Amor de madre [Slice of life]

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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 23 Jun 2014, 08:50

Capítulo 12

Caos organizado


Una vez que el imperio de Cristal fue restaurado, tanto Cadance como Shining Armor decidieron fijar su residencia allí, ya que ahora eran los dirigentes del sitio; debido a esto, Cadance no pudo seguir cuidando a Frank, ya que dejó de parar en Canterlot, y Luna se vio obligada a reasignar a Helpful Maid como su niñera oficial y personal, para alegría y gozo de la poni. Ésta había cogido mucho cariño a Frank, por lo que aceptó con sumo agrado. Luna también estaba satisfecha con su trabajo, por lo que lo hizo para que su hijo tuviera la mejor niñera que pudiera pedir.

Como venía siendo usual, el tiempo volvió a pasar rápidamente; como por arte de magia, el primer tercio del año transcurrió a un ritmo vertiginoso, llegando a pasar de todo. Al poco de volver del imperio, Pinkie decidió duplicarse a sí misma, para que de esta forma pudiera estar en varios sitios a la vez y así no perderse la diversión, pero la cosa no resultó tan bien como ella esperaba.

Una antigua rival de Twilight regresó para vengarse de ella, trayendo un extraño amuleto mágico consigo que amplificaba sus poderes; pero, cual efecto rebote, éste aumento traía consigo la pega de que el portador se corrompía cuanto más lo usaba. Aun así, Twilight usó la cabeza y pudo derrotarla antes de que la cosa fuera a peor.

La familia Apple llegó a hacer su reunión familiar tradicional, como cada año, y éste vez se reunieron en Sweet Apple Acres, siendo Applejack la encargada de organizarla; sin embargo, la yegua se dejó llevar demasiado y las cosas se torcieron un poco, pero al final el espíritu de unidad persistió, que era, y de lejos, lo más característico de una familia tan grande como los Apple.

Antes de que pudiera darse cuenta, Frank ya iba a cumplir un año desde que Luna lo adoptó, pero como no sabía con certeza cuándo era su cumpleaños real, Luna decidió establecer el día en el que lo encontró como el día de su aniversario: el 24 de mayo. Para ese día en concreto Luna invitó tanto a Twilight como a sus amigas, así como a Cadance y Shining, e incluso a Fleur y Fancy Pants, los cuales habían sido padres también recientemente.

Ese día en concreto fue todo un torbellino de sensaciones para Frank, vio a un montón de ponis nuevos, globos, comida y, sobre todo, regalos. Él apenas era consciente, pero se lo pasaba en grande rasgando el papel de los envoltorios y estrujándolos, antes de descubrir lo que ocultaban, viendo de todo, sobre todo un montón de juguetes nuevos; por parte de Rarity recibió más ropa y el peluche de un león, el cual le encantó. De parte de Applejack recibió un tren de juguete tallado en madera, muy similar al expreso de la amistad, además de la tarta de cumpleaños, con una vela en forma de uno. Twilight le regaló un libro infantil interactivo, con dibujos a todo color, letras grandes y desplegables que se abrían cuando pasaba las páginas, con lengüetas y discos giratorios. De Pinkie recibió otro peluche, ésta vez de un simpático payaso. Fluttershy le obsequió con otro peluche, ésta vez de un oso, además de un pequeño gatito como mascota; a Frank le encantó, y enseguida se hicieron inseparables, haciéndole más caso al gato que al peluche. De parte de Rainbow Dash recibió el peluche de la capitana de los Wonderblots, Spitfire, junto con un pequeño poster de la pegaso multicolor autografiado. A Applejack le molestó un poco ese regalo.

-¡Rainbow Dash, se supone que es el cumpleaños de Frank, no el tuyo!

-¿Qué? Estoy convencida de que cuando sea más mayor vendrá a animarme a mis exhibiciones con los Wonderbolts…

Sin embargo, a Luna no le molestó para nada y la agradeció el detalle. Cadance y Shining le regalaron un pequeño modelo a escala de su palacio en el imperio de Cristal. Fancy Pants y Fleur no llegaron a traer ningún regalo, pero si trajeron con ellos a su hija, presentándola ante todos.

-Princesas, les presento a mi hija, Sweet Cream.

Se trataba de una pequeña potrilla unicornio de pelaje color crema y crin y cola de color blanco, con destellos azules claros. Tanto Frank como ella llegaron a hacer muy buenas migas al instante, él era un poco más mayor que ella, puesto que había nacido hacía pocas semanas, pero eso no les detuvo y se convirtieron casi en uña y carne, sin ni siquiera separarse el uno del otro, e incluso llegando a compartir algún que otro tierno abrazo. Hasta Rarity llegó a interpretarlo a su manera.

-Oh, pero qué adorables se ven los dos… ¿has visto eso, querido? Ya te digo yo que esos dos van a estar muy unidos cuando crezcan…

-Bueno ¿y por qué no iban a estarlo? Me alegro ver que se lleven tan bien…-murmuró el noble, feliz por su hija.

-Oh, pero no sólo lo digo por eso…

-Venga ya, Rarity, no seas tan exagerada ¿acaso eres vidente ahora?-inquirió Fleur, divertida.

-¡Ey! ¿Alguien ha dicho vidente? ¡Aquí tiene ni más ni menos que a Madame Pinkie Pie!-exclamó la aludida.

El cumpleaños resultó ser un auténtico éxito, y la fiesta se prolongó hasta bien entrada la tarde; en cuanto los invitados comenzaron a irse, Frank se mostró algo triste, llegando a llorar un poco cuando vio irse a Sweet con sus padres. A Luna le costó un poco calmarle, pero finalmente consiguió tranquilizarle aprovechando que tenía que subir la luna; dejó a Frank sentado en un sillón mientras ella iba subiéndola con su cuerno. El pequeño observó atentamente al satélite, llegando a señalarlo con una garra. Una vez que estuvo en su punto más alto en el cielo, llegó a decir.

-Luna…

La alicornio oscura llegó a abrir muchísimo los ojos, como si no hubiera oído bien; se dio la vuelta y miró a su hijo, el cual la miró atentamente con el brazo en alto.

-¿Cómo has dicho, cariño?-masculló Luna, perpleja.

Esta vez, Frank la miró a ella, la señaló y volvió a decir.

-Luna…

La aludida dejó escapar una boqueada, incrédula, pero así era. Frank había dicho su primera palabra. Y, para celebrarlo, la volvió a decir.

-Luna…

Encantada de la vida, y más feliz que nunca, Luna cogió a su hijo con su magia y llamó a su hermana.

-¡Celestia, Celestia, ven, tienes que ver esto!

-¿Qué, qué pasa?

-¡Es Frank, ha hablado, ha dicho su primera palabra!

-¿¡De veras?!-inquirió Celestia, sorprendida.

-¡Sí! ¡Vuélvela a decir, cariño, que tu tía te oiga!

Frank miró a Celestia y luego a su madre, un poco absorto, pero finalmente la volvió a decir.

-Luna…

La alicornio blanca se quedó gratamente sorprendida y su madre sonrió un poco más.

-Caramba, qué pronto ha empezado… eso es buena señal, sin duda alguna…

-¿No es maravilloso? ¡Pronto podrá a empezar a hablar apropiadamente, haciendo frases y encadenando palabras!-exclamó Luna, toda emocionada.

-Bueno, bueno, con calma, ahora tan solo repetirá palabras, por ahora dale tiempo, y sigue leyéndole cuentos-la aconsejó su hermana.

-¡Claro! ¿Quieres que te lea un cuento, cariño?

Pero Frank ya se había dormido, agarrado al pelaje de su madre y con la boca abierta.

-Oh, pobrecito mío, estaba agotado…

-Ha sido un día largo y lleno de emociones… ve a acostarlo ya.

Luna se apresuró y lo subió a su habitación, dejándole en su cuna arropadito y rodeado de sus nuevos peluches. La alicornio oscura se inclinó sobre él y le dio un suave beso en la frente.

-Buenas noches, cariño.

Tras el cumpleaños, el tiempo pareció pasar un poco más despacio ésta vez, como si quisiera dar un descanso tanto a Luna como a Celestia, las cuales lo disfrutaron como nunca.

Recientemente, Celestia comenzaba a estar más volcada en sus propios proyectos, visitando más de seguido la capilla y pasando más tiempo allí; llevaba siempre consigo el libro con los dibujos de círculos y estrellas en su portada, consultándolo de seguido y haciendo sus propias pruebas y experimentos con su magia.

Por su parte, Luna se volcó un poco más en Frank, estando más tiempo con él, cuidándole y enseñándole más palabras para que las repitiera; al ser su primera palabra, estuvo dirigiéndose a su propia madre como Luna, en vez de mamá, sonando bastante raro para ella. La costó un poco corregirle, pero finalmente, tras muchos días insistiéndole, la llamó mamá. Para entonces, ya sabía decir unas cuantas palabras, entre ellas tren, magia, poni y alguna que otra más. Luna se mostraba bastante sorprendida con él, puesto que aprendía bastante rápido para ser un niño de un año.

Una tarde, paseando con él por el jardín, vio a su hermana al lado de una estatua que la era familiar; se acercó a ella para hablarla, Celestia miraba fijamente al ser que ésta representaba, el cual parecía ser una especie de quimera con partes de varios animales en él. Se apoyaba sobre una larga cola, tenía sus patas extendidas hacia delante y una cara de auténtico pavor, girada hacia un lado.

-¿Qué haces aquí, hermana?-inquirió ella.

-Estaba pensando… desde que lo conocimos, la magia de Discord ha sido muy poderosa, siendo capaz de doblegar la realidad a su antojo. Incluso ahora no deja de sorprenderme después de su última incursión aquí…

-No me lo recuerdes… pero espera ¿a qué viene ahora todo eso?-quiso saber Luna.

-He pensado que, quizás, con el método adecuado, consigamos poner de nuestra parte a Discord…

A eso, la princesa de la noche abrió muchísimo los ojos, sin creerse lo que su hermana la decía.

-¿¡Te has vuelto loca?! ¡Sabes que es imposible hablar con él, hace lo que le da la gana, es cruel e injusto, no podemos dejarle suelto!

-Lo sé, pero piensa por un momento que puede ser capaz de usar su magia por voluntad propia y sin hacer ningún tipo de caos…

-Lo siento, pero eso que dices no es compatible con Discord… además ¿por qué estás tan interesada en que use su magia para el bien?

Ante esa pregunta, Celestia guardó silencio y Luna no la volvió a preguntar de nuevo, pero aun así comentó.

-Pienso que estás cometiendo un grave error…

-Puede… pero creo que merece la pena intentarlo. Y me parece que ya sé quién puede ser capaz de realizar la labor…-añadió Celestia, hablando casi consigo misma.

-Allá tú, yo no quiero saber nada, si luego todo se sale de madre la responsabilidad será tuya-añadió Luna.

Sin hacer ningún apunte más, Celestia ordenó a cuatro guardias que subieran la estatua de Discord a un carruaje mientras ella enviaba una carta y se preparaba; Luna prefirió mantenerse al margen, no sabía muy bien qué movía exactamente a su hermana a hacer algo tan arriesgado, pero ella ya había dejado bien claro su opinión y no tenía intención de involucrarse más. Celestia se subió a su propio carruaje y Luna la despidió.

-Espero que no tengamos que lamentarnos después…

-Confía en mí, Luna, sé lo que me hago-aseguró Celestia.

Luna quiso contestar, pero por un momento se lo pensó mejor y prefirió dejarlo así.

-Recuerda que tenemos reunión con la nobleza dentro de poco…

-Sí, tranquila, será ir y volver, no tardaré mucho.

A una señal de Celestia los guardias pegasos echaron a correr y luego despegaron, siguiéndoles de cerca los que llevaban la estatua de Discord. Luna los observó alejarse hasta que se perdieron en la distancia.

-Qué raro que la haya dado por reformar a Discord así sin más… ¿Cuál será la razón?-se preguntó ella, un tanto extrañada.

Además, cuando se lo preguntó, ni siquiera la contestó. Y cuanto más lo pensaba, menos sentido parecía tener, por lo que decidió aparcar sus pensamientos y prepararse para la reunión; dejó a Frank con Helpful Maid y, tras eso, esperó a su hermana para ir juntas, llegando justo a tiempo.

La reunión salió bien, se reunieron con varios colectivos nobiliarios para comprobar el resultado de la nueva ley, viendo que funcionaba a la perfección; aun a pesar de eso, duró sus buenas dos horas, y salieron de ella bastante cansadas. Aunque para Celestia no hubo descanso, ya que la llamaron desde Ponyville y tuvo que irse para allá. Volvió al poco rato con una gran sonrisa de oreja a oreja y con la satisfacción grabada en su rostro, se encontró con Luna en una de las salas de estar del palacio.

-¿Y bien? ¿Cómo ha ido?-inquirió su hermana.

-Perfectamente, Discord me acaba de jurar su lealtad.

Nada más oírlo, la mandíbula de Luna se desencajó y sus ojos se abrieron de par en par, incapaz de creerla.

-Es una broma…

-Huy, no…

-Pero, pero… ¿de verdad? quiero decir ¿en serio?-repitió Luna, aún sin salir de su asombro.

-Desde luego… está dispuesto a usar su magia en beneficio del bien, yo misma he podido notar que realmente ha cambiado-aseguró Celestia.

-Vaya… me resulta difícil de creer, la verdad…

-Lo sé, pero no te preocupes, no nos dará problemas.

-Pues eso espero… ¿y dónde está ahora, por cierto?-quiso saber Luna.

-Lo he dejado a su aire, estará por ahí, supongo…

-¿¡Qué?! ¿¡Y lo dejas estar así sin más?!-exclamó Luna, alarmada.

Antes de que Celestia pudiera responder, una voz familiar comentó.

-Oh, querida, que poca fe tienes en mí…

En ese justo momento, hubo un destello por encima de sus cabezas y el aludido hizo acto de presencia.

-¡Discord!-exclamó Luna, echándose hacia atrás.

-¡El único y genuino! Pasaba por aquí para saludar, he visto que hablaban de mi persona y no he podido evitar escuchar vuestra animada conversación…-murmuró él, como quien no quiere la cosa.

-Siempre has sido un entrometido…-le espetó Luna, molesta.

-Oh, Luna, tus palabras me duelen tanto…-gimió él, melodramáticamente.

-Ya, claro…

-Sé que, recientemente, los tres no hemos tenido lo que se dice una buena relación, pero supongo que ahora que estoy reformado, podréis permitirme tener un poco de… espacio.

-Ve al grano, Discord-le cortó Celestia.

-Oh, Celestia, incluso ahora sigues siendo igual de aburrida…

Ante eso, Discord obtuvo una mirada de reproche por parte de la princesa del sol, por lo que él atajó.

-Está bien, seré breve, directo y conciso… necesito un lugar donde parar ahora que estoy libre cual pajarillo.

-¿Y? No veo en qué puede eso afectarnos…-murmuró ella, alzando una ceja.

-Oh, pero es que verás, cuando yo me pongo cómodo y tengo mi propio espacio, me explayo a gusto en cuanto a caos se refiere, y personalmente, yo soy de esos a los que le gusta tener buenas vistas…-explicó él, mirándose las garras.

-Ah, no, de eso nada, sabes que no puedes esparcir el caos a tu gusto-le recordó ella, seriamente.

-¡Por eso mismo lo digo! Si pudieras proveerme de un buen lugar donde vivir y ser yo, te estaría muy agradecido…

Celestia rodó los ojos, algo molesta, pero finalmente hizo brillar su cuerno y, entre espacio y espacio en el aire, se creó un vacío amoldable; Discord chascó sus garras y una puerta apareció como límite.

-¡Excelente! Gracias, querida, cuando lo tenga acondicionado te invitaré a tomar el té…

-No hace falta, gracias…

-Oh ¿aún desconfías de mí? ¿No se supone que la amistad se basa en el respeto y la confianza? Porque pensaba que ahora éramos amigos…

-¡Qué cara! ¡Antes no la reprochaste nada!-le espetó Luna.

-No, no, no, yo solo comento, nada más…

Ambas princesas rodaron los ojos, sintiéndose un tanto estresadas; en ese momento apareció Helpful Maid, trayendo consigo a Frank.

-Alteza, ya estamos aquí…

En cuanto vio al pequeño, Discord se mostró inmediatamente interesado y se acercó a él, observándole atentamente.

-¡Hola! ¿Qué tenemos aquí?

Nada más verle, Helpful lanzó un chillido y salió corriendo, dejándose incluso olvidado a Frank debido al susto. Discord lo cogió a tiempo.

-¡Eh, oiga, se deja a su… criatura!

-¡No toques a mi hijo, Discord!-masculló Luna, arrebatándoselo con su magia.

-Espera ¿he oído bien? ¿Tu hijo?-repitió él, confuso.

-¡Sí, es mi hijo, y un solo comentario acerca de él y te aseguro que no vuelves a ver la luz de la luna!

-¡Oh, qué protectora, cuánto amor filial, qué bonito! Me sorprende verte en ese plan, Luna…

La princesa de la noche lanzó una mirada glacial a Discord, sin fiarse de él; en todo momento, Frank no se mostró asustado de Discord, sino todo lo contrario, lo miraba atentamente, con actitud curiosa, y apenas apartaba la vista de él. Para introducirle un poco, Celestia le estuvo explicando.

-Éste es Frank, Luna lo encontró una noche paseando por los jardines, hace ya un año, y lo adoptó como su hijo. No sabemos lo que es, lo estamos investigando, aunque si por un casual sabes de qué se puede tratar, no dudes en compartirlo con nosotros...

-Nada más lejos, querida, pero créeme, en todos mis eones de existencia jamás había visto nada semejante… hay que ver qué cosa más curiosa…-murmuró Discord, observándole atentamente.

-¡Mi hijo no es ninguna cosa!-exclamó Luna molesta, apartándole de él.

-Oh, deberías relajarte un poco, Luna… haz como yo, diviértete, a veces el caos ayuda bastante…

La princesa quiso contestarle, pero en ese momento, Frank repitió lo último que llegó a oír.

-Caos…

Todo el mundo guardó silencio, un tanto cortado; excepto Discord, el cual, con lágrimas en los ojos, musitó.

-Oh ¿habéis visto eso? ha sido tan, tan adorable, me siento honrado y todo, ya me está gustando…

-¡De eso nada, tan solo ha repetido lo que tú has dicho!

-¿Y qué te dice que en realidad tan solo le gusta cómo suena?

-¡Eso es lo que te gustaría a ti!

Ante tanto quejido, Celestia decidió poner orden entre los dos.

-¡Silencio! ¡Parad ya, los dos, parecéis críos! ¡Y tú, Luna, ni sé para qué te molestas en seguirle el juego!

-¡Es él el que entra al trapo!

-¡Y eres tú la que le sigue como una tonta! ¡Desde luego!

En ese momento una de las ponis del servicio se presentó y anunció.

-Altezas, la cena ya está servida.

-¡Oh, estupendo, gracias, empezaba a tener hambre!-exclamó Discord, encantado.

-¿¡Y a ti quien te ha invitado si se puede saber?!-quiso saber Luna, cada vez más molesta.

En circunstancias normales, Celestia hubiera optado por el método más sencillo, que es echar simplemente a Discord de allí; pero a ella le interesaba tenerlo cerca, por lo que le dejó estar, para rabia y desconcierto de su hermana pequeña.

La cena transcurrió en un denso silencio, el servicio trajo enseguida papilla de verduras para Frank, el cual la degustó tranquilamente y sin ni siquiera quejarse; de postre, Luna le dio trocitos pequeños de manzana que se comió con gusto. Una vez que terminó de darle de cenar, Luna le pidió a su hermana.

-¿Me lo sujetas un rato, Tia?

-Claro, dámelo…

Pero antes de que pudiera pasárselo, Discord se adelantó.

-Oh, permíteme querida, no vayas a pasar hambre…

-¡Ni loca dejaría a mi hijo contigo!-exclamó Luna, apartándolo de él.

-Oh, vamos, no seas así, tan solo te estoy haciendo un favor… los amigos se hacen favores ¿no?

Luna quiso contestarle, pero Celestia decidió interceder.

-Vamos Luna, no pasa nada, apenas has comido, déjale que te lo sostenga un rato.

Sin comprender del todo por qué su hermana estaba tan permisiva con él, se lo entregó a regañadientes; Frank no se quejó en ningún momento, mirando fijamente a Discord con los ojos muy abiertos y vigilantes.

-Oh, es tan, tan adorable… y que le guste el caos ya lo hace aún más…-murmuró él, enternecido.

Luna rodó los ojos, guardándose sus comentarios. En ese momento Discord lo sentó en la mesa y chascó sus garras; al punto, el candelabro más cercano cobró vida y comenzó a bailotear tontamente.

-¡Mira Frank! ¡Velas bailarinas!

El aludido se quedó absorto mirándolas, llegando a reírse de vez en cuando.

-¿Has visto? ¡Le gusta!

El candelabro botó hasta donde estaba él y le rodeó meneando sus brazos; Frank trató de alcanzarlo, pero el candelabro lo evitó y echó a correr dando saltitos. El pequeñín fue tras él gateando.

-No creo que sea el mejor momento para ponerse a jugar en la mesa…-murmuró Luna, con gesto reprobatorio.

-Oh, Luna, qué aburrida… eres como tu hermana.

-¡Oye!-exclamó la aludida, molesta.

-¡Si es verdad! No sabéis divertiros…

En ese momento el candelabro saltó de la mesa desde el borde y Frank trató de seguirlo; Luna lo vio y exclamó.

-¡Frank, no!

Discord reaccionó a tempo y chascó sus garras, haciendo levitar al pequeño a tiempo para que no se cayera. El candelabro siguió botando y desapareció por la puerta, Luna cogió a su hijo con su magia y se dirigió a Discord enfadada.

-¡Suficiente, no voy a permitir que pongas en peligro a mi hijo, ya puedes irte!

-Oh, pero si ni siquiera hemos llegado a los postres…

-¡Me da igual! ¡Tia, di algo, no te quedes ahí callada!-exclamó Luna, molesta con ella.

Celestia suspiró y finalmente se pronunció.

-Discord, o te comportas, o me veré obligada a echarte.

-¿¡Qué?! ¿¡Eso es todo?! ¡Debe ser una broma!

-Luna, tampoco hace falta ser tan melodramática, después de todo, lo sujetó a tiempo…

-¿¡Le defiendes?! ¡No entiendo nada!

-Luna, te guste o no, Discord está ahora de nuestra parte, por lo que tendremos que acostumbrarnos a su presencia por aquí.

-¡Pues no pienso dejar que haga lo que le dé la gana o ponga en peligro a mi hijo sólo por diversión! ¡No sé qué tendrás con él ni por qué le consientes tanto, pero yo no pienso aguantarle sus chorradas! ¡O se comporta, o me largo!

Antes de que Celestia pudiera responder, Discord habló.

-Bueno, por lo que veo, mi presencia no es del todo bienvenida aquí, por lo que será mejor que me retire.

-¡Mira, ésa es una muy buena idea!-exclamó Luna.

Con mirada molesta, Discord chascó sus garras y la puerta de antes reapareció detrás de él.

-En ese caso, me voy ya… pero que conste que me voy muy dolido…

Y, tras esas palabras, Discord abrió la puerta y se internó en ella, cerrándola con un portazo y desapareciendo de la vista; Frank soltó un gemidito, como si le hubiera llamado.

-¡Estarás contenta ahora!-le espetó Luna a su hermana.

Celestia ni siquiera contestó, terminando de enfadar a Luna, la cual se retiró con su hijo sin ni siquiera despedirse; una vez sola, dejó escapar un suspiro, visiblemente irritada. Por el pasillo, el candelabro seguía botando, asustando al servicio.







Esa noche, la guardia en las almenas permanecía inalterada, siendo la de siempre; una luna llena bastante amplia iluminaba Canterlot, la cual a esas horas dormía. Excepto unos pocos.

-Pareces molesta…

-No es nada, tan solo pensaba en lo de la boda… si hubiéramos atrapado a esos changelings, hubiéramos podido evitar todo ese desastre.

-Ah, no pienses más en eso, lo pasado, pasado está…

Cloud no era de esos ponis que se obsesionaban con poco, y enseguida lo superaba. Aunque para Midnight, era algo más personal.

-Tú no lo entiendes, aquella noche ese insecto consiguió escapar de mí. De mí, ni más ni menos. Nunca antes se me había escapado nadie…

-Oh, ya veo, y ahora tu honor está herido…

-No se trata sólo de mi honor, Cloud. Soy una bat poni, mi instinto lo es todo, y jamás me había fallado… hasta ahora.

-Creo que lo estás pensando demasiado.

-Y creo que no entiendes cómo me siento porque no eres un bat poni, ahí está la diferencia.

Ambos se miraron a los ojos, Cloud esbozó una ligera sonrisa, acercándose a ella.

-Y yo creo que necesitas relajarte.

Tras eso, la plantó un suave beso en los labios, dejándose llevar; la bat poni respiró hondamente y le respondió el beso, con más fuerza y pasión que él. El pegaso se quedó un tanto pasmado por su sorpresiva fuerza, pero decidió seguirla el juego y le devolvió el beso con aún más pasión que ella. Midnight abrió los ojos, reflejándose la luz de la luna en ellos. Al poco rato, comenzó a jadear y hacer más fuerza contra él.

-Relájate cielo, que estamos de servicio…

Sin embargo, ella no respondió y siguió besándole, dejándose llevar cada vez más; sin embargo, Cloud notó algo raro en ella, algo que parecía no estar del todo bien.

-¿Midnight?

Para entonces, la bat poni jadeaba de manera extraña, como si la faltara el aire o estuviera más nerviosa de lo normal; sus colmillos sobresalían más que de costumbre, sus ojos no brillaban como siempre lo hacían, y sus jadeos se convirtieron en siseos y gruñidos.

-Midnight ¿estás bien? Midnight, respóndeme…

Pero ella ya estaba muy lejos de allí; miró a Cloud fijamente y le enseñó los colmillos, en posición de ataque y con el pelo erizado. Cloud comprendió entonces lo que ocurría y masculló.

-Oh, no.

Para entonces, ella dejó escapar un chillido y trató de morderle, pero él rodó a tiempo y la evitó; la cogió del pecho y trató de inmovilizarla, pero en un momento parecía haber adquirido una fuerza anormalmente superior y le costó mucho más tratar de mantenerla quieta.

-Midnight… soy yo, Cloud… recuerda los buenos momentos juntos. No lo hagas, cariño…

Sin embargo, sus palabras no surtieron ningún tipo de efecto y siguió tratando de atacarle, sin apartar la vista de su cuello. El pegaso hacia todo lo posible por mantenerla alejada y, al mismo tiempo, tratar de hacerla entrar en razón de nuevo. Pero ella era mucho más fuerte ahora que él, y dominarla era casi imposible.

Se vio obligado a usar su lanza para mantenerla a raya, haciendo fuerza contra ella a la altura del pecho, pero la bat poni agarró la lanza con sus patas y se la quitó, lanzándola hacia atrás. Cloud trató de alejarse levantando el vuelo, pero ella se lanzó sobre él, aprisionándolo contra el suelo.

-Midnight… por favor, no lo hagas. Te quiero, Midnight. No dejes que te domine…

La aludida lanzó otro chillido, con sus colmillos apuntando a su cuello, dispuesta a clavárselos sin dudar. Las patas de Cloud flaquearon y ella acortó distancias, cada vez más cerca de él.

-Midnight…

No quedaba nada para que le alcanzase, podía notar su aliento en el cuello, estaba a punto de morderle y él no podía hacer nada para evitarlo. Él se consideraba un tipo duro y metódico, nada le daba miedo; pero el pensar que su novia, a quien más quería, iba a atacarle sin ni siquiera poder hacer nada al respecto, hizo que su fortaleza se derrumbara como un castillo de naipes. No pudo evitar temer, no solo por si mismo, sino por ella, y dejó escapar un par de lágrimas.

Midnight, al ver esto, flaqueó y parpadeó; sus ojos volvieron a brillar, sus colmillos se recogieron y habló.

-¿Cloud? ¿Qué está…?

Fue entonces cuando lo comprendió y dejó escapar una boqueada, apartándose de él.

-Midnight… eres tú…-susurró él, aliviado.

Trató de acercarse a ella, pero la bat poni se alejó de él y exclamó.

-¡No te acerques a mí! ¡Oh, santa Luna! ¿Qué he hecho?

-No pasa nada, cariño, ya ha pasado, déjame que te ayude…

-¡No! ¡No, aléjate, no quiero hacerte daño! No podemos estar juntos… yo… ¡soy un monstruo!

Y tras eso, desplegó sus alas y se fue de allí volando a gran velocidad; Cloud se levantó y la llamó con todas sus fuerzas.

-¡Midnight!

Pero ella ya se había ido, desapareciendo en la noche.






La bat poni voló todo lo rápido que sus alas la permitían, tratando de alejarse de él todo lo posible para no ponerle en peligro; cerraba los ojos constantemente, reprimiendo sus sentimientos, tratando de echarlos, pero apenas lo conseguía. Salió de la ciudadela y voló por debajo de ésta, cayendo en picado junto a las cataratas que caían desde lo alto de la montaña. Planeó sobre el río que éstas formaban y buscó un sitio donde parar, pero no aterrizó del todo bien, se tropezó y cayó de bruces junto a la orilla. Miró entonces a su reflejo en el agua, pero tan solo vio un ser peligroso para los que la rodeaban y la querían; golpeó al agua con sus patas y se apartó, dejándose caer y llorando desconsoladamente. No supo con certeza cuanto tiempo estuvo así, pero en un momento dado notó que un ala con un suave plumaje la envolvía y alzó la vista, viendo a Luna mirándola con porte maternal. Se echó sobre ella y lloró en su hombro, lamentándose profundamente.

-Ya está, ya ha pasado…-susurró Luna.

-¡No está bien, nada está bien! ¡No he sido capaz de mantenerlo a raya, he estado a punto de atacar al poni que amo! ¡Soy un monstruo!-lloró Midnight.

-Sabes tan bien como yo que eso no es verdad…

-¡Pero lo soy!

Luna la sostuvo la mirada fijamente, diciéndoselo todo en nada.

-En su día, no pude libraros de él puesto que ya estaba con vosotros. Todos lo tenemos, Midnight, incluso los ponis diurnos lo tienen, pero no es tan pronunciado en ellos como en vosotros. Tener instinto no es ninguna maldición.

-¡Pero lo es, realmente lo es! ¡He estado a punto de morderle, princesa! ¡Ni siquiera pude evitarlo!-exclamó la bat poni, muy afligida.

-Tú eres fuerte, Midnight, y aun a pesar de lo que ha pasado, lo sigues siendo. Todos tenemos momentos de debilidad, pero aun así, nos sobreponemos y seguimos adelante. Que no te avergüence lo que eres, Midnight. Has de ser fuerte por ti y por él. Porque le quieres ¿verdad?

-¿Quererle? Pues claro que le quiero, con todo mi ser…

-En ese caso, que tu amor por él no se convierta en una debilidad, sino en tu fortaleza. Piensa en él cuando notes que tu instinto vuelve a prevalecer, sólo así podrás controlarlo.

-¿Y de qué me ha servido esta noche? ¡No pude protegerle, ni a él ni a mí misma!

-Pero eso no significa que no puedas volver a hacerlo. Confía en ti misma, Midnight, sólo así podrás hacerle frente. Sé que eres capaz. Eres mi sub capitana. Nadie sería más capaz.

Ambas ponis se miraron a los ojos y Midnight sonrió, abrazando a Luna con todas sus fuerzas.

-Gracias, princesa. La quiero mucho…

-Y yo a ti también, mi pequeña poni… ahora descansa. Duerme.

La bat poni cerró los ojos y respiró suavemente, notando como Luna la mecía y la acariciaba la crin. Fue entonces cuando se relajó y se sintió mejor consigo misma. Todo parecía diluirse, la noche pasó y la luna brilló en lo alto del cielo.

Abrió los ojos y se encontró sola junto al río; Canterlot brillaba en lo alto de la montaña y las estrellas parecían brillar con más fuerza que nunca. Midnight se recostó y se quedó allí, admirando el paisaje. La noche era joven. Y ella también.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor amadeus_dark » 23 Jun 2014, 17:01

Sg91 escribió en 22 Jun 2014, 22:26:
Capítulo 11

Una promesa de cristal



Buenos capitulos, tanto este como el siguiente.... pero

No es una fuerte contradiccion las fechas y edades?
Las de Cadence podrian tener un pase por ser alicornio (que tampoco, que se sabe que tiene mas o menos la misma edad de Shining), pero las de Blueblood no, piensa que le estas poniendo a ambos con edades de casi mil años!
Mi pony test de perosnalidad.........Just as Pinkie planned

Spoiler:
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QUE !? DIJE PINKIE PLANNED NO QUE FUERA PINKIE PIE! X-D
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 23 Jun 2014, 17:36

amadeus_dark escribió en 23 Jun 2014, 17:01:
Sg91 escribió en 22 Jun 2014, 22:26:
Capítulo 11

Una promesa de cristal



Buenos capitulos, tanto este como el siguiente.... pero

No es una fuerte contradiccion las fechas y edades?
Las de Cadence podrian tener un pase por ser alicornio (que tampoco, que se sabe que tiene mas o menos la misma edad de Shining), pero las de Blueblood no, piensa que le estas poniendo a ambos con edades de casi mil años!


Puf, y mira que me lo miré bien... es aproximado, quería que pasara el tiempo suficiente, pero si me andaba con datos más concretos lo más probable es que acabara desconfigurándose todo, por lo que tiré de periodos de tiempo prolongados; Celestia adopta a Blueblood después del destierro de Nightmare Moon, pero no inmediatamente después, claro, supongo que será eso lo que es confuso, a ver cómo puedo cambiarlo. La idea es que Blueblood sea algo más pequeño que Cadance (la cual tenia doce años cuando pasó a vivir con Celestia).

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor amadeus_dark » 23 Jun 2014, 18:43

Sg91 escribió en 23 Jun 2014, 17:36:
amadeus_dark escribió en 23 Jun 2014, 17:01:
Sg91 escribió en 22 Jun 2014, 22:26:
Capítulo 11

Una promesa de cristal



Buenos capitulos, tanto este como el siguiente.... pero

No es una fuerte contradiccion las fechas y edades?
Las de Cadence podrian tener un pase por ser alicornio (que tampoco, que se sabe que tiene mas o menos la misma edad de Shining), pero las de Blueblood no, piensa que le estas poniendo a ambos con edades de casi mil años!


Puf, y mira que me lo miré bien... es aproximado, quería que pasara el tiempo suficiente, pero si me andaba con datos más concretos lo más probable es que acabara desconfigurándose todo, por lo que tiré de periodos de tiempo prolongados; Celestia adopta a Blueblood después del destierro de Nightmare Moon, pero no inmediatamente después, claro, supongo que será eso lo que es confuso, a ver cómo puedo cambiarlo. La idea es que Blueblood sea algo más pequeño que Cadance (la cual tenia doce años cuando pasó a vivir con Celestia).


Es facil de justificar permiteme una sugerencia

Spoiler:
La madre de Cadence quiso enviar a su hija con un hechizo a Canterlot y pero debido a las prisas la envio "mal" y Cadence acabo dando un salto en el tiempo junto a algunos soldados y a partir de ahi, ya puedes desarrollarlo tal y como lo tienes
Mi pony test de perosnalidad.........Just as Pinkie planned

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QUE !? DIJE PINKIE PLANNED NO QUE FUERA PINKIE PIE! X-D
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 23 Jun 2014, 19:10

amadeus_dark escribió en 23 Jun 2014, 18:43:
Sg91 escribió en 23 Jun 2014, 17:36:
amadeus_dark escribió en 23 Jun 2014, 17:01:
Sg91 escribió en 22 Jun 2014, 22:26:
Capítulo 11

Una promesa de cristal



Buenos capitulos, tanto este como el siguiente.... pero

No es una fuerte contradiccion las fechas y edades?
Las de Cadence podrian tener un pase por ser alicornio (que tampoco, que se sabe que tiene mas o menos la misma edad de Shining), pero las de Blueblood no, piensa que le estas poniendo a ambos con edades de casi mil años!


Puf, y mira que me lo miré bien... es aproximado, quería que pasara el tiempo suficiente, pero si me andaba con datos más concretos lo más probable es que acabara desconfigurándose todo, por lo que tiré de periodos de tiempo prolongados; Celestia adopta a Blueblood después del destierro de Nightmare Moon, pero no inmediatamente después, claro, supongo que será eso lo que es confuso, a ver cómo puedo cambiarlo. La idea es que Blueblood sea algo más pequeño que Cadance (la cual tenia doce años cuando pasó a vivir con Celestia).


Es facil de justificar permiteme una sugerencia

Spoiler:
La madre de Cadence quiso enviar a su hija con un hechizo a Canterlot y pero debido a las prisas la envio "mal" y Cadence acabo dando un salto en el tiempo junto a algunos soldados y a partir de ahi, ya puedes desarrollarlo tal y como lo tienes


Es plausible, lo consideraré, gracias ;)

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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 24 Jun 2014, 20:08

Capítulo 13

Fe, ciencia y tecnología


El Primer Alicornio es justo y sabio, benévolo y sensato, respetuoso y provisor; Él, en su infinita bondad, colma de bendiciones al justo, recompensa a los generosos y castiga la maldad. Ay de aquellos que se atrevan a contradecirle, contrariarle o negarle hasta el más nimio rezo. Porque Él los precipitará a las llamas del Abismo, condenándolos al castigo eterno.

Siempre se ha de complacer al Primer Alicornio; porque Él fue quien nos creó, a su imagen y semejanza. Dio a los pegasos sus alas para que volaran libres por el cielo y controlaran el clima; dio a los unicornios sus cuernos para que pudieran manejar con destreza la magia, y dio a los ponis de tierra su fuerza para que fueran capaces de cultivar la tierra y crear sustento para todos; y a los alicornios, les dio el mayor tesoro que les pudiera haber dado. Les dio su espíritu, les dio su ser, les dio la fuerza necesaria para que cuidaran de los ponis y les guiaran en su día a día. Son embajadores de la fe, portadores del mañana y guías de la vida. Pero, a pesar de haberles regalado su grandeza, no hay nadie más grande que el mismo Primer Alicornio. Porque Él es vida. Y ni siquiera el más poderoso alicornio puede cambiar eso.

Es palabra del Señor.


Cada vez que Celestia leía esos versos de las Sagradas Escrituras, se estremecía y notaba como un escalofrío la recorría todo el lomo hasta acabar en su nuca; había leído tantas veces esos versículos que ya se los sabía de memoria, y aun así, ella los volvía a leer, para asegurar que nunca los olvidaría.

Las Sagradas Escrituras contenían todo lo que un buen poni primalicorniano debía saber sobre el Primer Alicornio; destacan por ser breves y concisas, ya que apenas hay casi nada escrito sobre Él, con poco menos de cincuenta páginas. A lo largo de la historia, se ha ido recopilando todas las escrituras hasta obtenerlas todas. Religiosos, monjes, teólogos y hasta literatos las conocen bien, hasta el poni más ateo sabe algo acerca de ellas.

Ecuestria es un estado eminentemente primalicorniano, aunque también existen grupos reducidos que reclaman un estado laico, aconfesional e incluso totalmente ateísta. El ateísmo, aunque escaso en un principio, ha estado arraigándose bastante últimamente, lo que era todo un varapalo para la iglesia primalicorniana. Las antiguas enseñanzas ya no perduraban como antes y ya no se le daba tanta importancia a la religión como antiguamente, por lo que el ateísmo comenzaba a hacerse cada vez más presente en el reino. Para Celestia era una pena, pero ella sabía que no podía obligar a sus súbditos a creer o no creer en el Primer Alicornio, por lo que no se pronunciaba al respecto.

Pero para una creyente como ella, las Sagradas Escrituras y el Primer Alicornio eran muy importantes; siempre procuraba hacer lo correcto, como bien enseñan éstas, y en todo momento buscaba agradar al Primer Alicornio, para disfrutar a su lado en las Planicies Eternas cuando muriera.

Pero aun a pesar de todo esto, su mente científica y técnica chocaba abiertamente con la realidad de sus proyectos; y era ese proyecto en concreto el que más dudas la suscitaba.

-Resulta francamente extraño que quieras hacer esto, querida… aunque ahora entiendo un poco mejor por qué querrías reformarme…

-No te lo pediría si no fuera porque ahora estás de nuestro lado. Sé que puede sonar un poco extraño por mi parte, pero confío en ti para con este proyecto, Discord.

-Oh, por supuesto que sí… aunque ya te digo que me cuesta entender tus motivaciones, Celestia…

-No tienes por qué entenderlo si no quieres… después de todo, no te voy a preguntar ni nada parecido.

-Me lo suponía… ¿lo volvemos a intentar?

-Sí, espera un momento… intento número treinta con mamífero de tamaño medio-murmuró Celestia, escribiéndolo en un pergamino con una pluma.

Spoiler:
Debido a la sensibilidad de la siguiente escena, no puedo publicarla aquí, por lo que os dejo un enlace a Fanfiction.net para que podáis leerla
https://www.fanfiction.net/s/9500925/14/Amor-de-madre


Una vez sola, Celestia llevó el cuerpo a una mesa cercana y lo observó mientras tomaba notas, murmurando para sí misma a media voz.

-Esta vez las alas se han desarrollado un poco más, incluso han salido un par de plumas. Sin embargo, el sistema óseo es débil y parece calcáreo, no serviría en caso de poder llegar a desarrollarlo por completo partiendo de este método. Necesitaría enfocar la magia un poco más en un punto más específico…

Celestia levantó la pluma y miró por un momento el cadáver, como si hubiera algo que la había llamado la atención; dejó de escribir y suspiró, sin poder evitar que sus ojos se anegaran.

-Lo siento tanto… te prometo que tu muerte no habrá sido en vano.

Limpió su cuerpo a conciencia y, en cuanto estuvo listo, lo metió en un tarro de su tamaño lleno de formol. El animal se quedó totalmente sumergido en el opaco líquido, pudiéndose observar perfectamente sus fallidas alas. Cerró el tarro a presión con su magia, para luego llevárselo con ella a otro lado de las mazmorras donde se encontraba. Entró en una pequeña sala en penumbra, donde una serie de estanterías contenían un buen montón de tarros de muchos tamaños, en los cuales se podían ver animales de todo tipo, todos ellos mamíferos, desde pequeños ratones hasta gatos y perros, cada uno con un par de alas deformes y sin apenas crecer. Dejó el tarro del mapache al lado de uno con un zorro, contemplándolos por un momento. Sus ojos volvieron a humedecerse, mirando a su alrededor.

-Lo siento muchísimo, de verdad… espero que todos estéis ahora correteando alegremente por las planicies eternas…

…Él los precipitará a las llamas del Abismo…

Cerró los ojos con fuerza y salió de allí, buscando respirar aire fresco; nunca la salida de las mazmorras fue tan gratificante para ella, aun a pesar de su lúgubre aspecto. En cuanto respiró el aire fresco de la tarde, se sintió un poco mejor. Se secó las lágrimas de los ojos y marchó con porte seguro y mirada fija, con una mecánica sonrisa dibujada en su cara.

En el palacio todo era como siempre, parecía otro mundo; cada vez que bajaba a las mazmorras, todo parecía diluirse, como si nunca hubiera existido. Era una sensación extraña a la que no conseguía acostumbrarse por muchas veces que bajara allí. Como si la persiguiera cada vez que lo hacía.

Pero allí arriba había cosas que conseguían hacerla olvidarlo todo; y una de esas cosas, era ver a su hermana pasando tiempo con su sobrino. Los encontró en una de las salas de estar, Luna se encontraba tumbada en un sofá, mientras que Frank gateaba hacia su madre hasta acabar entre sus patas. Ella, al verla, la saludó.

-Ah, hola Tia… ¿has visto? Avanza como nosotros, es posible que no sea tan diferente después de todo…

-Hola, Luna. Sí, me he fijado, aunque algo extraño en ese caso…

-¿Ah, sí? ¿El qué?-inquirió Luna, curiosa.

-Si realmente fuera así como camina ¿para qué tiene entonces esas garras posteriores tan planas?

La alicornio oscura se fijó mejor y vio a lo que se refería a su hermana.

-Tienes razón… qué raro entonces ¿no? si esta no es su forma habitual de moverse ¿para qué lo hace?

Celestia se lo pensó bien antes de contestarla.

-Quizás sea una fase… dale tiempo, puede que pronto lo sepamos.

Luna se quedó callada, sosteniendo a su hijo entre sus patas; en un momento dado, vio que su hermana se quedaba muy callada, mirando a las musarañas, y la preguntó.

-Ey ¿qué te pasa? Pareces como… ausente.

-Ah… no es nada, tan solo pensaba en mis cosas…

Las dos se cruzaron la mirada por un momento y Luna la miró ceñuda.

-¿Segura?

-Sí, no es nada, en serio, ya sabes que yo me abstraigo enseguida…

-No suenas muy convencida.

-No insistas, Luna…

-¿Es por lo del libro de Star Swirl? Creía que ya se te había pasado todo ese rollo de los elementos y la posibilidad de la alicornificación…

-No, nada de eso…

Luna sabía, y de sobra, que algo la ocultaba, a Celestia nunca se le había dado muy bien mentir, por lo que era sencillo leerla en ese sentido. Pero prefirió no insistirla más y lo dejó ahí. Bajo presión Celestia tendía a ofuscarse y apenas la diría lo que ella quería. Conocía bien a su hermana, y sabía que era mejor esperar.

-Bueno, me retiro a mi despacho, tengo trabajo pendiente-comentó ella, antes de irse.

Luna la observó irse y, una vez sola, comentó en voz baja.

-Algo andas tramando, Tia… y pienso descubrirlo.

Durante las siguientes semanas, Celestia estaba cada vez más y más absorta, como si estuviera en otro lugar y otro momento completamente diferentes; ella lo justificaba pobremente con su trabajo, pero hasta ella sabía que esa excusa era débil, puesto que no andaban tan ocupadas de un tiempo a esa parte. Aun así, sus excusas no satisfacían a Luna lo más mínimo, la cual esperaba una oportunidad para descubrir lo que su hermana la estaba ocultando. Había pensado en varias posibilidades, la más fácil e inmediata era seguirla a donde fuera que iba todas las tardes, por lo que decidió hacerlo un jueves, el cual era el día en el que el servicio libraba antes para que nadie más la viera.

Antes de ponerse tras su pista, dejó a Frank con su niñera y salió al pasillo por si la veía; con un rápido hechizo pudo descubrir que aún seguía en su despacho, por lo que esperó un poco más hasta que saliera. No tardó mucho más y la alicornio blanca hizo acto de presencia en el pasillo. Luna se ocultó entre las sombras para que no la viera y la dio un poco de margen mientras bajaba las escaleras. Se asomó por el hueco para ver por dónde iba y vio que ya estaba por el segundo piso, por lo que adelantó terreno volando por el hueco sin hacer siquiera ruido; una vez en la planta baja, vio que tomaba dirección hacia las cocinas, por lo que optó por dar un rodeo por el otro lado en dirección hacia la lavandería, ya que era el mismo pasillo que daba la vuelta. Pero al llegar a las cocinas, las encontró vacías.

-Qué raro… ¿dónde se ha metido?

Miró a su alrededor y vio entonces el acceso a las mazmorras un poco más adelante, junto a una esquina en penumbra; Luna frunció el ceño, cada vez más extrañada. Rara vez usaban ellos las mazmorras, de hecho, ni sabía por qué decidió construirlas siquiera; pero dejó las peguntas retoricas para otro momento y abrió lentamente la puerta, asomándose tras ella. Las escaleras de bajada lucían oscuras y tenebrosas, pero Luna estaba dispuesta a descubrir qué atormentaba tanto a su hermana, por lo que se internó en las mazmorras.

El sitio parecía mucho más grande de lo que parecía a simple vista, o quizás sólo era ella; era la primera vez que bajaba allí, no sabía cómo era el lugar, por lo que estuvo más ojo avizor que de costumbre por si llegaba a ver a su hermana. Apenas había luz por los pasillos, pero un resplandor tras una puerta al otro lado del corredor la llamó la atención; entornó la puerta y vio entonces una especie de bodega, ya que llegó a distinguir las figuras de grandes barriles a su alrededor. Pasó el umbral y oyó entonces un par de voces familiares.

Spoiler:
Debido a la sensibilidad de la siguiente escena, no puedo publicarla aquí, por lo que os dejo un enlace a Fanfiction.net para que podáis leerla
https://www.fanfiction.net/s/9500925/14/Amor-de-madre


Luna recordó entonces que ella seguía viva y recuperó la movilidad de su cuerpo, echándose hacia atrás; pero al hacerlo, golpeó con sus patas una botella de vidrio vacía, tumbándola y haciendo ruido. La alicornio oscura se congeló y vio que Celestia y Discord la habían visto y oído, y no precisamente en ese orden.

-Luna…

Los ojos de ambas alicornios se encontraron y Luna no se lo pensó dos veces, dándose la vuelta y echando a correr.

-Luna… ¡espera Luna! ¡Luna!

La aludida no la escuchó y siguió corriendo, pero sin apenas fijarse por dónde iba; giró a la izquierda nada más salir y siguió el pasillo hasta otra esquina, donde giró por el único camino hacia la izquierda. Una solitaria puerta al fondo parecía la única salida, por lo que entró en ella, para encontrarse en medio de una densa oscuridad. Encendió su cuerno para alumbrarse y dejó escapar el primer grito desde que bajó allí; encerrados en tarros de formol, estaban un montón de mamíferos con alas deformadas en sus lomos, en un oscuro y retorcido ambiente típico del sótano de los horrores más genuino. En ese justo momento, vio a Celestia en el umbral de la puerta y se apartó instintivamente.

-Luna…

La aludida miró a su hermana con el miedo reflejado en sus ojos, echándose hacia atrás.

-Luna, no… por favor, no me mires así, no voy a hacerte daño…-musitó ella.

La aludida no dijo nada, sin apartar la vista de su hermana; Celestia se acercó un poco más a ella, ésta vez Luna no reculó. Las dos se miraron a los ojos fijamente, sin decir nada. En un momento dado, Luna susurró.

-¿Por qué?

-Te lo explicaré todo, de verdad, pero confía en mi… no voy a hacerte daño… ¿cómo iba a hacerte daño? Eres mi hermana…

La alicornio blanca se acercó del todo a Luna, la cual apartó la mirada.

-Venga, salgamos de aquí…

Luna asintió y las dos echaron a andar, dejando atrás esa habitación.

Ambas alicornios abandonaron las mazmorras y fueron a la habitación de Celestia para poder hablar a gusto sin que nadie las interrumpiera; ya allí, echaron el pestillo e insonorizaron el sitio para que nadie las escuchara.

-Ponte cómoda-la indicó justo después Celestia.

Luna se tumbó en la cama, a una distancia prudencial de su hermana, la cual no la dijo nada por esto; al principio las dos se quedaron calladas, como si no se atrevieran a romper el hielo. Finalmente, Luna decidió hablar.

-Entonces… realmente lo estabas haciendo…

-Sí… pensaba que ya lo sabías…

-¿¡Cómo voy a saberlo?! ¡Pensaba que bromeabas! No me puedo creer que hayas estado haciendo todo eso…desde… desde… ¿Cuánto tiempo llevas haciéndolo?-inquirió Luna, con tono temeroso.

Celestia suspiró amargamente antes de contestar.

-Desde el año pasado… al principio lo hacía sola y las primeras semanas fueron muy difíciles, pero aun y con todo se me hacía cada vez más y más complicado. Por eso reformé a Discord, para que me ayudara con esto.

-Pero… ¿por qué? ¿Para qué sacrificar tantos animales inocentes?

-Es la única forma que tengo de comprobar los resultados… y hacerlo con ponis sería impensable.

-Pero ¿por qué? No lo entiendo Tia ¿para qué todo esto?-insistió Luna, aún asustada.

-Lo sabes, Luna…

-¡No, no lo sé! ¡Explícate ahora mismo!

Celestia suspiró de nuevo, sintiéndose cada vez peor; tomó aire y comenzó a explicarse.

-¿Recuerdas las teorías y los estudios que Star Swirl llegó a hacer en su día sobre nosotras?

-Sí, trataba de explicar mediante el método científico el origen de los alicornios… rechazaba nuestro origen divino porque era ateo al extremo. No llegué a hacerle mucho caso, la verdad.

-Nunca me llegaron a convencer sus investigaciones por eso mismo, para mí sólo era un viejo cascarrabias blasfemo. Hasta que llegó a un punto donde consiguió llegar a explicar algo plausible; según sus investigaciones, los alicornios provenimos de una raza superior de gran poder mágico que llegó a alcanzar un paso más en la escala de la evolución biológica. Él sostenía que, debido a nuestro origen incierto, la raza llegó a evolucionar de un poni común al exponerse éste a una radiación mágica de gran fuerza y poder, una magia tan antigua y arcana que ni siquiera existe ahora. Para demostrarlo, creó un antiguo hechizo que lograba concentrar en un poni la magia necesaria para hacerle evolucionar hasta convertirlo en alicornio, pero ese hechizo jamás llegó a ver la luz. Para mí todo eso eran patrañas herejes que iban en contra de las escrituras, pero mi curiosidad científica llegó a vencerme y, mirando en sus notas años después de su muerte, encontré ese hechizo. No podía creerlo, simplemente me era imposible aceptarlo, pero una vez más, mi curiosidad científica podía más que yo; sé que suena un tanto contradictorio por mi parte, pero ya sabes que siempre he sido muy aplicada en mis estudios, siempre quería saber más. Y esta, no fue ninguna excepción. Pero no quería comprobarlo para ver si realmente era verdad, quería comprobarlo para asegurarme de que no era verdad. Por lo que, confiada en la inutilidad del hechizo, lo lancé sobre un pequeño ratón.

Celestia hizo una pausa, cerrando los ojos y recordando ese momento, lejano en el tiempo.

-Pero mayor fue mi horror cuando comprobé con mis propios ojos que el hechizo era funcional; desafiando toda lógica y fe, el ratón obtuvo un par de alas, en un proceso mágico doloroso y devastador. No podía creerlo, me negaba a aceptarlo, ese hechizo probaba la teoría de Star Swirl, y nuestro origen divino quedaba en entredicho. Por lo que escondí ese hechizo para que nadie más lo encontrara y no lo volví a tocar.

Ante eso, Luna habló.

-Pero entonces ¿por qué lo volviste a tocar si sabias que probaba que no somos descendientes del primer alicornio?

Celestia suspiró, como si la costara rememorar todos los detalles; tardó un poco, pero finalmente la preguntó.

-¿Te acuerdas de cuando encontramos los elementos?

-Sí, de aquel árbol en el bosque Everfree…

-Entonces recordarás que, en su tronco, estaban grabadas nuestras marcas de belleza…

-Claro…

-¿Por qué crees que eso es así?

Ante esa pregunta, Luna se quedó un tanto extrañada, sin saber bien a qué se refería exactamente su hermana.

-No sé… supuse que sería una mera casualidad…

-Si realmente pensaste eso, es que eres muy ingenua... sin ofender, Luna, pero está más que claro que ese árbol posee un origen divino-anunció Celestia, totalmente convencida.

-¿Qué? No tiene por qué, tan solo es un árbol mágico, nada más…

-No, es el origen de los elementos de la armonía, los artefactos más poderosos que existen. Nosotras somos alicornios desde que nacimos, Luna, descendientes del Primer Alicornio. Nuestras marcas de belleza grabadas en su tronco son la prueba irrefutable de la divinidad del árbol.

-Eso no tiene por qué ser así… podrían ser cualquier cosa, Celestia.

-Ahí es donde te equivocas, Luna. Hay una tercera marca en él que tú conoces bien…

Luna se quedó pensativa, viendo entonces a lo que se refería.

-¿Twilight? Pero es que dices no tiene sentido, ni siquiera es un alicornio, tu teoría no se sostiene…

-Exacto, no es un alicornio… pero con el hechizo…

Ante eso, la alicornio oscura abrió mucho los ojos, sin poder comprender las motivaciones de su hermana.

-¿¡Qué?! ¿¡Por eso quieres utilizarlo?! ¡Pero si va en contra de todas tus creencias, además, no tienes derecho a decidir por Twilight su futuro!

-¡Vuelves a equivocarte! ¡Es su destino! ¿No lo ves? Cuando vi a Twilight por primera vez lo tuve muy claro, es su destino ser una de nosotros, así lo dejó bien claro el Primer Alicornio grabando su marca en el árbol.

-Espera, espera, me está costando mucho trabajo entenderte…

-Eso es porque no puedes entenderme. Comprendo que no quieras seguir el camino primalicornial, y yo respeto tu decisión; sería egoísta de mi parte no hacerlo. Pero debo hacer esto, Luna, he de cumplir Su voluntad…

Frente a eso, la alicornio oscura la contestó.

-No es su voluntad. Es tú voluntad, que es bien distinto. Celestia, no puedes excusarte de esa forma en tu fe, no estarás siendo egoísta conmigo, pero estás siendo egoísta con Twilight. Además, sigues contradiciéndote diciendo todo eso y luego queriendo usar el hechizo…

-Eso es porque llegué a entenderlo-comentó entonces Celestia.

-¿Entenderlo? ¿Entender el qué?-quiso saber Luna, ceñuda.

-Que Star Swirl, de algún modo, llevaba razón; realmente, y por muy loco que esto suene, ciencia y religión sí que se pueden combinar.

En ese punto, Luna apenas podía comprender casi nada de lo que su hermana la decía tan convencida de sí misma; todo ello era una locura, lo mirase por donde lo mirase, y sobre la última afirmación apenas tenía argumentos.

-¿Y cómo se supone que se sostiene eso?-inquirió Luna, con una expresión muy seria grabada en su rostro.

-Piensa en todo lo que te he dicho y lo sacarás enseguida-indicó Celestia, con porte tranquilo y calmado.

Dispuesta a dar una oportunidad a la lógica, Luna obligó a su cerebro a trabajar a toda velocidad para tratar de encontrar algo que hiciese que su hermana despertara; repasó a fondo todo lo que ella la había explicado, buscando algún detalle que mostrase a Celestia lo equivocada que estaba. Pero, por un momento, se dio cuenta de una cosa.

-Espera un momento, según la teoría de Star Swirl somos un nuevo eslabón en la escala de la evolución que prosperó gracias a una magia arcana que ya no existe… ¿y si…? No… no puede ser…-musitó entonces Luna en lo más profundo de su mente.

Celestia, al ver la expresión en su cara, supo que lo había descubierto y esbozó una genuina sonrisita.

-¿Has visto, hermana? Todo está conectado ahora…

-Pero… lo prueba todo…-susurró Luna, sintiéndose tanto aterrada como maravillada.

-Sí… nuestro poder es tan grande que nos garantiza una vida longeva, pudiendo incluso manejar los astros. Así nos enseñó nuestra madre… y así es como los abuelos la enseñaron a ella. Todo ese poder latente en nosotras no es arbitrario… tiene un origen. Sólo nosotras podemos usar ese hechizo porque éste canaliza la magia que nos hace ser alicornios y la concentra en el poni receptor. ¿Y cuál es el origen de todo lo visto y creado?

-El Primer Alicornio…-musitó Luna.

-Eso es. De esta forma, la teoría de Star Swirl se combina con lo que dicen las escrituras…

Luna rememoró esos versos, resonando en lo más profundo de su cabeza y repitiéndolos en voz baja.

-…y a los alicornios, les dio el mayor tesoro que les pudiera haber dado. Les dio su espíritu, les dio su ser, les dio la fuerza necesaria…

-Es palabra del Señor…-añadió Celestia, visiblemente emocionada.

Las dos se miraron fijamente, Luna comprendió entonces lo que movía a Celestia; aun a pesar de que ella seguía siendo escéptica en cuanto al Primer Alicornio se refería, no podía negar que ahora todo cambiaba. Por un momento reconsideró su fe, pero había cosas que aún seguían sin explicación; conocía a su hermana y sabía que no todo estaba bien.

-Aun así hay algo que no termina de gustarte… y creo saber lo que es…

-Las pruebas son muy duras para mí. No puedo dejar de pensar en todos esos pobres animales a los que les he quitado la vida… pero sé que debo hacerlo, he de cumplir Su voluntad, así está escrito, y el árbol ha hablado. Pero para eso, Twilight debe estar lista. Y yo también.

Ante eso, Luna se pronunció.

-Celestia, ahora entiendo mejor tus razones, pero aun así sigo pensando que no tienes por qué decidir el futuro de Twilight así sin más; consúltalo al menos con ella, merece saber lo que la tienes preparado ¿y si ella no quiere este cambio en su vida?

-Eso es absurdo ¿cómo no va a quererlo? Hasta ahora me ha demostrado lo capaz que es, una última prueba y sabré entonces si está totalmente lista; he modificado los elementos para que reaccionen ante un hechizo que Star Swirl no llegó a acabar porque murió antes de poder terminarlo, era una especie de hechizo de transmutación regresiva, si lo hace bien, los elementos harán de conectores y me la traerán-explicó ella, con todo detalle.

-Aun así sigo pensando que deberías al menos hablar con Twilight… y no solo eso, si el proceso es como lo he visto, será muy arriesgado para ella, la estás poniendo en peligro…

-Por eso he de seguir intentándolo haciendo más pruebas… por supuesto que conozco los riesgos, no puedo dejar que Twilight muera en el proceso. Te estaría muy agradecida, e incluso sería aún mejor, si nos ayudaras en las pruebas…

Esa oferta pilló por sorpresa a Luna, la cual no supo bien qué contestar; ahora comprendía mejor a su hermana, pero seguía sin ver el que decidiera así sin más el destino de la pobre chica sin ni siquiera consultarla. Y tampoco la hacía gracia ayudar a sacrificar a un animal inocente por las mismas razones.

-Bueno, yo… no sé si…

-Tranquila, no tienes por qué si no quieres, no te voy a obligar. Esto es algo que debo hacer yo, no tú-murmuró Celestia, exculpándola enseguida.

Luna quiso decir algo, pero no salió nada de su boca. Celestia suspiró y su cuerno brilló, el pestillo de la puerta se movió y el hechizo que cubría la habitación, insonorizándola, desapareció.

-Gracias por escucharme, Luna. Y por entenderme, también. Es ahora cuando veo mis objetivos más claros que nunca. Twilight ocupará su merecido lugar entre nosotras. Y se abrirá una nueva era de paz y armonía, no sólo para Ecuestria, sino para todo el mundo.

El ceño de Luna se frunció, como si no terminara de entenderlo del todo, pero no la dijo nada.

-Aunque te pido que mantengas todo esto en estricto secreto, Luna. Ecuestria aún no está preparada para saber la verdad sobre el Primer Alicornio, y menos aún la iglesia en sí-añadió Celestia.

-Claro, temblarían sus cimientos si se llegase a saber…

-Exacto. Debemos ser muy precavidas con este asunto, Luna. Ahora, si me disculpas, me gustaría descansar un poco.

Luna asintió y se dirigió hacia la puerta para salir de allí; antes de irse su hermana la llamó, ella se dio la vuelta y, de golpe y porrazo, Celestia la envolvió entre sus patas, en un cálido abrazo y sin decirla nada. Luna dudó al principio, pero al final la correspondió el gesto, apoyando su cabeza en su hombro. Celestia fue quien rompió el abrazo, cerrando la puerta tras de sí.

El resto del día pasó de manera muy lenta; el ambiente parecía enrarecerse por cada minuto que pasaba, y todo parecía diluirse como si nunca hubiera estado ahí. Frank era lo único que parecía marcar la diferencia. Y en él se apoyó Luna, pensando en todo lo que había visto y oído hoy. El Primer Alicornio, el hechizo de alicornificación, la ciencia, la historia… su fe. ¿Qué era ahora todo eso que alguna vez llegó a significar algo para ella? Ahora nada sería igual. Ni siquiera ella. Trató de pensar en otra cosa, distraerse con su hijo leyéndole cuentos y jugando con él, pero ese sentimiento de opresión, duda e incluso temor seguía ahí, molestándola.

Todavía tenía dudas sobre el plan de su hermana a pesar de que entendía sus motivaciones, pero aun y con todo, ¿realmente merecía la pena tanto sacrificio? ¿Era absolutamente necesario convertir en un alicornio a Twilight? Según su hermana, era voluntad del Primer Alicornio… pero ¿qué era ahora el Primer Alicornio después de saber la verdad? Podía ser cualquier cosa si a ella la distaba. Incluso ahora su fe seguía siendo la de siempre; quería creer que realmente había algo más aparte de una mera existencia, pero ni siquiera eso se lo aseguraba. Porque no sabía ni siquiera lo que había justo después. Existía la magia puesto que ella podía manejarla; existía Frank porque estaba ahí y ahora con ella. Pero nada de eso aseguraba a ciencia cierta que existía todo lo demás, incluyendo al Primer Alicornio.

-¿Qué tengo ahora, cariño? Nada de lo que alguna vez llegué a creer es seguro, ni siquiera mi propia fe. ¿Qué me queda ahora? ¿Qué he de hacer?-se preguntó ella misma, sosteniendo a Frank entre sus patas.

El aludido se la quedó mirando con el ceño fruncido, como si la poni que tuviera delante fuera una completa desconocida; el pequeño acarició el hocico a su madre, mientras musitaba palabras al azar, entre ellas la que más solía repetir últimamente.

-Mamá…

Luna sonrió, sintiendo que, por un momento, todas las dudas se disipaban.

-Es verdad. Tú sigues conmigo. Eso es lo único que importa.

Luna lo sostuvo en su pecho y le dio un beso en la cabeza, meciéndole suavemente. Nada más cabía en ese momento, ni siquiera el Primer Alicornio. Y, por primera vez en toda la tarde, respiró tranquila.

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Vale, quiero dejar algo claro una vez llegado a este punto; este capítulo es muy importante porque en él se explican un montón de cosas acerca de mi headcanon principal y cómo afecta este a mi visión de los hechos en sí. Lo primero, y más importante, es que no disfruto con el sufrimiento ajeno ni viendo a los personajes pasándolo mal; no soy muy amigo de este tipo de escenas, pero si éstas cuentan una historia y están justificadas, no tengo problemas con ellas. Con eso aclarado, pasemos a lo siguiente. En este capítulo quería que, sobre todo, vosotros pensarais; he metido muchas cosas y muy jugosas en este capítulo, además de un nuevo tipo de escena que hasta ahora no había escrito en un fic de estas características, que no es muy fuerte que digamos, pero vamos, tampoco era esa mi intención. Puede que para el siguiente se vuelva un poco más, pero bueno, ya sabéis, discreción y todo eso. Puede que ahora estéis pensando muchas cosas acerca de Celestia, pero tampoco la he querido retratar como una antagonista menor ni nada por el estilo, sino como un ente individual que piensa y razona por su propia cuenta, que tiene sus propias creencias y que ve la vida de una forma distinta. Lo he hecho así para que comprendáis por qué hace lo que hace, aun siendo esto discutible en todo momento. Os lo dejo a vuestro criterio, porque de eso se trata; una historia cuenta una serie de acontecimientos, pero si estos acontecimientos consiguen hacer pensar al lector, la historia alcanza un nuevo nivel. Es una visión un tanto particular, adaptada a mi headcanon y que se adapta más o menos bien al contexto en sí.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 29 Jun 2014, 22:51

Capítulo 14

Hágase Su voluntad


Tras la revelación de intenciones por parte de Celestia, las pruebas se siguieron sucediendo a lo largo de todo ese mes y el siguiente; Luna había decidido no participar, pero sí estaba al tanto de los avances de Celestia y Discord, poniéndola su hermana al tanto.

El principal problema del hechizo era que, como la magia se concentraba tanto en un solo punto para hacer surgir las alas, ésta se acumulaba en los puntos focales de las heridas, lo que no permitía detener la hemorragia de ninguna manera, sangrando a los sujetos hasta la muerte. Los intentos de Discord por acelerar el proceso de sanación se veían frenados por la presencia de la magia de Celestia, y aunque intentaran adelantar o atrasar el momento de sanación para así dar margen de sobra entre hechizo y hechizo, los sujetos no lo conseguían.

El hechizo en sí también era muy complejo, ya que requería de un conjuro previo que se prolongaba durante todo el proceso. Los hechizos más actuales no requieren de conjuros, ya que éstos entraron en desuso hace mucho tiempo. La magia moderna permitía canalizar la magia sin necesidad de intermediarios, llamados ni rituales, por lo que hoy en día, ya nadie usaba conjuros en los hechizos. Y ese detalle en concreto, complicaba las cosas un poco más.

-¿Cómo van las cosas?

-Mal, no conseguimos hacer avances de ningún tipo, por mucho que Discord lo intenta, no logra hacer que las heridas coagulen…

-¿Qué tipo de hechizo usa?

-Uno de sanación estándar de nivel alto, pero aun así…

Luna se quedó pensativa, rumiando posibilidades.

-Las heridas son siempre las mismas ¿no?

-Sí, dos cortes en el lomo, por los que brotan las alas… -asintió Celestia.

-¿Son profundos?

-Bastante, de hecho llegan casi hasta la espina, y tanto los huesos como los músculos se recolocan, por lo que las hemorragias son bastante profundas…

-Entonces es normal que un hechizo sanador estándar no funcione, aunque sea de nivel alto. Tendría que usar otro más potente, o bien uno que sea más especializado… no tengo mucha idea sobre medicina mágica, pregúntale a la enfermera jefe del palacio, quizás sepa algo.

-Quizás…

Celestia se quedó callada por un momento, pensando en sus propias cosas; Luna aprovechó para hacer un inciso.

-Por cierto ¿has hablado ya con Twilight?

-¿Con Twilight? No… ¿de qué?

-Vamos, Tia, sabes de lo que te hablo…

Frente a eso, la aludida tan solo suspiró antes de volver a hablar.

-Luna, no hay nada de lo que hablar… se trata de Su voluntad, no de la mía…

-Ya hemos hablado de eso tú y yo, pero has de discutirlo con ella, en serio, al menos dila lo que la tienes preparado, se merece saber que, al menos, va a ver un cambio importante en su vida y…

-¿Y qué, Luna? ¿Sugieres que ignore mis creencias así sin más? Esto es importante, no sólo para mí, sino para ella también, se merece estar a nuestro lado, tiene más méritos que cualquier otro poni que yo haya conocido…

-¿Y a costa de qué? ¿Su propia vida? No es justo, Celestia, por favor, habla con ella al menos, dila lo que está por venir, hazlo por mí…

-Lo siento Luna, pero hace tiempo que ya he decidido…-murmuró Celestia, sin ganas de hablar más con ella.

Sin que pudiera decirla nada más, su hermana se retiró a su despacho, dejando a Luna con la miel en los labios; aun a pesar de que entendía a su hermana en parte, no compartía con ella el no decirle nada a Twilight. No quería que su amiga sufriera, y aunque eso pudiera hacer que su hermana la dejara de hablar, decidió hacer un acercamiento.

Esa noche, después de acostar a Frank, ella se sumió en los sueños y entró en el mundo onírico; había estado allí ya tantas veces que había perdido la cuenta hace muchísimo tiempo, pero para ella, era como dar un paseo. Un mundo de colores y sensaciones flotaba en el ambiente, apenas había gravedad, y ella podía volar libremente por el ancho espacio, mientras iba vigilando los sueños de sus súbditos; cada sueño se representaba por una esfera del color del poni en cuestión, y según el tipo de sueño, su resplandor cambiaba. Así, los sueños normales suelen tener un brillo verdoso azulado, muy agradable a la vista, mientras que las pesadillas y los malos sueños se suelen manifestar con un color rojo pardo tirando a negruzco. Los sueños más picantes suelen adquirir un tono rosado intenso, normalmente los evitaba para no importunar al poni pertinente y dejarle disfrutar.

Los sueños normales eran los más frecuentes, y rara vez había pesadillas, por lo que éstas eran fáciles de identificar cuando se dejaban ver; los potrillos más pequeños eran los que más tendían a tener pesadillas, sobre todo durante sus primeros años, y eran las más fáciles de eliminar. Una rápida pasada con un hechizo de rechazo siempre funcionaba.

Las pesadillas de los adultos siempre eran más complicadas, ya que múltiples factores más complejos suelen provocarlas, y en esos casos, el hechizo de rechazo no servía de mucho, ya que el tormento pertinente vuelve a manifestarse a la noche siguiente. Por ello, este tipo de pesadillas era mejor tratarlas más profundamente, hablando directamente con el poni en cuestión, aconsejándole y apoyándole.

Pero esa vez no buscaba pesadillas, ni tenía intención de vigilar, sino que buscaba un sueño en concreto; había muchos sueños de color lavanda, por lo que, usando su magia, filtró todos los del mismo color, apartándolos de los demás. Una vez distinguidos, los fue pasando ante ella, comprobándolos uno por uno, hasta dar con el que buscaba.

-Aquí está.

El sueño de Twilight brillaba en un resplandor azul verdoso, por lo que no había ningún problema; lo alzó ante ella y entró en él, sin saber bien con lo que se iba a topar. Se encontró entonces en lo que parecía una réplica del mundo real, a las afueras de Ponyville; un hermoso día refulgía en lo alto del cielo, y vio a Twilight tumbada junto a un árbol en un mantel de picnic, leyendo rodeada de libros. Luna soltó una risita divertida.

-Típico de Twilight…

Por un momento la observó atentamente, sin intervenir todavía; ¿realmente era su verdadero destino ser una princesa como ella? conocía bien a Twilight, y ella no era de esa clase de ponis que buscaba reconocimiento ni ser famosa, sino justo todo lo contrario. Era la típica ratona de biblioteca, que disfruta de su individualidad y no se vanagloriaba por ello. Y eran esos pequeños detalles los que la hacían dudar cada vez más.

Finalmente decidió dejarse ver y bajó volando hasta el valle; Twilight alzó la vista y, al verla, exclamó.

-¡Princesa Luna! ¿Qué hace aquí? ¿Estoy soñando?

-Por supuesto, si no, no estaría aquí ¿no crees?-inquirió ella, esbozando una sonrisita.

La unicornio lavanda asintió, algo avergonzada.

-Sí, es verdad… ¿y a qué ha venido, princesa?-inquirió ella, apartando su libro.

-Oh, solo a hablar un poco, ya sabes, para ver cómo estás y cómo te va…-explicó Luna, tumbándose a su lado.

-Oh, pues todo bien, la verdad… dentro de poco mis amigas y yo iremos al imperio de Cristal para supervisar la selección de la sede de los juegos de Ecuestria, el imperio entra como candidato, intentaremos que lo seleccionen.

-Cierto, Cadance lo llegó a comentar en su última carta… ¿y tú? ¿Cómo estás?

-Ah, pues bien, como siempre, no me quejo… tengo un trabajo que me gusta y me llena, las mejores amigas que he podido pedir y una vida maravillosa. He tenido mucha suerte, la verdad…

-Sí… no todo el mundo llega a ser portador de la armonía…-añadió Luna, guiñándola un ojo.

-Oh, sí, eso también… hay veces que hasta me olvido y todo…-asintió Twilight, riéndose tontamente.

Luna se rio con ella y guardaron silencio por un momento, contemplando el paisaje onírico que los rodeaba; antes de entrar en materia, Luna quería que la conversación fuera todo lo fluida posible, para que fuera más fácil sacarla el tema sin que se notara abrupto.

-¿Y usted, princesa? ¿Qué tal está Frank?

-Oh, pues muy bien, crece cada día más rápido, cada vez se va soltando más y dice más palabras sueltas…

-¿Qué tal con el libro que le regalé?

-Huy, le encanta, sobre todo tirar de las solapas, le vuelve loco…

-Me alegro… ¿sabe? De pequeña siempre me he preguntado cómo sería el ser madre…

-Oh, es una experiencia maravillosa, eso desde luego. Tiene sus más y sus menos, a veces te quita más tiempo del que tienes, otras veces apenas tienes tiempo, como es en mi caso… pero aun así, el acabar la jornada y ver a mi hijo tan feliz como yo, me hace sentir completa. Nunca pensé que podría llegar a ser tan feliz como lo soy ahora.

Twilight sonrió, asintiendo con la cabeza y permaneciendo en silencio; Luna vio entonces la oportunidad perfecta y la preguntó.

-¿Por qué? ¿Tienes intención de ser madre en algún momento?

-Oh, no, qué va, por ahora no, tan solo es curiosidad…

-Nunca es tarde, eso desde luego… ¿y qué tienes pensado entonces? ¿Cuál es tu futuro más inmediato?

Antes de contestar, Twilight se quedó callada, rumiando sus palabras.

-Bueno, por ahora me gustaría acabar mis estudios con la princesa Celestia, la última vez que hablé con ella me dijo que me faltaba poco para terminar.

-Ajá… ¿y una vez que los acabes?

-He pensado en hacer un master, quizás especializarme en magia combinada, o bien dar clase en la escuela de magia. Aunque, si la soy sincera, siempre he querido ser una maga estatal, como lo fue Star Swirl el Barbudo. Lo admiro mucho, llegó a ser un gran mago, siempre he pensado que nos parecemos bastante.

-¿Sabes? Yo llegué a conocerlo, al igual que mi hermana, y puedo dar fe de que realmente tenéis un intelecto muy parecido…

Ante eso, Twilight no pudo evitar sonrojarse más de la cuenta.

-Gracias, princesa… aunque lo cierto es que no me gusta demasiado destacar o ser reconocida. Si alguna vez me llegan a recordar, prefiero que lo hagan tal y como fui, y no sólo por mis méritos o mis éxitos. Está bien triunfar en la vida, por supuesto, pero siempre he pensado que dejarse llevar por el éxito no es muy bueno que digamos. Sé de una poni a la que le pasó…

Luna observó por un momento a Twilight, pensando detenidamente; realmente se lo había dicho todo en casi nada, no concebía en ningún momento ser alguien célebre o algo por el estilo, sino todo lo contrario. La poni tenía un gran futuro por delante, planes ya hechos, y unas muy buenas expectativas. Y su hermana se lo quería quitar.

-No…

-¿Perdón?-inquirió entonces Twilight.

Luna en ese momento aterrizó y vio que la unicornio lavanda la miraba extrañada; ni se había dado cuenta de que lo había dicho en voz alta.

-Ah, no, que… Twilight, he de decirte algo…

-¿Sí, princesa?

No podía dejar que ese brillante futuro que la aguardaba fuera detenido en seco por el egoísmo de su hermana; no quería verlo así, pero hasta ella sabía que su fe la había cegado hasta extremos insospechados. Quería a su hermana, más que a nada en el mundo; la perdió durante mil años por culpa de sus propios celos y envidia, y no quería volver a perderla otra vez. Si avisaba a Twilight de lo que Celestia la tenía preparada, lo más seguro es que ésta la dejara de hablar. Ya se habían peleado otras veces y, por suerte, habían conseguido salir airosas. Pero esta vez no se trataba de orgullo o de cabezonería, se trataba de fe, de sus creencias, de su identidad. Conocía a su hermana, y era por eso por lo que tenía miedo.

Pero, por otro lado, no quería que arrebataran a su amiga su vida y su futuro, y todo por una simple creencia; vale que ahora las cosas eran muy diferentes y que tanto ciencia como religión podían explicar los hechos en sí, pero aun así, seguía siendo egoísta. Y Luna, a partir de ese punto, ya no sabía ni qué hacer. ¿A quién escogería? ¿A su amiga o a su hermana?

-¿Princesa? ¿Se encuentra bien?-inquirió Twilight, preocupada por su repentino silencio.

Luna quiso escoger, tomar una decisión ahí y ahora; pero, por más que lo intentó, la fue imposible.

-No puedo…-musitó entonces, por lo bajo.

-¿El qué no puede? Princesa ¿qué la ocurre?-quiso saber la unicornio lavanda, cada vez más preocupada por ella.

Luna se percató de esto y, en ese momento, habló.

-Lo siento Twilight, yo… estoy bien, no es nada serio, no te preocupes por mí.

-¿Qué? Pero, princesa…

-He de irme ya, he de vigilar el mundo onírico… adiós, Twilight.

Y, tras esa seca despedida, alzó el vuelo sin ni siquiera mirar atrás; oyó a la unicornio lavanda llamándola, pero ella continuó volando hasta salir de su sueño. Una vez de vuelta al mundo onírico, voló hasta arriba sin parar hasta que, finalmente, despertó. Respiró con fuerza, pensando en voz baja.

-No sé qué hacer… ¿qué hago? No quiero perder a ninguna de las dos… si dejo hacer a Celestia, Twilight perderá su futuro, pero si aviso a Twilight, Celestia me odiará de por vida.

Fue entonces cuando comprendió cuál era su situación, y la tensión pudo con ella, sin poder evitar llorar y sintiéndose más impotente que nunca. Afuera, Canterlot y Ecuestria dormían.






Durante los siguientes días, Luna estuvo bastante deprimida y desanimada, sin ganas de trabajar; ni siquiera el estar con Frank la confortaba, y éste notaba a su madre triste, contagiándole esa misma tristeza. Celestia incluso lo hubiera notado si no fuera porque estaba cada vez más volcada con las pruebas, ya que habían conseguido hacer grandes avances al cambiar de hechizo curativo; al parecer, el consejo de Luna había servido de mucho, y ahora conseguían que las cobayas sobrevivieran una vez terminado el hechizo, pero las heridas internas y el nuevo sistema óseo hacían que los animales no pudieran aguantar sus nuevas extremidades por mucho tiempo sin que acabaran mal, por lo que tenían que seguir trabajando en ello. Debido a esto, Luna se sentía aún peor, ya que había acelerado el proceso, y Twilight estaba un poco más cerca de convertirse en alicornio.

Ella sentía que debía hacer algo, pero la situación la superaba, y no sabía ni siquiera lo que hacer; tanto el respeto de su hermana para con ella como el de su amiga estaba en riesgo, y no quería a perder a ninguna de las dos, pero tampoco podía quedarse con las dos, debía elegir. Pero las circunstancias y el miedo a perder a ambas la hacían imposible elegir.

Fue entonces cuando se le ocurrió algo; le pareció una estupidez, o igual algo que se podía ahorrar, pero aun así lo consideró. El árbol de la armonía seguía donde lo dejaron, debajo de su antiguo castillo, en una cueva apartada y solitaria. Según su hermana, ese árbol era de origen divino, y en éste el Primer Alicornio dejó constancia, cual profecía, de la futura existencia tanto suya como la de su hermana. Además de los elementos, los talismanes mágicos más poderosos del mundo conocido. Ésa era su versión, la teológica. Luna se preguntaba cuál sería la versión científica que explicara el origen del árbol, pero en ese momento tenía un asunto más importante entre cascos. Esa misma tarde, dejó a Frank con su niñera y emprendió el vuelo hacia el bosque Everfree, esperando encontrar allí algún tipo de respuesta.

Sobrevoló el foso por el que el castillo estaba separado del resto del bosque y voló por debajo del puente; un poco más adelante vio el fondo del foso, y un hueco horadado en la roca bastante grande; aterrizó justo delante y, pasado el umbral, pudo ver la figura del árbol.

El interior era oscuro, pero el árbol brillaba con luz propia, alumbrando el lugar; una fauna extraña y que solo crecía allí decoraba el sitio, había extrañas setas con formas circulares en sus extremos, flores rosas con amplios pétalos que parecían crecer por efecto de la luz del árbol, hiedra verdosa que recubría las rocas cercanas, enredaderas que giraban y se retorcían por las paredes…

Luna se acercó al árbol, recordando el momento en el que ella y su hermana lo descubrieron; por aquel entonces, Discord ya se había apoderado del reino, sumiéndolo en el caos. Como resultado, el agua que cubría el foso había desaparecido, revelando entonces la cueva. Ambas entraron para explorarla, y mayor fue su sorpresa al descubrir que en su interior había un extraño y misterioso árbol que, al parecer, había estado sumergido durante todo ese tiempo. Pero eso no era lo más raro, puesto que en su tronco pudieron ver que estaban grabadas sus marcas de belleza, y en sus ramas, había una serie de joyas parecidas a gemas, las cuales irradiaban una fuerza mágica sin parangón que nunca antes habían visto hasta ese momento.

Al principio no sabían lo que eran, ni lo que hacer con ellas, pero finalmente, tras hacer varias pruebas con su magia, comprobaron por si mismas sus efectos y vieron que tenían una oportunidad de parar a Discord con las joyas; debido a que éstas sólo parecían reaccionar ante una serie de cualidades tales como la risa, la lealtad, la generosidad, la bondad, la honestidad y la magia, las dos los llamaron los elementos de la armonía y, una vez que estuvieron listas, enfrentaron a Discord con ellos. El resultado fue un draconeequs convertido en piedra y la disolución de todo el caos producido por éste, trayendo la armonía de regreso y restaurando la paz en todo el reino.

-Parezca que fue ayer…-pensó Luna en voz alta, acercándose al árbol.

Éste se veía casi como el primer día, sus ramas lucían vacías y solitarias sin los elementos en ellas, pero el árbol parecía estar tan fuerte y lustroso como el primer día. Su marca de belleza seguía en su sitio de siempre, debajo de la de su hermana. Luna alzó un casco y la tocó, nada pasó. La alicornio oscura dejó escapar un apesadumbrado suspiro, volviendo a notar esa angustiosa sensación en su pecho. Necesitaba liberarse, soltarlo, dejarlo escapar, por lo que se explayó a gusto.

-No sé qué hacer… me siento incapaz, la situación me supera. Quiero a mi hermana y no quiero volver a perderla, pero lo que está haciendo está mal. Twilight tiene derecho a saber la verdad, tiene toda una vida por delante, con un futuro aún más brillante, en compañía de sus amigas. Celestia quiere quitarla todo eso. Y aun así, no fui capaz de decírselo a Twilight. Por favor, ayúdame, quien seas, lo que seas… me da igual si te plantó el primer alicornio o vino alguien y enterró una semilla mágica, sólo quiero un poco de consejo…

Tras todo eso no pudo más y lloró débilmente, tumbándose junto al árbol, el cual apenas cambió ni hizo nada significativo; eso no hizo más que entristecer a Luna un poco más, la cual esperaba que su visita la sirviera de algo. Dejó escapar al tiempo, viéndolo pasar desde dentro de la cueva, hasta que el resto de la tarde cayó, dando paso a la noche; levantó la luna desde donde estaba, sin necesidad de tener que verla, y siguió allí, sumida en sus propios pensamientos. Hasta que al final decidió marcharse de allí, dejando atrás al árbol.






Su improductiva visita al árbol de la armonía dejó a Luna aún más desanimada si cabe; por su parte, Celestia seguía absorta con las pruebas, llegando a obtener resultados cada vez más potables. Tanto ella como Discord estaban haciendo más progresos, cada vez más y mejores, claro indicativo que pronto lo tendrían del todo pulido y listo para usar con Twilight. Las posibilidades de Luna se reducían con cada día que pasaba, y se sentía cada vez más y más acorralada. Pero entonces vio una posibilidad hablando, no con Celestia, sino con Discord. Éste era un ser poderoso, de ahí a que Celestia le hubiera pedido su ayuda; puede que ella no pudiera convencerla tan fácilmente, pero cabía la posibilidad de que, al ser su colaborador, le escucharía con más atención a él que a ella.

Por lo que decidió enseguida hablar con él, aprovechando una noche de sábado antes de irse a dormir; acostó a Frank, dándole el ya usual beso de buenas noches. Una vez lista, iluminó su cuerno, buscando un hueco entre el espacio, y llegando a detectar la puerta que daba a la dimensión en la que Discord vivía. Ésta apareció delante de ella y Luna llamó a la puerta con su casco, pero nadie contestó; lo volvió a intentar de nuevo, pero una vez más, Discord no salió a recibirla. Un tanto extrañada, comprobó ella misma la puerta y la entornó un poco, asomando la cabeza y echando un vistazo; vio entonces un extenso valle en el que el caos era el amo y señor del lugar, al fondo del todo se podía ver una extraña y rocambolesca casa hecha con materiales de todo tipo. Luna rodó los ojos y entró en la dimensión del caos, cerrando la puerta tras de sí.

Nada más entrar, sintió una extraña sensación recorriéndola todo su cuerpo, llegando a notar un escalofrío por todo el lomo. Miró a su alrededor, viendo sinsentidos de todo tipo. A un lado del valle, sobre un suelo cuadriculado, llovía chocolate de unas nubes hechas de algodón de azúcar y malvavisco. Un sendero hecho primero de piedra, luego de arena, después de jabón y por último de hierba de color naranja llevaba hasta la casa, la cual se encontraba situada en lo alto de una colina de gravilla, dominando el lugar. Al otro lado del valle vio un enorme castillo de naipes, sujetado por columnas de regaliz rojo y negro. Una serie de bisontes bailarines vestidos con tutú corrían justo al lado, junto con una manda de conejos con patas de jirafa. Por el aire volaban pájaros boca abajo, en un lago cercano nadaban peces por el aire y bajo el agua andaban castores; junto al lago, había un árbol delgado y de colores violáceos. En el cielo, un sol anaranjado daba vueltas en torno a una luna enana.

-Madre mía, qué locura…-musitó Luna, tratando de ignorar todo lo que la rodeaba.

Una vez que alcanzó el tramo de camino de jabón, decidió volar para sortearlo, pero en cuanto alzó el vuelo, la gravedad cambió sorpresivamente, flotando en el aire de manera errática y exagerada.

-¡Agh, maldita sea!-masculló ella, tratando de alcanzar el suelo.

En cuanto consiguió poner las patas en el suelo, la gravedad volvió a ser normal y caminó de forma segura, apretando ésta vez el paso.

-Este lugar es un horror, espero no tener que estar mucho más tiempo aquí del necesario…-pensó Luna, harta de tanto caos.

Llegó enseguida hasta la casa, la cual era físicamente imposible según su errático diseño, pero allí se mantenía estable sin problemas; tenía un total de tres pisos, el primer piso era sujetado por una serie de columnas jónicas blancas, aristadas y con volutas en las puntas. El segundo piso era sujetado por una serie de bastones de caramelo enormes, y el tercero sostenía un techo con forma de sombrero en punta. Las ventanas estaban dadas la vuelta, y todas cambiaban de diseño y aspecto, no había ninguna idéntica. La puerta se encontraba puesta al revés, Luna llamó a ésta rápidamente, sin querer tocarla más de la cuenta. Al cabo de unos pocos segundos de espera, Discord la abrió, quedándose gratamente sorprendido al ver a Luna.

-¡Anda, pero si tengo visita! ¡Por favor, princesa Luna, adelante, está en su casa!-exclamó Discord, haciéndose a un lado de forma idéntica a la de la puerta.

Como bien se esperaba, el interior de la casa era aún más caótico, si cabía; todos los muebles se encontraban puestos al revés, las alfombras flotaban en el aire, las lámparas colgaban del suelo y en vez de ser parqué, el suelo era de mármol.

-¡Bueno, bueno, bueno, esto sí que es toda una sorpresa, mi primera visita desde que me mudé aquí! ¿A qué debo tanto honor, princesa?-inquirió Discord, emocionado.

-He venido a hablar contigo, Discord…-murmuró Luna, von voz queda.

-¡Oh, pues hablemos, hablemos! Ponte cómoda querida ¿un té?

Luna no sabía la hora que era allí, buscó con la mirada un reloj hasta dar con uno, un carillón de pie que, en vez de números, tenía pequeños Discords que indicaban números. Incluso las agujas tenían forma de Discords.

-Ah, es igual… sí, dame algo suave que me ayude a dormir para luego…

-¡Por supuesto, querida, ahora vuelvo!-exclamó el draconequus, desapareciendo de improviso.

Nada más hacerlo, uno de los sillones cobró vida y salió corriendo hasta ella, haciéndola que se sentara, y luego llevándola hasta una mesita, en el salón. En ese momento, la voz de Discord vino de algún punto de la casa preguntando.

-¿Con pastitas también, querida?

-No, no hace falta, ya he cenado…

En ese momento, Discord reapareció junto a ella, con las garras vacías.

-¿Y el té?

-Está de camino, querida.

En ese momento, una bandeja del té apareció saliendo disparada de una puerta y se puso al lado de ellos, con un par de tazas, una tetera y una bandeja llena de dulces. Luna fue a echarse un poco, pero Discord la paró.

-Oh, permíteme por favor…

Discord chascó sus garras y la tetera botó hasta su taza, inclinándose para servir el té.

-Oh, no mucho, por favor…

El té salió de su boquilla describiendo una serie de bucles y acabando en la taza, la cual se quedó medio llena.

-¿Azúcar?-preguntó Discord.

-Sólo un terrón.

Al punto, un terrón de la terronera cobró vida y saltó de ésta, para salir corriendo hacia la taza y acabar dentro de ésta de un salto. Luna cogió su taza con su magia y la removió con su cuchara, aguantándose unas ganas terribles de salir de allí disparada.

-Normalmente el té no me hacía mucha gracia, pero Fluttershy me acabó por convencer… hay que ver lo persuasiva que es esta poni a veces…-murmuró el draconeequs, sirviéndose a su manera.

-Ya…

-Pero bueno, ¿de qué me querías hablar, querida?

Luna dio un trago a su té antes de contestar y se sorprendió por lo dulce y aromático que era.

-He venido para hablar de mi hermana. Creo que está cometiendo un grave error…

-¿Y eso por qué, querida?

-Oh, vamos, ahórrame toda la verborrea ¿quieres? Sabes perfectamente de lo que te hablo…

Ante eso, Discord alzó una ceja, mirando a Luna un tanto extrañado.

-Lo que me sorprende es que vengas aquí sólo para eso… pero dado que estás aquí, te escucho.

-Bien… ella está convencida de que Twilight debe ser un alicornio, por eso está perfeccionando ese hechizo contigo. Pero no tiene ningún derecho a decidir su futuro por el de la pobre chica, he intentado hablarlo con ella, pero no me escucha, he pensado que igual contigo sí que lo haga…

Discord esbozó una graciosa sonrisa, hablando justo después.

-¿Sabes? Me resulta muy curioso que Celestia no me haya dado las verdaderas razones ella misma… hasta ahora, claro está.

-¿¡Cómo?! ¿¡No te dijo para qué quería tu ayuda?!-inquirió Luna, sorprendida.

-No exactamente, ella me dijo que necesitaba mi ayuda, pero no entró en detalles. Me dio un hechizo de curación, junto con varias indicaciones, y ya. En ningún momento quise preguntarla tampoco, así que…

-Espera, espera ¿me estás diciendo que la ayudaste así sin más?

-Sí ¿por qué? Ella no me lo dijo, yo no la pregunté, ni tenía interés en hacerlo, por lo que ¿para qué hacerlo? Necesitaba mi ayuda, por lo que se la di. Es lo que los amigos hacen ¿no?

-Eh… sí, pero…

-¿Pero qué?

La costaba creer que Discord aceptara así sin más; de hecho, aun a pesar de todo el caos que les rodeaba, podía notar a un Discord ligeramente distinto, y realmente cambiado.

-Eh… no, nada, me ha sorprendido, nada más…-murmuró Luna, dando un sorbo a su taza.

-Bueno, discúlpeme si no parezco estar a su altura, después de todo estoy aprendiendo sobre la amistad y todo eso. Aunque me resulta especialmente gracioso que seas tú la que me lo diga… ¿noto acaso algo de rebeldía, princesa Luna?

-No se trata de eso… es que no quiero perderla, pero tampoco quiero que eche por tierra el futuro de Twilight. Las dos son importantes para mí, y me niego a perderlas, pero no sé qué hacer para que Celestia me escuche, está obcecada con que todo es una especie de profecía divina que debe cumplir para que se haga la voluntad del primer alicornio…

-Oh ¿de veras? Vaya, eso sí que es gracioso…-asintió Discord, riéndose tontamente.

-Por un lado entiendo que ella crea en esas cosas, pero aun así eso no quita que esté siendo egoísta… te necesito, Discord, intenta convencerla o algo…

Aun así, Discord negó con la cabeza antes de hablar.

-No es que no quiera hacerlo, querida, pero me temo que tu hermana está más allá de toda convicción…

-¿Qué quieres decir?-inquirió Luna, extrañada.

-Quiero decir que, por mucho que lo intente, va a seguir haciéndolo igualmente. Y no porque lo diga yo, sino porque lo veo en su rostro cada vez que lo volvemos a intentar. ¿Recuerdas ese momento en el que me convertisteis en piedra por primera vez?

Luna asintió brevemente, para que Discord continuara.

-Tiene el mismo gesto que aquella vez cada vez que usa ese hechizo; una expresión de absoluta seguridad y confianza en sí misma que no le cabe ni en la cara. Por intentarlo, podría hacerlo, pero seguramente no me escucharía. Y además, sabría que has hablado conmigo, lo cual no sería muy recomendable que digamos…

La princesa de la noche meditó las palabras del draconequus; la resultaba un tanto molesto, pero tenía que admitir que Discord llevaba razón, sobre todo en cuanto a lo del descubrimiento se refiere. No la convenía que Celestia supiera que había hablado con Discord de ese asunto en concreto, y el detalle de que éste no sabía nada más la había pillado por sorpresa.

-Pero… confiaba en que igual me podrías ayudar…-murmuró ella, sintiéndose algo abatida.

-Siento no poder serte de ayuda… comprendo tu pesar, aunque si lo que quieres es evitar que lo haga, no veo otra salida salvo que vuelvas a hablar con ella-comentó Discord, dando un sorbo a su té.

-Pero apenas me escuchará…

-En ese caso, ponla las cosas claras… déjala bien claro lo que está en juego, dala un ultimátum y puede que te escuche-sugirió Discord.

-¡Pero si hago eso lo más probable es que se enfade conmigo o algo peor!-exclamó Luna, preocupada.

-Eso no lo sabes. Celestia tiene mala baba, sí, pero sabes bien que bajo presión suele mostrarse más receptiva. Intenta jugar con eso, sé clara y concisa, no te andes con rodeos, y entonces puede que te atienda.

Por un momento rumió todo lo que Discord la había dicho; podía hacerlo, o bien optar por algo más sibilino y discreto. Pero por otro lado ¿podía fiarse de Discord? Estaba reformado, sí, pero no tan reformado. ¿Y si en realidad estaba jugando con ella?

-Oh, vamos ¿por qué esos ojos desconfiados? Comprendo que tengas miedo de perderla, la situación es más delicada de lo que parece… y además, cuando la fe se pone en medio, la razón no suele servir de mucho. Por eso prefiero creer en mí mismo, por ejemplo.

Luna rodó los ojos, dando otro sorbo a su té para no tener que responder a eso, terminándoselo de golpe.

-Pero bueno, en todo caso tú tienes la última palabra, y eres la que decide lo que hace o deja de hacer, así que… aunque, si yo fuera tú, la dejaría las cosas claras.

-Ya… bueno, gracias por tu ayuda de todos modos, Discord, ya me las apañaré…-anunció ella, levantándose.

-Mucha suerte entonces…

Discord la acompañó hasta la puerta para despedirla, junto con el sillón, la tetera y la taza, las cuales botaron alrededor de Luna cuales cachorrillos juguetones.

-Vaya, parece que les has caído bien… gracias por tu visita, querida, espero verte por aquí más a menudo…-murmuró Discord, todo animado.

-Ah, claro, claro, a ver si saco tiempo…

Luna se despidió de él y echó a andar a paso ligero, con unas ganas locas de salir de esa jaula de grillos; en cuanto alcanzó la puerta de salida, la abrió y la cerró de seguido tras de sí, soltando un aliviado suspiro una vez de vuelta a la realidad.

-Oh, sí, orden y concierto, me encantan…

Se asomó por un momento a la cuna de Frank para verle, dormitaba como un bendito; Luna sonrió, algo más tranquila, y se metió en la cama, aunque tardó un poco más de lo esperado en conciliar el sueño. Todo de lo que había hablado con Discord aún seguía rondando por su mente, ella se sentía más incapaz que nunca, y seguía sin saber bien qué hacer. Aun así, trató de olvidar todos sus problemas para dormir. Finalmente lo consiguió y se sumió en sueños, uniéndose a ellos de seguido. En el cielo, las estrellas brillaron con un poco más de fuerza.





Tras la visita a Discord, no la quedaban muchas más opciones; no quería traicionar a ninguna de las dos dirigiéndose a cualquiera sin que la otra se enterara, por lo que optó por volverlo a intentar una vez más hablando con Celestia a solas, para tratar de convencerla, dejando el ultimátum como último recurso. Esa misma tarde estuvieron las dos paseando por el laberinto de setos del jardín; Celestia la iba contando cómo iban las pruebas, mostrándose contenta y feliz con los buenos resultados.

-Hemos conseguido reducir en un sesenta por ciento la probabilidad de muerte de los sujetos, ya no mueren ni por desangramiento ni por heridas internas, justo ayer conseguimos que un gato montés se adaptara bien a sus alas. ¡Tendrías que verlo! Ahora está muy elegante y todo…

-Me alegro…

Esa seca y pasiva respuesta alertó entonces a Celestia por primera vez, dirigiéndose a su hermana preocupada.

-¿Qué te pasa, Luna? ¿A qué viene esa cara tan larga?

-Nada…

-Oh, vamos, no seas así, sabes que puedes contármelo…

-No, no puedo…

-¿Por qué no? decidimos que ya no habría secretos entre nosotras, Luna… ¿Qué me estás ocultando?-inquirió Celestia, levantando la mirada a su hermana.

Ésta suspiró y dijo con desgana.

-Si te lo cuento, no te gustará…

-Pero eso no lo sabes…

-Sí, lo sé bien… y tú también.

Celestia se quedó callada por un momento, extrañada por la repentina desconfianza por parte de su hermana pequeña. Finalmente anunció.

-Está bien, puedes contármelo sin miedo, ni me enfadaré ni diré nada…

-Por favor, Celestia, que ya no tenemos ocho años…-murmuró Luna, con desdén.

-Por eso mismo, Luna. Cuéntamelo, por favor.

Las dos alicornios se miraron fijamente a los ojos, Luna suspiró y se decidió a hablar sin tapujos.

-Está bien, te lo diré, pero luego no me digas que no te lo dije. Creo que lo que vas a hacer con Twilight es cruel y egoísta, no tienes derecho a jugar con su futuro, ella se merece algo mejor que un par de alas y un título real, se ha labrado su camino ella misma y quiere seguir haciéndolo. Comprendo que creas en el Primer Alicornio, pero no puedes escudarte así sin más en él, diciendo que sólo cumples su voluntad, cuando en realidad es algo que tú y sólo tú has decidido. Abandona todo esto, Tia, deja a Twilight crecer por sí misma.

Una vez que Luna se explayó a gusto, miró a su hermana fijamente, sin ni siquiera apartarle la mirada; Celestia cerró los ojos, con gesto apenado, y habló.

-Oh, Luna… ya hemos hablado de esto…

-¿Ah, sí? ¿Y qué me vas a decir ahora? Oh, no, espera, déjame adivinar… mi fe me lo impide. Tengo que hacer esto, Luna. Es su voluntad.

Celestia miró a su hermana con una cara de póker envidiable, sin ni siquiera contestarla; Luna negó con la cabeza y volvió a hablar.

-Por favor, Tia, háblalo con Twilight, dila lo que tienes pensado, dale la opción de elegir. Te quiero, hermana, pero no quiero que cometas ningún error. Twilight merece al menos saberlo. Por favor…

Sin embargo, Celestia no dijo nada, parecía no tener ninguna intención de hablarlo con ella, por lo que la ignoró y comenzó a irse de allí sin ni siquiera despedirse. Luna trató de mantenerla allí, y recordando el consejo de Discord, anunció con voz contundente.

-Si no se lo dices tú, se lo diré yo.

Ante eso, Celestia paró de golpe, mostrándose interesada por primera vez. Sin darse la vuelta siquiera, giró un poco la cabeza y murmuró.

-No serás capaz…

-Huy, sí, Tia, ya lo creo que sí… y no por mí ni nada parecido, sino por las dos, por ti y por ella. Estoy dispuesta a aceptar lo que quieres hacer, pero sólo si Twilight es consciente de ello.

Ésta vez Celestia se dio la vuelta, mirando fijamente a Luna, analizando la situación fríamente y pensando en algo con lo que rebatirla. Finalmente, tuvo algo.

-Dices que soy egoísta con ella. ¿Y tú qué? Te respeto a ti y a tu decisión de no seguir el camino que marcan las escrituras, pero ni siquiera tú respetas mi propia decisión, sino que la desprecias y la humillas estando dispuesta a traicionarme por ello. ¿Y eso no es egoísta? Cuanta hipocresía…

Su comentario hizo a Luna mucho más daño de lo que ella misma aparentó, pero se mantuvo fuerte y con una buena cara de póker para poder contestarla.

-No es hipocresía, Celestia, es compasión. Y además, en ningún momento te he despreciado a ti a tus creencias, eso te lo has inventado tú.

-¿Y ahora me llamas mentirosa? Qué bien, mi propia hermana me repudia, es tan maravilloso…

-¡Nada de eso! ¡Yo te quiero, Tia, de verdad, pero tu fe te ciega!

-¡Ajá, entonces admites que has despreciado mis creencias! ¡Y encima sigues mintiéndome diciéndome que me quieres! ¡Si me quisieras, no harías nada de lo que estás haciendo ahora!

-¡No, sólo quieres ver lo que a ti te interesa, ni siquiera estás contemplando todas las posibilidades! ¡Yo te quiero, Tia, te quiero como no quiero a nadie, pero has de entender mi posición! ¡No es justo ni para ella ni para ti!

-¡Sí, claro, excúsate ahora en la justicia, como si todo lo demás fuera lo correcto y mi forma de pensar no! ¡Eso ya no es hipocresía, es mero egoísmo, eso sí que es egoísmo!

-¡Aquí la única egoísta eres tú, que tienes que hacer lo que te dice un pedazo de papel mugriento, dejándote llevar como una simple marioneta!

Pero fue entonces cuando ambas supieron que todo había acabado; Celestia notó como si su corazón hubiera estallado en mil pedazos, y Luna se dio cuenta de lo que había dicho, pero ya era demasiado tarde, el daño ya estaba hecho. Luna quiso arreglarlo, pero sabía que sería inútil, no haría más que aumentar el daño dijera lo que dijera; aun así lo intentó, en un desesperado intento por mantener a su hermana a su lado.

-Lo… lo siento tanto, no era mi intención, yo… perdóname hermana, de verdad, yo…

Se acercó a ella un poco, pero Celestia la rechazó golpeándola su casco con el suyo; Luna ni siquiera trató de contener las lágrimas, sintiéndose cada vez más y más miserable. La alicornio blanca habló.

-¿Para qué quiero yo a una hermana que no hace más que mentirme, despreciarme y hacerme daño?

Nada más oírlo, el corazón de Luna fue el siguiente en partirse en mil pedazos, dejando escapar un gemidito agudo y prolongado. Celestia la dio la espalda y se fue de allí, dejándola sola en el centro del laberinto de setos.

Luna finalmente se desmoronó, dejándose caer al suelo y llorando con todas sus fuerzas. Había perdido a su hermana. Su mayor temor se había hecho realidad, y había pasado como ella misma había predicho. Ya nada la quedaba ahora, excepto Twilight, pero ni siquiera pensar en su amiga podía ayudarla en ese difícil momento. Por lo que siguió llorando, haciéndose una bolita en el suelo y dejándolo escapar. El cielo comenzó a nublarse, amenazando con lluvia a Canterlot.






Ya nada quedaba entre ellas, sólo ruina y desolación; si los días previos fueron como un sinvivir para Luna, las horas posteriores tras la ruptura entre ella y su hermana se convirtieron en un auténtico infierno. Ya nada tenía sentido, todo a su alrededor parecía retorcerse y transformarse. Ni siquiera su hijo la daba las suficientes fuerzas para seguir adelante. Se encerró en su habitación, dejándolo con su niñera, y se lamentó, dejando que el tiempo pasara sin ella. Así, las horas pasaron pesadamente, hasta que esa noche tomó una decisión. Ahora que había perdido a su hermana, sólo le quedaba Twilight; ya no tenía nada más que perder, por lo que decidió contárselo todo. Le costó bastante dormirse, por lo que optó por inducirse sueño para poder acceder al mundo onírico. Ésta vez ya tenía localizado desde el otro día el sueño de Twilight, por lo que fue mucho más rápido entrar en él. Como la última vez, vio a la unicornio lavanda en el paisaje campestre del otro día, pero esta vez el sol no lucia, y unos grises nubarrones decoraban el cielo; encontró a Twilight tumbada junto al árbol, con gesto preocupado y tristón. Pero al ver a Luna, su cara cambió de golpe y las nubes dejaron pasar la luz del sol en algunos puntos.

-¡Princesa Luna! Oh, estaba tan preocupada por usted, el otro día se fue así sin más, y me dio la sensación de que algo malo la pasaba ¿se encuentra bien?-inquirió ella, aún preocupada por la princesa.

Luna miró por un momento a su amiga, sin poder evitar que sus sentimientos afloraran.

-No… no estoy bien…

Entonces la alicornio oscura se echó a llorar, abrazando con todas sus fuerzas a Twilight, la cual la sostuvo, preocupándose aún más; varias nubes se movieron en el cielo, tapando algunos rayos del sol. Luna tardó un buen rato en calmarse, en cuanto su llanto amainó, Twilight la preguntó.

-Princesa… ¿qué la ocurre? Cuéntemelo, por favor, sólo quiero ayudarla…

-Ya no me queda nada, Twilight, sólo tú…

-¿Eh? ¿Por qué dice eso, princesa? Tiene a su hermana…

-No, ya no…

-¿¡Qué?! Pero… ¿qué ha pasado?

Luna no pudo más y se dispuso a contárselo prácticamente todo; su inminente alicornificación, los planes de Celestia, lo que había estado haciendo hasta ahora… no se dejó nada, se lo contó absolutamente todo.

Al enterarse, Twilight abrió mucho los ojos, incrédula.

-Pero… no lo entiendo ¿por qué querría la princesa Celestia convertirme en alicornio?

-¡Porque cree que debe hacerlo, piensa que es voluntad del primer alicornio, está obsesionada con las escrituras, piensa hacerlo sí o sí!

-Pero… si ni siquiera soy creyente…-murmuró la unicornio lavanda, ceñuda.

-La da igual, piensa hacerlo aun a pesar de todo… tú tienes un gran futuro por delante, Twilight, no permitas que mi hermana te lo quite así sin más, cuando te llegue el libro de Star Swirl no lo toques, dámelo a mí y no hagas nada, así evitarás que ella te convierta en alicornio.

-Pero sigo sin entenderlo ¿su hermana la ha dejado de hablar por ello?

-No, es más complicado… dije algo que no debí decir, nos hemos hecho mucho daño, no creo que vuelva a hablarme…-musitó Luna, con amargura.

-Pero eso es terrible… siempre han estado juntas, tanto en lo bueno como en lo malo, incluso aquella vez durante el golpe pudieron arreglarlo ¿por qué no podrían hacerlo esta vez?-inquirió Twilight, angustiada.

-Lo que hecho, ya no se puede deshacer. Es culpa mía, pero aun así... la herida es demasiado profunda ahora. Celestia es demasiado orgullosa con sus creencias, ya no me escuchará por mucho que la hable. La he perdido para siempre… y esta vez sin tener que irme. Soy una poni horrible…

Sin poder evitarlo, Luna volvió a echarse a llorar; Twilight la apoyó y la dio un hombro en el que hacerlo, tratando de confortarla. Aun así, nada podía consolar el dolor que Luna sentía, y lloró por ello.

Por su lado, Twilight no podía sentirse peor; había sido por ella por lo que ambas hermanas se habían peleado hasta separarse. Celestia quería convertirla en alicornio ¿era eso siquiera posible? Debía serlo si tan obsesionada estaba. Como bien decía Luna, no entraba en sus planes ser princesa ni nada parecido. Pero verla así de mal, totalmente derrumbada y con la esperanza casi perdida, la partía el corazón. Debía hacer algo, tenía que arreglar esa situación. No podía dejar que ambas hermanas se separasen para siempre así sin más.

-Gracias por escucharme, Twilight, eres la única que lo hace ahora…-murmuró Luna, en cuanto estuvo mejor.

-Princesa, yo…

-No dejes que el egoísmo de mi hermana se apodere de tu vida. En cuanto tengas el libro ni lo toques, tú solo avísame y vendré a recogerlo.

-Pero…

-No voy a permitir que mi hermana se salga con la suya, eso por descontado. Ya nada me ata a ella ahora.

-No diga eso…

-Si ella cree que debe hacerlo por su fe, pues ahora yo debo hacerlo por ti. Por nuestra amistad.

-Sus palabras me halagan, princesa, pero…

-No lo pienses más, es mejor así, es mejor para todos.

Twilight quiso hablarla, decirla lo que pensaba, pero Luna se levantó para irse.

-En cuanto todo esto acabe, lo más probable es que me vaya… no sé a dónde, pero no podré quedarme a su lado nunca más. Me llevaré a Frank también. Puede que vuelva con mi madre, hace años que no la veo… no sé, ya veré.

-¡Ya basta!-gritó entonces Twilight en ese momento.

Al hacerlo, un rayo coronó las densas nubes, las cuales volvieron a tapar la luz del sol; Luna se quedó muy quieta, mirando a Twilight sin entender su arrebato.

-¡Deje de decir todo eso, usted no se puede ir así sin más, es parte de este reino! ¡Y tampoco puede abandonar a su hermana de igual modo! ¡Por favor, princesa, debe de haber alguna forma de hacer entrar a Celestia en razón, no se deje vencer tan fácilmente, hágalo por usted, hágalo por su hermana, hágalo por Frank!

Las palabras de Twilight, aunque fuertes e inspiradoras, no consiguieron calar en una abatida y derrotada Luna; ésta sonrió dulcemente, dirigiéndose a su amiga.

-Oh, Twilight, admiro tu fuerza… pero no puedes hacer nada por mí. Celestia seguirá adelante con sus planes por mucho que intentes hablar con ella, y además, en cuanto se dé cuenta de que lo sabes, a saber lo que podría hacer entonces. Es mejor así, créeme.

-No… por favor, princesa… no se rinda…-musitó Twilight, con lágrimas en los ojos.

-Lo siento Twilight, pero ya he tomado mi decisión. Gracias por tu amistad, eso sí… jamás la olvidaré.

La unicornio lavanda trató de detener a Luna, pero ésta alzó el vuelo, mirándola con todo el cariño propio de una madre.

-Adiós, Twilight… recuerda no tocar el libro.

-Princesa… ¡espere, princesa!

Aun así, Luna se dio la vuelta, ignorando sus llamados, y ocultándose más allá de las nubes.

-¡Luna!-chilló entonces Twilight, con todas sus fuerzas.

Pero ella ya no estaba allí. La unicornio lavanda bajó la vista, sintiéndose cada vez peor consigo misma, dejando escapar todo lo que sentía y llorando sin consuelo. Al tiempo, comenzó a llover en el valle, empapando la hierba y su pelaje. Mientras tanto, en el mundo onírico, la vida seguía.






Los días posteriores al aviso fueron un tanto diferentes; sin decirle nada a nadie, Luna comenzó a prepararlo todo para marcharse, para así tenerlo todo a punto para irse en cuanto recibiera el libro por parte de Twilight. Desde entonces, no se había vuelto a hablar con su hermana, no se dirigían ni siquiera la mirada durante las comidas, y las dos actuaban como si la otra no existiera. De golpe y porrazo, se convirtieron en una especie de extrañas viviendo bajo un mismo techo; y eso le dio más motivos a Luna para marcharse. Estuvo arreglando también el asunto de su título, preparando los papeles de renuncia y dejando estipulado que se harían efectivos en cuanto ella se marchara. Una vez que dejara las dependencias reales, automáticamente dejaría de ser princesa regente. Y su hijo, al ser menor, y por decisión de su madre, también renunciaría a su título de príncipe heredero.

Una noche, repasando bien todo su equipaje, llegó a recibir una visita que no esperaba. La silueta de una bat poni entró por la terraza.

-Alteza, la guardia se pregunta que por qué se comporta tan fríamente con…

Pero al ver todo el equipaje, se quedó callada; Luna se asustó en cuanto la vio.

-¡Midnight! ¿Qué haces aquí, que formas son esas de entrar?

-Lo siento, alteza, pero es que estaba preocupada… ¿Qué es todo esto? ¿Se marcha?

Luna suspiró, sintiéndose descubierta, por lo que finalmente admitió.

-Sí, me voy a ir… en cuanto reciba un aviso de una amiga, me marcharé.

-¿Qué? Pero princesa, no puede hacer eso… ¿y qué pasa con su hermana o la corona?-inquirió Midnight, confusa.

Al oír esa palabra, el gesto de Luna cambió de golpe, por lo que quiso dejar las cosas claras.

-Yo ya no tengo nada de lo que hablar con la princesa Celestia… si tienes alguna duda, pregúntasela a ella.

-¿Princesa Celestia? Alteza, no entiendo nada…

-No te he pedido que lo entiendas, respeta mi decisión, Midnight, ya la he tomado.

-Pero…

-Por favor, no insistas más…

-Por favor, alteza…

-¡He dicho que no insista, es una orden, sub capitana!-masculló entonces ella, poniéndose firme.

Ante eso, Midnight no pudo decir nada más, por lo que murmuró antes de retirarse.

-Sí, alteza.

Una vez sola de nuevo, Luna volvió a sus quehaceres, sin poder evitar sentirse mal por ella.

-Lo siento, Midnight. Pero he de hacer esto.

Al día siguiente, se las pasó en su habitación junto a su hijo, negándose a salir y esperando a que Twilight la informara que tenía ya el libro; hizo tiempo leyéndole a Frank, jugando con él y picando entre horas para evitar bajar al comedor.

Aun así, y a pesar de que sabía de muy buena tinta que Celestia ya la había mandado el libro, concretamente ayer por la noche, en toda la mañana no tuvo noticias de Twilight; esto la preocupó sobremanera, y empezó a temer que hubiera decidido someterse a los deseos de su hermana.

-No, no puede ser, Twilight no sería tan tonta… oh, espero equivocarme…-pensó ella, más agitada que nunca.

Las siguientes horas fueron las más angustiosas de todas, ni siquiera el estar con su hijo la calmaba; pero entonces, desde un plano alejado, pero audible para ella, un grito familiar la llamó la atención. Al principio sonó algo débil y lejano, pero en cuanto agudizó el oído, pudo percibirlo mejor; esta vez, el grito sonó con más fuerza, y supo quién lo había emitido.

-Twilight…

Fue entonces cuando lo oyó a plena voz, sonaba como si la estuvieran arrancando las entrañas.

-¡Twilight!

Luna se levantó y alzó a su hijo hasta ponerlo en su cuna, alumbrando su cuerno y posándolo en su frente, induciéndole sueño.

-Necesito que duermas, cariño, ahora vuelvo…

Le dio un beso en la frente e, inmediatamente después, apuntó con su cuerno a un espacio concreto y buscó un acceso a otro plano apartado del suyo; notó el de Discord, pero siguió buscando, hasta encontrar uno que no conocía. Sin dudarlo lo abrió, entró en él y pudo verlo.

Spoiler:
Como la escena cruda no es muy larga y más bien bastante breve, lo dejaré en spoiler para avisar

Twilight se encontraba flotando en el aire, con un par de alas surgiendo de su lomo y formándose poco a poco; las heridas sangraban copiosamente, formando un enorme charco de sangre en un suelo etéreo y estrellado. Apenas prestó atención a lo que la rodeaba, pero vio a Celestia y Discord a su lado, el cuerno de su hermana brillaba intensamente, mientras que el draconequus esperaba para actuar. Los ojos de la unicornio lavanda soltaban grandes lagrimones que surcaban su cara hasta caer al suelo, junto con su sangre. En ese punto, ya había dejado de gritar, pero en su cara se podía leer un dolor indescriptible atravesándola todo su cuerpo.


-¡Twilight, no!-exclamó Luna, asustada.

Luna quiso acercarse, pero en ese momento hubo un sopetón de energía recorriendo todo el cuerpo de la pequeña poni y sus ojos se pusieron totalmente blancos; tanto Discord como Celestia se mostraron chocados ante esta repentina reacción, el hechizo comenzó a descontrolarse y el cuerno de la alicornio blanca parpadeó.

-¡Mantente firme, Celestia, se ha sobrecargado!-exclamó Discord.

-¡No puedo controlarlo, es mucha magia, de por sí ya es poderosa, pero ahora lo es mucho más!-hizo lo propio ella, tratando de estabilizarla.

Las alas semi formadas temblaron, así como todo su cuerpo, las heridas en su lomo sangraron más que antes y sus ojos brillaban con gran fuerza. Luna se adelantó y se dirigió a su hermana.

-¡Celestia, para, la vas matar!

Fue entonces cuando la aludida vio que su hermana estaba allí, y en cuanto la vio, la pidió.

-¡Luna, ayúdame a estabilizarla, por favor!

-¡Pero si sigues así morirá!

-¡No morirá, no dejaré que muera, confía en mí, por favor, Luna, necesito tu ayuda!

-¡Te ayudo yo también!-añadió Discord en ese momento.

-¡No, a ti te necesito en plena forma para que la cures, déjanoslo a nosotras!

Ante eso Discord no discutió y permaneció al margen; ambas alicornios se miraron por un momento, las dos querían ayudar a Twilight, por lo que Luna decidió rápidamente.

-¡Está bien, vamos allá!

Las dos juntaron sus cuernos y dirigieron su energía hacia la unicornio medio alada, cuya magia seguía fuera de control; entre las dos, y realizando un esfuerzo descomunal, trataron de sujetar toda esa magia desbordada, llegándola a contener dentro de su cuerpo y estabilizándola rápidamente. En cuanto tuvo la ocasión, Celestia continuó con el hechizo y Luna la proveyó de energía para garantizar que saliera bien. Fue entonces cuando se dio un gran resplandor, y entre los destellos, pudieron ver cómo las alas de Twilight terminaban de formarse, cubriéndose de plumas y completando la transformación. Pero las heridas seguían abiertas, y había perdido mucha sangre.

-¡Ahora Discord, ahora!-masculló Celestia, tumbándola en el suelo.

Al punto, el draconeequs se puso a trabajar y un aura de color rosada cubrió las heridas, las cuales comenzaron a curarse y a cicatrizar, dejando de sangrar paulatinamente; Celestia y Luna se acercaron a Twilight, la cual seguía consciente.

-Oh, Twilight ¿por qué? ¿Por qué lo has hecho?-musitó Luna, con lágrimas en los ojos.

Las palabras de su hermana hicieron comprender a Celestia, pero ésta no dijo nada; por su parte, Twilight, al verlas juntas, esbozó una débil sonrisa y alzó una pata hacia ellas, compartiendo entre las dos un cariñoso gesto en sus hocicos. Los ojos tanto de Luna y como de Celestia se abrieron como platos, comprendiéndolo al instante. La ahora alicornio lavanda cerró los ojos y dejó caer la pata, asustando a las princesas.

-No… Twilight… ¡Twilight!

-Tranquilas, sólo se ha desmayado, se encuentra estable… ahora mismo la hago una transfusión…-las tranquilizó Discord, vestido de enfermero y usando su magia.

Tanto Luna como Celestia respiraron un poco más tranquilas y se miraron por un momento, recordando que estaban peleadas. Celestia fue la primera en romper el hielo.

-Entonces… se lo dijiste…

-Sí… pensaba que te había perdido para siempre, por eso decidí decírselo. Ella siempre quiso arreglarlo entre nosotras, pero apenas la escuché. Ahora lo entiendo…

-Yo también… en todo momento se mostró serena por todo lo que había pasado, en ningún momento me hizo preguntas, eso me extrañó bastante. Si realmente no hubiera querido hacer esto, no hubiera ni tocado el hechizo, pero aun así lo hizo. Vino aquí ella misma, por su propia voluntad, y sin cuestionar nada. Porque así lo decidió.

Luna cerró los ojos, dejando escapar un par de lágrimas.

-Yo sólo quería que viviera por sí misma… y aun así ha sacrificado su propia vida… por nosotras…

Ambas alicornios se miraron por un momento y, sin previo aviso, se envolvieron en un gran abrazo, llorando a mares.

-Lo siento tanto… lo siento, lo siento, nunca quise decirte eso, te quiero Tia, de verdad…

-No, soy yo quien lo siente… realmente fui una egoísta, sólo pensaba en mí. Sé que puede sonar muy tardío ahora, pero yo te quiero, Luna, siempre te he querido, y siempre te querré.

La princesa de la noche apoyó su cabeza en el hombro de su hermana y ésta hizo lo propio, sin poder siquiera dejar de llorar. Discord las miró de reojo mientras curaba a Twilight, llegando a notar un escozor en los ojos.

-Agh, se me ha metido algo en el ojo…

Una vez perdonadas, el resto de la tarde pasó rápidamente; Twilight permaneció inconsciente durante todo el tiempo que duró la intervención de Discord, haciendo un trabajo estupendo. Las heridas acabaron totalmente curadas y cerradas, sin apenas dejar cicatrices; las alas se movían adecuadamente, completamente funcionales, y el poder arcano de los alicornios ahora residía también en ella, confiriéndola así un poder aún más grande del que ya tenía. Y además, era la primera alicornio no nata.

Una vez lista, el cuerno de Celestia brilló y lo posó en el de Twilight, separándolo inmediatamente después.

-La he borrado parte de sus recuerdos para que no rememore esos momentos de dolor…

-¿Y ahora?-inquirió Luna.

-Ahora a presentarla…

Al punto, Celestia hizo levitar a Twilight, teletransportándola fuera de allí; ella la siguió poco después, pero antes de irse se dirigió a su hermana.

-Puedes irte ya, hablaremos luego… y tú también, Discord, gracias por tu ayuda, sin ti no lo hubiera podido hacer.

-Un placer trabajar contigo, Celestia…-asintió el draconequus.

Una vez solos, Discord se dirigió a Luna.

-Bueno, al final todo ha salido bien…

-Sí… aunque, de alguna forma, Celestia se ha salido con la suya. Después de todo, siempre lo ha hecho, desde pequeña-recordó ella.

-Bueno, es posible, pero al menos ésta vez habéis ganado algo… incluida Twilight-añadió Discord.

Ante eso, Luna esbozó una ligera sonrisa.

-Gracias por todo, Discord…

-Ah, no ha sido nada, de verdad… en fin, yo me retiro ya, hasta más ver…-se despidió él, abriendo la puerta a su dimensión y desapareciendo tras ella.

Por su parte, Luna se encontraba especialmente cansada, por lo que regresó al palacio para descansar un rato. Mañana sería otro día.






Al día siguiente, la coronación de Twilight se organizó en tiempo record y consiguieron montarlo todo en menos de cuatro horas; Luna aprovechó para deshacer todo su equipaje y romper las cláusulas que ella misma escribió anunciando su dimisión si se iba. La niñera de Frank se encargó de él durante todo el evento para darle un poco de margen a su madre.

Casi toda Ecuestria iba a estar allí, por lo que tanto Luna como Celestia se prepararon a conciencia, usando unos antiguos vestidos que su madre llegó a seleccionar para ellas hace muchísimo tiempo para acontecimientos importantes, como ese mismo, además de usar unas coronas forjadas para la ocasión. También vinieron desde el imperio de Cristal Cadance y Shining para asistir al evento.

El acto se realizó en la sala de celebraciones, la misma en la que se dio la boda, y Celestia presidió la ceremonia, coronando ella misma a Twilight, la cual también iba vestida para la ocasión; su elemento de la armonía fue forjado de nuevo en una nueva corona, más sencilla y discreta que la anterior, para que fuera más cómoda de usar y llevar.

Una vez que finalizó la coronación, Twilight y sus amigas salieron a las calles de Canterlot en un fastuoso desfile para ir a saludar a la población de Ecuestria; tanto Luna como Celestia la observaron desde lo alto del balcón presidencial.

-Bueno, pues… ya está ¿no?-inquirió Luna.

-Sí… gracias por ayudarme aquella vez, Luna… sé que te costará un poco volver a confiar en mí, por lo que lo entenderé perfectamente…-murmuró Celestia, mirando hacia otro lado.

-Ah, no digas eso, a estas alturas sería una tontería guardarte rencor o algo parecido. Al final Twilight lo supo, y aceptó lo que la proponías, no por ella, sino por nosotras, para que volviéramos a estar juntas. Ahora todo va a estar bien…

-Gracias por entenderlo, Luna… te quiero, hermanita.

-Y yo a ti, Tia, y yo a ti.

Ambas se dieron un gran abrazo, mientras contemplaban la brillantez de un nuevo día. Definitivamente, todo iba a estar bien. Ahora sí.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 06 Jul 2014, 22:48

Capítulo 15

Sin pecado concebida


Esa mañana se despertó más descansada que nunca; no lo parecía, pero la coronación había repercutido muchísimo, y los días posteriores fueron un no parar para Celestia. Pero justamente hoy se sentía con energía suficiente incluso para parar un tren si se lo proponía. Se peinó en el baño, se colocó tanto su tiara como el resto de sus engalanes reales, y salió de su habitación para encarar el nuevo día con marcado dinamismo.

Pero nada más salir de su habitación, notó que había algo extraño en el ambiente; aun a pesar de que era de mañana, no se oía nada en todo el palacio, como si este estuviera desierto. Celestia frunció el ceño, un tanto extrañada.

-¿Hola, señora Key? ¿Está el servicio listo?

Sin embargo, nadie la contestó; se dirigió hacia las habitaciones del lado izquierdo, y llamó a la puerta de su organizador.

-¿Kibitz? ¿Estás ahí?

Sin embargo, el poni no la respondió y la alicornio se quedó aún más extrañada; se dirigió esta vez a la habitación de Luna y la llamó, con los mismos resultados. Ésta vez se permitió abrir la puerta para ver si su hermana estaba allí, pero en cuanto se asomó comprobó por si misma que su cama lucía vacía. Incluso la cuna de Frank se encontraba desocupada.

Fue entonces cuando comenzó a preocuparse y se alertó, sabiendo que algo andaba mal; Celestia echó a correr, comprobando el resto de plantas, estando todas tan vacías como el resto del palacio. En la sala del trono no había ni siquiera guardias, y Canterlot se veía tan deshabitado como el propio palacio.

-Algo raro está pasando… ¿dónde está todo el mundo? ¿Luna? ¡Luna! ¿Dónde estás, Luna?

Sin embargo, el silencio parecía echarse sobre ella y opacar incluso el sonido de su angustiada voz; salió de nuevo al pasillo y entonces vio la puerta que daba a la capilla al fondo a la derecha desde donde estaba. Con un extraño presentimiento, se dirigió hacia ella y abrió la puerta; el ambiente dentro se encontraba enrarecido, como si no lo hubieran ventilado, y una única vela se encontraba encendida, la roja que indicaba presencia sagrada en la capilla, al lado de la vidriera en la que se encontraba representado el Primer Alicornio. Celestia se acercó hasta ella y la observó atentamente. No había nadie allí, todo estaba tremendamente silencioso, y ni siquiera la llama de la vela hacia ningún ruido al arder.

-Estoy perdiendo el tiempo aquí… he de encontrar a Luna-pensó Celestia, cada vez más y más extrañada.

Fue a darse la vuelta, pero una extraña sensación recorrió su cuerpo en ese momento y se quedó paralizada; giró la cabeza en dirección hacia la vidriera, mirando fijamente al Primer Alicornio y su cara sin rasgos faciales definidos. Y entonces, en un momento dado, abrió los ojos.

Eran negros como el carbón, penetrantes e intimidantes, Celestia notó un escalofrío al verlo, sintiéndose completamente espeluznada; como la silueta lo representaba de perfil, sólo podía ver uno, pero el ojo negro contrastaba enormemente con su cuerpo blanco. Justo después, un punto blanco apareció en medio de esa negrura, representando entonces una pupila; ésta se movió hacia abajo, clavando entonces su mirada en ella. Celestia sintió ésta vez una sensación de terror apoderándose de todo su cuerpo, abrió la boca, pero ningún tipo de sonido salió de ella. El Primer Alicornio siguió mirándola fijamente, sin hacer nada más.

En ese momento, notó como sus cuerdas vocales parecían desentumecerse y consiguió hablar.

-Yo… he hecho lo que me pediste, he cumplido con tu voluntad… ¿qué más quieres que haga?

Sin embargo, el Primer Alicornio no dijo nada, tan solo siguió mirándola fijamente sin apartar la vista de ella. Aun así, su silencio era tan denso que incluso hablaba por sí mismo. Además, su fija mirada también la intimidaba. No era una mirada que inspirara confianza, satisfacción o alegría, sino decepción, desilusión e incluso algo de rencor. Celestia comenzó a temblar de cascos a cabeza, sintiendo un profundo miedo apoderándose de ella.

-No… por favor, no me mires así… ¿por qué? Yo sólo he hecho lo que dicen las Escrituras… el árbol es la prueba…

Otro denso silencio volvió a echarse sobre ella, pero esta vez, algo cambió; la pupila blanca se encogió hasta convertirse en un punto enano en medio de la negrura, aumentando cada vez más esa sensación de miedo y acongoje. Celestia se sintió pequeña y minúscula ante él, y no pudo evitar que las lágrimas se asomaran a sus ojos.

-No… por favor, basta… se supone que eres sabio y benévolo… por favor…

Aun así, la pupila siguió en su sitio, lanzándola una horrorosa mirada; fue entonces cuando a Celestia le dio un ataque de pánico casi sin darse cuenta, comenzando a hiperventilar, sentirse mareada y temblar más que antes. Un frío sudor comenzó a perlar su pelaje, sus propias pupilas se dilataron de puro miedo, y ella tan solo podía quedarse clavada en el sitio, dejándose llevar por el pánico y sin saber qué hacer. Miró una vez más a los ojos al Primer Alicornio, devolviéndole la mirada, y finalmente no pudo más. Gritó y gritó, presa del pánico, y sin ni siquiera echar a correr.

Justo después, despertó, reincorporándose de golpe en su cama, con la frente perlada de sudor, jadeando como una loca y con las sábanas de la cama echas jirones.

-Otra vez… maldito sueño recurrente…

Y es que no era la primera vez que tenía ese sueño espantoso; en todas las demás veces se repetía esa misma escena, con el Primer Alicornio mirándola fijamente, induciéndola un miedo atroz. Y, cada vez que despertaba, dejaba la cama hecha un desastre, el servicio comenzaba a mosquearse al encontrarse todas las mañanas la cama en ese estado.

Trató de no pensar más en eso, pero apenas podía quitarse de la cabeza el sueño en sí; no sabía lo que podría significar, o igual sí, no estaba del todo segura. Pero lo que no entendía era por qué se hacía tan recurrente, y por qué en éste el Primer Alicornio la miraba de esa manera. Cada vez que lo recordaba, un intenso escalofrió la recorría el lomo. Cerró los ojos, sacudiendo levemente la cabeza, confiando en que igual así esos pensamientos se irían, y se dirigió al baño para acicalarse un poco antes de bajar a desayunar.

En el comedor se encontraban Luna y Frank, su hermana había aprovechado y ya estaba dando de desayunar a su hijo.

-Buenos días…

-Buenos días, Tia… saluda a tu tía Celestia, Frank…-indicó ella, divertida.

Éste agitó su garra hacia ella, mientras llegaba a decir.

-Hola…

Ambas alicornios se rieron divertidas, encantadas por la dulzura del pequeño.

-Hola a ti también, cariño…-añadió Celestia, sonriéndole.

Celestia comenzó a servirse su desayuno tranquilamente, mientras que Luna terminaba con Frank; al poco rato, Kibitz se presentó para repasar la agenda de ese día con ella.

-De aquí hasta medio día tiene la mañana libre, luego tiene reunión con el sindicato del libro para discutir sobre esa festividad aún no oficialmente implantada a las doce y media; después hay un breve descanso para ir a comer, luego retomamos la agenda con una sesión conjunta con los asesores financieros para discutir sobre la situación de las cuentas públicas a las tres menos cuarto y terminamos la agenda a las siete, con una reunión con la señorita Sparkle, la había citado justo ayer.

-Gracias, Kibitz… ¿dices que tengo la mañana libre?

-Así es, alteza…

-Bien, en ese caso no me pases mensajes, me gustaría ir a un sitio…

-Como usted desee, alteza.

Luna miró de reojo a su hermana, un tanto curiosa por el misterio que desprendían sus palabras; en cuanto Kibitz se retiró, la preguntó.

-¿A dónde vas a ir?

-A visitar a Order Faith, hace tiempo que no le he vuelto a ver…

-Oh…

Order Faith presumía por ser, no sólo el obispo de Canterlot, sino el confesor personal de Celestia y el guía espiritual de la ciudad; sobre todo en esa ciudad, donde más ponis primalicornianos había. En los últimos años, el porcentaje de ateísmo en Canterlot siempre había sido mínimo, aun a pesar de que al menos un 2% de la población canterlotiense era ahora atea.

-¿Piensas decirle…?-inquirió Luna, algo cortada.

Celestia levantó la mirada y miró a su hermana con cara de circunstancia.

-Sólo quiero hablar con él, eso es todo…

-Ah, vale, está bien…

Luna prefirió dejarlo ahí y, justo después, su hermana se levantó.

-Será mejor que vaya ya… ya sabes que no se le da muy bien esperar…

-Ah, está bien, salúdale de mi parte.

Sin esperar mucho más, Celestia se llevó consigo un pelotón de no más de cuatro guardias para que la escoltaran, mientras hacían camino hacia la catedral de Canterlot; ésta era una gran estructura situada en el centro de la ciudadela, a medio camino entre la plaza central y el parque. Con un par de campanarios rematados con pináculos, contrafuertes en las paredes y bordes ornamentados con estatuas de ponis alados de todo tipo, era una de las edificaciones con más caché de todo Canterlot, y una de las más famosas. Celestia se acercó a las dobles puertas, pero antes de entrar, dio órdenes a sus guardias de que se quedaran allí custodiando la entrada.

El interior de la catedral era tan exquisito como el propio exterior; nada más entrar, un ambiente frio y ligeramente húmedo la recorrió el pelaje, accediendo a la nave directamente. Una serie de columnas aristadas sostenían un alto y amplio techo abovedado, el cual se extendía hacia delante, creando una larga estructura de túnel; encima de la entrada se levantaba el coro, al cual se podía acceder a través de un par de estrechas escaleras de caracol. En éste, un gran y austero órgano se elevaba casi hasta el techo, dominando el lugar, pero sin llegar a tapar el vitral delantero, por el cual se colaba un ancho haz de luz.

La planta de la catedral estaba diseñada de acuerdo a las alas y el cuerno del primer alicornio; dos galerías subdivididas se extendían a ambos lados de la nave principal de forma oblicua y, en el ábside, por el lado exterior, se remataba su tejado con una extensión hacia arriba que se asemejaba un cuerno.

Nada más entrar, Celestia se acercó hasta una pila llena de agua, se mojó un casco en ella y se santiguó; justo después, cruzó todo el pasillo a través de la nave principal hasta el altar. Tras éste se podía contemplar otra vidriera que representaba al Primer Alicornio, aunque en ésta aparecía de frente, con las alas extendidas, y era mucho más grande que la de la capilla del palacio; por un momento, Celestia temió que fuera a abrir los ojos como en su sueño, pero enseguida desechó la idea. Estaba despierta en ese momento, y no soñando.

En ese momento oyó unos cascos resonando en la piedra del suelo, y una voz calmada y serena decir.

-Ya era hora de que te pasaras por aquí, querida…

Celestia se dio la vuelta y observó a un unicornio de mediana edad, el cual vestía con una sobria sotana negra con destellos blancos que le cubría todo el lomo y parte de las patas; un alzacuello blanco se podía distinguir a la altura de su cuello, y portaba en su cabeza un solideo de igual color.

-Tienes que explicarme muchas cosas…-añadió él, con cara de póker.

-Sí… aunque antes me gustaría pasar por el confesionario, si no te importa…-murmuró Celestia.

-Claro querida, después de ti.

El confesionario se encontraba en una de las naves laterales, concretamente la de la izquierda, y era una estructura de madera de caoba, con multitud de ornamentaciones florales en su superficie, y rematada con pequeños pináculos; Order Faith entró en él y Celestia escogió un lado, arrodillándose ante una rejilla.

-Ante el Altísimo te encuentras…-murmuró Faith.

-Sin pecado concebido… perdóneme padre, porque he pecado-añadió Celestia.

-Cuéntame, querida.

Antes de ponerse a relatar nada, Celestia dejó escapar un breve suspiro y se explayó a gusto.

-Sé que me comprometí a cuidar más de mi hermana desde que volvió, pero aun así… nos volvimos a pelear, la repudié y no la hablé. Ella lo pasó mal, y yo… también. No fui justa con ella en ningún momento y aun así, me perdonó. Siento que, en realidad, no me merezco su perdón. Sólo espero que Él sí que me perdone…

-Sabes que Él siempre perdona… ¿qué más?

-Yo… he hecho muchas cosas a lo largo de toda mi vida, unas mejores que otras. Pero… oh, lo siento tanto, padre…-masculló Celestia, con los ojos llorosos.

-Tranquila hija, dilo, sabes que yo no te voy a juzgar.

La alicornio blanca contuvo las lágrimas como pudo, respirando entrecortadamente, y finalmente confesó.

-Yo… he matado. He matado a animales inocentes que nada tenían que ver con lo que yo quería hacer. Y aun así, lo hice. Yo… lo hice. Oh, padre, lo siento muchísimo, lo siento, lo siento…

Faith no dijo nada, tan solo mantuvo su cara de póker en todo momento, aunque llegó a mirar de reojo a Celestia.

-Continúa-indicó justo después, con voz neutra.

-Yo… he mentido también. A muchos ponis. Incluso a mi hermana. Y hasta a Twilight, que es como una hija para mí. Lo hice para evitar perderlos, pero aun así… sé que he hecho mal, yo… oh, padre, por favor, perdóneme…-musitó Celestia, al borde de las lágrimas.

Faith no dijo nada, tan solo miró a Celestia fijamente a través de la rejilla; ésta le sostuvo la mirada, dos lágrimas llegaron a resbalar por sus mejillas. Finalmente, el obispo y confesor personal de la princesa se pronunció.

-Ya veo… ahora lo entiendo todo. Incluyendo esa pantomima de coronación.

Celestia tan solo cerró los ojos con fuerza, llegando a dejar escapar un agudo sollozo. Faith frunció los labios, visiblemente molesto, antes de volver a hablar.

-Celestia… no sería deshonesto ni descabellado afirmar que estás en pecado mortal.

La aludida no dijo nada, tan solo apretó los dientes con fuerza, llorando en silencio.

-Porque claro, veámoslo de este modo; has atentado contra las escrituras, eso por descontado, oponiéndote a Él y creyéndote incluso superior. Has negado su divinidad probando que cualquier poni de este mundo podría llegar a alcanzar tal grado de perfección, y no sólo eso, sino que has desafiado a tu propia fe haciéndolo. Estoy muy decepcionado contigo, Celestia.

La aludida tan solo siguió llorando sin consuelo, llegando a musitar por lo bajo.

-No merezco su perdón…

Ante eso, Faith no dijo nada, pero sí que habló después.

-Aunque déjame que te pregunte algo, Celestia. ¿Por qué lo hiciste?

Antes de contestar, ella trató de serenarse y limpiarse las lágrimas para poder hacerlo apropiadamente. En cuanto estuvo lista, habló.

-Porque debía cumplir Su voluntad, padre.

-¿Su voluntad? ¿De qué demonios me estás hablando?-inquirió Faith, molesto.

-Era su destino, padre… su marca de belleza aparecía en el árbol de la armonía, el hechizo era la clave, Star Swirl tenía razón, se pueden combinar ciencia y religión…

-¿¡Qué disparates estás diciendo?!

-Es la verdad, padre… por eso lo hice, porque tenía que hacerse.

-¡Basta!-exclamó entonces Order Faith, resonando su grito por toda la catedral.

Celestia se quedó callada, sin poder dejar de llorar. Por su parte, su confesor personal se mostraba más enfadado que nunca, taladrándola con una mirada que despedía puro fuego.

-¿¡Tú eres consciente de lo que estás diciendo acaso?! ¡Ciencia y religión jamás irán unidas, Celestia, jamás!

-Pero así lo llegó a probar en su día Star Swirl… el hechizo funciona, Twilight es la prueba…

-¡Esa princesucha no es nada, ni siquiera eso, jamás en mi vida pienso reconocerla como tal, y olvídate de darla mi bendición!

Ante eso, el ceño de Celestia se frunció, aun a pesar de su frustración.

-No hable así de Twilight…

-¡No me contestes, Celestia, no estás en la mejor posición para decirme nada!

Su grito fue tan potente, que calló de golpe a la alicornio blanca, la cual no dijo nada más; Faith estaba cada vez más y más alterado, mostrando su indignación para con ella.

-¡Debería de excomulgarte ahora mismo, debería… agh, no sé ni lo que debería hacer contigo!

Celestia esbozó otro gesto arrepentido y masculló.

-Lo siento tanto… por favor, padre, perdóneme…

Faith la miró de arriba abajo, como si sopesara sus palabras, hasta que al final anunció.

-No.

-¿Qué? Pero, padre, usted no puede negarse a…

-Sí que puedo, perfectamente… no te pienso perdonar, lo que has hecho no tiene perdón, me has traicionado, Celestia, le has traicionado a Él, nos has traicionado a todos. No te voy a perdonar, pero tampoco te voy a castigar. Sufrirás tus penas tú sola, hasta el día en el que mueras, precipitándote al Abismo por tus pecados.

Ante eso, los ojos de la alicornio blanca se abrieron de par en par, mostrando terror.

-¡No! ¡No, padre, por favor, se lo suplico, sé que he hecho mal, por favor, perdóneme mis pecados!

-No-dijo Faith, con voz contundente.

-¡Eso no es justo! ¡El Primer Alicornio lo perdona todo, usted también debe hacerlo!-exclamó Celestia.

-Sí, es cierto, el Señor todo lo perdona. Pero yo sólo soy un pastor. Y no tengo por qué hacerlo.

Sus palabras amedrentaron a Celestia, la cual miró a su confesor como si fuera un completo extraño; sin previo aviso, la alicornio blanca se levantó y se fue de allí a grandes zancadas.

Salir de la catedral fue como salir de la más horrenda pesadilla, Celestia reprimía todo el rato sus emociones para no alertar a sus guardias, los cuales se cuadraron ante ella en cuanto la vieron salir.

-Nos vamos, ya-indicó ella, con voz queda.

Los guardias volvieron a ponerse en formación y la escoltaron de vuelta al palacio; Celestia les despidió una vez allí, quedándose sola rápidamente. Sin pensárselo siquiera, se teletransportó a su habitación y, una vez allí, se explayó a gusto, echándose sobre su cama y llorando desconsoladamente. De algún modo, sabía que se merecía tal desprecio, pero el saber que tenía que cargar con sus pecados y que su confesor personal incluso la había negado el perdón, la asustaba sobremanera. Desde muy pequeña, temía al Abismo. Las Sagradas Escrituras lo describían como un lugar de tormento y dolor sin fin, donde iban a parar todos los pecadores, los cuales sufrían y sufrían por sus pecados hasta el final de los tiempos. Y, como buena primalicorniana que era, temía a ese sito más que a nada.

-Por favor… lo siento, lo siento tanto… perdóneme Señor, se lo suplico, perdóneme… por favor…-musitaba Celestia entre sollozos, sintiéndose más desgraciada que nunca.






El resto del día pasó muy lentamente y sin apenas variar; Celestia notaba como si arrastrara unas cadenas pesadísimas tras ella. Era un peso que parecía atarse a lo más hondo de su alma, aferrándose a ella como una sanguijuela, y quitándole las ganas de todo. Incluso se preguntaba cómo fue capaz Order de darla semejante castigo, aunque ni fuera eso mismo, ya que él mismo dijo claramente que no iba a castigarla. Pero lo había hecho, realmente lo había hecho negándola el perdón. Eso ya era suficiente castigo para ella, y ahora tenía que cargar con el peso de sus pecados, que no eran pocos. Incluso ella lo sabía, y era eso lo que más la dolía.

Luna notó enseguida el decaído ánimo de su hermana y trató de hablar con ella, pero cada vez que intentaba acercarse a ella, Celestia esbozaba una tristísima mirada y se alejaba de su hermana, como si no quisiera hablarla. Pero Luna no era tonta, y de alguna manera supuso lo que había pasado; aprovechando que su hermana tenía esas reuniones a mediodía, dejó a su hijo con su niñera y marchó a la catedral con paso firme y acompañada solamente por Midnight, su sub capitana. Por el camino, estuvieron hablando.

-Por cierto, Midnight, quería disculparme por tratarte tan mal el otro día… creía que todo estaba perdido y apenas te escuché. Lo siento, de verdad.

Ante eso, la bat poni sonrió y habló.

-No pasa nada, alteza… de alguna manera sabía que había algo que la molestaba, por lo que decidí no meterme más. La perdono.

-Oh, muchas gracias, amiga…

Ambas ponis se sonrieron de forma confidente, diciéndoselo todo en casi nada; justo después, Luna volvió a hablar.

-¿Qué tal con Cloud? ¿Volviste a hablar con él?

Ante eso, Midnight bajó las orejas, un tanto apenada.

-No… la verdad es que no, después de lo que pasó no me he vuelto a acercar a él por miedo…

-Oh, vamos, ya hablamos de eso aquella vez. Si realmente le quieres, no tienes nada que temer…

-Lo sé, pero aun así… ¿y si me rechaza por haberle atacado? Puede que ni siquiera llegue a perdonarme…

-No digas tonterías, si él te quiere, no hará nada de eso. Pero no puedes quedarte parada sin hacer nada, tienes que hablar con él, si no lo haces, pensará que ya no le importas. Y tú le quieres ¿verdad?

-Claro que sí, con toda mi alma…-asintió la bat poni.

-Pues razón de más para hablarle… vamos, eres una poni fuerte. Y ya sabes, que tu amor por él se convierta en tu fortaleza, y no en tu debilidad-añadió Luna, guiñándola un ojo.

Midnight no pudo evitar sonrojarse, halagada, hasta que finalmente asintió.

-Está bien, lo haré… gracias, princesa…

No volvieron a hablar hasta llegar a la catedral, Luna miró a la fachada sin pena ni gloria y, antes de entrar, se dirigió a Midnight.

-Quédate aquí guardando la entrada, no tardaré mucho.

-¿La catedral? Tenía entendido que no era usted muy religiosa, princesa…

-He venido a hablar con alguien, eso es todo. Ahora vuelvo.

La bat poni no dijo nada más y se quedó junto al parteluz de la puerta, vigilando la calle y viendo a los ponis pasar.

Por su parte, Luna entró en la catedral sin ni siquiera santiguarse, dirigiéndose directamente hasta la sacristía, entrando en ella sin ningún reparo; buscó a Order por todos los lados hasta encontrarlo en un pequeño salón del té, leyendo las escrituras. El obispo miró ceñudo a la princesa antes de hablar.

-Princesa Luna ¿a qué debo esta sorpresiva visita? Hacía tiempo que no se pasaba por aquí…

-Es cierto, no había tenido ningún motivo para venir aquí… hasta ahora.

-Tan renegada como siempre…

-Y usted tan prepotente como siempre…-le atacó Luna, sin dudar.

Ambos ponis se miraron fijamente, sin ni siquiera pestañear. En cambio, en vez de enfadarse, Order tan solo esbozó una graciosa sonrisita.

-Espere, déjeme adivinar… está aquí por su hermana.

-Caramba, que receptivo de repente…

-Oh, de alguna forma lo supe. Después de todo, la cabra siempre tira para el monte…

Luna notó como la sangre empezaba a hervirla, pero se contuvo como pudo; no quería entrar en su juego, por lo que permaneció serena en todo momento.

-Sé cuándo mi hermana se encuentra mal, algo la incomoda o la atormenta. Y hoy la he notado muy alterada y esquiva, ni siquiera ha querido hablar conmigo. No pienso dejar que usted o ningún otro la haga daño de ninguna manera. No sé qué habrá tenido con usted, pero quiero que, haya pasado lo que haya pasado entre los dos, se disculpe ante ella-le pidió ella, con voz queda.

Order no dijo nada, pero sin embargo se contuvo unas ganas terribles de soltar una risotada.

-Pero de lo que hablemos ella y yo no es de su incumbencia, princesa.

-Oh, pero resulta que sí, puesto que no quiero que sufra por culpa de nadie, y menos aún por usted.

-No está en condiciones de exigirme nada, princesa, eso de primeras. Esta es la casa del Señor, si ha venido aquí sólo para calumniarme a mí y a mi buen nombre, ya puede marcharse por donde ha venido.

-No me iré de aquí hasta que me dé la garantía de que no volverá a incomodar a mi hermana.

Por un momento, se hizo el silencio entre los dos, sin llegarse a decir nada más durante unos breves segundos que parecieron horas. Finalmente, el obispo se levantó y se dirigió hacia ella.

-Dejemos las cosas claras. Usted no es quien para entrometerse entre su hermana y yo, como bien sabrá, soy su confesor personal, y de todo lo que hablemos no es cosa suya, puesto que es secreto de confesión. No pienso decirla nada más sobre este asunto, y yo no tengo nada más que decirla, por lo que ya puede irse, princesa Luna. Buenos días.

Luna quiso contestarle, decirle algo, pero no salió nada de su boca; jamás le había caído bien el obispo, pero en parte tenía razón, no tenía nada que hacer ante el voto de silencio que había entre él y su hermana. Quería ayudarla, hacer que se sintiera mejor, pero no podía hacer nada ante esa situación. Por lo que optó por dejarlo ahí, se dio la vuelta y se encaminó hacia la salida. Pero antes de salir por la puerta, el obispo habló.

-Por cierto ¿qué tal está su hijo? Hace ya un año y pico desde que lo adoptó…

Luna se quedó clavada en el sitio, reprimiendo un gesto de puro asco hacia él. Por un momento giró la cabeza, fulminó con la mirada al obispo y masculló.

-Perfectamente.

Y, tras eso, se fue de allí dando un sonoro portazo que resonó por toda la catedral.







Esa misma tarde, Celestia había quedado con Twilight para enseñarla un poco de protocolo y etiqueta, para que fuera acostumbrándose a los hábitos propios de una princesa. Como siempre, la ahora alicornio lavanda se comportaba como una esponja, aprendiendo y reteniendo todo lo que la princesa la iba explicando; cómo comportarse ante dignatarios, a guardar la palabra en conversaciones, a dirigirse apropiadamente tanto al servicio como a los ciudadanos, guardando las formas en todo momento, a tomar decisiones en momentos claves… Para ello, Celestia se puso una careta de alegría fingida para que Twilight no sospechara nada. Pero ella la conocía bien, y enseguida notó que algo estaba mal con ella.

-Princesa ¿qué la ocurre?-inquirió Twilight, en un momento dado.

-Twilight, ya te he dicho que no hace falta que te dirijas a mí así, estás a mi mismo nivel ahora, llámame Celestia…

-Lo siento, es que… no termino de acostumbrarme…

-Bueno, no pasa nada, tómatelo con calma. Pero en reuniones, ruedas de prensa o encuentros con la nobleza intenta evitarlo ¿vale?

-Está bien… ¿te encuentras bien, Celestia?-se corrigió Twilight rápidamente.

-Sí, por supuesto, estoy bien…

-¿Segura? La noto… te noto un poco tensa.

Ante eso, Celestia se quedó callada por un momento, mirando fijamente a Twilight; una genuina preocupación se podía ver dibujada en su cara, inquietada por ella y queriendo ayudarla en todo lo posible. Esto conmovió a la experimentada princesa, la cual trató por todos los medios de evitar mostrarse intranquila y azorada ante ella. Pero aun así, los acontecimientos más recientes apenas podían dejarla tranquila, y por un momento, su fachada flaqueó, llegando a lanzarla una apenada mirada.

-Oh, Twilight… lo siento…

-¿Lo siente? ¿Por qué dice eso, qué la ocurre prince… Celestia?

Por un momento quiso contarla todo, sincerarse con ella, disculparse mil veces, y aun así, sabía que no sería suficiente. Nada ni nadie conseguiría hacerla sentirse mejor consigo misma, la había mentido a ella, había mentido a Luna… había mentido a todo el mundo. Y no se merecía su perdón. Ni siquiera el de Twilight.

-¿Celestia? ¿Qué te pasa, a qué viene esa cara?-inquirió la alicornio lavanda, haciendo que ésta volviera al mundo de los vivos.

-Lo siento, Twilight, pero me temo que lo vamos a tener que dejar aquí… me ha salido algo importante y he de irme…

-¿Qué? Pero si ni siquiera hemos llegado a la hora de clase…

-Lo sé, es que no puedo dejarlo pasar, lo siento Twilight, de verdad… si quieres venir mañana también, vente, así discutiremos tu papel en la celebración del Sol de Verano…

-Pero si aún quedan varias semanas…

-Ya, pero toda preparación previa siempre viene bien…

Celestia sabía que su excusa no tenía mucho fundamento, pero no se la ocurrió otra cosa en esos momentos; se sentía incapaz de mirarla fijamente a la cara después de todo lo que la había hecho. Aun algo extrañada, la alicornio lavanda se fue de allí, despidiéndose antes de ella.

-Adiós, Celestia.

-Adiós, Twilight…-murmuró ella, sin ni siquiera mirarla directamente.

En cuanto la puerta se cerró, los ojos de la alicornio blanca se humedecieron, sin poder evitar llorar por lo bajo. Ese día se hacía cada vez más cuesta arriba por momentos, y ni siquiera se sentía capaz de enfrentarlo.

En ese momento, oyó entonces una música que la era familiar, junto con una voz potente y armoniosa; estaba cerca de allí, en uno de los salones de estar, por lo que decidió seguirla hasta encontrar la fuente del mismo. Su hermana se encontraba con Frank entre sus patas, mientras escuchaban el disco de Frank Sinatra; el pequeño tenía pinta de estar dormido, Luna miró a Celestia sin ningún atisbo de nada y ésta bajó la cabeza, aún dolida.

-¿Vas a seguir evitándome?-inquirió en ese momento la alicornio oscura.

Ante eso, Celestia suspiró con gesto cansado y se tumbó a su lado, sin ni siquiera mirarla directamente a los ojos; la canción Come fly with me estaba a punto de terminar.

-Tia, te conozco bien… ¿qué pasa? Pensaba que volvíamos a estar bien…-murmuró Luna, algo apenada.

-No es tan sencillo, Luna…

Las dos se quedaron en silencio, esperando una respuesta que parecía no llegar; el disco se siguió reproduciendo y la siguiente canción. Un ritmo suave y acompasado comenzó a sonar antes de que Sinatra empezara a cantar.

Fly me to the moon

And let me play among the stars

Let me see what spring is like

On a Jupiter and Mars


Como otras canciones que ya habían escuchado, ésta seguía la línea de otras parecidas como Strangers in the Night o My way. En esta, el ritmo sonaba algo más lento que en otras ocasiones, diferenciándose del resto rápidamente.

-Vamos, Tia, siempre he estado ahí para ti… al igual que tú has estado ahí para mí también…

-Eso no es verdad, y lo sabes.

-Claro que sí.

-No, no lo es…

In other words, hold my hand

In other words, baby, kiss me


-¿Por qué dices todo eso? ¿Qué te molesta tanto, Tia?

-Es… todo. No he sido una buena hermana, ni antes ni ahora…

-Pero Tia, de eso ya lo hemos hablado otras veces…

-No es solo por Nightmare Moon, es por todo. Yo… no te merezco como hermana, ni a ti, ni a Twilight, ni a ningún otro que haya merecido antes…

Fill my heart with song

And let me sing forever more

You are all I long for

All I worship and adore


-Oh, venga ya, todos cometemos errores, Tia, pero se pueden enmendar…

-No en mi caso, Luna… te he mentido, no sólo a ti, sino a todos los demás, a Twilight, a mis súbditos, a todo el mundo…

-No te tortures así…

-¡Pero es lo que obtengo! He pecado, Luna, y ni siquiera Él me puede ni quiere perdonar… soy un monstruo…

In other words, please be true

In other words, I love you


Celestia no pudo más y empezó a llorar sin consuelo; Luna se puso a su lado y la abrazó entre sus patas, tratando de consolarla.

-Oh, Tia… pensaba que ya lo tenías todo decidido…

-¡Ese el problema, Luna, que ahora ya ni sé si alguna vez lo tuve decidido! ¡Siempre quise contentarle, siempre quise hacer Su voluntad! ¿Y ahora qué me queda? ¡Tan solo culpa y dolor! ¡Y ni siquiera Él me quiere perdonar!

-Pero eso no lo sabes…

-¡Sí lo sé, lo sé! ¡Order me negó su perdón!

-¿¡Qué?!-masculló Luna, alterada de golpe.

-¡No quiso perdonarme cuando comprendió lo que había hecho! ¡Por un lado lo entiendo, pero por otro, me duele tanto! ¡Ahora tengo que cargar con mis pecados, pero esa carga es demasiado grande! ¡Siento como si todo el mundo se echase sobre mí! ¡Oh, Luna, por favor, perdóname Luna!-lloró Celestia, desconsolada.

Fue entonces cuando la alicornio oscura lo comprendió todo un poco mejor; no dijo nada, tan solo sostuvo a su hermana entre sus patas, mientras esta se desfogaba a gusto. Sinatra volvió a repetir el último verso tras un preludio musical por parte de la orquesta, acompañado después con unos últimos versos reiterativos.

In other words, please be true

In other words, In other words, I love you


Frank se había dormido poco antes de que ella llegara, y aun a pesar del lamento de Celestia, no se llegó a despertar.

-Tia, no te pienso dejar sola. Comprendo tu dolor, pero no dejes que te domine así. No lo pienses más, sé que has hecho mal, pero te perdono, hermana, de verdad.

-¿Así sin más? ¿Después de todo lo que te he hecho?-inquirió ella, entre lágrimas.

-Sí… porque te quiero, Celestia. Eres mi hermana, y nada va a cambiar eso, ni siquiera el primer alicornio…

La alicornio blanca llegó a sonreír y se sintió entonces un poco mejor consigo misma; pero aun así, sabía bien que sus pecados seguían ahí, pesándola cada vez más.

Las dos se quedaron allí, dejando pasar el tiempo, la una en el regazo de la otra, sin decir nada más. El silencio parecía ser la mejor opción. Sin decirse nada siquiera, ambas levantaron y bajaron tanto la luna como el sol, dejando paso a la noche.







Midnight ya se había acostumbrado a la vigilancia nocturna, y no era tan duro como podía parecer; pero lo que era duro, era que no encontraba a Cloud por ninguna parte. Había preguntado a varios ponis compañeros suyos, y estos la habían dicho que no se había cogido la guardia nocturna esa noche. La bat poni se quedó bastante apenada, puesto que confiaba en que podría hablar con él esa misma noche. Pero él no estaba allí, y ella no podía saltarse así sin más su propia guardia. Vale que era la sub capitana ahora, pero eso no la daba derecho a desobedecer las guardias así sin más. Tenía que hacer valer el protocolo y dar ejemplo a sus guardias.

-Oh, Cloud… lo siento tanto…-pensó ella, más abatida que nunca.

Desde las almenas y cerca de la torre de vigilancia, se podía ver la luna en todo su esplendor; sin embargo, ella tan solo miró hacia otro lado, recordando esos momentos en concreto. Era curioso cómo ese simple satélite podía influir en ellos de esa forma. Esa noche estaba en cuarto menguante, pero cuando se encontraba en fase llena, sus sentidos estaban más alertas que nunca. Se la erizaba el pelaje y sus ojos se aclimataban a su luz, dejándose atrapar por su hipnótico brillo.

Pero esa noche, la luna no tenía ningún efecto en ella, y podía respirar tranquila, aun a pesar de que, en ese momento, estaba sola.

Entró en ese momento en la torre de vigilancia, y, nada más hacerlo, comenzó a recordar.

-Aquí fue donde nos conocimos por primera vez… coincidimos los dos, puesto que teníamos la misma guardia. Al principio no me gustó demasiado su actitud chulesca para conmigo. Menudo imbécil…

Midnight sonrió, rememorando aquellos lejanos días; esa torre incluso había sido testigo de su primer encuentro pasional. Aunque al principio no le caía bien, no podía evitar encontrarle irresistiblemente encantador. Aun a pesar de su chulería innata, el pegaso tenía un no sé qué que llegaba a seducirla casi sin proponérselo.

-Siempre fuiste todo un galán, aun a pesar de meterte conmigo casi siempre… supongo que fue por eso por lo que me acabaste gustando tanto.

Los recuerdos se agolpaban en su mente, siendo demasiados como para acordarse de todos los detalles; amor, pasión, deseo, algo de lujuria… ese era un lugar especial para ambos, un lugar donde llegaron a construir una relación entre los dos, una muy rara, eso sin duda, pero relación después de todo.

Pero ahora, ya no quedaba nada más, tan solo los recuerdos.

-Cloud… por favor, perdóname…-susurró entonces ella, en voz alta, sin poder evitar soltar un par de lágrimas.

En ese momento oyó algo tras de ella, un par de alas enplumadas agitándose; sin darse la vuelta siquiera, sintió como alguien la abordaba por detrás, dándola un gran abrazo.

-Perdonada-dijo entonces una voz familiar.

Midnight sonrió, se dio la vuelta, y vio a Cloud mirándola con una gran sonrisa dibujada en su cara; no hizo falta decir nada más, ambos ponis se unieron en un suave beso, diciéndoselo todo en nada.

En el cielo, la luna brilló con un poco más de fuerza, acompañada de las estrellas.


PD. Banda Sonora Original de Amor de Madre :roto2rie:
Última edición por Sg91 el 10 Jul 2014, 17:48, editado 1 vez en total

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 10 Jul 2014, 17:46

Capítulo 16

Armonía que agoniza


La celebración del Sol de Verano era un acontecimiento que se realizaba todos los años, en el cual se conmemoraba la derrota de Nightmare Moon y se daba la bienvenida al verano en sí; Celestia siempre había vivido con gran pesar el solsticio de verano por esto mismo, pero ahora, su hermana estaba con ella, y pretendía cambiar todo eso.

Por su parte, Twilight estaría presente en el momento en el que tanto ella como su hermana levantarían y bajarían tanto el sol como la luna respectivamente. El día previo a la celebración, todo el mundo se encontraba ocupado preparándolo todo, el palacio bullía de actividad, y tanto Twilight como sus amigas estaban allí asistiendo con los preparativos. Rainbow Dash había estado dando lecciones de vuelo a Twilight, y estuvieron practicando todo el día; la alicornio lavanda quería impresionar y dar una sorpresa a los ponis presentes con una acrobacia aérea que había estado preparando con Rainbow, sin decir nada más a nadie, ni siquiera a Celestia. Sin embargo, ella se tenía que quedar, mientras que sus amigas debían de volver al pueblo para preparar allí también una fiesta especial.

Esa misma noche, Celestia se pasó por su habitación para saludar y ver que todo estaba en orden; aún sentía que debía a Twilight una explicación, pero hizo un gran esfuerzo para hablar con ella y no notarse demasiado preocupada o azorada. Al final, no fue tan duro como ella pensó, y tuvieron una conversación de lo más normal. Como aún no habían terminado del todo con los preparativos, la alicornio blanca decidió dejarlos solos mientras volvía a su habitación.

Andando por el pasillo, Celestia iba pensando en sus propias cosas, con un leve deje de preocupación grabado en su rostro; desde que su confesor personal la negó el perdón, las pesadillas con el Primer Alicornio se siguieron sucediendo, aunque ésta vez cambiaron. Ya no se daban en la capilla del palacio, sino en la catedral, y en ésta, la vidriera que lo representaba mostraba en mayor detalle su penetrante mirada. Sus ojos negros y pupilas blancas se clavaban en ella como flechas envenenadas, recordarlo la hacía que un largo y agudo escalofrío la recorriera todo el lomo.

La alicornio blanca cerró los ojos y sacudió la cabeza, tratando de olvidar esa horrible visión; mañana por la mañana sería un gran día y debía de estar preparada para el gran evento.

Pero, en ese momento, algo se enredó en una de sus patas traseras y cayó al suelo de morros, casi sin darse cuenta siquiera; se dio la vuelta para ver lo que la había agarrado, y entonces vio una serie de raíces negras surgiendo del suelo e inmovilizándola de las patas. Celestia trató de zafarse pateándolas, pero éstas la agarraron con más fuerza. Sus alas se agitaron, tratando de levantar el vuelo, pero otro par de gruesas raíces surgieron de improviso y la sujetaron del lomo, impidiéndola volar. Celestia abrió la boca para gritar.

-¡Soco…!

Pero antes de lo esperado, otras dos raíces algo más delgadas la acallaron de golpe, sujetándola el hocico e impidiéndola hablar. Su cuerno se encendió, dispuesta a usar un hechizo de fuego para quemarlas, pero una última raíz surgió de improviso y la sujetó por el cuerno, el cual se apagó ante la sorpresiva presión ejercida sobre él. Sujeta de esa manera, y totalmente inmovilizada, Celestia sintió como las raíces la arrastraban, sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo. Notó entonces como su vista empezaba a nublarse, hasta que al final cayó inconsciente.






Desde que regresó, Luna disfrutaba bastante por las noches, subiendo su astro y completando su obra; ya no era como antes, hace miles de años, cuando levantaba la luna con pesar, sintiendo como la oscuridad y los celos se iban adueñando de ella poco a poco. Ahora tenía un motivo más para hacerlo, y ese motivo dormitaba tranquilamente en su cuna. Una vez que terminó con sus deberes reales, se acercó de nuevo hasta esta, para ver cómo estaba su hijo; éste se encontraba profundamente dormido, su pequeño pecho se movía suavemente ante su acompasada respiración. Luna esbozó una alegre sonrisa y le dio un suave beso en la frente para no despertarlo.

Mañana sería un gran día, eso desde luego; la celebración del Sol de Verano esperaba, los ponis también, y ella se sentía más animada que nunca. Todo había cambiado para mejor ahora, y podía notarlo enseguida. Salió al balcón una vez más para admirar su noche antes de meterse en la cama; desde donde estaba, localizó la osa mayor, la menor y la estrella polar rápidamente. Luna esbozó una sonrisa, satisfecha por su noche. Pero apenas pudo pensar mucho más, puesto que repentinamente, notó como algo se enredaba en su pata trasera izquierda y tiraba de ella.

-¿¡Pero qué demonios?!

Se dio la vuelta para ver lo que era eso, y entonces vio un montón de raíces negras recorriendo las paredes del palacio hasta llegar hacia ella, a una velocidad endiablada. Luna encendió su cuerno para defenderse, pero antes de que pudiera darse cuenta siquiera, un par de raíces la sujetaron por el cuerno, imposibilitándola hacer magia.

-¡Agh!

Trató de zafarse de la que la sujetaba la pata, pero conforme más luchaba, con más fuerza la ataba; abrió sus alas y las agitó, pero otro par de raíces se deslizaron por la barandilla y las aseguraron. Sintiéndose acorralada, Luna trató de pedir ayuda.

-¡A mí la guar…!

Pero su grito se quedó en nada, puesto que otro par de raíces la silenciaron de golpe, sin que ella pudiera hacer nada por evitarlo; ni siquiera lo vio venir, apenas pudo reaccionar, y ahora esas extrañas raíces comenzaban a reducirla poco a poco. Una serie de flores se abrieron y soltaron un polvillo azulado que Luna llegó a inhalar sin proponérselo, sintiéndose cada vez más y más adormecida. Su mirada se posó en la cuna en el interior de su habitación antes de caer inconsciente.

-Frank…







Twilight tenía motivos para estar muy preocupada; y no era para nada, ya que no todos los días uno se despierta, descubriendo que es mitad de día y mitad de noche, y luego la informan de que tanto Luna como Celestia habían desaparecido.

Casi sin comerlo ni beberlo, la responsabilidad de todo el reino caía sobre sus hombros en ese momento, y la alicornio lavanda no podía evitar estar nerviosa. Apenas había empezado como princesa, no tenía ni idea de cómo manejar un reino, y menos aún de llevar las riendas de una situación así. Hasta ahora había logrado dar órdenes a la guardia real para que siguieran buscando pistas que les pudieran ayudar a encontrar a las princesas, pero ni ella sabía cuánto tiempo podría durar en esa situación. Se sentía desbordada, perdida y muy confusa, y no precisamente en ese orden.

-Veamos, estamos en un grave aprieto, las princesas no están, el cielo está partido en dos y yo no sé ni qué hacer… ¡fantástico, es simplemente fantástico!-exclamó Spike, dando vueltas todo nervioso.

-No me estás ayudando, Spike…-masculló Twilight, sentada en el trono y cavilando sobre qué hacer.

-¡Pero es que esto es un desastre! ¡Sin princesas, no hay celebración del Sol de Verano, sin celebración del Sol de Verano, no hay verano, y si no hay verano…! ¡Agh, ni yo sé lo que no habría si no hubiera verano!

Twilight trató de no pensar en nada en esos delicados momentos y dejó la mente en blanco; por un momento consideró el pedir ayuda a Cadance mandándola una carta, pero enseguida lo desechó. Bastante tenía ella ahora llevando su propio imperio, además, no quería preocuparla si la decía que sus tías habían desaparecido. Tenía que pensar en otra cosa.

-Debe de haber algo por lo que las princesas hayan desaparecido… me sabe mal por ellas, pero registraremos sus habitaciones para dar con alguna pista que nos lleve hasta su paradero-anunció en ese momento ella.

-¡Oh, está bien, buena idea, vamos!-la apremió Spike.

Subido a su lomo, se dirigieron rápidamente hasta el último piso y empezaron por la habitación de Celestia; nada más entrar, hubo un detalle que llamó gratamente la atención a Twilight.

-Su cama no está deshecha… es más, no parece ni que haya dormido en ella esta noche…

-Entonces no estaba aquí en el momento de su desaparición…-obvió Spike.

-Exacto, pero… ¿dónde estaba en ese caso?

Aun así, estuvieron registrando por encima el sitio por si había algo que les pudiera ayudar a encontrarla; pero estaba todo muy recogido, apenas había nada destacable, y no encontraron nada.

-Quizás haya algo en la habitación de la princesa Luna…-sugirió en ese momento Spike.

Nada más decirlo, oyeron un gemido proveniente de esta, alertando enseguida tanto al dragón como a la poni, la cual supo enseguida de quien se trataba.

-¡Oh, Frank!

Twilight echó a correr y abrió la puerta nada más llegar; una serie de gemidos y lloriqueos salían de la cuna, la alicornio lavanda se acercó a ella y levitó al pequeño con su magia hasta ponerlo a su altura.

-Oh, Frank… ya, ya está, no llores, ya pasó…

Lo apoyó en su pecho y lo meció un poco para calmarlo, Frank llamaba a su madre continuamente, lo que rompía el corazón a Twilight. ¿Y ahora cómo le decía que su madre había desaparecido?

-¡Mamá, mamá!

-No, cariño, no soy mamá, soy Twilight…

-Tuala…

La aludida llegó a sonreír ante la dulzura e inocencia del niño, el cual la miraba inquisitivamente, llegando incluso a decir.

-¿Mamá?

Ante eso, el ceño de la alicornio lavanda se entristeció, la cual habló dulcemente.

-Mamá no está… no sé dónde… pero te prometo que la encontraré, Frank, daré con ella y te la devolveré. Encontraré a mamá…

Frank miró fijamente a Twilight, con el ceño fruncido, pero finalmente se tranquilizó y se apoyó en su pecho, abrazándola con fuerza. La alicornio lavanda sintió cómo su corazón se derretía ante el cariño del pequeño y lo asió con un poco más de fuerza.

En ese momento, una poni del servicio entró abruptamente en la habitación, asustando tanto a Twilight como a Spike.

-¿Dónde está, dónde…? Oh, alteza…

-¿Quién es usted, a quien busca?-inquirió Twilight, extrañada.

-Me llamo Helpful Maid, soy la niñera de Frank… ¿es cierto que la princesa ha desaparecido?

-Me temo que sí… me gustaría encargarme de investigarlo ¿podría ocuparse de él, por favor?-pidió la alicornio lavanda.

-Por supuesto, es mi trabajo…

Twilight le pasó a Frank, el cual se agarró a su niñera con fuerza; no podía dejar al pobrecillo sin poder cumplir su promesa, debía de encontrar a su madre, y cuanto antes mejor. Pero ni en la habitación de Luna ni en la de Celestia había nada que les pudiera ayudar a descubrir dónde estaban, por lo que volvían igual que al principio.

-¿Y ahora qué, Twilight?

-No lo sé, Spike… no tengo ni idea…-masculló Twilight, mordiéndose el labio inferior.

Regresaron a la sala del trono y, ya allí, la alicornio lavanda se sentó de nuevo en éste, sin apenas opciones. Hasta que, en un momento dado, las puertas se abrieron abruptamente, dejando paso a un nervioso guardia real de pelaje marrón claro.

-¡Alteza, noticias de Ponyville!

-¿Qué ocurre?-inquirió Twilight, preocupándose de seguido.

-Parece ser que el bosque Everfree lo está… invadiendo.






Parecía que había pasado una eternidad, incluso todo parecía diluirse, como en un mal sueño. Pero el recuerdo de esas raíces aprisionándola todavía seguía presente en su subconsciente, y Celestia se despertó de golpe, poniéndose en guardia enseguida. Pero la situación en la que se encontró era otra bien distinta. Se encontraba en una especie de espacio vacío, de color grisáceo, alumbrado por una luz un tanto opaca que conseguía iluminar de alguna forma los alrededores; no parecía haber paredes o techo, tan solo un húmedo, duro y frío suelo.

-¿Dónde estoy?-se preguntó Celestia, mirando a su alrededor.

Vio entonces un bulto cerca de ella que le era familiar, se acercó un poco y confirmó lo que ella pensaba.

-¡Luna! ¡Luna! ¡Despierta, Luna!

La zarandeó levemente para ver si así reaccionaba, y la alicornio oscura acabó despertándose; al principio se mostró algo desorientada y confusa, pero justo después reaccionó y exclamó.

-¡Frank!

-¡Luna, Luna, tranquila!

La costó un poco situarse, pero finalmente consiguió calmarse y abrazó a su hermana con pesar.

-¡Oh, Tia, no pude hacer nada, me pillaron por sorpresa, tardé en reaccionar, yo…!

-Tranquila Luna, a mí también me pasó, fue tan sorpresivo que ni lo vi venir…

Ambas alicornios suspiraron, abatidas, y algo avergonzadas por no haber podido reaccionar a tiempo o apropiadamente.

-¿Dónde estamos?-preguntó en ese momento Luna, mirando a su alrededor.

-No sé… pero no podemos quedarnos paradas, busquemos una forma de salir de aquí-sugirió Celestia.

Sin perder más tiempo, las dos comenzaron a caminar hacia algún lado, pero debido al extraño aspecto que presentaba el lugar las fue imposible orientarse de ningún modo, por lo que fueron a ciegas. Tras varios minutos andando sin parar, Luna se pronunció.

-Agh, parece que andamos en círculos, no vamos a ninguna parte…

-Sí, es verdad… pero no hay forma de saber hacia dónde nos dirigimos, no hay ningún punto de referencia. Parezca que estemos atravesando un infinito banco de niebla…

Aun a pesar de esto, siguieron adelante, por si por algún casual conseguían salir de allí. Un par de minutos más tarde, creyeron ver momentáneamente una especie de figura ensombrecida a pocos metros delante de ellas; ambas alicornios se detuvieron en seco, escudriñando fijamente entre la niebla que parecía extenderse ante ellas.

-¿Has visto eso? dime que lo has visto…

-Sí, claro que sí…

Por un momento no dijeron nada más, permaneciendo en silencio; al poco rato, la volvieron a ver. Una alta figura de lo que parecía ser un unicornio con la crin recogida y un extraño doble cuerno se alzaba delante de ellas.

-¿¡Quién eres?! ¡Muéstrate!-exclamó Luna, iluminando su cuerno.

La niebla pareció disiparse en cuanto lo hizo y, justo después, la figura se tambaleó y cayó al suelo delante de ellas; Luna y Celestia se acercaron a ella y la pudieron ver mejor. Era una poni muy alta, más alta que ellas mismas incluso, y bastante delgada también; su pelaje era de un color blanquecino, aunque poseía un tono grisáceo mortecino que no parecía ser su color original. Tenía la crin recogida en un gran moño, era de un color violáceo claro, y poseía una serie de extensiones que le caían a ambos lados de la cara, con una serie de florecillas adosadas a estas. Su cola era de igual color, y había más florecillas atadas a esta. Su cuerno poseía una doble punta que nacía de un solo tronco, el cual se subdividía en dos en cierta altura, siendo una punta más alta que la otra. Tenía además unas pezuñas dobles. Su marca de belleza era muy similar a la de Twilight, pero lo más curioso era que portaba una tiara de oro en su cabeza, en la cual se podían ver una serie de huecos en ella, seis, los cuales se encontraban vacíos, y eran considerablemente idénticos a los elementos de la armonía cuando sólo tenían forma de gemas aristadas. Además, la tiara se encontraba rematada por un sexto hueco con forma estrellada, similar al del elemento de la magia.

-¿Quién es?-inquirió Luna, extrañadísima.

-No tengo ni idea, jamás la había visto antes… pero mira su tiara, los elementos…

-No puede ser… entonces es…

Pero antes de que Luna pudiera decir nada más, las mismas raíces que llegaron a aprisionarlas surgieron del suelo y atraparon a la misteriosa unicornio, la cual despertó de golpe y dejó escapar una fuerte boqueada.

-¡No!-exclamaron tanto Celestia como Luna.

Entre las dos trataron de ayudarla, pero las raíces no se vieron afectadas por su magia y constriñeron aún más el delgado cuerpo de la poni, la cual emitió un débil gemido. Comenzó a respirar entrecortadamente, y soltando fuertes bocanadas, signo evidente de que le faltaba aire.

-¡La están asfixiando, tenemos que hacer algo, no podemos dejar que muera!-masculló Celestia.

-¿¡Pero el qué?! ¡Nuestra magia no funciona!

Sin apenas pensarlo, la alicornio blanca mordió una de las raíces y tiró de ella con toda la fuerza que la permitía su mandíbula; su hermana la imitó y comenzaron a aflojar poco a poco las raíces que la aprisionaban. La extraña poni miró fijamente a Celestia mientras ésta se afanaba por salvarla, la alicornio blanca le devolvió el gesto y, por un momento, sus miradas de encontraron.

-¡Celestia, no es el mejor momento para encantarse!-exclamó Luna en ese momento, escupiendo un trozo de raíz.

La aludida reaccionó y volvió a tirar de la raíz, la cual se movió un poco; al cabo de un par de minutos, las raíces empezaron a revolverse y llegaron a aflojarse un poco, permitiendo a la unicornio respirar mejor, pero siguieron constriñéndola, sin soltarla en ningún momento.

-Agh, mi mandíbula…-masculló Luna, adolorida.

-Así está mejor, al menos no la están asfixiando…

Ambas alicornios se sentaron a su lado, descansando sus mandíbulas; la extraña poni suspiró y apoyó su cabeza en el suelo, cerrando los ojos. Celestia se preocupó por ella, pero comprobó que tan solo se había quedado dormida. Tanto Luna como Celestia la miraron atentamente, tratando de entender lo que estaba pasando.

-Entonces… ¿es el árbol de la armonía?-inquirió la alicornio oscura, ceñuda.

-Eso parece… jamás hubiera pensado llegar a verlo así, aunque es curioso, es una yegua…

-Sí… y no sólo eso, mira su cuerno, jamás había visto uno igual…

Las dos se quedaron en silencio, sin decir nada más. Las respiraciones entrecortadas de la unicornio era lo único que se oía, las raíces permanecieron inmóviles y sin volver a constreñirla.

-¿Por qué ha pasado esto? Primero nosotras, ahora ella… y este extraño lugar… ¿significa que el árbol de la armonía está en peligro?-inquirió Luna, extrañada.

-Es posible, puede que se le haya acabado la magia después de todo este tiempo sin los elementos… aunque hay algo que no entiendo ¿de dónde han salido estas raíces? Nunca las había visto antes…

-Yo tampoco… aunque hay algo raro en ellas, me dan una extraña sensación de familiaridad…

-Sí, lo sé, a mí también…

El tiempo fue pasando lentamente sin ninguna sola variación, la misteriosa poni permaneció dormida durante todo el tiempo en el que estuvieron esperando a algo incierto; intentaron despertarla ellas mismas suavemente, pero parecía estar profundamente dormida. El tedio pronto comenzó a hacer mella en ellas, trataron de distraerse hablando de todo un poco.

-Y pensar que ahora mismo deberíamos estar subiendo y bajando el sol y la luna… aunque espera, ahora que lo pienso ¿Cuál será la situación en este momento?

-Alzaste la luna anoche, y no has podido bajarla ahora, lo más probable es que el sol haya intentado alzarse él solo y ahora mismo estén los dos en conjunción o algo por el estilo… hacía mucho tiempo que sus órbitas eran muy irregulares, me preocupa que esto pueda afectar de alguna manera a la atmósfera…

-Sí, es arriesgado, espero que podamos salir de aquí cuanto antes para arreglar el desastre…

Celestia suspiró, sin poder evitar mostrarse un tanto preocupada.

-Las consecuencias pueden ser muy serias… mareas inestables, calentamiento del aire y del agua, alteración de la fotosíntesis de las plantas… al Concilio no le va a hacer ninguna gracia…

En ese momento oyeron un débil gemido proveniente de la atrapada unicornio y se acercaron a ella; aun así no volvió a reaccionar, y siguió dormitando profundamente.

-¿Cuánto tiempo tendrá que pasar hasta que podamos salir de aquí?-inquirió Luna, algo hastiada.

-No lo sé, seguramente Twilight debe de estar haciendo todo lo posible por encontrarnos… no creo que se demore mucho, no es de esa clase de ponis…

La alicornio oscura suspiró resignada, tumbándose en el suelo con gesto cansado.

-Descansa un poco si quieres, yo me quedaré vigilando-la sugirió su hermana.

Luna aceptó, y en menos de cinco minutos, se durmió, dejando a Celesta sumida en sus propios pensamientos; en esos momentos los acontecimientos más inmediatos todavía seguían pasando por su mente, y aún estaba tratando de asimilar la extraña yegua que yacía a su lado atada y dormida. Su solo aspecto no solo recordaba al árbol de la armonía, sino que hasta lo atestiguaba, y la tiara dorada remataba el conjunto. ¿Cómo era posible? Se supone que es un árbol mágico de origen divino ¿cómo es que había tomado forma poni? Pero eso no era lo que más la fascinaba. Su sola existencia en esa forma la daba aún más razones para creer en su origen divino. ¿Y si, por un casual, podía hablar con ella? ¿Qué la diría? ¿Podría confirmarla la existencia del Primer Alicornio? Si eso fuera así, sería un acontecimiento de suma importancia para toda la comunidad primalicorniana. Pero por otro lado ¿y si no era así? ¿Y si había una explicación lógica y racional para esa inusitada transformación? La sola posibilidad la hacía arder de impaciencia, y su único deseo era que se despertara para poder preguntarla. Pero no sabía si lo iba a hacer. Podría perder su oportunidad de hablar con ella fácilmente. O igual no. Quizás, si conectaba sus cuernos, podría llegar a ver lo que ella tanto deseaba saber. Al principio dudó un poco, pero al final decidió; un rápido vistazo, sin mirar demasiado, y dejaría de cotillearla la mente. Sabía que meterse en sus pensamientos así sin más sería muy rudo y desconsiderado, pero tenía que saberlo, necesitaba saberlo.

Sin pensárselo más, iluminó su cuerno y lo juntó con el suyo, apoyándolo sobre la punta más alta. Inmediatamente después, la visión de Celestia se oscureció y, por un momento, no vio nada. Al segundo siguiente, pudo verlo. Miles de estrellas; un enorme manto de estrellas arropaba el firmamento y se extendía muchísimo más allá, como si no hubiera nada más a su alrededor. Enanas, enanas blancas, gigantes luminosas, supergigantes, hipergigantes… y no sólo eso, también vio cometas, masas estelares, nebulosas, galaxias y supernovas. La enormidad del universo se extendía ante ella sin ningún fin, abrumándola y fascinándola al mismo tiempo.

Entonces parpadeó y se apartó de ella, mirándola fijamente y sin apenas entender lo que había visto. ¿Por qué la mostraba el universo? ¿Qué quería decir? ¿El universo es la clave? Eran tantas preguntas sin respuesta, una tras otra, que enseguida se notó cansada, como si hubiera arrastrado consigo una carga de varias toneladas de peso. Decidió entonces descansar un poco ella también y se tumbó al lado de su hermana; antes de cerrar los ojos miró en dirección hacia la yegua, la cual seguía dormitando. Sin apenas darse cuenta, y dejándose llevar, se sumió en el mundo de los sueños.







Unos constantes tosidos y un extraño ruido como de succión llegaron a despertarla abruptamente, junto con unos insistentes gritos.

-¡Tia, despierta ya, necesito tu ayuda, se está ahogando de nuevo!

En cuanto comprendió esas palabras, Celestia espabiló de seguido y se acercó hasta la misteriosa yegua, la cual volvía a ser constreñida por las inquietantes raíces. Sin dudarlo en ningún instante, le pegó un buen bocado a la raíz más delgada y tiró de ella con todas sus fuerzas. En esta ocasión, las raíces apretaban con más fuerza que antes, asfixiando cada vez más a la pobre poni, la cual comenzaba a palidecer.

-No… no, no, vamos, soltadla malditas bestias…-masculló Celestia, poniendo todas sus fuerzas y ganas en liberarla.

Finalmente, los esfuerzos de ambos alicornios fueron bien avenidos, puesto que las raíces llegaron a aflojarse tras un par de minutos que parecieron horas; en cuanto se vio un poco más liberada, la misteriosa yegua cogió aire en sus pulmones, llegando a toser en el proceso. Dejó escapar un seco gemido y, por un momento, les pareció oír que decía algo.

-¿Has oído eso?-inquirió Luna, sorprendida.

-Sí, ha hablado, creo que ha hablado… ey ¿estás bien?-la preguntó Celestia.

-¿Qué tipo de pregunta es esa?-la espetó su hermana, ceñuda.

La aludida quiso responder, pero en ese momento la delgada poni cogió aire y llegó a musitar con una tomada pero entendible voz.

-Agua…

Luna y Celestia se miraron por un momento, sin saber bien de donde conseguirla.

-Agua… necesitamos agua… ¿dónde hay agua aquí?

-¿Hay algo así aquí acaso?-inquirió Luna, con sorna.

Celestia ignoró ese comentario y miró a su alrededor, con la esperanza de encontrase con algún río o lago, pero como bien ya había dicho su hermana, realmente no había nada. Al menos no cerca de donde ellos estaban.

-Quédate aquí con ella, iré a ver si puedo encontrar agua-indicó ella en ese momento.

-¿Qué? Pero podría no ser seguro alejarnos, déjame que te acompañe…

-No podemos dejarla sola, Luna ¿y si las raíces la vuelven a constreñir? Mejor quédate aquí con ella, volveré enseguida, si no veo nada, daré la vuelta.

-Está bien… ten cuidado, por favor.

-Lo tendré.

Celestia se levantó y echó a volar para ir más rápido, sin perder de vista del todo a Luna y a la misteriosa yegua; escudriñó con la mirada los alrededores, esperando, o más bien deseando encontrarse con una fuente de agua tan pronto como fuera posible. Pero en una especie de espacio vacío en el cual nada más parecía existir salvo ellas tres, estaba difícil. Tras un minuto justo buscando sin encontrar nada, decidió darse la vuelta y volver con ellas, pero en ese momento, un ruido de agua fluyendo la hizo parar; miró hacia delante y vio entonces una fuente natural hecha de piedras, con un pequeño manantial llenando una balsa de agua de tamaño medio. Un cuenco de madera descansaba justo al lado, Celestia se llegó a preguntar de dónde había salido todo eso, pero en ese momento tan delicado tan solo quería el agua, por lo que llenó el cuenco sosteniéndolo con su magia y regresó con Luna y la yegua.

Al verla llegar, Luna miró desconcertada al cuenco mojado, como si no estuviera ahí.

-¿En serio?

-Pues sí, no me preguntes cómo, pero sí. Tengo el agua…-murmuró Celestia, dirigiéndose a la poni.

Ésta trató de reincorporarse, Luna la ayudó un poco y Celestia acercó el cuenco a sus labios, bebiendo de él con gran ansia. Una vez que terminó, la yegua dejó escapar un suspiro de alivio, e incluso llegó a susurrar.

-Gracias…

-No ha sido nada…-murmuró Celestia, sonriéndola.

Ella la devolvió el gesto sonriendo débilmente; justo después, apoyó su cabeza en el suelo y, en menos de un minuto siquiera, se volvió a dormir.

-Se ha vuelto a dormir…

Celestia frunció el ceño, sin poder evitar preocuparse no sólo por ella, sino por ellas mismas también. ¿Cuánto tiempo más tendrían que pasar en esa especie de limbo? ¿Estaban despiertas, dormidas o en trance? ¿Por qué estaban allí? ¿Por qué Twilight estaba tardando tanto?

-Quizás el tiempo no pasa de igual forma aquí que en la realidad… quizás sólo es una fase, y podremos salir enseguida…-sugirió Luna, pensando en voz alta.

-Quizás… tan sólo podemos esperar…-asintió Celestia, resignada.

Pero la espera era demasiado tediosa incluso para ella; siempre había sido una poni muy paciente y tranquila, pero la situación era tan surrealista y extraña que llegaba a hastiarla hasta extremos insospechados. Ni siquiera conversar con su hermana la ayudaba a sobrellevarlo mejor.

-Igual es una prueba del Primer Alicornio…

-Tia, no tengo muchas ganas de discutir teología contigo ahora mismo…

-Lo sé, no es el mejor momento, perdona… es sólo que esta espera se me está haciendo eterna.

-Ya, a mí también. Aunque lo cierto es que he estado pensando… ¿qué es exactamente este lugar? ¿Por qué estamos aquí y ahora con ella?

-No lo sé, parece ser como una especie de limbo o una dimensión paralela…-murmuró Celestia, observando las cercanías.

-Ya, pero ¿para qué nos encerrarían las raíces aquí? ¿Y por qué sólo han atrapado a ella aquí y no a nosotras también?

-Demasiadas preguntas sin respuesta, Luna. Me temo que no se van a responder así sin más…-comentó la alicornio blanca, mirando de reojo a la misteriosa unicornio.

-Lo sé, es sólo que… oh, estoy tan preocupada por mi hijo, desaparecí delante de él y ni siquiera tuve tiempo de nada. Sólo espero que esté bien…-masculló Luna, entristecida.

-Tranquila, tiene a Twilight, y a Helpful Maid también… seguro que le están atendiendo ahora mismo.

La alicornio oscura se quedó callada por un momento, sin poder evitar esbozar una mirada llena de preocupación aun a pesar de todo. Celestia entrecerró los ojos, con gesto compungido, antes de volver a hablar.

-Resulta bastante tonto que llegara a pensar que no serías una buena madre, Luna… Frank tiene mucha suerte de tenerte.

A eso, su hermana sonrió, mejorando la expresión de su cara.

-Sé que es una gran responsabilidad, y es por eso por lo que me esfuerzo tanto. Ahora él es mi motor para seguir adelante, si no fuera por él, no sería la que soy ahora. Es mi hijo, aunque sea diferente, y le voy a querer con todo mi corazón.

Ambas hermanas se sonrieron mutuamente, diciéndose todo en nada; Luna arropó a Celestia con su ala y apoyó la cabeza en su cuello.

-Bueno, mira esta situación por un lado positivo… al menos estamos pasando más tiempo juntas.

-Sí, eso es verdad…

Las dos se quedaron en silencio, contemplando la inmensidad de la nada que las rodeaba. La irregular respiración de la misteriosa poni tras ellas era lo único que se oía.







La espera comenzaba a hacerse desesperante, hasta el punto de perder los nervios en más de una ocasión por parte de Luna; las raíces no habían vuelto a constreñir a la extraña poni, y parecía que respiraba mejor incluso, pero para Luna la situación comenzaba a traspasar los límites de lo meramente soportable.

-¡No aguanto ni un minuto más aquí metida, Celestia, quiero salir, ya!

-¡Yo también, Luna, pero no sabemos si podremos salir siquiera! ¡Tranquilízate, lo peor que podemos hacer ahora es ponernos nerviosas!

-¡No me pidas que me tranquilice, no puedo tranquilizarme, no así! ¡Estamos encerradas aquí, en medio de la nada, con una especie de árbol ponificado y lejos de casa! ¡No sé ni siquiera cómo está mi hijo!

-Luna…

-¡No! ¿Por qué no se lo preguntamos a ella? ¡Venga, probemos!

La alicornio oscura se acercó a la atrapada poni, la cual seguía dormida; se puso a su altura y comenzó a zarandearla, intentando despertarla.

-¡Eh, tú, quien seas, quiero salir de aquí! ¿Me oyes? ¡Despierta de una vez!

-¡Luna, para, la vas a hacer daño!-exclamó Celestia.

-¡Dime quien eres, sácanos de aquí, haz algo, lo que sea! ¡Quiero volver a ver a mi hijo!-gritó Luna, desesperada.

Entonces, cual respuesta sorpresiva, el cuerpo de la misteriosa poni comenzó a brillar con intensidad y Luna se apartó asustada, poniéndose al lado de su hermana; las raíces que la constreñían desaparecieron por efecto de la potente luz y el cuerpo de la poni se elevó en el aire, llegando a abrir los ojos y mirando fijamente a ambas alicornios. Vieron entonces que, en su tiara, los elementos de la armonía habían regresado a sus correspondientes lugares, y ésta refulgía con una fuerza cegadora. Celestia quiso adelantarse y hablarla, pero la luz se intensificó aún más y ambas alicornios se cubrieron los rostros con sus alas. La luz las envolvió y, en ese momento, sintieron como si una fuerza considerable tirara de ellas hacia arriba, mientras iban abandonando ese extraño y etéreo lugar.

Por un momento, se sintieron atadas por miles de raíces y echas un ovillo; pero al segundo siguiente, pudieron notar como sus ataduras comenzaban a desaparecer, dejándolas libres. Luna abrió los ojos y vio que estaban justo al lado del árbol de la armonía; justo delante, Twilight y sus amigas las miraban con gran alegría, contentas por verlas de nuevo. Tanto la corona como los collares de los elementos se encontraban vacíos, un rápido vistazo a las ramas del árbol confirmaron que se los habían dado a éste para salvarlo. La alicornio lavanda se adelantó como un rayo y abrazó con fuerza a las dos; Celestia habló enseguida.

-Debió de ser muy duro para ti tener que dejar ir a los elementos. Le echaste mucho valor.

Twilight no dijo nada, tan solo las abrazó con un poco más de fuerza; en ese momento el árbol brilló y vieron entonces como éste liberaba una extraña flor que contenía un extraño cofre hexagonal, con seis cerraduras a cada lado.

-¿Qué hay dentro? ¿Cómo voy a abrirlo?-inquirió Twilight, extrañada.

-Seis cerraduras, seis llaves…-observó Luna, interesada.

-No sé dónde pueden estar… pero lo que sí sé es que es un misterio que no resolverás sola-añadió Celestia, con una sonrisita.

Una vez que estuvo todo resuelto, el grupo decidió volver a la civilización, puesto que había una celebración del Sol de Verano que oficiar; aunque antes de salir de la cueva, Celestia lanzó una última mirada hacia el árbol de la armonía, el cual pareció devolvérsela fijamente. La alicornio blanca suspiró y se unió al grupo, mientras tomaban dirección hacia Ponyville.







Una vez resuelto el problema, tanto Luna como Celestia volvieron a recolocar los astros en posición para poder realizar la celebración del Sol de Verano, la cual fue un éxito; por suerte, las consecuencias no habían sido tan catastróficas y salvo algunas mareas irregulares en la costa este y la descompensación horaria, no hubo ninguna consecuencia fatal.

Luna se reencontró con su hijo dándole el abrazo más fuerte de todos los que ya le había dado, hasta el propio Frank se agarró a ella con más fuerza que de costumbre, repitiendo todo el rato la palabra mamá.

Debido a que tuvieron que renunciar a los elementos, Twilight se quedó sin corona, por lo que la forjaron una nueva rápidamente, algo más pequeña y manejable que la original, con un diseño simplista y picos rematados con joyas violetas. Y ese no fue el único cambio, puesto que durante la celebración consiguió realizar su acrobacia aérea con hechizo incluido, enmarcando la subida del sol con una proyección de su marca de belleza a modo de Sonic Rainboom.

Tras la celebración, la vida volvió a la normalidad y Twilight siguió viéndose con Celestia, aprendiendo a cómo ser princesa. En la última reunión con ella, estuvieron hablando de todo un poco también.

-¿Cómo llevas la investigación del cofre?

-Bueno, ahí va, estoy consultando los libros de la biblioteca, pero hasta ahora no he encontrado nada…

-Ya sabes que la biblioteca del palacio también está a tu disposición… y el archivo también.

-Sí, claro, pero por ahora prefiero ir poco a poco…

Celestia se quedó en silencio por un momento, mientras pensaba en lo que iba a decir a continuación.

-Ah, por cierto, quiero que me hagas un favor…

-Claro, dime.

-Si puedes, echa un ojo al árbol de la armonía de vez en cuando. Si ves que pasa algo raro, lo que sea, avísame de inmediato ¿vale?

-Claro, pero… ¿por qué exactamente? ¿Acaso va a pasarle algo malo?-inquirió Twilight extrañada

-Oh, no tiene por qué, pero creo que toda precaución es poca, sobre todo ahora que vuelve a tener los elementos consigo. Creo que estaríamos más tranquilos si nos aseguramos que el árbol está bien-argumentó Celestia.

-Supongo que tiene sentido… está bien, le pediré también a mi amiga Zécora que vigile de vez en cuando, ella está más tiempo en el bosque que fuera de él.

-Siempre viene bien tener a alguien en quien confiar, sobre todo con este tipo de cosas. Mantenme informada.

Poco después, Celestia se despidió de Twilight y la acompañó hasta la salida; antes de que esta se fuera, la alicornio blanca la miró por un momento, recordando que aún no se había disculpado con ella.

-Twilight…

-¿Sí, Celestia?

La aludida abrió la boca para hablar, pero apenas la salió nada; antes de que la alicornio lavanda se pronunciara, consiguió articular algunas palabras.

-Espero volver a verte por aquí pronto…

-Ah, claro, cuando quieras…-murmuró Twilight, extrañada.

Celestia la observó irse por el camino de entrada, desapareciendo tras la verja; una vez sola, la alicornio blanca dejó escapar un desalentado suspiro, esbozando una triste mirada. Había veces que no conseguía reunir el valor suficiente. Y esa, era una de esas veces.

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Me gustaría hacer una aclaración, la ponificación del árbol no es mía, sino del usuario de deviantart Heilos, el cual su diseño me inspiró para escribir este episodio, así como la historia y los detalles del mismo. Os lo dejo aquí para que le echéis un vistazo

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Mola ¿eh? :D

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor amadeus_dark » 11 Jul 2014, 14:10

Interesante

Por cierto, tengo curiosidad por saber la reaccion oficial de la Iglesia ante Twilight, sabemos la reaccion de un obispo, pero no "la del papa" y tengo curiosidad por ello
Mi pony test de perosnalidad.........Just as Pinkie planned

Spoiler:
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QUE !? DIJE PINKIE PLANNED NO QUE FUERA PINKIE PIE! X-D
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 20 Jul 2014, 18:21

Capítulo 17

Demasiada evidencia


Tras la celebración del Sol de Verano, la vida de Twilight volvió a retomarse en la tranquila y calmada Ponyville, al menos en parte; aunque su papel en la celebración fue su primera aparición pública y deber real, Celestia la indicó tras eso que se lo tomara con calma. Las clases de protocolo y etiqueta se seguirían dando, pero salvo eso, Celestia no la volvió a dar ningún otro deber real más. En parte ella lo comprendió, ya que apenas estaba empezando, pero por otro lado sintió que estaba desaprovechando su nuevo título nada más empezar. Ahora que era princesa quería sentirse útil, hacer algo como tal y practicar todo lo que estaba aprendiendo, pero de momento, la princesa del día no la pidió nada más.

La vida en el pueblo seguía siendo la misma, o al menos casi la misma; al contrario de lo que ella misma llegó a pensar, todo el mundo comenzó a tratarla como si fuera lo único que importaba en todo momento y lugar. Cada vez que salía a hacer algún recado, todos los tenderos o dependientes se dirigían a ella exclusivamente como princesa o alteza, pero casi nunca como Twilight. En parte lo entendía, pero por otro lado no quería que sólo fuera reconocida por su título real. Era en esos momentos cuando más se arrepentía de haber rechazado una pequeña guardia personal que Celestia la llegó a ofrecer antes de volver al pueblo.

-Buenos días, princesa, como siempre es un honor tenerla en mi establecimiento…

-Oh, Davenport, ya te he dicho que no hace falta que seas tan formal… llevo viniendo aquí desde que me mudé…

-Lo sé, pero sería desconsiderado por mi parte no tratarte como te mereces…

-Pero sigo siendo la misma Twilight, no he cambiado…

-Bueno, supongo que eso lo dices en sentido figurado…

En ese tipo de conversaciones, casi siempre se solía olvidar que ahora era una alicornio con un par de alas además de un cuerno; técnicamente sí que había cambiado, pero por mucho que ella trataba de hacer ver a los demás que no lo veía así, estos seguían recordándoselo constantemente. Y, algunas veces, llegaba a ser hasta estresante.

-Ah, es igual, dejémoslo así… vengo a reponer mis plumas, ponme lo de siempre.

-Ahora mismo, alteza.

Hacía ya casi tres años desde que se mudó al pueblo, y conocía a Davenport desde entonces; el poni destacaba por vender única y exclusivamente plumas y sofás, y nada más. Más de una vez le habían dicho que diversificara, hasta la propia Twilight se lo sugirió, pero él siempre argumentaba lo mismo. No sabía comercializar con otra cosa. Su marca de belleza así lo atestiguaba. Podía sonar estúpido o demasiado absurdo, pero era así.

-Aquí tiene princesa, su lote de treinta plumas y tinta negra.

-Gracias, Davenport…

La cobró treinta bits, una por cada pluma, y la tinta se la regaló. Esa era otra. Odiaba obtener cosas gratis sólo porque ahora era una princesa. Más de una vez se lo habían hecho, y no sólo Davenport, sino cualquier otro poni que medianamente bien conocía; los Cake llegaron a regalarla una tarta así de repente, cuando sólo había ido a coger un surtido de pastas para el té. En una quedada con sus amigas en el Spa, Aloe y Lotus no la llegaron a cobrar su servicio, diciendo que era regalo de la casa. Daisy, Lily y Roseluck llegaron a regalarla todo un ramo de rosas tan solo estando de visita en su floristería.

-No, Davenport, de eso nada, cóbrame la tinta también.

-Oh, de ninguna manera, la tinta corre por cuenta de la casa-insistió él.

-No, nada corre por cuenta de nada, te lo pago todo y punto.

-Insisto, alteza.

-Y yo también insisto, señor mío.

-Oh, vamos, no sea tan modesta y acéptela…

-¡No! ¡No tengo por qué obtener cosas gratis sólo porque soy una princesa! ¡O pago por las plumas y la tinta o directamente no pago por nada!-exclamó entonces ella, clavando un casco en el suelo con furia.

Ante esa tesitura, Davenport se vio obligado a cobrárselo todo.

-Está bien, lo que usted me pida, princesa…

Twilight contuvo un ahogado suspiro y pagó por todo, saliendo de la tienda con un cabreo aberrante.

Siempre era igual, o al menos casi siempre; de gente que no conocía lo podía entender, e incluso darle un pase, pero por parte de ponis que conocía medianamente bien no la parecía justo. Incluso al pasar por la calle muchos ponis se inclinaban ante ella, lo que la ponía más nerviosa de lo normal. Trató de ignorarlos, pero el simple hecho en sí ya la molestaba.

-Levantaos, por favor, no tenéis por qué hacer esto cada vez que paso por la calle…

-¿Y faltarla al respeto así? No podemos hacer eso, princesa…-murmuró una poni de colores fríos.

-Claro, sería muy desconsiderado y maleducado por nuestra parte…-asintió un semental.

-No, nada de eso, ya basta por favor, me ponéis de los nervios cada vez que lo hacéis…

-Pero princesa…

No era la primera vez que lo hablaba con ellos, pero aun así lo volvían a hacer constantemente; y, llegada a ese punto, empezaba a notar como su paciencia comenzaba a acabarse. Por lo que, antes de que cometiera ninguna tontería, decidió teletransportarse de golpe a su biblioteca, dejando a los ponis con la miel en los labios.

Una vez de vuelta a su hogar, el cual se había convertido en el lugar más tranquilo de todo el pueblo desde que regresó, soltó la bolsa con sus cosas y dejó escapar un grito de frustración. Spike vino como una centella al oírla.

-¡Twilight! ¿¡Qué pasa, donde está el fuego!?

-¡En todas partes, Spike, en todas partes!-masculló ella antes de dejarse caer en su cama, soltando un suspiro hastiado.

El pequeño dragón esbozó una triste mirada por ella y se acercó a la alicornio lavanda, para tratar de animarla.

-¿Otra vez te han vuelto a agasajar?

-¡Es constante, como un martillo pilón, por más que les digo que no lo hagan, lo siguen haciendo! ¡Me tienen harta, harta te digo!

Twilight trató de descargar su frustración golpeando su almohada, pero no era tan liberador como supuso que sería. Spike sabía que lo necesitaba, por lo que la dejó hacer. Finalmente la alicornio lavanda se echó en la cama, esbozando una triste mirada.

-Ya ni sé lo que hacer para que me dejen en paz… no debí haber salido.

-Oh, vamos, no digas eso, quizás sólo es una fase. Dales tiempo, puede que así acaben por acostumbrarse.

-¡Ya han pasado casi dos semanas, Spike, tiempo más que suficiente como para acostumbrarse! ¡Empiezo a pensar que padecen de estupidez congénita o algo por el estilo!

-¿Eso no es un poco durillo?-inquirió Spike, algo cortado.

Twilight suspiró, pensando por un momento. Desde que vivía en Ponyville todos los ponis la habían acogido con las patas abiertas, y enseguida se convirtió en una más de la comunidad, al menos cuando sólo era una unicornio. Los ponis del pueblo eran amables, afables y cordiales, Twilight les tenía cariño, pero ahora parecían ser una panda de imbéciles. Aun así, hasta ella sabía que ese era un comentario totalmente subjetivo y hasta fuera de lugar.

-Tienes razón, Spike, pero es que por más que les digo que no me traten como a una diva, ellos lo siguen haciendo… no era mi intención insultarles, es que…

-No pasa nada, te entiendo. Tranquila, esto quedará entre nosotros-añadió Spike, guiñándola un ojo de manera confidente.

Twilight sonrió, sintiéndose un poco mejor.

-Gracias, Spike… qué haría yo sin ti…-murmuró ella, abrazándole.

-No mucho, la verdad…

-¡Oye!

El dragón rio tontamente y ella se unió, liberándose del estrés casi sin proponérselo.

En ese momento alguien llamó a la puerta y Spike fue a abrir, pero ella le paró.

-Deja, por esta vez abriré yo.

Bajó rápidamente hasta el recibidor y abrió la puerta de seguido.

-¡Sorpresa!-exclamaron entonces dos voces familiares para ella.

Al principio Twilight pensó que era una broma o algo por el estilo; pero realmente estaban allí, frente al umbral.

-¡Papá, mamá!

-¡Hola cariño!-la saludó su madre, sonriente.

-¿Cómo está mi princesa?-inquirió su padre, con tono meloso.

Al principio la costó un poco asimilarlo, pero en cuanto pudo hablar, habló.

-Pero… esto… ¿Qué hacéis aquí?

-¡Pues de visita, por supuesto!-anunció ella.

-Fue idea de tu madre, no te hemos visto desde la coronación, y quisimos darte una sorpresa, así que…

Twilight esbozó una grata sonrisa, llegando a olvidarse de todo. Ciertamente no había vuelto a hablar con ellos desde entonces, y siempre era buena una sorpresa así por parte de sus padres.

-Oh, gracias, de verdad… pasad, no os quedéis ahí.

Spike saludó a los que eran casi como sus padres y estuvieron charlando animadamente en el salón durante todo el resto de la mañana.

-Y cuéntame cariño ¿cómo llevas tu nueva condición?-inquirió su madre, curiosa.

-Oh, pues bien, la verdad, voy una vez a la semana a Canterlot para que la princesa Celestia me dé clases de protocolo y etiqueta, me está enseñando todo lo básico.

-La verdad es que todo esto nos pilló de sorpresa a tu madre y a mí, tendrías que ver nuestras caras cuando la princesa nos comentó que habías ascendido a alicornio… ¿cómo ha sido posible?-inquirió en ese momento su padre, anonadado.

-Cierto, nos tuvo bastante inquietos… ¿cómo fue, por cierto?

-¿A qué te refieres, mamá?

-Pues a la transformación… porque hubo algún tipo de transformación ¿no?

Twilight abrió la boca para hablar, pero fue incapaz de decir algo; evidentemente había sido una transformación… pero lo gracioso era que apenas lo recordaba. De hecho, no recordaba absolutamente nada de todo lo sucedido después de haber completado el hechizo de Star Swirl el Barbudo… y para más inri, tampoco recordaba ningún acontecimiento previo a ese día en concreto.

-¿Cariño? ¿Te encuentras bien?-inquirió su madre, extrañada.

La alicornio lavanda reaccionó en ese justo momento y salió al paso rápidamente.

-Ah, sí, claro… sí, una transformación, por supuesto, no sé mucho de eso, supongo que sólo la princesa conocerá los detalles…

Aun a pesar de ese detalle en concreto, prefirió dejarse llevar por el momento y pasar más tiempo con sus padres, a los que apenas veía, al menos normalmente.

Desde que se mudó a Ponyville, tan solo los veía muy de cuando en cuando, sobre todo cuando volvía a casa por Fiesta del Hogar. Ella siempre había sido la favorita de mamá, de quien adquirió su nombre, ya que incluso su abuela se había llamado igual; el nombre de Twilight había estado muy presente a lo largo de toda su estirpe familiar, al menos por parte de madre, y ya era casi como una tradición el seguir perpetuando el mismo nombre a lo largo de las generaciones. En cambio con Shining Armor quisieron darle un toque distinto, además de que éste había sido el primer semental después de varias generaciones engendrando sólo yeguas; el nombre en sí se le había ocurrido a su padre, el cual había llegado a tener varios familiares militares por parte de su familia. Aun a pesar de esto, Night Light nunca había sido muy belicoso, pero siempre había tenido mucho cariño por su abuelo, el cual llegó a ser teniente en la guardia solar hace ya muchos años atrás; por lo que, en memoria suya, decidió llamar a su hijo Shining Armor. Y, casualmente, éste se había decantado por la militancia, haciendo honor a su tatarabuelo.

Antes de lo esperado, la hora de comer se les echó encima y Spike quiso dirigirse a la cocina, pero Twilight Velvet le paró.

-Espera Spike, no hace falta que te molestes, vayamos a picar algo por ahí…

Ante eso, su hija bajó las orejas, un tanto amedrentada por la propuesta, y habló enseguida.

-No, mejor no, mamá, tenemos comida aquí, podemos hacer algo rápido…

-¿Y por qué no? nunca antes había estado aquí, me gustaría conocer Ponyville…

-Sí, pensaba que nos harías un tour por el pueblo…-añadió Night, extrañado.

-Es que… es complicado, prefiero no salir ahora, de verdad…

-¿Y eso por qué, cariño?-inquirió su madre, igual de extrañada que antes.

-Sabes que puedes contárnoslo, hija…

Twilight les miró por un momento, no muy segura de si contárselo, hasta que al final cedió ante sus inquisitivas miradas.

-Veréis, es que… desde que he vuelto, en el pueblo no hacen más que agasajarme todo el rato y tratarme como a una diva; yo les insisto en que no hace falta que lo hagan, pero aun así lo siguen haciendo, lo que llega a ser frustrante. Por eso no quiero salir.

Twilight Velvet y Night Light se miraron por un momento, un tanto extrañados por las razones de su hija; Velvet se quedó pensativa por un breve momento hasta que se la ocurrió algo.

-Espera, dices que no hacen más que tratarte como a una diva aun a pesar de tu insistencia a que no lo hagan…

-Sí, y no sabes bien lo cansinos que pueden llegar a ser…

-Bueno, en ese caso, dales lo que te piden-sugirió entonces ella.

Twilight la miró extrañada, sin comprender del todo sus palabras.







La calle de la biblioteca era una de las más transitadas del pueblo, ya que se entrecruzaba de forma transversal con una de las avenidas que desembocaban en la plaza central; casi todas las calles se encontraban aquí, y ésta era el centro neurálgico del pueblo. Aun a pesar de que ya era la hora de comer, todavía quedaba gente que iba de aquí para allá, haciendo sus tareas diarias.

En ese momento, la puerta de la biblioteca se abrió y de ésta salió un pelotón de unicornios de la guardia solar, con un total de seis efectivos; portaban consigo una serie de estandartes morados decorados con la marca de belleza de Twilight. Formaron un pasillito junto a la puerta, y justo después, la princesa salió de la biblioteca esgrimiendo todo su porte y profesionalidad, viéndose más real que nunca; llevaba su nueva corona puesta, además de un collarín muy similar a los que suelen llevar Celestia y Luna, aunque éste estaba personalizado con su marca de belleza. Y no era lo único, puesto que también llevaba puestos sus engalanes reales en los cascos. Junto a ella iban sus padres y, detrás de ellos, marchaba Spike vestido cual mayordomo de más alta alcurnia.

Un vez fuera, los guardias cerraron la puerta y escoltaron a la princesa y sus acompañantes en una vistosa comitiva a lo largo y ancho de las calles del pueblo; los ponis que aún seguían por las calles se quedaron bastante sorprendidos al ver esto, extrañándose incluso. Muchos contemplaron pasar al séquito real, mientras que otros comenzaron a cuchichear y hablar entre ellos por lo bajo.

-¿Has visto eso?

-¿Desde cuándo la princesa es tan refinada?

-Nunca antes la había visto así…

-Y luego ella nos pedía humildad…

Aun a pesar de que algunos de estos comentarios llegaban a hacerse un tanto audibles, Twilight los ignoró por completo y siguió marchando con la cabeza bien alta y desprendiendo un aura real imponente y hasta intimidante.

La marcha continuó por las calles del pueblo hasta llegar a la puerta del Sugarcube Corner; antes de entrar, los guardias reales inspeccionaron el perímetro rápidamente y, inmediatamente después, entraron en el establecimiento. Su irrupción en éste tomó por sorpresa a todos los presentes, los cuales se quedaron en el sitio contemplando cómo los guardias formaban un pasillito en torno a la puerta. Spike se adelantó, se aclaró la garganta, y habló.

-Damas y caballeros, por favor, den la bienvenida a su alteza real, la princesa Twilight Sparkle.

Justo después, la aludida entró haciendo gala de su realeza, acompañada de sus padres, los cuales tenían una cara de póker envidiable.

Tras esa presentación los señores Cake, un tanto confusos por esa entrada, decidieron adelantarse y la señora Cake fue la primera en hablar.

-Alteza, nos honra con su presencia en nuestro humilde establecimiento…

-Por favor, llámeme princesa Twilight Sparkle-pidió ella con voz firme.

-Por supuesto, princesa Twilight Sparkle…-murmuró la señora Cake, un tanto descolocada.

-Bien, he venido a comer con mis padres ¿está mi mesa preparada?

-Ah, eh… por supuesto que sí, denos tan solo unos segunditos de nada…-asintió la señora Cake nerviosamente, mirando a su marido con una expresión apremiante.

Éste pilló el gesto enseguida y se movió deprisa, buscando un hueco libre de debajo de las piedras, ya que el local se encontraba casi lleno en ese momento. En un tiempo récord tuvieron una mesa lista, e incluso engalanada y todo.

-Siéntense, por favor…-indicó el señor Cake.

Spike se movió deprisa y movió la silla para que Twilight se pudiera sentar rápidamente. Una vez que estuvieron todos sentados, los guardias se movieron y se colocaron en sitos estratégicos a lo largo de todo el establecimiento y montaron guardia allí, quedándose estáticos y sin apenas pestañear.

La señora Cake fue la siguiente en moverse, acercándose a la mesa para tomar nota.

-Muy bien ¿qué desean?

-Yo quiero probar este confit de manzana y caramelo…-pidió Night Light, mirando la carta.

-Para mí unas brochetas de frutas con chocolate-hizo lo propio Twilight Velvet

-Yo quiero una tarta de manzana con nata y caramelo por encima; y para Spike, un surtido de gemas-añadió Twilight.

-Por supuesto, ahora mismo.

La señora Cake desapareció tras la puerta de la cocina y no se la volvió a ver; el silencio posterior fue densísimo, y no sólo entre Twilight y sus padres, sino en casi todo el Sugarcube Corner. Debido a esto, se podía llegar a escuchar hasta el zumbido de una mosca, por lo que algún que otro comentario dispar también se llegó a oír aun a pesar de decirlo en voz muy baja.

-¿A qué viene todo esto?

-Mira ahora a la señora modestias…

-Pues vaya…

Aun a pesar de esto, ni Twilight ni sus padres reaccionaron a estos comentarios y guardaron el más incómodo y denso de los silencios. Al cabo de unos pocos minutos de espera, apareció Pinkie llevando consigo todos los pedidos y acercándose a la mesa.

-Princesa Twilight Sparkle… su pedido-anunció ella, con una voz extremadamente formal y pomposa.

-Gracias, Pinkie.

El sorpresivo y poco común comportamiento de la hiperactiva poni extrañó aún más a la clientela, la cual trató de ignorar la situación y volver a sus propias conversaciones.

Por su parte, Twilight y sus padres mantuvieron el mismo sempiterno silencio como si nada hubiera pasado; Pinkie les sirvió y se retiró enseguida, dejándoles comer tranquilos.

El resto de la comida pasó rápidamente, hubo algún que otro comentario dispar acerca de ésta, y apenas llegaron a decirse gran cosa. Una vez que terminaron y la cuenta estuvo pagada, los guardias se movieron inmediatamente después y formaron otro pasillito desde el lado de fuera del establecimiento.

Esta vez se dirigieron por las calles de la ciudad haciendo un recorrido, para que los padres de Twilight fueran conociendo el pueblo mientras que su hija les iba explicando un poco; se pasaron también por la floristería, donde los guardias repitieron el mismo procedimiento de la última vez, incluyendo a Spike haciendo de bautista e introduciendo a Twilight. Tanto Daisy, Lily y como Roseluck se mostraron desconcentradas ante semejante cambio, quedándose un tanto descolocadas; Rose decidió adelantarse y hablar.

-Bienvenida, alteza, es todo un honor…

-Por favor, llámeme princesa Twilight Sparkle-pidió la aludida, con tonito remolón.

Si ya de por sí Rose se encontraba desconcertada, esa petición la remató por completo, quedándose incluso en blanco.

Twilight la miró de hito en hito y finalmente habló.

-He venido con mis padres para enseñarles el pueblo… ¿qué tienes para ofrecernos?

-Ah, eh… acabamos de recoger del invernadero un lote de siemprevivas precioso… y los claveles están en oferta…

Night Light y Twilight Velvet estuvieron curioseando un poco mientras que Rose les iba aconsejando; Daisy y Lily, por su parte, se quedaron un tanto rezagadas, comentando entre ellas.

-¿Has visto? ¿A qué viene eso de restregarnos por la cara su título?

-Ya ves, qué poco gusto, y luego ella nos pedía humildad…

Aun a pesar de que lo cuchichearon, Twilight llegó a oírlas, pero no reaccionó ante esos comentarios y siguió esbozando una cara de póker perfecta.

Finalmente, tras varios minutos atendiéndoles, Night Light le regaló a su mujer un buqué de rosas de distintos colores.

La siguiente parada fue en el Spa, donde Twilight les pagó a sus padres un tratamiento especial; la forma de proceder fue la misma que en el resto de establecimientos, dejando a Aloe y Lotus completamente anonadadas. Allí se encontraron con Rarity y Fluttershy, llegando a compartir unas palabras con ellos.

-Princesa Twilight Sparkle, me alegro de volver a verla-murmuró Fluttershy, cual señorita.

-Yo también celebro su estancia aquí, no hay otra forma de honrar este sitio como se merece que con la presencia de su alteza real-añadió Rarity, estando en su salsa.

-Gracias chicas, desde luego sabéis apreciar el valor de una compañía como la mía…

-Por supuestísimo que si…

Rarity y Fluttershy fueron las siguientes en entrar a la sauna, pero ella tan solo se quedó en el recibidor, esperando a sus padres.

Una vez que el tratamiento finalizó el resto de la tarde la pasaron en el parque, dando unos largos paseos y comprándose un helado aprovechando que el poni del carrito andaba por allí. Aquí fue donde Twilight más se explayó a gusto en cuanto a su estatus se refiere, comportándose con gran altanería y aplicando las maneras y formas que Celestia la había estado enseñando hasta ese momento. Para el resto de ponis del pueblo comenzaba a volverse bastante irritante e insoportable, ya que no hacía más que recalcar y recalcar que era una princesa y que debían de tratarla como tal. Muchos se lo llegaron a espetar.

-Oye, ya está bien ¿no? me parece muy bien que seas una princesa y todo eso, pero esas no son maneras…

-¿Perdón? ¿Qué forma es esa de dirigirse a mi persona? Soy la princesa Twilight Sparkle, y si lo que quiere es entablar una conversación conmigo, lo menos que puede hacer es referirse a mí por mi título.

-¿¡Cómo?!

En ese momento Twilight hico un inciso y se dirigió a todos los ponis presentes; entre la multitud llegó a ver a Rainbow Dash y Applejack.

-Escúchenme todos, a partir de este momento quiero que todos ustedes se dirijan a mí como princesa Twilight Sparkle, eso de entrada. Se acabaron las conversaciones casuales, a partir de ya, si quieren hablar conmigo, deben solicitar una audiencia a mi asistente Spike con al menos tres días de antelación. Ah, y por supuesto, todos ustedes deben venir bien ataviados para recibir a la realeza apropiadamente. Y nada de informalismos ni confianzas.

Todas esas indicaciones molestaron aún más a los vecinos, los cuales se alborotaron cada vez más.

-¡Ya claro! ¿Y qué más? ¡No nos venga con esas, princesa, no tiene derecho a recriminarnos de ese modo!

-¡Sí! ¿Qué se ha creído?

-¡No son formas de tratarnos así!

Twilight no dijo nada, tan solo miró a la multitud con cara de circunstancia y ligeramente molesta; en ese momento, Rainbow y Applejack opinaron.

-¡Pero tiene razón! ¡Hay una princesa entre nosotros, lo mínimo que podemos hacer es tratarla con un mínimo de respeto!-apuntó Applejack.

-¡Ja! ¿El mismo respeto con el que ella nos trata imponiéndonos todo eso? ¡Por favor, cuánta hipocresía!

-¡Desde luego, ni siquiera la princesa Celestia o Luna se comportan así!

-¡No hay derecho!

En ese momento Rainbow alzó el vuelo y les espetó.

-¿¡Cómo se atreven a mancillar de ese modo el buen nombre de la princesa Twilight Sparkle?! ¡Deberían arrestarles por desacato! ¡Nadie insulta a la princesa estando yo delante!

-Mira, ahí tienes razón, Rainbow… guardias, me han faltado al respeto, arresten a los artífices de tales injurias-ordenó entonces Twilight con voz queda.

Ante eso, la muchedumbre terminó de enfurecerse y empezó a lanzar gritos y abucheos en contra de la princesa, la cual apenas se movió ni reaccionó; los guardias, al ver el riesgo que había, formaron una barrera entre ella y el resto de ponis, para protegerla.

-Alteza, creo que esto se le está yendo de los cascos…-le murmuró uno de ellos.

-Tranquilo, apartaos, dejad que se acerquen.

-¿Qué? Pero alteza, es arriesgado, son capaces de agredirla…

-No, los ponis de aquí nunca llegarían a eso, pero los tengo donde los quiero, dejadles que vengan.

Algo indecisos, finalmente cumplieron con sus órdenes y se apartaron; la muchedumbre enaltecida avanzó hasta ella y la rodearon con caras de pocos amigos.

-¿¡Qué te has creído que eres?!

-¿¡Piensas que tienes derecho a espetarnos así sin más como si no fuéramos nada?!

-¿¡Qué clase de princesa eres tú?!

-¡No eres ninguna diva!

Al oír ese comentario, Twilight alzó una pata de forma autoritaria y, por un momento, todo el mundo calló. La alicornio lavanda dejó escapar un hondo suspiro, dejando a los vecinos un tanto extrañados. Justo después, comenzó a hablar.

-¿Lo veis? Así es como me he sentido últimamente desde que volví al pueblo. Sé que ahora que soy princesa las cosas han cambiado, y nada volverá a ser como antes. Aún me estoy acostumbrando a todo esto, y quiero hacerlo lo mejor posible. Pero no puedo hacerlo si vosotros estáis ahí recordándomelo y machacándome constantemente de forma tan incisiva; sé que sólo queréis ser amables conmigo y tratarme por lo que soy, pero no se trata sólo de mi título, sino de mí también. Desde que llegué a aquí, todos vosotros me habéis tratado tan bien que muchas veces me he sentido como en casa. Y, ahora que considero a este pueblo como mi casa, quiero que eso siga siendo igual y como siempre ha sido. Es verdad que ahora soy una princesa, pero por favor, que eso no sea ningún obstáculo. Sólo quiero que me tratéis como siempre me habéis tratado. Con cariño y respeto.

Ante eso, los vecinos relajaron sus expresiones de golpe y se miraron entre sí, algo avergonzados; ninguno parecía tener el valor suficiente como para hablar o disculparse, pero en ese momento, la alcaldesa apareció de entre el público y se dirigió a ella.

-Twilight, creo hablar en nombre de todos cuando digo esto; lo sentimos, de verdad, debí prever que esto pasaría, pero aun así no hice nada al respecto. Podría haber dictado un bando en tu nombre para pedir expresamente que no te importunaran tanto, pero aun así no lo hice. Di por sentado que todo sería como antes, pero tu título también tiene un nuevo peso ineludible.

-No diga eso, alcaldesa, no es culpa suya ni de nadie, tan solo han sido las circunstancias, que se han torcido un poco, eso es todo-murmuró ella, quitándole importancia.

Finalmente, todos los vecinos se disculparon con ella y todo quedó resuelto. Twilight despidió a los guardias, los cuales regresaron a Canterlot, y tanto ella como sus padres fueron a cenar a un restaurante cercano, acompañados de todas sus amigas.

-Muchas gracias por todo, chicas, sin vosotras no hubiera salido bien-agradeció Twilight.

-Ah, no ha sido nada, dulzura…

-Sí, ha estado bien, ha sido incluso gracioso…-añadió Rainbow.

-Lo cierto es que si no hubiera sido por Rarity, no me hubiera salido ese tonito tan fino… me costó un poco sacarlo-admitió Fluttershy.

-Oh, para mí ha sido como un día más… encantada de ayudarte, querida-murmuró Rarity, guiñándola un ojo.

-¡Oh, oh! ¿Y qué tal he estado en mi papel de seria? ¿Ha sido convincente?-inquirió Pinkie, esbozando una gran sonrisa.

-Je, je, sí, has estado muy auténtica.

-¡Genial! ¡Al principio estaba un poco nerviosa, ya que rara vez me pongo seria, pero luego he conseguido meterme en el papel y ha sido como estar en el teatro! ¡Ah, y no ha sido nada fácil, ya que me estaba aguantando la risa durante casi todo el rato y me era muy complicado no echarme a reír! ¡Ha sido divertido!

-Aunque no hubiera sido posible si a mi madre no se le hubiera ocurrido. Gracias mamá, si no hubiera sido por tu idea las cosas seguirían igual-agradeció Twilight, muy contenta.

-Ah, he hecho lo que tenía que hacer, una madre siempre ayuda a sus hijos.

-Lo que sea por mi princesa-añadió Night Light.

La velada transcurrió en un ambiente calmado y tranquilo, Twilight nunca había presentado antes a sus padres a sus amigas, por lo que fue la ocasión perfecta; las seis dieron una muy buena impresión tanto a Twilight Velvet como a Night Light, los cuales se sintieron cómodos en todo momento estando todos juntos.

Hablaron de todo un poco, de la vida en el pueblo, de la ciudad, de gustos y preferencias… casi siempre había un tema de conversación y rara vez había silencios apurados. Twilight aprovechó para preguntarles acerca de su hermano.

-En la última carta nos comentó que el trabajo en el imperio es un no parar, todavía siguen con lo de la actualización de las leyes, ayuda en todo lo que puede a Cadance, pero a veces no dan abasto los dos juntos-explicó Velvet.

-Podríamos hacerles una visita sorpresa la próxima vez, como hoy-la sugirió su marido.

-Ah, pues sí, mira, es una buena idea…

Una vez que la cena terminó, les acompañaron hasta la estación para despedirles en su vuelta a Canterlot; el último tren del día llegó enseguida y Twilight se despidió de ellos.

-Muchas gracias por vuestra visita, y por ayudarme también.

-Ah, no lo pienses más, cariño, lo hecho, hecho está-le quitó importancia su madre.

-Sí, por nuestra hija pequeña, lo que sea-añadió su padre, guiñándola un ojo.

La alicornio lavanda les sonrió ampliamente y les dio un gran abrazo que apenas se prolongó puesto que tenían que irse; Spike y las demás se despidieron de ellos también poco antes de que el tren se pusiera en marcha. Twilight les observó desde el andén, agitando su pata, hasta que éste desapareció tras la primera curva, en dirección hacia Canterlot. Una vez que se fueron, las demás fueron comentando mientras volvían a sus casas.

-Unos ponis de lo más simpáticos tus padres, dulzura…

-Desde luego, se nota que son de Canterlot, que buen porte el de tu madre, querida…

-¡Y muy divertidos también! ¡Tu padre tenía mucho sentido del humor, me ha gustado mucho!

-Se nota que son buena gente…

-Muy ingeniosa tu madre, Twi, su idea fue genial.

-Gracias chicas, con las prisas y las preparaciones apenas pude presentároslos ni en la boda de mi hermano ni en la coronación, me alegra haberlo podido hacer ahora.

Cada una fue retirándose poco a poco mientras cruzaban todo el pueblo; la primera fue Rarity, llegaron a su boutique enseguida y, antes de seguir, se despidieron de ella previamente. La siguiente fue Fluttershy, la cual tenía que apartarse a mitad de camino para tomar dirección hacia su cabaña en las afueras del pueblo. Pinkie le vino poco después, teniendo el Sugarcube Corner de camino. Applejack fue la siguiente en irse, teniendo que coger dirección este para llegar a su granja al otro extremo del pueblo. Rainbow fue la última, la cual acompañó a Twilight hasta la biblioteca antes de marcharse.

Una vez de vuelta en casa, Twilight pudo notar que estaba agotada.

-Bof, menudo día más movidito ¿verdad, Spike?

Como no recibía contestación, giró la cabeza y vio que el pequeño dragón había caído rendido en su lomo desde hacía un buen rato; la alicornio lavanda sonrió y le llevó hasta su canasto, arropándolo de seguido y dándole un beso de buenas noches en la frente. Le estaba dando envidia por momentos, por lo que decidió irse a la cama ella también. Antes de hacer nada más se dirigió hacia un busto de madera blanco junto a su cama y colocó en ella tanto su corona como su collarín, además de dejar sus engalanes reales de los cascos en el suelo. Nunca los llevaba salvo en ocasiones especiales, lo de esa tarde había sido una excepción, pero normalmente prefería no usarlos constantemente.

Tras eso se dirigió al baño para acicalare un poco antes de acostarse; cuando estuvo lista y a punto de meterse en la cama, llamaron sorpresivamente a la puerta.

-Pero bueno ¿Quién puede llamar a estas horas?-se preguntó ella, un tanto molesta.

Por un momento consideró no contestar, pero se había dejado las luces del salón encendidas, por lo que supuso que ya las habían visto; resignada, se dirigió hacia la puerta y la abrió. Nada más hacerlo, un trozo de pergamino levitó en el aire y se puso delante de su cara. En éste se podía ver dibujada una figura que la era extrañamente familiar, puesto que poseía la misma fisionomía que Frank. Inmediatamente después, una voz también conocida por ella exclamó.

-¿¡Lo ves, lo ves?! ¡Poni de poca fe que tiene poca fe!

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor amadeus_dark » 20 Jul 2014, 21:23

ya decia yo que cierto pony de crin turquesa tardaba en dar señales de vida

:lydance: :lyclap:
Mi pony test de perosnalidad.........Just as Pinkie planned

Spoiler:
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QUE !? DIJE PINKIE PLANNED NO QUE FUERA PINKIE PIE! X-D
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor horwaith » 20 Jul 2014, 22:25

genial el plan que han hecho los padres de twilight y como finaliza el relato
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Volgrand » 26 Jul 2014, 19:32

Je je digno de ser un capitulo de la serie .
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¿A que soy mono?
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Re: Amor de madre [Slice of life]

Notapor Sg91 » 04 Ago 2014, 18:51

Capítulo 18

De vuelta y al trabajo


-Anda, Lyra… cuánto tiempo.

-¿¡Lo ves como sí, lo ves!?

-Sí, lo veo, y no chilles, Spike está dormido…

-¡Tenía razón, siempre la tuve! ¡Me debes una disculpa!

-Sí, vale, lo siento por ser tan cabezona ¿contenta?

-¡Del todo!

-Genial… aunque me sorprende verte a estas alturas, Frank apareció hace casi ya un año y medio…

-¡Y es por eso que he estado tan ausente! ¿Puedo pasar?-inquirió ella, sonriendo alegremente.

Lyra Heartstrings, quizás la poni más alocada e inquieta de toda Ecuestria; Twilight la conocía casi desde pequeña, ya que fueron juntas a la escuela de magia de Canterlot y fueron compañeras de clase. Mientras que ella tendía a ser más abierta y social, Twilight tan solo limitaba su relación como meramente académica, y nada más. Desde que pasó a vivir al pueblo, se sorprendió gratamente encontrarse con ella allí. Resulta que, después de acabar el curso, decidió irse a vivir a Ponyville con una amiga confitera que tenía una tienda cerca de la plaza. Y aunque había estado estudiando con ella magia, su verdadero talento y pasión era la música, sobre todo tocando su lira. Pero lo que más destacaba de ella era su amor por la mitología, ya que gran parte de su familia es descendiente de famosos mitólogos.

-Sí, claro, pasa…-asintió ella, haciéndose a un lado.

La unicornio turquesa entró en el vestíbulo, llevando unas holgadas alforjas; su marca de belleza era una lira amarilla, su crin y cola poseía destellos blanquecinos que complementaban un color azul clarito muy suave. Sus ojos eran amarillos.

-Me alegro de volver a verte, por cierto… ah, y enhorabuena por tu ascenso, ahora eres toda una mandamás…

-Tú también no, por favor…

-¿Qué? Después de todo, es verdad… por cierto, ahora que te miro mejor ¿has crecido acaso? Te veo más alta…-observó Lyra, mirándola con el ceño fruncido.

-¿Qué? ¿Más alta?

-Sí, desde luego, unos centímetros más, mira.

La unicornio turquesa se colocó delante de ella, para comparar, y entonces pudo ver mejor a lo que se refería; realmente había crecido ligeramente, antes eran de la misma altura, ahora Twilight la sacaba unos pocos centímetros. ¿Cómo no se había dado cuenta hasta ahora?

-Curioso… pero bueno, no he venido por eso, estoy aquí por un acontecimiento de suma importancia para la mitología ecuestriana…-murmuró ella, dirigiéndose a la mesa de la sala de lectura.

-Lyra, ese acontecimiento ocurrió hace ya un año y medio…

-Lo sé, y he estado muy activa desde entonces, es por eso por lo que no me has visto… hasta ahora.

-¿Y qué te ha tenido tan activa, si se puede saber?-inquirió Twilight, genuinamente curiosa.

-He estado recorriendo toda Ecuestria y mirándome de arriba abajo toda la colección privada de mi bisabuelo, supongo que lo conocerás…

-Claro, Mythic Heartstrings, el mitólogo más importante de la pasada generación… entonces has estado en Trottingham…

-¡Efectivamente! He estado encerrada los últimos meses en su biblioteca privada tratando de encontrar algo que sostuviera lo que incluso él llegó a teorizar hace ya más de cincuenta años…

Ante eso, Twilight abrió mucho los ojos, comprendiendo sus palabras.

-Espera, espera ¿quieres decir que sabes lo que puede ser Frank?

Ante eso, Lyra esbozó una confusa mirada, no muy segura de querer afirmarlo tajantemente, pero finalmente murmuró.

-Bueno… sí y no.

-¿Sí y no? ¿Qué significa eso de sí y no?

-Saber lo que es exactamente Frank, no lo sé, pero he encontrado algo que evidencia que llegó a existir en algún momento y lugar una criatura similar o parecida a él. Mira, tienes que ver esto.

La unicornio turquesa vació sus alforjas, dejando a la vista un buen montón de pergaminos llenos de información; los estuvo revolviendo por un momento y cogió uno en concreto, junto con el que había estado sosteniendo todo el rato.

-Este dibujo lo encontré por casualidad entre una maraña de información desordenada e inconexa; al principio pensé que pudiera ser falso, pero mira estas notas de mi bisabuelo-indicó Lyra.

Twilight se acercó y empezó a leer con detenimiento.

A lo largo de las generaciones, Ecuestria ha destacado por ser un país lleno de una biodiversidad muy variada y cambiante, la cual se ha ido desarrollando casi a la par de los ponis que la habitan; y como todo lugar con unas costumbres y tradiciones muy arraigadas, los mitos y cuentos también han ido evolucionando a lo largo de todos esos años.

En toda mi carrera como mitólogo, he visto y oído un montón de historias y leyendas sobre criaturas de todo tipo nunca antes vistas por los ponis; muchas de ellas se han ido asentando en esta tierra con el paso del tiempo, mientras que muchas otras han sido "importadas" desde el otro lado del mundo conocido.

Pero ninguna de ellas ha sido tan difícil de rastrear como la del primate primigenio, como a mí me gusta llamarlo; nunca había visto nada igual, ni siquiera se asemeja lo suficiente a los primates que habitan las selvas de la Poninesia, más allá de las tierras de los dragones. El origen de esta extraña criatura se pierde en la inmensidad de la nada, y ni siquiera yo he sido capaz de dar con él, pero hay pruebas fehacientes de que llegaron a existir alguna vez, en un tiempo distante, o en un lugar inexplorado. Lo que tengo es una copia de un original que, lo más probable, se haya perdido o extraviado pero, a todos los efectos, es una prueba al fin y al cabo; el dibujo nunca ha sido uno de mis puntos fuertes, pero conseguí realizar un calco casi exacto de aquel dibujo que una vez llegué a ver con mis propios ojos. Posee una fisionomía muy parecida a la de los primates, pero al parecer se yerguen sobre dos patas (curiosísimo, por cierto) y poseen dos brazos muy similares. Las diferencias y similitudes, sobre todo las similitudes, son los detalles que más me llaman la atención; ¿podríamos dar por sentado que se trata de una raza evolucionada de los primates que no llegó a alcanzar las etapas de desarrollo, o bien tan solo es una criatura mitológica sin base científica ni racional? Podría ser cualquier cosa, pero mi instinto de mitólogo me dice que, de alguna forma, estos primates "sobredesarrollados" llegaron a existir en algún momento no identificable de la historia. Quizás el tiempo me acabe dando la razón. Aunque, por desgracia, yo no soy inmune al tiempo. Puede que sólo las princesas lleguen a ser testigos de tales afirmaciones. Y entonces, sólo entonces, podremos saber con certeza si, alguna vez, llegué a tener razón.


-Vaya, pero esto… afirma casi categóricamente que existieron…

-Casi, sí, pero no fehacientemente. Es una pena que mi bisabuelo no pudiera llegar a verlo por sí mismo…-murmuró Lyra, melancólica.

-¿Llegaste a conocerlo?-inquirió Twilight, curiosa.

-Qué va… llegué a ver fotos de él, pero nunca lo conocí. Me hubiera encantado hacerlo…

Twilight se quedó callada, repasando el escrito entre líneas y mirando el dibujo al mismo tiempo; teniendo en cuenta las palabras del señor Heartstrings, supuestamente Frank era descendiente de una rama de los primates que llegó a alcanzar un nuevo peldaño en la escala de la evolución. Basándose en el dibujo, era hasta obvio afirmarlo, puesto que eran muy similares entre sí. Era una posibilidad muy remota, aunque Twilight sentía que Frank podría no ser el mismo primate primigenio que el señor Heartstrings defendía, al menos en cuanto a tiempo y lugar se refería; Frank apareció de buenas a primeras en su mundo, sin una explicación aparente, y acompañado de un disco de vinilo de un tal Frank Sinatra. Sin duda alguna, el primate primigenio estaba relacionado con él, pero no en cuanto a lugar se refería. Si alguna vez llegó a existir el primate primigenio en algún punto de la historia, Frank no pertenecía a esa raza que, a efectos prácticos en su mundo, habría estado extinta hace millones de años.

-Está usted muy callada, alteza ¿en qué piensa?-inquirió Lyra, divertida.

-Te agradezco que me hayas traído todo esto, Lyra, aunque he estado pensando… si este primate primigenio, como lo llamaba tu bisabuelo, hubiera llegado a existir en nuestro mundo ¿tendría sentido que Frank perteneciera a esa raza, ahora extinta?

Frente a eso, la unicornio turquesa se quedó callada, rumiando sus palabras.

-Vaya, buen punto, no se me había ocurrido pensar en eso…

-Está claro que no, pero lo bueno de todo esto es que tengo una nueva pista… gracias, Lyra, de verdad, ahora puedo retomar mi investigación…-agradeció la princesa con gesto solemne.

-Ah ¿estabas investigando tú también?

-Sí, encontré un supuesto cuento de la época preclásica en la sección restringida del Archivo Real de Canterlot y partí de ahí, pero al parecer no es del todo fidedigno, por lo que pausé la investigación.

-¿Un cuento dices? ¿Podría verlo?-pidió Lyra.

-Claro.

Siempre guardaba a mano la copia que ella misma llegó a hacer del original, por lo que la sacó y se la enseñó; Lyra lo leyó atentamente, sin saltarse ni una sola coma y asimilándolo por el camino. Una vez que terminó, se pronunció.

-Vaya ¿en serio dices que esto no es fidedigno? A mí me parece una pista importante…

-A mí también me lo pareció, pero piensa por un momento de esta forma; se supone que este cuento es de la época preclásica, por aquel entonces Ecuestria no estaba formada, y aun así, hay ponis en él. Otro detalle importante que no casa es el bosque, tal y como aparece en el cuento tiene pinta de ser un bosque de clima entre templado y subtropical húmedo, no hay bosques de ese tipo aquí en Ecuestria-la explicó Twilight.

-Ya, bueno, pero aun así…

-Todo esto me lo explicó Over Seeker, el famoso aventurero ¿lo conoces?

-¿Seeker, dices? Por supuesto, es el autor de la Gran Enciclopedia Fantástica Ecuestriana…-asintió Lyra.

-El mismo… acudí a él buscando su consejo y ayuda y, gracias a él, pude confirmarlo; lo más probable es que ese cuento sea una invención lejana en el tiempo, nada más…

-¿Y ya está? No sé yo, pero me parece demasiado preciso con los detalles como para ser una simple invención…

-Lo sé, yo también lo pensé, pero realmente no hay por dónde cogerlo… aunque los apuntes de tu bisabuelo dicen muchas más cosas, quizás pueda partir de ellos y retomar la investigación…

Por un momento las dos se quedaron en silencio, cada una mirando los diferentes documentos y pensando en sus propias cosas; varios segundos de silencio condicionaron todo lo demás, antes de que ambas yeguas dijeran casi simultáneamente.

-¿Te importa que haga un copia?

Se miraron brevemente antes de echarse a reír; fue en ese momento cuando Twilight se dio cuenta del tiempo que llevaba sin verla, y se alegró mucho de volverlo a hacer.

-Sí, por supuesto, puedes quedarte con ese si quieres, tengo más copias hechas.

-Genial… te dejo los apuntes de mi bisabuelo, pero devuélvemelos en cuanto puedas ¿vale?

-Claro, descuida. Algo me dice que esto le podría interesar tanto a Zécora como a Seeker ¿quieres venirte mañana conmigo y unirte al grupo? Nos vendría muy bien tener a una mitóloga como tú a bordo…-la sugirió la alicornio lavanda.

-Oh ¿podría?

-Claro, cuantos más seamos, más posibilidades habrá de descubrir algo nuevo…

-Está bien… ¿para cuándo seria?

-Mañana mismamente, podemos visitar a Zécora para que ella opine sobre los apuntes de tu bisabuelo… también puedo escribir a Seeker para que se venga…

-Vale, pues nos vemos mañana.

Sin ni siquiera darse cuenta, ya era la una de la madrugada y ella seguía levantada, por lo que lo dejaron ahí; se despidió de Lyra, la cual le dejó consigo los pertinentes apuntes, y se fue a la cama de seguido. Mañana sería un nuevo día. Y la investigación tan solo esperaba.






Twilight despertó sintiéndose con fuerzas suficientes como para ir hasta el otro lado del mundo conocido con tal de descubrir lo que era Frank; pero ella misma sabia por experiencia que de poco sirve construir castillos en el aire si luego la realidad es bien distinta, por lo que optó por algo más sencillo. La investigación sobre el origen de Frank se retomaba después de todo ese tempo parada, y eso la daba más motivos para despertarse con ganas de afrontar el día con alegría y dinamismo.

Desayunó junto con Spike con calma, mientras iba repasando su agenda de ese día.

-Veamos, hoy tenemos la mañana libre, estupendo… me iré con Lyra a visitar a Zécora, así que no me esperes para comer si ves que no llego.

-Está bien…

-Y luego, por la tarde, clase de protocolo y etiqueta… genial, así podré decirle a la prin… digo, a Celestia, que he retomado la investigación…

-Suena como un buen plan…-murmuró Spike.

-Desde luego que sí… vaya, que animada me he levantado…-asintió la alicornio lavanda, sin ocultar su entusiasmo.

En cuanto terminó de desayunar fue a hacer su cama y preparó sus alforjas para llevarse las cosas que necesitaría; hizo mano tanto de varios cartuchos de tinta como de plumas de sobra y pergamino suficiente, además de varios libros de referencia por si se la presentaba la ocasión. Una vez que lo tuvo todo listo se despidió de Spike y partió hacia la casa de Lyra para ir a recogerla; ésta se encontraba cerca de la plaza, en el mismo edificio donde se ubicaba la tienda de caramelos de Bon Bon. De hecho, fue esta quien la abrió después de llamar a la puerta.

-Hola Bon Bon, he venido a por Lyra, hemos quedado para ir de visita al bosque Everfree con Zécora.

-Ah, hola Twilight, pasa-la indicó la confitera.

Nunca antes había estado dentro de la casa de Lyra y Bon Bon, por lo que prestó especial atención a los detalles; un dulce olor provenía de la cocina, revelando que Bon Bon había estado preparando más de sus famosos caramelos y bombones. Twilight trató de darla conversación, pero no parecía estar muy animada esa mañana.

-Lyra saldrá enseguida, se está preparando.

-Ah, bien… ¿cómo te va todo, Bon Bon?

-Bien, no me quejo… el negocio va bien, la vida va bien… todo me va bien.

La alicornio lavanda notó cierto deje de cansancio en su voz, quiso preguntarla, pero prefirió dejarlo así. No se hablaba con ella más allá de los típicos saludos o conversaciones casuales cuando iba de compras a su tienda, y tampoco tenía tanta confianza con ella como la tenía con Lyra. Al poco rato, ésta apareció de improviso por la puerta del salón.

-¡Estoy lista! ¡Ah, hola Twilight!-la saludó ella al verla.

-Hola, Lyra ¿nos vamos?

-¡Claro! ¡Nos vemos luego, Bon Bon!-se despidió la unicornio turquesa.

-Hasta luego…

Bon Bon ni siquiera las acompañó hasta la puerta, lo que escamó a Twilight un poco más; de camino hacia el bosque, Twilight decidió sacar el tema.

-¿Qué la pasa a Bon Bon? La he notado un poco apagada…

-¿Ah, sí? La verdad es que no me he fijado, llegué justo ayer por la noche y apenas he tenido tiempo de asentarme del todo…-murmuró Lyra.

-Pues sí, es como si… algo la molestara.

-Bueno, ya hablaré con ella cuando vuelva.

Durante todo el paseo estuvieron hablando de todo un poco, Lyra comentó cómo fue su viaje por toda Ecuestria y los últimos meses en casa de su bisabuelo; el origen su familia se encontraba en Trottingham, en una villa palaciega a las afueras de la ciudad. Y es que, aunque no lo pareciera, la familia de Lyra pertenecía a la aristocracia de ese lado de Ecuestria, aunque la propia unicornio turquesa nunca había alardeado de ello ni nada parecido. Aun a pesar de sus orígenes aristócratas, ella nació y creció en Canterlot. Y, al final, por caprichos del destino, y de una forma muy similar a la de Twilight, acabó viviendo en Ponyville junto con Bon Bon, a la que conoció al poco de llegar.

-Pero bueno, ya te he contado cosas, ahora te toca a ti ¿Qué tal estás tú? ¿Cómo llevas eso de ser princesa y todas esas cosas?-inquirió Lyra, curiosa.

-Bueno, ahí van, voy poco a poco, la princesa Celestia me está enseñando todo lo que tengo que saber acerca de protocolo y etiqueta…

-Suena un tanto aburrido…

-Un poco, pero es necesario que lo sepa ahora que soy una princesa… necesito saber cómo comportarme en determinadas situaciones y cómo dirigirme a los demás…

-Ya veo… ¿y hasta ahora, qué has hecho como princesa?

Ante eso, Twilight se quedó un tanto cortada, puesto que, en términos prácticos, no había llegado a hacer nada relevante. Aun así, salió al paso con lo más reciente.

-Asistí a la celebración del Sol de Verano junto con las princesas Luna y Celestia, colaboré un poco en el proceso…

-Ajá… qué pena no haber podido estar ahí, debió de ser espectacular…

-Sí, no estuvo mal…

El bosque Everfree lucía tan oscuro y siniestro como siempre, pero siguiendo el sendero no había ningún problema; a mitad de camino se tuvieron que desviar para llegar a la cabaña de Zécora, la cual se encontraba iluminada desde el interior. De las dos, Twilight era la que más confianza tenía con la cebra, por la que fue la que llamó a la puerta; aunque, para su sorpresa, abrió otro poni completamente diferente.

-¡Hombre, Twilight, qué sorpresa!

-¡Ah, Seeker! ¿Qué haces aquí?-inquirió la alicornio lavanda, sorprendidísima.

-¡Pues de paso, por supuesto! El día en el que me visitaste me llegaste a comentar que una amiga cebra tuya te llegó a ayudar, he estado investigando por mi cuenta desde entonces y justo hoy he decidido pasarme por aquí… qué casualidad…-explicó el explorador.

-Desde luego… ¿y dónde está Zécora?-inquirió ella, viendo la cabaña vacía.

-Estoy aquí, justo a la hora y sin ninguna demora…-anunció una voz conocida, entrando por la puerta trasera.

La cebra se veía como siempre, y llevaba consigo unas alforjas llenas de hierbas y flores medicinales; tanto Twilight como Lyra entraron en la cabaña, la alicornio lavanda hizo las pertinentes presentaciones.

-Zécora, Seeker, esta es Lyra Heartstrings, una mitóloga amateur amiga mía y música profesional.

-Encantada.

-Espera ¿Hearstrings? ¿No serás por un casual familiar del renombrado mitólogo Mythic Heartstrings?-inquirió Seeker, curioso.

-Pues sí, era mi bisabuelo… es un placer conocerle, señor Seeker-añadió la unicornio turquesa.

-Oh, el placer es mío… ese poni llegó a hacer mucho por la mitología ecuestriana, los de mi quinta bebieron de él y sus fuentes.

Una vez que todos estuvieron ya asentados, Twilight comenzó a introducir el tema y poner al tanto a todo el mundo.

-Muy bien, estamos aquí ya que hemos descubierto una nueva pista gracias a unas notas del bisabuelo de Lyra… ¿podrías mostrarlas, Lyra?

-Claro, aquí están.

La unicornio turquesa puso los papeles sobre la mesa y tanto Zécora como Seeker los estuvieron leyendo detenidamente; el explorador fue el primero en terminar de leerlos.

-Vaya, curioso que estableciera la relación con los primates de la Poninesia… yo también estuve allí hace años, y la verdad, al principio no contemplé esa posibilidad…

-Resulta del todo curioso, desde luego, más algo me dice que esa raza fue víctima de sangre y fuego…-murmuró Zécora, cavilando en voz alta.

-¿Y eso por qué, Zécora?-inquirió Twilight, curiosa.

-De la Poninesia poco o nada sé, más estoy segura de ello, puesto que así lo vislumbré.

Todos miraron atentamente a la cebra, Seeker fue el primero en pronunciarse.

-Resulta curioso ver a una cebra aquí en Ecuestria, aunque si algo llegué a saber de mi único viaje a Zebraica, es que poseéis una magia muy distinta a la de cualquier otro poni de esta tierra…

-Así es, en efecto, y la adivinación y predicción es una de las tantas disciplinas que me enseñaron en adición. Del pasado y futuro, sin apenas distinción, puedo llegar a saber incluso la más pequeña acción-asintió Zécora.

-¿Y puedes llegar a saber así sin más si esa raza de primates primigenios llegaron realmente a existir?-inquirió Lyra, llena de curiosidad.

A eso, la cebra no dijo nada, tan solo cogió el dibujo de su bisabuelo y lo puso en la mesa; acto seguido, colocó una serie de velas a su alrededor, varios vasitos de cerámica con inciensos y dibujó una serie de formas circulares en torno al pergamino mientras iba entonando una serie de cánticos a media voz en una lengua extranjera. A Lyra la puso la curiosidad y le preguntó a Seeker en susurros.

-¿Qué está cantando?

-Es una especie de ritual que sirve de llamada, mi suajili anda un tanto desfasado desde la última vez…

En cuanto terminó de dibujar, Zécora siguió cantando a media voz, moviendo sus cascos lentamente por encima del pergamino y con los ojos entrecerrados.

Tras unos pocos minutos más en esa pose, finalmente abrió los ojos y se pronunció.

-Apenas lo puedo vislumbrar, pero lo que es seguro, es que con los ponis llegaron a contactar. Muy atrás en el tiempo, o mucho antes quizás, pero con seguridad no lo puedo asegurar.

-Muy atrás en el tiempo… podría ser cualquier era o periodo en ese caso. Aunque me llama la atención, si tan distantes en el tiempo se encuentran ¿cómo es que ni siquiera las princesas saben lo que es?-se preguntó Lyra, en voz alta.

-Las princesas tienen muchos años en su haber, han vivido muchísimo más tiempo del que aparentan; según Zécora, este primate primigenio viene de mucho tiempo atrás y, además, en algún momento se llegó a extinguir… ¿no eres capaz de poner alguna fecha en concreto, Zécora?-inquirió Twilight.

-Se pierden más allá de la inmensidad del pasado, ni siquiera yo puedo concretar nada más acertado-negó la cebra, con pesar.

-En ese caso, seguimos sin pistas que apunten a algo en concreto… pero bien podemos tirar por lo que ya tenemos-comentó en ese momento Seeker.

-¿Y qué sugieres?-quiso saber la alicornio lavanda, curiosa.

-Volver a la Poninesia, hacer una investigación sobre el terreno y tratar de buscar pistas allí partiendo de lo que sabemos. Que Mythic haya relacionado a los primates con lo que quiera que sea Frank, nos da una idea aproximada de lo que estaba pensando. Lyra ¿qué más encontraste en casa de tu bisabuelo?

-Muchas notas más sin ordenar ni clasificar, pero lo poco que encontré fue ese dibujo y esas notas en sí.

-En las notas comenta que hizo un calco del dibujo original, el cual se encuentra perdido o extraviado… si pudiéramos reubicar ese dibujo original, sería una gran oportunidad de averiguar más cosas…-comentó Twilight, releyéndolas.

-En cualquier caso, no haremos gran cosa si nos limitamos sólo a Ecuestria… podemos intentar sacar más detalles de las notas de Mythic, pero lo más inmediato y seguro es ir a la Poninesia, sólo así tendremos la oportunidad de obtener algo fiable-murmuró Seeker.

-Estoy de acuerdo, aunque… ahora mismo no sé si podría ir a la Poninesia así sin más, hace poco que soy princesa, no sé si la prin… digo, Celestia, me dejaría hacer un viaje tan largo…-pensó la alicornio lavanda en voz alta.

-No tienes por qué salir inmediatamente, bien puedo adelantarme yo primero y tantear el terreno… recuerda que yo mismo estuve allí hace ya varios años.

-Lo sé, Seeker, aun así… bueno, bien puedo intentar hablarlo con ella…

-Por mi parte siempre podéis contar, nunca he tenido problemas en cuanto a viajar-añadió Zécora, esbozando una grata sonrisa.

La reunión se prolongó unos cuantos minutos más hasta que, cerca de la hora de comer, dieron por zanjado el asunto, al menos por el momento; Twilight, Lyra y Seeker se despidieron de la cebra, volviendo juntos al pueblo en dirección hacia la salida.

-Vaya, Lyra, si no hubiera sido por ti estaríamos sin pistas… gracias por arrojar un poco de luz al caso…-murmuró Twilight, mientras volvían.

-Ah, no ha sido nada, algo me decía que necesitarías mi ayuda… además, por una vieja amiga, lo que sea…-añadió ella, guiñándola un ojo de forma confidente.

Una vez fuera del bosque, Seeker se despidió de ellas.

-Bueno, yo me retiro ya, tendré que empezar a prepararme para ese viaje a la Poninesia… estaremos en contacto, Twilight.

-Muy bien Seeker, nos vemos.

El pegaso hizo un gesto con un casco y alzó el vuelo, dirigiéndose hacia el este; ambas yeguas le siguieron con la mirada hasta que se perdió más allá de las copas de los árboles del bosque Everfree.

-Bueno pues… eso es todo ¿no?-inquirió Lyra.

-Sí, por ahora… venga, vayamos a comer por ahí, yo invito, y no admito un no por respuesta-añadió Twilight.

-Siempre consigues convencerme, Twilight…-murmuró la unicornio turquesa.

A eso, ambas yeguas se rieron con fuerza, mientras se dirigían hacia el centro del pueblo.

La comida pasó entre conversaciones de todo tipo, recordando primero los viejos tiempos en la escuela de magia de Canterlot, y luego yéndose por otros derroteros; en un momento dado, Lyra comentó.

-¿Sigues soltera, Twilight?

-Ah, sí, bueno, ahora que soy princesa pues apenas tengo tiempo de casi nada…-murmuró la aludida, sin poder evitar enrojecer ligeramente.

-Oh, vamos, eso no te lo crees ni tú, es ahora cuando te saldrán sementales hasta de debajo de las piedras, cualquiera querría dar un braguetazo con una princesa… espera ¿eso no lo hizo tu hermano ya?

-¡Lyra!-exclamó la alicornio lavanda, muerta de vergüenza.

-¿Qué? Si es verdad, anda que menudo partido se llevó la princesa Cadance…

-¿Podemos hablar de otra cosa, por favor?-pidió Twilight, tratando de esconder su roja cara tras la carta.

-¿Por qué te cortas tanto? Es un tema como otro cualquiera, no veo qué tiene de malo…

-Lo sé, es sólo que… no he encontrado al poni apropiado…-murmuró la princesa, con voz queda.

-Ah, ya veo, estás esperando a tu príncipe azul ¿eh?

-Lyra, déjalo ya…

En ese momento llegó el camarero para tomar nota y cada una pidió lo suyo; en cuanto se retiró con el pedido, Lyra retomó la conversación.

-Siempre has sido tan sencilla de chinchar, Twilight…

-Mira, me has recordado por qué no me juntaba con la gente…

-Oh, vamos, no seas así, me alegro de ver que ahora has cambiado y todo eso, pero sigues siendo tan reprimida como cuando éramos pequeñas. Tienes que soltarte, Twi, hacer alguna que otra locurilla, lanzar una cana al aire…-la sugirió Lyra.

-Todo eso que dices estaría muy bien, y quizás lo haría, si no fuera porque ahora tengo un título real y obligaciones de peso…

-¿Y eso que tiene que ver? sigues siendo una poni después de todo ¿no? salir con tus amigas está bien, pero deberías hacer como yo y disfrutar de la vida… después de todo, una princesa también puede disfrutar de la vida ¿no?

Ante eso, Twilight no dijo nada, quedándose un tanto pensativa; miró a Lyra por un momento, rumiando todo lo que la dijo.

-Bueno… supongo que sí…

-¡Así se habla! Uno de estos días, cuando no estemos investigando, podemos salir las dos juntas… que se vengan tus amigas también si quieren-la sugirió Lyra.

-Está bien, se lo comentaré.

Poco después llegó el camarero con los pedidos y estuvieron comiendo mientras hablaban entre medias. Una vez que terminaron, Twilight acompañó a Lyra hasta su casa antes de irse.

-Bueno, yo después tengo clase de protocolo y etiqueta, por lo que estaré ocupada…

-No te preocupes, ya te llamaré un día de estos.

-Muy bien. Me alegro de volver a verte, Lyra…

-Y yo también, Twilight… chao.

Las dos se despidieron y la unicornio turquesa entró en su casa, cerrando la puerta tras de sí; fue hasta su habitación para dejar sus cosas y, mientras ordenaba un poco, oyó una serie de pisadas resonando tras ella.

-Te parecerá bonito… más de seis meses sin verte y, cuando vuelves, me ignoras…

Lyra se dio la vuelta y murmuró.

-¿Qué dices? ¿Cómo voy a ignorarte?

-¿Ah, no? Llegaste ayer de madrugada y ni saludaste…

-Estabas dormida y no quería despertarte…

-Y esta mañana te vas precipitadamente, sin ni siquiera darme los buenos días, y yéndote de pingoneo con la princesa…

-Twilight me invitó a unirme a su grupo de investigación… oh, vamos Bon Bon, no seas tan cabezona…

-No, si ya veo que te gusta pasar más tiempo con cualquier otro poni que conmigo…-la espetó la confitera, dándose la vuelta sin ni siquiera mirarla.

Ante eso, Lyra esbozó una tonta sonrisa y murmuró.

-Bon Bon… ¿estás celosa?

La aludida se dio la vuelta, con la cara enrojecida, y soltó.

-¿¡Qué dices?! ¡Por supuesto que no estoy celosa!

-Estás celosa…

-¡Para nada, calla!-exclamó la poni de tierra, dándose la vuelta otra vez.

Lyra rio por lo bajo al tiempo que se acercaba a ella, Bon Bon trató de ignorarla de nuevo, pero apenas funcionaba. La unicornio turquesa la abrazó por detrás y murmuró.

-Sabes que tú eres mi dulce caramelo… y no hay ningún otro caramelo igual de dulce que tú…

-¿Eso ha sido un chiste malo o me estas tirando los tejos?-inquirió Bon Bon, alzando una ceja.

-Las dos cosas.

La poni de tierra se dio la vuelta sin romper el abrazo, esbozando una grata sonrisa, al tiempo que Lyra la respondía el gesto con otra sonrisa igual o más grata aún. Sin decir nada más, las dos se fundieron en suave beso en los labios que mantuvieron durante unos largos e interminables segundos. Bon Bon fue la primera en romperlo para hablar.

-¿Sabes que te he echado mucho de menos? Sobre todo en mi cama…

-Pues habrá que arreglar eso ¿no?-inquirió Lyra, con una sonrisita picarona.

Bon Bon se rio tontamente y las dos se dirigieron hacia allá entre beso y beso. Afuera, el sol despuntaba en lo más alto del cielo.







Aunque Twilight siempre se había considerado una poni atenta, aplicada y metódica en cuanto a estudios se refiere, había cosas que incluso para ella resultaban extremadamente aburridas; y el cómo y cuándo usar los cubiertos adecuados en la mesa eran una de esas cosas. Aun así, tragaba con lo que había, se reprimía los bostezos como buenamente podía y trataba de aprender todo lo que Celestia la enseñaba.

-Las cucharillas del postre siempre van arriba y son las últimas en usarse. No deben confundirse con las del café, que van un poco más abajo…

En algunos momentos, Twilight echaba de menos su vida sencilla en la biblioteca; pero enseguida se reponía, animándose a ella misma en su nueva vida como princesa. Estaba convencida de que sería divertida e incluso excitante.

-Las copas se disponen de forma horizontal, la más alta es la del vino, y la más baja es la del agua y otras bebidas menores; la más delgada se usa para brindar con cava.

Sin embargo, como todo el mundo, hasta ella tenía sus límites; finalmente no pudo más y dejó escapar un lánguido bostezo que trató de disimular por todos los medios, sin quedarla tan discreto como a ella la hubiera gustado. Celestia lo vio e inquirió.

-¿Qué pasa, Twilight? ¿No has dormido?

-No… bueno, sí, pero es que ayer por la noche volvió una amiga de viaje y me quedé hasta las tantas despierta… lo siento, prince… digo, Celestia…

-¿Ah, sí? ¿Y quién era exactamente para tenerte en vela tanto tiempo?-preguntó la alicornio blanca, curiosa.

-¿Te acuerdas de Lyra Heartstrings? Íbamos juntas a la misma clase en la academia…

-¿Heartstrings? Sí, creo que sí… ¿no era una unicornio turquesa de ojos amarillos y un lira por marca de belleza?

-La misma…

-Ah, sí, ya sé quién es… ¿y dices que estaba de viaje?

-Sí, por toda Ecuestria… gracias a ella he podido retomar la investigación sobre el origen de Frank…-anunció Twilight.

-¿De veras? Bueno, ahora me lo cuentas, terminemos primero con los cubiertos-indicó Celestia.

-Es verdad, perdona…

Tras esa breve pausa retomaron la lección y, en cuanto esta acabó, Celestia decidió dar por terminada la clase de ese día.

-Lo dejaremos por hoy, mañana seguiremos con las celebraciones y recepciones… vamos a tomar el té con mi hermana y así nos explicas lo que habéis hablado.

Mientras se dirigían hacia una salita del té del tercer piso, estuvieron hablando un poco.

-¿Te vino bien usar la antigua biblioteca de mi antiguo castillo?-inquirió Celestia.

-No encontré nada acerca del cofre, pero mis amigas y yo hemos decidido llevar un diario como lo hicisteis tú y tu hermana antiguamente…

-Ah, encontrasteis nuestro viejo diario… fue idea de mamá, aunque dejé de escribir después del destierro…

Tras esa frase, la alicornio blanca se quedó muy callada, por lo que Twilight prefirió dejarlo así. Una vez en la salita estuvieron esperando a Luna, la cual se presentó al poco rato cargando con su magia a Frank.

-Buenas tardes… saluda, cariño-indicó ella a su hijo.

Frank agitó una garra y saludó tanto a Twilight como a su tía.

-¡Tuala! ¡Cewestia!

Las aludidas se rieron ante la dulzura del pequeño, saludándolo a él también; Luna se tumbó frente a ellas en un sofá y dejó a Frank entre sus patas.

-¿Cómo llevas las clases, Twilight?

-Ah, pues muy bien, tu hermana me está enseñando todo lo que tengo que saber…

-Eso es bueno… me han comentado que tienes algo que decirnos…-recordó Luna.

-Ha conseguido retomar la investigación sobre el origen de Frank-asintió su hermana.

-¿De veras?

-Sí, sobre todo gracias a una vieja amiga mía…

Tras eso, Twilight pasó a explicarlas todo lo que había descubierto esa misma mañana, junto con todos los comentarios tanto de Seeker como de Zécora; mientras tanto, el servicio las sirvió el té junto con un surtido variado de pastitas. Una vez que terminó, Luna fue la primera en pronunciarse.

-Primate primigenio… si te soy sincera, no me gusta cómo suena eso…

-La comprendo perfectamente, después de todo es un simple nombre provisional, además, Frank no se parece ni por asomo a un primate normal…

-Ciertamente, aunque como pista es muy valiosa… yo también he oído hablar de Mythic Heartstrings, fue por eso por lo que me llegué a acordar de tu amiga Lyra…-asintió Celestia, dando un sorbo a su taza.

-¿Y dices que en la Poninesia podríais encontrar más pistas?-inquirió Luna, curiosa.

-Es lo más inmediato que tenemos por el momento, sabemos que el señor Heartstrings encontró ese dibujo original allí, si por un casual éste sigue por ahí, es posible que podamos encontrar de donde salió… aunque para eso, necesitaría ir allí…-comentó Twilight como quien no quiere la cosa, mirando de reojo a su maestra.

Ésta se percató de lo que quería decir y se pronunció de seguido.

-Me temo que eso no sería posible, Twilight, al menos de momento. Las clases aún no han acabado, y además, aún no tienes mucha experiencia como para viajar a un lugar tan remoto. La Poninesia está muy lejos de aquí, mucho más allá de las tierras de los dragones, y hay un largo viaje en barco desde Ecuestria.

-De alguna forma me lo esperaba, aunque… me gustaría poder ir alguna vez…-murmuró la alicornio lavanda, con un leve tono imperioso.

-E irás, por supuesto, pero no ahora, aún no estás preparada. Primero tienes que ejercitarte como princesa y adquirir algo de experiencia liderando-remarcó Celestia.

-No he estado nunca en la Poninesia, pero coincido con mi hermana, primero te vendría bien adquirir algo de experiencia antes de hacer un viaje tan largo-añadió Luna, mientras Frank jugueteaba con el pelaje de su madre.

-Está bien, seguiré su consejo…

En ese momento, Frank se dio la vuelta y se dirigió a su madre.

-¡Mamá, mamá!

-¿Qué pasa, cariño?

-¡Aúpa!

La alicornio oscura sonrió y alzó con su magia a su hijo, para luego colocarlo delante de sus alas.

-Le encanta estar subido a mí…-comentó Luna justo después.

Una vez sobre su lomo, Frank se echó hacia delante y abrazó a su madre por el cuello, dejando escapar un cansado suspiro y cerrando los ojos. Twilight sonrió, enternecida por la escena, y Celestia comentó.

-No ha podido pedir mejor madre…

Frente a eso, Luna no pudo evitar sonrojarse, del todo halagada.

La conversación se fue dirigiendo en otro tipo de derroteros, hasta que, en un momento dado, Twilight comentó.

-Ah, por cierto Celestia, dentro de poco va a ser tu cumpleaños ¿verdad?

Ante eso, la aludida abrió mucho los ojos, como si se le hubiera olvidado por completo.

-Anda, es verdad… dentro de una semana justa…

-¿Te habías olvidado de tu propio cumpleaños, Tia? Si lo tengo marcado en el calendario…

-Ya, es que… como normalmente no solemos celebrarlo en sí, pues…

-¿Y por qué no?-preguntó Twilight, entre extrañada y curiosa.

-Pues porque desde hace ya bastante tiempo decidimos dejar de celebrarlo… la verdad es que nunca me han ido mucho las fiestas suntuosas sólo porque cumplo años, desde entonces lo he estado celebrando en familia con algo pequeño, y nada más-explicó Celestia.

-Pues es una pena… ¿por qué no hacemos algo un poco más grande para este año? Estoy segura que a Pinkie la encantaría…-sugirió la alicornio lavanda.

-Bof, no sé yo...

-Bueno ¿y por qué no? no hace falta que sea algo muy grande, invitamos a unos pocos ponis y lo celebramos en privado en el jardín-comentó Luna, animada.

-Sí, una pequeña fiesta privada en el jardín… ¿qué dices, Celestia?

La aludida se lo estuvo pensando durante unos pocos segundos; por ella en sí la daba igual, incluso prefería no hacer nada, pero tanto Luna como Twilight se veían muy animadas por la idea y, finalmente, acabó accediendo.

-Ah, bueno, está bien, pero algo pequeñito…

-Estupendo, se lo comentaré a Pinkie, ella se encargará.

Estuvieron un rato más hablando hasta que, finalmente, Twilight decidió marcharse; tanto Luna como Celestia la acompañaron hasta la salida para despedirla, Frank iba agarrado en el cuello de su madre, profundamente dormido.

-Bueno, pues nos vemos mañana, Twilight…

-Sí, nos vemos prince… digo, Celestia.

Ambas la observaron irse andando por el camino empedrado hasta que desapareció tras la verja, calle abajo hacia la estación.

-¡Puedes ir volando! ¿Lo sabes?-inquirió en ese momento Luna lo suficientemente alto como para que la oyera.

Twilight no contestó, aunque oyeron un enfurruñado gruñido y, justo después, vieron una mancha lavanda alzando el vuelo por encima de los tejados de Canterlot. Ambas princesas se rieron tontamente y Celestia comentó.

-Qué mala eres con ella…

-Qué va, sólo una buena amiga…

Las dos compartieron una risita divertida más y entraron de nuevo en el palacio, cerrando la puerta tras de sí; el sol comenzaba a ponerse desde el otro lado de la montaña, bañando a Canterlot en una luz anaranjada.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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