por Nahyo » 11 Feb 2015, 17:38
Hola, mis apreciados lectores. Veo que, a su manera, los dos primeros capítulos han gustado, y eso me anima a escribir mucho y a tratar de mejorar, para enganchar a la historia a el que la lee, y que una vez empiece, no quiera parar de leer hasta leer el fic entero (cuando lo termine de escribir). Bueno, a ver, que estoy soltando un rollo y termino siendo molesta. Yo a lo que vengo ahora, es a traer el tercer capítulo:
Capítulo 3
Ya terminada una pequeña conversación inicial y encendida una vela en lo que más o menos era el centro de la "casa", los tres ponys que ocupaban esta se relajaron, disfrutando de la calidez que emitía la pequeña llama de una vela. Nyori, indecisa, se alejó un poco, saliendo del circulo de luz de la vela. Se acercó a una esquina y se acurrucó junto a las paredes de barro y piedra de la "casa", dando la espalda a los otros dos ocupantes de esta.
-¿Estás bien? -le preguntó Henry, preocupado.
-S-sí -respondió Nyori, un tanto dudosa, cuando los tres pudieron escuchar como resonaba el tronar de la tormenta eléctrica.
Nyori se tapó las orejas con las patas y cerró los ojos con fuerza, haciendo esfuerzos por contener un grito de terror, y por no lanzarse contra Henry o Lalaya, para estrujarlos con fuerza y asegurarse que estaba protegida por alguien.
-Algo me dice que no le gustan las tormentas eléctricas -comentó Laya, sarcásticamente, y Henry la miró, frunciendo el ceño.
-Nyori... -la llamó el unicornio de colores marrones, y esta le miró, al escuchar su nombre. -No tienes porque tener miedo -Nyori no estaba muy segura, tenía ganas de abrazarlos, pero no creía que ellos estuvieran de acuerdo. -Estamos aquí contigo, puedes tranquilizarte.
En aquel momento, Nyori recordó algo:
Nyori era una pequeña potrilla, estaba aprendiendo a volar con la ayuda de su padre, un pegaso de crines verde-azuladas oscuras, pelaje granate, y ojos anaranjados, llamado Yaony. Estaban en un parque natural, lleno de bonitos árboles y hermosas flores.
-¡Muy bien! -decía Yaony, mientras Nyori revoloteaba, haciendo pequeñas cabriolas. -Ya verás como pronto eres la mejor voladora de todo Equestria -rió Yaony, mientras Nyori no le prestaba la más mínima atención.
De repente, el cielo comenzó a cubrirse de nubes de tormenta, que parecían acercarse.
-Papá... ¿Va a llover? -preguntó Nyori, diciendo una de sus palabras favoritas, le encantaba la lluvia.
-Sí -respondió Yaony. -¿Quieres jugar bajo la lluvia un rato? -y Nyori sonrió, contenta. -¿Y para qué preguntaré? -Algunas gotas comenzaban a caer, y Nyori se subió al lomo de su padre que comenzaba a elevarse en el aire, paseando bajo la lluvia.
-¡¡¡Wii!!! -gritaba Nyori, moviendo las patas delanteras como las alas de su padre.
Mientras los dos reían, la lluvia se tornaba más intensa.
-Deberíamos volver pronto -dijo Yaony, y Nyori negó con la cabeza. -Pero agárrate fuerte, ¡vamos a volar como el rayo! -Nyori asintió fuertemente con la cabeza, al escuchar otra de sus palabras favoritas.
Nyori se agarró como pudo a su padre, y este comenzó a batir las alas con fuerza en el sitio, mientras Nyori rebotaba en su lomo, como siempre, cerca de la caída. De repente, su padre se lanzó hacia delante, volando a una gran velocidad cuando, Nyori, empapada, comenzó a resbalarse, y cayó. Nyori batió sus pequeñas alas y consiguió terminar en el suelo, con suavidad.
-¡Papá! -gritó Nyori, pero, su padre, que ya no la oía, continuaba alejándose a toda velocidad, y mientras los ojos de la pequeña se llenaban en lágrimas.
De repente, Nyori escuchó el estruendo de un trueno, y, fatídicamente, observó, como un rayo caía sobre su padre.
-¡¡¡¡¡¡¡Papáaaa!!!!!!! -gritó Nyori, derramando lágrimas como cascadas infinitas.
Nyori no pudo más y estalló en llanto. Henry y Laya, haciendo como si fuesen los padres de Nyori, se acercaron a ella y la abrazaron.
-No pasa nada -dijo Laya, dando un beso en la frente a Nyori.
-Estamos aquí contigo, no llores más -la calmó Henry, acariciándole la cara con un casco.
Nyori intercambió la mirada entre Laya y Henry y los abrazó con fuerza, tratando de dejar de llorar. Laya y Henry se miraron, y compartieron una sonrisa de cómplices. Al cabo de un rato abrazándose, los tres se soltaron. Henry y Laya se frotaban la garganta, un tanto ahogados tras el largo abrazo o "estrujón" con Nyori. Esta les miró, y se echó a reír.
-¿Se puede saber de que se ríe ahora? -preguntó Laya.
-Supongo que nos ve graciosos, ¿no? -respondió Henry y Nyori asintió, mientras tanto Laya como Henry se unían a las contagiosas risas de la potrilla.
Bueno, ese era el tercer capítulo, espero que guste. Esperaré con paciencia conocer vuestras opiniones sobre el capítulo,
un saludo,
Nahyo.