¡PAM!
Noto como un golpe en mi costado me despierta. Reconozco el frío mármol del suelo de mi habitación. Me quedo perplejo al reflexionar sobre lo que probablemente haya sido el sueño más real de mi vida, incluso sigo con la sensación de haber tenido otro cuerpo.
Al alzar la cabeza veo cómo la luz de la mañana entra por la ventana de mi habitación. Miro el reloj de mi mesilla de noche: 09:00 AM. Me llevo una mano a la cabeza, pero noto algo fuera de lo habitual.
“¿No me había pelado el otro día…?”
Me levanto del suelo y me dirijo al cuarto de baño. Enciendo la luz rápidamente y me miro al espejo. En lugar del amasijo de remolinos del que suele estar formado mi pelo, éste tiene más volumen de lo habitual, con un flequillo más largo, e incluso el color parece más claro. No es que no me guste, pero me resulta inquietantemente familiar.
Como suelo hacer habitualmente, cojo mis auriculares y mi reproductor para mi “chute matutino de motivación”, o en otras palabras, música a todo volumen. Sin embargo hay algo que no me cuadra. En los laterales de los auriculares, lo que antes era el logotipo de la marca, ahora parece la cutie mark de mi personaje. No sólo eso, el contorno de los auriculares ha pasado de naranja a un azul intenso.
"¿Será un regalo o algo? Pero si nadie sabe que tengo un OC..." Me encojo de hombros.
Los pruebo, y las barritas del ecualizador se iluminan al son de la música, la cual también se oye mucho mejor ahora. No está mal.
Tras prácticamente media hora de dar brincos y desafinar con la voz, decido que es hora de bajar a tomar el desayuno. Justo antes de salir por la puerta de mi habitación cojo mi llavero para más tarde, pero hay una llave que no estaba antes. De colores azul intenso y verde chillón, tiene la forma que ya me estaba empezando a acostumbrar a ver a cada momento. Es entonces cuando me doy cuenta de que está pasando algo muy extraño. Lo que hasta entonces había considerado un sueño pasó a convertirse en un montón de recuerdos palpables, como si realmente hubieran ocurrido. El caminar a cuatro patas, sentir alas en los costados, el tren, los jardines reales, y los otros humanos. La llave comienza a brillar con cada recuerdo que pasa por mi cabeza.
Pero no es momento de quedarse parado. Tengo que salir ahí fuera y averiguar que está ocurriendo. Me visto rápidamente, me pongo los zapatos y meto los auriculares en una pequeña mochila. Cojo el llavero, algo de dinero y mi teléfono móvil. Bajo las escaleras corriendo, meto algo de comida en la maleta y me dirijo a la puerta para salir.
Justo antes de abrir la puerta, me llegan varias notificaciones al teléfono.