La maldición del Batpony [Horror][acción][SoL] Cap. 4
Publicado: 15 Jul 2016, 19:59
por Volgrand
Llevaba mucho tiempo con este proyecto almacenado en mi disco duro. Se ambienta en el mismo universo que Aitana Pones, pero no es necesario leer esta para seguir esta historia. Espero que la disfrutéis
Capítulo 1: "Reclutas"
Sinopsis: Un grupo de batponies se unen a la guardia nocturna, siendo los primeros reclutas entrenados con las otras razas batpony.
Capítulo 2: Feral
Sinopsis: Los reclutas empezarán a enfrentarse al estrés del entrenamiento constante y de los primeros ejercicios de combate.
Capítulo 3: Batponies
Sinopsis: La tensión crece entre los reclutas tras caer Moonlight bajo el influjo de la Sed. Rise tomará un gran riesgo para salvar a su amigo de la maldición de los batponies.
Capítulo 4: Compañeros.
Sinopsis: Tras el encuentro con Moonlight Sonata y el casi fatal desenlace, Rise Love entiende que es necesaria la unión entre los reclutas batpony más que nunca. Un nuevo ejercicio de batalla se acerca, y esta vez parece que va a ser más duro que antes.
Capítulo 1: "Reclutas"
Sinopsis: Un grupo de batponies se unen a la guardia nocturna, siendo los primeros reclutas entrenados con las otras razas batpony.
Spoiler:
La mañana esplendorosa no se dejaba ver en Night Town, ya que el denso follaje de la extraña vegetación que rodeaba al asentamiento no permitía el paso del sol. Esto hacía que los batponis, seres nocturnos por naturaleza, pudieran salir con normalidad y sin ser cegados por la deslumbrante luz del astro rey.
Era por ello por lo que Rise Love se sentía tan ciega y vulnerable a plena luz del sol, en el exterior del bosque Hollow Shades. Junto a ella, otros tres batponis aguardaban. Todos se mostraban tan incómodos como la misma Rise, a excepción de un semental que miraba al camino con resolución y sacando pecho. Era un batponi de pelaje negro azabache y crines que degradaban ese mismo color hasta el gris. Las llevaba cortas, creando una cresta a lo largo de su cuello que culminaba en una cabellera lisa que le rodeaba el rostro. Su cutie Mark eran una espada y un corazón.
—La guardia Lunar quiere que nos movamos por todo, por eso nuestra primera prueba es esperar el carruaje de los reclutas aquí al amanecer —informó el semental—. Pero no os preocupéis, nenas, que Black Wind estará aquí para protegeros.
—Menudo imbécil... —murmuró una de las yeguas.
—¿Perdona?
—Oh, vaya, ¿lo he dicho en voz alta? —preguntó con un falsísimo tono de sorpresa—. Entiende que no me disculpe, pero bastante tengo con evitar que se me quemen las córneas como para tratar con niñatos hiperhormonados.
La responsable de semejante corte era una joven batponi de pelaje rojo oscuro y crines azul marino, cuya Cutie Mark eran dos lineas paralelas atravesando un grupo de nubes. Rise la conocía, ya que fueron a la misma clase hacía algunos años: Midnight Slash, recordaba que había sido una pequeña celebridad en el instituto. Al principio se había metido en el equipo de animadoras, pero cuando un semental deportista le dijo una palabra malsonante, Midnight le retó a una carrera y, literalmente, lo apalizó.
Esto no es una forma de hablar: primero le ganó con una ventaja bestial y, una vez en tierra, se lanzó sobre el que se había atrevido a insultarla y lo dejó fuera de competición durante casi un mes. Eso le valió ser expulsada y, al mismo tiempo, admitida en el equipo de aerofútbol del instituto.
Rise, incapaz de abrir los ojos los suficiente como para ver a distancia, emitió una serie de imperceptibles sonidos al tiempo que movía las orejas en todas direcciones. Los ultrasonidos hicieron eco en otros ponis, algún árbol y rocas del suelo... pero por lo demás no pudo detectar casi nada a su alrededor. Se sentía en medio de la nada, no estaba acostumbrada a las explanadas. En el bosque Hollow Shades podría orientarse con los ojos cerrados, guiándose con el sonido rebotado en árboles, rocas y arbustos, pero no en una explanada. Quizá su nerviosismo era evidente, o los ultrasonidos que había usado para intentar orientarse delataron su intranquilidad, ya que Midnight Slash se giró hacia ella con media sonrisa.
—Eh, tranquila, recuerda que aquí el Gran Black Wind nos protegerá —dijo con sorna.
—Muy graciosa —respondió el aludido—. Ya vendrás a pedirme ayuda alguna vez.
—No caerá esa breva.
—Eh... ¿Midnight?
Todos los presentes miraron a Rise Love. Lo cierto es que era la primera vez en toda la mañana que la batpony de pelaje azúl grisáceo hablaba. Su tono de voz, cálido y suave, contrastó con la agresividad de Midnight Slash y la fanfarronería de Black Wind.
—¿Por qué te has unido a la guardia? Siempre fuiste espectacular jugando al aerofútbol.
—Rise, nos conocemos desde potras —respondió la aludida con media sonrisa—. Que sí, que en el instituto fui una buena deportista, pero porque ahí funciona el sistema de ser más burra que nadie.
—Y más borde —añadió el ofendido semental negro.
—Tú a callar. Pues eso, que ni soy ni pretendo ser una deportista de élite. ¿Qué esperas que haga una batpony como yo cuyo gran talento consiste en pelearme a pezuña plana? O me hago guardia o me meto en la lucha libre.
La voz de otro semental les llamó la atención.
—¿Y qué hay de ti, Rise Love? ¿Qué te ha llevado a meterte en la guardia? Recuerdo haberte visto ayudando en la guardería con los potrillos, el servicio militar no parece lo tuyo.
Rise se esforzó por ver por encima del resplandor del sol. El batpony que le había preguntado era un joven de color gris oscuro, con una melena azul eléctrico que caía despeinada alrededor de la cabeza, y por Cutie Mark tenía una luna mengante junto a una gota de agua. Era uno de los pocos que conseguía mantener los ojos abiertos a plena luz del día y, aunque jamás había hablado con él antes, Rise conocía su nombre. No había casi ningún batponi en Hollow Shades que no lo hiciera.
—Os sonará estúpido pero... quiero ver mundo, y quiero ayudar. No sé si ser guardia será de mi agrado, pero si no lo intento me arrepentiré, ¿me explico? —Rise hizo una pausa durante un segundo, buscando cómo plantear lo que quería decir—. Tú eres Moonlight Sonata, ¿verdad?
El semental asintió en silencio.
—Escuché lo que le pasó a tu hermano. Lo siento mucho, si necesitas algo...
—No hay nada que sentir. Yo no tengo ningún hermano.
Se hizo un silencio completo en el grupo, sabiendo que lo que habían escuchado era mentira, pero sin atreverse a juzgar al semental. Ningún batponi podía imaginar realmente lo que harían de haber pasado por lo mismo que Moonlight.
Los agudos oídos de los batponis les indicaron la llegada de los guardias reales antes de que llegaran a verlos. Tres pegasos sobrevolaron la zona antes de posarse en perfecta formación en el terreno. Sus doradas armaduras reflejaron la luz del sol, forzando a algunos ponis de la noche a cubrirse los ojos. Blackwind, tratando de no perder el porte, fue el primero en hablar.
—¿Guardias solares? Esperábamos a la guardia nocturna.
—Recluta, nadie te ha dado permiso para hablar. Soy el sargento Cloud Faster, y si esperas entrar en la guardia Lunar tendrás que demostrar primero que eres capaz de hacer algo más útil que dirigir el tráfico de carretas en Canterlot. La princesa Luna solo quiere a los mejores sirviendo en sus filas. ¿Sois todos los nuevos reclutas? ¿Falta alguien?
Hubo algunos murmuros que culminaron afirmando que no faltaba nadie.
—Reclutas, en formación, ¡firmes!
Los semicegados batponis obedecieron la órden tan bien como pudieron. La línea distaba mucho de ser recta, y la pose de la mayoría se alejaba todavía más del concepto "porte militar". El sargento ordenó a los dos pegasos que le acompañaban que se quedaran en posición de firmes mientras él paseaba frente a los nuevos reclutas con ojo crítico.
—Menuda panda de potros que me han mandado. ¿Qué opina, cabo?
—Señor, un poco de casco duro y pronto podrán partir nueces con los flancos.
—Veremos si es cierto. Reclutas, algunos de vosotros todavía andáis cegados por el sol; os vamos a dar una cuerda que morderéis para que os guiemos hasta la base. No os soltaréis en ningún momento, ¿queda claro? Hoy mismo empezará vuestro entrenamiento, y veremos si tenéis madera para ser miembros de la guardia. ¿Entendido?
Los aludidos murmuraron “sí, señor” sin demasiada convicción. Solo Black Wind respondió con todo claro y alto.
—¡¿HA QUEDADO CLARO, RECLUTAS?!
—¡Señor, sí, señor!
Tal como ordenó el sargento, mordieron una cuerda que portaba uno de los guardias solares y, a una orden, todos emprendieron el vuelo al mismo tiempo. Rise Love volaba con los ojos casi completamente cerrados, la claridad era demasiado intensa para ella; pero además ese vuelo estaba despertando nuevas sensaciones en ella. Las corrientes de aire caliente que ascendían desde tierra la permitían mantener la altura sin casi aletear, y podía escuchar el canto de los pájaros por debajo del grupo.
Tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para atreverse a entreabrir los ojos, incluso aunque el sol hubiera quedado a su espalda. Al principio solo pudo diferenciar un borrón de tonos verdes y azules que, poco a poco, empezó a definirse ante ella... y a punto estuvo de soltar la cuerda por la impresión.
Equestria, en la noche, era un lugar pacífico y acogedor. Pero durante el día, como acababa de descubrir, se convertía en un increíble espectáculo visual: Los campos verdes se extendían hasta donde alcanzaba la vista, intercalados por ríos y colinas. A lo lejos pudo ver las montañas de Canterlot y, hacia el sur, podía apreciar el profundo color azul del mar, junto a varias grandes ciudades que no supo identificar.
Y, por los sonidos de algunos de sus compañeros, Rise supo que no era la única que acababa de descubrir la belleza del mundo diurno. Abrir los ojos a plena luz del día había sido un suplicio pero había valido la pena.
—Bueno, reclutas, si ya habéis terminado de otear el paisaje supongo que ya no necesitáis guía. ¡Formad a ambos lados de mis chicos y apresuraos, no tenemos todo el día!
—¡Señor, sí señor!
Dos días después, el entrenamiento de los reclutas estaba en pleno apogeo: Una hora de vuelo continuado por la mañana, desayuno, práctica de combate, combate cuerpo a cuerpo, comida, legislación y criminología teóricas, práctica de combate en unidades, lanzamiento y disparo, rastreo, cena y, finalmente, de vuelta a los barracones. Cerca de veinte batponis formaban aquella promoción, pero los provenientes de Hollow Shades habían escogido literas vecinas.
—¡Estoy muerto! —gritó Black Wind tirándose sobre su litera—. ¡Me duele todo!
—¡Vaya por dios, chicas! ¿Qué vamos a hacer ahora sin el GRAN Black Wind?
—Vete al guano, Midnight.
Rise Love gimió levemente al desatar los seguros de su armadura de entrenamiento. Al liberar la presión sobre el hombro izquierdo, donde había recibido un buen golpe, volvió a sentir el dolor del mismo con toda su intensidad.
—Callaos los dos, por favor. Me duele todo.
—Desde luego, el entrenamiento está siendo duro —expuso Moonlight, quitándose su propia armadura también—. Pero tampoco esperábamos nada más suave, ¿verdad?
—Supongo que no...
El resto de la tarde pasó sin mayor contratiempo: ducha, cena y un rato libre hasta la señal para regresar todos a sus barracones. Al ser ese cuartel dedicado casi exclusivamente al entrenamiento de los nuevos reclutas, contaba con algunas instalaciones extra en comparación con los cuarteles de la guardia. A destacar estaba la biblioteca, dedicada a aportar material para los estudios en materia legal y de criminología, así como un campo de aerofútbol y una sala de ocio. La promoción actual estaba todavía en las primeras fases del entrenamiento, donde testearían su resistencia hasta el límite, motivo por el que nadie estaba en la labor de practicar deporte al finalizar el día.
Rise Love optó por ir a la sala de ocio para pasar el rato leyendo algo, o quizá echando una partida con algún compañero. El golpe que había recibido en el hombro durante el entrenamiento con lanza le dolía a cada paso, aunque hacía lo posible por no quejarse. Tenía claro que no volvería a dejar abierto ese hueco en su defensa.
A pesar de que vio a varios grupos de reclutas jugando a las cartas u a otros juegos, la batponi azulada acabó optando por tomar un libro. Por alguna razón no se sentía de humor para socializar... No tardó en averiguar que eso tampoco le iba a servir: no lograba enfocarse para entender lo que estaba leyendo, a medida que sus pensamientos flotaban por otros lugares.
¿Por qué había decidido unirse a la guardia? Ella siempre había sido feliz cuidando de los potros en Hollow Shades, e incluso empezó a aficionarse a la jardinería. ¿Qué hacía ella entrenando en combate? Quizá se había equivocado. Quizá había elegido esa opción al no saber qué camino tomar en la vida. Quizá...
—¿Quieres echar una partida?
Rise alzó la vista sobre el libro -cuyo contenido todavía desconocía- para encontrarse con un batponi de melena azul eléctico que conocía bien. Equilibrado sobre su grupa con las alas llevaba un tablero de ajedrez.
—Soy muy mala en el ajedrez.
—Puede ser, pero necesitas compañía, ¿verdad?
Sin darle tiempo a decir nada más, Moonlight tomó una mesita y montó el tablero frente a Rise. Esta acabó sonriendo y dejando el libro a un lado.
—¿Qué prefieres? —preguntó el semental cuando el juego estuvo listo— ¿Blancas o negras?
—Negras. Tú empiezas.
Moonlight no se pensó demasiado su movimiento.
—¿Qué te ocurre? Parecías realmente compungida. Caballo F3.
—Nada grave, Moonlight. Ha sido un día duro, es todo. Caballo F6.
—¿Imitando mi táctica? —rió él—. Tendré que cambiarla entonces. Pero dime, ¿en qué pensabas?
Moonlight, en esta ocasión, movió un peón del centro, dejando aparentemente un camino fácil hacia el rey. Rise optó por mover su propio peón para abrir una ruta de ataque con el alfil.
—En si he hecho bien en meterme en la guardia. Si esto es lo que realmente quiero.
—Hm... lo entiendo. Pero creo que no deberías estresarte, solo han pasado dos días.
—¿Y no sería mejor dejarlo cuanto antes si esto no es para mi?
Creyendo que su táctica había funcionado, Rise avanzó el alfil para hacer jaque al rey. Sin embargo Moonligh hizo un enroque, dejando su torre en linea con el rey negro, bloqueando su linea central.
—No lo hagas. Creo que harías un gran papel como guardia, Rise.
—¿Por qué lo dices? —preguntó, sacando la reina para preparar un ataque. En ese momento se fijó en un caballo blanco que había avanzado hasta casi su primera línea, ¿de dónde había salido?
—Porque eres una... cuidadora, que viene a ser lo mismo que protectora. Te preocupabas sinceramente por los potros cuando trabajaste en la guardería, ¿verdad?
Rise observó cómo Moonlight posicionaba su reina justo frente a la torre que había sacado antes. ¿Cómo iba a evitar ser derrotada?
—No sé si es lo mismo.
—Creo que solo podrás averiguarlo si te quedas.
La yegua usó un peón para bloquear el ataque de la reina, pero en ese momento se dio cuenta del error: Moonlight sonrió y usó esa ficha para comerse la reina de Rise. Estaba en jaque.
—Diantres... Mira que te he dicho que soy malísima en esto —sonrió ella—. Supongo que tienes razón, tendré que aguantar un poco más.
Se quedó un buen rato pensando en cómo salir de la encerrona que tenía sobre el tablero. Pero, por más vueltas que le daba, no veía forma de evitarlo: El ejército blanco solo tenía que avanzar la torre para hacer jaque mate. Se había encerrado ella sola.
—Oye Moonlight, quiero preguntarte algo.
—Pregunta.
—¿Estás bien? —preguntó, avanzando un caballo en un desesperado intento por protegerse.
—¿Por qué lo preguntas?
—Por tu hermano.
Rise notó cómo el semental se ponía tenso, clavando la vista en el tablero. Un ligero temblor se recorrió las facciones, a pesar de sus intentos por controlarlo.
—Yo... no tengo hermano.
No podía culparlo. Ella misma había conocido al hermano de Moonlight Sonata, y sabía bien lo ocurrido. ¿Qué habría hecho ella de ser Moonlight Sonata? ¿Habría negado su existencia, también? ¿Habría sobrevivido? ¿O se habría vuelto loca a su vez?
—Ya lo sé. Pero... si un día quieres hablar de tu hermano, puedes contar conmigo. ¿De acuerdo?
El semental gris alzó la vista durante un momento y, sin mirar el tablero, avanzó su torre.
—Jaque mate.
A continuación se levantó y se marchó sin decir ni una sola palabra más.
Era por ello por lo que Rise Love se sentía tan ciega y vulnerable a plena luz del sol, en el exterior del bosque Hollow Shades. Junto a ella, otros tres batponis aguardaban. Todos se mostraban tan incómodos como la misma Rise, a excepción de un semental que miraba al camino con resolución y sacando pecho. Era un batponi de pelaje negro azabache y crines que degradaban ese mismo color hasta el gris. Las llevaba cortas, creando una cresta a lo largo de su cuello que culminaba en una cabellera lisa que le rodeaba el rostro. Su cutie Mark eran una espada y un corazón.
—La guardia Lunar quiere que nos movamos por todo, por eso nuestra primera prueba es esperar el carruaje de los reclutas aquí al amanecer —informó el semental—. Pero no os preocupéis, nenas, que Black Wind estará aquí para protegeros.
—Menudo imbécil... —murmuró una de las yeguas.
—¿Perdona?
—Oh, vaya, ¿lo he dicho en voz alta? —preguntó con un falsísimo tono de sorpresa—. Entiende que no me disculpe, pero bastante tengo con evitar que se me quemen las córneas como para tratar con niñatos hiperhormonados.
La responsable de semejante corte era una joven batponi de pelaje rojo oscuro y crines azul marino, cuya Cutie Mark eran dos lineas paralelas atravesando un grupo de nubes. Rise la conocía, ya que fueron a la misma clase hacía algunos años: Midnight Slash, recordaba que había sido una pequeña celebridad en el instituto. Al principio se había metido en el equipo de animadoras, pero cuando un semental deportista le dijo una palabra malsonante, Midnight le retó a una carrera y, literalmente, lo apalizó.
Esto no es una forma de hablar: primero le ganó con una ventaja bestial y, una vez en tierra, se lanzó sobre el que se había atrevido a insultarla y lo dejó fuera de competición durante casi un mes. Eso le valió ser expulsada y, al mismo tiempo, admitida en el equipo de aerofútbol del instituto.
Rise, incapaz de abrir los ojos los suficiente como para ver a distancia, emitió una serie de imperceptibles sonidos al tiempo que movía las orejas en todas direcciones. Los ultrasonidos hicieron eco en otros ponis, algún árbol y rocas del suelo... pero por lo demás no pudo detectar casi nada a su alrededor. Se sentía en medio de la nada, no estaba acostumbrada a las explanadas. En el bosque Hollow Shades podría orientarse con los ojos cerrados, guiándose con el sonido rebotado en árboles, rocas y arbustos, pero no en una explanada. Quizá su nerviosismo era evidente, o los ultrasonidos que había usado para intentar orientarse delataron su intranquilidad, ya que Midnight Slash se giró hacia ella con media sonrisa.
—Eh, tranquila, recuerda que aquí el Gran Black Wind nos protegerá —dijo con sorna.
—Muy graciosa —respondió el aludido—. Ya vendrás a pedirme ayuda alguna vez.
—No caerá esa breva.
—Eh... ¿Midnight?
Todos los presentes miraron a Rise Love. Lo cierto es que era la primera vez en toda la mañana que la batpony de pelaje azúl grisáceo hablaba. Su tono de voz, cálido y suave, contrastó con la agresividad de Midnight Slash y la fanfarronería de Black Wind.
—¿Por qué te has unido a la guardia? Siempre fuiste espectacular jugando al aerofútbol.
—Rise, nos conocemos desde potras —respondió la aludida con media sonrisa—. Que sí, que en el instituto fui una buena deportista, pero porque ahí funciona el sistema de ser más burra que nadie.
—Y más borde —añadió el ofendido semental negro.
—Tú a callar. Pues eso, que ni soy ni pretendo ser una deportista de élite. ¿Qué esperas que haga una batpony como yo cuyo gran talento consiste en pelearme a pezuña plana? O me hago guardia o me meto en la lucha libre.
La voz de otro semental les llamó la atención.
—¿Y qué hay de ti, Rise Love? ¿Qué te ha llevado a meterte en la guardia? Recuerdo haberte visto ayudando en la guardería con los potrillos, el servicio militar no parece lo tuyo.
Rise se esforzó por ver por encima del resplandor del sol. El batpony que le había preguntado era un joven de color gris oscuro, con una melena azul eléctrico que caía despeinada alrededor de la cabeza, y por Cutie Mark tenía una luna mengante junto a una gota de agua. Era uno de los pocos que conseguía mantener los ojos abiertos a plena luz del día y, aunque jamás había hablado con él antes, Rise conocía su nombre. No había casi ningún batponi en Hollow Shades que no lo hiciera.
—Os sonará estúpido pero... quiero ver mundo, y quiero ayudar. No sé si ser guardia será de mi agrado, pero si no lo intento me arrepentiré, ¿me explico? —Rise hizo una pausa durante un segundo, buscando cómo plantear lo que quería decir—. Tú eres Moonlight Sonata, ¿verdad?
El semental asintió en silencio.
—Escuché lo que le pasó a tu hermano. Lo siento mucho, si necesitas algo...
—No hay nada que sentir. Yo no tengo ningún hermano.
Se hizo un silencio completo en el grupo, sabiendo que lo que habían escuchado era mentira, pero sin atreverse a juzgar al semental. Ningún batponi podía imaginar realmente lo que harían de haber pasado por lo mismo que Moonlight.
Los agudos oídos de los batponis les indicaron la llegada de los guardias reales antes de que llegaran a verlos. Tres pegasos sobrevolaron la zona antes de posarse en perfecta formación en el terreno. Sus doradas armaduras reflejaron la luz del sol, forzando a algunos ponis de la noche a cubrirse los ojos. Blackwind, tratando de no perder el porte, fue el primero en hablar.
—¿Guardias solares? Esperábamos a la guardia nocturna.
—Recluta, nadie te ha dado permiso para hablar. Soy el sargento Cloud Faster, y si esperas entrar en la guardia Lunar tendrás que demostrar primero que eres capaz de hacer algo más útil que dirigir el tráfico de carretas en Canterlot. La princesa Luna solo quiere a los mejores sirviendo en sus filas. ¿Sois todos los nuevos reclutas? ¿Falta alguien?
Hubo algunos murmuros que culminaron afirmando que no faltaba nadie.
—Reclutas, en formación, ¡firmes!
Los semicegados batponis obedecieron la órden tan bien como pudieron. La línea distaba mucho de ser recta, y la pose de la mayoría se alejaba todavía más del concepto "porte militar". El sargento ordenó a los dos pegasos que le acompañaban que se quedaran en posición de firmes mientras él paseaba frente a los nuevos reclutas con ojo crítico.
—Menuda panda de potros que me han mandado. ¿Qué opina, cabo?
—Señor, un poco de casco duro y pronto podrán partir nueces con los flancos.
—Veremos si es cierto. Reclutas, algunos de vosotros todavía andáis cegados por el sol; os vamos a dar una cuerda que morderéis para que os guiemos hasta la base. No os soltaréis en ningún momento, ¿queda claro? Hoy mismo empezará vuestro entrenamiento, y veremos si tenéis madera para ser miembros de la guardia. ¿Entendido?
Los aludidos murmuraron “sí, señor” sin demasiada convicción. Solo Black Wind respondió con todo claro y alto.
—¡¿HA QUEDADO CLARO, RECLUTAS?!
—¡Señor, sí, señor!
Tal como ordenó el sargento, mordieron una cuerda que portaba uno de los guardias solares y, a una orden, todos emprendieron el vuelo al mismo tiempo. Rise Love volaba con los ojos casi completamente cerrados, la claridad era demasiado intensa para ella; pero además ese vuelo estaba despertando nuevas sensaciones en ella. Las corrientes de aire caliente que ascendían desde tierra la permitían mantener la altura sin casi aletear, y podía escuchar el canto de los pájaros por debajo del grupo.
Tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para atreverse a entreabrir los ojos, incluso aunque el sol hubiera quedado a su espalda. Al principio solo pudo diferenciar un borrón de tonos verdes y azules que, poco a poco, empezó a definirse ante ella... y a punto estuvo de soltar la cuerda por la impresión.
Equestria, en la noche, era un lugar pacífico y acogedor. Pero durante el día, como acababa de descubrir, se convertía en un increíble espectáculo visual: Los campos verdes se extendían hasta donde alcanzaba la vista, intercalados por ríos y colinas. A lo lejos pudo ver las montañas de Canterlot y, hacia el sur, podía apreciar el profundo color azul del mar, junto a varias grandes ciudades que no supo identificar.
Y, por los sonidos de algunos de sus compañeros, Rise supo que no era la única que acababa de descubrir la belleza del mundo diurno. Abrir los ojos a plena luz del día había sido un suplicio pero había valido la pena.
—Bueno, reclutas, si ya habéis terminado de otear el paisaje supongo que ya no necesitáis guía. ¡Formad a ambos lados de mis chicos y apresuraos, no tenemos todo el día!
—¡Señor, sí señor!
Dos días después, el entrenamiento de los reclutas estaba en pleno apogeo: Una hora de vuelo continuado por la mañana, desayuno, práctica de combate, combate cuerpo a cuerpo, comida, legislación y criminología teóricas, práctica de combate en unidades, lanzamiento y disparo, rastreo, cena y, finalmente, de vuelta a los barracones. Cerca de veinte batponis formaban aquella promoción, pero los provenientes de Hollow Shades habían escogido literas vecinas.
—¡Estoy muerto! —gritó Black Wind tirándose sobre su litera—. ¡Me duele todo!
—¡Vaya por dios, chicas! ¿Qué vamos a hacer ahora sin el GRAN Black Wind?
—Vete al guano, Midnight.
Rise Love gimió levemente al desatar los seguros de su armadura de entrenamiento. Al liberar la presión sobre el hombro izquierdo, donde había recibido un buen golpe, volvió a sentir el dolor del mismo con toda su intensidad.
—Callaos los dos, por favor. Me duele todo.
—Desde luego, el entrenamiento está siendo duro —expuso Moonlight, quitándose su propia armadura también—. Pero tampoco esperábamos nada más suave, ¿verdad?
—Supongo que no...
El resto de la tarde pasó sin mayor contratiempo: ducha, cena y un rato libre hasta la señal para regresar todos a sus barracones. Al ser ese cuartel dedicado casi exclusivamente al entrenamiento de los nuevos reclutas, contaba con algunas instalaciones extra en comparación con los cuarteles de la guardia. A destacar estaba la biblioteca, dedicada a aportar material para los estudios en materia legal y de criminología, así como un campo de aerofútbol y una sala de ocio. La promoción actual estaba todavía en las primeras fases del entrenamiento, donde testearían su resistencia hasta el límite, motivo por el que nadie estaba en la labor de practicar deporte al finalizar el día.
Rise Love optó por ir a la sala de ocio para pasar el rato leyendo algo, o quizá echando una partida con algún compañero. El golpe que había recibido en el hombro durante el entrenamiento con lanza le dolía a cada paso, aunque hacía lo posible por no quejarse. Tenía claro que no volvería a dejar abierto ese hueco en su defensa.
A pesar de que vio a varios grupos de reclutas jugando a las cartas u a otros juegos, la batponi azulada acabó optando por tomar un libro. Por alguna razón no se sentía de humor para socializar... No tardó en averiguar que eso tampoco le iba a servir: no lograba enfocarse para entender lo que estaba leyendo, a medida que sus pensamientos flotaban por otros lugares.
¿Por qué había decidido unirse a la guardia? Ella siempre había sido feliz cuidando de los potros en Hollow Shades, e incluso empezó a aficionarse a la jardinería. ¿Qué hacía ella entrenando en combate? Quizá se había equivocado. Quizá había elegido esa opción al no saber qué camino tomar en la vida. Quizá...
—¿Quieres echar una partida?
Rise alzó la vista sobre el libro -cuyo contenido todavía desconocía- para encontrarse con un batponi de melena azul eléctico que conocía bien. Equilibrado sobre su grupa con las alas llevaba un tablero de ajedrez.
—Soy muy mala en el ajedrez.
—Puede ser, pero necesitas compañía, ¿verdad?
Sin darle tiempo a decir nada más, Moonlight tomó una mesita y montó el tablero frente a Rise. Esta acabó sonriendo y dejando el libro a un lado.
—¿Qué prefieres? —preguntó el semental cuando el juego estuvo listo— ¿Blancas o negras?
—Negras. Tú empiezas.
Moonlight no se pensó demasiado su movimiento.
—¿Qué te ocurre? Parecías realmente compungida. Caballo F3.
—Nada grave, Moonlight. Ha sido un día duro, es todo. Caballo F6.
—¿Imitando mi táctica? —rió él—. Tendré que cambiarla entonces. Pero dime, ¿en qué pensabas?
Moonlight, en esta ocasión, movió un peón del centro, dejando aparentemente un camino fácil hacia el rey. Rise optó por mover su propio peón para abrir una ruta de ataque con el alfil.
—En si he hecho bien en meterme en la guardia. Si esto es lo que realmente quiero.
—Hm... lo entiendo. Pero creo que no deberías estresarte, solo han pasado dos días.
—¿Y no sería mejor dejarlo cuanto antes si esto no es para mi?
Creyendo que su táctica había funcionado, Rise avanzó el alfil para hacer jaque al rey. Sin embargo Moonligh hizo un enroque, dejando su torre en linea con el rey negro, bloqueando su linea central.
—No lo hagas. Creo que harías un gran papel como guardia, Rise.
—¿Por qué lo dices? —preguntó, sacando la reina para preparar un ataque. En ese momento se fijó en un caballo blanco que había avanzado hasta casi su primera línea, ¿de dónde había salido?
—Porque eres una... cuidadora, que viene a ser lo mismo que protectora. Te preocupabas sinceramente por los potros cuando trabajaste en la guardería, ¿verdad?
Rise observó cómo Moonlight posicionaba su reina justo frente a la torre que había sacado antes. ¿Cómo iba a evitar ser derrotada?
—No sé si es lo mismo.
—Creo que solo podrás averiguarlo si te quedas.
La yegua usó un peón para bloquear el ataque de la reina, pero en ese momento se dio cuenta del error: Moonlight sonrió y usó esa ficha para comerse la reina de Rise. Estaba en jaque.
—Diantres... Mira que te he dicho que soy malísima en esto —sonrió ella—. Supongo que tienes razón, tendré que aguantar un poco más.
Se quedó un buen rato pensando en cómo salir de la encerrona que tenía sobre el tablero. Pero, por más vueltas que le daba, no veía forma de evitarlo: El ejército blanco solo tenía que avanzar la torre para hacer jaque mate. Se había encerrado ella sola.
—Oye Moonlight, quiero preguntarte algo.
—Pregunta.
—¿Estás bien? —preguntó, avanzando un caballo en un desesperado intento por protegerse.
—¿Por qué lo preguntas?
—Por tu hermano.
Rise notó cómo el semental se ponía tenso, clavando la vista en el tablero. Un ligero temblor se recorrió las facciones, a pesar de sus intentos por controlarlo.
—Yo... no tengo hermano.
No podía culparlo. Ella misma había conocido al hermano de Moonlight Sonata, y sabía bien lo ocurrido. ¿Qué habría hecho ella de ser Moonlight Sonata? ¿Habría negado su existencia, también? ¿Habría sobrevivido? ¿O se habría vuelto loca a su vez?
—Ya lo sé. Pero... si un día quieres hablar de tu hermano, puedes contar conmigo. ¿De acuerdo?
El semental gris alzó la vista durante un momento y, sin mirar el tablero, avanzó su torre.
—Jaque mate.
A continuación se levantó y se marchó sin decir ni una sola palabra más.
Capítulo 2: Feral
Sinopsis: Los reclutas empezarán a enfrentarse al estrés del entrenamiento constante y de los primeros ejercicios de combate.
Capítulo 3: Batponies
Sinopsis: La tensión crece entre los reclutas tras caer Moonlight bajo el influjo de la Sed. Rise tomará un gran riesgo para salvar a su amigo de la maldición de los batponies.
Capítulo 4: Compañeros.
Sinopsis: Tras el encuentro con Moonlight Sonata y el casi fatal desenlace, Rise Love entiende que es necesaria la unión entre los reclutas batpony más que nunca. Un nuevo ejercicio de batalla se acerca, y esta vez parece que va a ser más duro que antes.