La última noche [Adventure] [Drama] [Humans]
Publicado: 17 Mar 2013, 22:43
Hace poco, antes de ponerme a cenar, he estado viendo un especial en National Geographic acerca del hundimiento del Costa Concordia, un año después. Ha sido después de verlo cuando una idea se ha asomado a mi inquieta mente y la he estado amoldando en mi cabeza, intentando darla sentido y cohesión. Ahora sé muy bien qué hacer. Va a ser un proyecto exclusivo de este foro y aviso desde el principio de que los personajes van a estar humanizados, en una versión moderna de la Ecuestria que conocemos pero sin perder ese encanto que tanto nos gusta. Y sin más dilación, allá vamos.
En memoria de las treinta y dos personas fallecidas en la tragedia del Costa Concordia
Prólogo
El golpe había sido bastante fuerte y perdió momentáneamente el sentido; sin embargo se recuperó enseguida, recordando los sucesos posteriores. El suelo se había inclinado demasiado como para poder andar sobre él y ella había salido disparada, golpeándose la cabeza en el pasamanos de las escaleras y cayendo a plomo al suelo. Se levantó tambaleándose, buscando un punto de apoyo.
-Spike...-musitó, en un llamado desesperado.
Se sacudió la cabeza al notar algo cálido en su cara y pudo observar que ahora la pared era el suelo, y el suelo, la pared; era el mundo al revés. Y ella, estaba en medio.
-Spike... ¡¡Spike!!-gritó, asustada.
La nada la contestó en su lugar y se puso a caminar, sin apenas ver hacia donde iba; la oscuridad era abrumadora, se le había caído la linterna en el proceso y ahora no sabia donde estaba. Se agachó por un momento, esperando encontrarla cerca de donde estaba, pero no hacia más que palpar la fría pared.
-Mierda, mierda... ¿dónde estás, Spike?-sollozó la chica.
Esa noche estaba siendo perfecta, disfrutando de una sabrosa cena en compañía de sus amigas y riendo y contándose chistes entre ellas; ahora se encontraba en medio de la más absoluta locura. Al menos ellas ya estaban a salvo, pero su asistente Spike no. Aun se encontraba en algún lugar de ese mundo al revés y ella debía de encontrarlo, no se iría sin él, vaya que no. Finalmente le pareció tocar algo y recuperó la linterna, encendiéndola. Se encontraba en el pasillo del ala de babor, en la cubierta cuatro, había una carretilla de mantenimiento volcada y muchos cuadros habían acabado en el suelo; algunas puertas de los camarotes del lado contrario estaban abiertas y algunas de ellas taponadas por sofás o muebles que habían caído desde el otro lado de la habitación. Escuchó con atención, esperando oír una voz llamándola en la lejanía; pudo oír como el barco entero gemía, herido de muerte y en sus últimos estertores de agonía. Quizás se acabaría hundiendo del todo, y ella con él si no se daba prisa; por lo que no perdió más tiempo y exclamó con todas sus fuerzas.
-¡¡¡Spike!!!
Su voz resonó por todo el pasillo y rebotó por todos los costados del barco que aún seguían secos; esperó varios segundos que le parecieron horas, hasta que finalmente oyó algo, una voz algo débil, pero audible, no muy lejos de allí.
-¡Twilight!
-Spike... ¡Spike! ¡¡Ya voy, Spike!!-exclamó ella, echando a correr.
Sólo era un niño, un pequeño niño, su niño; y por nada del mundo dejaría que muriera en un lugar así. Mientras iba en su ayuda, pensamientos varios se agolpaban en su mente, recordando sobre todo las horas anteriores al horror más absoluto. Antes de que el mundo se volviera al revés.
En memoria de las treinta y dos personas fallecidas en la tragedia del Costa Concordia
Prólogo
El golpe había sido bastante fuerte y perdió momentáneamente el sentido; sin embargo se recuperó enseguida, recordando los sucesos posteriores. El suelo se había inclinado demasiado como para poder andar sobre él y ella había salido disparada, golpeándose la cabeza en el pasamanos de las escaleras y cayendo a plomo al suelo. Se levantó tambaleándose, buscando un punto de apoyo.
-Spike...-musitó, en un llamado desesperado.
Se sacudió la cabeza al notar algo cálido en su cara y pudo observar que ahora la pared era el suelo, y el suelo, la pared; era el mundo al revés. Y ella, estaba en medio.
-Spike... ¡¡Spike!!-gritó, asustada.
La nada la contestó en su lugar y se puso a caminar, sin apenas ver hacia donde iba; la oscuridad era abrumadora, se le había caído la linterna en el proceso y ahora no sabia donde estaba. Se agachó por un momento, esperando encontrarla cerca de donde estaba, pero no hacia más que palpar la fría pared.
-Mierda, mierda... ¿dónde estás, Spike?-sollozó la chica.
Esa noche estaba siendo perfecta, disfrutando de una sabrosa cena en compañía de sus amigas y riendo y contándose chistes entre ellas; ahora se encontraba en medio de la más absoluta locura. Al menos ellas ya estaban a salvo, pero su asistente Spike no. Aun se encontraba en algún lugar de ese mundo al revés y ella debía de encontrarlo, no se iría sin él, vaya que no. Finalmente le pareció tocar algo y recuperó la linterna, encendiéndola. Se encontraba en el pasillo del ala de babor, en la cubierta cuatro, había una carretilla de mantenimiento volcada y muchos cuadros habían acabado en el suelo; algunas puertas de los camarotes del lado contrario estaban abiertas y algunas de ellas taponadas por sofás o muebles que habían caído desde el otro lado de la habitación. Escuchó con atención, esperando oír una voz llamándola en la lejanía; pudo oír como el barco entero gemía, herido de muerte y en sus últimos estertores de agonía. Quizás se acabaría hundiendo del todo, y ella con él si no se daba prisa; por lo que no perdió más tiempo y exclamó con todas sus fuerzas.
-¡¡¡Spike!!!
Su voz resonó por todo el pasillo y rebotó por todos los costados del barco que aún seguían secos; esperó varios segundos que le parecieron horas, hasta que finalmente oyó algo, una voz algo débil, pero audible, no muy lejos de allí.
-¡Twilight!
-Spike... ¡Spike! ¡¡Ya voy, Spike!!-exclamó ella, echando a correr.
Sólo era un niño, un pequeño niño, su niño; y por nada del mundo dejaría que muriera en un lugar así. Mientras iba en su ayuda, pensamientos varios se agolpaban en su mente, recordando sobre todo las horas anteriores al horror más absoluto. Antes de que el mundo se volviera al revés.