Rightful's New Life [Slice Of Life]

[Luis-mix]

Hola a todos. Este es el segundo fanfic que hago (el primero le hice para el concurso Adopta un Pony 3) así que espero que os guste. En realidad, estas ideas eran para una serie de flash, pero la verdad es que no sé usar el flash y tampoco es mi propósito en la vida aprender a usarlo, así que he pensado que podría hacer un fanfic con mis ideas. NOTA: Este fanfic será largo (probablemente lo dividiré en pequeños capítulos). En fín, ahí os dejo con el capítulo uno.

Capítulo 1: La senda plateada

Hola, mi nombre es Affection, Rightful Affection, y soy un unicornio de Canterlot. Nací aquí, en una familia normal y corriente, más o menos. Desde siempre he querido ser desarrollador de videojuegos, pero mis padres no quieren que me dedique a eso. Quieren que sea un guardián del castillo... pero esque no se me da bien. De hecho, mi cutie mark tiene mucho que ver con el mundo de los videojuegos, pero aún así me prohíben que me dedique a eso. Pero eso se acabó. Me largo de casa, esta misma noche.

Eché una última vista a mi cuarto. Era un cuarto alargado, y de tamaño normal. Tenía una cama, con un edredón nórdico, a cuadros negros y naranjas; un escritorio, con un ordenador de sobremesa negro brillante, y una ventana lo suficientemente grande como para que un caballo más o menos ya crecidito pudiera pasar por ella.

"Bueno... el tiempo es oro" -Me dije a mí mismo. -"Va siendo hora de decir mis últimas palabras, no en persona obviamente. Si hiciera eso, me impedirían partir." -Escribí una nota en un trozo de pergamino. La nota decía así:

"Mamá, papá... para cuando os hayáis despertado y os haya dado por mirar dónde estaba, yo ya estaré muy lejos. Esta es mi carta de despedida, por así decirlo. Os agradezco mucho que me hayáis estado cuidando todos estos años, pero... me estáis impidiendo mi destino. He decidido partir en busca de un lugar en donde me acepten y pueda dedicarme para lo que he nacido. Si algún día triúnfo, volveré y os compensaré por todo este tiempo que me habéis cuidado, porque largarme así sin más sería imperdonable, aunque os haya cogido odio. En fín, he de partir. No os pienso decir adónde voy, porque sé que me buscaríais.
Un beso, Rightful."

Abrí la ventana. era una noche cálida, y el viento sacudía mi ni muy corta ni muy larga crin. En ese momento, dejó de estar tan repeinada, y se avivó y despeinó. Me lo tomé como un símbolo de mi libertad. Las montañas se veían en la lejanía, y también un bosque y un pueblo... pero estaba más allá del lago (es decir, bastante lejos) así que pensé que debía ir a la estación y preguntar, pero antes de eso debía bajar, dado a que estaba en un segundo piso.

Cinco minutos antes, había cogido todas mis sábanas y las había anudado por los extremos (clásico), y ahora tocaba lanzarlo y anudar un extremo a la ventana, para que no se cayera. La verdad es que iba a ser difícil agarrarse con los cascos (no había pensado en eso) pero ya no había marcha atrás. Me agarré como pude y me lancé.

"Auch, me he caído sobre la carretilla del jardinero" pensé en ese momento. Pero en el fondo estaba feliz: era libre. Libertad... eso que ansiaba tanto. Libertad... esa vieja amiga que tuve en mi infancia. Libertad... esa sensación tan increíble, que llevaba sin sentirla desde que jugué al Grand Theft Pony: Mare City. Esa sensación era más fuerte y realista que nunca... y me encantaba. En ese momento me dí cuenta de que me había dejado el equipaje en mi cuarto, y me dieron ganas de gritar "¡DIABLOS!", pero me aguanté. Volví a subir, trepando gracias a la cuerda de sábanas y la pared de bloques de piedra (algo musgosa y resbaladiza) y cogí mi equipaje. La verdad es que tampoco llevaba tantas cosas: Llevaba mis ahorros (los cuales no eran pocos, dado a mis ricos y cálidos abuelos) y un portátil. Ah bueno... y por si las moscas, un peine y gomina, y un cepillo de dientes.

Lo tiré todo a la carretilla (obviamente, el portátil estaba en su funda) y luego bajé yo, esta vez con más suerte que con la anterior. Ya casi en la verja del jardín delantero, eché una última vista a la que había sido mi casa durante todos estos años. Era una casa de piedra, de dos pisos. La piedra era de colores oscuros, con tonos marrones. Desde aquí podía ver la ventana que daba a la cocina, llena de manzanas y diversos ingredientes, como harina, por ejemplo. Nunca olvidaré las manzanas asadas de mi madre... tan dulces y... ¿manzanosas? no sé cómo describirlo. La casa tenía dos jardines: Uno delantero con un par de árboles normales y corrientes y unos rosales pegados al muro; y el trasero, mucho más bonito. Era imposible contar todas las flores que había en él.

Bueno... era el momento. Abrí la puerta de la verja. Chirriaba un poco... pero, como suele abrirse sola por la noche por el viento, no había de qué preocuparse. En ese momento, dí el primer paso fuera de casa. La sensación de libertad fue aún mayor. Mis ojos estaban llorosos, pero porque era feliz. Mi vida y mis decisiones me pertenecían. Podía hacer lo que quisiera, cuando y como quisiera, y es una sensación alucinante. Bueno... todo todo no... pero ya me entendéis.

La calle era normal: tenía suelos de piedra grisácea, y habían casas a los lados. La luz de la luna se reflejaba en las piedras, y las hacía parecer de plata. Ese era mi destino: una senda de plata, larga y recta. Obviamente con algunos obstáculos, como el que acababa de pasar (y ese puesto de manzanas de la familia Apple de allí enfrente) pero era mi senda. Sólo mía. Y estaba en pleno resplandor.

Bueno... este ha sido el primer capítulo. Espero que os haya gustado. Quiero dejar claro que este fanfic no refleja mi vida (mis padres están contentos con que quiera dedicarme a desarrollar videojuegos) y no tengo un casoplón de dos pisos con dos jardines en el barrio rico de Madrid. En fin, ¡Espero vuestras críticas!

[Angelus-Y]

Saludos, he leido tu historia (bueno, el primer capitulo) y queria comentarte mis observaciones, espero que puedan ayudarte.

La verdad me ha encantado, tengo que decirlo. Simple pero con materia, me explico. Me ha atrapado como has definido la sensación, quizas algo precipitado la decisión, pero despues de todo y en cierto modo justificada. Quizas corto...pero la verdad es el primer capitulo, por lo que me imagino que debe ser asi, pero en futuras partes que no te de miedo a extenderte un poco en el capitulo (evidentemente que no sea super extenso) pero creo que me sigues, porque puedes dejar falta de sabor.

Las descripciones son bastante buenas, con detalle y la mayoria de ellos bastante ilustrativos, en especial el final. Y tambien resaltar que se nota mucho que es en primera persona, quiero decir...Que hay partes en las que sientes que realmente es el personaje quien habla. Además me gustaria saber que va a ocurrir despues, el donde ira y demás.

Ah si, y hay un error creo si no me equivoco: carretila has puesto, (la del jardinero) y creo que querias poner carretilla ¿Me equivoco? Los signos creo que estan bien y la verdad...poco mas puedo decir.

Espero que continues con este escrito y gracias por compartirlo, me gustaria saber mas de este unicornio. Animo y con inspiración.

Angelus-Y.

[Luis-mix]

Saludos, he leido tu historia (bueno, el primer capitulo) y queria comentarte mis observaciones, espero que puedan ayudarte.

La verdad me ha encantado, tengo que decirlo. Simple pero con materia, me explico. Me ha atrapado como has definido la sensación, quizas algo precipitado la decisión, pero despues de todo y en cierto modo justificada. Quizas corto...pero la verdad es el primer capitulo, por lo que me imagino que debe ser asi, pero en futuras partes que no te de miedo a extenderte un poco en el capitulo (evidentemente que no sea super extenso) pero creo que me sigues, porque puedes dejar falta de sabor.

Las descripciones son bastante buenas, con detalle y la mayoria de ellos bastante ilustrativos, en especial el final. Y tambien resaltar que se nota mucho que es en primera persona, quiero decir...Que hay partes en las que sientes que realmente es el personaje quien habla. Además me gustaria saber que va a ocurrir despues, el donde ira y demás.

Ah si, y hay un error creo si no me equivoco: carretila has puesto, (la del jardinero) y creo que querias poner carretilla ¿Me equivoco? Los signos creo que estan bien y la verdad...poco mas puedo decir.

Espero que continues con este escrito y gracias por compartirlo, me gustaria saber mas de este unicornio. Animo y con inspiración.

Angelus-Y.

Muchas gracias por la opinión, la verdad es que empezaba a creer que no os gustaba o que había hecho algo mal (y de hecho iba a abandonar el proyecto) pero gracias a esa crítica creo que me voy a poner esta tarde con el segundo capítulo

En cuanto a lo de "carrerila" (...) es una errata que se me ha pasado por alto (¡y eso que lo he leído un par de veces!) así que en cuanto esté esta tarde en el ordenador corregiré la errata.

En fin, muchas gracias por comentar y dar tu opinión. No sé cuándo publicaré el segundo capítulo, pero pienso hacerlo más extenso.

[horwaith]

buen capítulo, me gusta la profundidad que le das al personaje con unas pocas lineas, haciendo que sea un buen hijo pero que de momento no quiere a sus padres porque ellos buscan otras cosas para él y como va a seguir su camino en lo que su CM le dice. Me gustará ver como sigue la historia.

[Luis-mix]

buen capítulo, me gusta la profundidad que le das al personaje con unas pocas lineas, haciendo que sea un buen hijo pero que de momento no quiere a sus padres porque ellos buscan otras cosas para él y como va a seguir su camino en lo que su CM le dice. Me gustará ver como sigue la historia.

En un par de días estará el capítulo dos

[Luis-mix]

Capítulo 2: El no gran amigo

Tenía claro que debía salir de Canterlot lo antes posible. Si no, mis padres podrían encontrarme en un par de horas gracias a todo ese ejército de unicornios y pegasos –todos iguales–, que no tienen nada mejor que hacer que buscar a un unicornio cumpliendo su destino.

Dicho eso, pensé que al único sitio al que podría ir era a un lugar alejado: un lugar cualquiera, como un pueblo pequeño sin nada importante… así que pensé el primero que se me ocurrió: Ponyville. Sí, Ponyville, donde todos son gente normal y corriente, y nadie me conocería. Era el lugar ideal, y además… dudo que sea muy caro alquilar una casita allí. Podría mantenerme un par de meses antes de poder ganar dinero. Dicho eso, decidí continuar mi senda plateada en dirección a la Estación de Canterlot. La verdad es que me pillaba un poco lejos de donde yo estaba (dado a que yo estaba a la otra punta) pero no me importaba. Pensé en todo lo que podría hacer a partir de ahora, y mis cascos empezaron a trotar solos, como si de veras tuvieran ganas de recorrer todo el camino a toda velocidad, como un carruaje en plena Manehattan.

Mientras trotaba a toda velocidad por las calles y callejuelas, miraba todas las casas. Al principio eran casas con su propio jardín, sus propios cuatro muros e incluso algunas con vallas incluidas que sellaban el perímetro (como la mía). Solían ser de piedra, con un tejado de paja o madera. Pero en cuanto más te acercabas al centro, las casas se juntaban más, se estrechaban más y se hacían más altas, hasta compartir los muros de los lados y tener más de cuatro plantas. Esas puertas de madera, con su propio portal sobresaliendo de la fachada de la casa, se iban convirtiendo en portales más pequeños con puertas más “incrustadas” en los edificios, por decirlo de alguna forma. Aunque las casas seguían siendo de piedra, los tejados empezaban a volverse de piedra también, abandonando a los de madera y paja y volviéndose más llanos –en diferencia de los tejados en forma de pico de las casas–, convirtiéndose en azoteas.

“Definitivamente yo no podría vivir en uno de esos” pensaba yo. “Son demasiado pequeños”. En ese momento los empezaba a llamar “pisos” o “torreones”, como me gustaba llamarlos. Porque eso obviamente ya no eran casas corrientes, y además vivían distintos ponies y familias distintas por cada piso.

Seguía trotando a gran velocidad, aunque empezaba a cansarme. En una de las curvas que tomé, me topé con un “no gran amigo” de la universidad de Canterlot.
–¡Hombre...! ¡Pero si es afectitos! –Dijo el “No gran amigo” –¿Adónde vas, a achuchar a tu novia? ¡Espera! ¡Esque no tienes, porque nadie te quiere, JAJA! ¡Ni siquiera te quieren tus padres, piensan que no llegarás a nada en la vida! ¡JAJAJA! ¡PRINGADO!
–Cierra el pico, Tireless Contempt. –Dije yo.
–¡GUAU! ¿Te crees que me intimida que me llames por mi nombre completo, afectitos? ¡NO ERES NADIE! Un momento… ahora que me doy cuenta, ¿adónde vas?
–¿Y a ti que te importa, Tireless?
–Oh, venga… si no hablas te haré hablar, y lo sabes… –En ese momento, su cuerno empezó a brillar con un tono verdoso, y se ondeaba con agresión y odio.
Tras eso, empecé a hablar, pero sin hacerlo a propósito. Mi boca se movía sola, y aunque intentaba cerrarla, no podía. Me había embrujado.
–…y ahora voy a la estación. –Después de esas últimas palabras, el cuerno de Tireless dejó de brillar y volví a tener control en mi boca.
–Vaya vaya… eso no le va a gustar a tu mami, afectitos… ni tampoco a tu papi… ¡JAJAJA!
–¡ERES UN MALNACIDO! ¡LOS RUMORES ERAN CIERTOS! ¡TE REÚNES POR LAS NOCHES CON LA ASOCIACIÓN SECRETA DEL PRÍNCIPE ESMERALDA PARA APRENDER MAGIA NEGRA!
–Pues claro, afectitos… yo no soy un unicornio cualquiera. Yo aspiro a más… yo quiero a llegar a conseguir lo mismo que intentó Nightmare Moon, sólo que en mi propio beneficio y saliendo bien… no como ella. Menuda idiota… ¿amistad? ¿amor? ¡¿QUIÉN NECESITA ESO?! Sólo a un panoli le afectaría los elementos de la armonía.

Cuando terminó la frase, intenté escabullirme, pero me agarró de la cola con su estúpida magia verdosa y me colgó boca abajo, como a un murciélago.

–¿Adónde te crees que vas, afectitos? Voy a despertar a tus padres y a decirles que te vas, y tú te vas a quedar aquí.

Necesitaba hacer algo… ¿pero qué? ¡No podía moverme estando colgado de esa forma! Necesitaba pensar algo…
–...y luego te meterán en la guardia de Canterlot, y te obligarán a raparte, ¡JAJA! Y te pondrán esa estúpida armadura y…

Mientras él continuaba metiéndose conmigo, recordé un hechizo que leí hace un par de años en el desván de la casa de mis abuelos. El hechizo era capaz de desmayar y confundir al adversario al que se lo hicieras… y si combinaba eso con un hechizo desmemorizador… ¡Podría escaparme! Ahora, sólo necesitaba concentrarme…
–…ya verás que bien te lo vas a pasar, ¡JAJÁ! A ver si te declaran como inútil y te llevan al reino de los dragones y…
–¡EH, PIJOTE! –Siempre había querido llamarlo así– ¡A VER QUE TE PARECE ESTO!
El hechizo apenas se podía ver, dado a que el color de mi magia es negro y de noche apenas se puede apreciar. Pero eso no le quitó eficacia, y se desplomó en el suelo, como si nada. Lo siguiente que pasó… fue que besé el brillante suelo de piedra. Debería haber pensado en eso… pero tampoco era tan importante.

Lo observé bien. Iba como siempre. Tenía el pelo cortito y rubio, igual que la cola. Su piel, de color gris, era fina y definida, y se veían sus cascos, de color negro. Sus ojos, de color verde, eran fríos como una noche de invierno, y sus rasgos faciales eran perfectos, sin ninguna peca ni ningún otro tipo de defecto. Su cuerno era pequeño, lo que siempre lo acomplejó, porque pensaba que su magia sería inferior por eso. Respiré hondo y lancé el hechizo desmemorizador.

Ahora que tenía los últimos diez minutos de su mente borrados por completo y que estaba totalmente inconsciente, era imposible no querer hacerle alguna trastada… pero quise aguantarme, porque si no podrían sospechar de mí, su único enemigo, así que decidí pasar y seguir mi senda plateada, a un paso más lento debido al gasto absurdo de energía que tuve que emplear para el hechizo desmemorizante. Ya casi podía ver la estación de trenes… y con suerte, habría un tren nocturno en dirección Ponyville en una media hora aproximadamente. Y puede que con camarotes… eso no estaría nada mal.

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Éste ha sido el segundo episodio. Ya sé que dije que iba a tardar más en hacerlo, pero no he podido aguantarme y lo he hecho del tirón. Creo que es un poco más grande que el anterior (y digo esto porque todavía no los he comparado. Igual es 3 veces más pequeño o 10 veces más grande) pero igualmente espero que lo disfrutéis.

[horwaith]

no era un par de días?¿ No me quejo sobre eso, pero ese Valla valla (¿es que es una cerca del jardín?) sino se pone vaYa pero por lo demás me parece bien escrito y sin fallos más graves que ese. La verdad es que no esperaba una cosa así pero es lo que más me gusta que hagan en los fics, sorprender con lo que narran y este lo ha conseguido.

[Luis-mix]

no era un par de días?¿ No me quejo sobre eso, pero ese Valla valla (¿es que es una cerca del jardín?) sino se pone vaYa pero por lo demás me parece bien escrito y sin fallos más graves que ese. La verdad es que no esperaba una cosa así pero es lo que más me gusta que hagan en los fics, sorprender con lo que narran y este lo ha conseguido.

Sé que iba a ser en un par de días, pero tenía muchas ideas y los dedos se han movido solos, y cuando me he dado cuenta... ¡voilá!
En cuanto a la falta de ortografía... ahora la corrijo.
EDIT: Corregido.

[Luis-mix]

Capítulo 3: La estación

Seguía caminando, lo más rápido que podía, a la estación. Estaba muy cansado, pero debía seguir. Puede que al llegar hubieran trenes, o puede que no. O puede que cuando llegara a la estación hubiera salido el último tren de la noche hace cinco minutos. Era por eso por lo que tenía tanta prisa, aparte de lo obvio: quería salir de aquí en cuanto antes. Después del encontronazo con Tireless, me podía esperar cualquier cosa.

Observé el cielo. Estaba totalmente despejado, y se podían ver todas las estrellas, como manchas de cal en un trozo de metal negro. Podía contemplar todas las constelaciones: La osa mayor, la osa menor, el unicornio, el pegaso… y bueno, también estaba la luna, que siempre me ha aterrado de pequeño. He de reconocer que era muy miedica, dado a que todas las leyendas relacionadas con la luna siempre me han dado miedo, como la muy conocida leyenda de la hermana pequeña de Celestia. Cuando me hice mayor y pude observar que la leyenda era cierta, dejé de tener tanto miedo a la luna. Ahora sólo me parece un disco blanco, que está ahí, en el cielo, y punto. Pero nunca olvidaré esas noches bajo la cama de mi casa, muerto de miedo, porque creía que la silueta de la luna se movía. En fin, supongo que son cosas de la niñez.

Estuve caminando otros diez minutos por las calles de Canterlot. A veces me paraba para observar tiendas, o lugares donde he pasado mucho tiempo, y me traen recuerdos. Sé que va a ser la última vez que pise esta ciudad en mucho tiempo, así que tampoco quiero irme así, sin más, sin siquiera poder mirar por última vez todos esos escondrijos y lugares especiales, en los cuales me sentía tan protegido. Como ese tronco hueco del parque de la calle principal, en donde estuve mucho tiempo usándolo como casa, mientras jugaba solo. Creo que incluso tengo escondidas allí un par de cosas, pero no merece la pena mirar, porque seguramente sean cacharros y juguetes. También estaba la tienda de Sortilegios del Pony Travieso, llena de artículos de broma, desde los más simples (como un cojín chillón) hasta los más complejos y caros, como el perdedor (no os confundáis con el nombre, se llama así porque si lo usas con un objeto, éste se empequeñecerá y se esconderá de la presencia del pony que tú quieras. Es muy difícil encontrarle, porque no para de esconderse en cualquier recoveco cuando te acercas a él, creedme. Todavía no he encontrado mi JoyBoy…)

Por fin la veía. Era blanca, dado a que estaba en pleno casco antiguo. Tenía forma alargada, y tenía un tejado curvo, y de un color morado azulado. Las ventanas –Que iban desde el suelo hasta el techo– recorrían prácticamente todos los muros (dado a que había una por cada metro), y la puerta del centro (enorme y de madera) estaba abierta. Eso era buena señal.

–Buenas noches señor, ¿adónde desea ir? –Me dijo el unicornio de la entrada, encargado de los billetes. Tenía cara de cansado, y de aburrimiento. Pero eso no le impedía poner una sonrisa a la gente que venía a la estación a estas horas, por lo que parecía.
–Buenas noches. Me gustaría poder coger un tren a Ponyville. –No supe que más decirle, dado a que soy un poco tímido con la gente desconocida.
–Veamos… el próximo tren hacia Ponyville es un Alta Velocidad Equestre, y es dentro de una hora.
–¡¿UNA HORA?!
–Eso me temo, señor. –Dijo el unicornio, asintiendo con los ojos cerrados. –Si hubiera llegado quince minutos antes, podría haber subido en un tren con camarotes a Ponyville. Pero esos trenes son sólo hasta las tres de la madrugada. Lo siento, tendrá que esperar hasta las cuatro y cuarto.

Maldita sea… si hubiera llegado quince minutos antes podría haber estado en Ponyville por la mañana, y encima podría haber dormido y todo. Pero en fin… esto es lo que me toca por no haber salido antes de casa. No todo iban a ser rosas… siempre hay una mala hierba. O dos.
Me senté en uno de los bancos de la estación, con el billete del AVE recién comprado. “Encima en uno de los caros…” pensaba yo para mis adentros, mientras mantenía el billete entre mis cascos. Lo bueno era que, según mis cálculos, podría estar en Ponyville a las seis y media. Algo es algo.

–¿Y qué hace usted cogiendo un tren a estas horas, si me permite la pregunta, señor?
No supe si decirle la verdad o no. No se me ocurría ninguna mentira verosímil, pero si se lo contaba, habrían testigos… ¡Y ADEMÁS SABRÍAN HACIA DÓNDE HABÍA IDO! ¿Qué debería hacer? Pero por otro lado, si se lo digo y le hago prometer que me guarde el secreto, no se lo diría a nadie probablemente. Hay que tener en cuenta que si ahora no le digo nada, y luego viene un guardia a preguntarle… podría darle información suficiente. Maldita sea.
–Eh… esto…
–¿No quiere hablar de ello? –Dijo el unicornio arqueando una ceja, expresando curiosidad.
–No es eso, Esque… es complicado.
–¿Complicado? ¿Qué quiere decir complicado para ti? Yo me dedico todos los días a vender los billetes, y si se estropea algún tren, me toca repararle mientras sigo vendiendo los billetes. En la boda de Canterlot, se estropearon CINCO TRENES. Y tuve que repararles mientras vendía billetes a otras personas que salían de la ciudad. Además, me perdí la boda. Seguro que tú pudiste verla.
–Lo cierto es que no… –dije, mirando al suelo. –Estuve en la otra punta del castillo, de guardia en pruebas. Mis padres me obligaron a probar el oficio, y aunque no tenía interés en ver la boda, no me agradó tener que estar parado en un mismo sitio todo el rato. Luego además tuve que enfrentarme a esos malditos Changelings… y me rompí una pata. Por no hablar de la fisura del cuerno…
–Por lo que veo, tu día no fue peor que el mío. –Admitió el unicornio. –Yo no podría haberme enfrentado a esas… cosas negras con alas de mosca.
–Y ahora me largo de mi casa –dije al final –porque mis padres quieren obligarme a que me dedique como guardia del castillo, pero no quiero. ¿Ves mi cutie mark? –le enseñé mi cutie mark
–¿Qué es eso? –dijo señalando la marca, de color negro.
–Es el logotipo de Steam –expliqué yo –Una tienda online de videojuegos. Eso quiere decir que mi destino es trabajar en VALVe, la empresa creadora de Steam. O al menos así lo interpreto yo.
–¡AH! ¡Pero si la conozco! ¡Allí es donde compro a mi hijo todos esos juegos de ordenador! Un día de estos me va a fundir la tarjeta… jeje. –dijo, riéndose débilmente.
–Oiga, señor… le he confiado mi secreto. Prométame que no le dirá a nadie adónde fui. Ni siquiera diga que he pasado por aquí. ¿Me haría ese favor?
–Bueno… yo… lo intentaré… –dijo el unicornio, entre dudas. –Ten en cuenta que hay muchos factores… yo… haré lo que pueda, pero no digo que no se lo vaya a decir a tus padres si te has escapado por una tontería o algo por el estilo.
–Me parece bien así. Gracias –dije, con una sonrisa.

Con algo de suerte, podría ir a Ponyville y nadie se enteraría. La verdad es que confío en ese señor. Con sus gafas, su barba blanca y su pelo canoso. Seguro que es una persona que ha visto a mucha gente pasar, y probablemente habrá visto esto antes. Su cutie mark –una locomotora– me dice que lleva dedicándose a esto toda su vida. No creo que vaya a decir nada.

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Bueno, este ha sido el capítulo de hoy. Al igual que ayer, mis dedos han escrito solos y en unas horitas he conseguido acabarlo. Aunque creo que es un poco más flojo que el anterior, eso se debe a que es un momento vacío, de transición, por decirlo así. El próximo será más interesante.

[Luis-mix]

Bueno, aquí está el siguiente capítulo. He estado ocupado, y por eso no lo he hecho antes. Pero bueno, aquí está. Disfrutadlo.

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Capítulo 4: Ponyville

Llevaba esperando cuarenta minutos. Cuarenta eternos minutos, para ser más exactos. No me aburría tanto desde el día en el que vinieron mis primos a pasar un fin de semana en la que ya no era mi casa. Por lástima, nunca olvidaré ese finde. Estábamos todos juntos, en el salón, hablando de cosas que a nadie le importaba y poniendo sonrisas forzadas. Fue horrible. Como estos últimos cuarenta minutos. Como no tenía nada que hacer, ni tampoco wi-fi en el portátil, lo único que podía hacer era pensar sobre lo que estaba a punto de hacer.
“Todavía puedes retroceder, Rightful” decía una parte de mi cerebro. “Ya casi estamos, Rightful. Vámonos de Pijolandia” decía otra parte de mi cerebro, sin pelos en la lengua. Nunca me había gustado pensar ese tipo de cosas. “Pijolandia”. Son el tipo de palabras que mi mente siempre había evitado, pero por algún motivo ahora la decía hasta con ganas, aunque la otra parte de mi cerebro (la que se quería quedar) me hacía sentir mal por ello. Voy a echar de menos a algunos ponies de Canterlot… no muchos, pero alguno sí. Como mis abuelos, que, a diferencia de mis padres, siempre me han estado apoyando. Me siento mal por abandonarlos así. Me habría gustado despedirme, pero no puedo tomar riesgos. En cuanto al resto de ponies… bueno, están los dependientes de la tienda de bromas (que son súper graciosos y amistosos) y nadie más, realmente. Si alguna vez vuelvo a pasar por aquí, pasaré por “Sortilegios del Pony Travieso” sólo para saludarles. Y de paso, a ver si me regalan alguno de sus nuevos artículos, como cuando era pequeño. Aunque ya no me van tanto esas cosas.
Es duro comenzar una nueva vida, en especial si es de forma tan brusca. Aunque llevo planeando esto un mes (o por lo menos todo lo que podía planearse con mi cabeza hueca) no significa que vaya a ser fácil. En especial si es el único lugar que has visto realmente en toda tu vida. Nunca me he ido de vacaciones con mis padres, porque nunca les ha gustado visitar otros sitios. Solamente he visto otro sitio ajeno a Canterlot, y ese lugar era la ciudad de Manehattan. Fue porque mi padre necesitaba una herramienta especial que no vendían en Canterlot, y tuvimos que ir allí. Nunca más me he movido de Canterlot.
Tantas cosas dejadas atrás… buenas y malas. Pronto el día a día sería un recuerdo, nada más. Mi casa, mi barrio, mi rutina diaria… todo sería un recuerdo. Pero eso es bueno, porque cambiar es bueno. Y éste probablemente será el mayor cambio que haré en mi vida, y espero que sera para bien. Pronto estaré subido en ese tren, echándome una cabezadita en uno de sus cientos de asientos, y eso ahora mismo, este preciso momento con el bostezo que acabo de pegar, es lo más importante.
Eran las cuatro y diez, y el tren acababa de llegar.
-¡PASAJEROS A BORDO! -Gritó un pony gris tirando a dorado, con una campana. -¡TENEMOS UN LARGO VIAJE POR DELANTE! O mejor dicho corto… ¡JEJE! ¡Los Alta Velocidad Equestre son los más rápidos sobre las vías! ¡Más que los Wondervolts! (…) Ains… cómo odio mi trabajo… a veces.
Era una máquina de color blanco, con líneas azul celeste a los lados. En un lateral de la locomotora ponía “WonderEngine V3”, y un montón de números más sin ninguna importancia transcendental. Cuando el humo provocado por los frenos cesó y pude ver la puerta, entré.
Era un vagón bastante grande. Tenía dos filas de asientos (uno a cada lado), distribuidos de distintas formas. Decidí ponerme en un sitio de la derecha que tenía seis asientos y una mesa, porque pensé que podría tumbarme allí con suerte. Además, la mesa me venía de lujo para dejar mis cosas en ella.
“Ahora, sólo duerme” me dije a mí mismo. “Cierra los ojos, y duerme. Cierra los ojos… y duerme. Cierra los ojos… y duerm…”
-¡ESTÁ AQUÍ! ¡VUESTRO HIJO ESTÁ AQUÍ! -Gritó el pony gris dorado. -¡ESTÁ EN EL VAGÓN CUATRO! ¡ESTÁ EN EL VAGÓN CUATRO!
-¡¿QUÉ?! ¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO?! –Dije yo, algo aturdido.
-¡HIJO! ¡VUELVE AQUÍ! –Dijo mi madre -¡ESTÁS CASTIGADO SIN SALIR DIEZ AÑOS! ¡Y SIN ORDENADOR! ¡Y SIN DORMITORIO! ¡Y SIN NADA! ¡ERES UNA DESGRACIA!
-No… NO… ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
-Chico, ¿qué te pasa? –Dijo el pony de antes
-¿Q-qué..? –Dije yo, tras un gran bostezo. Estaba tumbado en los asientos, sudando. Mi corazón latía muy rápido, como si hubiera estado corriendo una maratón.
-¿Has tenido una pesadilla, chico? –Arqueó la ceja expresando curiosidad y preocupación.
-Eh… mis padres… usted… ordenador… zapatila… -Balbuceaba. No sabía lo que decía.
-Bueno, tranquilo. Golden Silver está aquí para protegerte, y ninguna madre con una zapatilla de va a dar. –Echó una carcajada, en tono de burla y fraternal
-Eh… yo…
-Tranquilo chico, lo sé todo. Me lo contó el bueno de Wonderful.
-Pero... entonces… usted…
-Que te tranquilices, sé lo que estás pensando. Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo. Escúchame…
En ese momento, mi respiración y mis latidos volvieron a ser normales. Dejé de sudar tanto, y empecé a notar el fresquito aire acondicionado (que antes no notaba).
-Hace mucho, mucho tiempo, como unos cuarenta años o así… -decía Golden -…estaba en tu misma situación. Yo era un pony de tierra, de toda la vida, y vivía en una granja de plátanos.
-¡¿Plátanos?! Están asquerosos.
-Gracias… -Dijo Golden con un tono un poco sarcástico.
-Esto… perdón.
-¡jajaja! Era broma chico, a mí tampoco me gustaban. De hecho, los odiaba, y los sigo odiando.
-Ah, ya me parecía a mí.
-Sí… de hecho, no conozco a ningún pony que les guste. Sólo a mis padres. –Dijo Golden. –De hecho, les encantaban los plátanos, y querían hacer un negocio de esa mierda amarilla. Y claro, andaban faltos de personal… y me querían a mí para cuidar de las palmeras. Pero yo ODIABA los plátanos y cualquier cosa relacionada con la agricultura. ¿Sabes qué me gustaba? –Me preguntó con tono desafiante, como una pregunta del trivial.
-Enm… ¿Talar árboles? –No tenía ni idea de qué podría ser. La verdad es que en mi vida había visto pocos ponies de tierra, porque la mayoría habitaban en el campo.
-No, chico –Dijo entre risitas- -Lo que a mí me gustaba era la minería –se quitó el traje de empleado y me mostró su cutie mark. Era un pico, bastante bonito, por cierto. No era un pico normal y corriente, sino que el palo estaba tallado. En el palo se podían apreciar distintos lingotes, unos más grandes y otros más pequeños. La parte metálica del pico también tenía decoraciones a los lados, de líneas geométricas muy bonitas, si se me permite decir.
-Vaya… no se me había ocurrido –Reconocí yo. -¿Y qué picabas? ¿Piedras? Conozco una “granja de piedras• que…
-No, no no no no… -Me cortó la frase, haciendo un signo de negación con su cara. –Yo picaba oro, y plata. Fui el primer minero en Equestria que creó el método industrial que tenemos ahora para obtener tantos metales, para hacer, por ejemplo, todas esas armaduras de oro y plata –Dijo, dándose aires.
“Y pensar que casi me fuerzan a llevar permanentemente una de esas…” pensé con rabia. Aunque por otro lado resultaba fascinante. Hasta hace treinta años, era impensable tener tanto oro y plata en Equestria, por lo que sabía.
-Cambié el mundo con mi invento –dijo, dándose más aires. -¿Y sabes cómo lo conseguí? Haciendo lo que tú estás haciendo ahora mismo.
-Vaya… increíble. –Me quedé fascinado. Eso significaba que realmente tenía oportunidades, como suponía realmente. Pero esto lo confirmaba aún más.
-Por eso te doy ánimos y suerte con tu viaje, aunque te recomiendo especialmente una cosa: Sé más planificador. En fin, mira lo que llevas para tu viaje –Señaló la mesa, en la que se encontraba un saco chiquitín. –Dime chico, ¿acaso llevas ropa por si hace frío?
-Bueno… tengo mi chaqueta… -dije, con un poco de vergüenza.
-¿Acaso tienes idea de dónde vas a vivir en Ponyville? –Dijo, sin más, exagerando un poco el tono.
-No… pero supongo que no habrá problema en encontrar alguna casa en alquiler…
-Bueno, pues estás equivocado. –Dijo, con un tono seco. –A ver, hijo mío, Ponyville es un pueblo. No es como Canterlot, que hay viviendas de sobra, y pisos en alquiler por doquier. Allí hay las casas justas. –Declaró Golden.
-Entonces… ¿qué hago? –Lo dije con un poco de preocupación.
-Pues a vivir bajo un periódico, amigo.
-¿¡QUÉ!? –Mi preocupación ascendió considerablemente. ¿Dónde iba a vivir? ¿Dónde iba a trabajar? ¿Dónde iba a pasar las frías noches de tormenta? Empezaba con el pie izquierdo mi aventura…
-¡Era broma, tranquilo! –Dijo riéndose un poco. La verdad, es que no me hizo nada de gracia. –Tienes suerte, chico. Conozco una chica de Appleloosa que tiene una casa en Ponyville, y no la usa casi nunca. Podría llamarla diciéndola que a ver si te puedes quedar un tiempo, a cambio de dinero, por supuesto. Son gente de negocios –Dijo entre otras pocas risillas.
-¡WOW! ¡ESO SERÍA GENIAL! –Dije yo.
-Lo sé, son ventajas de trabajar de revisor en un tren… ejem. –Dijo, quitándose el polvo de su uniforme. La verdad es que me pregunto cómo demonios habrá acabado aquí de maquinista, pero no quería marearle con preguntas y cambiar de tema ahora. –Es una chica muy maja, dudo que tenga problemas. Se lo diré mediante mensaje instantáneo.
¡CHIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIN!
Mis tímpanos casi explotaron. Habíamos llegado a Ponyville.
-Si me disculpas un momento… -carraspeó. -¡HEMOS LLEGADO! ¡SALGAN EN ORDEN, POR FAVOR!
-Pero si estoy yo solo… -Dije yo.
-Cierra el pico. En este trabajo pagan más cuanto más grites y entusiasmo pongas. Ahora, baja. Nos vemos a la salida de la estación.
-¡vale! ¡Muchas gracias! –Dije con una sonrisa.
-¡SHHH! Aquí al que pagan por gritar es a mí. –Dijo Golden con una sonrisa.
Bajé por la puerta, y pisé el suelo. Oficialmente estaba en Ponyville. La fresca brisa de la noche se deslizaba por mi cuerpo. Por fin había llegado aquí. El lugar donde mis padres no me encontrarían. El lugar donde sería uno más, y a nadie le importaría a que me dedicaría o qué haría. Era perfecto. Por otro lado, un halo de nostalgia me golpeó, y me hizo sentir indefenso. Era una sensación similar a cuando, de pequeño, te pierdes y no sabes dónde están tus padres. Como me pasó en Manehattan, cuando vi ese contenedor moviéndose, y los perdí de vista. Tus entes protectoras, eliminadores de monstruos del armario, que te cuidaban y darían tu vida por ti. “Oh dios mío… perdonadme, por favor…” pensé. Pero luego, me di cuenta de que eran ellos quienes debían pedirme perdón, y mi lado feliz eliminó al melancólico. “Adiós, mamá y papá. Ya nos veremos en otra ocasión, cuando triunfe.” Y con estas palabras, salí de la estación para esperar a Golden.

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Y este ha sido el capítulo de hoy. Siento la tardanza, pero esque he estado ocupado, como he dicho anteriormente. He estado trabajando en el servidor de Garry's Mod etcétera, pero por fin he podido hacer el capítulo. He querido ampliar un poco el viaje, porque creo que será beneficioso para la trama. En el próximo capítulo veremos cómo le va a Rightful en Ponyvile... jeje.