Los cazadores de fanfiction (Mr.Quill de vacacciones)

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Los cazadores de fanfiction (Mr.Quill de vacacciones)

Notapor Angelus-Y » 17 Mar 2015, 19:02

Hace mucho tiempo que llevo pensando esta idea y por fin me he animado a plasmarla, espero que os guste. Eh aquí la sinopsis:


"El vacuo, el lugar donde se halla el castillo de Mr.Quill, un misterioso enmascarado que busca a expertos cazadores para adueñarse de las historias de los distintos fandoms que pueblan el mundo de los escritores. Historias de distintos escritores serán amenazadas por los llamados "Indefinidos" nacidos de los desperdicios y los abandonos de la mente, y por el misterioso Mr.Quill."

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Fanfiction MLP. (Aventura)
Autor: Ángelus-Y. Beta-reader: Volgrand.
LOS CAZADORES DE FANFICTIONS.
Capítulo 1: El visitante.


Spoiler:
Hoy llega un nuevo visitante al castillo de Mr.Quill. Una sombra de lo que podría haber llegado a ser esta criatura. Otro Indefinido más que se planta a las puertas de esa caótica estructura, en el Vacuo, o también conocido por pocos como “El Entremundo”. Los desperdicios, las ideas, los fracasos y lo inimaginable acaba desechado aquí, vagando por ese vacío, casi sin fin, que se halla entre los mundos escritos.

El visitante acaba allí, delante del enorme portón dorado, tan vacío y triste que no sabe que hacer, tan solo se deja guiar por la obviedad y toca la puerta con ligeros toques. Se oye un forcejeo y un extraño mecanismo de engranaje correr y al abrirse por sendos lados dejando visible solo una pequeña imagen del interior. Al abrirse, el visitante no ve que nadie le reciba.

—Vaya, debes de ser el nuevo —dice una voz. Empieza a ojear sin éxito de un lado para otro, hasta que decide bajar su mirada y encuentra a quien le estaba hablando.

Un pequeño personaje, vestido de negro, algo jorobado y con una máscara de acero cubriendo su cara.

—Veo que no sabes hablar. —observó el pequeño.

Pero la indefinida sombra solo se dedicaba a seguir escudriñándole con curiosidad, por dentro sentía un pequeño cosquilleo al ver el sombrero que llevaba puesto, una prenda negra alargada con un cascabel al final, como el de un duende. También sintió extrañeza por sus brazos, recubiertos de un metal amarillento parecido al dorado portón, pero con piezas brillantes azuladas en las articulaciones y en sus garras.

—¿Te parezco gracioso? A muchos se lo parezco.

La sombra negó lentamente con la cabeza y volvió a su depresiva mirada cabizbaja.

—No me importa que te rías de mí, me gusta. Y, no, definitivamente no sabes hablar, pero tranquilo, a todos les pasa cuando salen del mar del Vacuo. —el pequeño personaje, de metro de altura, se volvió, dejando que la sombra pudiera ver como un tubo metálico, también dorado, ascendía desde la plataforma antigravitatoria circular que lo sostenía, hasta su joroba. —Por favor, entra, sé bienvenido a la morada de Mr.Quill.

Al desplazarse hacia el interior, su aparato mecánico de desplazamiento desprendía un sonido monótono, procedente del motor, para ser exactos. El visitante, con lentitud y timidez, fue entrando en el castillo, deleitando su mirada con el peculiar decorado del interior. Maquinas, tubos recolectores de energía, paredes de piedra, suelos de mármol reflejantes, lámparas de araña y el tenue ruido de los engranajes, ruedas y motores funcionando en perfecta armonía. Una alfombra de tapizado rojizo daba bienvenida al nuevo.

–Esto de aquí es estancia nupcial, las armaduras e instrumentos mecánicos y mágicos son propiedad del señor, por lo que se pide a los nuevos empleados no tocar nada. —explicaba, sin dirigirle la mirada, en su recorrido. — Sígueme hasta el teletransportador. ¡Ah! —exclamó dándose la vuelta. —Perdona, mi nombre es Slivly, por si te lo preguntabas.

Slivly y el nuevo visitante llegaron hasta la parte izquierda de la sala, donde un teletransportador, basado en una plataforma circular, conectada por cables y en cuya periferia se alzaban tres agujas que conectaban entre sí la energía.

—Colocate en el centro, con sumo cuidado…al principio puede que sientas algún calambre, pero nada de que preocuparse. — De forma mecánica, se acercó hasta el pequeño panel del teletransportador, programándolo para el funcionamiento automático. Cada tecla que pulsaba daba lugar a un agradable sonido como las teclas de un piano. —Listo… —Ambos se colocaron y entre las tres agujas empezó a elevarse una elevada carga de energía que se entrecruzó y empezó a envolver a los sujetos, haciéndolos desaparecer al cabo de escasos segundos.

Era como bucear por el agua, el proceso de teletransportación y hacía cosquillas además. Pronto llegaron hasta otra estancia completamente diferente. Se bajaron del segundo teletransportador al cual llegaron, y se toparon con una gran puerta, decorada con hebras de marfil y cristales en forma de rombo. Slivly se aproximó a otro panel al lado de la puerta, e introdujo una contraseña secreta de varias letras. Los cristales de la puerta brillaron fuertemente y la puerta comenzó a abrirse lateralmente, dando lugar a una inmensa sala.

—Esta es la sala del trono…donde yace el gran Mr.Quill. Ponte erguido y ofrece tu aspecto mas duro… —aconsejó el pequeño.

La sala del trono era esplendorosa: Coronada en los extremos por inmensas columnas de superficie de oro, pero en cuyo interior, ya que se avistaba por algunas fisuras de las mismas, se contemplaba un inmenso circuito recorriendo sus entrañas .La alfombra que decoraba la sala esta vez era de color azul cielo y el suelo estaba hecho de un cristal transparente, del cual más allá bajo el visitante y Slivly se contemplaba una red de cables tubos y lo que aparentaban ser generadores cilíndricos que bombeaban energía hacia todos lados, incluso a los circuitos de las columnas. Unas pequeñas escaleras de azul tapizado elevaban hasta el trono, el cual estaba con el respaldo puesto al revés, mirando hacia un cristal blindado que ofrecía bellas vistas al llamado Vacuo, en forma de un inmenso horizonte que daba una mezcla de gélidos colores y luces intermitentes en un denso mar oscuro.

—Mr. Quill, mi señor. Perdonad la interrupción. —dijo con una leve inclinación, juntando sus extremidades metálicas en señal de respeto. —Ha llegado el Indefinido en el que habíais puesto interés.

La sombra miró al frente, y divisó como el trono se giraba lentamente para dar a conocer al feudal de Slivly. Un elegante individuo, sentado con las piernas cruzadas, quien se hallaba leyendo un pequeño libro de tapadera de cuero.

— ¡Ah! El nuevo cazador de fanfics que pedí…he estado observándote.

Lentamente se puso erguido y derecho, levantándose de su recomfortable asiento mullido, ajustándose sus guantes de cuero marrón. El aludido “Mr Quill” llevaba consigo un porte de exaltada elegancia, en especial denotado por sus simples pero refinadas prendas: Un sombrero negro de tres picos, adornado con una pluma roja, que recordaba a antiguos tiempos de mosqueteros y leales sirvientes. Su larga capa oscura, colgada de su hombro izquierdo, su camisa de cuero marrón oscuro, adornado con un anillo de plata sujetado por amarres. Y sus mallas negras adornada con botas marrones, de cuero, para variar.

—Como ya debes saber, mi nombre es Mr.Quill. Soy el descubridor del Vacuo, maestro de aquellos despojados de gozar de una historia: Los Indefinidos.

La sombra se quedó un tanto sorprendida, aunque como detallista que era, se dijo en el cinturón oscuro que portaba el señor, y en el cual guardaba algo inusual: Un estoque de pálido metal, quizás plata, metido en su vaina. Por no mencionar que su rostro estaba oculto tras una máscara lisa de acero claro, con dos ojos afilados dibujados en su faz y con dos marcas rojas verticales bajo los mismos, con forma de colmillos.

La sombra no sabía como actuar, hasta que sin querer miró a Slivly y le indicó con disimulo que hiciera una reverencia. Por ello, respondió como se le dijo e inclinó la cabeza.

—Señor, déjeme decirle que el portal está…

— ¡Callate Slivly! Ahora no es el momento, ¡retírate de inmediato! —interrumpió el enmascarado.

—S-Si, señor. Lo siento…—y con pesar se dirigió a otro teletransportador, dejando a maestro y visitante solos.

—Bueno… ¿Por dónde iba? Ah sí, tú eres el que iba a ser llamado Xuroan ¿Te suena ese nombre? —inquirió, pero la sombra no respondió, tan solo negó con la cabeza. —Es mejor así…a partir de ahora, tendrás un propósito, no navegarás sin rumbo, sin nombre, ni sin conciencia por el mar del Vacuo, yo te daré un fin, un destino…

La sombra, agradecida, aunque de forma inconsciente, se inclinó nuevamente.

—A ti…por lo pronto responderás por el nombre de Runoa. De ahora en adelante, formas parte de los cazadores de fics. Con el propósito de ganar lo que ningún escritor te dio… —explicaba con una mano puesta en la espalda.

El visitante se extrañó.

—Es normal que ahora estés confundido, tan solo sientes una profunda depresión y vacío, por lo que te hicieron…poco a poco empezarás a recordar, a sentir más emociones…Pronto.

La sombra se revolvió pero no dijo nada…

—He estado estudiando lo que un día fuiste, y se cómo te vas a sentir, has debido sufrir mucho…pero eso, es tu pasado, yo, y solo yo, te daré lo que ansías, si prometes claro, serme leal.

No existía alguna otra causa por la que estar allí, no sentía necesidad, ni desconfianza. Solo dulces palabras salidas de un señor dispuesto a acogerle, que en ese mar de olvido que por siempre hasta ahora ha flotado, hasta que una voz le llamó y la siguió hasta este castillo…su voz.
Se inclinó, dando a afirmar.

—Excelente. Ahora…permíteme que te ofrezca una forma más…definida, a cómo te querrías ser… —Levantando su capa con delicadeza, mientras que abría la otra mano, hizo levitar su estoque, desenvainándolo hasta que llegó a su mano. Dejo caer su capa y empuñó su arma, de lo más peculiar: La empuñadura y el inicio de la hoja parecían ser corrientes, pero la punta de la misma se asemejaba a la parte final de una pluma de tinta. Con semejante instrumento empezó a moldear la sombra que conformaba el cuerpo del visitante: Le ofreció las garras de un lagarto, una cola, un caparazón en su espalda, armado con púas y unas patas poderosas. Alargó su nariz hasta convertirla en hocico y le dio un toque intimidante con ojos de color miel. Cuando acabó su labor, envainó el estoque.

—Maravilloso, esto ya es otra cosa… —expresó Mr.Quill.

La sombra se miró a sí misma, parecía otra cosa…pero se sentía feliz. Aunque solamente fuera una silueta de lo que debería ser, ella sonreía al ver su nueva forma, su aspecto mejorado…El vacío que sentía quedó un poco atrás. Tal fue su agradecimiento que se postró ante él, Mr.Quill.

—Aún no me lo agradezcas…esto es un incentivo para que te esfuerces en lo que te espera. Se te adiestrará como Indefinido y cobrarás historias para mí…con tu deuda saldada, llegará un momento en el que te sentirás completo… ¿Lo entiendes?

La sombra asintió vivamente, se levantó y esperó órdenes de su nuevo maestro.

—Como te he mencionado, aún debes mostrar tu eficacia…Slivly te preparará para tus pruebas, si las superas, irás con el primer grupo. —indicó Mr.Quill, quien al apartar su mirada de él, prosiguió sus palabras. —Todos los Indefinidos estamos ahogados en una profunda injusticia, debes asimilar que todo esto, lo hacemos por justicia, por llegar a donde otros no han llegado. Tu vida es lealtad a mí. ¿Ha quedado claro?

Nuevamente asintió.

El enmascarado feudal se acercó su muñeca, donde llevaba puesto un brazalete electrónico de arcano aspecto, manipulando una serie de botones, logró contactar con su sirviente.

—Slivly, ven ahora mismo…lleva a nuestro “huésped” a su nueva recámara para que comience su adiestramiento.

—Si, mi señor —contestó por el brazalete.

A escasos segundos de tiempo, el pequeño sirviente volvió por uno de los teletransportadores entre una maraña de rayos. Se acercó hasta Runoa y le indicó el camino…

—Ven conmigo Runoa…te llevaré al lugar que te corresponde.

Y ambos fueron abandonando la sala, mientras que Mr.Quill ansiaba retornar a su cómodo trono, para seguir contemplando el extenso mar del Vacuo.
Tras un pequeño tour por el encantado castillo, Runoa fue llevado a su nueva estancia: Una pequeña habitación cuyo techo y paredes era cruzado por varias tuberías, las paredes eran de madera, al fondo yacía una cama, de aspecto confortable, y una mesa de estudio a cuyo lado había varias válvulas. Sobre la mesilla, había colocado un tomo de lo más peculiar, con cubierta de tapiz oscuro y hojas viejas escritas en una forma que, curiosamente, Runoa podía leer sin tan siquiera saber o haber aprendido algo de ellas, como algo innato.

—Esta será tu estancia temporal, te recomiendo descansar un poco, antes de emprenderte en la lectura de este libro. Es el “manual de Indefinidos” te explicará todo lo necesario para comprender tu situación, cómo funcionan las historias y las claves para ser un “cazador”— explicó Slivly señalando el libro. — Me he tomado la molestia de introducir datos adicionales sobre el campo de fics que estamos ahora en proceso de “asimilar” yo que tu, le echaría un vistazo.
Runoa miró sonriente a Slivly y agitó la cabeza.

—Bueno, eso es todo…descansa, mañana registraré tus avances, aprendiz. —Y dando la vuelta, abandonó la nueva habitación de Runoa, cerrando la puerta de madera oscura con cautela, para no hacer mucho ruido.

Runoa no podía expresar lo que sentía, el pasar de un olvidadiza y vacía existencia a tener un propósito y poder recordar todo lo que le fue arrebatado al caer al Vacuo. El horizonte del Entremundo se esclarecía en una luz crepuscular.

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Al cabo de unos minutos, en la sala del trono…

—Señor…Runoa ya está asentado. Como ordenasteis.

Mr.Quill seguía oteando el Vacuo…

—Magnifico, dentro de setenta y dos horas comenzarán las pruebas de promoción. Quiero que todos estén listos para el nuevo campo objetivo. —exigió el misterioso dueño del castillo.

—Me teneis intrigado señor… ¿Qué tienen de especial esos fanfictions?

Mr.Quill, soltó una risa entre dientes.

—Son un campo ideal para explotar y asimilar, con historias complejas, tramas interesantes y de una gran energía…te lo aseguro mi fiel ayudante, esto será único, en comparación con las porquerías que nos hemos encontrado hasta ahora… —especificó el señor.

—Regla número 4: "Si los poderes del OC, o personaje original, perteneciente a la historia, no concuerdan, escapan a la lógica o tienen poca continuidad respecto a la historia "primigenia” el coleccionista Indefinido que haya asesinado al OC no obtendrá poder alguno, pero si el control de la historia, aunque no tendrá relevancia."—recitó Slivly.

—Exacto…pero en este caso…va a cambiar.—confirmó Mr.Quill.

—No lo dudo, mi señor… —aclaró.

— ¿Has leído y estudiado los fanfics que te dije? —inquirió Mr.Quill, dándose la vuelta hasta su leal sirviente.

—Si…y ya he seleccionado los dos primeros a abordar entre ellos. Aunque según he visto, la historia “primigenia” de este campo, es My Little Pony, y según he comprobado, hay muchos elementos mágicos, las reglas de esos mundos serán estrictas, siempre que los OCs de ese mundo sean adecuados.

— ¿Y crees que lo son?

—Por supuesto, doy mi más sincera aprobación, mi señor. —sinceró Slivly.

—Puedes retirarte Slivly, luego me darás los detalles.

El pequeño jorobado en su plataforma antigravedad, se retiró a inspeccionar el resto del castillo, mientras que su feudal, se quedó pensativo…

—Spaniard Hooves, un campo de fanfics, ideal para mis pruebas…hmhmhm, mi momento de gloria está a punto de llegar, al igual que los llantos de sus escritores. —Rió sonoramente, envuelto en soledad en su trono, sintiendo el placer de su recompensa. —Pronto no seremos otra cosa, sino escritores…


Ya he seleccionado dos fanfics por el momento que quiero que sean directos protagonistas de la historia, pero tengo pensados algunos mas y se irá sabiendo mas de la trama principal de Mr.Quill y el nuevo visitante. Esta historia me gustaría desarrollarla hasta que me fluya mejor la universidad, puesto que no me cuesta mucho hacerla, comparada con la del caballero de cristal, que me es mas costosa. Un saludo y espero que os guste.
Última edición por Angelus-Y el 30 May 2015, 00:58, editado 1 vez en total
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor McDohl » 17 Mar 2015, 22:08

Que ganas tenía de que lo empezases. Aquí tienes a un lector asiduo :3 No se porqué el nombre del aparentemente villano Mr.Quill me recuerda a un personaje de Agatha Christie, el enigmático Mr.Quin :sisi3:
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor edgareo » 18 Mar 2015, 11:16

Woala, pinta interesante, ¡salseo salseo! (?)

Esperaré la continuación ovo
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor horwaith » 19 Mar 2015, 20:14

buen prologo, a ver que tiene planeado Mr. Quill.
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor Angelus-Y » 21 Mar 2015, 20:03

Muchisimas gracias por vuestros comentarios, me alegran un montón. Quiero que esto sea un proyecto decente y espero conseguirlo. Con bastante soltura y comodidad he escrito el segundo capítulo. No os extrañeis demasiado si veis nuevos términos que no se explican, ya que lo harán en un futuro, quería avisar de ello por si sonaban muy extraños.

Y con mucho gusto,aqui os dejo el siguiente capítulo, mi mayor deseo es que lo disfruteis. Muchas gracias de nuevo por vuestro apoyo ^^.

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Los cazadores de fanfiction (Aventura y Sci-Fi MLP)
Autor: Ángelus-Y; Beta readers: Volgrand y Pandora.
Capítulo 2: Planificación.


Spoiler:
Tras un reparador descanso, Runoa dedicó su tiempo a ojear el tomo que sobre su mesa permanecía, listo para ser estudiado. Lo cogió con interés y se lo llevo a la cama, pues por alguna razón no quería estudiar en la mesa, se le hacía incómodo pensar en esa idea.

Abrió el libro por la primera página, que empezaba así:

“Guía y reglamento del cazador/coleccionista Indefinido”

Acompañado de una introducción:

“Si estás leyendo esto, es porque eres una criatura sin historia, abandonada y sin autor…eres una masa oscura procedente del Vacuo. ¿Qué es el Vacuo? Digamos que es un abismo donde van a parar los personajes, las ideas y todo aquello que por alguna razón, ha sido descartado y abandonado. Por tanto, tú, eres un fracaso. Pero para nosotros, los Indefinidos, eres la llave de nuestro triunfo.”

Esto hizo que Runoa se sintiera en cierto modo…mal. No recordaba nada de quien iba a ser, ni quien era su autor, ni nada…era eso, un desperdicio. Sin embargo, como bien le dijo Mr.Quill, se la ha asignado un propósito, según este, era ser cazador de fanfictions.

Siguió leyendo el libro:

“Hay millares de mundos, escritos por infinidad de autores, y todas y cada una de ellas, son susceptibles de ser asimiladas por nosotros, los Indefinidos. ¿Qué que es un Indefinido? Ya lo habrás supuesto, tú lo eres, aquel que no ha sido plasmado en la historia, o, si lo has sido, has caído en el olvido. Nunca has sido definido por completo, por el cariño de su autor…”

“Cada mundo de un autor es imaginado a partir de lo que se llama “historia primigenia” que es la primera historia, de la cual surgen las demás, estas derivadas se llaman “fanfictions” y son nuestro alimento y objetivo para llegar hasta la primera historia y destruir el llamado “fandom” por completo.”

Encontró unos cuantos términos de lo más inusuales, pero con ayuda de un glosario y las notas que Slivly fue apuntándole, no supuso mucho problema ir asimilando conceptos y reglas. Se pasó horas, sin cansancio alguno…pues estaba absorbido en el conocimiento de todo lo que al Vacuo y los mundos se refería.

“Un cazador, es un aspirante a conquistador de historias, mientras que un coleccionista, es el más alto rango que refleja tus victorias sobre múltiples fanfictions. Cuantas más historias, mayor será tu poder y tu dominio, e iras adquiriendo tu propia identidad.”

Al cabo de escasos segundos, alguien tocó la puerta de su recámara.

— ¿Runoa?

—Si…adelante. —él mismo se llevó una de sus garras a la boca, sorprendido de su propia voz. ¡Podía hablar! Y su voz, tímida y grave invitó a Slivly a entrar.
El pequeño sirviente de Mr.Quill, entró cautelosamente, suspirando mientras se desplazaba en su vehículo, aparentemente con un semblante de felicidad tras su máscara férrea.

—Impresionante Runoa, has adquirido tu voz antes de lo que esperaba. Es buen indicativo —explicó mientras se dirigió a las válvulas a los lados de la mesa, girándolas en una pauta específica.

—Vaya…no, no sé ni cómo. —confesó el Indefinido.

—Bueno…tiene una explicación lógica, querido amigo. Al estar leyendo, tal y como veo, has estimulado tu mente, aun sin moldear, de forma que has impulsado tus secciones responsables del habla. —explicó el sirviente.

— ¿Cómo sabes eso? —inquirió con sus ojos fijos en él.

—Al igual que Mr.Quill sabe de todo acerca del Vacuo y los mundos, yo dediqué gran parte de mi pobre existencia, al desarrollo de los Indefinidos, una vez son salvados del extenso olvido… —aclaró con sus brazos mecánicos abiertos.

—Extenso… ¿olvido? —repitió.

Slivly suspiró profundamente.

—Es el destino, de aquellos olvidados, desechados como la mugre, la suciedad…una vez te sumes en el Vacuo, eres parte de la masa oscura que lo conforma, y solo Mr.Quill, puede sacar a los personajes de su terrible destino… —De pronto bajó su cabeza, entristecido. —Pero no puede salvarlos a todos. Son las reglas. Todo se conforma por reglas.

—Incluso los mundos escritos, ¿verdad?

—Así es, por eso te he hecho entrega de ese tomo, contiene las reglas de cada mundo, como actuamos y que debemos hacer para prosperar. Con la esperanza de que algún día, podamos tener nuestra historia, y quien sabe que más… —expresó Slivly, aún guiado por ese tono de depresión. —En fin…me alegra ver que haces progresos, pero me gustaría hacerte una pequeña prueba.

La silueta de reptil recortada en sombras se alarmó.

— ¿Una prueba?

Slivly asintió…

—No creo que esté preparado. —opinó Runoa.

—Tranquilo, es algo sencillo, solo es para estimular tu memoria y desarrollo. El resultado es poco importante en estos casos. —esclareció mientras se aproximaba a Runoa, al tiempo que este se levantó de la cama.

—De ser así…adelante.

—Muy bien… —carraspeó — Dime… ¿Qué es un OC?

—Un OC…mmmm —pensó durante unos segundos, sintió su mente moverse como una locomotora y sin mucho trasteo logró dar con la clave. —Ah, sí, un OC o también llamado “Original Character” es el personaje principal de un “fanfiction” o derivado de la HP. Es el personaje de más relevancia para el autor.
—Magnifico… ¿Y cómo se conquista una historia?

—Hay que eliminar al OC, si se aniquila o se desencadena su perdición, entonces el dominio de la historia y los poderes del personaje, pasarán a ser propiedad del Indefinido cazador. Pero un OC no debe confundirse con los OSC, que son los secundarios y no dan control de la historia.
—Impresionante y por último… ¿Siempre debes ser tú quien elimine al OC?

—No…debe ser…emmm, lo. —lo tenía en la punta de la lengua, estaba a punto de soltarlo, pero siempre se le escurría la respuesta. Se movía inquietamente tratando de captar la solución, pero al cabo de diez segundos, sintió que se le había escapado por completo. —Oh…no lo sé, se me ha olvidado.

—No temas…es más que normal. Te respondo: Un villano. Si hay un villano principal en la historia, la misión de los cazadores de asistir al villano hasta que este provoque su muerte. No obstante, los poderes y propiedad de la historia pasarán a los Indefinidos. —recitó alegremente.

— ¡Es verdad! —exclamó Runoa. —Un villano…pero ¿Qué es un villano?

—Bueno…es…

Repentinamente una voz grita por una parte del mecánico brazo de Slivly.

— ¡SLIVLY!

Con voz temblorosa, el aludido responde.

— ¿S-Si señor?

—Ven a la torre, ¡Inmediatamente!

—Claro, señor, allá voy. —respondió cerrando el transmisor. —Tengo que irme Runoa…sigue leyendo y empapándote de conocimiento, tus progresos son magníficos.

La silueta sonríe.

—Gracias, Slivly.

—Con permiso…—dijo inclinándose y ajustando el tubo de su plataforma a su espalda.

Slivly se retiró de los aposentos, con la puerta cerrada, dejando a Runoa ensimismarse en las palabras del libro.

En su trayectoria, el sirviente comenzó a atravesar múltiples estancias del misterioso castillo, entre ellas algunos laberintos de escaleras y galerías de arte sombría, laboratorios y ciertas estancias repletas de máquinas. Tuvo que moverse entre continuos tele transportes para llegar hasta donde su feudal le ordenó: La torre del castillo, negra como el tizón, cuyas fachadas se empapan de la esencia del Vacuo.

Nada más entrar a la torre, el primer piso de la misma estaba defendida por dos guardias, altos robustos, de cuerpo oscuro y tatuajes rojizos en su cuerpo, tapados por una gran máscara con cuernos. Esas criaturas, sirvientas del gran Mr.Quill, eran la elite de su guardia. Indefinidos sin voluntad, tan solo un caparazón esclavizado por la voluntad del feudal.

— ¡Abrid las puertas! El gran señor me reclama.

Con sus poderosos brazos, abrieron lentamente la enorme y maciza puerta de remates plateados y negra fachada. En el interior del primer piso, se exponían curiosas armaduras, cristales y utensilios de guerra de distintas épocas, todas alumbradas bajo la luz de las antorchas. Al final de la sala, otras escaleras daban al segundo piso de la torre. Esta vez no había guardias custodiando la entrada, tan solo un mar de preciosas joyas, oro, plata, cobre…todas las riquezas de un mundo en aquella estancia.

Las escaleras al tercer piso, en cambio, eran totalmente diferentes: Estaban decoradas por una alfombra roja de extremos dorados, Las ventanas al exterior eran preciosas vidrieras que plasmaban a los grandes villanos de historias primigenias, desde un hechicero oscuro sin nariz, pasando por una gran tortuga monstruosa encaprichada por una bella princesa, hasta un ser ascendido encerrado en una tumba bajo el desierto. Decenas de grandes villanos, de historias primigenias, plasmados en los cristales, mientras que al otro lado en cuadros sin pintar, totalmente negros, emergían Indefinidos guardianes, adheridos a los cuadros, que vigilaban atentamente a Slivly, quien desganadamente, ascendía hasta el tercer y último piso: La habitación de Mr.Quill.
Sus aposentos eran guardados por una puerta, cuya ennegrecida fachada estaba decorada por una gran mascara de tono plateado y con la misma forma que la que portaba Mr.Quill, cerrada con un código de seguridad de extensa longitud de números y letras. Slivly, como buen ayudante del dueño de aquella fortaleza, escribió con soltura el código en el panel de control táctil. Los cerrojos se abrieron y comenzó a abrirse la estancia.

En su interior reinaba el silencio, únicamente quebrado por el motor del fiel sirviente y las estocadas y cortes de práctica que su señor ejecutaba frente a una hoja en blanco, de gran tamaño, hecha para los grandes artistas y sostenida en un soporte de madera. La hoja iba cubriéndose de tinta mientras Mr.Quill ejercía sus elegantes movimientos.

—Así…mmm, quizás un poco más de relleno… —juzgó su obra mientras empuñando recto su estoque, desprendía un chorro de tinta oscura sobre la misma hoja. —Mucho mejor.

Lentamente, y encorvado, el sirviente fue aproximándose a su señor, tratando de molestarle lo menos posible.

—Señor…perdonad que interrumpa vuestro tiempo de ocio, pero creo que me habéis llamado.

—Oh, sí, cierto. —envainó su preciado filo de plata, entre que se aproximaba a un gran órgano de tubos retorcidos que reposaba al final de la estancia. Con un giro de manivela en uno de los extremos del órgano, encendió las luces, a forma de antorchas y velas, en su estancia. Las paredes beige suave decoradas de grandes espejos y trofeos a forma de cristales abundaban en la sala. Algunas estatuas sueltas de su figura desparramadas por su inmenso cuarto y cuadros vacíos, a excepción del que estaba pintando, al cual se aproximó y en un rápido movimiento clavó su estoque en el mismo, casi atravesando la hoja.
De pronto todo el caos de tinta se escurrió al suelo, dejando la superficie nuevamente impoluta, todo aquel liquido oscuro comenzó a conglomerarse y dar lugar a una masa deforme hecha de tinta. Un Indefinido cuya silueta se parecía a una babosa con brazos.

—Oh… ¿nueva creación con el estoque del Vacuo, señor?

—Exacto Slivly, hoy me siento inspirado… —se volvió hacia él señalándole. —Ordena a los Éterbots que lleven este Indefinido a la planta de moldeado.
—Por supuesto señor… —nuevamente Slivly hizo un par de operaciones en la muñeca de su mecanizada extremidad, emanando sonidos de llamada.
De dos conductos de la pared vinieron raudos dos Éterbots, los robots de combate y mantenimiento de Mr.Quill. Masas de metal inteligentes como los mas avanzados ordenadores, seres cibernéticos con un orbe ocular de un intenso brillo rojizo en el centro y carentes de piernas, que flotaban en el aire.

“Mic mic”

Cubiertos de una aleación de Éteranio a modo de caparazón con un tono plateado y con dos poderosos brazos, flexibles, acabados en afiladas tenazas metálicas capaces de cortar cualquier cosa.

Ambos cogieron con las cuchillas de sus brazos al nuevo Indefinido sin dañarlo, de forma milagrosa. Lo llevaron por uno de los conductos de donde vinieron, de forma que amontonaron al montón de tinta andante en una forma de pelota para transportarlo.

“Mic mic” con su peculiar sonido de acción operativa se retiraron, llevando a la nueva creación de Mr.Quill fuera de sus aposentos.

—Adoro ese sonido…—confesó el enmascarado, sentado frente al órgano. Slivly se aproximó a él.

—Bueno, señor. ¿Qué era ese asunto que tanto os urgía?

—He notado cierto descenso en la producción de Éteranio, ¿A qué se debe? —Inquirió su maestro.

—Oh si, perdonad ese detalle… Es que hemos tenido ciertas averías en la maquinaria de moldeado y la bomba de calor y presión. Un mal flujo de Ideacidad, señor. Pero los Éterbots e Indefinidos ya están en su reparación. —aclaró Slivly con serenidad.

—Espero que así sea —dijo con seriedad. — ¿Cuál es el recuento de fanfics a nuestra disposición?

El pequeño Indefinido hizo un par de cuentas en una calculadora incorporada en su otra muñeca.

—Bastantes señor…un total de 133.935 historias. —dijo alegremente.

Sin embargo Slivly pareció arrepentirse de sus palabras una vez vio la mirada fulminante de su señor. Silenciosamente se levantó y comenzó a andar hasta el pequeño Indefinido, al que del pecho lo agarró hasta colgarlo a la altura de su oscurecida mirada.

— ¿Cómo…es…posible que haya tan pocas historias a mi disposición? —preguntó con voz profunda a Slivly, quien temblaba aterrado, por la profundidad de la voz de su señor y su brusca actitud.

—N-no lo sé señor. Pe-pero le aseguro… —tragó saliva nervioso—que con las historias de la zona “Spaniard Hooves” y algunas pocas más, tendremos suficiente Ideacidad para hacer funcionar el proyecto.

La mirada de Mr.Quill se hizo más afilada.

—Por tu propio bien Slivly, espero que así sea. —susurró maliciosamente. —Ahora escúchame bien… Tengo que dejar el castillo para ir con algunos de mis coleccionistas a un bloque de historias que se resiste a la asimilación, en la sección norte del Vacuo.

—S-Si señor…

—Tendremos que coger la nave del ala sur del castillo, y mientras YO estoy fuera, quiero que te encargues de terminar el entrenamiento de los nuevos reclutas y empecéis la asimilación de esos dichosos fics de caballos y ponis. ¿! ENTENDIDO?!

-S-s-s-s-sí, señor…ya, ya he cogido la primera historia que servirá de práctica para los cazadores. Le prometo que en caso de que no lo consigan, yo mismo me ocuparé de que sea conquistada.

Mr.Quill relajó el tono y la fuerza con la que agarraba a Slivly, dejándolo en el suelo.

—Oh, Slivly, que haría yo sin ti… —rio entre dientes, ajustándose el sombrero. — ¿Y cuál es tu primera elección?

Cabizbajo y con el pecho dañado, hizo un par de operaciones rápidas, mientras informaba a su feudal.

—En un fanfiction de aventura señor… He analizado su cantidad de Ideacidad y es bastante alta. —informó.


— ¿Y qué hay de sus OCs? Espero que no sean la basura que hemos estado viendo…Slivly. —dijo intimidante.


—En absolu…luto señor, cumplen las reglas…se lo aseguro. Los poderes de sus OCs, son ideales para futuras invasiones de esta categoría… —explicó Slivly tragando saliva con dificultad.

—Si son similares al resto que he leído de esa zona…supongo que debe ser así. —dedujo el enmascarado.

El Indefinido autómata junto sus manos y con una leve inclinación, quiso explicarle.

—Sus personajes son alicornios… —aclaró.

— ¡¿QUEEEE?!

Repentinamente Mr.Quill se sobresaltó, asustando a su ayudante, quien se escondió detrás de una de las estatuas.

— ¿Alicornios? Esas bestias CHETADAS que no dan ni siquiera una PIZCA de profundidad a las historias ¿! ESAS!? —gritó con sus guantes apretados, ansiosos de estrujar un cuello. Slivly, tras la estatua, se estremecía agitadamente al ver la furia de su maestro.

—Se-señor, le le garantizo…que estas…

— ¡Más vale que sea una broma Slivly! Estoy harto de toparme con mugre sin sentido. ¿Sabes lo que es acabar con uno de esos asquerosos y no recibir recompensa alguna? ¡¿LO SABES?! —interrumpió ardiente de ira Mr.Quill.

—Por-por favor se-señor—trató de responder, tartamudeando aterrorizado, sudaba a horrores. —Le aseguro qu-que esta historia no l-le defraudara…
— ¿Y eso porque?—le interroga, expectante de satisfactorias explicaciones.

—Se…se… se ajustan a las normas señor, es lógica y sus po-poderes nos vendrían de perlas. —aclaró el encogido sirviente, deseoso de que su maestro se calmara.

— ¿Cómo se llama la historia? —pregunta en un tono más calmado.

. — Se llama “Antes de Equestria” su autora es “Taila_Fox” y ahora mismo está ausente en el planteamiento del fan-fanfic, y según mis fuentes n-n-no lo reanudará por el momento. Tenemos tiempo de sobra para entrenar a los cazadores y dominar esa historia, señor.

Con curiosidad Mr.Quill se llevó su mano a la barbilla, indagando más en el asunto…

—“Antes de Equestria”… ¿Hay algún villano?—inquirió .
—Oh, señor…—suspiró —Me alegro que lo pregunte… Sí, hay una, será perfecto para integrar a los nuevos en la interacción de los villanos.

—Con lo que adoro los villanos…—rio entre dientes — quiero pensar que será digna de tomarle sus poderes…

—Lo es, señor. Su mente es digna de equipararse a la suya, maestro…

El señor del castillo temblaba tenuemente de la emoción, casi sin mediar palabra.

—Ex…excelente, aseguraos de que recibe el mérito que merece. Si hay algo que merece un buen villano es el momento de su gloria —suspira dichoso —Como sé el ansia de esa sensación... —carraspeó —En fin…Slivly, confío en que no me fallaras y…mándame los detalles de esa y los otros fanfics a mi nave, mientras extermino esas historias. ¿Ha quedado claro?

Slivly se inclina respetuoso.

—Faltaría más, mi señor.

Ajustándose sus prendas, Mr.Quill acompañó al sirviente fuera de su recámara, donde un Éterbot les aguarda.

—Mr.Quill, su nave ya está lista para partir. Los coleccionistas aguardan su presencia. —informa con su robotizada voz.

—Estupendo...

Mr.Quill y sus fieles sirvientes descienden apresuradamente por la torre. En sus densos pensamientos, el feudal sonríe, si las historias de ese lugar son tan buenas como el cree y su fiel sirviente afirma, pronto su plan cumpliría el destino de los Indefinidos.

Runoa seguía asimilando, descubriendo el mundo del Vacuo y, en la sala de pruebas del castillo, se ejercían los preparativos para el gran día del entrenamiento, que con tantas ganas esperaba.
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor horwaith » 21 Mar 2015, 23:46

Genial el capítulo, buenas explicaciones de lo que pone el libro y menuda historia has cogido, me encanta.
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor edgareo » 22 Mar 2015, 00:11

Jarl, jarl, espero el proximo con ganas >:]
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor Angelus-Y » 02 Abr 2015, 19:07

Aqui traigo el tercer capítulo de esta fanfic, ya queda poco para empezar a dar caña con los fics y a ver si lo consigo, que creo que si. ^^ Ansio que disfruteis de la siguiente parte y gracias por todo.

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Fanfiction MLP (Sci-Fi y Aventura)
Los cazadores de fanfiction
Autor: Ángelus-Y
Capítulo 3: El pateador y los coleccionistas.


Spoiler:
Aquel libro estaba repleto de conocimientos jamás vistos, hablaba de límites, restricciones de los mundos, reglas estrictas que en caso de incumplirlas, suponía la muerte…

“Todo mundo fanfiction está basado en la Historia Primigenia. Si ese mundo no cumple la lógica o si el OC es responsable de una trama o línea sin sentido y profundidad, en ese caso los Indefinidos no serán vulnerables a la muerte de forma tan susceptible, pero la recompensa y dominio de la historia no aportará una cantidad considerada de Ideacidad.”

Aquel concepto llamó la atención de Runoa, quien con sus garras sombrías, pasó a la siguiente página, curioso por descubrir más:

“La Ideacidad: La energía que da vida a todas las historias, es la forma energética derivada de las ideas de los llamados “autores” esos que dan vida a las historias. Sus ideas y su escritura dan vida a los mundos y crea un nuevo universo. Cuando nosotros, los Indefinidos, tomamos la propiedad de la historia, tenemos la “Ideacidad” que la mueve a nuestra disposición, como un combustible para nuestro uso”

—Ideacidad…—repitió Runoa, al tiempo que asomaba la mirada por el siguiente párrafo.

“La trama, los personajes, la originalidad y el cariño con la que se escribe una historia son factores que influyen en la Ideacidad que fluye por el fanfiction. Una historia sin cariño, simple, sin lógica y sin movimiento de ideas no aporta energía ni recursos, por lo que no son nuestro objetivo, aunque se emplean como campos de pruebas para los reclutas”

Tan solo por la lectura superficial Runoa ya se hacía una ligera idea, de cómo eran esas historias a las que según el reglamento, podrían enviarle a practicar, no le agradaba la idea, la verdad. Removiendo su cabeza con cuernos, trató de volver a la lectura.

“Niveles de restricción: Tal y como existe la justicia, el bien, el mal….Debe existir el equilibrio. Los Indefinidos tenemos excelentes poderes y propiedades, al igual que los recursos del Vacuo nos harían dominar por completo y sin dificultad las historias, pero la gracia es la siguiente: En función de la historia, nuestros poderes y capacidades, así como la forma de involucrarnos son limitados.”

— ¿Mis…poderes? ¿Tengo poderes?—se quedó pensativo el Indefinido al tiempo que continuaba ojeando para su mente, al son de los sonoros golpes que se escuchaban más allá de sus paredes, de ruidosos transportes, el vibrar de las tuberías y las maquinas del castillo funcionar a pleno rendimiento.

“Las limitaciones son variadas, pero hay algunas generales, como que de máximo solamente pueden estar presentes entre 4 y 5 cazadores, sino sería tan fácil como enviar un ejército y asegurar una asimilación. Esto se explica en que nosotros somos como virus en las historias, intrusos que el propio mundo detecta y si se fuerza nuestra presencia, seríamos expulsados de ella.”

—Eso… ¿trabajaré con más cazadores?

Repentinamente sin esperárselo, su puerta se abrió de golpe y un objeto volador le impacto en su cabeza.

— ¡Ay! —exclamó mientras se frotaba y volvió su vista hacia la puerta.

—Ups. —Un Indefinido, diferente a él, estaba con las manos en la boca, asustado por haber irrumpido en la recámara de Runoa. —Lo, lo siento…jefe, un mal chute.

— ¿Chute? ¿Quién eres? —pregunta molesto.

— ¿Qué no sabes quién soy? Espera, espera… ¡Aaaaah! Tú eres el nuevo. —deduce sonriente, mientras se acerca de un salto y extiende su mano, cubierta en unas manoplas de un metal reluciente y plateado. —Me llamo Chuty, ¿y tú?

Runoa se extraña ante su vivaracha actitud, aunque reconoce que es extraño, se atreve a extenderle también sus garras.

—Ru…Runoa.

Cuando se agarran, Chuty le coge con ambas manos y agita su brazo intensamente.

— ¡Un placer Runoa, estoy seguro de que seremos GRANDES compañeros!

Runoa le detuvo mareado.

— ¿Com…compañero? —inquiere sorprendido.

Aquel Indefinido se sentó en la cama de Runoa de un bote mientras colocaba sus manos en la nuca, riendo.

— ¡Claro! Y será un placer ayudarte y trabajar codo con codo contigo. ¡Abajo las historias! —declaró seguido de una ruidosa carcajada.

—Tu actitud es de extrañar, pero contaminas con tu viveza…—confesó Runoa.

—Jeje, perdona por el golpe, a veces no controlo mis chutes. ¿Me pasas la pelota?

—Oh…—Runoa se giró hacia el objeto que impactó sobre él, aquella “pelota” Un objeto esférico dorado y reluciente, con trazos azules y círculos en su fachada, como si fueran los vértices que las delimitan. Cuando la cogió con sus garras noto su sorprendente ligereza, casi no se notaba su peso. ¿Cómo algo tan liviano podía haberle hecho un chichón? Absorto le paso la pelota a Chuty, quien empezó a jugar con ella con sus piernas y botas, unas botas de metal también, más pálidas y equipadas con una serie de circuitos, los cuales se discernían en la tenue emisión de luz que se desprendía de aquellas prendas.
Chuty se percató de lo observador que era Runoa, lo cual hizo querer sacarle de dudas.

— ¿A qué viene esa cara de pensador? ¿Qué te extraña? —preguntó el Indefinido de ágiles piernas.

—Mmmm, ¿Cómo es tan ligero tu balón? ¿Y dónde has conseguido esas manoplas y botas?

—Ah…—suelta una pequeña risa. —Claro, es que tú no has recibido tu Aether.

A Runoa le sonaba ese concepto.

—¿A-Aether?

Chuty se sobresalta sorprendido. — ¿No sabes lo que es el Aether?

El indefinido de silueta monstruosa niega con la cabeza, avergonzado por el tono de Chuty, quien le hacía pensar que era algo básico.

—Mmmm… ¿Cómo explicarlo? Es como…tu superpoder, como yo, se me dan bien los chutes, es un objeto que se transforma en algo propio y vinculado a ti… —explica señalando la pelota. — ¿A que mola?

—Vaya…—expresa sorprendido.


—En cuanto a estas botas y manoplas, son unos regalitos que el gran Slivly me dio para forjar la unión con mi Aether, observa. — de un enérgico salto, Chuty se puso a una distancia considerable de aquel balón y abriendo la palma de sus manoplas hizo emerger un lazo de energía, color verdoso claro, que encajó con uno de los poros de su Aether, atrayéndolo como si fuera un gran imán, para luego tocarla con sus botas, como un futbolista experimentado. — La magia de mi Aether es que…cuanto más lejos llega…!!MÁS DURO PEGA!! —Aquel Indefinido cubierto en yelmo comenzó a reírse vigorosamente, envuelto en una
indescriptible alegría.

—Fascinante…es, increíble. —confiesa Runoa, tras lo cual, su visitante cierra sus ojos verdosos y brillantes felizmente y brinca vivamente.

— ¡Tranquilo!, pronto obtendrás tu Aether, oh, oh, quizás tu habilidad sea pegar disparos… ¡PUM PUM! — Chuty no paraba de imitar con sus manos dos pistolas siendo embriagado por esa ilusión tan extraña para su “anfitrión” — ¡Ooooooh! ¡YA SE! — Exclama acercándose al espacio vital del Indefinido reptil— Podrías ser un….DUN DUN… ¡Un ninja! Tirando shurikens en plan…!FUA! ¡IIIIAAAA! —continuó soltando una bárbara cantidad de onomatopeyas, provocando sonidos indescriptibles hasta que Runoa, víctima de las tonterías de Chuty, comenzó a reírse y tratar de calmarlo.

—Vale, vale, creo que ya lo pillo.

— ¡Aun no me has dejado interpretar al caballero de la mesa cuadrada!

—No creo que haga falta —le aclara volviendo a soltar una leve risita. Aunque de forma inesperada el pateador se acerca hasta cruzar sus ojos con los suyos y empezar a escudriñarle.

—Mmmmmm…. ¿A que hace referencia tu forma? Es… ¡DEMASIADO CHULA! —expresa el recién llegado brincando frente a Runoa.
—Pues…no sabría decirte…apenas se nada de mí…

—Caparazón de… ¿tortuga? Garras, patas, cabeza con hocico, dos pequeños cuernos….y una cola…uuuuh, cola, cola… ¡ADORO LAS COLAS! Quiero una…pero…no me la han dado.

—Bueno…no te creas que es una ventaja. —Confiesa el Indefinido de ojos color miel. —Me hace sentir incomodo al sentarme.

—Meh…que tontería —opina Chuty, mientras da algunas pataditas a su balón. —Yo la veo un instrumento increíble, podría chutar con tres extremidades —añade soltando otra carcajada.

—Visto de ese modo…

—Por cierto… ¿Qué andas leyendo?

— ¿Esto? —Señala el libro — algo que debo estudiar para las pruebas.

—Pufff, te compadezco —le dice sonriente tras su coraza. —Yo tuve que leérmelo y…casi muero, literalmente, no soporto asimilar ese tocho.

—Oh…pues la verdad, siéndote sincero me gusta bastante, aunque llevo mucho leyendo y cada vez siento más ganas de dejarlo y tumbarme…solo, por pensar. —Invadido por un repentino sentimiento de tristeza, comienza a decaer la cabeza, lo que llama de forma alarmante la atención de su nuevo compañero.
—Eh, eh, eh, eh…Eso ¿Es una cara triste? Porque…teóricamente no puedo verla ya que eres una sombra pero…los ojos lo dicen todo.

—La verdad…—comienza con aire apesadumbrado—…no te equivocas. No sé si esto…cazar fanfics, es lo que deseo. Realmente no se mucho más y no veo otra forma de hacer mi “vida” pero… ¿Y si no me gusta?

Como si hubiera visto un fantasma, Chuty coge el balón con las manos y retrocede de un salto, inyectando sus ojos de pura sorpresa en los de Runoa.
— ¿COOOOOMO? No gustarte….espera, espera….creo que no he oído bien, ¿No gustarte?

Runoa tan solo asiente pese a la llamativa reacción de su compañero.

—Tío…te digo una cosa, yo tampoco he probado a cazar fanfics, pero estoy seguro de que será INCREIBLE. —Se aproxima a Runoa, rodeando con uno de sus brazos su grueso cuello oscuro. —Piénsalo…veremos mundos únicos, personajes increíbles, aunque claro, luego los eliminamos…pero ver el color, COLOR, los vivos colores de la historia, ¡Convertirnos en coleccionistas TIO!

— ¿Co…coleccionistas?

Con un golpe en el pecho y la mirada en alto, Chuty se llena de orgullo explicando al reptil sin forma aquel concepto.

—Los 7 coleccionistas…los grandes invasores y conquistadores de historias. Desde fanfics de Super Mario…hasta los clichés de Sonic…desde Harry Potter hasta la ponzoña de Crepúsculo. Los coleccionistas invaden todas las historias y casi nunca han fracasado, son la élite de los cazadores Y YO LOS ADORO. En especial… la gran Pandora, esa Indefinida es…ÚNICA.

Runoa presentaba un semblante desconcertado, en especial por la cantidad de nombres que no le sonaban para nada.

—O al menos…eso leí, jeje. El más grande coleccionista por supuesto es Mr.Quill, creo que tiene más mil historias como trofeo…o eso me han dicho.
Los ojos del Indefinido reptil se pusieron como platos.

— ¿Mil? ¿Tantos OCs ha aniquilado?

—Eso parece…también es que lleva un porrón de tiempo, muchos le apodan como “El primer coleccionista”

—Lo veo lógico…

La charla entre ambas criaturas fue interrumpida repentino ruido que destacaba entre el resto. Ese sonido monótono de un característico motor. Por el marco de la puerta comenzaron a apreciar aquellas extremidades mecánicas, esa espalda abultada y jorobada, con aquel gorro equipado con cascabel y por supuesto su pálida mascara metálica.

—Oh…Slivly —saludó Runoa educadamente.

— ¡Ey Slivlyleitor!… ¿Qué tal?

Callado durante unos breves instantes, tras dejar estático su transporte de levitación, el sirviente miró a ambos reclutas con una vaga mirada, pero en especial a Chuty.

—Runoa…—alude Slivly— espero que Chuty no te esté molestando.

—Oh, no, no…En absoluto.

Las palabras del autómata habían deprimido a Chuty ligeramente, el pateador había dejado caer su cabeza avergonzado sintiéndose aludido de estorbo.
—Espero que así sea, Chuty, retírate a tu respectiva recámara, tienes trabajo que hacer…

—S...si, claro.

Agarrando su Aether con el enlace fue abandonando la estancia, hasta el punto de quedar tras Slivly y saludar sigilosamente a Runoa, quien devolvió una sonrisa.

—Creo que has sido duro, Slivly.

—En absoluto, Chuty debe aprender rigidez y no ser tan problemático, si te contara la cantidad de travesuras que ha hecho en los pocos días que ha estado aquí…

—Yo veo que es un excelente compañero.

—Pronto se verá… Esperemos que tengas razón. ¿Cómo llevas el estudio?

El aludido suspira vagamente.

—Bueno, me gusta mucho pero…voy lento creo yo, estoy en el capítulo de las restricciones.

Slivly levanta la cabeza, sorprendido.

— ¿Lento dices? Vas bastante avanzado…Maravilloso, así ahorramos tiempo. Querría proponerte algo.

— ¿Si?

—Mr.Quill ha abandonado el castillo debido a unos asuntos importantes…Por lo que me corresponde a mí, tenerte preparado para la “cacería” Y…dadas las urgentes necesidades de Ideacidad he decidido mañana acelerar tu proceso de estudio, con una visita guiada por la sala de producción de Éteranio. No tiene perdida.

—Oh…—expresó sorprendido — Estaría increíble poder verlo…

—En ese caso te aconsejo estudiar lo que puedas hasta mañana y así prepararte para la obtención de tu Aether.

—Por supuesto, gracias Slivly.

El ayudante se inclina grácilmente.

—Siempre es un placer servir.

Tras sus últimas palabras, Slivly se giró y comenzó a levitar en dirección al pasillo, dando a mostrar esa tubería curvada que se conectaba a su espalda, la cual seguía extrañando a Runoa. Sin más dilación, cerró la puerta de su habitación y decidido aunque inseguro de su destino, trató de asimilar todo lo posible en su mente, de los conocimientos del Vacuo.

Reglas del Vacuo. Restricciones, número 4.

“Los mundos no solo nos limitan, sino que asimismo actúan como un sistema de defensa que expulsa anomalías, las cuales somos nosotros, cazador principiante. Para surcar los mundos e ir desde los límites del Vacuo hasta dentro de las historias, nuestro cuerpo debe poseer al menos una traza de Aether o Eteranio que nos haga inmunes, actuando como un aislante. Ahora si, como no lleves Eteranio encima…prepárate para ser borrado cual manchurrón de tinta.”

El metal milagroso: El Éteranio.

Del Éter, la sustancia vital del Vacuo, se puede sacar un metal único e increíble. Un antiguo mago, descubridor de esta sustancia metálica, logró hallar la fórmula para sintetizarla desde el éter. Aunque muchos vulgarmente, en especial los despojos de las historias, lo llaman “tinta” al éter. Hacen falta grandes presiones, extremo calor, y sistemas de refrigeración, contando por supuesto con moldes que den forma al metal. El Éteranio nos protege de ser destruidos por la historia, pero no expulsados y esta milagrosa sustancia permite ser llenada de Ideacidad para mediante los datos reunidos de los mundos, generar Aether.

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Mientras tanto, en algún lugar del Vacuo… Galeón Calamidad Errante.


El camarote de Mr.Quill, alumbrado por candelabros de vela blanca, y equipado con la sofisticada tecnología del castillo. Con sofisticadas colecciones y estanterías repletas de tomos y libros de exótico conocimiento. Una alfombra cubriendo el suelo liso de madera y una rústica mesa de trabajo. El aludido señor del castillo se hallaba escribiendo en blanco con una pluma roja de punta dorada, con la que impregnaba sobre el liso papel en blanco una serie de planos y esquemas minuciosos.

En su desmedida concentración, se escuchan ligeros toques en la puerta de su espacio. Mr.Quill aprieta sus dientes, desesperado y tras un sonoro suspiro.

—Adelante…

Suavemente y con un tenue crujido la puerta se abre y entran tres figuras ensombrecidas. La primera en entrar es elegante y dulce, la segunda es enorme y brusca, y la última es bajita, agazapada y emanante de aterradores sonidos.

— ¿Requeríais nuestra asistencia? —la primera sombra se dirige a él con suavidad.

—Así es…pero podríais haber venido más tarde. No os esperaba tan pronto.

—Es que… —la pequeña sombra se retuerce riéndose —….ya hemos concluido nuestra labor mi señor.

—Y no lo dudo, pero me sorprende la rapidez con la que caen las historias… —comentó mientras seguía escribiendo.

—La verdad es que…esperábamos más resistencia, pero gracias a vuestra asistencia mi señor, hemos logrado aniquilar a esos personajes tan…despreciables.
—Si…fácil…ja…ja. —dijo la sombra grandullona.

—Recordad mis fieles coleccionistas, que la vanidad es la perdición de todo cazador. ¿Y el resto?

—El resto se encuentra aún en su exhaustiva labor, maestro…—respondió la sombra de forma encantadora.

Con un punto y final, el elegante Mr.Quill se levantó de su silla, y cogiendo su capa del perchero de la esquina de su camarote, se la ajustó y se vistió con ella, haciendo lo propio con su sombrero.

—Excelente…tengo una misión para vosotros.

—Oh…jo,jo,jo…—rio la pequeña sombra temblando de emoción — ¿Y que es maestro?

El primer coleccionista se acercó nuevamente a su mesa y de uno de los cajones de la misma, sacó un instrumento. Un pequeño ordenador de mano de carcasa azulada y múltiples botones, equipado con una sencilla pantalla. Tecleando varios de ellos, comenzó una transmisión, y dejó el mismo sobre la mesa, emitiendo un holograma.

— ¿Slivly? Adelante…

Se mostró una imagen tridimensional del mismo.

—Señor…ya estoy listo.

—Procede.

—Hay muchos fanfics en ese lugar señor, la cantidad de Ideacidad es más que suficiente para hacer funcionar el proyecto. Estos son los fanfictions y sus OCs.
Apareció en primer lugar una poni de pelaje marrón, con crin de color morado y plateado y con un característico morro de color más oscuro y con ojos claros y azulados.

—Esta…—comenzó Slivly —Se llama Aitana Pones, del OC del fanfic que porta su mismo nombre. —Es una “cazadora de demonios” intrépida, valiente…

—Pfff, que típico…—comentó la sombra gigante.

—La siguiente… —mostró una imagen, otra poni, de colores azulados, tanto en su crin como en su pelaje, así como en sus ojos, azul oscuro, celeste y claro. —Se llama Poison Mermaid, una elegante capitana de un navío, con una tripulación bastante “peculiar” Es lo que muchos llaman “Una femme fatale” Astuta y aventurera.

—Que poca elegancia con esa melena…—comentó la dulce sombra.

—Y el siguiente…—reveló a un equino unicornio blanco, de ojos marrones, y pecas en su rostro, vestido con una chaqueta negra como su crin. —Se llama Dragon Heart…OC tímido en relaciones sociales, no soporta las injusticias, curioso y sobretodo a mi parecer, mi señor, un poco cabezota, aunque se preocupa mucho y es empático, y debo mencionar que diestro con la espada.

—iiih, pero menudas pintas que lleva, jijijijiji —exclamó la sombra agazapada.

—Estos son digamos, los campos de los que poseemos mayor información, he descargado en su ordenador los datos, mi señor. El resto de OCs son los siguientes y sus historias son de una cantidad enorme de Ideacidad: Grey Edge, Nature, Greenshy, Hafsa, Flashing Hooves… también son del lugar, quisiera que vos mismo eligierais vuestras preferencias. —dijo Slivly, inclinándose. —Ah sí, y respecto a la primera historia que os comenté, ya he enviado a los Éterbots para que investiguen el lugar y recolecten información para la instrucción, mi señor.

—Gracias…Slivly.

La transmisión finalizó.

—Hay algo que no entiendo… —confesó la gran sombra. — ¿Por qué nos centramos en esas historias? ¿Qué tienen de especial? Hay muchas por el vacuo que tienen mayor cantidad de Ideacidad. Y estas…son ponis…

—Por algo que tú, querido Metralla, no podrías averiguar. Estas historias son todas relacionadas y podemos abordarlas sin problemas, son un grupo entero que nos otorgara energía para el proyecto. Ahora bien… —Mr.Quill, apoyado sobre su escritorio, y con las manos juntas observó a sus tres coleccionistas. —Vuestra misión es sencillamente, recopilar información…fotos, nombres, lugares, datos…me da igual que clase, pero sobre todo, quiero que confirméis que límites nos pone en ese mundo. ¿Entendido?

— ¡Si, Mr.Quill! —respondieron al unísono.

—Ah…y otra cosa más. Procurad ser…sigilosos y que no os vean. En breves momentos, cuando vuestros compañeros hayan terminado su labor, os descargaré en vuestros Aether la información necesaria, ¿entendido?

— ¡Si!

—Y ahora, retiraos —indicó con un suave gesto.

Las dos sombras, la inmensa y la enana, salieron por la puerta, seguidas de la elegante Indefinida que, antes de cruzar el umbral, fue aludida por su maestro.
—Un momento Pandora…quiero hablar contigo. Cierra la puerta.

Cumpliendo su pedido, la Indefinida cerró la puerta y se acercó a su maestro. Cuando se dio cuenta, el primer coleccionista la cogió de sus suaves y oscuras manos y acercó su rostro enmascarado a sus ojos que brillaban con un radiante fulgor rosado.

— ¿Requerís algo mi señor?

—Solo poder apreciarte mejor, verás mi radiante Pandora, necesito que uses tus encantos de la forma más espectacular posible y me ayudes a conocer, las debilidades de esas infames criaturas. Sé que tú podrás llevar a cabo semejante labor ¿verdad?

Pandora hizo brillar sus ojos y los entrecerró suavemente, sonriendo mientras acariciaba la máscara de su señor.

—Podéis confiar en mí, señor…siempre estoy dispuesta a daros lo que necesitéis.

Mr.Quill rio entre dientes.

—Y no lo dudo… —coincidió mientras apartaba sus cabellos oscuros, ya alumbrados en la tenue luz de la sala, de su rostro ensombrecido, mientras se escuchaban fuertes suspiros tras su máscara.

Ella inclinó su cabeza, y el coleccionista hizo el gesto de besar sus manos.

—No os fallaré. —concluyó nada más cruzar y abandonar el camarote de su señor.

Una vez en la soledad, el enmascarado Indefinido de elegantes ropajes cogió su ordenador volviendo a activar la transmisión, la cual mientras se activaba, procedió a cerrar la puerta.

Una vez más, Slivly apareció a través de un holograma.

— ¿Habéis llamado señor?

—Cuéntame los exactos detalles de “Antes de Equestria” quiero asegurarme de que todo está en orden.

—Por supuesto señor. Dado que la historia nos limita poder eliminar a las OCs de esa…chica. Me temo que los Indefinidos cazadores deberán aprender a tratar con…los villanos.

En eso estaba en lo cierto, su sirviente bien le dijo que esa historia tenía un claro villano y por ley de las historias, ningún Indefinido puede matar a las protagonistas, pero, si pueden ayudar en todo lo posible al villano. Se sentó en su silla mientras rozando su rostro cubierto con sus guantes de cuero, analizaba la situación.

—En ese caso…asegúrate de que en la instrucción ese capítulo les quede claro, y sobretodo las funciones de su Aether.
Slivly inclinó su cabeza.

—Por supuesto, señor, así se hará. Y procederemos a introducirnos en el fanfic en dos días. Runoa y el resto de sus compañeros asignados casi están listos. Tengo buenas vibraciones de este grupo señor. —opinó el Indefinido humildemente mientras enseñaba una imagen.

— ¿Y esto?

—Son las tres ponis, los OCs, mi señor. La del pelaje azulado claro, crin nevada y celeste y encantadores ojos marrones es Freeze Winter. Controla el elemento del invierno, su poder será muy útil. Al igual que sus dos hermanas. —Slivly proyectó una imagen de dos ponis. —La del pelaje amarillo, cabellos cálidos y ojos rojos es Summer heat, es la más predecible de las tres, cabezota y la más “peleona” se le puede sacar de sus casillas.

—Bien… ¿y la otra?

—Autum señor, esta poni de tonos marrones y ojos morados, goza de la bondad y humildad, ingenua por lo que he averiguado y no apropiada para el combate.

—Hmph, si…pese a ello, las más nobles suelen ser las que más problemas dan. Ya lo sabes…

—Coincido mi señor…ahora bien. El informe de situación: Su autora está de pausa, tenemos mucho tiempo en abordar el fanfic, y según el tiempo transcurrido desde el último punto de la historia señor, ahora el tiempo coincide en un momento crucial para establecer contacto con el villano. Por ello he acelerado las pruebas.

—Excelente —felicita mientras sigue escudriñando a las ponis analizadas.

—Si obtenemos sus poderes…podremos controlar las estaciones señor…no solo en esa historia sino que en el resto también, y la cantidad de Ideacidad es formidable, en cuanto a los límites no son nada preocupantes, cuatro o cinco cazadores, ya que el número de Éterbots que han podido entrar a la vez han sido cinco.

—Eso es importante…—deduce Mr.Quill. —recuérdales que con sus Aether, pueden llamar a un Éterbot sin alterar los hilos de la historia.

—En efecto, mi señor, y además…las tres hermanas son ahora objetivos fáciles, le aseguro que me encargaré de su asimilación.

—Por tu bien…espero que así sea. —advierte serio el coleccionista.

—S-si, por supuesto ah y en cuanto al villano…creo que es de sus favoritos señor…

—Explícate. —pide inquieto.

—Malvada, soberbia, elegante, maquinadora y con un magistral toque de hermosura. —El sirviente al detallar, muestra una imagen de la aludida. —He puesto sus datos específicos en el ordenador.

Mr.Quill observa a la que lleva la maldad del fanfic. —Mag…nifico. Asegúrate Slivly de que recibe su deseo una vez sea nuestra la historia, y…no le menciones nada del contrato, ya sabes que me gusta que se sorprendan al final, después de todo, los villanos merecen su pequeño trozo en el mundo, ¿no lo crees?
—Totalmente mi señor… ¿Deseáis algo más?

—Por el momento todo en orden…Todavía no regresaré al castillo. Sigue encargándote de ello.

—Así será, mi señor.

Con la afirmación de su vasallo Mr.Quill cerró la transmisión y se recostó en su silla.

—Tantas historias por asimilar. —dijo ahogando su respiración del placer. —Tanto por hacer y tan cerca de mi objetivo…Oh. —se llevó una mano al pecho, con una aflicción fingida. —Casi siento lástima por esos estúpidos humanos autores, los pobres van a quedarse sin historia, sin ideas…sin motivación. Bueno…hay que hacer sacrificios, y todo sea por cambiar las cosas, que ya están bastante decaídas…—tras sus frías palabras, comenzó a reírse entre dientes. Las velas de su despacho se atenuaban y todo se fundía en la oscuridad del Vacuo.
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor agustin47 » 03 Abr 2015, 11:41

Como siempre, me encanta.
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor Angelus-Y » 05 Abr 2015, 19:34

Yo desde luego, pensé que no podría publicar hoy, pero es que la escuchar el programa de "Volgrand, musica y fandom" de hoy, no sé porque pero meintras tanto he escrito con bastante soltura y comodidad y he hecho gran parte del trabajo, por lo que muchas gracias ^^ Espero que este capítulo os guste, ya que estoy intentando describir nuevas cosas y formas, y realmente no sé si lo he hecho bien, espero saber vuestra opinion y que disfruteis, un saludo, que cada vez queda menos para abordar vuestros fanfics, puede que esten en la lista, jijiji, es broma :D2 ¿O tal vez no?

Los cazadores de fanfiction ; Fanfiction MLP (Sci-fi y Aventura)
Autor: Ángelus-Y
Capítulo 4: Lección de síntesis.

Spoiler:
Runoa se hallaba tirado en su habitación, pensativo mirando hacia el techo de colores beige y marrón. Se encontraba abrumado por pensamientos entrelazados, tales como cuál sería su futuro, el si por un casual, se encontraría preparado para lo que le esperaba y por supuesto de si le gustaría cazar a criaturas como esas, los OCs.

El sonido de las tuberías, las maquinas temblar y un soplido infernal que emanaba de las habitaciones contiguas le impedía poder dormir, aunque ni siquiera quería esforzarse por ello. Había asimilado un montón de conocimientos del libro, los cuales en cierto modo le costaba de asimilar y soldar en su mente. Éter, metales, reglas, mundos, armas, objetivo…tantas cosas…

Unos ligeros toques en la puerta de su recámara habían llamado su atención, sacándole de sus profundos pensamientos. Sin ni tan siquiera decir nada, el que sospechaba se hallaba tras la puerta, se introdujo en la habitación, el humilde sirviente Slivly.

—Espero que estés listo, Runoa. Vamos a visitar la fábrica de producción de Éteranio, y te explicaré los conceptos vitales. ¿De acuerdo?

Sin mucho ánimo, tras suspirar, se puso erguido y asintió.

—Te noto…desganado Runoa, ¿ocurre algo?

—No…no te preocupes.

Cuando estaban dispuestos a emprender la marcha, algo alarmó a Runoa, tras un forzado siseo y parón en seco por parte del sirviente. Como aguantando un agudo escozor, e incluso dolor, a causa de, según los ojos de Runoa, de que el conducto que estaba enganchado a la espalda del pequeño Indefinido, se había desencajado. Sin tan siquiera preguntar, cogió la tubería con sus garras y volvió a encajarla en la zona abultada, tras lo cual Slivly suspiro de alivio.

—Oh….por el amor de los escritores. Gracias. —expresó el enmascarado. —No sabes cuánto duele cuando esta aberración mecánica se desencaja.

—No es nada…simplemente hice lo más lógico. Pero… ¿Cómo te has hecho esto?

—Es… —Slivly bajó la cabeza envuelto en un repentino sentimiento de tristeza —…una larga historia. Pero gracias a Mr.Quill y este apaño pude sobrevivir, es mi Aether por así decirlo.

—Vaya…—dijo Runoa sorprendido. —No temas, no insistiré en ello. —aclaró sonriente. — Vamos a eso, ¿no?

—En efecto. —coincide Slivly. —sígueme.

La plataforma antigravitatoria que sostenía al “mayordomo” del castillo, se puso en pleno rendimiento, emitiendo un monótono sonido que hacía desplazarse a gran velocidad, mientras Runoa le seguía de cerca, recorriendo los pasillos del castillo, con suelo tapado en alfombras tapizadas de elegantes colores marrones y grisáceos. Lo que más sorprendía al Indefinido es como podía haber tantas tuberías recorriendo todas las estancias del castillo, y en varias ocasiones encontraba a ras del suelo unos motores, o al menos, eso pensaba, de forma cilíndrica decorado en colores dorados y bombillas celestes que fluían energía. En un corredor sin salida, se hallaba un teletransportador similar al cual encontró en su primera visita, con aquella forma de plataforma con agujas conductoras de la energía.

—Dime Runoa… ¿has logrado recobrar algo de tu memoria? —preguntó antes de montarse en el aparato.

—Mmmm, si soy sincero, no, aun no. Ni siquiera me he esforzado en conseguir recuperarlo.

Slivly suspiró aunque no de pesar.

—En cierto modo me alegra, son cosas que aunque muchos Indefinidos pensamos que son necesarios, tan solo son desechos que debemos olvidar…
— ¿Tú los has olvidado? —Inquirió curioso la sombría silueta con cuernos.

—Ojala los hubiera olvidado, pero no…pero por suerte Mr.Quill me ayuda con ello. Lo que quiero decir es que no te atormentes por no recordarlo, no sirve de nada, lo que importa es el aquí y el ahora. —concluyó el sirviente de gorro con cascabel.

Se montaron en el teletransportador, dejándose atravesar por esa ramificada energía que los llevaron hasta otra sala del castillo. La antesala de la fábrica. Allí mismo nada más aparecer Runoa fue sorprendido por un ente mecánico monocular, recubierto de un pálido metal como un escarabajo. Su único ojo cibernético brillaba con un fulgor rojizo intenso, que analizaba a Runoa como un intruso, mientras trata de agarrarlo con sus brazos como tentáculos metálicos de color gris oscuro, acabados en una gran tenaza de afilada superficie. Runoa tan solo se quedó paralizado por la sorpresa, y tras un breve instante, la maquina habló.

—Indefinido 4-7-7, Raxnuo, bautizado bajo el nombre de Runoa, recogido del Vacuo. Permiso concedido, disfrute de su visita. —analizó la unidad alejándose y mostrando su parte trasera en la que prevalecía un cilindro azul brillante conectado a su pequeño cuerpo sin piernas ni tronco, mediante dos gruesos cables.
— ¿Qué…era eso? —inquirió asustado con los ojos abiertos de par en par el Indefinido.

Slivly rio tímidamente entre dientes.

—Casi todos los nuevos se asustan en este preciso instante…Pero tranquilo. Es un Éterbot.

— ¿Un Éterbot?

—Unidades inteligentes, programadas por Mr.Quill y por mí, hemos adquirido conocimientos de muchas historias y con la Ideacidad hemos logrado planificar unidades únicas con inteligencia robótica…Creadas a partir de Éteranio y varios metales…ah sí. —Slivly se giró a Runoa. —recuerda esto…Si usas Éter e introduces Ideacidad específica puedes generar cualquier sustancia, desde aluminio, a Éteranio, pasando por aleaciones especiales, de hecho…Muchos Indefinidos en vez de ser cazadores, se dedican a investigar la creación de nuevos materiales. —Con decisión, envuelto en un sentimiento de poder, cerró los puños de sus extremidades mecánicas. —Incluso crear algo que nos haga invulnerables a las reglas. Pero aún estamos lejos de eso.

—Mmmm, sería increíble, la verdad esto me motiva. —admite Runoa, más animado que antes.

—El Éter es la vida, es nuestro material, con él hacemos todo, y aún tenemos tanto por descubrir…Debo recordarte que el Éter es como el agua, puede moldearse, adquirir estados distintos…pero SIEMPRE requiere algo de Ideacidad para tomar formas distintas. Mira…mejor te lo enseño en la fábrica, vamos…
Ambos recorrieron la ante sala que terminaba en una puerta circular firme y gruesa. A pocos pasos de la misma se abrió de par en par dando a mirar algo nunca visto por Runoa.

Un ruido ordenado envolvía sus orejas, Un suelo de cristal azulado como el cielo que se ve en muchas historias, bajo el cual se observaban circuitos, tuberías y cables, además de una gran cantidad de esos robots, los Éterbots, recorriendo el subterráneo de un lado a otro, arreglando y calibrando anomalías. La sala envuelta en instrumentos de metal dorado, era toda una planta de fabricación. Zonas de prensado, refrigeración, moldes de creación de formas metálicas, brazos rectos y articulados con pinzas finas y sensibles que detallaban los retoques finales de las maravillosas creaciones que pasaban por una cinta de transporte móvil, un pozo inmenso ocupaba casi el centro de la sala, en el cual emanaba una cantidad de Éter crudo enorme. Una sustancia negra, algo rezumante y de aspecto viscoso además. De las múltiples partes mecánicas de la estancia se liberaban gases inodoros producto de la sobrecarga del ritmo de producción.

Los dos Indefinidos se aproximaron al pozo de Éter, conocido como “El recolector” Slivly cogió un tubo de ensayo de una mesita situada al lado de ese “monstruo” que recogía el Éter. Con el mismo recogió una muestra y se la enseñó a Runoa, quien fascinado cogió el tubo entre sus garras.
—Vaya, nunca lo había visto tan de cerca…

—Según un antiguo mago… —comenzó diciendo Slivly. —…es como “la tinta” con la que los autores escriben, de ella, sale todo y está por todas partes, es más…yo tengo la teoría, de que los mundos salen del Éter.

— ¿Un mago? ¿Qué mago?

—Oh…un antiguo amigo de Mr.Quill, pero…desapareció hace mucho. Se llamaba Narglanc, pero…le llamábamos “Ink.”, él descubrió el Vacuo y junto con Mr.Quill hallaron el Éter y sus propiedades.

La silueta ensombrecida de forma de reptil se había quedado absorto ante las palabras del sirviente, le fascinaba la historia y tener en sus garras esa sustancia, le hacía sentirse de forma diferente a como se había sentido hasta ahora.

— ¿Y cómo de esto sale un metal exactamente?

—Permíteme…

Devolviendo el tubo a Slivly, este depositó la ligera muestra de Éter sobre una placa de cristal translúcida.

—Este es el “portamuestras”. — indicó el agazapado asistente. —Desde aquí analizamos y modificamos el Éter por pruebas distintas. Observa.
Con un gesto, Slivly llamó a uno de los Éterbots, que acudió velozmente.

—Procede al protocolo de transformación de aluminio. —ordenó el servidor.

El Éterbot asiente, recibiendo la orden.

Desde el portamuestras depositado sobre la mesa, el Éterbot cambió las herramientas de sus brazos en unos sopletes extremadamente finos, con los que llevó al Éter hasta grandes temperaturas, el cual se dilataba y agitaba burbujeando levemente. Mientras con uno de los brazos emitía ese soplo ígneo, con el otro, de nuevo en forma de afilada tenaza, cogió otro instrumento de la mesa, una especie de pequeña porra hecha de ágata, llamada mortero, con el que ejerció una presión fuerte, aplastando la masa hirviente, y sometiéndolo a nuevas consistencias. Tras aquel tratamiento, lo dejó enfriar unos segundos, cogiendo ahora otro utensilio de la mesa. Un tubo hermético de metal color bronce, que contenía una etiqueta que indicaba: “Aluminio” Con el mismo abriéndolo tenuemente depositó una especie de gotas celestes brillantes que tras caer sobre la muestra de aquella sustancia oscura, empezó a recorrer su faz y formar parte de él.

— ¿Qué es eso? —preguntó curioso Runoa.

— ¿No lo adivinas? ¿Qué he dicho hace unos instantes? —preguntó con gracia el sirviente.

Tras tan solo unos segundos de pensamiento, Runoa dio con la clave, mostrando pese a no tener un rostro definido, una sonrisa victoriosa.

—Ideacidad…

—Exacto —asintió satisfecho Slivly.

La Ideacidad, esa energía color celeste recorría el Éter ardiente agrietándolo y penetrando en el mismo. Colocando el Éterbot aquel tubo de Ideacidad en la mesa ya cerrado, procedió nuevamente con aquel mortero aplastando la sustancia, como contribuyendo a que esa energía líquida se inyectara en el mismo.
—Ahora la Ideacidad tomará forma con el Éter y sus condiciones contribuirán a que el definido aluminio se forme.

Y en efecto, en un momento transitorio, el Éter comenzó a cobrar forma, a endurecerse y a dar color, un tono grisáceo pálido.

—Es…fascinante.

—Y ahora se deja enfriar para que tome su auténtica forma. El Éteranio…como supongo puedes imaginar, es más complicado de hacer, tiene condiciones MUY estrictas, y un mínimo fallo, lo destroza. Y por supuesto no se usa ninguna Ideacidad.

— ¿Y eso porque? —cuestionó extrañado.

—Básicamente el Éteranio es puro Éter metálico, no puede ser deformado por ideas, solo por métodos “físicos” y la maquinaria para generarlo es extremadamente sensible y difícil de fabricar. Y encima hace poco hemos tenido fallos, por falta de Ideacidad para generar la maquinaria.

—Oh…ya veo.

— ¿Y bien que te parece?

—No lo niego, es increíble. Supongo que todo esto es a gran escala. —dedujo Runoa.

—Por supuesto —confirmó el sirviente, mientras andaban por la planta. — Necesitamos Éteranio y los demás materiales para Éterbots, Aethers para nuestros cazadores, la sostenibilidad del castillo, etc., etc.

Uno de los Éterbots se interpuso en la trayectoria de ambos Indefinidos, llamando la atención de Slivly.

—Señor Slivly, los cazadores de la sección sur del Vacuo han recogido cuatro coma treinta Tamilones de Ideacidad, la producción de Cromo-Éteranio ha aumentado.

—Perfecto, ordena a las unidades que guarden el Cromo-Éteranio sintetizado en el sótano del castillo, para las unidades.
—Señor…pero el coleccionista Metralla ordenó…

—Yo estoy al mando ahora y Metralla no tiene ni la más remota idea, esa víbora quiere el metal para su cuerpo, así que guárdalo en el sótano. —
—Sí, señor. —afirmó retirándose.

Runoa nunca había escuchado ese nombre, aunque el término “coleccionista” sí que le sonaba de su compañero Chuty. Nada más volver a emprender su marcha por la estancia, El Indefinido reptil trató de hablar con Slivly.

—Una cosa Slivly, ¿Quién es ese Metralla?

Slivly suspiró molesto.

—Uno de los siete coleccionistas, un cazador experimentado, el cual, el muy desalmado se lleva parte del Cromo-Éteranio, la aleación más resistente, para recubrir su cuerpo, pero el muy sanguijuela ni siquiera pide permiso y Mr.Quill ya le tiene echado el ojo. Mucho cuerpo, pero poco cerebro, para variar…

—Pues vaya…

—Dejando eso de un lado, ¿Qué te parece si ahora vamos a la planta de pruebas y te explico? Así podríamos ya crear tu Aether y te comento el resto. ¿De acuerdo?

Runoa asintió efusivo.

— ¡Claro! Adelante.


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“Hay dos clases de Indefinidos: Los feudales y los esclavos. Los esclavos son Indefinidos creados a partir del Éter que suelen ser sintéticas formas de vida que obedecen a los feudales, es decir, nosotros, para ayudarnos en nuestra labor. Han demostrado ser criaturas instintivas y poseen una cualidad única, la de ser invocados en gran medida a una historia sin alterar los hilos de forma palpable y una vez traídos, adoptan la forma del ambiente, algunos de ellos son meros residentes del Vacuo, nacidas de los desechos de los autores.”

“Cuando se conquista una historia, el mundo cae en un contrato. Válido e imposible de romper, en el cual queda reflejado que ahora es propiedad del Indefinido que logró asimilarla. Por ello todos los recursos de ese mundo, personajes y demás, son suyos y de nadie más. Un Indefinido puede pasar su propiedad a otro Indefinido, a la vez que puede cambiar el contrato y restaurar la historia, pero eso…supone un acto de traición y por tanto, la condena al Vacuo. Los poderes del OC aniquilado o del que se haya causado su perdición, pueden intercambiarse.”

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Mientras tanto, en un fanfiction de Pokemon, despacho del señor Giovanni. Cuartel General del Team Rocket.

En un despacho impoluto, un hombre ambicioso de cabello corto y marrón oscuro, se sentaba sobre su confortable sillón, observando en una pantalla el avance de los miembros de su equipo mientras robaban Pokemon de forma eficiente y daban caza a uno en especial, un OC. Los soldados del Team Rocket eran ayudados por unas extrañas y oscurecidas criaturas enmascaradas. El señor Giovanni, el hombre en el despacho, no se hallaba solo, sino acompañado de una entidad, representante de los cazadores de fanfiction, uno de los siete coleccionistas.

—Como puede ver, señor Giovanni, todo es cuestión de tiempo por atrapar a ese monstruo. Le aseguro que mis soldados lo encontrarán. — explicó el coleccionista.

—Eso espero…estoy ya harto de incompetentes. —expresó Giovanni.

En una de las historias de aquel mundo, un coleccionista de Mr.Quill, con una portentosa armadura, dirigía la búsqueda y captura de un OC al que debía atrapar. Este era un coleccionista firme, orgulloso y de férreos ideales, pero aun así educado.

— ¿Sabes Korak? Gracias a esa tecnología, pronto todos los pokemon más raros de la región Kanto me pertenecerán, las ganancias del comercio subirán como la espuma en cuestión de poco tiempo. —explicó, riendo siniestramente.

—Como debe ser, señor Giovanni, al fin y al cabo, los pokemon solo son meras bestias a ser asimiladas y con las que ganar beneficios. No tienen otro motivo de su existencia. —aclaró Korak, envuelto en su yelmo color carbón con grandes cuernos sinuosos. —Además, un hombre de negocios como usted sabrá cómo hacerse también con el resto de las regiones. Pronto el Team Rocket conocerá la gloria que se merece.

—En efecto. —coincidió Giovanni, quien vestía un elegante traje de chaqueta marrón con corbata, mientras acariciaba a su Persian, un pokemon felino de pelaje beige, de orejas redondas, afilados bigotes y una perla color rojizo en su frente.

De pronto en medio de su conversación suena un pitido.

— ¿Qué es eso? —pregunta el ejecutivo del Team Rocket.

—Disculpadme un segundo señor Giovanni, parece que requieren mi asistencia. —se excusa el coleccionista de armadura guerrera y abundantes púas.
Retirándose del despacho a una sala contigua e insonorizada, atiende a un dispositivo electrónico, responsable del pitido.

—Aquí Korag…

—Korag, ¿Qué demonios estás haciendo? —Mr.Quill había llamado a uno de sus más fieles coleccionistas, a lo que el acorazado, ligeramente avergonzado por no acabar su labor, pide disculpas.

—Lo siento, mi señor, pero la situación se ha complicado.

—Je, esperaba que mi más fiero coleccionista no me diera excusas tan pobres.

Korak inclinó la cabeza tenuemente, mostrando respeto.

—Tenéis razón, he faltado al tiempo establecido, le aseguro que emprenderé la marcha lo antes posible.

—Necesito que en cuanto termines, vuelvas al galeón, tengo otra historia más importante asignada para ti. —explicó su feudal.

—Por favor, decidme que no será una porquería de sexo o ilógica, mi espada requiere tinta fresca con la que satisfacerse…

—Tranquilo, mi fiel Korak, te aseguro que no lo lamentarás, además, tan solo es una labor de exploración y espionaje, nada que escape a tus capacidades.
—De acuerdo, mi señor. ¿Puedo saber el nombre de la historia?

—Dragon Heart Adventures…tiene esa clase de OCs que tanto te gustan y que mejor que tú para esa labor.

—Así lo haré mi señor. —prometió inclinándose respetuosamente.

—Ya he descargado los datos del mismo en tu Aether…y termina cuanto antes, ¿entendido?

—Alto y claro…

Al finalizar la transmisión, el Indefinido se ajustó las placas del tórax y sus polainas oscurecidas, volviendo a reunirse con el líder del Team Rocket, quien sonreía satisfecho ante la sensacion de poder y el que pronto, habría ganado.

— ¿Señor Giovanni? Vuelvo a estar a su disposición…Tengo algo que decirle...
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor horwaith » 05 Abr 2015, 22:14

bonitas historias van a buscar y espero que no consigan sus objetivos. Buenas clases y quiero ver cuando se ponen en acción el resto de cazadores, porque me está parecido muy bien, sobretodo la escena de este ultimo "fic" me suena bastante.
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor Sr_Atomo » 11 Abr 2015, 18:24

Me gusta mucho la intencionalidad del fanfic, está muy bien escrito (quitando alguna coma bailarina, y que en algún momento pasas del pasado al presente en la misma frase) y es muy intrigante y ameno.

Creo que lo que hay que hacer para evitar que consigan sus planes es retomar los fanfics y publicar con asiduidad, ¿verdad?
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor Angelus-Y » 03 May 2015, 16:36

Bueno, siento la tardanza, la verdad estos dias no han sido buenos en varios aspectos, pero al final me ha entrado la inspiracion y he podido sacar algo que me haya convencido. Espero que os guste a todos. Gracias por leer este fanfic.




Los cazadores de fanfiction (Fanfiction MLP; Aventura y Sci-Fi)
Autor: Ángelus-Y.
Capítulo 5: Cuenta atrás.


Spoiler:
En el castillo de Mr.Quill, tanto Runoa como Slivly, se habían desplazado hacia las plantas superiores, donde se hallaba la sala de pruebas. Tras algunos teletransportes que provocaban náuseas y un paseo bastante ameno por la estructura de la fortaleza, finalmente llegaron a un pasillo cuyo suelo recubierto en chapa dorada, terminaba en una oxidada compuerta de varias partes.

Aunque en medio de su trayecto, un sonido, proveniente del propio mayordomo del castillo les había detenido en seco.

—Vaya…—dijo decepcionado, al alzar su brazo mecánico, que brillaba con una luz parpadeante. —Runoa, me temo que voy a tener que dejarte un momento. ¿Te importa proceder mientras hacia la sala?
—Oh, claro…no hay problema. —respondió con una clara falta de confianza en su tono. —Iré para allá.

—Fenómeno, ahora si me disculpas…

Secamente el pequeño Indefinido emprendió su marcha en dirección opuesta, al tiempo que ajustaba la maquinaria de su cuerpo y la plataforma para evitar malfuncionamiento. Por otro lado, Runoa, había notado alrededor de su cuerpo un manto helado que le provocaba inseguridad. Aunque a pesar de ello, respirando profundamente, se armó de valor para ir hasta su destino.

La compuerta oxidada se abrió ante la presencia del reptil ensombrecido, aunque a duras penas, desprendiendo un agudo y chirriante sonido, incluso emanaron algunas chispas desde la periferia de la compuerta. Un brusco ruido indicó que el proceso de apertura había finalizado, y con ello, los temblorosos pasos de Runoa, aspirante a cazador, hacia el interior.

Mientras tanto…

— ¿Si señor?

Desde su brazo, salía varios haces de luz que conformaban un holograma azulado, representando el rostro serio de su señor.

—Slivly, hay que acelerar el ritmo de entrenamiento, ¡Inmediatamente!

El aludido levantó su cabeza y se irguió sorprendido.

—Oh… ¿A qué es eso debido, si puedo preguntar?

—Mi valioso contacto del exterior, me ha informado que la autora Taila_Fox va a emprender su escritura en escaso tiempo, cuando acabe con sus obligaciones. Y…según me ha relatado, va a haber una temporada en la que ella tome control. Tienes cinco días, para entrenarlos, y acabar con esa historia. —explicó y seguidamente entrecerró los ojos. —Si me fallas…ya sabes que toca.


—S-si señor…no le fallaré.

Mr.Quill rio entre dientes.

—Por tu bien…y el de los nuevos cazadores, espero que asi sea.

La transmisión finalizó. Un horrible escalofrío se apoderó de él.

—Como…¿Cómo voy a hacer tooodo el entrenamiento, preparar la invasión y arrebatar esa historia en tan poco tiempo? Ay, señor… Encima, todos los cazadores están ocupados.

Empezó a ir de un lado a otro de aquel pasillo, nervioso y haciendo crujir sus extremidades metalizadas.

—Runoa no tiene ni idea de combate…tardaría días en entrenarlo del todo. Y el resto… —se dio una palmada en su máscara. —Por favor… ¿Cómo voy a conseguirlo? Y encima tengo que darles adiestramiento de cómo funciona esa historia.

Sus brazos le temblaban, y tan solo rebuscaba en su cabeza una clara solución para este problema de gran calibre. Ahora mismo, Runoa había entrado en la sala de pruebas, esperando alguna señal o indicación. El tiempo se le venía encima y repetidamente agitaba su cabeza, victima de los nervios.

—Vamos, Slivly, piensa… ¿Cómo puedo acelerar el entrenamiento de estos cazadores? Si Runoa y el resto ya tuvieran experiencia de sobra….Oh, un, un segundo…

El sirviente se había congelado de repente, alumbrado por una idea, la cual, le venía de perlas. Separó sus brazos metalizados y rápidamente, siendo dominado por una euforia repentina, llamó a uno de los Éterbots.

Tras un par de segundos, uno de estos se presentó ante él, esperando órdenes.

— ¿Si señor? —preguntó la unidad.

—Tengo un asunto importante que hacer…Quiero que vayas a la sala de pruebas e informes a Mecas de que para el nuevo cazador, quiero un protocolo Y-13.
—Señor, permíteme recordarle que el señor Mr.Quill prohibió desarrollar dicho protocolo, hasta el punto de mejorar el procedimiento. —advirtió el robot flotante, con voz carente de emoción.

—Lo sé, pero no tiene porqué enterarse, tan solo informa a Mecas, dile que vas de mi parte ¿entendido?

—Recibido, señor. —Sin más palabras, el Éterbot empleó sus propulsores y puso rumbo hacia dicho destino, donde Runoa se encontraba.
Slivly, por otro lado, tras un victorioso suspiro se dirigió lejos de allí, hacia otro lugar del castillo.

—Pues claro… ¿Cómo no se me había ocurrido? Runoa es perfecto para estas pruebas. Aunque…oh. —se llevó una extremidad al pecho. —Pobre…va a sufrir mucho, pero…—suspiro. —es lo que se debe hacer para que esta empresa funcione. Ya me lo agradecerá. Estoy seguro de que aguantará.

Tras sucesivos cruces con algunos cazadores Indefinidos trabajando y preparando sus labores, el pequeño enmascarado había puesto rumbo al centro del castillo, a un lugar donde escaso personal del mismo tenía acceso.

Mediante uno de los teletransportadores, llegó a una pequeña estancia, donde destacaba un enorme portón de gran tamaño y grosor. En el centro de dicha puerta, había de adorno una máscara de gran tamaño, marcada y de color plateado, muy similar a la de Mr.Quill. No había nadie merodeando por ahí, pero no por ello Slivly dejó de tomar precauciones, y mediante sus conocimientos, acerca del funcionamiento general del castillo, desactivó temporalmente el teletransporador.

—Siempre es bueno asegurarse de las cosas.

Tras dejarlo fuera de funcionamiento, se acercó a la gran puerta. Toda la sala estaba iluminada por unas lámparas de llama azul, suspendidas en el aire a varios metros. Justo en la base, a ambos lados, había colocados dos paneles con una extraña cerradura en forma de mano. Se trataba de un complejo sistema de seguridad de doble encaje.


—Espero que no haya ningún problema...

Con otro patrón de botones desde su muñeca, creó en frente suya, una silueta exacta de él, opaca. Seguidamente se llevó sus manos a la cabeza y frotando sus pequeñas garras en la máscara, con suma delicadeza, empezó a controlar a su otro yo creado, mediante una especie de control mental, llevándolo a uno de los paneles.

—Bien, a ver si recuerdo el código patrón. —pensó mientras depositaba su mano en el panel.

Su copia, entretanto, también ejecutó la misma acción que él: Ambos giraron su extremidad mediante complejos patrones, ajustando la cerradura y desatando varios sonidos de encaje, como si estuviera abriendo múltiples cerrojos.

—Un poco más… vale, creo que ya está.

Un brusco giro de muñeca al final, dio lugar a la apertura del ultimo cerrojo, desde ambos lados. Un violento sonido escapó desde la puerta, liberándose varias ráfagas de vapor y activándose el mecanismo. La máscara se alumbró con unos brillantes ojos rojos y la fachada comenzó a ascender, para abrir paso a la sala contigua.

—Bien, sin problemas…

Deshizo su propia copia con una orden desde su brazo, y procedió a entrar hacia el interior de la estancia siguiente. En dicho lugar se alzaban unas enormes estatuas de piedra bien pulida, que representaban de forma gloriosa a los seis coleccionistas. Los seis grandes asesinos de historias, cada uno caracterizado por una maligna característica. Y al final, como no, ante los seis grandes se levantaba la estatua de Mr.Quill, su feudal. En la base de cada una de las estatuas había una pequeña puerta que llevaba al interior de las mismas, cada una de ellas con su propia cerradura y código.

—Mmmm…evidentemente tendré que ir a la de…mi señor.

Como encargado del castillo, Slivly conocía todos los secretos del mismo, pero por desgracia se hallaba falto de las llaves y el código de los coleccionistas, puesto que en su interior cada uno guardaba algo importante, y por ello, dichos coleccionistas mantenían ese código consigo. Pero como fiel ayudante, incondicional a Mr.Quill, poseía su llave.

Se dirigió a su estatua, a las puertas de metal colocadas en la base. Debajo de sus prendas sacó un llavero con algunas llaves y entre ellas destacaba una con forma de pluma de escritura, la cual cogió e introdujo en la cerradura, liberando el primer cierre.

—Y ahora la contraseña.

Con increíble fluidez escribió una palabra y liberó el segundo cierre, abriéndose las puertas al interior, donde había un pequeño ascensor en forma circular. Desencajó la llave y borró la contraseña, programando por otro lado el cierre de la sala para diez minutos. Con la tensión agarrotando su frágil cuerpo, se depositó sobre el elevador y este, automáticamente, descendió a un nivel inferior.

—Ahora…tengo que coger uno que no se note mucho, alguien que tenga cierta destreza en la lucha y ofrezca algunos conocimientos básicos, y ya de paso, escojo los mismos para Chuty, Elegania y Pum-pum. —se decía asimismo.

Poco después el ascensor llegó al piso inferior. Otra puerta metalizada abría hacia su interior, revelando el contenido de gran valor de la misma.
Todo parecía ser una extensa galería, repleta de vitrinas, nombres grabados y algunas con imágenes…pero todas guardaban un pequeño cristal de un determinado color, con una nota descriptiva del mismo. Podría haber miles de esos cristales, estaba todo lleno, incluso en algunos lugares recónditos de sala, se observaban lujosos trofeos expuestos a modo de museo.

—A ver, a ver, sección de poderes de combate….Ah, aquí.

Se desplazó hasta un sector de la misma, escudriñando cada uno de los cristales, buscando con ahínco uno que le fuera bien. Algunos de los mismos, estaban desgastados, débiles en color o bien descartados con un cartel que ponía “Poder roto, ilógico y sin sentido. No usar, salvo en clases de Gary/mary Stues”.
—Ugh…desde luego, la mente de algunos autores…que raros son. Veamos…

Pensativo e indeciso, llegó hasta una estantería situada al lado de las vitrinas, con algunos recipientes y cajas desordenadas que contenían mas de esos preciosos cristales. Uno de ellos, le llamó la atención, que gozaba de color rojo puro con una descripción bastante interesante.

—Mmm, creo que este me servirá. —murmuró mientras abría el cristal y con sus finos dedos lo recogía. —Ahora, el resto…Lo siento Runoa, pero me temo que no tengo otra opción. —se dijo arrepentido de lo que iba a hacer…


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“El tiempo que transcurre en un mundo es ligeramente mas rápido que aquel que embriaga el Vacuo. Aunque el tiempo, en si mismo, es diferente en cada historia y su manipulación nunca ha sido posible para un cazador.”

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Entretanto…

Sala de pruebas, cámara de control.

Un Éterbot y un Indefinido entablaban una conversación. Runoa había sido dicho de esperar mientras se preparaba la sala. La criatura Indefinida era una especie de armadillo, por la silueta, recubierto por todo su tronco y rostro por un metal ennegrecido. Sus ojos, ocultos tras unas gafas aislantes eran de color ámbar, sus extremidades eran finas y carnosas de tonalidad sombría. Sus exaltadas orejas emanaban de su cráneo metalizado y respiraba por medio de una especie de bozal. El Éterbot, era el mismo enviado poco antes por Slivly.

—Un protocolo Y-13. Claro, lo más fácil del mundo… —Su voz, era distorsionada y ligeramente aguda. — Algo que para el gran Mecas, experto en mecánica, no será problema.

El llamado Mecas estaba de brazos cruzados frente al robot flotante. No se encontraba muy a gusto, dada su mirada.

—Es fácil, si… ¡De no ser porque Mr.Quill me tiraría al Vacuo si descubre lo que estoy haciendo! Aunque….no niego que adoro los nuevos métodos…. —rio siniestramente al final. —Está bien, que así sea. ¿Dónde está ese nuevo cazador?

—En la sala de espera, señor.

—Pues hazle pasar, tengo una sorpresa. Más vale que no grite mucho esa nenaza.

La cámara de control era una pequeña estancia repleta de paneles, ordenadores y ciertos mecanismos de tecnología muy extraña, nada similar a los muchos mundos de fanfiction. Mecas, se sentó de un salto en la silla móvil que se posaba en medio de la sala y desplazándose al tiempo que se frotaba sus pequeñas garras, empezó a teclear vivamente.

—Asi que un protocolo Y-13. Veamos…busquemos los datos de ese Runoa, deben de estar en los archivos recientes. A ver si logramos sacar cosas de esa ponzoña de autor que lo dejó…

En las pantallas aparecían una serie de algoritmos e imágenes del Indefinido aludido.

—Vale…color preferido, datos de combate que iba a tener…ventajas de su cuerpo. Mmmm, le quitaremos ese caparazón, no es vital para su estructura y le quita agilidad. Lo recubriremos de una ligera aleación de Éteranio y aluminio, para evitar conducción innecesaria. Y…hay que darle flexibilidad a esa columna. Luego, en la selección de Aether recogeremos más datos.

Prosiguió analizando las pantallas, con excesiva rapidez, moviendo palancas y cerrando carpetas y archivos para cambiar ciertos puntos de las mismas.

—Asi que cuerpo de reptil, garras afiladas, instinto dormido…Interesante. Ya sé cómo te vamos a dejar guapetón. ¡Listo!

Mecas se levantó del asiento y señaló al Éterbot.

— ¡Tu! Montón de chatarra, hazle pasar a nuestro invitado. Cuando despierte esa criatura, no volverá a ser la misma.

—Sí, señor. —empleando sus furtivos propulsores, el robot salió de la sala dejando solo al armadillo ensombrecido.

—Pobre…casi siento lástima por él. Me pregunto…. ¡Oscuas! Es verdad, se me ha olvidado ponerle somnífero…estoy atolondrado. —Fugazmente volvió al panel y ajustó el protocolo añadiendo este último elemento, al hacerlo suspiro aliviado.

—Uff, menos mal, que sino se me desmaya el tío. Por cierto… —se llevó una garra a la barbilla. — ¿Cómo iran los exploradores en ese mundo? Espero que hayan recopilado suficientes imágenes e información…que en breve tenemos que invadir. Oh…y…

Volviéndose a sentar, se movió esta vez hacia otro ordenador, uno más pequeño y antiguo, en el cual procedió a iniciar una búsqueda.

—Si los coleccionistas han ido a esas historias, y los exploradores a la de esa chica…Entonces, mmm —cerró los ojos, pensativo. —será mejor que indague en esos OCs, quizás consiga algo de sus autores o de la obra que sea útil. Eran… Aitana Pones, Grey Edge, Dragon Heart, Freeze Winter y las otras dos y…ah, si, jope, la Poison esa. Veamos que podemos sacar de esos pequeños ponis. —rio finalmente con sus ojos avivados en un brillo ámbar.

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"Todos nacemos de la mente de nuestros autores, observamos el cariño con el que nos van dando forma...pero muchos de nosotros caemos, olvidados y deformados, siendo despojados hacia una profunda oscuridad, al Vacuo. Y allí, lo olvidamos todo...hasta que el mismo abismo nos consume, a no ser, que seamos salvados, y reclamemos lo que es nuestro. Los personajes a los que se les ha dado una historia, también olvidan como fueron creados y viven bajo las reglas de su mundo, ignorantes de todo."
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Minutos antes… Fanfiction “Antes de Equestria” cinco días para control de la autora.

Bosque Everfree, castillo de las hermanas alicornio. Tiempo establecido: poco antes de la invasión del bosque, por las semillas saqueadoras.
Freeze Winter, era una alicornio de grata belleza, de un pelaje azulado celeste y una crin de color azul, con mechones blancos. Unos ojos marrones profundos y una cutie mark, un emblema en su flanco, con la forma de un copo nevado. Recientemente había estado merodeando por el antiguo castillo de sus mentoras, espantando a muchos indeseables que han osado profanar el secreto escondido en esos viejos muros, estando separada de sus hermanas. Pero ahora, estaban en el punto de mira.

La alicornio azul, había salido hacia el bosque Everfree, un espantoso lugar donde la naturaleza tomaba el control de las cosas. De forma reciente, las plantas andaban descontroladas, más de lo normal. Numerosas zarzas habían brotado del suelo y extrañas criaturas habían usurpado zonas que no les correspondían, como los Rocodrilos. Algo extraño estaba ocurriendo.

—Por Celestia… ¿Qué está ocurriendo? —pensaba mientras eludía los incontables peligros que acechaban a cada segundo. —Oh, por favor. —se llevó los cascos a la boca, asustada por una intuición. — ¿Sera, cosa del árbol de la armonía?

Con gran rapidez, usando las alas que poseía como alicornio, se desplazó entre la espesura del bosque hasta un barranco que se hallaba cerca del castillo. No se había percatado de ello antes, pero allí las zarzas que estaban saliendo eran mucho más gruesas y de espinas mas afiladas que el resto. Dentro del lugar, en una cueva, se escuchaba un extraño sonido, no solo el movimiento de las zarzas naciendo, sino también algo que para la poni, era desconocido, un sonido de aspas moviéndose a gran velocidad. Algo monótono y con ruidos metálicos.

— ¿Pero que…?

Cuando se asomó al interior de la oquedad no cupo en sí misma. No solo el árbol de la armonía comenzaba a perder su resplandor, pero unas extrañas maquinas, con forma ovalada y una hélice que les permitía volar, se encontraban observando el árbol y analizándolo mediante sus ojos rojos, propios de los Éterbots de los cazadores.

— ¡Eh! Vosotros… —gritó la alicornio.

Ante el sonido, los robots en forma de huevo se giraron hacia Freeze, al verla, en su interior resonaba una orden.

“Sujeto: Freeze Winter, aniquilación denegada por las reglas, distraer mientras el resto de unidades recopila información.”

—Pero… ¿Qué sois?

Los robots, que eran acerca de unos cinco, de esos, dos se dispusieron a quedar frente a Freeze y amenazarla, entre que el resto seguía observando y analizando el árbol.

— ¡Atrás! —la alicornio cargó su cuerno, envolviéndolo en un aura celeste.

Cuando los robots se acercaron a ella, de forma intimidante, esta arrojó un haz de magia hacia uno de los robots. La magia impactó sobre el mismo, destrozando su lente y chamuscando por poco el metal, saltaron chispas del mismo al haber recibido ese ataque mágico. Una orden comenzó a resonar en los robots.
“Daños graves recibidos, experta en magia, coste mínimo, transfiriendo datos al resto de unidades.”

Poco después, el robot se desactivó y cayó al suelo, siendo destrozado por completo. La otra unidad cargó mediante su lente un cúmulo de energía carmesí. Su brillo, alertó a Freeze, denotando el peligro. El Éterbot arrojó un haz rojo hacia la alicornio, tratando de herirla, pero por fortuna falló el tiro cuando esta se desplazó, y aprovechando el momento volvió a cargar su cuerno para lanzar otra acometida. Ante la amenaza, uno de los robots que analizaba el árbol, dejo su labor y cargando su lente con una energía diferente, la lanzó, hacia el que estaba en frente de la poni, un escudo que se formaba a partir de su rayo, y bloqueando la magia de Freeze, que pese a ello, echó hacia atrás al robot de la fuerza. El apoyo se juntó con la unidad de ataque, dejando a los otros dos hacer su labor.

—Maldición…—ante la situación se forzó a echar el vuelo y tratar de hacer una ofensiva desde el aire.

Los Éterbots de exploración, sin que ella se diera cuenta iban puliendo cada detalle que a través de su rojiza lente observaban.

“Alas de pegaso normales, vuelo medio, decidida a proteger. Una de las tres hermanas sin lugar a dudas.”

Volvieron ambos robots a transferir sus datos a las otras unidades y presionaron a Freeze, arrojando rayos carmesí hacia ella, aunque su conocimiento mágico le permitió crear una barrera celeste que paró, aunque costosamente, el ataque de los robots.

“Magia de defensa conocida también, intensidad del haz aumentando.”

En esta ocasión, tras desvanecer su escudo, la alicornio a través de sus ojos observó como aquellas criaturas mecánicas expulsaron nuevamente el mismo ataque, pero con mayor intensidad. Esta vez no quiso arriesgarse y eludió gracias a un aleteo rápido los haces, que chocaron contra la otra pared del barranco destruyendo las rocas.

“Precavida, reflejos acentuados…”

—Se acabó, os vais a enterar. —dijo Freeze.

Voló tan rápido como pudo hacia uno de los robots, y ante la amenaza, uno de ellos lanzó el escudo hacia el otro, no obstante, Freeze reaccionó a tiempo y golpeó con una dura coz al robot que ofrecía apoyo. El impacto aboyó ligeramente la cubierta y la lente del robot, pero no pareció sufrir mucho, mientras que las patas de Freeze salieron algo peor, quejándose del dolor.

“Fuerza física insuficiente, cuerpo a cuerpo no es amenaza”

Volvieron a cargar sus rayos carmesí, esta vez andaban demasiado cerca de Freeze, no parecía tener escapatoria. No obstante, mientras ella cerró los ojos sin otra salida, escuchó como la tierra se abría y algo estrujaba con fuerza a las bestias mecánicas. Al abrirlos, vio sorprendida como esos monstruos eran aplastados sin piedad por unas recias zarzas, que destripaban por presión los circuitos que conformaban a esas cosas. La alicornio voló a varios metros de allí, asustada.

El resto de Éterbots ya había recolectado la suficiente información.

“Peligro detectado. No es posible profundizar, riesgo de misión alto. Volviendo al castillo.”

Algunas zarzas se estiraron hacia los Éterbots, pero estos lograron evadirlas, aunque uno de ellos cayó ante una, siendo oprimido por sus firmes espinas y destrozado. Los dos restantes salieron de la cueva y emprendieron su vuelo hacia el cielo. Freeze, quiso impedir su huida.

— ¡Eh, vosotros!

Voló alto y les siguió de cerca tratando de derribarlos con su magia, disparó dos veces con su cuerno, y por desgracia, ambos tiros fallaron.
“Activando camuflaje, redireccionando toda la energía a modo oculto.”

Repentinamente los exploradores se envolvieron en un escudo que les proporcionaba invisibilidad. Freeze, confusa, no sabía dónde lanzar su magia.

— ¡Eh! ¿Don…dónde están?

Sin que ella lo supiera se abrió una pequeña brecha en el cielo por donde los robots salieron al Vacuo.

“Misión cumplida al 70% Presencia maligna detectada. Rumbo al castillo de Mr.Quill.”

Fuera de su alcance, la alicornio se encontraba totalmente confusa, salió de alli, preocupada por lo ocurrido, al ver como aquellas plantas comenzaban a crecer sin demora, y todo comenzaba a descontrolarse. Faltaba poco para que todo diera comienzo.
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor McDohl » 03 May 2015, 19:13

Eres especialista en crear hype cosa mala :sisi1: :

Spoiler:
Me preocupa lo que le pueda pasar a Runoa. Pese a trabajar para los "malos", es un personaje que me estaba resultando agradable de ver desarrollar. Y veo que el tomate ya se empieza a presentar en "Antes de Equestria". ¿Soy yo o esto está hubicado temporalmente justo antes de la season premiere de la cuarta temporada?
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Re: Los cazadores de fanfiction (MLP: Aventura y Sci-Fi)

Notapor Angelus-Y » 18 May 2015, 11:00

Bueno, aqui traigo el siguiente, por si a alguien le interesa. Espero que esté escrito como os mereceis y uno algo simplón y básico. Si por un casual alguien comenta, me gustaria saber como mejorar, porque veo que no avanzó en dar la emocion y el enganche y me gustaria, si no es molestia. Gracias, espero que sea de vuestro agrado y os atraiga.

Los cazadores de fanfiction.
Fanfiction MLP (Aventura y Sci-Fi)
Autor: Ángelus-Y.
Capítulo 6: Rápido y por atajos.


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Spoiler:
La mente de Runoa se saturaba de tantas preguntas…de dudas. La curiosidad y su exaltada preocupación le hacían mirar repetidamente el suelo, perdido en esos profundos pensamientos. Seguía sin recordar nada, pues una vez un despojo cae al Vacuo, sus recuerdos desaparecen, aunque era cuestión de tiempo de que le fueran viniendo, o al menos, eso quería creer él. Otro asunto que enturbiaba su cabeza era el convertirse en cazador. ¿Estaba preparado o siquiera deseaba estarlo para llevar a cabo tal labor? Chuty, aquel compañero que encontró, parecía vivaz y efusivo por convertirse en cazador, pero él…Salvo la curiosidad, nada le atraía a serlo, quizás porque en un pasado no fuera alguien violento, quizás un pensador…en resumen, algo que le hiciera ser así. No obstante se hallaba en su interior, perdido y desorientado, sin lugar a dudas.

Entre sus viajes pensativos, se había dado cuenta de que el tiempo seguía corriendo y nadie le llamaba, estaba ahí sentado, sin hacer nada…Cada vez más, no sabía porque, le entraba un pesado sueño que hacía que sus ojos se le fueran cayendo paulatinamente. De ahí esa falta de ganas y emoción, quizás. Al rato sin haberlo querido respiraba profundamente y se había quedado roque, cayendo al suelo a causa del desequilibrio.

Desde una de las puertas, cuando Runoa había perdido la conciencia en ese instante, entraron dos unidades Éterbots, las cuales, cogieron con sus flexibles brazos acabados en pinzas, las extremidades de Runoa, y lo llevaron dentro.

En aquel lugar, había una especie de camilla en el centro, con múltiples artilugios bastante siniestros tanto en lo alto como en los laterales de la misma. Alrededor, había una serie de paneles, planos y objetos carentes de importancia para aquel instante, aunque había abundancia de Éteranio, recogido en forma de filamentos en varios recipientes, colocados en las esquinas de la sala, aunque cabía resaltar también, algunas tuberías destrozadas que dejaban salir pequeños escapes de una especie de gas, inocuo y color violeta.

Mientras el aspirante a cazador era llevado a la camilla, Mecas, el experto en mecánica, se encontraba observando la escena, a través de una pantalla, desde la sala de control y tras haber llevado a cabo un pequeño estudio por su cuenta, de una serie de personajes de algunos fanfics, procedió a manejar de forma seria la operación: El protocolo Y-13.

—Ponedlo en la camilla, enganchad la corriente de anestesia y agarradlo bien. —ordenó la silueta en forma de armadillo.

Tras colocarlo con sumo cuidado y sujetarlo bien mediante unos brazaletes enganchados a la camilla, procedieron a retirarse.

—Activar unidades médicas. —Además de esas palabras, Mecas procedió a sacar desde un panel bajo la pantalla, una especie de palancas hechas para sus manos. —Dadme la información acerca de Xuroan.

A los lados del Indefinido dormido, se desplegaron desde el techo tres unidades Éterbots, diferentes al resto. Estas, el caparazón de Éteranio era de color rojo con un emblema que marcaba su función, sus lentes eran de color verdes y sus brazos que eran cuatro esta vez, poseían manos de finos dedos, hechos para el tratamiento. Engancharon una serie de finos tubos al cuerpo de Runoa, que hacían recorrer ese misterioso fluido que emana aquel gas violeta. Desde el momento de su conexión, el ritmo de respiración de Runoa había caído en picado y su cuerpo se hallaba aflojado.


Justo en ese momento, en la sala de control, había entrado Slivly. El mecánico se exaltó al ver su presencia.

—Ya era hora…me debes una buena explicación. —le espetó dejando los controles.

— ¿Esta listo Runoa? —preguntó haciendo caso omiso.

—Por supuesto, pero aun asi no me has respondido.

El sirviente dio un suspiro, entre que sacaba un pequeño cristal prisma de color rojizo puro.

—Tengo escaso tiempo de invasión, y mi deber es guiar a los nuevos cazadores…Tengo cinco días. Y Runoa, no sabe combatir, me llevaría al menos cuatro días…necesito que implantes estas habilidades y le des un cambio para que se adapte al combate. —explicó mientras mostraba y entregaba el cristal a Mecas.

—Ya veo…sé que conoces las reglas, imagino que no querrás que Mr.Quill se entere de los saltos que hemos pegado…

—Eso es evidente Mecas. A no ser que quieras ir a parar al tranquilo mar del Vacuo.

El armadillo acorazado rio entre dientes, mientras depositaba el cristal sobre una ranura con varios anclajes.

—Ya he experimentado esa sensación, a nadie le gustaría transformarse en un errante…

—Por eso mismo. Ahora dime, ¿Cuánto tardarás?

Mecas yacio pensativo unos instantes mientras desviaba su mirada a Runoa y escudriñaba la situación.

—Pues…dado que su cuerpo no está muy adaptado a situaciones de lucha, tendré que hacerle severos cambios, habrá que generar un Aether posteriormente, y enseñarle el oficio, por asi decirlo… —Se rascó el mentón con una garra. —Pon que en un día y medio estará todo preparado.

Tras escuchar el tiempo que emplearía en todos los cambios, el mayordomo se animó juntando sus manos, sonriente.

—Maravilloso…yo mientras tanto prepararé al resto.

Slivly se tornó hacia la salida, satisfecho con la labor que haría el mecánico, aunque no obstante este le agarró un segundo antes de que se fuera.

—Aunque…me temo que hay malas noticias.

Eso último le extraño al Indefinido jorobado.

— ¿A qué te refieres?

—Ya sabes porque no se suele implantar habilidades de otros OCs a un Indefinido, los resultados y diagnósticos mentales suelen ser un poco…pésimos, por no mencionar inestabilidades. —advirtió seriamente al señalar el cristal.

—No hay más remedio que arriesgarse, necesitamos esa Ideacidad.

Mecas relajo los brazos e hizo un gesto de indiferencia.

—Está bien, tú mismo, está bajo tu responsabilidad — rio al final.

Sin mediar más palabra, Slivly se fue de la sala lentamente, algo atemorizado en el fondo de los resultados del protocolo Y-13. Pero eso era mejor seguro que verse estrujado por las manos de su feudal y ser arrojado a la oscuridad. Por otro lado Mecas, una vez las puertas se sellaron sonrió macabramente a través de su máscara.

—Este Indefinido está de suerte…— soltó satisfecho. —voy a proporcionarle el mismo metal que hice en su tiempo con Metralla. Ya que voy a cambiarle las garras… ¿Qué mejor material que mi aleación especial?

Dispuesto a comenzar la operación, tomó los mandos con sus pequeñas garras. Aunque algo distrajo su atención justo en el momento de ponerse a la tarea. Por unas pequeñas ranuras de la pared que daban a unos conductos, emergieron dos pequeños Éterbots con forma de huevo, algo aboyados.

— ¡Anda! Al fin, las unidades de exploración. —cogió los robots y los apartó a un lado, mientras estos se conectaron al ordenador de la sala de control y empezaron a descargar los datos. —Pero lo primero, es lo primero.

Ansioso por el comienzo de su experimento, deposito el cristal sobre una pequeña ranura, haciendo que el ordenador reconociera dicho material, y tras una breve pausa para suspirar emocionado, comenzó el proceso.


--



Mientras tanto, en el galeón Calamidad Errante.


Ante la tranquilidad del mar del Vacuo, una Indefinida jugaba con sus pensamientos, perdida divisando el cielo oscurecido y lleno de ríos de colores fríos. Era Pandora. Mientras que el resto de sus compañeros yacían en el interior del galeón, ella prefirió divisar el olvido desde la borda. La nave era bastante peculiar por fuera, ya que se recubría de puro Eteranio, mezclado con la clásica madera y refuerzo de los barcos que en tantas historias han tenido protagonismo.

De pronto en medio de su cómodo silencio, desde la cubierta, escuchó que en una plataforma circular situada al lado de uno de los mástiles empezaba a fulgurar una extraña luz, de color purpura y que tras un intenso y momentáneo resplandor, apareció otra criatura como ella, un Indefinido.

—Oh, Peyl, que agradable sorpresa encontrarte aquí. Has tardado bastante… —comentó la Indefinida de rostro pálido.

El aludido era más alto que ella, llevaba puesta una gabardina sucia y oscura, hecha trizas por las extremidades y pese a ello elegante. Sus garras y patas destacaban por su color nevado. Solo se veía la espalda desde los ojos de Pandora, aunque ella misma se asustó cuando el cuerpo del recién llegado se precipitó sobre la cubierta.

— ¡¿Peyl?!

La dama Indefinida recogió sus cabellos oscuros y cogió con apresura y miedo, y lo llevó dejando que se apoyara sobre ella, al interior del galeón.

— ¡Ayudadme! ¡Es Peyl, creo que le ha dado otro de sus ataques!

Desde la primera bodega emergió Korag, el más fiero de los coleccionistas.

— ¿Qué ha ocurrido? —preguntó serio.

Cuando el guerrero Indefinido observó a su compañero desmayado, ayudo a Pandora y lo cogió por ella.

—Rápido, tráele su Aether, este idiota se ha vuelto a ir sin él.

Con gran alteración Pandora fue corriendo a los camarotes del galeón, mientras que Korag se quedó a solas con Peyl.

—Maldito pelón…a quien se le ocurre. —le regañó al tiempo que lo tendía sobre la cubierta. —Me temo que aún no puedes jubilarte, compañero.

Cuando tan solo pasaron breves segundos, la Indefinida volvió a aparecer con una especie de silla de ruedas bastante peculiar, hecha de completo metal. Korag aupó al Indefinido desmayado y lo puso sentado en la silla. Cuando fue asentado, Pandora sacó desde el respaldo de dicha silla una especie de máscara con tubos incorporados a un mecanismo de la misma, y la colocó sobre la pálida cabeza de Peyl, que mantenía la forma de una especie de roedor. Nada más fijarla a su rostro, la propia silla tomó vida propia y diversos cables surgieron de ella y se conectaron al cuerpo de esta criatura, suministrando una especie de gas a las fauces de este Indefinido. Peyl, comenzó a respirar aliviado, pero costosamente. Los cuatro ojos que poseía, relucían tras la máscara, al tiempo que su cuerpo temblaba con cada respiración, para que momentos después, tras ser consciente de su situación, toser casi atragantándose.

—Eres un idiota, Peyl. —declaró el coleccionista acorazado.

—Nos habéis dado un susto, Sir Peyl.

La criatura de cabeza de roedor, al mirar el rostro de sus camaradas, que desplegaban una mirada de miedo, comenzó a reírse, momentáneamente interrumpido por las flemas que abundaban en su garganta.

—Encima se ríe el condenado…no vas a cambiar nunca.

—Valió la pena, tío. —alzó la palabra Peyl. —Aun no habéis visitado las historias que Quill quiere ¿no?

—No. —contestó la dama ensombrecida.

Peyl cerró los ojos suspirando más aliviado y sin tanto descontrol, solo para imaginarse aquel lugar.

—Tendrías que verlos…mundos coloridos, llenos de viveza, magia, Ideacidad pura, es…como si fueran grandes novelas, puro arte. No hablo de las mundanas historietas en las que reina lo ilógico, el sexo o el egoísmo…Sino mundos con trama, desafiantes…Oh, Korag, te habría encantado.

Tanto el guerrero Indefinido, vestido en su armadura de placas oscuras, como la dama de pálidas facciones, se miraron dubitativos y al mismo tiempo compartiendo esa curiosidad que resaltaba en sus ojos, ante las palabras de Peyl.

—Macho…no es justo que tengan mundos así, pero no puedo evitar saborear esa vida que reina.

—Peyl, ¿Se puede saber que te ha pasado? ¿Por qué no has llevado tu Aether?

—Pensé que no lo necesitaría, sabes que no soporto estar en esta silla, solo estaba de exploración…Pero me he encontrado a un Errante, a uno de los gordos.

— ¿Qué? ¿Un errante? ¿Acaso no obedecen tus órdenes?

—Parece que no…dudo el porqué, pero desde luego no ha sido normal encontrarme con uno de esos. Su canto…su tacto. —tembló de repugnancia. —La verdad es que me ha hecho el trabajo sucio y he gastado todas mis fuerzas en destruirlo. Ahora es nuestra propiedad, y no podrán entrar más.

—Es extraño sin duda —apuntó Pandora pensativa. —Se supone que los Errantes obedecen nuestras órdenes.

—Si…—confirmó Korag. —Pero esa clase de errantes son bestias del Vacuo más independientes, tampoco me extrañaría que desobedeciera a Peyl. Ni siquiera nuestro señor es capaz de controlar bien a esos asquerosos.

Repentinamente la plática entre los Indefinidos había sido interrumpida por sus estruendosos pasos, seguidos de otros más.

Los temblores eran provocados por Metralla, uno de los coleccionistas, quien iba seguido por un extraño muñeco y por Mr.Quill, la escasa iluminación de la bodega impedía discernir detalles.

— ¿Se puede saber que ha pasado? —inquirió el feudal, expectativo.

—Ha sido culpa mía, patrón. —saltó Peyl. —He sido un incauto. —rio entre dientes al final.

Mr.Quill esbozó una seria mirada al recién llegado, algo furiosa. No obstante antes de ello se dirigió al resto.

—Los demás, volved a vuestros asuntos, pronto tendremos trabajo. Peyl, ven a mi camarote ¡INMEDIATAMENTE!

—Wow, que cambio de humor. —expresó sonriente el muñeco.

—La que te va a caer Peyl, hmhm. —dijo el gran Metralla.

— ¡SILENCIO! —gritó lleno de furia Mr.Quill, mientras cogía a Metralla, aupandolo con una fuerza increíble y lo lanzaba a un rincón del barco con fuerza. — ¡Mekes, coge al gordinflón de Metralla y a trabajar!

—Jijiji, sí señor. —respondió el muñeco, estremeciendo sus piezas de la risa.

—Joe, sí que tiene fuerza el jefe…—opinó Metralla viendo algunas estrellas del golpe.

Indignado y sin mediar mayor palabra, el líder de los coleccionistas se retiró con paso firme a sus aposentos, seguido por Peyl, que le siguió de cerca desde su silla de ruedas. El resto aguantaron la risa dada la humillación a Metralla, y prosiguieron en sus quehaceres.


Ambos llegaron al camarote de Mr.Quill, cuando el feudal entró por la puerta, disgustado, con la mirada penetrante e irritado, ni se molestó en colgar su capa en la percha, o en quitarse el elegante sombrero que decoraba su cabeza, tan solo de una respiración fuerte, se sentó del tirón en su silla, situada tras la mesa y se ajustó los guantes de cuero marrón.

El cazador pálido, encubierto por su máscara y vulnerable por su estado, se hallaba sereno, como si hubiera visto a su líder de esta forma cientos de veces.

—Supongo que ya es la hora de la bronca, ¿verdad?— adivinó con una sonrisa Peyl, mientras se desplazaba al otro lado de la mesa del camarote.

—Cuida ese tono Peyl. — dijo cortante el enmascarado coleccionista. —Tus tonterías me están empezando a cansar. De no ser por tu indiscutible eficiencia y tus años de servicio, te habría arrancado la cabeza y la habría usado de pisapapeles.

Tras su aclaración, el “capitán” del barco cogió de uno de los cajones de su mesa una botella de una extraña sustancia color marrón, y se sirvió en una copa transparente y cristalina, se dejaba notar el dulce olor de la bebida mientras caía en la copa, para que en aquel silencio, ausente de conversación, Mr.Quill abriera de forma casi imperceptible un hueco en la faz de su máscara para deleitarse con el líquido.

—Te veo “estresado” —advirtió Peyl, al escudriñar los actos de su señor. —Normalmente no tomas tanto batido de chocolate.

Tras continuos sorbos de la copa y una expiración de placer, la depositó en su sitio y apoyándose con sus brazos en la mesa, miró inquisitivamente a su cazador.

— ¿Estresado? Para nada… ¿Qué tonterías dices? El futuro soberano de las historias… ¿Qué demonios ha ocurrido?

Con un gesto furioso de sus manos, trató de pedir explicaciones, a lo que el “roedor” tras un par de respiraciones a través de sus instrumentos, procedió a explicarse.

—Los errantes, que les ha entrado la edad de la rebeldía. —explicó sonriente, mientras se ponía cómodo.

—Sé específico Peyl…no estoy para bromas. — ordenó con las manos juntadas, tras haber dejado a un lado la copa.

—Digo…Que los Errantes, los que “supuestamente” debían obedecer, se han vuelto en contra mía y encima me he encontrado a una “Voz”.

El elegante señor del barco había cambiado la expresión de su mirada desde seria a una llena de sorpresa.

— ¿Una voz? —de pronto echó hacia atrás la silla con fuerza y se levantó rápidamente propinando un golpe a la mesa. — ¡Imposible! Esas bestias residen en las profundidades del Vacuo, acordamos que no interferirían…

— ¿Quién? —puso una mirada incrédula. — ¿Ella? ¿Cumpliendo su palabra? No me esperaba que fueras tan ingenuo.

Las palabras de Peyl le habían enfurecido, solo con ver sus puños cerrándose y la fuerza de su mirada, tornada nuevamente en furia, se notaba.

—No me mires así, sabes que es verdad. —se excusó la criatura pálida.

—En estos momentos desearía que esa “Voz” te hubiera derramado toda la Ideacidad que posees.

Peyl se sorprendió por esas duras palabras, desearle eso a un Indefinido o a algún personaje, eso ya era pasarse de la raya.

—No soy yo aquí, al que le aterrorizan las Voces del Vacuo, ¿eh? —ilustró el cazador, cuya cola de rata relucía por su brillo metálico.

La defensiva de su siervo le había sorprendido hasta el punto de quedar silenciado de una forma bastante incómoda.

—Todos los cazadores tememos a las Voces, ni siquiera el necio de Niv-Layn era rival para esas cosas. Además, lo que temo no son a ellas, sino su “canto” —respondió Mr.Quill, estremeciéndose con el hecho de pensar en una de esas criaturas cantando.

—Pues digamos que una de esas me atacó, justo cuando acabé con el OC, y he gastado mis fuerzas en volver al galeón, antes de que me transformara en puré. Y encima el resto de Errantes, se han desperdigado devorando todo lo que encontraban, e ignorando mis órdenes.

Ante los detalles que le habían ofrecido, el coleccionista se llevó sus manos a la máscara, como rascándose el mentón, al mismo tiempo que paseaba por su camarote, pensativo.

—No puede ser… ¿sospechara de mis planes? —pensó a sus adentros Mr.Quill.

—Parece que al final, solo podremos confiar en los Éterbots. ¿Verdad?

—Parece ser que tendré que ajustar cuentas… —murmuró por lo bajo. — ¿Has traído lo que te ordené Peyl?

Una sonrisa de extremo a extremo se presentó en el rostro de Peyl, quien de su gabardina sacó un cristal púrpura que desprendía un fulgor bastante atrayente, junto con un pergamino, los cuales arrojó a Mr.Quill, quien los cogió con gran satisfacción.

—Por favor, jefe, hablas con el segundo coleccionista. La verdad he de decir, que me ha encantado visitar ese mundo. Me encantará volver a uno de esos fanfics. —declaró con una carcajada cerrada.

Absorto en el brillo del cristal y en los documentos, Mr.Quill había dibujado tras su máscara de color plateado una grata sonrisa.

—“La Estrella y la Sombra” pensé que daría más problemas…—opinó el enmascarado líder coleccionista.

—Si le digo la verdad, los OCs eran duros de pelar, las reglas no eran gran cosa, ya sabes…La intromisión de la voz ha ayudado bastante. Y además, se nota que los autores que la escribían la han despojado, no sé, los hilos no eran recios, no había ilusión… —detalló Peyl.

— ¿Qué te esperas? Humanos; la mayoría de esos estúpidos no merecen lo que tienen. Y luego dirán que yo, soy malvado, por favor… Es como, los villanos. Los que más sufren, y por culpa de los autores, nunca logran sus sueños. —con resentimiento apretó con fuerza el cristal. — Juegan a ser dioses dando vida y despojándonos a destinos despiadados, adoran tenernos en su mente y tratarnos como marionetas en una obra para entretenerse. Son incorregibles.

Con serenidad en sus palabras, volvió a tomar asiento, mientras desplegaba el pergamino y divisaba que todo estuviera en orden.
—Son interesados, egoístas, buscadores de fama…repugnantes. Son como parasitos listos para atacar y absorber lo que sea de provecho. —las manos de Mr.Quill apretaron casi inconscintemente el papel, arrugándolo ligeramente. — “Oh, mira, mira, lee mi historia, es bonita y chupi guay” ¡Bah! A ningún humano le ha interesado su historia, salvo por reconocimiento. Les estoy haciendo un favor a esos primates sin cerebro.
—Si…eso es innegable. —coincidió Peyl.
—¿Sabias que ellos tienen a su propio autor? ¿El autor de autores?
—¿Emm? —expresó extrañado ante ese concepto.
—Según he oído es un autor benevolente, que dejo libres a los humanos, dándoles el don de imaginar. Y aun así, pese a todo lo que le dio a sus creaciones, estas se rebelan contra él y lo desprecian, ejerciendo la maldad y los que no, atemorizados. — Mr.Quill rio sonoramente, dando un par de golpes sobre la mesa. — Escupen sobre lo poco que su creador les otorgó: sus efímeras vidas, pese a sus actos e imperfecciones, él los dejo vivir y no los arrojó a un vacío. ¿Por qué? ¿Acaso yo soy el malvado? —terminó con una risa sarcástica. —Ojala se pudran de depresión y se suiciden cuando les haya quitado sus preciosas historias, su imaginación...
— Por eso las cosas van a cambiar ¿no?

—Exacto. —siguió observando el papel, desviando el tema finalmente. — Draco y Minerva, poderes….si, vale. Hmph, que lástima, hubiera llegado lejos...

—Ni que comprendieras el amor. —soltó chistoso.

Ambos rieron entre dientes.

—Oh, cierto, tengo que dejar el barco. —anunció mientras se ajustaba los ropajes.

— ¿Y eso?

—He quedado para ver a un viejo amigo. Uno de los grandes maestros. —dijo con orgullo.

—Ya veo…uno de tus “ídolos”

—Podría decirse que sí. Arreglaré el problema de los Errantes cuanto antes…Y, quiero que vayas al castillo.

— ¿Al castillo? ¿Me vas a hacer dar una zancada?


—Sí, necesito que te asegures que el nuevo grupo sale a tiempo. Ya he dictado a Korag que prepare al resto para el resto de fanfics de Spaniard Hooves.

Peyl se extrañó de la petición, aunque no obstante hizo un gesto y llamó la atención de Mr.Quill.

—Otra cosa… ¿Por qué tenemos que ser nosotros los que vayamos a estas historias y no otros?

—Tiempo, mi fiel coleccionista, solo tiempo. ¡Y que no se te olvide llevarte el Aether! —exclamó tras coger la botella de batido y bebérsela de un tiron. —Como necesitaba dosis de azúcar.
—Total…no vas a morir igualmente. —aclaró Peyl.
—Pero el placer…me lo llevo, ahora vuelve al trabajo…
—Si, Mr.Quill.

“La ilusión vuelve los hilos de las historias más firmes, si la ilusión se pierde, la vida, la Ideacidad que da vida no fluye con energía y los cazadores y Errantes no se ven tan limitados.”

“Cuando nacemos y un autor nos da forma, somos conscientes de su ilusión, de cómo nos crea, y al colocarnos en una historia, olvidamos quien nos creó y adoptamos el pensamiento de la historia, el ambiente que nuestro autor ha creado. Al ser despojados, el Vacuo desgarra los recuerdos y con el tiempo, si asi lo desea el destino, se recordará el pasado.”

“Si un autor deja su obra, en la misma el tiempo transcurre con normalidad. Si el personaje muere en ese tiempo, la escritura del autor lo devolverá a su estado, cambiando todo lo que le acontece…Pero si muere ante un cazador, la propiedad será del mismo.”

Al mismo tiempo… Fanfiction: Aitana Pones. Universidad de Manehattan, proximidades del despacho del profesor Pones, meses después del punto final más reciente del autor; Días antes de que el autor tome posesión: desconocido.

El padre de Aitana, un unicornio de grisáceos colores y de crin canosa, se encontraba en su despacho, ajetreado con el común quehacer de su labor, como prestigioso profesor de historia y centro logístico del equipo de arqueólogos del país. Ahora mismo se hallaba corrigiendo exámenes, pero le costaba concentrarse, puesto que estaba preocupado, o más bien angustiado por algo que le atormentaba.

De pronto algo le sacó de su ensimismamiento, unos ligeros toques a la puerta de su despacho. Moviendo su cabeza, tratando de volver a su labor, invitó a quien se hallaba tras la puerta.

—Adelante…

Cuando esta se abrió, un poni de pelaje blanco con un trapo en la cabeza y un traje de limpieza, se introdujo en el despacho portando una fregona y un cubo.

—Servicio de limpieza, doctor Pones. — anunció la limpiadora, de ojos azules y decaídos.

—Uf, ¿ahora? Ando muy ocupado. —se excusó descontento el unicornio de crin canosa.

—Lo siento muchísimo, le aseguro que será algo muy breve, no tiene que moverse.

Tras un lánguido suspiro el profesor dio permiso para que esta procediera.

—Está bien, pero no tarde mucho, tengo que concentrarme.

—Sí, doctor.

Volviendo a dirigir su mirada a los documentos y exámenes, fue revisándolos y asignando las calificaciones, al tiempo que el poni limpiaba con el cepillo el polvo del suelo, para después fregarlo, entonces, en un momento, la limpiadora se paró y miró fijamente al profesor.

— ¿Es cierto que su hija es la famosa Aitana Pones?

— ¿Eh? —el doctor Pones se extrañó que alguien del servicio se parara a preguntar tal cosa. —Emm, si, asi es.

—Vaya, tengo que decirle que soy una admiradora de su hija, y de su reconocido trabajo, doctor. Y dígame… ¿Dónde se encuentra? Si no es mucha molestia preguntar.

Arqueando una ceja el doctor, bajo sus gafas y miró a la limpiadora, que le devolvía la mirada de una forma algo extraña.

—Perdone pero…si no le importa. —le señaló el suelo, indicando que terminara de realizar su tarea. —No quiero ser grotesco, pero ando muy liado y no he tenido un buen día.

—Oh, lo siento mucho… —se disculpó volviendo a restregar la fregona contra el suelo. —Mi intención era conocer las hazañas de su hija, verá es que tengo un hijo…y tras los rumores no para de hablar de ella. —rio tímidamente. —Primero Daring Do, luego esa pegaso llamada Rainbow Dash…y ahora su hija. —apoyó el palo de la fregona un segundo y se limpió el sudor. —Podría dedicarse a coleccionar monedas, pero no puede evitar conocer a sus heroínas…

El padre de Aitana mostró una media sonrisa, más que nada por las palabras de aquella yegua, que le rememoraron lo realmente orgullosa que estaba de ella.

—Pues si… —suspiró. —Mi hija esta ahora mismo lejos de aquí.

-¿ Por el norte?

El profesor no respondió, tan solo fijó su mirada una vez más en aquellos papeles, de pronto vio como el casco de aquella encargada, tocaba esos folios.

—No me ha respondido, profesor. —dijo secamente, con los ojos entrecerrados.

—Perdone, ¿Qué está haciendo? —se exaltó, tratando de deshacerse de ella.

De entre uno de los bolsillos del uniforme, sacó una especie de colgante hecho de un metal dorado, llevaba un amuleto cuya superficie era oscura y brillante. El profesor, sospechó y trató de pedir ayuda, pero su propia voz fue ahogada en el momento de que dicho amuleto desprendiera una extraña luz, que dibujaba en el interior del amuleto un torbellino de haces turquesa y negros.

La luz le invitaba a mirar, sin poder resistirse, no deseaba hacerlo, quedó embobado en ese remolino tan hermoso.

—Mire profesor, podría haber sido menos tozudo, podría habérselo sacado poco a poco, pero disponía de poco tiempo, lo siento. — dijo con una voz que desprendía un ligero eco intimidante.

Con delicadeza empezó a mover el colgante como si fuera el péndulo de un reloj, y al mismo tiempo, la cabeza del unicornio seguía la atrayente luz, sumido en una profunda hipnosis.

—Veamos que encontramos en esa mente tan prodigiosa, doctor. —sonrió maliciosamente con sus ojos desprendiendo un verdor intenso en sus ojos.

Las patas de aquel poni de blanco pelaje, se habían tornado en unas monstruosas patas de artrópodo, totalmente oscuras. Se montó sobre la mesa, de forma delicada y sin ruido, y cogió la cabeza del doctor Pones, suavemente, mientras mantenía con su boca el amuleto girando, dejando atrapado a su víctima en un estado inconsciente.

—Es una lástima lo de tu hija, de verdad… tienes que echarla taaanto de menos. Veamos, ¿dónde está, mi querido profesor?

La extraña criatura juntó su hocico en la frente del viejo poni y empezó a indagar en su mente. Veía hermosas escenas desde un pasado remoto, hasta recientes hechos que destrozaban su corazón. Imágenes familiares, otras desconocidas, un pasado curioso, todo lo que había estudiado, lo que sabía…

—Aaaah, que gozo de mente, tan llena de conocimientos, de buenas emociones y…cariño. Una creciente…nostalgia detecto. Asi que tu hija está ahí…pobre, oh, pobre diablilla. Pero…No temas, no la mataré… —Soltó la cabeza del doctor y le dejo que siguiera abstraído en la hipnosis. —Aún… —rio maliciosamente, desviando su mirada a otro lado. —Su mente debe ser tan deliciosa de ver como la vuestra, Doctor Pones.

La misteriosa entidad volvió a tomar el disfraz, transformándose en otro poni, una totalmente diferente de pelaje marrón y crin oscura.

—Ahora…Doctor, despierte. —el amuleto se tornó en completo negro, volviendo a su estado natural.

El brillo que delimitaba un remolino en los ojos del poni, fueron desvaneciéndose poco a poco, para entonces, la misteriosa criatura ya había salido por la puerta, llevándose el cubo y la fregona.

— ¿Eh? ¿Qué…? —El profesor se resintió por un repentino dolor de cabeza. — ¿Qué ha pasado?

En el pasillo de la universidad, la extraña entidad disfrazada sonreía victoriosa.

—Oh, Aitana, creo que vamos a ser grandes amigas… —declaró riendo entre dientes, mientras sus ojos lanzaban un brillo turquesa muy intenso.
En el solitario corredor esa misteriosa entidad comenzó a tararear al tiempo que agitaba su cabeza.
—Aitana….Aitana…Aitaaaana, Aitaaaaaaaaaana. Voy a conocer a Aitana, Aitaaana, Aitaaaana….—La oscuridad se cernió sobre el pasillo, donde resonaba la maniática risa de aquella sombria criatura.

“La mente…asi como hay imaginación e ilusión, también hay oculta una profunda enfermedad, la locura. ¿Quién conoce a las mentes plagadas de enfermedad?”

“Nadie sabe cómo se comporta el tiempo cuando un autor reescribe un capitulo, ni cómo afecta al personaje, pero el punto y final queda marcado, y de ahí el títere del autor, marca su independencia, tal es la ley de la creación.”

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Castillo de Mr.Quill, horas después…


El molesto ruido de sierras, martillos y clavos, las chispas y el olor a metal quemado. Eso sentía la cabeza de Runoa, el Indefinido reptil, antes de despertar.
Las finas tuberías conectadas a su cuerpo, habían dejado de fluir aquel gas lila. Pronto sus ojos fueron abriéndose poco a poco, lo primero que vio, fue un gran flexo alumbrándole. Despues, en su vista se interpuso la lente verdosa de un Éterbot, mirándole fijamente, un robot de coraza rojiza y garras mucho mas precisas que los convencionales que había acostumbrado a ver. Cuando fue mas consciente de si mismo, trató de moverse.

—¿Qué…que pasa? — pensó en su interior.

Quiso mover sus extremidades, pero solo sus poderosas patas le lograban responder, mientras que los brazos no los sentía. Trató de levantar la cabeza, pero estaba sujeto firmemente y apenas se encontraba capacitado de hacer esfuerzo y desviar la mirada de la débil luz que le alumbraba.
Entrecerró los ojos, una sensación de angustia le oprimia el pecho y hacia que su respiración fuera cortada, con ganas incluso, de llorar…Era dolor, un agudo dolor que se hacía mas presente cuanto mas consciente de si mismo se volvía. Experimentaba en su mente, como sus brazos estaban como machacados, y su espalda parecía que le hubieran clavado algo.

No pudo aguantar mas, una lagrima surgió de sus ojos brillantes y color miel, al tiempo que sus afilados dientes oscuros temblaban vigorosamente, para no gritar y liberar esa opresión que tan vehemente se volvía.

—Por favor…que alguien me ayude…no puedo más. —musitó en un tono completamente invadido por la angustia.

Súbitamente el cuerpo de Runoa experimentaba sucesivas contracciones involuntarias, y cada uno de esos espasmos, le hacía rabiar de dolor, por sus brazos y su espalda. Llegó un momento en que liberó un grito de furia y aflicción, seguido de un apretón de mandíbula a causa de una ferviente sensación, una fuerza que gritaba por salir, como si fuera a estallar.

Las esposas que lo mantenían sellado en la camilla, fueron forzándose con cada una de esos impulsos, y cada uno mas fuerte que el anterior, que implicaba que Runoa llorara a la par que sentía rabia, mucha rabia. En medio de esa tortura, ya comenzó a sentir entre esa espesura de dolor sus propias garras y como su espalda se agarrotaba. Volvió a gritar ebrio de ira sacando su lengua puntiaguda, con sus ojos abiertos de par en par.

Finalmente durante ese violento grito logró forzar la esposa que contenía su brazo y garra derecha. Un Éterbot, igual que previamente había visto, momentos después de su despertar s acercó alarmado por la rotura de la contención y cuando se aproximó a pocos centímetros del Indefinido, este, con sus garras lo cogió por la delantera, lanzando una mirada terrorífica de odio y lo estrujó destruyendo sus circuitos internos, a la vez que babeaba líquido negro. Una vez lo destruyó por completó lo soltó, y fue entonces cuando observó sus garras. Ya no eran las mismas, ahora cada una de ellas era una cuchilla de metal adherida al conjunto de su “zarpa”. Fue moviéndolas con gran dificultad, ya que aquel impulso instintivo le había proporcionado la fuerza para abrir y cerrar sus garras con total libertad. El dorso de la misma y el brazo completo, estaba envuelto en vendas y ataduras de cuero marrón, ancladas fijamente mediante clavos.
Su mirada se había afilado, confundido por completo. ¿Cómo era capaz de mover una parte metálica como si fuera algo suyo propio? Y lo mas importante ¿Qué le habían hecho?

Fue entonces cuando alguien entró a la estancia, a través de una compuerta, alguien pequeño, con forma de armadillo, acorazado en un metal ennegrecido y que a través de sus gafas aislantes, dejaba escapar el brillo amarillo de sus ojos.

—Vaya, has despertado antes de lo que creía.

El aludido no respondió, tan solo se quedó mirándole fijamente.

—Me llamo Mecas, y tu, eres Runoa ¿verdad?

El pequeño armadillo oscuro, se colocó sobre una plataforma al lado de la camilla y con una palanca fue ajustando la altura de la misma hasta encontrarse en frente del paciente.

—Por favor, me duele mucho…páralo, por favor. — suplicó Runoa aguantando sus impulsos.

—Tranquiiiiiilo, ya se te pasara muchacho, es normal que te duela, te acabao de hacer una operación completa de brazos y espalda, ¡Aaaggg!…

Sin esperarlo, el Indefinido diestro en mecánica, estaba siendo agarrado y ahogado lentamente por la garra de Runoa. Sentía las afiladas cuchillas rallando el metal que protegía su pescuezo como si fuera mantequilla. Mecas trató de deshacerse de él, pero no era capaz de nada, y tan solo murmuraba impedido por el reptil.

—Su…sueltaggg…me, suel…ta, Sueltaaaaaaaa… —exclamaba desesperado.

Los ojos de Runoa tan solo acuchillaban a su presa en medio de un odio que no esperaba sentir. Él, quien creía sería incapaz de hacer daño a nadie. Fue cuando, al par de segundos, se dio cuenta de que estaba haciendo y le soltó.

—¡¿Cómo te atreves?! —gritó luchando por respirar. — Debería lanzarte al Vacuo y que te devoraran las voces.

—Lo…lo, lo siento.

Ante su respuesta, el Indefinido mecánico rio locamente, tomándole el pelo a Runoa.

—Tranqui, que es normal que te den esos ataques…Aunque, macho, controla esos impulsos, que casi destrozas mi coraza.

—¿Qué, que ha pasado? ¿Qué me han hecho?

—A ver, te explico rápido… Tenemos mucho que hacer, y poco tiempo para entrenarte, y dado que han surgido varios imprevistos hemos tenido que acelerar tu desarrollo mas de lo previsto. Y si te lo preguntas, no, no había otra forma.

—¿Por qué no se me dijo nada? ¿Por qué? —preguntó, incrédulo de su situación mientras contemplaba la monstruosidad que le habían hecho.

—Eso es cosa de Slivly, amigote. —le respondió de brazos cruzados. — Pero ¿de que te quejas? Ahora tus nuevos implantes y recubrimientos son magnificos y mejores.
Mecas se acercó, cogio las garras de Runoa y le señaló las cuchillas de color plata pálido.

— ¿Ves esto muchacho? Esto, es único, dada la situación me moría por otorgar a un nuevo cazador estas preciosidades. —tembló de la emoción. — Estas garras están hechas de una aleación única, de Eteranio. Éteranio cromado, o también Cromanio, y sí, lo sé, no somos muy imaginativos en los nombres, pero a ver…no escatimamos en gastos. A ver, mueve las garras, así.

Runoa movió cada una de sus cuchillas libremente, aunque aún le dolía bastante y se resentía al hacerlo.

—Perfecto, parece que la Ideacidad ha funcionado. He usado una cantidad razonable para “imaginar” unas conexiones que hagan que los implantes de Cromanio sean compatibles. —tocó la superficie de las cuchillas, contemplándolas al igual que Runoa. —Este metal corta tooooodo lo que quieras, es resistente al calor, nada quebradizo, ausente de fragilidad y bastante raro de sintetizar. De hecho…Solo Metralla lleva una aleación igual. —rio entre dientes de forma silenciosa. —Y tus brazos han sido reforzados con varios implantes de fibras metálicas y fijados mediante correas y clavos para mayor movilidad y menor riesgo de lesión.

Mecas desactivó las esposas que contenían a Runoa, quien se hallaba fascinado, pero aun así dolido y confuso.

—En cuanto a tu caparazón, como que no era muy útil, asi que…lo he sustituido por una placa ligera de Éteranio común, no iba a gastar mas Ideacidad en generar mas Cromanio, ni mucho menos. —explicó con orgullo.

—No entiendo. —dijo Runoa con la mirada perdida. — ¿Por qué me habéis hecho esto? —trató de incorporarse, con bastante torpeza. —Me da igual si llevo…lo que sea esto. Yo no merezco esto…yo no he hecho nada. No…no, quiero, por, ¿porque? —La respiración se le aceleró fugazmente, su cabeza le dio vueltas desviando su mirada y con el cuerpo agarrotado de tanto dolor, se cayó al suelo, al tiempo que Mecas gritaba su nombre.

—Yo…no he hecho nada. Me duele….todo…Yo, no…era…el favorito. Me…sustituyó. —murmuró antes de caer inconsciente.

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“Ni el tiempo, ni el hambre, la sed o el aburrimiento pueden segar nuestro espíritu dentro del Vacuo. Comemos por el ansia, bebemos por el placer, y nos divertimos porque odiamos. Solo en las historias, tanto el hambre, como la sed y la vejez, se vuelven enemigos de un cazador.”

“Sus voces resuenan en nuestro ser, nos retuercen como las afiladas zarzas, cautivos del fin, lloramos y gritamos, a la vez que reimos desesperados, al contemplar nuestra existencia, deformarse ante su canto. Ellos o ellas, son las voces del Vacuo.”
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