Eternal love:
Capítulo 1: Despertar
Me enamore de ella cuando solo era un potrillo de unos 8 años creo recordar.
Yo, era bastante tímido y callado, además de estar siempre solo con mis libros y juguetes en una esquina del patio.
Ella sin embargo era más bien sociable dentro de lo que cabe. Le gustaba jugar y hacer reír a los demás ponis del colegio. Por así decirlo, era el alma de la fiesta.
Todos la llamaban “Doble P”, menos yo, que solo quería estar con los súper héroes de papel.
Todo el día salvando al mundo, de malvados malhechores que querían gobernar Equestria.
Un día como cualquier otro estaba yo debajo de un árbol como siempre, leyendo y leyendo, sin prestar la más mínima atención a mi entorno, cuando de repente PUM!, algo me golpeo la cara con fuerza, dejándome inconsciente......
Cuando me levante en la enfermería no recordaba nada, solo que algo me había golpeado y punto. Quien me iba a decir que a partir de ese día, se escribiría una historia de amor tan extraña como esta...
Al despertarme, mire hacia el lado derecho de mi cama, y hay estaba, callada, mirándome con sus ojos color cielo y su pelo de algodón de azúcar rosa.
Con una sonrisa me dijo:
-Hola...¿Ya estas mejor?.¿Cómo te sientes te duele algo?.
Aun afectado por el golpe y sin saber que decir, me señale la cabeza, en un intento de reflejar que me dolía con gran intensidad.
Al verlo ella se acercó, se me quedo mirando y empezó a reírse a carcajadas.
-JAJAJAJA. Tienes un chichón enorme en la frente, parece que fueras un unicornio o algo jajajajaja.
Yo, fruncí el ceño y molestado le dije:
-No tiene gracia, me duele mucho la cabeza y ahora seguro que el chichón estará por días.
Ella simplemente reía, de una forma tan única que acabo por sacarme una sonrisa.
-Pssjuju
Sonreí levemente, y aun así ella lo detecto.
-Valla! Dijo ella.
-Pero si sabes sonreír, yo creía que te habían echado un hechizo por el cual siempre estabas serio y solo. Dijo en tono humorístico.
Al oír estas extrañas palabras me quede sorprendido, y le dije:
-Eso solo son cuentos. Claro que sonrió, es solo que no creo que tener a algún poni al lado sea necesario para algo. Tengo mis súper héroes y eso es todo lo que necesito.
Ella se quedó extrañada y se me quedo mirando fijamente, yo, que estaba aún confundido le pregunte que como había llegado hasta la enfermería. Lo que me dijo a continuación fue el inicio de una amistad más fuerte que la montaña más grande de toda Equestria.
-Te golpeo un balón en la cabeza y te desmallaste, cuando te vi fui a ver si estabas bien, y como vi que no te movías te traje a la enfermería.
Ella sonrió de una forma en la cual no me había fijado nunca, y a su frase añadió:
-Por cierto me llamo Pinkie Pie, pero tú puedes llamarme Pinkie. ¿Cómo te llamas?.
No sabía que responder, estaba atónito al saber que esta pequeña poni de no más de 9 años había cargado con migo hasta la enfermería. Y encima se había quedado a mi lado todo el tiempo que yo estuve inconsciente.
-Aaaaaam....Me llamo Eternal...Eternal Love.......Encantado Pinkie. Le respondí.
Sonrojado y cansado cerré mis ojos poco a poco sin darme cuenta, mientras su figura se hacía más y más borrosa, solo podía pensar en; ¿Por qué me habrá ayudado?, A mí, que no la conozco de nada, me pregunto por qué. ¿Pinkie Pie eh?.......... Bonito nombre.
Capítulo 2: De camino a casa
Me levante. Cogí mis cosas y me fui a casa.
En mi mente un vagó recuerdo a modo de sueño perturbaba mi ser, recordaba haber estado acostado en la cama y sentir una pezuña en mi frente y una voz hablándome sin parar.
No lo entendía bien para ser sincero, pero unos segundos después lo recordé.
-Es verdad!! Pinkie Pie me llevo a la enfermería y estuvo con migo todo el tiempo.
¿Me pregunto por qué alguien tan popular como ella me ayudaría a mí? Me pregunte extrañado.
Un golpe sacudió mi lomo izquierdo con fuerza, al mirar a ese lado la vi, sonriente como siempre y dando brincos sin parar.
-Oye!,jiji,¿estas mejor ya Eternal?. Dijo Pinkie.
Me pregunte quién diablos le había dado permiso para llamarme así, ni siquiera la conocía y ya me había puesto un mote amigable.
-Aaam,s-si si!, ya me encuentro perfectamente, por cierto....Gracias por haberme llevado a la enfermería Pinkie Pie.
-Llámame Pinkie, Eternal. Mis amigos me llaman así. Me dijo sonriente.
Sonrió de una manera única, incluso más única que la de la primera vez que nos conocimos.
-Aaam, bueno si no te importa, creo que está bien Pinkie. Asentí mientras le respondía.
Pinkie, empezó a dar saltos de un lado para otro sin motivo aparente para mí, entonces se paró delante de mi cara y me dijo:
-¿Entonces somos amigos verdad? Pinkie Pie y Eternal Love, luchando por salvar Equestria. Como en tu libro jiji.
-(Espera...¿A leído mi libro?.) ¿Quién te ha dado permiso para leer mi libro!?. Le dije exaltado.
Le grite sin darme cuenta. No es que fuese antipático sino que ese libro era de mi difunto padre, y le tenía un cariño especial.
-Lo-lo siento Eternal, no creía que te fuese a molestar tanto. Lo siento mucho de verdad. Me dijo Pinkie.
Pinkie Pie dejo de sonreír y se quedó quieta en mitad del camino. Yo. con el enfado de ese momento la deje atrás, y mientras avanzaba una voz que parecía a punto de romper a llorar dijo:
-¿Pero somos amigos no?.
Me quede parado, sabía que si miraba hacia atrás tendría que soportar el ver a una chica llorar.
Simplemente retome mi paso hacia casa, dejando a Pinkie Pie atrás, intentando borrar esa frase de mi mente.
Unos 10 minutos después llegue a mi casa, salude a mi madre y me fui a mi habitación.
Hice mis tareas del colegio, baje a cenar y me fui a dormir.
A la mañana siguiente, de camino a la escuela no podía dejar de pensar en que Pinkie Pie aparecería en cualquier momento para darme una cachetada en el lomo y decirme que sentía lo de ayer.
Pero no fue así.
Pinkie no estaba en clase, no estaba en el recreo, y no salió de la escuela.
No la vi aquel día.........
Pasaron 3 días, y no vino ninguno de ellos, así que al final de clase, preocupado, le pregunte a la profesora.
-señorita, ¿sabe por qué Pinkie Pie no ha venido a clase estos días?
-Sí, llamaron esta mañana desde su casa y dijeron que no se encontraba bien. Dijo la profesora.
Me quede extrañado, pensando que ella estaba perfectamente hace unos días, antes claro de que ocurriera todo aquello.
Le pregunte a la profesora la dirección de Pinkie, poniendo como excusa que ella tenía uno de mis cuadernos.
Me la dio sin ningún problema, y entonces empecé mi marcha.
Pinkie solo vivía a unas casas de mí. En la pastelería del pueblo. El camino a su casa fue tranquilo, pero a la misma vez me sentía muy tenso, al pensar que lo que yo le dije podría haberla afectado tanto como para no ir al colegio.
Una vez allí llame al timbre con miedo, pensando que saldría Pinkie y que me daría un portazo en todo el hocico. Pero no fue así. Me abrió la que yo creía que era su madre.
-¿Dime que deseas pequeñín?.
Me pregunto con tono agradable.
-Esto....He venido a ver a Pinkie Pie, ha faltado a clases y le traigo los ejercicios. Le dije.
La señora cambio su expresión y me dijo en un tono preocupado y triste.
-Lo siento pequeño, Pinkie no tiene ganas de visita, está mal desde hace días.
Entonces comprendí. Sí que había sido mi culpa, (Seguro que lo que lo que dije tenía la culpa de que estuviese así!)
-Por favor déjeme verla es muy importante. Le dije nervioso.
-Juuumm.
La señora se quedó pensativa y respondió.
-Está bien pasa, está en su habitación, arriba a la derecha.
Subí las escaleras con miedo, ¿Cómo estará? ¿Estará enfadada? Y si es así ¿Me golpeara?.
No paraba de preguntarme eso sin parar.
Llame a su puerta y dije su nombre, pero nadie respondió. Entre, y toda la habitación estaba a oscuras, busque el interruptor y encendí la luz.
Al final de la habitación, en una esquina, había una montaña de sabanas y almohadas, rodeadas de peluches.
Me acerque por curiosidad y entonces la escuche.
-Si te acercas más mandare a mi ejército de peluches a por ti.
Quede sorprendido, Pinkie estaba debajo de todas esas sabanas y almohadas, rodeada por un ejército de peluches.
(¿No es demasiado grande ya como para decir eso?) .Pensé
-Pinkie soy yo, Eternal, he venido a pedirte perdón por lo que dije, no quería hacerte sentir mal. Dije asustado.
El silencio respondió mi disculpa, Pinkie no me quería hablar y yo no sabía qué hacer. Entonces pensé algo, Me acercare lentamente y.
-¡¡Quieto!!.Si das un solo paso más sufrirás las consecuencias. Volvió a sonar su voz tenue.
Sin saber que hacer me quede inmóvil, me senté y saque el libro de mi mochila.
Lo deslice por el suelo, colándolo dentro de una ranura que quedaba libre entre las sabanas, almohadas y peluches.
-Es el libro que me regalo mi papa. Sabes, Él fue un guerrero que lucho pezuña con pezuña al lado de Celestia.
Mire al suelo y en tono triste seguí hablando.
-Pero por desgracia ya no está con migo. Murió hace unos años, y este fue su último regalo de cumpleaños para mí.
Dejando mi libro dentro de su fortaleza de almohadas me levante, cogí mi mochila y empecé a caminar hacia la puerta.
Entonces algo tapo mis ojos dejándome en una oscuridad absoluta.
-¿De verdad vienes a disculparte? Dijo Pinkie asustada.
-S-si. (Respondí). Solo quería que supieses que lo siento mucho.
-¿Entonces?.....¿Somos amigos?.
Su pregunta me dejo confundido. ¿De verdad estaba así porque no le respondí y me fui?
-Su-supongo que sí, siempre y cuando me perdones. Respondí.
La luz volvió a mí, y al girarme vi a Pinkie. Sonriendo mientras que en su cara caían aun las lágrimas.
-¿De verdad?. Pregunto ella.
-Si claro, Pinkie...¿Podrías perdonarme?. Respondí.
Se abalanzo sobre mí de un salto, turbándome en el suelo y abrazándome fuertemente.
Y mientras lloraba no paraba de decirme.
-Lo siento Eternal. No sabía que ese libro era de tu padre, ni tampoco que el ya no está aquí.¡¡¡Lo siento de verdad!!!
Pero por favor no te vayas nunca más, No me dejes sola así nunca más. Lloraba.
Me quede en el suelo abrazándola.
No lo entendía. Pinkie parecía estar siempre rodeada de gente, ser la que animaba el día. Pero en realidad estaba sola. Nadie se había preocupado por ella. Nadie había ido a verla en estos tres días, solo yo, Pinkie Pie estaba sola en su corazón, y parece que yo........Era su único amigo... y ella la mía.
Capítulo 3: El tiempo pasa
El tiempo pasa, pero no necesariamente cambian las cosas. Hoy, es mi decimoquinto cumpleaños, y la verdad no es que me haga mucha ilusión el hacerme viejo, pero... Siendo sincero adoro que Pinkie me engañe diciéndome que tiene algo que hacer. Cuando en realidad me está preparando una fiesta sorpresa. Todos los años igual, y todos los años me dice lo mismo. “Eternal ya solo te falta un año para alcanzarme”. Una pequeña burla para decirme que es más grande que yo.
Lo único que nunca se es donde ara la fiesta, el año pasado la hizo en el granero de AppleJack, Una amiga suya, junto con otras cuatro más.
Jum! Espero con ganas la fiesta de hoy.
-Listo!. Le dije a Pinkie que esperaba en mi salón, preparada para llevarme a “no sé dónde” a celebrar mi fiesta.
-Vamos Eternal date prisa que las chicas nos están esperando. Dijo Pinkie ansiosa de salir.
Baje de mi cuarto y llegue al salón, Salimos de mi casa y empezamos a caminar.
-Pinkie. ¿Algún día me dirás dónde vamos?. Pregunte después de insistir durante todo el día sin éxito.
Ella vino a mi casa esta mañana, avisándome de que saldríamos.
-Nop. Es un secreto, Tendrás que esperar a que lleguemos. Dijo Pinkie mientras sonreía.
-Estaaaa bieeeeen-Dije.
Caminamos alrededor de unos 20 minutos, hasta llegar a una explanada llena de flores y un follaje con un color verde intenso.
Pinkie se puso delante de mí y dijo.
-Ya. Aquí es jeje, ¿te gusta la vista Eternal?
-Am. Valla Pinkie, esto es precioso. No sabía que en el pueblo existía un lugar así. Dije Pasmado mientras admiraba el paisaje.
Pinkie saco una cajita de cartón roja.
-Feliz cumpleaños. Espero que te guste Eternal. Dijo sonrojada.
Cogí la cajita y la abrí. Dentro, una pulsera rosa y una nota llamaron mi atención.
Mire a Pinkie extrañado. Pinkie estaba con esa típica cara de tensión que ponía cuando me hacía algo con sus propias pezuñas.
Cogí la notita y empecé a leer.
(-Eternal. Feliz cumpleaños. Gracias por ser mi amigo. Pinkie-)
La nota me saco una sonrisilla de alegría, al pensar que a sus 16 años, aún seguía escribiéndome cartas como a los doce.
Me fije en que, al levantar el papel se avía destapado un mensaje que estaba cosido en la pulsera.
(-a true true friend-).
(Es verdad. Desde aquel día siempre hemos estado juntos). Pensé. (Que rápido pasa el tiempo, parece que fue ayer cuando la conocí. Aún recuerdo esa sonrisa al despertar en la enfermería.)
-Jeje. Reí suavemente, y gire mi cabeza para mirarla directamente.
-Gracias Pinkie. Me encanta. Le dije mientras sonreía.
Ella, se abalanzo sobre mi y me abrazo. Algo típico en ella.
-Pues bien!!. Ahora vamos hacia donde están las chicas, seguro que se están preguntando que donde estamos jiji. Dijo sonriente.
-Espera...¿Acaso no están aquí?. Pregunte.
-Nop. Solo quería enseñarte este sitio y darte el regalo a solas. Este es un sitio especial para mi, lo descubrí ara unos meses. Ahora es aún más especial para mí, porque has estado aquí con migo. Dijo mientras se alejaba dando saltos.
Después de otros veinte o treinta minutos andando llegamos a su casa, donde todas las demás estaban esperándonos para comenzar la fiesta.
Típico en Pinkie. Llevarme hasta el mismo infierno para luego hacerme volver.
Aunque estaba algo cansado de andar no me importaba. Pinkie me había hecho el mejor regalo sin duda.
La fiesta fue espectacular. Tarta, sidra y mi mejor amiga con migo, y por qué no, las demás chicas que cada vez eran más mi amigas.
-(a true true friend-).
Gracias Pinkie.
Capítulo 4: se dejaba llevar
(-Hace un mes ya que cumplí los quince, esto me da libertad de horario.
Esta noche es la noche perfecta, mi madre me deja estar fuera toda la noche,
así que he quedado con Pinkie y la demás en el lago.-)
-Seguro que será la noche perfecta. Pensé.
Llegue al lago sobre las doce de la noche, la idea era sencilla, estar todos en el lago y encender una fogata para sentarnos al rededor.
Yo y Pinkie nos encargábamos de la comida y la madera, mientras que las chicas traían las tiendas de campaña y sacos de dormir.
Sobre las doce y media ya estaba todo listo, excepto por un pequeño error. Mientras montábamos las tiendas, una racha de aire se llevó volando tres de las cinco tiendas. Por consecuente, tres ponis dormirían juntos en una tienda y otros dos en otra.
Lo echamos a suertes y por casualidad me tocó a mí con Rainbow Dash, la intrépida aventurera.
Me sentía seguro y nervioso a la vez, dado que era la primera vez que dormía fuera de casa, y encima con una chica.
-No te preocupes Eternal. Estando yo aquí no pasara nada. Dijo Rainbow Dash en un tono chulesco.
Después de cenar y contar algunas historias de miedo decidimos que era hora de dormir.
-Buenas noches Eternal. Dijo Pinkie
-Si, que descanses. Respondí
Entre en la tienda de campaña, dispuesto a dormir y deseando que fuese ya de día. Pero el viento no amainaba, y sin yo saber por qué, Rainbow no paraba de tiritar.
Pregunte.
-Aaam, Rainbow ¿tienes frio?, es que tiritas mucho.
-¿Qu-que!?. No no, estoy bien. Respondió ella sorprendida.
Un relámpago ilumino la noche, y su estruendo hizo que Rainbow saltase y con un grito y me abrazase fuertemente.
-Eeem. Rainbow...¿Seguro que estas bien?. Pregunte al ver dicha escena
-S-si!. Solo déjame estar así un rato más. Respondió ella mientras colocaba su cabeza en mi pecho.
Por lo que pude observar, Rainbow le tenía pánico a los truenos y relámpagos. Tal era el temor, que en ese entonces se encontraba abrazada a un puro desconocido.
Pasaron alrededor de unos 10 minutos, abrazada a mí, sintiendo su calor en mi pecho, y entonces ella pregunto.
-Eternal, ¿Qué es lo que hay entre Pinkie y tú?
No entendía muy bien la pregunta, así que respondí sin pensar mucho.
-Pues una gran amistad sin duda.
-¿Y nada más? Volvió a preguntar ella.
-Supongo que no ¿Por qué?. Respondí extrañado.
Rainbow levanto su cara de mi pecho, dejando al descubierto sus grandes ojos color violeta.
Mirándome a los ojos volvió a preguntarme.
-¿De verdad que no sientes nada especial por ella?
Yo no entendía la situación. No sabía a qué quería llegar Rainbow con todas estas preguntas. No lo supe hasta que respondí.
-No, supongo que no, somos amigos desde la infancia, nada más.
Rainbow acerco poco a poco su hocico al mío. Y con más amor que una madre por su hijo, beso mis labios lentamente.
Quede impactado ante tal escena.
-Espera Rainbow!! ¿Qué estás haciendo?. Pensaba mientras me mantenía inmóvil.
Rainbow dejo de abrazarme y se acostó sobre mi pecho, mientras que yo, impactado por lo ocurrido, me quede despierto toda la noche hasta que caí rendido por el cansancio.
A la mañana siguiente todo parecía un sueño, Pinkie pie y las demás estaban fuera de su tienda y yo salí para preparar mis cosas.
Pensé que lo que había sucedido no era más que un sueño de mi débil mente que entraba en la adolescencia.
-Rainbow Dash, ¿Qué tal la noche con Eternal? Pregunto Pinkie mientras no paraba de reír.
-Aburridísima me dormí a la nada. Respondió Rainbow.
-Puff . Pensé, ha sido todo un sueño seguro.
Rainbow se acercó a mí y al oído me dijo.
-Lo de anoche será nuestro pequeño secreto. Gracias por ayudarme.
Beso mi mejilla e inicio su marcha.
No fue un sueño. Rainbow me había besado de verdad.
No entendía por qué, pero pronto lo averiguaría.
Capítulo 5: Recuerdos.
Sigo perplejo por la situación. Rainbow Dash me ha besado!!, y no es solo eso, sino que encima me ha robado mi primer beso.
No sé qué pensar...Ni siquiera sé si se lo diré a Pinkie. Tengo que hablar con Rainbow.
Cogí mi riñonera y salí de casa como alma que lleva el diablo.
-Espera!, no sé dónde vive Rainbow Dash. Pensé mientras corría.
Frene en seco en mitad de un parque, y la vi. Debajo de un árbol, disfrutando de la suave brisa que corría bajo su sombra, leyendo una especie de libro azul y pequeño.
Me acerque con cautela y en silencio, poniéndome detrás de ella, y a la altura perfecta para poder leer.
“3 de Octubre.
No me gusta mucho ese amigo nuevo que tiene Pinkie, es muy raro, solo habla con Pinkie y nadie más, a pesar de que nosotras somos amigas de Pinkie desde hace más tiempo que él.
No me gusta.”
Página tras página, leía lo que parecía ser el diario de Rainbow Dash cuando era una potrilla.
Día tras día, semana tras semana y mes tras mes. Rainbow solo me criticaba sin más, pero de repente la cosa cambio. Una página con corazones dibujados por todas partes rodeando el texto.
“22 de Junio.
Hoy he pasado mucho miedo, estaba en el lago y me he caído dentro sin saber nadar bien.
He gritado todo lo que podía pero nadie venia, las alas me pesaban mucho mucho y no podía nadar, pero entonces el vino a rescatarme, Eternal salto al agua y vino a por mí cuando empecé a hundirme, sacándome del agua. He pasado mucha vergüenza porque he empezado a llorar delante de él.
Pero me ha dicho que las chicas fuertes como yo no lloramos, así que me he aguantado las lágrimas.
Como me había doblado la pata, Eternal me ha llevado hasta al hospital y ha estado todo el día con migo....
No es tan extraño en realidad, es mejor de lo que creía.
No sé por qué pero estando en el hospital no paraba de mirar a Eternal y sentirme muy nerviosa.
Parecía como si mi pecho fuese a estallar por culpa de lo rápido que latía mi corazón.
¿Me pregunto si lo veré mañana?¿?¿.”
Me quede perplejo. Para mí solo fue ayudar a alguien en problemas, pero para ella fue algo más. Esos síntomas eran claramente por culpa del amor, ¡eso significaba que Rainbow se enamoró de mi cuando la salve!, y yo no sabía nada.
Saque todo el valor que tenía dentro de mí y rodee el árbol para hablar con ella.
-Rainbow hola, te estaba buscando. Dije muy nervioso.
Rainbow me miro y escondió el librito con rapidez.
-Di-dime Eternal, ¿Qué pasa? Pregunto ella
-Solo quería decirte que bueno. Pues...Aquella noche me robaste mi primer beso sin mi consentimiento. Dije con una voz temblorosa y entrecortada.
-No fue solo tu primer beso Eternal, fue el mío tan bien. ¡Y no pienses raro!, fue solo que tenía algo de miedo, y estando tan cerca pues....Dijo ella sin siquiera mirarme, sonrojada y con la vista clavada en el suelo.
-Solo quería preguntarte una cosa. No sé si decírselo a Pinkie Pie. Le dije.
Rainbow levanto la mirada del suelo y me dijo.
-Sabía que estabas enamorado de ella, no sé ni por qué lo intente. Soy estúpida.
Rainbow estaba a punto de echar a llorar justo delante mío, mirándome fijamente a los ojos.
-¡Qu-QUE!. No no. Es que como somos amigos no sé si debería decírselo. No estoy enamorado de ella te lo juro.
Rainbow quedo boquiabierta y sonriendo dijo.
-Eternal. De bueno eres tonto, que lo sepas.
Alzo el vuelo y se fue. Dejando caer al suelo las lágrimas aun sin secar de su cara.
Agotado por la búsqueda y la intensa conversación volví a casa, pensando en las palabras escritas de su librito, repitiéndose una y otra vez en mi cabeza.
Horas y horas, hasta que por fin me dormí.
Capítulo 6: Solo yo y mi otro yo juntos.
Era una noche bastante oscura, y sin darme cuenta me vi mirando al cielo mientras escuchaba Jazz.
Melancolía a mis latidos, que me envuelve lentamente.
Mis pensamientos vagan libres por mi mente. El beso de Dash, sus palabras sobre mi amor por Pinkie.
Pensándolo bien, no sabría decir si la amo o no, es cierto que es mi amiga de la infancia, y que siempre ha estado hay para mí. Pero....¿Que he hecho yo por ella?.
Tengo tantos recuerdos de ella, y tan buenos.
¿Qué podría decir?, ¿Alguien como ella enamorada de mí?
Ja, no lo creo.
No sé por qué pienso tanto en ella si el problema es con Rainbow.
En su librito ponía que estaba enamorada de mí. Y encima me beso.
No sé qué hacer con migo mismo, ahora solo tengo líos en la cabeza.
Unos cascos que galopaban a gran velocidad interrumpieron mi meditación.
ETERNAL! Grito AppleJack.
Eternal! Pinkie ha tenido un accidente y está en el hospital. Gritaba AppleJack sin parar.
¿Que Pinkie que? Pregunte exaltado.
Baje corriendo hacia la puerta de mi casa, abriendo la puerta y dejando entrar a AppleJack.
Explícame que ha pasado AppleJack. Le dije nervioso.
Pinkie estaba con migo en la granja, ayudándome a arreglar el granero, cuando un trozo de madera le ha callo en la cabeza. Respondió entrecortando su voz.
¿Dónde está ahora mismo? Pregunte.
En el hospital de las afueras del pueblo. Respondió AppleJack.
Galope lo más rápido que pude, dejando atrás a AppleJack y sus intentos por detenerme.
Pinkie.....Pinkie......Por favor, espero que estés bien. Solo podía decir eso.
Llegue al hospital en unos veinte minutos, exhausto y destrozado por la carrera.
¿Perdone en que habitación de encuentra Pinkie Pie?. Pregunte a la enfermera.
Esto...Señor es muy tarde para visitas. Sera mejor que vuelva mañana. Respondió ella.
Mañana! Grite.
Mañana sería demasiado tarde, Por favor dígame donde está, necesito verla. Suplique mientras lloraba.
La enfermera cogió un papel y escribió:
“Habitación 233, plata 2.”
Corrí despavorido hacia el ascensor, segunda planta, habitación 233.
Allí estaba ella. Dormida y con la cabeza vendada. Entre máquinas y agujas.
Al verla me desplome al suelo. Deseando que todo fuese mentira. Deseando ser yo y no ella.
Pinkie por favor dime algo. Suplique mientras lloraba sobre su rostro.
Pinkie por favor responde y dime que estas bien. Que todo es una de tus bromas y que esto lo haces solo para fastidiarme.
Pinkie no respondía y yo estaba totalmente en shock.
AppleJack apareció detrás de mí.
Eternal. Los médicos han dicho que ha recibido un fuerte golpe en la cabeza, y que podría tardar días en despertar. Dijo AppleJack en voz baja.
La mire y sin decirle nada asentí con la cabeza y me senté en la silla de al lado de la cama.
AppleJack, tranquila, puedes irte. Yo me quedare aquí con Pinkie hasta que despierte. Le dije con voz apagada.
¿Pero el instituto qué? ¿No iras? Pregunto ella.
No. Esto es mucho más importante. Hazme un favor. Ve a mi casa y explícale a mi madre lo ocurrido. Dile que me quedare con Pinkie, ella lo entenderá. Respondí.
Está bien. Dijo AppleJack.
Adoro la soledad de la noche, pero sé que tú la odias Pinkie. Por eso me quedare aquí, y te haré compañía. Pensé en voz alta mientras sostenía su pezuña entre las mías.
AppleJack se fue poco después, dejándome con Pinkie. Confiándome a su amiga.
El tiempo se detuvo en aquel preciso instante en que vi como una lagrima, bajaba por la mejilla de Pinkie, cayendo en mi pata.
Por favor despierta....Pinkie.
Capítulo 7: El suelo de mi depresión.
Los médicos siguen sin decirme nada claro, solo dicen que sufrió un fuerte golpe en el lóbulo temporal y que no podía despertar. Pero eso es imposible.
Se, que solo pierdes la pelea cuando te rindes, y Pinkie nunca se rinde.
Llevo una semana en la misma silla, sentado, esperando a que habrá los ojos y me diga que ya esta bien, Y que me ha echado de menos.
Pero los días pasan, y mi salud decae también. Llevo toda esta semana a base de bocadillos y agua, una dieta poco recomendable. No sé quién ha perdido más peso si Pinkie o yo.
Las chicas vienen a visitarla casi todos los días. Una tras otra han intentado sacarme de esa habitación, ya sea a la fuerza o por el habla.
Mi madre está preocupada por mí, pero siempre que viene le digo lo mismo.
Un verdadero amigo nunca deja de lado a su compañero.
Eso la calma, ve en mi a mi difunto padre, valiente y decidido a darlo todo por proteger a alguien.
Pero estoy cansado, apenas duermo, y cuando lo hago me despierto sobresaltado por una pesadilla que me atormenta.
No sé cuánto poder aguantar. Lo que si se es que nunca dejare a Pinkie sola, pase lo que pase.
-Hola Eternal. Dijo Rainbow.
Llevas ya casi tres semanas aquí. Apenas comes y estas muy desaliñado. ¿No crees que es hora de ir a casa?
-¿A casa? Ni pensarlo, Pinkie ha estado hay siempre que la he necesitado, y mi deber es devolverle ese gran favor. Respondí.
-¡Lo sé! Pero mírate, estas delgado y casi sin fuerzas. Te ha crecido barba y parece que ni siquiera pudieses ponerte en pie. Dijo Rainbow casi gritando.
-¡Estoy bien! Solo necesito una pequeña siesta y listo. Dije en un tono alzado.
-Si eso es cierto, levántate de la silla y ven hacia mí. Dijo Rainbow retándome.
Ella no estaba lejos de mí, para ser exactos se encontraba en la puerta de la habitación, a unos 5 pasos de mí.
Levante mi cuerpo de la silla, lleno de confianza, cuando de repente. PAF!! Las patas me fallaron haciendo que mi morro impactase en el suelo.
-¡¡¡Eternal!!!
Rainbow corrió hacia mí para levantarme pero la detuve.
-Ni se te ocurra levantarme, puedo yo solo. Le dije a Rainbow.
Intente levantar mi cuerpo, pero fue inútil. En ese momento me di cuenta.
La desolación me abrazo fuertemente y de mis ojos cansados empezaron a brotar lágrimas.
-Cómo voy a proteger a Pinkie si ni siquiera puedo levantarme del suelo. Si no puedo caminar.
Rainbow por favor siéntame en la silla y déjame diez minutos a solas con Pinkie.
Luego llama a mi madre. Dile que estoy dispuesto a volver a casa.
Llegue a mi limite. Las esperanzas de que Pinkie despertarse eran cada vez menos.
Rainbow me levanto con suma facilidad, algo normal teniendo en cuenta que había perdido el 30% de mi peso por la inanición.
-Diez minutos Eternal, ni uno más ni uno menos. Dijo Rainbow mientras se marchaba llorando al ver tal escena.
-Pinkie, puede que no puedas escucharme, y supongo que no puedes. Llevo casi tres semanas esperando tu regreso, y ya no puedo más.
Quiero pedirte perdón por no estar a tu lado hasta que despiertes, estoy tan débil que seguro que me romperías algún hueso al abrazarme jeje. Intentaba reír, pero las lágrimas de mis ojos se colaban en los huecos de mi desnutrida mandíbula, acabando en mi boca.
Lentamente, pose mi cabeza sobre el pecho de Pinkie, al escuchar sus latidos empecé a llorar aún más fuertemente. No podía creer que estuviese a punto de rendirme, pero ya no podía más, cerré mis ojos y me quede escuchando sus latidos...................
-¿Quién eres?. Dijo una voz que deseaba oír hace mucho tiempo.
Alce mi vista y vi a Pinkie mirándome extrañada.
-¿Quién eres y por qué estas sobre mí? Dijo Pinkie sorprendida.
-P-Pin-¿Pinkie?, ¿Qué quieres decir con lo de quién soy?. Soy yo Eternal. Dije atónito por su reacción y por ver a Pinkie hablar de nuevo.
Le faltaba fuerza a su voz pero se le entendía claramente.
-¿Pinkie?, ¿Eternal? No sé de quién me hablas. De todas maneras quítate de enci...
Pinkie cayó sobre su almohada nuevamente. Parecía como si se hubiese despertado solo para decirme que no sabía quién soy, y luego, volver a dormir.
Capítulo 8: El Experimento.
-Podemos intentar algo.- Dijo el Doctor.
Es un método de recuperación de memoria experimental, Al sujeto se le aplican pequeñas descargas electromagnéticas en ciertas áreas del cerebro mientras se le enseñan objetos de su vida cotidiana.- Decía el doctor mientras agitaba su cabeza.
-¿Pero funcionara doctor?- Dijo AppleJack intrigada.
Los cinco ponis que me acompañaban miraron fijamente al doctor, deseando una respuesta.
-No es seguro al 100%, os recuerdo que es experimental.-Dijo el Doctor.
-Intentemos lo.- Dije mientras fruncía el ceño. Esta noche buscaremos objetos que pueda conocer Pinkie, y mañana lo intentaremos.
La charla acabo.
Pinkie Pie seguía dormida, muy de vez en cuando despertaba durante unos minutos. Lo máximo que Pinkie había durado despierta eran veinte minutos seguidos, en los cuales intento dibujar algo sin mucho éxito, pintando un folio de verde con una mancha marrón y alargada desde abajo a arriba.
Fui a casa y durante la noche busque objetos relacionados con Pinkie. La pulsera que me regalo, fotos y diversos objetos, aun me encontraban algo delgado y sin fuerzas, Había pasado una semana casi desde que Pinkie abrió los ojos y me hablo. Y mañana, podría haber acabado todo.
Sobre las doce de la mañana empezó el experimento. En una mesa, un montón de objetos referentes a Pinkie, Peluches, fotos de las chicas con Pinkie, juguetes y mucho más. Parecía más un altar hacia ella que otra cosa.
El Doctor trajo a Pinkie a una sala blanca con una silla en el centro. Sentó a Pinkie con mi ayuda, aun dormida le pusimos un casco lleno de cables y diversas pegatinas de colores con cables, dirigidos a una máquina, y de ahí a un ordenador.
Pinkie despertó.
Asustada al verse prácticamente atada intento escapar, pero el doctor le explico que era un experimento para ayudarla a recordar su memoria intentando así, relajar a su inquieto paciente.
Aun nerviosa Pinkie acepto, intento tranquilizarse y empezó todo.
-Bien Pinkie Pie, ahora te enseñare una serie de objetos que están conectados a ti. -Explico el Doctor a Pinkie.
-Quiero que los veas fijamente e intentes recordar. -Termino de decir el Doctor.
Una tras otra las ponis iban mostrando sus objetos, algunas fotos, juguetes viejo e incluso juegos de mesa a los cuales habían jugado alguna vez con ella.
Pero me tocó a mí, y casi habían pasado veinte minutos cuando fui a enseñarle la primera fotografía juntos y se durmió. Dejándome sin mi oportunidad de ayudarla.
-¿Pinkie? -Pregunte.
-Déjala chico, Seguiremos con esto luego, siento que no hayas podido enseñarle nada. Mañana veremos si algo de esto funciono. -Dijo el doctor mientras posaba su pata en mí.
Destrozado por no haber tenido ni una oportunidad me fui a casa.
Solo quería seguir descansando y comer algo para recuperar fuerzas.
Los segundos fueron minutos, y los minutos horas, sin darme cuenta llegaron la una de la mañana cuando recibí una llamada alarmante del hospital.
-Eternal!, Pinkie Pie se ha escapado del hospital.
Era Rainbow Dash, hablando rápidamente y muy exaltada.
-¿Que Pinkie que?, Si está dormida, ¿cómo se ha escapado?. -Pregunte confuso.
-No lo sé, me dormí un momento y se escapó. Voy a llamar a las demás, ven al hospital lo más rápido posible. -Termino de decir Rainbow mientras colgaba lentamente.
Me puse encima lo primero que cogí, era una noche fría, y el simple hecho de imaginar a Pinkie en la penumbra me ponía histérico.
Llegue al hospital, y subí a la habitación de Pinkie Pie.
Hay se encontraban todas, todas menos una, Pinkie.
-¿Alguien sabe dónde puede haber ido?.- Pregunto Twilight.
Las ponis negaron la pregunta girando su cabeza mientras miraban tristes al suelo.
Y entonces lo vi, El dibujo que Pinkie Pie hizo cobro sentido para mí.
Un fondo verde y una gran mancha marrón a un lado.
¿Podría ser acaso la llanura que solo yo y Pinkie conocíamos?
¿Sera ese su paradero?
Las preguntas rondaban mi mente y rápidamente salí corriendo de la habitación.
-ETERNAL DONDE VAS!!. -Grito Rainbow Dash. La cual salió volando detrás de mí junto a las otras cuatro ponis.
No sabía qué hacía, mi cuerpo se movía solo, dirigiéndose a ese lugar tan especial para los dos.
Esperando a que Pinkie estuviese allí sana y salva.
Pero no podía ir allí sin antes pasar por mi casa a recoger algo muy importante para mí.
-Corre Eternal corre.
Es lo único que podía decir.
Capítulo 9: Nuestro pequeño secreto
Llegue a casa, abrí la puerta y corrí a mi cuarto.
Busque la mochila donde había metido los objetos para el experimento y me lleve dos de ellos, además de una chaqueta.
Vuelta a la carrera, salí de mi casa disparado, con el deseo de que Pinkie estuviese en aquella bella llanura.
Corrí y corrí, y sin darme cuenta deje a todas atrás.
De vez en cuando oía sus gritos, llamándome en mitad de la noche, casi como un susurro en mis orejas.
La primera mitad del camino era fácil de atravesar, y la hice con no mucha dificultad, pero luego, un montón de espigas y rocas ralentizaron mi marcha.
Obcecado por mi desenfreno, salte por encima, dejando atrás la senda por la cual me llevo Pinkie en su día, atrochando camino por los matorrales de agujas y las piedras de cristal.
Nada me importaba, nada excepto ella.
Cada zancada y cada paso era una nueva herida en mi piel, y el cansancio empezaba a hacer mella en mí, pero no podía parar.
Salí de aquel lugar con mis ropas rasgadas y mi cuerpo envuelto en sangre. Pero no sentía dolor alguno, aunque sabía que mis fuerzas pronto desaparecerían. Mi última opción era correr una última vez, utilizar todo lo que quedaba en mi débil cuerpo, para poder llegar a mi destino.
Unos cientos de metros podrían decidir si mis esperanzas valían la pena, o solo fue una mera locura por la desesperación.
Después de una eternidad de miedo, llegue a la llanura, admirando como a medio camino hacia un árbol, yacía Pinkie Pie en el suelo. Tiritando y dormida.
Camine hacia ella, tambaleándome hacia los lados y con la vista borrosa.
Me quite mi chaqueta, rota y manchada por mi sangre, y la puse encima de ella, dejándome caer de rodillas al suelo.
-¡PINKIE DESPIERTA!, ¡POR FAVOR DESPIERTA! ABRE LOS OJOS UNA VEZ MAS Y DIME QUE ESTAS BIEN. SONRIEME Y RIETE DE MI COMO SIEMPRE.- Gritaba en mitad de la noche mientras intentaba sostener a Pinkie en mis brazos.
-PINKIE POR FAVOR....Por favor despierta.....
Mis ojos se inundaron de lágrimas, que a su vez caían en el rostro frio de Pinkie Pie.
Y como por un milagro, abrió sus ojos.
-Eres tu otra vez, el chico del hospital, No sé por qué, pero siempre que te veo me entran ganas de llorar, y eso no me gusta. Pero a su vez me siento bien, y se, que a tu lado sería feliz.
Pinkie hablo en voz muy baja y apagada, entre tiritones y escalofríos.
Rápidamente, saque de mi bolsillo la pulsera que Pinkie me regalo por mi cumpleaños, mostrándosela y poniéndola delante de su cara.
-Pinkie... ¿Recuerdas esta pulsera? “A true true friend”, -Dije esas palabras casi sin poder hablar, el frio empezaba a colarse en mi cuerpo, y las heridas del mismo emanaban sangre sin parar.
-Esa pulsera me suena. Esa pulsera es muy especial para mí, ¡lo sé!
Pinkie abrió sus ojos muy sorprendida, intentando recordar porque esa pulsera era tan significativa, mirando con la boca abierta fijamente la pulsera.
-Pinkie mira. Mira este libro...-Saque el viejo libro de mi padre, desgastado por el uso y los años.
Lo puse en el suelo, ya que en ese momento el simple peso del libro podía con mis intentos de alzarlo.
-Ese libro....Ese libro es muy importante para alguien muy especial para mí. No sé cómo, pero sé que ese libro es muy especial, pero......¿De quién es?.-Pinkie Pie hablo, y sus palabras atravesaron mi corazón como una flecha. Rompiéndolo en mil pedazos.
Después de todo lo que había hecho por ella nunca me recordaría, ya era inútil seguir resistiéndose a la muerte.
Los recuerdos de Pinkie Pie con migo nublaban mi mente, mi primera amiga, mi primer amor.
La poni por la cual sería capaz de todo, y aun así, nunca podría recordarme.
Las lágrimas brotaron con más fuerza de mí, casi como una cascada de dolor que salía de mis ojos.
-Si voy a morir aquí...No pienso irme sin nada....Pinkie Pie, te amo desde el primer día que te vi.
Aunque no me recuerdes nunca, yo no te olvidare....Eres mi razón de ser y mi motivo de sonreír cada día....Si hoy me voy de este mundo....Sera con un beso tuyo.
Acerque mi cara magullada a la suya lentamente, tirando de Pinkie Pie hacia abajo con todas mis fuerzas, de tal manera, que los dos caímos al suelo, y en un último esfuerzo, bese sus dulces labios con los míos, inundando su cara con mis lágrimas, y dejándola atrapada en mis brazos.
El tiempo se detuvo. Cerré mis ojos, y el mundo tal y como lo conocía cambio.
Mi primera amiga, mi primer amor, y ahora, mi muerte.
Tumbado en el suelo, entre la hierba húmeda y fría que se colaba en mis heridas.
Abrí mis ojos y mire a Pinkie Pie por última vez, la cual estaba dormida entre mis brazos, con lágrimas en sus ojos que no eran mías, y una leve sonrisa mientras sus labios se mantenían pegados a los míos.
El ruido de la llegada de las chicas me azoto en los oídos, podía oír como gritaban mi nombre y como se acercaban cada vez más hasta que.
-Pinkie, Eternal. Están junto al árbol sagrado, y están....- Por la voz, deduje que era Rainbow Dash. La cual había visto como su amor de la infancia besaba a su mejor amiga encima de un charco de sangre.
-¡CHICAS ESTAN AQUI!- Grito Rainbow. Me desmalle poco después de eso, los gritos de las chicas, y sus alaridos de auxilio. Todo en balde, puesto que estaba a punto de morir.
Capitulo 10: Eternal Love
Abrí los ojos.
Y al despertarme, mire hacia el lado derecho de mi cama, y hay estaba, callada, mirándome con sus ojos color cielo y su pelo de algodón de azúcar rosa.
Y con una sonrisa me dijo:
-Hola... ¿Ya estas mejor?¿Cómo te sientes, te duele algo?
¿El cielo quizás?
Sabía que esto ya lo había vivido antes. Era como un Déjà vu.
Pinkie, la cual intente rescatar estaba mirándome fijamente, justo como aquel día en que la conocí.
-Por cierto me llamo Pinkie Pie, pero tú puedes llamarme Pinkie. ¿Cómo te llamas?
Esas frases. Sabía que las había oído antes, estaba seguro que eran de ese día.
-Aaaaaam....Me llamo Eternal...Eternal Love.....Encantado Pinkie.
Era totalmente igual que aquel día. El dialogo entre ella y yo, y su peculiar sonrisa que solo ella tenía, además de ese olor especial a dulces en su pelo.
Pero sabía que era un sueño, o algún tipo de regresión, yo morí aquella noche, estaba seguro.
Cerré mis ojos lentamente, esperando a que toda esta introducción hacia la muerte pasase.
Supuse que sería un recuento de mis acciones en mi vida, pero entonces.
Algo frio y húmedo cayó en mis mejillas.
Abrí los ojos y vi algo que no ocurrió el día que la conocí.
Pinkie Pie estaba llorando, y entre lágrimas dijo.
-¿Eternal. Seguimos siendo amigos no?
No entendía que pasaba. Si estaba muerto, ¿por qué sentía este dolor en mi pecho?
¿Por qué me dolía todo el cuerpo? ¿Por qué de repente empecé a llorar?
Esta vez, estaba yo en la habitación del hospital y no ella. Pero como un ángel, volvía a salvarme una vez más. Justo como cuando la conocí. Tan inocente y hermosa.
La viva imagen de la belleza, otra vez ante mis ojos.
Estaba cansado, mi cuerpo estaba cansado, y yo no podía más.
De nuevo cerré mis ojos, dejando atrás tan hermosa visión, intentando fijarme en ella mientras mis parpados se cerraban.
Y finalmente, me sumergí en un sueño.
Un sueño de fondo negro, de difusas siluetas blancas y bellos puntos de luz.
El silencio era increíble, y la sensación de calor y bien estar era inimaginable.
La ingravidez y como no. La sensación de soledad.
Pero algo perturbo mi letargo.
Una voz. Una voz conocida, que atravesaba mi cabeza.
Un sonido familiar.
Y abrí los ojos.
Ya no estaba Pinkie Pie, era otra persona, a duras penas veía por mis ojos cansados y borrosos,
y mientras escuchaba el leve sonido de las maquinas hablo.
-Eternal, tienes mucha suerte, si tus amigas no te hubieran encontrado estarías muerto. -Dijo una persona de bata blanca.
Poco a poco mi visión mejoro, dejándome ver más allá de los pies de la cama. Más allá de los cables que suavemente acariciaban mi cuerpo.
Estaban todas, todas y cada una de ellas. Twilight, AppleJack, Rarity, Rainbow Dash, Fluttershy y como no, en el centro, mi amada Pinkie Pie.
El hombre de bata blanca comenzó a hablar de nuevo.
-Eternal, llevas casi 3 días durmiendo. Fue una locura salir al frio de la noche en el estado en el que estabas, y casi mueres desangrado por las heridas y la hipotermia. Pero a pesar de todo.
Has conseguido de manera que ni yo entiendo. Que Pinkie Pie recupere su memoria, y que los dos sigáis con vida. Descansa un poco más Eternal, luego hablaremos a solas. Y por cierto, felicidades.
-¿Felicidades? ¿Por qué? Dije en voz tenue.
-Por tu cutie mark. -Respondió el hombre de bata blanca
No entendía sus palabras, ¿mi cutie mark?, yo no tenía cutie mark. No hasta ese entonces.
Lentamente intente incorporarme, y Pinkie Pie fue a sujetarme.
Le señale un espejo que había en la sala, y ella me ayudo a llegar a él.
Mire el espejo y allí estaba. Un libro con un corazón rosa en su portada. Hermoso y voluptuoso.
En ese entonces no lo entendí, pero ahora sí.
Paso una semana antes de poder salir del hospital. Una semana en la que Rainbow no quiso venir a verme, una semana en la cual oía historias de las chicas en las que decían que Pinkie Pie y yo, aparecimos juntos, abrazados y besándonos entre lágrimas.
Semana en la que Pinkie Pie estuvo a mi lado. Y en la que me contó todo lo ocurrido.
Que gracias a mi había recuperado la memoria, y que gracias a mi seguía viva.
Y el día en que salía del hospital junto a Pinkie allí estaba ella.
Rainbow Dash esperando en la puerta junto a todas las demás.
-Pinkie, espero que seas feliz con Eternal, y tu Eternal, he comprendido que lo que sientes por ella es más fuerte incluso que lo que yo siento por ti. No estoy enfadada, sé que tuve mi oportunidad, y sé que no podría ser. Solo espero que me perdones por no ir a verte, y que todos volvamos a ser amigos.
Rainbow Dash abrazo a Pinkie y después a mí, y junto a las otras chicas que esperaban fuera nos fuimos.
Sentía que todo había acabado, que ya podría descansar. Pero salir del hospital solo fue el inicio de otra gran aventura, una detrás de otra. Siempre acompañado por mis amigas y mi gran amor.
Ahora, a día de hoy, soy padre de dos hijos, y vivo junto a mi mujer, Pinkie Pie.
Cada una de las chicas, incluida Rainbow encontró a su verdadero amor, y yo, soy un afamado escritor de novelas de amor.
Pero no habrá libro que más me guste que el que tu lees ahora.
La historia de cómo conocí a mi primer amor, no una sino dos veces.
Porque por amor, hasta un chico solo, cobarde, y callado como yo. Sin siquiera cutie mark, Realizo la gran aventura de su vida. Y la hizo por amor.
Fmd: Eternal Love. “A true true friend”.
Espero que la mini novela fuese de su agrado.
Gracias por leer, comentar o lo que sea.
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