Bueno,
aquí dicen que, si queremos jugar a este juego, reflotemos el hilo, así que...
(Oh, ya lo han reflotado... bueno, no voy a borrar lo que he escrito ya)
Antes de seguir la historia, me gustaría sugerir algo. ¿Y si, en cuanto termine esta historia, probamos a hacer una de treinta en treinta? Así cada uno podrá dar rienda suelta a su imaginación y escribir las absurdeces y dramas que se le ocurran y, de paso, la historia tendría más probabilidades de seguir una línea argumental coherente (material para fanfic, vamos), y no como suelen ser las de tres en tres que cambian de situación o protagonista cada dos por tres, y que casi siempre carecen de trama.
O sea, la mejor historia colectiva que he visto jamás, (la cual trataba sobre un tío que se creía Powerman y que viajaba entre portales interdimensionales hacia lugares de locura, mientras huía del profe de mates y sus dos colegas pedagodos, pasando por montones de situaciones hilarantemente absurdas y conociendo personajes demenciales) iba a dos o tres párrafos por post, y llegó a unas 11 páginas. Y porque al final, tras la batalla definitiva contra la fusión del trío pedagogo y su máquina de convertir puros de fumar en clones del Sr.Burns, se destruyó el universo entero (salvo por Sephiroth), que si no seguía la historia hasta que muriera el foro entero
En fin, por probar no se pierde nada, ¿no? ¿Qué os parece, hasta 30 palabras por post? Pero eso después de esta historia que ya está en marcha, y si os parece bien, claro~
Después de todo esto, sigo con la historia:
Tras el reflote del plato de macarrones con queso, Lyra se puso unos pantalones azules iridiscentes y estroboscópicos que recordaban a un limón fluorescente con rayos láser. Bon Bon en cambio, hizo las maletas y marchó a hablar con ajolotes bajo el efecto de los muffins. Jamás habría pensado que fuese cancerígeno porque Peter Griffin había confundido la mayonesa caducada con un cactus subsahariano, también conocido como pinchus dolorius mortem. Cuando se enteró de que Heisemberg había hecho metanfetamina no pudo evitar abrazar una columna, pero ésta era un holograma cutre de estilo rococó. Se vió obligada a vender su Harley rosa vieja para poder pagar mil macetas personalizadas para regalarselas a un Bulbasaur que tenía antojo de melón con jamón.
Mientras tanto, Derpy, que había logrado reunir todos los cerditos de la tienda de muffins, intentó ponerles nombre, pero no se dejaban que les llamaran de extrañas maneras, sino sólo cerditos. Los cerditos alicornios
se acercaron a