Aitana y Twilight se aparecen en la celda esperando ver a Dial por algún lado. PEro es encuentran tan solas como estaban antes, si no más, ya que no podían oír a ningún otro poni a través de las paredes.
—Ah, mierda, no encontramos a Dial.
Después la arqueóloga inspeccionó la celda.
—Oh, mierda grande, no hay bits por aquí.
Finalmente, se inspeccionó el bolsillo del chaleco para encontrar... un único bit.
—...mierda grande y seca...
—
Disculpe, Aitana, pero no creo que sea necesario ese lenguaje, ¿no cree?—Verás pequeña...
—
Twilight.—...Twilight... estamos con un solo bit. Si en la siguiente celda no encontramos más podríamos quedarnos atascadas a saber cuánto tiempo. Y tutéame, hazme el favor.
Aitana se tumbó en el suelo, mientras pensaba qué puerta usar a continuación. Instintivamente empezó a juguetear son su brújula en la pezuña. Twilight se tumbó a su vez y observó el objeto con curiosidad. Al poco notó algo extraño. Tantos años de entrenamiento mágico le habían dado cierta capacidad para detectar la magia latente en los objetos... y esa brújula tenía una magia muy poderosa durmiendo en su interior.
—
Aitana, ¿de dónde sacaste esa brújula? Parece... fuera de lo común.—¿hmm? —la doctora dejó de juguetear con el objeto para responder a la pregunta—. Por accidente. Originalmente era una brújula normal con un sencillo encantamiento de un arqueólogo para que señalara siempre al norte, incluso en zonas de aislamiento dimensional.
—
¿Aislamiento dimensional? Pero ese tipo de hechizos son extrmadamente complejos de ejecutar y mantener. —Los grandes reyes y tiranos de la antigüedad no escatimaban recursos, pequeña.
—
¿Y qué pasó?—En mi primera expedición surgió un liche. Un mago Egipcoltio decidió convertirse en un no-muerto para superar a la muerte. Nosotros lo encontramos, pero yo era novata y no lo vi venir a tiempo. Me lanzó un hechizo direcamente: un
dedo de la muerte.
Twilight inspiró al oír el hechizo. Eso era magia nigromántica muy avanzada. Ella la había estudiado para conocer sus efectos, pero nunca la había practicado.
—
Pero... ¡no se sabe de nadie que sobreviviera a un dedo de la muerte! ¿Cómo lo hiciste?—Llámalo suerte o instinto, ¡jajaja! —la arqueóloga alzó el destrozado artefacto—. Me protegí con la brújula que estaba mirando, y el hechizo le impactó a ella en vez de a mi. Desde entonces digamos que... hace cosas excepcionales.
La unicornio abrió mucho los ojos, asombrada. ¡Un objeto mágico creado por accidente!¡Eso no se veía todos los días! Su curiosidad académica surgió por encima de la incertidumbre de estar atrapada en el laberinto.
—
Aitana, puedo.... ¿puedo verla? Sé bastante de magia y... bueno...—¿Te puede la curiosidad?
Twilight se rascó la nuca un poco incómoda. Pero Aitana sonrió y le dejó el objeto.
—No intentes... forzarla a hacer algo raro, podría enfadarse. Y tampoco concentres tu magia sobre ella: la absorverá y podría usarla contra ti.
Twilight, acto seguido, se puso a inspeccionar el objeto. Aitana no pudo evitar mirar alrededor preocupada. Estaban demasiado cerca de resolver parte del laberinto, y a la vez demasiado cerca de quedar atrapadas. No podía fallar...
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