Capítulo 26
Sin salida
2ª parte
Dormir sólo tres horas no era lo más recomendable del mundo, y aunque se sentía un poco más descansada, Twilight podía notar su horario de sueño totalmente desfasado. Por un lado no la terminaba de gustar, pero por otro lado sabía que eso no era lo más importante en esos momentos.
Después de un rápido desayuno fue a ver a todas sus amigas, quedando en el ayuntamiento y poniéndolas al corriente de todo lo que había pasado; aprovechó también para informar a la alcaldesa para que ésta empezara a preparar un plan de contingencia.
-Pero si ese tal Tirek roba magia… ¿cómo haremos para que no nos robe la nuestra?-inquirió Applejack en un momento dado.
-Ahí es donde entro yo, me encargaré de mantenerlo a raya para que no robe la magia de nadie más. Tengo una estrategia que puede que funcione.
-¡Pero no podemos dejar que te enfrentes tú sola a él! ¡Lo haremos entre todas!-insistió Rainbow.
-No, no puedo dejar que os arriesgáis así sin más, si tuviéramos los elementos con nosotras quizás pudiéramos tener una oportunidad, pero ahora los tiene el árbol…
Ese comentario dio que pensar a Fluttershy, la cual murmuró a media voz.
-Ahora que lo comentas… ¿y qué hay de ese cofre que llegó a soltar? ¿No has pensado que tal vez haya algo importante dentro?
-Sí, lo he pensado, pero durante todo este tiempo no he encontrado nada que me ayudara a abrirlo. No sé dónde están las llaves de las cerraduras, y tampoco pude forzarlas de ninguna otra manera, así que… El cofre tendrá que esperar, esto es más importante.
En pocos minutos, la alcaldesa comenzó a extender su llamado indicando que se declaraba un toque de queda para proteger a la población del peligro inminente; las calles comenzaron a vaciarse rápidamente, tanto Twilight como sus amigas estuvieron dando varias pasadas por ellas para asegurar que todos y cada uno de los ponis se atrincheraban en sus casas. Por el camino, llegaron a encontrarse con Lyra y Bon Bon, la unicornio turquesa aprovechó para preguntarla a ella misma.
-Twilight ¿qué es lo que pasa? ¿Por qué tenemos que encerrarnos en casa?
-Puede que se acerque aquí una amenaza que ponga en peligro a todo el pueblo, necesito que todo el mundo se esconda para evitar que esta amenaza se apodere de vuestra magia ¿tenéis sótano?
-Sí…
-En ese caso meteos en él y no salgáis hasta que os lo digamos, cerrad puertas y ventanas y no abráis a nadie ¿entendido?
Tanto Lyra como Bon Bon asintieron con la cabeza y se retiraron enseguida, dispuestas a cumplir con la orden.
En menos de cinco minutos, todo el pueblo se encerró en sus casas y las calles lucieron vacías y solitarias, cual pueblo fantasma. Desde el balcón del ayuntamiento se podía ver todo el pueblo y sus alrededores, Rainbow y Fluttershy se aseguraron de que ya no quedaba nadie por las calles.
-Vale, pues ahora sólo resta esperar… -murmuró Twilight, sintiéndose un poco nerviosa.
-En ese caso, esperaremos juntas-comentó Rainbow, con voz queda.
-Rainbow, aprecio tu lealtad, pero…
-Pero nada… me da igual que te pongas reticente, hemos hecho esto juntas y seguiremos haciéndolo juntas. ¿Verdad, chicas?
Las demás asintieron en voz alta, cortando a Twilight casi a la vez. La alicornio lavanda no pudo evitar esbozar una sonrisa llena de confianza, pero por otro lado temía por ellas. No quería que las ocurriera nada malo, y además, quien se tenía que enfrentar a Tirek era ella, no las demás. Twilight quiso decir algo, pero en ese momento Spike la interrumpió dejando escapar un sonoro eructo y un pergamino enrollado.
-Devuélvelo, ahora-indicó ella con voz queda.
-¿Por qué, querida? Igual es importante…
-Me da igual, no quiero saber nada de ella…
-Comprendemos tu enfado, dulzura, pero ignorarla así sin más no es la solución…
-No… ya he hecho lo que siempre ha querido demasiadas veces, ya es hora de que empiece a pensar en mí misma. Me da igual lo que me tenga que decir, sé cuidarme yo sola-contestó ella, con voz trémula.
-Twilight, sé que estás enfadada… comprendemos cómo te sientes, pero piensa por un momento cómo se debe de sentir Celestia…-murmuró Fluttershy en ese momento.
Todos la prestaron atención justo después, lo que amilanó un poco a la pegaso; pero se repuso enseguida y siguió hablando.
-Lo he estado pensando mucho, y aunque es verdad que Celestia tampoco ha sido buena contigo, tú tampoco estás siendo buena con ella. Vale que sus razones tienen poco peso, pero… siento que lo único que hacéis es haceros daño mutuamente sin llegar a nada. Y yo, de alguna forma, sé que Celestia lamenta haberte hecho tanto daño. Dala una oportunidad, Twilight… ella siempre te ha querido…
El silencio posterior tras las palabras de Fluttershy fue más denso que de costumbre. Twilight parecía estar rumiando las palabras de su amiga, aun a pesar de su gesto torcido. Las demás prefirieron quedarse calladas, dejando un poco de espacio a la alicornio lavanda.
Al cabo de unos pocos segundos que parecieron minutos, Twilight suspiró y murmuró.
-Está bien… por esta vez, y sólo porque vosotras me lo habéis pedido.
Fluttershy esbozó una dulce sonrisa, contenta por haber conseguido convencerla. Twilight por su parte leyó la misiva, la cual era extremadamente corta y la pedía que se presentara en Canterlot lo antes posible. Aunque antes de irse, dejó varias indicaciones a sus amigas.
-Mientras esté fuera quiero que todas vosotras os pongáis a salvo ¿de acuerdo? Encerraos en el sótano de mi biblioteca y no salgáis bajo ningún concepto, prometédmelo.
-¡Huy, sí, yo sí que te lo Pinkie prometo, Twilight!-exclamó la aludida, emocionada.
-En ese caso es una Pinkie promesa…
Acto seguido, las demás pronunciaron a coro.
-Que vuele si no es cierto, y me quede con un ojo tuerto.
Twilight no pudo evitar esbozar una gran sonrisa, dándose un gran abrazo grupal con ellas antes de irse.
-Cuida de ellas, Spike-añadió después.
-Descuida…
-Ah, y guárdame todo lo que estuve escribiendo, ya sabes dónde.
Ante eso, Spike tan solo asintió, sin decir nada más. Twilight se despidió de sus amigas por última vez y echó a volar en dirección hacia Canterlot. Las demás la observaron alejarse en la distancia hasta que desapareció en dirección hacia el norte. Justo después, se dieron la vuelta y se dirigieron hacia la biblioteca, preparadas para el encierro.
El vuelo hacia Canterlot fue corto y rápido, Twilight forzó sus alas al máximo y voló todo lo deprisa que pudo.
En el palacio había un ritmo constante y se notaba un extraño sentimiento de nerviosismo flotando en el ambiente; se encontró con Luna, Cadance y Celestia en la sala del trono.
-¿Y bien? ¿Qué es lo que ocurre ahora?
Celestia tardó unos pocos segundos en contestar, tenía la consternación grabada en su cara, al igual que Luna y Cadance, las cuales se encontraban visiblemente preocupadas. Finalmente, la alicornio blanca habló.
-Me temo que he puesto demasiado confianza en Discord… anoche nos llegó un comunicado de Las Pegasus diciendo…
Sin embargo, Celestia no pudo continuar, por lo que Luna siguió por ella.
-Discord nos ha traicionado aliándose con Tirek y ayudándole a robar la magia de los ponis de Ecuestria. En menos de cuatro horas ya han estado en casi todo el sur de Ecuestria, y sabemos con certeza que ya ha recuperado el suficiente poder como para robar la magia tanto de los pegasos como la de los ponis de tierra. El último soplo lo sitúa dirigiéndose hacia aquí…
Hubo un denso silencio posterior que apenas fue roto por ninguna de las cuatro; hasta que, en un momento dado, Twilight se empezó a reír tontamente. Primero empezó como una risita leve, para luego pasar a unas buenas carcajadas que resonaron por toda la sala del trono. Las tres alicornios la miraron como si no estuviera en sus cabales, pero Twilight miró furiosa a Celestia para luego chillarla.
-¡¿Se lo dije o no se lo dije?! ¿¡Eh?! ¡Se lo dije, mire que se lo dije, pero no, tenía que hacer lo que la saliera de las narices, que es lo que usualmente hace! ¡Estúpida!
Celestia no dijo nada, tan solo aceptó su insulto bajando la mirada en un gesto de infinita tristeza. Cadance decidió intervenir.
-Twilight, tranquila, que mi tía se haya equivocado no significa que puedas faltarla al respeto así sin más…
-¿¡Ah, sí!? ¿¡Del mismo modo que ella me faltó al respeto a mí manipulándome durante toda mi vida?!-la espetó ella, más enfadada que nunca.
Ante eso, Cadance se quedó desarmada, sin saber bien qué decir al respecto.
-¿¡Y ahora qué?! ¡Con Discord a su lado será imparable, estamos jodidos!
-Hay algo que podemos hacer-anunció en ese justo momento Celestia, sin dejar de mirar al suelo.
-¿Ah, sí? Espere, no me lo diga, déjeme que adivine… salir por patas ¿verdad?-inquirió ella, con tonito chulesco.
-No. Tirek viene a por nuestra magia de alicornio, no podemos dejar que la consuma así sin más, no sólo Ecuestria estaría perdida, sino que todo el mundo también lo estaría.
-¿Y qué sugiere?-inquirió Twilight, con ganas de acabar.
Celestia alzó la mirada y anunció con voz muy seria.
-Rendir nuestra magia.
Ese anuncio la tomó por sorpresa, no se esperaba para nada algo así.
-¿Qué? Pero… deshacernos de ella así sin más… ¿es eso posible acaso?-inquirió ella, desconcertada.
-No, lo has entendido mal, la magia no puede desaparecer así sin más, necesita de alguien que la porte, un contenedor, por así decirlo-especificó Luna.
-Y es por eso por lo que recurrimos a ti. Sabemos de muy buena tinta que Tirek no sabe que tú existes, si dejamos nuestra magia en ti, no sabrá dónde está y se quedará sin la oportunidad de poseerla-siguió Celestia.
Ese detalle en concreto llamó la atención a Twilight, la cual comentó.
-Esperad, esperad un segundo ¿me estáis diciendo que queréis depositar en mí toda vuestra magia?
-Sí, es la única solución viable teniendo en cuenta la situación actual. Con toda nuestra magia a buen recaudo en ti, podrías tener una oportunidad de detener a Tirek-explicó Luna.
-Aunque sigue siendo arriesgado el hecho en sí, yo procuraría pasar desapercibido y…-comentó Celestia, pero Twilight la cortó de golpe justo después.
-Ah, sí, muy típico de usted, escondámonos para que no nos la pueda robar… si hiciera eso entonces ¿para qué me dan la magia? En ese caso huyamos todas juntas y dejemos tirada a Ecuestria…
-Yo no he dicho eso…
-¡Sí, lo ha insinuado! ¡Es usted una cobarde, Celestia, siempre lo ha sido, y no hace más que confirmármelo cada vez que abre la boca! ¡No pienso dejar tirado a nadie, ni siquiera a mis amigas! ¡Y si tengo que luchar para salvar a todos, lucharé! ¡No quiero ser como usted!
-Twilight…
-¡No, no quiero saber nada, no me interesa lo que tenga que decirme! ¡Estoy dispuesta a hacer esto, pero me niego a aceptar nada de una cobarde como usted!-exclamó ella, muy decidida.
-¿¡Qué?! Pero Twilight, eso es…
-¡Me da igual! ¡Aceptaré la magia de Luna y Cadance, pero no la suya! ¡O lo toma o lo deja, usted decide!
Tanto Luna como Cadance se mantuvieron al margen, a sabiendas de que se trataba algo que sólo incumbía a las dos; aunque a Cadance la dolía ver a su cuñada así de intransigente con su tía. Comprendía su enfado, pero la apenaba verlas así, constantemente separadas. Además, la era extraño ver a Twilight tan alterada, llegando incluso a despreciar a su tía de esa forma.
Para Celestia era aún más difícil incluso; no se trataba sólo de Twilight dándola la espalda en todos los sentidos, sino que ella misma veía a todas sus faltas encarándola y recordándola todo lo malo que había hecho. Era descorazonador y ella misma se sentía más ruin y rastrera que nunca.
Finalmente, sin poder hacer nada más que aceptar sus condiciones, Celestia se apartó mientras que Luna y Cadance se posicionaban en torno a Twilight; ambas alicornios concentraron su magia en sus cuernos y, acto seguido, la descargaron toda en una esfera de energía que flotó por encima de sus cabezas. Dicha esfera brillaba casi tanto como el sol, desprendiendo un gran poder mágico, mientras se hacía más y más grande conforme más magia se iba reuniendo en un solo lugar. Llegó a un punto entonces en el que no creció más y, justo después, se dirigió hacia una pequeña e indefensa Twilight, la cual recibió de golpe todo el sopetón de energía a través de su cuerno. Como resultado, el cuerpo de la alicornio lavanda refulgió y flotó en el aire, al tiempo que su crin y cola ondeaban en una corriente mágica sin precedentes que la recorría todos los lugares de su cuerpo. Finalmente, éste se asentó y todo volvió a la normalidad.
Por parte de Luna y Cadance, ambas se sentían muy débiles y como si sus cuerpos pesaran un quintal; además, habían perdido sus marcas de belleza como resultado de la transferencia. Twilight abrazó a ambas, prometiéndolas que cuidaría bien de su magia. Aunque no se molestó ni siquiera en dirigir la mirada a su ex mentora, sin decirla nada más. Se despidió de ellas y volvió al pueblo dispuesta a protegerlo con lo que fuera necesario. Una vez solas, Celestia se sentó en el trono y lloró débilmente, lamentándolo todo. Cadance se puso a su siniestra para tratar de confortarla. Luna dudó un poco, pero al final se sentó a la diestra de su hermana, sin decirla nada. Afuera, el día comenzaba nublarse.
A pocos kilómetros de Ponyville, los caminos principales lucían desiertos y sin ningún poni a la vista; a mano derecha se podía ver las lindes del bosque Everfree y, muy al fondo, la silueta de Canterlot se recortaba en la lejanía sobre la loma de la montaña. En un momento dado se dio un destello y, al segundo siguiente, aparecieron Discord y Tirek en mitad del camino; el centauro había ganado más tamaño desde la última vez, antes se veía muy delgado y raquítico, ahora era más grande y musculoso y casi tan alto como Discord, el cual se adelantó y murmuró.
-Allí está, Canterlot, la capital del reino… y el hogar de las princesas.
-Excelente… eh, espera un segundo ¿y ese pueblo de ahí?-inquirió Tirek, señalando hacia Ponyville.
Discord se apresuró a contestar, comentando.
-Ah, no, es un pueblecito de ponis de tierra, no es gran cosa… en Canterlot tienes más variedad, hay muchos unicornios también, y además, están las princesas…
-Bueno, está bien… pero luego me gustaría pasarme…-añadió Tirek, con voz autoritaria.
-Lo que tú quieras…
El centauro comenzó a andar pesadamente hacia delante; por su parte, Discord miró hacia Ponyville con gesto preocupado. No sabía cuál era la situación en ninguno de los dos lugares, y hasta ahora no había podido convencer a Tirek para que hiciera lo que él quisiera. Resultó ser más cabezón de lo que en un principio pensó, y tampoco había conseguido acercarse mucho a él. Había intentado mantener una conversación amistosa con él, pero el centauro le cortaba con evasivas y a mala manera.
Hasta ahora habían visitado todo el sur de Ecuestria y le había ayudado a cazar a todos los ponis posibles para que él pudiera drenarles su magia. Las Pegasus fue el primer lugar en el que actuaron. Aprovechando que había actuación en el teatro local, Discord aprovechó para colar a Tirek en el escenario y no dejó a nadie en pie. En Appleloosa rodeó a los ponis para que no escaparan, sirviéndoselos en bandeja. Y de camino hacia allí, se toparon con una patrulla de pegasos de Cloudsdale que tampoco pudieron hacer nada por detenerle. Discord se sentía particularmente mal por todos esos ponis, pero no podía mostrarse débil ante Tirek porque, si no, sospecharía. Y tampoco podía dejar que se acercara a Ponyville.
-¡Discord!-le llamó en ese momento Tirek, con tono molesto.
-Ah, voy, voy…
Discord se acercó volando y el centauro masculló.
-Estoy cansado de andar, llévanos hasta la entrada.
Sin decir nada más, el draconequus le cogió de un brazo y desaparecieron brevemente, reapareciendo ante la entrada a la ciudadela de Canterlot.
Una vez allí, se encontraron con bastante resistencia, pero apenas pudieron hacer nada por detener a Tirek; todo pelotón de guardias reales, tanto solares como lunares, caía en cuestión de segundos, y aunque algunos le daban algo más de cancha que otros, todos acabaron cayendo. Por su parte, Discord se encargaba de recoger a los ponis civiles y entregárselos a Tirek. Era sencillo, pero le resultaba particularmente duro, sobre todo cuando entregó a una familia de unicornios que tuvo que sacar a rastras de su casa; la madre trataba de defenderse inútilmente, el padre también, y una potrilla unicornio de color turquesa y sin marca de belleza no hacía más que llorar constantemente, muerta de miedo.
-¡Suéltanos, maldito traidor, bueno para nada, te arrepentirás de esto!
-¡Mami, tengo miedo!
-¡Tranquila, cariño, yo te protegeré!
Discord los dejó en medio de la calle y Tirek se acercó, amedrentándolos; la potrilla comenzó a temblar, aterrada.
-¿Están todos?
-De esa casa sí.
-Bien…
Acto seguido, y sin decir nada más, comenzó a absorber su magia; los tres ponis se quedaron muy quietos, sintiendo cómo sus fuerzas los abandonaban. La potrilla lloró aún más fuerte, asiéndose a su madre, la cual también lloró. Discord apartó la vista, tratando de ocultar sus sentimientos.
Y así, toda la ciudadela de Canterlot fue limpiada entre los dos; conforme se acercaron al palacio, la presión militar aumentó, pero fue inútil. Aunque hubo un par de ponis que no se lo pusieron tan fácil a Tirek, uno era un pegaso de pelaje blanco y crin y cola rubias y el otro era una bat poni de ojos amarillos y crin violácea. Entre los dos trabajaban excepcionalmente bien, la bat poni trataba de distraer al centauro, para que el pegaso pudiera atacarle abiertamente. Los dos eran muy rápidos volando, y no le daban tiempo a Tirek a robarles su magia.
En un momento dado, el pegaso alcanzó a golpearle en la frente con su lanza, apenas le hizo cosquillas, aunque esto molestó bastante a Tirek, que trató de propinarle un fuerte derechazo; pero el pegaso demostró buenos reflejos volando bajo y colándose entre las patas del centauro, el cual se dio la vuelta y trató de alcanzarle con su magia, consiguiéndolo. Pero antes de que pudiera darse un festín con él, una voz rasgó el aire.
-¡Suéltale!
De golpe y porrazo, algo zumbó en el aire y la bat poni le asestó una fuerte coz en la cara, haciéndole trastabillar hacia atrás y soltando por inercia al pegaso. Tirek soltó un furioso grito.
-¡Rargh, vosotros dos, patéticos ponis, me estáis haciendo perder la paciencia!
-¡No dejaremos que te acerques a las princesas!-exclamó el pegaso.
-¡Antes muerta que fallar a la diosa de la noche!-añadió la bat poni.
-¡No pensaréis lo mismo cuando tenga lo que es mío!
Discord quiso ayudarle, pero Tirek le ordenó no interferir. Los dos guardias siguieron peleando con él, salvando las distancias todo lo que podían y tratando de hacerle retroceder, pero el centauro era como una roca y apenas le hacían daño. Eventualmente los dos se acabaron cansando, lo cual aprovechó Tirek. Sin que se dieran cuenta siquiera, se vieron sujetados en el aire con su magia; trataron de zafarse, pero no hubo tiempo de nada y Tirek les robó su magia, dejándolos caer al suelo como sendos trapos viejos. La bat poni trató de levantarse, pero el propio peso de su cuerpo la venció y se echó a llorar entre las patas del pegaso.
-Princesa… la he fallado… lo siento…
Discord observó la escena algo alicaído; pero en ese momento sintió cómo su cuerpo se retorcía, al tiempo que notaba una gran perturbación en el flujo mágico de Luna y Cadance y hacia dónde se dirigía.
-No es posible…-masculló por lo bajo.
-¿El qué no es posible?-inquirió el centauro, mientras aumentaba un poco más de tamaño y sus cuernos se estilizaban un poco más.
-Oh, no, nada, continúa…
Acceder al palacio fue sencillo, aunque Tirek tuvo dificultades a la hora de pasar por la puerta; tanto el servicio como el resto de guardias que quedaban trataron de detenerle, pero sus esfuerzos no sirvieron de nada. Tanto Tirek como Discord se sorprendieron de encontrar a un grifo entre ponis, pero el centauro le absorbió su magia sin mayores contemplaciones. Se encontraron también con Shining Armor protegiendo el pasillo hacia la sala del trono, pero no resultó ningún impedimento; aunque para Discord fue algo más duro, ya que el unicornio le echó en cara su traición.
Finalmente, Tirek irrumpió en la sala del trono destrozando la puerta y acercándose a las tres princesas; a la primera que miró fue a Celestia, llegando a dedicarla una cruel sonrisa.
-Hola Celestia… ¿me echabas de menos? Porque yo a ti sí…
La aludida no dijo nada, tan solo le dejó hacer; el centauro la asió en el aire y comenzó a absorber su magia. Celestia dejó escapar un grito desesperado, mezclándose con algo de dolor, tanto físico como psíquico; por su parte, Tirek notó el poder de Celestia fluyendo en su interior, haciéndole un poco más fuerte y doblando su tamaño. Dejó caer a una debilitada princesa al suelo, y la siguiente fue Luna. Pero se quedó con un palmo de narices al notar que no había nada que tomar.
-¿¡Qué habéis hecho?!-masculló él, extrañado.
Luna le contestó regalándole una mirada sonriente y desafiante; probó esta vez con Cadance, quedándose aún más chocado si cabía. Genuinamente sorprendido, y notando cómo la furia le embargaba, llegó a rugir con todas sus fuerzas.
-¡¿Dónde está vuestra magia!?
Ponyville lucía desierto y vacío, cual pueblo fantasma; el silencio era el único que se paseaba por las calles, y un leve viento llegó a azotarla los pelos de su crin. Subida a lo más alto del ayuntamiento, Twilight oteaba el horizonte por si veía a venir a Tirek, pero por ahora nadie había aparecido.
Hasta el momento, notaba el poder de Luna y Cadance latente en su interior, y se había llegado a marear ligeramente en alguna que otra ocasión; había momentos en los que no podía controlar su flujo mágico, y su cuerno actuaba por cuenta propia cada vez que eso pasaba. Volaba mucho más rápido que de costumbre, y apenas podía controlarlo una vez que estaba en el aire. Y eso era un problema. Si lo que quería era enfrentarse a Tirek en condiciones, necesitaba tener pleno control sobre sus nuevos poderes.
-No quiero abandonar el pueblo, pero tampoco puedo practicar aquí…
Miró hacia el bosque Everfree, el cual parecía ser el lugar ideal donde practicar sin riesgo. Irse no era la mejor idea, pero hasta ahora Tirek no había aparecido, y no tenía pinta de que fuera a hacerlo en ese mismo momento. Por lo que decidió pasarse un momento por allí para practicar un poco y volver enseguida. De golpe y porrazo alzó el vuelo y salió disparada hacia el bosque, dejando una huella violácea en el aire.
Al poco rato, se dio un destello cerca de la biblioteca y apareció Discord en medio de la calle.
-Vale, creo que lo he despistado… tengo que sacar de aquí a las demás-pensó Discord.
Odiaba fallar, pero en este caso se podía adjudicar el fracaso; aun a pesar de sus intentos por acercarse a Tirek, nada funcionó y al final se vio obligado a contarle acerca de la ubicación de Twilight. Y todo por culpa de las malditas vidrieras del palacio. Desde siempre había encontrado muy prepotente el gusto de Celestia por retratar acontecimientos importantes en vitrales, pero ahora le parecían especialmente molestos.
-¿Vidrieras? No, gracias…-murmuró por lo bajo Discord, especialmente contrariado.
Se acercó a la puerta de la biblioteca y llamó a la puerta con mucho apremio.
Abajo, las chicas y Spike se las pasaban encerradas y esperando; Spike se entretenía leyendo sus comics, al mismo tiempo que Rainbow hacía lo propio con uno de los libros de Daring Do. Rarity y Fluttershy jugaban al ajedrez, mientras que Applejack y Pinkie se distraían jugando al veo veo.
-¡Me toca, me toca! A ver, veo, veo una cosita… grande, abultada, redonda…
-¿La lámpara?
-¡Sí, genial, te toca a ti!
Applejack fue a contestar, cuando en ese justo momento oyeron que llamaban a la puerta; todas se pusieron en alerta, mirándose entre sí algo preocupadas.
-¿Quién será?-se preguntó Applejack.
-A lo mejor es Twilight…-sugirió Fluttershy.
-Pero Twilight nos dijo que no saldríamos ni abriéramos a nadie… podría ser una trampa…-murmuró Spike, preocupado.
En ese momento volvieron a llamar de nuevo.
-Eso suena muy desesperado… quizás deberíamos asegurarnos…-comentó Rarity.
-En ese caso iré yo, si es una trampa no abro y listo-acordó Rainbow.
La pegaso cian voló hasta la puerta y echó un vistazo por la mirilla, llegando a ver quién era.
-¡Es Discord!-exclamó entonces por lo bajo.
-¿¡Discord?! ¡Déjale entrar entonces!-indicó Fluttershy, emocionada.
Rainbow abrió la puerta y el draconequus se presentó en el lugar; la pegaso amarilla se lanzó a su encuentro.
-¡Has vuelto!-exclamó ella, dándole un abrazo.
-No hay tiempo ahora, tengo que sacaros de aquí…
-¿Por qué, qué pasa?
-No es seguro que os quedéis aquí, tenéis que venir conmigo, os pondré a salvo-insistió Discord.
-¿Dónde has estado? ¿Y que es ese colgante que llevas puesto?-inquirió Rainbow, ceñuda.
-Es una larga historia, pero en serio, tenéis que iros, Tirek viene a por vosotras, he de sacaros de aquí antes de que llegue.
-Espera un momento, señor mío, Twilight nos dijo que no nos moviéramos de aquí-recordó Applejack.
-Ya, pero es que no podéis quedaros, él sabe que estáis aquí, os llevaré a un lugar seguro donde no pueda encontraros.
-No sé yo, no me siento cómodo desobedeciendo a Twilight…-murmuró Spike, algo nervioso.
-Por favor, confiad en mí ¿no somos amigos?
Ante eso, las cinco ponis se miraron por un momento; Fluttershy fue la primera en hablar.
-Yo soy tu amiga y confío en ti, Discord. Vamos, chicas, sabéis bien que podemos confiar en él…
Aunque al principio se mostraron un poco reticentes, al final decidieron darle un voto de confianza y salieron a la calle con él. Discord comenzó a barajar lugares donde poder esconderlas, el viejo castillo de Everfree podría ser un buen lugar, o bien podía llevarlas a su casa. Pero justo en ese momento oyó una ligera detonación tras él, se dio la vuelta y se encontró con las cinco ponis y el dragón metidas en una jaula; antes de que pudiera hacer o decir algo, una voz demasiado familiar para él murmuró.
-Vaya, vaya, Discord, qué detalle el tuyo de reunirme unos cuantos ponis para mí…
Tirek miró al aludido esbozando una zalamera sonrisa; sintiéndose acorralado, no pudo evitar murmurar.
-Ah… sí, claro…
Ante eso, las demás comprendieron lo que ocurría y todas las demás le comenzaron a insultar e increpar, llamándole de todo; pero Fluttershy no decía nada, tan solo lloraba como una magdalena, llegando a musitar.
-¿Cómo has podido? Creía que eras mi amigo, confiaba en ti…
Eso terminó de destrozar a Discord, el cual sintió como su corazón se partía en dos.
-Aunque me llama la atención que hayas sido a por estos en concreto teniendo todo el pueblo a tu disposición… ¿Quiénes son? Parecen conocerte…
-Son… las amigas de Twilight…-musitó Discord, sintiéndose fatal consigo mismo.
-Ah, ya veo… qué interesante…
Sin decir nada más, el centauro cogió la jaula y absorbió la magia de las cinco, volviéndose un poco más fuerte; el pelo le creció, sus cuernos se pronunciaron un poco más y los grilletes de sus antebrazos se rompieron. Discord ni siquiera miró.
Una vez que terminó con ellas, Tirek se dirigió hacia el draconequus.
-¿Y qué hay de ti, Discord?
-¿Yo?
-Sí, no pareces especialmente feliz… ¿por qué será?
El aludido comprendió entonces lo que estaba haciendo y sintió una gran furia invadiéndole; sin decir nada más se desapareció y reapareció ante él para tratar de atacarle, pero Tirek le cogió a tiempo del pescuezo y luego lo tiró al suelo, sujetándole con su magia.
-¡Necio! ¿¡Creías que acercándote a mí podrías detenerme!? Si realmente lo pensaste es que eres más estúpido de lo que pareces…
-Puede que sea un necio, pero tú no eres más que un monstruo…-le espetó Discord, furioso.
-Oh, mírale qué impotente él, ni siquiera parece comprenderlo. Es una pena, la verdad, parece que el viejo Discord, el cruel y déspota maestro del caos, dejó de ser lo que era. Normal, si se juntaba con ponis… Aunque la verdad es que esa magia del caos se ve especialmente deliciosa…
Y sin decir nada más, Tirek absorbió la magia de Discord, la cual le hizo un pelín más grande y fuerte de lo que ya era. Tanto Discord como las demás no dijeron nada más, lamentando todo lo sucedido. En torno al pueblo, unas densas nubes comenzaban a amontonarse y a oscurecer el ambiente.
El entrenamiento había sido duro, y aunque aún notaba sus poderes algo revueltos, podía controlarlos un poco mejor; reunió energía en su cuerno y luego la soltó, creando una ligera explosión controlada que destrozó una roca cercana.
-Creo que así estará bien… espero que la estrategia de Star Swirl funcione…-pensó ella, algo inquieta.
Hizo una última prueba y, tras eso, regresó al pueblo tan rápido como pudo; pero en cuanto sobrevoló su biblioteca vio la puerta abierta y se temió lo peor.
-No… oh, no, no…
Aterrizó al lado y entró en ella, llamando a sus amigas; registró el sótano y descubrió con horror que estaba vacío.
-No… no puede ser verdad, tienen que estar bien, oh, por favor, que estén bien…
Subió a la sala de lectura y, una vez allí, oyó un extraño ruido afuera; se teletransportó a uno de los balcones y entonces vio que una especie de rayo anaranjado enorme se dirigía directo hacia donde estaba ella. La primera reacción fue huir para alejarse del peligro, y eso hizo, pero al segundo siguiente supo que había hecho una tontería. Hubo entonces una gran explosión a sus espaldas y la fuerza de la misma la lanzó hacia adelante, cayendo al suelo pesadamente. De alguna manera supo lo que había pasado, pero se negaba a darse la vuelta para verlo por sí misma; durante el teletransporte la había dado tiempo para recoger a Owlowiscious, el cual se encontraba entre sus patas. Finalmente hizo un esfuerzo y observó el resto de su biblioteca; no quedaba casi nada, si eso una sección chamuscada, pero el resto había quedado destruido. Sintiendo como la invadía una tristeza infinita, dejó ir a su mascota y se reincorporó. Pronto, la tristeza fue reemplazada por ira y miró al artificie de todo. Tirek la miraba desde lo alto de un cerro, con los brazos extendidos y berreando.
-¡Princesa Twilight! ¡Tienes algo que me pertenece!
Sin pensar siquiera, y dejándose llevar por sus emociones, Twilight se teletransportó hasta dónde estaba y deseó con todas sus fuerzas hacerle mucho daño. Al punto, un enorme rayo de energía brillante y de color fucsia surgió de su cuerno y se precipitó sobre Tirek, el cual se protegió a tiempo. El rayo siguió incidiendo sobre él, arrastrándolo hacia atrás, hasta que se desvió y chocó contra el otro lado del valle, produciendo una enorme explosión que devastó esa porción del mismo.
Twilight reapareció delante de sus narices y le asestó una fortísima coz en la cara con todas sus fuerzas, tirando al suelo a Tirek; pero éste alzó una de sus garras y la sujetó con ella, tratando de estrujarla. Twilight se teletransportó a tiempo y le lanzó otro rayo tratando de cogerle desprevenido. Pero Tirek lo paró a tiempo y lo desvió. Acto seguido, se reincorporó de golpe y la lanzó varios rayos seguidos, Twilight revoloteó en el aire para esquivarlos todos, teniendo que protegerse con un escudo de vez en cuando para evitar que la golpearan. Por su parte, contestó con una serie de proyectiles mágicos a larga distancia, pero Tirek los interceptó todos, para luego saltar hacia ella con un puño en alto; Twilight se protegió a tiempo, el enorme puño de Tirek rebotó en la superficie del escudo y ella aprovechó el inciso para asestarle otra fuerte coz en la mandíbula. El centauro se mordió en el proceso, pero lejos de amedrentarse, movió el puño izquierdo y le propinó un fuerte golpe a Twilight, la cual cayó duramente al suelo sangrando por el hocico a pocos metros de donde él estaba. Aunque, lejos de amilanarse, Twilight aplicó sobre sí misma un hechizo sanador y se levantó rápidamente, dispuesta a seguir.
-Ahora entiendo lo que han hecho tus queridas princesas…-masculló el centauro entre dientes.
Sin pensarlo en ningún momento, Twilight echó a volar y cargó contra él; Tirek respondió lanzándola otro rayo, pero ella se protegió a tiempo con un campo de fuerza y moviéndose justo después, atacándole a ras de suelo y a bocajarro. Llegó a alcanzarle, pero apenas le hizo gran cosa.
-Tanta furia, tanto arrojo… puedo percibir todas esas cosas en ti, princesa… ¿realmente quieres jugar conmigo?
Mientras lo decía, los cuernos de Tirek brillaron y el sol se ocultó, dando paso a una abrupta y oscura noche; como respuesta, ella alzó la luna, iluminando el campo de batalla.
-Juguemos, Tirek.
Y, justo después, los dos se lanzaron al ataque.
El tártaro nunca se había sentido tan frio, oscuro y silencioso; Celestia sólo había estado allí una vez, para asegurarse de que Tirek estaba a buen recaudo. Era irónico que fuera ella la que estuviera ahí ahora; y lo era aún más que hubiera sido Tirek el que las hubiera dejado ahí también.
-He fracasado… soy un fracaso… no sé por qué sigo siendo princesa…
-Tía, no digas más eso, por favor…
Apenas recordaban cuánto tiempo llevaban ahí abajo, pero parecía que había pasado una eternidad; no se oía nada más, y la oscuridad que les rodeaba era bastante densa. Una débil luz proveniente de ninguna parte iluminaba un poco el pico donde se encontraban, pero nada más.
Luna no dijo nada, tan solo se quedó callada pensando en sus propias cosas.
-¿Y qué me queda ahora, Cadance? La poni que es como si fuera mi hija me odia, y mi hermana actúa como si no existiera… estoy sola.
Ante eso, Luna se pronunció por primera vez.
-No es por nada, pero la hermana que actúa como si no existieras está justo aquí…
-Ah, vaya, por fin me hablas… pensaba que se te había comido la lengua el gato…
-Ah ¿y para eso me diriges la palabra? Déjame en paz…
-No, déjame en paz tú a mí…
-Yo no te he pedido nada, eras tú la que te estabas lamentando en voz alta, no yo…
-Pues por algo será ¿no? llevas varias semanas ignorándome, ni siquiera ahora has tenido la decencia de mirarme a la cara…
-Quizás porque no veo la necesidad de hacerlo…
-¿¡Ah, sí?! ¡Pues yo no veo la necesidad de tenerte aquí conmigo!-exclamó Celestia.
-¡Pues entonces lárgate, tienes otros picos en los que estar, escoge uno y púdrete en él!
La alicornio blanca quiso contestar, pero en ese momento Cadance medió.
-¡Ya basta! ¡Las dos, callaos de una vez! ¡No tiene sentido que os pongáis a pelearos así sin más, y menos aún por un motivo tan estúpido!
-¡Tú no te metas en esto, Cadance!
-¡Sí, sí me meto! ¿Por qué no lo habláis de una vez en vez de estaros lanzándoos mierda todo el rato?-les espetó ella.
-¿Quieres hablar? Está bien, hablemos, pero antes déjame hacer un inciso; me has mentido, no solo una, sino dos veces. Has sido egoísta con Twilight y la convertiste en alicornio sólo porque a ti te dio la gana, poniendo como excusa que es voluntad divina. Y ahora me echas en cara todo eso como si fuera mi culpa, cuando las dos sabemos quién es la culpable aquí…-contó Luna, con tono exacerbado.
-Eso es, tú sigue haciéndome daño… sabes perfectamente que…
-… es importante para mí, sí, ya me conozco esa cantinela… pero lo es para ti, claro, para ti, para ti, siempre para ti. Eres una egoísta, Celestia, y ni siquiera quieres verlo-la espetó Luna.
-¿¡Y tú?! ¿¡Qué eres tú, eh?! ¡Dices que soy egoísta, dices que soy una mentirosa, pero nunca te fijas en ti, Luna! ¡Siempre sacándome defectos y poniéndote como la santurrona, la buena Luna! ¡Puede que yo sea una egoísta, pero tú eres una creída, Luna, siempre lo has sido, desde pequeña!
-¡Ja, lo veía venir, si es que lo veía venir! ¡¿Y quién era el ojito derecho de mamá, eh?! ¿¡En quien se fijaba primero?! ¡Siempre me las tenía que componer yo sola porque cada vez que ella trataba de atenderme tú te metías en medio, porque necesitabas llamar desesperadamente la atención!
-¡Ya, claro, échame en cara ahora todo eso! ¡Tú eras la que quería robarme la atención de mamá!
-¿¡Perdona?! ¿¡Ves cómo eres una falsa?! ¡Siempre poniéndote primero, y a mí que me den! ¡Nunca te he importado, Celestia, por eso me convertí en Nightmare Moon! ¡Todo fue culpa tuya! ¡Me jodiste la vida!
Ante eso Celestia se quedó callada, sin decir nada más y con la mirada fija en su hermana; por un momento se quedó en esa pose, pero al poco rato sus ojos se comenzaron a anegar hasta que, finalmente, no pudo más. Comenzó a llorar de forma progresiva, de ligeros llantos hasta fuertes sollozos que resonaban por todo el tártaro. Luna se quedó un poco cortada, Cadance trató de calmarla, pero ella la rechazó. En un momento dado, Celestia habló, entre estertores de dolor y pena.
-¿¡Crees que no lo sé?! ¡Por supuesto que fue culpa mía! ¡Mil años sintiéndolo y recordando ese horrible momento! ¡Viviendo con ello todos los días! ¡Produciéndome pesadillas todas las noches! ¡Y lamentándome de ello todos y cada uno de los días de mi miserable vida! ¡Y tú, ahora, ahora…!
Sin previo aviso, Celestia se lanzó sobre su hermana y siguió llorando sobre su pecho, deshecha en un mar de lágrimas y repitiendo constantemente un sentido lo siento; y no por eso en concreto, sino por todo en general.
Al principio Luna no dijo ni hizo nada; pero al poco rato envolvió a su hermana entre sus patas. Sin darse cuenta siquiera, Luna también comenzó a llorar. Odiaba todo eso. Odiaba estar peleada con su hermana, odiaba tener que vivir sabiendo que llegó a odiarla de verdad y odiaba tener que estar así. No la dijo nada, tan solo la abrazó un poco más fuerte y lloraron juntas, diciéndose todo en nada. Ahora no había nada más que tristeza, pena y culpa entre ellas. Y eso las daba más motivos para llorar. Por su parte, Cadance también lloró, por todo lo que sus tías habían llegado a perder. Por unos buenos minutos, en el tártaro no se oyó nada más que sus sollozos.
Twilight respiraba entrecortadamente y se sentía especialmente cansada; la batalla se había prolongado durante tanto tiempo que parecía que habían estado años así. Que hubieran estado subiendo y bajando tanto el sol como la luna todo el rato tampoco ayudaba a situarlos, y además, esa estrategia ya no funcionaba, para ninguno de los dos.
En un principio Twilight quiso seguir la estrategia de Star Swirl, pero la resultó prácticamente imposible; Tirek era como una maldita montaña, y nada parecía hacer mella en él, al contrario que ella, que aun a pesar de tener el poder de Luna y Cadance consigo no conseguía tumbarlo de ninguna manera.
Se habían estado intercambiando golpes entre corta y larga distancia, se habían lanzado rayos que vaporizaban montañas, ella misma le había hecho caer varias veces al suelo, él había intentado romperla las alas para que se estuviera quieta, pero hasta ahora nada había dado resultado. Y aunque Tirek era ligeramente más poderoso que ella, Twilight conseguía ponerle en jaque de la manera más avispada posible. Apenas sabía cómo lo hacía, simplemente conseguía igualarle. Y el hecho en sí no hacía más que cabrear más y más a Tirek, el cual empezaba a cansarse de esa situación.
-¡Ya está bien! ¡Pelea en condiciones, ya no es divertido!-aulló Tirek, harto.
-¡No pienso rendirme!-masculló ella, tratando de esconder su cansancio.
Ante eso, el centauro dejó escapar un chillido y golpeó con sus puños al suelo, levantando la tierra ante él; pero eso no amilanó a Twilight, la cual destrozó las rocas más cercanas mientras iba acercándose a él cargando un último ataque en su cuerno y concentrando toda la energía posible. Tirek también dio todo lo que tenía y lo lanzó contra ella, al tiempo que ella disparaba también. Ambos rayos de energía se encontraron y hubo entonces una enorme explosión que resonó más allá del valle y levantó una marea de escombros que sepultaron a Tirek y empujaron a Twilight unos metros hacia atrás, obligándola a cubrirse con sus alas.
El centauro salió de entre los escombros y la alicornio lavanda le miró desafiante; llegados a ese punto, ambos supieron que era inútil seguir batallando, ya que estaban muy parejos. Tirek lo reconoció murmurando.
-Parece que hemos llegado a un punto muerto…
Twilight no dijo nada, tan solo miró al centauro con su mejor cara.
-¿Qué te parece si hacemos un trato, princesa Twilight?
Al punto chascó los dedos y aparecieron encerradas en unas burbujas sus amigas junto con Discord y Spike; Twilight se quedó anonadada, sin saber bien qué hacer.
-Si me das toda la magia alicornio de Ecuestria, las libero.
La imposición cayó sobre ella como un jarro de agua fría; no se esperaba para nada ese brusco cambio de acontecimientos, y aunque estaba dispuesta a hacer el cambio, le daba reparo aceptar así sin más.
-¿Y bien, princesa?
En ese justo instante, recordó el momento en el que tanto Luna como Cadance la transfirieron su magia; ella las prometió que cuidaría bien de ella, pero ahora esa promesa quedaba en entredicho ante una situación como esa. Sus amigas trataron de alentarla para que no lo hiciera, aunque sus gritos molestaron a Tirek, el cual las llamó la atención.
-¡Basta! ¡Quiero una respuesta, y la quiero ahora!
No había salida, no podía arriesgarse de ninguna manera; eran sus amigas, y para ella valían más que toda la magia del mundo. Ella lo sabía, pero era en ese justo momento cuando más lo supo y lo sintió. Por lo que decidió enseguida.
-Está bien. Toda tuya.
Eso pilló por sorpresa a sus amigas, las cuales se quedaron de piedra al ver a Twilight rendir su magia.
-Como desees.
Tirek chascó los dedos y las burbujas cayeron, soltando a Spike y sus amigas; pero la burbuja en la que estaba encerrado Discord seguía en su sitio, sin moverse. Por un momento Twilight quiso dejarle ahí, pero enseguida se lo pensó mejor; estaba renunciando a su magia, por lo que era justo que Tirek soltara a todos.
-Suéltale a él también.
-¿Qué? ¿Y después de cómo te ha traicionado todavía le quieres indultar?-inquirió el centauro, burlonamente.
-Suéltalo-insistió ella.
-Como quieras…-murmuró él, chascando los dedos una vez más.
Una vez que estuvieron todos libres, el centauro se dirigió hacia ella.
-Tu turno…
Justo después, comenzó a drenarla su magia; Twilight sintió como si le estuvieran arrancando una parte de su ser, y no pudo evitar soltar un gemido de dolor. Le llevó un buen rato, pero finalmente la absorbió toda la magia. La alicornio lavanda se tambaleó y cayó al suelo, al tiempo que Tirek comenzaba a crecer desmesuradamente, aumentando su tamaño de manera bestial y llegando a alcanzar los doce metros de altura.
Mientras que Tirek se regodeaba en su nuevo estatus, las amigas de Twilight se acercaron a ella para ayudarla, Spike la espetó.
-¡Twilight! ¿¡En qué estabas pensando?!
-En vosotros, Spike… en todos vosotros. Pero he fallado. Lo siento, chicas… no he podido protegeros…-masculló ella, al borde de las lágrimas.
-Tranquila, dulzura, no ha sido culpa tuya… ha sido culpa de ese desgraciado…-masculló Applejack, mirando mal a Discord.
-Lo siento, de verdad, no era mi intención traicionaros, pero Tirek me siguió hasta el pueblo… y no sólo eso, me ha engañado. Él mismo me dio este medallón diciendo que era un regalo como signo de gratitud y lealtad. Pero para mí lo es, porque ahora sé que nada vale más la pena. Sé que no vale de nada ahora, pero quiero que lo tengas tú, Twilight. Para recordarme lo estúpido que fui…
La alicornio lavanda aceptó el regalo sin decir nada y miró al suelo, con gesto perdido. El eco de los gritos de Tirek seguía resonando en la lejanía.
-¿Y ahora qué hacemos?-inquirió Spike en ese momento.
-Ya no podemos hacer nada… está todo perdido. Lo siento, chicas. Realmente lo siento…-masculló ella, antes de echarse a llorar.
Entre todos trataron de consolar a Twilight, la cual siguió llorando y descargando toda su frustración. Con la esperanza perdida y el corazón roto, el grupo regresó de vuelta al pueblo, el cual seguía encerrado; Twilight se dirigió directamente a su biblioteca destruida, siendo aún más duro verla así. Spike no pudo evitar llorar como el niño que era al ver al que había sido su hogar totalmente arrasado. Entre todos estuvieron buscando entre los escombros elementos que aún se pudieran salvar; la gran mayoría de la colección de Twilight estaba en la sala de lectura, por lo que la había perdido casi toda. Por suerte, el depósito había salido ileso, pero éste sólo contenía el treinta por ciento de la totalidad de esta, por lo que la diferencia era más que notable. En el sótano la mayoría de las cosas se habían salvado, pero eran muy pocas en comparación con las que se habían perdido; Twilight comprobó su caja fuerte y vio que todos los papeles y pergaminos en los que estuvo trabajando estaban bien.
-Pero ya no me sirven de nada…-pensó ella, cerrando la puerta.
Arriba, el resto de ponis seguían intentando encontrar algo que pudiera animar ese horrible momento, pero sólo había ruina, cenizas y desolación. Twilight regresó del sótano y se unió a ellos, sin esperar ningún solo milagro. En ese momento, Applejack vio algo entre las cenizas y murmuró.
-Eh, aquí hay algo…
Las demás se acercaron mientras que la poni de tierra trataba de sacar un bulto de encima de varias vigas carbonizadas; entre todos la ayudaron a apartar las vigas y entonces vieron de qué se trataba.
-Ah, pero si es…
-Nuestro diario…-murmuró Twilight, asombrada.
Extrañamente éste se encontraba intacto, con la cubierta algo chamuscada, pero intacto al fin y al cabo.
-Qué raro… ¿no se ha quemado?-observó Rarity, extrañada.
-La explosión fue tremenda… debería haberlo hecho…-recordó Twilight.
-Pero aun así sigue ahí…
Spike lo cogió y lo abrió por la primera página, las demás se sentaron a su alrededor y lo leyeron juntas.
-Ah, mirad, la primera entrada… la escribimos todas juntas aquella vez en el castillo de Everfree…-recordó Twilight, esbozando una alegre sonrisa.
-Sí… y creo que la mía era la siguiente…-comentó Rarity.
Como no tenían nada mejor que hacer, decidieron leerlo todas juntas mientras recordaban viejos tiempos, cuando todo era mejor; la semana de la moda de Rarity volvió a sus mentes, recordando la visita a Manehattan y la generosidad de Coco Pommel al entregar a Rarity lo que la pertenecía desde el principio. Rainbow y Fluttershy revivieron aquel día tan especial en Rainbow Falls, sobre todo Rainbow, ya que tuvo que tomar una difícil decisión que incluía a sus amigas; y aun ahora, seguía sin arrepentirse de ella. Pinkie recordó con gran alegría la gran fiesta que montó entre ella y Cheese Sandwich, siendo la mejor de todas las que había organizado hasta la fecha. Fluttershy volvió a revivir aquel día con los breezies, recordando lo duro que fue para ella el dejarlos ir, pero a sabiendas de que era lo mejor que podía hacer por ellos. Applejack, por su parte, recordó una vez más la importancia de ser honesta, ya fuera tanto con ella como con los demás.
El resto del diario terminó enseguida, pero hubo algo que llamó poderosamente la atención a Twilight.
-Esperad, esperad un momento, aquí hay algo raro…-murmuró ella, pasando las páginas con su casco.
-¿Qué pasa, dulzura?
-¿Tú también te has dado cuenta?-inquirió entonces Discord, igual de interesado.
-Sí… hay un patrón que se repite…-asintió ella.
-¿Un patrón?-repitió Rarity, extrañada.
-Sí, al principio pensé que sólo era una coincidencia, pero al ver que se repetía lo mismo en todos los demás casos, empecé a pensar que tal vez no es ninguna casualidad…
-Pero ¿a qué te refieres exactamente?-quiso saber Rainbow, tan extrañada como el resto.
-Todas vosotras habéis pasado por una situación complicada en la cual no era fácil hacer valer vuestro elemento; pero cuando lo aceptasteis, llegasteis a recibir algo a cambio… mirad…
Pasando las páginas rápidamente, Twilight las fue enseñando a lo que se refería mientras las iba explicando por el camino; por haber ayudado a Coco a comprender que la generosidad puede llegar a significar algo, Rarity recibió una cinta de cordel multicolor. Por haber enseñado a Spitfire que la lealtad es lo más importante para tener cerca a tus amigos, Rainbow recibió de la capitana una insignia especial. Por mostrar a Cheese Sandwich que siempre hay que hacer reír sin importar qué, Pinkie obtuvo su pollo de goma. Por enseñar a Seabreeze que si eres bueno con tus semejantes, ellos serán igual de buenos contigo, Fluttershy adquirió una flor. Y por hacer comprender a Silver Shill que el dinero no vale nada si no se gana de forma honesta, Applejack consiguió una moneda.
-¿Lo veis? En todos los casos se repite el mismo patrón de enseñanza, aceptación y regalo, dudo mucho que sea una coincidencia…-murmuró Twilight, sintiéndose particularmente animada.
-Ya, todo eso está muy bien, pero… ¿Qué tiene que ver con… nada?-inquirió Rainbow, sin comprenderlo del todo.
-Pensadlo de esta manera. En su día tuvimos que entregar los elementos de la armonía al árbol para poder salvarlo de morir ahogado. El árbol es el origen de los elementos, nosotros estamos conectadas a los elementos, y el árbol…
Fue en ese justo momento cuando la realización golpeó a todas por igual, llegando a musitar a coro
-… está conectado al cofre.
Ahora todo comenzaba a tener sentido y todas lo supieron casi a la vez; aunque faltaba una pieza del rompecabezas.
-Pero espera, ¿y qué hay de ti, querida?-inquirió Rarity.
Twilight abrió la boca para hablar, pero en ese momento oyó un seco tintineo proveniente de su cuello; bajó entonces la vista para encontrarse el medallón que Discord la dio. El draconequus miró de hito en hito a la alicornio lavanda, la cual notó como si una chispa se encendiera en medio de la más absoluta oscuridad. Acto seguido, se dirigió a sus amigas y masculló.
-Decidme que todavía los tenéis.
Hacía ya un buen rato desde que los llantos de Luna y Celestia habían cesado. Ahora ambas alicornios se encontraban tumbadas en el suelo, apoyadas mutuamente la una sobre la otra y sin decirse nada, contemplando pasar el tiempo. Cadance estaba con ellas, guardando un sentido silencio. En un momento dado, Luna habló.
-No hemos hecho nada más que hacernos daño mutuamente… ¿Por cuánto tiempo? ¿Más de mil años? Recuerdo momentos felices entre nosotras… ¿cuándo acabó todo eso, Celestia?
La aludida dejó escapar un hondo suspiro antes de contestar.
-Apenas lo recuerdo… por aquel entonces mi orgullo era más grande que mi cabeza… y apenas he podido cambiar eso después de todo este tiempo. No busques más, Luna, la única culpable aquí soy yo. Te di de lado, te desprecié, te desatendí… cuando lo único que debí hacer fue darte un poco de amor. Lo siento, Luna… lo siento mucho…
Celestia quiso llorar, pero no la quedaban más lágrimas que derramar; y con Luna pasaba lo mismo. Las dos siguieron calladas hasta que la alicornio oscura murmuró.
-Tia…
-¿Sí, Luna?
-Te quiero…
Apenas pasó un solo segundo hasta que Celestia la respondió.
-Yo también te quiero, Lulu…
Sin decirse nada más, ambas se frotaron los hocicos en un gesto de infinito cariño. Cadance tan solo esbozó una gran sonrisa, sintiendo entonces que todo volvía a estar bien entre sus tías y alegrándose por ellas.
El tiempo siguió pasando lentamente, haciendo la espera un poco más eterna; pero en un momento dado, las tres alicornios sintieron entonces como su magia volvía a fluir por sus cuerpos, al tiempo que las crines de Luna y Celestia volvían a ondear lentamente. Sus marcas de belleza reaparecieron y sus cuernos brillaron con intensidad. Supieron entonces, sin ningún atisbo de duda, que Twilight lo había conseguido y, sin ganas de seguir esperando, las tres echaron a volar en dirección hacia la salida.
El viaje de vuelta a Ecuestria fue rápido e incluso placentero, mientras podían notar cómo la magia de todo el reino volvía a estar presente en todos y cada uno de los lugares del mismo. Partiendo desde el sur, pudieron ver por ellas mismas cómo todo volvía a la normalidad. En poco tiempo llegaron a Ponyville, pudiendo distinguir la silueta de un nuevo palacio recortándose en la lejanía, con forma arbórea y presidiendo el pueblo desde lo alto de una colina; ahora era la estructura más alta de la localidad, superando tranquilamente al ayuntamiento. Se acercaron entonces y vieron a Twilight y sus amigas contemplando el nuevo palacio visiblemente asombradas; Discord y Spike estaban con ellos, un poco más atrás. En un momento dado, Twilight inquirió.
-¿De quién es?
-Me parece que es tuyo, princesa Twilight.
Todas se dieron la vuelta y vieron a las tres princesas mirándolas sonrientes; Twilight miró a Celestia un tanto dudosa, apartando la mirada poco después.
-Entonces… realmente debo de ser princesa. Al final sí que debo hacer esto después de todo…
-Es verdad que te convertí en alicornio en contra de tu voluntad. Pero esta vez no voy a hacer valer mis propias convicciones, no sería justo ni para ti ni para mí. Es por eso que, si quieres, no tienes por qué hacer esto. Es imposible ahora deshacerlo todo físicamente hablando, pero si así lo deseas, puedes dejar de ejercer como princesa. La decisión es tuya.
Twilight bajó la mirada, pensándolo bien; desde que empezó como princesa, ella había estado más que dispuesta a hacerlo lo mejor posible. Puede que esa situación no fuera lo que ella hubiera pensado hacer desde el principio, pero ahora, en un día como ese, y viendo por sí misma todo lo que había alcanzado, supo de alguna manera que tenía que continuar. No por Celestia, sino por ella misma y por sus amigas. Porque, si no hubiera sido por ellas, no estaría en ese momento ahí, delante de su nuevo palacio y de su nuevo gobierno. Ahora, todos los papeles que aún se conservaban en su caja fuerte volvían a tener utilidad. Y, sin darle más vueltas, anunció.
-No. Seguiré. Pero no por usted, ni por simple educación. Seguiré por mí. Por mis amigas. Porque sé que ahora la que escoge soy yo. Y es por eso por lo que, aquí y ahora, proclamo la creación del principado de Armonía, en el que yo y solo yo soy su princesa regente, exento de toda carga legal relativa al reino de Ecuestria y con sus propias leyes, derechos y obligaciones que aquí presento para su previa aprobación.
Haciendo magia, trasladó la caja fuerte ante ella y sacó todos los papeles y pergaminos, mostrándoselos a una anonadada Celestia. Para concretar un poco más, Twilight añadió.
-El territorio adscrito al principado de Armonía incluye todo Ponyville y sus tierras colindantes, su gobierno está repartido entre yo misma y mis amigas, a las que proclamo aquí y ahora mis consejeras legales, y toda ley, mandato o proclama relativa a Ecuestria ya no tienen ninguna validez legal en el principado. Todo ello está sujeto a la previa confirmación por parte de la princesa Celestia, regente del reino de Ecuestria.
El silencio posterior cayó como una losa sobre todos los presentes; Twilight y Celestia se sostuvieron la mirada fijamente, sin ni siquiera pestañear. La alicornio blanca supo que, seguramente, Twilight había redactado todo eso teniendo en cuenta las leyes relativas a las colonias, independencias y administraciones exentas que tanto habían sido estudiadas por la alicornio lavanda en su día. Por lo que, pensando en su antigua estudiante, y en vez de en ella misma, aceptó lo que Twilight la estaba pidiendo. Hizo aparecer pluma y tinta y estampó su firma en los papeles, dándoles validez legal y confirmando ella misma la creación del principado de Armonía. Twilight guardó los papeles y la caja fuerte desapareció.
-Gracias-agradeció ella, sin más.
Celestia tan solo asintió con la cabeza, sin decir nada más. Tanto Twilight como sus amigas se dieron la vuelta para entrar en el palacio, pero antes de que lo hicieran, Celestia la paró.
-Twilight, espera.
La aludida se paró, sin darse la vuelta, mientras Celestia la hablaba.
-Sé que no he sido justa contigo… lo que he hecho ya no se puede deshacer, la culpa es toda mía, y es por eso por lo que digo esto. Sólo quiero decirte que lo siento. Lo siento mucho. Espero que puedas perdonarme algún día y volvamos a recuperar nuestra vieja amistad, pero sólo si tú quieres… por favor, Twilight… perdóname…
Las últimas palabras de Celestia las pronunció en un suave susurro que apenas fue audible. La alicornio lavanda tardó un poco en contestar, pero al poco rato se dio la vuelta, mostrando unos ojos envueltos en lágrimas y mirando a Celestia con una mezcla de rencor y tristeza. Abrió la boca para hablar y tan solo susurró.
-Lo siento… no puedo…
Celestia asumió sus palabras con un gesto triste, pero solemne, llegando a soltar unas pocas lágrimas y lamentándolo en lo más profundo de su corazón. Twilight se retiró junto con sus amigas y Spike, entrando en el palacio y cerrando tras de sí. En lo alto del cielo, el sol brillaba con más fuerza que nunca.