MLP: Sin Fronteras. Acto 1 - La gema del espejo. (CAP 4)
Publicado: 24 Ene 2016, 18:56
por narutobilbao
Hola chicos y chicas. No se si muchos se acordaran de mi, pero he regresado para haceros saber que ya hay contenido nuevo en relación a mi fic. Fic que en su día subí el prologo en este foro, y me gustaría continuarlo ahora que tengo varios capítulos escritos y tiempo para ello.
Lo primero que quiero decir al respecto, es que se trata de una historia de 3 actos (tres fanfics. 3 partes. 3 temporadas... llamadlo X), y aquí os traigo la primera parte de esta gran historia.
Para comenzar, una pequeña sinopsis.
"Herbal, un unicornio con un oscuro pasado, aparece un buen día en casa de una cebra llamada Zecora. Sin embargo, parece que es reacio a relacionarse con los demás. En medio de todo el caos y el desconcierto, deberá de aprender a superar sus miedos y a afrontar su futuro, mientras descubre todo lo que la mágica tierra de Equestria tiene que enseñar."
Y ahora sin mas dilación, procedo a publicaros el primer capitulo. Para que no quede un post megalargo de buenas a primeras, lo pondré dentro de la etiqueta "Spoiler" y sera así de ahora en adelante.
Sin mas que decir, espero que os guste y si es así, dejéis vuestros comentarios.
Muchas gracias por vuestro apoyo por adelantado.
PD: Aunque el fic lo categorizo como las etiquetas colocadas arriba, no todos los capítulos tratan temas de esa ambientación oscura.
Spoiler:
Capitulo 1: Un nuevo mundo
-Vamos, no tengas miedo. Te garantizo que no muerdo. -Decía la misteriosa hembra.
-Yo... esto... quisiera... -Herbal no atinaba a decir una frase entera. Estaba temblando como un flan mientras miraba a todas partes preocupado. -Quisiera... saber...
-¿Donde estas? -Termino la hembra del pelaje a rayas. -Te encuentras en mi humilde morada pequeño unicornio, en lo más profundo de un bosque misterioso. El bosque Verdur lo llaman, donde las flores crecen libremente y donde tranquilamente los animales habitan.
Herbal estaba totalmente perdido con esa explicación, no le sonaba de nada un lugar así. Pero continuó preguntando con voz temblorosa.
-Y tu... ¿quien... eres...?
-Zecora es mi nombre, pequeño unicornio. Preparar remedios y pociones naturales es mi especialidad, mas todo lo que uso es de una calidad excepcional. -Dijo riéndose un poco y acercándose a él para tenderle un casco. -¿Cómo te llamas?
-Yo... no lo se... -Su incertidumbre y sorpresa se desvanecieron con la pregunta de la hembra que se hacía llamar Zecora dando paso a una sensación que ya había tenido poco antes. Empezaba a recordar lo acontecido instantes antes de llegar a donde estaba. Se mostraba realmente deprimido y dejaba caer unas pocas lagrimillas.
-No llores pequeñín, Zecora cuidara de ti. Estoy seguro de que algo horrible te ha sucedido, mas ocultarlo no ayudara a solucionar lo acontecido. -Al ver que Herbal no le tomaba el casco y se hacia un pequeño ovillo, decidió sentarse a su lado y abrazarlo.
-Mi nombre... no me acuerdo de él. Solo recuerdo... mi mote...-decía entre sollozos.
Cada palabra que decía, estaba cargada de un dolor indescriptible en su corazón. Se había salvado el solo a costa de las vidas de sus amigos, y él lo sabía.
-Herbal-dijo finalmente tras meditarlo unos segundos.
-¿Herbal has dicho? Es un nombre bonito. Quizás no sea tu nombre verdadero, pero sin duda da el pego. -Decía intentando tranquilizar al pobre unicornio mientras lloraba a moco tendido.
-¿Me contarías qué ha pasado? Quizás pueda ayudar a arreglarlo.
-No... no puedes... nadie puede. -Se empezaba a notar frustración y enfado en sus palabras. -¡Es todo inútil! ¡Nada tiene sentido!
Se levantó del suelo y echó a correr en dirección a la puerta con un claro deseo de desaparecer.
-No es de sabios correr a ciegas, te recomiendo que te tranquilices y vuelvas.
Zecora intentaba de todas las formas posibles hacer entrar al recién llegado Herbal en razón, pero era inútil, el estaba totalmente confundido y estresado.
-¡Que sabrás tu! Yo... ¡todo es mi culpa!-exclamó mientras se alejaba a galope de aquella misteriosa cabaña de madera hasta desaparecer entre las ramas de los arboles del bosque Verdur.
Zecora no pudo hacer más que quedarse mirando el sendero que había tomado, y tras unos pocos segundos, pensativa, sonrió y volvió a sus tareas.
-Te esperaré, pequeño unicornio, no podrás afrontarlo solo.
Herbal corría y corría, pero estaba tan angustiado y apenado que ni siquiera miraba hacia donde iba. Estaba solo en algún lugar desconocido para él, y ni siquiera sabía si se toparía con sirvientes de la malvada reina Celestia. Ni siquiera podía confiar en nadie, y eso no ayudaba a su débil mente.
Estaba tan absorto en sus pensamientos corriendo con los ojos cerrados que no vio el gran lago al cual se aproximaba y, como es de esperar, cayó de morros contra el agua al no hacer pie en tierra firme. El susto que se llevó fue enorme, pero no tardó en nadar hacia la superficie.
-Dónde... ¿dónde estoy? ¿Sigo en el bosque?
Miró a su alrededor, ante él se mostraba un precioso claro con muchos árboles grandes que dejaban pasar los rayos del sol directamente al lago.
-Es precioso... este lugar es... impresionante...-masculló sin dar crédito a lo que veía.
-Oye, ¿estás bien? ¿Te has hecho daño?
Herbal se asusto al oír aquella voz masculina tan cerca de él y empezó a girarse muy lentamente hacia el lugar de donde provenía la voz. Un poni terrestre de pelaje verde y crines azules claritas estaba a escasos metros de él agachado en tierra firme. La cara de pánico de Herbal no tenia precio.
-¡Ah! ¡Aléjate! ¡No me hagas daño!
El otro poni se quedo anonadado ante las suplicas del unicornio, pero intento tranquilizarle y continuar hablando.
-¿Hacerte daño? ¿Por qué motivo querría yo hacerte daño a ti? Tranquilo, nadie va a hacerte nada, te lo prometo-añadió con una sonrisa en su cara.
-¿De verdad? ¿No te han mandado los subordinados de la reina?
-La... ¿reina?
El poni de pelaje verde no entendía un pimiento de lo que decía Herbal.
-Si... la suma reina Celestia... ¡Debes conocerla!
-Lo siento... pero debes estar equivocado. En estas tierras no hay ninguna reina, debes estar refiriéndote a la princesa Celestia-murmuró, mirándole con cierta incertidumbre.
-¿Princesa? pero... no es posible...en Equestria gobiernan la Suma Reina Celestia y la emperatriz Luna...
Herbal estaba tan sorprendido como el recién conocido. No se explicaba cómo alguien podía negar lo evidente.
-¿Suma reina? ¿Emperatriz?, ¿De qué estás hablando? Hasta donde yo sé, Celestia y Luna son princesas que gobiernan desde Canterlot. Te has tenido que dar un buen golpe en la cabeza-comentó empezándole a mirarle un poco raro, como si pensara que le faltaba un tornillo.
-No es posible... sé de primera mano que Celestia y Luna son malvadas gobernantes...
Herbal miraba al suelo repitiéndose lo que él sabía que era verdad.
-¿Malvadas? Me estas empezando a preocupar, las princesas son benevolentes y amables. -Le comento el misterioso poni.
-... no es verdad...
Herbal se negaba a pensar en la mínima posibilidad de que las gobernantes fueran buenas. Fuese a donde fuese que le mandara el portal que activó, no podía haber hecho ese cambio radical.
-... quisiera hablar un poco mas contigo, pero para eso... Debes salir del agua. Te resfriarás si sigues mucho más tiempo en ella-remarcó, tendiéndole una pata.
Herbal vaciló mucho ante la idea de aceptar su ayuda, pero finalmente se dejó ayudar un poco y agarro el casco de aquel poni que se ofreció a ayudarlo.
-Así está mucho mejor. Me llamo Great Thrill, vivo en una casita bastante cerca de este bosque. ¿Cómo te llamas tú?-Inquirió el poni de tierra mientras veía como se secaba el llamativo unicornio.
-Herbal...-Murmuró cabizbajo.
-Bueno... y ¿dónde vives? -Tuvo que formular otra pregunta, pues Herbal no parecía dispuesto a hablar por voluntad propia.
-No me acuerdo...
Great Thrill estaba empezando a mosquearse un poco con la actitud que el unicornio mostraba.
-... Oye, escucha Herbal, quiero ayudarte. -Se paró a pensar un poco. -Te prometo que no te haré nada malo.
-Nadie puede ayudarme, y es mejor que... ¿eh?
La atención de Herbal se dirigió a un detalle que no había visto hasta entonces. A su alrededor había muchísimas flores de muchísimos colores que florecían en los arbustos de aquel claro.
-Son... flores... y son preciosas...
-¿Qué? ¿Hola? ¡Te estoy hablando!
Great Thrill trataba de llamar la atención de Herbal, pero era inútil, el unicornio había encontrado algo que le llamaba mucho más la atención. Se quedó mirándolo fijamente mientras él se acercaba a un arbusto para apreciarlas más de cerca.
-Nunca había visto flores así... están llenas de vitalidad... llenas de energía... -Acercó su hocico para olerlas.
Great Thrill se fue acercando a él después de convencerse de que el unicornio tenía un trastorno grave. Decidió seguirle el juego.
-Sí, desde luego son preciosas. Las flores de Equestria son las más bonitas del mundo.
De nuevo, Herbal le miro totalmente anonadado.
-¿Cómo has dicho? ¿Preciosas? En todos los lugares que yo he estado... no había flores ni medianamente bonitas...
-¿Te estás quedando conmigo? En toda Equestria hay flores así... bueno, en todos sitios menos en Appleloosa, que está en un desierto...-respondió Great Thrill dándole vueltas a lo que el unicornio le contaba.
-¡Pero bueno! ¡Te estoy diciendo que jamás he visto flores así de bonitas, en Equestria no hay flores bonitas! Están todas marchitas...
El poni de tierra tomo aire, cerró los ojos y contó hasta diez en bajo, luego abrió los ojos de nuevo.
-Vamos a ver, Herbal. ¿Me quieres contar lo que pasa? Solo pretendo ayudarte. Confía un poco en mí...
Vaciló muchísimo, tardo algo como 30 segundos en decir una palabra, pero finalmente, decidió confiar en él.
-De acuerdo...
-¡Por fin! ¿Qué te parece si vienes a mi casa y me lo cuentas todo?
-¡No! -No quiero ir a casa de nadie... te lo contare... aquí...-Contestó Herbal aterrado, acercándose muchísimo a los arbustos floridos, como buscando la protección de las flores.
-Oh, bueno... de acuerdo... aquí también valdrá.
Se sentó y miró a Herbal a la espera de que hiciese lo mismo. El unicornio cogió unas pocas flores y se sentó con ellas flotando.
-Me he escapado de una prisión y...
Pudo ver como Great Thrill empezaba a asustarse, lo cual solo propició que se pusiera más nervioso aun.
-¿Que has hecho que?
Fue un grito considerablemente alto. La sorpresa en la cara de Great Thrill podía verse desde Canterlot.
-Herbal... ¡eso es delito!
-¿Como que delito? ¡Me raptaron cuando no era más que un potrillo! Ya ni me acuerdo de mis padres... ¡Tampoco me sé mi verdadero nombre! ¡Cualquier cosa es mejor que estar encerrado en una cárcel y estar sujeto a experimentos dolorosos a diario!
Según hablaba, más se enfadaba. No se daba cuenta de que estaba diciendo absolutamente todo.
Great Thrill estaba boquiabierto, no daba crédito a nada de lo que estaba oyendo.
-Además, ¡nadie me quería allí dentro! -Cada vez gritaba mas, soltando todo lo que tenia dentro de sí mismo. Se le escapaban lagrimillas mientras narraba su pasado. -Solo tuve dos amigos... y murieron... ¡fueron asesinados mientras escapaban conmigo! -Estaba a punto de romper a llorar... su voz se hacía más suave de nuevo. -Asesinados... por mí...
Si Great Thrill estaba anonadado con solo la primera parte de su narración, con la segunda parecía que estaba muerto, que se había quedado en el sitio helado.
-Adelante... ríete... piensa que estoy loco...
-Herbal... yo...
-No tengo nada más que decir... -Cogió sus flores con magia y se dio la vuelta para irse por el sendero que había venido.
-¡Espera! Por favor... escúchame... -Great Thrill sonaba muy triste. Conmovido. -Me resulta... difícil de creer... pero... quizás si sea posible... esto... que haya prisiones... así... y sobre lo otro... bueno... lo siento mucho...
-Déjalo Great Thrill... No tienes que engañarme... sé que no me crees lo más mínimo... Pero te garantizo que es verdad... y si tu tuviste la suerte de que no te raptaran... pues me alegro por ti... pero yo no puedo ya confiar en nadie... primero esa tal Zecora... ahora tu... -Comenzó a andar cabizbajo.
Great Thrill se había quedado sin palabras. Quería creer en ese unicornio rayado, pero sabía a ciencia cierta que no existía un lugar así, y también sabía que las princesas eran buenas. No pudo hacer más que quedársele mirando mientras él se alejaba poco a poco con la cabeza agachada.
Tras caminar un buen rato observando la impresionante vitalidad que rebosaba ese bosque y meditar mucho la situación, Herbal llego a la conclusión de que sea donde sea que estuviese, debía estar muy lejos de casa, en algún lugar donde probablemente la corrupción de las reinas no hubiera llegado. Era una posibilidad ínfima, pero ese tal Great Thrill consiguió hacer que valorase esa pequeña posibilidad.
-Es imposible. Lo mire como lo mire, no es posible que haya una parte de Equestria fuera del control de las reinas. Incluso escuche que el imperio de cristal había caído... Pero entonces... ¿Dónde estoy? -Las dudas se acumulaban en su cabeza. Había demasiadas cosas que no tenían sentido. Para Herbal solo existía una verdad, y era que el asesinó a sus únicos amigos antes de escapar.
Había perdido la noción del tiempo. Estaba empezando a anochecer y aun estaba dando vueltas por el bosque. No fue hasta que escucho a unos búhos ulular cuando se percato de su situación. Estaba
perdido y desorientado.
-Genial. Y encima me pierdo... -Agachó sus orejas y suspiro. -Quizás no debí de rechazar la ayuda de esos dos ponis... ¡soy idiota! Si no me hubiese separado del camino, quizás pudiese volver a la casa de aquella poni.-En ese momento, empezó a notar un ligerísimo olor raro. -¿Eh? ¿Qué es... ese olor? apenas lo percibo, pero... parece el aroma de un flor... aunque no me suena de nada ese aroma. Y además... viene por varios sitios. -Se le ocurrió la mejor idea de toda la tarde. -¿Y si... uso mi magia para rastrear el olor y localizar su verdadero origen?
Su cuerno se ilumino en un suave color verde claro, aunque no tardo la punta del mismo nada en volverse de un color rosado. -Ya veo... parece una mezcla entre Zinia y Rosa Cereza. Y viene... por allí. -Reanudo la marcha mientras rastreaba el olor con ayuda de su propia magia. Para su sorpresa, acabo en un jardín. Debía pertenecer a alguien, puesto que estaba detrás de una casa de madera.
-¡Guau! ¡Cuántas flores! ¡Y están muy bien cuidadas! -No cabía en sí de gozo. Para él, era como un paraíso. De repente recordó la hora que era. -¡Oh si! voy a preguntar a ver si me dejan alojarme aquí esta noche. -Se dirigió a la puerta y llamo a la misma. Se percato de unas extrañas mascaras que colgaban de la parte frontal de la casa. -Me resultan extrañamente familiares... ¿Donde las habré visto?
En ese instante, se abrió la puerta.
-Vaya, vaya. El pequeño unicornio ha regresado... ¿Qué te trae por aquí? ¿Acaso estas perdido y desorientado?
La cara de asombro de Herbal no tenia precio. Se acobardo un poco al saber que había vuelto a la casa de aquella poni rayada como él, pero sabía que no tenía ningún lugar más al que ir, así que se armo de valor. -Yo... venia en busca... de cobijo...
La yegua sonrió ligeramente antes de hablar. -Adelante, esperaba que volvieras, puedes quedarte aquí cuanto quieras.
-¿En... en serio?
-Por supuesto que sí, no puedo dejarte en la calle así.
-Muchas gracias... -Se limitó a entrar en la casa sin decir nada más.
Una vez dentro, Zecora sirvió un caldo de verduras que había preparado al acobardado unicornio y después se sentó ante él. -Bueno es que hayas vuelto, sé que si me cuentas lo que ocurre, ayudarte puedo.
-Bueno... veras... si te soy sincero... -Dio un enorme suspiro.- Ya no se qué pensar... es todo tan... raro... No me creerás... al igual que el poni que conocí en el lago...
-No hay nada que temer. En Zecora puedes confiar y creer. -Le tomó de la pata y se la abrazo con las suyas, luego, sonrió. Esto provoco el sonrojamiento de Herbal. -¡Uy! Disculpa mis maneras,
solo quería hacerte ver que podías confiar en esta cebra.
-Eh... ¿perdón? ¿Has dicho... cebra? ¿No eres... una poni de tierra?
- jajaja. No pequeñín, no soy una poni de tierra. Soy una cebra de una tribu lejana. De la tierra de las cebras.
Herbal no daba crédito a lo que oía. Era la primera cebra que conocía. -Una cebra... eres la primera... que conozco...
-Es de suponer, mucho por Equestria no nos dejamos ver. jaja. Pero volviendo al tema, puedes confiar en esta cebra.
-De... acuerdo... allá va. Me escape de una prisión... ¡pero te prometo que no soy un criminal! -levantó la voz preocupado. Zecora simplemente asintió. -Me raptaron de pequeño... me forzaron a
experimentos dolorosos... ni siquiera me acuerdo de mi nombre... Además, mate a mis propios amigos antes de escapar...
La cara de Zecora era todo un poema. Parecía muy asustada. Lo cual hizo estremecerse a Herbal. -Que atroz noticia, desde luego es digna de una pesadilla.
-No me crees, ¿verdad? Es lógico... después de todo... quien va a creerse que exista una cárcel así...
-Mentiría si dijera que no resulta difícil de creer, sin embargo, en tu mirada sinceridad puedo ver. -Se la veía muy pensativa.- Si no es mucha molestia, me gustaría saber cómo llegaste hasta esta caseta.
-Use un portal que me trajo aquí... desde la prisión...
A Zecora parecía habérsele desencajado la mandíbula, tenía la boca abierta de sorpresa. -¿Un portal has dicho? ¿Cómo que un portal? -Por un momento, parecía que se iba a comer al unicornio.
-Eh... esto... si... un portal... mágico...relájate... por favor... me das miedo... -Se cubría la cabeza con sus cascos aterrado.
-¿Eh? ¡Oh! Discúlpame por mi arrebato... no pretendía causarte un infarto. -Se empezaba a calmar. -Pero me resulta muy extraño lo de ese portal, en mi vida en Equestria no había oído nada similar... -Vacilo bastante al decir esas palabras.
-No es... nada... no te preocupes...
-Cuéntame un poco más, así podre ayudarte sin dudar. -De repente la curiosidad de Zecora sobre Herbal había aumentado.
-Bueno... todo es culpa de las reinas... todo lo que recuerdo era caos y destrucción...
-Lamento decirte que tenemos princesas gobernando, no hay malvadas reinas en el mandato. -Se apresuro a decir Zecora.
-¿Cómo has sabido que eran... malvadas...? Yo no lo he mencionado... -Asustado.
-¡Oh! No... no tengas miedo... lo he... supuesto... Esta tierra se ha visto atacada por reinas en su momento.
Herbal tenía algo de miedo, pero según Zecora hablaba, el se relajaba. Era como si la voz tranquila de Zecora lo tranquilizase como si de una voz cercana se tratara. -Perdona... me puse un poco nervioso... sin embargo... hay una cosa que me tiene confundido... -Zecora se limito a asentir en esa ocasión, dando a entender a Herbal que podía hablar sin miedo. -¿Por qué os empeñáis en decir que las reinas no solo son buenas, sino que son princesas? Antes un poni que conocí, ahora tu... ambos decís lo mismo... ¡pero yo se que son malvadas reinas! ¡Tiranas!
-Herbal... no sé bien como decirte esto... no es que no te crea, pero eso que dices aquí, no puede ser cierto. Durante años la paz ha reinado, y jamás se han oído de esos casos. -Intentaba explicárselo de la mejor manera posible, pero Herbal simplemente no podía creerse eso.
-¡Pero eso no es lo que yo recuerdo! Nuestras versiones son tan diferentes... ¡Casi parece que seamos de mundos diferentes! Pero no es posible, Equestria solo hay una.
Al escuchar las palabras de Herbal, empezó a pensar. -Quizás no estés tan equivocado, ¿podrías darme más datos sobre ese portal? algún sentido le podremos hallar.
-Recuerdo... que alguien le disparo magia en el momento en el cual salte dentro... lo habíamos configurado para ir algún lugar seguro fuera de la prisión... pero es que ni las flores, ni las plantas son iguales... este lugar rebosa vitalidad...
-La única explicación que le veo, es que el portal se reconfiguró me temo. Quizás llegaste a otra Equestria, por raro que parezca. -Dubitativa.
-¿Otra... Equestria? -Pregunto sorprendido por el disparate que Zecora había soltado. -¿Es acaso eso posible?
-Bueno, no lo sé con certeza, pero es lo único que me ronda la cabeza. En cualquier caso, hace nada que has llegado, deberías descansar y con el tiempo buscar el significado.
-No sé qué decir... ¿me crees? ¿En serio?
-Si. Cosas muy raras he presenciado, pensándolo bien, no me parece algo descarriado. -Le dedicó una dulce sonrisa. -Tendrás un hogar siempre que desees, la cabaña de Zecora estará aquí para lo que necesites.
-Muchas gracias... esto... eres muy amable... -Agacho la cabeza algo avergonzado. -No estoy acostumbrado a los ponis así...
-No te preocupes. -Seguía sonriendo. -Tienes una cama en el fondo de la casa, duerme mucho y descansa.
-De acuerdo... perdón por las molestias... -Se disculpo agachando la cabeza y se dirigió a la cama que le había indicado. Una vez se hubo tumbado, empezó a pensar en todo lo que había pasado ese día. -¿Realmente es esta otra Equestria? ¿Se puede confiar en los ponis de este lugar? Son tantos problemas... tantas dudas... y mi otro yo... -Se acurruco e intento conciliar el sueño.
Zecora de mientras, camino a la otra punta de la casa y miro por la ventana al cielo, triste y pensativa. -¿Sera esta una señal tuya, hermana? Sea así o no... entiendo cual es mi papel... debo proteger a este unicornio... cueste lo que cueste...
-Vamos, no tengas miedo. Te garantizo que no muerdo. -Decía la misteriosa hembra.
-Yo... esto... quisiera... -Herbal no atinaba a decir una frase entera. Estaba temblando como un flan mientras miraba a todas partes preocupado. -Quisiera... saber...
-¿Donde estas? -Termino la hembra del pelaje a rayas. -Te encuentras en mi humilde morada pequeño unicornio, en lo más profundo de un bosque misterioso. El bosque Verdur lo llaman, donde las flores crecen libremente y donde tranquilamente los animales habitan.
Herbal estaba totalmente perdido con esa explicación, no le sonaba de nada un lugar así. Pero continuó preguntando con voz temblorosa.
-Y tu... ¿quien... eres...?
-Zecora es mi nombre, pequeño unicornio. Preparar remedios y pociones naturales es mi especialidad, mas todo lo que uso es de una calidad excepcional. -Dijo riéndose un poco y acercándose a él para tenderle un casco. -¿Cómo te llamas?
-Yo... no lo se... -Su incertidumbre y sorpresa se desvanecieron con la pregunta de la hembra que se hacía llamar Zecora dando paso a una sensación que ya había tenido poco antes. Empezaba a recordar lo acontecido instantes antes de llegar a donde estaba. Se mostraba realmente deprimido y dejaba caer unas pocas lagrimillas.
-No llores pequeñín, Zecora cuidara de ti. Estoy seguro de que algo horrible te ha sucedido, mas ocultarlo no ayudara a solucionar lo acontecido. -Al ver que Herbal no le tomaba el casco y se hacia un pequeño ovillo, decidió sentarse a su lado y abrazarlo.
-Mi nombre... no me acuerdo de él. Solo recuerdo... mi mote...-decía entre sollozos.
Cada palabra que decía, estaba cargada de un dolor indescriptible en su corazón. Se había salvado el solo a costa de las vidas de sus amigos, y él lo sabía.
-Herbal-dijo finalmente tras meditarlo unos segundos.
-¿Herbal has dicho? Es un nombre bonito. Quizás no sea tu nombre verdadero, pero sin duda da el pego. -Decía intentando tranquilizar al pobre unicornio mientras lloraba a moco tendido.
-¿Me contarías qué ha pasado? Quizás pueda ayudar a arreglarlo.
-No... no puedes... nadie puede. -Se empezaba a notar frustración y enfado en sus palabras. -¡Es todo inútil! ¡Nada tiene sentido!
Se levantó del suelo y echó a correr en dirección a la puerta con un claro deseo de desaparecer.
-No es de sabios correr a ciegas, te recomiendo que te tranquilices y vuelvas.
Zecora intentaba de todas las formas posibles hacer entrar al recién llegado Herbal en razón, pero era inútil, el estaba totalmente confundido y estresado.
-¡Que sabrás tu! Yo... ¡todo es mi culpa!-exclamó mientras se alejaba a galope de aquella misteriosa cabaña de madera hasta desaparecer entre las ramas de los arboles del bosque Verdur.
Zecora no pudo hacer más que quedarse mirando el sendero que había tomado, y tras unos pocos segundos, pensativa, sonrió y volvió a sus tareas.
-Te esperaré, pequeño unicornio, no podrás afrontarlo solo.
Herbal corría y corría, pero estaba tan angustiado y apenado que ni siquiera miraba hacia donde iba. Estaba solo en algún lugar desconocido para él, y ni siquiera sabía si se toparía con sirvientes de la malvada reina Celestia. Ni siquiera podía confiar en nadie, y eso no ayudaba a su débil mente.
Estaba tan absorto en sus pensamientos corriendo con los ojos cerrados que no vio el gran lago al cual se aproximaba y, como es de esperar, cayó de morros contra el agua al no hacer pie en tierra firme. El susto que se llevó fue enorme, pero no tardó en nadar hacia la superficie.
-Dónde... ¿dónde estoy? ¿Sigo en el bosque?
Miró a su alrededor, ante él se mostraba un precioso claro con muchos árboles grandes que dejaban pasar los rayos del sol directamente al lago.
-Es precioso... este lugar es... impresionante...-masculló sin dar crédito a lo que veía.
-Oye, ¿estás bien? ¿Te has hecho daño?
Herbal se asusto al oír aquella voz masculina tan cerca de él y empezó a girarse muy lentamente hacia el lugar de donde provenía la voz. Un poni terrestre de pelaje verde y crines azules claritas estaba a escasos metros de él agachado en tierra firme. La cara de pánico de Herbal no tenia precio.
-¡Ah! ¡Aléjate! ¡No me hagas daño!
El otro poni se quedo anonadado ante las suplicas del unicornio, pero intento tranquilizarle y continuar hablando.
-¿Hacerte daño? ¿Por qué motivo querría yo hacerte daño a ti? Tranquilo, nadie va a hacerte nada, te lo prometo-añadió con una sonrisa en su cara.
-¿De verdad? ¿No te han mandado los subordinados de la reina?
-La... ¿reina?
El poni de pelaje verde no entendía un pimiento de lo que decía Herbal.
-Si... la suma reina Celestia... ¡Debes conocerla!
-Lo siento... pero debes estar equivocado. En estas tierras no hay ninguna reina, debes estar refiriéndote a la princesa Celestia-murmuró, mirándole con cierta incertidumbre.
-¿Princesa? pero... no es posible...en Equestria gobiernan la Suma Reina Celestia y la emperatriz Luna...
Herbal estaba tan sorprendido como el recién conocido. No se explicaba cómo alguien podía negar lo evidente.
-¿Suma reina? ¿Emperatriz?, ¿De qué estás hablando? Hasta donde yo sé, Celestia y Luna son princesas que gobiernan desde Canterlot. Te has tenido que dar un buen golpe en la cabeza-comentó empezándole a mirarle un poco raro, como si pensara que le faltaba un tornillo.
-No es posible... sé de primera mano que Celestia y Luna son malvadas gobernantes...
Herbal miraba al suelo repitiéndose lo que él sabía que era verdad.
-¿Malvadas? Me estas empezando a preocupar, las princesas son benevolentes y amables. -Le comento el misterioso poni.
-... no es verdad...
Herbal se negaba a pensar en la mínima posibilidad de que las gobernantes fueran buenas. Fuese a donde fuese que le mandara el portal que activó, no podía haber hecho ese cambio radical.
-... quisiera hablar un poco mas contigo, pero para eso... Debes salir del agua. Te resfriarás si sigues mucho más tiempo en ella-remarcó, tendiéndole una pata.
Herbal vaciló mucho ante la idea de aceptar su ayuda, pero finalmente se dejó ayudar un poco y agarro el casco de aquel poni que se ofreció a ayudarlo.
-Así está mucho mejor. Me llamo Great Thrill, vivo en una casita bastante cerca de este bosque. ¿Cómo te llamas tú?-Inquirió el poni de tierra mientras veía como se secaba el llamativo unicornio.
-Herbal...-Murmuró cabizbajo.
-Bueno... y ¿dónde vives? -Tuvo que formular otra pregunta, pues Herbal no parecía dispuesto a hablar por voluntad propia.
-No me acuerdo...
Great Thrill estaba empezando a mosquearse un poco con la actitud que el unicornio mostraba.
-... Oye, escucha Herbal, quiero ayudarte. -Se paró a pensar un poco. -Te prometo que no te haré nada malo.
-Nadie puede ayudarme, y es mejor que... ¿eh?
La atención de Herbal se dirigió a un detalle que no había visto hasta entonces. A su alrededor había muchísimas flores de muchísimos colores que florecían en los arbustos de aquel claro.
-Son... flores... y son preciosas...
-¿Qué? ¿Hola? ¡Te estoy hablando!
Great Thrill trataba de llamar la atención de Herbal, pero era inútil, el unicornio había encontrado algo que le llamaba mucho más la atención. Se quedó mirándolo fijamente mientras él se acercaba a un arbusto para apreciarlas más de cerca.
-Nunca había visto flores así... están llenas de vitalidad... llenas de energía... -Acercó su hocico para olerlas.
Great Thrill se fue acercando a él después de convencerse de que el unicornio tenía un trastorno grave. Decidió seguirle el juego.
-Sí, desde luego son preciosas. Las flores de Equestria son las más bonitas del mundo.
De nuevo, Herbal le miro totalmente anonadado.
-¿Cómo has dicho? ¿Preciosas? En todos los lugares que yo he estado... no había flores ni medianamente bonitas...
-¿Te estás quedando conmigo? En toda Equestria hay flores así... bueno, en todos sitios menos en Appleloosa, que está en un desierto...-respondió Great Thrill dándole vueltas a lo que el unicornio le contaba.
-¡Pero bueno! ¡Te estoy diciendo que jamás he visto flores así de bonitas, en Equestria no hay flores bonitas! Están todas marchitas...
El poni de tierra tomo aire, cerró los ojos y contó hasta diez en bajo, luego abrió los ojos de nuevo.
-Vamos a ver, Herbal. ¿Me quieres contar lo que pasa? Solo pretendo ayudarte. Confía un poco en mí...
Vaciló muchísimo, tardo algo como 30 segundos en decir una palabra, pero finalmente, decidió confiar en él.
-De acuerdo...
-¡Por fin! ¿Qué te parece si vienes a mi casa y me lo cuentas todo?
-¡No! -No quiero ir a casa de nadie... te lo contare... aquí...-Contestó Herbal aterrado, acercándose muchísimo a los arbustos floridos, como buscando la protección de las flores.
-Oh, bueno... de acuerdo... aquí también valdrá.
Se sentó y miró a Herbal a la espera de que hiciese lo mismo. El unicornio cogió unas pocas flores y se sentó con ellas flotando.
-Me he escapado de una prisión y...
Pudo ver como Great Thrill empezaba a asustarse, lo cual solo propició que se pusiera más nervioso aun.
-¿Que has hecho que?
Fue un grito considerablemente alto. La sorpresa en la cara de Great Thrill podía verse desde Canterlot.
-Herbal... ¡eso es delito!
-¿Como que delito? ¡Me raptaron cuando no era más que un potrillo! Ya ni me acuerdo de mis padres... ¡Tampoco me sé mi verdadero nombre! ¡Cualquier cosa es mejor que estar encerrado en una cárcel y estar sujeto a experimentos dolorosos a diario!
Según hablaba, más se enfadaba. No se daba cuenta de que estaba diciendo absolutamente todo.
Great Thrill estaba boquiabierto, no daba crédito a nada de lo que estaba oyendo.
-Además, ¡nadie me quería allí dentro! -Cada vez gritaba mas, soltando todo lo que tenia dentro de sí mismo. Se le escapaban lagrimillas mientras narraba su pasado. -Solo tuve dos amigos... y murieron... ¡fueron asesinados mientras escapaban conmigo! -Estaba a punto de romper a llorar... su voz se hacía más suave de nuevo. -Asesinados... por mí...
Si Great Thrill estaba anonadado con solo la primera parte de su narración, con la segunda parecía que estaba muerto, que se había quedado en el sitio helado.
-Adelante... ríete... piensa que estoy loco...
-Herbal... yo...
-No tengo nada más que decir... -Cogió sus flores con magia y se dio la vuelta para irse por el sendero que había venido.
-¡Espera! Por favor... escúchame... -Great Thrill sonaba muy triste. Conmovido. -Me resulta... difícil de creer... pero... quizás si sea posible... esto... que haya prisiones... así... y sobre lo otro... bueno... lo siento mucho...
-Déjalo Great Thrill... No tienes que engañarme... sé que no me crees lo más mínimo... Pero te garantizo que es verdad... y si tu tuviste la suerte de que no te raptaran... pues me alegro por ti... pero yo no puedo ya confiar en nadie... primero esa tal Zecora... ahora tu... -Comenzó a andar cabizbajo.
Great Thrill se había quedado sin palabras. Quería creer en ese unicornio rayado, pero sabía a ciencia cierta que no existía un lugar así, y también sabía que las princesas eran buenas. No pudo hacer más que quedársele mirando mientras él se alejaba poco a poco con la cabeza agachada.
Tras caminar un buen rato observando la impresionante vitalidad que rebosaba ese bosque y meditar mucho la situación, Herbal llego a la conclusión de que sea donde sea que estuviese, debía estar muy lejos de casa, en algún lugar donde probablemente la corrupción de las reinas no hubiera llegado. Era una posibilidad ínfima, pero ese tal Great Thrill consiguió hacer que valorase esa pequeña posibilidad.
-Es imposible. Lo mire como lo mire, no es posible que haya una parte de Equestria fuera del control de las reinas. Incluso escuche que el imperio de cristal había caído... Pero entonces... ¿Dónde estoy? -Las dudas se acumulaban en su cabeza. Había demasiadas cosas que no tenían sentido. Para Herbal solo existía una verdad, y era que el asesinó a sus únicos amigos antes de escapar.
Había perdido la noción del tiempo. Estaba empezando a anochecer y aun estaba dando vueltas por el bosque. No fue hasta que escucho a unos búhos ulular cuando se percato de su situación. Estaba
perdido y desorientado.
-Genial. Y encima me pierdo... -Agachó sus orejas y suspiro. -Quizás no debí de rechazar la ayuda de esos dos ponis... ¡soy idiota! Si no me hubiese separado del camino, quizás pudiese volver a la casa de aquella poni.-En ese momento, empezó a notar un ligerísimo olor raro. -¿Eh? ¿Qué es... ese olor? apenas lo percibo, pero... parece el aroma de un flor... aunque no me suena de nada ese aroma. Y además... viene por varios sitios. -Se le ocurrió la mejor idea de toda la tarde. -¿Y si... uso mi magia para rastrear el olor y localizar su verdadero origen?
Su cuerno se ilumino en un suave color verde claro, aunque no tardo la punta del mismo nada en volverse de un color rosado. -Ya veo... parece una mezcla entre Zinia y Rosa Cereza. Y viene... por allí. -Reanudo la marcha mientras rastreaba el olor con ayuda de su propia magia. Para su sorpresa, acabo en un jardín. Debía pertenecer a alguien, puesto que estaba detrás de una casa de madera.
-¡Guau! ¡Cuántas flores! ¡Y están muy bien cuidadas! -No cabía en sí de gozo. Para él, era como un paraíso. De repente recordó la hora que era. -¡Oh si! voy a preguntar a ver si me dejan alojarme aquí esta noche. -Se dirigió a la puerta y llamo a la misma. Se percato de unas extrañas mascaras que colgaban de la parte frontal de la casa. -Me resultan extrañamente familiares... ¿Donde las habré visto?
En ese instante, se abrió la puerta.
-Vaya, vaya. El pequeño unicornio ha regresado... ¿Qué te trae por aquí? ¿Acaso estas perdido y desorientado?
La cara de asombro de Herbal no tenia precio. Se acobardo un poco al saber que había vuelto a la casa de aquella poni rayada como él, pero sabía que no tenía ningún lugar más al que ir, así que se armo de valor. -Yo... venia en busca... de cobijo...
La yegua sonrió ligeramente antes de hablar. -Adelante, esperaba que volvieras, puedes quedarte aquí cuanto quieras.
-¿En... en serio?
-Por supuesto que sí, no puedo dejarte en la calle así.
-Muchas gracias... -Se limitó a entrar en la casa sin decir nada más.
Una vez dentro, Zecora sirvió un caldo de verduras que había preparado al acobardado unicornio y después se sentó ante él. -Bueno es que hayas vuelto, sé que si me cuentas lo que ocurre, ayudarte puedo.
-Bueno... veras... si te soy sincero... -Dio un enorme suspiro.- Ya no se qué pensar... es todo tan... raro... No me creerás... al igual que el poni que conocí en el lago...
-No hay nada que temer. En Zecora puedes confiar y creer. -Le tomó de la pata y se la abrazo con las suyas, luego, sonrió. Esto provoco el sonrojamiento de Herbal. -¡Uy! Disculpa mis maneras,
solo quería hacerte ver que podías confiar en esta cebra.
-Eh... ¿perdón? ¿Has dicho... cebra? ¿No eres... una poni de tierra?
- jajaja. No pequeñín, no soy una poni de tierra. Soy una cebra de una tribu lejana. De la tierra de las cebras.
Herbal no daba crédito a lo que oía. Era la primera cebra que conocía. -Una cebra... eres la primera... que conozco...
-Es de suponer, mucho por Equestria no nos dejamos ver. jaja. Pero volviendo al tema, puedes confiar en esta cebra.
-De... acuerdo... allá va. Me escape de una prisión... ¡pero te prometo que no soy un criminal! -levantó la voz preocupado. Zecora simplemente asintió. -Me raptaron de pequeño... me forzaron a
experimentos dolorosos... ni siquiera me acuerdo de mi nombre... Además, mate a mis propios amigos antes de escapar...
La cara de Zecora era todo un poema. Parecía muy asustada. Lo cual hizo estremecerse a Herbal. -Que atroz noticia, desde luego es digna de una pesadilla.
-No me crees, ¿verdad? Es lógico... después de todo... quien va a creerse que exista una cárcel así...
-Mentiría si dijera que no resulta difícil de creer, sin embargo, en tu mirada sinceridad puedo ver. -Se la veía muy pensativa.- Si no es mucha molestia, me gustaría saber cómo llegaste hasta esta caseta.
-Use un portal que me trajo aquí... desde la prisión...
A Zecora parecía habérsele desencajado la mandíbula, tenía la boca abierta de sorpresa. -¿Un portal has dicho? ¿Cómo que un portal? -Por un momento, parecía que se iba a comer al unicornio.
-Eh... esto... si... un portal... mágico...relájate... por favor... me das miedo... -Se cubría la cabeza con sus cascos aterrado.
-¿Eh? ¡Oh! Discúlpame por mi arrebato... no pretendía causarte un infarto. -Se empezaba a calmar. -Pero me resulta muy extraño lo de ese portal, en mi vida en Equestria no había oído nada similar... -Vacilo bastante al decir esas palabras.
-No es... nada... no te preocupes...
-Cuéntame un poco más, así podre ayudarte sin dudar. -De repente la curiosidad de Zecora sobre Herbal había aumentado.
-Bueno... todo es culpa de las reinas... todo lo que recuerdo era caos y destrucción...
-Lamento decirte que tenemos princesas gobernando, no hay malvadas reinas en el mandato. -Se apresuro a decir Zecora.
-¿Cómo has sabido que eran... malvadas...? Yo no lo he mencionado... -Asustado.
-¡Oh! No... no tengas miedo... lo he... supuesto... Esta tierra se ha visto atacada por reinas en su momento.
Herbal tenía algo de miedo, pero según Zecora hablaba, el se relajaba. Era como si la voz tranquila de Zecora lo tranquilizase como si de una voz cercana se tratara. -Perdona... me puse un poco nervioso... sin embargo... hay una cosa que me tiene confundido... -Zecora se limito a asentir en esa ocasión, dando a entender a Herbal que podía hablar sin miedo. -¿Por qué os empeñáis en decir que las reinas no solo son buenas, sino que son princesas? Antes un poni que conocí, ahora tu... ambos decís lo mismo... ¡pero yo se que son malvadas reinas! ¡Tiranas!
-Herbal... no sé bien como decirte esto... no es que no te crea, pero eso que dices aquí, no puede ser cierto. Durante años la paz ha reinado, y jamás se han oído de esos casos. -Intentaba explicárselo de la mejor manera posible, pero Herbal simplemente no podía creerse eso.
-¡Pero eso no es lo que yo recuerdo! Nuestras versiones son tan diferentes... ¡Casi parece que seamos de mundos diferentes! Pero no es posible, Equestria solo hay una.
Al escuchar las palabras de Herbal, empezó a pensar. -Quizás no estés tan equivocado, ¿podrías darme más datos sobre ese portal? algún sentido le podremos hallar.
-Recuerdo... que alguien le disparo magia en el momento en el cual salte dentro... lo habíamos configurado para ir algún lugar seguro fuera de la prisión... pero es que ni las flores, ni las plantas son iguales... este lugar rebosa vitalidad...
-La única explicación que le veo, es que el portal se reconfiguró me temo. Quizás llegaste a otra Equestria, por raro que parezca. -Dubitativa.
-¿Otra... Equestria? -Pregunto sorprendido por el disparate que Zecora había soltado. -¿Es acaso eso posible?
-Bueno, no lo sé con certeza, pero es lo único que me ronda la cabeza. En cualquier caso, hace nada que has llegado, deberías descansar y con el tiempo buscar el significado.
-No sé qué decir... ¿me crees? ¿En serio?
-Si. Cosas muy raras he presenciado, pensándolo bien, no me parece algo descarriado. -Le dedicó una dulce sonrisa. -Tendrás un hogar siempre que desees, la cabaña de Zecora estará aquí para lo que necesites.
-Muchas gracias... esto... eres muy amable... -Agacho la cabeza algo avergonzado. -No estoy acostumbrado a los ponis así...
-No te preocupes. -Seguía sonriendo. -Tienes una cama en el fondo de la casa, duerme mucho y descansa.
-De acuerdo... perdón por las molestias... -Se disculpo agachando la cabeza y se dirigió a la cama que le había indicado. Una vez se hubo tumbado, empezó a pensar en todo lo que había pasado ese día. -¿Realmente es esta otra Equestria? ¿Se puede confiar en los ponis de este lugar? Son tantos problemas... tantas dudas... y mi otro yo... -Se acurruco e intento conciliar el sueño.
Zecora de mientras, camino a la otra punta de la casa y miro por la ventana al cielo, triste y pensativa. -¿Sera esta una señal tuya, hermana? Sea así o no... entiendo cual es mi papel... debo proteger a este unicornio... cueste lo que cueste...