¡Y aquí viene el capítulo 3!
Capítulo 3
Generosidad
Desde el descubrimiento de Derpy como el nuevo elemento de la bondad, Twilight se encontraba algo más animada y dispuesta a salir adelante. Applejack era otro cantar, puesto que aún se consideraba culpable de la muerte de Fluttershy, y las pesadillas la remitían bastante. Muchas veces se despertaba en medio de la noche entre gritos desesperados y con el pelaje perlado en sudor.
En cuanto a Derpy, llevaba bastante bien ser el nuevo elemento de la bondad, Twilight ya la había presentado a Applejack y las tres habían estado juntándose más de seguido, llegando a congeniar bastante bien. Incluso llegaron a ayudar a Derpy a declararse al doctor Hooves, gracias a un plan de acercamiento ideado por Twilight y Applejack, las cuales lo pusieron en marcha. Estuvieron observando al doctor durante un breve tiempo, estudiando sus movimientos durante todo el día para concretar donde abordarle de la forma más aleatoria posible para no levantar sospechas. Todas las mañanas iba a inspeccionar la torre del reloj para que estuviera perfectamente sincronizada y no se retrasara o adelantara, de allí pasaba a su taller, donde trabajaba hasta la hora de comer, y luego por la tarde descansaba, esparciéndose a su gusto. Una mañana, Twilight fue a hablar con él para conocerle un poco mejor y así estudiar una buena estrategia para que Derpy tuviera su oportunidad; si los rumores de su excentricidad eran bastante frecuentes, Twilight lo pudo comprobar por sí misma. Se dirigió a la torre del reloj y aprovechó que la puerta estaba abierta para verle mejor.
-El péndulo está equilibrado, las ruedas dentadas del todo calibradas y las agujas deslizan perfectamente… no puede haber ni un solo error, esto es milimétrico, el tiempo es perfecto-oyó que decía el doctor.
-¿Hola?
En ese momento se oyó un ruido sordo en la parte más alta del reloj y el doctor exclamó.
-¡Por todas las agujas, casi me da un infarto! ¿Buscas algo? ¡Cinco minutos!
-Ah, no, nada en concreto, tan solo vi que la puerta estaba abierta y quise echar un vistazo… no todos los días veo la torre del reloj abierta…
-¡Ah, pero eso es porque yo me encargo de que este reloj sea tan perfecto como yo quiero que sea! ¡El tiempo es medible, y por lo tanto, perfecto, si un reloj da la hora exacta, no habrá margen de error, y si no hay margen de error no puede haber ningún problema! ¡Todo se rige por el tiempo! ¡Cuatro minutos!-exclamó el doctor, asomándose por un momento.
-¿Cuatro minutos?
-Oh, tranquila, tan solo es una medición base mental que siempre hago cada cierto tiempo, para asegurarme de que todos mis relojes están sincronizados… ¡tres minutos!
-¿Y qué pasa cuando se acaban los minutos?-inquirió ella, algo extrañada.
-¡Oh, se da mi momento preferido! ¡Sube aquí para comprobar cuan bello puede ser el tiempo!-exclamó el doctor Hooves.
Twilight subió las escaleras hasta donde estaba él y lo observó mejor; era un poni de tierra bastante elegante, tenía la crin de color marrón oscuro muy bien peinada hacia atrás y su pelaje marrón claro contrastaba con un cuello de camisa y una corbata verde que llevaba puestas. Su marca de belleza consistía en un reloj de arena muy similar al de Minuette.
-¿Y de que se trata?-inquirió ella.
-¡Espere y verá la magia! ¡Dos minutos!
Tras suyo se encontraba el enorme mecanismo del reloj, compuesto en su gran mayoría por ruedas dentadas que se movían lentamente; el cilindro principal que sostenía las manecillas se encontraba enganchado a la esfera del reloj y por encima de sus cabezas, casi rozando el techo a dos aguas, se encontraban las campanas que tocaban la hora.
-Precioso ¿Verdad? Todo lo que ves está construido por mí, el doctor Hooves, maestro relojero de este bonito pueblo.
-Pues ha hecho un gran trabajo, doctor… yo soy Twilight Sparkle, la bibliotecaria local.
-¡Oh, usted es la señorita Sparkle! Siento mucho lo que la pasó a sus amigas, fue una terrible tragedia…
-Gracias, doctor…
-De nada, querida… ¡un minuto! ¡Oh, observe señorita Sparkle, dentro de sesenta segundos ocurrirá la magia!
Los dos se quedaron en silencio por un momento y los segundos restantes pasaron enseguida; a la señal del doctor, las manecillas al otro lado de la esfera coincidieron, marcando las doce del mediodía. Al segundo siguiente, un resorte en algún punto del mecanismo saltó e hizo mover a una de las ruedas dentadas, la cual accionó muchas más a la vez y encima de sus cabezas, las campanas comenzaron a sonar; primero tocaron y cuarto, siendo seguidas por y media y por último por menos cuarto. Justo después, otro resorte saltó al otro lado del mecanismo, el cual accionó directamente el macillo de la campana mayor, la cual resonó por todo el lugar, marcando las doce. En cuanto terminó, el resorte volvió a saltar y el segundero siguió moviéndose perpetuamente, haciendo avanzar a las manecillas. El doctor se desató.
-¡Oh, oh, que armonía, que elegía, me encanta, adoro ese momento, las ruedas moviéndose a la par, las campanas sonando al compás y el segundero sincronizándose con mi corazón! ¡Y en mi taller, todos mis relojes sonando a la vez, en una sinfonía esplendorosa de perfecta sincronización!
Twilight le miró bastante sorprendida por su abrupta reacción, aunque la verdad es que le hizo bastante gracia.
-Vaya, que apasionado es usted, doctor…
-¡Sí, eso es, apasionado es la palabra perfecta, casi tanto como el tiempo mismo! Muchos ponis en el pueblo piensan que soy un chiflado de los relojes, pero usted, señorita Sparkle, ha visto más allá que esos ponis superfluos y carentes de emoción.
-Bueno, cada uno tenemos nuestros gustos y nuestras excentricidades… tampoco es tan raro-murmuró ella.
-Cómo se nota que es usted la bibliotecaria, señorita Sparkle… habla tan bien como un letrado.
Frente a eso, Twilight no pudo evitar sonrojarse más de la cuenta. En ese momento, comprendió un poco mejor por qué Derpy se había fijado en él.
-¡Bien, esto va como un reloj, y nunca mejor dicho! Ya he terminado aquí, voy a cerrar, si me acompaña, señorita Sparkle…
-Oh, claro.
Los dos salieron de la torre y el doctor cerró la puerta con llave, guardándosela en sus alforjas.
-Es usted una yegua de lo más interesante… me ha caído bien, todas las tardes siempre suelo ir a la cafetería a tomarme algo mientras leo la prensa. Si quiere puede pasarse y tomar algo conmigo, y charlamos…
Twilight abrió los ojos, bastante chocada; ¿la estaba pidiendo salir? No era precisamente lo que ella buscaba, pero el dato en sí era de lo más interesante…
-Eh… bueno, me encantaría, aunque últimamente ando algo ocupada… en otra ocasión si eso…
-Cuando a usted le plazca… siempre estoy allí.
Se despidió de él y le observó irse calle abajo en dirección hacia su taller; decir que era excéntrico era quedarse un tanto corto, pero aun así era un poni bastante apasionado, enamorado de su trabajo y muy galante y cortés, aunque un tanto lanzado, por lo que pudo comprobar ella.
Aun así se dirigió a hablar con Derpy para informarla donde y cuando podía encontrarse con él, para ir preparando la cita perfecta. Esa misma tarde, la pegaso iba con paso un tanto inseguro, acompañada por Twilight y Applejack.
-Oh, estoy muy nerviosa… ¿y si algo sale mal? Yo siempre tiendo a que las cosas salgan mal…-masculló.
-Oh, vamos, no pienses más en eso, ya verás cómo sale todo bien, tan solo tienes que ser tu misma-la animó Twilight.
-Twilight tiene razón, no te preocupes, dulzura, tan solo respira con calma y deja que las cosas vayan por si solas-añadió Applejack.
-Está bien…
-Mucha suerte, y recuerda, sé tú misma.
Antes de llegar a la cafetería, las dos se despidieron de Derpy y la dejaron sola; la pegaso tragó saliva, aún un poco nerviosa, y entró en la cafetería. No había mucha gente, pero vio al doctor sentado al fondo y sintió como su corazón se disparaba.
-Tranquila, no pasa nada…-se dijo a sí misma.
Se acercó hasta él, el doctor se encontraba leyendo el periódico y llevaba puestas unas gafas de ejecutivo que le resaltaban bastante, las mejillas de Derpy se tornaron un poco rojas.
-Eh… hola, doctor…
El aludido levantó la vista y en cuanto vio a Derpy esbozó una sonrisa.
-Oh, señorita Derpy, me alegro de verla… ¿Qué tal está?
-Oh, bien, muy bien, como siempre…-dijo ella, esbozando una tonta sonrisa.
-Me alegro… ¿cómo está la pequeña Dinky?
-También bien, igual de alegre… ahora está con su canguro, Sparkler, para ella es como su hermana mayor.
-Qué bien… ¿la apetece tomar algo conmigo, señorita Derpy? No hay nada interesante en la prensa…
-Oh, ah, me encantaría…
Derpy se unió a él en la mesa y el camarero vino enseguida para tomar nota; a lo largo de los siguientes minutos, la conversación fue fluida y se derivó en múltiples derroteros, antes de lo que supuso ella sus nervios desaparecieron y se encontró tranquila y calmada mientras hablaba con él. Las horas pasaron rapidísimo, sin que apenas ninguno de los dos se diera cuenta, hasta el doctor se olvidó de contar los minutos antes de que dieran las siete de la tarde. El doctor fue a pagar, invitando a la pegaso, la cual intentó negarse, pero el poni de tierra fue inflexible.
Tras el rato en la cafetería, sin apenas plantearlo siquiera, los dos se dirigieron hacia el parque para dar una vuelta mientras seguían hablando, el sol del atardecer despuntaba bastante y reflejaba en la superficie del lago.
-A pesar de lo que digan en el pueblo, la verdad es que me da igual, me encanta mi trabajo y si me dejo llevar por él es mi problema, y no del resto.
-Oh, pero yo creo que le caracteriza… es decir, todos le conocen como el relojero, pero para mí usted es el doctor Hooves, ese extravagante poni que puede llegar a ser todo un amor…
-Oh, querida Derpy, me halaga con tanta atención…
-No, en serio, yo… si no hubiera sido por usted, no sé qué hubiera sido de mí… tengo mucho que agradecerle, pero aun así no he hecho lo suficiente como para devolverle el favor…-murmuró ella, bajando la vista.
-Oh, vamos, sabe que no fue nada… hice lo que tenía que hacer…
-Me ayudó a pesar de que era una completa extraña para usted… realmente le debo tanto que… que… no sé ni por dónde empezar-masculló la pegaso.
-Pero ya sabe que para mí fue todo un placer… da igual que no la conociera, no podía dejarla así, tirada sin más. Es usted muy especial, señorita Derpy…
Ante esa frase, la aludida se sonrojó y notó que era el momento perfecto; alzó la vista, le miró por un momento y comenzó a hablar.
-Yo… usted para mí también es muy especial, doctor. Me ayudó cuando más lo necesitaba y sin esperar nada a cambio, y eso para mí fue lo más bonito que nunca llegaron a hacer por mí. Gracias a usted, a mi hija no la falta de nada y yo puedo respirar tranquila, sabiendo que puedo darla un futuro mejor. Y eso, eso… es lo mejor que puedo pedir para ella. Y todo gracias a usted.
La pegaso no pudo evitar llorar y el doctor la consoló.
-Oh, no, no llore… ya lo sabe, lo hice porque era lo que tenía que hacer. Lo demás no importa.
-¡Pero a mí sí me importa! Doctor, verá, yo… yo…-masculló ella, reuniendo el valor necesario.
Los dos se sostuvieron la mirada y, en ese momento, Derpy prefirió no pensar y actuar. Cerró los ojos, se acercó a él y posó sus labios sobre los suyos. Fue entonces cuando el tiempo se detuvo, pero solo para ellos. El sol siguió bajando, siendo testigo del beso, el cual no se rompió. Tanto Twilight como Applejack sonrieron, satisfechas, y se alejaron de allí para dejarles solos.
Los siguientes días fueron un poco más armoniosos, al menos para Derpy. Ahora, ella y el doctor eran pareja oficial y la que más contenta estaba era Dinky, la cual ya podía llevar a su padre al día de la Apreciación Familiar. Twilight estaba satisfecha y muy feliz por haber ayudado a su nueva amiga a encontrar el amor; aunque de un tiempo a esa parte, se había enfocado en su amistad con ella y apenas había vuelto a buscar otro nuevo portador, por lo que decidió que ésta vez lo intentaría con el elemento de la generosidad, pero no sabía ni por dónde empezar o si debería repetir la última estrategia. Esa tarde estuvo un tanto indecisa, ya que no sabía qué hacer, y entre sus deberes para con la biblioteca y esa tarea, no estaba segura de si la iba a dar tiempo. En ese momento la puerta se abrió y se dio toda una sorpresa al ver de quien se trataba.
-¡Hola, Twilight! Ya te dije que un día de estos me gustaría pasarme, y aquí estoy…
-¡Ah, hola Minuette, que sorpresa!-la saludó ella.
-Vine pensando en leer algo divertido… ¿Qué me recomiendas?
-Eh, bueno, si te gustan las aventuras ha salido el nuevo tomo de Daring Do, Daring Do y la civilización perdida… aunque si eres más de comedia que de acción, me ha llegado hace poco una comedia costumbrista protagonizada por una poni de la nobleza rebelde y rompedora, las criticas la ponen bien.
-Bueno… Daring Do anda un poco trillada de un tiempo a esta parte, a ver qué tal con esa poni noble.
-Muy bien… una copia de Alcurnia venida a menos para Minuette…-murmuró ella entre dientes, mientras lo anotaba en el registro.
Con su magia hizo levitar el libro y Minuette lo cogió antes de meterlo a sus alforjas, mientras que ella la mostraba por un momento la tarjeta de socia.
-¿Y qué tal todo, Twilight, como lo llevas?
-Bien, ahí estoy, las cosas me van mejor, si te soy sincera… ya no estoy tan depre como antes…
-Qué bien, es bueno sobrellevar estas cosas cuanto antes, así luego no estás tan afectada.
-Sí, lo sé, aunque a Applejack todavía la cuesta un poco… me preocupa, la verdad.
-Eres una buena poni, Twilight, lo supe nada más verte…
-Vaya, gracias…
-Quizás necesite algo de diversión, ya sabes, desinhibirse un poco… ah, ya sé, esta noche va a ver una fiesta en un garito no muy lejos de aquí ¿queréis veniros? Yo voy a ir con mis amigas, y una de ellas conoce a la Dj, nos lo pasaremos bien-dijo Minuette.
-Oh, bueno, suena muy bien… se lo comentaré a Applejack a ver si quiere venir.
-Muy bien, pues si al final os animáis os espero en la última casa que hay al final de mi calle-añadió ella, antes de irse.
-Vale, hasta luego Minuette…
-Puedes llamarme Colgate, tonta-le dijo ella, guiñándola un ojo.
Una vez que la unicornio se fue, Twilight sopesó seriamente el ir; podría ser una buena oportunidad para investigar un poco acerca de quién podría ser el nuevo portador del elemento de la generosidad, por lo que no podía dejar pasar esa buena oportunidad. Fue un momento a la granja para comentárselo a Applejack, pero la poni de tierra se rehusó.
-No estoy de humor para fiestas, Twilight…
-¿Por qué, qué te pasa? ¿Estás bien?
-Eh… sí, sí, no te preocupes…
-Applejack, no sabes mentir…-le dijo ella, seriamente.
La poni de tierra suspiró y finalmente dijo.
-No creo que pueda ir porque… es una fiesta… y sabes de lo que te hablo.
La unicornio lavanda suspiró y lanzó una triste mirada.
-Lo sé… Pinkie Pie era sinónimo de fiesta, te comprendo. Pero por eso mismo deberías ir, estoy segura de que es lo que ella hubiera querido. Preferiría verte feliz y sonriendo en vez de triste y deprimida.
A eso, Applejack cerró los ojos con fuerza y trató de no pensar en lo contrario; Twilight se acercó a ella.
-Mira, sé que para ti está siendo muy duro, no te voy a obligar, pero si al final te lo piensas mejor, espero verte allí ¿vale? Seguro que la fiesta será mejor contigo en ella.
-Gracias, Twi… me lo pensaré-asintió ella.
-¿Vas a estar bien?
-Sí, claro.
Antes de irse, la unicornio lavanda abrazó a su amiga y ésta se lo devolvió con fuerza, apoyando su mejilla en la suya.
Las horas siguientes pasaron más rápido de lo habitual y Twilight se encontró con que sólo quedaba menos de una hora, ya que se había entretenido más de la cuenta en la biblioteca; se preparó, cogió el elemento de la generosidad, cenó algo rápido y se dirigió al lugar que Minuette le había dicho.
Se trataba de un pequeño pub nocturno que había abierto recientemente, con una decoración muy curiosa y minimalista, con luces de colores y diseños simples pero llamativos. A pesar de que no era muy grande había bastante gente, Twilight se abrió paso entre los ponis hasta que llegó a ver a Minuette un poco más al fondo, la cual la hizo una seña al verla.
-¡Has venido! ¡Y en el mejor momento, la DJ está a punto de empezar!
-¡Qué bien! ¿Has visto a Applejack?
-No, todavía no la he visto… mira, estas son mis amigas.
Le estuvo presentando a varias ponis que ella ya conocía, como Roseluck, Bon Bon o Lyra, pero también llegó a conocer a Berry Punch o Sea Swirl. Al cabo de unos minutos más llegó una unicornio de pelaje blanco, crin y cola azul turquesa, ocultando sus ojos tras unas gafas de sol azules, con dos corcheas como marca de belleza.
-¡Ah, aquí está la Dj, dejadme que os la presente! ¡Hola Vinyl, cuanto tiempo!-exclamó entonces Lyra.
-¡Lyra Heartstrings, ya te digo, hacía tiempo que no te veía! ¿Qué es de tu vida aquí en Ponyville?
-Bueno, sigo componiendo en solitario y haciendo alguna que otra audición… ¿y tú? Te quedaste en Canterlot la última vez que te vi…
-Pues sí, pero de un tiempo a esta parte las fiestas elitistas de la gran ciudad no buscan tanto ruido, prefieren algo más suave, como la música de una amiga mía. Por eso me he venido aquí, a ver si hay más suerte, tengo entendido que aquí vive una poni muy especial en cuanto a fiestas se refiere y he pensado que podría ser una buena inversión-explicó.
Enseguida todas se dieron cuenta de quien estaba hablando y esbozaron una triste mirada, sobre todo Twilight.
-¿Qué os pasa, a que vienen esas caras de palo?-inquirió Vinyl.
-Te refieres a Pinkie Pie ¿no?-murmuró la unicornio lavanda.
-Si ¿la conoces?
-Verás, Vinyl, se trata de Pinkie… hace poco que ha muerto, hubo un accidente y… bueno…-explicó Lyra, algo azorada.
Ante semejante noticia, Vinyl se subió sus gafas y se la quedó mirando sin poder creérselo, revelando unos ojos color rubí intensos.
-Era una buena amiga de Twilight, ella la conocía bien…-añadió Lyra.
-Lo… lo siento muchísimo, Twilight… vaya ¿muerta? No me lo puedo creer…-masculló la Dj.
-Sí, bueno… fue todo muy repentino, pero aun así no te desanimes, éste es un pueblo que sabe divertirse, seguro que gustas a la gente.
-Pues eso espero… bueno, me voy subiendo al estrado, luego nos vemos-dijo Vinyl, recolocándose las gafas y situándose tras la mesa de mezclas en lo alto del escenario.
-¿Qué os ha parecido? Tiene mucho talento con la música de vanguardia y siempre está probando cosas nuevas, con ritmos estridentes y envolventes, seguro que os gusta. Ella se llama Vinyl Scratch, pero su nombre artístico es DJ Pon-3-especificó Lyra.
-¿Desde cuándo la conoces?-inquirió Twilight.
-Huy, desde hace mucho tiempo, fuimos juntas al conservatorio…
En ese momento justo Vinyl comenzó a pasar música y todo el mundo se desató; y es que, como bien dijo Lyra, sus ritmos eran estridentes, muy rápidos y muy variados, con un toque único. Twilight se dejó llevar, olvidándose de todo y disfrutando de la música y de la compañía de sus nuevas amigas. La fiesta se prolongó hasta altas horas de la madrugada, pero en ningún momento Applejack se presentó, lo que dejó un tanto preocupada a Twilight. Temía que su amiga se dejara dominar por sus miedos y la depresión hiciera mella en ella, sabía bien que había salido la más afectada de todo lo que pasó y era algo que tenía muy presente.
-Oh, Applejack…-pensó ella, algo abatida por eso mismo.
Aun así no dejó que eso la afectara mucho en ese momento, centrándose también en lo que tenía que hacer; a lo largo de toda la noche, estuvo hablando bastante con Minuette y sus amigas, prestando especial atención en las conversaciones y buscando en sus palabras y actos a alguien que pudiera ser reconocido por el elemento de la generosidad, el cual lo llevaba con ella en todo momento para tenerlo controlado. Pero, para su desgracia, éste no mostró ningún cambio ni hizo nada fuera de lo común, desanimándola un poco.
Para las tres de la madrugada, la fiesta acabó con un final apoteósico por parte de Vinyl, la cual había gustado mucho, siendo recibida por una ola de aplausos y silbidos exaltados.
-¡Muchas gracias, Ponyville! ¡Me alegro que os haya gustado, ha sido un placer estar con vosotros esta noche, nos vemos!-exclamó ella, antes de apagar la mesa.
Los ponis del lugar fueron desalojando el sitio y regresando a sus casas, Bon Bon llevaba a cuestas a una dormida Lyra, Sea Swirl se arrastraba más que andaba y el resto andaban como zombis, no muy seguras de si era por el cansancio o por el pedo que llevaban encima. Twilight también había bebido de más y se encontraba algo mareadilla.
-¡Ha sido un fieshta tremenda, tenemos que repetirlo más a menudo!-exclamó Minuette, trabándose.
-¡Colgate, vete a casa, estás bebida!-masculló Sea Swirl, haciendo eses al andar.
-¡Verás mañana que bien le va a salir esa endodoncia!-rio Berry Punch, antes de apartarse para vomitar en un rincón.
-Ésa es mi Berry Punch, no falla…-masculló Roseluck.
Finalmente todas se despidieron y cada una se fue por su lado excepto Twilight, la cual estaba demasiado mareada como para poder andar; se sentó en el suelo un momento para serenarse, cuando oyó una jura al otro lado del callejón.
-¡Mierda de cables! ¡No, no, agh!
Acto seguido se oyó un estruendo como de algo cayéndose al suelo y Twilight se asomó por un momento, viendo a Vinyl recogiendo sus materiales. Se levantó sin perder el equilibrio y se acercó a ella.
-¿Quieres que te ayude?
-¡Ah, Twilight, eres tú! Menuda fiesta ¿eh?
-Menuda fiesta, desde luego… ¿necesitas ayuda?
-Pues sí, me viene bien que me echen un casco… podría usar mi magia, pero es que estoy demasiado cansada, cógeme estos discos.
Entre las dos se repartieron todas las cosas, Twilight consiguió elevar una caja con su magia y las dos echaron andar hacia su casa.
-Vivo aquí cerca, comparto casa con una vieja amiga mía chelista-reveló entonces.
-¿Ah, sí?
-Sí, somos buenas amigas, un tanto incompatibles musicalmente hablando, ya que ella toca música clásica y yo soy más de vanguardias electrónicas, pero aun así somos buenas amigas.
Tras un corto paseo, llegaron al sitio y Vinyl abrió la puerta con su llave, nada más abrir oyeron la música de un violonchelo extendiéndose por toda la casa.
-¿No te dije? A veces aprovecha que no estoy para practicar ella… pasa, pasa, te la presentaré. ¡Octavia! ¡Baja un momento, que tenemos visita!-gritó ella entonces, asustando a Twilight.
La música de chelo paró de golpe y una voz suave masculló desde arriba.
-¡No grites, maldita sea, ya es la cuarta vez que los vecinos se quejan!
-¡Pues aplícate el cuento, guapa!
Dejaron las cosas en la cocina y en ese momento entró en el lugar una poni de tierra con la mirada encendida.
-¡Ya está bien, Vinyl, la gente va a pensar que somos unas escandalosas!
-Ya ves tú lo que me importa a mí eso… mira, te presento a Twilight Sparkle, una amiga de Lyra.
-Encantada…
Octavia era una poni bastante elegante, no sólo por su crin y cola morenas, sino por su solo aspecto; estaba muy bien peinada, el color negro de su crin contrastaba con el pelaje grisáceo y una marca de belleza consistente en una clave de sol morada remataba el conjunto.
-Bueno, pues esto ya está… la fiesta ha estado bastante bien, fue un placer conocerte, Vinyl…-murmuró Twilight, con intenciones de irse.
-¡Espera hombre, la noche es joven! ¿No quieres quedarte un rato y charlar tomando unas copas?-la invitó ella.
-¿A las tres de la mañana?-inquirió Octavia, incrédula.
-Que aburrida eres, Octi… venga va, anímate.
Twilight no tenía el cuerpo como para meter más alcohol en él, pero nunca estaba de más socializar, algo que ella no hacia demasiado a menudo.
-Venga, me quedo un ratito…-aceptó ella.
-¡Yay! ¡Así me gusta, venga Octi, vamos a hacer que no seas tan aburrida!-exclamó Vinyl, arrastrándola.
-¡Yo no soy aburrida!-masculló ésta, ofendida.
-¡Huy que no!
Las tres se fueron al salón, donde la chimenea se encontraba encendida; Vinyl sacó una botella de anís y tres copitas para chupitos, sirvió un poco para cada una y brindaron.
-Vamos a hacer un brindis… por las nuevas oportunidades-sugirió ella.
-Y por las viejas también-añadió Octavia.
-Ah, ahí le has dado, Octi… ¡chin, chin!
Chocaron entre las tres sus copas y se las bebieron de un solo trago, el anís quemó la garganta a Twilight y notó como se le subía a la cabeza pasando por la nariz.
-¡Oh, cómo sube!-exclamó Vinyl.
Entre las tres estuvieron hablando de todo un poco, Vinyl estuvo contándole a Twilight cuando conoció a Octavia estando en el conservatorio, en el mismo año en el que también conoció a Lyra. De eso pasaron a como obtuvieron sus marcas de belleza, entre trago y trago conseguían contar ciertos detalles graciosos de sus vidas y así con cada una. Casi sin darse cuenta, se pimplaron la botella entera y a partir de ese momento, las cosas se volvieron un tanto difusas para las tres. Chistes, monólogos o canciones a grito pelado y a capela poniendo el ritmo Vinyl con beat box fueron algunas de las cosas que llegaron a hacer en plena euforia antes de que todo fundiera a negro para casi todos.
A la mañana siguiente, Twilight se despertó con la boca seca y una sensación de tener un tren corriendo dentro de su cabeza; se enderezó en el sofá y por un momento creyó que había asaltado una casa ajena. Pero finalmente recordó que se había quedado en casa de Vinyl y se quedó tranquila, aunque el paisaje no era el mejor. El salón estaba hecho un desastre, la alfombra estaba movida, la botella tumbada en el suelo al lado de las copas, los sillones tumbados y los cuadros de las paredes en el suelo. Ni Vinyl ni Octavia estaban allí, por lo que Twilight fue a buscarlas a la cocina, pero allí no estaban.
-¿Chicas?-inquirió ella, con la voz tomada.
La cabeza le daba vueltas, aunque no estaba segura de si era su cabeza o sólo la cocina, no lograba distinguirlo bien; de vuelta al salón se cayó al suelo y se levantó torpemente. Subió las escaleras, suponiendo que las dos estaban en sus respectivas habitaciones. A mano derecha en el pasillo se encontró con una pequeña habitación con un violonchelo puesto de pie en el centro, supuso que era donde Octavia practicaba. Justo al lado, a mano izquierda, había un estudio de grabación, donde Vinyl mezclaba sus temas. Tan sólo quedaban tres puertas más, una de ellas era el baño, por lo que miró en la más cercana, siendo la habitación de Vinyl, pero estaba vacía. El ceño de Twilight estaba fruncido, pensando en una improbabilidad, pero no conseguía discurrir del todo ya que su cabeza no estaba por la labor. Finalmente abrió la última puerta, la cual daba a la habitación de Octavia, donde se encontró con una estampa de lo más enternecedora, a la par que chocante; las dos ponis se encontraban dormidas y abrazadas, con las mantas enredadas entre sus patas y la cama hecha un cristo. Twilight se quedó con los ojos como platos y no dijo nada, de hecho, se quedó ahí quieta un buen rato, mirando a las dos tortolitas; al final, debido a la luz que se colaba por la puerta abierta, Octavia fue la primera en despertarse, y en cuanto vio a Twilight parada en el marco de la puerta mirándola con esa cara, se despertó del todo y masculló.
-¡Twilight! ¡Es… esto no es lo que parece!
En ese momento Vinyl también se despertó y masculló, mientras besaba en el cuello a la chelista.
-Buenos días, mi traviesa clave de sol…
La cara de Octavia pasó de la conmoción a la resignación y murmuró.
-En realidad sí es lo que parece…
-Oh, hola Twilight…-saludó Vinyl, mientras se estiraba.
-Sois… ¿sois pareja?-inquirió la aludida, aun en el sitio.
-Se podría decir así… exactamente desde las cinco de la madrugada, después de los affaires no planeados… ¿verdad, tigresita?-inquirió ella, con una sonrisita.
La cara de Octavia estaba completamente roja y parecía que quería cubrirse con las sabanas; pero en ese momento, Twilight se fijó en algo en lo que hasta ahora no había reparado hasta en el momento en el que Octavia bajó las sábanas. El elemento de la armonía lucia en su cuello con la forma de su marca de belleza, Twilight se lanzó para verlo mejor.
-¡Anda, pero si es…! ¡El elemento de la generosidad! ¡En tu cuello! Eso significa… ¡que eres el nuevo elemento de la generosidad, Octavia!-exclamó Twilight, toda emocionada.
La aludida se quedó con una cara tremenda, mirando primero a Twilight, luego al elemento, de nuevo a Twilight y una vez más al elemento.
-¿Que soy qué?-inquirió ella, incrédula.
Las tres se dirigieron abajo, tratando de recordar lo que había pasado ayer por la noche.
-A ver, a ver si me aclaro… ¿me estás diciendo que ahora soy el nuevo elemento de la generosidad así porque sí?-masculló Octavia.
-Bueno, no creo, los elementos nunca eligen al azar, tiene que ser alguien digno de lo que representan…-murmuró Twilight.
-¡Pero yo no soy generosa! ¡Quiero decir, claro que lo soy, pero tampoco es para tanto, o sea…!
-¡Pero si te ha elegido será por algo, cielo!-obvió Vinyl, mientras sacaba cosas para desayunar.
-Ya, pero es que… ¡no me acuerdo de nada!-masculló la chelista.
-Yo tampoco… pero de nada, estoy en blanco…-asintió Twilight.
-Yo sólo me acuerdo de los sucesos de puertas para dentro, vosotras ya me entendéis…-murmuró Vinyl, guiñando un ojo a Octavia y volviéndose ésta a encender.
-Bof, debe de haber alguna forma para poder acordarnos de lo que pasó… el elemento no puede haber elegido a Octavia sin más…-obvió la unicornio lavanda.
-Podemos reconstruir todo lo que pasó ayer…
-¿Pero cómo? Ninguna se acuerda de nada…
Twilight se rascaba el mentón con el casco mientras pensaba con fuerza, tratando de ignorar su resaca; pero entonces, en ese momento, algo se le vino a la mente.
-¡Ya sé! Conozco un hechizo que sirve para reconstruir recuerdos pasados, usando los recuerdos residuales de cada una quizás pueda realizarlo satisfactoriamente. Dejadme intentarlo…
Al segundo siguiente, su cuerno brilló y en ese momento, las cabezas de las tres quedaron envueltas en un aura morada que se fue llenando con un humo plateado que salió de sus orejas; acto seguido, las auras se encontraron en una sola y el humo se extendió, formando un extensa pantalla por la que empezó a pasar una serie de imágenes con sonido incluido.
-¡Oh, desayuno con espectáculo!-exclamó Vinyl, divertida.
En ese momento pasaba una escena de las tres cantando a grito pelado, con los gritos de los vecinos incluidos pidiendo silencio; visto desde ese punto de vista, hasta era gracioso. Luego, la escena se emborronó, como si algo hubiera interferido con ella y acto seguido pasó a otra, ésta vez con las tres hablando entre sí.
-¡Recuerdo la primera vez que un semental me besó! ¿Tienes novio, Twilight?-decía Vinyl, todo colorada.
-Eh… no, estoy soltera…-murmuraba ésta, mirando a otro lado.
-¡¿Soltera?! ¿¡En serio?! ¡Pues qué raro, porque tú eres muy guapa! ¡Seguro que tienes a un montón de sementales muriéndose por salir contigo!
Tanto la Twilight del recuerdo como la real enrojecieron hasta límites insospechados, Vinyl tan solo se reía como una loca.
-¡Yo una vez tuve un rollete muy pasajero, el tío era un capullo y se notaba que iba a lo que iba, pero quería divertirme, así que me divertí con él! ¿Y tú, Octi?
La Octavia del recuerdo miró al suelo, algo avergonzada, y murmuró.
-Bueno, alguno que otro he tenido por ahí…
-¡Qué modesta es esta chica! ¡Seguro que los tenías a pares!
En ese momento el recuerdo se emborronó y se pasó a otro en el cual Twilight estaba frita en el suelo y Octavia y Vinyl seguían al pie del cañón.
-Vaya, parece que Twilight se ha rendido…-observó la Octavia del recuerdo.
-Sí, que mona está cuando duerme ¿verdad? voy a dejarla en el sofá, no vaya a coger frio…-murmuró la Vinyl del recuerdo, moviendo a la aludida con su magia y dejándola en el sofá.
Por un momento las dos se quedaron en silencio, hasta que al final Vinyl lo rompió comentando.
-Así que unos cuantos ¿eh? Qué calladito te lo tenías…
-¿Y a ti que más te da? Además, pasó hace mucho tiempo, ya ni me acuerdo…
-Oye, solo era un comentario…
-Sí, claro, con lo que te gusta meterte conmigo…
-Eh, no, en serio, no iba con malas, de verdad…
En ese momento el recuerdo se volvió a emborronar, pasando a otra escena en la que ambas parecían estar discutiendo por algo que nunca se aclaraba, reprochándose muchas cosas.
-¡Eso no es verdad y lo sabes, yo siempre he estado ahí, y mira lo que obtengo a cambio!
-¡Eres una ingrata, Vinyl, sólo miras por ti!
El recuerdo se acabó abruptamente, pasando a otro en el cual las dos se encontraban llorando, abrazadas.
-¿Por qué nos hacemos daño? Yo nunca te haría daño, Octi… no sería capaz…
-Estamos borrachas, Vinyl, igual es por eso…
-Igual… dicen que los potrillos y los borrachos nunca mienten… quizás sea verdad…
-Quizás…
Las dos se miraron a los ojos por un momento antes de que el recuerdo se emborronara, para pasar al siguiente, en el cual las cosas eran muy distintas.
-Yo siempre te he admirado, Octi, desde que éramos pequeñas… con esa elegancia natural que tienes y esa finura que te caracteriza, eras mi modelo a seguir, tanto en la música como en la vida. Siempre me metía contigo, sí, pero lo hacía porque realmente te apreciaba…
-Vinyl, no sigas… yo de alguna manera sabía que tú me tenías mucho cariño, pero sin embargo yo apenas te tomaba en serio, y me molestaba con todas tus bromas cuando lo que debería de haber hecho era seguirte el rollo y reírme contigo. Todo me dolía, todo me molestaba, y solo obtenías rencor por mi parte. He sido tan egoísta contigo, Vinyl… no me merezco tu amistad...
-No seas tonta, tú nunca has sido egoísta conmigo…
-¡Sí, sí que lo he sido! ¡Muchas veces, y sin apenas darme cuenta! ¡Siempre que querías sacarme una sonrisa, yo tan solo te gritaba o te ponía muecas! ¡Siempre que querías ponerme de buen humor cuando yo estaba molesta, no te lo devolvía con el mismo gesto! ¡Han sido muchas veces, y lo sabes! ¡Por lo que no digas que no he sido egoísta porque sí que lo he sido! Por eso, yo… yo… no merezco tu admiración ni tu respeto ni nada de nada…-masculló Octavia, llorando a moco tendido.
Vinyl la cogió de la cara y la habló mirándola a los ojos.
-Octi, Octi, basta, por favor… todo eso ya da igual…
-No da igual…
-Pero…
-¡No da igual! ¡No puedo disculparme contigo con un simple "da igual" o "no pasa nada"! ¿¡No lo entiendes?! ¡Soy yo la que tengo que disculparme! Y para empezar podría ser un poco más generosa contigo, por ejemplo… lo que tú siempre te has merecido…
Entonces, Vinyl esbozó una tonta sonrisa y se acercó a ella, susurrando.
-¿Y todo esto es para decirme algo?
-Sí… te amo, Vinyl Scratch… siempre te he amado.
-Yo también… ahora bésame.
Las dos se encontraron en un suave beso que enmudeció el recuerdo; pero en ese momento, de entre las cosas de Twilight, algo brilló intensamente. Fue entonces cuando el elemento salió flotando y se colocó en el cuello de Octavia, tomando la forma de su marca de belleza sin apenas brillar, como en un gesto considerado hacia las dos amantes. Ninguna de las dos notó esto, ya que apenas se separaron. Poco después del beso interminable, las dos se levantaron a trompicones y se dirigieron hacia las escaleras, desapareciendo poco después. El recuerdo terminó ahí y el hechizo finalizó, quedándose la cocina silenciosa por unos eternos segundos. Tanto Vinyl como Octavia se miraban con lágrimas en los ojos, hasta que no pudieron más y se abrazaron con todas sus fuerzas, llorando de alegría. Twilight las miraba esbozando una sonrisa, contenta por ellas, pero también maravillada por lo que acababa de ver. No se trataba de generosidad material, sino de algo completamente nuevo y asombroso.
-Te amo, Octi…
-Yo también, Vinyl…
Las dos miraron a Twilight con infinito agradecimiento y la abrazaron a ella también; la unicornio lavanda se llevó el nuevo elemento de la generosidad con ella para guardarlo con los demás y puso al corriente de todo a Octavia para evitar dudas. Una vez que estuvo todo aclarado, Twilight se despidió de ellas y regresó a la biblioteca con una gran sonrisa en sus labios. Nada más entrar en su casa, Spike la abordó.
-¡Aquí estás, menos mal, estaba preocupadísimo, no sabía dónde estabas, no llegaste anoche! ¿¡Qué estabas…?!
-Spike, necesito que tomes nota ahora mismo-le cortó ella.
El dragón se quedó algo extrañado, pero aun así preparó todo en menos de cinco minutos y una vez listo, Twilight comenzó a dictar.
-Querida princesa Celestia, es asombroso cómo la amistad puede evolucionar a lo largo del tiempo…