Mientras pasas la página y paladeas los últimos restos del brebaje, reflexionas. Hay que reconocer que tu anfitrión se ha tomado sus molestias en ambientar el lugar para el relato narrado en el libro, y te ha provisto de víveres para agasajarte durante tu estancia en este lugar. Lugar del que no puedes evitar hacerte preguntas como qué es exactamente y cómo es posible lo que ha ocurrido, dada la rapidez de los sucesos y detalles como por dónde ha entrado la bandada de murciélagos y de dónde viene. Además, no puedes evitar tener una extraña sensación de deja vu mientras cavilas sobre todo esto, por no hablar de lo curioso del hecho de que la decoración y esas bestezuelas siguen en su sitio... Disfrutando por el momento de la lectura, apuras lo que queda en el cáliz levantándolo sobre tu cabeza, cayendo la última gota escarlata del recipiente a tu lengua mientras brilla brevemente en el recorrido, y lo dejas en la mesa, pasando la página para ver una nueva misiva.
Veo que sigues aquí, amigo mío. Espero que hayas disfrutado del escalofrío, del horror, de la impotencia, de la tensión. Sin embargo, sea el caso o no, aún no hemos terminado. Pues, como ya te dije, el miedo es una sensación primigenia, y como tal es imposible de erradicar y muy complicada de dominar, y debido a eso es fácil que deje huella.
Pero esto no tiene por qué ser malo. De todo se puede sacar provecho, como ya traté la última vez, y en esta ocasión vamos a echar un vistazo a unos peculiares frutos del horror que justo has terminado de leer. Así es, volvemos a la continuidad entre relatos con el fin de degustar la literatura dentro de la literatura, todo ello inspirado por ciertos sucesos de la última historia. ¿Estoy sonando críptico? No te preocupes, pronto lo entenderás todo. Pero jamás lo olvides: nada es lo que parece...
Los impulsos bioeléctricos de tu cerebro hacen el resto, y ordenan a tu mano que se mueva para presenciar el inicio del siguiente relato mediante el pase de página para dejar atrás el nuevo mensaje...
El precio de la fama
[Comedia][Slice of life]
Los dos contendientes se miraron con furia, los ojos derramando fuego y rayos en un duelo de voluntad. Cual batalla del fin del mundo, todo lo que podía salir de este combate, ganase quien ganase, era desolación para el resto. Y ninguna de las dos partes estaba dispuesta a ceder. Finalmente, y tras unos interminables segundos de silencio, ambos retomaron su perorata.
−¡Con brócoli!
−¡Sin brócoli, Dash! ¿Qué pasa, que no hemos aprendido nada de "Inside Out" o qué?-dijo un furibundo Sg.
−¡Oh, perdóneme el señor finolis que no come de todo y que decide su vida en base a una película que no entiende ni su padre!
−¿¿Perdona??
El resto de comensales suspiraron. El grupo al completo había ido a comer a la pizzería del centro comercial para celebrar el reciente éxito de su película de terror, "Herencia", y todo había ido bien hasta que decidieron tirar por la oferta de "Muerte ultraextragrande por pizza", un monstruo culinario que dejaba pequeñas a las familiares y que había que encargar con un mínimo de diez ingredientes. Fue entonces cuando Rainbow y Sg entraron en conflicto sobre esa planta tan denostada por los niños (y algún que otro adulto), dado el fanatismo y el odio que le tenían ambos respectivamente.
−Sg, querido, lleváis diez minutos en este plan... ¿Por qué simplemente no quitas los trozos de brócoli que te toquen y ya está?
−¡Lo siento Rarity, pero diez ingredientes es muy poco para todo lo que hay, y no pienso malgastar un hueco en esa verdura del infierno, por no hablar de la posibilidad de que el sabor se quede! ¡No sé cómo lo verás tú, pero vamos, yo lo tengo bastante claro!
−Rainbow, colega, ¿tanto te cuesta no pedirlo y ya? Estás constantemente brócoli arriba y brócoli abajo cuando se puede pedir algo con ello, ya cansa un poco...-expuso una hastiada Applejack.
−¡El brócoli tiene mucha vitamina C, fibra y tiene propiedades anticancerígenas, tía! ¡Una deportista como yo tiene que cuidarse, y no voy a dejar de hacerlo porque aquí un moñas le tenga miedo a lo verde!
−Será un desastre estudiando, pero para lo que quiere bien que memoriza...-repuso ella por lo bajo para si misma.
La situación se prolongó por un par de minutos más, en que todos los presentes intentaron hacer que uno de los dos cediera, sin ningún éxito. Finalmente, todos se asustaron debido a un fuerte golpe que sonó en la mesa: Lloyd acababa de pegar un sonoro puñetazo en la misma, con un rictus mortalmente serio, tras lo que habló con una tranquilidad y seriedad inusuales en él.
−Suficiente. Tengo un hambre atroz, y lleváis demasiado tiempo con esta mierda. Y NADIE me toca las narices cuando se trata de comer. Os diré lo que vais a hacer: vais a apostar aquí y ahora, y quien gane decide si mete brócoli o no. ¿Estamos? Estamos.
La mesa entera calló como muertos, sobre todo Rainbow y Sg, ligeramente intimidados. Sabían que para Lloyd la comida no era cosa de broma, y acababa de demostrarlo una vez más. Al cabo de unos segundos, todo el mundo se repuso y los contrincantes no tardaron en alcanzar un acuerdo.
−¿En serio, tío? ¿Un pulso? A quién se le ocurre el desafiar a Rainbow Dash a un pulso?-observó Lloyd con incredulidad.
−Mira, déjame. La sangre tira y es una prueba típica para estas cosas, más habiendo una mesa-repuso Sg, aún frotándose su dolorida y roja muñeca.
−Para sangre la que se te está acumulando ahí. Para mañana vas a tener un moratón guapo, oye.
−Y encima has perdido en exactamente 0.2 segundos, ¡eso es todo un récord académico!-apuntó Twilight.
−Eso te pasa por no estar tan en forma como yo. Pero eh, tú sigue renegando de comer sano...-presumió la ganadora.
−A este paso te voy a acabar comiendo yo para que te calles.
−Caballero, por favor, no me diga esas cosas delante de su novia. Su trabajo es comérsela a ella, no a mi-respondió, partiéndose ruidosamente de risa al ver el rubor de Sg y Sunset.
−Oh, por favor...-rezongó Applejack, molesta.
Siguieron una serie de improperios a Rainbow por su actitud, sobre todo por parte de una escandalizada Rarity, pero eso no duró mucho, ya que en unos minutos llegó la pizza. Su nombre le hacía justicia solo en parte, ya que se trataba de un titán de metro y medio de diámetro que ocupaba toda la mesa donde se encontraban. Extra de queso, champiñones, anchoas, aceitunas negras, ternera, beicon... un total de quince ingredientes constituían la población de ese país de masa horneada que enseguida empezó a ser devorado por una suerte de plaga de langostas hambrientas.
−Y dime, Twilight-habló Sg en un momento determinado mientras extraía trozos de brócoli de su porción con precisión de cirujano-, ¿cómo va la iniciativa de la venta del guión novelizado?
−Oh, pues muy bien, la verdad. Según mis últimos registros-dijo mientras sacaba su móvil y deslizaba su dedo por la pantalla-, hemos ganado hasta ahora unos doscientos dólares de beneficios.
−Pfeh, afí no nof vamof a haced ricof, defde luego-desdeñó Rainbow, cayéndosele unos pocos pedazos de brócoli y ternera de la boca ante la mirada de asco de Rarity.
−Es que NO lo hicimos por eso, Rainbow. Lo hicimos porque la gente lo pedía y porque nos apeteció. Y come con la boca cerrada-contestó Applejack, mirándola duramente a pesar de la cara de pasotismo absoluto de su amiga.
−Bueno, chicos, haya paz. Tanto la película como el libro han sido un éxito, y eso es lo importante, ¿no?-comentó Fluttershy con una tímida sonrisa.
−Tiene razón. Propongo un brindis-comentó Sunset alzando su vaso de refresco-: por nuestros éxitos, por todos nosotros y que sigamos juntos para siempre.
Todos brindaron con ganas, especialmente las parejitas, que animadas por especialmente la última parte de la frase se besaron con ternura, tras lo que todos siguieron comiendo hasta que Twilight interrumpió.
−Por cierto, hay algo que os quería comentar. Los miembros del club de literatura se quedaron tan impresionados con nuestra película que, para potenciar el hábito de la escritura entre el alumnado, se les ocurrió algo.
−¿De qué fe trata?-preguntó Pinkie, alejando de su boca una porción de la que colgaba un hilo extralargo de queso aparentemente irrompible.
−Al parecer se hallan inmersos en un ciclo gótico, por lo que les llamó la atención toda la parte final de vampiros. Llevaban un tiempo queriendo organizar lo que me dijeron entre ellos, pero han decidido extenderlo a todo el instituto visto lo que gustó la película: un concurso de relatos cortos con la vida de Pinkie, Lloyd, Sunset y Sg como seres de la noche.
−¿¿Qué??-dijeron los cuatro al unísono.
−Sí, les pedí más detalles por escrito... A ver, lo debería tener en el móvil... Ah, aquí está. Los relatos tendrían una extensión de quinientas a tres mil palabras con un margen de cien palabras por encima del límite máximo, la participación es libre salvo por los miembros del club dado que ellos juzgarían los relatos, estaría permitida toda temática salvo la violencia extrema y la... ehm... "íntima" y deberían ser entregados en el plazo de una semana desde la convocatoria, que empieza en tres días. Lo tienen todo organizado, solo falta que deis vuestro permiso y que pactemos con ellos unos premios.
−A ver si lo he entendido. ¿Me estás diciendo que hay organizado y a punto de aprobarse un concurso de fanfiction sobre nuestras personas?-dijo Lloyd, señalándose a si mismo y a los otros tres implicados.
−Eh... ¿sí?
Ante esa respuesta él solo sonrió, se llevó una mano con forma de pistola a la sien e hizo ademán de pegarse un tiro, estampando a continuación su frente en la mesa, lo que sobresaltó ligeramente a todos.
−¿Lloydi? ¿Qué ocurre?
−Verás Pinkie, Lloyd tiene el... ¿hábito? ¿Masoquismo? ¿Acto de tortura hacia su persona? No sé exactamente cómo definirlo. En fin, él lee bastante fanfiction, y debido a ello se ha encontrado con auténticos horrores de los que varias veces me ha hablado, que encima le persiguen como una plaga. Supongo que imaginar las posibilidades de un concurso a gran escala sobre ello, en el que participen amigos y conocidos, y encima con nosotros cuatro involucrados, le ha debido de destrozar a cabeza.
−Oh vamos querido, no será para tanto... ¿Qué tan malo puede ser algo escrito por alguien basándose en una premisa ya existente? Seguro que es muy fácil hacer algo decente-apuntó Rarity.
Ante eso, el falso suicida se levantó de golpe, riendo de una psicótica forma que asustó a todos por igual, antes de dirigirse a la chica con una mezcla de locura y seriedad.
−Yo he visto cosas que vosotras no creeríais. He visto personalidades de individuos reales y ficticios arder en las llamas de la manipulación y la estupidez, y tramas repugnantes de violencia, asquerosidad y vicio brillar en las puertas de la demencia. Todos esos momentos no solo no desaparecerán, sino que siempre irán en aumento, como lágrimas en las tragedias. Es hora de que te lo demuestre.
Dicho eso, se acercó a su oreja y le estuvo susurrando durante cerca de un minuto, usando su propia mano de pantalla en la misma para que nadie más pudiese escucharle o leerle los labios. En ese tiempo, la cara de Rarity registró todo tipo de muecas de asco, horror, vergüenza e indignación, hasta que se apartó, no pudiendo soportarlo más.
−¿¿Pero la gente está enferma o qué?? ¿Cómo puede alguien con un mínimo de buen gusto escribir esa clase de... de... cosas?
−El día que encuentres la respuesta exacta a eso me llamas, aunque lo primero que has dicho podría valer.
−Pero Rarity, ¿qué te ha dicho exactamente?-indagó Fluttershy, preocupada por su amiga.
−¡¡No!! ¡Tú no Fluttershy, sobre todo tú no! Si tan solo la décima parte de los relatos hechos por fans son como dice él... ¡Oh, no me quiero ni imaginar las pesadillas que voy a tener esta noche! ¡Solo espero olvidarlo pronto! Y creedme, ¡NADIE debería ver lo que él ha visto!
−¿En serio era necesario meterle ese trauma en el cuerpo?-interrogó Sunset, ligeramente ceñuda.
−Créeme, no me habría creído sin darle unos pocos ejemplos reales-contestó él, volviendo tranquilamente a su comida.
−Si tan horribles pueden ser las consecuencias de algo así, y además sobre cuatro de nosotros, puedo decirles que se olviden-sugirió Twilight, cohibida.
−Pues lo he pensado por un momento, pero mejor no. Sería una guarrada teniendo todo organizado ya, y las normas parecen razonables. No, que sigan adelante,
alea jacta est. Eso sí, agradecería que tuviésemos un rato para hablar con los organizadores para saber exactamente lo que está permitido y lo que no-pidió Lloyd, resignado.
−¿Y el resto de los implicados? ¿Qué opináis?
−¡Oh, por mi bien, será divertido!-sonrió Pinkie, cogiendo un nuevo pedazo de pizza.
−A mi no me parece mal, fue una de las partes más comentadas de la película y tengo curiosidad por ver qué escribe la gente de nosotros-apuntó Sunset.
−¿Eh? Ah, vale, sí, ¿por qué no?-añadió Sg, completamente inmerso en otra cirugía de extracción de brócoli.
El resto de la comida pasó entre bromas, comentarios de la película, especulaciones sobre lo que podría salir del concurso, puyas de Rainbow a Sg por sus hábitos alimentarios y Rarity intentando sobreponerse del descubrimiento de que el mundo de la escritura amateur era mucho más siniestro de lo que creía.
La charla con el club de literatura fue mucho más amena que el trámite burocrático de negociaciones que pudiese haber parecido en un principio, siendo sus miembros gente bastante culta y agradable, cayéndole bastante bien por lo general al grupo más allá de las puyas sanas sobre cerebritos por parte de Rainbow. Las normas eran mayormente las que había comunicado Twilight en un principio, con la adición de un solo relato por persona o grupo, especificar título y género, estar hechos por ordenador y tener buena ortografía además de otras más específicas sobre formato, y eran bastante razonables dada la categoría de concurso accesible y para todos los públicos. El hecho de que debiesen enviarse al correo electrónico del club facilitaba la organización de las candidaturas, además. En cuanto a los premios, confesaron un poco avergonzados que no es que tuviesen mucho que ofrecer más allá de alguno de sus libros más valorados, y al ser algo tan personal y que no era seguro que fuese a funcionar como reclamo el grupo estuvo encantado de llegar a un acuerdo.
Finalmente, se acordó que el primer puesto se llevase nada menos que la reproducción de la cabeza de Rarity que se usó en la escena de la cocina, material que aún conservaba el club de efectos especiales y maquillaje y que no tuvo problema en ceder para la causa, además de ser firmado por la propia actriz a la que imitaba. Primeramente se sugirió el vestido de jiangshi de Pinkie, pero aparte de Rarity, que se mostraba en contra de dar algo que a la susodicha le sentaba tan bien al haberlo hecho para ella, Lloyd se mostró especialmente reacio ante la idea, dando todo tipo de excusas vagas cuando se le preguntaban los motivos e insistiendo en que su novia conservase el disfraz, notando todo el mundo un incipiente sonrojo y que no paraba de llevarse la mano al cuello, lo que provocó comentarios insidiosos adornados por una sonrisa malvada por parte de cierta deportista. El segundo lugar se quedaría con varias fotos del rodaje, incluidas situaciones del backstage, durante el maquillaje y las comidas entre otras, todas firmadas por los protagonistas. Por último, el tercer puesto se llevaría una copia en DVD de tomas falsas y escenas eliminadas, cosa de la que costó un poco convencer a una reacia Photo Finish, quien finalmente accedió a cambio de poder contar con Sunset como modelo para una campaña de fotos de concienciación por la seguridad vial que repartiría por los principales establecimientos y lugares de paso de la ciudad.
−Bueno gente, mañana empieza el concurso. ¿Cómo lo lleváis?-comentó Applejack durante la comida.
−Teniendo en cuenta que mi imagen pública cambiará para siempre debido a esto, sorprendentemente bien. La paz de quien ha admitido su final, supongo-comentó Lloyd.
−Ah vamos, eres un exagerado. Seguro que al final no es para tanto y acabamos viendo algo bueno-le dijo Sg.
−Que por cierto, chicas... ¿Vais a participar?-preguntó Sunset-. Por mi parte ya digo que no, carezco de tiempo y no se me ocurre nada.
−Pues mira, yo sí voy a enviar algo-anunció orgulloso su novio-. He tenido una idea original y quiero probar suerte.
−Yo paso, dulzura. Entre mis estudios y las tareas de casa...
−Ídem. Además, bastante me dejé la cabeza ya entre el guión y su adaptación-añadió Lloyd.
−Ah, yo voy-dijo Rainbow de pasada.
−Espera, espera... ¿Tú, escribiendo? Eso tengo que verlo-comentó sorprendido y levemente temeroso el chico.
−¿Estás implicando algo acaso? También leo, no es que me pase 24/7 haciendo deporte.
−No, no, si ya... Lo dicho, a ver qué sale...
−Pues yo, queridos-se metió Rarity, evitando una posible guerra-, puedo anunciaros con orgullo que voy a participar. Oh, cuando veáis qué tengo en mente, seguro que os quedáis patidifusos...
−Curioso, Rarity... Por cierto, ¿y Pinkie y Fluttershy?-preguntó Sg.
−Que yo sepa, Fluttershy ha tenido que reunirse con los verdes por un tema referente al abandono de mascotas. Dudo que quiera participar en esto, pero podemos intentar animarla. Respecto a Pinkie, Lloyd, ¿tú sabes algo? Hoy no ha venido.
−Ah sí, me dijo antes que hoy no vendría porque Marble se ha puesto mala, ha cogido un gripazo de los que hacen historia. Su madre insistió en cuidarla sola porque no era nada serio, pero quiere demasiado a su hermana pequeña. Alguien tendrá que pasarle los apuntes de hoy, y supongo que no escribirá nada por estar ocupada y la preocupación.
−¿Ves, tío? Varias de nuestras amigas van a participar, sabemos que tienen buen gusto y que conocen los límites. ¿Qué podría salir mal?-dijo Sg.
Lloyd dejó caer su cubierto, su mano congelada como la de un cadáver. Giró lentamente la cabeza hacia él, como si le costase por tener el cuello oxidado, mirándole con el más puro horror gritando desde lo más profundo de sus ojos inyectados en sangre y con el color drenándose de su cara por momentos. Abrió la boca para hablar, pero en ese momento varias personas empezaron a pasar por la mesa, dejando comentarios sueltos por el camino.
−¡Ey gente, que sepáis que hemos visto lo del concurso y vamos a arrasar! ¡Snips el menda...
−... y Snails el lerenda crearán algo de su puño y letra! ¡Brutal, legendario...
−... colosal y... eh... bestial?
−¡Tío, ya te has cargado el momento!
−¡Y un huevo! ¡Has sido tú que has empezado a...!-su voz se perdió con la de su amigo mientras se alejaban.
−¡VOY A ESCRIBIR ALGO QUE NADIE OLVIDARÁ JAMÁS! ¡SÍIIIIII!
−Hola chicas, hola Twilight...-dijo Flash sonriente mientras veía alejarse a un alterado Bulk Biceps-.
−¿Eh? Ah, perdón estaba distraída con el móvil y... Perdona, ¿tú quién eras?-respondió con una ceja levantada.
−... No importa. Lloyd, Sg, ¿qué tal? Os haré saber que voy a participar en el concurso. Como adelanto, ya digo que será una historia de amor apasionada, trágica y siempre acechada por la sombra de la cruel inmortalidad. La lucha entre el corazón y el destino... ¡Oh, va a arrasar en los corazones de las chicas!
Se fue borracho de ilusión, mientras más personas peregrinaban cerca del grupo para saludar y, la mayoría, también comentar que iban a participar. Cuando el flujo se calmó, un lívido Lloyd aún impactado por los primeros visitantes agarró por los hombros a Sg y le gritó, furibundo y asustando a todo el mundo en varios metros a la redonda:
−¡Nunca digas esa frase! ¡¡NUNCA SE DICE ESA p*ta FRASEEEEEEE!!
La semana del concurso pasó de diferente manera para todos. Para Lloyd, se sintió como el condenado a muerte que aguarda en la celda a que le llamen a su destino final, con los nervios a flor de piel y respirando pura agonía, a pesar de intentar disimularlo lo mejor que podía, todo esto teniendo la impresión adicional de que el normal fluir del río del tiempo se había convertido en el tortuoso reptar de un denso gel. Por supuesto, esto solo pasaba cuando algo le recordaba al concurso, así que se preocupó en mantener su cabeza lo más ocupada posible, apoyándose en sus obligaciones y tiempo de ocio, su círculo y sobre todo su novia. Finalmente, tras el último día de entrega, hubo unos días de deliberaciones, y una tarde tras las clases, en Sugarcube Corner...
−Bueno-anunció Twilight abriendo su mochila, de la que asomó un Spike somnoliento-, como ya sabréis, el concurso ha terminado y a estas horas se están eligiendo a los ganadores. El presidente del club de literatura ha tenido a bien regalarme copias impresas de varios de los relatos, incluidos todos de los que han participado de nosotros, con anotaciones suyas a mano a modo de impresiones. De cada uno tengo un ejemplar para todos los miembros del grupo, así que tomad...
Sacó un taco de carpetillas, cada una de las cuales tenía dentro uno de los relatos reproducido nueve veces, y las dejó encima de la mesa. Todo el mundo se quedó mirando con curiosidad.
−Ha sido todo un detalle de su parte-comentó Fluttershy.
−Sí, me dijo que normalmente no haría esto, pero tratándose de nosotros quiso hacernos este favor para que nos hiciésemos una idea de cuál había sido el nivel del concurso, a modo de agradecimiento por darles la idea y por permitirnos usar nuestra imagen.
−Bof, a mi me da bastante igual. Total, soy un perro, no sé leer-dijo Spike bostezando mientras se echaba en el regazo de su dueña.
−Claro, es totalmente lógico. Perdona por despertarte, Spike.
−Bueno, ¿cuál queréis que leamos primero?-dijo Sunset.
−Lloydi, tú eres el que más tenso ha estado por el concurso. ¿Qué te parece si decides tú?-dijo Pinkie mirando sonriente a su novio, el cual estaba con las manos cruzadas delante de la cara, sumido en un gesto de honda reflexión.
−Ese mismo. Acabemos de una vez-respondió en un murmullo.
Twilight cogió la carpetilla que había señalado, y tras repartir una copia del relato a cada uno, empezaron a leer.
*Lo único que puedo decir de este relato es que me ha parecido... curioso. Os aconsejo leerlo con la mente abierta.Cuidarse siempre es importante
[Comedia]
por Bulk Biceps
Es noche cerrada. Bajo la luz de la luna llena, un hombre con greñas y una barba de semanas está caminando, al encuentro de un viejo amigo. Sus pasos son lentos y pesados, y no se molesta en ocultar su presencia. Normalmente no lo haría por no necesitarlo, pero hoy simplemente se siente hastiado. Finalmente, llega a su destino: un parque a estas horas vacío. Divisa el banco más cercano: hay un sin techo durmiendo bajo él, pero no le importa. Se sienta a esperar, sumido en sus pensamientos durante lo que parece una eternidad. Al cabo de un rato, lo ve llegar con un aspecto igual de dejado, levantándose solo para darle un corto apretón de manos y volverse a sentar, esta vez con él.
−¿Qué hay? ¿Cómo va lo tuyo?-dijo en un momento Lloyd.
−Bien, supongo... ¿Y lo tuyo?-respondió Sg.
−Psché. Imagino que también bien, no sé. Ya sabes, ahora todos los días es lo mismo y parece que vives eternamente en un ciclo sin fin.
−Ya, qué me vas a contar...
Su dormido acompañante se revolvió ligeramente, sin ellos notarlo.
−Y dime, ¿qué tal le va a Pinkie?
−Le va bien, pero a veces le entristece que ahora solo podamos reunirnos todos de noche. Ya sabes, como a nosotros cuatro nos dé el sol, estamos fritos. Pero bueno, al menos puede seguir ayudando a los Cake en el turno de noche, y con algunos trabajos que vamos haciendo aquí y allá no vamos cortos de dinero. Eso sí, nos falta algo...
−¿Qué?
−Ella cree que no me doy cuenta, pero no puedo dejar de notar las miradas que echa a las familias que van con niños por la calle. Es cierto que un hijo traería alegría a casa y rompería con la rutina, y dado que nuestras funciones corporales básicas siguen intactas sería posible tenerlo, pero... Estoy indeciso. Mucha responsabilidad. Que por cierto, tú no te has casado con Sunset, ¿verdad?
−No, y la verdad es que ha salido el tema varias veces, ¿pero para qué? Estamos bien así: no vivimos mal, estamos acostumbrados a la convivencia y compartimos ganancias y gastos. Le haría ilusión, pero no necesitamos un papel.
El mendigo empezó a despertar.
−Bof, tío, míranos hasta que punto nos hemos vuelto aburridos: nuestras chicas se han ido juntas de tiendas para intentar entretenerse un poco, y aquí estamos nosotros, aburridos de la oportunidad que se nos ha dado y hablando como dos jubilados amargados. Ni ganas de adecentarse hay, a pesar de que Pinkie me dice constantemente que no me pega este pelo y que la barba le pincha...
−Ya tío, a mi me pasa igual con Sunset. Si tan solo hubiera una forma de recuperar el ánimo...
¡En ese momento, el vagabundo se levanta de golpe, haciendo que el banco y nuestros protagonistas salgan volando por los aires! ¡Y, al aterrizar en pose de alerta enseñando los colmillos y preparados para usar magia, ven que se quita el abrigo y que se trata nada menos de TERRY CREWS!
−¡DAIS PENA, TÍOS! ¿Y VOSOTROS SOIS PODEROSOS VAMPIROS INMORTALES?
−¿Qué quieres de nosotros?-gruñe Lloyd.
−¡DAROS LO QUE NECESITÁIS PARA QUE DEJÉIS DE SENTIROS ASÍ!
¡De repente, abre su pecho como una nevera y saca de dentro un bote de espuma de afeitar Old Spice!
−¡SENTID EL FRESCOR!
¡Gritando con fuerza varonil, cubre a nuestros dos protagonistas con su contenido, convirtiéndoles en muñecos de nieve, solo que en vez de nieve es espuma de afeitar!
−¡ES HORA DE TERMINAR CON ESTO!
¡Mágicamente aparecen en su mano dos katanas y, con un potente grito de guerra, se lanza contra ellos en una coreografía de cortes imposible de ver, parándose tras ellos al terminar con una rodilla en el suelo y los brazos extendidos!
−¡Y NO OLVIDÉIS EVITAR IRRITACIONEEEEEEES!
¡Con estas palabras, les escupe como un aspersor un torrente de after-shave, que barre todo resto de espuma y descubre dos nuevos Lloyd y Sg completamente rasurados y con pelo corto!
−¿Y BIEN? ¿CÓMO OS SENTÍS?
−¡FRESCOS Y RENOVADOS!-gritan ambos al unísono.
−¡SÍ!
−¡VOY A CASA A PREPARAR UN AMBIENTE ROMÁNTICO PARA RECIBIR A MI MUJER COMO SE MERECE Y DARLE UN HIJO ESTA MISMA NOCHE!-grita Lloyd, yéndose volando como murciélago.
−¡Y YO VOY A VISITAR PLANIFICADORES DE BODAS Y AGENCIAS DE VIAJES PARA QUE MI NOVIA SE CONVIERTA EN MI ESPOSA DE UNA FORMA QUE NUNCA OLVIDARÁ!-vocifera Sg, marchándose de igual forma.
−¡SÍ!
¡Y entonces, Terry Crews se gira hacia TI!
−¡OLD SPICE SACA EL MACHO QUE LLEVAS DENTRO, SEAS COMO SEAS! ¡P-P-P-P-P-P-POWER!
¡TODO EXPLOTA!
El primero en reaccionar fue Lloyd, que bajó lentamente su copia para mostrar unos ojos como platos.
−Qué.
−¡Esto es absurdo! ¡Para empezar, es casi imposible hacer esos movimientos con espada, por no hablar de la ridiculez de que un ser humano parezca más un expositor de artículos de aseo, y...!-empezó a divagar Twilight, perdiéndose pronto en su discurso.
−Bueno, hum... es... original-dijo insegura Rarity.
−Muchos gritos-apuntó en voz baja Fluttershy.
−Va a ser cierto lo que dicen de los tíos con mucho músculo... j*der, Bulk...-murmuró Rainbow, pinzándose el puente nasal con los ojos cerrados.
−¡A mi me ha parecido divertido!
−A ti TODO te parece divertido, Pinkie...
−Bah, lo que pasa es que te ha molestado que te ponga todo dejado y te derrote, Lloydi. Aunque en realidad te ha ayudado... Oh, bueno. Además, ¿seguro que no has disfrutado el final, con lo de querer darme un hijo de forma romántica y todo eso?-respondió, con una mirada pícara.
−No hablaré salvo en presencia de mi abogado-contestó él, enrojeciendo visiblemente.
−¡El que tengo aquí colg-!-empezó Rainbow, antes de ser cortada por una fuerte colleja de Applejack.
−Creo que mejor pasamos a otro... Sg, ¿tú que opinas?-dijo Sunset, mirando a su novio.
El aludido se limitó a sacar un cuaderno y un rotulador de su mochila, garabateando algo furiosamente. Al terminar lo volteó para que todos lo vieran, leyéndose un enorme "WHAT" en rojo. Tras unas pocas risas, Twilight repartió el siguiente escrito, que decía así...
*La autora debería bajar un poquito su ego, y tratar de ser más original. Buen trabajo con la acción, sin embargo.*Vampires in Black
[Aventura]
por Rainbow Dash
La rubia granjera corría en la noche de Colorado, jadeando mientras atravesaba el maizal lo más rápido que podía. Eso la estaba persiguiendo, y más le valía encontrar un sitio para esconderse. Acabó llegando al granero, el cual procedió a atrancar con una viga caída, y se escondió en un montón de paja lo más lejano posible de la puerta, donde se encogió y esperó a que la cosa se fuese.
No fue el caso, ni de coña. Tras menos de un minuto, la puerta empezó a crujir por unos golpes brutales, por lo que estuvo a punto de gritar, conteniéndose como pudo. El momento no duró mucho, ya que la puerta salió volando con unos pocos impactos, enviando sus restos a varios metros a la redonda. Ello le permitió ver bien a la bestia: una burrada tan alta como un tractor con el cuerpo de una babosa color carne, ocho patas metálicas, cuatro garras óseas con forma de guadaña y cuatro largos y viscosos tentáculos, la cual rugió con una boca con cinco filas de dientes y empezó lentamente a buscar por la estructura. No parecía tener ojos, pero no le hacían demasiada falta, ya que se guiaba muy bien, apartando piezas de maquinaria y herramientas como el viento arrastra ramitas. Se estaba acercando a su posición, así que empezó a llorar y taparse con su stetson aunque suene gallina. Entonces...
−¡Eh, culo gordo!
La criatura se volvió hacia la voz, confundida y furiosa por la distracción. Un chico joven trajeado, de pelo castaño corto y con gafas de sol, estaba en el marco de la puerta apuntando al monstruo con un rifle semiautomático, con una mueca molona en su rostro. Empezó a disparar ráfagas sin pestañear, con el único efecto de enfurecer a su objetivo.
−¡j*der, además de feo duro! ¡Pues nada, hora de darte un plato de lentejas!
Haciendo gala de una temeridad absurda pero genial, tiró el arma a un lado y sacó una escopeta de su espalda, acercándose andando al engendro mientras disparaba y recargaba con una tranquilidad que ya la querría cualquiera. La potencia del arma era enorme, arrancando cachos de las garras y haciendo retroceder y encorvarse al bicho, lo cual hizo sonreír al chico.
−¡Ey, ¿lo has pillado?! ¡Lentejas! ¡Normalmente, si no las quieres las dejas, pero ahora te jodes porque te las estás comiendo tooooo...!
No pudo continuar hablando, pues un fuerte golpe de uno de los tentáculos le mandó volando a tomar por saco fuera del granero, siendo seguido por su furioso atacante poco después. El golpeado se levantó, sacudiéndose el traje de baba.
−¡j*der, colega! ¿Tienes idea de lo difícil que va a ser sacar esta mierda? ¡Y encima luego toca planchar, que es un coñazo! ¡Muy bien, pues ya me has tocado los...!
−Lloyd, cálmate ya, anda.
El dueño de la nueva voz, otro chico de traje y pelo también corto pero rubio, apuntó un enorme lanzallamas acoplado a su pecho al objetivo, cubriéndolo de fuego en segundos, lo que provocó un grito de dolor que podría haber reventado cristales como una cantante gorda de ópera. Mientras intentaba quitarse de encima las llamas, el rubio miró a su compañero y habló.
−Te has vuelto a saltar el protocolo.
−Bah, sabes de sobra que podemos permitirnos ese lujo. Además, ¿tú has visto ese truño salido de la mente de un pirado? Tenía que mandarlo de vuelta con sus ancestros cuanto antes.
−Pues no has tenido mucho éxito...
−Ni tú tampoco, mi-
La criatura aún ardiendo se lanzó contra ellos a toda leche, describiendo un amplio arco horizontal con sus guadañas. Como resultado, partes superior e inferior del cuerpo de ambos salieron volando, dejando de moverse. La bestia rugió, victoriosa, y se dio la vuelta hacia el granero de nuevo, encarando a una sorprendida granjera que había salido de su escondite creyéndose a salvo. Se arqueó, lista para atacar, pero una explosión en una de sus patas le hizo trastabillar y volverse, cabreada. Otra persona trajeada, esta vez una chica con largo pelo rojo y amarillo, le apuntaba con un arco de poleas, mirándola con desprecio molón tras sus gafas negras.
−No ha sido muy buena idea trocear a mi novio. Pinkie, ¿cómo vas?
−¡En ello!-gritó una chica con pelo rosa y esponjoso, que se encontraba juntando tórax y piernas de los dos chicos mientras estos inexplicablemente daban instrucciones de a quién pertenecía qué.
Asintiendo y echándole huevos, Sunset volvió a disparar a la criatura, apuntando a sus articulaciones metálicas. Una por una fueron cayendo entre potentes explosiones, hasta quedar el monstruo desplomado en el suelo, rugiendo impotente.
−¡Ey, gusanito! ¡Saluda a mi amiguita!
Con estas palabras, Pinkie, que ya había terminado lo suyo, disparó un enorme lanzacohetes contra la boca abierta del objetivo, tragándose este el proyectil como una enorme píldora. Un segundo y un brutal sonido después, se hizo más picadillo que una hamburguesa barata.
−Buen trabajo, agentes.
Los cuatro se volvieron a la fuente del sonido. Su superiora, una mujer trajeada alta, fuerte y de largo pelo arcoiris sujeto con un lazo negro, estaba bajando de una lujosa limusina negra unos metros más allá.
−Unidad V presentándose. Misión cumplida, Hairbow Lash-corearon mientras se cuadraban.
−Bien, bien. Fue una buena idea que el Gobierno formase una unidad con ustedes al descubrir sus poderes.
−Sí, pero nunca podremos ser tan asombrosos como usted, señora Lash. Su habilidad con ese lazo cortante irrompible es legendaria-mencionó Sg.
−Adulador, pero cierto. Quiero un informe con todos los detalles de la misión mañana a primera hora en mi mesa. Y hagan el favor de sacar el neuralizador, la dueña de la propiedad les está mirando con cara de bobos.
Asintiendo, Pinkie sacó sonriente un corto tubo metálico de uno de sus bolsillos y en un segundo se deslizó a través del aire hasta la cara de la sorprendida granjera, activando un fogonazo y empezando a contarle una historia creíble mientras el equipo de limpieza actuaba algo más allá.
−¿En serio? ¿HAIRBOW LASH?-comentó Applejack, incrédula.
−No sé de qué me estás hablando.
−Oh, venga ya, Rainbow. No hace falta ser un genio para ver que te has metido de forma descarada y exagerada en la historia: es idéntica a ti físicamente, la pones como una figura poderosa y a seguir y la calificas de "asombrosa". Y encima está lo de poner "una granjera rubia" como una víctima que no para de correr aterrada y ni habla-dijo Rarity.
−Eh, eso es una simple coincidencia-respondió, con los ojos cerrados y recostándose en su asiento.
−Y no es ese el único problema: no das un trasfondo a lo que sucede salvo rápido al final, falta más descripción, no has aprovechado nuestros poderes vampíricos, el plagio está ahí con toda la jeta...
−Venga Lloyd, no seas así, que son relatos cortos-le cortó Sg.
−Vale, pero el vocabulario que utiliza es demasiado vulgar y casual, debería haber quedado más impersonal.
−¡Oh, perdóneme el señor catedrático!-irrumpió una mosqueada Rainbow.
−Chicos, chicos, por favor-se metió Fluttershy, intentando poner paz.
−Debo decir que me han gustado las partes de acción. El alcance y poder de las armas es realista, y logras transmitir el suficiente dinamismo.
−Bien, alguien que aprecia mi arte, gracias-respondió la deportista, sonriendo ampliamente.
−¡Tú has quedado especialmente guay, Sunny! "Ha sido una mala idea trocear a mi novio"-imitó Pinkie con una voz algo grave, lo que arrancó risas de todos.
−Bueno, una cosa es cierta: es mejor que el anterior, y Men in Black es una película que me encanta-concedió Lloyd conciliadoramente.
−Llega a ser peor que lo de antes y me pego un tiro, te lo aseguro-respondió, asustada.
Todos más animados y relajados, avanzaron al siguiente relato.
*Impresionante relato distópico cargado de melancolía y esperanza.*Conocimiento
[Slice of Life][Triste]
por Sg91
La chica caminaba tranquila, los ecos de sus tacones resonando en el blanco suelo de plástico a medida que se aproximaba al mostrador de recepción. Una resplandeciente luna llena alumbraba su camino a través de las cristaleras.
−Disculpe...
Un rostro perteneciente a una mujer entrada en años, con gafas y pelo recogido en un moño, levantó su mirada del holo y miró impasible a la joven pelirroja de ojos verdes.
−Estaba buscando la sección de literatura romántica. ¿Sabe dónde puedo encontrarla?
−Sección 5, planta 3, pasillo B. Recuerde que cerramos en una hora-contestó con monotonía en su voz, tras consultar brevemente la interfaz.
La chica le dio las gracias brevemente y se encaminó a su destino, tomando un ascensor de vacío por el camino. Tras llegar, tomó un libro de la estantería y se sentó en un puf cercano, sumergiéndose en la lectura. Tanto lo hizo que no se fijó en una silenciosa figura que llegaba de otro pasillo adyacente, la cual depositó un libro en uno de los estantes y empezó a irse. Fue el roce del ejemplar contra otros lo que le hizo soltar un respingo y mirarle, sorprendida.
−¡Oh! ¡Lo siento, me asusté, no sabía que había alguien aquí!
Por su parte, el desconocido la miró antes de acercarse a paso lento, hasta inclinarse sobre ella demasiado cerca de su cara, escrutándola con unos ojos rojos como el fuego. La chica empezó a enrojecer y ponerse muy nerviosa, ya que una distancia entre individuos de menos de un metro era algo reservado a familia y amantes esos días.
−O-oiga, ¿qué...?
−Disculpa-dijo con voz queda mientras se apartaba-, pero al ver tu cara me recordaste a otra persona.
−¿Puedo preguntar quién?-dijo ella, curiosa.
−Preferiría no tener que hablar con ello, si no te importa...
−Lo siento...
Un silencio incómodo se instaló entre ambos, sobre todo para ella, que intentaba volver a su libro sin éxito. Entre intentos infructuosos de lectura, empezó a estudiarle: comparado con ella y su impoluto uniforme ciudadano blanco, lucía ciertamente anacrónico. Llevaba pantalones, pero eran más holgados y de un color oscuro, y cubría su parte superior con una cazadora beis. A ojos de algunos, incluso podría concurrir en escándalo público solo por vestir así. Por otra parte, su corta cabellera rubia sí encajaba en la moda. Era ella la que con su ígnea pelambre llamaba la atención entre conocidos y extraños, pero al menos no era morena, algo considerado sucio en ese mundo albo, homogéneo y pulcro.
−Perdona-dijo él en un momento dado, interrumpiendo su tren de pensamientos-, no era mi intención sonar tan cortante. Es solo que el pasado puede ser demasiado doloroso. Pero dime, ¿qué te trae por aquí a estas horas? No queda mucho para que la biblioteca cierre.
−La verdad es que siempre he tenido curiosidad por este lugar, y vengo siempre que puedo-contestó ella, no intentando ahondar más en las divagaciones de su interlocutor.
−¿Oh? ¿Y cómo es eso?
La chica se tocó nerviosamente su holorreloj de última tecnología antes de hablar.
−Es muy posible que por lo que voy a decir a continuación suene discordante-el estar mirando hacia su dispositivo hizo que se perdiese la mirada melancólica que puso él al oír esa palabra-, pero es agradable tener un sitio tan distinto como este. En nuestra sociedad actual, en que todo es tan pulcro, tecnológico, ordenado, igual y... artificial-arrastró esa palabra como si le costase-, esto parece perdido en un pasado donde todo era más cercano y cálido. Todos los que me conocen dicen que soy rara, pero... ¿no le parece a usted que todo se ha vuelto demasiado frío? ¿Distante? Viendo cómo va ataviado, puede que me entienda.
Él no dijo nada, limitándose a arquear una ceja con extrema curiosidad mientras ella acariciaba el lomo del libro que estaba leyendo.
−No sé, es simplemente que poder venir aquí y leer los antiguos libros en papel que disfrutaban nuestros antepasados, en vez de hologramas, grabaciones o pantallas, me permite desconectar e imaginar que estoy en otra época. Una más tranquila, donde todo era más cercano, artesanal y sencillo. Sé que nuestra sociedad actual ha alcanzado un pico de paz y orden, pero aun así... Siento como si perteneciese a otro tiempo.
Viendo que él no le contestaba, levantó la cabeza. Sus ojos carmesí brillaban con una mezcla de orgullo y dolor, al tiempo que una gran sonrisa-¿eran imaginaciones suyas o fugazmente había visto unos colmillos más largos de lo normal?-adornaba su cara.
−¿Conoces la historia de este lugar?
−Más o menos. Fue fundado hace unos quinientos años por un desconocido, un filántropo que destinó casi todo su patrimonio a la construcción de este edificio y la protección de libros físicos de todos los géneros y épocas. Más de una vez se ha intentado derruirlo o actualizar su colección de acuerdo a los tiempos de la tecnoera, pero su testamento y los acuerdos legales que dejó firmados lo blindan perfectamente, pudiendo solo reformar el edificio de acuerdo a los cánones arquitectónicos y tecnológicos.
−Veo que has hecho tus deberes. Sin embargo, permíteme que te cuente algo más: sus motivos. Algunos cuentan que esta persona tenía una vida distinta pero feliz junto a su esposa, además de conocer otros dos amigos que compartían circunstancias similares y el resto de su grupo, viviendo todos una amistad que era... cómo decirlo... magia-ella se extrañó al escuchar esa palabra tabú, que ni en los cuentos modernos se mencionaba ya-, y que era admirada y respetada. Todo iba bien hasta que el mundo empezó a volverse cada vez más y más igual y científico, convirtiéndose ellos a ojos de los demás en algo que debía ser eliminado por sus diferencias y no poderse explicar ni comprender.
Hizo una pausa, notando ella un leve temblor en su voz y gesto que se fue tan rápido como había venido.
−Intentaron vivir en paz, pero fue inútil. Al final, únicamente quedó él, solo tras el asesinato de su mujer. Estuvo a punto de dejar que la ira lo consumiese, pero en el último momento supo que ella no habría querido eso. Así pues, borró su identidad, empezó una nueva vida y se refugió en sus conocimientos como bibliotecario, lo que le llevó a construir este templo al pasado, por así decirlo, en el que solo tendrían cabida los antiguos libros físicos, con la intención de que la humanidad no se viese completamente consumida por la frialdad y la esterilidad de lo impersonal. Pero bueno, todo eso son mitos, habladurías.
Se volvió para mirarla, comprobando que tenía una expresión de gran asombro y tristeza grabada a fuego, además de... comprensión. Se dijeron todo en nada, creándose un fuerte vínculo de entendimiento mutuo. Eran dos seres totalmente anacrónicos a pesar de pertenecer a la misma época, pensó ella.
−¿Cómo te llamas?
−ID58466766_P_A_4. ¿Y usted?
−Sg91.
−Vaya, ese es un nombre bastante... inusual.
−Lo es, ¿verdad?
Ambos soltaron una risilla confidencial, antes de que él sacase de uno de sus bolsillos una tarjeta magnética dorada con el nombre de la biblioteca.
−Ten. Esto te permitirá acceder aquí cuando quieras, incluso cuando esté cerrado, y pasarla por los lectores de dentro validará al instante cualquier préstamo sin trámites.
−¿Está... está seguro de que me quiere dar esto? ¿De dónde lo ha sacado?
−Algo me dice que no eres muy amiga de respetar el toque de queda, y que amas este lugar tanto como yo. Respecto a la otra pregunta... tengo mis maneras.
Tras unas pocas frases más de cortesía, ella se despidió ya que se le estaba haciendo tarde, y guardó el libro en su compartimento dorsal tras validar el préstamo en un terminal cercano con su nueva acreditación. Sin embargo, una pequeña puerta entreabierta en un rincón le llamó la atención, entrando a echar un vistazo a pesar de que algo le decía que no era buena idea. Lo que vio dentro le dejó sin habla.
Era un despacho con decoraciones tan fuera de lugar en ese lugar y época como una mesa de caoba, una alfombra persa y antiguos retratos en las paredes de personas que no reconocía. Sin embargo, lo que concretó todo y la dejó helada fue un enorme óleo que presidía la estancia. Representaba a una feliz pareja el día de su boda: ella, una radiante chica algo pálida con ojos escarlata, un fastuoso vestido nupcial con velo y cabello rojo y amarillo. Él... era exactamente la misma persona con la que había estado hablando hace unos minutos. Y el cuadro estaba fechado hace unos seiscientos años, hallándose perfectamente conservado.
Trastabilló y salió con cuidado en dirección a la entrada, sopesando las posibilidades con algo de miedo en su ser. Sin embargo, su mente racional lo descartó al poco: muchas personas lucían parecidas entre si en la actualidad, y tenía que ser una coincidencia que la fecha de la fundación de la biblioteca cuadrase con la época en que todo lo no explicable por la ciencia pasase a ser tenido como algo a eliminar y cuando se fijó la primera ley suprema para la convivencia por la que las personas tenían que vivir obligatoriamente un máximo de ochenta años, otra posibilidad sería algo ridículo. Su charla de antes debía de haberle afectado demasiado. Sin embargo, al pasar frente al dispensador de desinfectante de la entrada, volvió a recordarla y, aprovechando que la recepcionista no miraba, salió sin utilizarlo.
Esta sociedad tenía que cambiar, aunque fuera empezando con unos pocos y a través de pequeños gestos.
−Querido, esto ha estado realmente bien, te felicito.
−Gracias, Rarity-contestó el aludido, sonriendo.
−Bof, trabajas con libros, escribes sobre libros... Estoy seguro de que también sueñas con ellos. Un día vas a evolucionar a un cerebrito de cuerpo completo, andando con los nervios como un alien raro.
−No le hagas ni caso a Rainbow, dulzura. Tiene un aire de melancolía que me ha llegado.
−Una pregunta... ¿Se supone que esa chica es descendiente tuya? Por el parecido.
−Ah, no, Fluttershy, es una coincidencia. Simplemente la hice así para remarcar el recuerdo de lo perdido, el drama-explicó de forma teatral mientras miraba a Sunset, quien le habló.
−Es muy bueno, cielo. Creo que tienes posibilidades de ganar, y me ha conmovido la historia.
Ante eso él la abrazó y besó con dulzura, como diciendo que seguía ahí para ella, ante exasperación de Rainbow.
−Por cierto, ¿dónde está Lloyd?-preguntó él.
−Se ha levantado un momento mientras estabas pelando la pava con Sunset-explicó la multicolor, ganándose una mirada de desaprobación por parte de Rarity y Applejack.
−No preocuparse, ya estoy aquí. Un momento...
Portaba en sus brazos un par de objetos, que procedió a encasquetárselos a Sg: una boina y unas grandes y gruesas gafas redondas. Una vez hecho todo, y ante la estupefacción de los presentes, se sentó de nuevo en su sitio y empezó a hablar con sorna y grandes aspavientos.
−Visto tu papel como guardián de libros antiguos, tenía que hacer esto, y menos mal que estaban los tecnológicos en otra mesa y esa chica, Watermelody, en otra. Damas y caballeros: saluden a Sg, ¡el hipster supremo!
Él y Rainbow explotaron en carcajadas, llegando a compartir un confidencial choque de puños en el proceso tras lograr recuperar un poco el aliento. Por lo general el resto también se rió, pero no tan fuerte como ellos, aunque los dueños de los accesorios, la mencionada Watermerlody y una algo cegata Scribble Dee, se pasaron de vuelta a por sus cosas e hicieron unas fotos para el recuerdo que seguramente no tardarían nada en difundirse por todo el instituto.
−Si serás cabrón...
−Ya me conoces, tío-respondió con una sonrisa de hiena-, y además es que te lo has buscado. Aunque eso sí, es cierto lo que han dicho las demás: el relato es bueno, sobre todo por esa sociedad distópica ultralimpia y homogénea que describes. Me ha recordado a "La Naranja Mecánica", por ejemplo.
Tras unos pocos comentarios más por parte de toda la mesa, el siguiente relato circuló.
(CONTINÚA EN EL SIGUIENTE MENSAJE)