Aunque el que se examinó conmigo... ese sí que era un peligro al volante. "Tira recto" y no se da cuenta de que el carril es para girar a la derecha. "Ojo, que te he dicho que tires recto, eh?" "Sisi... uy". Frena hasta casi quedar parado con el semáforo en verde, cambia de carril, amaga con cambiar de nuevo, en estas que a paso de caracol hemos llegado al semáforo, que se pone en ámbar, y se frena el tío pisando el paso cebra. Una vez el semáforo en rojo, acelera.
Cruzamos una calle ancha, de dos o tres carriles por sentido, y yo en el asiento de atrás mirando a banda y banda con los ojos como platos. Es la única vez que realmente he temido por mi integridad física estando en un coche.
(eso sí, sin tocar la pita... es un odio contenido que no sale por las ventanillas xD el que va al lado mío sufre fleje ajajaj). 
Lo gracioso fue que mi padre nos regaló a mi hermano y a mí nuestro primer coche serio (compartido, claro) y era un Renault Clio también, pero de gasolina y superaeuofhuiwhe 
(es mi 2º hijo, después de mi gato). Lo que bueno... como al principio no lo llevaba muy bien, digamos que me llevé muchas broncas por los malditos parkings de columnas de los centros comerciales (MUCHO CUIDADO CON LAS COLUMNAS, ¡SON MALIGNAS!).
y, el momento de ver el video del mismo
