A mí en el segundo examen, me fue de perlas: no tuve que hacer conducción autónoma porque teníamos que ir a La Campana (el edificio donde se hace el examen teórico, el mío era el último examen del día) y estábamos fuera de la zona de prácticas, no tuve que aparcar porque no encontramos sitio entre el lugar donde me lo dijo y La Campana, y eso es todo. Mu fácil y mu tranquilo yo por tó.
Aunque el que se examinó conmigo... ese sí que era un peligro al volante. "Tira recto" y no se da cuenta de que el carril es para girar a la derecha. "Ojo, que te he dicho que tires recto, eh?" "Sisi... uy". Frena hasta casi quedar parado con el semáforo en verde, cambia de carril, amaga con cambiar de nuevo, en estas que a paso de caracol hemos llegado al semáforo, que se pone en ámbar, y se frena el tío pisando el paso cebra. Una vez el semáforo en rojo, acelera.
Cruzamos una calle ancha, de dos o tres carriles por sentido, y yo en el asiento de atrás mirando a banda y banda con los ojos como platos. Es la única vez que realmente he temido por mi integridad física estando en un coche.