AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][cap16]

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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Damián García » 21 Sep 2014, 18:45

Gracias por enviarme tu explicación. Sin embargo, algo he hecho mal porque solo he conseguido cerrar el enlace del capítulo 2. Continuaré probando pero por ahora no subiré más capítulos al foro, él enlace del episodio 1 lo dejaré tal cual de momento. Cuando haya aprendido a manejarme en el foro subiré el resto, pero por ahora el público tendrá que buscarme en fanfiction.
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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Volgrand » 28 Sep 2014, 18:41

Capítulo 4: Dawn Hope

Spoiler:
—Aitana, he leído tu estudio sobre la guerra entre Unicornia y Cebrania. Sinceramente, yo también creí que era una locura hasta que estudiaron tu teoría hace dos meses.
—Ya, tuve que llevarles a un p*to demonologista milenario a la cara para que empezaran a escucharme. Menuda panda de imbéciles.

La arqueóloga y Hope Spell se habían detenido en un pequeño mercado cercano al Bosque de la Sabiduría. El joven unicornio pensó que la yegua estaba curioseando los productos, pero lo cierto es que esta estaba usando todos sus sentidos para intentar localizar cualquier indicio de magia negra, nigromancia, o cualquier cosa que le hiciera sospechar que Dark Art estaba por la zona.

—Bueno, sí, eso fue una estupidez por parte de la comisión del doctorado —reconoció Hope Spell—. Sin embargo lo han arreglado nombrándote doctora en historia y arqueología, ¿no crees?
—¡Que no me llames doctora, hostias!

Hope se detuvo sorprendido ante la respuesta.

—Los doctores son una panda de imbéciles que deciden cuál fue el pasado del mundo sin mover el p*to culo de sus despachos. Yo soy una arqueóloga: yo viajo, descubro pruebas y emito teorías. Acepto que mis descubrimientos pueden destapar verdades incómodas, no como esos cabezas de chorlito que se aferran a falsas verdades.
—Oye... ¿no dijiste en Manehattan que tú eras una cazadora de demonios y no una arqueóloga?

Aitana miró a Hope seriamente durante unos segundos antes de que una ligera carcajada la traicionara.

—Vale, cierto. Digamos que soy arqueóloga en mis ratos libres.

Se detuvieron un rato frente al puesto de un comerciante lobo que vendía armas de todo tipo: lanzas, ballestas, espadas adaptadas a la morfología de distintas razas... Pero viendo la tranquilidad del lugar y la cara de frustración del dueño del puesto, era evidente que vender armas en Lutnia no era una buena idea de negocio. En cuanto vio a Aitana estudiar su mercancía el lobo se afanó en atenderla, presentándole todo aquello que tenía para convertir a un poni en una máquina de matar.

—Pero en serio, Aitana, me cuesta creer que seas una cazadora de demonios. No han habido casos de diabolismo o nigromancia en Equestria por más de trescientos años.
—Ya, convencida estoy —dijo ella con un deje sarcástico.
—Claro, luego están hechos como los de Flower Ville hace cosa de un año. Hay quien lo toma como un asalto demoníaco, pero la verdad es que solo fue que Cerbero se fue de la puerta del Tártaro, y un espíritu del invierno aprovechó la ocasión y cerca estuvo de escapar.*

Aitana rodó los ojos mientras compraba algo. Hope Spell no se había molestado en investigar mucho, contentándose con la versión oficial. Cualquiera que lo hubiera hecho había sabido de cómo los habitantes de Flower Ville habían perdido toda su magia, de cómo una unicornio había sido controlada por el poder de un libro negro. También de la presencia de los lobos invernales luchando contra la misma, y de la desaparición de dicho libro. O al menos, la guardia solar creía que el libro había desaparecido. A veces Aitana se sorprendía por la cantidad de contactos que tenía su padre.

Al menos, la yegua marrón había podido comprobar que Hope Spell seguía en la típica posición Equestriana de creer que todo iba bien. A pesar de que estudiaba magia blanca y que, según le había dicho su padre, era un mago bastante diestro, ni siquiera se había planteado la posibilidad de enfrentarse a un mago negro. No iba a confiar su espalda a un chaval así, Asunrix era un mejor seguro para proteger a Sinveria mientras Aitana trataba de destruir de una maldita vez a Kolnarg.

Aún así, no acababa de sentirse segura con la decisión. Estaba arriesgando demasiado por hacer el ritual. Pero, pensándolo fríamente, solo cabía la posibilidad de que atacaran a Sinveria, frente al hecho innegable de que no tendría muchas más oportunidades de destruir a Kolnarg. A fin de cuentas, siempre cabía la posibilidad de que el pergamino ciervo no revelara ninguna información de utilidad, y que todo esto solo fuera una pista falsa. Por Celestia, iba a maldecir a muchos dioses si al final todo el viaje había sido en vano.

A su alrededor, los ciervos guardaban silencio mirando a Aitana con miedo. Los dos guardias que la interrogaron antes la seguían de cerca, vigilando sus movimientos. El único que no parecía darse cuenta de este hecho era el comerciante lobo que esperaba impaciente realizar su primera venta del día.

—Señorita poni, tiene usted pinta de luchadora. Permítame ofrecerle algo especial.

El lobo buscó en las cajas bajo su puesto y dejó dos objetos metálicos frente a Aitana, la cual los observó con una grata sorpresa.

—¿Eso son unas pezuñas armadas de los ponis bárbaros de las montañas de Kukalamaro? ¿Cómo las has conseguido?
—¡Por supuesto señorita, artesanía original de los ponis salvajes! Comprenderá que una pieza así no es barata, pero podría hacerle a usted un descuento.

Aitana metió el hocico en un bolsillo de su chaleco y sacó un objeto que lanzó al aire. Hábilmente lo atrapó con el ojo izquierdo, mostrando a todos que era una lente de joyero, y estudió las armas de cerca. A los pocos segundos alzó la cabeza y una ofendida ceja.

—¿Artesanía bárbara hecha con acero lobo? Amigo, ¿me ves cara de gilipollas?
—Este.... bien, cierto es —asintió el lobo—, es usted buena, señorita. Evidentemente es una réplica, pero totalmente funcional, un arma mortal en pezuñas del poni indicado.

Tras varios minutos de regateo, Aitana y el tendero lobo alcanzaron un acuerdo. Lo que es más, el propio tendero llamó a un compañero suyo, herrero, para que ajustara las pezuñas armadas a la anatomía de Aitana.

Satisfecha con la compra, la yegua marrón colgó las nuevas armas sobre su grupa y se dirigió de vuelta al bosque de la sabiduría, puesto que ya estaba atardeciendo. Se sorprendió al ver que Hope Spell llevaba una ballesta ligera colgando de su lomo, y el hecho de que el comerciante lobo estuviera contando monedas le indicó que este había realizado una segunda venta.

—¿Qué ocurre, ahora deseas encontrarte con un nigromante, chaval?
—No, ¡es que me estás poniendo paranoico, Aitana!
—¡Ja! —exclamó ella—. ¿Cuánto te ha costado?
—Treinta doblones de plata.

Aitana miró a Hope Spell, después a la ballesta, y lanzó una sonora carcajada al aire.

—Te ha timado, chaval. Pero tranquilo, si apuntas bien esa ballesta atravesaría un poni de parte a parte.

La arqueóloga acompañó al estudiante al puesto del mercader lobo y miró a este último con cara de cruz. Este le devolvió la mirada durante unos segundos, suspiró y le devolvió parte del dinero a Hope. Aún con la devolución, Aitana seguía considerando que esa venta era un timo en toda regla, pero no tuvo ganas de ayudar más a ese Hope Spell. “Que se espabile solo”, pensó.

**·-----·-----·-----**


A cientos de millas de ese lugar, una batponi de pelaje gris oscuro y pelo azul violáceo aguardaba pacientemente a que el sonido del baño de su princesa guardara silencio. Portaba una armadura ligera de la guardia Lunar: un petral oscuro con una única gema en su centro que la identificaba como oficial; sus pezuñas estaban cubiertas con fundas de metal, y dos cuchillas surgían de cada una de las pezuñas delanteras, aunque en ese momento estaban retraídas hacia atrás. Cuando dejó de oír el correr el agua en el dormitorio real, esperó unos segundos antes de llamar a la puerta.

—¡¡ADELANTE!!

La voz real de la princesa Luna hizo que la guardia tuviera que taparse sus sensibles oídos, a pesar de que la puerta amortiguó parte del sonido. Justo después, en un tono más natural, escuchó a la princesa Luna decir “Oh, disculpadnos. Adelante”. La batponi hizo lo propio, todavía tambaleándose ligeramente. La princesa Luna, recién aseada tras despertar, se estaba colocando la corona. La guardia hizo un saludo militar seguido de una respetuosa reverencia.

—Mi diosa, os traigo los informes de sus agentes.
—Se lo agradezco, cabo Midnight Blossom. Denos un momento.

La alicornio conjuró, haciendo que su cuerno brillara ligeramente. Las paredes se cubrieron con una capa de energía violácea que parecía evitar que el sonido reverberara en la estancia.

—Ya no pueden escucharnos.

Midnight siguió a Luna hasta un escritorio, sentándose cada una en sillas opuestas, para después sacar varios pergaminos que llevaba encima.

—Ha regresado la expedición que mandó usted a las tierras salvajes del noreste, han encontrado el pueblo que usted mencionó: Mountain Peak. Según parece hace veinte años el pueblo quedó aislado en la montaña, presa de una maldición. Hace seis meses llegaron varios ponis al lugar y lograron liberarlo.**
—¿Se sabe quiénes fueron los héroes?
—Sí, su historia es cantada por los bardos de la zona. Un segundo... —Midnight navegó entre los pergaminos—. Aquí está, fueron cuatro ponis: Lightfull Wish, unicornio; Ivy Leaf, pegaso; Foolhardy Gears, poni de tierra; y Sweetie Grauj, poni de tierra.
—¿La misma Sweetie Grauj que ayudó a salvar Flower Ville, verdad?*

Midnight Blossom asintió, sacando un libro impreso por una editorial moderna. En la portada había una ilustración de un gran lobo blanco aullando a la luna, con una joven yegua de crines rubias sonriendo a su lado. El título: “Hermanas de la tormenta”.

—Al parecer los ponis que viajaron a Mountain Peak escribieron su historia, supuse que le interesaría, mi diosa.
—Gracias. ¿Algo más?
—Sí. Un analista ha notado una... anomalía, un incremento en el número de desapariciones.

Durante el siguiente cuarto de hora, Midnight Blossom mostró recortes de prensa, informes policiales, estadísticas y mapas destacando este hecho: en toda Equestria habían aumentado el número de desapariciones. Aunque era poco común, en un país con varias decenas de millones de habitantes no era de extrañar que varios ponis se declararan desaparecidos día a día. La mayor parte de veces estas desapariciones se acababan resolviendo.

Sin embargo, en los últimos tres meses los casos sin resolver se habían multiplicado. Era un porcentaje ínfimo, y todos los casos se repartían a lo largo y ancho de la geografía del país, sin ningún enlace aparente. Solamente un investigador cuya vista abarcara toda Equestria habría notado este incremento.

—Al parecer se han incrementado especialmente las desapariciones de potrillos y yeguas jóvenes. No tenemos más pistas.

Luna se quedó pensativa durante un rato, estudiando los distintos informes frente a ella. Midnight Blossom, finalmente, preguntó:

—Mi diosa, ¿por qué está tan vigilante? Actúa usted como si algo fuese a atacar Equestria en cualquier momento. La guardia de la noche está atenta, no hay indicios de ataque alguno.
—Nós sabemos de la inestimable protección que brinda la Guardia Lunar, no desconfío de la misma. Es una... intuición. Ha hecho un buen trabajo, Midnight, puede retirarse.

La cabo batponi se levantó e hizo una reverencia a Luna para después encaminarse a la salida. La oscura alicornio la observó alejarse: una yegua feroz en el combate, discreta fuera del mismo y de lealtad inquebrantable. Por ello confiaba a ella parte de los informes que recibía, al menos aquellos que no contenían una información vital. Sería una estupidez confiar algo así a un único poni, por leal que fuera. Midnight, a pesar de ser tan solo una cabo, era la que recibía los informes de las expediciones fronterizas y de los analistas del equipo de inteligencia de la guardia Lunar, filtraba la información y se la hacía llegar a Luna. Un gran ahorro de trabajo para la princesa de la noche.

Luna caminó hasta el balcón cuando sintió al sol de Celestia a punto de ocultarse tras el horizonte. Usó su magia para entrar en contacto con la luna e invitarla a iluminar la noche con su luz, a lo cual el astro accedió. La princesa regresó al interior del castillo y abrió el libro que le había traído Midnight: “Hermanas de la tormenta”. A pesar de sus sospechas de que un gran mal estaba amenazando Equestria, todavía no tenía pruebas que la indicaran el camino a seguir. Tendría que esperar a que sus fieles agentes las encontraran. Mientras tanto encontró interesante el saber cómo una poni de tierra llegó a formar parte de una manada de lobos invernales. Las primeras líneas captaron su interés en seguida.

“Me llamo Star Whistle, tengo dieciséis años y soy la curandera de Mountain Peak. Cuando sólo tenía 6 años me perdí en la montaña, en medio de una terrible tormenta de nieve. No pude volver al pueblo.
Pero tuve la gran suerte de ser rescatada. Por una loba invernal, que entonces era poco mayor que yo. Evitó que su hermano me comiera y me protegió del frío. Esa loba, con los años, se convertiría en la vidente, líder y guía de su manada. Pero lo que nadie habría imaginado es que también se convertiría en mi mejor amiga y, con el paso de los años, en mi hermana, en un sentido mucho más profundo del que los ponis entienden.
De ella aprendí una sabiduría que, aunque suene contraria a la lógica de mi pueblo, transmite enseñanzas muy parecidas. Aprendí el idioma de los lobos, porque, a pesar de lo que se suele creer, los lobos hablan con la misma soltura que los ponis.

Este libro lo escribo para mi hija, porque merece saber el por qué de su nombre y por qué su tía es una loba invernal. Y para todo aquél que quiera conocer cómo una poni se convirtió en una hermana de los lobos invernales, los señores de la noche, el invierno y la tormenta.”
***

**·-----·-----·-----**


—Han venido a buscarte, Aitana —avisó Hope Spell—. El círculo está preparado.
—Pienso que debería quedarme, por si acaso. No me fío de que nadie venga a por ti, Sinveria.

La investigadora sonrió, negando con la cabeza y acercándose a Asunrix. El guerrero druida estaba equipado con su armadura, a la cual había asida una lanza corta con un arnés similar al que usan los guardias reales de Equestria.

—No debes preocuparte, maestra arqueóloga. Tenemos toda la zona vigilada y Asunrix permanecerá conmigo. Además tengo muchas vías para huir si algo sale mal. Acaba con ese espíritu de la muerte, es lo que debes hacer, quizá no tengas otra oportunidad como esta.

Aitana miró a los dos ciervos y a Hope. No le hacía gracia, pero no podía estar en dos lugares a la vez, y desde luego no quería desaprovechar una oportunidad caída del cielo para acabar con Kolnarg.

—De acuerdo. Permaneced atentos.
—Aitana, ¿qué quieres que haga yo?

La aludida miró a Hope Spell. Un chaval recién salido de las protectoras alas de Celestia, que estudiaba magia blanca por “amor al arte”, que no esperaba ver en su vida cualquier cosa que pudiera combatir con su magia, y que ni siquiera sabía pelear... “¿Y este de qué me va a servir?”.

—Y yo qué sé. Quédate por aquí, o vete a tomar una copa o algo.
—¿No quieres ayuda? Quizá podría...
—Mira chaval, esto es mucho más que tus prácticas como estudiante, ¿vale? Has hecho tu trabajo traduciendo el pergamino de p*ta madre, cojonudo, se lo haré saber a tus profesores. Pero ahora no molestes.

El rostro del unicornio verde se crispó ligeramente por el enfado, pero no dijo nada. En su lugar, recogió sus alforjas y abandonó el lugar en silencio.

—¿Por qué le faltas al respeto así? Hope Spell desea ayudar, maestra arqueóloga.
—Los tres sabemos que podría haber problemas. Prefiero no tener por en medio a un poni incapaz de defenderse a si mismo.
—Creo que el maestro de la magia tiene potencial —expuso Asunrix.
—Cuando lo demuestre lo consideraré. Me voy al ritual, volveré en cuanto pueda. Tened cuidado.

Aitana abandonó el edificio, siguiendo un druida del círculo y siendo escoltada por dos guardias. Asunrix y Sinveria se quedaron a solas.

—Espero que logre devolver a ese espíritu a la corriente de Gaia.
—Sí —respondió la joven investigadora—. Pero es cierto que estamos arriesgando al separarnos. Permanezcamos atentos a cualquier hecho sospechoso.

Asunrix se asomó al balcón, vigilando la gran explanada que formaba el Bosque de la Sabiduría. Sinveria se sentó en su escritorio, sacó el pergamino con la respuesta de los maestros druidas y, usando la clave en él escrita, empezó a redactar el contraconjuro que le permitiría descifrar de una vez el ancestral pergamino.


Mientras tanto, Hope Spell entró en una taberna Ciervo y se sirvió una especie de sidra de salvia dulce, maldiciendo para sí mismo. ¿Quién le mandaba a él aceptar trabajar con esa gilipollas de Aitana Pones? Había valido la pena investigar junto a Sinveria, eso sí, pero ahora sabía que toda esta experiencia no iba a aportarle nada más en la universidad que unas palmaditas en la espalda y un “gracias”.

Se sentó en un taburete y recordó el dinero que había malgastado en una ballesta. ¿Cómo se había dejado contagiar por la paranoia de la doctora Pones? ¿Quién demonios iba a suponer una amenaza en un sitio tan pacífico como Lutnia salvo Aitana en persona? Bebió un largo trago de sidra y se quedó mirando al infinito con cara de frustración. Le habría encantado acudir al ritual, pero salvo los ciervos nadie podía acceder al círculo druídico, excepto si era invitado expresamente. Y Aitana había dejado bien claro que no le quería cerca.

Al menos, en un par de días, saldría un nuevo barco hacia Equestria. Como mínimo intentaría mantener el contacto con la maestra investigadora Sinveria, era una ciervo encantadora. Y todo un ejemplo a seguir en materia de investigación mágica.


Al cabo de diez minutos Aitana llegó al círculo ritual. Estaba formado por una hilera circular de piedras de casi siete metros de diámetro, en cuyo centro se alzaba una piedra de corte radial. Aunque la arqueóloga no sabía demasiado de la magia de los druidas, logró reconocer algunos de los símbolos de las piedras exteriores: invocaciones al espíritu de Gaia, plegarias a los ancestros, fórmulas para hablar con los elementales... Había una docena de ciervos en la zona, cada uno ocupando un lugar definido en el ritual, y todos ellos vestidos con túnicas de colores pardos. Uno de ellos, un anciano de pelaje gris, se acercó a Aitana.

—Sé bienvenida, maestra arqueóloga. El maestro de la guerra Asunrix nos ha explicado tu problema y por qué portas a un ser peligroso contigo, vamos a ayudarte a devolverlo a la corriente de Gaia.
—Genial, ¿qué tengo que hacer? —Aitana estaba algo nerviosa, tenía que reconocerlo. Todavía le costaba creer que fuera a acabar con Kolnarg de una maldita vez.
—Paciencia, joven. Debes saber que el espíritu que portas contigo habrá establecido una conexión con tu propia alma. Cuando empiece el ritual se manifestará y, probablemente, hablará contigo. Debes estar preparada para sus manipulaciones, ya que esas serán las únicas armas que pueda usar para defenderse.
—Gracias por preocuparte, este... ¿Maestro druida? Pero no es necesario, tengo mucha más resistencia mental de la que imaginas.

El ciervo asintió e hizo gestos a sus compañeros, los cuales tocaron las piedras del círculo y empezaron a entonar un cántico ciervo en voz baja.

—En ese caso, coloca el recipiente del espíritu en la piedra central y regresa aquí.

Aitana hizo lo que le dijeron y volvió al exterior del círculo. Dirigidos por el líder de los druidas, los ciervos elevaron su canto. La magia se hizo tan poderosa que Aitana juraría que podía paladearla en el aire, y las piedras del círculo se iluminaron, detallando con su luz una serie de pictogramas ciervo que antes no se habían dejado ver. El viento creció en torno al ritual al mismo ritmo que la voz de los druidas.

Entonces llegó la sensación opuesta a lo que era la magia druídica: una premonición de terror, muerte y oscuridad. Las sombras tomaron el centro del círculo y, poco a poco, se congregaron en una compacta nube. Esta adquirió la forma de un poni y, a medida que el ritual avanzaba, se distinguieron algunos colores: naranja oscurecido en su pelaje. No se podían ver sus crines, pero las sombras rezumaban de todo contorno de la criatura, dando la impresión de que estaba formada completamente por humo solidificado. Kolnarg, forzado a manifestarse en el mundo de los vivos sin un cuerpo físico, abrió sus ojos verdes que brillaban como dagas envenenadas. Miró alrededor, dejando una estela de fantasmagórico humo con el movimiento, se alzó sobre sus patas traseras y golpeó el suelo. A pesar de que era una forma espiritual y, por tanto, no hacía ruido alguno con sus golpes, una onda expansiva surgió del impacto, deteniéndose con fuerza en el linde del círculo ritual.

Kolnarg recorrió su mirada por todos los presentes hasta detenerla sobre Aitana Pones. Ella no pudo verla, pero sintió la sonrisa del lich. El cuerno de este brilló con un enfermizo tono verdoso... y la temperatura del aire cayó en picado. Una sombra recorrió la zona en el exterior del muro: negra, semitransparente, sin rostro y con afiladas garras negras. Voló a toda velocidad hasta detenerse sobre uno de los druidas. Los guardias presentes asieron sus armas, de hecho Aitana iba a hacer lo mismo... cuando aparecieron más criaturas.

Uno a uno, los espectros fueron formándose de la nada y rodeando el círculo de invocación, formando en silencio sobre todos los vivos presentes. Aitana los fue contando, calculando con cuántos podía acabar con las piedras mágicas que llevaba encima... pero perdió la cuenta. Debía haber casi un centenar de seres espectrales.

Fue entonces cuando Kolnarg habló, aunque solo Aitana pudo oírlo.

—¿Realmente vas a matarme, Dawn Hope?

La yegua marrón se quedó de piedra al oír el nombre.

—¡¿Cómo puedes tú saber ese nombre?!
—He estado dentro de tu mente, cazadora de demonios —explicó Kolnarg, su voz acariciando lascivamente la mente de Aitana.
—Tanto da, ¡hoy vas a morir para siempre, Kolnarg!
—Oh... ¿eso piensas?

Los guardias habían invocado a los elementales del bosque para tratar de frenar a los espectros, pero estos últimos rodearon a los verdes espíritus de la naturaleza con facilidad y se lanzaron contra los druidas que realizaban el ritual. En menos de un segundo, las afiladas y ectoplásmicas garras de los seres se posaron sobre la garganta de los druidas, listas para degollarlos.

—¡Eres imbécil, Kolnarg! —gritó Aitana—. Estás en el centro de una vorágine mágica, ¡si rompes el ritual así, tu alma desaparecerá para siempre!
—Y si ellos me obligan a morir, todos mis espectros serán libres para alimentarse con las almas de los ciervos de esta ciudad.

Aitana intentó calcular un nuevo plan. Los espectros aguardaban las órdenes de su maestro, y los druidas estaban paralizados por el terror de verse incapaces de defenderse. ¿Cómo podía Kolnarg mantener esclavizados a tantos seres cuando él mismo estaba atrapado? Si esto era solo una fracción del poder que una vez tuvo, la arqueóloga no quería imaginar qué podía ocurrir si se liberaba.

—Tú ganas. Libera a los druidas y pararemos el ritual sin matarte.
—No, Dawn Hope, todavía no. Tengo muchas cosas que decirte, a ti que te atreviste a esclavizarme y engañarme. Soy consciente por primera vez en una década y quiero... disfrutarlo.

La poni no dijo nada, esperando que Kolnarg dijera lo que tenía que decir. Sintió una vez más la cruel sonrisa del lich en su mente.

—¿Quieres saber cómo murió tu madre... realmente?
—No te atrevas a mentarla, hijo de p*ta —respondió Aitana—. Mi madre murió luchando contra un demonologista, no creeré tus mentiras.
—¿Mentiras? —el lich rió—. ¿Te he dicho ya que he estado dentro de la mente de tu padre?

Aitana gruñó al sentir algo aferrarse a su mente: la voluntad de Kolnarg intentando forzarla a ver y experimentar unos recuerdos ajenos. La primera imagen que se deslizó en su consciencia fue una explosión de la que surgió una malherida pegaso azul marino de crines lilas.

Y, de alguno manera, la yegua marrón supo que lo que estaba viendo no era más que el principio de la muerte de su madre.

**·-----·-----·-----**

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NOTA DEL AUTOR:

Bueno amiguitos, aquí estamos de nuevo. La historia se va volviendo más intensa cada vez (¡Vaya, qué sorpresa, si a Aitana le gustan las aventuras tranquilitas! [/sarcasm]).

En este capítulo hay referencias a la trilogía “Hermanas de la tormenta”que escribí junto a Unade. Respectivamente y en órden de aparición en el capítulo:

*: Los peligros de la civilización
**: La maldición de Mountain Peak
***: Hermanas de la tormenta

Aunque intentaré escribir esto de forma que no os haga falta leer la trilogía para entender la historia, sí que os invito a leerla si os apetece y a dejarnos reviews. El primero de todos es “Hermanas de la tormenta”, luego “Los peligros” y acaba con “La maldición”. Si os leéis el primero os recomiendo visitar mi deviantart (buscadme como Volgrand), ya que ahí tengo el PDF con la última versión corregida de la historia.

A partir de ahora espero que Hope Spell empiece a mostrar quién puede llegar a ser realmente. Y por si había dudas: sí, va a haber interacción con personajes Canon, y Luna como podéis ver ya está actuando.

Como siempre, se agradecen muchísimo reviews, likes y favs.

Un saludo y gracias por leerme.
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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Sr_Atomo » 28 Sep 2014, 20:53

Debo decir que ya lo he leído y vamos... con muchas ganas de más estoy...

Eres un crack, Volgrand. Me encanta Aitana y todo su mundo.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor agustin47 » 30 Sep 2014, 02:48

Hala, ya me he quedado hypeado. Genial...
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor McDohl » 01 Oct 2014, 07:26

Que puedo decir...

Spoiler:
No me esperaba para nada que los incidentes de Mountain Peak pudiesen estar relacionados con la trama actual. Consigues que las especulaciones que me monto se queden cortas con golpes de efecto como este, sin duda.

Aitana cada vez me gusta mas como personaje (las escenas que tiene en este capítulo me encantan. La del regateo sobre todo) y ciertamente deseo saber que hay detrás del nombre de Dawn Hope. También me escama la relación que haya podido haber entre el doctor Pones y Kolnarg.

Me sumo a Agustin: consigues que queramos leer y saber mas, además de tenernos en vilo sobre lo que va a pasar despues
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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Volgrand » 02 Oct 2014, 22:00

Capítulo 5: Planes de un mago negro

Spoiler:
En el bosque de la sabiduría, Sinveria se desperezó cuando acabó de redactar el contraconjuro. Era un proceso laborioso que requería un gran esfuerzo mental y mágico, pero ya solo quedaba lo más fácil. Que no lo más rápido, cabía decir.

—Asunrix —dijo ella en su idioma natal, su amigo la miró—. Voy a hacer el hechizo, estaré en trance durante unos quince minutos. Si ocurre algo grita y despertaré.
—Sé cómo funciona un trance, amiga mía —bromeó él—. Puede que no sea un maestro investigador, pero también soy druida.
—Es cierto, perdóname —se disculpó ella, sonriendo—. Es que estoy preocupada, no es común que el profesor Pones me pida ayuda.

Asunrix cerró los ojos y miró hacia arriba, emitiendo varios silbidos en distintas tonalidades. A través de las ventanas se pudo ver una bandada de murciélagos que rodeó el lugar, posándose en distintos lugares para vigilar. Golpeó dos veces el suelo con una pezuña, y el árbol que servía de hogar a Sinveria respondió con un grave ronroneo que se prolongó durante varios segundos. Ambos ciervos escucharon atentamente, como si pudieran entenderlo.

—Solo hay ciervos en el Bosque de la Sabiduría —explicó el maestro de la guerra, entendiendo los mensajes que le mandaba Gaia—, salvo un lobo que está usando el observatorio del sur. Todos son los moradores de estos árboles, no hay ningún extraño. Me mantendré vigilante por ti, Sinveria.
—Gracias, Asunrix, soy afortunada de tenerte a mi lado —dijo ella sinceramente—. Sin embargo estoy sorprendida por tu voluntad de ayudarme cuando en principio eras reacio a que entregara el pergamino a los ponis.

Asunrix caminó de una ventana a otra, manteniendo una mirada atenta al exterior.

—Confío en ti, Sinveria, y quería redimir la falta de respeto que tuve hace unos días. Además, si resulta que tienes razón y eres atacada, jamás me perdonaría el no estar aquí para protegerte.

La joven ciervo observó a su amigo, el cual se había quedado dubitativo a punto de añadir algo más.

—Me he planteado... abandonar. Dejar a los maestros de la guerra. Volver a ser un artesano.
—¿Cómo? —preguntó ella, sorprendida—. ¿Dejarías a los maestros? ¿Dejarías atrás tus obligaciones?
—Y también mis restricciones.

Sinveria se quedó con la boca abierta entendiendo perfectamente a qué se refería Asunrix. Cuando un druida tomaba el camino de la guerra, este juraba abandonar todo deseo de formar familia o encontrar pareja, con el objetivo de minimizar sus debilidades y que fuese capaz de luchar hasta la muerte sin nada que lo atara al mundo. Si Asunrix abandonaba, también abandonaría ese juramento... y sería libre de nuevo. La ciervo se acercó unos pasos a él.

—Ha pasado mucho tiempo, Asunrix. Más de una década.
—Lo sé, no te quiero pedir nada.
—Recuerdo cuando quisiste ser un maestro de la guerra. Dijiste que si los ciervos no protegían su nación, esta acabaría cayendo, que tenías que asegurarte de que aquellos que amabas estuvieran a salvo.
—Y lo he hecho durante quince años, es hora de dejar paso a nuevos druidas. Podré entrenarlos y servir de consejero, pero nada más. Quiero asentarme, Sinveria.

Ella miró directamente a los ojos de su amigo -o, al menos, al que consideró como tal desde que tomó la senda de la guerra-.

—¿Es por una hembra, Asunrix? Dímelo.
—Sí. Siempre ha sido por una única hembra, y siempre lo será.

Eso fue todo lo que Sinveria necesitó para dar el paso que había deseado durante media vida: se alzó ligeramente sobre las patas traseras para llegar a la altura de Asunrix y le dio un rápido beso en los labios. Este no se retiró y, al poco, la acompañó durante unos pocos segundos.

—Acabemos con esto, Asunrix —dijo ella con una sonrisa de felicidad—. Vigila mientras ejecuto el contrahechizo.
—Yo te protejo. Siempre lo haré.

Sinveria desplegó el pergamino ancestral en la mesa y, a su lado, el hechizo que había redactado. Empezó a murmurar algo en el antiguo idioma de los druidas y su cuerpo se iluminó con un aura verde a medida que Gaia respondía a sus plegarias.

Asunrix, mientras tanto, se mantuvo vigilante ante cualquier peligro; ahora que sabía que Sinveria todavía le correspondía, jamás permitiría que nadie la dañase. Sintió una ligera sensación de terror proveniente del círculo de los druidas: La maestra arqueóloga estaba realizando el ritual para devolver el espíritu a la corriente de Gaia.

Fue entonces cuando notó que algo iba mal: era un grito repetido por Gaia, un grito de ayuda de los guerreros druida. Algo iba mal en el círculo. Asunrix miró atrás, debatiéndose entre sus obligaciones y sus sentimientos, y no tardó en decidirse por estos últimos. No iba a dejar a Sinveria sola e indefensa.

**·-----·-----·-----**


Night Shield, proyectada por la explosión, recorrió varios metros, inconsciente y ensangrentada, dando vueltas sin control en el aire entre los edificios de un pequeño poblado poni. Royal galopó hacia ella mientras concentraba su magia, pero un enorme demonio de la destrucción se interpuso en su camino. El unicornio liberó su energía y una multitud de rayos azules cubiertos de hebras rojas atravesaron al ser infernal de parte a parte. Incluso antes de que este cayera, Royal Destiny se deslizó entre las patas de la monstruosidad para correr en ayuda de su....

—¡¡NO!! —gritó Aitana, alejando su mente de esos recuerdos ajenos y volviendo al mundo real—. ¡No te atrevas a usarla contra mi, hijo de la grandísima p*ta!

Uno de los guardias ciervo partió en busca de refuerzos, mientras que el otro trataba inútilmente de azuzar a los elementales del bosque contra los espectros. Pero estos repelían a los pacíficos espíritus, o los evitaban sin mayor complicación. Los druidas seguían inmovilizados y sus vidas descaban sobre las afiladas dagas negras que eran las garras de los esclavos nigrománticos.

Aitana podía sentir el frío regocijo de Kolnarg aprovechando esa oportunidad para torturar a su captora. Los recuerdos pugnaban por adentrarse en la mente de la yegua, a pesar de sus esfuerzos por evitarlo. Incluso con su fuerza de voluntad, el lich, ahora libre de sus ataduras físicas, no tenía que esforzarse mucho para vencer las defensas mentales de la arqueóloga. Se regocijó, lanzando recuerdos de forma desordenada a la mente de Aitana, dejando que ella fuera construyendo los hechos poco a poco antes de dar el golpe de gracia.

Sintió dolor, estaba en el suelo y no podía moverse. Sentía el agotamiento de haber usado su magia más allá de sus capacidades y lloraba sobre un cadáver. Una gran criatura de plumas marrones y doradas se posó frente a él. “Gilderald... Dawn Hope...”. Pero antes de que acabara la frase, el enorme grifo dijo: “La protegeré con mi vida, compañero”.

Una vez más, Aitana logró volver en sí cuando sintió una perturbación en la magia. Un druida había tratado de seguir el ritual, y el espectro tras él lo había degollado limpiamente. El ciervo trataba de taparse la garganta con las pezuñas luchando por respirar, y la magia del círculo se resintió, mas el ritual no se había roto todavía. Y a todos les quedó claro que una amenaza de Kolnarg jamás era en vano.

**·-----·-----·-----**


Hope Spell apuró su sidra con parsimonia y se sirvió otra, esperando pasar la noche más o menos entretenido, aunque la verdad es que no había sabido cómo acercarse a los ciervos que había ahí. Parecían... distantes, a su manera.

En el fondo, tampoco estaba de humor.

Se volvió a sentar en una gran mesa, en la cual había un grupo de ciervos muy jóvenes charlando animadamente entre sí. Hope fue a una esquina de la misma, sin desear realmente juntarse con nadie, estaba demasiado frustrado para disfrutarlo. Súbitamente alguien se sentó a su lado: un unicornio de pelaje rojo oscuro y crines canosas. El recién llegado dejó su propia jarra de sidra en la mesa y, sin presentarse, preguntó:

—¿Dónde está Aitana Pones?

Hope Spell se quedó inmóvil, mirando fijamente a la pared del fondo sin siquiera parpadear. El cuerno de Sharp Mind brillaba ligeramente con un aura púrpura.

**·-----·-----·-----**


Corría, corría con todas sus fuerzas a través de unos túneles de los que sobresalían las raíces de los árboles de la superficie. Varios ponis se interpusieron en su camino, pero entre él y su compañero grifo dieron rápida cuenta de ellos. Giró una esquina, adentrándose en una sala donde fueron recibidos por una lluvia de flechas, pero el escudo de Royal Destiny la desvió. Liberando su magia con rabia y desesperación creó una lluvia de rayos que, como si tuvieran voluntad propia, derribaron a la mayoría de enemigos. Gilderald se lanzó al combate y, al poco, solo un poni quedó en pie. Royal corrió hacia él, lo hizo levitar con su magia y lo estrelló contra el suelo, poniendo después ambas pezuñas sobre el ensangrentado cultista.

—¡¡¿DÓNDE ESTÁ?!!


Aitana maldijo para sí misma, dándose cuenta de lo que estaba haciendo el cabrón de Kolnarg. Si esos eran realmente los recuerdos de su padre, le había mentido: siempre le dijo que su madre, Night Shield, había caído en combate. Jamás le dijo que hubiera partido en su búsqueda. La yegua trató de resistir los nuevos recuerdos, no podía permitir que Kolnarg sembrara la discordia entre ella y su padre. Podía arreglarlo, podía preguntarle después, pero no iba a dudar de sus intenciones. Jamás.

—¡Me da igual lo que me enseñes, Kolnarg! Incluso aunque sea cierto, ¡jamás me separaré de mi padre!
¿Y quién pretende separarte, Dawn Hope? Solo estoy... disfrutando...

Se escuchó el galopar de varios ciervos acercándose al círculo. La presencia de Gaia se hizo más fuerte, superando a la sensación de terror que arrastraba consigo el fantasmal nigromante. Kolnarg bajó ligeramente la cabeza, como si diera por concluida su venganza.

—Parece que llegan los druidas, cazadora de demonios. Recuerda que si me obligan a morir todos mis espectros serán libres... y no se han alimentado en siglos.
—Encontraré otra manera de matarte, hijo de p*ta.
—Hasta entonces... solo recuerda...

Aitana se volvió a perder en un recuerdo ajeno.

Royal Destiny vio venir hacia él una llamarada imposible que abarcaba todo el área de una inmensa estancia; la magia acudió a su cuerno, condensándose durante un segundo antes de proyectar una poderosa barrera delante suyo, desviando el fuego violentamente en todas direcciones. Manteniendo la defensa, conjuró varias saetas de energía que, trazando amplias parábolas, convergieron en un punto concreto. El fuego desapareció rápidamente y, frente a él, apareció un unicornio de pelaje negro azabache y ojos antinaturalmente rojos. A varios metros de distancia, Gilderald se estaba enfrentando a dos grandes demonios, combinando la magia con un hábil combate cuerpo a cuerpo.

—Deberías darte prisa, arqueólogo —dijo el demonologista con sorna—. Quién sabe, quizá todavía esté con vida...

La ira invadió a Royal, pero su magia empezaba a agotarse. Cargó contra su enemigo, desenvainando con la levitación una espada y lanzó una rápida estocada, pero el unicornio negro formó un sólido filo de sombras que usó para desviar el ataque. Chocaron sus metales varias veces antes de separarse en un empate técnico.

—O quizá no lo esté... pero siempre me quedará tu hija para seguir divirtiéndome. ¿Dawn Hope, que está en las afueras de Trottingham?

La magia rodeó a Royal Destiny, fruto de la pura rabia y del instinto de proteger a su hija, haciendo que sus crines se sacudieran con furia.

—¡Esta es tu última noche, Hellfire! ¡Te haré sufrir, hijo de p*ta!


Aitana volvió en si durante un instante para ver cómo toda una unidad de guerreros druida, dirigidos por un maestro de la guerra, llegaban al círculo. Al instante, los espectros liberaron a los ciervos que dirigían el ritual y se quedaron flotando, a la espera. Kolnarg aguardó sin hacer nada.

—¡Cancelad el ritual! —gritó la yegua—. Si lo acabáis, todos los espectros se liberarán y habrá una masacre. ¡Paradlo!
—¡Haced lo que dice! —gritó el maestro de la guerra, al tiempo que otro guerrero se afanaba en ayudar al ciervo moribundo—. Detened el ritual, invocad al espíritu de Gaia, hermanos.

Cientos de espíritus de la naturaleza aparecieron alrededor del círculo; los druidas del mismo entonaron un cántico, y la magia del mismo empezó a desvanecerse poco a poco. La silueta de Kolnarg se empezó a difuminar en el aire. Aitana sintió, una vez más, la voz del lich en su cabeza.

—Un último regalo, arqueóloga.

En poco menos de un minuto la magia murió completamente, las piedras alrededor del círculo perdieron su luz y las sombras del centro del mismo se dispersaron como una inofensiva niebla. Los espectros que aún quedaban desaparecieron de la misma forma que habían llegado, y el aire recuperó su calidez natural.

Alguien arrastró al druida herido por el espectro que, milagrosamente, había sobrevivido. El anciano ciervo que recibió a Aitana para el ritual se acercó a los guerreros murmurando “jamás había visto nada igual”, y un druida se acercó a la poni.

—¿Estás bien, maestra arqueóloga?

Aitana se había quedado inmóvil, incapaz incluso de parpadear, viendo una imagen que solo estaba en su cabeza. No hubo lágrimas ni ningún grito pero, sin previo aviso, se giró y galopó unos pocos metros para, finalmente, vomitar ruidosamente todo el contenido de su estómago. Un miembro del círculo se acercó para intentar confortarla, aún sin saber qué es lo que le estaba ocurriendo.

**·-----·-----·-----**


—Desconozco dónde está Aitana Pones —respondió Hope Spell con voz monótona—. Marchó sin decir a dónde.
—¿No dio ninguna pista? ¿Algún comentario de sus intenciones?
—No. Ya tiene el pergamino, dijo que no tenía nada más que hacer en Lutnia.

Sharp Mind observó a Hope en silencio, el cual seguía mirando el infinito sin parpadear. Recogió su jarra, bebió un trago y volvió a dejarla en su sitio, emitiendo una grave y silenciosa risa entre dientes.

—Eres bueno, Hope Spell. Por un momento me lo he creído.

Hope se permitió respirar normalmente al saber que su engaño no había funcionado, sintiendo todavía el temblor nervioso que le había provocado la magia negra. Jamás la había sentido antes, pero era exactamente como definían los libros: una sensación de opresión, como una premonición de muerte. Milagrosamente, el hechizo que se lanzó la noche que regresó sin saber cómo a casa había durado hasta entonces, desviando el hechizo del mago negro y evitando que cayera presa de la voluntad de este. Observó a su atacante: pelaje rojo oscuro, crines canosas, de edad avanzada. Empezó a recordar: “Vaya, qué sorpresa encontrar a un congénere”.

—¿Cómo lo has hecho, joven? Sabía que estudias magia blanca, pero has logrado rechazar mis hechizos. Es toda una proeza.
—Cometiste un error... ¿Sharp Mind era tu nombre?. Supongo que te excediste con el hechizo desmemorizante, me desperté en mi casa sin recordar nada.
—Y te preparaste por si volvías a ser atacado. Eres inteligente, muchacho, no entiendo cómo Aitana Pones puede permitirse despreciar tu ayuda.

Hope asintió en silencio, luchando por no dejarse llevar por el pánico, ya que solo las palabras podían sacarle de esa situación. Si había vencido su magia había sido más producto de la sorpresa que de la habilidad, no tenía ninguna posibilidad en un combate directo contra él. ¡Jamás había combatido contra nadie!

—Yo podría cambiar eso, Hope Spell —murmuró Sharp Mind—. La Hermandad de la Sombra acogería a alguien con tu potencial, te ayudaría a desarrollarlo.
—¿Cuál es vuestro objetivo? —preguntó él, intentando sonar interesado.
—Oh, eso no te lo puedo decir. Veo en ti el ansia de proteger al débil, de aprender, de superarte a ti mismo. Te puedo ofrecer todo eso y más: los tuyos siempre serán protegidos, aprenderás cosas que en ninguna academia del mundo podrás conocer, y te enfrentarás a retos que jamás imaginaste.

Hope Spell tomó su jarra y bebió un largo trago, al tiempo que observaba sus alrededores por el rabillo de los ojos. Había cerca de treinta ciervos, mayoritariamente jóvenes y adolescentes, y no pudo ver ningún guardia. Sharp Mind bebió de su propia jarra, aguardando una respuesta del unicornio verde.

**·-----·-----·-----**


Sinveria terminó de recitar el hechizo, quedando varios minutos en un profundo trance tras hacerlo, a medida que Gaia canalizaba su energía a través de la druida. Finalmente empezó a despertar, abriendo los ojos poco a poco al mundo real.

El ancestral pergamino frente a ella brillaba con una brillante aura verde, levitando a pocos centímetros de la mesa. Se acercó, ansiosa por comprobar que había funcionado, viendo cómo los milenarios pictogramas cambiaban ante sus ojos. Poco a poco las palabras adquirieron sentido y las frases coherencia. El hechizo se apagó y Sinveria leyó, finalmente, el mensaje desencriptado. Sus ojos se abrieron de par en par, y tuvo que releerlo varias veces para cerciorarse de que no se equivocaba.

—Por toda la bondad de Gaia... Asunrix, tenemos que informar a Aitana Pones inmediatamente. Si esto es cierto, la verdadera historia de Weischtmann no debe descubrirse...

El gran guerrero ciervo seguía inmóvil, mirando a través de la ventana. Sinveria volvió a llamarlo, pero este tardó unos segundos en girarse. Tenía la mirada perdida, fija en el infinito.

—Asunrix, ¿qué ocurre?

El aludido cerró los ojos durante unos segundos. Sinveria sintió una atenazante opresión en el estómago, un aviso de Gaia, y se alejó del ciervo que amaba. Una nube lila surgió de debajo de los ojos cerrados del maestro de la guerra y, cuando los abrió, el blanco de los mismos se había vuelto completamente verde.

Entonces el árbol gritó, en un idioma que solo los druidas entendían, “el enemigo está en mi interior”.

**·-----·-----·-----**


—No —dijo Hope Spell—. “Los míos” son todos aquellos que necesiten ayuda, Sharp Mind. No me uniré a tu hermandad.
—Vaya, qué lástima —respondió el unicornio rojo, bebiendo otro trago con una expresión relajada que no correspondía en absoluto con el estado de nervios de su interlocutor—. ¿Entonces qué va a ser, mago blanco? ¿Vas a matarme?

Hope levitó su jarra, que seguía casi llena y bebió un pequeño trago. No pudo evitar que el miedo que sentía se dejara ver a través del temblor de su campo de levitación.

—No. Dudo ser un rival para ti, y además podrías usar tu magia para obligar a inocentes a atacarme. Pero tú tampoco me vas a matar.
—¿Y eso por qué, si se puede saber?
—Porque tu hermandad es débil.

El silencio que siguió hizo que una pequeña chispa de realización estallara en la mente de Hope. Había dado en el clavo.

—Actúas con cautela, no os dejáis ver. No puedes permitirte descubrirte combatiendo donde hay tantos testigos, ¿me equivoco? Creo que sois pocos, probablemente solo un puñado de vosotros sois realmente poderosos. El resto serán... solo secuaces, zelotes dispuestos a dar sus vidas por la causa, que no saben nada de trascendencia. Mandarás a uno de ellos a por mi, si es que me quieres muerto.

Sharp Mind no respondió, simplemente sonrió y apuró su bebida para después levantarse. Hope observó que el cuerno del anciano había brillado durante un instante, pero no pudo concretar qué había hecho exactamente.

—Realmente prometedor, Hope Spell. En otra ocasión me encantaría tener un duelo de intelecto contigo, pero me temo que no me lo puedo permitir.

El unicornio rojo se acercó a Hope y le susurró en la oreja:

—Vigila tu espalda, mago blanco.

**·-----·-----·-----**


Sinveria, con el pergamino en la boca, galopó hacia la ventana más cercana, pero Asunrix, dominado, se interpuso en su camino enarbolando la lanza. Los cuernos del guerrero brillaron, a punto de lanzar un ataque, cuando la puerta de la entrada se abrió. Dos zorros saltaron sobre Asunrix, mordiéndolo en el cuello y una pata.

La joven ciervo trató de rodear el combate para escapar, sabiendo que no tenía ninguna posibilidad. El maestro de la guerra se libró de los dos cánidos con rápidos y calculados movimientos, y golpeó el suelo con las pezuñas. Un enorme virote de madera surgió del mismo y fue arrojado con precisión milimétrica contra la investigadora.

**·-----·-----·-----**


Sharp Mind, andando sin prisa, salió de la taberna, y Hope Spell respiró varias veces tratando de controlar la adrenalina en su cuerpo. Santa Celestia, ¡Aitana tenía razón! ¡Había magos negros en Lutnia e iban tras ella! Estaban en peligro, ¡todos lo estaban! Tenía que avisarla. Se levantó rápidamente, dispuesto a galopar hasta el círculo de los druidas, pero se detuvo un instante para procesar lo que sabía.

Sharp Mind sabía del pergamino, ya que no había preguntado al respecto cuando lo mencionó.

Conocía a Aitana, y sabía que no estaba con Sinveria, aunque desconocía dónde se encontraba exactamente.

Quizá buscaba matar a Aitana Pones, pero si esto era así, ¿por qué no la habían seguido cuando abandonó la casa de Sinveria? La arqueóloga llamaba la atención en Lutnia, era fácil seguirle la pista. La hermandad debía tener poca gente en la ciudad, y probablemente perseguían otro objetivo

Además, Sharp le había dominado a él y, aunque no lo recordaba, imaginaba que le había preguntado por su trabajo ahí; sabía que había traído el pergamino ciervo milenario para descifrarlo. Entonces tenía que estar vigilándolo, pero sin arriesgarse. Pensó en las únicas personas que estaban en concreto y, en concreto, en la única capaz de descifrarlo, y entonces todas las piezas del plan de la hermandad de la sombra encajaron como un puzzle en la mente de Hope.

—Mierda, ¡Sinveria!

Sin pensar en su propia seguridad, ignorando la amenaza de Sharp Mind de vigilar su espalda, Hope Spell salió a la calle y se dirigió al bosque de la sabiduría tan rápido como pudo, combinando un veloz galope con varios teletransportes sucesivos. En menos de un minuto se adentró en el mismo, y en seguida notó que los animales estaban alterados, aullando, ululando y rugiendo señales de alarma y socorro. Sin dudarlo, Hope conjuró su magia para teletransportarse directamente en la casa de Sinveria.

Lo primero que vio fue sangre.

**·-----·-----·-----**


Aitana respiró ruidosamente, luchando por calmarse y alejar esa imagen de su mente. No era cierto, no podía serlo. Todo era una mentira creada por Kolnarg, probablemente vio en la mente del profesor Pones a su madre, en los meses que él portó la brújula, y había creado unos recuerdos falsos para torturarla. Tenía que ser eso, lo que le había mostrado no era posible, ¡sencillamente no lo era!

—Maestra arqueóloga, ¿te encuentras bien?
—No, j*der, no... j*der... ¿Cómo puede ser tan poderoso, j*der?
—Creo que tendrás que dar explicaciones, poni —interrumpió uno de los guerreros.
—Maestro de la guerra Solnes, no hay explicaciones que dar —respondió el anciano líder de los druidas del círculo—. El espíritu que hemos intentado devolver a la corriente de Gaia es extremadamente poderoso, la maestra arqueóloga ha hecho lo posible por salvarnos cuando salió mal.

Los dos ciervos siguieron discutiendo, pero Aitana no prestó atención. Aún estaba tratando de eliminar los recuerdos de su mente, mientras murmuraba en voz baja “no es cierto”. Debieron pasar apenas unos minutos cuando notó que todo el mundo a su alrededor guardaba silencio. Los ciervos estaban quietos, mirando en la misma dirección.

—¿Qué pasa?
—Gaia... está pidiendo ayuda.
—¿Por qué? ¿Dónde?

Los guerreros formaron y se dirigieron al interior de la ciudad. Uno de los druidas del círculo respondió:

—No muertos, en el puerto.

Aitana maldijo a todos los dioses que conocía, corrió a recoger la brújula del centro del círculo y después galopó hacia la casa de Sinveria.

**·-----·-----·-----**


Hope Spell se quedó en shock, incapaz de asimilar lo que veía. La ciervo marrón estaba suspendida contra una pared. Cinco enormes lanzas de madera la mantenían sujeta a la misma, una de ellas habiendo destrozado su cráneo. El olor de la sangre y la inconcedible crueldad del hecho se hicieron insoportables durante un instante, y Hope tuvo que luchar para respirar.

Pero notó un movimiento a su espalda y el instinto le hizo moverse. Saltó tan rápido como pudo tras el escritorio donde tantas horas había trabajado con Sinveria; dos enormes impactos lo sacudieron, y una lanza de madera viva atravesó el mueble, fallando su blanco por pocos centímetros. Hope llamó a la magia, haciendo levitar la mesa y la lanzó con todas sus fuerzas hacia adelante.

Un enorme crujido recorrió la estancia cuando el maestro de la guerra Asunrix combó la madera del objeto a su voluntad, destrozándolo con solo un roce de sus patas. Sus ojos, verdes por efecto de la magia negra y emitiendo una neblina púrpura, se clavaron carentes de emoción en Hope Spell, el cual recuperó la ballesta que descansaba en la pared usando la levitación. El ciervo golpeó el suelo y este se combó como una ola en el mar. Hope no logró esquivarla del todo, y la fuerza de la misma hizo que se golpeara contra el techo; respondió al instante lanzando una pequeña explosión de luz sobre los ojos del poseído ciervo. Alzó su ballesta, apuntando con cuidado, pero no fue capaz de disparar.

—¡¡Asunrix, despierta, te han dominado!!

Hope pudo ver que este llevaba el ancestral pergamino, dedujo que ya traducido, enganchado en un saliente de su armadura. El ciervo, cegado, se dirigió como pudo a una ventana. Trató de recordar la teoría de cómo liberar a alguien de una dominación, pero no tuvo tiempo siquiera a intentarlo antes de que el maestro de la guerra saltara fuera.

—¡Asunrix, no!

Hope se teletransportó al exterior y vio a Asunrix aterrizar sobre sus patas y correr hacia el interior de la ciudad. El unicornio lo persiguió, tenía que intentar detenerlo, ¡tenía que ayudarle y después encontrar a Sharp Mind! Pero una sensación en el aire disparó todas sus alarmas: un frío antinatural, acompañado por un terror extraño que se mezcló con el shock de lo que acababa de suceder en la casa árbol. Escuchó gritos, decenas de ciervos gritando y huyendo desordenadamente, ¿qué demonios sucedía?

Solo alcanzó a ver un resplandor rojo acercarse a él, pero le bastó para hacerle saltar a cubierto tras un gigantesco árbol. Una enorme saeta de fuego impactó contra la madera, explotando en una deflagración de llamas. Hope se asomó y vio a un grifo frente a él: plumas grises, ojos brillantes y rojos, y la desquiciada expresión de alguien enloquecido por un poder que no debería ser capaz de albergar. El joven unicornio supo que lo que estaba viendo era una posesión infernal consentida.

Un maldito hechicero infernal.

El grifo alzó sus garras y rugió al aire: nuevos proyectiles ígneos surgieron de las mismas, persiguiendo a Hope Spell. Este corrió rápidamente tras un árbol, con las explosiones sucediéndose justo detrás de él y esta vez no lo dudó: cuando se pudo asomar de nuevo apuntó con la ballesta al hechicero, pero este echó a volar al tiempo que le lanzaba un nuevo ataque. Hope volvió a esquivarlo, pero el hechicero acortaba distancias rápidamente. El mago blanco giró a toda velocidad en torno a un enorme árbol y, ya fuese instinto o suerte, alzó la ballesta en el mismo instante en que el grifo se lanzaba encima suyo.

Los ruidos del mecanismo al liberarse precedieron al escalofriante sonido de la madera clavándose en carne. El infernal hechicero se quedó quieto durante un instante, mirando el virote sobresalir de su pecho, como si no comprendiera que acababa de morir. Hope retrocedió unos pasos, a punto de buscar de nuevo a Asunrix...

...cuando el grifo alzó la cabeza, gruñendo.

Sus furiosos ojos, como ascuas ardientes, se clavaron sobre su presa. Hope retrocedió, aterrorizado, sin virotes para recargar su ballesta y sin que se le ocurriera ningún hechizo que utilizar. Su mente no llegaba a procesar que el hechicero siguiera vivo, ¿cómo era posible? ¡Debería estar muerto, o moribundo! El grifo avanzó, alzando una garra y rugiendo; el fuego del Tártaro acudió a la misma, preparándose para consumir al mortal hasta las cenizas.

Se escuchó un fuerte chasquido en una rama superior y, solo durante un instante, Hope percibió a una yegua marrón columpiándose de una cuerda a la que se agarraba con los dientes.

Aitana Pones cayó sobre el demonologista grifo, derribándolo en una explosión sanguinolenta; después se encabritó, mostrando que portaba ambas pezuñas armadas en las patas delanteras, y las dejó caer con toda su fuerza sobre la cabeza del hechicero. Hope se quedó paralizado ante la escena, tanto porque había creído que iba a morir como por el hecho de ver a un poni asesinando a alguien, por poseído que estuviera, de forma tan inmisericorde. La cazadora de demonios sacudió la cabeza, la sangre manchando sus patas y pecho, haciendo que el látigo que todavía llevaba en la boca se enrollara en torno a un enganche que había en su chaleco.

—¡¿Dónde está el pergamino?!
—Qué.... Aitana... Sinveria..
—¡¿Qué ha ocurrido?! —la arqueóloga sacudió violentamente a Hope Spell—. ¡Contesta, j*der!
—¡¡Sinveria ha muerto!! —respondió él, gritando con voz desgarrada—. ¡Ha sido Asunrix, está dominado! ¡Hay un mago negro en Lutnia, Sharp Mind, y persigue el pergamino!
—¡j*der! ¿Dónde ha ido Asunrix? ¿Llevaba el pergamino?
—Ha ido al centro de la ciudad, y sí, lo llevaba. ¿Qué está pasando, Aitana? ¡¿Qué demonios está pasando!?

Aitana echó a correr hacia la zona céntrica, y Hope la siguió.

—Hay no muertos viniendo del puerto, ¡lo tenían todo pensado, los hijos de p*ta! ¡Asunrix va a los muelles, aprovecharán el caos para zarpar! ¡No puedo perder ese pergamino!

Ambos ponis salieron del Bosque de la Sabiduría y se adentraron en el centro de Lutnia; en seguida se encontraron con grandes grupos de civiles ciervos huyendo en dirección opuesta al puerto. Cuando los rebasaron, se toparon con los guerreros druida invocando a Gaia para combatir a los engendros nigrománticos que avanzaban incesantemente desde el gran puerto comercial de la capital ciervo.

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**·-----·-----·-----**


NOTA DEL AUTOR:

Lo siento, Sinveria. Y sí, cuando Aitana dice que Kolnarg es uno de los liches más poderosos de la historia no lo dice en broma. Como acaba de demostrar el bueno de Kolnarg...

Si os digo la verdad, en el primer borrador de esta historia la primera escena era precísamente el asesinato de Sinveria. Pero me di cuenta que había que trabajar mejor el cómo llegar a ese momento.

La hermandad de la sombra no se anda con bromas: sus planes siempre están bien calculados, a pesar de que como dice Hope, es una asociación débil y no puede mostrarse abiertamente.

Oh, y esta es la primera vez que se ve a Aitana matar a algo que no es puramente un demonio o un no muerto, ¿verdad?

Espero que hayáis disfrutado del capítulo. Tardaré un poco en actualizar, empezamos los estudios :)

Respuestas en base a algunos comentarios:

Aunque es cierto que saldrán personajes de la trilogía "Hermanas de la tormenta", haré lo posible para que podáis seguir con Aitana Pone sin leerla, si es que no deseáis darle una oportunidad.

Hope, evidentemente, tiene mucho potencial.

Luna fue, en el anterior capítulo, el primer personaje Canon en empezar a actuar propiamente dicho, y poco a poco se irán incorporando más a la historia.

Respecto a la batpony Midnight Blossom: es un personaje típico del fandom, miembro de la guardia Lunar normalmente emparejada con un pegaso llamado Cloud Skipper, subcapitán de la guardia solar. Tanto SG91 como yo lo hemos usado (él en su historia "amor de madre" (muy recomendado)) y yo aquí. Sin embargo, esto no significa que vaya a haber un Cross-over entre ambas.

Un saludo y gracias por leerme, amiguitos! :)
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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor agustin47 » 02 Oct 2014, 23:43

Spoiler:
Sospechaba muy hard que la pequeña Cierva iba a morir, pero me esperaba algo menos cruel que ensartada por 5 lanzas de madera y enganchada a la pared por el ciervo al que amaba. Ingenuo por mi parte, supongo :qmeparto:
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Volgrand » 03 Oct 2014, 00:11

agustin47 escribió en 02 Oct 2014, 23:43:
Spoiler:
Sospechaba muy hard que la pequeña Cierva iba a morir, pero me esperaba algo menos cruel que ensartada por 5 lanzas de madera y enganchada a la pared por el ciervo al que amaba. Ingenuo por mi parte, supongo :qmeparto:


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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Volgrand » 04 Oct 2014, 19:16

Estoy muy frustrado de no tener casi lectores y aún menos reviews . No va por este foro en concreto pero mirad la historia en fundición.net.

Cuatro putos reviews en cuatro capitulos.

Me dan ganas de mandar este mundo a la pierda pero Aitana no lo merece...
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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Sr_Atomo » 04 Oct 2014, 20:25

Pues alégrate, porque tienes un review por cada capítulo. Yo tengo menos.

¿Quieres un consejo? Pasa del tema. Escribe por diversión, no esperando consideración por otros lares. Tu vida será más sencilla y mejor.
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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Angelus-Y » 04 Oct 2014, 20:29

Atomo tiene muca razon, si te centras solamente en los comentarios que vas a recibir, se te va a hacer todo mucho mas dificil, hay muchisima gente que no recibe ningun review y menos, y cuyas historias son increibles. Yo he aprendido en mi caso con el tiempo que realmente como bien ha mencionado SrAtomo que hay que escribir por ilusion y diversion, por supuesto si tienes comentarios muchisimo mejor, pero sino tampoco hay que derrumbarse, no hay motivo para ello, porque bien sabes que no es porque sea malo, todo lo contrario, simplemente ya debes saber como esta el panorama en fanfiction y demas.
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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor agustin47 » 05 Oct 2014, 00:25

El último fic que escribí, no-pony related, no lo leyó nadie. Literal. Tú nos tienes a nosotros :qmeparto:
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Pandora » 09 Oct 2014, 09:19

Volgrand escribió en 04 Oct 2014, 19:16:Estoy muy frustrado de no tener casi lectores y aún menos reviews . No va por este foro en concreto pero mirad la historia en fundición.net.

Cuatro putos reviews en cuatro capitulos.

Me dan ganas de mandar este mundo a la pierda pero Aitana no lo merece...


¿Desde cuándo te importan a ti esas cosas, Volgrand? Querido mío, si tú me animaste a mí a publicar mi fic, yo a ti TE ORDENO que ni se te ocurra dejar el mundo de Aitana sólo por un poco de falta de atención. Los que sí te leemos nos quedaremos con un palmo de narices si de un día para otro dejas de publicar por falta de reviews... ¡Y dejaré de quererte si lo haces! >3<
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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Joypad_Console » 09 Oct 2014, 13:55

Creo que apresuras un poco las cosas entre los eventos importantes. Intenta darle un ritmo tranquilo a la narrativa fuera de estos, dando a entender la tranquilidad que deben disfrutar los personajes para que no parezca que sufran estrés de manera innecesaria.

"Lo importante no es llegar al destino, sino disfrutar el viaje"

PD: ahora quiero que despellejes mi fanfic :D
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Re: AITANA PONES 2: La tumba del norte [aventura][horror][ca

Notapor Volgrand » 10 Oct 2014, 17:00

Joypad_Console escribió en 09 Oct 2014, 13:55:Creo que apresuras un poco las cosas entre los eventos importantes. Intenta darle un ritmo tranquilo a la narrativa fuera de estos, dando a entender la tranquilidad que deben disfrutar los personajes para que no parezca que sufran estrés de manera innecesaria.

"Lo importante no es llegar al destino, sino disfrutar el viaje"

PD: ahora quiero que despellejes mi fanfic :D


Gracias por la crítica. que parte te ha parecido apresurada? porque tengo la impresión de que gasté bastante tiempo creando la escena de cervidas y los personajes.

Cuál es tu fic?
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