(Continúa del anterior mensaje)
Una vez que estuvimos cambiados y listos para el juego salimos al jardín, donde Blueblood nos estaba esperando con un micro en su mano; sin decirnos nada comenzó a hablar enseguida.
-Bienvenidos todos a la inauguración del club de campo Canterlot, lo primero de todo es darles las gracias por su asistencia, me congratula ver a caras conocidas y bien avenidas por aquí, siempre es estupendo estar rodeado de gente a la que sabes que estás al mismo nivel.
Por nuestra parte tanto Lloyd como un servidor tuvimos que reprimir una mueca de desagrado, mientras que Blueblood continuaba como si tal cosa.
-Sé que en un principio la inauguración tan solo iba a ser una pequeña y cordial fiesta, junto con un paseo por el recién inaugurado campo, aunque al final me surgió un repentino oponente que cambió gratamente el desarrollo de los acontecimientos. Les presento a Sg91 y su caddie, LloydZelos, denles un somero aplauso, no se les vaya a subir a la cabeza…
Mucha gente rió la gracia como tontos, mientras que nosotros le fulminábamos con la mirada.
-El juego constará de nueve hoyos, como es lógico, y será el primero en jugarse en este campo, por lo que estamos más que agradecidos. Ahora cojan sus copas y sus canapés y pongámonos en marcha hacia el primer hoyo.
Sin decir nada más, y con Blueblood encabezado la marcha, nos dirigimos al tee de salida del primer hoyo, el cual tenía unos 320 metros de distancia, siendo un par cuatro, y constaba de una alargada calle que giraba levemente a la izquierda justo por la mitad, bastante llana y sin obstáculos de ningún tipo, rodeada de hierba alta de un color más oscuro y una hilera de pequeños arbustos plantados en tierra rojiza. El primero en salir fue Blueblood siendo él el propietario, saliendo desde las marcas blancas, cosa que llamó la atención a Lloyd.
-¿Qué son esas marcas blancas?
-Marcas de salida que se usan por diferentes graduaciones; las blancas suelen ser usadas por jugadores profesionales, mientras que las rojas las usan señoras y niños, las azules señoras profesionales y las amarillas los caballeros, normalmente de hándicap estándar o bajo.
-O sea que te toca amarillo-obvió él.
-Mismamente.
Por un momento observamos a Blueblood comenzar el juego, realizando un muy buen swing y dando un limpio golpe con su característico clic, mandando lejos a la bola, la cual fue recta por la calle y cayendo cerca de la mitad de la misma. La gente aplaudió el golpe con entusiasmo, al tiempo que Blueblood se recreaba un poco.
-Gracias, gracias, muchas gracias, sus aplausos siempre son importantes para mí…
Por mi parte me situé en las marcas amarillas, un poco más atrás de las blancas, y me preparé; indiqué a Lloyd que me pasara el driver cinco junto con tee y una bola, concretamente una Boomerang 9.
-Recuerda siempre el nombre de la bola, es importante a la hora de buscarla-añadí yo.
Desde donde estaba llegué a ver a las chicas cerca del green, acercándose a la primera fila para vernos mejor; Pinkie exclamó.
-¡¡Ánimo, Sgi!!
-¡¡Tú puedes, Sg!!-hizo lo propio Applejack.
-¡¡Dale fuerte por mí!!-añadió Rainbow.
Sin embargo fueron acalladas enseguida por el resto de personas, las cuales las chistaron con fuerza, incluso Luna y Celestia, que también estaban allí, las reprendieron.
-¡Chicas, comportaos un poco, por favor!
Por mi parte me centré, respirando suavemente y mirando a la bola; como la última vez inspiré, espiré y golpeé; esta vez sonó algo más apagado, pero en vez de salir recta describió una amplia curva hacia la derecha, cayendo en la calle del hoyo contrario, y mucho más atrás de la de Blueblood. La gente murmuró lacónicamente, hubo unos pocos aplausos, principalmente de las chicas, y Blueblood soltó una divertida risita.
-Mierda, p*to slice…-mascullé, devolviéndole el palo a Lloyd.
-¿El qué?
-Slice, se da cuando un tiro se tuerce a la derecha, a veces me sale, a veces no, pero nunca he conseguido corregirlo del todo.
-¿Y ahora qué?
-Seguir jugando desde donde está la bola, hay que devolverla a la calle, pásame el hierro siete.
Era en un momento como ese cuando el golf pasaba a ser entretenido, al menos para mí. El reto de seguir intentándolo y acabar el hoyo, por mucho que me costara, siempre me había gustado, además del propio hecho de jugar.
Como Blueblood iba en cabeza el siguiente en golpear fui yo, haciéndolo desde la calle contraria; esta vez el golpe fue mucho mejor, consiguiendo devolverla a la calle principal y cayendo cerca de la de Blueblood, el cual fue el siguiente en lanzar. Haciendo gala de una técnica muy trabajada, el gominas golpeó de forma impecable, haciendo una aproximación del copón y dejándola justo en el borde del green. De nuevo otra tanda de aplausos resonaron en el aire, dejando claro quién era el favorito.
-Joder, se ha acercado en nada…-murmuró Lloyd.
-Sí, se nota que tiene un nivel muy superior…-asentí, sin poder evitar sentirme algo intimidado.
Aunque Lloyd lo notó enseguida, apresurándose a decir.
-Pero eso no significa nada, acabamos de empezar, seguro que le alcanzas enseguida.
-Bueno, veamos…
Fui el siguiente en golpear, conservando el siete en todo momento; el golpe fue bueno, pero esta vez la pelota viró hacia la izquierda, alejándose un poco del green y cayendo en hierba alta.
-Joder, si no es el slice es el hook, maldita sea…
-Déjame adivinar, el hook se da si se desvía a la izquierda…-asumió Lloyd.
-Sí, aunque normalmente tiendo más al slice que al hook, todo sea dicho. Pásame el P.
En el siguiente golpe Blueblood se coronó metiendo la bola en el hoyo tras un gran golpe y un poco de impulso que ayudó a la bola a caer seguidamente en el hoyo.
-Joder, menudo comienzo, con un birdie…-murmuré yo, acercándome a la bola.
-¿Birdie?
-Un golpe por debajo del par; dos golpes por debajo se denomina eagle, y tres, albatros.
-Tú llevas tres…-contó Lloyd.
-Sí, intentaré llegar al par…
Dado que no estaba muy lejos del green, y este era tan llano como el resto de la calle, opté por un golpe algo más suave y mejor dirigido; la bola botó suavemente en el green y rodó hacia el hoyo. Por un momento parecía que se metería y acabaría en par, pero al final pasó al lado del borde y ni se inmutó, rodando un poco más y deteniéndose prácticamente al lado. No pude evitar soltar un gruñido de frustración.
-¡¡Huy, casi!!-se oyó a Pinkie exclamar.
-¡Pinkie Pie, haz el favor de comportarte!-la reprendió por su parte Celestia.
Blueblood no hizo ningún comentario, aunque me miró con aires de autosuficiencia. Con un suave pateo la metí en el hoyo, pero ya no era un par.
-Empiezo con un bogey, genial…
-No me lo digas, un golpe por encima-obvió Lloyd rápidamente.
-Sí, los bogeys son siempre bogeys, y se doblan, triplican o cuadriplican dependiendo de cuan mal juegues…
-Bueno, quedan ocho hoyos, pueden pasar muchas cosas…
-Sí, ahí tienes razón…
El siguiente hoyo era muy similar, también de par cuatro, aunque comenzaban a haber obstáculos, como un bunker a mitad de camino; Blueblood demostró nada más empezar una gran destreza con los drivers, aunque por desgracia yo no tuve tanta suerte. El golpe fue bueno, pero fue con hook, y encima le di tan fuerte que al final la bola acabó saltando la muy corta valla que separaba el campo del bosque, lo cual significó una sola cosa.
-¡Fuera de límites, penalización de un golpe para Sg91!-exclamó el marshall, que nos acompañaba en todo momento.
-Solicito bola provisional-murmuré yo, resignado.
-Concedida, puede hacerla de juego si no la encuentra.
-Sea, no perdamos más tiempo.
Con una bola nueva, esta vez una Nike 5, la dropé en el punto más cercano al sitio donde perdí la anterior y seguí jugando. Para entonces Blueblood ya estaba dos golpes de ventaja frente a mí, y ya era imposible que llegara al par, por lo que me enfoqué en acortar lo más posible la trayectoria. Por suerte pude evitar el bunker, aunque esta vez el green me volvió a traicionar, puesto que se encontraba ligeramente inclinado hacia la izquierda. Como resultado la aproximación se me quedó cortísima y al patear la bola acabó desviándose debido a esto, lo que me sumó dos golpes más, acabando con un doble bogey.
-Este juego va a ser muy largo…-suspiré mientras nos dirigíamos al siguiente hoyo.
-Ah, venga ya, tan solo hemos empezado… nunca antes te había visto tan negativo, tío…-comentó Lloyd, un tanto chocado.
-No soy negativo, soy realista, no es lo mismo.
Lloyd se quedó callado, como pensativo, mientras que yo me sumía en mis propios pensamientos.
El hoyo tres era un pelín más corto, aunque seguía siendo un par 4, y no solo eso, sino que tenía un bunker a la derecha a pocos metros del tee de salida y otro más a mitad de calle situado justo en el centro, como si estuviera ahí para j*der. Blueblood tuvo un patinazo con un golpe cojonudo pero que le llevó directamente hasta ese mismo bunker. Por mi parte conseguí salvarme, aunque principalmente porque me quedé un poco más atrás. Aun a pesar de su desliz, el gominas sacó la bola del bunker con mucha fuerza, adelantándose un poco más. Por mi parte conseguí adelantarle gracias a un buen golpe con el hierro siete que me dejó cerca del green. Los dos hicimos una buena aproximación, quedándonos más o menos parejos y a igual distancia del hoyo. Por unos poquísimos centímetros yo fui el siguiente en tirar, golpeando con la suficiente fuerza para no quedarme corto; sin embargo me salió demasiado fuerte y, nada más llegar, la bola hizo una vistosa corbata, en la cual rodeó el borde, haciendo amago de entrar, pero saliendo inmediatamente después debido al impulso que llevaba, errando el tiro. Me llevé las manos a la cabeza, desesperándome por momentos.
-¡¡No te rindas, Sgi!!
-¡¡Haz que me sienta orgullosa!!
-¡Chicas, por favor!-exclamó Celestia.
-Señoritas, o se callan o las echo, decidan-las reprendió por su parte el marshall, un tanto molesto.
Aunque por un golpe menos, ese bogey me dolió especialmente, sobre todo por la maldita corbata. Si había algo más molesto en el golf, ese algo eran las corbatas.
El hoyo cuatro era quizás el más corto de todos, solo con 100 metros de distancia, siendo un par 3; giraba un poco a la derecha y al lado del green, el cual estaba inclinado ligeramente hacia abajo, había un bunker con un árbol justo en medio del mismo. En este hoyo no hacia ninguna falta salir con un driver, por lo que opté por un hierro 9. El resultado fue otro tiro con slice que hizo que la bola cayera en bunker, un tanto alejado del borde. Por su parte Blueblood se coronó con un hoyo en uno aprovechando la ligera pendiente del green, creciéndose un poco más si cabía ante los aplausos y alabanzas que recibía.
-Gracias a todos, gracias, sé que me queréis…
-Agh, es insoportable, soy tú y le lanzo un bolazo entre ceja y ceja…-masculló Lloyd, molesto.
-Sí, pero por desgracia está penado por la ley… pásame el S, anda.
Sacar la bola del búnker no fue muy complicado, haciéndolo a la primera y saliéndome un ligero slice que al final me vino bien, ya que se me colocó muy bien y bastante cerca del hoyo. Previamente tuve que rastrillar antes de continuar, aunque por suerte el pateo fue sencillo, consiguiendo el par de ese hoyo sin mucha dificultad.
-Bien, bien, par, de seguro que remontas a partir de aquí…
-No lo digas muy alto…
-Ah, venga ya, te estás pareciendo a mí cuando llegamos aquí por primera vez, y luego yo soy el señor ajo…
-No me mezcles churras con merinas, no es el mismo…
-Lo que quiero decirte es que, aunque no seas tan bueno, no significa que no puedas hacerlo.
Por un momento quise decir algo, pero en ese instante llegó mi turno para salir en el siguiente hoyo; el cinco parecía ser más largo que el resto, aunque en realidad era la impresión que la cerrada curva situada poco antes del green causaba. Justo en la misma curva, la cual tenía forma de cuenca hacia abajo, un pequeño arroyo fluía hacia el otro lado del campo, alimentando un lago cercano. En el primer tramo de la calle, no muy lejos del tee de salida, un poste eléctrico hacía bulto como obstáculo, y el green se encontraba rodeado por dos búnkeres a cada lado del mismo. El par estaba en cuatro.
Desde que empecé había estado saliendo con el driver cinco, haciéndolo más o menos bien, aunque me daba la sensación que hasta ahora me había estado quedando un tanto corto, por lo que opté por algo un poco más largo tras observar detenidamente la calle y la curva.
-Pásame el driver tres-le indiqué a Lloyd en un momento dado.
-¿Cambias? ¿Cómo así?
-Mis razones tengo, el tres por favor.
Sin decirme nada más, Lloyd me entregó el palo, me coloqué, inspiré, expiré y golpeé. Esta vez el golpe fue más directo, la bola no fue tan alta y, como bien me esperaba, el maldito slice volvió a surgir, pero esta vez jugó a mi favor; la bola rasgó el aire pasando al lado del poste, evitándolo con mucha clase, y cayendo justo al lado del borde de la cuenca del arroyo, poco antes de que empezara la inclinación y un poco más adelante de Blueblood. Esta vez hubo unos pocos más aplausos que antes, además de los respectivos ánimos por parte de las chicas.
-¡Así se hace, Sg!
-¡Ese Sgi, como mola, se merece una ola!
Para entonces Celestia dejó de intentarlo, comentando de seguido.
-Si os echan ya no es cosa mía…
Para el siguiente golpe Blueblood hizo un approach cojonudo metiendo la bola en el green desde donde estaba y dejándola a escasos metros del hoyo, arriesgando bastante y encima saliéndole bien; por mi parte preferí obrar con más cautela, lanzando la bola con un hierro seis que aseguró un tiro más al raso y dejando la bola cerca del green. Aunque para entonces el gominas me llevaba una ventaja muy amplia, aún más después de hacer otro birdie como el del primer hoyo. Traté de ir a por el par, pero el green me volvió a traicionar, quedándome esta vez con un triple bogey que me hizo querer morirme de la vergüenza. La gente apenas aplaudía, y aún menos después de semejante cagada en el green, habiendo muchos murmullos y alguna que otra risita que apenas se molestaron en ocultar. Y encima Blueblood aprovechó para comentarme como quien no quiere la cosa.
-Sabes que puedes abandonar si así lo deseas…
-Y una mierda abandono, pienso seguir hasta el final-le espeté.
-Como quieras, aunque nunca pensé que llegaría a ver a alguien que le gustase hacer el ridículo…
Para entonces requería de todo mi autocontrol para no estallar, pero en ese momento una mano se posó en mi hombro y oí a Lloyd decirme.
-Pasa de él, no merece la pena, tan solo concéntrate en jugar y pasártelo bien…
-Lo intento, Lloyd, de veras que lo hago…
El camino hacia el siguiente hoyo se hizo pesado, sintiéndome cada vez más apático, aunque en ese momento me sonó el móvil y vi que se trataba de Sunset que me estaba hablando por wasap.
SunsetVamos, cielo, alegra esa cara, lo estás haciendo genial…
Sg
No hace falta que lo enmascares, sé cuándo lo estoy haciendo mal…
SunsetPero esto no te lo digo porque quede bonito o algo parecido, para mí eres un ganador
Sg
Eso es una gilipollez, nunca me he considerado tal cosa
SunsetOh, venga ya, eso no es algo que tú me dirías…
Por un momento levanté la vista y la miré, al mismo tiempo que ella hacia lo mismo; en ese mismo instante nuestras miradas se encontraron, diciéndonos todo en nada. Una sonrisa se dibujó en su cara antes de volver a escribir.
SunsetDa igual si ganas o pierdes, para mí siempre serás un ganador
SunsetY además, me gusta esa cara de seriedad que pones cuando golpeas, te da un aire muy varonil
Sg
Huy, varonil, me gusta cómo suena eso…
SunsetJi, ji…
SgTú sí que sabes cómo animarme… gracias, cielo
SunsetEl hoyo seis era especialmente complicado; era el segundo más corto, con apenas 120 metros de largo, aunque no era precisamente por eso el hecho de que fuera complicado. Los tees de salida estaban situados en una zona elevada, a mitad de calle el lago que antes vimos ocupaba gran parte del espacio, y justo después se encontraba el green, junto a una pequeñísima porción de calle. Y aunque era un par tres, alguien como Blueblood podría ventilárselo en dos golpes incluso.
Como bien predije, el gominas no tuvo ningún problema a la hora de cruzar el lago, cayendo en green y muy cerca del hoyo además. Por mi parte lo intenté manteniendo el driver tres, pero me quedé demasiado corto al rozar el suelo con el palo y la bola cayó al agua.
-¡Obstáculo de agua, penalización de un golpe para Sg91!-indicó el marshall.
En este caso podía dropar una bola nueva cerca del lugar donde esta cayó, cosa que hice, dejándola caer cerca de la orilla. Por un momento miré al green al otro lado de la orilla, sopesando posibilidades. Fue entonces cuando Lloyd opinó.
-Teniendo en cuenta que estás tan cerca del agua, el hierro nueve podría ayudarte a salvarla…
-Sí, es una opción, aunque…
Mi mente divagó a toda velocidad, pensando en una sola cosa.
-Pásame el hierro cuatro.
-¿Qué? ¿Hierro cuatro? Pero…
-Tú hazlo.
Un tanto extrañado Lloyd me hizo entrega del palo y por mi parte me centré más que nunca; clavé la vista en la bola y, por un momento, nos quedamos solos ella y yo. No pensé en nada, dejando la mente en blanco y dejando que fuera el palo el que me guiara. Inspiré, expiré, golpe.
La bola salió volando casi al raso, describiendo una cerrada curva hacia abajo, al tiempo que se dirigía directamente hacia el agua, quedándose corta por unos ínfimos centímetros de la orilla del lago. Fue entonces cuando la bola entró en contacto con la superficie del agua, botando sobre la misma y elevándose hacia arriba, salvando el resto de centímetros y cayendo en el green; brincó sobre el corto césped, al tiempo que el impulso la hacía acercarse cada vez más al hoyo, que no estaba muy lejos de donde había caído. Fue entonces cuando rodó hasta el mismo borde, entrando en el hoyo justo después.
Por primera vez una oleada de aplausos y vítores se dirigieron hacia mí, al tiempo que esbozaba una gran sonrisa en mi cara; las voces de las chicas coreando mi nombre se podían oír desde donde estaba, incluso pude llegar a ver la desencajada cara de Blueblood, que no se esperaba para nada un golpe así. Por su parte Lloyd también expresó su asombro.
-¡Uauh! ¿¡Cómo has hecho eso?!
-Es cuestión de golpear lo suficientemente fuerte la bola… y un poco de suerte también, no lo voy a negar.
-¿¡Lo has hecho otras veces?!
-Sep, con esta ya van cuatro en total, aunque es más difícil de lo que parece.
Entre el público muchos se habían quedado impresionados, sobre todo las chicas.
-Vale, tengo que admitirlo, eso ha sido asombroso-admitió Rainbow, alucinada.
-¡Uauh! ¿Habéis visto como ha botado la bola sobre el agua? ¿Cómo lo habrá hecho?-se preguntó Pinkie, aún sin creérselo.
-Bueno, en realidad es bien sencillo, ha sido como lanzar una piedra plana sobre el agua-comparó Sunset.
-Pero una piedra plana rebota sobre el agua porque es plana, la bola es redonda ¿cómo explicas entonces lo de la bola?-inquirió Applejack, ceñuda.
Ante eso Celestia quiso responder, pero Sunset se adelantó explicando.
-No necesariamente, por cómo ha rebotado la bola ha debido ir lo suficientemente rápida y liftada como para rebotar sobre la superficie del agua. El agua es un material líquido, y su superficie posee cierta tensión que, al liberarla, es capaz de empujar cuerpos sólidos hacia arriba si estos van lo suficientemente rápido y caen de forma lo suficientemente plana como para desplazar el agua hacia atrás en el proceso.
-Yo no lo podría haber explicado mejor… muy bien, Sunset-la alabó Celestia.
La chica no dijo nada, aunque no pudo evitar enrojecer ligeramente, al tiempo que recibía una mirada orgullosa por parte de la directora.
Aun a pesar de tan buen golpe, ya que conseguí llegar al par de una forma magistral, Blueblood volvió a hacer un birdie que le colocó aún más delante si cabe de mí. Aunque los ánimos que mi novia me mandó a distancia calaron en mí y no dejé que eso me empañara la satisfacción de tan buen golpe, por lo que continuamos con el juego.
El hoyo siete era de los tres más largos del campo, con un total de 420 metros, siendo un par 4; desde el tee de salida se saltaba una parte del lago que antes libramos y luego la calle serpeaba como una serpiente, con un par de búnkeres dispuestos a cada lado y otro lago centrado, un poco más alargado y no tan grande como el anterior. Aquí ambos salimos bastante bien, aunque con tan mala fortuna que mi bola acabó golpeando a la de Blueblood, moviéndola a un lado, lo cual significó una sola cosa.
-¡Bola en reposo movida, penalización de un golpe para Sg91!-indicó el marshall, para mi desgracia.
Blueblood repuso su bola y siguió jugando, acercándose un poco más al green.
-Joder, aquí te penalizan a la mínima…-comentó Lloyd en un momento dado, mientras nos dirigíamos hacia la bola.
-Ya, las normas son muy estrictas en ese sentido, si la causa hubiera sido otra como el viento o un animal, no hubiera pasado nada, se repone la bola y ya está.
-Pero tú no tienes ningún control del comportamiento de la bola una vez que cae…
-Ya, pero sí que lo tengo en cuanto a dónde va a caer ya que para eso golpeo, además, el golpe es mío, por lo que he sido yo el causante, así que…
-Pues vaya…
-Ya, es una jodienda… pásame el cinco.
El siguiente golpe me salió bastante recto, era toda una suerte que no hubiera casi viento ese día, aunque para entonces el calor comenzaba a apretar cada vez más, por lo que entre golpe y golpe nos refrescábamos un poco bebiendo agua y echándonosla en el cuello. Ese hoyo acabó con sendos pares por ambas partes, manteniéndose la puntuación casi inalterada y con Blueblood sacándome una amplia distancia.
El hoyo ocho era el segundo más largo, con 430 metros de distancia y un par cuatro nada desdeñable; esta vez la calle era más recta y con casi nada de obstáculos, salvo un pequeño bunker cerca del green. Aquí tuve más dificultades ya que el slice volvió a hacer acto de presencia, desviándome la bola y ocultándola de la vista entre los densos matorrales, por lo que nos tocó ir a buscarla en menos de cinco minutos antes de que me la declaran perdida. Pudimos encontrarla, de hecho fue Lloyd quien la vio.
-¡Ah, aquí está!
-¿Dónde?
-¡Aquí, entre estos dos arbustos!
-A ver… oh, mierda-mascullé al verla.
La muy escurridiza se encontraba justo entre los troncos de los arbustos, haciendo prácticamente imposible jugarla desde donde estaba.
-Está injugable…
-Hombre, es obvio, tan solo hay que sacarla y seguir…
-Ya, pero el caso es que se penaliza un golpe-añadí yo, con consternación.
-¿¡Qué, otra?! ¿No se puede sacar y ya está?-inquirió Lloyd, chocado.
-Sí, pero siempre se penaliza.
-¡Ah, venga ya, con esto ya llevas más de cinco golpes por encima!
-Sí, ya lo sé…
Sin otra cosa que poder hacer excepto resignarme, salí un momento y exclamé hacia el marshall.
-¡Bola injugable!
-¡En ese caso golpe de penalización para Sg91! ¡Drope cuando esté listo!
Siguiendo sus instrucciones dropé la bola unos pocos metros delante del sitio donde cayó y continué jugando, sabiendo de sobra que no llegaría al par. Para entonces el hecho de que no iba a ganar era más que evidente, y aunque por un lado me molestaba por el hecho de que estaba jugando por el Capitán, por otro lado me lo esperaba de alguna u otra forma. Otro bogey volvió a engrosar mi marcador, mientras que Blueblood se mantuvo con otro cómodo par.
Finalmente el hoyo nueve era el más largo de todos, con un total de 450 metros, siendo un par cinco. Al igual que los anteriores era bastante recto, aunque éste tenía la particularidad de ser el más irregular, con pequeñas colinas y elevaciones a lo largo de toda la calle, incluyendo el green. Debido a esto la salida la hice con el driver uno para llegar lo más lejos posible, mientras que fui avanzando con los hierros más largos para acercarme lo antes posible al green, donde tanto Blueblood como yo conseguimos llegar al par.
En cuanto el juego finalizó la gente aplaudió, satisfecha por el resultado obtenido; el marshall estuvo calculando el total de golpes, ya que se había encargado de ello, para finalmente proclamar al evidente ganador.
-El ganador del juego de inauguración es Blueblood con un total de treinta puntos sobre el total; Sg91 queda en segundo lugar con un total de cuarenta y tres puntos.
-¡Ja! ¿Qué te dije? Podría haberlo hecho incluso con los ojos cerrados…-se vanaglorió el aludido.
-Sí, sí, lo que tú digas, gominas…
-Oh ¿siento acaso un poco de resquemor? Fuiste tú el que quisiste jugar por ese zarrapastroso, asumiendo el riesgo de hacer el ridículo, cosa que al final has hecho.
-Bueno, es posible, pero al menos ya sabemos quién sabe hacer cabrillas en el agua con la bola…-murmuré por mi parte.
-Bah, eso ha sido pura suerte, y hasta tú lo sabes.
Quise responder, particularmente molesto, pero en ese momento las chicas salieron en mi defensa ellas solas.
-¿Y qué si su graciosa majestad ha ganado? Será muy rico y tal, pero nunca tendrá la suficiente humildad que Sg tiene-le espetó Rarity.
-¡Eso, de todos los aquí presentes, cualquiera es más agradable que usted, incluido él!-hizo lo propio Pinkie.
-¡Puede que le haya ganado, pero al menos lo ha intentado, y solo por eso ya ha ganado algo!-añadió Sunset.
No pude evitar emocionarme más de la cuenta al oír sus palabras, aunque al final preferí cortar por lo sano antes de que la cosa fuera a más.
-Gracias por vuestro apoyo, chicas, pero creo que no merece la pena gastar saliva en este intento de persona. Vámonos ya, necesito un vaso de agua con azúcar cuanto antes.
El regreso al pueblo no fue triunfal ni nada por el estilo, pero las chicas me estuvieron felicitando de todas formas, alabando sobre todo mi cabrilla sobre el agua del hoyo seis. En la plaza nos encontramos de nuevo con el Capitán Planeta y los planetarios, los cuales nos estaban esperando para conocer el resultado del juego. No hubo falta decirle nada, en cuanto el Capitán vio mi cara lo supo al instante, aunque aun así me habló de todos modos.
-Sg, aunque no hayas ganado quiero agradecerte lo que has hecho por mí, me has ayudado sin pedirme nada a cambio, por lo que si necesitas algo, lo que sea, aquí estoy.
-Ah, no ha sido nada, de verdad.
Nos dimos la mano con efusividad y, tras eso, nos fuimos todos al Sugarcube Corner a tomar algo. Por mi parte preferí no darle tanta importancia al hecho de que hubiera perdido y opté por quedarme con los mejores golpes y aprender de ellos, sobre todo de la cabrilla. Aun a pesar de todo, el día se veía más brillante que nunca.
Esa misma noche una luna cuarto menguante iluminaba débilmente los callejones del pueblo, allí donde las luces de las farolas no alcanzaban a alumbrar. Para Kurt Marshall esa era la patrulla más aburrida de todas, puesto que nunca pasaba nada. El pueblo de Canterlot destacaba sobre todo por ser particularmente tranquilo, desde primera hora de la mañana hasta últimas horas de la madrugada, por lo que su trabajo se concretaba principalmente en patrullas tranquilas, tráfico y poco más. Sin embargo el cuerpo policial no era tan grande como en una ciudad, y menos personas debían de ocupar más puestos a lo largo de todo un día. Además, las horas extras estaban siempre reconocidas, por lo que siempre era un plus.
-Bueno, si no hay nada esta noche puede que vuelva temprano… voy a llamar a Flash-pensó Kurt, haciendo mano de su móvil en cuanto paró frente a un semáforo en rojo.
El chico no tardó mucho en responder a la llamada, cogiendo el teléfono al poco rato.
-Hola papá.
-Hola Flash ¿Cómo estás?
-Bien, acabo de cenar… ¿no tenías patrulla esta noche?-recordó el chico.
-Sí, estoy en ello, aunque puede que vuelva dentro de poco, esto está muy tranquila y dentro de poco se termina mi ronda, así que…
-Oh, genial, he dejado un poco de sobras por si vienes con hambre.
-Gracias, hijo, vete ya a la cama si quieres, no hace falta que me esperes.
-Está bien, hasta luego, papá.
La llamada duró el mismo tiempo que duró el semáforo en rojo, por lo que Kurt aceleró inmediatamente después tras colgar.
Aunque no fue el único contacto, al poco rato por la radio de la policía se pudo oír una voz comentando.
-A todas las unidades, respondan.
-Kurt Marshall desde la veinticinco, recibido.
-Marshall, me vienes de madre, han llamado hace escasos momentos desde la veintiséis comentando que han visto algo raro cerca de una tienda de ultramarinos, ¿puedes ocuparte?
-Recibido, me pongo a ello.
Kurt encendió las luces, aunque no la sirena, y aceleró para llegar lo antes posible. Giró a la derecha en la siguiente intersección, llegando a la tienda tirando todo recto y bajándose del coche.
-Bueno, a ver qué tenemos por aquí.
Al lado de la tienda había un callejón el cual podía hacer las veces de ruta de escape, por lo que se armó de su linterna y se internó en él para investigar. No había signos de que hubieran intentado entrar por delante forzando la persiana, aunque no hubiera sido el mejor método, por lo que entrar por detrás era la opción más sensata. No perdió la vista de su casaca igualmente por si las moscas, al tiempo que alumbraba el callejón con la linterna, buscando algo que se saliera de lo común.
Llegó a un estrecho patio donde había varios contenedores junto a una escalera de incendios y poco más; en ese momento algo se movió detrás de estos y Kurt se puso en alerta.
-¿Quién está ahí?-inquirió en voz alta, alumbrando hacia delante.
Pudo distinguir un esponjoso pelo anaranjado saliendo de detrás de uno de los contenedores, además de una voz mascullando.
-Mierda…
-¡Venga, quien quiera que sea que esté ahí que salga ya, y despacio!
Pocos segundos después tres figuras se deslizaron de entre los contenedores, dejando a la vista tres chicas que se veían un tanto descuidadas; vestían muy de sport, con vaqueros algo rajados y unas sudaderas un tanto ajadas y descoloridas. Su aspecto tampoco daba una buena impresión, parecía que no se habían lavado en días.
-¿Qué hacéis por aquí a estas horas de la noche?-inquirió Kurt, extrañado.
Por un momento ninguna de las tres contestó, mirando para otro lado; la de pelo anaranjado parecía ser la más mayor, mientras que las otras dos parecían ser las más pequeñas.
-¿Qué pasa, se os ha comido la lengua el gato?
El silencio le volvió a responder, además de cierta mirada de desdén por parte de la chica de pelo naranja. Kurt dejó escapar un bufido, algo molesto.
-Muy bien, vuestra documentación.
Fue entonces cuando las chicas parecieron reaccionar, tomando la delantera la del pelo naranja y hablando por primera vez.
-No la tenemos.
-¿Que no la tenéis?-repitió el hombre, incrédulo.
-No, la perdimos hace tiempo.
Llegados a ese punto Kurt se quedó aún más incrédulo si cabía; ¿cómo era posible que tres chiquillas desamparadas no tuvieran su documentación consigo? Y además ¿de dónde habían salido?
-Está bien, quedaos ahí un momento, no os mováis.
Sin perderlas de vista en ningún momento, Kurt hizo mano de su radio portátil y murmuró.
-Central, aquí Kurt Marshall desde la veintiséis, cambio.
-Te oigo Marshall, cuéntame, ¿has encontrado algo?
-Ya tanto que he encontrado, hay aquí tres chicas que parezcan que vivan en la calle sin documentación ni señas de ningún tipo.
-¿Qué? ¿Qué edad tienen?
-No lo sé con exactitud, aunque la más mayor parece tener unos veinte o veintiún años, las otras dos parecen tener menos, las echo unos dieciséis o diecisiete.
-¿Y dices que viven en la calle?
-Tienen toda la pinta, van vestidas muy pobremente… me parece todo muy raro.
-Sí, desde luego… tráelas a comisaria, a ver si podemos averiguar quiénes son.
-Recibido, corto.
Tras la conversación Kurt se acercó a ellas y las indicó.
-Muy bien, chicas, os voy a pedir que me acompañéis un momento ¿vale?
-¿Qué? Pero si nosotras no hemos hecho…
Antes de que la chica de pelo violeta pudiera decir nada más, la de pelo naranja la acalló enseguida con un disimulado pisotón, al tiempo que seguían de cerca a Kurt, el cual se dirigió al coche patrulla. Las tres se subieron detrás y permanecieron en silencio durante casi todo el trayecto. En un momento dado, Kurt trató de sonsacarlas algo más.
-Vamos a necesitar saber vuestros nombres ¿podríais decírmelos?
Por un momento las tres no parecieron querer decirlo, pero finalmente lo hicieron.
-Adagio Dazzle.
-Aria Blaze.
-Sonata Dusk.
-Vale, gracias chicas.
Una vez que llegaron a la comisaría les tomaron sus huellas dactilares y reunieron todos los datos posibles para cotejarlos en la base de datos. Pero para su infinita sorpresa descubrieron algo que les dejó incrédulos.
-Vale, esto es raro, no hay ni una sola referencia de ellas en ningún lado, legalmente estas chicas no existen-anunció un agente, perplejo.
-¿Qué? Eso es absurdo ¿has mirado en la base de datos estatal?
-¡He mirado en todas, incluida la nacional! No están, simplemente no están.
-Pero eso es ridículo…
-¡Ya lo sé! ¿Y qué quieres que haga?
Ambos agentes se quedaron en silencio por un momento, sopesando las posibilidades.
Mientras tanto, Sonata, Aria y Adagio se encontraban esperando en una sala aparte, visiblemente aburridas; aunque Adagio era la única que conservaba un gesto serio e incluso pensativo. En ese momento Aria comentó.
-Agh, no entiendo qué estamos haciendo aquí, Adagio, podríamos habernos deshecho de ese tipo cuando tuvimos la ocasión.
-Sí, una rápida canción hubiera resuelto el problema-asintió Sonata.
Sin embargo la chica no contestó, perdida en sus pensamientos; esto molestó a Aria, la cual la espetó.
-Eh, tierra llamando a Adagio, aterriza…
-Cállate, Aria, estoy pensando-soltó ella, con tono tranquilo.
-¿Ah, sí? ¿Y por cuanto más tiempo? Me aburro, tengo hambre, quiero irme de aquí, vámonos.
-No.
-¿Y por qué no?
Ante eso Adagio soltó un exasperado suspiro, dirigiéndose a ella inmediatamente después.
-¿Es que aún no lo entiendes? ¿Realmente quieres volver ahí fuera, a pasar hambre sin un sitio donde caerte muerta? Os estoy dando una oportunidad…
Antes de que pudiera decir nada más la puerta se abrió, entrando un hombre totalmente diferente al que les trajo allí; era de mediana edad, de facciones rectas, pelo castaño oscuro y barba desarreglada y sin afeitar. Se sentó delante de ellas, mirándolas con cara de circunstancia y mirando una serie de papeles, sin decirlas nada. En un momento dado habló.
-Vale, en toda mi carrera como inspector no había visto nada parecido. Chicas, os voy a hablar con franqueza: no existís.
Ante esa afirmación las tres arrugaron el ceño, extrañadas, aunque Sonata exclamó enseguida.
-¡Pues claro que existimos, estamos aquí, delante de usted!
-Ya, ese es el quid de la cuestión, muchacha, que estáis aquí, pero al mismo tiempo no estáis aquí-explicó el hombre, levantando una ficha.
-¿A qué se refiere?-inquirió Adagio, intrigada.
-Que no existís legalmente. Lo cual es, de por sí, una contradicción. Necesito que seáis sinceras y me contestéis una serie de preguntas ¿de acuerdo?
Adagio tan solo asintió levemente con la cabeza, asumiendo la palabra sin que las demás la tuvieran que decir nada. El inspector fue el primero en hablar.
-Muy bien, primera pregunta ¿de dónde sois?
Aria dejó escapar un leve bufido, a lo que Adagio contestó rápidamente.
-De un lugar muy lejano.
Ante eso el inspector frunció el ceño, comentando de seguido.
-¿Te crees que eso es una repuesta?
-Si se lo dijera no me creería.
-¿Y por qué no iba a hacerlo?
Ante eso Adagio no dijo nada más, quedándose callada. Las demás también guardaron silencio, mirando hacia otro lado. Por su parte el inspector optó por continuar.
-Bueno, siguiente pregunta: ¿sois familia?
Adagio levantó la cabeza, mirándole fijamente con expresión austera, y finalmente respondió.
-No.
-¿Y qué hay de ellas?-quiso saber el inspector, refiriéndose a Aria y Sonata.
-Están a mi cargo, son mi responsabilidad.
El inspector frunció el ceño, un tanto extrañado, mientras tomaba notas mentalmente.
-¿A qué te dedicas?
-Hago de todo un poco, ellas me ayudan.
-¿Me estás diciendo que no están escolarizadas?
-No ¿para qué?
-Te das cuenta que eso es ilegal ¿verdad?
Por su parte Adagio no dijo nada, mirándole con contundencia; el inspector la sostuvo la mirada por unos breves segundos hasta que finalmente dijo.
-Disculpadme un momento.
El inspector salió de la sala, encontrándose con una figura familiar delante de él.
-Comisario…
-Donelly… ¿y bien?
-No están por la labor, además, es todo muy raro con ellas… quiero creer que se han escapado de casa todas juntas o algo parecido, pero aun así no tiene mucho sentido.
-O sea que estamos ante tres chicas, dos de ellas sin escolarizar, sin nadie que se ocupe de ellas y sin existencia legal…
-Ni yo lo hubiera podido resumir mejor-asintió Donelly, con gesto serio.
El comisario se quedó callado, barajando opciones, hasta que finalmente se pronunció.
-Desde nuestro punto de vista no podemos hacer nada más, salvo ponerlas a disposición de los servicios sociales, ellos decidirán qué hacer con ellas.
-¿Cree que las ayudarán?
-Claro, de hecho es su obligación… al menos las darán un sitio donde parar, educación y una comida caliente. Cierto es que es un caso excepcional y particularmente extraño, pero nuestro cometido termina a partir de aquí. ¿Quién las encontró?
-El agente Kurt Marshall, durante su ronda nocturna.
El comisario se apuntó el nombre en la cabeza, pensando aparte.
-Ya es muy tarde para llamar a los servicios sociales, que pasen la noche aquí si eso, ya me encargaré yo de explicarlas todo.
-Pues si no hay nada más yo me retiro ya, señor-indicó en ese momento Donelly.
-Sí, gracias Donelly, hasta mañana.
Por su parte el comisario observó a las tres chicas desde el otro lado del cristal, con gesto inquisitivo y sin saber muy bien qué pensar de toda esa extraña situación. Afuera una noche cerrada se echaba sobre el pueblo, con una luna cuarto menguante por corona.