Sponish Herd | Plataforma Brony de España

Antes de nada cualquier fallo que encontréis en el fic, si es que acaso el conjunto no es un completo despropósito, comentadlo, pues sobre todo busco mejorar, no se si el capítulo es muy largo, muy corto, malditos nervios, todo lo del capítulo es susceptible a cambios y a mejora, sobre todo el dichoso titulo y el formato del texto el cual encuentro extraño,los nombres de los personajes son sosos y horribles, pero nunca se me ha dado bien escoger nombres, sin más preámbulos:


Clouder avanzaba por el angosto pasillo, las paredes repletas de cuadros, parecían abalanzarse sobre él, su crin de un azul apagado caía sobre su lomo y se agitaba mientras el unicornio caminaba, por fin llegó hasta una gran puerta de madera oscura, frente a está un poni terrestre de color naranja se interponía entre Clouder y su objetivo, el poni terrestre miró a clouder y con una mueca de diversión le dijo:
—¿Te has cargado otra nave verdad?.
Clouder suspiro, harto de las constantes pullas que el guardia le dedicaba cada vez que cometía un error, lo cual para su desgracia era bastante frecuente. Mientras el guardia le seguía hablando Clouder entró en el despacho, era una pequeña habitación de color blanco, en sus cuatro paredes se encontraban dos columnas con el fuste estriado, a Clouder siempre le había gustado el aspecto que las columnas daban a la habitación, en el centro del cuarto estaba un pegaso de color tierra, con una cabellera gris peinada hacia atrás, vestía un traje negro con un único bolsillo por el que asomaba un pañuelo rojo, su cutie mark era una silla de madera, Clouder se dirigió despacio hacia el pegaso pero se paró en seco cuando este carraspeó, y antes de que comenzara a hablar Clouder le dijo:
— Señor Chair lo siento, se que aquella nave era cara y todo eso pero...
Chair haciendo caso omiso a las palabras del unicornio le respondió:
—Mira se que te esfuerzas y todo eso, pero sinceramente te contrate porque eras el unicornio más barato que pude encontrar y... bueno ahora se porque.
Clouder contestó con voz quebrada:
—Deme otra oportunidad, contratar a otro unicornio le saldría carísimo, venga solo le pido una...
Chair intentando esbozar una sonrisa contestó:
—Todavía eres joven, pilotar no es lo tuyo hay muchos unicornios que no pilotan simplemente busca lo que se te de bien, ánimo.

Unos cuantos días despues Clouder empezó ha replantearse que hacer con su vida, estaba perdido en sus pensamientos, mientras recorría todas las habitaciones de su pequeño hogar, tal era su ensimismamiento que comenzó ha hablar en voz alta:
—Nunca debí marcharme del negocio familiar, maldita sea incluso las princesas nos encargaban piezas, era un buen empleo, pero no, yo quería aventura, siempre estaba oyendo que se necesitaban unicornios para que las naves funcionaran, que un unicornio encontraba tratos con las empresas de exploración hasta debajo de las piedras...
De repente una voz proveniente de la ventana sorprendió a Clouder, era una pegaso de color blanco y una media melena naranja:
—Hey, no he podido evitar oír tus lamentos desde la calle, quizas no deberías quejarte tan alto, bueno a lo que iba ¿asi que ya no trabajas en ninguna nave?
Antes de que Clouder pudiera contestar la pegaso continuo:
—No claro que no trabajas en ninguna nave, sino estarías ahora mismo currando o algo
Clouder simplemente se quedo mirando a la pegaso, la velocidad a la que hablaba le resultaba enervante y para mejorar las cosas parecía que no iba a callarse nunca, llego un momento en el que dejo de prestarla atención.
—Bueno en resumen te ofrezco un trato, que digo un trato un tratazo, tu pilotas y...
De repente el unicornio reacciono:
—Espera, espera ¿has dicho pilotas? ¿acaso tienes una nave?
La pegaso sonrio y le tapo la boca con una de sus pezuñas:
—Claro que he dicho pilotas, ¿para que creías que iba a contratarte, para hacer pasteles?, ¿bueno aceptas o no?
Clouder no se lo pensó ni un segundo, y agitó la cabeza asintiendo.

De repente se dio cuenta de que ni siquiera había preguntado el nombre de su interlocutora
— Espera, ni siquiera se como te llamas.
—Grey Star, pero puedes llamarme Star o Grey o incluso Grey Star, bueno pasemos a cosas importantes, sígueme.
Tras una corta caminata llegaron al hangar, un enorme recinto en forma de donut, con dos torreones de piedra, uno en la zona norte y otro en la sur, ambas estaban acompañadas de un gran porton, cientos de ponis se movian por el lugar, y con ellos cientos de conversaciones que resonaban por el recinto, Clouder había estado en aquel lugar muchas veces, pero siempre se asombraba
—Da igual que pase por aqui un millon de veces nunca deja de sorpren...
De repente Clouder se dio cuenta de que había perdido de vista a Grey Star, comenzó a mirar en todas direcciones, un escalofrío recorrió todo su cuerpo ¿y si se había marchado?,¿y si no había tal nave?
—Hey, aquí.
Grey Star se encontraba junto a la puerta de un hangar, sobre esta en un cartel rectangular se podía leer "H 327", Clouder fue rápidamente hasta allí.
—¿ Chocolate o vainilla?
Clouder creyó haber oído mal, ¿acaso hablaba de sabores?, Grey volvio a insistir
—¿Chocolate o vainilla?
—¿Va-vainilla? —Titubeo Clouder, mientras una sonriente Grey Star le daba un helado de vainilla.
—Bien ahora que tenemos helado puedo llevarte a mi nave.
Atravesaron la puerta del hangar y se encontraban frente a una mole rectangular de un color azul marino con desconchones por todas partes, varias partes estaba bañadas por el oxido, y parecía que aquella chatarra no se había movido desde hace años. Clouder no pudo disimular su sorpresa y preguntó:
—¿Esta chatarra es tu nave?.
Grey que parecía haber hecho oidos sordos a la palabra chatarra respondió:
Claro que es mi nave, una autentica belleza ¿no crees?, por si te lo preguntabas la llamo "estrella azul"
Por mucho que observaba aquella nave a Clouder no se le ocurría ningún paralelismo entre el transporte que se encontraba frente a él y una estrella.

Al fin entraron en la nave, su interior sufría los mismos, sino más desperfectos que el exterior.

Leído rápidamente porque estoy trabajando.

Tu historia tiene muchas cosas buenas pero también muchas malas. creo que tiene potencial así que sigue escribiendo sin miedo. Sí estás dispuesto a aprender ds las críticas no tardarás en mejorar

Volgrand escribió en 05 Ene 2016, 23:51:Leído rápidamente porque estoy trabajando.

Tu historia tiene muchas cosas buenas pero también muchas malas. creo que tiene potencial así que sigue escribiendo sin miedo. Sí estás dispuesto a aprender ds las críticas no tardarás en mejorar

Gracias Volgrand, la verdad es que el mensaje me ha animado mucho, seguiré escribiendo y mejorando.

Capitulo 2

Mientras Grey Star se acomodaba en un gran asiento de un color irreconocible debido al desgaste y la suciedad Clouder simplemente se quedo parado, esperando a que su compañero le ofreciera instrucciones, al darse cuenta de que Clouder no hacia ningún ademán de colocarse en el lugar asignado a los unicornios Grey le preguntó:
—¿Recuerdas que para volar necesitamos la magia de un unicornio? A si que si haces el favor de colocarte ahí.
Grey Star hizo un gesto con la cabeza señalando un circulo de acero que se elevaba unos centímetros del suelo, desde varios de sus puntos se observaban varias bombillas de pequeño tamaño que brillaban de manera tenue, quizás porque estaban gastadas quizás, porque su vida útil estaba llegando a su fin, Clouder se acercó tímidamente hacia el circulo y se coloco en el centro, tras cerrar los ojos su cuerno empezó a brillar, y junto a este los monitores, luces y demás aparatos que inundaban el estrella azul se encendieron, en la zona de trasera se oía el murmullo de los motores cuya intensidad aumentaba segundo a segundo...
—Funciona hoy, por favor funciona...— murmuraba Grey Star.
Aunque el poni hablo bajo, Clouder la oyó.
—¿Acaso no sabes si este cacharro funciona?
Esbozando una sonrisa Grey Star miró hacia su interlocutor y respondió
—La verdad es que no, lleva algún tiempo sin vol...
Antes de que acabara la frase y como si la nave hubiera oído la conversación el estrella azul se elevó hasta abandonar la atmósfera, tras un grito de felicidad ininteligible Grey Star dijo emocionada:
—¡Oh sí! Funciona, lo sabia, sabia que funcionaria, si vamos.
Clouder la miró, y aunque encontraba la agitación de la poni algo molesta se limitó a preguntar:
—Bueno, ¿y cual se supone que es el encargo que debemos cumplir?
—Repartir semillas
Aunque en su carrera de piloto Clouder había repartido todo tipo de cosas, esta en particular le resultaba extraño.
—¿Semillas?
—Si semillas, tenemos que entregarlas en una pequeña colonia
Grey Star señalo el fondo de la nave, había veintiocho cajas, apiladas en siete grupos de cuatro cajas cada uno, no tenían nada de especial, eran de madera y tenían un sello estampado en alguna de sus caras.

Tras unas cuantas horas de viaje por fin llegaron a su destino una estación espacial rodeada por grandes ventanales desde los que se podía observar a diferentes ponis trabajar.
—Bueno ya hemos llegado— Dijo Grey Star mientras abarcaba toda la estación con un movimiento circular de su pata.
Aterrizaron en una de las espaciosas plazas con las que contaba el lugar, y mientras la rampa de aterrizaje bajaba con un sonoro chirrido, Grey Star comenzó a depositar las cajas en una carretilla,
—¿Necesitas ayuda?— Preguntó Clouder mientras hacía levitar una de las cajas.
—Si, por favor ve bajando las cajas — contestó Grey Star mientras intentaba no sin poco esfuerzo que la carretilla no se venciera hacia alguno de los lados.
—¿Donde se supone que debemos dejar la mercancía?
Grey Star soltó la carretilla y mientras miraba un papel pegado en la pared contestó:
—En la zona B-6.
—¿Y donde se supone que está?
Tras una pequeña sonrisa Grey Star contestó:
—Pues no tengo ni idea.
—¡¿Cómo que no tienes ni idea?!— exclamó Clouder, cuya paciencia había tocado límite
—Bueno veras...yo..— intentó defenderse Grey Star, pero antes de que pudiese disculparse completamente una voz proviniente de la rampa de salida interrumpió la conversación
—¿Habeis dicho zona B-6?— un potrillo de color rojo intenso y una crin enmarañada y negra se presento ante ellos— Ahora mismo esta cerrada, han estado sucediendo cosas extrañas, pero yo puedo llevaros.
Clouder miró sorprendido al potrillo, e intentando sonar dulce le contestó:
—Mira, ehm...
—Ribbon, me llamo Ribbon.— el potrillo contestó como si su interlocutor debiese conocer su nombre
—Vale Ribbon pero si la zona está cerrada y como tu dices suceden cosas extrañas quizás no deberíamos ir.
Como queriendo apoyar a Clouder una alarma comenzó a sonar y en unos segundos el lugar era un caos.

CAPITULO 3

Mientras las fuerzas de seguridad intentaban mantener el orden, Ribbon guiaba a sus dos acompañantes como buenamente podía entre la gran marea de ponis asustados que corrían en todas direcciones.
—¿Pero que se supone que ha pasado?— pregunto Clouder a Ribbon.
—"Eso" se ha escapado.
—¿y "eso"es...?— Grey Star mantuvo pronunciada la última palabra esperando a que Ribbon completara la frase.
No hizo falta, un lagarto, de escamas grises, largo morro y un tamaño tan descomunal que prácticamente ocupaba la sala. Ribbon movió la cabeza hacia el reptil:
—Eso es exactamente eso.
Un unicornio trotó aterrado al ver a aquel ser, estaba tan ocupado vigilando que la bestia no se le acercara que no reparó en que delante suyo había una mesa llena de pasteles contra la que chocó , al caer algunas bandejas produjeron bastante ruido, ruido que llamó la atención de aquel enorme ser, comenzó a acercarse, aterrado el unicornio acabó por perder el conocimiento, el reptil bajo el morro.
—¡Oh no, se lo va a comer!— gritó Grey Star.
Por suerte aquella suposición resulto ser falsa pues el lagarto se limitó a lamer los restos de dulces que habían quedado esparcidos por el suelo.
—Le...le gustan los dulces— murmuró Clouder incrédulo, esbozó una sonrisa
y exclamó— ¡Tengo una idea!.
Clouder se abalanzó hacia otro montón de pasteles, estaban cuidadosamente apilados sobre una mesa y sorprendentemente no se habían caído pese a la agitación que reinaba en el lugar.
Mientras hacía levitar uno de los pasteles increpaba al enorme monstruo:
—Aquí, monstruo, aquí ehm...¡bicho!
Por fin la criatura reparo en el pastel que danzaba en el aire frente a él, abrió sus fauces y las cerró rápidamente para apresar...aire, Clouder había retirado de allí el pastel con gran velocidad para mantenerlo en el aíre unos metros mas allá, durante unos eternos minutos Clouder repitió el proceso hasta llegar al habitáculo donde debería haber estado aquel ser, lanzó el pastel y tras él le siguió la enorme bestia, por su tamaño Clouder nunca hubiera pensado que pudiera moverse a tanta velocidad, en cuanto atravesó la puerta Clouder bajo una pequeña palanca, y una enorme puerta metálica bajó pesadamente produciendo un gran ruido.

Atraidos por el sonido de la puerta al cerrarse las decenas de ponis que minutos antes habían estado corriendo despavoridos entraron en la sala y gritaron agradecidos. Desde la masa de agradecimientos surgió una pregunta, Clouder no sabía quien la había formulado:
—Gracias por salvarnos, pero¿que hacíais aquí?
—Veníamos a entregar unas cajas llenas de semillas.
De entre la multitud surgió una unicornio blanca, con una cabellera naranja, sobre el dorso llevaba dos mochilas marrones con un broche dorado y descolorido, la unicornio miró a Clouder:
Primero me gustaría agradecer que nos ayudaras, segundo creo que soy yo a quien buscas, yo pedí las semillas.
Tras entregar las semillas, Clouder y Grey Star decidieron parar un día a descansar en la estación, Ribbon los guió hasta una pequeña posada, según entraron un anciano de crin blanca y pelaje gris salió a recibirlos:
—Hola jóvenes, me temo que si buscáis pasar la noche aquí vais a tener un pequeño problema pues varias de mis habitaciones se han quedado en ruinas, y las pocas que quedan en pie están ocupadas.
El grupo abandono la posada con gran desilusión hasta que Ribbon con una enorme sonrisa propuso:
—Podríais la noche en mi casa.
—Genial, eso sería fantástico, ¿no crees Clouder?— exclamó Grey Star
—¿Pero y tu familia?¿No les importara que lleves un par de desconocidos a casa?— preguntó Clouder.
De repente el rostro de Ribbon se ensombreció:
—Ahora mismo mis padres no están en casa, se supone que están explorando regiones desconocidas, aunque hace mucho que no se nada de ellos.

Al momento Clouder deseó no haber hecho aquella pregunta.
Ribbon les guió hasta su hogar, las paredes naranjas estaban perforadas por dos ventanas cuadradas y una puerta.
— Aquí es— dijo Ribbon mientras abría la puerta.

Me da palo eso de volver a poner lo mismo otra vez, aunque si quieres lo rehago como bien pueda. Como no he dicho antes (creo), me gusta el fic y el planteamiento que tienes para introducir nuevos personajes, además del los problemas que van a tener tras el siguiente.

horwaith escribió en 17 Ene 2016, 22:37:Me da palo eso de volver a poner lo mismo otra vez, aunque si quieres lo rehago como bien pueda. Como no he dicho antes (creo), me gusta el fic y el planteamiento que tienes para introducir nuevos personajes, además del los problemas que van a tener tras el siguiente.

No tranquila, creo que me quedo clara la idea, no hace falta que lo vuelvas a poner faltaría más.

------Siguiente mensaje escrito en: 17 Ene 2016, 23:51 . Beep!------

CAPITULO 4

El interior de la casa estaba compuesto por un gran salón rectangular, sin nada especial o que llamara la atención, a la derecha había una puerta que comunicaba con las demás habitaciones,

—Bueno poneos cómodos ,por favor— dijo Ribbon acercando unas sillas.

Grey Star se sentó rapidamente pero Clouder siguio de pie, pensando hasta que por fin preguntó:

—¿Ribbon te gustaría acompañarnos?

El potro asintió ilusionado:

—Por supuesto, así quizás me encuentre con mi familia

Pasaron la noche en casa de Ribbon, este se quedó dormido enseguida, pero Clouder no conseguía conciliar el sueño, se levantó y fue derecho al salón, allí estaba Grey Star parecía que ella tampoco podía dormir.

—¿Crees que es buena idea llevarla con nosotros?— preguntó Clouder más para si mismo que para Grey Star
—Claro, que va a hacer alguien tan joven aquí, ademas seguro que encontramos a su familia.
—Si, seguro que sí— contestó Clouder intentando autoconvencerse— creo que deberíamos intentar dormir, con algo de suerte mañana podríamos recibir un encargo.

Unas horas más tarde unos golpes en la puerta despertaron a todo el grupo, en la puerta estaba un poni de color vainilla, melena rubia bien cuidada y vestido con un traje elegante,antes de que pudieran preguntarle quien era, él hizo la primera pregunta

—¿Transportáis cosas?
—Si, si lo hacemos— respondió Clouder— Pero quién er...
—Bien necesito que transportéis algo.— Cortó el desconocido— una mercancía muy importante, ah y perdón por no presentarme,¿dónde están mis modales?,soy Pearly Gold, un importante empresario, conocido en muchos sitios, ya sabéis los negocios y demás hacen a uno muy conocido¿verdad?.
—Vale, Pearly Gold, pero ¿que quieres que transportemos?
—Muy sencillo quiero que me llevéis a mi, a uno de mis negocios.

Ante esa respuesta Clouder se quedó unos segundos en silencio, estaba acostumbrado a llevar mercancía pero sería la primera vez que llevaría a un poni.

—¿Y no sería más sencillo contratar un taxi, autobús o algo?
—Soy demasiado conocido y digamos que me apetecería pasar desapercibido— contestó mientras se masajeaba la garganta
—Vale, esta bien— accedió Clouder
—Y por el dinero, no te preocupes te pagaré muy, muy bien— Pearly Gold parecía disfrutar cada vez que mencionaba su dinero.

Fueron hasta la "Estrella azul", en cuanto Pearly Gold vio la nave miró a Clouder y dijo:

—Recuerdame que en cuantos cumpláis esta misión os pague lo suficiente como para que compréis una nave mejor que esa, esa cosa.
—¿Donde se supone que debemos llevarte?— preguntó Grey Star.
—Aquí— Pearly Gold señaló un punto en el mapa que brillaba en una de las muchas pantallas de la cabina.

Tras un fuerte ruido la nave despegó unos metros del suelo;

—¡Como mola! Estamos volando, esto es genial, es fantástico— gritaba Ribbon
—¿Nunca habías estado en una nave?— preguntó Grey Star.
—No, la verdad es que no, pero siempre oía a los pilotos que paraban aquí para descansar de sus fantásticas aventuras.

Abandonaron el espació aéreo de la estación, la inmensidad del espació se esparcía a su alrededor, Ribbon quedó hipnotizado por el brillo de las estrellas.Estuvieron viajando durante un par de días, tras observar mapas, radares y demás dispositivos Grey Star informó:

—Si todo va bien llegaremos en uno o dos días.

Como respondiendo a Grey Star uno de los aparatos comenzó a pitar.

—Aunque creo que no va todo bien, uno de los impulsores ha quedado frito, aunque no os preocupeís podemos llegar a nuestro destino, el problema será largarnos de allí, pero bueno ya nos ocuparemos de eso.

Llegaron a duras penas hasta el planeta, una espesa selva les daba la bienvenida, aunque no solo la selva les estaba esperando. Tras aterrizar Grey Star comenzó a examinar el impulsor:

—Creo que puedo arreglarlo pero no tengo las herramientas necesarias.
—Por favor permíteme ofrecerte todo lo que necesites de mi taller— ofreció Pearly Gold.

Tras unos minutos de caminata llegaron a un gran edificio, un enorme cubo, lleno de ventanas, y puertas accesibles por escaleras y pasarelas que rodeaban la estructura, su color verde parecía querer imitar la copa de un árbol, antes de que pudieran entrar en el edifició un poni con una armadura plateada les cortó el paso:

—No se permite el pasó a visitantes.

Tras realizar una mueca de estrañeza Pearly Gold contestó:

—No soy ningún visitante, soy el dueño de todo estó es decir soy tu jefe y como tu jefe te pido que me permitas el pasó.

El poni no se apartó y se limitó a señalar tras el grupo:

—No, mi jefe está justó ahí

Señalaba a un grifo de color negro.

—¿Quien es ese?— preguntó Clouder
—Es Greg, mi mejor empelado mi pezuña derecha.

El grifo los vio y se acercó, con una voz profunda se dirigió a Pearly Gold:

—Pearly, Pearly viejo amigo, ¿has visto que bien va el negoció?, es una pena que ya no sea tuyo
—¿Como que ya no es mió?
—Tal y como lo oyes ahora el negocio es mio, y bueno no es nada personal pero como seguramente querrás recuperárlo me veo obligado a pedir que os acompañen a vuestros nuevos "aposentos".

Un grupo de guardias les rodeo y les llevo a una habitación con una única salida una, puerta que en cuanto estuvieron todos dentro fue cerrada.

CAPITULO 5

—¡Maldita sea! , tenemos que salir de aquí— dijo Grey Star mientras golpeaba con sus cascos la puerta.
—Esa puerta no se va a mover por mucho que la golpeéis— Contestó uno de los guardias desde fuera de la habitación.

De repente se oyó un ruido, como si alguien corriera a toda velocidad, y después un fuerte golpe contra la pared, unos segundos después la puerta, la figura de un grifo apareció en la puerta, la poca luz de la habitación no permitía distinguir sus facciones.

—¡Tú!, maldito, ahora veras— vociferó Pearly Gold mientras corría hacia el grifo.
—Espera, espera no soy Greg— Contestó el desconocido.

Pearly Gold frenó su carrera a escasos centímetros de su objetivo, al acercarse pudo distinguir por completo al grifo

—¿Jackie?— preguntó Pearly Gold mientras estiraba una de sus patas hacia su interlocutor, como queriendo cerciorarse de que el grifo que estaba frente a él era real.

Los demás simplemente observaban la escena hasta que Clouder preguntó:

—¿Quién se supone que eres?
—Yo soy Jackie, el hermano de quien os ha encerrado, y he venido a salvaros.
—No me fío de ti — respondió Clouder.
—Tranquilo Clouder, estoy seguro de que Jackie nos va a ayudar— intentó tranquilizarlo Pearly Gold.
—Claro, como Greg— murmuró el unicornio.

Capitaneados por Jackie el grupo recorría los pasillos del edificio, ocultándose de los guardias, o dejándolos sin conocimiento, cuando era estrictamente necesario.

—Pearly, mi hermano te apresó porque quiere los códigos de tu caja fuerte, desde que se hizo con el poder ha intentado acceder a tu fortuna, aunque aún no lo ha logrado.
—¿Me ha traicionado por dinero?— la revelación de las intenciones de Greg parecía haber dejado en shock a Pearly— y-yo le hubiera dado lo que necesitase, era mi mejor emple.. era mi mejor amigo.

Tras varios minutos llegaron al hangar,no había ni un poni solo alguna caja, contenedores y demás parafernalia, quedaban pocas naves en comparación a lo lleno que lo recordaba Pearly Gold, el hangar era una rudimentaria planicie de tierra elevada sobre un gran acantilado, pegado al edificio, desde el que se observaba un mar de árboles.

—Aquellos que no quisieron seguir los planes de Greg se marcharon, creí que alguno iría a avisarte, me temo que me equivoqué.
—Si, te equivocaste, algo normal en ti, hermanito— de entre las sombras surgió Greg
—No vas a impedir que nos marchemos— gritó Grey Star.

Greg no pudo contener una fuerte carcajada cuyo eco resonó por todo el hangar.

—No, yo no voy a impediros nada, lo harán ellos.

De entre las cajas,las columnas y cualquier lugar que pudiera ser un escondite surgieron decenas de ponis.

—Bueno,pues si no queréis problemas me gustaría que os acercarais hasta mí, también podéis intentar huir pero...— Greg señaló hacia todos sus subordinados.

Sin otra opción más que obedecer el grupo se acercó hasta Greg, este con otro gestó de sus patas señalo el borde del acantilado:

—No me gusta llevarme mal con mis trabajadores— miró a Clouder, esté le mantenía la mirada con gestó desafiante—Os he vencido, os tengo acorralados y aún así me mantienes la mirada, por si no lo sabías no me gustan los trabajadores desafiantes, así que o cambias la mirada o vas a pasar un mal rato ¿entendido?.

Clouder no respondió, siguió mirando a Greg.

—Se acabó creo que no vas a ser un buen trabajador, aunque me servirás para resolver una duda que me corroe desde hace tiempo— miró hacia el acantilado— ¿Puede volar un unicornio?

De repente dos ponis agarraron a Clouder lo llevaron hasta el borde del acantilado... y lo lanzaron.

—¡No!— gritó Grey Star mientras volaba hacia Clouder, pero Greg se interpuso en su camino.

El grifo chasqueo la lengua mientras negaba con la cabeza:

—Yo no me la jugaría yendo a por él, bueno todo el mundo a trabajar— todos los ponis que se habían escondido en el hangar salieron de allí a gran velocidad.

Mientras, Clouder caía a gran velocidad, cerró los ojos y entonces dejo de caer, había quedado atascado entre dos ramas, no se podía creer la suerte que tenía, ahora debía volver para salvar a los demás, pero primero tenia que bajar de allí, con mucho esfuerzo se subió sobre las ramas, estas llegaban hasta una parte de la roca bastante ancha, lo suficiente para caminar por ella.

CAPITULO 6

Clouder mantuvo un paso firme avanzaba por el suelo de roca, caminaba pegado a la pared evitando mirar hacia abajo pues cada vez que lo hacía un escalofrío recorría todo su cuerpo, si no hubiera sido por las ramas... desecho rapidamente esos pensamientos y se dedicó a seguir su camino, tras lo que le parecieron horas Clouder logro volver al hangar, ahora estaba completamente vacío he incluso paso por su mente subirse a una nave y abandonar aquel lugar pero no, no podía abandonar a sus amigos, en voz baja susurro:

—Si, quisiera mantener encerrado a alguien que ya se ha escapado, ¿Donde lo custodiaria?

Antes de que pudiera pensar un lugar, el sonido de una conversación lejana alerto a Clouder, el cual se oculto en una de las cajas que había esparcidas por el hangar.

—¿Te puedes creer que hayan llevado a los prisioneros al cuarto de Greg, ni que ahora fueran príncipes o algo?— Decía una voz ronca.
—Exacto, y nosotros durmiendo en unos camastros la mar de incómodos, en cuantos nos paguen yo me largo de aquí.— Respondió una segunda voz.
—Yo haré lo mismo— tras una pausa, continuo— si es que nos paga.

La segunda voz comenzó a carraspear antes de responder:

—Acaso crees que nos ha mentido.
—Bueno ten en cuenta que somos muchos, y Greg nos ha prometido una recompensa bastante suculenta, además ¿no se supone que los codigos los tiene Pearly y que por eso aún no nos han dado nada?

Aquella conversación le dio a Clouder una idea, era arriesgada pero si funcionaba él y sus amigos estarían a salvo.

—¡Aquí, estoy aquí!— gritó, se lo estaba jugando todo a una carta, estaba nervioso y se dio cuenta de que incluso temblaba, con mucho esfuerzo intentó parecer tranquilo, los dos guardias aparecieron frente a él.,
—¡Eh tú no te muevas!— gritaron al unísono.
—Por supuesto que no me voy a mover, e incluso estare encantado de que me lleveís a una celda o donde quiera que estén mis amigos, pero antes respondedme a una pregunta.

Los guardias estuvieron desconcertados por unos segundos, pero tras la sorpresa inicial de que un prisionero se entregara solo a cambio de una pregunta agitaron de arriba a abajo la cabeza accediendo a la petición de Clouder.

—Adelante pregunta.
—¿De verdad creeis que os Greg va a pagar todo lo que os ha prometido?, incluso si esa fuera su intención ¿De donde va a sacar todo el dinero?,si se que quiere abrir una caja fuerte que hay por aquí pero por muy llena que esté no va a haber suficiente.

Al principio los guardias se mantuvieron en silencio pero uno de ellos dijo en voz baja, dubitativa:

—¿y si tiene razón?¿y si no nos va a pagar?, a mi no me gusta encerrar ponis en ningún lugar ni siquiera encerrarlos en un lugar tan cómodo como la habitación de Greg.
—Así que estaban en la habitación de Greg, por lo menos ahora sé sabía donde buscar—pensó Clouder
—Se acabó, ¡abandono!— gritó uno de los guardias

Su compañero se quitó el casco y lo arrojo lejos

—Yo también.

Sin prestar más atención a Clouder los dos ponis se marcharon.

—Pues al final el plan funciono— murmuro Clouder, aún no se lo creía.

Mientras avanzaba hacía su objetivo, la habitación de Greg, Clouder conseguía convencer a todos los que se interponían en su camino

—En serio estos "guardias leales" abandonan tan fácilmente, esto está siendo demasiado sencillo—murmuraba Clouder mientras caminaba.

Por fin llegó hasta el cuarto de Greg, con un fuerte golpe abrió la puerta, no era ni la mitad de elegante de lo que se había imaginado, apenas tenía decoración, nada que delatara que era la habitación de alguien importante, Clouder comenzó a pensar que se había equivocado de cuarto, pero de repente una voz familiar le llamó:

—¡Clouder, Clouder! estas bien ¿como pudiste salvarte?— quien hablaba no era ni más ni menos que Grey Star.

Junto a la pegaso estaba Ribbon, Pearly Gold e incluso Jackie, todos sonreían al ver que Clouder estaba sano y salvo.

—Ya os contare como me salve cuando estemos realmente seguros.

El grupo se movió velozmente hacia el hangar , ningún guardia intentó detenerles incluso alguno ofreció palabras de animo, cuando llegaron al hangar el puente de su nave estaba abierto en el se encontraba Greg en su mirada solo se reflejaba una gran cólera.

—¿De verdad creías que ibais a saliros con la vuestra? Pues no ¡no!— mientras gritaba Greg zarandeo su zarpa en el aíre como queriendo apresarlo.— ¡Chicos, cogedlos!

Nadie apareció, Greg comenzó a mirar en todas direcciones, buscando a sus esbirros.

—¡No tiene gracia!, venid ahora mismo y cogedlos.

Ninguna respuesta.Clouder sonrió y dijo:

—Parece que ya no quieren trabajar par tí.

Greg no reacciono al comentario y se limito a elevarse sobre el hangar y recorrerlo con la mirada, al percatarse de que allí no había nadie para capturar a sus presas, voló velozmente hacia la puerta para continuar buscando.Aprovechando que pacía que a Greg le importaba más encontrar a sus trabajadores que capturarles, el grupo entro en el "Estrella azul", los motores de la nave rugieron y se elevó abandonando el planeta.