las indicaciones de la naturaleza, eso era un claro indicativo de que se avecinaba un temporal, y como tal debían prepararse.
Todo lo que habían cultivado hasta el momento seguía creciendo lenta y pausadamente, y no podían permitir que un súbito temporal se lo arrebatara así sin más, por lo que desde esa mañana habían estado trabajando para cubrir los cultivos con lonas de plástico, sujetándolas con varillas de metal y creando así invernaderos caseros.

-Pásame esa varilla, prima.

-Toma.

-Bien, sujeta la lona aquí, Apple Bloom, con fuerza.

-La tengo.

-Bien, vamos allá.

Applejack hizo mano de un gran martillo de trabajo y comenzó a usarlo para clavar en el suelo la varilla, sujetando así la lona, la cual se encontraba abombada para que no aplastara las plantaciones. En cuanto terminó pasaron a la siguiente y así sucesivamente, mientras que los demás hacían lo mismo al otro lado de los terrenos adyacentes.

-¿Cuándo crees que empezará a descargar, prima? Las nubes vienen cargadas-comentó en ese momento Fiddlesticks, mirando hacia el oeste.

Y así era, densos nubarrones comenzaban a asomarse desde la lejanía, cubriendo poco a poco la figura del monte Josiah y amenazando al resto del estado con lluvia inminente.

-Bueno, el viento sopla fuerte, por lo que no creo que tarde mucho en estar encima de nosotros, será mejor que nos demos prisa. Vamos con los siguientes.

Big Mac había traído consigo la radio para escuchar un poco de música y hacer el trabajo un poco más ameno, sintonizando Rebel Radio, la cual en ese momento estaba emitiendo Whiskey river de Willie Nelson, resonando por todos los sembrados. La música country siempre había sido el punto fuerte de Applejack, así como de los demás miembros de su familia, poniéndolos a todos de muy buen humor y cantando a coro el estribillo en cuanto comenzaba a sonar.



Whiskey River take my mind
Don't let her mem're torture me
Whiskey River don't run dry
You're all I've got, take care of me


Los demás se mostraban alegres y bastante motivados, aunque Applejack no podía evitar pensar de más en ese sentido, sobre todo en cuanto a su situación se refería. Por ahora los manzanos estarían sin poder volver a dar sus frutos hasta dentro de una buena temporada, por lo que lo que habían plantado varias semanas atrás suponía una futura e importante fuente de ingresos, pero que por desgracia tardaría en llegar. Y el mantenimiento de todo lo demás costaba su dinero, lo cual les había dejado de nuevo pelados en ese sentido, y casi todo el dinero que había ganado trabajando con Trevor Philips había ido menguando lenta e inexorablemente.

Fue en ese mismo instante cuando el aludido regresó a su mente, llegando a pensar en lo más hondo de su mente.
-Joder, Philips ¿dónde co*o te has metido?

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-¡Mierda, nos alcanzan, acelera, acelera!

-¡Eso intento, tío, no me es fácil!

-¡Ostia p*ta, cómo me pitan los oídos! ¡Vamos, cabrones, venid a por mí! ¿Eso es todo lo que tenéis?

-¡Pero no les provoques!

-¡Tú calla y conduce!

Tras decir eso Trevor Philips cogió un fusil de asalto y comenzó a disparar repetidamente desde la parte trasera de la ranchera, al tiempo que Óscar iba esquivando todos los obstáculos que se le ponían por delante. Tras suyo una riada de rancheras llenas de mexicanos rabiosos enfurecidos les seguía la pista, disparándoles a matar, a lo que Trevor respondió con una buena ráfaga desde donde estaba. A su alrededor la gente corría despavorida, tratando de alejarse del foco de conflicto.

-¡Vaya por dios, y yo que me esperaba una cálida bienvenida aquí en las calurosas calles de Chihuahua! ¡Tu gente no es tan hospitalaria como yo los creía, Óscar!

-¡Generalmente lo es, pero es que si les tocas las pelotas, pues claro…!

-¡No, amigo mío, no te equivoques, fueron ellos los que empezaron a tocarme las pelotas a mí al amenazarme con cortarnos los suministros, no te olvides de tus prioridades!

-¡Lo sé, Trevor, lo sé, pero así no va a haber manera de encontrar al nuevo proveedor si los matas a todos!

-¡Tú conduce y sácanos de aquí! ¡Iros a mamarla!-exclamó Trevor en un español chapurreado, al tiempo que seguía disparando contra sus perseguidores.

Las estrechas calles de los barrios bajos de Chihuahua no ayudaban mucho a huir rápidamente, puesto que apenas había espacio para maniobrar, obligándoles a seguir hacia delante sin apenas desviarse. En un momento dado irrumpieron de lleno en un extenso mercado, llevándose por delante todo tipo de frutas y otros productos expuestos en medio de la calle, aunque en cuanto oían los disparos todo el mundo salía en desbandada para tratar de ponerse a salvo. Por su parte Trevor siguió disparando, aunque una de las rancheras logró ponerse a su nivel y un mexicano saltó de improviso en su vehículo, encarándole directamente.

-¡Aquí estás, p*to, vas a lamentar haber venido aquí a chingarnos nuestro negocio!

-¡Mi no entiendo, panchito, háblame inglish!-exclamó Trevor, apuntándole con el arma.

-¡Chinga a tu madre!

-¡Agh! ¡Óscar! ¿Qué dice?

-¡Básicamente se está cagando en tu madre!

Eso hizo reaccionar a Trevor, el cual miró al mexicano con una mueca de ira, mascullando de seguido.

-¿¡Es cierto?! ¡¿Chingas mi madre?!

-¡Sí, weon, chinga a tu p*ta madre!-masculló el mexicano, yendo a atacarle directamente con sus propias manos.



Sin embargo eso para Trevor fue desencadenante, dejando escapar un grito furioso y dejándose llevar por la ira, al tiempo que todo se saturaba a rojo para él y comenzaba a disparar a saco. El primero en caer fue el mexicano que le amenazaba, al cual pateó en el pecho, acabando bajo las ruedas del coche; inmediatamente después recargó rápidamente y comenzó a disparar repetidamente hacia los coches que les perseguían, al tiempo que el tiempo parecía pasar muchísimo más deprisa con cada bala que rasgaba el aire. Incluso daba la sensación de que cada impacto hacía el doble de daño tanto a la carrocería de los coches como a los propios desgraciados que les perseguían, que apenas pudieron hacer nada por evitarlo.

Las primeras explosiones comenzaron a darse, frenando a unos cuantos, pero otras camionetas aparecieron de improviso, acercándose a ellos.

-¿Más, todavía más? ¡Vale, putamente fantástico, vamos a jugar!-masculló Trevor, canturreando las últimas palabras mientras disparaba.

Aunque los mexicanos trataban por todos los medios de contraatacar daba la sensación de que nada hacía mella en Trevor, el cual parecía estar como exaltado, mientras que aquella persecución se daba en otro lugar y tiempo completamente diferente, muy alejado de la realidad.

El goteo de coches parecía incesante, pero Trevor los despachó uno a uno sin ningún tipo de remordimientos, totalmente centrado en lo que hacía y cubierto por una densa niebla roja de furia pura, moviéndose erráticamente como si estuviera bailando al ritmo de una melodía metalera incesante. Nada parecía detenerle, nadie conseguía tumbarle, era el amo y señor de la situación.

Hasta que finalmente el goteo cesó, dándose cuenta de que habían salido de la ciudad y se había quedado sin balas. La niebla se levantó, los colores volvieron a su sitio y Trevor terminó de calmarse, no sin antes gritar hacia la ciudad.

-¡A ver ahora quien chinga a quien, cabrones!

Óscar detuvo por completo el coche y miró a Trevor de cabo a rabo, comentando de seguido.

-Trevor, eres el cabrón bastardo más loco y chiflado que he conocido en toda mi vida. Me caes bien, tío.

-¡Gracias, Óscar, aprecio tus sinceras y amables palabras, me encantan cuando me dicen cosas bonitas!

El hombre se reincorporó y se sentó a su lado, inquiriendo de seguido.

-¡Muy bien! ¿Ahora a dónde vamos?

-Bueno, esos tipos comentaron que la gran mayoría de armas vienen directamente desde Jalisco, podemos ir a investigar allí.

-¡Estupendo, pues pongámonos en marcha, en cuanto lleguemos beberemos tequila, cantaremos boleros, nos haremos mariachis, y ya que estamos conoceremos a unos encantadoras señoritas jaliscienses que nos alegren el día! ¿Qué me dices?

Ante eso Óscar se rió con ganas, murmurando de seguido.

-Suena como un buen plan, tío, tú nunca te aburres.

-¡Pues claro que no! ¡Adoro este país! ¡Viva México lindo!

Tras ese último grito los dos se pusieron en marcha, dejando atrás Chihuahua y adentrándose en la inmensidad de México.

(Continúa en el siguiente mensaje)

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 10 Mar 2017, 13:23

(Continúa del anterior mensaje)


-¿Va a tardar mucho más? Estoy cansada, Tia, me quiero ir ya a dormir…

-Sí, sí, me dijo que llegaría enseguida, debe estar al caer.

-Bof, esto de ser la secretaria de estado es más agotador de lo que pensé…

-Pues si con eso ya te cansas adivina con lo mío dirigiendo a todo el país. Yo también estoy cansada, Luna, no creas lo contrario.

-Supongo…

Aun a pesar de los menos Celestia tenía que admitir que vivir en la Casa Blanca era todo un lujo, aunque siempre ponía por delante tanto los americanos a los que ahora lideraba como al resto del planeta, ya que por nada ahora era la mujer más poderosa del mundo. Y como tal debía de cumplir, ya que se lo debía a sus votantes.

Lo que más la preocupaba en esos momentos era lidiar de alguna forma con el crimen organizado, que se extendía como una alargadísima y enorme culebra por todo el país, de costa a costa y con varias ciudades importantes como puntos clave, entre las que destacaban Liberty City, Vice City y Los Santos. Hasta el momento había estado barajando opciones, todas ellas propuestas por el propio Departamento de Defensa, decidiendo además prescindir de otros organismos públicos como el FIB o la IAA, ya que últimamente se habían ido destapando una serie de tramas conspiranoicas y corruptelas varias que salpicaban bastante a ambas agencias; por el momento había decidido limitar sus acciones para evitar que se hicieran más daño a sí mismas y, además, había limitado el presupuesto de ambas para evitar que más dinero de los contribuyentes fuera robado por las divisiones corruptas, destituyendo a varias de estas tanto en el FIB como en la IAA. La limpieza había sido masiva y por ahora tenía pendiente la remodelación de varios departamentos, pero por el momento prefería centrarse en lo que Defensa Nacional pudiera ofrecerla.

Miró su reloj y vio que ya eran las diez y media de la noche, siendo realmente tarde.

-Agh ¿dónde se ha metido este hombre?-masculló Celestia, algo molesta.

Nada más decirlo alguien llamó a la pierta del despacho oval y la mujer, aliviada, murmuró.

-Adelante.

-Con permiso, señora. Vaya, lo siento, pero esos informes se alargaban y alargaban, y luego la impresora no estuvo por la labor, y cielos, mira qué hora es, mis disculpas señora presidenta.

Celestia prefirió saltarse las formalidades, ya que tenía prisa, comentando de seguido.

-Vaya al grano, señor mío ¿qué tiene para mí?

-Oh, sí, por supuesto, esto le va a resultar particularmente interesante, con decirla que me hizo gracia hasta a mi… aunque bueno, qué digo, yo siempre le encuentro la gracia a todo, para qué nos vamos a engañar…

-Los informes-le cortó ella, secamente.

-Ah, sí, sí, por supuesto, aquí están.

Celestia los cogió con celeridad y empezó a leerlos por encima, yendo a los detalles importantes. Sus cejas se arquearon en cuanto llegó al sujeto principal, comentando de seguido.

-Vaya, así que éste es él…

-Sí, no ha sido fácil seguirle el rastro, ya que apenas deja pistas a las que atenerse, pero con maña e insistencia al final saco las cosas… que es precisamente como a mí me gusta hacerlo.

-Ya… ¿toda la costa este?

-Oh, sí, desde luego, apunta muy alto, y hasta ahora nadie ha conseguido hacerle sombra, y lo que es mejor, no se encarga él de los asuntos más importantes, siga leyendo, siga.

Celestia continuó con su lectura hasta que llegó a la parte interesante, abriendo mucho los ojos en cuanto descubrió el motivo.

-¿¡Qué?! ¿Es esto en serio?

-Muy en serio, tiene un poder de persuasión bastante alto, y todo lo que se propone lo consigue mediante la manipulación, involucrando a terceros para no mancharse las manos y les hagan el trabajo sucio por él. Y ya ve, lo consigue, hasta ahora ni un solo fracaso.

-No, si ya veo, ya… ¿tiene algún punto débil?

-Lo hemos estado evaluando y, salvo lo que ve ahí, no hay nada más.

-¿Qué quiere decir?-inquirió Celestia, sin entender a lo que se refería.

-Lo tiene delante de usted.

La presidenta volvió a mirar al informe, después al hombre y de nuevo al hombre, comprendiendo entonces a lo que se refería y quedándose atónita.

-No puede usted hablar en serio…

-Oh, por favor, señora presidenta, ya sabe usted que yo todo me lo tomo en serio… al menos casi todo ¿pero esto? Oh, ya lo creo que sí.

-Pero, pero… no, no, no puede ser, tiene que haber otra forma…

-Créame, la hemos buscado, pero lo más inmediato y lógico es lo único que tenemos en estos momentos.

-Aun así no… no puedo arriesgar la vida de civiles inocentes que no son más que víctimas…

-Bueno, inocentes, inocentes… más abajo está la ficha de usted ya sabe quién, y la sugiero que sujete a los señoritos de la DOA, la pueden dar algún que otro problema si las cosas no salen como ellos quieren…

-De la DOA me puedo ocupar perfectamente, es de vidas humanas de lo que estamos hablando.

-¿Y de qué no hablamos últimamente? Entiendo por qué me lo dice, señora presidenta, pero tal y como están las cosas, es lo único que hay. Yo de usted lo consideraría.

Ante tan contundente hecho Celestia se quedó pensativa, no muy segura de qué pensar al respecto; en un momento dado se dirigió a su hermana.

-¿Qué opinas, Luna?

-Bueno, si por ahora no hay más opciones tirar de ese grupo de victimas es lo más inmediato, además ¿no siempre decías que la peor virtud se combate desde dentro? Bien mirado viene a ser lo mismo.

Ante ese argumento Celestia no pudo decir que no, ya que tenía cierta lógica, aunque aun así seguían siendo unas simples civiles. Finalmente la presidenta suspiró y murmuró.

-Bueno, no me hace mucha gracia esta situación, pero por algo se empieza. Muy bien, empiece con las pesquisas, manténgame informada si hay alguna novedad.

-Sí, señora presidenta, a sus pies, señora presidenta, lo que usted diga, señora presidenta.

-Puede retirarse ya-ordenó Celestia, con gesto cansado.

-Sus órdenes ¡ta-da!

Tras ese gesto final el hombre se fue del despacho oval, dejando solas tanto a Luna como a Celestia. La secretaria de estado no tardó mucho en dar su opinión acerca de la última visita del día.

-No sé tú, Tia, pero ese hombre no es nada serio ¿en serio está al cargo del departamento de vigilancia?

-Sí, no es precisamente el mejor ejemplo de formalidad, pero por lo que me dijeron trabaja bien y es profesional, aunque a su manera.

-Ya veo, ya. Bueno, si confías en él.

-Sí… puedes irte ya, Luna, ya termino yo con estos últimos informes.

-Vale, gracias Tia.

Luna se retiró enseguida y Celestia dio un último repaso a los informes junto con sus respectivas fichas con el ceño fruncido, mientras pensaba en toda esa situación.

-Pobres chicas… espero que puedan salir del paso.

Se paró entonces en una ficha en concreto, observándola atentamente y con los ojos entrecerrados; había algo en esa chica en concreto que la llamaba la atención.

-Sparkle…

Aun así se sentía cansada, había sido un largo día y tenía ganas de descansar, por lo que guardó el informe en su carpeta y lo metió en uno de los cajones del escritorio resolute. Tras eso se puso en pie y salió del lugar, apagando las luces antes de salir y cerrando la puerta tras de sí, siendo el despacho iluminado por la luz de la luna llena en lo alto del cielo.

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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor agustin47 » 10 Mar 2017, 14:47

Sea el universo que sea, Discord nunca cambia :qmeparto:
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: Crónicas de Los Santos [Crossover] [Adventure]

Notapor Sg91 » 03 Abr 2017, 17:58

Capítulo 32
Prendiendo la mecha


Esa mañana Los Santos amaneció bastante lluviosa, con rachas de viento un tanto fuertes, aunque eso no paró a Boyd, el cual aprovechó para realizar con todos sus alumnos un entrenamiento especial bajo condiciones climatológicas adversas.

El tiempo no era algo que preocupara excesivamente a Rainbow, después de todo se las había tenido que ver con fuertes rachas de viento antes, por lo que un poco de agua no la pararía lo más mínimo.

-La soleada San Andreas… pues menos mal-pensó la chica desde la cabina de su avión, aferrada al timón para controlar las turbulencias.

Normalmente el clima en San Andreas era suave y cálido durante gran parte del año, aunque eso no quitaba que hubiera alguna que otra precipitación, sobre todo en otoño, invierno y en ocasiones en primavera, como las típicas tormentas de verano, aunque en este caso no pasaba de una simple borrasca procedente del Pacífico norte.

Aun así el entrenamiento se sucedió de forma normal, aunque terminó mucho antes debido a la situación imperante, ya que en un momento dado las condiciones empeoraron de golpe, y de un simple chaparrón se pasó a lo más parecido a una galerna, con vientos superiores a veinte kilómetros por hora y con unas lluvias torrenciales bastante fuertes que obligó a Boyd a abortar el entrenamiento enseguida.

Tras eso todo el mundo pasó a las duchas antes de irse a casa, para entonces Rainbow comenzaba a pensar que tenía que volver a coger su coche, puesto que había venido en su moto, y de camino a casa la iba a tocar una segunda ducha no programada.

-Qué perra te ha dado con la moto últimamente, en serio ¿Qué ha sido de tu espíritu cilíndrico?-inquirió Thunderlane, divertido.

-Muy gracioso, Thunderlane… sigo siendo igual de auténtica, que lo sepas, simplemente la moto tiene ciertas ventajas que el coche no tiene, por ejemplo, me puedo colar entre el tráfico-explicó ella.

-Ya, claro, me suena a excusa barata…

La chica quiso contestar, pero en ese momento la voz de Boyd resonó por todo el pasillo a través de la megafonía, anunciando de improviso.

-¡Dash, preséntese en mi despacho, ahora!

La aludida se quedó un tanto extrañada, al tiempo que el chico inquiría.

-¿Qué has hecho esta vez?

-Nada, he venido a los entrenamientos desde que me echó la bronca, así que eso no puede ser. En fin, iré a ver qué quiere este amargado, ve tirando, ya nos veremos en casa.

-Vale, que te sea leve.

Rainbow se despidió de él y se dirigió directamente al despacho del instructor, donde lo encontró sentado en su sillón y mirándola con gesto impertérrito.

-¿Quería verme, señor?

-Así es, Dash. Así es…

La chica se quedó un tanto extrañada por su actitud, ya que no era normal en él ser tan cínico, al menos en la gran mayoría de los casos.

-¿Ocurre algo?

-Creo que es usted quien debería decirme eso, señorita Dash.

-¿Por qué lo dice?

-Bueno, en ese caso pongámosla en situación ¿no le parece, señora Spitfire?

-Desde luego.

Esa voz hizo reaccionar a Rainbow, la cual dio un bote y se dio la vuelta, viendo a su ídolo mirándola desde el otro lado del despacho con una expresión inusitadamente seria.

-Rainbow Dash. Te recuerdo bien de mi última visita, si mal no recuerdo querías entrar en los Wonderbolts…

-Eh… sí, así es, señora-murmuró ella, sintiéndose repentinamente nerviosa sin razón aparente.

-En tal caso sabrá qué es lo que exigimos y los valores que promulga nuestro equipo ¿no?

-Sí, claro…

-¿Sí? enumérelos.

Un tanto extrañada por esa súbita situación, Rainbow trató de recomponerse al tiempo que murmuraba a trompicones.

-Ah, pues… compañerismo, trabajo en equipo, virtud…

Spitfire la detuvo en cuanto pronunció la última palabra, comentando de seguido.

-Virtud… cualidad del todo importante en nuestro equipo, ya que no sólo se trata de aviones rápidos y ser molones. Muchas veces actuamos en galas benéficas, recaudando dinero que luego va a parar a los que más lo necesitan, así como a detener y poner fin a las practicas insalubres, la violencia… y el crimen.

Desde que entró en el despacho de Boyd, a Rainbow la dio una extraña sensación de intranquilidad que se había estado prolongando desde entonces hasta ese momento, aunque ahora podía notar como si una alargada sombra se extendiera sobre ella, a punto de devorarla. Y, en cuanto oyó la palabra crimen, algo dentro de ella saltó como un resorte, al tiempo que un atisbo de sospecha comenzaba a nacer en ella. Decidió entonces coger al toro por los cuernos, inquiriendo de improviso.

-Con todos mis respetos, señora, ¿puedo saber a qué viene todo esto? Porque me da la sensación de que se me quiere acusar de algo que no tiene el más mínimo sentido.

Ante eso tanto Spitfire como Boyd compartieron entre ellos una cínica sonrisa, al tiempo que el ex marine tomaba la palabra.

-Verá, señorita Dash, el caso es que nosotros nunca decimos nada sin conocimiento de causa. Creemos que anda usted con malas compañías, y eso es algo que no podemos tolerar.

-¿Malas compañías? ¿Qué es eso de malas compañías?

-Dígamelo usted misma…

-¡Sí, claro! ¿Se cree que soy tonta? ¿De qué va todo esto? ¡Si tiene algo que decirme dígamelo a la cara!-exclamó ella, sintiéndose cada vez más y más asustada, enmascarándolo con una súbita furia.

Ante eso Boyd dio un manotazo a la mesa, al tiempo que la vena de su frente se marcaba y mascullando de seguido.

-¿¡Quiere que la diga las cosas, señorita Dash?! ¡Muy bien, en ese caso seré bueno con usted e iré al grano! ¡Sabemos que se está juntando con esos forajidos ensutados en cuero de los Lost, esa banducha de moteros de la costa este que vinieron aquí buscando la gloria y dándose con un canto en los dientes en el proceso! ¿Y sabe qué? ¡Que no admitimos criminales aquí!

-¡No soy ninguna criminal!

-¿¡Ah, no?! ¡Vaya, vaya, creo que se olvida con quien está usted hablando! ¿Quiere que la refresque la memoria? ¡Hará cosa de una semana un convoy especial de los equipos tácticos de la policía fue emboscado por un grupo de moteros, robando todo su equipo, y encima tuvieron los santos cojones de hacerlo justo al lado de la sede principal en Mission Row, que está hasta arriba de cámaras de vigilancia! ¡Adivine quien estaba allí en el momento del ataque!

-¡No tiene pruebas!-masculló ella con la voz quebrada, sintiéndose entonces atrapada.

Ante eso Boyd no dijo nada, tan solo esbozó una cruel sonrisita al tiempo que giraba la pantalla de su ordenador, mostrando entonces una grabación, en la cual se podía ver tanto a Rainbow como al resto de los Lost emboscando y robando el equipo táctico de la policía, incluso se incluía una toma directa de la chica huyendo hacia el otro lado del puente y pasando justo al lado de la comisaría.

Para entonces Rainbow no pudo decir nada, temblando de pies a cabeza y comenzando a sudar; Boyd la taladró con la mirada, mascullando de seguido.

-Entonces, Dash, si esa no es usted ¿Quién es? ¿Una hermana gemela suya?

Tanto el ex marine como la capitana de los Wonderbolts la miraron fijamente, esperando una contestación, hasta que finalmente la chica no pudo más, exclamando de seguido.

-¡Sí, soy yo, soy una Lost! ¿¡Eso es lo que querían oír!? ¡Pues ahí lo tienen!

Por su parte Boyd tan solo esbozó una sonrisita triunfal, aunque Spitfire tan solo cerró los ojos con gesto dolido, al tiempo que murmuraba.

-Qué decepción…

Por primera vez Rainbow se sintió como si la hubieran apuñalado justo en el corazón, sintiéndose sumamente dolida e incapaz de decir nada al respecto. La capitana de los Wonderbolts la miró de arriba abajo, comentando de seguido.

-Como usted comprenderá, señorita Dash, no podemos permitir que alguien asociado al crimen organizado sea parte de una institución como la de los Wonderbolts. Dé gracias a que no la denunciamos a la policía, pero que sepa que se está estrechando el cerco, yo solo la digo eso. Una pena, la verdad… una verdadera pena.

La chica no dijo nada, incapaz de articular palabra en una situación semejante, sintiéndose poco menos que un total y auténtico fracaso. El sueño de su vida se desvanecía delante de ella, sin que pudiera hacer nada por evitarlo.

-En fin, me voy retirando ya. Nos vemos, Boyd.

-Hasta luego, señora.

Spitfire se retiró, dejando a Rainbow allí, la cual tenía la vista clavada en el suelo. En un momento dado Boyd se dirigió a ella.

-¿Qué quiere, que la de una galleta? Creo que no hace falta que la diga que está expulsada… aunque en todo caso se lo recalcaré: está expulsada, no hace falta que vuelva por aquí. Márchese, no pinta nada aquí.

Fue entonces cuando la chica reaccionó, marchándose de allí no sin antes marcarse su propia despedida en forma de escupitajo en el suelo. Boyd no dijo nada, tan solo negó con la cabeza, aunque no vio nada más de él puesto que salió enseguida de allí a paso ligero.

La lluvia afuera no fue nada comparado con todo lo que sentía Rainbow en esos momentos. Rabia, furia, ira, tristeza, desesperación… todos esos sentimientos se agolpaban en ella de forma escalonada, provocando un caos en su mente y haciéndola imposible pensar con claridad. Su sueño, su mayor anhelo, todo roto en poco menos de diez minutos. Tenía ganas de chillar, de gritar, de golpear todo lo que se la pusiera por delante. Y, como si el cielo hubiese escuchado sus plegarias, la respuesta vino en forma de una llamada a su móvil. Rainbow lo cogió sin mirar quien era, inquiriendo con voz seca.

-¿Sí?

-¡Dash! ¡Oh, gracias al cielo, necesitamos ayuda, los panchitos, nos están atacando, por todas partes, ven, corre, necesitamos refuerzos!-exclamó Jolly al otro lado, tras una cortina de ruido ensordecedor de disparos, tiros e insultos varios.

Rainbow no dijo nada, tan solo colgó y se dirigió a su moto con mirada perdida y sabiendo muy bien qué hacer a continuación; arrancó de seguido y se dirigió directamente a Vespucci esquivando el tráfico y yendo lo más rápidamente posible. Nada más llegar se encontró con una auténtica batalla campal.

Marabunta Grande se había replegado tácticamente, flanqueando el callejón tanto por la única salida posible como por arriba, asomándose desde los tejados de las casas y atacando desde ahí; nada más llegar Rainbow hizo mano de su recortada, comprobando rápidamente el cargador y amartillándola. Corrió hasta la entrada del callejón y allí se encontró con varios panchitos, a los que disparó sin más demora una buena ráfaga seguida que los dejó para al arrastre. Tras eso empezó a presionar desde fuera, gritando como una cosaca y dejándose llevar por la furia y la rabia que en esos momentos sentía.

-¡Vamos, hijos de p*ta, vamos, matadme, matadme!

-¡Es Dash! ¡Hey, Dash, estamos aquí!-exclamó entonces Jolly desde el otro lado del callejón.

Rainbow le vio y, en cuanto tuvo la ocasión, echó a correr hacia dentro, disparando contra todo panchito que encontró hasta que finalmente se le acabó la munición, desechando rápidamente el arma y cogiendo el microsubfusil de uno de los panchitos caídos. Algunos de los que estaba apostados en los tejados la vieron llegar y dispararon contra ella, obligándola a cubrirse rápidamente. Rainbow disparó a ciegas, pero no logró hacer gran cosa, por lo que continuaron presionándola desde arriba.

-¡Jolly, cúbreme, arriba, en los tejados!-gritó la chica.

-¡Arriba, hermanos, balead a esos cabrones!

Desde el garaje más alejado los Lost que allí había comenzaron a disparar hacia arriba, desviando la atención de los panchitos, lo que aprovechó Rainbow para contraatacar en cuanto tuvo la ocasión, logrando interceptar a un par y tirándolos de los tejados. Entre todos pudieron tumbar al resto, y en cuanto la balacera cesó Rainbow se acercó a los demás.

-¡¿Estáis todos bien?!

-¡Sí, estamos bien, pero no entiendo por qué estos putos panchitos nos atacan así sin más!-exclamó Jolly, un tanto chocado.

-¡Porque quieren recuperar su territorio!

-¿¡Qué?! ¡Pues que vayan a dar por culo a los Ballas, fueron ellos los que les echaron de aquí!

-¡Sí, pero ahora estamos nosotros, no tiene sentido que les ataquen a ellos! ¿No crees?

Jolly quiso decir algo, pero en ese momento oyeron unas ruedas derrapando allí cerca y se asomaron un momento, viendo entonces aparecer a dos furgonetas azules, saliendo de ellas un buen montón de panchitos más.

-¡Vienen más! ¡j*der, van a saco!

Por su parte Rainbow se dirigió a él, inquiriendo.

-¿Llegasteis a vender todas las carabinas?

-No, aún no…

Sin decir nada más la chica se dirigió a la armería, en realidad un pequeño rincón en ese mismo garaje, y cogió una de las carabinas, junto con varios cargadores más, y salió afuera, comenzando a disparar a los primeros grupos que se acercaban. Los demás fueron tras ella, defendiendo de igual forma el callejón.

Por su parte Rainbow disparaba indiscriminadamente, sin importarla nada, y descargando toda su ira y rabia a través del arma, haciendo estragos en las filas de panchitos, los cuales estaban en clara desventaja armamentística, ya que lo más potente que tenían eran microsubfusiles y escopetas de corredera, pero con Rainbow al frente cubriendo la totalidad del callejón con un arma de gran cadencia de tiro, poco o nada podían hacer. Desde que empezó esa carnicería ya había perdido la cuenta de a cuantos panchitos había despachado, pero en esos tensos momentos no pensaba en nada, centrándose en disparar.
Otro par de furgonetas aparecieron, trayendo a más panchitos, pero esta vez Jolly apareció trayendo consigo algo interesante.

-¡Toma, usa esto!

-¿Qué son?

-¡Granadas caseras cortesía de los Lost de la costa este, trajeron una amplia remesa consigo cuando vinieron de allí por primera vez, ya no me acordaba de que teníamos de estas! ¡Prende la mecha y lánzala!

-¿Prender la mecha? ¡Eso es más viejo que las películas del oeste!

-¡Sí, pero tú hazlo, ya verás, ya!

Llevada por la curiosidad Rainbow trató de encender la mecha, siendo algo complicado por la que estaba cayendo, pero finalmente lo consiguió y la lanzó en dirección a las furgonetas; la granada rodó, ya que era cilíndrica, hasta acabar justo debajo de una de ellas. La explosión posterior fue tremenda, reventando la furgoneta y alcanzando además a las anteriores, mandando a volar a los panchitos que más cerca estaban.

-¡Uauh, qué potencia!-exclamó la chica, alucinada.

-¿A que sí? ¡Que rolen!

Más granadas volaron mientras ella seguía presionando con la carabina, formando así una combinación explosiva que mantuvo a raya en todo momento el ataque de Marabunta Grande, dejando tras de sí un enorme reguero de destrucción y caos. En cuanto los salvadoreños vieron que era imposible sobrepasarles decidieron retirarse, alejándose de allí rápidamente y dándole la victoria a los Lost, los cuales festejaron entre todos la impecable defensa mostrada.

-¡Bravo, Dash, sin ti hubiera sido imposible! ¡Qué furia, menudo arrojo, se nota que eres de los nuestros! ¡Lost para siempre!-exclamó Jolly, levantando la mano de Rainbow en el aire.

-¡Lost para siempre!-hicieron lo propio los demás miembros, empezando a corear a la chica.

Por su parte ella se quedó callada, recordando entonces los acontecimientos más recientes y teniendo dudas al respecto; por culpa de haberse unido a ellos su sueño de ser Wonderbolt había quedado hecho añicos, siendo ahora del todo imposible. Por un instante quiso rechazarlos, pero en ese mismo instante comenzaron a oírse unas incipientes sirenas de policía, lo que puso en alerta a todos.

-¡Oh, mierda, la pasma, el jaleo debe haber alertado a los vecinos! ¡Retirémonos, cerrad los garajes, rápido!-indicó Jolly.

En tiempo record recogieron todo lo que pudieron y, tras eso, todo el mundo se fue a sus respectivas motos, dispersándose rápidamente; por su parte Rainbow dio un rodeo por el barrio para evitar a la policía y, tras eso, decidió dirigirse directamente a la sede de Mirror Park para tener un par de palabras con Al, ya que la rabia aún bullía en ella y necesitaba desahogarse de alguna forma u otra.

Llegó a la misma calada hasta los huesos, pero no la importaba, lo único que la importaba en esos momentos era expresar su impotencia. Entró en el bar y se fue directamente al despacho de Al, pero antes de entrar oyó unos gritos apagados saliendo de éste y aguzó el oído.

-¡¿Te lo dije o no te lo dije?! ¡Claro que sí, pero no me hiciste caso, como de costumbre!

-¡Te comportas como si nunca nos hubieran atacado, por favor, Angus, parezca que seas nuevo en todo esto!

-¿¡Pero es que no entiendes que ahora mismo no nos podemos permitir más bajas!? ¡Estás arriesgando las vidas de los hermanos por una causa perdida, y parece no importarte nada al respecto!

-¡Yo soy leal, si he hecho esto es por nosotros, no como tú, que no haces más que quejarte y no hacer nada al respecto!

-¡Ni se te ocurra, Al, sabes que si pudiera me levantaría de esta condenada silla y haría lo que habría que hacer, pero para mi desgracia no puedo! ¡No te atrevas a poner en duda mi lealtad!

-¡Si no hubiera sido por mí estaríamos igual que antes, ahora al menos somos más grandes!

-¿¡Más grandes?! ¡j*der, Al! ¿¡Pero en qué p*to mundo vives?! ¿¡No ves que estamos peor que nunca y que una enemistad más no nos hará ningún bien?! ¡Los panchitos de Marabunta Grande no se andan con chiquitas!

-¡No me dan miedo, nadie jode a los Lost!

-¡Oh, sí, nadie jode a los Lost, claro! ¡Porque ya se joden ellos solitos sin ayuda de nadie!

Rainbow prefirió no esperar más y entró de improviso y sin llamar; Al fue el primero en llamarla la atención.

-¡Dash! ¿pero qué demonios? ¿Por qué estás empapada?

-¿¡Que por qué!? ¡Fácil, porque estuve en Vespucci, calándome viva, mientras contenía a esos putos panchitos de mierda mientras me cagaba en mi p*ta vida! ¿¡Contento!? ¿¡Eso era lo que querías oír!?

-Espera, espera ¿conteniendo? ¿Has estado allí?

-¡Sí, claro, vengo de allí de hecho, tuvimos que salir por patas después de la mini guerra que montamos! ¿¡Es que acaso nadie os dijo nada!?

-¡Nos llegaron a avisar del ataque, pero no que se había podido repeler! ¡Eso es estupendo, Rainbow, lo habéis conseguido!-exclamó entonces Al, levantándose.

-¡Sí, eso está muy bien, pero eso no significa que hayamos ganado nada, podrían volver!-exclamó Angus, adelantándose.

-¡Pues los volvemos a repeler, ya ves tú!

-¡¿Pero es que no lo ves?! ¡No nos convienen más enfrentamientos! ¿¡Por qué eres incapaz de entenderlo, j*der?!-masculló Angus, hastiado.

Para entonces Rainbow ya estaba lo suficientemente nerviosa, por lo que finalmente no pudo más y estalló.

-¡Ya está bien, j*der! ¡No sé qué co*o tendréis entre los dos, pero sea lo que sea habladlo de una p*ta vez, ostias! ¡Estoy hasta los cojones, los ovarios, o lo que sea que tenga, todo esto es un mierda, he perdido la oportunidad de mi vida por juntarme con vosotros, y ahora no me queda nada salvo una panda de moteros chalados que no tienen ni p*ta idea de trabajo en equipo y sólo piensan en fumar hierba y creerse los mejores cuando sólo son unos pobres mindundis tratando de ser alguien en la vida! ¡Dios!

Tras esa diatriba tanto Al como Angus se la quedaron mirando con sendos gestos incrédulos grabados en sus caras, sin decir ni hacer nada más al respecto. Rainbow aprovechó ese mismo momento para coger la puerta y largarse de allí.

Afuera seguía lloviendo intensamente, pero una vez más poco le importó, subiendo a su moto, arrancando y poniendo rumbo a ningún lugar en concreto, vagando por la ciudad con la mirada perdida y empapándose un poco más de lo que ya estaba. Casi sin darse cuenta acabó llegando a Davis, como si se dejara llevar por alguna fuerza invisible; sin embargo, pasando por una calle aledaña, la moto tropezó con el bordillo y ésta dio un bandazo, lanzando a la chica hacia delante abruptamente, cayendo junto a un parterre cercano. Por suerte no fue un golpe muy fuerte, pero Rainbow se quedó tendida en el suelo, adolorida, y mirando al gris cielo mientras éste lloraba desconsoladamente, al igual que su rota y gastada alma. La poca gente que pasaba por la calle estaba demasiado ocupada corriendo y tratando de no mojarse, por lo que nadie se paró a socorrerla.

Sin embargo una pequeña figura cubierta con una capucha se acercó a ella con gesto preocupado, viendo unos ojos que se la hacían familiares. Fue entonces cuando una voz conocida inquirió.

-¿Rainbow Dash? ¿Eres tú?

-¿Scoots?-masculló la aludida, con la voz algo tomada.

-¿Pero qué haces tirada en el suelo y toda empapada? ¡Vas a coger una pulmonía! Venga, levanta, el orfanato está aquí al lado…

Sin embargo, en cuanto se reincorporó, la chica se aferró a la niña, hasta que finalmente no pudo más y lo dejó escapar, mezclándose con el agua de lluvia y sin apenas diferenciarse. Scootaloo, un tanto chocada, no pudo hacer nada más que devolverla el abrazo, quedándose las dos en esa pose mientras dejaban pasar el tiempo. Mientras tanto, al mismo tiempo, Los Santos también lloraba.

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-¿Qué hacemos aquí, Rarity?

-No pasa nada, querida, tan solo quiero presentarte a alguien, eso es todo.

En cuanto las dos estuvieron bajo el alero de la casa Rarity recogió el paraguas y lo sacudió un poco antes de llamar al timbre de la puerta; esperaron unos pocos segundos hasta que oyeron una voz inquirir por un telefonillo.

-¿Sí, quién es?

-Soy yo, querido, vengo de visita-murmuró Rarity.

Al punto una cámara de vigilancia situada en una esquina las enfocó directamente, al tiempo que la voz murmuraba.

-Vaya, vaya, qué sorpresa, señorita Belle, no esperaba volver a verla…

-Pues ya ve… ¿podemos pasar?

-Claro, adelante.

Acto seguido se oyó un zumbido en la cerradura de la puerta y ésta se entreabrió un poco; Rarity la abrió y Fluttershy fue tras ella, cerrando después y siguiéndola hasta un cerrado y un tanto claustrofóbico salón donde un hombre algo fondón, con gafas y sentado en una silla de ruedas las recibió.

-Rarity Belle, me alegro de volver a verla.

-Lester-saludó ella parcamente.

-¿Qué la trae por mi humilde y poco limpia morada? Perdón por el desorden, si llego a saber que iba a venir hubiera limpiado un poco…

-Sí, sí… el caso es que quería presentarle a alguien.

-Oh, sí, la he visto entrar… hola-murmuró Lester, cortésmente.

-Hola…-murmuró Fluttershy tímidamente.

Rarity miró por un momento a la chica, para tranquilizarla, hasta que finalmente hizo las pertinentes presentaciones.

-Lester, le presento a Fluttershy; Fluttershy, Lester Crest.

-Encantado.

-Igualmente-musitó ella con un hilillo de voz, lo que dejó un tanto confuso a Lester, el cual comentó.

-Eh… bueno, nunca digo que no a conocer nuevas caras, pero… ¿por qué me la presenta exactamente?

-Sí, ahora iba a eso. Supongo que se acordará de nuestro acuerdo irresuelto…

-Oh, sí, mi primer fracaso profesional, no me lo recuerde, por favor, estuve casi toda una semana ahogando mis penas stalkeando a gente en LifeInvader y bleeteando cada dos por tres…

-El caso es… que aquí lo tiene.

Eso hizo detener en seco a Lester, el cual miró de arriba abajo a la chica con gesto incrédulo e inquiriendo de seguido.

-Espera, espera… ¿tú eres la que mató a Cranley hace ya varias semanas atrás?

Ante eso Fluttershy se quedó un tanto cortada, murmurando por lo bajo.

-Eh… ¿sí?

Ante eso Lester terminó de asombrarse del todo y miró a la chica con los ojos como platos, y no era para menos, puesto que no se esperaba que una chica tímida y socialmente retraída fuera la asesina de un importante mandatario como lo era Cranley. Finalmente, tras unos breves y algo incomodos segundos, inquirió.

-¿Cómo dijiste que te llamabas?

-Fluttershy…

-Vale, dame un momento.

Inmediatamente después se puso a sus teclados y comenzó a buscarla, para darse entonces con un canto en los dientes al poco rato de empezar.

-Espera… no tienes ficha en la base de datos del FIB.

-Ah, sí, bueno, el caso es que nunca me han atrapado…

-Ah, bueno, eso tiene mucho sentido… ¿conoces un foro de la deep web que se llama Dime un precio?

-No… de hecho apenas sé casi nada de internet…

Eso dejó a un más descolocado a Lester si cabía el cual, al cabo de unos momentos de cavilo, murmuró.

-Interesante… muy interesante.

-¿El qué es interesante, querido?-inquirió Rarity, mirándole con gesto halagüeño.

Ante eso Lester esbozó una divertida sonrisita, al tiempo que murmuró.

-No tiene usted ni un pelo de tonta, señorita Belle…

-Oh, ya lo sé…

-No entiendo… ¿a qué os réferis? ¿Por qué me has presentado a este hombre, Rarity?-inquirió Fluttershy, algo incómoda.

-Bueno, digamos que en su momento Lester se quedó con las ganas de conocerte, y ahora que le he hecho el favor, supongo que eso me hace merecedora de otro favor-explicó Rarity por encima.

-No sabe usted ni nada, señorita Belle. Sí, así es, dado que nuestra afiliación ha llegado a buen término no veo por qué no hacerla un nuevo favor cuando usted lo necesite. Ah, y ya que estamos aquí me gustaría ofrecerla una oportunidad de negocio, señorita Fluttershy, no todos los días me encuentro con una sicaria sin marcar.

Ante eso la aludida se quedó un tanto extrañada, inquiriendo de seguido.

-¿A qué se refiere?

-Oh, pues a oportunidades de ganar dinero contante y sonante, siempre para una buena causa, claro está. Soy como una especie de Robin Hood, robo a los ricos para dárselo a los pobres, aunque invirtiendo un poco en mí para asegurarme la permanencia en el mercado; parte del dinero invertido va a parar a mis propiedades, y el efecto rebote posterior también beneficia a otros inversores que invierten a su vez en propiedades de bajo coste, lo que a la larga beneficia a mucha gente que no tiene tanto en comparación. Pero en vez de hacerlo yo mismo, lo hago a través de terceros e invirtiendo en bolsa en el momento apropiado. Es cuestión de cerebro más que de músculo. Y con usted a mi lado, señorita Fluttershy, podríamos conseguir mucho.

La chica se dio cuenta enseguida a qué se estaba refiriendo, murmurando de seguido.

-Gracias por su oferta, pero no.

Lester, que no se esperaba para nada que lo rechazara de buenas a primeras, afinó un poco más.

-¿Está segura? Piense que estamos hablando de grandes sumas de dinero, he conseguido llegar a ganar bastante con tan solo invertir una cuarta parte de mis propiedades y activos…

-No se trata de dinero, eso me da igual, si hago esto es porque en su día no tuve elección, y ahora mucho menos incluso. Además no le conozco de nada, por lo que no tengo motivos para fiarme de usted-murmuró Fluttershy, en un tono bastante serio y contundente, lo que de cierta forma extrañó y sorprendió a Rarity a partes iguales.

Ante ese argumento Lester se quedó pensativo durante unos breves momentos, comentando rápidamente.

-Comprendo sus dudas, señorita Fluttershy, después de todo como bien dice apenas la conozco. Aun así me gustaría trabajar con usted de todos modos, no tiene por qué decirme nada ahora mismo, después de todo es decisión suya, pero si al final se lo acaba pensando mejor no dude en llamarme.

Tras eso le dio una tarjeta de contacto, Fluttershy la aceptó y se la guardó, sin muchas ganas de seguir hablando al respecto. Por su parte Rarity aprovechó para retomar su conversación con Lester.

-Todo eso suena interesante, aunque por mi parte se refiere no estoy interesada en eso, sino en lo que le pedí en su día…

-Oh, sí, acerca de su hombre… Seymour Sanders ¿no?

-Sí ¿tiene algo para mí?

-Me temo que nada, es posible que ese hombre no exista después de todo.

-Ya veo, debió de usar un nombre falso. Entonces encontrarlo va a ser imposible-obvió ella.

-No mediante el nombre, eso desde luego, pero si recuerda su físico y cómo era es posible que pueda hacer algo al respecto.

-Más o menos, está algo difuso, hace ya bastante desde la última vez que lo vi…

-Podemos intentarlo, vaya a ver un retratista que yo conozco, trabaja en el paseo de la playa de Vespucci, dígala que va de mi parte y puede que le haga un buen precio, suele estar cerca o al lado de las pistas de patinaje.

-Está bien.

Estuvieron hablando un rato más, aunque se fueron al poco rato, ya que Fluttershy no estaba muy cómoda con la presencia de Lester; nada más salir afuera abrieron el paraguas, puesto que seguía diluviando, al tiempo que volvían al coche de Rarity.

Una vez en él Fluttershy se dirigió a ella de forma directa.

-¿Me has traído sólo para asegurar un trato con un procurador?

-Hombre, tengo que admitir que visto así suena un poco mal…

-¿Un poco? Rarity, me caes bien, pero bastante tengo ya con lo que tenemos, no quiero más cargos de conciencia de los que ya tengo actualmente…

-Ya, ya, lo sé, lo siento si te ha incomodado, querida, pero como habrás podido ver tiene contactos y es muy poderoso.

-No me fío de él.

-Comprendo que lo hagas, pero hasta ahora no me ha fallado, y de cierta forma se lo debía. Además, no tienes por qué trabajar con él si no quieres, simplemente no le llames y punto.

Las palabras de Rarity dieron que pensar a la chica, la cual no dijo nada más al respecto; por su parte Rarity arrancó el motor y murmuró.

-En fin, te acerco a donde quiera que estés, si quieres.

-Sí, gracias, Rarity.

-Oh, no es nada, querida.

El infernus blanco se puso en movimiento, alejándose de la casa de Lester y dirigiéndose hacia La Mesa. Mientras tanto, una densa cortina de agua seguía cayendo sobre Los Santos.

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-¿Mejor?

-Sí. Gracias por traerme, enana, no hacía falta que te hubieras molestado…

-Venga ya ¿y dejarte en la calle a merced de la lluvia y el viento? Tampoco es plan…

-Ya, pero tampoco quiero importunarte ni que te caiga alguna bronca…

-Nah, la señora Whitetaker no está, así que sin problemas.

El orfanato comunal de Davis era mucho más cómodo de lo que parecía desde fuera, teniendo unas instalaciones bastante decentes en ese sentido, lo que en parte tranquilizó de cierta forma a Rainbow, la cual se encontraba enrollada en varias mantas cual burrito y con la ropa secándose en una de las tantas secadoras de la lavandería.

-¿Segura que puedo estar aquí? Estoy acaparando tu habitación después de todo…

-Sí, claro que sí, después de todo es mi habitación, y mientras no salgas de aquí nadie más te verá.

-¿Y luego para salir?

-Te aviso en cuanto esté todo despejado y lo hago ver como que has venido a visitarme, y que te has quedado esperando a que escampe.

Tanto la niña como la chica se miraron mutuamente, con gesto impertérrito, hasta que finalmente Rainbow esbozó una sonrisita, comentando de seguido.

-Nada mal, eres espabilada…

-Sí, bueno, digamos que cuando vives aquí acabas siéndolo sí o sí con el tiempo.

Ante eso Rainbow no dijo nada, quedándose callada. La niña la miró con gesto curioso, inquiriendo al poco rato.

-¿Estás bien, Rainbow Dash?

De cierta forma la chica supo a lo que se refería, aunque no supo muy bien qué decir al respecto, permaneciendo en silencio durante unos breves segundos hasta que finalmente decidió hablar.

-¿Te ha pasado alguna vez que, aunque tengas claro tus planes y lo que quieres hacer, veas que todos tus sueños y ambiciones se terminen de forma súbita sin poder hacer nada por impedirlo?

No estaba segura de si lo entendería, ya que quizás era una cuestión demasiado compleja para una niña de su edad, pero entonces, y para su buena sorpresa, ésta comentó.

-Sí, toda mi vida se ha basado en eso, de hecho. No he conocido otra cosa que este orfanato, la señora Whitetaker, mis compañeros y algunos amigos del barrio. Siempre me he imaginado cómo sería una vida distinta, con una familia y lejos de lo que ya tanto me conozco, pero cada vez que venía alguna pareja y ésta elegía a otro niño o niña, mis esperanzas de tener esa vida se esfumaban rápidamente. Así que sí, sé lo que sientes.

Rainbow la miró con un gesto de sorpresa dibujado en su rostro, ya que no se esperaba que una niña como ella la diera una contestación semejante. Aunque el hecho en sí la hizo sentirse un poco mejor, sintiendo que al menos alguien comprendía cómo se sentía.

-Gracias, Scoots.

-Oh, no es nada, después de todo sigues molando, Rainbow Dash.

Ante eso la aludida se rió confidentemente, sacando un brazo de las mantas y revolviéndola el pelo en un gesto cariñoso, al tiempo que decía.

-Tú también molas, enana.

Las dos se quedaron calladas durante un momento, mirándose mutuamente, aunque en un momento dado la niña comentó.

-Por cierto ¿y esa moto? ¿Dónde está tu F620?

-Ah, lo tengo un poco aparcado, ahora tengo esta moto, viene genial para colarse entre el tráfico…-murmuró ella, prefiriendo no contarla nada al respecto de lo que había pasado.

-La verdad es que mola, aunque se hace raro verte en una.

-Ya, bueno, es que soy un poco caprichosa…

Otro silencio condicionó el resultado posterior, aunque la niña en ese momento murmuró.

-Voy a ver cómo le va a tu ropa.

-Ah, vale.

Scootaloo salió de la habitación, dejándola sola allí y pensando en sus propias cosas. Ahora que estaba sola y más tranquila comenzó a recordar los acontecimientos más recientes, volviendo a su cabeza el momento del ataque y dándose cuenta de lo realmente sucedido.

-Oh, mierda, entonces sí que Marabunta Grande tenía pensado atacar después de todo. Aunque entonces… ¿dónde coloca eso a los Ballas?

En ese mismo instante Scootaloo reapareció con su ropa, comentando de seguido.

-Ya está seca, aunque… Rainbow Dash.

-¿Sí?

-¿Por qué tienes una chupa de cuero de los Lost?

Fue entonces cuando la chica reaccionó de golpe, ya que había olvidado por completo que la llevaba consigo casi siempre.

-Ah, esto… la compré en un rastrillo de segunda mano, y al parecer el anterior dueño era motero…

Aun así esa explicación no pareció convencer del todo a la niña, la cual, en un momento dado, llegó a comentar.

-El caso es que me suena de antes, ya que llegué a escuchar una conversación el otro día entre unos Ballas que involucraba a los Lost…

Ese comentario dio que pensar a Rainbow, la cual inquirió de seguido.

-¿Qué dijeron?

-No me acuerdo muy bien, pero por lo que pude oír se estaban riendo de ellos, parecía que habían logrado engañarles o algo así…

Fue entonces cuando la chica comprendió al instante lo que la niña la contaba, sumando dos más dos en el proceso y dando sentido a lo de esa misma mañana. Sin ni siquiera darse cuenta masculló por lo bajo.

-Pero qué hijos de p*ta…

-¿Qué?

-Ah, no, nada… oye, recuérdame algo ¿desde cuándo tienen ese rifirrafe los Families con los Ballas?

-Huy, desde siempre, de hecho tras los Ballas nacieron los Families, no sé si te lo habrán contado.

-Sí, algo así me suena…

Para entonces la mente de Rainbow bullía a toda velocidad, sabiendo lo que debía de hacer a partir de ese momento. Nada más la quedaba salvo los Lost y sus amigas. Y lucharía por ellos hasta el final.

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Durante el resto del día siguió lloviendo, lo que hizo que el río de Los Santos y el canal que hacía las veces de aliviadero, atravesando gran parte de la ciudad de norte a sur, fuera bastante crecido durante casi todo el día, descargando el agua sobrante, ya que antiguamente el río tendía a desbordarse cuando llovía mucho, por lo que se decidió construir el sistema de drenaje en el actual canal.

A Sunset nunca le había gustado la lluvia, ya que entorpecía su trabajo y era particularmente molesta según en qué ocasiones. Dado que ese mismo día no había tenido nada que hacer, estuvo metida en casa sin salir en ningún momento y aburrida como una ostra. Aun a pesar de que se alojaba en un lujoso ático de uno de los edificios con más caché y clase de toda la ciudad, no se sentía realizada ni disfrutaba de lo que tenía. Incluso ver la tele en una televisión de plasma Panoramic de veinticinco pulgadas tampoco parecía ser gran cosa. En ese momento se encontraba viendo Jack Howitzer, un reality show protagonizado por el mismo Jack Howitzer, un actor y doble de escenas de acción, durante su estancia en el condado de Blaine, disfrutando de una vida rural alejada de su afamada y atareada habitual vida.

-Miren esto, señores, esto es lo que los locales llaman ser americano, emborracharse en cantinas y mear en el desierto antes de caer desmayado por el alcohol. Sólo se podría hacer algo así en este maravilloso país. Dios bendiga América.

Antes de ver algo más Sunset apagó la tele, hastiada, y murmurando por lo bajo.

-Joder, no me extraña que cada vez menos gente vea la tele…

En ese momento su móvil sonó y lo cogió, viendo que se trataba de su jefe y contestándole enseguida.

-¿Señor?

-Tenemos un grave problema, necesito un plan de acción para las próximas veinticuatro horas, reúne a todas, las vas a necesitar.

-Vale ¿de qué se trata?

-Te enviaré los detalles por correo electrónico, ahora mismo no puedo hablar. Necesito esto, Sunset, nuestra operación en la costa oeste puede verse comprometida si no hacemos nada al respecto.

-Vale, descuide, señor, haré todo lo que esté en mi mano.

-Bien, cuento contigo.

Tras eso colgó de seguido, dejando a la chica un tanto preocupada. Su jefe era uno de esos hombres que no se alteraba por nada, manteniendo su buen porte y profesionalidad en todo momento, pero su tono nervioso y apurado la alarmaron bastante, por lo que se puso a trabajar enseguida, agradeciéndolo ampliamente además. Afuera, Los Santos seguía llorando.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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