Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Historia 6]

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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor RedVixenFur » 24 Oct 2015, 03:02

LloydZelos escribió en 23 Oct 2015, 19:36:
RedVixenFur escribió en 19 Oct 2015, 23:52:Sé que igual suena de muy mal gusto y tal. Pero tengo que hacerlo. Subrayo, TENGO.
¿Puedes escribir, muy por favor, un "what if" del parto saliendo mal? El de Sunset o el de Pinkie, me da igual. Por favor.

PD: muy fan de tu mierda diabética. Pero a mí no me vas a matar, mi umbral está muy alto.


O sea, me estás pidiendo que escriba la muerte de un recién nacido o feto y/o su madre como algo necesario de ver para ti y que te gustaría leer, dado que de otra manera no lo habrías hecho*. No solo me parece de pésimo gusto, sino que me ha hasta ofendido. Normalmente no acepto requests, pero ni aunque las aceptara haría algo tan enfermo como eso. Colega, háztelo mirar.


No, más bien es porque escribes cojonudamente. Semejante drama escrito de tu puño y letras sería como un patadón en los feels de proporciones gargantuescas. Además de que estoy seguro de que sabrías reflejar muy bien el sufrimiento que el hecho conlleva.
Si no fuera por tu destreza con la pluma ni siquiera lo habría mencionado, me habría ido directamente a leer entrevistas de gente que ha pasado por ello o noticias y ya.
En todo caso disculpe usted, caballero. No quería que le importunasen mis deseos de ver bien retratada la crudeza con la que a veces se suceden los acontecimientos.

*Me ha dado un chispazo en el cerebro y no he entendido esa frase. Espero que esto no quiera decir que hayas interpretado que no me he leído tu relato original, al contrario. Me tienes enganchado, mangurrián.
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor LloydZelos » 26 Oct 2015, 13:26

RedVixenFur escribió en 24 Oct 2015, 03:02:
LloydZelos escribió en 23 Oct 2015, 19:36:
RedVixenFur escribió en 19 Oct 2015, 23:52:Sé que igual suena de muy mal gusto y tal. Pero tengo que hacerlo. Subrayo, TENGO.
¿Puedes escribir, muy por favor, un "what if" del parto saliendo mal? El de Sunset o el de Pinkie, me da igual. Por favor.

PD: muy fan de tu mierda diabética. Pero a mí no me vas a matar, mi umbral está muy alto.


O sea, me estás pidiendo que escriba la muerte de un recién nacido o feto y/o su madre como algo necesario de ver para ti y que te gustaría leer, dado que de otra manera no lo habrías hecho*. No solo me parece de pésimo gusto, sino que me ha hasta ofendido. Normalmente no acepto requests, pero ni aunque las aceptara haría algo tan enfermo como eso. Colega, háztelo mirar.


No, más bien es porque escribes cojonudamente. Semejante drama escrito de tu puño y letras sería como un patadón en los feels de proporciones gargantuescas. Además de que estoy seguro de que sabrías reflejar muy bien el sufrimiento que el hecho conlleva.
Si no fuera por tu destreza con la pluma ni siquiera lo habría mencionado, me habría ido directamente a leer entrevistas de gente que ha pasado por ello o noticias y ya.
En todo caso disculpe usted, caballero. No quería que le importunasen mis deseos de ver bien retratada la crudeza con la que a veces se suceden los acontecimientos.
*Me ha dado un chispazo en el cerebro y no he entendido esa frase. Espero que esto no quiera decir que hayas interpretado que no me he leído tu relato original, al contrario. Me tienes enganchado, mangurrián.

Con la frase quería decir que quieres y/o te gustaría leer eso que me pides, si no no lo habrías hecho. En cuanto al resto, si bien me halagan tus palabras, tienes que entender que no a todo el mundo le tiene por qué gustar lo que a ti, y menos pedir que te hagan algo de ese palo. De todas maneras, ya te digo que si quieres drama lo vas a tener tarde o temprano por aquí :roto2:
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor LloydZelos » 01 Nov 2015, 00:13

Tus dedos recorren con cuidado la superficie de la página y le dan la vuelta, ansioso como estás de conocer la siguiente historia. Sin embargo, al hacerlo, notas algo muy extraño: hay una nota como siempre, sí, pero no está escrita con la tinta verde que ya te has acostumbrado a ver. En su lugar, el texto refulge anormalmente de un ominoso escarlata. Sin saber exactamente por qué, te empieza a invadir una profunda sensación de desasosiego, la cual se acrecienta poco después al notar que la luz natural de la biblioteca ha desaparecido. No, no lo ha hecho, descubres al fijarte mejor. Lo que en realidad ha ocurrido es que el día ha dado paso a la noche, tiñendo todo la pálida luz de la luna. ¿Cuánto tiempo llevas aquí? ¿O, piensas en un ramalazo de locura, es que ha anochecido de golpe? Este es un lugar más allá de la realidad, por lo que es posible que las leyes físicas no funcionen como en tu mundo, pero aun así no puedes evitar pensar que hay algo en todo esto que no te gusta.

Te levantas un momento, dejando el libro abierto, y vas a echar un vistazo a la galería principal. El silencio sepulcral es el mismo que cuando entraste, con la diferencia de que no ves por ninguna parte al encapuchado que te recibió. En ese momento, tus pensamientos se ven interrumpidos al escuchar una miríada de chillidos y aleteos a gran altura sobre tu cabeza, lo que te hace alzar la vista con el corazón acelerado y sentir cómo tus pupilas se encogen. Una bandada de murciélagos ha entrado por una de las aberturas del invisible techo, llenando con sus ruidos el hasta ahora pacífico santuario. Sin embargo, no es eso lo que te contrae el corazón de angustia: es la luna, que tiene un tamaño anormal y se halla roja como la sangre.

Corres hacia la entrada, angustiado. Ya todo te da igual, quieres salir de ahí cuanto antes. Pero, como no podía ser de otra forma, las inmensas puertas están cerradas y no ceden. Empiezas a hiperventilar. ¿Qué está pasando aquí? De nuevo, tus pensamientos se ven interrumpidos por un ruido, esta vez un potente graznido que, descubres al escrutar hacia delante y arriba guiado por él, proviene de un enorme cuervo negro que se dirige hacia ti a toda velocidad. Te cubres la cara con los brazos, chillando, esperando que el inminente ataque no dure mucho y puedas espantar al animal. Sin embargo, lo único que ocurre es que el aleteo cambia de dirección y se aleja tras llegar a un par de metros de ti y escucharse un leve sonido en el suelo, como de algo ligero al caer. Con temor, te atreves a descubrir tu cara: efectivamente, se ha ido. Y, al mirar al suelo, descubres un rollo de papiro sujeto con una cinta roja. La desatas con cuidado, revelando el mensaje de la misiva:

No temas, todo esto es normal. Vuelve a tu sitio, no ocurrirá nada malo. Te doy mi palabra.


Sin otra cosa que puedas hacer, y temblando ligeramente, te diriges de nuevo con cautela a tu lugar de lectura, descubriendo con asombro y un fino hilo de pavor una serie de cambios. El candelabro ha sido sustituido por otro dorado con velas negras y un intrincado diseño que, visto desde arriba, forma un pentáculo llameante. Cerca de él reposa una reproducción de un cráneo humano cubierto de telarañas, que a pesar de notarse falso te produce desasosiego. Y, hablando de eso, al lado del libro se yergue un cáliz plateado lleno de un líquido sospechosamente rojo y con toda clase de grabados de demonios, hombres lobo, brujas, espectros y otras criaturas del mal en su superficie, destacando la figura de un siniestro dragón. Por encima de la cabeza del mismo, en el borde mismo del recipiente, pueden leerse las siguientes palabras:

Eu sunt Dracul


Hay algo dentro de ti que te empuja a acercar tu nariz al rojo líquido y olfatearlo, temiéndote lo peor. El aroma a hierro típico de la sangre... no está. En su lugar, un suave aroma afrutado invade tu cuerpo, lo que te incita a dar un tentativo sorbo al brebaje. Zumo de cereza. No puedes evitar reírte, la verdad es que está todo bien logrado. Un poco más tranquilo, te sientas de nuevo en tu sitio y procedes a leer la nota carmesí.

Estoy seguro que para cuando descubras esta página empezarán a pasar una serie de cosas que te asombrarán y aterrorizarán. Si es así, es que he hecho bien mi trabajo. Espero que disfrutes del espectáculo.

El miedo ha sido siempre una emoción necesaria para la supervivencia en toda especie. Canalizado de diferente forma según quién o qué lo sufra, nos acompaña a todos desde el mismo momento en que nacemos, instándonos a llorar por el estrés y el desconocimiento ante el mundo exterior. Nos hace respirar más profundamente para tener más oxígeno en los pulmones, provoca que nuestra sangre vaya en mayor cantidad a los brazos y piernas para huir o pelear, agudiza nuestros sentidos, nos da fuerza sobrehumana y, en definitiva, nos lleva más allá de nuestros límites para mantenernos con vida. Sin embargo, también es una emoción detestada, ya que a nadie le apetece pasarlo mal normalmente. Nos gusta sentirnos invulnerables, perfectos, inalcanzables. El que algo nos recuerde nuestra condición de seres que nada tienen de divinos, aunque sea para un bien mayor, es algo que no nos hace ninguna gracia, y podemos reaccionar a ello de varias formas: negación, ira, derrumbe...

Y luego está la representación. Desde siempre, hemos necesitado ponerle rostro a todo lo que no podíamos ver o comprender. El miedo, dada su activación por infinidad de factores, ha recibido el mismo número de imágenes, entre las que se encuentran las de criaturas del averno, seres humanos que poco tienen de ello y engendros más allá de la comprensión, por poner unos pocos ejemplos. Todas ellas forman parte de un particular tratado global que cambia de persona a persona, país a país, cultura a cultura. Y, una vez al año, como una maldición que se desata sobre la realidad, todas estas caras cobran vida. Nos vestimos y actuamos como aquello a lo que tememos, riéndonos de y abrazando a todo lo que el resto del tiempo nos causa pavor. El miedo se encarna en un ente omnipresente, y cada cual le rinde culto a su manera. Es la noche de Halloween.

Es entonces, cuando sabiamente recordamos que el miedo es una parte de nosotros, que proliferan los relatos de terror. Libros, películas, videojuegos... Cualquier medio es bueno para transmitir una buena historia que nos haga temer por sus protagonistas, sentir su dolor, llorar su pena, contener el aliento que ellos mismos han dejado de exhalar para siempre. El relato que viene a continuación espera cumplir ese cometido. En él verás a nuestros conocidos protagonistas en situaciones que te harán sentir impotencia, espanto y otras emociones alimentadas por la empatía. Porque, no lo olvidemos: el horror más abyecto puede ocultarse tras cualquier máscara o rincón, y este se alimenta como un abotargado parásito insaciable de nosotros durante esta noche. Tanto que puede llegar a hacerse real, y tornar nuestras carcajadas en nuestros últimos gritos de desesperación antes de caer en el abismo eterno.

Feliz Halloween, amigo...


El sudor en tu cara se acrecienta, notas cómo se te atora la garganta y tus manos tiemblan. Es una excitante y contradictoria mezcla de ganas y temor de seguir leyendo, pero te decides rápido. Levantas el cáliz como haciendo un brindis a cierto comensal que, pese a no estar a tu lado en ese momento, intuyes que es el seguro responsable de la cambiada decoración, tomas un trago del refrescante brebaje y pasas la página a la luz de la demoníaca fuente de luz.

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Herencia
[Oscuro][Tragedia]


Canterlot vivía la noche más aterradora y mágica del año, sobre todo para los niños. ¿Qué infante no adora vestirse de monstruo y recolectar caramelos mientras se lo pasa bien con sus amigos? Fantasmas, zombis, vampiros, hombres lobo... Todos los disfraces posibles estaban presentes en la calle, al igual que toda la alegría y el miedo contagiado por ella. Pipsqueak blandía feliz su espada de pirata de goma mientras iba acompañado por Berry Pinch y Dinky, las cuales iban vestidas de libélula y gorgona, respectivamente. Otras tantas escenas adorables se sucedían por la calle, al igual que el paso de algún coche puntual con parejas demasiado mayores como para ir pidiendo dulces y que por ello se dirigían al baile celebrado en el instituto. Era una noche de felicidad y celebración para unos y otros, en definitiva. Pero no para todo el mundo.

Lejos de allí, en un destartalado coche que recorría un camino de montaña, se hallaba cierto grupo de amigas y los novios de dos de ellas, todos con gesto mohíno. El conductor era el abogado de Goldie Delicious, una pariente de Applejack que, tristemente, había fallecido el día anterior de madrugada. Según pudieron saber por lo que les contó el profesional de la ley, se hallaba de viaje en las Bahamas cuando murió de un fallo cardíaco en medio de la noche. Al menos no había sufrido, de eso estaban seguros dada la expresión con la que la encontraron. El hombre había procedido a la lectura del testamento, como era su deber, descubriendo que la familia cercana de Applejack y ella misma habían heredado la residencia de la anciana. Él mismo se ofreció a llevarles a comprobar el estado de la misma, pero nadie salvo ella podía asistir por un motivo u otro. En medio de su dolor, la pecosa chica pudo comprobar lo mucho que la apreciaban sus amigos al intentar ellos suplir la presencia del resto de su familia y acompañándola a visitar el inmueble, el cual lucía como una imponente mansión bien cuidada y datada aproximadamente en mitad del s.XIX. Huelga decir que todos cancelaron sus planes para esa noche tan especial, y si a Pinkie le entristeció quedarse sin ir a por caramelos con Lloyd y quien más se apuntara, no lo mostró. Su amiga era más importante.

Todos salieron de sus pensamientos cuando el coche finalmente frenó en el camino de grava tras doblar un recodo, mirando por las ventanillas su destino. Un pequeño bosquecillo de coníferas y hierbajos que llegaban al medio metro de altura impedía que el vehículo siguiese avanzando, pudiéndose vislumbrar con dificultad entre la densa vegetación el frontal de la casa de madera antigua blanca. El portón de doble hoja aguardaba en un porche al que se accedía por tres escalones con pasamanos y que estaba enmarcado por un tejadillo para resguardarse de la lluvia, sostenido por dos columnas a cada lado. El primer piso no tenía nada destacable, poseyendo eso sí gran número de ventanas desde las que no se podía divisar el interior dada la lejanía y la oscuridad del edificio. El segundo piso, en cambio, aparte de aún más ventanas poseía un balcón a cada lado de la entrada que recorría toda la parte delantera del inmueble, o eso parecía dada la imposibilidad de ver mucho desde esa altura, además de tres enormes ventanales de más de cinco metros sobre el acceso principal y flanqueados por cuatro columnas que sostenían la parte destacada del tejado bajo la que se encontraban. Por último, la techumbre tenía una coloración oscura, siendo probablemente de pizarra, y asomando en sitios puntuales, sorpresa, más ventanas, aunque muchas menos que en el resto de la estructura y con toda seguridad formando parte de la buhardilla. Por si la solitaria casa a esas horas no fuese suficiente para meter un mínimo de temor en el cuerpo, había jirones de niebla dada la altitud del lugar que flotaban a ras de suelo, y en el cielo lucía una espectacular luna de sangre por primera vez en décadas.

−Vaya casoplón y vaya escenita, parece una peli de miedo-comentó Rainbow nada más bajar del coche.
−Un respeto, Rainbow. Esta era la casa de la fallecida.
−¡Pero Rarity, solo mira a tu alrededor! ¡En cualquier momento parece que vaya a salir un loco con motosierra detrás de un árbol!
−Tengo que darle la razón, eh. Este sitio es siniestro de narices-comentó Lloyd de pasada.
−¡Gracias!-respondió la azulada, alzando los brazos al cielo con cara de desesperación.
−Señor Righteous Law, le agradezco que nos haya traído hasta aquí. ¿Nos acompaña al interior?
−Vaya con su grupo, señorita Applejack. Yo voy a quedarme aquí un rato a organizar mis papeles. No se preocupe, estaré bien-respondió el abogado mientras le entregaba un manojo de llaves, un hombre con pelo y bigote canosos, el último peinado hacia arriba como formando una sonrisa, traje a rayas y corbata azul.

El grupo terminó de despedirse del letrado, que se encerró en el coche y dio la luz mientras empezaba a revisar papeleo, seguramente del testamento. Todos empezaron a andar con cuidado a través del bosquecillo, con cuidado de no tropezar con alguna raíz o leño ocultos por el follaje. El frío del lugar les hacía emitir vaho al hablar.

−Permíteme decirte de nuevo que lamento muchísimo tu pérdida, Applejack-comentó en un momento dado la modista.
−Gracias, Rarity. No era un pariente cercano, pero perder a alguien de la familia siempre duele.
−Sabes que nos tienes para lo que necesites, ¿no? Incluso puedo montarte una fiesta para alegrarte un poco, pero tranquila, no es como si le faltase el respeto a Goldie Delicious ni mucho menos. ¡Oh, no! ¿Y si ha sonado así? ¿Y si ahora te has enfadado conmigo y quieres dejar de ser mi amiga? ¡Applejack, perdóname, por favor!
−Pinkie, tranquila-respondió con una leve sonrisa-, sabes perfectamente que nunca me van a dejar de encantar tus fiestas, y mucho menos pienso que seas una insensible. Estoy deseando volver a disfrutar de ellas cuando se hayan relajado un poco los ánimos.

La aludida sonrió, aliviada, y se abrazó a su campechana amiga, sin dejar de andar. A unos metros de distancia, Sunset, Twilight y Sg cavilaban sobre el lugar.

−Esto no me gusta. Hay algo que me huele mal-murmuró la primera, frotándose la barbilla, pensativa.
−¿A qué te refieres? Vale que no es el lugar perfecto para un picnic, pero aun así...
−No lo sé, Twilight. Tengo un pálpito, llámalo X, de todo este lugar. ¿Qué pintaba aquí una señora tan mayor como Goldie Delicious? No parece el tipo de casa que pueda llevar una sola persona, menos aún de edad avanzada.
−Creo que te estás dejando llevar por el ambiente, sumado a toda la sugestión de esta época del año. No hay nada científicamente demostrable que pueda sugerir que este lugar tiene algún peligro más allá de la estructura de la casa o haber conducido de noche-apuntó la otra chica, ajustándose las gafas.
−Claro, porque antes de conocernos habrías desdeñado la existencia de la magia como supercherías, por ejemplo-le contestó la rojigualda, con una sonrisa divertida.
−¡Eso es distinto! ¡Para empezar, te recuerdo que estuve estudiándola durante mucho tiempo para intentar comprenderla! ¡Dudo mucho que le hubiese dedicado mi tiempo a algo que no pudiese medir y calcular!
−Chicas, un poco de silencio, por favor. Estoy deseando llegar a la casa para salir de este bosque infernal...-cortó Sg, inquieto.
−Oh, ¿el peque tiene miedo? No te preocupes, estoy seguro de que tu ¿caballero? de brillante armadura bicolor acudirá en tu rescate si lo necesitas-comentó Rainbow, cogiendo a Sg del cuello con un brazo y frotándole el cabello con los nudillos.
−Quien tiene miedo es esta-señaló Lloyd a su espalda, donde una temblorosa Fluttershy se agarraba con una mano como si le fuera la vida en ello mientras andaba encogida.
−L-lo siento, es que...
−¡Oh, vamos, Fluttershy!-exclamó Pinkie sonriente, acercándose. ¡No hay por qué temer! Si quieres, puedo cantar una canción para animar el ambiente...-dijo, empezando a tomar aire.
−No, Pinkie, mejor no-la cortó Applejack, plantándole la mano en la boca-. Mejor apretemos el paso, hay algo en este sitio que me da escalofríos.

Con esas palabras, continuaron andando con cautela entre la niebla hasta llegar a la puerta, la cual se hallaba cerrada. La vaquera sacó el manojo de llaves de uno de los bolsillos de su falda y tras estudiar la cerradura terminó por seleccionar una pesada y antigua de hierro negro, consiguiendo hacerla girar con algo de esfuerzo y revelando un interior más oscuro que la brea. Afortunada e inexplicablemente, Pinkie llevaba una linterna en el pelo, por lo que pudieron adentrarse en la casa, cerrando la puerta. Ello impidió que pudieran ver la neblina rojiza que empezaba a inundar el exterior desde un portal que acababa de abrirse cerca de un árbol.

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−De acuerdo, ¿alguien sabe dónde está el cuadro de interruptores?
−Ni idea, Applejack. ¿Podéis ver algo, queridas?
−Nope. Nada de nada. Esto está más oscuro que las tazas de chocolate negro de Sugarcube Corner.
−Mmmmmm, chocolate negro...
−Lloydi, ahora no, hombre.
−Peeerdón, pero ya sabes cómo soy con eso.
−Lo sé, y tienes razón, es solo que... ¡Eh, podemos ir mañana por la mañana a desayunar allí todos juntos!
−Cuenta con mi hacha.
−Hum, ¿podemos no hablar de instrumentos afilados ahora mismo? ¿Por favor?-comentó Fluttershy, temblando más que un flan en un terremoto.

El silencio se hizo con esas palabras, y continuaron buscando con la mirada. El tacto blando bajo sus pies sugería que estuviesen pisando una alfombra, y aquí y allá podían distinguir un candelabro de pie o un cuadro. Más adelante había unas escaleras que conducían al segundo piso, flanqueadas por dos columnas que sostenían una pequeña balconada del mismo sobre ellas. Finalmente, vieron algo que les llamó la atención.

−Mirad, ahí hay una abertura en la pared, al lado de las escaleras. Podemos mirar a ver qué hay-apuntó Sunset.

Se dirigieron hacia allí con cuidado, estando a punto de tropezar en masa de forma bastante cómica debido a que la oquedad estaba ligeramente por debajo del nivel del suelo, habiendo que bajar unas escaleras. Tras cruzar el umbral, vieron que se trataba de un pasillo que conducía a un antiguo ascensor de puertas de reja, estando en la pared enfrente suya su objetivo: el cuadro de interruptores con infinidad de palancas pequeñas y una más grande que, supusieron, activaría la energía de todo el lugar. Efectivamente: nada más accionarla, pudieron empezar a encender las luces de todo el lugar, haciéndolo un poco menos siniestro. Pudieron así apreciar algo más de detalle del hall, como que a cada lado de la puerta de entrada había un jarrón con motivos de gatos sobre un pedestal, que había otra abertura al otro lado de las escaleras que también conducía al ascensor formando pues un pasillo con forma de U tras las mismas, varias puertas más entre las que destacaba una de doble hoja a cada lado de la entrada principal, una barandilla que evitaba caerse del segundo al primer piso y una gigantesca lámpara de araña que colgaba del techo.

−Lo dicho: vaya casoplón. Os ha tocado la lotería, Applejack-murmuró Rainbow, a punto de romperse el cuello a base de mirar a todos lados.
−¡¡Rainbow, recuerda POR QUÉ la tienen ahora!!-exclamó Rarity, iracunda.
−¡Hostias! ¡Perdón, de verdad!-exclamó hacia Applejack, juntando las palmas de las manos en señal de disculpa.
−No importa, no te has dado cuenta. Y es cierto que es una pedazo de casa... Tan grande que no sé qué vamos a hacer con ella, de hecho. Es demasiado, aunque seguramente Apple Bloom se lo pasaría bomba jugando con sus amigos por aquí.
−¡Cierto! ¡Estoy segura de que es el sitio perfecto para jugar al escondite!
−Pinkie, este sitio se me antoja demasiado siniestro para eso-apuntó Lloyd, inquieto.
−¿Habéis visto la cantidad de habitaciones que tiene este sitio? Me he perdido enseguida leyendo las etiquetas del cuadro de interruptores: hall, comedor, cocina, jardín, bodega, sótano, dormitorio, varios cuartos de invitados...-contó Sunset con los dedos de las manos.
−Y no tenemos ni idea de dónde está cada cosa. Habría sido perfecto tener un plano con nosotros... Eh, digámoselo al abogado, debe de tener uno-sugirió Sg.
−Voy yo-anunció Rainbow-, los demás sois unos miedicas. Esperadme, no tardo nada.

Dicho y hecho, la chica abrió la puerta principal y salió al fresco aire nocturno, cerrando detrás de ella. El grupo decidió hablar de detalles que podían observar a simple vista de la casa, coincidiendo en que, pese a su antigüedad, se encontraba en buen estado. El problema era qué se iba a hacer con ella, dado que venderla parecía una falta de respeto, no era práctico trasladarse a ella desde Canterlot y abandonarla sin más tampoco era apropiado. Llevaban unos cinco minutos hablando cuando la aventurera volvió a aparecer, plano en ristre.

−Aquí está, aunque al abogado no lo encuentro por ninguna parte.
−¿Cómo?-saltó Fluttershy, asustada.
−No, tranquila. Es que he llegado a su coche y estaba abierto y con las luces dadas, con una nota en la guantera que decía que había salido un momento a buscar cobertura para el móvil. Y es cierto, esto está tan a tomar por...
−Rainbow...
−... saco, perdóneme la señorita finolis-siguió, mirando molesta a Rarity-que yo al menos no puedo llamar. ¿Os pasa lo mismo?

Todos sacaron sus teléfonos. Era cierto: ninguno daba señal telefónica ni de datos. Estaban aislados.

−Como ha dicho Rainbow, es normal. Estamos lejos de la ciudad y en el monte es común que se pierdan las señales telefónicas-comentó Twilight.
−Bueno, no pasa nada-señaló Applejack, encogiéndose de hombros-, simplemente miraremos por encima la casa a ver qué tal está y nos volveremos.

Se pusieron a estudiar el plano. La mansión constaba en su totalidad de una bodega de tres metros, planta baja de cinco, superior de cuatro y buhardilla de dos y medio, de abajo a arriba. En la que estaban ahora mismo, tomando como referencia la entrada principal, figuraba un pasillo a la izquierda que daba al comedor y este a un cuarto de baño y la cocina, la cual conectaba con una trampilla con la bodega y con un largo pasillo al lavadero, el cual conectaba con el hall a través de otro pasillo y una puerta que quedaba adyacente a la de la ruta al comedor. Por el lado derecho, un pasillo conectaba con otro más pequeño que, además de acceder a un cuarto de baño, torcía a la izquierda para llevar a un pequeño salón, el cual tenía una puerta que daba al patio. Adyacente a la puerta que conducía a toda esta ruta, al fondo del hall, había otra que daba a un cuarto que funcionaba como biblioteca y sala de trofeos. Como habían comprobado antes, se podía acceder tras la gran escalera que llevaba a la segunda planta a un pasillo en U que conectaba con el hall con dos oquedades a un metro bajo el nivel del suelo, y poseía tanto el cuadro de interruptores como un ascensor que ofrecía otro medio de acceso a la bodega.

La escalera del hall, totalmente enmoquetada, llegaba a un rellano pegado a la pared opuesta de la casa, decorada con enormes ventanales desde los que se veía el cielo nocturno. Después se bifurcaba a izquierda y derecha, girando una vez más para acabar conduciendo al ala este u oeste de la casa, según el camino tomado y dándole la apariencia de un ancla invertida vista desde arriba. El ala oeste alojaba un pasillo que, además de una escalera desplegable oculta en el techo que llevaba a la buhardilla, tenía acceso a varios cuartos de invitados, lo que explicaba los balcones y multitud de ventanas vistos desde fuera, un cuarto de baño para todos ellos y el dormitorio principal al final de esta estructura con su propio aseo independiente. El ala este tenía exactamente la misma estructura pero con otro cuarto de baño ocupando lo que en el ala oeste sería el dormitorio principal y el añadido de otra puerta adicional situada enfrente de la rama de la escalera principal que conducía a ella y que guardaba una suerte de almacén. Finalmente, la buhardilla coronaba la estructura del edificio, teniendo un tamaño gigantesco al ocupar toda la superficie del tejado. Como nota adicional, en una esquina del plano había un listado de las llaves necesarias para abrir las puertas.

−Ehm, esto... lamento interrumpir, pero tengo que ir al baño-sonó una voz repentinamente.
−¿En serio, Fluttershy? ¿Ahora?-dijo exasperada Rainbow.
−Venga, no seas así con ella, este sitio debe estarla asustando-comentó Lloyd, recibiendo una mirada de gratitud por su parte.
−No pasa nada, ya la compaño yo. No debería ir por aquí sola-señaló Rarity, yendo a agarrar el plano de las manos de Dash.
−Espera, vamos a hacer una cosa. No podemos usar los teléfonos para llamar, pero sacadle todos una foto al plano de tal manera que se vea entero. De esa forma, no nos atrasaremos y cada uno podrá consultar lo que quiera-apuntó Twilight.
−Buena idea, dulzura.

Todos procedieron a hacer lo propio, quedándose el grupo con la copia física y acompañando Rarity a Fluttershy por la puerta a la derecha de la entrada tras recibir la modista por parte de Applejack el manojo de llaves por si lo necesitaban. Esta daba a un pasillo alargado y ancho de suelo a cuadros blancos y negros cual tablero de ajedrez con un par de cómodas decoradas con retratos y jarrones, varias ventanas por las que podía verse la luz de la sanguinolenta luna (por lo que dedujeron que debía tratarse de la parte diestra del frontal de la casa que vieron desde el coche) y lo más siniestro de todo: un cuadro de unos cinco metros de largo y dos de alto que representaba a un montón de gatos de varias razas en un bodegón con sardinas.

−Tengo que reconocer que Goldie Delicious tenía un gusto... peculiar para la decoración.
−Vamos Rarity, si solo son gatitos...
−Sí, pero en fin. A ver, ahí delante hay una puerta... Vale, crucemos. Según el plano, el baño debería estar justo a la izquierda tras ella.

Se encontraron otro pasillo, esta vez más estrecho y decorado con papel pintado con motivos de flores que, debido al paso del tiempo, se había vuelto amarillento y en algunos sitios incluso se despegaba de la pared. Para desdicha de Fluttershy, si bien era cierto que el baño estaba donde decía el plano, debía de estar estropeado, pues hacía mucho tiempo que no funcionaba y la suciedad se había apoderado de todo el cuarto. Hasta el espejo lucía opaco, y el lavabo tenía un rodete amarronado, señalando la porquería del agua que habría caído tiempo atrás, ya que los grifos no funcionaban tampoco.

−¿¿Pero quién tiene el cuarto de baño en este estado tan... nauseabundo??-exclamó Rarity, profundamente asqueada y tapándose la nariz.
−Rarity, no quiero presionar, pero se me acaba el tiempo-señaló Fluttershy, que ya empezaba a cruzar las piernas.
−Vale, tranquila. A ver... Mira, al final de este pasillo se tuerce a la izquierda y hay un pequeño salón, estando a la derecha una puerta para salir al patio. Ahí hay una letrina.
−¿¿E-el patio??
−Entiendo que es muy poco femenino, pero es el cuarto de baño más cercano; tendríamos que volver y subir al segundo piso o cruzar el hall y el comedor aquí abajo. ¿Quieres que lo intentemos?
−No, mejor no, no aguanto más. Vamos.

Procedieron pues a avanzar por la estancia, la cual estaba iluminada aquí y allá por candelabros eléctricos que colgaban de las paredes, dándole un aire clásico y moderno al mismo tiempo. El saloncito era bastante apañado y tenía pinta de servir para tomar el té, dado que poseía varias sillas y sillones de terciopelo rojo acolchadas y una mesita de porcelana, además de un par de aparadores con mamparas que guardaban multitud de tazas de cerámica y una tetera achatada del mismo material. Por supuesto, toda la vajilla estaba decorada con gatos: persas, siameses, azul ruso, mane coon, atigrados... Gatos por todas partes. Sin embargo, un quejido de Fluttershy les recordó que no estaban ahí para ¿admirar? la decoración, así que localizaron la puerta al jardín, que se encontraba al lado de uno de los sillones, y tras consultar el mapa la abrieron con una llave que tenía grabada una fuente, bajando un par de escalones debido al desnivel.

Era un patio medianamente grande, y de suelo de baldosas blancas cuadradas. Se accedía a él a través de un camino flanqueado por altos rosales rojos que luego se abrían rodeando todo el espacio, y tenía un par de bancos a los lados, forma redonda inclinada hacia el centro donde se hallaba una vieja fuente decorativa de la que ya no manaba el agua y que estaba llena de hojas de pino, una rejilla rodeándola para recoger el agua de lluvia y una solitaria farola de hierro encendida en un rincón. Alumbraba lo que Fluttershy tanto ansiaba: una caseta de madera con un rudimentario retrete grabado en la puerta, seguramente reservada para el jardinero, y acoplada a un cuarto de mantenimiento.

−Ahí lo tienes, te espero.
−No, no hace falta, vuélvete con el resto.
−¿Estás segura? No quiero dejarte sola.
−Rarity, ya no soy una niña-protestó con un adorable mohín-, y además, es posible que tarde un rato.
−Oh... entiendo. Está bien, iré a decirles qué pasa y volveré en un rato. Cuídate, ¿eh?
−Oh, vamos, vale que este sitio es muy grande, pero este jardincito tiene su encanto. En unos minutos vuelvo, ya lo verás.

Con eso, se despidieron, yéndose Rarity de vuelta a la mansión y Fluttershy entrando apresurada en la letrina, cerrando la puerta deprisa. Quizá por eso ninguna de las dos vio un par de ojos amarillos asomando entre los rosales, tras la bruma roja que había aparecido fuera minutos ha y que empezaba a colarse en el jardín. Unas nubes oscuras empezaron a arremolinarse en la distancia.

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Como había prometido, la puerta se abrió pasados unos pocos minutos, saliendo de la letrina una Fluttershy mucho más aliviada. Al final, y sorprendentemente, el habitáculo estaba en buenas condiciones, por lo que pudo hacer lo suyo sin mayores problemas. Iba a dirigirse de vuelta a la casa cuando vio algo que la llamó la atención dentro de la fuente: un enorme gato negro mirándola con ojos como el ámbar.

−¡Oooooh, un gatito! ¡Hola, bonito!-exclamó la chica, corriendo a acariciarlo radiante.

El felino se dejó hacer, ronroneando de gusto. Mientras le acariciaba el mentón con un dedo, ella no pudo evitar preguntarse algo: sabían de Applejack y el abogado de la dueña de la casa que esta era muy aficionada a los gatos (cosa que no pararon de comprobar tras llegar), y de hecho esta tenía varios de estos animales a su cargo. ¿Qué iba a ser ahora de esos animalitos? En cuanto volviesen a Canterlot hablaría con la protectora con el fin de darles un hogar, los pobres no se podían quedar abandonados a su suerte. En esas estaba cuando otro gato, esta vez un persa blanco, se subió del suelo a la fuente, demandando atención. De tan enfrascada que estaba con el otro no debía haberle visto venir.

−Oh, mírate qué guapo, con todo ese pelo... Anda, ven. Minino, minino...-murmuró mientras le pasaba la mano por el lomo y la cola peluda, arqueándose el animal de puro placer.

Entonces se acordó: el grupo la estaba esperando, no podía entretenerse más. Tenía que irse, no quería preocuparles. Reluctantemente, dejó de acariciar a sus nuevos amigos y les dijo que se tenía que marchar, pero que volverían a verla. Sin embargo, al escuchar un ruido a su espalda, no pudo evitar girarse.

Gatos. Por todas partes. De entre los rosales, tras la farola y los bancos, sobre la letrina saltando al suelo, a sus pies... incluso tapando la puerta de vuelta a la mansión. Ahí había cuarenta de ellos, puede que más, y de multitud de razas. Todos mirándola fijamente, sin pestañear. Deberían haber llegado mientras estaba distraída con los de la fuente, eran animales muy silenciosos. No pudo evitar asustarse un poco ante tal escena.

−Oh. Vaya, sois muchísimos... Perdonad, tengo que irme, me esperan mis amigos, pero mañana mismo volveré y os daré comida, agua y un nuevo hogar, ¿vale? Uno calentito, con familia que os quiera.
−Miau...

Bajó la cabeza: maullando lastimeramente se hallaba un cachorro de no más allá de un mes, de color blanco como la nieve y ojos azules como el hielo. Estaba acostumbrada a tratar con animales, y reconocía el hambre en cuanto la oía. Y esta estaba muy presente en la voz de la pobre criatura.

−Pobrecito, ¿dónde está tu mamá?-comentó mientras se agachaba a acariciarlo.
−Miau...
−Lo siento, pequeñín, ojalá pudiera darte de comer, pero ahora mismo no llevo na... ¡Au!

El minino se había revuelto rápidamente, mordiéndola un dedo. Dada su juventud no había llegado siquiera a hacerle sangre, pero aun así se había asustado. Estaba pensando en alguna reprimenda cariñosa cuando, sin previo aviso, y aprovechando que estaba cerca del suelo, varios se le echaron encima, inmovilizándola. Forcejeó, pero entre que no era de complexión fuerte y lo bien coordinados que estaban todos, no se pudo levantar.

−¡D-dejadme ir! ¡He dicho que volveré mañana! ¿Qué queréis?-balbuceó, con el miedo presente en su voz.

Entonces, de entre la multitud que aún dominaba el lugar, se adelantó el primer gato, el negro de ojos amarillos que había estado acariciando en la fuente. Por la forma en la que todos se apartaban de su camino, tenía pinta de ser el alfa. Caminaba seguro, con aplomo y sin quitarle la vista de encima. Subió a su desplomada figura y se sentó sobre su pecho, mirándola fijamente a los ojos. Entonces se dio cuenta. Había visto esa mirada en documentales de naturaleza. La forma en que la examinaba de arriba a abajo, con unos ojos fríos, calculadores. Eran ojos de depredador analizando a su presa. Estaba guiando a su manada, y habían encontrado algo que rodear aprovechando su soledad. Algo que cazar.

Algo que comer.

−No... No, por favor...-rogó, empezando a llorar desconsoladamente.

El alfa se levantó y, como si hubiese emitido una señal con ello, los gatos que la retenían hicieron aún más fuerza, evitando del todo que se pudiese mover. El resto de animales, hambrientos tras estar su dueña tanto tiempo fuera, comenzaron a agazaparse, el instinto bombeando adrenalina por sus venas. Durante un momento no ocurrió nada. Entonces, avalancha.

−¡¡No!! ¡¡No, por favor, no!! ¡¡Ah!! ¡¡AH!! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!

Al mismo tiempo, se escuchó un trueno que junto a toda la legión que tenía encima enmudeció casi por completo sus gritos. No duraron mucho, al igual que sus pataleos, volviendo la noche rápidamente a un estado más calmado. Solo un ruido continuo y apagado, como el de alguien limpiando un pescado, rompía la quietud. Mientras, un creciente reguero escarlata avanzaba por el inclinado suelo, perdiéndose a través de la rejilla. Unos pocos gatos lamían de él, satisfechos, incluido el cachorro blanco, ahora lleno de salpicaduras de otro color.

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−Pedazo de trueno, ¿no?
−Tienes razón, Rainbow, parece que se acerca una tormenta. Ahora me arrepiento de haberla dejado ahí sola...
−No te preocupes, dulzura. Seguro que volverá en breve, y si no siempre puede ir alguien a buscarla. Mientras tanto, ¿qué hacemos?
−Se me ocurre-comentó Lloyd-que puedo ir a investigar el... a ver el mapa... comedor, está tras el pasillo que está al pasar esta puerta a la izquierda de la entrada principal. Está justo aquí al lado, al fin y al cabo.
−Te acompaño-dijo Sg, adelantándose.
−Yo también, necesito un poco de acción-dijo Rainbow, con las manos cruzadas detrás de la cabeza.
−Está bien. Volvemos enseguida, chicas.

Consultaron el mapa y cogieron la llave que tenía grabada un tenedor. Se adentraron por la puerta a la izquierda, descubriendo el pasillo que indicaba el mapa. Se parecía mucho a lo que les había contado Rarity del que había cruzado con Fluttershy camino al baño, poseyendo el mismo patrón de suelo y cómodas, aunque aquí no había ningún cuadro. Lo recorrieron sin mayor contratiempo, salvo un comentario puntual de Rainbow diciendo que entre la tormenta y la casa solo faltaba que se colase por la ventana frente a ellos un perro zombi, terminando frente a una puerta de doble hoja que reveló, tras abrirla, la enormidad del comedor. Una gran mesa rectangular con candelabros y sillas ocupaba el centro de la estancia, midiendo sus buenos diez metros de largo y dos de ancho. El suelo era de madera vieja que crujía al caminar, y una chimenea con dos hachas de batalla cruzadas encima gobernaba la estancia. En la pared de la derecha había una puerta oscilante que comprobaron que conducía a la cocina, y otra normal a la izquierda que llevaba al baño.

−Cada cosa que veo de esta casa me convence más y más de que esa señora no pintaba nada aquí sola-mencionó Lloyd, pasando su mano por el respaldo de una de las sillas.
−Ya te digo, imagina lo sola que se debía de sentir, rodeada de sus gatos en una mansión enorme en medio del monte... j*der, parece el argumento de una de miedo, ahora que lo digo así.
−Chicos-dijo Rainbow, entrando por la puerta lateral-, acabo de comprobar la cocina. Lo típico: nevera, fregadero, horno más viejo que la leche... Hasta tiene un arcón congelador y una encimera de metal donde preparar la carne, la vieja. Eso sí, no funcionaba nada hasta hace un rato por la falta de frío en la nevera y el arcón, dado que acabamos de dar la luz como quien dice.
−Pues mira, tengo un poco de hambre. Aprovecha ya que estás en la cocina y hazme un sandwich, Rainbow.
−A lo mejor te la corto y te hago un perrito caliente, Lloyd.

Sg se quedó tieso en el sitio, primero al no poder creer que su amigo se hubiese atrevido a hacer un comentario como ese a la propia Rainbow y luego por la agresiva respuesta de ella. Sin embargo, la tensión solo le duró un segundo, pues poco después ambos estallaron en carcajadas de confidencialidad.

−No, pero en serio, tío, ese está muy visto ya. No ha tenido ni gracia por ser malo.
−Pues anda que tú con lo de cortarla...-respondió él mientras chocaban un puño.

El desplazado de la conversación sonrió socarronamente. La verdad es que esos dos tenían una cosa muy fuertemente en común, y era lo que a él le gustaba llamar "cabronería". Por separado eran capaces de soltar verdaderas burradas y gastar bromas pesadas, pero unidos eran una fuerza terrorífica. Por supuesto, ninguno pretendía nunca herir los sentimientos de nadie, y si alguna vez se pasaban de la raya sin querer se disculpaban y prometían no volver a hacer lo que sea que hubiese causado el malentendido. Sea como fuere, el caso es que ambos compartían un vínculo por un tipo de humor y una mordacidad que nadie más del grupo tenía, o al menos no tan fuertemente.

Allí no tenían nada más que hacer, de modo que se encaminaron de vuelta al hall. Nadie vio cómo por un pequeño agujero en una de las ventanas se colaba un leve jirón de niebla carmesí, arremolinándose a los pies de Rainbow antes de disiparse.

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Nada más volver los que investigaban el comedor, Rarity afirmó no querer esperar más a Fluttershy. Tras una agitada y breve escena en la que Rainbow le espetó el haberla dejado sola (lo que le chocó a todo el mundo, dado que había sido la primera en quejarse de su repentina urgencia), la modista dijo no tener ganas de discutir y sentirse culpable, por lo que volvió a donde la había dejado, llave del patio en ristre. Pinkie, Lloyd y Twilight fueron mientras tanto a explorar el piso superior y la buhardilla, básicamente por tener algo que hacer y quitarse de la mente algo de preocupación.

Las escaleras al piso superior crujían con cada paso que Pinkie, Lloyd y Twilight daban, a pesar de la moqueta. La primera llevaba apagada en la mano la linterna que había traído, ya que era posible que la luz no funcionase en alguno de los cuartos al ser una casa tan vieja. Al llegar al piso superior, la pareja de novios fue por la izquierda, mientras que Twilight insistió en ir sola por la derecha, arguyendo que investigaría mejor sola y que estaría bien. Por ello, Pinkie consultó el mapa y le pasó la llave del almacén con un bote grabado, una de las dos copias de las de los cuartos de invitados con una cama representada y la linterna y le deseó suerte, saludando desde la barandilla todos a los que había del grupo abajo.

La chica de gafas y moño acababa de cruzar la puerta que daba al supuesto almacén indicado en el mapa, pero la luz no funcionaba. Por supuesto, pensó. O las coincidencias podían tener sentido del humor, o Pinkie había predicho el futuro. Bah, ridículo. Encendió la linterna sin dudar, pudiendo examinar el lugar con detalle. El cuarto, de unos diez metros de largo, cuatro de ancho y tres de alto tenía una mugrienta camilla en un rincón de la derecha, una báscula de pesas de cobre a su lado, un enorme y aparentemente pesado mueble de madera antiguo y comido por la carcoma con cajones en la parte baja y estantes en la superior repletos de recipientes etiquetados ocupando toda la pared izquierda y una estatua del caduceo de unos dos metros de alto colgada al fondo de la estancia a escasos centímetros del suelo. Todo esto, alumbrado junto con el polvo ambiental por su luz portátil, le daba al sitio una apariencia tétrica, pero se dijo a ella misma que no era de las que se amilanaban con supercherías.

−Esto es muy raro, nada de lo que hay aquí hace pensar que se trate de un almacén. A lo mejor si miro lo que hay en el mueble...

Los cajones guardaban correas de cuero desgastadas por el uso, sierras de mano oxidadas, enormes pinzas, martillos, clavos, jeringuillas de vidrio, sábanas, vendas... Esto, junto al hallazgo en los estantes de recipientes que contenían alcohol, yodo, nitrato de plata o ácido acetilsalicílico entre otros reactivos químicos comunes en el área de la salud, dejó a la chica reflexionando unos momentos, devanándose los sesos por intentar hallar una conexión.

−Camilla, báscula, la estatua de la pared, instrumental médico y quirúrgico antiguo... Un momento, teniendo en cuenta todo esto y la época de la que data la mansión... Podría ser que este fuera un lugar de paso para militares durante la Guerra de Secesión. Por aquel entonces, los combatientes de más alto rango tenían la costumbre de alojarse en casas particulares mientras estaban de paso, a diferencia de las tiendas o los hospitales de campaña donde paraban y se reponían los soldados rasos. ¡Claro, encaja! Quizá este cuarto fue habilitado para atender a generales, tenientes, coroneles y algún oficial más, donde se les trataba según los conocimientos de la época y se medía su recuperación. ¡Vaya, este sitio es realmente interesante! Aunque por aquí hay algo más, a ver...

Un examen más detallado de los estantes reveló más recipientes, fundamentalmente de vidrio clásico y esmerilado, con contenidos más extraños para ese lugar como ácido nítrico, sulfúrico o fluorhídrico. Perpleja, consultó el mapa en su móvil para intentar aclararse las ideas, momento de distracción en el que jirón de niebla carmesí se coló por debajo de la puerta hasta llegar a los pies de la estatua y desaparecer. Fue entonces cuando, al fijarse en una estancia en concreto de la planta baja, se le ocurrió algo.

−Espera... Creo que tengo algo. Esta mansión tiene un invernadero. Podría ser que, tras perder su utilidad este cuarto casi en su totalidad como enfermería tras la guerra, no se quisiese desmontar y se reutilizase tiempo después como almacén para reactivos destinados a fabricar compuestos químicos para las plantas: ácidos sulfúrico y nítrico para sulfatos y nitratos, además de otros que estoy viendo por aquí, todo para mejorar su crecimiento y combatir las plagas. Poco ortodoxo y alejado de donde se iban a utilizar, pero bueno... Guau, esta mansión tiene una historia fascinante detrás. ¡No puedo esperar a contárselo a los demás, y seguro que si vamos al invernadero encontramos un improvisado laboratorio donde se preparaba todo! Redomas, matraces, serpentines... ¡He descubierto un tesoro!-exclamó, maravillada y con los ojos brillándole.

Dominada por la emoción del momento, se le cayó la linterna, yendo a parar rodando justo al espacio entre el mueble y el suelo. Resoplando de fastidio, se puso a gatas y empezó a tantear en busca del aparato. Todo fue muy rápido: la efigie se soltó repentinamente de sus sujeciones y cayó hacia delante, golpeando el desgastado suelo de tablones con violencia debido a su ahora evidente peso. Las patas que sostenían el mueble, debilitadas durante décadas por la carcoma, cedieron finalmente debido al fuerte temblor, partiéndose y provocando que toda la pieza cayese hacia delante sobre la desprevenida chica, que ni siquiera tuvo tiempo de gritar más allá de medio segundo mientras decenas de kilos de madera, vidrio y diversos químicos corrosivos y tóxicos fuertemente concentrados se le venían encima.

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Pinkie y Lloyd vieron desaparecer a Twilight hacia el ala este, y continuaron en dirección opuesta por el pasillo de los cuartos de invitados, contando un total de cinco. Entraron en todos ellos, descubriendo así que estaban decorados de forma idéntica con cama, armario y mesilla de noche, así como al cuarto de baño, el cual se encontraba en buen estado debido seguramente al mayor uso que tendría en comparación con el del ala este de la planta baja. Mientras reprimían un gesto de asco y hastío al recordar los gritos y las quejas de Rarity de cuando les había estado contando su búsqueda para que Fluttershy se aliviase, accedieron al dormitorio principal utilizando una llave con una corona grabada en ella. Era bastante lujoso y clásico, tanto por la alfombra de gatos (qué si no, pensaron) exquisitamente tejida que ocupaba gran parte del suelo como por la cómoda con múltiples cajones y espejo de marco dorado, el robusto escritorio junto a la ventana con una máquina de escribir y un par de cintas de tinta encima y, sobre todo, la enorme cama de matrimonio de madera oscura con dosel. Pinkie se lanzó sobre ella, haciendo un ángel sobre las sábanas.

−¿Qué haces?-comentó Lloyd, entre risas.
−¡Esta cama es un sueño hecho realidad, parece de cuento! ¡Y encima es súper cómoda! ¡Pruébala Lloydi, pruébala!
−Ehm, no, gracias. Paso como que bastante de jugar en la cama de una muerta.
−Oh, vamos, no creo que le importe ya. De hecho, seguro que se uniría a nosotros si pudiese.
−Pinkie, no necesito en absoluto ahora mismo bromas de apariciones espectrales en una mansión de hace siglos perdida en el monte-respondió el, con un leve susto encima.
−Aguafiestas...

Procedieron a examinar los armarios. Como esperaban, Goldie Delicious cumplía con los estándares de "mujer anciana con ropa discreta, clásica y oscura", dominando las faldas grises y beis hasta la rodilla, las chaquetas de punto y los zapatos planos o de tacón bajo, con alguna nota aislada de color en forma de pañuelos de lunares de diferentes combinaciones cromáticas. El baño, sin embargo, era harina de otro costal: el suelo era de baldosas blancas y el lavabo y el bidé de mármol rosa, ambos con grifería dorada y el primero con un espejo con marco áureo ricamente labrado con motivos de flores y vaso y jabonera de latón. Pero la estrella del recinto era la bañera junto a la ventana, una obra de arte de tres metros de largo y casi uno de alto elaborada en porcelana blanca, con la misma grifería que el resto de artículos y apoyada sobre cuatro zarpas de león doradas. Un estante con champú, esponja y gel en la pared y una banqueta en el suelo completaban el conjunto.

−La madre de Zeus-murmuró Lloyd, boquiabierto.
−Me dan ganas de darme un baño y sentirme como una reina... ¡Uh, ya está! "Como tu reina, decreto que me permitas probar la bañera real y dormir a pierna suelta en la cama real"-ordenó con tono grave y cómico en la voz mientras le señalaba con la llave.
−Disculpe, Su Majestad, pero voy a tener que declinar esa orden-respondió el, divertido.
−Desobedecer a la reina conlleva un grave castigo, súbdito...
−¿Ah, sí? ¿Y cuál es?

Ella simplemente respondió esbozando una mueca pícara, pasándole los brazos por el cuello y besándole a continuación, con una curiosa mezcla de suavidad y firmeza. El la correspondió en todo momento, agarrándola con cariño de la espalda y la cabeza. El momento duró lo que para ambos fue una eternidad, y tras separarse, ella volvió a esbozar esa mueca socarrona.

−Con esto siempre recordarás que eres mío y de nadie más, mi querido súbdito.
−No se preocupe, mi reina. Eso no lo olvido.

Procedieron a salir de allí, no sin antes ella soltar un último comentario antes de adelantarse.

−¡Oh, y la próxima vez que desayunemos tú y yo en Sugarcube Corner invitas!-exclamó con una risita.

Él se quedó blanco, temiendo por la salud de su cartera. Una vez de vuelta en el pasillo volvieron a examinar el mapa, recordando que tenían que visitar la buhardilla. Escrutaron el techo hasta que lo vieron: un rectángulo destacado con un cordel colgando. Un tirón abrió unas escaleras de acceso por las que procedieron a subir, hallándose en el buscado recinto, y encendieron un interruptor a su derecha, iluminando el lugar bombillas colgadas del techo en diversos puntos. Era gigantesco, ocupando todo el tejado de lado a lado y pudiéndose ver las montañas y el lejano Canterlot por las ventanas. Por supuesto, estaba repleto de trastos, entre los que destacaban un maniquí femenino, una bicicleta antigua con la rueda delantera mucho mayor que la trasera, retratos tapados con pesadas y polvorientas lonas y mucho más. Sin embargo, algo hizo que Pinkie se adelantara, movida por la curiosidad. En un rincón, medio tapada por bultos de papel de estraza envueltos en cuerdas, había una caja redonda roja decorada con grabados negros de un palacio oriental en un lago sobre el que volaban garzas. Antes de que Lloyd le dijera nada, quitó la tapa, sacando de su interior un hermoso atuendo de seda que lucía antiguo y que estaba conformado por chaqueta de solapas hasta las rodillas y pantalones morados, ambos con extremidades anchas y con bordados amarillos situados al final de las mismas, así como las bordes de las solapas de la prenda superior. La chaqueta se abrochaba por tres ojales del lado izquierdo por los que se pasaba un cordel con botón desde el derecho, de color rojo. En el fondo de la caja había también dos artículos del mismo color que el traje: un gorro con forma de cuenco coronado por un montículo rojo y bola blanca y unos zapatos planos.

−¿Has visto esto? ¡Es precioso! ¿Puedo probármelo? ¿Puedo? ¿Puedo?
−Pinkie, esto no es tuyo...
−¡Porfaaaaaa! ¡Seguro que ni lo usaba, está impecable! ¡Además, ya lo he sacado!
−Pero es que...
−Además... ¿Seguro que no quieres ver cómo me queda?-comentó, guiñándole un ojo.

En ese momento, la mente de Lloyd empezó a trabajar duro. Pinkie adorable y guapísima normalmente. Añadir a la ecuación vestido de seda oriental. Calculando resultados... Error. Pantallazo azul. Colapso del sistema.

−Mevoyunmomentoaotroladoparaquepuedascambiartehastaahora.

Y así, andando como un autómata y acompañado de las risitas de su novia, se encaminó a la ventana más cercana y la abrió, desde la que se puso a contemplar el paisaje nocturno y respirar el fresco aire para darle algo de privacidad. La luna seguía enorme y roja, y por algún motivo no pudo evitar una sensación de inquietud. Por algo que hacer y por curiosidad, buscó el coche del abogado. Ah, ahí estaba. Se estaba preguntando qué estaría haciendo el susodicho cuando notó unos toques en el hombro, lo que casi le manda a través de la ventana del susto y le hizo girarse.

−¡¡Pinkie, por favor, no hagas e-!!

Delante de él estaba una auténtica belleza oriental. El gorro ocultaba en parte su pelo, pero precisamente por tal y como se lo había colocado parecía un místico monte del que brotase una fuente de algodón de azúcar. La chaqueta le caía con suavidad por el cuerpo, y había cruzado las manos por delante de la cintura, masajeándolas con cierto nerviosismo. Los pantalones, a pesar de ocultar sus piernas, dejaban asomar sus tobillos como si fueran un fino tesoro gracias al efecto del bordado, y los zapatos envolvían sus pies con delicadeza. La luz de la luna terminaba de engrandecer el conjunto, haciéndolo brillar con suavidad y dándole a Pinkie un misticismo y una hermosura con el que ni las diosas de todo Oriente podrían competir.

−¿Y bien? ¿Qué tal estoy?
−...
−¿Lloydi?
−Ehm... A ver cómo lo digo... Digamos que ahora querría y sería capaz de casarme contigo bajo los cerezos en flor en Japón-dijo él con el corazón desbocado pasándose la mano por la nuca, a lo que Pinkie no pudo evitar enrojecer mientras mostraba una tímida sonrisa.

Lloyd estuvo comentando un rato lo bien que le quedaba el conjunto, señalando la suavidad del tejido y cómo hacía juego con sus propios colores, a la vez que ella le hacía saber que era bastante cómodo. Mientras le sacaba una foto con el móvil, el chico pensó que era agradable tener un momento feliz y en definitiva bonito en unas circunstancias tan tristes y extrañas como las de esa noche, aunque no podía evitar pensar que esa ropa le sonaba de algo. Justo entonces escuchó un ruido fortísimo en el otro lado de la casa acompañado de otro múltiple más agudo, como si algo pesado y cargado de objetos frágiles se hubiese derrumbado.

−¿¿Qué ha sido eso??
−¡Ni idea, pero voy a ver ahora mismo!
−¡Espera, voy contigo!
−¿Pero tú has escuchado el ruido? ¡Podría ser grave! ¡Me voy adelantando, tú cámbiate y deja todo como estaba y vuelve al hall, no puedes aparecer delante de Applejack con algo de su pariente muerta!
−¡Está bien, está bien, ve!

Lloyd salió volando escaleras abajo, al tiempo que Pinkie se disponía a volverse a poner su conjunto. Sin embargo, por la misma ventana que Lloyd había abierto poco antes, empezó a colarse masivamente una siniestra niebla del color de la sangre, la cual no vio hasta que le llegó a los pies, empezando a acumularse en torno a ella. Una agonía tan intensa que hasta le robó la voz se apoderó del cuerpo de la chica durante unos instantes, tras lo que se desplomó en el suelo. Pudo alargar la mano hacia la escalera por donde él se había ido antes de cerrar los ojos.

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Sus apresuradas pisadas resonaban en el quejumbroso suelo. No acababa de ubicar la procedencia del ruido, pero creía que se había dado en algún punto del ala este de la casa. Preocupado por Twilight, se disponía a cruzar a ella cuando algo le obligó a bajar su vista al hall. Rarity estaba llorando a lágrima viva a su característico volumen, mientras discutía a gritos con Rainbow, que también lloraba sin parar, pero claramente dominaba por la furia. Applejack intentaba poner paz entre ellas, temblando y entrecortándosele la voz, mientras Sunset sollozaba contra sus manos al lado del trío, intentando ser consolada por Sg, también en llanto. Todos estaban acostumbrados a las llantinas exageradas de Rarity, pero esta vez era distinto. Había algo en el ambiente y en el tono de voz de todas que no le gustaba nada, por lo que bajó directamente.

−¿Qué ha pasado?-preguntó alarmado, descendiendo a toda prisa las escaleras.
−¡Lloyd, ha sido horrible, Fluttershy...!-empezó a decir Sg, pero Rainbow le interrumpió.
−¿¿Que qué ha pasado?? ¡Yo te diré lo que ha pasado! ¡¡Pasa que esta hija de p*ta HA MATADO A FLUTTERSHY!!
−¿Perdón?-preguntó él, con un hilo de voz.
−¡¡Rainbow, deja de ser así de desgraciada de una p*ta vez!! ¡Rarity está absolutamente destrozada, como todas nosotras! ¡¡Lo último que necesitamos son tus gilipolleces!!-le espetó Applejack, iracunda y empapada en lágrimas.

¿Fluttershy, muerta? No, eso no podía ser posible. Rainbow tenía que estar exagerando, a lo mejor le había pasado algo y había que llevarla al hospital pero con lo delicada que era la chica la cosa no pintaba bien del todo. ¿Y qué tenía que ver Rarity en todo esto? Entonces Sunset se adelantó con la modista, agarrándola suavemente por el hombro. Ninguna dejaba de llorar, pero era la siempre elegante muchacha la que peor lo estaba pasando, tirándose de los pelos mientras tartamudeaba incoherencias y el rímel corrido pintaba su rostro. Fue la novia de Sg la que habló, con una infinita tristeza dominando sus palabras y entrecortándose cada dos por tres.

−Lloyd... Como sabrás, mientras vosotros tres os ibais al piso de arriba Rarity fue a buscar a... F-Fluttershy al patio, donde la había dejado. Abrió la pu... la pu... la puerta, llamándola en voz alta, y al llegar a la fuente... la fue... Oh, Fluttershy...-gimió, rompiendo a llorar desconsoladamente y abrazándose con fuerza a Sg, que no paraba de gemir y temblar en medio de sus lágrimas.

Por su parte, Rarity sacó su móvil, temblando a unos niveles que convertían en un milagro el hecho de que no se le cayese, lo desbloqueó y pulsó unas pocas veces en la pantalla, mostrándoselo luego a Lloyd, sin dejar este de agitarse en su mano. Lo que vio le llenó de horror y asco a partes iguales, reprimiendo una arcada como podía y retrocediendo mientras empezaban a escocerle los ojos. La pobre apenas estaba reconocible, pudiendo saberse que era ella principalmente por el pelo y las pocas partes de la ropa que no estaban manchadas de...

Rarity se abrazó a él con fuerza, manchándole la ropa de maquillaje y lágrimas. No le importó. Correspondió el abrazo, temblando de espanto y pena mientras dos surcos bajaban desde sus ojos. ¿Qué demonios había ocurrido ahí fuera? No tuvo demasiado tiempo en lamentarse por la horrible pérdida, pues algo arrancó a la modista con violencia de su regazo.

−Ahora venimos-murmuró secamente Rainbow con voz casi demoníaca, casi arrastrando a la destrozada chica, perdiéndose en el pasillo camino al comedor.

Los demás fueron a seguirlas, pero creyeron que tenían que dejarles hablar en privado de lo que había ocurrido. En su lugar, lloraron la trágica e inexplicable muerte de una buena amiga.

(Continúa en el siguiente mensaje)
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Notapor LloydZelos » 01 Nov 2015, 01:18

(Continúa del anterior mensaje)


−¡¡TODO ESTO ES CULPA TUYA!!-bramó Rainbow, plantando una sonora bofetada en la blanca mejilla de Rarity.
−Rainbow... Yo no...-repuso ella, apenas audible.
−¡¡No me vengas con gilipolleces!! ¡Fuiste tú quien la acompañó! ¡Fuiste tú la que consintió que fuese ahí fuera con vete a saber qué que le hizo eso! ¡Fuiste tú la que la dejó sola! ¡¡ERA TU RESPONSABILIDAD, RARITY!!

Se apartó, respirando con dificultad y apoyándose en una de las sillas del comedor. Tardó unos segundos en hablar, y por supuesto seguía llorando, furiosa.

−Cuando éramos pequeñas, siempre estuve ahí para ella. Nos conocíamos desde la guardería, y enseguida nos hicimos grandes amigas. Ella ha sido delicada toda la vida, y tuve que protegerla de los abusones que iban a por ella por ser una presa fácil. A cambio, ella siempre tenía palabras amables y escuchaba todos mis problemas, mis bromas... Todo con una sonrisa en la cara. Sí, siempre pensé que exageraba mucho, pero la quería igualmente. Y hoy, que me ha molestado que quisiese ir al baño en un momento como este, la he dejado irse... A lo mejor, si hubiese ido con ella...

Rarity alzó la vista, con la cara aún ardiéndole. Le había dicho unas cosas horribles, pero ahora había pasado a culparse a ella misma con el mismo sentido: ninguno.

−Rainbow... No podías saber que iba a pasar esto. Ninguna podía. Ha sido un acc-
−¡¡NO TE ATREVAS A DECIR QUE HA SIDO UN ACCIDENTE!! ¡Las dos hemos visto la misma foto! ¿¿Qué demonios ocurre en esta casa??
−¡NO LO SÉ, RAINBOW! ¡Y deja de comportarte así! ¡Tus gritos y acusaciones no están ayudando a nadie a reducir su dolor!
−¿¿Cómo quieres que me comporte?? ¡Fluttershy ha MUERTO!
−¡¡LO SÉ, HE VISTO LO QUE QUEDA DE ELLA!! ¡TÚ NO SABES LO QUE ES IR A BUSCARLA Y ENCONTRARSE CON ALGO TAN DANTESCO! ¡SER LA QUE LA DESCUBRE, LA QUE SE DESMAYA DE TERROR, LA QUE LE SACA UNA FOTO PARA QUE SUS AMIGAS PUEDAN CREERLA SIN TENER QUE LLEVARLAS A VER ESE HORROR EN DIRECTO! ¿Crees que estás mal? ¿¿CÓMO CREES QUE ESTOY YO, RAINBOW??

Con estas palabras, se encaminó decidida a volver al hall. Había que irse de ese lugar infernal ya, y llamar a la policía en cuanto tuviesen cobertura. Sin embargo, Rainbow se plantó delante de la puerta.

−Déjame pasar.
−¿A dónde crees que vas?
−Nos están esperando, y tenemos que marcharnos de aquí.
−Tú no vas a ninguna parte. No hasta que escuches todo lo que tengo que decir.
−Déjame en paz-repuso la modista, entrando en la cocina para volver al hall a través del lavadero.
−¡¡No se te ocurra darme la espalda!!-demandó la otra chica, siguiéndola y cogiéndola con fuerza del brazo antes de que pudiese salir de la cocina.
−¡Suéltame, Rainbow! ¡Me estás haciendo daño!
−¿Ah, sí? ¿Cuánto daño crees que se le ha hecho a Fluttershy antes de dejarla así?

Rarity calló, cansada y confusa. Hasta le pareció que los ojos de Rainbow lucían ahora totalmente rojos, en vez de su característico magenta.

−Sí, es probable que si hubiese ido con ella no hubiese pasado esto, y eso es algo que no me voy a perdonar nunca. No, no me vengas con que no tengo la culpa y blablabla: yo habría podido protegerla mejor que tú.
−Rainbow, estás rota por el dolor. Para antes de que digas algo que puedas lam-
−¡Es la verdad, Rarity! Siempre que te pones a lloriquear, o es por una idiotez o estás exagerando algo. Coses vestiditos mientras yo entreno sin parar. Huyes de cualquier pelea, diciendo que "no es de señoritas". j*der, eres tan asquerosamente pija e idiota que cuando volviste sin ella te tiraste casi todo tu relato contando el asco que daba el baño que os encontrasteis. Me tienes harta. Mira, tienes razón: no es tu culpa por haberla dejado sola, es que desde que se fue contigo estaba condenada. Tú la has matado sin hacer nada, solo con tu forma de ser, Rarity. ¡Eres una ase-

Esta vez fue ella quien se llevó el guantazo, trastabillando hacia atrás y apoyándose sobre la larga mesa metálica, palpando algo en el proceso y agarrándolo con firmeza por reflejo.

−No vuelvas a llamarme eso JAMÁS, Rainbow. Ni a meterte con mis gustos y forma de ser por algo que no se ha podido evitar porque NO SE SABÍA QUE IBA A OCURRIR. A nadie en su sano juicio se le habría ocurrido pensar que pudiese pasar lo de esta noche. Madura, estás haciendo aún peor esta trage-

Su interlocutora no pudo soportarlo más y, movida quizá por la furia, quizá por algo más, blandió en un amplio arco certero lo que tenía en la mano. La otrora blanca pared detrás de Rarity se tiñó de un nuevo color con una amplia línea, mientras la susodicha caía al suelo, pataleando y agarrándose el cuello, cada vez más débil. Por su parte, Rainbow la observó con ojos totalmente escarlata y carentes de toda emoción. Miró en dirección a su mano: una hachuela de cocina. A continuación echó un vistazo detrás suya: se había apoyado en la mesa de preparar la carne. Vio el espectáculo que se estaba formando a sus pies, se encogió de hombros, y se puso al trabajo.

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−Se han ido hace mucho rato...-murmuró Sunset, preocupada, mirando a Applejack que se hallaba sentada en las escaleras, meditabunda con el sombrero entre las manos.
−Sí, y Pinkie tenía que haber bajado ya. La he dejado cambiándose de ropa, no es normal que tarde tanto... Y luego está ese ruido que-
−¡Espera, espera, espera! ¿Cómo que cambiándose de ropa?-interrumpió Sunset, con los ojos como platos y notando calor en las mejillas.
−¿Lloyd? ¿¿Pero qué has hecho, tío??-repuso Sg, igual de sorprendido que ella.
−¡No, no, no, no, no! ¡No es eso!-corrió a aclarar Lloyd, enrojeciendo levemente mientras agitaba los brazos delante de la cara-. ¡Es una larga historia!

El chico le contó a ella y Sg en voz baja y de forma resumida lo que habían encontrado en su búsqueda con objetivo de que no le oyese Applejack, además de hablarle del extraño ruido del que se había olvidado hasta ahora por la terrible noticia.

−Comprendo. Vamos a hacer una cosa: como tú te llevas bien con Rainbow, Lloyd, ve a buscarla a ella y a Rarity. Yo me iré a ver por qué tarda tanto Pinkie, y Sg comprobará lo del ruido. Applejack se quedará aquí para esperar al abogado, que también debería estar al caer...
−¿No será peligroso separarnos así?
−No hay otra alternativa si queremos ser eficientes. Además, me has contado que todas las habitaciones estaban cerradas con llave, y el dormitorio está demasiado alto como para que nadie entre. Por no hablar de que quien sea que quiera acceder arriba debe pasar antes por Applejack. No te ofendas.
−Tranquila, tienes razón. es mejor acabar con todo esto cuando antes y avisar a la policía para que atrape al que sea que le haya hecho eso a Fluttershy-respondió, levantándose y limpiándose la cara lo mejor que pudo.

Tras eso, cada uno se fue por su lado, no sin antes desearse suerte y recomendar tener cuidado y Sg darle un beso a su novia como aditivo. La chica se encaminó al segundo piso, encontrando en el pasillo del ala oeste la escalera al techo todavía desplegada, lo que indicaba que Pinkie aún no había bajado por ahí o se le había olvidado volverla a poner en su sitio. Así pues, accedió a la buhardilla, encontrándose el revoltijo de trastos que Lloyd le había descrito. Verdaderamente había de todo, pero no era tiempo de ponerse a curiosear. Además, las sombras del lugar, junto con la desgracia de hace un rato, le daban escalofríos y le hacían imaginarse cosas.

−¿Pinkie?

Sin respuesta. Tras unos minutos de pesquisa obtuvo resultados, aunque no los que esperaba: la ropa de calle de la chica estaba doblada en un rincón, donde ella la había dejado, y al lado la caja que había contenido el traje que se había probado se hallaba vacía. Cerca de ese punto encontró la ventana abierta por la que él había estado mirando afuera, pero no encontró signos de que Pinkie hubiese bajado por ahí, ni que nadie más hubiese subido. Estaba cerrándola cuando vio algo que le llamó la atención.

El abogado estaba corriendo delante de la casa, claramente huyendo de algo. Fue a gritar que qué sucedía, pero no le dio tiempo: una jauría de animales pequeños indistinguibles a esa distancia en la oscuridad alcanzó al hombre, tirándolo al suelo y haciendo que empezase a gritar de dolor, suplicando por su vida. La chica, blanca, recordó la foto de Fluttershy, y ató cabos.

−No... ¡Tengo que avisar a los otros inmediatamente! ¡Pinkie, ¿dónde estás?!
−Justo detrás de ti, tontita...

Notó cómo una mano con una fuerza increíble, cuya dueña era la misma que hablaba con un tono de voz cargado de malicia, le tapaba la boca, impidiéndole hablar y respirar, al mismo tiempo que con su brazo libre le inmovilizaba los suyos a la cintura. Intentó liberarse mientras era arrastrada a través del cuarto al tiempo que emitía gritos ahogados, pero fue inútil, era una tenaza de hierro. Acabaron detrás de un enorme cuadro de dos metros apoyado contra la pared y tapado con una lona, donde Sunset seguía pataleando con sus piernas vistas desde fuera, cada vez más débil. Sus esfuerzos se multiplicaron repentinamente al tiempo que sus sofocados gritos crecían en intensidad, como si le hubiera dado un ataque incontrolable, y ambos fueron cesando poco a poco hasta detenerse por completo.

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−¿Rainbow? ¿Rarity? ¿Dónde estáis?

Lloyd empezaba a preocuparse. Estaban sucediendo muchas cosas extrañas esa noche: primero el ambiente de la propia casa, luego la desaparición del abogado, la muerte de Fluttershy, Pinkie no volvía de la buhardilla, ahora estas dos vete a saber dónde... Quería salir de ese maldito lugar ya. Pero para ello tenía que encontrarlas, y en el comedor no estaban. El baño del mismo parecía estar cerrado y nadie daba respuesta desde el interior, por lo que entró a la cocina. No parecía haber nada fuera de lo normal, aunque el fregadero daba visos de haber estado usándose recientemente y la encimera metálica tenía encima una hachuela de cocina, ambas cuidadosamente limpiadas. Iba a pasar de largo cuando se dio cuenta de algo: una nota pegada en el arcón congelador. Con la salvedad de que estaba escrita en un pedazo de tela de blusa celeste arrancado... y en un color que le disparó todas las alarmas. No atreviéndose a tocarla, la leyó a distancia:

Lloyd, si te pasas por aquí, al final sí que podrás comerte ese sandwich si quieres. Tienes carne blanca aquí que dicen que es más sana, mira si hay pan en algún armario. Oh, y no abras el congelador de la nevera, lo de dentro no se puede aprovechar. Un saludo,

Rainbow


A pesar de que algo dentro de su cerebro le gritó cada vez más fuerte que no lo hiciera, se acercó a la nevera y alargó una mano temblorosa hacia el congelador, abriéndolo tras unos segundos de duda y respiración fuerte. Reposando en el suelo del receptáculo, la cabeza de Rarity le devolvió la mirada sin ver, su boca permanentemente congelada en una expresión de puro terror. Lloyd cerró de golpe la portezuela, apoyándose de espaldas contra ella como si temiese que su contenido fuese a salir disparado, mientras hiperventilaba como nunca y notaba su estómago revolverse como un alma condenada. Entonces recordó la nota.

El arcón. Carne blanca.

Mientras negaba para si mismo en voz baja, acudió al electrodoméstico maldito, posando sus manos sobre la tapa. No quería hacerlo. No después de lo de hace un momento y estando seguro de lo que se iba a encontrar. Pero tras una batalla interna, ganaron el ansia de comprender lo incomprensible y una curiosidad horrenda, y miró en su interior. Lo que vio le hizo cerrar inmediatamente el arcón, correr al cubo de basura y emitir fuertes sonidos mientras llenaba el recipiente con los contenidos de su demacrado estómago. Sin embargo, no tuvo tiempo de hacerse preguntas, gritar ni llorar. Un fuerte sonido, como de algo pesado impactando contra una superficie, vino del salón. Temblando de miedo, se atrevió a abrir la puerta al cuarto una rendija y mirar. Lo que vio le llenó de terror: Rainbow se acercaba a la cocina arrastrando un hacha que ahora faltaba de la parte superior de la chimenea, produciendo un apagado murmullo sobre la madera cual presagio de muerte. Estaba cubierta en ropa y cara de salpicaduras rojas, y con la locura grabada en sus facciones.

La adrenalina y el miedo sustituyeron a todo el contenido de sus venas. Tenía que salir de ahí, y rápido. Daba igual intentar disimular su presencia, ella sabía que estaba ahí. Seguramente estuviese dentro del baño cuando no se abría, de hecho. Frenéticamente, miró a su alrededor: no tenía muchas opciones. Podía intentar llegar al hall a través del lavadero, pero no tenía su llave y no quería arriesgarse a quedarse encerrado en la cocina o el pasillo previo a él. Por otra parte, desde la bodega podía acceder al ascensor, pero cabía la posibilidad de que este no funcionase. Finalmente, abrió la trampilla y bajó como una bala a la oscuridad, cerrándola justo antes de que la chica irrumpiese en la cocina.

La negrura era absoluta, y buscó a tientas un interruptor en la pared más cercana nada más estar en el suelo. La suerte le sonrió, iluminando el lugar con varias bombillas colgadas del techo en lugares estratégicos, y apretó el paso. La estancia tenía múltiples estanterías que guardaban botellas de vino, grandes quesos y víveres que no necesitaban frío, formando un total de tres pasillos de dos zancadas de ancho cada uno. Parecía pues que este lugar también hacía las veces de despensa, dado el aroma que en otras ocasiones le habría incitado a examinar los alimentos expuestos. Pero ahora no era momento, pues podía oír a Rainbow bajar las escaleras lentamente, el hacha golpeando cada escalón mientras la arrastraba.

−Lloooooyyyyd...-canturreó ella, infundiendo aún más miedo en su organismo y obligándole a esconderse entre dos estanterías.

Intentando rastrearla por el sonido, comenzó a esquivarla con cuidado, agachándose e incluso a gatas, mientras buscaba la salida.

−Toc toc, Lloyd. Toc toc-dijo, aún arrastrando su arma, mientras golpeaba con los nudillos las estanterías al tiempo que caminaba sin prisa.

El miedo crecía sin parar, impidiéndole pensar con claridad. Le estaba costando horrores moverse sin que se le viera, no gritar y respirar sin hacer mucho ruido. ¿Dónde estaba la salida?

−¿Lloyd? Sal, ratita, quiero verte la colita...

Empezaba a pensar que esto no había sido una buena idea. Sin embargo, este sitio seguramente era mucho más amplio y lleno de escondrijos que el lavadero, haciendo más plausible su supervivencia. Tampoco era un excesivo consuelo.

−Llooooyyyd...-dijo poniendo más musicalidad en su voz, acercándose cada vez más, y empezando a silbar como quien llama a un animal.

Si no le mataba ella, lo iba a hacer un infarto, de eso estaba seguro. ¿¿Dónde cojones estaba la p*ta salida?? Entonces es cuando se abrieron los cielos, pudiendo vislumbrar un arco en la pared izquierda y la bendita reja. Sin embargo, había un problema: Rainbow estaba justo en el pasillo entre la pared y las primeras estanterías de ese lado, haciendo imposible que no le viera. Pero tenía que ir ahí, ya. Reuniendo todo el valor y el aire del que fue capaz, se levantó y corrió como una exhalación a su destino. Ella, al darse cuenta, levantó el hacha y corrió tras él, bramando como una criatura del infierno y MUCHO más rápido que él. Estaba a punto de alcanzarlo, era imposible que le diese tiempo entrar, cerrar la verja y subir. Se fijó entonces en algo que había al pie del arco: unas cajas de botellas vacías. Las agarró como el cavernícola que enarbola una gran piedra, y se las lanzó cuando casi la tenía encima. Funcionó: el golpe, si bien no fue muy fuerte, fue suficiente para hacerla tropezar y dejar caer su arma. Aprovechó para volar a la reja, abrirla, entrar, cerrar con fuerza y pulsar el botón de la planta baja en el panel. El sonido del motor eléctrico debajo suyo le supo a gloria, sabiéndose a salvo. Pero, cuando empezaba a subir, ella apareció de nuevo, chillando como una loca y aporreando la verja con el hacha, sin resultado. Alargó una mano a través, pero él se echó al fondo del receptáculo, con el corazón en la boca y evitando su agarre. La chica cambió de táctica, abriendo con furia la reja, pero el ascensor ya había subido demasiado como para alcanzar a su víctima. Rugió, furiosa, y desapareció en dirección a la bodega.

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Sg subió las escaleras en dirección al ala este, temeroso. Ya de por si no le hacía mucha gracia la oscuridad, por lo que estar en una mansión siniestra en las montañas y descubrir que una amiga suya acababa de morir de forma espantosa no le tranquilizaba lo más mínimo. Además, algo le decía que las cosas iban a ir a peor, mucho peor. Esperaba que a Sunset le fuese bien sola... Decidió inspeccionar la primera puerta, la que según el plano era el almacén. Para su desgracia, al abrir la puerta vio que le había tocado premio: un enorme mueble yacía caído en el suelo, y el suelo estaba manchado a su alrededor de un color extraño, además de tener un aspecto enfermizo en algunos puntos. Lo peor no era eso, ni siquiera la sucia camilla a su derecha, digna de un psiquiátrico abandonado. El mueble no estaba totalmente caído en el suelo, había un bulto debajo. Y Sg tenía un horrible presagio de quién podía ser.

−Por favor, dime que no...-susurró, arrodillándose para intentar ver debajo del estropicio.

Nada, la habitación estaba a oscuras y no llegaba suficiente luz de fuera como para alumbrar algo debajo de un mueble. Vio la linterna de Pinkie donde antes habría estado la pieza de pie. Seguramente se habría caído debajo, pero no podía llegar hasta ella. No sin pisar sobre el accidente, y tampoco podía levantar él solo ese mostrenco, como bien comprobó tras unos instantes de esfuerzo. Finalmente, decidió algo. Activó el flash de su móvil, se agachó un poco para enfocarlo en el hueco entre el mueble y el suelo, e hizo una foto sin mirar. Tardó en orientar la pantalla hacia sí, pero tenía que hacerlo. Y, por supuesto se arrepintió en cuanto lo hizo, vomitando de inmediato en el suelo al ver el horror que había captado, empeorado de manera atroz gracias a la luz de la cámara. Al igual que había pasado con Fluttershy, pero por otros motivos distintos, era casi imposible reconocer en... eso a la chica que hasta hace muy poco tiempo estaba compartiendo bromas, discusiones y momentos con ellos. Ya no podrían hacerlo nunca más. Empezó a llorar de nuevo en esa fatídica noche, movido por la repulsa y la pena. No se merecía haber terminado así.

Un ruido mecánico, aparentemente el del ascensor, junto con los gritos de Lloyd, le hizo volver en si. Prometió a la chica caída que volvería con gente para sacarla de ahí, aunque ella ya no pudiera oírle, y corrió al hall.

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Applejack se hallaba sentada en las escaleras que llevaban a la segunda planta. ¿Cómo había podido terminar todo así? Primero perdía a alguien que al fin y al cabo era una Apple, luego nadie de su familia podía acompañarla a algo tan triste como revisar la herencia, esta resultaba ser algo que ni quería ni podía aprovechar... Y ahora Fluttershy estaba muerta, Pinkie y Twilight desaparecidas, Rarity en la mayor crisis nerviosa de su vida y Rainbow totalmente fuera de sí, por no hablar de que el abogado aún no se había unido al grupo. Deseaba que nada de esto hubiese pasado nunca. Furiosa, tiró el sombrero al suelo, empezando a llorar por enésima vez en esa noche, esta vez contra sus manos.

El ruido del ascensor la sobresaltó, haciéndole recoger el sombrero y poniéndose en posición de guardia. Se tranquilizó un poco al ver que se trataba de Lloyd, pero esa sensación se fue de inmediato al ver cómo corría y la cara de terror que tenía grabada a fuego y martillo.

−¡Applejack! ¡¡Tenemos que irnos YA!!-exclamó, jadeando y parándose a su lado.
−¿Qué ocurre, dulzura?
−¡Eso, ¿qué ocurre?!-dijo Sg, bajando corriendo las escaleras.
−¡Se trata de Rainbow, se ha vuelto completamente loca! ¡Ha matado a Rarity y viene hacia aquí con una p*ta hacha!-relató, fuera de si y con los ojos desencajados.
−¿¿Que ha matado a Rarity??
−Espera, Sg. Lloyd, eso no puede ser. ¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Rainbow puede ser muchas cosas, pero no es una asesina. Seguramente te esté gastando una broma o algo.
−Applejack-contestó el aludido, acercándose furioso a ella-, tú no has visto lo que yo. No sabes lo que ha hecho en la cocina. A ti no te ha perseguido con una cara de p*ta zumbada queriéndote partir en dos. No tienes ni zorra idea de lo que he pasado en los últimos minutos. ¡Así que me vas a hacer un favor, y nos vamos a ir de aquí aunque sea a la mierda antes de que...!

Unas pisadas aceleradas que sonaban cada vez más cerca provenían del pasillo que conducía al comedor. Blanco, el chico corrió a abrir la puerta principal, pero descubrió con horror que estaba atrancada. Buscando rápidamente con la mirada, cogió a Sg y Applejack y prácticamente los arrastró a la sala de trofeos y biblioteca. Haciéndole rápidas indicaciones a Applejack mirando el mapa, logró que la chica le hiciese caso y abriese la puerta con una llave que tenía grabadas una espada y una pluma cruzadas. Y justo a tiempo, porque en ese momento apareció en el hall Rainbow, hacha en mano y con toda la furia del infierno en su cara. Helados, los tres amigos se metieron a toda prisa en el cuarto y cerraron la puerta con pestillo. Durante unos segundos, no hubo nada. Entonces, el picaporte giró brevemente, sin ceder debido al cierre, y sonaron en la puerta unos suaves toques.

−¿Chicos? Venga, abridme. Soy yo, vuestra leal y jocosa Rainbow-canturreó, con la voz cargada de locura.
−¿R-Rainbow?
−¿Eres tú, Applejack? Abre la puerta, venga. Solo quiero jugar un poco. Tengo energía de sobra para jugar con todos vosotros, por eso no os preocupéis-dijo, en un tono que pretendía ser amistoso pero que supuraba veneno.
−Rainbow... ¿Es cierto lo que nos ha contado Lloyd? ¿Lo de Rarity? ¿Que la has...*glup* matado?
−¡Jooooooo! ¡No es justo, Lloyd! ¡Has arruinado la sorpresa! ¡Ahora tendré que matarte a ti el primero! Bueno, lo iba a hacer igualmente, pero...
−No pienso abrirte la puerta-contestó la rubia, con firmeza teñida de miedo.

Se hizo el silencio. Por un momento, respiraron aliviados... hasta que toda la puerta se sacudió con violencia debido a un impacto seco. Y luego otro. Y otro. Y otro. Empezaron a gritar de miedo.

−¿Chicos? ¡Voy a entraaaaaaar!-canturreó Rainbow con una mezcla aberrante de simpatía y malevolencia, su voz alejándose y acercándose con cada golpe, por lo que supusieron que estaba intentando echarla abajo a placajes.

El trío, temiendo por su vida, empezó a buscar en el cuarto frenéticamente. Una gran estantería de cuatro metros repleta de libros con una escalerilla desplegable junto a ella ocupaba toda la pared izquierda, mientras que en la derecha había un sofá de terciopelo rojo con dos cojines, una antigua escopeta de caza apoyada en dos ganchos en la pared y una pequeña mesita frente al mueble destinado a ofrecer asiento. Las dos paredes restantes estaban ocupadas completamente por cabezas de animales disecados como ciervo, antílope, ñu o incluso rinoceronte. Además de lo siniestro del cuarto, descubrieron enseguida una terrible verdad: no había ventanas ni lugar en el que esconderse. Estaban atrapados ahí dentro, y los golpes no cesaban.

−¡Genial idea, Lloyd! ¡Meternos en un cuarto cerrado para que pueda acabar con nosotros más fácilmente!-le espetó Applejack.
−¡Perdona, pero si no hubiese sido por mi nos habría pillado en el hall, aún discutiendo! ¿Y qué querías que hiciera? ¡La puerta principal no abre, hacia el comedor o la lavandería nos íbamos a encontrar con ella, hacia el salón del té o el jardín nos podríamos haber encontrado con lo que sea que acabase con Fluttershy, y ya te digo yo que al menos en el ala oeste del piso superior no hay por donde salir a menos que te quieras partir una pierna saltando por una ventana! ¡¡E intenta pensar con claridad cuando te persigue alguien con una jodida hacha de combate!!
−En el ala este de arriba tampoco... Twilight está muerta allí...-murmuró Sg.

Sus dos amigos dejaron de discutir y le miraron, horrorizados.

−¿Disculpa...?-susurró Applejack, las lágrimas anegando sus ojos una vez más.
−La encontré en el almacén... Le había caído una estantería enorme encima, e imagino que algo más, porque su cara... Su cara...-dijo, llevándose las manos a la suya.
−¿Le has hecho una foto?
−Sí, pero créeme, no quieres verla.
−Sg, tres amigas mías han muerto esta noche, dos más no aparecen, estamos aquí encerrados, y puede que no vuelva a ver a mi familia. Como mínimo tengo el derecho de saber qué le ha ocurrido a Twilight. Y a Rarity también, por cierto-comentó, mirando a Lloyd de soslayo.
−Como tú quieras, pero te lo he advertido-contestó Sg, temeroso y temblando mientras toqueteaba la pantalla.
−En cuanto a Rarity, no tengo foto, pero te lo resumiré: cocina, arcón congelador, nevera-dijo Lloyd, haciendo movimientos con el canto de la mano de arriba a abajo, lo que encogió las pupilas de la chica al máximo y detuvo brevemente a Sg, quien mostró una expresión parecida.
-No. No puede ser cierto. Eso no ha podido ocurrir...
−¡Me cago en la p*ta, Applejack! ¡Como salgamos de aquí, te juro que te llevo allí y te meto la p*ta cabeza dentro del p*to arcón si hace falta para que veas el p*to jodido infierno que he visto yo!
−Chicos, lamento interrumpir, pero... Applejack, aqui tienes.

Le mostró su móvil, desviando la mirada por el horror. La chica solo pudo aguantar un segundo ante la escena retratada en la pantalla antes de doblarse y vomitar profusamente en el suelo, asqueada. Justo después, fue a la pared de enfrente y empezó a aporrearla a puñetazos.

−¡Me... cago... en... esta... p*ta... mierda... de... casa!-bramó, acompañando cada palabra con un golpe, hasta que sintió cómo dos pares de brazos la cogían por detrás y la apartaban de ella, haciendo que se agitase como un poseído hasta que poco después cayó de pie al suelo el marco con la cabeza de rinoceronte, quedando apoyado contra la pared.
−Eso casi te cae encima, Applejack-murmuró Sg.
−¿Qué... qué ha...?
−Con cada golpe que dabas vimos que se movían los trofeos, deben de llevar tanto tiempo aquí que las sujeciones estarán flojas. Madera podrida, carcoma... A saber-comentó Lloyd, fijándose de repente en que todo estaba demasiado silencioso-. Un momento, ¿oís eso?
−No oigo nada-contestó la chica.
−Ese es el problema: Rainbow ha parado. ¿Se habrá ido?

Con cautela, se aproximaron a la puerta, intentando hacer el menor ruido posible. Estaban a punto de pegar la oreja para oír mejor cuando volvió a sacudirse, pero esta vez con un sonido distinto. Más corto, más agudo... como de algo clavándose. La sangre desapareció de sus caras: el hacha. Estaba usando el hacha.

−Va a entrar-balbuceó Lloyd.
−¿En serio? ¡No me jodas, Capitán Obvio!-le respondió Sg, furioso.

Por su parte, Applejack echó un último vistazo frenético a la sala, y su mirada se detuvo en un punto. Caminó al sofá, subiéndose de pie en él y descolgando la escopeta de la pared, viendo al examinarla que estaba en buen estado, sus dos cañones limpios y decorada en la culata con grabados plateados de rosales con espinas. Después acudió a la estantería, donde estuvo revolviendo en los cajones hasta sacar algo de uno de ellos: una cajita verde de cartón atada con cuerda, que abrió y de donde extrajo dos cartuchos.

−¿Applejack?
−Chicos-dijo ella, volviendo a su lado mientras abría y cargaba el arma-, no sé vosotros, pero no pienso morir aquí. En cuanto se abra la puerta, saldréis a toda velocidad a buscar a Pinkie y Sunset mientras os gano algo de tiempo.
−¡¡Pero Rainbow...!!
−Sg, escucha-dijo, cerrando de golpe la escopeta-. Escuchadme los dos. Vamos a salir de aquí los cinco, seis si por algún milagro consigo hacer algo con Rainbow. Encontraremos al abogado, volveremos a la ciudad en su coche con o sin él o incluso a pie si hace falta. Recuperaremos los cuerpos de nuestras amigas, les daremos un digno entierro con su familia y amigos... Y yo misma volveré y quemaré hasta los cimientos este lugar infernal. Es MI casa, así que puedo hacerlo y lo haré porque me da la gana. ¿Está claro?

Querían discutir con ella, exponerle dudas, gritar, llorar ante la posibilidad de que hubiera más víctimas. Pero no había tiempo, la puerta empezaba a agrietarse. Así pues, se dieron un último abrazo grupal, diciéndoselo todo en silencio, y encararon su destino, la chica apuntando con el arma a la puerta. Momentos después, terminó de abrirse un hueco en el centro que dejó ver el filo del hacha provocándoles un grito, la cual se retiró para agrandar el agujero con unos golpes más, dejando paso a la desquiciada cara de la deportista, con varios pelos fuera de su sitio, sonrisa dentada y entreabierta de oreja a oreja y unos ojos encendidos cual brasas.

−¡Aquí está Dashie!-dijo ella, tras lo que metió el brazo por el hueco y tanteó hasta encontrar el pestillo, desbloqueando la puerta y abriéndola, mostrándose en una postura casual y con el hacha al hombro.
−Rainbow, solo lo voy a decir una vez: deja que se vayan, quiero hablar contigo. A solas-remarcó la pecosa, apuntándole a la cara.
−Como quieras. Vamos, pequeñines: id a ejercitar las piernas un poco. Ya os pillaré más tarde.

Lloyd y Sg echaron una última mirada a Applejack, que les azuzó con el arma, y salieron por la puerta, siendo seguidos con la mirada por Rainbow. Esta les gritó "¡Bu!" cuando estaban a su lado, lo que provocó que saliesen disparados a las escaleras principales, rumbo al ala oeste del segundo piso. En ese momento, la hasta entonces lejana tormenta se desató sobre la casa, vomitando agua y rayos.

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−Bueno-dijo la azulada, cerrando la puerta tranquilamente-, ¿qué quieres?
−Rainbow, solo te lo voy a preguntar una vez: ¿por qué? ¿Por qué has matado a Rarity, y de una forma tan horrible?-murmuró, retrocediendo levemente y sin dejar de apuntarla.
−Lo has preguntado dos veces, pero bueno. Digamos que me tenía hasta arriba, y lo de Fluttershy ha sido la gota que ha colmado el vaso. Ya no es que la haya dejado tirada, es que nunca podría haberla protegido: o habría caído con ella, o habría salido corriendo chillando como una nena.
−Rainbow, escúchate. Estás soltando incoherencias, ella jamás la habría dejado a su suerte sabiendo que corría peligro. Y Rarity era tu amiga, nunca le habrías hecho ningún daño. Tú no eres así.
−La misma charla de antes-comentó su interlocutora, mientras acariciaba la hoja del hacha-, pero con cosas nuevas. ¿Amiga? ¿Que nunca le habría hecho nada? Admítelo, Applejack: hasta tú estabas cansada de aguantarla-dijo, empezando a andar en círculos por la sala, sin perderla de vista en ningún momento.
−¿Qué quieres decir?-le contestó la pecosa, empezando a imitarla en sus andares y sin bajar el cañón.
−Oh, vamos, ¿precisamente tú te haces la sueca? Rarity, la finolis insoportable, y Applejack, la sencilla y práctica. ¿Cuántas veces habréis discutido por diferencias en vestimenta, costumbres, manera de hablar y vete a saber cuántas cosas más? Demonios, puede que hasta más que yo. ¿Me vas a decir que nunca has tenido ganas de mandarla a la mierda?
−Es cierto que teníamos nuestras diferencias, pero como todo el mundo. Son las virtudes y los defectos de cada persona los que pones en una balanza a la hora de ver si te interesa su compañía, y en su caso ganaban las virtudes. Era muy generosa, daba buenos consejos, se preocupaba de todo el mundo y era como la madre del grupo. No era como todos los demás.
−Pues ya te digo yo que por dentro sí...-comentó la de pelo multicolor.

De repente, ocurrió algo sorprendente: Applejack tiró la escopeta a un lado, adoptando posición de combate.

−¿Qué haces?-dijo la azulada, levantando una ceja.
−Rainbow, está claro que no estás en tus cabales. Necesitas ayuda, y voy a dártela aunque sea a hostias.
−Me parece perfecto-contestó, esbozando una sonrisa salvaje mientras tiraba el hacha, lanzándose contra ella justo después al tiempo que fuera se desataba un infierno de lluvia y relámpagos.

Applejack paró el primer puñetazo con una mano, pero no el segundo, que le impactó de lleno en el estómago, haciéndola perder el aire. Rainbow aprovechó para agarrarla con una llave, tirándola al suelo y lanzando un fuerte puñetazo a su cara, esquivándolo su contrincante por centímetros rodando. La chica rubia se incorporó rápidamente, y recibió una carga de su amiga con una fuerte patada lateral, mandándola contra la estantería.

−Eso ha estado bien-comentó Rainbow, tosiendo levemente.
−Es lo que tiene acostumbrarte a patear manzanos cuando la fruta no acaba de caer-respondió, socarrona.

Volvieron a encontrarse, esta vez en una danza de puñetazos, rodillazos y bofetadas que parecía ir a cámara lenta y no tener fin. Un diente volando, un grito de dolor, un bramido de rabia, el crujido de una nariz rota, salpicaduras ocasionales de sangre, saliva y lágrimas... Era una coreografía del dolor, un teatro de marionetas en la que la locura, la tristeza, la furia y el ansia de comprender eran los titiriteros.

En un momento dado, y a pesar de no ver bien por tener un ojo hinchado, Rainbow logró encadenar un rodillazo en el estómago con un duro golpe en la espalda con las manos entrecruzadas, mandando a su rival al suelo y apartándose levemente. En cuanto Applejack se levantó con dificultad, mareada, aprovechó su oportunidad y cargó contra ella, golpeándole con el hombro de frente y mandándola hacia el otro extremo de la sala. Justo contra el trofeo caído del rinoceronte, que aún seguía contra la pared.

Fue en ese preciso instante que los ojos de Rainbow recuperaron su color y empezaron a inundarse de lágrimas, abandonando su cuerpo una extraña niebla roja que vio alejarse en dirección al hall. Su mirada volvió de inmediato a su amiga caída, que le sonreía entre lágrimas.

−Así que era eso... Sabía que algo tenía que estarte haciendo actuar así-dijo Applejack, perdiendo fuerza a cada segundo y bajando la vista hacia la protuberancia que ahora sobresalía de su pecho-. Vaya, si ahora pudiera verme la otra Twilight le diría que me he convertido en un unicornio como ella...
−¡¡Aplejack, no!! Y Rarity... ¿¿Pero qué he hecho?? ¡Perdóname, por favor!-rogó, arrodillándose a su lado y cogiéndole de la mano.
−Rainbow... No hay nada que perdonar. Te lo dije: esa no eras tú...
−¡Aplejack, por favor, no te vayas! ¡No puedes hacerme esto, menos aún viendo que soy una maldita asesina y que ya no merezco ser tu amiga ni la de nadie!-dijo ella, rabiosa consigo misma mientras goterones caían de sus ojos.
−Dulzura, tengo un cuerno atravesándome el pecho. Lo siento, pero tengo que irme-dijo, sollozando-. Pero no te preocupes: no eres una asesina, Rainbow. Y no se te ocurra decir que no mereces ser amiga de nadie: que hayas sido manipulada y aun así te arrepientas de lo que has hecho demuestra que sigues siendo una buena amiga. Sigues siendo mi amiga. Siempre serás mi amiga...-dijo en un susurro mientras cerraba los ojos para siempre, que aún lloraban, y perdiendo toda la fuerza en la mano que Rainbow asía, todo sin dejar de sonreír.
−Applejack... ¡Applejack! ¡¡No!!-exclamó una destrozada Rainbow, llorando amargamente y aporreando el suelo.

Sollozos, lluvia y truenos eran la única banda sonora de aquel cuarto. Finalmente, Rainbow cruzó las dos manos de Applejack sobre su abdomen y el sombrero sobre su cara. Si no fuese por el cuerno, parecía que se estuviese echando una de sus siestas. Se levantó como una autómata, y se quedó observando a su amiga y rival por un momento. Echando un vistazo al suelo, recogió la escopeta y se sentó en el sofá, mirando al infinito mientras todo lo que había visto, sufrido y hecho esa noche le destruía la cordura por completo como un mazo de obra a una copa de cristal. De repente, giró la cabeza hacia Applejack, y habló sonriente entre lágrimas.

−Sabes... Esta ha sido una buena pelea. Me jode reconocerlo, pero tienes una buena pegada. Pero déjame decirte algo: eres una tramposa. Ves que voy a ganar y te dejas morir así, marcándote un final brutal. Bueno, pues como ya me conoces, sabrás que no lo voy a permitir, ¿no? Voy a ganar. Cuando venga la policía y nos encuentre aquí, seguro que se quedan más impactados con MI final y lo comentan durante más tiempo que el tuyo. Y pienso restregártelo toda la eternidad: no te vas a librar de mis piques ni en el otro lado, que lo sepas.

Giró la escopeta hacia sí, agarrando con una mano el cañón y con otra el gatillo. Miró una última vez a la chica, y habló con una gran sonrisa adornada por ríos de lágrimas.

−Hasta ahora, amiga mía.

Se metió el cañón en la boca, cerró los ojos, y apretó el gatillo. Y así, Rainbow se fue como siempre había vivido: ruidosamente y dejando su huella, esta vez en forma de un impresionante cuadro escarlata en la pared detrás suya.

(Continúa en el siguiente mensaje)
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor LloydZelos » 01 Nov 2015, 01:25

(Continúa del anterior mensaje)


Lloyd y Sg volaron al piso superior, echando un vistazo atrás y viendo que Rainbow se encerraba con Applejack.

−Espero que todo salga bien-jadeó el primero mientras corría, viendo en la distancia la escalera a la buhardilla.
−Claro, porque como nada ha ido mal ya...-comentó Sg.

Ambos subieron a la estancia más alta de la casa, buscando a sus novias con la mirada. El lugar estaba más oscuro de lo normal por culpa de la tormenta que acababa de comenzar, que había tapado la Luna.

−Genial. Perfecto. LA HOSTIA.
−Lloyd, cálmate y busquémoslas...
−¿¿Me estás diciendo, con todo lo de hoy, QUE ME CALME?? Mira... vamos a encontrarlas ya. Luego te mando a la p*ta mierda, ¿vale?

El chico no contestó. Avanzaron entre trastos y sobre madera vieja, sobresaltándose puntualmente por los truenos y acompañándoles en todo momento el ensordecedor sonido de la lluvia. Empezaban a preocuparse, sobre todo Lloyd al ver la ropa de Pinkie sin tocar donde se había cambiado, cuando las luces se apagaron de repente.

−No puede ser. NO PUEDE p*to SER.
−¿Sunset? ¿Pinkie? ¿Dónde estáis?-voceó Sg, intentándose hacer oír sobre la furia de la naturaleza.

Unos rápidos golpes empezaron a resonar cerca de ellos, como si alguien se desplazase a saltos a toda velocidad entre escondrijos, hasta que acabaron sonando cerca de la escalera por donde habían entrado. La luz volvió, accionando Pinkie el interruptor. Sin embargo, el milisegundo de alivio y alegría que pudiesen tener se desvaneció al darse cuenta de un par de detalles: unos largos colmillos sobresalían de su encía superior, y sus ojos refulgían de un espectral carmesí.

−Hola, chicos... ¿por qué habéis tardado tanto?-dijo con un tono juguetón.
−No...
−¿Lloyd?-dijo Sg, mirándole asustado.
−¡Sabía que ese atuendo me sonaba de algo! ¡Sg, tenemos que salir de aquí echando hostias!

Antes de que nadie pudiera decir nada más, ella apagó la luz de nuevo, permaneciendo la estancia en penumbra durante unos segundos hasta que la luna volvió a verse, la nube que la tapaba retirándose lentamente. Ello les permitió verla de nuevo, mostrando una amplia sonrisa adornada con sus largos colmillos que parecían brillar junto con su ropaje por la luz del astro nocturno. Entonces extendió los brazos hacia delante, empezando a avanzar a saltos hacia ellos a toda velocidad. Los dos se dieron la vuelta y huyeron, buscando otra salida guiados por la luna y los relámpagos.

−¿¿Pero qué demonios está pasando??
−¡Se ha convertido en un jiangshi!-dijo Lloyd sin parar de correr y mirando el plano en el móvil.
−¿Un qué?
−¡Un jiangshi! ¡Es un tipo de vampiro oriental que va a saltos y viste ropajes funerarios de una dinastía de la que ahora no recuerdo el nombre! ¿¿Qué demonios hace una vieja norteamericana con eso en su casa??
−¿Y tú cómo cojones sabes eso?-respondió Sg, jadeando.
−¡Los vampiros son mi monstruo favorito y este en concreto lo he visto varias veces en videojuegos!
−Vale, ¿y cómo se mata?
−Esa es la cosa, ¡no se puede! ¡O le da el sol, o se le sella con un hechizo escrito por un monje que se le pone encima!
−¡Pues no tiene pinta de que vaya a salir el sol aún, y creo que ninguno de nosotros sabe de hechizos sagrados orientales!

Lloyd fue a responder, cuando un sonido les hizo aflojar el paso hasta detenerse en seco y darse la vuelta. Pinkie estaba arrodillada en el suelo unos pocos metros enfrente suya, delante de una ventana, encarada hacia ellos. Lloraba llena de pena, enjugándose los ojos puntualmente con el dorso de las manos.

−Chicos... ¿estáis diciendo que soy un monstruo al que hay que matar?-balbuceó.
−Pinkie...-dijo Lloyd, confundido.

Ella se levantó de repente, aún llorando, y sacó algo de debajo de su gorro, lanzándoselo a Sg. Este logró cogerlo al vuelo, examinando el objeto. Comprobando el mapa, pudo ver que era la llave del dormitorio principal.

−Sunset te espera allí. Vete.
−Pinkie...
−Sg, ¿te diría un monstruo dónde está tu novia y te dejaría ir?-dijo, llorando y con el ceño fruncido.

El chico enmudeció, al tiempo que se quedaba en el sitio, sin saber qué hacer. Lloyd le puso entonces una mano en el hombro.

−Ve. Es a mí a quien quiere.
−¡Pero Lloyd, acabas de decir que...!
−Sé muy bien lo que he dicho-le interrumpió-, al igual que tú y yo sabemos que, pase lo que pase aquí arriba con Pinkie, es asunto mío. No tuyo.
−¡Pero...!
−Tío. Vete y encuentra a Sunset, y largaos de este maldito lugar. Yo me encargaré de esto.

Sus ojos estaban llenos de determinación, por lo que no le cuestionó más a pesar de sus dudas. Se dieron un último abrazo.

−Espero que sepas lo que haces.
−Yo también. Que te vaya bien.
−Gracias por todo-contestó, emocionado, mirando tanto a él como a Pinkie, que le despidieron con la mano, y salió corriendo hacia la escalera por la que habían subido, pasando al lado de Pinkie, que no se movió más que para girarse mientras le despedía.

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El chico miró a su novia, ahora convertida en un ser de ultratumba cuyo tono de piel había palidecido y que todavía emitía algún sollozo suelto. Suspiró y se sentó en el suelo contra la pared enfrente de la ventana más cercana, superado por todo lo que había ocurrido esa noche. Pinkie se le unió poco después a saltitos, guardando silencio mientras se sentaba a su derecha.

−Lo siento, no era mi intención, hablaba en general...-acabó diciendo él.
−No importa, es verdad que mi aspecto asusta, y sé que no deseas hacerme daño...
−Dime... ¿Cómo ha ocurrido?
−¿El qué?

El chico la miró con cara de póker, tras lo que pasó una mano de abajo a arriba delante de ella.

−Ah, esto... Cuando te fuiste, una extraña niebla roja apareció por la ventana, envolviéndome. Caí al suelo, llena de dolor, y me debí desmayar, porque cuando desperté ya estaba así. Ah, y lo de los saltos, puro teatro: ya sabes que voy muchas veces a saltitos por ahí, y pensé que...
−¿Puedo cogerte la mano?-le interrumpió él.
−¿Eh? Claro...-respondió ella, sorprendida, extendiendo su siniestra.

El chico cogió de la mano a su novia, con curiosidad, temor y sí, cariño. Fría como el hielo.

−Entonces es cierto... Estás muerta-dijo, humedeciéndosele los ojos.
−¿Eh? ¿Qué dices, tontín? ¡Estoy aquí, contigo, hablándote!
−Pinkie, por lo que me estás contando, esa niebla ha debido de ser algo mágico, porque ha reaccionado con el traje y te ha transformado en una criatura de leyenda retornada de entre los muertos. Estás pálida, helada, con ojos rojos y colmillos y-dijo, agarrándole la muñeca con cuidado-sin pulso. Llámalo no muerte si quieres, pero ya no eres un ser vivo normal.
−¿Es por eso por lo que lloras?
−Ya no sé exactamente por qué lloro. Esta noche han pasado demasiadas cosas...

La chica posó su mano amorosamente en la cara del chico, despertándole un escalofrío por la temperatura.

−Cuéntamelo.

Él se soltó, relatándole todo lo que había descubierto desde que la había dejado allí arriba. Las muertes de Fluttershy y Twilight, cómo Rainbow se había vuelto loca y había asesinado a Rarity, la persecución en la que casi no lo cuenta, toda la discusión y el derrumbe de Applejack dentro de la sala de trofeos, la huida de él y Sg dejándola sola con su antigua amiga ahora transformada en psicópata... Todo esto sin dejar de llorar, al igual que Pinkie cuando supo los horrores de esa noche, abrazada a él con pena y horror.

Pasaron varios minutos así, rodeándose el uno al otro entre sollozos, enfocados por la pálida luz de la luna y el ocasional relámpago. En un momento dado, Lloyd la cogió delicadamente de la barbilla, mirándola a los ojos. Unos ojos llorosos que, a pesar de haberse tornado carmesí por efecto de una magia oscura que había destruido la vida de todo el grupo esa noche, no habían perdido su inocencia y amor. Ni siquiera las protuberancias que ahora salían de su boca le asustaban, o al menos no demasiado: de hecho, le excitaban y atraían en cierto grado. Efecto de su afición por esos seres, amor genuino por su novia y alegría de tenerla al lado suyo independientemente de su estado actual, mezcla o ausencia de todo... Poco le importaban las causas que le llevaron a inclinarse hacia ella y besarla profundamente, siendo correspondido de inmediato mientras ella le agarraba la cabeza entre sus manos. Los nuevos colmillos hacían un poco difícil maniobrar y seguía fría, pero eso no le impidió prolongar el beso, inclinándose tanto que acabaron en el suelo, él encima de ella y ambos acariciando el pelo y la cara del otro.

Finalmente, pararon de besarse, continuando en esa postura y mirándose a centímetros de distancia. Ella sonreía, sus ojos ya libres de lágrimas, aunque no así su cara, cuyos surcos fueron limpiados delicadamente por los dedos de él, al tiempo que ella le imitaba.

−Y... ¿qué va a pasar ahora conmigo? Porque tengo claro que no me apetece que me dejen encerrada con un papel pegado como si fuera un paquete de correos o dejarme morir-dijo ella en voz baja.
−Bueno... Tendrás que alimentarte para siempre de sangre si quieres seguir viviendo, saldrás por la noche y deberás evitar el sol para que no te deje hecha cenizas, habrá gente que te persiga por unas razones u otras...
−¿Tiene que ser sangre humana?-le cortó, preocupada.
−Hombre, los relatos difieren mucho entre sí en ese aspecto, así que no lo sé. La cosa será probar, supongo. Y, en el peor caso, están los bancos de sangre o trabajar en un hospital para pillarla.
−¿Y tú?-respondió, bajando su tono hasta el susurro.
−Yo... envejeceré y moriré, si es que no lo hago esta noche, mientras tú sigues adelante con tu nueva vida.

Permanecieron en silencio durante unos momentos, hasta que ella lo rompió.

−Vale, y ahora lo que quieres hacer de verdad.
−Pinkie...
−Lloydi... Te conozco. Sé tu manera de pensar. Te quiero. Y sé que eso es lo que mucha gente haría... Pero tú no eres como mucha gente.
−He... perdido demasiado esta noche. Esta casa se ha convertido en el infierno para todos nosotros, una tumba para algunos. Es probable que esa magia que te ha cambiado haya hecho algo con varios de nosotros. Ni siquiera yo sé si estoy a salvo de ella... Y, aunque lo esté y llegue vivo a mañana, casi todos mis amigos estarán muertos. Y yo sabré que sigues viva, pero no sé si podré ir contigo adonde quiera que vayas por lo que te ha ocurrido, y si lo hago, en algún momento te faltaré. Y me moriré, no solo de lo que me toque, sino de tristeza, sabiendo que tengo que dejarte, faltándome tu y faltándote yo.
−Lloydi...-empezó a decir ella, llena de tristeza, hasta que él la interrumpió posando un dedo sobre sus labios.
−No he terminado. Pinkie, dime una cosa... ¿Qué cosa tienen en común todas las historias trágicas de vampiros?
−¡Oh, una adivinanza! A ver... Chupar sangre de seres vivos hasta matarlos, murciélagos, luna llena, un cazador con estacas y sombrero, reflexiones existenciales, guiones repetiti-calló, habiendo posado Lloyd sus labios sobre los de ella, dándose un suave beso-. ¿Por qué has hecho eso?
−Bueno, pensé: "Seguro que así se calla".

Ambos prorrumpieron en risotadas, hasta que él volvió a hablar.

−Pinkie, desde siempre he tenido una gran fascinación por la inmortalidad, parte de la razón por la que me encantan los vampiros. ¿Poder vivir para siempre y contemplar la evolución de la humanidad mientras vives aventuras y disfrutas de todo lo que la vida tiene que ofrecer? Firmo ya. El problema que siempre se pone sobre la mesa es que todos tus seres queridos irán dejándote solo por tu condición, sobre todo en el terreno del amor. Pero, como ya he dicho, he perdido demasiado esta noche, y no quiero perderte a ti también, porque sigues siendo la misma Pinkie adorable, risueña y hermosa que amo. Quiero quedarme contigo, compartir tu carga para que no te pese tanto, y que veamos y vivamos juntos una aventura que no terminará nunca por si sola, y que nos protejamos el uno al otro. Pinkie, quiero que me conviertas en vampiro.
−Lloydi... ¿Harías eso por mí?-dijo, empezando a llorar de nuevo.
−Hombre, tampoco lo pongas como un gran sacrificio, que está lo de la superfuerza, el vuelo, la metamorfosis...
−Lloydi...
−Vale, vale. Aunque no tuviera todo ese paquete de extras, seguiría haciéndolo por algo muy sencillo: quiero permanecer siempre a tu lado porque te amo.

La chica le respondió incorporándose y besándole entre lágrimas, esta vez tirándole a él contra el suelo, donde permanecieron unos segundos hasta que él habló.

−¿Sabes cómo se hace, por cierto?
−Ah, ya lo creo...-dijo por lo bajo, desviando la vista.
−¿Eh?
−Decía que lo supe en cuanto me desperté, supongo que la niebla me lo contó o algo-disimuló-. Tienes que beber un poco de mi sangre y yo hacer lo mismo, y cuanta más beba de la tuya más rápido te debilitarás y transformarás.
−Exacto, es un ritual que la ficción llama "beso de sangre". Un momento... ¿Recuerdas el cumplido que antes te he dicho sobre casarme contigo cuando te probaste esta ropa?
−Por supuesto-contestó ella, feliz.
−Piensa en lo que estamos a punto de hacer: compartir algo tan propio e íntimo como la sangre, símbolo de la propia vida, para crear un vínculo oficial que nos una para siempre en forma de una vida nueva... ¿No te parece igual que el matrimonio?

Ambos sonrieron, poniéndose en pie y acercándose a la ventana, mirándose frente a frente. Para aquel entonces, la tormenta había cesado, mostrandose la luna en todo su sanguino esplendor entre nubes, iluminando a la pareja, ambos pensando lo mucho que amaban a quien tenían enfrente. Fue Lloyd el que empezó a hablar, tomándola de las manos.

−Yo, Lloyd, te tomo a ti, Pinkamena Diane Pie, como esposa, amiga y confidente, y prometo amarte, respetarte y protegerte, en las alegrías y en las penas, por toda la eternidad-dijo con solemnidad y felicidad, agarrándole la muñeca y rascando hasta que hizo una leve herida, que agrandó hasta que empezó a sangrar, bebiendo de ella justo después unos segundos y volviéndola a coger de las manos.
−Yo, Pinkamena Diane Pie, te tomo a ti, Lloyd, como esposo, amigo y confidente, y prometo amarte, respetarte y protegerte, en las alegrías y en las penas, por toda la eternidad-dijo solemne y feliz imitando sus palabras, pasando los brazos por su cuello en un tierno abrazo y acercando su boca al mismo.

Él tembló por una mezcla de lo desconocido y excitación en cuanto notó el aliento de ella, erizándosele el vello. Le agarró la cabeza por detrás con una mano y se tapó la boca con la otra. Entonces, ocurrió: un fuerte mordisco que le hizo soltar un breve y profundo grito ahogado, a la vez que notaba labios y lengua bebiendo con avidez. En ningún momento se soltaron, ni siquiera cuando él empezó a perder fuerzas y deslizarse hacia el suelo, quedando tendido bajo ella mientras el ritual continuaba. Cuando por fin notó la garra de la negrura reclamarle, sonrió: sabía que sería por poco tiempo, y la recompensa sería muy grande.

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Sg corría por el pasillo, viendo la puerta al dormitorio al final del mismo. A estas alturas, casi esperaba que algún monstruo de pesadilla saliese de un cuarto de invitados y le devorase vivo ahí mismo, pero nada de eso ocurrió. Llegó a su destino sin contratiempos, usó la llave y entró. El cuarto era realmente lujoso, pero no tenía tiempo de maravillarse. Empezó a buscar por todas partes: debajo de la cama, el armario, el balcón, bajo la cómoda y el tocador... Nada. Solo quedaba el baño, donde entró rápidamente. En otras circunstancias se habría quedado extasiado por la riqueza del lugar, pero le fue totalmente imposible al ver la parte superior de una cabellera y un brazo que sobresalían de la bañera y que le eran terriblemente familiares.

−¡¡Sunset!!

Nada más llegar junto a ella, retrocedió, dominado por el horror. El recipiente estaba lleno hasta la mitad de un líquido escarlata que sospechaba bastante lo que era, y en ella estaba sumergida Sunset hasta la cintura, su piel otrora como el oro viejo ahora de un tono más pálido, y con dos agujeros en el cuello cuyo origen estaba más que claro. Le tomó el pulso: cero.

−Sunset... ¡La ha matado! ¡¡La ha matado!!-lloró, abrazándose a la cabeza del cadáver de su novia, roto por la pena e iracundo con Pinkie por el horrible crimen.

¿Para esto le había dejado marcharse en lugar de matarle ahí mismo? ¿Para esto le había dicho dónde estaba? ¿Para que pudiese ver con sus propios ojos lo que había hecho? ¿¿Cómo se podía ser tan cruel??

−Cariño... ¿Por qué lloras?

La voz le sobresaltó, sobre todo por su procedencia. Con miedo y sorpresa, se separó lo suficiente de Sunset mientras aún la tenía agarrada de la cabeza como para poder mirarle la cara: sus ojos estaban abiertos, refulgiendo carmesí en vez de su característico verdoso, y esbozaba una sonrisa pícara y maligna que dejaba asomar la punta de dos colmillos anormalmente largos.

−Sunset... ¿Estás viva?-balbuceó, alejándose lentamente.
−Eso depende de lo que entiendas tú por estar vivo-contestó ella, alzándose del rojo baño entre chapoteos y saliendo de la bañera , goteando en el suelo, la ropa empapada y transparentándose ligeramente, haciéndole esto último sonrojarse a él levemente.
−Pero Pinkie te ha... Que esa es otra, ¿cómo le ha ocurrido eso?
−Mira por la ventana.

El tono, sorprendentemente mandón, le sobresaltó, recordándole esos días en los que imponía su ley en el instituto antes de reformarse. Dudó, pero acabó por hacerle caso, pasando al lado de ella mientras esos ojos rojos no le perdían de vista en ningún momento. La vista tras el vidrio le llenó del horror más primordial e inexplicable: la tormenta, que aun fuerte empezaba a amainar, dejaba la luna roja a la vista y lejanos maullidos podían oírse entre el estruendo de lluvia y truenos... Pero lo peor de todo era una antinatural bruma carmesí que flotaba alrededor de la casa, como si estuviese viva.

−¿¿Qué demonios es eso??
−Eso-dijo ella en su oído, causándole un gran susto-es magia ecuestriana atraída por personalidades conflictivas, objetos relacionados con la muerte o que han estado en un ambiente cargado de ella y animales que ha pasado a través de un portal. Lo supe en cuanto Pinkie me convirtió, supongo que como una especie de impronta. Aparte de darnos los poderes típicos de un vampiro, tenemos control sobre magia negra y prohibida... incluida la resurrección de los muertos. Y, por supuesto, podremos mandar esa niebla de vuelta, terminando todo esto.
−Y... ¿de dónde viene?-preguntó el, sin atreverse a mover un músculo.
−Mmmm, supongo que era verdad lo que dije aquélla vez tras los Juegos de la Amistad: la magia seguiría interfiriendo en este mundo. A juzgar por la naturaleza de esta y las cosas que ha hecho, a todas luces se trata de magia negra. ¿Origen? No tengo ni idea, la verdad-terminó, en tono de jugueteo.
−Espera, ¿me estás diciendo que esa magia ha convertido a Pinkie en vampiro?
−Oh, ha hecho mucho más que eso, dado lo que he podido entender al interpretar su rastro... Pero tranquilo, puedo arreglarlo. Sé mucho sobre magia gracias a Celestia y he lidiado antes con ella. Estoy seguro de que, con un poco de esfuerzo, podré hacer algo... Pero verás, no puedo hacerlo sola-le dijo en un ronroneo.
−E... Explícate, por favor-dijo, dominado por el miedo a pesar, o quizá a causa de, el tono de su novia.
−Bueno, supongo que no quedará mucho antes de que Lloyd sea uno de los nuestros, para empezar.
−¿Lloyd? ¡Tengo que ir a por él!-gritó, corriendo hacia la puerta, antes de que esta se cerrase repentinamente sola, impidiéndole el escape por mucho que intentase forzar el picaporte.
−No me malinterpretes-dijo ella, la roja aura mágica desapareciendo de su mano extendida-, Pinkie no le está manipulando ni nada por el estilo. No, ella sigue siendo la misma chica pura e inocente que no haría daño a una mosca. Simplemente hago una deducción lógica: él no va a querer dejarla sola en la inmortalidad, y ella no quiere perderle tampoco ni le obligará a que no la deje, aunque quizá no se lo diga, probablemente porque él la ama e iría con ella al fin del mundo, al igual que ella.
−¿Entonces?
−¿De verdad crees que, cuando sepa el alcance de sus nuevos poderes mágicos, se quedará sin querer ayudar?-contestó, encogiéndose de hombros.

Sg intentó pensar en positivo. Dejando a un lado el hecho de que una de sus amigas había convertido a su novia en una no muerta que lucía cierto grado de peligro y que le había encerrado en el baño de una casa, ahora encantada, con magia negra, podía haber algo de esperanza en todo esto. Pinkie, Lloyd y Sunset podían resucitar a todas sus amigas muertas, probar a borrarles la memoria de esa fatídica noche y luego volver ellos mismos a la normalidad.

−Sin embargo... Hay una pega. Aquellos tocados directamente por la niebla no pueden volver a la normalidad ni ser resucitados a menos que esta abandone voluntariamente su cuerpo, y las transformaciones físicas a causa de ella no pueden ser revertidas.
−Entonces... ¿me estás diciendo que tú no...?
−Además-le interrumpió ella-, necesitamos ser un número par de personas para los rituales, Sg. Supongo que por eso me convirtió ella, al ser la primera que se pasó por la buhardilla tras su transformación.

Rememoró todo lo que le había contado ella, sobre todo lo de la conversión de Lloyd, y abrió mucho los ojos.

−Yo... Yo soy el cuarto...
−¿Qué puedo decir?-contestó ella, empezando primero a caminar sensualmente hacia él y luego agazapándose a cuatro patas como un cazador-. La idea de pasar toda la eternidad junto a mi queridito me atrae bastante, y más aún ahora que Lloyd va a favorecerme abrazando este estado muy posiblemente, siendo impar y debiendo ajustar el número. Y no creo que tú quieras abandonarme tampoco.
−Pero Sunset... tú no eres así...-protestó débilmente, al tiempo que sentía en sus propias carnes la magia de su novia no muerta, fijándole en el sitio.
−No, pero a veces sienta bien dejarse llevar por los instintos.

Se lanzó al ataque, tirándole contra el suelo. Tras inmovilizarle con magia, se rajó una muñeca con las uñas y le vertió algo de su propia sangre en la boca, haciéndole tragar tapándole la nariz.

−Para siempre, cariño-susurró, y hundió los colmillos en su cuello, haciéndole gritar por un segundo hasta que le tapó la boca con fuerza, continuando alimentándose con avidez hasta que él dejó de moverse, demasiado débil como para seguir luchando. No pasó mucho tiempo hasta la temporal nada.

FIN


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−Chicos-dijo Celestia, bajando el libreto-, tengo que felicitaros. Ya vuestra película para el concurso cinematográfico del instituto me encantó y ha levantado emociones en todo el público que la ha visto, que grabaseis aprovechando la primera luna de sangre en décadas fue una gran idea, pero que hayáis tenido la iniciativa de novelizar el guión original para quien lo quiera adquirir ha sido brillante.
−Gracias, directora-dijo Sunset, radiante de felicidad.
−Lamento que no hayáis ganado, eso sí, pero estaréis de acuerdo conmigo en que la candidatura de Bulk Biceps y Maud Pie era demasiado conmovedora y terrorífica.
−¡Mi hermana mayor es una artista!-gritó Pinkie, empezando a derramar ríos de orgullo líquido mientras Lloyd le daba unas palmaditas en la espalda.
−La verdad es que nos lo pasamos muy bien durante el rodaje a pesar de todo lo que duró y el esfuerzo vertido en él; casi todos los clubes nos echaron una mano y hasta Goldie Delicious nos prestó su casa. Gracias por hablar con ella, Applejack-comentó Sunset a su amiga.
−Ah, no fue nada. La verdad es que estaba encantada de que la gente viera su mansión, y no tuvo problema en permitirnos instalar muebles con truco reproducidos a partir de los originales. El club de carpintería fue de cine ahí, nunca mejor dicho, sobre todo con la estantería de pega del almacén y las bisagras que permitían que se despegase de la pared parcialmente.
−Podías haberme dicho que era un truco, el grito que pegué fue de verdad-comentó Twilight, riéndose a continuación todos por lo bajo.
−Hay que señalar también a Adam, el tío lo bordó con el holograma y los cartuchos de humo de color para representar el portal y la niebla, además de toda la sangre falsa preparada con agua, maicena y colorante y la máquina de lluvia. Por no hablar de la ayuda de Photo Finish con los ángulos de cámara y la luz para aportar dramatismo y realismo-apuntó Sg con orgullo.
−Bueno, bueno, no olvidemos lo bien que ha actuado todo el mundo, incluso el abogado de Goldie que no sabía nada de interpretación. Applejack aguantó como una campeona estar recostada sobre ese trofeo falso con ese cuerno recortado y pegado en su abdomen, y me sentí genuinamente acojonado con tu persecución, Rainbow-dijo Lloyd, a lo que la deportista le respondió con una sonrisa dentada.
−La verdad es que fuiste una verdadera chica mala en la escena final, Sunset-comentó pícaro Sg a Sunset, sacándole ella la lengua, divertida.
−¿Y toda la mezcla de masa e ingredientes dulces que preparé para guardarse en la boca antes de las escenas en las que había que vomitar? ¿A que sabía bien? Confieso que la probé unas cuantas veces...-dijo Pinkie, sonriendo.
−Fue muy útil, pero a mi me salvó la vida la cantidad de lágrima artificial que gastamos. Y sé que a Lloyd también, no somos de los que lloramos por cualquier chorrada-comentó con orgullo al tiempo que chocaba un puño con él.
−Por cierto Rarity, gran trabajo el club de costura con los ropajes de jiangshi-dijo Lloyd.
−Oh, no fue nada, querido. También hay que agradeceros a ti y Sg todas las ideas que tuvisteis para el guión-le respondió, guiñándoles un ojo.
−Y fue un placer contar con todos los gatitos de Goldie, no costó nada enseñarles algunos trucos... aunque confieso que me desmayé al ver mi muñeco representándome tras su ataque, el club de efectos especiales lo hizo demasiado bien con nuestros cuerpos falsos y el maquillaje para todas las escenas violentas-confesó Fluttershy, sonrojándose levemente de vergüenza.
−Ah, Fluttershy, cállate, que hubo que repetir la toma varias veces por tu culpa: no había forma de que gritases como en un ataque mientras la cámara enfocaba al muñeco móvil, siempre acababas corriendo a abrazar a los gatos-dijo Rainbow, frotándose el entrecejo de exasperación.
−Oh, Rainbow, vamos, ya sabes cómo es con los animales, y tienes que reconocer que eran adorables.
−¡Tú calla Rarity, que eres aún peor! ¿Cuántas veces hubo que volver a grabar por interrumpir con tus llantos escenas que considerabas emotivas?
−Discúlpeme usted por emocionarme ante escenas que tocan el corazón de una mujer, como la trágica despedida tuya y de Applejack o el beso de sangre de Pinkie y Lloyd... ¡Oh, qué cosa tan bonita!-dijo, empezando a llorar ruidosamente y corriéndosele el rímel.
−Oh, hablando de eso...-empezó a hablar la deportista de pelo multicolor, divertida.
−Rainbow, no-le advirtió Lloyd mientras Pinkie giraba la cabeza hacia su amiga, empezando a enrojecer.
−La verdad es que esos dos se metieron muy bien en su papel e hicieron saltar chispas entre ellos, tanto que...
−¡Rain...!-enmudeció al taparle la chica la boca, al tiempo que agarraba también a la pelirrosa por el mismo sitio para que ninguno pudiera hacer nada.
−... Pinkie se emocionó demasiado y Lloyd acabó con un enorme chupetón en el cuello durante días, teniéndolo que llevar tapado con una gasa con esparadrapo y diciéndole a todo el mundo fuera del rodaje que uno de los gatos le había arañado-dijo rápidamente, tras lo que salió por patas del despacho.
−¿Directora Celestia?
−¿Sí, Lloyd?
−Vaya llamando a la policía, tengo que asesinar a alguien-comentó justo antes de seguir a la deportista a toda velocidad, gritando amenazas profanas mientras todo el grupo reía, Pinkie algo incómoda mientras un rosa más intenso cubría sus mejillas, y un radiante sol adornaba el cielo de Canterlot.

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N.A.: j*der QUÉ ESTRÉS. He terminado de escribir esto aproximadamente a las once y veinte de la noche de hoy, con la intención de publicar esta medianoche y al final se ha ido a ahora, pero creo que ha merecido la pena y espero que os guste. Añadir que me he emocionado en varias partes del relato mientras lo escribía, y que la canción incluida está ahí porque la tenía de fondo justo cuando escribía la pelea y despedida de Applejack y Rainbow y me emocionó hasta las lágrimas, así que la metí porque complementa muy bien la escena. Por cierto, gran parte del relato es una referencia, a ver si adivináis a qué. Felices pesadillas, sobre todo en esta época :calabaza:
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor edgareo » 01 Nov 2015, 03:26

...no tengo palabras para describir esto, simplemente magnifico. Casi me creas un trauma con los gatos D:

PD: No se como se llama la película, pero la parte de Rainbow si que la conozco xD
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edgareo
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Notapor Sg91 » 01 Nov 2015, 11:29

Esto... vale, sí, a ver...

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Me gustaría recalcar algo. Ya sé que te dije que me lo leería justamente hoy después de desayunar, pero al final mi masoquismo fue mucho más fuerte y me ganó del todo. Todo sea dicho, leer esto a las cuatro de la madrugada te hace entrar al ambiente de una forma soberbia. Pero bueno, con eso dicho entremos en materia...

La cosa empieza fuerte con una puesta en escena del copón, con una mansión de la ostia como parte de una herencia y nosotros allí because yes; no es que me esté quejando, ni mucho menos, pero me llamó particularmente la atención, y no es de menos pensar lo contrario teniendo en cuenta lo cercanos que somos con ellas. Lo cierto es que la mansión es la ostia, está detallada al extremo, y no me esperaba menos viniendo de ti. Pasillos enmoquetados, madera antigua y reseca de esa que cruje al pasar, decoración antigua y suntuosa.. y gatos. Muchos gatos. Miríadas de gatos. Si no fuera porque son unos gatos hambrientos y con sed de sangre sería el lugar perfecto para Vigon. Y, dios, mi pobre Fluttershy... para entonces yo ya estaba con la cara desencajada, notando algo así como un no se qué subiéndome por la garganta...

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Pero la cosa no ha hecho más que empezar, porque entonces vamos y hacemos lo que siempre es mejor hacer en este tipo de casos... separarnos. Bien, por supuesto, es lo propio ¿no? Debido a esto Twilight llega a una especie de quirófano antiguo e improvisado, sus sentidos detectivescos se activan y se convierte por un momento en Sherlock Holmes, cosa que la pega hasta el infinito teniendo en cuenta que se trata de ella. Pero entonces esta vez la cosa cambia y el horror viene en forma de accidente multiplicado por un mueble del tamaño de un armario y acompañado por ciencia.

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Y seguimos con una Rainbow demente, rebanando a Rarity cual sandwich mixto y luego yendo a por nosotros en quizás la escena que más acojonado me tuvo en todo el p*to momento. Porque claro, recapitulemos, la tenemos cubierta de sangre, con una hacha en las manos y cara de maniática, canturreando nuestros nombres como lo haría el p*to Pennywise. Me vas a permitir hacerme caquita encima. No, en serio, ahora aquí entra el factor de que era las cuatro de la mañana, estaba solo en casa y era LA NOCHE. Socorro.

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¡Pero espera, que aún hay más! Applejack se queda atrás para tratar de salvarnos, y se enfrenta a Rainbow al estilo tradicional. A ostia limpia. Este es quizás el único momento que no es tan terrorífico per se, y más de acción que otra cosa, pero el telón de fondo y el escenario hace que sea igualmente tenso. Y más lo es aún cuando Applejack acaba empalada cual pincho moruno, Rainbow se serena y, presa de la desesperación, se pega un tiro en la boca.

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Y entonces llegamos a un punto que solo quedamos nosotros con nuestras respectivas novias, y la cosa se concreta. Lo cierto es que, bajo mi punto de vista, siempre he considerado la inmortalidad como algo que no vale la pena ni probar, ya que ves la vida pasar delante de ti sin que tu no puedas hacer nada para evitarlo. Pero entonces vas y me sugieres eso mismo, pero junto con mi amorcito, estando juntos para siempre. Puedes morderme cuanto tú quieras, cariño...

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Y entonces, en el apogeo, en el cénit, en el clímax de la historia... todo se revela. Es el libreto de una película de serie B.



Pero bueno, ya poniéndome un poco más analítico la verdad es que ha sido un giro cojonudo, has jugado en todo momento con ese detalle en concreto, y en todo momento parecía ser real dentro de lo que es el contexto en sí. Muy acertado lo de la magia oscura traída de Ecuestria a través del portal, y el detalle del jiangshi a través del vestido ha sido magistral. Ah, y me veo en la obligación de reseñar que las partes más picantonas son como...

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Qué loquillo que eres, Lloydi... En fin, como especial de Halloween ha cumplido de sobra, y la espera ha merecido la pena al cien por cien. Aunque eso si, ahora demando... no, exijo al menos una continuación de nuestro periplo como los hijos de la noche que ahora somos y aterrorizando a todo aquel que se nos ponga por delante. Y con celeridad. Si usted hace el favor.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Notapor zelgadis » 01 Nov 2015, 12:49

j*der, me has tenido en vilo todo el capitulo. Es que es una perfecta pelicula de terror de las de antes, con todos los cliches y tal, pero que quedaban soberbios. Eso si, el final ( que todo sea el guión de una pelicula) me ha matado y me ha dado ganas de matarte ( mas que todo el relato xDDD)
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor agustin47 » 01 Nov 2015, 13:23

Menudo relato... decir nada sobra, creo que mi cara(aunque no puedas verla) durante el relato lo dice todo. j*der con Rainbow, que demente y en una persecución asesina no se corta con las referencias :qmeparto: y una vida inmortal de vampiro con tu waifu... Yo lo rechazaría obviamente, claro. Quien en su sano juicio lo aceptaría...

Y llámame vidente pero tenia la sensacion de que seria algo estilo serranada. Aunque un guión de peli no, me esperaba que fuera un cuento a algún niño en una cama. Casi, casi.
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor horwaith » 01 Nov 2015, 13:57

Empiezas con un frase típica de niños recorriendo las calles por Halloween para después mostrarnos una casa suntuosa que pretende evocar lo que va a pasar, espeluznante y apropiado. Me encanta la escena tuya con Pinkie, la última de vosotros, emotiva teniendo en cuenta lo que habia pasado antes.

Sg91 escribió en 01 Nov 2015, 11:29:Qué loquillo que eres, Lloydi... En fin, como especial de Halloween ha cumplido de sobra, y la espera ha merecido la pena al cien por cien. Aunque eso si, ahora demando... no, exijo al menos una continuación de nuestro periplo como los hijos de la noche que ahora somos y aterrorizando a todo aquel que se nos ponga por delante. Y con celeridad. Si usted hace el favor.


Lo compro.


PD: Justo me aparece Twilight en el fondo con Seems ... ... legit? xD
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor LloydZelos » 02 Nov 2015, 14:20

edgareo escribió en 01 Nov 2015, 03:26:...no tengo palabras para describir esto, simplemente magnifico. Casi me creas un trauma con los gatos D:

PD: No se como se llama la película, pero la parte de Rainbow si que la conozco xD

Teniendo en cuenta lo escuetas y genéricas que suelen ser tus réplicas (sin ofender), tus palabras me llenan de orgullo y satisfacción.

Sg91 escribió en 01 Nov 2015, 11:29:Esto... vale, sí, a ver...

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Me gustaría recalcar algo. Ya sé que te dije que me lo leería justamente hoy después de desayunar, pero al final mi masoquismo fue mucho más fuerte y me ganó del todo. Todo sea dicho, leer esto a las cuatro de la madrugada te hace entrar al ambiente de una forma soberbia. Pero bueno, con eso dicho entremos en materia...

La cosa empieza fuerte con una puesta en escena del copón, con una mansión de la ostia como parte de una herencia y nosotros allí because yes; no es que me esté quejando, ni mucho menos, pero me llamó particularmente la atención, y no es de menos pensar lo contrario teniendo en cuenta lo cercanos que somos con ellas. Lo cierto es que la mansión es la ostia, está detallada al extremo, y no me esperaba menos viniendo de ti. Pasillos enmoquetados, madera antigua y reseca de esa que cruje al pasar, decoración antigua y suntuosa.. y gatos. Muchos gatos. Miríadas de gatos. Si no fuera porque son unos gatos hambrientos y con sed de sangre sería el lugar perfecto para Vigon. Y, dios, mi pobre Fluttershy... para entonces yo ya estaba con la cara desencajada, notando algo así como un no se qué subiéndome por la garganta...

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Pero la cosa no ha hecho más que empezar, porque entonces vamos y hacemos lo que siempre es mejor hacer en este tipo de casos... separarnos. Bien, por supuesto, es lo propio ¿no? Debido a esto Twilight llega a una especie de quirófano antiguo e improvisado, sus sentidos detectivescos se activan y se convierte por un momento en Sherlock Holmes, cosa que la pega hasta el infinito teniendo en cuenta que se trata de ella. Pero entonces esta vez la cosa cambia y el horror viene en forma de accidente multiplicado por un mueble del tamaño de un armario y acompañado por ciencia.

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Y seguimos con una Rainbow demente, rebanando a Rarity cual sandwich mixto y luego yendo a por nosotros en quizás la escena que más acojonado me tuvo en todo el p*to momento. Porque claro, recapitulemos, la tenemos cubierta de sangre, con una hacha en las manos y cara de maniática, canturreando nuestros nombres como lo haría el p*to Pennywise. Me vas a permitir hacerme caquita encima. No, en serio, ahora aquí entra el factor de que era las cuatro de la mañana, estaba solo en casa y era LA NOCHE. Socorro.

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¡Pero espera, que aún hay más! Applejack se queda atrás para tratar de salvarnos, y se enfrenta a Rainbow al estilo tradicional. A ostia limpia. Este es quizás el único momento que no es tan terrorífico per se, y más de acción que otra cosa, pero el telón de fondo y el escenario hace que sea igualmente tenso. Y más lo es aún cuando Applejack acaba empalada cual pincho moruno, Rainbow se serena y, presa de la desesperación, se pega un tiro en la boca.

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Y entonces llegamos a un punto que solo quedamos nosotros con nuestras respectivas novias, y la cosa se concreta. Lo cierto es que, bajo mi punto de vista, siempre he considerado la inmortalidad como algo que no vale la pena ni probar, ya que ves la vida pasar delante de ti sin que tu no puedas hacer nada para evitarlo. Pero entonces vas y me sugieres eso mismo, pero junto con mi amorcito, estando juntos para siempre. Puedes morderme cuanto tú quieras, cariño...

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Y entonces, en el apogeo, en el cénit, en el clímax de la historia... todo se revela. Es el libreto de una película de serie B.



Pero bueno, ya poniéndome un poco más analítico la verdad es que ha sido un giro cojonudo, has jugado en todo momento con ese detalle en concreto, y en todo momento parecía ser real dentro de lo que es el contexto en sí. Muy acertado lo de la magia oscura traída de Ecuestria a través del portal, y el detalle del jiangshi a través del vestido ha sido magistral. Ah, y me veo en la obligación de reseñar que las partes más picantonas son como...

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Qué loquillo que eres, Lloydi... En fin, como especial de Halloween ha cumplido de sobra, y la espera ha merecido la pena al cien por cien. Aunque eso si, ahora demando... no, exijo al menos una continuación de nuestro periplo como los hijos de la noche que ahora somos y aterrorizando a todo aquel que se nos ponga por delante. Y con celeridad. Si usted hace el favor.

Ah, qué gran idea, leer esto la madrugada profunda de Halloween :roto2rie: Veo que he cumplido mi objetivo acojonando al personal y despertando otras variadas sensaciones, lo cual me alegra. Respecto a la inmortalidad, un pequeño apunte: la confundes con invulnerabilidad; todo ser inmortal suele poder ser destruido o suicidarse si se cansa de vivir. Lo de "magnificent bastard" me ha encantado y me sigo partiendo el culo a pesar de todas las veces que lo he visto :elrisas: Y sí, estoy seguro que más de uno se ha quedado roto con el giro argumental del final. Lo que tú llamas "escenas picantes" no creo que sean tanto: en el caso del beso con Pinkie hay que tener en cuenta el contexto del puro horror y la tragedia de esa noche, que llevan al desahogo con el ser querido por el amor mutuo que, en el fondo, no ha cambiado nada. Como agarrarse a un salvavidas en medio de una tormenta, vamos, dado que casi somos lo único que nos queda, sobre todo en mi caso. Y respecto al beso de sangre, aparte de sugerirte que recuerdes que cuanta más sangre absorba más se acelera la transformación de la víctima, ten en cuenta que es muy normal que los vampiros pierdan el control al alimentarse, lo que se puede potenciar al saber que Pinkie siempre ha sido muy impulsiva y emocional. Sobre Sunset, siempre ha tenido cierto aire de potencia que, sumado a sus pasados aires de matona y su actual aura de liderazgo, quise aprovechar ampliándolo todo para retratar el lado salvaje, sensual y dominador de los vampiros que muchas veces les aparece tras la conversión como exageración de cómo eran en vida sus actos o instintos reprimidos, o incluso de cero. No creo que tengas ninguna queja :roto2: En cuanto a continuación... quién sabe :3

zelgadis escribió en 01 Nov 2015, 12:49:j*d*r, me has tenido en vilo todo el capitulo. Es que es una perfecta pelicula de terror de las de antes, con todos los cliches y tal, pero que quedaban soberbios. Eso si, el final ( que todo sea el guión de una pelicula) me ha matado y me ha dado ganas de matarte ( mas que todo el relato xDDD)

Es eso, quise hacer un relato de terror clásico, de los de toda la vida, metiendo referencias conocidas. Veo que con eso y tus ansias de muerte he cumplido mi misión :sisi1:

agustin47 escribió en 01 Nov 2015, 13:23:Menudo relato... decir nada sobra, creo que mi cara(aunque no puedas verla) durante el relato lo dice todo. j*d*r con Rainbow, que demente y en una persecución asesina no se corta con las referencias :qmeparto: y una vida inmortal de vampiro con tu waifu... Yo lo rechazaría obviamente, claro. Quien en su sano juicio lo aceptaría...

Y llámame vidente pero tenia la sensacion de que seria algo estilo serranada. Aunque un guión de peli no, me esperaba que fuera un cuento a algún niño en una cama. Casi, casi.

Claro tío, si es que hay que estar loco para elegir la vida eterna con el amor de tu vida y con superpoderes adicionales :sisi3: Eso sí, estás zumbado: ¿quién co*o le contaría un cuento así a su hijo? :S

horwaith escribió en 01 Nov 2015, 13:57:Empiezas con un frase típica de niños recorriendo las calles por Halloween para después mostrarnos una casa suntuosa que pretende evocar lo que va a pasar, espeluznante y apropiado. Me encanta la escena tuya con Pinkie, la última de vosotros, emotiva teniendo en cuenta lo que habia pasado antes.

Sg91 escribió en 01 Nov 2015, 11:29:Qué loquillo que eres, Lloydi... En fin, como especial de Halloween ha cumplido de sobra, y la espera ha merecido la pena al cien por cien. Aunque eso si, ahora demando... no, exijo al menos una continuación de nuestro periplo como los hijos de la noche que ahora somos y aterrorizando a todo aquel que se nos ponga por delante. Y con celeridad. Si usted hace el favor.


Lo compro.


PD: Justo me aparece Twilight en el fondo con Seems ... ... legit? xD

Esa escena me gustó mucho escribirla, pensando (y creo que vosotros también) que ha quedado bastante bonita. Es una amalgama de tristeza, melancolía, sacrificio y promesa de amor eterno que, además de pegar bien con nuestra química del fic original, encaja en el trasfondo romántico que tienen muchas veces los relatos de vampiros.

Bueno, veo que nadie se ha dado cuenta de la referencia gorda del relato (por cierto, respecto a las formas vampíricas de Pinkie y Sunset, os aconsejo que miréis la galería de uotapo en dA ;-) ). Y no, no me refería a las citas de películas y comportamientos que exhibe Rainbow durante toda la persecución, sino a algo que ha estado presente todo el tiempo, un homenaje a algo que forma parte de una de las sagas más conocidas del mundo del terror. Si alguien quiere seguir investigando el relato y ver las pistas, unas más obvias que otras, que he ido dejando, es libre de hacerlo. Para quien decida rendirse, aquí está la solución.

Spoiler:
La casa de Goldie Delicious está ampliamente inspirada en la mansión Spencer, donde se desarrolla Resident Evil 1.

Prestando atención a las descripciones, pueden verse fácilmente similitudes en la estructura y habitaciones, tanto dentro como fuera de la casa. Empezando mismamente por el exterior:

Un pequeño bosquecillo de coníferas y hierbajos que llegaban al medio metro de altura impedía que el vehículo siguiese avanzando, pudiéndose vislumbrar con dificultad entre la densa vegetación el frontal de la casa de madera antigua blanca. El portón de doble hoja aguardaba en un porche al que se accedía por tres escalones con pasamanos y que estaba enmarcado por un tejadillo para resguardarse de la lluvia, sostenido por dos columnas a cada lado. El primer piso no tenía nada destacable, poseyendo eso sí gran número de ventanas desde las que no se podía divisar el interior dada la lejanía y la oscuridad del edificio. El segundo piso, en cambio, aparte de aún más ventanas poseía un balcón a cada lado de la entrada que recorría toda la parte delantera del inmueble, o eso parecía dada la imposibilidad de ver mucho desde esa altura, además de tres enormes ventanales de más de cinco metros sobre el acceso principal y flanqueados por cuatro columnas que sostenían la parte destacada del tejado bajo la que se encontraban. Por último, la techumbre tenía una coloración oscura, siendo probablemente de pizarra, y asomando en sitios puntuales, sorpresa, más ventanas, aunque muchas menos que en el resto de la estructura y con toda seguridad formando parte de la buhardilla. Por si la solitaria casa a esas horas no fuese suficiente para meter un mínimo de temor en el cuerpo, había jirones de niebla dada la altitud del lugar que flotaban a ras de suelo

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Siguiendo con el hall:

El tacto blando bajo sus pies sugería que estuviesen pisando una alfombra, y aquí y allá podían distinguir un candelabro de pie o un cuadro. Más adelante había unas escaleras que conducían al segundo piso, flanqueadas por dos columnas que sostenían una pequeña balconada del mismo sobre ellas. [...] Se dirigieron hacia allí con cuidado, estando a punto de tropezar en masa de forma bastante cómica debido a que la oquedad estaba ligeramente por debajo del nivel del suelo, habiendo que bajar unas escaleras. Tras cruzar el umbral, vieron que se trataba de un pasillo que conducía a un antiguo ascensor de puertas de reja, estando en la pared enfrente suya su objetivo: el cuadro de interruptores con infinidad de palancas pequeñas y una más grande que, supusieron, activaría la energía de todo el lugar. Efectivamente: nada más accionarla, pudieron empezar a encender las luces de todo el lugar, haciéndolo un poco menos siniestro. Pudieron así apreciar algo más de detalle del hall, como que a cada lado de la puerta de entrada había un jarrón con motivos de gatos sobre un pedestal, que había otra abertura al otro lado de las escaleras que también conducía al ascensor formando pues un pasillo con forma de U tras las mismas, varias puertas más entre las que destacaba una de doble hoja a cada lado de la entrada principal, una barandilla que evitaba caerse del segundo al primer piso y una gigantesca lámpara de araña que colgaba del techo.

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Y luego está el mapa, sobre todo lo que concierne a la planta inferior:

La mansión constaba en su totalidad de una bodega de tres metros, planta baja de cinco, superior de cuatro y buhardilla de dos y medio, de abajo a arriba. En la que estaban ahora mismo, tomando como referencia la entrada principal, figuraba un pasillo a la izquierda que daba al comedor y este a un cuarto de baño y la cocina, la cual conectaba con una trampilla con la bodega y con un largo pasillo al lavadero, el cual conectaba con el hall a través de otro pasillo y una puerta que quedaba adyacente a la de la ruta al comedor. Por el lado derecho, un pasillo conectaba con otro más pequeño que, además de acceder a un cuarto de baño, torcía a la izquierda para llevar a un pequeño salón, el cual tenía una puerta que daba al patio. Adyacente a la puerta que conducía a toda esta ruta, al fondo del hall, había otra que daba a un cuarto que funcionaba como biblioteca y sala de trofeos. Como habían comprobado antes, se podía acceder tras la gran escalera que llevaba a la segunda planta a un pasillo en U que conectaba con el hall con dos oquedades a un metro bajo el nivel del suelo, y poseía tanto el cuadro de interruptores como un ascensor que ofrecía otro medio de acceso a la bodega.

La escalera del hall, totalmente enmoquetada, llegaba a un rellano pegado a la pared opuesta de la casa, decorada con enormes ventanales desde los que se veía el cielo nocturno. Después se bifurcaba a izquierda y derecha, girando una vez más para acabar conduciendo al ala este u oeste de la casa, según el camino tomado y dándole la apariencia de un ancla invertida vista desde arriba. El ala oeste alojaba un pasillo que, además de una escalera desplegable oculta en el techo que llevaba a la buhardilla, tenía acceso a varios cuartos de invitados, lo que explicaba los balcones y multitud de ventanas vistos desde fuera, un cuarto de baño para todos ellos y el dormitorio principal al final de esta estructura con su propio aseo brillante como la purpurina. El ala este tenía exactamente la misma estructura pero con otro cuarto de baño ocupando lo que en el ala oeste sería el dormitorio principal y el añadido de otra puerta adicional situada enfrente de la rama de la escalera principal que conducía a ella y que guardaba una suerte de almacén. Finalmente, la buhardilla coronaba la estructura del edificio, teniendo un tamaño gigantesco al ocupar toda la superficie del tejado. Como nota adicional, en una esquina del plano había un listado de las llaves necesarias para abrir las puertas.

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Si bien lo he simplificado, entre otras cosas porque la mansión Spencer no es una casa normal, podréis ver si os fijáis el pasillo de suelo a cuadros blancos y negros que ya os digo que también tiene cómodas (este lugar lo dupliqué para hacer un edificio más simétrico), el comedor a la izquierda con chimenea, el pasillo anguloso (que en el juego también guarda un baño lleno de mierda) tras el otro de cuadros que lleva a un pequeño salón y un patio, y en el piso superior hay también una enfermería donde ocurre algo horrible (lo del caduceo es un homenaje a ello :roto2: )que incluí aquí con el contexto de la Guerra de Secesión, y un cuarto de invitados, que multipliqué por ser el lugar del fic una mansión de alto abolengo, por no hablar de decoración más global como las superficies de madera o el papel pintado, aquí de flores por ser una buena y tradicional decoración. Añádanse a la adaptación lugares necesarios en una casa, como la cocina (la cual creo que estaba también en el original), el lavadero, la bodega, la despensa o el dormitorio principal.

Esto pasa más desapercibido por la trama, pero al igual que en el material original, hay una fuerte sensación de desprotección, soledad y exploración que he intentado plasmar junto con mecánicas de videojuego en forma de comportamiento lógico. El grupo se separa varias veces, el abogado se queda fuera (en el juego ocurre con el piloto del helicóptero, la única vía de escape), no se sabe qué hay en la mansión por lo que hay que registrarla de arriba a abajo mapa en mano y consiguiendo objetos para poder avanzar como en un juego de aventura...

Más detalles. Justo al empezar el juego, el grupo protagonista tiene que llegar corriendo a la casa al ser perseguidos por varios perros zombi, cayendo uno de ellos. Estuve muy tentado de mencionar un coto de caza cercano y hacer que la niebla roja levantara del suelo varios perros muertos por sus dueños cazadores al dejar de ser útiles, persiguiendo al grupo y acabando con Fluttershy, pero aparte de quedar lo de los gatos mucho más aterrador y encajar mejor con el contexto de Goldie, hubiese metido drama y ganas del grupo de irse demasiado pronto, por lo que acabé dejando esa idea como otra referencia al juego original.

Lo recorrieron sin mayor contratiempo, salvo un comentario puntual de Rainbow diciendo que entre la tormenta y la casa solo faltaba que se colase por la ventana frente a ellos un perro zombi

Por si acaso no pongo vídeo a la escena por NSFW y tal, así que resumiré: en el pasillo este a cuadros eres asaltado por dos perros zombi que atraviesan de repente el cristal.

Algo que me sorprendió que la gente no me haya preguntado si he sacado de un juego por ser algo típico: las llaves decoradas para saber de dónde es cada una y su leyenda en el mapa a modo de anotación. Estos objetos para abrir puertas y varias veces ornamentados son muy comunes en la saga, y las incluí no solo por la cantidad de cerraduras que debe tener una casa así, sino porque su decoración puede fácilmente explicarse como función ornamental y práctica antigua y ser además útil para que un anciano pueda recordar dónde va cada una, encajando muy bien. Aquí no se encuentran en cajones, cadáveres ni enemigos, eso sí, sino que la forma de conseguirlas tiene un contexto más lógico y centrado en la amistad con Applejack y el suceso desencadenante de la visita. Además, en el juego igual que aquí hay llaves del cuarto de invitados, patio (creo recordar) y una especial llamada llave de espada, que semirreciclé añadiéndole la pluma como método de acceso a la sala de trofeos y biblioteca.

Otro detalle menor: ¿recordáis la escopeta y la cajita verde de munición? Ese arma te la encuentras en una habitación colgada de dos ganchos en la pared como en el fic (al cogerla el suelo cae y te aplasta; quise meter una coña rompecuartapared al respecto pero no encajaba bien en la situación), y los cartuchos para ella siempre se encuentran en la saga dentro de cajas verdes.

Por último, pero no menos importante, hay otro guiño ya no solo al juego sino a toda la saga bastante descarado, esta vez en el dormitorio.

el robusto escritorio junto a la ventana con una máquina de escribir y un par de cintas de tinta encima



Tradicionalmente, la forma de guardar la partida en Resident Evil ha sido con máquinas de escribir, que se hallan en habitaciones tranquilas con música oscura relajante y en las que puedes tomarte un respiro, a veces para también ordenar tus suministros en un baúl cercano. Para ello necesitas sin embargo una cosa... Efectivamente, cintas de tinta, consumibles y que no abundan precisamente. Este guiño me pareció que pegaba por lo común que era antes tener una máquina de escribir en el dormitorio para redactar correspondencia. Y por cierto, al igual que en el juego, es de las pocas estancias tranquilas, acogedoras y seguras de la casa.

Al principio tenía otra idea en mente para el relato, con cosas como una invasión zombi (con el gag de "¡has matado al zombi de Flanders!" de los Simpson pero cambiando por Flash :roto2: ) y Sunset siendo arrastrada a la oscuridad por decenas de brazos de revividos, y acabando en algo más de acción... terminando siendo una película, dato que descubría Sg en el último momento porque todos nos lo habíamos callado como broma y para que actuase mejor :roto2rie: Pero, la verdad, no terminaba de cuajar. En su lugar acabó saliendo lo que habéis leído, y creo que para mejor. Desde el principio tenía claro que, fuese cual fuese la historia, iba a desarrollarse en una mansión gigantesca, y dado el respeto que le tengo a la saga Resident Evil (salvo el 5, gracias Capcom :ajwhine: ) y lo alto que la tengo en el terror videojueguil, quise matar dos pájaros de un tiro y hacerle un justo y adecuado por las fechas homenaje al legendario y altísimamente recomendable primer juego (no cronológicamente hablando). Solo espero que os haya gustado el detalle (dado que el fic en sí ya lo sé que sí, cosa que os agradezco), y que si no habéis probado la saga, al menos le deis un tiento a cada título, sobre todo al 1, el cual me tuvo acojonado todo el tiempo por su ambiente, argumento y dificultad a pesar de haberlo jugado hace no mucho.
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor Volgrand » 06 Nov 2015, 04:09

Bueno, por partes que tenía dos capítulos por leer:


Spoiler:
Lo cierto es que el relato del parto no me ha gustado demasiado. No me interpretes mal: sigue en la tónica del resto de relatos, con unos personajes bien conseguidos y evolucionados, y una muy buena descripción y narración. Creo que lo que me ha echado para atrás es el que sea.... "más de lo mismo". Es decir, ya no hay secreto, no hay duda, no hay demasiado drama, más bien es contar cómo el amor da sus frutos y la vida sigue adelante. Está muy bien, but it is not my cup of tea



Y ahora...

Spoiler:
No, pero a veces sienta bien dejarse llevar por los instintos.


Lo cierto es que gran parte de la historia, desde la muerte de Fluttershy, he estado pensando "dejad de separaros, idiotas". Claro que al final todo cobra sentido cuando ves que era una película de terror hecha por adolescentes :D.
Mis felicitaciones especialmente por la ambientación de la casa; aunque en algún momento me sobraba un pelín de descripción (cuando comenta toda la estructura del edificio y tal) ha hecho muy bien su trabajo situando en escena al lector. Mis... ochos y medio por ello.
Me ha parecido especialmente escalofriante el momento en que Rainbow mata a Rarity, se encoge de hombros y "se pone al trabajo". Y, desde luego, cuando aparece la Sunset vampira he caído al instante en la cuenta del dibujo que vi hace tiempo en DA :D.

Esas referencias al Resplandor ("¡Aquí está Dashie!") y a Resident Evil (esa máquina de escribir). Por no mencionar el haber hecho uso de la mitología clásica japonesa, algo que incluso sin estar yo demasiado puesto en el tema, he podido reconocer.

Muy buen trabajo que, sin haber llegado a darme realmente miedo, sí que me ha mantenido bastante tenso en todo momento.


Bueno, me voy a dormir.
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor Sr_Atomo » 11 Nov 2015, 20:27

Impresionante. Realmente impresionante. Me ha encantado el Especial de Halloween desde la primera hasta la última palabra. Y con ganas de más estoy.

Y ahora, una curiosidad:

Spoiler:
Supe con certeza (hasta el momento lo sospechaba fuertemente) que la mansión estaba "sacada" de Resident Evil... por el jardín interior, y más concretamente por la farola que hay en ella. Sí, soy un tío raro, lo sé.
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor LloydZelos » 15 Dic 2015, 02:14

Mientras pasas la página y paladeas los últimos restos del brebaje, reflexionas. Hay que reconocer que tu anfitrión se ha tomado sus molestias en ambientar el lugar para el relato narrado en el libro, y te ha provisto de víveres para agasajarte durante tu estancia en este lugar. Lugar del que no puedes evitar hacerte preguntas como qué es exactamente y cómo es posible lo que ha ocurrido, dada la rapidez de los sucesos y detalles como por dónde ha entrado la bandada de murciélagos y de dónde viene. Además, no puedes evitar tener una extraña sensación de deja vu mientras cavilas sobre todo esto, por no hablar de lo curioso del hecho de que la decoración y esas bestezuelas siguen en su sitio... Disfrutando por el momento de la lectura, apuras lo que queda en el cáliz levantándolo sobre tu cabeza, cayendo la última gota escarlata del recipiente a tu lengua mientras brilla brevemente en el recorrido, y lo dejas en la mesa, pasando la página para ver una nueva misiva.

Veo que sigues aquí, amigo mío. Espero que hayas disfrutado del escalofrío, del horror, de la impotencia, de la tensión. Sin embargo, sea el caso o no, aún no hemos terminado. Pues, como ya te dije, el miedo es una sensación primigenia, y como tal es imposible de erradicar y muy complicada de dominar, y debido a eso es fácil que deje huella.

Pero esto no tiene por qué ser malo. De todo se puede sacar provecho, como ya traté la última vez, y en esta ocasión vamos a echar un vistazo a unos peculiares frutos del horror que justo has terminado de leer. Así es, volvemos a la continuidad entre relatos con el fin de degustar la literatura dentro de la literatura, todo ello inspirado por ciertos sucesos de la última historia. ¿Estoy sonando críptico? No te preocupes, pronto lo entenderás todo. Pero jamás lo olvides: nada es lo que parece...


Los impulsos bioeléctricos de tu cerebro hacen el resto, y ordenan a tu mano que se mueva para presenciar el inicio del siguiente relato mediante el pase de página para dejar atrás el nuevo mensaje...

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El precio de la fama
[Comedia][Slice of life]


Los dos contendientes se miraron con furia, los ojos derramando fuego y rayos en un duelo de voluntad. Cual batalla del fin del mundo, todo lo que podía salir de este combate, ganase quien ganase, era desolación para el resto. Y ninguna de las dos partes estaba dispuesta a ceder. Finalmente, y tras unos interminables segundos de silencio, ambos retomaron su perorata.

−¡Con brócoli!
−¡Sin brócoli, Dash! ¿Qué pasa, que no hemos aprendido nada de "Inside Out" o qué?-dijo un furibundo Sg.
−¡Oh, perdóneme el señor finolis que no come de todo y que decide su vida en base a una película que no entiende ni su padre!
−¿¿Perdona??

El resto de comensales suspiraron. El grupo al completo había ido a comer a la pizzería del centro comercial para celebrar el reciente éxito de su película de terror, "Herencia", y todo había ido bien hasta que decidieron tirar por la oferta de "Muerte ultraextragrande por pizza", un monstruo culinario que dejaba pequeñas a las familiares y que había que encargar con un mínimo de diez ingredientes. Fue entonces cuando Rainbow y Sg entraron en conflicto sobre esa planta tan denostada por los niños (y algún que otro adulto), dado el fanatismo y el odio que le tenían ambos respectivamente.

−Sg, querido, lleváis diez minutos en este plan... ¿Por qué simplemente no quitas los trozos de brócoli que te toquen y ya está?
−¡Lo siento Rarity, pero diez ingredientes es muy poco para todo lo que hay, y no pienso malgastar un hueco en esa verdura del infierno, por no hablar de la posibilidad de que el sabor se quede! ¡No sé cómo lo verás tú, pero vamos, yo lo tengo bastante claro!
−Rainbow, colega, ¿tanto te cuesta no pedirlo y ya? Estás constantemente brócoli arriba y brócoli abajo cuando se puede pedir algo con ello, ya cansa un poco...-expuso una hastiada Applejack.
−¡El brócoli tiene mucha vitamina C, fibra y tiene propiedades anticancerígenas, tía! ¡Una deportista como yo tiene que cuidarse, y no voy a dejar de hacerlo porque aquí un moñas le tenga miedo a lo verde!
−Será un desastre estudiando, pero para lo que quiere bien que memoriza...-repuso ella por lo bajo para si misma.

La situación se prolongó por un par de minutos más, en que todos los presentes intentaron hacer que uno de los dos cediera, sin ningún éxito. Finalmente, todos se asustaron debido a un fuerte golpe que sonó en la mesa: Lloyd acababa de pegar un sonoro puñetazo en la misma, con un rictus mortalmente serio, tras lo que habló con una tranquilidad y seriedad inusuales en él.

−Suficiente. Tengo un hambre atroz, y lleváis demasiado tiempo con esta mierda. Y NADIE me toca las narices cuando se trata de comer. Os diré lo que vais a hacer: vais a apostar aquí y ahora, y quien gane decide si mete brócoli o no. ¿Estamos? Estamos.

La mesa entera calló como muertos, sobre todo Rainbow y Sg, ligeramente intimidados. Sabían que para Lloyd la comida no era cosa de broma, y acababa de demostrarlo una vez más. Al cabo de unos segundos, todo el mundo se repuso y los contrincantes no tardaron en alcanzar un acuerdo.

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−¿En serio, tío? ¿Un pulso? A quién se le ocurre el desafiar a Rainbow Dash a un pulso?-observó Lloyd con incredulidad.
−Mira, déjame. La sangre tira y es una prueba típica para estas cosas, más habiendo una mesa-repuso Sg, aún frotándose su dolorida y roja muñeca.
−Para sangre la que se te está acumulando ahí. Para mañana vas a tener un moratón guapo, oye.
−Y encima has perdido en exactamente 0.2 segundos, ¡eso es todo un récord académico!-apuntó Twilight.
−Eso te pasa por no estar tan en forma como yo. Pero eh, tú sigue renegando de comer sano...-presumió la ganadora.
−A este paso te voy a acabar comiendo yo para que te calles.
−Caballero, por favor, no me diga esas cosas delante de su novia. Su trabajo es comérsela a ella, no a mi-respondió, partiéndose ruidosamente de risa al ver el rubor de Sg y Sunset.
−Oh, por favor...-rezongó Applejack, molesta.

Siguieron una serie de improperios a Rainbow por su actitud, sobre todo por parte de una escandalizada Rarity, pero eso no duró mucho, ya que en unos minutos llegó la pizza. Su nombre le hacía justicia solo en parte, ya que se trataba de un titán de metro y medio de diámetro que ocupaba toda la mesa donde se encontraban. Extra de queso, champiñones, anchoas, aceitunas negras, ternera, beicon... un total de quince ingredientes constituían la población de ese país de masa horneada que enseguida empezó a ser devorado por una suerte de plaga de langostas hambrientas.

−Y dime, Twilight-habló Sg en un momento determinado mientras extraía trozos de brócoli de su porción con precisión de cirujano-, ¿cómo va la iniciativa de la venta del guión novelizado?
−Oh, pues muy bien, la verdad. Según mis últimos registros-dijo mientras sacaba su móvil y deslizaba su dedo por la pantalla-, hemos ganado hasta ahora unos doscientos dólares de beneficios.
−Pfeh, afí no nof vamof a haced ricof, defde luego-desdeñó Rainbow, cayéndosele unos pocos pedazos de brócoli y ternera de la boca ante la mirada de asco de Rarity.
−Es que NO lo hicimos por eso, Rainbow. Lo hicimos porque la gente lo pedía y porque nos apeteció. Y come con la boca cerrada-contestó Applejack, mirándola duramente a pesar de la cara de pasotismo absoluto de su amiga.
−Bueno, chicos, haya paz. Tanto la película como el libro han sido un éxito, y eso es lo importante, ¿no?-comentó Fluttershy con una tímida sonrisa.
−Tiene razón. Propongo un brindis-comentó Sunset alzando su vaso de refresco-: por nuestros éxitos, por todos nosotros y que sigamos juntos para siempre.

Todos brindaron con ganas, especialmente las parejitas, que animadas por especialmente la última parte de la frase se besaron con ternura, tras lo que todos siguieron comiendo hasta que Twilight interrumpió.

−Por cierto, hay algo que os quería comentar. Los miembros del club de literatura se quedaron tan impresionados con nuestra película que, para potenciar el hábito de la escritura entre el alumnado, se les ocurrió algo.
−¿De qué fe trata?-preguntó Pinkie, alejando de su boca una porción de la que colgaba un hilo extralargo de queso aparentemente irrompible.
−Al parecer se hallan inmersos en un ciclo gótico, por lo que les llamó la atención toda la parte final de vampiros. Llevaban un tiempo queriendo organizar lo que me dijeron entre ellos, pero han decidido extenderlo a todo el instituto visto lo que gustó la película: un concurso de relatos cortos con la vida de Pinkie, Lloyd, Sunset y Sg como seres de la noche.
−¿¿Qué??-dijeron los cuatro al unísono.
−Sí, les pedí más detalles por escrito... A ver, lo debería tener en el móvil... Ah, aquí está. Los relatos tendrían una extensión de quinientas a tres mil palabras con un margen de cien palabras por encima del límite máximo, la participación es libre salvo por los miembros del club dado que ellos juzgarían los relatos, estaría permitida toda temática salvo la violencia extrema y la... ehm... "íntima" y deberían ser entregados en el plazo de una semana desde la convocatoria, que empieza en tres días. Lo tienen todo organizado, solo falta que deis vuestro permiso y que pactemos con ellos unos premios.
−A ver si lo he entendido. ¿Me estás diciendo que hay organizado y a punto de aprobarse un concurso de fanfiction sobre nuestras personas?-dijo Lloyd, señalándose a si mismo y a los otros tres implicados.
−Eh... ¿sí?

Ante esa respuesta él solo sonrió, se llevó una mano con forma de pistola a la sien e hizo ademán de pegarse un tiro, estampando a continuación su frente en la mesa, lo que sobresaltó ligeramente a todos.

−¿Lloydi? ¿Qué ocurre?
−Verás Pinkie, Lloyd tiene el... ¿hábito? ¿Masoquismo? ¿Acto de tortura hacia su persona? No sé exactamente cómo definirlo. En fin, él lee bastante fanfiction, y debido a ello se ha encontrado con auténticos horrores de los que varias veces me ha hablado, que encima le persiguen como una plaga. Supongo que imaginar las posibilidades de un concurso a gran escala sobre ello, en el que participen amigos y conocidos, y encima con nosotros cuatro involucrados, le ha debido de destrozar a cabeza.
−Oh vamos querido, no será para tanto... ¿Qué tan malo puede ser algo escrito por alguien basándose en una premisa ya existente? Seguro que es muy fácil hacer algo decente-apuntó Rarity.

Ante eso, el falso suicida se levantó de golpe, riendo de una psicótica forma que asustó a todos por igual, antes de dirigirse a la chica con una mezcla de locura y seriedad.

−Yo he visto cosas que vosotras no creeríais. He visto personalidades de individuos reales y ficticios arder en las llamas de la manipulación y la estupidez, y tramas repugnantes de violencia, asquerosidad y vicio brillar en las puertas de la demencia. Todos esos momentos no solo no desaparecerán, sino que siempre irán en aumento, como lágrimas en las tragedias. Es hora de que te lo demuestre.

Dicho eso, se acercó a su oreja y le estuvo susurrando durante cerca de un minuto, usando su propia mano de pantalla en la misma para que nadie más pudiese escucharle o leerle los labios. En ese tiempo, la cara de Rarity registró todo tipo de muecas de asco, horror, vergüenza e indignación, hasta que se apartó, no pudiendo soportarlo más.

−¿¿Pero la gente está enferma o qué?? ¿Cómo puede alguien con un mínimo de buen gusto escribir esa clase de... de... cosas?
−El día que encuentres la respuesta exacta a eso me llamas, aunque lo primero que has dicho podría valer.
−Pero Rarity, ¿qué te ha dicho exactamente?-indagó Fluttershy, preocupada por su amiga.
−¡¡No!! ¡Tú no Fluttershy, sobre todo tú no! Si tan solo la décima parte de los relatos hechos por fans son como dice él... ¡Oh, no me quiero ni imaginar las pesadillas que voy a tener esta noche! ¡Solo espero olvidarlo pronto! Y creedme, ¡NADIE debería ver lo que él ha visto!
−¿En serio era necesario meterle ese trauma en el cuerpo?-interrogó Sunset, ligeramente ceñuda.
−Créeme, no me habría creído sin darle unos pocos ejemplos reales-contestó él, volviendo tranquilamente a su comida.
−Si tan horribles pueden ser las consecuencias de algo así, y además sobre cuatro de nosotros, puedo decirles que se olviden-sugirió Twilight, cohibida.
−Pues lo he pensado por un momento, pero mejor no. Sería una guarrada teniendo todo organizado ya, y las normas parecen razonables. No, que sigan adelante, alea jacta est. Eso sí, agradecería que tuviésemos un rato para hablar con los organizadores para saber exactamente lo que está permitido y lo que no-pidió Lloyd, resignado.
−¿Y el resto de los implicados? ¿Qué opináis?
−¡Oh, por mi bien, será divertido!-sonrió Pinkie, cogiendo un nuevo pedazo de pizza.
−A mi no me parece mal, fue una de las partes más comentadas de la película y tengo curiosidad por ver qué escribe la gente de nosotros-apuntó Sunset.
−¿Eh? Ah, vale, sí, ¿por qué no?-añadió Sg, completamente inmerso en otra cirugía de extracción de brócoli.

El resto de la comida pasó entre bromas, comentarios de la película, especulaciones sobre lo que podría salir del concurso, puyas de Rainbow a Sg por sus hábitos alimentarios y Rarity intentando sobreponerse del descubrimiento de que el mundo de la escritura amateur era mucho más siniestro de lo que creía.

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La charla con el club de literatura fue mucho más amena que el trámite burocrático de negociaciones que pudiese haber parecido en un principio, siendo sus miembros gente bastante culta y agradable, cayéndole bastante bien por lo general al grupo más allá de las puyas sanas sobre cerebritos por parte de Rainbow. Las normas eran mayormente las que había comunicado Twilight en un principio, con la adición de un solo relato por persona o grupo, especificar título y género, estar hechos por ordenador y tener buena ortografía además de otras más específicas sobre formato, y eran bastante razonables dada la categoría de concurso accesible y para todos los públicos. El hecho de que debiesen enviarse al correo electrónico del club facilitaba la organización de las candidaturas, además. En cuanto a los premios, confesaron un poco avergonzados que no es que tuviesen mucho que ofrecer más allá de alguno de sus libros más valorados, y al ser algo tan personal y que no era seguro que fuese a funcionar como reclamo el grupo estuvo encantado de llegar a un acuerdo.

Finalmente, se acordó que el primer puesto se llevase nada menos que la reproducción de la cabeza de Rarity que se usó en la escena de la cocina, material que aún conservaba el club de efectos especiales y maquillaje y que no tuvo problema en ceder para la causa, además de ser firmado por la propia actriz a la que imitaba. Primeramente se sugirió el vestido de jiangshi de Pinkie, pero aparte de Rarity, que se mostraba en contra de dar algo que a la susodicha le sentaba tan bien al haberlo hecho para ella, Lloyd se mostró especialmente reacio ante la idea, dando todo tipo de excusas vagas cuando se le preguntaban los motivos e insistiendo en que su novia conservase el disfraz, notando todo el mundo un incipiente sonrojo y que no paraba de llevarse la mano al cuello, lo que provocó comentarios insidiosos adornados por una sonrisa malvada por parte de cierta deportista. El segundo lugar se quedaría con varias fotos del rodaje, incluidas situaciones del backstage, durante el maquillaje y las comidas entre otras, todas firmadas por los protagonistas. Por último, el tercer puesto se llevaría una copia en DVD de tomas falsas y escenas eliminadas, cosa de la que costó un poco convencer a una reacia Photo Finish, quien finalmente accedió a cambio de poder contar con Sunset como modelo para una campaña de fotos de concienciación por la seguridad vial que repartiría por los principales establecimientos y lugares de paso de la ciudad.

−Bueno gente, mañana empieza el concurso. ¿Cómo lo lleváis?-comentó Applejack durante la comida.
−Teniendo en cuenta que mi imagen pública cambiará para siempre debido a esto, sorprendentemente bien. La paz de quien ha admitido su final, supongo-comentó Lloyd.
−Ah vamos, eres un exagerado. Seguro que al final no es para tanto y acabamos viendo algo bueno-le dijo Sg.
−Que por cierto, chicas... ¿Vais a participar?-preguntó Sunset-. Por mi parte ya digo que no, carezco de tiempo y no se me ocurre nada.
−Pues mira, yo sí voy a enviar algo-anunció orgulloso su novio-. He tenido una idea original y quiero probar suerte.
−Yo paso, dulzura. Entre mis estudios y las tareas de casa...
−Ídem. Además, bastante me dejé la cabeza ya entre el guión y su adaptación-añadió Lloyd.
−Ah, yo voy-dijo Rainbow de pasada.
−Espera, espera... ¿Tú, escribiendo? Eso tengo que verlo-comentó sorprendido y levemente temeroso el chico.
−¿Estás implicando algo acaso? También leo, no es que me pase 24/7 haciendo deporte.
−No, no, si ya... Lo dicho, a ver qué sale...
−Pues yo, queridos-se metió Rarity, evitando una posible guerra-, puedo anunciaros con orgullo que voy a participar. Oh, cuando veáis qué tengo en mente, seguro que os quedáis patidifusos...
−Curioso, Rarity... Por cierto, ¿y Pinkie y Fluttershy?-preguntó Sg.
−Que yo sepa, Fluttershy ha tenido que reunirse con los verdes por un tema referente al abandono de mascotas. Dudo que quiera participar en esto, pero podemos intentar animarla. Respecto a Pinkie, Lloyd, ¿tú sabes algo? Hoy no ha venido.
−Ah sí, me dijo antes que hoy no vendría porque Marble se ha puesto mala, ha cogido un gripazo de los que hacen historia. Su madre insistió en cuidarla sola porque no era nada serio, pero quiere demasiado a su hermana pequeña. Alguien tendrá que pasarle los apuntes de hoy, y supongo que no escribirá nada por estar ocupada y la preocupación.
−¿Ves, tío? Varias de nuestras amigas van a participar, sabemos que tienen buen gusto y que conocen los límites. ¿Qué podría salir mal?-dijo Sg.

Lloyd dejó caer su cubierto, su mano congelada como la de un cadáver. Giró lentamente la cabeza hacia él, como si le costase por tener el cuello oxidado, mirándole con el más puro horror gritando desde lo más profundo de sus ojos inyectados en sangre y con el color drenándose de su cara por momentos. Abrió la boca para hablar, pero en ese momento varias personas empezaron a pasar por la mesa, dejando comentarios sueltos por el camino.

−¡Ey gente, que sepáis que hemos visto lo del concurso y vamos a arrasar! ¡Snips el menda...
−... y Snails el lerenda crearán algo de su puño y letra! ¡Brutal, legendario...
−... colosal y... eh... bestial?
−¡Tío, ya te has cargado el momento!
−¡Y un huevo! ¡Has sido tú que has empezado a...!-su voz se perdió con la de su amigo mientras se alejaban.
−¡VOY A ESCRIBIR ALGO QUE NADIE OLVIDARÁ JAMÁS! ¡SÍIIIIII!
−Hola chicas, hola Twilight...-dijo Flash sonriente mientras veía alejarse a un alterado Bulk Biceps-.
−¿Eh? Ah, perdón estaba distraída con el móvil y... Perdona, ¿tú quién eras?-respondió con una ceja levantada.
−... No importa. Lloyd, Sg, ¿qué tal? Os haré saber que voy a participar en el concurso. Como adelanto, ya digo que será una historia de amor apasionada, trágica y siempre acechada por la sombra de la cruel inmortalidad. La lucha entre el corazón y el destino... ¡Oh, va a arrasar en los corazones de las chicas!

Se fue borracho de ilusión, mientras más personas peregrinaban cerca del grupo para saludar y, la mayoría, también comentar que iban a participar. Cuando el flujo se calmó, un lívido Lloyd aún impactado por los primeros visitantes agarró por los hombros a Sg y le gritó, furibundo y asustando a todo el mundo en varios metros a la redonda:

−¡Nunca digas esa frase! ¡¡NUNCA SE DICE ESA p*ta FRASEEEEEEE!!

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La semana del concurso pasó de diferente manera para todos. Para Lloyd, se sintió como el condenado a muerte que aguarda en la celda a que le llamen a su destino final, con los nervios a flor de piel y respirando pura agonía, a pesar de intentar disimularlo lo mejor que podía, todo esto teniendo la impresión adicional de que el normal fluir del río del tiempo se había convertido en el tortuoso reptar de un denso gel. Por supuesto, esto solo pasaba cuando algo le recordaba al concurso, así que se preocupó en mantener su cabeza lo más ocupada posible, apoyándose en sus obligaciones y tiempo de ocio, su círculo y sobre todo su novia. Finalmente, tras el último día de entrega, hubo unos días de deliberaciones, y una tarde tras las clases, en Sugarcube Corner...

−Bueno-anunció Twilight abriendo su mochila, de la que asomó un Spike somnoliento-, como ya sabréis, el concurso ha terminado y a estas horas se están eligiendo a los ganadores. El presidente del club de literatura ha tenido a bien regalarme copias impresas de varios de los relatos, incluidos todos de los que han participado de nosotros, con anotaciones suyas a mano a modo de impresiones. De cada uno tengo un ejemplar para todos los miembros del grupo, así que tomad...

Sacó un taco de carpetillas, cada una de las cuales tenía dentro uno de los relatos reproducido nueve veces, y las dejó encima de la mesa. Todo el mundo se quedó mirando con curiosidad.

−Ha sido todo un detalle de su parte-comentó Fluttershy.
−Sí, me dijo que normalmente no haría esto, pero tratándose de nosotros quiso hacernos este favor para que nos hiciésemos una idea de cuál había sido el nivel del concurso, a modo de agradecimiento por darles la idea y por permitirnos usar nuestra imagen.
−Bof, a mi me da bastante igual. Total, soy un perro, no sé leer-dijo Spike bostezando mientras se echaba en el regazo de su dueña.
−Claro, es totalmente lógico. Perdona por despertarte, Spike.
−Bueno, ¿cuál queréis que leamos primero?-dijo Sunset.
−Lloydi, tú eres el que más tenso ha estado por el concurso. ¿Qué te parece si decides tú?-dijo Pinkie mirando sonriente a su novio, el cual estaba con las manos cruzadas delante de la cara, sumido en un gesto de honda reflexión.
−Ese mismo. Acabemos de una vez-respondió en un murmullo.

Twilight cogió la carpetilla que había señalado, y tras repartir una copia del relato a cada uno, empezaron a leer.

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*Lo único que puedo decir de este relato es que me ha parecido... curioso. Os aconsejo leerlo con la mente abierta.

Cuidarse siempre es importante
[Comedia]

por Bulk Biceps


Es noche cerrada. Bajo la luz de la luna llena, un hombre con greñas y una barba de semanas está caminando, al encuentro de un viejo amigo. Sus pasos son lentos y pesados, y no se molesta en ocultar su presencia. Normalmente no lo haría por no necesitarlo, pero hoy simplemente se siente hastiado. Finalmente, llega a su destino: un parque a estas horas vacío. Divisa el banco más cercano: hay un sin techo durmiendo bajo él, pero no le importa. Se sienta a esperar, sumido en sus pensamientos durante lo que parece una eternidad. Al cabo de un rato, lo ve llegar con un aspecto igual de dejado, levantándose solo para darle un corto apretón de manos y volverse a sentar, esta vez con él.

−¿Qué hay? ¿Cómo va lo tuyo?-dijo en un momento Lloyd.
−Bien, supongo... ¿Y lo tuyo?-respondió Sg.
−Psché. Imagino que también bien, no sé. Ya sabes, ahora todos los días es lo mismo y parece que vives eternamente en un ciclo sin fin.
−Ya, qué me vas a contar...

Su dormido acompañante se revolvió ligeramente, sin ellos notarlo.

−Y dime, ¿qué tal le va a Pinkie?
−Le va bien, pero a veces le entristece que ahora solo podamos reunirnos todos de noche. Ya sabes, como a nosotros cuatro nos dé el sol, estamos fritos. Pero bueno, al menos puede seguir ayudando a los Cake en el turno de noche, y con algunos trabajos que vamos haciendo aquí y allá no vamos cortos de dinero. Eso sí, nos falta algo...
−¿Qué?
−Ella cree que no me doy cuenta, pero no puedo dejar de notar las miradas que echa a las familias que van con niños por la calle. Es cierto que un hijo traería alegría a casa y rompería con la rutina, y dado que nuestras funciones corporales básicas siguen intactas sería posible tenerlo, pero... Estoy indeciso. Mucha responsabilidad. Que por cierto, tú no te has casado con Sunset, ¿verdad?
−No, y la verdad es que ha salido el tema varias veces, ¿pero para qué? Estamos bien así: no vivimos mal, estamos acostumbrados a la convivencia y compartimos ganancias y gastos. Le haría ilusión, pero no necesitamos un papel.

El mendigo empezó a despertar.

−Bof, tío, míranos hasta que punto nos hemos vuelto aburridos: nuestras chicas se han ido juntas de tiendas para intentar entretenerse un poco, y aquí estamos nosotros, aburridos de la oportunidad que se nos ha dado y hablando como dos jubilados amargados. Ni ganas de adecentarse hay, a pesar de que Pinkie me dice constantemente que no me pega este pelo y que la barba le pincha...
−Ya tío, a mi me pasa igual con Sunset. Si tan solo hubiera una forma de recuperar el ánimo...

¡En ese momento, el vagabundo se levanta de golpe, haciendo que el banco y nuestros protagonistas salgan volando por los aires! ¡Y, al aterrizar en pose de alerta enseñando los colmillos y preparados para usar magia, ven que se quita el abrigo y que se trata nada menos de TERRY CREWS!

−¡DAIS PENA, TÍOS! ¿Y VOSOTROS SOIS PODEROSOS VAMPIROS INMORTALES?
−¿Qué quieres de nosotros?-gruñe Lloyd.
−¡DAROS LO QUE NECESITÁIS PARA QUE DEJÉIS DE SENTIROS ASÍ!

¡De repente, abre su pecho como una nevera y saca de dentro un bote de espuma de afeitar Old Spice!

−¡SENTID EL FRESCOR!

¡Gritando con fuerza varonil, cubre a nuestros dos protagonistas con su contenido, convirtiéndoles en muñecos de nieve, solo que en vez de nieve es espuma de afeitar!

−¡ES HORA DE TERMINAR CON ESTO!

¡Mágicamente aparecen en su mano dos katanas y, con un potente grito de guerra, se lanza contra ellos en una coreografía de cortes imposible de ver, parándose tras ellos al terminar con una rodilla en el suelo y los brazos extendidos!

−¡Y NO OLVIDÉIS EVITAR IRRITACIONEEEEEEES!

¡Con estas palabras, les escupe como un aspersor un torrente de after-shave, que barre todo resto de espuma y descubre dos nuevos Lloyd y Sg completamente rasurados y con pelo corto!

−¿Y BIEN? ¿CÓMO OS SENTÍS?
−¡FRESCOS Y RENOVADOS!-gritan ambos al unísono.
−¡SÍ!
−¡VOY A CASA A PREPARAR UN AMBIENTE ROMÁNTICO PARA RECIBIR A MI MUJER COMO SE MERECE Y DARLE UN HIJO ESTA MISMA NOCHE!-grita Lloyd, yéndose volando como murciélago.
−¡Y YO VOY A VISITAR PLANIFICADORES DE BODAS Y AGENCIAS DE VIAJES PARA QUE MI NOVIA SE CONVIERTA EN MI ESPOSA DE UNA FORMA QUE NUNCA OLVIDARÁ!-vocifera Sg, marchándose de igual forma.
−¡SÍ!

¡Y entonces, Terry Crews se gira hacia TI!

−¡OLD SPICE SACA EL MACHO QUE LLEVAS DENTRO, SEAS COMO SEAS! ¡P-P-P-P-P-P-POWER!

¡TODO EXPLOTA!

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El primero en reaccionar fue Lloyd, que bajó lentamente su copia para mostrar unos ojos como platos.

−Qué.
−¡Esto es absurdo! ¡Para empezar, es casi imposible hacer esos movimientos con espada, por no hablar de la ridiculez de que un ser humano parezca más un expositor de artículos de aseo, y...!-empezó a divagar Twilight, perdiéndose pronto en su discurso.
−Bueno, hum... es... original-dijo insegura Rarity.
−Muchos gritos-apuntó en voz baja Fluttershy.
−Va a ser cierto lo que dicen de los tíos con mucho músculo... j*der, Bulk...-murmuró Rainbow, pinzándose el puente nasal con los ojos cerrados.
−¡A mi me ha parecido divertido!
−A ti TODO te parece divertido, Pinkie...
−Bah, lo que pasa es que te ha molestado que te ponga todo dejado y te derrote, Lloydi. Aunque en realidad te ha ayudado... Oh, bueno. Además, ¿seguro que no has disfrutado el final, con lo de querer darme un hijo de forma romántica y todo eso?-respondió, con una mirada pícara.
−No hablaré salvo en presencia de mi abogado-contestó él, enrojeciendo visiblemente.
−¡El que tengo aquí colg-!-empezó Rainbow, antes de ser cortada por una fuerte colleja de Applejack.
−Creo que mejor pasamos a otro... Sg, ¿tú que opinas?-dijo Sunset, mirando a su novio.

El aludido se limitó a sacar un cuaderno y un rotulador de su mochila, garabateando algo furiosamente. Al terminar lo volteó para que todos lo vieran, leyéndose un enorme "WHAT" en rojo. Tras unas pocas risas, Twilight repartió el siguiente escrito, que decía así...

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*La autora debería bajar un poquito su ego, y tratar de ser más original. Buen trabajo con la acción, sin embargo.*

Vampires in Black
[Aventura]

por Rainbow Dash


La rubia granjera corría en la noche de Colorado, jadeando mientras atravesaba el maizal lo más rápido que podía. Eso la estaba persiguiendo, y más le valía encontrar un sitio para esconderse. Acabó llegando al granero, el cual procedió a atrancar con una viga caída, y se escondió en un montón de paja lo más lejano posible de la puerta, donde se encogió y esperó a que la cosa se fuese.

No fue el caso, ni de coña. Tras menos de un minuto, la puerta empezó a crujir por unos golpes brutales, por lo que estuvo a punto de gritar, conteniéndose como pudo. El momento no duró mucho, ya que la puerta salió volando con unos pocos impactos, enviando sus restos a varios metros a la redonda. Ello le permitió ver bien a la bestia: una burrada tan alta como un tractor con el cuerpo de una babosa color carne, ocho patas metálicas, cuatro garras óseas con forma de guadaña y cuatro largos y viscosos tentáculos, la cual rugió con una boca con cinco filas de dientes y empezó lentamente a buscar por la estructura. No parecía tener ojos, pero no le hacían demasiada falta, ya que se guiaba muy bien, apartando piezas de maquinaria y herramientas como el viento arrastra ramitas. Se estaba acercando a su posición, así que empezó a llorar y taparse con su stetson aunque suene gallina. Entonces...

−¡Eh, culo gordo!

La criatura se volvió hacia la voz, confundida y furiosa por la distracción. Un chico joven trajeado, de pelo castaño corto y con gafas de sol, estaba en el marco de la puerta apuntando al monstruo con un rifle semiautomático, con una mueca molona en su rostro. Empezó a disparar ráfagas sin pestañear, con el único efecto de enfurecer a su objetivo.

−¡j*der, además de feo duro! ¡Pues nada, hora de darte un plato de lentejas!

Haciendo gala de una temeridad absurda pero genial, tiró el arma a un lado y sacó una escopeta de su espalda, acercándose andando al engendro mientras disparaba y recargaba con una tranquilidad que ya la querría cualquiera. La potencia del arma era enorme, arrancando cachos de las garras y haciendo retroceder y encorvarse al bicho, lo cual hizo sonreír al chico.

−¡Ey, ¿lo has pillado?! ¡Lentejas! ¡Normalmente, si no las quieres las dejas, pero ahora te jodes porque te las estás comiendo tooooo...!

No pudo continuar hablando, pues un fuerte golpe de uno de los tentáculos le mandó volando a tomar por saco fuera del granero, siendo seguido por su furioso atacante poco después. El golpeado se levantó, sacudiéndose el traje de baba.

−¡j*der, colega! ¿Tienes idea de lo difícil que va a ser sacar esta mierda? ¡Y encima luego toca planchar, que es un coñazo! ¡Muy bien, pues ya me has tocado los...!
−Lloyd, cálmate ya, anda.

El dueño de la nueva voz, otro chico de traje y pelo también corto pero rubio, apuntó un enorme lanzallamas acoplado a su pecho al objetivo, cubriéndolo de fuego en segundos, lo que provocó un grito de dolor que podría haber reventado cristales como una cantante gorda de ópera. Mientras intentaba quitarse de encima las llamas, el rubio miró a su compañero y habló.

−Te has vuelto a saltar el protocolo.
−Bah, sabes de sobra que podemos permitirnos ese lujo. Además, ¿tú has visto ese truño salido de la mente de un pirado? Tenía que mandarlo de vuelta con sus ancestros cuanto antes.
−Pues no has tenido mucho éxito...
−Ni tú tampoco, mi-

La criatura aún ardiendo se lanzó contra ellos a toda leche, describiendo un amplio arco horizontal con sus guadañas. Como resultado, partes superior e inferior del cuerpo de ambos salieron volando, dejando de moverse. La bestia rugió, victoriosa, y se dio la vuelta hacia el granero de nuevo, encarando a una sorprendida granjera que había salido de su escondite creyéndose a salvo. Se arqueó, lista para atacar, pero una explosión en una de sus patas le hizo trastabillar y volverse, cabreada. Otra persona trajeada, esta vez una chica con largo pelo rojo y amarillo, le apuntaba con un arco de poleas, mirándola con desprecio molón tras sus gafas negras.

−No ha sido muy buena idea trocear a mi novio. Pinkie, ¿cómo vas?
−¡En ello!-gritó una chica con pelo rosa y esponjoso, que se encontraba juntando tórax y piernas de los dos chicos mientras estos inexplicablemente daban instrucciones de a quién pertenecía qué.

Asintiendo y echándole huevos, Sunset volvió a disparar a la criatura, apuntando a sus articulaciones metálicas. Una por una fueron cayendo entre potentes explosiones, hasta quedar el monstruo desplomado en el suelo, rugiendo impotente.

−¡Ey, gusanito! ¡Saluda a mi amiguita!

Con estas palabras, Pinkie, que ya había terminado lo suyo, disparó un enorme lanzacohetes contra la boca abierta del objetivo, tragándose este el proyectil como una enorme píldora. Un segundo y un brutal sonido después, se hizo más picadillo que una hamburguesa barata.

−Buen trabajo, agentes.

Los cuatro se volvieron a la fuente del sonido. Su superiora, una mujer trajeada alta, fuerte y de largo pelo arcoiris sujeto con un lazo negro, estaba bajando de una lujosa limusina negra unos metros más allá.

−Unidad V presentándose. Misión cumplida, Hairbow Lash-corearon mientras se cuadraban.
−Bien, bien. Fue una buena idea que el Gobierno formase una unidad con ustedes al descubrir sus poderes.
−Sí, pero nunca podremos ser tan asombrosos como usted, señora Lash. Su habilidad con ese lazo cortante irrompible es legendaria-mencionó Sg.
−Adulador, pero cierto. Quiero un informe con todos los detalles de la misión mañana a primera hora en mi mesa. Y hagan el favor de sacar el neuralizador, la dueña de la propiedad les está mirando con cara de bobos.

Asintiendo, Pinkie sacó sonriente un corto tubo metálico de uno de sus bolsillos y en un segundo se deslizó a través del aire hasta la cara de la sorprendida granjera, activando un fogonazo y empezando a contarle una historia creíble mientras el equipo de limpieza actuaba algo más allá.

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−¿En serio? ¿HAIRBOW LASH?-comentó Applejack, incrédula.
−No sé de qué me estás hablando.
−Oh, venga ya, Rainbow. No hace falta ser un genio para ver que te has metido de forma descarada y exagerada en la historia: es idéntica a ti físicamente, la pones como una figura poderosa y a seguir y la calificas de "asombrosa". Y encima está lo de poner "una granjera rubia" como una víctima que no para de correr aterrada y ni habla-dijo Rarity.
−Eh, eso es una simple coincidencia-respondió, con los ojos cerrados y recostándose en su asiento.
−Y no es ese el único problema: no das un trasfondo a lo que sucede salvo rápido al final, falta más descripción, no has aprovechado nuestros poderes vampíricos, el plagio está ahí con toda la jeta...
−Venga Lloyd, no seas así, que son relatos cortos-le cortó Sg.
−Vale, pero el vocabulario que utiliza es demasiado vulgar y casual, debería haber quedado más impersonal.
−¡Oh, perdóneme el señor catedrático!-irrumpió una mosqueada Rainbow.
−Chicos, chicos, por favor-se metió Fluttershy, intentando poner paz.
−Debo decir que me han gustado las partes de acción. El alcance y poder de las armas es realista, y logras transmitir el suficiente dinamismo.
−Bien, alguien que aprecia mi arte, gracias-respondió la deportista, sonriendo ampliamente.
−¡Tú has quedado especialmente guay, Sunny! "Ha sido una mala idea trocear a mi novio"-imitó Pinkie con una voz algo grave, lo que arrancó risas de todos.
−Bueno, una cosa es cierta: es mejor que el anterior, y Men in Black es una película que me encanta-concedió Lloyd conciliadoramente.
−Llega a ser peor que lo de antes y me pego un tiro, te lo aseguro-respondió, asustada.

Todos más animados y relajados, avanzaron al siguiente relato.

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*Impresionante relato distópico cargado de melancolía y esperanza.*

Conocimiento
[Slice of Life][Triste]

por Sg91


La chica caminaba tranquila, los ecos de sus tacones resonando en el blanco suelo de plástico a medida que se aproximaba al mostrador de recepción. Una resplandeciente luna llena alumbraba su camino a través de las cristaleras.

−Disculpe...

Un rostro perteneciente a una mujer entrada en años, con gafas y pelo recogido en un moño, levantó su mirada del holo y miró impasible a la joven pelirroja de ojos verdes.

−Estaba buscando la sección de literatura romántica. ¿Sabe dónde puedo encontrarla?
−Sección 5, planta 3, pasillo B. Recuerde que cerramos en una hora-contestó con monotonía en su voz, tras consultar brevemente la interfaz.

La chica le dio las gracias brevemente y se encaminó a su destino, tomando un ascensor de vacío por el camino. Tras llegar, tomó un libro de la estantería y se sentó en un puf cercano, sumergiéndose en la lectura. Tanto lo hizo que no se fijó en una silenciosa figura que llegaba de otro pasillo adyacente, la cual depositó un libro en uno de los estantes y empezó a irse. Fue el roce del ejemplar contra otros lo que le hizo soltar un respingo y mirarle, sorprendida.

−¡Oh! ¡Lo siento, me asusté, no sabía que había alguien aquí!

Por su parte, el desconocido la miró antes de acercarse a paso lento, hasta inclinarse sobre ella demasiado cerca de su cara, escrutándola con unos ojos rojos como el fuego. La chica empezó a enrojecer y ponerse muy nerviosa, ya que una distancia entre individuos de menos de un metro era algo reservado a familia y amantes esos días.

−O-oiga, ¿qué...?
−Disculpa-dijo con voz queda mientras se apartaba-, pero al ver tu cara me recordaste a otra persona.
−¿Puedo preguntar quién?-dijo ella, curiosa.
−Preferiría no tener que hablar con ello, si no te importa...
−Lo siento...

Un silencio incómodo se instaló entre ambos, sobre todo para ella, que intentaba volver a su libro sin éxito. Entre intentos infructuosos de lectura, empezó a estudiarle: comparado con ella y su impoluto uniforme ciudadano blanco, lucía ciertamente anacrónico. Llevaba pantalones, pero eran más holgados y de un color oscuro, y cubría su parte superior con una cazadora beis. A ojos de algunos, incluso podría concurrir en escándalo público solo por vestir así. Por otra parte, su corta cabellera rubia sí encajaba en la moda. Era ella la que con su ígnea pelambre llamaba la atención entre conocidos y extraños, pero al menos no era morena, algo considerado sucio en ese mundo albo, homogéneo y pulcro.

−Perdona-dijo él en un momento dado, interrumpiendo su tren de pensamientos-, no era mi intención sonar tan cortante. Es solo que el pasado puede ser demasiado doloroso. Pero dime, ¿qué te trae por aquí a estas horas? No queda mucho para que la biblioteca cierre.
−La verdad es que siempre he tenido curiosidad por este lugar, y vengo siempre que puedo-contestó ella, no intentando ahondar más en las divagaciones de su interlocutor.
−¿Oh? ¿Y cómo es eso?

La chica se tocó nerviosamente su holorreloj de última tecnología antes de hablar.

−Es muy posible que por lo que voy a decir a continuación suene discordante-el estar mirando hacia su dispositivo hizo que se perdiese la mirada melancólica que puso él al oír esa palabra-, pero es agradable tener un sitio tan distinto como este. En nuestra sociedad actual, en que todo es tan pulcro, tecnológico, ordenado, igual y... artificial-arrastró esa palabra como si le costase-, esto parece perdido en un pasado donde todo era más cercano y cálido. Todos los que me conocen dicen que soy rara, pero... ¿no le parece a usted que todo se ha vuelto demasiado frío? ¿Distante? Viendo cómo va ataviado, puede que me entienda.

Él no dijo nada, limitándose a arquear una ceja con extrema curiosidad mientras ella acariciaba el lomo del libro que estaba leyendo.

−No sé, es simplemente que poder venir aquí y leer los antiguos libros en papel que disfrutaban nuestros antepasados, en vez de hologramas, grabaciones o pantallas, me permite desconectar e imaginar que estoy en otra época. Una más tranquila, donde todo era más cercano, artesanal y sencillo. Sé que nuestra sociedad actual ha alcanzado un pico de paz y orden, pero aun así... Siento como si perteneciese a otro tiempo.

Viendo que él no le contestaba, levantó la cabeza. Sus ojos carmesí brillaban con una mezcla de orgullo y dolor, al tiempo que una gran sonrisa-¿eran imaginaciones suyas o fugazmente había visto unos colmillos más largos de lo normal?-adornaba su cara.

−¿Conoces la historia de este lugar?
−Más o menos. Fue fundado hace unos quinientos años por un desconocido, un filántropo que destinó casi todo su patrimonio a la construcción de este edificio y la protección de libros físicos de todos los géneros y épocas. Más de una vez se ha intentado derruirlo o actualizar su colección de acuerdo a los tiempos de la tecnoera, pero su testamento y los acuerdos legales que dejó firmados lo blindan perfectamente, pudiendo solo reformar el edificio de acuerdo a los cánones arquitectónicos y tecnológicos.
−Veo que has hecho tus deberes. Sin embargo, permíteme que te cuente algo más: sus motivos. Algunos cuentan que esta persona tenía una vida distinta pero feliz junto a su esposa, además de conocer otros dos amigos que compartían circunstancias similares y el resto de su grupo, viviendo todos una amistad que era... cómo decirlo... magia-ella se extrañó al escuchar esa palabra tabú, que ni en los cuentos modernos se mencionaba ya-, y que era admirada y respetada. Todo iba bien hasta que el mundo empezó a volverse cada vez más y más igual y científico, convirtiéndose ellos a ojos de los demás en algo que debía ser eliminado por sus diferencias y no poderse explicar ni comprender.

Hizo una pausa, notando ella un leve temblor en su voz y gesto que se fue tan rápido como había venido.

−Intentaron vivir en paz, pero fue inútil. Al final, únicamente quedó él, solo tras el asesinato de su mujer. Estuvo a punto de dejar que la ira lo consumiese, pero en el último momento supo que ella no habría querido eso. Así pues, borró su identidad, empezó una nueva vida y se refugió en sus conocimientos como bibliotecario, lo que le llevó a construir este templo al pasado, por así decirlo, en el que solo tendrían cabida los antiguos libros físicos, con la intención de que la humanidad no se viese completamente consumida por la frialdad y la esterilidad de lo impersonal. Pero bueno, todo eso son mitos, habladurías.

Se volvió para mirarla, comprobando que tenía una expresión de gran asombro y tristeza grabada a fuego, además de... comprensión. Se dijeron todo en nada, creándose un fuerte vínculo de entendimiento mutuo. Eran dos seres totalmente anacrónicos a pesar de pertenecer a la misma época, pensó ella.

−¿Cómo te llamas?
−ID58466766_P_A_4. ¿Y usted?
−Sg91.
−Vaya, ese es un nombre bastante... inusual.
−Lo es, ¿verdad?

Ambos soltaron una risilla confidencial, antes de que él sacase de uno de sus bolsillos una tarjeta magnética dorada con el nombre de la biblioteca.

−Ten. Esto te permitirá acceder aquí cuando quieras, incluso cuando esté cerrado, y pasarla por los lectores de dentro validará al instante cualquier préstamo sin trámites.
−¿Está... está seguro de que me quiere dar esto? ¿De dónde lo ha sacado?
−Algo me dice que no eres muy amiga de respetar el toque de queda, y que amas este lugar tanto como yo. Respecto a la otra pregunta... tengo mis maneras.

Tras unas pocas frases más de cortesía, ella se despidió ya que se le estaba haciendo tarde, y guardó el libro en su compartimento dorsal tras validar el préstamo en un terminal cercano con su nueva acreditación. Sin embargo, una pequeña puerta entreabierta en un rincón le llamó la atención, entrando a echar un vistazo a pesar de que algo le decía que no era buena idea. Lo que vio dentro le dejó sin habla.

Era un despacho con decoraciones tan fuera de lugar en ese lugar y época como una mesa de caoba, una alfombra persa y antiguos retratos en las paredes de personas que no reconocía. Sin embargo, lo que concretó todo y la dejó helada fue un enorme óleo que presidía la estancia. Representaba a una feliz pareja el día de su boda: ella, una radiante chica algo pálida con ojos escarlata, un fastuoso vestido nupcial con velo y cabello rojo y amarillo. Él... era exactamente la misma persona con la que había estado hablando hace unos minutos. Y el cuadro estaba fechado hace unos seiscientos años, hallándose perfectamente conservado.

Trastabilló y salió con cuidado en dirección a la entrada, sopesando las posibilidades con algo de miedo en su ser. Sin embargo, su mente racional lo descartó al poco: muchas personas lucían parecidas entre si en la actualidad, y tenía que ser una coincidencia que la fecha de la fundación de la biblioteca cuadrase con la época en que todo lo no explicable por la ciencia pasase a ser tenido como algo a eliminar y cuando se fijó la primera ley suprema para la convivencia por la que las personas tenían que vivir obligatoriamente un máximo de ochenta años, otra posibilidad sería algo ridículo. Su charla de antes debía de haberle afectado demasiado. Sin embargo, al pasar frente al dispensador de desinfectante de la entrada, volvió a recordarla y, aprovechando que la recepcionista no miraba, salió sin utilizarlo.

Esta sociedad tenía que cambiar, aunque fuera empezando con unos pocos y a través de pequeños gestos.

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−Querido, esto ha estado realmente bien, te felicito.
−Gracias, Rarity-contestó el aludido, sonriendo.
−Bof, trabajas con libros, escribes sobre libros... Estoy seguro de que también sueñas con ellos. Un día vas a evolucionar a un cerebrito de cuerpo completo, andando con los nervios como un alien raro.
−No le hagas ni caso a Rainbow, dulzura. Tiene un aire de melancolía que me ha llegado.
−Una pregunta... ¿Se supone que esa chica es descendiente tuya? Por el parecido.
−Ah, no, Fluttershy, es una coincidencia. Simplemente la hice así para remarcar el recuerdo de lo perdido, el drama-explicó de forma teatral mientras miraba a Sunset, quien le habló.
−Es muy bueno, cielo. Creo que tienes posibilidades de ganar, y me ha conmovido la historia.

Ante eso él la abrazó y besó con dulzura, como diciendo que seguía ahí para ella, ante exasperación de Rainbow.

−Por cierto, ¿dónde está Lloyd?-preguntó él.
−Se ha levantado un momento mientras estabas pelando la pava con Sunset-explicó la multicolor, ganándose una mirada de desaprobación por parte de Rarity y Applejack.
−No preocuparse, ya estoy aquí. Un momento...

Portaba en sus brazos un par de objetos, que procedió a encasquetárselos a Sg: una boina y unas grandes y gruesas gafas redondas. Una vez hecho todo, y ante la estupefacción de los presentes, se sentó de nuevo en su sitio y empezó a hablar con sorna y grandes aspavientos.

−Visto tu papel como guardián de libros antiguos, tenía que hacer esto, y menos mal que estaban los tecnológicos en otra mesa y esa chica, Watermelody, en otra. Damas y caballeros: saluden a Sg, ¡el hipster supremo!

Él y Rainbow explotaron en carcajadas, llegando a compartir un confidencial choque de puños en el proceso tras lograr recuperar un poco el aliento. Por lo general el resto también se rió, pero no tan fuerte como ellos, aunque los dueños de los accesorios, la mencionada Watermerlody y una algo cegata Scribble Dee, se pasaron de vuelta a por sus cosas e hicieron unas fotos para el recuerdo que seguramente no tardarían nada en difundirse por todo el instituto.

−Si serás cabrón...
−Ya me conoces, tío-respondió con una sonrisa de hiena-, y además es que te lo has buscado. Aunque eso sí, es cierto lo que han dicho las demás: el relato es bueno, sobre todo por esa sociedad distópica ultralimpia y homogénea que describes. Me ha recordado a "La Naranja Mecánica", por ejemplo.

Tras unos pocos comentarios más por parte de toda la mesa, el siguiente relato circuló.

(CONTINÚA EN EL SIGUIENTE MENSAJE)
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El Caos es la fuerza que mueve el universo. Es un gran error pensar que puede controlarse o eliminarse.
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Re: Bronies inmersos en material alternativo [Todos][Histori

Notapor LloydZelos » 15 Dic 2015, 02:43

(CONTINÚA DEL MENSAJE ANTERIOR)


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*Uno de los peores relatos por parte de un aficionado que he visto jamás. La trama es ridícula y soez, la narración pobre, los personajes no se corresponden con la realidad, las normas están al límite y hay excesivos relleno y recreación vacíos para llegar al límite mínimo de palabras. Os lo he pasado para que toméis medidas y para que veáis hasta qué punto alguien puede escribir algo horrendo y lo evitéis.*

Vida y placer eternos
[Sexy]

por Snips&Snails


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−No. No. Paso. Y una mierda, yo esto no lo leo-anunció Lloyd, estampando su copia en la mesa y cruzándose de brazos.
−No puede ser. ¿Esto va en serio? ¿Qué título es ese?-cuestionó Applejack, extrañada y asqueada.
−¿Y ese género? ¡Eso ni siquiera está contemplado en los cánones de la escritura, y las pocas posibilidades más cercanas son cuestionables cuanto menos!-exclamó Twilight, llena de indignación.
−Chicas, chicos... Si lo que me dijo Lloyd el otro día sobre los malos escritos es cierto, esto puede ser atroz-anunció Rarity, con un deje de miedo en su voz.
−Sin embargo, ya que los del club se han molestado en seleccionarlo para que aprendamos de lo malo y por cómo nos toca, yo digo que al menos lo intentemos. ¿Qué dices, Sg?
−Ay ay ay... Bueno, de perdidos al río, ¿no?-respondió él, mirando a su novia tras sus palabras y enfrascándose con miedo en la lectura de nuevo con los demás.

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−¡Aquí Snips!
−¡Aquí Snails!
−¡BIENVENIDOS A "PEÑITA QUE SABE"!

Un fuerte clap clap clap se oye por el plató del famosísimo show nocturno de entretenimiento, causado por las legiones de público que corean los nombres de los apuestos presentadores.

−¡Gracias, público! ¡Pero, como siempre y por desgracia, no estamos aquí por nosotros! ¿No es verdad, Snails?
−¡Cierto, Snips! ¡Como sabéis, todas las semanas nos dedicamos a entrevistar a peñita que sabe disfrutar de la vida A LO GRANDE! ¡Y en esta ocasión os traemos algo gordo, algo tan brutalísimamente guay y salvaje que os hará desear por más durante meses como perros por pienso cinco estrellas!
−¡Correcto, Snips! ¡Esta vez nos fuimos a la mansión que nuestras más famosas y favoritas chicas inmortales del instituto Canterlot comparten con sus novios! ¡Y vaya vida, ya la quisiera yo para mí, bua!
−¡Sin más dilación, os dejamos con el vídeo! ¡Os aseguramos que será brutídeo!

−¡Nos encontramos en la chozaca a las afueras de la ciudad en la que nuestros protagonistas viven! ¡Vamos Snails, llama a la puerta!
−Hola, queridos-saluda una cañón Rarity en un camisón rojo semitransparente que madre mía que deja ver su ropa interior negra-, no va a hacer falta. Ya he abierto la puerta antes de eso, tengo un oído muy desarrollado... al igual que otras cosas.
−¡Desde luego, con esa delantera podrías parar un camión al grito de auuuua! ¿Cómo ha ocurrido?
−Bueno Snips, digamos que el vampirismo trae consigo ciertas ventajas, incluido el cambiar tu cuerpo a tu antojo. Y nunca se tienen suficientes de estas, ¿verdad?-dijo con un guiño mientras las lolas botaban solas.
−¡No podría estar más de acuerdo! ¡Vamos dentro!

La decoración es canela fina, con cortinas, alfombras, sillones, puertas, baúles y todo ese tipo de chorradas que se ponen para hacer bonito.

−Todo esto lo he decorado yo... ¡Oh, hola Rainbow! ¡Saluda, estamos en la tele!
−¿Qué hay, colegas?-dice la cachas pero masticable deportista, quien se encuentra dándole a su sudoroso y bien dotado cuerpo solo cubierto por una toalla (maldita sea esta) con unas pesas en un sillón.
−¡Vaya, esa parece ser la cocina! ¡Hola, Pinkie! ¿Qué haces cocinando solo con un delantal?
−¡Hola Snails! ¡La verdad es que, aparte de que remarca mi sensual y delicioso cuerpo, toda otra ropa adicional sería un estorbo! ¿Queréis un cupcake? ¡Los he decorado con los pies para practicar mi flexibilidad!
−¡Ojalá pudiera ser, pero vamos cortos de tiempo! ¡Mira, allí en ese cuarto está Applejack reparando sudorosa una cacharra que no sé qué es pero tampoco creo que importe una puñeta! ¿Por qué llevas solo un peto? ¡Aunque tampoco me voy a quejar!
−¡Ey, mozuelos! ¡La verdad es que el sombrero es un asco que me tapa demasiado por lo que lo tiré por ahí, y con este peto se trabaja que te cagas!
−¿Y Sunset?
−¡Ah, está entrenando con Fluttershy y Twilight el beso a dos bandas! ¡No es fácil complacer a nuestros novios, pero es nuestro deber como sus mujeres, así que esa chica cuidabichos les está enseñando las artes del amor! ¡Engaña, hay que fliparse lo buena que es la moza!
−¡Que ahora que lo dices, nuestros técnicos nos dicen que están entrando por la puerta tras un agotador día de trabajo!
−¡Uy, voy corriendo, voy corriendo!-grita una feliz y pizpireta Rainbow, seguida por todas las demás.
−Hola, cariñitos-dicen ellos a coro, siendo cubiertos por besos apasionados por turnos por todas ellas por todas sus caras por lo que parece una eternidad por momentos.
−¡Vaya, creo que nos vamos a ir, no nos gustaría interrumpir nada! ¿Verdad, Snails?
−Oh, no importa-dice entre los ruidos esos de gato alegre Fluttershy enfundada en un traje de secretaria ceñido y con una regla en la mano para castigar a los malotes-, nos gusta que nos miren y público nuevo siempre es bienvenido...


−¡Y hasta aquí la primera parte del reportaje! ¡La semana que viene emitiremos el final, en el que mostraremos hasta qué punto los vampiros tienen cierto tipo de apetitos insaciables! ¡Soy Snips!
−¡Soy Snails!
−¡Y ESTO ES "PEÑITA QUE SABE"!

El público peta en aplausos y gritos hacia los geniales presentadores mientras el programa, por desgracia, termina.

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Un silencio que solo se podía cortar con una motosierra láser invadió al grupo. Lloyd se quitó lentamente las gafas, dejándolas en la mesa y comenzando a frotarse los ojos con los dedos mientras suspiraba.

−¡¡Esto es humillante, una desfachatez, una vergüenza!! ¿Quiénes se han creído que son esos machistas maleducados? ¡Sus padres deberían saber de esto, pero no quiero que esto trascienda más de la cuenta! Aaaaaaargh, ¿¿qué hago??-comenzó Rarity, sus ojos ardiendo de furia mientras se tiraba de los pelos.
−Cuando les ponga las manos encima van a saber lo que es el dolor-murmuró quedamente una mortalmente seria Rainbow, crujiendo sus nudillos.
−Déjame algo, y que esté consciente-añadió Applejack, tapándose la cara con su sombrero.
−Yo... Hum... Pero... No soy...-tartamudeaba Fluttershy, roja hasta las orejas y con los ojos húmedos, siendo consolada por Twilight como podía.
−¿Cocinar solo con un delantal? ¿En serio? ¿Y decorar repostería con los pies? Creo que estos no tienen idea de seguridad, higiene, ni nada-aportó Pinkie, visiblemente enfadada.
−Esto es asqueroso. Tenemos que hablar con Celestia y Luna para que tomen medidas contra estos dos, esto es un atentado contra nuestra dignidad. ¿Qué piensas, Sg? ¿Sg?
−Va a explotar-susurró este, mirando a Lloyd.

Todos se giraron hacia el único miembro de la mesa que no había dicho nada. Sus gafas aún descansaban en el mueble, y frotaba su cara con una fuerza tal que parecía querer aplastársela. Como una olla a presión soltando vapor, estaba en su límite. Finalmente, estalló, vomitando toda su ira en un torrente de destrucción auditiva.

−¡Por esta clase de cosas es por las que no quería que pasase ESTO! ¿¿Pero esta qué pedazo de p*ta mierda que es?? ¿Estos dos gilipollas están locos o qué? ¿Un harén? ¿EN SERIO? ¿Y todas vosotras zorreando a lo bestia como una película X barata? ¿Con tetazas por obra y gracia de la magia negra que encima tienen físicas de anime y Rarity abriendo tan pancha como salida de un sketch de matrimonios rancio? ¿Rainbow contentita de ver a sus dos maromos rollo niña pija? ¿Pinkie y Applejack haciendo cosas que ni una mazizorra en una de Michael Bay? ¿Fluttershy... así? ¿Y nosotros de reyes del mambo? ¡Y luego el cómo está escrito, me cago en su p*ta vida! ¡Unas comparaciones de mierda, un ego de la hostia cuando son dos tontopollas, una mierda de descripciones, un nombre para ese programa que daría vergüenza a un poligonero, unas expresiones dignas de un prepúber descerebrado, no sé qué mierdas es "brutídeo"...! ¡Qué co*o, toda esta INMENSA p*ta MIERDA ha sido vomitada como una bola de vómito, heces y meados por parte de este par de putos retrasados! ¿¿Pero qué cojones se han creído para tratarnos así?? ¡No, esto no va a quedar así, y una mierda que no! ¡Si la tortura y el asesinato fueran reales, les cogía y les hacía unas burradas que harían quedar a Jigsaw como un p*to noob de mierda! ¡De primeras, como parece que es con lo que han pensado, cogería y les cortaba la...!
−¡Lloydi! ¡Lloydi! ¡Por favor, estás montando una escena y nos estás asustando! ¡Me estás asustando! ¡Tranquilízate, por favor!-suplicó su novia, agarrándole de la cara.
−¡Pero Pinkie, tú has visto lo que han hecho!
−¡Lo sé perfectamente-dijo ella, alzando la voz-, pero ponerse así de alterado no va a solucionar nada! ¡Hablaremos con Celestia y Luna y les caerá una buena!
−Pero... os ha puesto de...
−¿Te crees una sola palabra de lo que has leído?
−Ni harto de drogas-contestó él, horrorizado.
−Entonces que no te importe tanto-dijo ella, besándole un momento y poniéndole las gafas-y escucha. Todos aquí tenemos y debemos sentir enfado, es normal. Pero más allá de eso no va a valer de mucho más que ponerte mal y hacernos sentir al resto mal. ¿Quieres eso?
−No-admitió.
−Entonces ya está. Olvidémonos de esos dos tontos por ahora, y consolémonos sabiendo que no van a ganar nada. ¡Señora Cake! ¡Traiga aquí un chocolate caliente, por favor!

La situación se fue calmando a partir de ahí, aunque el sentimiento generalizado de indignación, ira y asco aún flotaba en el ambiente. Sg se puso a explicar que esto era perfectamente normal en Lloyd cuando leía pura basura, habiendo sido esta la vez que más le había visto cabreado al respecto, y con diferencia y razón. Mientras tanto, el aludido se hallaba siendo calmado por su novia entre bromas y palabras tranquilizadoras, proceso que se volvió más sencillo cuando el dulce brebaje encargado llegó y surtió efecto en él como un bálsamo curativo, limpiando su alma y llenando su cuerpo con un reconfortante calor metafórico y literal junto con los esfuerzos de ella. Al cabo de unos minutos, y con todos considerablemente menos tensos, procedieron al siguiente relato con no poco temor preventivo.

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*Excelente carga dramática, de acción y descriptiva, realmente conmovedor.*

Paz
[Triste]

por Rarity


El hombre fornido corría por el inmenso pasillo guardado por armaduras, ricos tapices centenarios y cortinajes de satén roídos por el tiempo, su destino ya próximo. Fuera, la noche expresaba el drama de lo que estaba a punto de acontecer con una inmensa luna llena que bañaba todo con su suave mas antinatural escarlata luz, relámpagos y truenos desgarrando el cielo como lamentos furibundos y una densa cortina de lluvia que bien podría perforar a quien se detuviese mucho tiempo bajo ella. Todo ello, junto con el eco de las botas del extraño en la solitaria estancia, parecía haber ahuyentado a todo ser viviente en su camino. Claro que, en ese lugar maligno, no era necesario haber estado alguna vez vivo para causar problemas.

Eso mismo había descubierto varias veces por las malas él a lo largo de la noche, y estaba a punto de hacerlo una vez más. Cuando ya empezaba a vislumbrar el final del cuarto, todas las piezas metálicas que le rodeaban empezaron a abandonar sus puestos rodeadas por un aura roja, deshaciendo las formas protectoras humanas que antaño fueron, para juntarse en un pandemónium imposible que habría vuelto loco a cualquiera... pero él había visto demasiadas cosas extrañas como para sorprenderse por algo así. Delante de sus ojos, el metal se dobló, estiró, contrajo y rompió en apenas segundos brillando por la luna y los electrones de fuera, conteniendo la magia que le había dado vida en la oquedad de este nuevo cuerpo y apenas dándole tiempo para prepararse. Finalmente, el último fragmento se colocó en su sitio, la escultura viviente a la demencia terminada: un centauro tan alto como dos hombres, equipado con una gran alabarda capaz de partir su misma alma y con un hueco yelmo cornudo por cabeza, con dos brasas ardiendo inmisericordes en sus cuencas.

−Entonces tú eres el último obstáculo... ¡Acabaré contigo como he acabado con el resto de los miembros y víctimas de la oda a la locura de tu amo, y luego iré a por él! ¡Fuera de mi camino, demonio!-habló el valiente guerrero, ajustándose la sudorosa cinta manchada por la sangre de una brecha que le abrazaba la cabeza, sacando un martillo de guerra de la cara interior de su abrigo.

El monstruo no habló, al carecer de raciocinio más allá del único propósito por el que había nacido: mandar al intruso al olvido. Se encabritó y cargó, la cacofonía de sus cascos de metal contra la piedra el único ruido en la estancia. Por su parte, el héroe aguardó, agazapado como un felino, esperando el momento adecuado. Este finalmente llegó cuando el arma de su contrincante estaba a segundos de ensartarle, reaccionando apartándose levemente a un lado y asiendo el mango de la misma, subiéndose a ella como quien se aferra a una cuerda entre los dos lados de una sima. Confundido y furioso, el engendro frenó en seco, pero eso únicamente hizo trastabillar al intrépido hombre, que acabó por estabilizarse y aprovechar el momento de quietud para avanzar por el asta y trepar por el cuerpo de la bestia. Esta se agitó e intentó agarrarlo como a una mosca, pero todos sus esfuerzos resultaron inútiles, pues su contrincante alcanzó su destino: su cabeza. Como presintiendo lo que estaba a punto de ocurrir, toda fisura en la armadura que era se cerró en un imposible acto dúctil del metal que la componía.

−¡Eso no te va a servir de nada!

Con un potente grito, levantó su arma y hundió el pico en la parte superior del yelmo, abriendo un impresionante boquete con un ruido chirriante y soltando en su interior un pequeño bulto que sacó de uno de sus bolsillos. Entonces se incorporó mientras saltaba lejos de su improvisada montura, aterrizando unos metros más allá y rodando para incorporarse y correr hacia la puerta. Antes de que la criatura pudiese seguirle, cogió un mando con botones que tenía guardado y pulsó uno de ellos. El explosivo a control remoto se activó, enviando fragmentos de metal por todas las inmediaciones que no le alcanzaron a él por poco y liberando la bruma que controlaba la metálica aberración, que se disipó.

Apoyándose contra la puerta que acababa de cerrar tras de sí, el guerrero se detuvo un momento, exhausto. Después de esa noche iba a tomarse unas largas vacaciones, eso si salía vivo de esta, claro está. Pero poco le duró el reposo, pues ante sí apareció una estrecha escalinata, sacada de entre las sombras por la sobrenatural luz de varios pebeteros de nichos en las paredes que se encendieron solos, uno tras otro, señalando el camino. Sus lenguas verde veronés lamían el aire viciado, mas no aportaban ningún tipo de calor. Él sabía lo que eso significaba: le estaba invitando a su presencia. Hacerle esperar no sería de mucha educación, así que escaló los peldaños pausadamente hasta llegar ante una gran puerta de plata.

Sus intrincados grabados le llamaron momentáneamente la atención. Estos parecían contar una especie de historia en orden cronológico de arriba a abajo. Coronando la estructura estaban un chico joven sentado en un pupitre y una alegre chica de pelo esponjoso y con tres globos en su falda saludándole con una gran sonrisa. Un par de escenas les mostraban estudiando y cocinando dulces juntos, para a continuación dar paso a una divertida representación de ella besándole bajo el muérdago. Otras comiendo en una mesa acompañados por tres chicas y una pareja de casados, abrazándose con fuerza en un escenario con ella luciendo un fastuoso atuendo como para actuar, besándose sentados contra una pared llevando ella el pelo extrañamente liso... Seguían varias escenas aparentemente felices y normales para una pareja de novios y otras más inusuales, hasta un punto de inflexión en que ella llevaba una inusual vestimenta de origen oriental y tenía su cara hundida en el cuello de él mientras este la abrazaba, arrodillados en el suelo mientras eran iluminados por la luna. A partir de entonces una pátina de óxido se iba haciendo más y más patente para representar que todo se tornaba mucho más oscuro, con huidas de varios lugares donde les perseguían figuras sin rostro equipadas con todo tipo de objetos y armas, hasta terminar en el grabado de mayor tamaño y oscuridad y que ocupaba desde su cintura hasta el suelo. Representaba una escena increíblemente ominosa: la chica con su pelo de nuevo lacio atada a un poste, rodeada por una sonriente turba mientras ardía hasta la muerte debido a la luz del sol, mirando al cielo con la boca abierta representando su dolor. La propia escena era sostenida por las manos del chico, su rostro observando de frente. Una mitad de la cara lloraba, la boca contraída de dolor y el ojo cerrado mientras derramaba una lágrima que dejaba un largo surco en su camino. La otra mitad ardía de furia, con las fauces abiertas mostrando colmillos como navajas y el ojo mostrando una pupila vertical, enmarcado por un ceño de odio.

Mientras digería lo que acababa de ver, el argénteo lienzo empezó a abrirse, devolviéndole a su estado de alerta. Una gran sala se mostró ante él, el techo tragado por la oscuridad de la noche y la altura y tan solo levemente desvelada por un relámpago, apenas dejándole ver nada. Multitud de ornamentados candelabros de pie dispuestos en los laterales se encendieron al unísono con la misma llama del cuarto anterior, iluminando adecuadamente la estancia: la sala del trono, con una larga alfombra conduciendo de la entrada a la escalinata donde reposaba el asiento, muchos metros más adelante. Decidido, caminó hasta encontrarse a poca distancia de su sentado enemigo.

El trono era de respaldo alto, hecho de ébano y forrado en terciopelo turquí, saliendo de su parte trasera unas alas de murciélago y coronado por una máscara de una gran calavera de cuyas sienes emergían unos largos y sinuosos cuernos. Sin embargo, lo ominoso no era verdaderamente él, sino su ocupante. Un pálido hombre con níveas melena hasta los hombros y barba vestido con un traje hecho de seda, brillantes zapatos y capa, todo ello negro como la noche salvo la blanca camisa que asomaba en su pecho y el encarnado forro interno de la capa sobre el que él reposaba, sujeta por un broche de oro. Su codo reposaba contra el brazo izquierdo del asiento y su puño se apoyaba en su mejilla, sosteniendo con la otra mano una copa llena de un sospechoso líquido rubí.

−¡Muere, monstruo! ¡No perteneces a este mundo!-gritó el exhausto guerrero para hacerle reaccionar.
−No fue voluntad mía aparecer. Fui llamado por los humanos, que me rinden tributo en pago por sus acciones-contestó, con un deje de tristeza e ira en su profunda voz.
−¿¿Tributo?? ¡Robas las almas de los hombres y los conviertes en sus esclavos!
−Quizá podría decirse lo mismo de todas las creencias y supersticiones...-replicó el oscuro ser, la furia creciendo en su interior.
−¡Tus palabras están tan vacías como tu alma! ¡Al lado enfermo del hombre le vendría a la perfección un salvador como tú!
−¡¿Qué es un hombre?!-bramó su enemigo, tirando la copa al suelo contra el que estalló en un millón de fragmentos, y levantándose-. ¡Una miserable y pequeña pila de secretos! ¡Pero ya hemos tenido suficiente charla! ¡Prepárate!

********************************************************************

Tras una intensa lucha que pareció haber durado una eternidad, gran parte de las cuatro paredes estaba llena de cráteres o marcas ennegrecidas, al trono le faltaba la parte superior del respaldo y muchos de los candelabros yacían rotos. Sin embargo, el mayor rastro de destrucción estaba presente en los contrincantes. El héroe tenía profundos cortes y desgarrones en su ropa y miembros, dejando ver aquí y allá su potente musculatura perlada por sudor y manchada por polvo y sangre. Una fractura en su pierna derecha le hacía cojear, mientras que su brazo izquierdo colgada inerte, lleno de laceraciones y quemaduras. Jadeaba de cansancio, sosteniendo con su mano derecha un látigo de eslabones de hierro que terminaba en una pequeña bola repleta de púas. Por toda la estancia reposaban otras armas de su posesión, como una katana rota o un kukri, mudos testigos de una batalla a muerte. Unos metros más allá, su contrincante yacía en el suelo. Aparte de los múltiples agujeros en su ropa hechos por el armamento del guerrero, no lucía ninguna otra marca del combate debido a su regeneración... salvo el martillo de guerra que tenía clavado en el corazón por la púa. Miraba al techo, extrañamente tranquilo.

−¿Por qué? ¿Por qué hiciste todas esas monstruosidades? Tantas vidas perdidas, tantas aberraciones creadas o mutadas por tu poder enfermo para extender tu reinado de terror... ¿¿Por qué??-cuestionó el que aún se hallaba en pie, luchando por no caer al suelo.
−Nosotros vivíamos felices-empezó a hablar el caído, tras una pausa de segundos que se hicieron eternos-. Nos amábamos. Ella siempre se había ocupado de hacer que los demás sonriesen aun en la peor de las circunstancias, y lo siguió haciendo tras cambiar. Por dentro seguía siendo la misma chica alegre de la que me enamoré. Y eso también lo vio quien ya la conocía. Pero los demás... Ya has visto la puerta.

Su interlocutor asintió, sin caer en la cuenta de que no podría haber visto el gesto desde su postrada posición.

−Tuvimos que mudarnos a otro lugar para proteger a nuestros seres queridos. Pero siempre era lo mismo: la gente nos recibía con los brazos abiertos debido mayormente al carácter de ella, pero a pesar de nuestras precauciones y no dañar a nadie siempre se acababa descubriendo lo que éramos, debiendo huir por nuestras vidas con los gritos de odio y deseos de muerte como despedida.

Pausa. Tuvo que ordenar sus turbulentos pensamientos antes de volver a hablar.

−Eso fue lentamente haciendo mella en nuestro carácter: yo me volví arisco, ella taciturna. Cada vez era más difícil hacernos querer por la gente. Pero siempre estábamos ahí para el otro, ella calmando mi creciente oscuridad y yo consolándola en su pena de sentirse odiada solo por ser diferente. Hasta esa noche... A pesar de mis advertencias, salió a hurtadillas cerca del amanecer para hablar con los habitantes. Ya nos habían descubierto, e íbamos a mudarnos al día siguiente, pero quería quedarse. Estaba cansada de ser una paria. Fue a ellos con una gran sonrisa, palabras amables, trucos de magia para los niños... Después de ser recibida con todo tipo de gritos de odio, y de que algunos le soltasen el farol de que mientras hablaban otros se habían infiltrado en nuestra guarida y habían acabado conmigo, se terminó de romper. No opuso resistencia mientras la ataron a ese poste en el que la vi morir en una agonía inenarrable, oculto entre las sombras, llorando mientras todos sonreían y gritaban de júbilo por haber acabado con "el monstruo". Descubrí demasiado tarde que se había ido, y no pude llegar a tiempo al pueblo para salvarla, la luz del día anulando mis poderes a pesar de no darme directamente. Una lluvia matutina oscureció el cielo y ahuyentó a todos de vuelta a sus casas, permitiéndome salir a recuperar lo que quedaba de ella al no haberse terminado de consumir. Jamás podrías imaginar lo que es eso, muchacho. Tener a tu amada desfigurada en brazos, perdida para siempre en un espectáculo enfermo que las masas llenas de odio y prejuicios infundados han disfrutado. Tus lágrimas teñidas de sangre fundiéndose con la lluvia mientras estás arrodillado en el barro, gritándole al cielo esperando que ocurra un milagro que sabes que no va a producirse, porque el mundo es el infierno.

El aludido solo calló, escuchando a su enemigo caído abrir su maltrecho corazón.

−Fue entonces cuando tomé mi decisión: la humanidad tendría el monstruo que quería. Esa misma noche acabé con todos los habitantes del pueblo, para empezar. Los cacé como a perros, en sus casas, el río, el bosque, las montañas. Los tenía a todos contados, y no paré hasta que el último de ellos cayó a mis pies, suplicando una piedad que no tuvo para con mi esposa. Después viajé de vuelta a cada lugar que nos había expulsado como a leprosos, esquilmando las vidas de sus habitantes. Finalmente retorné al ahora desierto pueblo donde cometí mi primera masacre, encontré este castillo abandonado, y lo adecenté de acuerdo a mis necesidades y recuerdos, con colaboradores que por supuesto me encargaba de eliminar. Lo protegí con mis poderes, llenándolo de monstruos y trampas, pero nunca confié en ningún humano. Algunos vinieron a mi queriendo poder o seguirme, y todos hallaron su final. Quería estar solo en mi pena, y eso hice. Día tras día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Ya no sé cuanto tiempo ha pasado, y francamente, estoy muy cansado.

El guerrero reflexionó, recordando el combate: había sido un enemigo formidable, pero estaba claro que no se había esforzado al máximo, o no estaría ahora en pie. ¿Era posible que hubiese estado esperando a alguien lo suficientemente digno de aparecer ante él y darle el descanso eterno, harto de vivir y la soledad? ¿Hasta qué punto las almas de sus víctimas habían sido más torturadas que la suya?

−¿Qué hora es?
−¿Eh?-balbuceó el héroe, cogido por sorpresa-. Las seis de la mañana.
−Llévame tras el trono, por favor.

La petición le sorprendió. Pensó en una trampa, pero el inmóvil y agotado ser que tenía enfrente, sumando su historia y el honor, activó algo en él. Haciendo acopio de fuerzas, agarró a su enemigo por los brazos, asegurándose de que el martillo seguía en su sitio, y lo arrastró a donde le pedía. Allí, al pie de un gran ventanal, yacía un hermoso sepulcro de mármol rosa tallado en una sola pieza, con sus laterales representando una mesa con postres como tartas, cupcakes o muffins sobre la que eran disparada serpentinas, globos y confeti desde cañones enfrentados, y tres globos en la parte frontal y posterior. Pero lo más destacable era la representación de la chica que salía en la puerta de la sala, una bellísima mujer de pelo esponjoso y abundante ataviada con una falda atada a la cintura con un lazo y una camiseta que era cubierta por una torera, con las manos cruzadas sobre el pecho y sonriendo dulcemente con los ojos cerrados. Siguiendo sus instrucciones, el guerrero postró al vampiro boca abajo sobre la estructura, haciendo que el martillo se hundiese un poco más en su pecho mientras acariciaba el pelo de la chica, al tiempo que lágrimas empezaban a brotar de ambos contendientes.

−A pesar de su destino, estaré eternamente agradecido a los artesanos que hicieron para mi la puerta y este sepulcro. Me permitieron el seguir conservando los recuerdos de días mejores, e hicieron mi estancia en la oscuridad absoluta algo más agradable. Espero que hayan cumplido su otra función: no olvides nunca el origen de todo esto, pues ¿es más fuerte el monstruo o el monstruo que crea al monstruo? Pero el tiempo de las culpas en verdad ha pasado, y es hora de irme. Ella en realidad no descansa aquí, sino en una tumba que yo mismo cavé junto a un gran árbol cercano a estos terrenos, para que siempre estuviera en contacto con la naturaleza en vez de con fría piedra... Pero sé que volveremos a encontrarnos a pesar de la separación. Ya lo hicimos...

Su discurso se vio interrumpido con el piar de los pájaros, mirando por el rabillo del ojo cómo el sol empezaba a salir por el horizonte. Sonrió, henchido de felicidad, y dirigió sus llorosos ojos a su enemigo.

−Gracias...

Todo fue sorprendentemente rápido. A los pocos segundos de sentir en su blanca piel la caricia de la luz de la mañana, su cuerpo se descompuso al instante en fino polvo que salió por la ventana arrastrado por la corriente, dejando sobre el sepulcro su ropa y el martillo. El guerrero, tras permanecer unos minutos en silencio, recogió todas sus pertenencias del salón del trono, le dedicó una última mirada al sepulcro y se fue. Todo había terminado.

Mientras tanto, en una colina cercana al castillo, un frondoso árbol contemplaba el amanecer, un pequeño montículo coronado por camelias a sus pies. Una súbita ráfaga de viento arrancó los pétalos de todas ellas, saliendo volando y encontrándose tras un corto viaje con una nube de polvo que también surcaba la mañana mecido por la brisa. Todo se mezcló en una rápida y alegre danza, ascendiendo sin separarse en ningún momento en dirección al astro rey.

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Al igual que la última vez, un denso silencio se apoderó de la mesa, pero esta vez de naturaleza completamente diferente. Ninguno de los presentes sabía qué decir... o eso es lo que podría parecer, pues la magia del momento se hizo añicos cuando Rainbow soltó su copia sobre la mesa y se reclinó en su asiento.

−Moñadaaaa.
−¡¿Pero qué dices, Rainbow?!-le espetó Applejack, visiblemente molesta.
−A ver, la historia no está mal, y cosas como pelear contra un centauro de metal viviente o ver a Lloyd de señor de las tinieblas han molado un cacho. Pero agota tanto drama y pastelosidad, a veces parece una película para gafapastas.
−Bueno, no tengo la culpa de que tengas la sensibilidad de una piedra, querida-respondió Rarity, esta última palabra cargada ligeramente de veneno.
−¿Ah, sí? ¿Y qué me dices de cómo te recreas en el musculitos? A veces parecía más una novela rosa de esas de portada cutre y cuatro perras...
−Una dama tiene derecho a que le atraigan los hombres fuertes-replicó, atusándose un bucle con los ojos cerrados.
−Bueno, bueno, tranquilidad. Rarity, que sepas que a mi me ha gustado mucho. Ha sido una curiosa visión del otro lado de la pérdida: pacífico en el caso de Sg y su relato, y oscuro con Lloyd aquí. Es cierto que la historia de caer en la oscuridad por la muerte de un ser amado es una premisa que se ha usado mucho, pero la has justificado lo suficientemente bien y con una muy buena carga emocional-apuntó Sunset, sonriente.
−Añado además que la acción ha estado muy bien, y las descripciones han sido impresionantes. Me ha llamado la atención sobre todo la puerta, una muy buena manera de contar la historia de Pinkie y Lloyd y el descenso a la oscuridad de este. Y ese pedazo de final... Felicidades, buen trabajo-dijo Sg.
−Y te has documentado muy bien: armamento, telas, arquitectura, colores... Es obvio que te has tomado tu tiempo y trabajo, deberías estar orgullosa de esto, Rarity-puntualizó Twilight.
−Muchas gracias, chicas. Al menos alguien de aquí aprecia el arte. ¿Tú que opinas, Pinkie? ¿Pinkie?

Todos estaban tan enfrascados en congratular a la escritora que no se habían fijado en que Fluttershy descansaba una mano sobre su hombro y le acariciaba el pelo como una madre, sonándose la rosada ruidosamente con una servilleta justo en ese momento y pasándosela levemente por los ojos después.

−Querida, ¿estás bien? Lo siento, no pretendía...
−No no, no os preocupéis. Ha sido un relato genial, Rarity. Es solo que... era tan triste, pero tan bonito al mismo tiempo... He querido reír, gritar, inquietarme y llorar a la vez, y sentir tanto de una tacada es como si fueras a explotar... Y luego está esa escena de Lloydi muriendo y encontrándose con esas flores de mi tumba... ¿Es raro sentir pena y alegría ahí, Rarity?
−No, cariño, en absoluto, era precisamente la intención-respondió ella emocionada, levantándose para abrazarla en un intento de consuelo-. Oye Lloyd, ¿podrías echarme una mano a... quí?

El aludido no había dicho una sola palabra todavía, su rostro tapado por el relato no permitiendo que nadie lo viera. Recordando la posición de todos en la mesa, se levantó de su sitio y acudió junto a Applejack, quitándole el sombrero y poniéndoselo rápidamente delante de la cara por el lado de dentro mientras bajaba el escrito.

−Excelente historia, Rarity. La mejor de todas con diferencia, me ha encantado y no habrá justicia en este mundo si no quedas al menos en el podio.
−¿Estás... estás llorando, querido?
−Nope, en absoluto. El sombrero, que me distorsiona la voz.
−¡Ahí va la hostia, Lloyd llorando! ¡Paren las rotativas, es la panacea!-exclamó Sg, llevándose las manos a la cabeza.
−Que es el sombrero.
−Prf, tío, tú antes molabas-dijo Rainbow, haciendo un gesto desdeñoso con la mano.
−YO SIGO MOLANDO Y SI DIGO QUE ES EL SOMBRERO ES EL SOMBRERO.

En ese momento, una aún emocionada Pinkie se soltó de Rarity, cogió otra servilleta y acercó su cara y mano tras el sombrero que hacía de tapadera. Unos segundos después, salió sonriente y ruborizada del mismo, devolviendo Lloyd el objeto a su dueña poco después, sereno.

−Por cierto-dijo este en ese preciso instante, antes de que nadie pudiese hacerle ninguna pregunta-, ¿de dónde has sacado la inspiración para esa charla en la sala del trono antes del combate, Rarity?
−¿Así que tú conoces la original?-dijo esta, sorprendida-. Porque, para ser sinceros, no se me ocurrió a mi. El otro día fui a recoger a Sweetie Belle a casa de Scootaloo y... ¡Oh, mira, puedes preguntárselo tú mismo!

La chica se puso a hacer señas a Apple Bloom, Sweetie Belle y Scootaloo, que acaban de entrar en la cafetería, y estas acudieron a la mesa nada más verla.

−Hola Rarity, ¿quieres algo?-le preguntó su hermana, sonriente.
−Scootaloo, querida, cuéntale a Lloyd lo que me enseñasteis el otro día cuando estabais jugando.
−Ah, ¿eso? Nah, Sweetie y yo estábamos empezando un juego por turnos, y le dijimos a Rarity, que había venido a recogerla, que si se quería sentar a vernos hasta poder guardar. Dijo que sí, y justo antes de partirnos la cara con un jefe saltó un diálogo y la oímos exclamar y murmurar cosas en voz baja, no sé qué de "el drama, la tensión". No prestamos mucha atención, la verdad, estábamos concentradas. Y eso que resultó ser insultantemente fácil...-añadió, con un poco de resquemor.

Sin mediar palabra, Lloyd echó mano de su cartera y sacó tres billetes de diez dólares, dándole uno a cada niña, todas con una cara de sorpresa mayúscula en sus rostros.

−Hoy invito yo. Poneos hasta arriba, y quedaos con lo que os sobre.
−¡¿En serio!?-corearon.
−En serio.
−¡Pero si no hemos hecho nada, y yo menos todavía!-repuso Apple Bloom, sus dedos aferrados eso sí al billete.
−Hoy me siento generoso. Venga, quedaos el dinero antes de que cambie de opinión-contestó con una leve sonrisa.
−¡Yaaaaaaaaay, gracias!-gritaron las tres de alegría, abrazándole fugazmente con la fuerza de un oso antes de correr a la barra.
−Si no estuviese saliendo con Pinkie, eso podría haberme matado de diabetes-bromeó él, ganándose unas buenas risas por parte de todos.
−No acabo de entender del todo tu gesto por la anécdota, pero gracias Lloyd, eso ha sido un gran detalle por tu parte-le dijo Rarity, sonriendo encantada.
−Tú calla que también te vas a llevar tu parte: cuenta conmigo cada vez que necesites un modelo masculino para tus trajes.
−Woah woah woah, cuidado Lloyd, estamos hablando de Rarity-le paró Rainbow, alarmada.
−Tienes razón... Un momento.

Le pidió prestado el cuaderno y el rotulador a Sg, arrancando una hoja y garabateando algo en ella. Cuando se lo devolvió a Rarity, ponía: "Vale por una sesión de modelo salvo enfermedad o cita importante con Pinkie".

−Espero que valga con esto.
−Oh, las señoritas sabemos adaptarnos, no te preocupes. Además, como, te he dicho, ese gesto tuyo con las niñas me ha enternecido-repuso ella, guardando el papel en su mochila.
−Bueno, ¿os hace que pasemos al siguiente?-habló Twilight.

Todos asintieron al unísono, recibiendo sus copias y empezando a leer, el título y su autor llamando la atención de alguien poderosamente.

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Luna creciente
[Romance]

por Flash Sentry


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Lloyd sufrió un cambio en su gesto por obra y gracia del asco y el horror, empezando a hiperventilar mientras sus ojos pugnaban por salirse de sus cuencas.

−Lloyd, tío, tranquilízate-le dijo Sg, que ya sabía por dónde iban los tiros al ver el autor.
−Historia de amor, buscar éxito entre las chicas, vampiros, el título... Tengo un horrible presentimiento. No ha podido hacer lo que pienso-dijo todo esto susurrando.
−Ah vamos, no seas exagerado, no puede ser tan malo...

El asustado chico se limitó, además de a ignorar el exagerado optimismo de su amigo, a saltar más adelante en el texto, esperando con todas sus fuerzas equivocarse.

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El apuesto chico se aproximó a ella, el pelo rosa heredado de su madre peinado en tupé y sus ojos chocolate sacados de su padre dándole una inexplicable pero irresistible fuerza de voluntad y atractivo. Ya de por si el muchacho era perfecto, sacando la máxima nota en todo sin ningún esfuerzo, poseyendo un cuerpo de atleta, haciendo suspirar por su amor a todas las chicas y siendo adorado como un hermano mayor por todos los chicos. Además, en sus ratos libres ayudaba en el comedor social y daba clases gratis tanto de asignaturas como de conducción a todo alumno que se lo pidiese, siempre con éxito rotundo. Pero este era un lado totalmente desconocido para ella, y estaba segura que para todos los demás, pensó mientras el sol filtrado a través de los árboles arrancaba destellos de su tórax cincelado por un experto escultor.

−Eres hermoso-balbuceó ella.
−Di lo que soy. Dilo-repuso él, poniéndose a su espalda mientras una solitaria lágrima de soledad y dilemas existenciales resbalaba por su mejilla.
−Un vampiro-susurró, mientras sabía con certeza que estaba perdidamente enamorada de él.

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−DEJAD DE LEER ESTO AHORA MISMO-bramó encolerizado, asustando a todos en la cafetería, incluidas Apple Bloom, Sweetie Belle y Scootaloo que en ese momento se estaban poniendo ciegas a cupcakes surtidos.
−¿Por qué? Empieza bastante normal-dijo Fluttershy, cohibida.
−CREEDME, NO LO ES. YO LO MATO, A ESTE TÍO LO MATO-se lamentó, levantándose y empezando a andar en círculos mientras se tiraba de los pelos.

Antes de que nadie pudiera intentar calmarlo, un corto tono salió del móvil de Twilight, haciendo que pidiese disculpas un momento mientras miraba la pantalla. Sus facciones se iluminaron antes de hablar.

−¡Era un correo del club de literatura con los resultados!
−¿Y eso? ¿No deberían publicarlos cara al público?-cuestionó Sunset, arqueando una ceja.
−¡Van a hacerlo, pero querían decírmelo a mi por adelantado para que os lo comunique en primicia como agradecimiento!
−¿Y bien? ¿Quién ha ganado? En una competición solo importa el primer premio-dijo Rainbow con superioridad.
−¡No os lo vais a creer, pero... Fluttershy, enhorabuena!-exclamó, antes de agarrar a la sorprendida chica en un abrazo.
−¿Yo? Pero si no era tan bueno...
−¿Fluttershy? ¿Un relato sobre vampiros, seres nocturnos que se alimentan de sangre y tal? ¿En serio?-dijo Rainbow con una boca en la que podría haber entrado un tren.
−No puedo decir que me lo imagine, no-comentó Lloyd, incrédulo.
−Oh vamos, no seáis así. Estoy segura de que tiene que ser magnífico, visto el nivel de algunas candidaturas-dejó caer Rarity, feliz por su amiga pero sin ocultar cierto toque de ego.
−Si bien es cierto que tengo que verlo para creerlo, te recuerdo que tú misma fue una de las que más insististe para que le diera un tiento al concurso, Dash. Y está lo de su traje de Bloody Mary de aquel Halloween-le señaló Applejack.
−Hombre ya, pero de ahí a esto... ¡Que estamos hablando de Fluttershy!-le dijo a todos, sin éxito en convencer de la imposibilidad de lo que ocurría.
−¡Yo digo que lo leamos ahora mismo!-sugirió Pinkie, abrazando feliz a su amiga.

Tras unas cuantas felicitaciones más, el relato que estaban leyendo hasta entonces fue dejado a un lado, mientras Twilight les pasaba la copia correspondiente al de su amiga color mantequilla, poniéndose a continuación todos con ganas y curiosidad.

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El móvil de Lloyd vibró, agarrándolo con no poco cuidado debido a las circunstancias y mirando la pantalla para ver el remitente. Descolgó y se lo acercó a la oreja que tenía libre.

−Buenas-dijo, hablando todo el rato en susurros.
−Qué raro que no me digas nada de la hora que es...-replicó Sg, dubitativo.
−Bah, sabes de sobra que soy noctámbulo. Además, no te pases, que tampoco es tan tarde.
−Ya, pero... La noche...
−No me lo digas: aún sigues traumatizado por el relato de Fluttershy.
−¡Es que tío, cuando la protagonista tiene que...!
−¡Lo sé, acojonante!
−¡Y cuando le pasa eso en...!
−¡Ya te digo, se me puso el vello como lanzas!
−¡Pero es que, por si todo lo que ha pasado antes fuera poco, el final es demencial!
−No hace falta que me lo recuerdes. j*der con Fluttershy, y es la tímida que se asustaría de su propia sombra...
−Espera, ¿por qué me estás cortando todo lo que digo?
−Dime una cosa... ¿Cómo te ha ido con Sunset estas horas?
−... Si te digo la verdad, intentamos ver una película juntos en el sofá, pero no había manera de tranquilizarse, macho. Y tampoco podíamos dar la luz, no era plan de molestar a los vecinos. Al final nos fuimos a la cama temprano, pero a pesar de tener la lámpara de la mesilla de noche encendida y estar a su lado, me ha costado un huevo que se duerma.
−Muy bien. Pues Pinkie lleva desde que nos hemos ido por nuestro lado en modo koala, con los ojos como platos, temblando como una hoja, castañeteándole los dientes como una dentadura a cuerda y gritando ante el más mínimo ruido desconocido. Nada ha conseguido que se tranquilice, ni siquiera la felicidad de que Maud se haya llevado el tercer premio con su relato en verso. De hecho, hemos tenido que dormir uno al lado del otro porque me ha suplicado no quedarse sola... o eso intentaba yo un poquito acojonado, antes de que llamaras tú y me obligases a hacer malabares para no despertarla mientras sigue anclada a mi lado izquierdo, habiéndome costado el horror liberar el derecho.
−Ostras tío, perdona, si quieres te cuelgo...
−Nah, déjalo. De todas formas, creo que a todos nos ha sorprendido que Fluttershy haya sido capaz de hacer algo como esto. El propio club al completo ha alabado todo el relato: argumento, narrativa muy rica, equilibrio de emociones y situaciones para un relato de ese tipo, diálogos impecables... Era perfecto, y estoy de acuerdo.
−Sí, ya lo hemos estado comentando todos esta tarde por el grupo bastante, y espero también que deje de sentirse mal por dejarnos así de impactados. Que por cierto, a Rarity le ha costado horrores convencerla para que se quedase el primer premio.
−Hombre, no creo que nadie viese a Fluttershy como alguien gustosa de aceptar una cabeza representando a su mejor amiga con cara de espanto, pero la propia Rarity no quería quedarse algo que no le correspondía, más aún estando ella en el segundo lugar. Al final creo que se le ocurrió algo, ¿no?
−Sí... Aunque espera un momento, acabo de recordar una cosa. ¿Qué ha sido del relato de Flash? Con todo el ajetreo se nos olvidó por completo, ¿qué ponía exactamente en él? Apenas me dio tiempo a leer.
−... Hay cosas que el ojo humano no debería contemplar nunca, y bastante hemos tenido con un badfic hoy.
−Tío, ¿qué has hecho?
−Está siendo investigado por expertos.
−Lloyd...
−¡Está bien, está bien! Aprovechando la confusión, cogí todas las copias del relato y me las guardé. Luego fui al polígono industrial y las quemé de forma segura.
−¡¿En serio?!
−No me fui hasta que vi el último resto arder.
−¿Pero tan malo era? ¿Y qué va a pasar si alguna de las chicas pregunta por él?
−No me tires de la lengua. Respecto a lo otro, si te dejas algo en un lugar público, lo más probable es que desaparezca-canturreó ligeramente-. Además, en el caso de que se acuerden y de verdad quisieran leerlo, lo cual dudo dado el trauma que nos hemos llevado todos, no tendrían más que pedírselo al club de literatura o al propio Flash. Pero por mi mano no será, y pienso hacerme el sueco si él me pregunta-comentó irritado.
−Ya... Oye, tengo que colgarte, si Sunset ve que me he ido empezará a sugestionarse.
−Vale, nos vemos.
−Venga, chao.

Mientras todo el grupo intentaba conciliar el sueño, con algunos fracasando como Rainbow con sus ojos inyectados en sangre o Rarity sumida en horrendas pesadillas, Fluttershy apagaba la luz de su cuarto para hacer lo propio. Hasta ella misma se había sorprendido de haberlo hecho tan bien, pero aún tenía remordimientos por haber aterrado de esa manera a todos, a pesar de todos los intentos de quitarle hierro al asunto. Bueno, al menos había conseguido algo bueno: la cabeza falsa de Rarity reposaba en su armario, con unas gafas de sol y girada para que su mirada no le asustase al abrirlo, con varias crías de aves del refugio durmiendo plácidamente entre los bucles de su peinado a modo de confortables nidos.

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N.A.: algunos pidieron una continuación de las aventuras de las dos parejitas como vampiros, y a pesar de que al principio no quería, acabé por cambiar de opinión... pero claro, haciéndolo a mi manera :roto2rie: Este relato va especialmente dedicado a todos los que nos dedicamos a comentar fanfiction, a los que espero que les haya sacado más de una sonrisa, y por supuesto en general a todos los lectores, que espero que hayáis disfrutado los microfics... casi todos, ya que hay uno que espero que os haya despertado grandes dosis de asco, incredulidad y vergüenza ajena. No todo en este mundillo es positivo, más bien todo lo contrario, y por ello el badfic cargadito de tópicos de la mierda literaria que estoy seguro ha hecho retorcerse de horror y repugnancia a más de uno, para ilustrar que en un concurso a gran escala es muy probable que se cuele alguna aberración. Un experimento con cierto carácter paródico que ha servido para reafirmarme en no poder entender cómo los badfics mueven legiones de babeantes ciegos clamando que les gustan esas "excelentes historias", que me ha hecho sentir una extrema incomodidad mientras lo escribía pero que me he obligado a terminarlo por su finalidad, y que espero que haya mostrado a la gente cosas que NO hay que hacer, con ataque de rageo creíble por mi parte. En fin, este conjunto de relatos ha sido algo muy ambicioso que me ha tenido ocupado bastante tiempo, y espero que os haya complacido.
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