La suave hierba, el cálido Sol, el murmullo de los pájaros... Era el lugar más tranquilo y agradable en el que había estado jamás. Xalcer no quería despertar, no quería abandonar ese lugar tan apacible. SI de verdad era un sueño, todo parecía real, muy real... demasiado real. Extrañado, Xalcer abrió los ojos, solo para averiguar que sus sospechas eran ciertas. No era ningún sueño. Se encontraba tirado en medio de una habitación hexagonal, con el suelo cubierto de hierba y una enorme lámpara en el techo que iluminaba la estancia. En cada una de las paredes había una puerta, todas ellas marcadas con un símbolo.
- ¿Qué es este lugar?- se preguntó Xalcer, confundido. Se acercó a una de las puertas. Parecía una puerta normal y corriente, con su pomo y cerradura. Cogió el pomo de esta y empujó, sin éxito. - Tal vez empujando... - Retrocedió unos cuantos pasos y arremetió con todas sus fuerzas contra la puerta.
*BLAM!*
La puerta no se movió un ápice, sin embargo su hombro le dolía horrores por el impacto. - Puede que con otra puerta distinta... - dijo mientras se frotaba el hombro dolorido. Se dirigió a cada una de las puertas e intentó la misma técnica. Tras varios intentos y con un cuerpo completamente magullado, desistió. Ninguna de las puertas había cedido ante sus continuos envites. Ni siquiera un solo milímetro.
- Deben estar imbuidas en magia. Será mejor que descanse un rato. Tengo todo el cuerpo dolorido. - Dijo mientras se sentaba en el centro de la sala. - Tiene que haber una manera. Tal vez solo se abran con una llave, pero no llevo ninguna encima. Solo estos Bits - dijo sacando las pequeñas monedas. - Un momento... - Observó con atención una de las monedas y luego a una de las cerraduras. - Y si...
Algo interrumpió sus pensamientos. Aparte del sonido de los pájaros, oía algo. El sonido provenía de una de las puertas, y se estaba acercando, volviéndose más y más audible. ¡Pasos!¡Eran pasos!¡Había alguien más allí! Guardó las monedas y, corriendo, se dirigió a la puerta más cercana.
- ¡¿Hola?! ¡¿Hay alguien ahí?! - gritó aporreando la puerta con los cascos. No sabía el origen de los pasos, así que lo intentó en cada una de las puertas. - No puedo perder más tiempo - dijo tras llamar a la última de las puertas. Sacó una de las monedas. - A ver si funciona...- dijo introduciendo la moneda en lo que él creyó que era una cerradura. Con un pequeño *click*, la puerta se abrió. Sin dudarlo un solo segundo, entró rápidamente en la nueva habitación.