Capitulo 1
Spoiler:
La Víspera de la Guerra, Parte 1.
El calor era terrible, se podía oír el crujir de las piedras, al medio día todos los animales buscaban refugio bajó tierra o en la sombra que la escasa vegetación, compuesta sobre todo por cactus, podía proporcionar. A pesar de esto la actividad era constante a unos cuantos kilómetros de Appleloosa, dos ponies terrestres esperaban su carga enganchados a un carro.
-Rayos, ¿Por qué hay que construir una nueva vía del tren?, ¡ya hay una!
-Ayer me explicó el capitán que la antigua vía pasa por el territorio de los búfalos, ellos pidieron que se trazara una nueva, como parte del acuerdo ayudarán a la construcción y le mostrarán a los colonos donde hay un manantial.
-Yo no veo búfalos ayudando por ninguna parte.
-Aun no es su turno, ellos no tienen forma de romper las rocas para hacer los túneles y todo eso, nosotros tenemos al grandote.
A unos cuantos metros de ahí un dragón purpura y verde golpeaba rítmicamente con su cola una enorme roca, a diferencia de sus compañeros él se sentía con más energía cuando hacía más calor. Un último golpe y la enorme roca se dividió en dos, tomó un trozo con cada garra y se acercó a los ponies, depositando uno de los fragmentos en el carro.
-Listo, ya está lleno, ¿No quieren que les ayude con eso?, ya terminé lo mío.
-¡Por supuesto!, ¿una manzana?
-No gracias, encontré unos cuarzos en la roca
El dragón y los ponies movieron las enormes cantidades de roca a su lugar, después se tomaron un descanso, con los ponies relajándose a la sombra del dragón.
-Bueno, hará mucho calor, pero por lo menos es mejor que pelear con monstruos.
-¿De qué te preocupas?, con el grandote en nuestra unidad no tenemos que temer.
Spike no contestó, tenía su vista, más fina que la de cualquier pony, fija en el cielo.
-Hmmm, ¿Qué es eso?
-¿Qué, grandote?, no veo nada.
-Hay tres cosas volando muy alto, no puedo ver bien, pero son más grandes que un pegaso, Van hacia el este.
En el palacio de Canterlot las princesas avanzaban rápidamente por el pasillo que llevaba al salón de invitados, un viejo unicornio color café con crin gris y una cutie mark en forma de un pergamino caminaba nerviosamente junto a ellas.
-Dice que su nombre es Nam-Tar, primer ministro del emperador Nabucodonosor, del glorioso imperio de Kadingirra, e insiste que es importante que hable con usted, su majestad.
Luna inclinó su cabeza hacia un lado con una expresión de duda en su rostro
-¿Kadingirra?, Corregidme si me equivoco, querida hermana, pero, ¿acaso no es ese el nombre de una pequeña colonia que se encuentra en las lejanas y elevadas montañas al oeste de nuestro bienaventurado reino?, ¿Es común es esta época llamar a las pequeñas aldeas imperios?
-Kadingirra creció mucho en tu ausencia, Luna, hace cuatrocientos años firmamos un tratado acerca de nuestras fronteras, hace veinte fue la última vez que tuvimos contacto con ellos, el padre de Nabucodonosor solicitó permiso para que algunos de sus súbditos se establecieran cerca de Cloudsdale, eso fue cuando aun se llamaban a sí mismos "reino".
-¿Eso significa entonces que hay grifos habitando entre nuestros súbditos?
-Los últimos se fueron hace algunos años, no pudieron adaptarse bien a nuestra cultura. Ministro Smartpants, necesito que por favor esté relajado y no se asuste por nada, los grifos no tienen muy buenos modales en general, pero son sensatos.
Entraron en el salón de invitados, era amplio, con un enorme ventanal que daba acceso a una terraza desde la cual se podía ver la mayor parte de Canterlot. El salón estaba vigilado por ocho guardias, cuatro de cada orden, cerca de la salida hacia la terraza dos soldados grifos se mantenían en posición de firmes, cada uno del doble del tamaño de un pony.
Entre ellos estaba un viejo grifo, se veía pequeño comparado con los dos enormes soldados, se encontraba sentado, encorvado, se le podían ver las costillas a través de su piel, le faltaban algunas plumas en la parte delantera de su cuerpo y sus alas. Tenía los ojos entrecerrados, pero lo poco que se podía ver de estos a través de los parpados demostraba mucha inteligencia. Miraba a las princesas de forma fría y calculadora, especialmente a Luna, esto hizo que se sintiera incomoda. El hecho de que usara una capa no ayudaba en nada a su aspecto.
En cuanto las princesas entraron un guardia gritó a todo pulmón
-¡La princesa del día, emperatriz del la luz y gobernante de las orbitas solares!, ¡su aurea majestad!, Princesa Celestia de Equestria, ¡La princesa de la noche, emperatriz de las estrellas y gobernante de las revoluciones del astro de la noche!, ¡su etérea majestad!, Princesa Luna de Equestria.
El viejo grifo se levantó e hizo una reverencia
–Su majestad, mucho tiempo sin vernos, Princesa Luna, un gusto conocerla, las noticias de su regresó han sido muy comentadas, ¿podría preguntar quién es el caballero que nos acompaña?
Celestia se movió a un lado para permitir que el grifo viera de mejor manera al viejo unicornio.
-Es nuestro ministro de relaciones diplomáticas, Sir Smartpants.
Ambas princesas tomaron asiento y con un movimiento de su cabeza la pidieron al grifo que hiciera lo mismo. Celestia sonrió al embajador extranjero.
–Lord Nam-Tar, ¿Qué situación lo trae personalmente a Canterlot?, debe ser algo realmente importante.
-En efecto princesa, nuestro glorioso emperador, Nabucodonosor el todopoderoso, desea renegociar las fronteras.
-¿En serio?, bueno, si, el tratado anterior es muy antiguo, supongo que sería conveniente revisar algunos puntos.
Celestia miró a Smartpants, el cual a su vez miró a un guardia, este le entregó al ministro un pergamino y un mapa, el cual el viejo unicornio procedió a desplegar con mucho nerviosismo en la mesa. Después entregó a la princesa Celestia un pergamino.
-Muy bien- dijo esta mientras le pasaba el pergamino a su hermana. –De acuerdo a el tratado nuestra frontera actual discurre a través del rio del noroeste, desde su nacimiento en las montañas de Skydome hasta su desembocadura en el mar del sur, el poblado pony más cercano a la frontera es el pueblo de Appleloosa, recientemente formado, ¿Qué puntos inquietan al emperador?
Nam-Tar se levantó, de manera agresiva colocó una de sus garras en el centro del mapa y trazó una línea, rompiéndolo
–Su imperial majestad, Nabucodonosor el todopoderoso, considera que esta debe de ser la nueva frontera de nuestros reinos.
Celestia se levantó de su asiento inmediatamente, Luna dejó caer el pergamino que estaba leyendo con detenimiento
-¿Qué insensatez estáis diciendo?, ¡eso es más de la mitad de nuestro bienaventurado reino!, ¡Inclusive la mayor parte de estos territorios ya eran de nos aun antes de mi exilio!
Celestia colocó una de sus patas en el hombro de su hermana menor, miraba fijamente al primer ministro.
-Lord Nam-Tar, tengo fama de saber apreciar una buena broma, pero si ese es el caso esta es de muy mal gusto.
-Me ofende que consideré los justos reclamos de mi pueblo como una broma, su majestad. Esas tierras pertenecen por derecho divino a los grifos, hace cuatrocientos años usted y sus ponies se apropiaron de ellas utilizando una ventaja injusta, pero hoy hemos encontrado por fin la manera de eliminar esa ventaja.
Nam-Tar caminó hacia atrás, de entre los pliegues de su ropa extrajo una gema purpura engarzada en un aro de oro. Los guardias se adelantaron y los soldados grifo se colocaron a ambos lados del primer ministro.
La joya empezó a emitir un ligero brillo, la princesa Celestia tuvo un mal presentimiento. Luna tuvo una sensación aun peor, sentía como si alguna parte de su cuerpo se moviera por sí sola, revisó todo su cuerpo y realizo algunos movimientos de prueba, estaba en total control de este, pero la sensación se hacía cada vez más fuerte.
Sintió como si de repente se hubiera caído en un lago congelado, quiso gritar pero no tuvo voz, lentamente, sobre el horizonte, la luna empezó a asomar. Sin que ella emitiera orden alguna el astro de la noche se estaba elevando a pleno medio día.
Luna corrió inmediatamente hacia la terraza y se elevó en el cielo, extendiendo sus brazos, lentamente y con esfuerzo consiguió revertir el movimiento de la luna, no había tenido tantas dificultades para hacerlo desde que era un potrilla y sus padres le habían encomendado esa tarea. Cayó extenuada sobre la terraza, respirando pesadamente y con un sudor frio cubriéndole la frente.
Celestia corrió hacia su hermana, ayudándola a levantarse. Centró su mirada furiosa en el viejo grifo, que lentamente salía a la terraza seguido por sus soldados y los guardias de las princesas, Celestia clavó su vista en el.
-¡Que blasfemia es esta!, ¡Exijo que me entregues ese maldito artefacto inmediatamente!
-Por supuesto su majestad, pero comprenderá que esta baratija solo sirve para hacer señales- Nam-Tar arrojó la joya a las pezuñas de Celestia mientras este se elevaba seguido por sus soldados.
-Tienen una semana para evacuar totalmente los territorios antes de que tomemos posesión de ellos, después de todo ya sabemos que nuestras culturas son incompatibles. Si no lo hacen en ese tiempo, nos veremos obligados a ejercer nuestro derecho de tomar por la fuerza lo que nos pertenece, e incluso si es necesario, sumergir a Equestria en la noche eterna. Disculpe la falta de originalidad, Princesa Luna.
Los grifos emprendieron el vuelo, los guardias pegaso estaban a punto de seguirlos pero la princesa Celestia los detuvo con un movimiento.
-Llamen al comandante White Thunder y a la comandante Northern Wind, también a todos los nobles, y por favor, alguien atienda al ministro.
El viejo pony se había desmayado. Las dos princesas caminaban apresuradamente hacia la sala de los tronos gemelos. Luna aun tenía dificultad para respirar
-¿Qué acciones emprenderemos en esta, la más inesperada y horrible de las situaciones, querida hermana?
-Primero algo que nunca creí que sería necesario, llamaremos a un consejo de guerra.
Horas más tarde el salón de los tronos gemelos se encontraba lleno, el murmullo de decenas de voces llenaba el aire. Twilight y sus amigas se encontraban en un rincón, incomodas. Habían sido llamadas por ser caballeros de la orden de la corona solar, pero no se atrevían a opinar abiertamente en la discusión de los nobles y los militares. Rarity no hablaba en lo absoluto, estaba perfectamente consciente de que Spike se encontraba a pocos kilómetros de la frontera.
Rainbow Dash no dejaba de mirar los tronos, más específicamente a la joven pegaso sentada junto a la princesa Celestia, hablaba muy seriamente con ella, la princesa Luna y el comandante White Thunder.
Era de color gris, con una larga crin con un muy ligero color azul en dos tonos, casi blanco. Usaba una armadura dorada más grande y decorada que los otros guardias. Sus modales y forma de moverse no tenían nada que envidiarle a los de Rarity. Sabía que la había visto antes, Nort-algo no-recordaba-que. La pegaso más joven en ganar la competencia de jóvenes voladores, la única en haber rechazado una invitación de los Wonderbolts. Ella debió sentir la mirada, ya que giró su cabeza y miró a Rainbow por unos segundos antes de que la princesa Luna le dijera algo y atrajera su atención.
Celestia levantó su pezuña, lo cual causó silencio absoluto en la sala.
-Mis queridos ponies, la princesa Luna y yo hemos estado hablando con nuestros comandantes y hemos llegado a varias conclusiones, primero: le pediremos a nuestro ministro Sir Smartpants que no desista en llegar a una resolución pacífica del conflicto, aun así movilizaremos ambas guardias. Lo más probable es que los grifos rechacen cualquier tratado y tengan mucho tiempo preparándose para la guerra, debido a esto no tenemos tiempo que perder. Les pido por favor su total apoyo y cooperación en estos tiempos difíciles, tendremos reuniones con cada uno de nuestros ministros por separado. De momento nos retiraremos con Sir Smartpants.
Las princesas se retiraron, seguidas del viejo pony que tropezaba y sudaba constantemente. Los comandantes hablaron a varios oficiales, los cuales a su vez se acercaron a diferentes ponies y les dieron indicaciones. Twilight y sus amigas estaban sumidas en el silencio, ensimismadas en su pensamiento, excepto Pinkie, que soltaba de vez en cuando una risita.
Twilight no resistió.
-¿Qué pasa contigo?, esto es muy serio, ¿no estás preocupada por tus hijas?
-Lo sé, lo sé, pero ese viejo pony, ¡tiene el mismo nombre que tu muñeco!, ja ja ja.
-Sí, lo sé, es raro.
Twilight no pudo evitar sonreír un poco, Pinkie siempre sabia encontrar lo gracioso de cada situación.
Un guardia se acercó a ellas
–Los comandantes desean hablar con sir Rainbow Dash, sígame por favor.
Rainbow miró un poco perpleja a sus amigas, siguió al oficial a un pequeño cuarto. Ambos comandantes estaban sentados revisando documentos y un enorme mapa de Equestria lleno de reglas, brújulas y compases.
El oficial saludó y se retiró, White Thunder le pidió a Rainbow que se sentara, la otra pegaso no levantó su vista del mapa hasta que terminó de acomodar una serie de pequeñas figuras blancas que representaban pegasos, unicornios y ponies terrestres.
-Bien, esto representa la posición aproximada de mis tropas de acuerdo a los informes más recientes, puedo mover una unidad de pegasos y dos de terrestres que llegarían en cuatro días a la frontera, los demás tardaran más tiempo.
Levantó la vista y miró fijamente a Rainbow, que le sonrió. La pony militar se levantó de la mesa y se acercó a la pegaso.
-Buenas tardes, Sir Rainbow Dash, mi nombre es Northern Wind, Comandante de la guardia diurna al servicio de su aurea majestad, princesa Celestia de Equestria. Es un honor conocerla, a mi compañero y a mí nos gustaría hacerle un par de preguntas.
Rainbow gritó con excitación
-¡Lo sabia!, eres tú, tu… tu... tu ganaste... Y luego… rechazaste… no entiendo, ¿Cómo pudiste?, ¡me tomó años ser aceptada!, y tu, tu no, ¡no lo puedo creer!, eso es imposible, cómo pudiste… ¡rechazarlo!
-Señorita, tenemos asuntos más importantes que atender aquí…
-¡Pero no lo entiendo!, ¡ese es el sueño de todo pegaso!, ¡cómo pudiste no…!
White Thunder suspiró, se levantó, y tomó con su magia unas figuras similares, pero de color negro, ya sabía lo que estaba punto de suceder. Northern Wind golpeó fuertemente con su pezuña la mesa, su actitud calmada y sus finos modales se evaporaron.
-¡Maldita sea, potra!, ¿estamos al borde de una guerra y tu lo único en lo que puedes pensar es en esas estupideces?, no sé si te has dado cuenta pero todos esos grifos vuelan, son del doble de tamaño de cualquier pony y todos son guerreros por naturaleza. Ellos se han estado preparando para esto desde hace meses si no años, nosotros tenemos solo una semana. Tú eres amiga de la última grifo que estuvo en Equestria, me vas a decir todo lo que ella te haya dicho respecto a su país, ¡ahora!
Rainbow se dejó caer en su asiento, estaba sorprendida y molesta, sobretodo porque alguien de su edad le había llamado potra
-Gilda ya no es mi amiga. Nació en Equestria, sus padres no hablaban de su país. Deje de verla después de que terminó el campamento hasta que fue a Ponyville. No la he visto desde entonces.
White Thunder intervino.
-Gracias sir Rainbow Dash, si la necesitamos para algo mas la llamaremos.
Rainbow se alejó de mal humor, antes de salir lanzó una mirada desafiante a la comandante… que estaba totalmente concentrada en el mapa, lo cual enfureció mas a Rainbow.
White Thunder colocó las pequeñas figuras en el mapa.
-Deberías ser un poco más paciente, después de todo ellas salvaron a Equestria, varias veces.
-Esta situación es diferente, no creo que los grifos se rindan y regresen a casa porque alguien les dispare un arcoíris, ¿Dónde están tus tropas?
-Las mías están más alejadas que las tuyas, seis días la unidad de pegasos más cercana, hmmm, tengo una cuadrilla de construcción cerca de Appleloosa, diez ponies de tierra que acaban de ingresar…
-Eso no nos sirve de mucho.
-… y un dragón, lamentablemente es un novato también.
-¿Tienes a tu dragón en una cuadrilla de construcción?
-Tiene fuerza, pero no tiene la habilidad. Vuela relativamente rápido, y puede hacerlo durante mucho tiempo, pero no es muy diestro en el aire. No sabe esquivar, en los ejercicios aun los pegasos novatos lo esquivan y golpean fácilmente, eso hasta que empieza a lanzar fuego, tiene una puntería decente.
-Entonces, no nos sirve de mucho, en cuanto los grifos se den cuenta de que no sabe pelear será solo cuestión de tiempo.
-Es un dragón, tiene el instinto de pelear, lo he visto. Además puede comunicarse directamente con sus majestades según tengo entendido.
-Esperó que sobreviva lo suficiente para que eso nos sirva. Sus majestades llegaran en cualquier momento, debemos presentarles algunas estrategias y predicciones viables.
Rainbow caminaba lentamente por el pasillo, no solo la habían insultado, había sido insultada por alguien que obtuvo fácilmente y rechazó lo que a ella le había costado tanto conseguir. Pero lo peor era que se había enterado que todas sus amigas se encontraban en la biblioteca del palacio, la princesa Celestia le había pedido a Twilight que investigara todo lo referente a los grifos y a su maldito país de nombre extraño.
Afortunadamente la biblioteca tenía sillones cómodos en los que pudo acostarse a rumiar su furia. Twilight ya tenía una montaña de libros, los cuales Applejack le ayudaba a cargar, Fluttershy y Pinkie se movían entre las estanterías tratando de encontrar todos los libros que Twilight había escrito en una lista. Rarity se la pasaba mirando por la ventana hacia el oeste. Rainbow realmente se sentía mal por no haberle podido decir nada acerca de Spike, ciertamente con lo que pasó en la habitación no había pensado en el.
La información que había encontrado Twilight no era muy útil. Le asombraba que Equestria supiera tan poco de sus vecinos. Sobre todo considerando que la mayoría de los libros indicaban que los grifos eran muy agresivos. Le llamó mucho la atención el intento de establecer una colonia de grifos en Equestria, de ahí había venido Gilda.
Lamentablemente Rainbow estaba muy molesta por alguna razón y no le podía sacar mucha información al respecto. Las demás tampoco ayudaban mucho. Rarity estaba comprensiblemente preocupada por Spike, Applejack se esforzaba, pero el sistema de clasificación de la biblioteca la confundía, Fluttershy no conseguía armarse del valor para hablar con el personal y Pinkie se comportaba como Pinkie.
Habían pasado cuatro días desde el anuncio de las princesas. La noticia ya se había dado a conocer en toda Equestria. La movilización de los soldados y los recursos era increíble. Muchos jóvenes ponies se estaban enlistando en la guardia diurna, y otros tantos recibían invitaciones para unirse a la guardia nocturna. Twilight se sentía mal, no había podido ser de mucha utilidad para las princesas y hacía dos días recibió la noticia que Spike se quedaría en Appleloosa. El lugar donde probablemente se libraría la primera batalla.
Repentinamente todos los talentos de los que se sentía orgullosa se habían vuelto inútiles en el momento en el que su maestra la necesitaba más. Bajó a la biblioteca para tratar de distraerse escribiendo su libro, pero ahora lo que pasara o dejara de pasar en las estrellas parecía insignificante. No habían recibido ninguna nueva orden de ningún tipo.
Ahora que Spike ya no estaba con ella tampoco podía comunicarse con las princesas, aunque probablemente no tendrían tiempo de leer cualquier cosa que ella escribiera. Subió de nuevo a su cuarto, con un poco de esfuerzo sacó de debajo de su cama una pequeña caja con una cerradura mágica que abrió con su cuerno. Miró fijamente la pequeña tiara con una joya similar a su cutie mark en la parte superior. ¿De qué servía ser uno de los elementos de la armonía si no podías evitar una guerra? Miró por la ventana, un joven unicornio corría por la calle principal de Ponyville gritando algo, parecía estar muy alterado.
En Appleloosa, en lo alto de una enorme roca un pony y un dragón montaban guardia.
-Hey grandote, ¿una manzana?
Spike tomó la fruta entre dos dedos y se la arrojó a la boca, no era mucho pero el sabor era agradable. Desde la roca en la que estaban podía ver las luces del pueblo, se habían negado a irse a pesar de las órdenes de evacuación emitidas directamente por las princesas.
-¿Por qué la cara tan seria, grandote?
-No sé, ¿Tal vez porque estamos a cuatro días de una guerra?
-Tranquilo, para mañana tres unidades de la guardia diurna habrán llegado aquí, además te tenemos a ti, escuché historias de que derrotaste a un dragón más de tres veces tu tamaño.
-Para empezar lo único que hice fue entretenerlo lo suficiente antes de que llegaran los guardias, además me hubiera matado si no fuera porque mi hermana y sus ami… ¿Qué es eso? ¡Algo se acerca!
-Eso no es gracioso Spike.
-No es broma, algo viene volando muy rápido, ¡La señal!
El joven pony utilizó una lámpara para mandar señales a Appleloosa, unos pequeños destellos le indicaban que el capitán estaba enterado. Regresó a un lado del dragón.
-Creí que esos pájaros habían dicho que la guerra empezaría después.
-No parecen ser del tipo que cumple su palabra, ¡Prepárate, ahí vienen!
Un enorme grupo de sombras pasó volando a su alrededor a gran velocidad, Spike saltó de la roca, rugiendo a todo pulmón y extendiendo sus alas. Lanzó un golpe a un grifo que se encontraba a escasos metros, este ni siquiera se molestó en mirar a Spike, en el último momento dio un giro y evitó el golpe. Spike sintió un fuerte golpe en su ala derecha, perdió por completo la estabilidad y cayó al suelo.
-¡Spike!
Levantó la vista, un grifo había tomado a su compañero entre las patas y se elevaba con el por el aire, se detuvo, y lo dejó caer. El dragón trató de levantarse, volar, pero no tuvo oportunidad, su compañero golpeo pesadamente el suelo. No se levantó.
Spike estalló en ira, se levantó sobre sus dos piernas y comenzó a lanzar llamas, logró alcanzar a un grifo, antes de que una terrible sensación similar a una descarga eléctrica recorriera todo su cuerpo, haciéndolo caer a cuatro patas nuevamente, trató de recuperarse cuando otras dos descargas lo golpearon y perdió el sentido.
El sheriff Silverstar, el capitán de la unidad de Spike y Braeburn habían hecho sonar la alarma. Silverstar se acercó al oficial de la guardia nocturna.
-Capitán, ¿está seguro que esto no es una falsa alarma?
El pony militar miró al Sheriff
-Sheriff, el soldado Spike es el mejor vigía en toda la guardia nocturna.
Braeburn sonrió.
-¡Así es! sheriff, conocí al gran dragón cuando era solo un pequeño…
Un rugido interrumpió a Braeburn, los tres ponies alcanzaron a ver una llamarada a lo lejos, seguida de lo que parecía ser un relámpago purpura, y luego otros dos.
-¿Qué demonios?
Las sombras llegaron al pueblo, pasaban rápidamente por las calles, atacando a cuanto pony se encontrara en su camino sin importar la edad o el género. Los
grifos se posaban sobre los edificios y los destruían con suma facilidad, Braeburn miró hacia el cielo, en la oscuridad de la noche no podía estar seguro, pero decenas de sombras giraban sobre ellos como buitres.
-Capitán, sheriff, tenemos que…
Los ponies miraron aterrorizados como una enorme masa golpeaba al primo de Applejack, el grifo se detuvo a unos cuantos metros de ellos. Era enorme, sostenía al pony en una sola de sus garras. Su parte delantera y sus alas eran similares a los de un águila arpía, su parte trasera era como la de un tigre. Miraba atentamente al pony que se retorcía entre sus dedos, comenzó a apretar, hasta que el sheriff y el capitán escucharon el horrible sonido de algo que se rompía, el grifo dejó caer el inerte cuerpo del pony a tierra.
Una grifo de tamaño normal aterrizó junto a él, llevaba una armadura de acero con una joya purpura en el pecho.
-Lo ve general Nergal, le dije que los ponies eran patéticos.
El calor era terrible, se podía oír el crujir de las piedras, al medio día todos los animales buscaban refugio bajó tierra o en la sombra que la escasa vegetación, compuesta sobre todo por cactus, podía proporcionar. A pesar de esto la actividad era constante a unos cuantos kilómetros de Appleloosa, dos ponies terrestres esperaban su carga enganchados a un carro.
-Rayos, ¿Por qué hay que construir una nueva vía del tren?, ¡ya hay una!
-Ayer me explicó el capitán que la antigua vía pasa por el territorio de los búfalos, ellos pidieron que se trazara una nueva, como parte del acuerdo ayudarán a la construcción y le mostrarán a los colonos donde hay un manantial.
-Yo no veo búfalos ayudando por ninguna parte.
-Aun no es su turno, ellos no tienen forma de romper las rocas para hacer los túneles y todo eso, nosotros tenemos al grandote.
A unos cuantos metros de ahí un dragón purpura y verde golpeaba rítmicamente con su cola una enorme roca, a diferencia de sus compañeros él se sentía con más energía cuando hacía más calor. Un último golpe y la enorme roca se dividió en dos, tomó un trozo con cada garra y se acercó a los ponies, depositando uno de los fragmentos en el carro.
-Listo, ya está lleno, ¿No quieren que les ayude con eso?, ya terminé lo mío.
-¡Por supuesto!, ¿una manzana?
-No gracias, encontré unos cuarzos en la roca
El dragón y los ponies movieron las enormes cantidades de roca a su lugar, después se tomaron un descanso, con los ponies relajándose a la sombra del dragón.
-Bueno, hará mucho calor, pero por lo menos es mejor que pelear con monstruos.
-¿De qué te preocupas?, con el grandote en nuestra unidad no tenemos que temer.
Spike no contestó, tenía su vista, más fina que la de cualquier pony, fija en el cielo.
-Hmmm, ¿Qué es eso?
-¿Qué, grandote?, no veo nada.
-Hay tres cosas volando muy alto, no puedo ver bien, pero son más grandes que un pegaso, Van hacia el este.
En el palacio de Canterlot las princesas avanzaban rápidamente por el pasillo que llevaba al salón de invitados, un viejo unicornio color café con crin gris y una cutie mark en forma de un pergamino caminaba nerviosamente junto a ellas.
-Dice que su nombre es Nam-Tar, primer ministro del emperador Nabucodonosor, del glorioso imperio de Kadingirra, e insiste que es importante que hable con usted, su majestad.
Luna inclinó su cabeza hacia un lado con una expresión de duda en su rostro
-¿Kadingirra?, Corregidme si me equivoco, querida hermana, pero, ¿acaso no es ese el nombre de una pequeña colonia que se encuentra en las lejanas y elevadas montañas al oeste de nuestro bienaventurado reino?, ¿Es común es esta época llamar a las pequeñas aldeas imperios?
-Kadingirra creció mucho en tu ausencia, Luna, hace cuatrocientos años firmamos un tratado acerca de nuestras fronteras, hace veinte fue la última vez que tuvimos contacto con ellos, el padre de Nabucodonosor solicitó permiso para que algunos de sus súbditos se establecieran cerca de Cloudsdale, eso fue cuando aun se llamaban a sí mismos "reino".
-¿Eso significa entonces que hay grifos habitando entre nuestros súbditos?
-Los últimos se fueron hace algunos años, no pudieron adaptarse bien a nuestra cultura. Ministro Smartpants, necesito que por favor esté relajado y no se asuste por nada, los grifos no tienen muy buenos modales en general, pero son sensatos.
Entraron en el salón de invitados, era amplio, con un enorme ventanal que daba acceso a una terraza desde la cual se podía ver la mayor parte de Canterlot. El salón estaba vigilado por ocho guardias, cuatro de cada orden, cerca de la salida hacia la terraza dos soldados grifos se mantenían en posición de firmes, cada uno del doble del tamaño de un pony.
Entre ellos estaba un viejo grifo, se veía pequeño comparado con los dos enormes soldados, se encontraba sentado, encorvado, se le podían ver las costillas a través de su piel, le faltaban algunas plumas en la parte delantera de su cuerpo y sus alas. Tenía los ojos entrecerrados, pero lo poco que se podía ver de estos a través de los parpados demostraba mucha inteligencia. Miraba a las princesas de forma fría y calculadora, especialmente a Luna, esto hizo que se sintiera incomoda. El hecho de que usara una capa no ayudaba en nada a su aspecto.
En cuanto las princesas entraron un guardia gritó a todo pulmón
-¡La princesa del día, emperatriz del la luz y gobernante de las orbitas solares!, ¡su aurea majestad!, Princesa Celestia de Equestria, ¡La princesa de la noche, emperatriz de las estrellas y gobernante de las revoluciones del astro de la noche!, ¡su etérea majestad!, Princesa Luna de Equestria.
El viejo grifo se levantó e hizo una reverencia
–Su majestad, mucho tiempo sin vernos, Princesa Luna, un gusto conocerla, las noticias de su regresó han sido muy comentadas, ¿podría preguntar quién es el caballero que nos acompaña?
Celestia se movió a un lado para permitir que el grifo viera de mejor manera al viejo unicornio.
-Es nuestro ministro de relaciones diplomáticas, Sir Smartpants.
Ambas princesas tomaron asiento y con un movimiento de su cabeza la pidieron al grifo que hiciera lo mismo. Celestia sonrió al embajador extranjero.
–Lord Nam-Tar, ¿Qué situación lo trae personalmente a Canterlot?, debe ser algo realmente importante.
-En efecto princesa, nuestro glorioso emperador, Nabucodonosor el todopoderoso, desea renegociar las fronteras.
-¿En serio?, bueno, si, el tratado anterior es muy antiguo, supongo que sería conveniente revisar algunos puntos.
Celestia miró a Smartpants, el cual a su vez miró a un guardia, este le entregó al ministro un pergamino y un mapa, el cual el viejo unicornio procedió a desplegar con mucho nerviosismo en la mesa. Después entregó a la princesa Celestia un pergamino.
-Muy bien- dijo esta mientras le pasaba el pergamino a su hermana. –De acuerdo a el tratado nuestra frontera actual discurre a través del rio del noroeste, desde su nacimiento en las montañas de Skydome hasta su desembocadura en el mar del sur, el poblado pony más cercano a la frontera es el pueblo de Appleloosa, recientemente formado, ¿Qué puntos inquietan al emperador?
Nam-Tar se levantó, de manera agresiva colocó una de sus garras en el centro del mapa y trazó una línea, rompiéndolo
–Su imperial majestad, Nabucodonosor el todopoderoso, considera que esta debe de ser la nueva frontera de nuestros reinos.
Celestia se levantó de su asiento inmediatamente, Luna dejó caer el pergamino que estaba leyendo con detenimiento
-¿Qué insensatez estáis diciendo?, ¡eso es más de la mitad de nuestro bienaventurado reino!, ¡Inclusive la mayor parte de estos territorios ya eran de nos aun antes de mi exilio!
Celestia colocó una de sus patas en el hombro de su hermana menor, miraba fijamente al primer ministro.
-Lord Nam-Tar, tengo fama de saber apreciar una buena broma, pero si ese es el caso esta es de muy mal gusto.
-Me ofende que consideré los justos reclamos de mi pueblo como una broma, su majestad. Esas tierras pertenecen por derecho divino a los grifos, hace cuatrocientos años usted y sus ponies se apropiaron de ellas utilizando una ventaja injusta, pero hoy hemos encontrado por fin la manera de eliminar esa ventaja.
Nam-Tar caminó hacia atrás, de entre los pliegues de su ropa extrajo una gema purpura engarzada en un aro de oro. Los guardias se adelantaron y los soldados grifo se colocaron a ambos lados del primer ministro.
La joya empezó a emitir un ligero brillo, la princesa Celestia tuvo un mal presentimiento. Luna tuvo una sensación aun peor, sentía como si alguna parte de su cuerpo se moviera por sí sola, revisó todo su cuerpo y realizo algunos movimientos de prueba, estaba en total control de este, pero la sensación se hacía cada vez más fuerte.
Sintió como si de repente se hubiera caído en un lago congelado, quiso gritar pero no tuvo voz, lentamente, sobre el horizonte, la luna empezó a asomar. Sin que ella emitiera orden alguna el astro de la noche se estaba elevando a pleno medio día.
Luna corrió inmediatamente hacia la terraza y se elevó en el cielo, extendiendo sus brazos, lentamente y con esfuerzo consiguió revertir el movimiento de la luna, no había tenido tantas dificultades para hacerlo desde que era un potrilla y sus padres le habían encomendado esa tarea. Cayó extenuada sobre la terraza, respirando pesadamente y con un sudor frio cubriéndole la frente.
Celestia corrió hacia su hermana, ayudándola a levantarse. Centró su mirada furiosa en el viejo grifo, que lentamente salía a la terraza seguido por sus soldados y los guardias de las princesas, Celestia clavó su vista en el.
-¡Que blasfemia es esta!, ¡Exijo que me entregues ese maldito artefacto inmediatamente!
-Por supuesto su majestad, pero comprenderá que esta baratija solo sirve para hacer señales- Nam-Tar arrojó la joya a las pezuñas de Celestia mientras este se elevaba seguido por sus soldados.
-Tienen una semana para evacuar totalmente los territorios antes de que tomemos posesión de ellos, después de todo ya sabemos que nuestras culturas son incompatibles. Si no lo hacen en ese tiempo, nos veremos obligados a ejercer nuestro derecho de tomar por la fuerza lo que nos pertenece, e incluso si es necesario, sumergir a Equestria en la noche eterna. Disculpe la falta de originalidad, Princesa Luna.
Los grifos emprendieron el vuelo, los guardias pegaso estaban a punto de seguirlos pero la princesa Celestia los detuvo con un movimiento.
-Llamen al comandante White Thunder y a la comandante Northern Wind, también a todos los nobles, y por favor, alguien atienda al ministro.
El viejo pony se había desmayado. Las dos princesas caminaban apresuradamente hacia la sala de los tronos gemelos. Luna aun tenía dificultad para respirar
-¿Qué acciones emprenderemos en esta, la más inesperada y horrible de las situaciones, querida hermana?
-Primero algo que nunca creí que sería necesario, llamaremos a un consejo de guerra.
Horas más tarde el salón de los tronos gemelos se encontraba lleno, el murmullo de decenas de voces llenaba el aire. Twilight y sus amigas se encontraban en un rincón, incomodas. Habían sido llamadas por ser caballeros de la orden de la corona solar, pero no se atrevían a opinar abiertamente en la discusión de los nobles y los militares. Rarity no hablaba en lo absoluto, estaba perfectamente consciente de que Spike se encontraba a pocos kilómetros de la frontera.
Rainbow Dash no dejaba de mirar los tronos, más específicamente a la joven pegaso sentada junto a la princesa Celestia, hablaba muy seriamente con ella, la princesa Luna y el comandante White Thunder.
Era de color gris, con una larga crin con un muy ligero color azul en dos tonos, casi blanco. Usaba una armadura dorada más grande y decorada que los otros guardias. Sus modales y forma de moverse no tenían nada que envidiarle a los de Rarity. Sabía que la había visto antes, Nort-algo no-recordaba-que. La pegaso más joven en ganar la competencia de jóvenes voladores, la única en haber rechazado una invitación de los Wonderbolts. Ella debió sentir la mirada, ya que giró su cabeza y miró a Rainbow por unos segundos antes de que la princesa Luna le dijera algo y atrajera su atención.
Celestia levantó su pezuña, lo cual causó silencio absoluto en la sala.
-Mis queridos ponies, la princesa Luna y yo hemos estado hablando con nuestros comandantes y hemos llegado a varias conclusiones, primero: le pediremos a nuestro ministro Sir Smartpants que no desista en llegar a una resolución pacífica del conflicto, aun así movilizaremos ambas guardias. Lo más probable es que los grifos rechacen cualquier tratado y tengan mucho tiempo preparándose para la guerra, debido a esto no tenemos tiempo que perder. Les pido por favor su total apoyo y cooperación en estos tiempos difíciles, tendremos reuniones con cada uno de nuestros ministros por separado. De momento nos retiraremos con Sir Smartpants.
Las princesas se retiraron, seguidas del viejo pony que tropezaba y sudaba constantemente. Los comandantes hablaron a varios oficiales, los cuales a su vez se acercaron a diferentes ponies y les dieron indicaciones. Twilight y sus amigas estaban sumidas en el silencio, ensimismadas en su pensamiento, excepto Pinkie, que soltaba de vez en cuando una risita.
Twilight no resistió.
-¿Qué pasa contigo?, esto es muy serio, ¿no estás preocupada por tus hijas?
-Lo sé, lo sé, pero ese viejo pony, ¡tiene el mismo nombre que tu muñeco!, ja ja ja.
-Sí, lo sé, es raro.
Twilight no pudo evitar sonreír un poco, Pinkie siempre sabia encontrar lo gracioso de cada situación.
Un guardia se acercó a ellas
–Los comandantes desean hablar con sir Rainbow Dash, sígame por favor.
Rainbow miró un poco perpleja a sus amigas, siguió al oficial a un pequeño cuarto. Ambos comandantes estaban sentados revisando documentos y un enorme mapa de Equestria lleno de reglas, brújulas y compases.
El oficial saludó y se retiró, White Thunder le pidió a Rainbow que se sentara, la otra pegaso no levantó su vista del mapa hasta que terminó de acomodar una serie de pequeñas figuras blancas que representaban pegasos, unicornios y ponies terrestres.
-Bien, esto representa la posición aproximada de mis tropas de acuerdo a los informes más recientes, puedo mover una unidad de pegasos y dos de terrestres que llegarían en cuatro días a la frontera, los demás tardaran más tiempo.
Levantó la vista y miró fijamente a Rainbow, que le sonrió. La pony militar se levantó de la mesa y se acercó a la pegaso.
-Buenas tardes, Sir Rainbow Dash, mi nombre es Northern Wind, Comandante de la guardia diurna al servicio de su aurea majestad, princesa Celestia de Equestria. Es un honor conocerla, a mi compañero y a mí nos gustaría hacerle un par de preguntas.
Rainbow gritó con excitación
-¡Lo sabia!, eres tú, tu… tu... tu ganaste... Y luego… rechazaste… no entiendo, ¿Cómo pudiste?, ¡me tomó años ser aceptada!, y tu, tu no, ¡no lo puedo creer!, eso es imposible, cómo pudiste… ¡rechazarlo!
-Señorita, tenemos asuntos más importantes que atender aquí…
-¡Pero no lo entiendo!, ¡ese es el sueño de todo pegaso!, ¡cómo pudiste no…!
White Thunder suspiró, se levantó, y tomó con su magia unas figuras similares, pero de color negro, ya sabía lo que estaba punto de suceder. Northern Wind golpeó fuertemente con su pezuña la mesa, su actitud calmada y sus finos modales se evaporaron.
-¡Maldita sea, potra!, ¿estamos al borde de una guerra y tu lo único en lo que puedes pensar es en esas estupideces?, no sé si te has dado cuenta pero todos esos grifos vuelan, son del doble de tamaño de cualquier pony y todos son guerreros por naturaleza. Ellos se han estado preparando para esto desde hace meses si no años, nosotros tenemos solo una semana. Tú eres amiga de la última grifo que estuvo en Equestria, me vas a decir todo lo que ella te haya dicho respecto a su país, ¡ahora!
Rainbow se dejó caer en su asiento, estaba sorprendida y molesta, sobretodo porque alguien de su edad le había llamado potra
-Gilda ya no es mi amiga. Nació en Equestria, sus padres no hablaban de su país. Deje de verla después de que terminó el campamento hasta que fue a Ponyville. No la he visto desde entonces.
White Thunder intervino.
-Gracias sir Rainbow Dash, si la necesitamos para algo mas la llamaremos.
Rainbow se alejó de mal humor, antes de salir lanzó una mirada desafiante a la comandante… que estaba totalmente concentrada en el mapa, lo cual enfureció mas a Rainbow.
White Thunder colocó las pequeñas figuras en el mapa.
-Deberías ser un poco más paciente, después de todo ellas salvaron a Equestria, varias veces.
-Esta situación es diferente, no creo que los grifos se rindan y regresen a casa porque alguien les dispare un arcoíris, ¿Dónde están tus tropas?
-Las mías están más alejadas que las tuyas, seis días la unidad de pegasos más cercana, hmmm, tengo una cuadrilla de construcción cerca de Appleloosa, diez ponies de tierra que acaban de ingresar…
-Eso no nos sirve de mucho.
-… y un dragón, lamentablemente es un novato también.
-¿Tienes a tu dragón en una cuadrilla de construcción?
-Tiene fuerza, pero no tiene la habilidad. Vuela relativamente rápido, y puede hacerlo durante mucho tiempo, pero no es muy diestro en el aire. No sabe esquivar, en los ejercicios aun los pegasos novatos lo esquivan y golpean fácilmente, eso hasta que empieza a lanzar fuego, tiene una puntería decente.
-Entonces, no nos sirve de mucho, en cuanto los grifos se den cuenta de que no sabe pelear será solo cuestión de tiempo.
-Es un dragón, tiene el instinto de pelear, lo he visto. Además puede comunicarse directamente con sus majestades según tengo entendido.
-Esperó que sobreviva lo suficiente para que eso nos sirva. Sus majestades llegaran en cualquier momento, debemos presentarles algunas estrategias y predicciones viables.
Rainbow caminaba lentamente por el pasillo, no solo la habían insultado, había sido insultada por alguien que obtuvo fácilmente y rechazó lo que a ella le había costado tanto conseguir. Pero lo peor era que se había enterado que todas sus amigas se encontraban en la biblioteca del palacio, la princesa Celestia le había pedido a Twilight que investigara todo lo referente a los grifos y a su maldito país de nombre extraño.
Afortunadamente la biblioteca tenía sillones cómodos en los que pudo acostarse a rumiar su furia. Twilight ya tenía una montaña de libros, los cuales Applejack le ayudaba a cargar, Fluttershy y Pinkie se movían entre las estanterías tratando de encontrar todos los libros que Twilight había escrito en una lista. Rarity se la pasaba mirando por la ventana hacia el oeste. Rainbow realmente se sentía mal por no haberle podido decir nada acerca de Spike, ciertamente con lo que pasó en la habitación no había pensado en el.
La información que había encontrado Twilight no era muy útil. Le asombraba que Equestria supiera tan poco de sus vecinos. Sobre todo considerando que la mayoría de los libros indicaban que los grifos eran muy agresivos. Le llamó mucho la atención el intento de establecer una colonia de grifos en Equestria, de ahí había venido Gilda.
Lamentablemente Rainbow estaba muy molesta por alguna razón y no le podía sacar mucha información al respecto. Las demás tampoco ayudaban mucho. Rarity estaba comprensiblemente preocupada por Spike, Applejack se esforzaba, pero el sistema de clasificación de la biblioteca la confundía, Fluttershy no conseguía armarse del valor para hablar con el personal y Pinkie se comportaba como Pinkie.
Habían pasado cuatro días desde el anuncio de las princesas. La noticia ya se había dado a conocer en toda Equestria. La movilización de los soldados y los recursos era increíble. Muchos jóvenes ponies se estaban enlistando en la guardia diurna, y otros tantos recibían invitaciones para unirse a la guardia nocturna. Twilight se sentía mal, no había podido ser de mucha utilidad para las princesas y hacía dos días recibió la noticia que Spike se quedaría en Appleloosa. El lugar donde probablemente se libraría la primera batalla.
Repentinamente todos los talentos de los que se sentía orgullosa se habían vuelto inútiles en el momento en el que su maestra la necesitaba más. Bajó a la biblioteca para tratar de distraerse escribiendo su libro, pero ahora lo que pasara o dejara de pasar en las estrellas parecía insignificante. No habían recibido ninguna nueva orden de ningún tipo.
Ahora que Spike ya no estaba con ella tampoco podía comunicarse con las princesas, aunque probablemente no tendrían tiempo de leer cualquier cosa que ella escribiera. Subió de nuevo a su cuarto, con un poco de esfuerzo sacó de debajo de su cama una pequeña caja con una cerradura mágica que abrió con su cuerno. Miró fijamente la pequeña tiara con una joya similar a su cutie mark en la parte superior. ¿De qué servía ser uno de los elementos de la armonía si no podías evitar una guerra? Miró por la ventana, un joven unicornio corría por la calle principal de Ponyville gritando algo, parecía estar muy alterado.
En Appleloosa, en lo alto de una enorme roca un pony y un dragón montaban guardia.
-Hey grandote, ¿una manzana?
Spike tomó la fruta entre dos dedos y se la arrojó a la boca, no era mucho pero el sabor era agradable. Desde la roca en la que estaban podía ver las luces del pueblo, se habían negado a irse a pesar de las órdenes de evacuación emitidas directamente por las princesas.
-¿Por qué la cara tan seria, grandote?
-No sé, ¿Tal vez porque estamos a cuatro días de una guerra?
-Tranquilo, para mañana tres unidades de la guardia diurna habrán llegado aquí, además te tenemos a ti, escuché historias de que derrotaste a un dragón más de tres veces tu tamaño.
-Para empezar lo único que hice fue entretenerlo lo suficiente antes de que llegaran los guardias, además me hubiera matado si no fuera porque mi hermana y sus ami… ¿Qué es eso? ¡Algo se acerca!
-Eso no es gracioso Spike.
-No es broma, algo viene volando muy rápido, ¡La señal!
El joven pony utilizó una lámpara para mandar señales a Appleloosa, unos pequeños destellos le indicaban que el capitán estaba enterado. Regresó a un lado del dragón.
-Creí que esos pájaros habían dicho que la guerra empezaría después.
-No parecen ser del tipo que cumple su palabra, ¡Prepárate, ahí vienen!
Un enorme grupo de sombras pasó volando a su alrededor a gran velocidad, Spike saltó de la roca, rugiendo a todo pulmón y extendiendo sus alas. Lanzó un golpe a un grifo que se encontraba a escasos metros, este ni siquiera se molestó en mirar a Spike, en el último momento dio un giro y evitó el golpe. Spike sintió un fuerte golpe en su ala derecha, perdió por completo la estabilidad y cayó al suelo.
-¡Spike!
Levantó la vista, un grifo había tomado a su compañero entre las patas y se elevaba con el por el aire, se detuvo, y lo dejó caer. El dragón trató de levantarse, volar, pero no tuvo oportunidad, su compañero golpeo pesadamente el suelo. No se levantó.
Spike estalló en ira, se levantó sobre sus dos piernas y comenzó a lanzar llamas, logró alcanzar a un grifo, antes de que una terrible sensación similar a una descarga eléctrica recorriera todo su cuerpo, haciéndolo caer a cuatro patas nuevamente, trató de recuperarse cuando otras dos descargas lo golpearon y perdió el sentido.
El sheriff Silverstar, el capitán de la unidad de Spike y Braeburn habían hecho sonar la alarma. Silverstar se acercó al oficial de la guardia nocturna.
-Capitán, ¿está seguro que esto no es una falsa alarma?
El pony militar miró al Sheriff
-Sheriff, el soldado Spike es el mejor vigía en toda la guardia nocturna.
Braeburn sonrió.
-¡Así es! sheriff, conocí al gran dragón cuando era solo un pequeño…
Un rugido interrumpió a Braeburn, los tres ponies alcanzaron a ver una llamarada a lo lejos, seguida de lo que parecía ser un relámpago purpura, y luego otros dos.
-¿Qué demonios?
Las sombras llegaron al pueblo, pasaban rápidamente por las calles, atacando a cuanto pony se encontrara en su camino sin importar la edad o el género. Los
grifos se posaban sobre los edificios y los destruían con suma facilidad, Braeburn miró hacia el cielo, en la oscuridad de la noche no podía estar seguro, pero decenas de sombras giraban sobre ellos como buitres.
-Capitán, sheriff, tenemos que…
Los ponies miraron aterrorizados como una enorme masa golpeaba al primo de Applejack, el grifo se detuvo a unos cuantos metros de ellos. Era enorme, sostenía al pony en una sola de sus garras. Su parte delantera y sus alas eran similares a los de un águila arpía, su parte trasera era como la de un tigre. Miraba atentamente al pony que se retorcía entre sus dedos, comenzó a apretar, hasta que el sheriff y el capitán escucharon el horrible sonido de algo que se rompía, el grifo dejó caer el inerte cuerpo del pony a tierra.
Una grifo de tamaño normal aterrizó junto a él, llevaba una armadura de acero con una joya purpura en el pecho.
-Lo ve general Nergal, le dije que los ponies eran patéticos.
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