Capítulo 10 - Como el diamante, Primera parte
El sol ya estaba alto en el cielo, y sus rayos se colaban por el espacio en la ventana que las cortinas no alcanzaban a cubrir en la habitación de Twilight. Aún somnolienta, se giró para evitar aquella luz, y abriendo uno de sus ojos con cierta dificultad para divisar la posición exacta de las manecillas del reloj de pared, notó que prácticamente se había perdido toda la mañana.
—¿Las... once y diez? —Se sorprendió al haberse quedado dormida durante tanto tiempo. Claro, era domingo, pero aún así la princesa tenía varios compromisos que atender.
Spike y Sweetie habían salido hacia no más de dos horas acompañados por su pequeña mascota, y a causa de ello la biblioteca se sentía demasiado tranquila. Finalmente, la princesa decidió que debía comenzar con su día, y al levantarse de la cama se aproximó al espejo del tocador de su habitación para peinar su larga melena. Una vez apartados los mechones de sus ojos, se detuvo a observar con una sonrisa el nuevo retrato que ahora adornaba aquel mueble, con tan solo dos días de antigüedad.
En el centro, un Spike con sus dieciocho años recién cumplidos era abrazado por ella de un lado, y por una Amethyst con una amplia sonrisa al otro lado. A su alrededor también estaban Sweetie Belle, Shining Armor y Cadence, sin mencionar al resto de las portadoras de la armonía, y sus respectivas familias. Rememoró así aquel día, en el que casi pierde los estribos al ser aquella la primer fiesta sorpresa que organizaba en años.
Era un viernes por la mañana, y al apenas levantarse a la hora indicada y con mucha cautela, la alicornio lavanda se dirigió a la habitación del dragón seguida por el cachorro de dos cabezas. Al comprobar que el mismo ya se había levantado, descendió a la planta baja rápidamente y le buscó allí, no encontrándolo ni en la cocina, ni en el baño. Pero al acercarse a la puerta del sótano pudo oír murmullos que venían del subsuelo, casi inentendibles.
—Creo que (...).
—¿Segura (...)?
—He llegado (...). No creo (...).
Twilight se enfureció consigo misma al encontrar un segundo evento que no había previsto. No solo el hecho de que Spike se había levantado mucho antes de lo que ella esperaba, sino también que Sweetie había llegado más temprano.
"¡Pero ella recibió la invitación por parte de Pinkie! ¡Estoy segura! ¿Por qué vino antes?" —Intentaba encontrar la respuesta, luego razonando que quizás la potra hubiera tenido un tema importante que conversar con su asistente, dada la hora a la cual había llegado.
—De acuerdo, aún podemos arreglarlo. Solo debo asegurarme de que no vayan a salir si nos oyen. —Consideró ella, pronto iluminando su cuerno y cubriendo la puerta con un resplandor lavanda, el cual se desvaneció poco después. El can la observó con curiosidad desde el principio hasta el final del hechizo—. Aislamiento de sonido. Ningún ruido que se haga aquí pasará a esa habitación. —Explicó sonriente, cuando alguien golpeó a la puerta con gran entusiasmo, sobresaltándola—. Y justo a tiempo. —Dijo. Al abrirla, no se sorprendió al encontrar frente a ella a Pinkie Pie.
—¡Twilight! ¡Tengo algo mucho, muy, pero muy importante que preguntarte! —Reveló, en extremo agitada.
—¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Los invitados no pudieron venir? ¿Nos faltó comprar algo? ¿Sucedió algo con la decoración? —Inquirió preocupada al chocar su nariz con la de su sorprendida amiga, no concibiendo la idea de que su plan fallara antes de siquiera ponerlo en práctica. Pinkie comenzó a reír por causa de su expresión.
—No seas tontita, Twilight. Todos están esperando ahora en Sugarcube Corner a excepción de Rarity y Fancy, ellos llegarán en el primer tren dentro de diecinueve segundos. Los bocadillos ya están listos, solo debemos traer las mesas. Y los cañones ya están cargados con la decoración. —Respondió alegremente.
—¡¿Entonces qué tenías que preguntarme?!
—Oh, solo quería saber si a Spike aún le gustan los sombreros de fiesta celeste claro a rayas azules. Olvidé preguntártelo ayer, ¡Y no hay nada peor que tener gorros que no te gustan en tu fiesta de cumpleaños! ¿Te imaginas? Sería como... —Twilight sintió deseos de golpear su frente contra el marco de la puerta por el susto que Pinkie le había causado.
—Sí, aún le gustan. ¿Falta algo más?
—¡Por supuesto que no! —Exclamó alegremente, ingresando velozmente los cuatro coloridos cañones que había dejado fuera, y colocándolos en una posición estratégica—. ¡Que empiece la fiesta! —Dio un grito lleno de energía y felicidad, tirando de las cuatro cuerdas de los cañones y decorando el recibimiento y la sala central de un solo disparo.
Tod y Toby corrieron con temor a refugiarse tras las patas de Twilight a causa de los estruendos, no dándole oportunidad a la misma de reprochar nada ya que para cuando levantó la vista, la sala estaba adecuadamente arreglada para la ocasión. Y no mucho tiempo después, por la puerta abierta cruzaron Fancy Pants y Big Macintosh cargando con una de las mesas de bocadillos. El primero, vestido de traje y con su característico monóculo, elevaba un extremo de la mesa mediante su magia mientras guiaba al segundo que, solo llevando consigo su arnés, elevaba el otro extremo con su cabeza.
—Buenos días, Twilight. Espero no seamos inoportunos. —Saludó cordialmente el semental de melena azul.
—Para nada, me alegra ver que pudieron llegar antes. —Le sonrió.
—¡Oh, querida! —Rarity entró tras los sementales, abrazando a la princesa sin mucha ceremonia—. No nos lo hubiéramos perdido por nada. Aunque aún no entiendo por qué no organizaste la fiesta un poco más tarde. No es que me moleste, claro, pero aún así me resulta extraño.
—¿Que no te lo dije? Twilight quería celebrarlo un poco más temprano porque Spike y Amethyst irían a un concierto más tarde, o algo así. —Explicó Applejack al cruzar el umbral en compañía de Fluttershy, seguidas de Amethyst y Dinky.
—Así es. Saldremos un poco antes para hacer la fila en el estadio. No vamos a estar allí fuera esperando cuando Wildfire empiece a tocar. —Aseguró, siendo su diálogo cortado por la alegre exclamación de su hermana menor.
—¡Un perrito! —Al verse en la mira de la joven potra, Tod y Toby no tuvieron más opción que prescindir del ala de Twilight para saltar rápidamente a una de las mesas auxiliares, y de ahí al estante más próximo, retrocediendo tanto como pudieron para luego ladrar a los visitantes. La menor quedó ligeramente decepcionada.
—Parece que no tiene muchos deseos de jugar ahora mismo. —Explicó la princesa, cuando vio a su hermano y a su cuñada entrar por la puerta, dirigiéndose a ellos rápidamente al grito de sus nombres.
—¡Pero yo sí! —Exclamó Pinkie, mientras oía de fondo el saludo especial entre Twilight y Cadence, una alicornio de manto violeta, melena tricolor y ojos púrpura, con marca en forma de un corazón de cristal—. ¡Vamos, ayúdame a preparar todo tan rápido como podamos, y así tendremos más tiempo para divertirnos!
—¡Suena bien para mí! —Aceptó Dinky, acompañando a la poni.
—Por cierto Twi, ¿Spike sigue durmiendo? —Preguntó la hermana mayor al acercarse a una alicornio lavanda ligeramente apenada.
—Con todo este alboroto, de seguro ya está levantándose. —Comentó Cadence.
—Es cierto, ¿No se suponía que fuera una fiesta sorpresa? —Preguntó con cierta duda Shining Armor, un unicornio de manto blanco, melena azul, ojos celestes y marca en forma de escudo.
—Todo está bajo control. Él ya está levantado, pero bajó al sótano con Sweetie Belle. Creo que estaba hablando algo importante con ella. Pero no se preocupen, el hechizo que puse nos avisará si están a menos de diez metros de la puerta. Así podremos prepararnos para recibirlos lo suficientemente rápido si es que...
Twilight continuó explicando su reciente plan ante cualquier imprevisto extra que pudiera suceder, pero Amethyst ya no la escuchaba pues permanecía mirando en dirección hacia la puerta del sótano. ¿Que Spike estaba con Sweetie allí abajo? ¿De qué debían hablar? ¿Era necesario que lo hicieran en ese lugar, lejos de todos? La unicornio pronto negó con la cabeza con vehemencia, intentando quitarse aquellas preguntas de la cabeza. Si había algo que no estaba dispuesta a permitirse sentir eran los celos por un amigo, aún si ese amigo era Spike.
—...ya lo sé, fue una tontería. ¿No lo creen? —Preguntó Twilight, divertida. Amethyst rió un poco siguiendo el ejemplo de Shining y Cadence, pero la verdad era que no había oído ni media palabra de su pequeño discurso.
Todos los invitados ya se encontraban en el recibimiento y la sala central, ultimando los preparativos de la fiesta sorpresa que en poco tiempo tendría lugar. Y así, una vez estuvo todo listo, Twilight dio indicaciones a todos, desvaneció el hechizo de la puerta, y procedió a poner su plan en marcha.
—¡Spike, Sweetie! ¡Necesito que me den un casco con algo! ¿Pueden subir un segundo? —Llamó a la puerta, recibiendo una respuesta afirmativa por parte de los menores. No mucho después alcanzaron a oír sus pasos, y al abrir la puerta el dragón fue recibido por el alegre grito al unísono por parte de su querida familia.
—¡Sorpresa! —Exclamaron todos los presentes—. ¡Feliz cumpleaños!
—¿U-ustedes? Oh cielos. No... no sé qué decir. —Dejó escapar el dragón.
—¡Feliz cumpleaños, cumpleañero! —Pinkie se apresuró a pasar detrás de él, colocándole uno de los gorros para luego regresar a su anterior posición, con todos acercándose para felicitarle personalmente. Y como no podía ser de otra manera, la primera fue Amethyst, quien se dirigió a Sweetie antes de hacer cualquier movimiento.
—No lo has golpeado, ¿Verdad? —Preguntó, sonriente.
—Uh... no. ¿Por qué lo-...?
—¡Perfecto! —La interrumpió, atacando el costado del dragón con gran fuerza.
—¡Aw! ¡Oye!
—Te dije que sería la primera. —Le recordó, antes de abrazarle con un gran cariño—. Feliz cumpleaños, pequeñín. Anda, ¡Ven!
Tomando al dragón por su garra, la potra lo llevó a reunirse con el resto de los ponis. Desde aquel punto, todo fue risas y diversión. Spike pensaba que había sido muy considerado de parte de todos el haber asistido a una fiesta tan temprano por la mañana, pero sobretodo por Twilight, quien la había organizado. Incluso llegó a perder la cuenta de la cantidad de veces que la había abrazado aquella mañana.
Mientras que Dinky aún intentaba atrapar al cachorro con la ayuda de Pinkie Pie, Spike platicaba con Amethyst, Twilight, Cadence, Fancy y Rarity mientras degustaban los bocadillos preparados por los hábiles cascos de la pastelera. Shining, Big Mac, Fluttershy, Apple Bloom, Sweetie y Scoot bailaban animadamente al ritmo de la balada de rock que sonaba en el viejo fonógrafo de la biblioteca, mientras que Applejack y Rainbow comentaban sobre algo al otro lado de la mesa de los bocadillos, luego uniéndose al baile.
No mucho después, el dragón se dispuso a abrir los regalos que los invitados habían dejado en una de las mesas cerca de la puerta principal, no menos avergonzado por ser el centro de atención nuevamente. Aún sin etiqueta alguna no era muy difícil saber de quien venía cada obsequio. Un gran juego de pesas y mancuernas por parte de Rainbow Dash y Scootaloo, un smoking a medida por parte de Fancy Pants y Rarity, una pequeña colección de números especiales de sus comics favoritos por parte de Shining Armor y Cadence, un cañón de fiesta extra por parte de Pinkie, y una cálida manta verde claro hecha a casco por Fluttershy. Un collar con una esmeralda en forma de manzana, un sombrero vaquero y un arnés por parte de la familia Apple, y todo eso sin mencionar una caja cargada de “chascos” por parte de Dinky, los cuales le dijo guardara para la ocasión apropiada. Y por último, pero no menos importante, Twilight le regaló algo que significaba mucho para ella.
Y así, Spike aparecía en la fotografía tomada poco después sonriendo ante la cámara con el sombrero, el arnés y el collar puestos, ligeramente apenado mientras abrazaba contra su pecho al peluche llamado Smarty Pants. Twilight abrazó aquel recuerdo enmarcado con un gran cariño y felicidad, recordando la amplia sonrisa de su asistente y hermano menor, antes de devolver el cuadro a su lugar para luego suspirar con anhelo. Era hora de empezar con su día.