Antes de nada cualquier fallo que encontréis en el fic, si es que acaso el conjunto no es un completo despropósito, comentadlo, pues sobre todo busco mejorar, no se si el capítulo es muy largo, muy corto, malditos nervios, todo lo del capítulo es susceptible a cambios y a mejora, sobre todo el dichoso titulo y el formato del texto el cual encuentro extraño,los nombres de los personajes son sosos y horribles, pero nunca se me ha dado bien escoger nombres, sin más preámbulos:
Clouder avanzaba por el angosto pasillo, las paredes repletas de cuadros, parecían abalanzarse sobre él, su crin de un azul apagado caía sobre su lomo y se agitaba mientras el unicornio caminaba, por fin llegó hasta una gran puerta de madera oscura, frente a está un poni terrestre de color naranja se interponía entre Clouder y su objetivo, el poni terrestre miró a clouder y con una mueca de diversión le dijo:
—¿Te has cargado otra nave verdad?.
Clouder suspiro, harto de las constantes pullas que el guardia le dedicaba cada vez que cometía un error, lo cual para su desgracia era bastante frecuente. Mientras el guardia le seguía hablando Clouder entró en el despacho, era una pequeña habitación de color blanco, en sus cuatro paredes se encontraban dos columnas con el fuste estriado, a Clouder siempre le había gustado el aspecto que las columnas daban a la habitación, en el centro del cuarto estaba un pegaso de color tierra, con una cabellera gris peinada hacia atrás, vestía un traje negro con un único bolsillo por el que asomaba un pañuelo rojo, su cutie mark era una silla de madera, Clouder se dirigió despacio hacia el pegaso pero se paró en seco cuando este carraspeó, y antes de que comenzara a hablar Clouder le dijo:
— Señor Chair lo siento, se que aquella nave era cara y todo eso pero...
Chair haciendo caso omiso a las palabras del unicornio le respondió:
—Mira se que te esfuerzas y todo eso, pero sinceramente te contrate porque eras el unicornio más barato que pude encontrar y... bueno ahora se porque.
Clouder contestó con voz quebrada:
—Deme otra oportunidad, contratar a otro unicornio le saldría carísimo, venga solo le pido una...
Chair intentando esbozar una sonrisa contestó:
—Todavía eres joven, pilotar no es lo tuyo hay muchos unicornios que no pilotan simplemente busca lo que se te de bien, ánimo.
Unos cuantos días despues Clouder empezó ha replantearse que hacer con su vida, estaba perdido en sus pensamientos, mientras recorría todas las habitaciones de su pequeño hogar, tal era su ensimismamiento que comenzó ha hablar en voz alta:
—Nunca debí marcharme del negocio familiar, maldita sea incluso las princesas nos encargaban piezas, era un buen empleo, pero no, yo quería aventura, siempre estaba oyendo que se necesitaban unicornios para que las naves funcionaran, que un unicornio encontraba tratos con las empresas de exploración hasta debajo de las piedras...
De repente una voz proveniente de la ventana sorprendió a Clouder, era una pegaso de color blanco y una media melena naranja:
—Hey, no he podido evitar oír tus lamentos desde la calle, quizas no deberías quejarte tan alto, bueno a lo que iba ¿asi que ya no trabajas en ninguna nave?
Antes de que Clouder pudiera contestar la pegaso continuo:
—No claro que no trabajas en ninguna nave, sino estarías ahora mismo currando o algo
Clouder simplemente se quedo mirando a la pegaso, la velocidad a la que hablaba le resultaba enervante y para mejorar las cosas parecía que no iba a callarse nunca, llego un momento en el que dejo de prestarla atención.
—Bueno en resumen te ofrezco un trato, que digo un trato un tratazo, tu pilotas y...
De repente el unicornio reacciono:
—Espera, espera ¿has dicho pilotas? ¿acaso tienes una nave?
La pegaso sonrio y le tapo la boca con una de sus pezuñas:
—Claro que he dicho pilotas, ¿para que creías que iba a contratarte, para hacer pasteles?, ¿bueno aceptas o no?
Clouder no se lo pensó ni un segundo, y agitó la cabeza asintiendo.
De repente se dio cuenta de que ni siquiera había preguntado el nombre de su interlocutora
— Espera, ni siquiera se como te llamas.
—Grey Star, pero puedes llamarme Star o Grey o incluso Grey Star, bueno pasemos a cosas importantes, sígueme.
Tras una corta caminata llegaron al hangar, un enorme recinto en forma de donut, con dos torreones de piedra, uno en la zona norte y otro en la sur, ambas estaban acompañadas de un gran porton, cientos de ponis se movian por el lugar, y con ellos cientos de conversaciones que resonaban por el recinto, Clouder había estado en aquel lugar muchas veces, pero siempre se asombraba
—Da igual que pase por aqui un millon de veces nunca deja de sorpren...
De repente Clouder se dio cuenta de que había perdido de vista a Grey Star, comenzó a mirar en todas direcciones, un escalofrío recorrió todo su cuerpo ¿y si se había marchado?,¿y si no había tal nave?
—Hey, aquí.
Grey Star se encontraba junto a la puerta de un hangar, sobre esta en un cartel rectangular se podía leer "H 327", Clouder fue rápidamente hasta allí.
—¿ Chocolate o vainilla?
Clouder creyó haber oído mal, ¿acaso hablaba de sabores?, Grey volvio a insistir
—¿Chocolate o vainilla?
—¿Va-vainilla? —Titubeo Clouder, mientras una sonriente Grey Star le daba un helado de vainilla.
—Bien ahora que tenemos helado puedo llevarte a mi nave.
Atravesaron la puerta del hangar y se encontraban frente a una mole rectangular de un color azul marino con desconchones por todas partes, varias partes estaba bañadas por el oxido, y parecía que aquella chatarra no se había movido desde hace años. Clouder no pudo disimular su sorpresa y preguntó:
—¿Esta chatarra es tu nave?.
Grey que parecía haber hecho oidos sordos a la palabra chatarra respondió:
Claro que es mi nave, una autentica belleza ¿no crees?, por si te lo preguntabas la llamo "estrella azul"
Por mucho que observaba aquella nave a Clouder no se le ocurría ningún paralelismo entre el transporte que se encontraba frente a él y una estrella.
Al fin entraron en la nave, su interior sufría los mismos, sino más desperfectos que el exterior.