por Pandora » 07 Feb 2016, 14:23
"Ya están aquí."
"Sabes ya qué decir, ¿verdad?"
"Espero que salga bien."
"Saldrá bien."
Goldark, flanqueado por su hijo y otros guardias, les preguntó qué sabían. Sharp le contó que apenas eran críos y que no les confiarían nada importante a ellos, sin embargo el grifo la acusó de mentir.
Minerbat se quedó un rato callada, sonriendo, y de repente se echó a reír. Luego alzó la cabeza, y, de forma extraña, sus ojos cambiaron de color: se volvieron de un cálido tono marrón en vez del llamativo rosa de pupila felina que solían ser. Carraspeó un par de veces y tomó aire.
-He de confesar algo. Yo... Tengo dos personalidades a raíz del cataclismo. Somos dos en el mismo cuerpo. Una parte soy yo, la Minerva original -sus ojos volvieron a cambiar a rosa-. Y la otra soy yo. Ella me llama Minerbat, y desde el cataclismo soy quien lleva las riendas del cuerpo de Minerva. Ella es la parte práctica y yo, la fuerza bruta. No me cuesta asesinar si puedo hacerlo y no me he arrepentido jamás. -de nuevo, sus ojos cambiaron-. Sin embargo esta otra personalidad es inestable, me cuesta mucho controlarla y de hecho, ahora mismo me está siendo muy difícil hablar con vos, Goldark. Sin embargo, hay algo que debo confesar sobre el cuaderno que os di... Ese no es el único cuaderno que he escrito -tras una pausa, prosiguió-. Mi objetivo principal ha sido siempre descubrir qué ocurrió con el sol, pues es posible que su desaparición hiciera posible mi cambio. Lo llevo investigando desde hace muchos ciclos... Mucho antes de unirme a ellos. Hace tiempo encontré unos tratados antiguos que explicaban cómo Celestia usaba su magia para convocar al sol, cómo se comunicaba mágicamente con él y unían sus energías mágicas para que ella le permitiese elevarlo. Sin embargo, no soy unicornio, por lo que para mí era algo casi inútil, por lo que los oculté. Mis investigaciones está en ese cuaderno, que mantengo escondido de todo el mundo. Podríamos decir que me he acabado convirtiendo en una estudiosa del sol -tras un espasmo, en el que agitó la cabeza con violencia, sus ojos se volvieron rosas-. Les engañé para que me acompañaran al lugar donde nos capturásteis, pues Minerva y yo creíamos que allí podríamos conseguir información que realmente nos sirviera. Ellos no sabían nada, evidentemente. Viajo con ellos porque, de alguna manera, consiguen mantenerme estable. En alguna ocasión maté a algunos miembros que eran... Inservibles para mí. Este grupo que somos ahora, además de Minerva, son los que controlan que no pierda la poca cordura que tengo y mi furia ciega acabe con todos.
Haciendo una pausa, miró a sus compañeros con desdén. Pobres ilusos. Su plan estaba saliendo bien, en realidad. Casi habían conseguido encontrar algo útil. No esperaba haber tenido que contar la verdad tan pronto.
-Cada uno de ellos tienen algo que es capaz de controlarme, y a la vez, tienen habilidades capaz de ayudarme a encontrar lo que busco. Por esa razón no los he matado... Aún. Me son necesarios. De hecho, ha sido un favor que matárais al otro. En realidad no me servía para nada. Me librásteis de tener que mancharme los cascos -una cruel sonrisa apareció fugazmente en el rostro de la batponi-. Sin embargo, lo que mantiene a Minerva consciente es el diario que porta siempre. En él ha escrito toda nuestra historia y avances de nuestro estado, además de aquellos que nos acompañan. Es el diario que la mantiene cuerda, pues con él mantiene la espeanza de que, en algún momento, podrá volver a controlar su cuerpo. Pero ahora que ya no lo tiene... Somos inestables. Minerva está cada vez más desesperada y a mí cada vez me cuesta menos asumir el control. En menos de un parpadeo podría matar a este unicornio antes de que pudiera darse cuenta -musitó, mirando distraidamente a Mad Fire.
De repente apretó los dientes, agitando la cabeza y gruñendo con fuerza.
"Minerbat, este no era el plan."
"Cállate, maldita sea, ahora mando yo."
"¡NO PUEDES ESTAR HACIÉNDOME ESTO! ¡ES MI CUERPO!"
"MIRA CÓMO LO HAGO, IMBÉCIL."
Tras resoplar un poco, retomó la compostura. Sus ojos brillaban aún más si cabe, y una sonrisa triunfal pasó a sustituir su mueca de esfuerzo. Cruzando las patas, adoptó una postura erguida y orgullosa.
-Noto que pronto la voluntad de Minerva es cada vez menor. Si desaparece, con ella desaparecerán las posibilidades de encontrar una... cura, para este estado, en el caso de que la haya, porque, siendo sinceros... La investigación me importa una mierda ahora mismo. Aun así, por mucho que me guste tener un cuerpo y mente propios, si su voluntad desaparece, así lo hará la mía por mantener el control. Seré yo misma, simplemente: no tendré conciencia, ni motivos por los que seguir manipulando a estos pusilánimes a mi antojo. Algo que en realidad... es muy sencillo -asintió con la cabeza, dándose la razón.