Capítulo 1
De vuelta y al trabajo
De vuelta y al trabajo
-Oh, venga chicos, tenéis que animaros, todo el mundo está preocupado por vosotros…
-Estamos bien, de verdad…
-Sí ¿por qué íbamos a estar mal?
-Oh, venga ya, si hasta yo me doy cuenta que eso no es verdad. Debí traeros a alguno de mis gatos, eso siempre anima.
-Muy amable de tu parte, Vigon, pero no hace falta.
Había veces que el chico se ponía un poco pesado, aunque razón no le faltaba. Al menos de ese tipo de razón que ni siquiera nosotros admitiríamos que la tiene ni aunque quisiéramos. Y sí, claro que estábamos mal. ¿Cómo no íbamos a estarlo? No era como si hubiésemos dejado atrás a prácticamente el amor de nuestras vidas, junto con cinco grandes amigas y nos hubiésemos quedado con un puñado de fotos y nuestros recuerdos puesto que era la único que nos ayudaba a comprender que todo había sido real. No, definitivamente no.
-Vamos, vamos, podréis engañar a los demás, pero no me podréis engañar a mí, algo ocultáis.
-¿Y qué te hace pensar tal cosa?-inquirí yo, con gesto mohíno.
-Bueno, está el hecho de que muchas veces os quedáis mirando a la nada, como obnubilados. También está ese curioso detalle de quedaros mirando fijamente a las parejas que pasan por la calle, como si significaran algo para vosotros. Las veces en las que Lloyd se queda rezagado junto a las pastelerías durante unos breves momentos antes de salir disparado, como si le diera cosa. Ah, sí, y también están esas veces en la que tú, Sg, te quedas mirando fijamente el sol cuando está atardeciendo, al tiempo que dejas escapar continuos y depresivos suspiros-contó Vigon con los dedos de la mano.
-Bah, detalles, minucias, no significan nada-murmuró Lloyd, pateando un guijarro del camino.
-Sí ¿Qué te dice que todas esas cosas nos afectan de alguna forma?
-Exacto, no es como si no nos recordaran a nada…
Para entonces Vigon nos miraba con gesto inquisitivo y una ceja levantada, lo cual nos hizo recordar tremendamente a Applejack cada vez que se ponía reticente.
Obviamente estábamos mal, y no era para menos. Desde que nos despertamos hará cosa de varias semanas de nuestro coma, todo había sido muy distinto. La rutina maravillosa de la que nos llegamos a acostumbrar estando en el pueblo de Canterlot fue sustituida por la rutina tediosa y repetitiva de nuestra vida normal, marcando la diferencia ampliamente. No dejábamos de recordar constantemente nuestra estancia allí y, sobre todo, no nos podíamos olvidar de ellas. Allí a donde miraba todo me recordaba a Sunset, y lo mismo le pasaba a Lloyd, quien era el que peor lo estaba pasando.
Todos los que nos conocían medianamente bien sabían que algo nos pasaba, tratando de sonsacárnoslo de alguna manera u otra; pero tanto Lloyd como yo callábamos, tragándonos nuestro propio dolor y compartiéndolo sólo entre los dos, puesto que era con toda seguridad lo que más teníamos en común en ese momento. Las fotos seguían ahí, en nuestros móviles, y las mirábamos cada dos por tres cuando nadie más se fijaba en nosotros. Los recuerdos se agolpaban en nuestra mente y se metían con nosotros, haciéndonos pasarlo mal. Todo parecía diluirse, como si nuestro tiempo con ellas no hubiera sucedido nunca y empezando a hacernos creer que realmente no pasó.
-Bueno, igualmente sería bueno que os abrierais un poco ¿no creéis? ¿Cuánto lleváis así, semanas? Vale que habéis salido recientemente de un coma, pero aun así…-comentó Vigon, un tanto preocupado.
-¿Podemos hablar de otra cosa?-inquirió Lloyd en ese momento, con voz cortante.
-Sí, estaría bien y tal ¿cómo están tus gatos, Vigon?
El chico comenzó a hablar largo y tendido sobre sus últimas aventuras gatunas, lo que nos dio una oportunidad de descansar un rato; ese mismo día Lloyd y yo habíamos quedado en el parque de la Vaguada para lamentarnos un poco a solas, aunque Vigon se unió al poco rato, comentándonos por wasap que estaba cerca. Por ninguna razón en concreto le dijimos que sí y se vino al poco rato, obligándonos a hablar de otra cosa entre los dos. Al menos ahora el que hablaba era él.
-Ah, sí, y el otro día que iba acompañado de todos mis gatos, creo que ya son como unos treinta, me seguían por toda la calle así en plan en procesión, nos encontramos con una gitana que vendía cucharas de plata y la compré una para poder llevar otra patata con la que me encontré de camino ¿os acordáis de aquella patata que me tope en Gran Vía? Bueno pues el caso es que esta era muy parecida, aunque le habían crecido muchos hijos y parecía un higo chumbo, por lo que decidí llevármela ya que me hizo mucha gracia…
Durante su perorata nosotros nos acercamos al borde del lago, el cual estaba tan sucio como siempre y con el fondo lleno de mierda, reflejándonos en el agua y pudiendo ver nuestros permanentes gestos tristes grabados en nuestras caras; aunque, en un momento dado, algo pareció ondear en el agua y, por un instante, creí que estaba chispeando. Sin embargo el día estaba claro y no había ninguna nube en el cielo.
-Qué raro ¿has visto eso?-inquirí yo, extrañado.
-¿El qué?
-Se había formado una onda rara en el agua…
-Pues la verdad es que yo no he visto na…
Sin embargo el chico no pudo continuar, puesto que esta vez sí que lo llegamos a ver con claridad; la superficie del agua se arrugó como si fuera de papel y, en un visto y no visto, llegamos a ver como una especie de agujero con bordes de color morado aparecía en el agua, rasgándola y haciéndola desaparecer. Y eso no fue todo, puesto que al otro lado pudimos ver una especie de claro en un bosque que nos resultaba tremendamente familiar.
-¿¡Pero qué cojones?!-masculló Lloyd, alucinado.
-¿Eso es lo que yo creo que es?-inquirí yo, igual de flipado.
Nos inclinamos un poco sobre el borde para verlo mejor, pero en ese momento una figura oscura se reflejó al otro lado del agua y, como si alguien nos hubiera empujado, nos caímos hacia delante sin ni siquiera darnos cuenta. Por un momento, no hubo nada. Y después, notamos cómo todo a nuestro alrededor se difuminaba hasta desaparecer. Lo último que oímos antes de dejar de ser fue la voz de Vigon, el cual seguía hablando.
-… me estuvieron persiguiendo durante unos buenos minutos hasta que se cansaron y me dejaron ir, aunque mis gatos se encargaron de despistarlos, por lo que fue sencillo dejarlos atrás…
Vigon quiso seguir hablando, pero al darse cuenta que ni Lloyd ni Sg le contestaban se dio la vuelta, para encontrarse repentinamente solo.
-¿Chicos? ¿A dónde han ido? ¿Lloyd? ¿Sg? ¿Hola?
Genuinamente extrañado, cogió el móvil y les mandó un par de wasaps, pero al no contestarle probó a llamarlos, descubriendo para su sorpresa que la línea no estaba disponible.
-Qué raro… pero si estaban aquí mismo-murmuró el chico, rascándose la cabeza.
Al no obtener respuesta en ninguno de los dos medios estuvo buscándoles por las inmediaciones, incluso llegó a preguntar a la gente de por allí, pero nadie parecía haberles visto. Cada vez más y más extrañado optó esa vez por llamar a otra persona, eligiendo al más inmediato en su agenda. Tras una corta espera, le cogieron al otro lado se apresuró a hablar.
-Hola Astur, soy Vigon, a ver si me puedes ayudar a comprender una cosa…
-Oh, vamos, queridas, sabemos que lo habéis pasado mal, pero ya hemos hablado de esto…
-Rarity tiene razón, no es que esté sugiriendo que les olvidéis, ni mucho menos, pero tenéis que salir adelante en ese aspecto, estamos preocupadas por vosotras.
-Sí, desde luego, vale que habían sido vuestro primer gran amor y todo eso, pero me da la sensación de que estos no vuelven…
-Rainbow, ya vale…
-¿Qué? Estoy siendo honesta, como Applejack…
-Una cosa es ser honesta y otra muy distinta es ser una bocazas insensible, Rainbow Dash…
-¿¡Perdona?!
Antes de que las dos se dijeran nada más Rarity puso orden rápidamente comentando.
-Ya, las dos, esto tiene que ver con Pinkie y Sunset, no solo contigo, Rainbow Dash.
-Vale, vale…
-Bien, ahora, como iba diciendo… realmente tenéis que salir adelante, chicas.
Tanto Pinkie como Sunset dejaron escapar un dejado suspiro, dando un sorbo a sus malteados para evitar tener que contestar o algo parecido; aunque habían pasado todo el verano pendientes de sus respectivos móviles por si por un casual sus novios reaparecían, hasta el momento no habían tenido noticias de ellos, para su desgracia. Denunciaron su desaparición a la policía, la cual comenzó a investigar sobre su paradero, para luego darse con un canto en los dientes debido a que apenas había referencias sobre ellos en el registro civil salvo dos certificados de nacimiento que, a todas luces, parecían ser auténticos, pero que su simple existencia ya era sospechosa de por sí. Debido a esto el caso se archivó hasta la aparición de nuevas pistas ante la imposibilidad de seguir investigando, aparte de que de por sí la situación era muy rara.
Desde que desaparecieron y hasta el momento había pasado por lo menos varios meses, terminando rápidamente el curso, el cual había finalizado de forma satisfactoria para todas, y pasando rápidamente el verano para todas excepto para Pinkie y Sunset, siendo para ellas el más triste de todos y con diferencia. El inicio del curso, concretamente segundo de bachillerato, hace escasos días tampoco las había ayudado demasiado, dándolas más motivos para echar de menos a sus respectivos novios. La depresión que arrastraban desde entonces las había hecho a las dos ser más calladas y distantes. Incluso el pelo de Pinkie perdió vitalidad, conservando parte de su esponjosidad, pero permaneciendo más lacio y deshinchado, dándola un aspecto muy distinto. En un momento dado la chica habló.
-Lloydi volverá… no me abandonaría así sin más, lo sé, estoy segura…
Ante eso las demás callaron por simple consideración, ya que sabían que tratar de animarla tan solo empeoraría las cosas. Por su parte Sunset no dijo nada, tragándose su propio dolor. Una solitaria lágrima se asomó por el rabillo del ojo de Pinkie, como si le diera reparo hacerlo.
Rarity quiso decir algo, pero en ese momento algo la llamó la atención por la ventana, alzando la vista; lo que vio la dejó muerta, en todos y cada uno de los sentidos, llegando a abrir mucho los ojos y dibujar una mueca de profunda sorpresa en su cara. Sunset fue la primera en verla, inquiriendo.
-¿Qué pasa, a qué viene esa cara?
Rarity abrió la boca para hablar, encontrándose con que no podía hablar por mucho que lo intentaba debido a la impresión, por lo que desechó las palabras y señaló en dirección hacia fuera. Sunset se asomó un momento y lo que vio la dejó igual de muerta o más que Rarity; y es que tanto Lloyd como Sg se encontraban caminando a paso ligero, acercándose rápidamente hacia el Sugarcube Corner desde el otro lado de la calle. No pudo evitar que su corazón se desbocara de la alegría que sintió en cuanto le volvió a ver, aunque solo fuera en la distancia, y a juzgar por la mirada de Pinkie, parecía que esta se sentía igual. Sin que nadie las dijera nada, las dos se levantaron y echaron a andar hacia la calle para salir a su encuentro, al tiempo que sus corazones latían más y más fuerte.
-Vale, normalmente me preguntaría que qué co*o ha sido eso, pero ahora mismo como que me da igual ¿sabes?
-Sí, lo cierto es que yo estaba pensando en lo mismo, dejemos los detalles técnicos para cuando sean realmente relevantes y enfoquémonos en lo verdaderamente importante.
-Pues más brío a ese paso entonces que estamos aquí al lado.
Lo cierto era que todo había sucedido de forma tan rápida que al principio no supimos qué había pasado exactamente, aunque en cuanto nos situamos y vimos que habíamos acabado en el parque del pueblo, inmediatamente supimos lo que teníamos que hacer, poniéndonos en camino hacia el Sugarcube Corner. Atravesamos parte del pueblo llevados por una sensación indescriptible que nos movía a andar todo lo rápido que nuestras piernas nos permitían, sintiendo cómo estábamos cada vez más y más cerca. La calle parecía alargarse con cada paso que dábamos, dándonos más motivos para andar más deprisa, viendo al fondo la cafetería.
En cuanto nos quedó poco menos de veinte metros para llegar pudimos ver entonces a dos figuras familiares saliendo disparadas de la cafetería y dirigiéndose hacia nosotros rápidamente; nuestros corazones dieron un vuelco y comenzamos a trotar para llegar cuanto antes, estando cada vez más y más cerca. En un momento dado tanto ellas como nosotros frenamos un poco el ritmo en cuanto estuvimos al lado, Pinkie tenía en su cara una expresión neutra un tanto confusa, al tiempo que Sunset conservaba en todo momento un cumulo de sentimientos entremezclados y reflejados muy bien en su cara. Los primeros en adelantarse fueron Pinkie y Lloyd, el cual se echó hacia delante en dirección hacia ella, esperando un cálido y envolvente abrazo.
Sin embargo, en un visto y no visto, Pinkie alzó una mano con tanta rapidez que Lloyd no la vio ni venir, impactando contra su cara a velocidad de match uno y dándole una soberana torta que resonó por toda la calle e hizo que se parara el tiempo, al menos para ellos dos. El golpe fue tal que las gafas del chico salieron volando, cayendo al otro lado de la acera, y Lloyd se quedó en el sitio, con la cara enrojecida y lágrimas en los ojos debido al golpe; por su parte Pinkie se quedó estática, mirándole con una furia impropia de ella en sus ojos y con el brazo echado hacia atrás, al tiempo que trataba de ocultar como podía las lágrimas que comenzaban a asomarse en sus ojos. Al cabo de unos breves segundos que parecieron horas, Lloyd giró la cabeza lentamente y miró con genuino miedo a una Pinkie que cada vez parecía estar más y más cabreada. Se sostuvieron la mirada fijamente, sin decir nada, hasta que finalmente Pinkie se abalanzó sobre él sin previo aviso, con su pelo de vuelta a la normalidad, abrazándole con todas sus fuerza y posando sus labios sobre los del chico con tanto vigor que los dos acabaron cayéndose a suelo de espaldas, donde siguieron aferrados el uno al otro.
Por mi parte alcé la vista y vi a Sunset, la cual me miraba con lágrimas en los ojos y acercándose a mí lentamente; yo la sostuve la mirada un tanto inseguro, aunque sabía que hiciera lo que hiciera o dijera lo que dijera no podía escapar de mi destino por lo que, resignado, la mostré la mejilla, indicándola además que lo hiciera. Por un momento la chica alzó una mano dispuesta a hacerlo, al tiempo que yo me preparaba para el impacto. Sin embargo ese impacto nunca llegó, sino que ella se abalanzó sobre mí y me abrazó con todas sus fuerzas, al tiempo que yo hacía lo mismo y ella me besaba, correspondiéndola el gesto rápidamente.
En esa pose el tiempo pareció detenerse y todo a nuestro alrededor difuminarse, perdiéndonos en ese momento. Los labios de Sunset seguían siendo tan suaves y dulces como la última vez y pude notar sus lágrimas resbalando por sus mejillas, lo que me hizo despegarme para limpiárselas. Aunque, en ese mismo instante, una voz masculló.
-Perdona pero creo que te falta algo…
-Ah, cállate un rato, anda…-murmuré yo, sin dejar de mirar a Sunset.
-Los cojones, demando ahora mismo un reparto justo y equitativo, reciba usted su ración de torta.
Por mi parte le mostré el dedo y fui a besarla de nuevo, pero en ese mismo instante Sunset me arreó una sorpresiva y rápida torta que me dejó en el sitio y con un escozor en la mejilla izquierda de lo más agradable.
-¡¡¡Auh!!!-solté yo, alucinado.
-Lo siento, amor mío, pero es lo que toca, además, Lloyd lleva razón-murmuró ella con voz queda.
-¡¡Gracias, karma!!
Por un momento no hubo nada, aunque al final nos reímos todos juntos, incluido yo, para luego volver al Sugarcube Corner y encontrarnos con las demás, las cuales se alegraron ampliamente de volver a vernos.
-¡Pero bueno, qué regreso más triunfal el vuestro!-exclamó Applejack, divertida.
-¡Desde luego, pensábamos que os habíais ido a por tabaco!
-¡¡Rainbow Dash!! ¡Oh, queridos, pero qué alegría, a mis brazos!
-Me alegro mucho de volver a veros, estábamos muy preocupadas por vosotros…
Había allí otras personas a las que también estuvimos saludando, entre ellas a los Cake y otros conocidos del propio instituto. Nos pedimos otros malteados y nos unimos a la conversación, llegando las primeras preguntas rápidamente.
-Muy bien, lo primero es lo primero. ¿Dónde estabais?
-Sí, eso, que no se diga, han pasado más de tres meses ¿dónde habéis estado durante todo este tiempo?
Por un momento los dos nos miramos, no muy seguros de qué decirlas; habíamos ido tan rápido que ni siquiera llegamos a considerar el resto de factores, y ahora esos factores se volvían en nuestra contra. Tanto Sunset como Pinkie esperaban una contestación con gesto impaciente y hasta imperante, por lo que no tuvimos más remedio que improvisar.
-Bueno, lo cierto es que os debemos a todas una disculpa, tuvimos que irnos muy precipitadamente y no nos dio tiempo ni siquiera a avisaros…
-¿Y qué os obligó a iros tan de repente?
-Sí ¿y por qué no llamasteis en tal caso? Muchas veces intentamos contactar con vosotros pero nos era imposible, la operadora nos decía que no había línea.
-Y además la policía nos dijo que les fue imposible localizaros puesto que apenas había referencias vuestras.
Para entonces tanto Lloyd como yo empezábamos a sudar frío, sintiéndonos acorralados; en esos delicados momentos no teníamos muchas opciones, y por mi cabeza comenzaban a pasar ideas concernientes a sincerarnos con ellas, puesto que era lo único que podíamos hacer. Y salir con alguna excusa o tratar de encubrirnos no funcionaría por muy bien que improvisáramos por lo que, resignándonos, nos dispusimos a explicarlas todo.
No nos llevó mucho tiempo, por lo que acabamos mucho antes de lo que nosotros mismos hubiésemos pensado; una vez sincerados todas las chicas nos miraron con ceños fruncidos y miradas confusas, especialmente Pinkie y Sunset, la cual fue la primera en comentar.
-Entonces… decían la verdad…
-¿Cómo?-inquirí yo, extrañado.
-Las sirenas… llegué a hablar con Adagio hace tiempo y me contó que nos teníais engañadas… y es cierto… nos mentisteis…-masculló Sunset, con lágrimas en los ojos.
Los dos comprendimos al instante sus palabras y por mi parte me apresuré a decir.
-No, a ver, no os mentimos, tan solo os lo ocultamos…
-¿Y por qué hicisteis eso? ¿Acaso no confiabais en nosotras?
-No podíamos contároslo así sin más, hubierais creído que estábamos locos.
-En ese caso ¿por qué no lo hicisteis cuando empezamos a salir?-inquirió en ese instante Pinkie, con tono duro.
Fue entonces cuando la realidad nos golpeó duro, sintiendo como si fuésemos a potar el desayuno ahí mismo. Antes de que pudiéramos decir nada mas tanto Sunset como Pinkie se levantaron y se fueron de allí, dejándonos solos con las demás, las cuales apenas nos dirigieron la mirada. Al segundo siguiente los dos nos levantamos a la vez y fuimos tras ellas, yendo cada uno por su lado, puesto que las dos se habían separado nada más salir del Sugarcube Corner. Yo fui hacia la izquierda, mientras que Lloyd se dirigió hacia la derecha.
Corrí todo lo rápido que mis piernas me permitieron ir hasta dar con Sunset en un pequeño parque cercano.
-¡¡Sunset, espera!!
La chica al verme se dio la vuelta, gritando con voz llorosa.
-¡¡Déjame en paz!!
-¡¡No, por favor, escúchame cariño, déjame que te explique!!
-¡¿Explicarme el qué?! ¿¡Cómo me mentiste para luego abandonarme?! ¡¿Eso es todo lo que yo significo para ti?!
-¡¡No!! ¡¡Por favor, Sunset, déjame que…!!
-¡¡No!! ¡¡No, no, no, tú no sabes nada!! ¡¡No sabes lo mal que lo pasé cuando, supuestamente, desapareciste!! ¡¡Estuve semanas sin poder descansar bien, llorando cada noche, preocupadísima por ti, pensando que te había pasado algo y que nunca más te volvería a ver!! ¡¡Y luego me vienes tan campante, revelándome que eres de otro mundo paralelo y que todo lo que sabía de ti era mentira!!
-¡¡No, nada de eso, nada es mentira, yo sigo siendo el mismo, Sunset, y mi amor por ti nunca cambió!! ¡¡Te quiero, Sunset, eres lo mejor que me ha pasado nunca, jamás te dejaría así sin más!!
-¡¡Pero lo hiciste!!
-¡¡No pude hacer nada por evitarlo!! ¡¡Además, sé lo que sientes, yo también lo he pasado tan mal como tú o puede que más, no podía dejar de pensar en ti, todo me recordaba a ti!!
-¡¡Ya, claro, porque eso suena tan convincente!!
-¡¡Pero porque es verdad!!
-¡¿Ah, sí?! ¿¡Como tú?!
Eso me dolió especialmente, sintiendo como si mi corazón se hubiera parado de golpe; por su parte la chica aprovechó para abofetearme de nuevo y se apartó de mí, llorando a lágrima viva. En un momento dado comentó.
-¿¡Por qué?! ¡¿Por qué no me contaste nada cuando empezó lo nuestro?! ¡¡Vale que al principio no hubiera sido muy inteligente, pero para entonces ya nos conocíamos, todos, y aun así no lo hiciste!! ¿¡Por qué?! ¿¡Por qué?!
Para entonces mi propio orgullo ya se había roto y yo también comencé a llorar, tratando de averiguar por qué no se lo contamos. No podía evitar pensar que tenía razón, si lo hubiéramos hecho nos habríamos podido evitar tan tensa situación. ¿Cómo pudimos ser tan cortos? ¿Por qué no lo hicimos?
-Pues porque… tenía miedo. Miedo de perderte, miedo de que tal vez nos dierais de lado. Sé que tal vez no lo hubierais hecho, pero aun así… Lo siento, Sunset. Lo siento tanto…
Para entonces no pude seguir hablando y me desahogué a gusto, sin atreverme a mirar a mi novia. Sin embargo en ese momento unas suaves manos se posaron en mis mejillas, haciéndome mirar de nuevo. Sunset me devolvió una llorosa mirada, con una expresión difícil de desentrañar. Por un momento la chica no dijo nada, suspirando y cerrando los ojos, hasta que finalmente murmuró.
-Entonces… ¿nunca quisiste abandonarme?
-¡Por supuesto que no! ¿Cómo iba a hacer eso? Te quiero Sunset… te quiero como nunca he querido a nadie. Aunque tienes razón, debí contarte la verdad… lo hice todo mal. Lo siento, de verdad. Ojalá puedas perdonarme…
Por un momento me quedé callado, esperando una respuesta por su parte. Finalmente la chica me abrazó y me susurró al oído.
-Yo también te quiero. No puedo no quererte, no después de todo lo que hemos pasado juntos. Te perdono.
Frente a eso se lo agradecí una y mil veces, dándonos un intenso beso justo después, prolongándolo todo lo posible y dejándonos llevar por el momento. Al mismo tiempo, un hermoso atardecer comenzaba a recortar los tejados del pueblo de Canterlot.
-¡¡Pinkie, espera!!
-¡¡Déjame en paz, no me puedo creer que me hayas estado mintiendo durante todo este tiempo!!
-¡¡No, no es nada de eso, espera, por favor, déjame que te explique!!
-¡¡No, vete, no quiero volver a verte!!
Esas palabras concretas llegaron a hacer mucho más daño a Lloyd de lo que en un principio él mismo hubiera pensado que lo harían, apretando el paso para tratar de alcanzarla. Pinkie había intentado perderle de vista por los callejones aledaños, pero él la tuvo a la vista en todo momento. Su pelo, ahora totalmente lacio y liso, era lo que más daño le hacía, dándole más motivos para correr más rápido a cada paso que daba. Pasando al lado de un pequeño patio la chica llegó a tropezar con un ladrillo que sobresalía del suelo, cayéndose de bruces en el suelo.
-¡¡Pinkie!! ¿¡Estás bien?!-inquirió el chico, agachándose junto a ella.
Sin embargo ella le rechazó de un manotazo, haciéndole caer de espaldas al suelo; la chica trató de levantarse, pero entonces se dio cuenta de que se había hecho daño en las rodillas y trató de marcharse arrastrándose por el suelo hasta llegar a una pared cercana y apoyándose en ella, empezando a llorar desconsoladamente. Por su parte Lloyd se reincorporó, pero en ese justo momento Pinkie chilló.
-¿¡Por qué?! ¡¡Después de todo lo que hemos pasado juntos, después de lo bien que conectamos en apenas semanas!! ¡¿Por qué no me lo contaste?! ¡¡Creía que confiabas en mí!! ¡¡Más de tres meses sin verte, creyendo que te habías ido!! ¡¡Sin poder dormir por las noches, llorando por ti!! ¿¡Acaso no he significado nada para ti!?
-¡¡No, Pinkie, tú lo eres todo para mí, y lo sabes!!
-¡¿Entonces por qué no me lo contaste?! ¿¡Por qué, por qué?!
Para entonces Pinkie lloraba desconsoladamente, rompiendo un poco más el corazón del chico, el cual comenzaba a sentirse tremendamente culpable, sabiendo que tenía razón. ¿Por qué? ¿Por qué no se lo contó?
-Porque… porque no quería perderte. Porque no pensé que en realidad merecías saberlo. Porque no confié lo suficientemente en mí mismo como para sincerarme contigo. Lo siento, Pinkie, de verdad… lo siento…
Para entonces Lloyd comenzó a llorar al igual que ella, sin atreverse a mirarla a los ojos. Por su parte la chica le miró con ojos llorosos, haciendo un esfuerzo y acercándose a él. Los dos se abrazaron sin dejar de llorar, comentando la chica de seguido.
-Te quiero Lloydi… lo sabes ¿verdad?
-Pues claro que lo sé… ¿pero de qué sirve quererte si no soy capaz de ser sincero contigo con algo tan importante? Y encima el saber que te he hecho sufrir de esa manera… lo siento… lo siento tanto, de verdad… soy una persona horrible…
-No, no lo eres… eres una persona maravillosa, Lloydi, con tus virtudes y con tus defectos, y te voy a querer igual, sin importar qué. Es verdad que lo pasé mal… pero ahora has vuelto, estás aquí, conmigo, y eso es lo único que me importa.
-¿En serio me vas a perdonar así sin más?
-Pues claro… porque te quiero.
Ante esa contestación el chico tan solo sonrió y masculló.
-Yo también te quiero, Pinkie. Te quiero.
Ninguno de los dos dijo nada más, simplemente se volvieron a besar una vez más, consolidando así su perdón y prolongando el beso todo lo posible, dejando pasar el tiempo. Cerca de allí un aroma a crepes dulces se extendía por el callejón.
-A ver, espera un momento, a ver si lo he entendido… me estás diciendo que Sg y Lloyd desaparecieron así sin más…
-¡Sí, justo ahí, en cuanto me di la vuelta no estaban!
-¡Pero eso no tiene ni p*to sentido!
-¡Pero es cierto, Astur, de verdad, no te miento, es lo que pasó!
Asturcon estaba teniendo graves problemas para comprender lo que Vigon le estaba explicando. Aparentemente tanto Sg como Lloyd habían desaparecido después de que Vigon les quitara la vista de encima, sin volverlos a ver desde entonces. A efectos prácticos parecía una desaparición estándar, pero con el añadido de que las desapariciones no se daban así sin más. Algo no encajaba en todo eso.
-Astur, creo que deberíamos avisar ya a la policía, no podemos esperar mucho más…
-Estoy de acuerdo contigo, Dennis, esto se nos escapa… ¿estás seguro de lo que viste, Vigon?
-¡Totalmente! ¡En serio, creo que no es tan complicado!-exclamó el chico, con tono molesto.
-A ver, tranquilízate, no te sulfures, no es que no te crea, es solo que… no me encaja nada…
-¡Ya, ni a mí! ¿Y qué quieres que haga? ¡Primero están en coma varios meses, luego se despiertan depresivos por algún motivo y ahora esto! ¡No puedo tomármelo de ninguna otra forma que no sea esta!
Ante eso Astur suspiró, pensando en posibilidades, todas ellas demasiado realistas. Pero era un hecho, Lloyd y Sg no aparecían por ningún lado, sus familias empezaban a desesperarse y ellos también. Por lo que decidió enseguida.
-Hay una comisaría aquí cerca, vamos para allá.
-Por fin, tío, pensaba que no lo dirías nunca-murmuró Dennis.
-Os acompaño, necesitarán de mi testimonio y tal…-añadió Vigon.
Los tres chicos se pusieron en marcha, dejando atrás el lago del parque de la Vaguada, quedándose vacío y solitario. Por un instante el agua se revolvió un poco en forma de remolino y luego no se volvió a mover.
PD.
Spoiler: