Cuando todos te dan la espalda, y tú avanzas [TOCHO]
Publicado: 15 Feb 2014, 01:15
Muy buenas; ¿Que tal todo?
Hoy vengo en una posición poco común en mí, voy a hablaros sobre algo serio. Desde hace tiempo, tengo algo dentro de mí que hace que tenga cierto complejo con mi cuerpo. Yo nací hombre, pero con mente femenina: sí, me considero lo que no soy: mujer
Hace años que se esto, y no me había atrevido a contarlo en público, principalmente por miedo al rechazo, vergüenza, burlas contra mi persona, y una larga lista de, desgraciadamente, adjetivos nada agradles de decir, puesto que una gran cantidad de personas tiene miedo a lo extraño, y cuando se trata de un tema delicado como este, procuras no soltarlo por ahí para evitar trato veajtorio y burlas, ya que no le agradan a nadie
Llevo mucho tiempo sabiendo esto; no sabría decir exactamente desde cuando, pero de bien pequeño, siempre soñé con que al ser mayor tendría pecho, una figura bonita, y sería una mujer, cuando yo nací siendo hombre. En la intimidad, actuaba como una chica, actuaba como lo que quería ser, o mejor dicho, como lo que soy
Empecé a tener estos pensamiento desde pequeño, pero cuando tuve 14 años, lo tuve muy claro: ser chico no me gusta, sobretodo, tras mi primer "ligoteo". Mi primer ligue, fue un chico llamado Álvaro. Sí, siempre he dicho que nunca he estado interesado en el sexo, que nunca he querido tener pareja, pero el miedo al rechazo me hacía ocultar que tuve un medio-novio. No soy homosexual, pero el sentirme mujer hizo que me fijara ma´s en los hombres, que en las chicas
Con esta persona montuve relaciones homosexuales uan vez, y ahí fue cuando realmente me dije: "K3, tú no eres un hombre, eres una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre". Ahora, con 19 años y totalmente desarrollado como hombre, me arrepiento de no haber hablado con mis padres a tiempo, pero cuando los conoces, y pecan de lo mismo que se quejan, no es muy inteligente, sobretodo cuando sabes que no te van a pollar, y te prohibirán hacer cualquier cosa para que tú seas feliz.
El Martes día 11 de Febrero, hablé con mi madre y la expuse mis sentimientos: como me sentía acerca de mi forma de ser, mi forma de actuar, y mi cuerpo. Un paso que me costó más de 5 años dar, dudando entre hacerlo o no, lo hice. Y sinceramente, no puedo decir que esté satisfecho, pues como dije al principio, se burló de mí, diciendo que dejase de decir tonterías, que era un chico y eso es imposible de cambiar me opere o no.
No supe qué hacer, pero ver que tu madre, la persona que te ha dado la vida, te da la espalda en semejante situación, humillándote y faltando el respeto, te queda un cuerpo que lo único que tienes ganas, es de llorar. Lloré, y mucho. Solté todo lo que tuve contra mi almohada, soltando lágrimas de rabia, pues un paso tan grande, pese a parecer una minucia, es algo que me ha impedido hacer una vida plena e ideal
Por la tarde, cuando vino mi padre me obligó a habalr con él sobre lo que le dije a mi madre. Su posición fue la misma que la de mi madre: no me ayudaría, lo necesitase o no. En ese momento, fue cuando perdí toda esperanza: que tus propios padres te abandonen en una de las decisiones más importantes de tu vida
Al día siguiente, hice novillos y no fui a clase, fui ami centro de salud y expuse ami doscora mi caso. La visita puede ser resumida en: soy tu médico, y debo ayudarte, puedes hacer esto, pero no esperes mucha colaboración de mi parte. Ya incluso mi doctora no me ofrecía ayuda. Relamente, fue la peor decisión de mi vida. Acepté lo que me ofreció: por la tarde, un coche vendría a buscarme para llevarme a una clínica especializada en tratamiento de hormonas. Tuve que darla a mi doctora mi direción, y nombre, para que pudieran venir a recogerme
Salí de allí, en parte feliz, porque iba a ser lo que realmente soy, y en parte triste, porque a nadie le agradaba que fuese como relamente soy, sino como ellos creen que soy. Llegué a casa mi hora normal, para evitar levantar sospechas.
Esa misma tarde, llamaron al telefonillo, y cuando bajé vi un vehículo verde y cuando se acercó, su molonga matrícula me fascinó. Quería conocer a la clase de parientes que me espera en Bel Air con aire sonriente. A las siete llegué a aquella casa y salí de aquel taxi que olía a cuadra. Estaba en Bel Air y la cosa cambiaba mi trono me esperaba, el príncipe llegaba
Hoy vengo en una posición poco común en mí, voy a hablaros sobre algo serio. Desde hace tiempo, tengo algo dentro de mí que hace que tenga cierto complejo con mi cuerpo. Yo nací hombre, pero con mente femenina: sí, me considero lo que no soy: mujer
Hace años que se esto, y no me había atrevido a contarlo en público, principalmente por miedo al rechazo, vergüenza, burlas contra mi persona, y una larga lista de, desgraciadamente, adjetivos nada agradles de decir, puesto que una gran cantidad de personas tiene miedo a lo extraño, y cuando se trata de un tema delicado como este, procuras no soltarlo por ahí para evitar trato veajtorio y burlas, ya que no le agradan a nadie
Llevo mucho tiempo sabiendo esto; no sabría decir exactamente desde cuando, pero de bien pequeño, siempre soñé con que al ser mayor tendría pecho, una figura bonita, y sería una mujer, cuando yo nací siendo hombre. En la intimidad, actuaba como una chica, actuaba como lo que quería ser, o mejor dicho, como lo que soy
Empecé a tener estos pensamiento desde pequeño, pero cuando tuve 14 años, lo tuve muy claro: ser chico no me gusta, sobretodo, tras mi primer "ligoteo". Mi primer ligue, fue un chico llamado Álvaro. Sí, siempre he dicho que nunca he estado interesado en el sexo, que nunca he querido tener pareja, pero el miedo al rechazo me hacía ocultar que tuve un medio-novio. No soy homosexual, pero el sentirme mujer hizo que me fijara ma´s en los hombres, que en las chicas
Con esta persona montuve relaciones homosexuales uan vez, y ahí fue cuando realmente me dije: "K3, tú no eres un hombre, eres una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre". Ahora, con 19 años y totalmente desarrollado como hombre, me arrepiento de no haber hablado con mis padres a tiempo, pero cuando los conoces, y pecan de lo mismo que se quejan, no es muy inteligente, sobretodo cuando sabes que no te van a pollar, y te prohibirán hacer cualquier cosa para que tú seas feliz.
El Martes día 11 de Febrero, hablé con mi madre y la expuse mis sentimientos: como me sentía acerca de mi forma de ser, mi forma de actuar, y mi cuerpo. Un paso que me costó más de 5 años dar, dudando entre hacerlo o no, lo hice. Y sinceramente, no puedo decir que esté satisfecho, pues como dije al principio, se burló de mí, diciendo que dejase de decir tonterías, que era un chico y eso es imposible de cambiar me opere o no.
No supe qué hacer, pero ver que tu madre, la persona que te ha dado la vida, te da la espalda en semejante situación, humillándote y faltando el respeto, te queda un cuerpo que lo único que tienes ganas, es de llorar. Lloré, y mucho. Solté todo lo que tuve contra mi almohada, soltando lágrimas de rabia, pues un paso tan grande, pese a parecer una minucia, es algo que me ha impedido hacer una vida plena e ideal
Por la tarde, cuando vino mi padre me obligó a habalr con él sobre lo que le dije a mi madre. Su posición fue la misma que la de mi madre: no me ayudaría, lo necesitase o no. En ese momento, fue cuando perdí toda esperanza: que tus propios padres te abandonen en una de las decisiones más importantes de tu vida
Al día siguiente, hice novillos y no fui a clase, fui ami centro de salud y expuse ami doscora mi caso. La visita puede ser resumida en: soy tu médico, y debo ayudarte, puedes hacer esto, pero no esperes mucha colaboración de mi parte. Ya incluso mi doctora no me ofrecía ayuda. Relamente, fue la peor decisión de mi vida. Acepté lo que me ofreció: por la tarde, un coche vendría a buscarme para llevarme a una clínica especializada en tratamiento de hormonas. Tuve que darla a mi doctora mi direción, y nombre, para que pudieran venir a recogerme
Salí de allí, en parte feliz, porque iba a ser lo que realmente soy, y en parte triste, porque a nadie le agradaba que fuese como relamente soy, sino como ellos creen que soy. Llegué a casa mi hora normal, para evitar levantar sospechas.
Esa misma tarde, llamaron al telefonillo, y cuando bajé vi un vehículo verde y cuando se acercó, su molonga matrícula me fascinó. Quería conocer a la clase de parientes que me espera en Bel Air con aire sonriente. A las siete llegué a aquella casa y salí de aquel taxi que olía a cuadra. Estaba en Bel Air y la cosa cambiaba mi trono me esperaba, el príncipe llegaba
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