[Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [Ep17]

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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Joypad_Console » 18 May 2015, 15:48

Spoiler:
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Sr_Atomo » 18 May 2015, 19:43

Lo echaba de menos... pero la espera ha merecido muchísimo la pena.

Por favor, que no vuelva el tío ese, que me dan mucha pena las CMC, eso sí, es capaz de resucitar a King Sombra y unirlo a Discord solo para derrotarle.
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Échale un vistazo a mi fanfic "Parallel Stories" y opina.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor LloydZelos » 21 May 2015, 13:40

Ante la insistencia de horwaith, y visto que era un fic corto, decidí darle una oportunidad ya que lo tenía pendiente desde hace tiempo y me lo leí ayer del tirón.

¿Por qué demonios no lo hice antes? :elrisas:

No te voy a engañar, para mi empezó como una parodia bastante simpática de los HiE, un self-insert basado en el humor. Decente, sin más: algo con lo que pasar un rato ligero. Pero con la aparición de Magnificum Fornicatum y la verdad de dónde estáis me has dejado completamente muerto. Todas las situaciones absurdas, el enchochamiento de Twilight y las referencias a novelas famosas y músicos del fandom cobran un sentido terrible, haciendo que las piezas encajen a la perfección en un escatológico y siniestro puzle. Esto llega a su punto álgido con el endiosamiento del pueblo a Fornicatum, la abominable escena de las CMC y sus marcas (he visto lo que has hecho :sherlock: ) y lo que intuyo: la única manera que tenéis de salir es rompiendo el badfic... eliminando al stu. Debo aplaudir lo perfectamente que has retratado toda la mierda que rodea a este tipo de engendros: aspecto, armas, talentos, pasado, orcografía, script... Bravo, da risa y asco leer todo lo que le concierne.

Vuestros comentarios sobre todo lo que falla son un descojone, tus arranques de ira también, y sospecho que va a haber muchos más de ambos. Apruebo el realismo de que os cueste adaptaros a un cuerpo cuadrúpedo, y por último digo que me placen las referencias lovecraftianas. Cthulhu fhtagn, camarada.

Lo único que me falla son cosas como el acento de Applejack ("pega", pero yo creo que se podría haber hecho de otra manera y que está muy exagerado), puntuales faltas y alguna cagada con nombres (¿SugarFREE Corner? ¿En serio? :facehoof: )

Esperando futuras entregas de vuestras desventuras.
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El Caos es la fuerza que mueve el universo. Es un gran error pensar que puede controlarse o eliminarse.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Volgrand » 04 Dic 2015, 20:15

NOTA: Edité el capítulo anterior porque lo actualicé en Fanfiction.net, pero olvidé hacerlo en el foro. Para vuestra comodidad, os lo copio aquí en un spoiler. Corresponde a más o menos las últimas mil palabras del capítulo 8.

Spoiler:
Al instante se hizo el silencio más absoluto. La fusta sostenida por Applebloom detuvo su movimiento; las cucharillas dejaron de remover el té de BigMac y SnowFlake; Fluttershy y Rainbow Dash detuvieron su carrera; Rarity dejó de probar un nuevo modelito bondage sobre Scootaloo; Twilight detuvo sus carantoñas sobre Magnificum Fornicatum, y Fluttershy siguió esperando tumbada en el suelo su bien merecida ración del Látigo del Amour.

Pero aún hubo más: De repente, Volgrand notó un golpe de calor, y no tardó en averiguar que había dejado de soplar la brisa. El agua del río dejó de correr, las nubes detuvieron sus programados recorridos, y algunos ponis se congelaron en el aire en poses imposibles. El pegaso azul, literalmente, sintió que el universo había clavado sus ojos sobre él.

—que kierez?

Pero Volgrand no sabía qué decir. Él era el despellejador y taxidermista de malos fics, el azote de los badfickers y el terror de los Gary Stús. Pero no era lo mismo estar metido en un badfic que despellejarlo desde la comodidad de su ordenador. Y esa sensación de “cuidado con lo que dices” que sentía en ese momento no ayudaba en absoluto. El stú había notado que algo no funcionaba: un personaje que no seguía su juego, que no le adoraba. Para todo badficker, si alguien no adora a su OC eso significa que era un hater** y, por tanto, un enemigo. Y, puesto que nadie puede vencer a un Gary Stu, Volgrand no quiso identificarse como rival del mismo.

—Este... ¡Te necesitan en Canterlot! ¡Una gran emergencia, tienes que ir ya!
—o valla, d que ze trata?
—Uy, algo mucho peor que Discord y el Rey Sombra juntos, no te creas. ¡Solo tú puedes arreglarlo!
Magnificum fornicatum: entoses devo partir zin demorra.

Silencio. Parpadeo. Ceja alzada. Temblor de párpado.

—Este... sí, debes partir cuanto antes —murmuró Volgrand—, no vaya a ser demasiado tarde...
Magnificum fornicatum: i que peligro zufrre canterlot?
Volgrand no pudo soportarlo más. Aquello fue la gota que colmó su maltratada sensibilidad narrativa. Era imposible explicar cómo, pero reconocía lo que había escuchado: Era un diálogo en formato script. Indescriptible, incomprensible... e insoportable. Sobre todo para un grammanazi*** como Volgrand. Su mente implosionó y fue a refugiarse en algún feliz rincón. El desdichado pegaso azul sintió un cortocircuito en el cerebro, y acto seguido cayó al suelo en posición fetal. Magnificum Fornicatum bajó una mirada de suspicacia hacia aquel extraño poni azul incapaz de vocalizar loas a su presencia. El mundo se inmovilizó alrededor de aquella anomalía que lo distorsionaba y la sangre se heló en las venas de Unade.

Hubo entonces un ruido de galope. Una poni de color melocotón se abría paso jadeante entre la congelada multitud driblando a yeguas paralizadas en poses sugerentes. Derrapó frente a Magnificum y alzó una mirada de determinación. Hubo un brevísimo momento de duda en el brillo de sus ojos, que Magnificum no vio. Solo percibió aquello que esperaba: una hembra (nada agraciada por cierto) acudía a pedir ayuda.
—¡¡Oh, Magnificum!! – declamó con aterrorizada voz la despelechada pegaso–. ¡¡Solo tú puedes ayudarnos!! —prosiguió, en una gala de interpretación que solo años de jugar a rol otorgaba—. ¡¡Sombra le ha robado los poderes a Discord!! ¡¡No hay nadie lo suficientemente poderoso para hacerle frente!! Tienes que ir inmediatamente a Canterlot.

Magnificum fornicatum se volvió hacia la recién aparecida, olvidándose completamente de Volgrand.


Magnificum Fornicatum: a si, tengo k ir lla!

Y así, el gran Magnificum Fornicatum partió raudo y veloz cual centella hacia Canterlot para salvar el mundo del malvado rey Sombra Discorida. Pero antes tuvo tiempo para despedirse de todas las yeguas de Pony Ville con... ((edit para foro público: imaginadlo)).

Unade observó la orgásmica explosión que se dio a su alrededor en cuestión de centésimas de segundo mientras montaba guardia junto al caído Volgrand. El hecho de ser una desconocida y poco agraciada OC la había salvado de formar parte de la misma. Después, todos los ponis se quedaron paralizados de nuevo cuando el Gary Stu desapareció rumbo a Canterlot.

Poco a poco, la actividad empezó a volver a Pony Ville. Primero fue con un errático caminar, después con un gemido incómodo; poco a poco, voces confundidas fueron sumándose a la cacofonía.

—¿Qué ha pasado?

La confusión se extendía por Pony Ville a medida que los ponis recuperaban sus mentes y naturalezas al alejarse de la presencia del Stú.

—¿Qué... qué me ha pasado?
—No me acuerdo, pero me siento como si... no, nada —dijo una avergonzada señora Cake.

Los ponis se miraban entre sí entre nerviosos parloteos, tratando de entender la situación. Twilight Sparkle sacudió la cabeza tratando de recuperar sus memorias.

—¿Por qué no recuerdo nada?
—¡¡IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIH! —era el chillido de Sweetie Belle—. ¿Qué nos ha pasado?
—¡¿Hemos crecido de repente?! ¿Qué es esta horrible cosa que tenemos por Cutie Mark?

Applebloom, tras lanzar esa pregunta, se sentó en el suelo y empezó a llorar al presenciar su potrillez perdida.

—Tra... tranquila Applebloom, tiene que haber una explicación —teorizó Scootaloo, tratando de contener su propio llanto—. ¿Magia?

Pero la (gran) pequeña era inconsolable, al entender la implicación de su repentino estirón.

—¡¡Me he perdido un montón de cumpleaños!!

Y entonces las otras dos se unieron a sus llantos, mientras el pueblo se sumía en un mar de confusión y flancos doloridos.
Ajena al estallido de emocionalidad a su alrededor, Unade colocó un pañuelo mojado sobre la cabeza del desmayado Volgrand mientras murmuraba “Escurrir patatas fritas... escurrir patatas fritas...” con la mirada perdida.


EPISODIO 9: The end of ponies

Spoiler:
El único y verdadero héroe que jamás conoció ningún universo, desplegó sus alas, desplegó su magnificencia y el mundo se reverenció ante su presencia mientras lo surcaba rumbo a la gloria.
Allí, preparaban su llegada. Las hermanas sagradas de los cielos dejaron sus tronos al reconocer el advenimiento de su legítimo gobernante. Bajaron sus testuces con humildad y las alzaron con orgullo al ponerse a su servicio. Se plantaron a cada lado del trono y aguardaron a que Su “Presencia” las “llenase” y diese sentido a su mundo.


-*-*-*-*-


Un remolino de tildes inexistentes, un vacío de vértigo donde debería haber haches, las mismas inocentes haches mancilladas y violadas por combinaciones de letras que se clavan a fuego blanco en tu mente y un grito de horror que sonaba como uñas arañando una pizarra cubriendo el cadáver de la gramática...

—… Nnnss... café...
—Tssst, tranquilo. Has perdido el conocimiento. Creo que no has podido asimilar tanta toxicidad gramatical y narrativa.
Volgrand alzó su peñuza y tocó el trozo de tela mojado sobre su cabeza.
—Sé que es real, Unade, lo sé porque puedo sentir la hipocafeinemia... Esto es real.
—Sí, sí que es real.

Volgrand tomó una entrecortada bocanada de aire que tenía algo de sollozo contenido.

—¿Cuantos días llevo inconsciente?
—Dos minutos y veinte segundos.
—¿Qué me he perdido? —preguntó Volgrand mientras se retiraba el pañuelo mojado de la cabeza y se levantaba.
—El Gary Stu se ha ido a Canterlot a salvarnos de Sombra Discordia.

Volgrand abrió unos desmesurados ojos.

—¡¡Dioses del averno!! ¡¿Qué es lo que he hecho?! —gritó Volgrand— ¡Lo he enviado contra lo único que puede quedar sin mancillar de este mundo!
—No lo has hecho tú, he sido yo.

Volgrand volvió la mirada hacia Unade. La despelechada poni melocotón tenía la mirada fija. Su voz debería haber temblado, y debería haber habido un ápice de duda en su explicación, pero no lo hubo.

—¿Cómo?
—Tuve que intervenir para que se creyese tu historia.
—Así que no se lo había tragado...
—Mientes fatal, Volgrand.
—Y tú interviniste para que se la creyese.

Y Volgrand... terminó de asimilar lo que había pasado, y de imaginar lo que podría estar ocurriendo en ese momento en Canterlot.

—Pero... ¡¿ESTÁS LOCA?! ¡¡CANTERLOT ES EL CORAZÓN DE EQUESTRIA!! ¡¡ES EL ÚLTIMO REDUCTO DE PONICIDAD QUE QUEDA!! ¡¿POR QUÉ LO MANDASTE ALLÍ?!

Unade pegó su frente a la de Volgrand fijando sus desmesurados ojos en sus gafas y respondió con los dientes apretados.

—¡¡Porque tenía que salvarte, idiota!!
—¿PERO POR QUÉ NO LO MANDASTE A APPLELOOSA, POR EJEMPLO? ¡A NADIE LE IMPORTA APPLELOOSA!
—¡¡PORQUE YA HABÍAS MENCIONADO CANTERLOT, PAZGUATO!!

Volgrand se sacudió y su cuerpo poniesco pretendió recuperar la posición fetal... cosa que evitó a fuerza de simple voluntad. El horror se abrió paso en su alma al entender lo que había pasado.

—¡¿Qué es lo que he hecho?! ¿Por qué, Unade? ¡Deberías haberlo evitado! Mi destrucción a cambio de Canterlot, era un precio justo.
—Elegí salvarte a ti, Volgrand.

Se volvió hacia ella con los ojos desorbitados.

—Tú no eres Unade... Ella... ella es una pegasister. Nunca lanzaría a un Gary Stu contra Canterlot.
—Porque tú puedes salvar Canterlot, pero Canterlot no te puede salvar a ti.

El poni azul sintió que las lágrimas se agolpaban tras sus gafas. Siempre supo que podría contar con ella, pasara lo que pasara; que ella siempre cubriría su espalda en toda batalla, imaginaria o no. Y, si se estaba volviendo loco, sería un honor entrar por la puerta grande en el asilo de Arkham en su compañía.

—Tía, siento lo que dije de Guardia de noche. Jamás me ciscaría en tu novela
Súbitamente, Volgrand se vio arrastrado por una fuerza sobrehumana; Unade, de alguna forma, lo había agarrado del cuello y lo había sacudido hasta tenerlo frente con frente.

—Más te vale decirlo en serio, porque es lo unico que me mantiene cuerda. También siento la llamada del látigo del Amour. ¡¡Soy hembra!!
—¡¡ME CISCARÉ YA LO CREO QUE ME CISCARÉ!!
—¡Y ESPERO QUE ESCURRAS PATATAS SOBRE MI SERIE DE ALITA, MALDITO BASTARDO!
—¿Y SABES QUÉ TE DIGO? ¡¡QUE EL CAMINO DE ACCESO A MI CASA NECESITA GRAVA NUEVA DE COLORINES!!

Ambos se inmovilizaron, mirándose fijamente a los ojos durante unos segundos. Tras ese tiempo, con lágrimas agolpándose en sus desmesuradas cuencas oculares, se lanzaron el uno sobre el otro en un fraternal abrazo.

—Te quiero, tío.
—Y yo a ti, tía.

Varios ponis observaban a los ex-humanos con expresión de alucinancia.

—Estos dos están fatal -murmuró uno de ellos.

En ese momento el remolino formado por crines, patas y la mala ostia de dos hembras en celo peleando por el objeto de us picores, los arrolló (otra vez). Bonbón y Lyra no habían concluído su disertación.

—Es míiiiiiiiio!— chilló una de ellas.
—¡¿Pero se puede saber por qué peleáis? —preguntó Volgrand, haciendo que las dos yeguas se detuvieran y se miraran entre si, confundidas.

Unade se levantó del suelo torpemente y tosió la arena que había tragado. Con las fuerzas renovadas por la fe que le profesaba su amiga, Volgrand se puso en pie de un vigoroso salto, con su pelaje marcado por pisadas de cascos y la mirada resuelta. Se levantó a dos patas en pose triunfante y declamó:

—¡¡Es hora de acabar con esto!! ¡Voy a hacerle entender a estos ponis lo que ha pasado!

Volgrand esquivó a Scootaloo, que se frotaba su nueva y horrible Cutie Mark con una esponja, esperando que solo fuera pintura. Applebloom daba vueltas en el sitio, murmurando para sí misma mientras intentaba recordar su última cruzada, y cómo esta podría haberlas convertido en adultas de alguna forma. Tras esquivar a esta última también, el pegaso azul corrió hacia la plataforma desde la que Twilight Sparkle, con cierto rubor y duda en el rostro, subió para intentar encontrar alguna cordura en su mente y transmitirla a los habitantes de Ponyville.
Porque, de hecho, el pueblo estaba a punto de entrar en histeria colectiva.

—¡Por favor, mantened la calma! ¡Tiene que haber una explicación racional a todo esto!
—¡La hay! ¡Yo tengo esa explicación!

Volgrand galotrotovoló a toda velocidad hacia la tarima. En su entusiasmo se estampó contra Twilight y ambos rodaron por la tarima.

—¡Es el humano convertido en poni! ¡Ha atacado a la princesa!— gritó alguien.

Un voz serena disintió.

—En realidad le han fallado los frenos — explicó Unade, tratando de abrirse paso caminando entre la multitud de ponis congregados.

Volgrand no se dejó amilanar. Se puso en pie, plantó sus cuatro patas en el suelo y miró con determinación a los ponis.

—¡Sé lo que os ha pasado, porque lo he presenciado todo!
—¿Y por qué no lo has olvidado como nosotros?
—Porque soy un humano, no soy como vosotros, y ya he sido testigo de esto antes. Lo he leído múltiples veces y eso me ha hecho inmune. Porque de hecho os ha pasado algo muy malo.

Poco a poco los ponis se fueron congregando, mientras la histeria amenazaba con estallar en cualquier momento. Tres adultas potrillas se miraban con alternativas expresiones de llanto, consternación, confusión y horror, al ser incapaces de encontrar una explicación, preguntando en voz alta qué les había pasado, por qué les dolían los flancos, y si les darían todos los regalos de cumpleaños atrasados. Fluttershy seguía intentando sentarse, soltando silenciosos “ay” a cada intento; Rarity corrió a increpar sobre por qué su hermana llevaba un conjunto de cuero tan estrafalario como soez, y Rainbow Dash preguntaba si alguien podía explicarle por qué había soñado que Fluttershy le ganaba en una carrera, y ahogaba una pregunta sobre Rarity usando su magia de una forma un tanto peculiar.

El resto del pueblo no estaba en mejor estado: todas las yeguas dudaban si averiguar por qué les dolían ciertas zonas íntimas, sobre su alterado estado hormonal o la extraña sensación de que acababan de recibir un amor no correspondido. Todo ello aderezado con una gran dosis de amnesia que nada ayudaba a calmar los alterados estados de ánimo: Varias yeguas echaron a correr, Big Mac intentó frenarlas pero, recuperados sus modales rústicos, provocó la caída del juego de té al completo que compartía con Snow Flake. Esto provocó que la florista Rose se desmayara al grito de “¡El horror!”; cuando la enfermera RedHeart corrió a ayudarla pisó un charco que salpicó a Rarity, la cual se desmayó teatralmente sobre un diván que salió de la nada. Y cuando Sweetie Belle fue a ayudarla, no pudo evitar verse reflejada en el agua del mismo charco... y el atuendo bondage que vestía.

—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH!! ¡¡QUITADMELO, QUITADMELO!!
—¡TRANQUILIZÁOS! —gritó Volgrand.

El grito, curiosamente, funcionó: centenares de ojos se fijaron en él, las orejas se alzaron para escucharle y los ponis, expectantes, contuvieron el aliento, esperando una explicación racional a la extraña amnesia. Volgrand supo que era el momento de hacerles entender el peligro y buscar una solución todos juntos. Su pecho se hinchó, sintiendo en su garganta las palabras incluso antes de pronunciarlas.

—¡Ha sido un Gary Stu!

El silencio fue el precursor de un arbusto rodante que dio paso a una coral de “¿eh?”s y miradas confundidas. Los murmullos se extendieron entre los presentes, “¿quién es ese?”, “no, ha dicho 'un', tiene que ser un 'eso'”. A la espalda del grupo, se escuchó a Snow Flake gritar “¡YEAAAAAH!”; este cogió con los dientes una de las correas del erótico atuendo de Sweetie Belle, sacudiendo a la desdichada potrilla... yegua... Bueno, lo que sea. Sacudiéndola de un lado a otro como una vociferante muñeca de trapo.
Twilight, recuperada su compostura tras el atropello de Volgrand, avanzó hacia él.

—Diculpa, Volgrand, ¿qué es un Gary Stú?

Volgrand no podía concebir que no lo entendieran, ¡necesitaba que lo entendieran! ¡El peligro al que su mundo se estaba enfrentando! Fuera de si, la agarró de los hombros y con los ojos desorbitados por le horror le gritó:

—¡Es la peor criatura que pueda existir! ¡Destruye mundos y con sus escombros construye altares a su ego! ¡Os arrebatará vuestra esencia, os convertirá en lo
que no sois y entonces... se ciscará en todo lo que es bueno y sagrado de este mundo!

Un poni en primera fila se desmayó al oír la palabra “ciscar”. Twilight carraspeó.

—Volgrand, no acabamos de entender a qué te refieres. ¿Cómo puede destruir algo? Pony Ville sigue en pie.
—NO, NO SIGUE EN PIE. TÚ —dijo— LE PEDISTE QUE TE FUSTIGASE EN PÚBLICO.

Silencio. Un oportuno cuervo soltó un tremendo graznido. Alguien gritó “¿Pero qué dices?” Se escuchó el ruido de una correa al romperse, un chillido desesperado, y Sweetie Belle pasó dando vueltas sin control, trazando una parábola perfecta, por detrás de Unade. Ajeno a la desdicha de la unicornio blanca, Volgrand siguió explicando.

—¡Y todos coreasteis aquello y muchas de vosotras hicisteis fila para ser la siguiente!

Los murmullos se intensificaron.

—Eso es imposible...
—Nos acordaríamos de algo así...
—¡NO! ¡NO OS ACORDARÉIS MÁS QUE DE LO QUE EL GARY STU QUIERA!
—No hay magia tan poderosa como para...
—¡ESTOY HABLANDO EN SERIO! ¡Mira a las Cutie Mark crusaders! ¡Él las hizo crecer para poder intimar con ellas!

Todo Ponyville al completo frunció el cejo a la vez en muecas de desagrado.

—Volgrand, eso que dices es muy turbio.
—Tranquila, tan solo montaron un espectáculo lésbico para él.

Todos se giraron hacia las dos CMC que seguían quietas en el suelo; Applebloom todavía miraba su horrible marca, con cara de estar a punto de echarse a llorar. Scootaloo, a su lado, estaba tumbada en el suelo en posición fetal, mientras dibujaba una tarta en el suelo y murmuraba: “Cumpleaños feeeeeliiiiiiz, ya eeeereees maaayoooorrr...”.

Unade se llevó una pata a la cara. Una voz con acento tejano increpó a voces:

—¡¡¿Qué stá diciendo ese elemento de mi hermana?!!

Rainbow Dash agarró la enfadada yegua.

—¡Quieta Applejack! ¡Sooooo!
—¡Los humanos sois unos mentirosos!

Fluttershy caminó hasta Applejack y se sentó frente a ella para tratar de calmarla hablando. Pero se levantó de un respingo.

—¡Ay! ¿Por qué me duele el pompis al sentarme?
—¡¡¡PORQUE UN GARY STU TE...— gritó Volgrand.

Edit para foro público:
Spoiler:
Debido a una amable petición de un moderador
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He eliminado cierto contenido... sensible. Solo imaginad qué respondió Volgrand, y cómo fue a continuación repetido por la curiosa e inoportuna acústica de Pony Ville.


Spoiler:
La curiosa acústica de Poni Ville decidió ponerse en marcha en ese preciso momento y la frase de Volgrand reverberó por cada calle, cada rincón, cada oreja de poni alzada.

Una madre tapó demasiado tarde las orejas de su potrilla. Hubo otro desmayo y luego hubo algo parecido al enfado.

—¿Pero qué horrible e inadmisible lenguaje es ese? —le espetó Rarity. Sweetie Belle pasó corriendo por detrás de ella, perseguida por Big Macintosh, el cual llevaba unas enormes cizallas en los dientes.
—¿Cómo se atreve a sugerir eso de Fluttershy?

Pero Volgrand no se amilanó.

—No estoy mintiendo. Además, Fluttershy adelantó a Rainbow Dash volando. Ese es el poder un Gary Stú, ¿lo entendéis?
—Yo lo que entiendo es que eres un maleducado, señor mío —lo amonestó Rarity.
—Y qu'además pareces mentir continuamente –añadió Applejack.
—Pero... digo la verdad...

Hubo un centenar de miradas ceñudas clavadas en él, hubo alguien que gritó: “Echemos a ese humano convertido en poni de Equestria” Otro añadió: “Mandémoslo al bosque Everfree” Alguien sugirió: “Démosle muffins de baja calidad”.
Unade, envuelta en la maraña de ponis vociferantes, decidió disimular uniéndose a la manada. Parecían haberse olvidado por completo de la otra humana que llegó después de Volgrand. Así que tomó aire y gritó su propuesta también sin mucho entusiasmo para parecer una más...

—Eso, a la hoguera con él.
—¡Sí, a la hoguera! —coreó alguien.
—¿Vamos a cocinar algo? —preguntó Pinkie Pie levantando un candil.

Unade se alegró de que su idea hubiese dado resultado; capturarían a Volgrand y luego ella solo tendría que liberarlo. Tantos años de jugar a rol le habían dado la habilidad de adaptarse a cualquier situación y de adoptar cualquier papel necesario, y si esa vez tenía que hacer de poni alborotado, lo haría. Al final siempre es un gusto cuando un plan sale bien...

—¡Unade, hazme el favor de no dar ideas! —gritó Volgrand.

Todos los ponis alrededor de Unade se volvieron hacia ella y fruncieron el cejo al detectar a la infiltrada.

—Vaya, casi nos olvidamos de la otra humana.
La despelechada poni melocotón dedicó a Volgrand su mejor mirada de “te voy a matar” mientras los ponis se le echaban encima y la ataban con cintas de colores.

-*-*-*-*-


Había un roble que señalaba la entrada al bosque Everfree. Era más grande, con las hojas más duras y con más bellotas que ningún otro roble de los alrededores. El sol estaba bajando y dos ponis estaban atados a él. A su alrededor alguien había colocado cuidadosamente un surtido de cupcakes duras, dos billetes de tren y una barbacoa preparada para ser encendida.
Unade forcejeaba contra la ataduras, y tan solo lograba mover la cabeza. Volgrand lanzaba una retahíla de improperios al aire.

—¡Malditos ponis desequilibrados! ¡¡Están locos!! ¿Cómo hemos llegado a esta situación?

Unade detuvo su infructuoso forcejeo y le dedicó una mirada de soslayo a su compañero de ataduras.

—Por tu culpa, bocazas.
—Ah, sí, ya me acuerdo.
—Volgrand, creo que padeces de incontinencia verbal.

Unade reinició sus forcejeos mientras Volgrand miraba el surtido de objetos frente a ellos.

—¿Por qué han dejado una barbacoa, cupcakes y billetes de tren frente a nosotros? ¡Estos ponis se han vuelto locos!
—En realidad han tratado de hacer todas las propuestas sin entenderlas muy bien: que nos marchásemos, malos cupcakes para que aprendamos modales, hoguera y mandarnos al bosque Everfree...
—¡NOS HAN ABANDONADO A LA ENTRADA DEL EVERFREE JUSTO ANTES DEL ANOCHECER!
—A mí me parece lógico que no se hayan atrevido a adentrarse más.
—Unade, me refería a que nos han abandonado a nuestra suerte en un lugar casi peligroso —el concepto “peligroso” de Equestria distaba mucho al que entendía Volgrand, teniendo en cuenta el colegio en el que se había criado
—Sep. El Gary Stú no tiene tanto poder como para influirlos cuando no está cerca, o le habrían presentado nuestras cabezas en respectivas picas. Estamos de suerte.
—Sí, una auténtica suerte —resopló Volgrand.

Hubo un ulular temprano, y después el silencio.

—Unade, ¿tienes alguna idea?
—Tengo unas cuantas, ¿a cuál en concreto te refieres?
—Para salir de esta situación antes de que los lobos de corteza nos despedacen.
—No creo que se atrevan a llegar tan cerca de Pony Ville.

Hubo un aullido, hubo un silencio y sin mediar palabra los dos ponis antes humanos procedieron a retorcerse con entusiasmo en sus ataduras. Escucharon un nuevo aullido y, tras un segundo de intensa asimilación de lo que significaba, ambos ponis se retorcieron todavía con más furia.

—¡¡¿PERO COMO PUEDEN HACER NUDOS TAN BUENOS SIN DEDOS?!!
—Magia, Volgrand.
—¡Qué co*o magia, esto es el universo que me odia! ¡Eso es lo que pasa!

Hubo un silencio, previo a un desastre. Ambos ponis notaron la mirada en sus nucas y se volvieron, lentamente, hacia la oscuridad del bosque everfree. Primero aparecieron dos ascuas ardientes, subiendo y bajando al ritmo del galope que los acercaba a ellos, después aparecieron dos más, y más y más... y el primer timber wolf surgió de las tinieblas del bosque cargando hacia el gran roble. Tras él, el resto de la manada siguió a su líder.

—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!
—¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!

Hubo un frenesí de retorcimientos dentro de unas ataduras, coreado por un largo grito sostenido.
Siguió habiéndolo cuando los timberwolves pasaron corriendo frente al gran roble. Después el grito se calló por falta de aire, y las monstruosas criaturas siguieron corriendo, alejándose del bosque Everfree.

Unade se había puesto azul por la falta de aire. Seguía intentando gritar a pesar de que la manada había pasado de largo. El pánico es un hábito difícil de abandonar una vez adquirido.

—Unade, cálmate! Estamos vivos!
—...hh....h... —fue lo único que pudo responder.

Volgrand se volvió hacia el bosque Everfree. Otra sombra se recortaba y se acercaba a ellos, caminando despacio.
Y es que, a pesar de la afirmación de Volgrand de que el universo le odiaba, ese no era el caso: Fuerzas universales más allá de la comprensión de un simple mortal habían conspirado para que Volgrand y Unade se hallasen en Equestria, en aquel mismo momento, y en esa situación particular. Algún ser superior, vástamente omnisciente, había posicionado las piezas que representaban los mortales con precisión milimétrica... para que Zecora apareciera en el momento exacto.

Ciertamente, podríamos esforzarnos un poco para introducir este Plot Device, pero a fin de cuentas estamos en un badfic. ¿A quién le importa? Pues apareció Zecora, y punto.

—Jamás oí a un lobo aullar así. Por supuesto, vosotros no sois de aquí.

Volgrand carraspeó para responder acorde.

—Dama Zecora, mi ruego es verdadero, sáquenos de este atolladero.
—Hssssss.... - añadió Unade tratando de recuperar su color natural... bueno, tan natural como pueda considerarse un pelaje color melocotón.
—Por supuesto, os ayudaría, pero decidme, ¿qué hacéis aquí en tan triste día?

Volgrand tomó aire... y se quedó callado con la boca abierta tratando de encontrar una rima adecuada. Zecora, experta en trato con rimadores novatos, empezó a desatar sus cuerdas para darle tiempo a encontrarla.

—Somos humanos, noble señora... ehhmmm — Volgrand se quedó en blanco buscando una palabra que rimar. Un susurro de Unade se la dio.
— “Ahora”
— Aunque luzcamos como ponis ahora.
— ¿Sois de otro mundo? Disculpad si me confundo.
—Sí, sí, de hecho lo somos... —afirmó Volgrand, olvidando sus intentos de rima por un instante y luego añadió otro intenso “eeeeeeehm”. Unade de nuevo acudió en su rescate.
— “Lobos”
— ...gracias por salvarnos de los lobos.
— Los lobos de corteza no os deseaban mal, huían del bosque como todo ser cabal.
— ¿Qué fue lo que les provocó tal terror? Ehmmm...
— “Horror” — susurró Unade.
— ¿En serio el bosque esconde un horror?
—Conmigo debéis venir, algo en el bosque tenéis que ver. Es horrible, y de este mundo no puede ser. Quizá unos humanos este misterio puedan discernir.
— A duras penas hemos huido de una orgía sadomaso sin sentido. No puede ser peor lo que nos depara el destino.
—Volgrand, un autor siempre te puede sorprender. No tientes a la suerte, ¡j*der!
—¿Por qué estáis hablando en verso? —preguntó Zecora con una sonrisa, terminando de soltar las ataduras.
— Ehhhhhh...
— Ehhhhhh...

Los dos humanos se miraron entre sí sin saber por qué lo habían hecho, y luego siguieron a la cebra a través del bosque.

Y lo cierto es que incluso una rata de Internet como Volgrand no tardó en notar que algo iba mal en el mismo: los animalitos huían del centro del Everfree, como si un horrible cataclismo se viniera sobre ellos. El aire parecía estar enrarecido y, en general, había un sentimiento de mal rollo bastante intenso por todo. Era lo más parecido al pensamiento científico que podía tener Volgrand en esa situación. Ambos humanos, ahora ponis, se miraron entre sí varias veces preguntándose a dónde les llevaba Zecora.

Tras varios minutos de trote, llegaron a una especie de colina cubierta de árboles; Zecora guió el camino hasta la cima de la misma y, una vez ahí, apartó varios arbustos dejando que Volgrand y Unade miraran el paisaje que se abría ante ellos.

—Esto es lo que he encontrado. Me temo que el fin ha llegado.

Observaron el extraño fenómeno durante minutos, con los ojos abiertos como platos. Por más extraño que les resultara, dada la situación, solo podían pensar que no era posible, que tenía que ser una alucinación. Pero por más que observaban, no encontraban ningún detalle que indicara que era tal. Finalmente, Unade tuvo la fuerza de voluntad de apartar la mirada y, al tiempo, empujar suavemente a Volgrand para que hiciera lo mismo.

Se sentaron, dando la espalda al extraño fenómeno mientras la yegua melocotón liaba un cigarrillo, sin pensar siquiera en cómo lo estaba haciendo sin dedos. Una vez hecho lo encendió, dio dos profundas caladas y se lo pasó a Volgrand. El pegaso azul, todavía en shock, lo aceptó, fumándolo lentamente y echando el humo muy poco a poco a continuación. Un gesto que solía hacer cuando tenía ante sí un problema que debía arreglarse cuanto antes, pero todavía no había averiguado cómo.

—Unade... no es posible. No puede ser lo que estoy pensando.
—Un vórtice que se está expandiendo y lo está engullendo todo.
—Y todo desaparece en su interior sin dejar rastro.
—Es peor, Volgrand —matizó Unade—. Todo lo que se ha acercado a él ha dejado de existir. Dime, ¿cómo definirías el color del centro?

El aludido dio una nueva calada antes de pasarle el cigarro a Unade. Esta también fumó; ambos ex-humanos se miraron y, coordinados por un conocimiento literario en común, recitaron:

—“Es como si al mirarlo te quedaras ciego”. *
—La Nada... —murmuró Volgrand—. Es la Nada. Magnificum Fornicatum está destruyendo este universo.
—La historia deja de tener sentido. La gente ya no cree en este mundo, por eso está dejando de existir. Increíble, pero Michael Ende realmente estuvo en Fantasía.

Unade iba a empezar a liar otro cigarro, pero Zecora se le adelantó pasándole una pipa encendida. La cebra no entendía bien de qué estaban hablando los humanos, pero parecían saber lo que decían, y una chamán sabia sabía cuándo callarse y escuchar.

—Volgrand, tú has lidiado antes con BadFics, ¿cómo los paras? ¿Cómo le das la vuelta a la historia?
—No puedes.

Tanto Zecora como Unade miraron al pegaso azul, esperando un “pero” que no llegó. Volgrand siguió hablando entre calada y calada.

—Un Badfic no es una historia con un agujero de guión que puedas arreglar o ignorar: un Badfic es un agujero de guión, de sentido común y de buen gusto en sí mismo. Y cuando ya metes a un Gary Stu... es imposible. Lo único útil que puedes hacer es quemar el fanfic y borrar todo rastro de su existencia.

—Si nuestro mundo es un cuento, ¿quemarlo no nos condenará al olvido eterno? —puntualizó Zecora.
—¿Eh?

Unade no tardó demasiado en traducir lo que la cebra estaba diciendo.

—Dice que si se borra la historia de Magnificum entonces este mundo dejará de existir.
—¡Ah, co*o, vale! Pues... mierda, no sé.
—Yo creo que no.

Esta vez, semental y cebra miraron fijamente a Unade.

—Piénsalo: Este mundo ya existía antes de Magnificum, y era un mundo bonito, alegre y con sentido. Es la introducción de Fornicatum lo que ha causado todo esto. El mundo original de Mi Pequeño Poni es la base, ahora corrompida por un autor.
—Entonces solo nos queda una opción: Eliminar el badfic, y con ello eliminar al Gary Stu.
—¿Y cómo lo haremos?

Volgrand se quedó quieto mirando al suelo durante casi un minuto. Todo eso no podía ser casualidad: había algo que había decidido que él tenía que acudir a Equestria en un momento de necesidad; el qué, ese era otro asunto. Obviamente sus habilidades ya se habían mostrado útiles: su inmunidad al Gary Stu, el ser capaz de reconocerlo y predecir lo que iba a ocurrir. Se sentía como si estuviera jugando al ajedrez con un caballo contra un ejército de reinas dirigidas por un incompetente: podía ganar, pero el menor movimiento en falso sería su fin.

Pero... ¿cómo hacer jaque? ¿Cómo conseguir que Magnificum se rindiera?

—Maldita sea... ¡lo tengo! —gritó él de pronto—. ¡Atacando a su autor!

Zecora parecía ciertamente confundida. Sin embargo, Unade miró a su compañero con el entendimiento reflejado en sus ojos.

—Muy bienvenidos todos...
—¡...a este nuevo, increíble, maravilloso y fantabuloso episodio de...!
—¡¡VOLGRAND: MÚSICA Y FANDOM!! —gritaron a la vez, poniéndose en pie.

Ambos ponis se pusieron a caminar en círculos mientras hablaban en voz alta, complementando sus ideas entre los dos.

—De acuerdo, necesitamos un guión.
—¡Nada de eso! ¡Ya hemos visto lo suficiente! —respondió el pegaso azul—. Podemos improvisarlo. Lo que necesitamos es música, un equipo de sonido con micrófono, conexión a Internet...
—Entonces tenemos que pillar a Dj PON3, Vinyl Scratch. Es la única yegua de la serie que tiene un equipo semejante. ¿Pero cómo mandamos la señal al servidor de tu radio?
—¡Fácil! ¡Pinkie Pie! Ella me explicó cómo hablar contigo, y no sé cómo lo hice, pero funcionó. ¡Fijo que ella puede conectar el equipo de Vinyl a Internet!
—Pero el tiempo se acorta. Ahora mismo Magnificum debe estar montándose una orgía con Luna y Celestia —ninguno se fijó en la indescriptible cara que puso Zecora ante las palabras de Unade—; cuando acabe volverá a Ponyville.
—Entonces tenemos que ganar tiempo. Cuanto más viole este mundo y a sus habitantes femeninas, ¡más rápido crecerá la nada! Tenemos que poner Ponyville a salvo cuanto antes.
—¿Cuál va a ser el primer paso, Volgrand?

El aludido se levantó, mirando hacia el pueblo poni que se dejaba ver en la lejanía, tras el linde del bosque. Su mirada era determinada, su pose inspiraba seguridad, y sus palabras expusieron la estupidez que se aferraba tercamente a su ser.

—Tenemos que hacerles comprender a qué se están enfrentando.
—Creo que esa es una idea bastante... inadecuada —señaló Unade—. La última vez acabamos encintados a la entrada del Everfree.
—Ya, ¿pero tienes una idea mejor? Necesitamos a Pinkie Pie y compañía si queremos salvar este mundo y volver al nuestro.
— Montemos una fiesta. Pinkie es la mejor organizadora de fiestas del multiverso.
— ¡Una emisión en directo de Volgrand Música y Fandom desde Pony Ville!
— ¡¡Con casinos, y pilinguis!!
Volgrand miró fijamente a Unade, ante esta última frase y ella se rió con un leve tic en el ojo
— Estaba de broma. Quería decir con bebidas y globos.
— ¡Vamos allá!

Zecora y Unade observaron al pegaso azul galotrotovolar hacia Pony Ville, todo entusiasmo; la ex-humana soltó una última calada de humo al hablar.
—Sabía que moriría de una forma épico-patética si seguía a Volgrand. Ha sido un placer, Zecora.

La cebra los observó alejarse tropezándose con sus propias patas y tras unos momentos de honda reflexión murmuró:
— Es un buen trato. Si no nos salvan nos reiremos un rato.
Y los siguió a su vez caminando tranquilamente.

-*-*-*-*-

-*-*-*-*-


* La nada: Si no has leído “La historia interminable” deja este fanfiction inmediatamente. ¡¿Cómo te atreves a leer un fanfic antes que "La historia interminable"?! ¡Suelta esto ahora mismo y vete a leer la novela, inculto de mierda!
He dicho, la novela, ¡no la película! ¡La película no tiene nada que ver con la novela!
**¡Majestad! ¡Vamos a perder un montón de lectores por ese comentario!
Gracias Unade por todas las manos que me ha echado para devolverme la musa en este episodio :)
Última edición por Volgrand el 05 Dic 2015, 01:21, editado 1 vez en total
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor agustin47 » 04 Dic 2015, 20:40

Oh Dios mío, ¡Ha vuelto! No pensé que fuera posible, creí que era una ilusión creada por una extraña fusión de mi mente y una lata de Red Bull caducada desde hace 2 años y 3 dias, pero no, realmente ha vuelto. Y j*der, de qué manera. Reírse un rato es poco para definir lo que me he partido con este capítulo, es genial. Y esa solución para el problema... Juro que no lo veía venir para nada. Y Zecora pls :qmeparto: Una gran resurrección.
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Volgrand » 04 Dic 2015, 20:43



GRacias Agus!
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor horwaith » 04 Dic 2015, 21:51

¿Para empezar, que son esas 4 lineas en perfecto castellano del principio? Por favor, se entiende claramente que es Magnificum quien las escribe, no puedes hacerlas bien. En cuanto al capítulo, realmente desventurado, lo que habéis hecho para que todos os odien mas que no saber ha estado genial. En cuanto al bosque, incluida esa parte donde aparece por plot device Zecora que ha estado muy divertida, lo demás no lo esperaba. A ver que tal sale el programa, solo espero que cierto alicornio aparecido de la nada no lo interrumpa, porque me temo lo peor xD.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor McDohl » 04 Dic 2015, 23:21

A NADIE LE IMPORTA APPLELOOSA!

Si señor, alguien que me entiende. Lloro de pura emoción y satisfacción.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Burning Path » 05 Dic 2015, 13:58

Je, no he podido evitar leer esa última nota que empieza por "¡Majestad!..." con la voz de Sebastián de la parodia.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Joypad_Console » 05 Dic 2015, 14:46

Como esa emisión del podcast sea como me ha hecho imaginar el fic, vá a quedar de la hostia.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor unade » 06 Dic 2015, 16:47

No me arrepiento de nada.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Sg91 » 06 Dic 2015, 17:23

Unade y Volgrand OTP. Nuff said.

Te voy a escribir toda enterita... cachito a cachito... con todo lujo de detalles...
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Volgrand » 11 Ene 2016, 02:26

A partir de aquí esto ha pasado de ser mi fic con algo de ayuda de Unade, a que ambos lo estemos escribiendo conjuntamente. Así que Volgrand y Unade se congratulan en presentaros el...

Episodio 10: "El concierto a sí mismo"

Spoiler:
Volgrand galotrotovolaba hacia Pony Ville, con el mismo estilo y garbo que un pulpo, mientras su mente se lanzaba a todo galope en los detalles de su plan.

Unade, por su parte, había decidido seguirlo intercalando diferentes medios de locomoción poniesca. Trotaba una veintena de pasos y cuando empezaba a perder la coordinación, recogía la patas y extendía las alas. Mover solo dos extremidades era bastante fácil, pero no quería arriesgarse a elevarse demasiado del suelo sin controlarlas; así planeaba unas decenas de metros y luego posaba de nuevo las patas y retomaba el trote... hasta que Volgrand se alejaba demasiado de ella con su locomoción, más propia de octópodo, y ella volvía a extender las alas.

—Vale, primero, tenemos que hacerle entender a Twilight el plan, y que lo lleve a cabo, puede hacerlo. Mientras ella evacúa a todo Pony Ville hacia Appleloosa, nosotros debemos ir a buscar a Vinyl Scratch.
—Ahora que lo pienso... No vi a Vinyl haciendo cola para ser fustigada por el látigo del amour.
—Estaría ocupada preparando una banda sonora para el Gary Stu, o algo así —respondió Volgrand con cierto sarcasmo.

Unade frenó en seco, con los ojos abiertos como platos.

—Volgrand, me temo que tienes razón. Mira esto.

Había un cartel que ocupaba un edificio de diez plantas. Sí, sabemos que no hay edificios de diez plantas en Pony Ville, pero el universo había decidido que eso era inaceptable, porque si no, no hubiese podido ser expuesto el gran evento en toda su magnificencia.

Sobre un fondo oscuro, se silueteaba la figura de un ermozo alicornio con cuatro alas cullos colores eran de un espektro kromático tan ermozo que zolo su visión era tan vella que nada se podia conparrar. a sus pies las cheguas alsaban sus cascos asia el y tras él, la noche y el dia frillafan en una composision espresamente creada para siluetear su magfisensia

"GRAN CONCIERTO EN HONOR A NUESTRO ÚNICO HÉROE Y SALVADOR: MAGNIFICUM FORNICATUM.
Canterlot, esta noche
(Teloneras: Vynil Scratch, Octavia y artista invitado)


Volgrand puso cara de circunstancias.

—No me lo digas.
—Sep, es un concierto interpretado por Magnificum en honor a sí mismo, es mejor que Vinyl y Octavia juntas. Ha osado poner sus nombres en pequeño y entre paréntesis.
—¿Artista invitado? No sé si quiero preguntar.
—Ni yo. Tenemos que ir a por ellas.
—Parte por parte, Unade: primero salvar Ponyville antes de que todos marchen hacia anterlot.

Y Volgrand no andaba demasiado desencaminado: el pueblo estaba en medio de una algarabía, con todos los ponis preparando maletas, vendedores repartiendo gratuitamente camisetas con la efigie de Fornicatum y demás. Había muchas yeguas que se las estaban probando, hablando entre ellas sobre lo guapo que era su héroe, su hermosa voz, y que aquel iba a ser el concierto de la historia.

—Me temo que hemos llegado tarde —murmuró Unade.

Zecora, que había caminado tras ellos tranquilamente, señaló a varios lugares.

—Todo parece perdido, el pueblo hoy carece de sentido. Sin embargo, algunos parecen conservar su raciocinio.

Cerca del SugarCube Corner, tres adultas potrillas, con expresiones de confusión, miraban alternativamente las camisetas que les habían regalado y a sus propias marcas.

—No entiendo por qué tenemos a este... ¿semental?... en nuestros flancos.
—Yo tampoco lo'ntiendo, Sweetie —respondió Applebloom.
—¡Esto es absurdo!— gritó Scootaloo que, curiosamente, conservaba su voz de potrilla casi sin alterar, a diferenia de sus amigas—. ¡Si tenía que tener a alguien como Cutie Mark, debería ser Rainbow Dash!

Unade, por otro lado, observó a la ídolo de Scootaloo tirar una camiseta a un lado y preguntar en voz alta que por qué iba ella a querer nada de un bicho tan raro. Por su parte, Rarity hizo lo propio tildando la prenda de “soez” y “falta de estilo”. Twilight estaba frente a uno de los grandes carteles del concierto, buscando en sus libros cualquier referencia a Magnificum Fornicatum, la cual no aparecía por lugar alguno.

—Zecora tiene razón, Volgrand; muchos ponis siguen libres de la influencia del Stú. Todavía debe estar intimando con Celestia y Luna tras su victoria sobre Sombra Discordia, esta es tu única oportunidad.
—Vale. Deséame suerte.

Volgrand galotrotovoló hacia la tarima donde antes había intentado, con estúpidas consecuenias, advertir a PonyVille del peligro. Sin embargo, este friki, rolero, escoria social, escritor, pervertido y crítico de fanfiction tenía una cualidad: Aprendía de sus errores. Especialmente si estos le ocasionaban acabar atado en el linde del bosque Everfree a la espera de ser devorado por lobos de madera. Tenía que intentar una táctica diferente en esta ocasión. Y, mirando a su alrededor, tenía el caldo de cultivo ideal para cocer su idea a fuego lento.

Menuda mierda de metáfora.

Volgrand observó el pueblo desde la tarima: Los vendedores Flim y Flam estaban regalando camisetas del Gary Stu; Lyra estaba cantando una canción que literalmente decía “Magnificum esto, Magnificum lo otro” con toda su pasión; las floristas estaban preparando una corona de flores con el rostro del Gary Stu en el centro... y todo esto mientras muchos ponis miraban estas actividades sin llegar a comprenderlas del todo.

El pegaso azul tomó aire y gritó:

—¡ESCUCHADME! ¡Habéis sido embrujados!

Decenas, cientos de cabezas se giraron hacia Volgrand y, al instante, algo que se aproximaba a la ofensa volvió a hacerse presente en PonyVille.

—¿Otra vez? —gritó alguien— ¿No lo habíamos mandado a otro lugar?
—No, no, habíamos hecho una barbacoa con ellos.
—¡No, tontín! ¡Les habíamos dado muffins de ayer!
—¿Pero no les habíamos dejado en el bosque Everfree?
—¡Hicisteis todo eso a la vez! —gritó Volgrand—. ¡Pero haced el favor de escucharme, por favor, es de vital importancia!

Los ponis fueron acercándose, murmurando entre ellos.

—¿Qué vas a'ecir esta vez, Volgrand? —preguntó Applejack, ofendida—. ¿Otra vez mentiras sobre mi hermana?
—Espero que no vuelvas a decir tamaños despropósitos como la última vez, querido —exclamó Rarity—. Ese lenguaje que usaste fue in-to-le-ra-ble.
—Y yo... este... —murmuró Fluttershy—... ya me siento mejor.

Ante este último comentario, Volgrand hizo una auténtica proeza de voluntad para no echarse a reír. Con toda la habilidad para mantener un gesto impasible que le habían proveído los años de trabajar como enfermero, el ex-humano mantuvo la seriedad en todo momento. Unade se situó disimuladamente al lado de la tarima, y de su maleta sacó varios papeles y rotuladores, ya que imaginaba lo que su amigo iba a hacer.

—Hombre Volgrand, quiero creer que dijistes esas mentiras con buena intención —dijo Twilight, con voz apenada—, pero es imposible que haya alguna razón que las justifique.
—¡Cierto, y os pido perdón!

Al instante, cientos de ponis corearon a la vez: “¿Eh?”.

—Lo que dije era absolutamente cierto, pero lo dije de la peor forma posible porque estaba alterado.
—¡¿Cómo que era cierto?! ¡Dijiste que nos habíamos prestado a ser fustigadas! —gritó Rainbow Dash—
—¡Y que mi hermana había hecho algo inenarrable! —añadió Rarity, haciendo un teatral gesto de ofensa.
—Y que yo... este... yo... nada, da igual.

Volgrand no se dejó amedrentar: caminó por la tarima hasta situarse cerca de una yegua en concreto.

—¡Os lo voy a demostrar ahora mismo! Muchos ya habéis notado que algo raro pasa en el pueblo. ¡Lyra Heartstrings, avanza!

La aludida sonrió ampliamente e hizo lo propio; puede que estuviera en parte afectada por el Gary Stú, pero el hecho de que un ex-humano le dirigiera la palabra seguía teniendo peso en su ser.

—Lyra, ¿de qué habla la canción que estabas tocando?
—¡De Magnificum Fornicatum!
—¿Y quién es ese?
—¡Nuestro único héroe y salvador!
—¿Y por qué?

Lyra abrió la boca para responder pero, al instante, su sonrisa se truncó en una expresión confundida. Miró alrededor y, como si hubiera encontrado la luz, señaló el enorme cartel del concierto.

—¡Lo pone en el cartel!

Al instante, una pancarta hecha a rotulador apareció sobre Volgrand, sostenida por la pezuña de Unade. En ella se leía: “Volgrand, nuestro único héroe y salvador”.

—¿Es Volgrand vuestro héroe y salvador? —hubo muchos “no” por respuesta—. ¿Cómo que no? Lo pone en el cartel.

Los ponis presentes empezaron a mirarse entre sí, extrañados.

—¡Cutie Mark Crusaders! —gritó Volgrand—. Avanzad por favor.

Las tres -jóvenes- adultas avanzaron entre el público. Llevaban sus flancos tapados con alforjas para ocultar sus horribles marcas.

—¿Qué tenéis por marca?

Las tres se miraron entre sí, Applebloom rascándose la nuca y mirando al suelo. Sweetie Belle fue la primera en hablar.

—Pues... Magnificum.
—¿Y sabéis quién es él? ¿Por qué lo tenéis por marca?
—No lo sabemos... —murmuró la pobre potr... quiero decir, yegua, afligida. Volgrand lamentó lo que iba a hacer, pero era necesario.
—¿Y por qué sois adultas de golpe?

Scootaloo soltó un hipido, y Sweetie Belle sorbió por la nariz con grandes lagrimones cayéndole por las mejillas. Applebloom las abrazó a las dos.

—¡No lo sabemos! —gritaron a la vez. Applejack, Rarity y Rainbow acudieron a consolar a sus hermanas.

Todo el pueblo estaba en silencio, observando la escena, comprendiendo que realmente algo iba mal. Volgrand solo tenía que rematar la faena.

—¡Hermanos Flim y Flam! ¿Por qué estáis regalando camisetas de un evento nacional en vez de venderlas? ¡Rose y las demás floristas! ¿Por qué estáis haciendo un adorno de flores sobre un tipo que no habéis visto jamás? ¡Todas las yeguas! ¿Cuándo habéis escuchado la “hermosa” voz de Magnificum? ¡No respondáis, porque la respuesta es que no lo sabéis! ¿Verdad? ¡Twilight Sparkle! Tú eres una princesa, si hay un “salvador de toda Equestria” tú deberías conocerlo, ¿por qué no lo conoces?

El pueblo empezó a murmurar, confundido y asustado. Se habían dado cuenta de que realmente estaban actuando sin saber por qué, como si una fuerza les hubiera obligado a enchocharse con un desconocido.

—¡Habéis sido hechizados! ¡Habéis perdido la memoria y os ha hecho encariñaros con un ser que no ha hecho nada para mereceros, con un ser que solo traerá vuestra destrucción!

Haciendo gala de ciertas dotes de interpretación, Volgrand caminó de un lado a otro, buscando provocar la reacción que esperaba.

—¿Y qué podéis hacer para libraros de este mal? —gritó, alzando la vista y las pezuñas al cielo en busca de una figurada respuesta divina—. ¿Quién podría libraros de los efectos de tal hechizo? ¡Decidme!

Los ponis congregados se giraron, mirándose los unis a los otros y cuchicheando, en busca de la respuesta. Volgrand puso cara de cruz, ¿de verdad eran tan cortos?

Twilight, por su parte estaba pensando una solución al problema planteado cuando sintió que alguien se colaba bajo ella; algo la empujó desde abajo levantándola en el aire, y al caer lo hizo sobre la grupa de una cebra que conocía muy bien. Zecora caminó con la alicornio sobre sobre hasta la tarima y se echó a un lado, lanzándola sobre la misma. Twilight comprendió el mensaje.

—¡Oh! Claro, ya entiendo. ¿No podías pedírmelo directamente, Volgrand? Si ha sido un hechizo de manipulación mental es fácil deshacerlo para que todos recuerden y se vean libres de su influencia. ¡Todos los ponis, acercaos! Dadme un momento para preparar el contraconjuro.

Mientras todos se reunían, la alicornio llamó a la magia; una luz violeta la rodeó en un círculo de ondas que empezó a alzarse a medida que la magia se acumulaba. Volgrand retrocedió, satisfecho de que su plan hubiera funcionado. No se percató de la expresión consternada de Unade.

—Volgrand, ¿eres consciente de lo que acabas de hacer? Esperaba que le pidieras a Twilight que evacuara...
—¡Y lo haré, Unade! Pero si el pueblo no recuerda, la mayoría no seguirá a Twilight a Appleloosa.
—En serio, no eres consciente de lo que acabas de hacer...
—¡Sí que lo soy! ¡Ahora todos recordarán!
—¡Ese es el problema! —exclamó Unade, agarrándolo de los hombros y mirándolo fijamente— ¡Que-todos-van-a-recordar!

Hubo unos tensos segundos en los que las ideas de Volgrand empezaron a conectar entre sí; después el pegaso azul despegó sus ojos de los de su amiga color melocotón y, como si sus vértebras se hubieran oxidado, giró poco a poco la cabeza hasta mirar fijamente a las Cutie Mark Crusaders acercarse a la tarima. A su espalda, la luz del hechizo se incrementó, alcanzando su punto de inflexión.

—¡¡NO, NO, NO!! ¡¡TWILIGHT ESPERA..!!

Tarde.

El hechizo explotó en una deflagración de colorines que, como una alegre y no mortífera bomba de neutrones, recorrió el pueblo en una expansión arco iris. Todos los habitantes se vieron bañados por su luz, cerrando los ojos a causa de la intensidad de la misma. Y, mientras los restos del hechizo se perdían entre las calles de Ponyville, se hizo el silencio.

Todos los habitantes del pueblo se quedaron inmóviles, mirando fijamente a la tarima sin observarla realmente, mientras los recuerdos se sucedían a toda velocidad en sus mentes. Volgrand aguardó, con un nudo en el estómago, a lo que sus acciones iban a desencadenar en unos segundos.

—Oh... Dioses... —murrmuró Fluttershy.
—Aham —añadió Unade con cara de circunstancias.
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor McDohl » 11 Ene 2016, 23:28

Ya se ha liado. Miedo me da a como reaccione Ponyville ahora :sisi1:
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Re: [Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [E

Notapor Volgrand » 13 Ene 2016, 01:43

Episodio 11: "El último Canterlot Express".

Spoiler:
Fueron los únicos ponis que abordaron el tren.

Unade y Volgrand caminaron dentro de una estación vacía y entraron en su vagón y, por unos minutos pensaron que tal vez todo viaje a Canterlot había sido cancelado. No había un solo pasajero más en el tren, ni esperando para abordarlo.

—Vamos a poder escoger diván —comentó Volgrand.
—Quizás deberíamos ir a hablar con el revisor... bueno, con alguien. Si no llegamos pronto a Canterlot, todo el plan fallará.

Cuando ya se volvía hacia la puerta para volver al andén vieron a alguien caminando por él hacia ellos. Era un poni de tierra color blanco, con las crines recogidas con una calada y enrroscada gorra de maquinista. Su Cutie Mark era de una locomotora. Entró en el vagón y les saludó nerviosamente.

—Hola, hola... Soy Mad Machine. Soy el maquinista de este tren, conductor vaya. Pero bueno, no lo voy a ser más. Sabes, vi cosas de mí, recordé cosas que... que... —súbitamente agarró a Volgrand por el cuello y le gritó—. ¿Por qué nos hiciste recordar? ¿¡Por qué!?

Y luego estalló en sollozos. Volgrand, con un tic en el ojo, le dio unos suaves casquetazos en el lomo.

—Lo siento, pero tenía que salvaros.

El maquinista recuperó de repente su compostura y sonrió.

—Bienvenidos a bordo del expreso hacia Canterlot. El tiempo medio de viaje se ha reducido a tan solo una hora, porque no vamos a hacer paradas. De hecho, no vamos a hacer paradas. Os recomiendo que saltéis en vuestra estación por si acaso.

—Gracias, hombre. Digo, poni.
—Espera, ¿qué es lo último que ha dicho?
—Nada, tranquila Unade —dijo Volgrand tranquilamente, poniéndose cómodo en un diván—. Obviamente está de coña.

Con un tic nervioso, Mad Machine se dirigió hacia la máquina.

* * * ------- * * *


Quince minutos después, varias ponis se reunieron en la biblioteca de Golden Oaks.

—Puessss... chicas... ese es el plan —murmuró Twilight Sparkle sonriendo con los ojos entrecerrados y las pupilas muy dilatadas.

Después señaló en la pizarra a dos ponis pintados esquemáticamente. Uno era azul, el otro de tono melocotón; frente a ella, sus amigas y Spike lidiaban con sus nuevos recuerdos a su manera: Rainbow Dash no podía evitar lanzar indescriptibles miradas a Rarity, aunque se mantenía a distancia de ella, con un evidente gesto de enfado. La unicornio blanca trataba en vano de consolar a una pobre Fluttershy que seguía mirando al infinito, lanzando ligeros gemiditos. Pinkamena Diane Pie mantenía su pelo lacio, murmurando que ella había sido buena y que no entendía por qué quería que la castigaran.

La puerta de la biblioteca se abrió de golpe, dejando entrar por ella una algarabía de gritos histéricos mezclados con una poni naranja con sombrero vaquero. De una contundente patada la cerró a su espalda y gritó:

—¡Vale! ¡Ya t'e fregao los platos, limpiado las ventas y he segao el cé'ped, ¿qué hago ahora?! ¡¿QU'HAGO AHORA?!

En cuanto Applejack, había optado por la hiperactividad.

—Hola Applejack... Sssiéntate y ossh cuento un plan, ¿vale?—murmuró Twilight con una sonrisa bonachona.
—Este... Twilight, querida —inquirió Rarity—, ¿te sientes bien? Pareces un poco...
—¿En la parra? —dijo Rainbow.
—¿Distraída? —susurró de forma casi imperceptible Fluttershy.
—Chicassss.... nada de esso... Es que Zecora me ha dado una bolsa de estas hierbas calmantes que sssson.... ssson...

Twilight se quedó mirando al infinito sin acabar la frase. Todos los presentes, menos Fluttershy que seguía encogida, alargaron la cabeza hacia ella, esperando una conclusión.

—¿Qué es lo que son?
—¿Eh? —respondió la alicornio—. ¿El qué?
—Las hierbas —aclaró Rarity.
—¿Qué hierbas?
—¡Las que estás comiendo, por los sagrados flancos de Celestia! —gritó Rainbow.
—¡ARG!¡¿QUÉ IMPORTA?! —exclamó Applejack—. ¡¿Quieres ir al plan de una vez?! ¡Necesito hacer algo!
—Bueeeeeeeeeeno, chiiiiiiicas —dijo con voz arrastrada—, Volgrand y Unade están de camino a Canterlot para traer con ellos a Vinyl Scratch y, probablemente, Octavia.

Applejack se levantó de golpe.

—Pero, ¡¿cómo van a llegar hasta allí?! ¡No son capaces ni de caminar veinte pasos rectos! ¡Ya está, los llevo yo en la carreta!
—¡Este plan ya falla! —gritó Rainbow exhasperada—. ¡¿Cómo quieres que vayan allá?!
—Je... ¿Sabes que eshtass muy mona enfadada, Rainbow?
—¡¡TWILIGHT!! —gritaron las cuatro. Fluttershy seguía mirando a la pizarra con la mirada perdida.
—Que sssí, es cierto.... Veréis, el expreso a Canterlot ya ha, o sea, como salido, ¿vale? Con elloss, ¿vale? Ya eshtán embarcadosss, ¿vale?

Tras esa declaración hubo un larguísimo silencio en el que Twilight se limitó a sonreir hacia el infinito.

Applejack intervino de nuevo. La hiperactividad era lo que la mantenía cuerda.

—¡Vamos! ¡Dinos, el resto del plan! ¡Es urgente! Volgrand y Unade ya están en marcha, ¿qué hacemos el resto? ¡¿QUÉ HACEMOS?!
—¡Ah, sssssí!

Twilight señaló en la pizarra otro dibujo esquemático que era seis borrones de diversos colores y una flecha. En algún punto la flecha se habia convertido en un corazón y luego en flores y después en una serie de decoraciones geométricas.

—Me gusssta esta parte del plan —dijo Twilight acariciando con la pezuña los burratachos.

Rarity carraspeó. De todos los presentes parecía la más cuerda... si no fuera porque llevaba su hermosa crin recogida en un tenso y horrendo moño.

—Twilight, cariño, eso no se entiende nada. ¿Podrías explicárnoslo un poco?

Twilight se volvió hacia su amiga.

—He tratado de representar el concepto de la infinidad del tiempo y de... algo...

Applejack gritó de frustración.

— ¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!! ¡MALDITA ALICORNIA EMPORRADA, DAME ALGO QUE HACER!
— Twilight, creo que deberías centrarte en el plan. El resto del plan —intervino Rarity.
— Claro. El resto, evacuaremos a Pony Ville hasta Appleloosa, ¿vale? Debemos poner en marcha el tren hacia Appleloosa. Pero eshhh que... no tiene locomotora, ¿vale?
—¡¿POR QUÉ DIANTRES NO TIENE LOCOMOTORA?! ¡¿CÓMO VAMOS A IR?! —gritó Rainbow.
—¡Puedo construír una! —añadió Applejack—. ¡¡MÁNDAME CONSTRUIR UNA!!

Cuando Applejack acabó de sacudirla como una coctelera, Twilight se quedó mirando a su amiga con unas dilatadísimas pupilas y una nirvanesca sonrisa. Después se giró hacia Rainbow, y su voz fue todo buen rollo.

—Rainbow Dash, reúne un grupo de maquinistas, lo bastante fuertes como para tirar del tren, ¿vale?
—¿De verdad crees que será un problema? ¡Con lo traumatizado que está Snow Flake será capaz de sacar el tren de las vías!

Twilight asintió y siguió repartiendo instrucciones.

—Applejack y Fluttershy, reunid a todo Pony Ville en la estación, ¿vale?. Rarity y Pinkie, modificad el tren para que quepan todos, ¿vale?

Hubo un asentimiento colectivo. Applejack soltó a la alicornio.

—¿Y yo no hago nada? —preguntó Spike.

Twilight lo enfocó como si lo viese por primera vez y tras unos segundos de intensa observación soltó una risita.

— ¡Qué mono eres! — dijo.
— ¡Twilight! — protestó el dragoncito—. ¡Céntrate!
— ¿Que me centre en qué?
— ¿Qué hago yo?
—Ah, sí. Tú... no... haces... nada... —dijo jugando con las palabras—. El Gary Sssstú t'a'ignorado, que siga así, ¿vale?. Y no envíes ningún mensaje a Celestia, por favor, ¿vale?. ¿Alguna pregunta?

Nuevo silencio colectivo.

—¡¡PUES VAMOS DE UNA VEZ!!

Applejack salió corriendo, abriendo la puerta sin ni siquiera detener su carrera, y se unió a la neurosis que estaba sucediendo en el exterior.

* * * ------- * * *


El último expreso hacia Canterlot antes del gran concierto de Magnificum Fornicatum recorría las vías a toda velocidad, apurándose para no llegar tarde al que sería el mayor evento de la historia de Equestria. Su locomotora, potente a pesar de su reducido tamaño en comparación con sus hermanas que portaban vagones de mercancías, usaba toda la fuerza del vapor en alcanzar su máxima velocidad.

Era de esperar que ese tren, y debido a las circunstancias, se hallase repleto de ponis ansiosos por ver y escuchar a su ídolo y, quizás con un poco de suerte, recibir su justa dosis del Látigo del Amour. Mas, por contra, solo arrastraba un vagón. Los asientos, vacíos, solo servían como lugar de reposo a un vaso de plástico que rodaba de un lado a otro debido a los vaivenes del tren.

Solo dos divanes estaban ocupados.

—Te dije que no sabías lo que...
—Cállate —respondió Volgrand secamente.

Unade dio una nueva calada al cigarro, apurándolo y lanzándolo por la ventanilla.

—Tuvimos que huir. Otra vez.
—¡Era necesario!
—Sin duda. Por cierto, ¿qué más me has echado en la mochila?

La mochila de Unade estaba ligeramente más abultada que antes; en el rato que llevaban en el tren la había modificado para poder atársela a la barriga y así poder volar con más comodidad.

—Cosas muy importantes, ¡y no puedo decírtelo!
—¿Por qué, si puede saberse?
—Porque Magnificum es casi omnisciente. Cuanto menos sepas mejor.

Hubo un minuto de silencio en el que ambos miraron el paisaje pasando a gran y coloreada velocidad. Unade señaló por la ventana de repente.

—¡¡Volgrand, mira!!

Y allí estaba. Donde debería haber estado una de las montañas, multicolor y feliz, solo quedaba un vacío. Al mirarlo ambos tuvieron la sensación, durante un instante, de quedarse ciegos. Un sudor helado cayó por los flancos de Volgrand.

—La Nada está avanzando, Unade. Más gente está leyendo el fic y dejando de verle sentido al mundo.

Unade observó en silencio unos instantes y luego se puso en pie.

—¿Dónde vas?
—Voy a ver si todo va bien en la máquina.
—¿Qué?

La despelechada poni rosita melocotón se dirigió hasta la puerta del vagón y agarrando el tirador, la abrió. Una ventolera entró en el mismo, y el traqueteo de las ruedas se hizo ensordecedor.

—Unade, ¿qué demonios haces?
—Tengo una horrible sospecha, Volgrand.

La poni se asomó tratando de ver la ventana de la locomotora.

— ¿Cuál es tu sospecha?
— Que no llevamos conductor. Nos dijo que no habría paradas, no he notado un solo cambio de velocidad, ha pillado algunas curvas tan rápido que casi descarrilamos...
—¿Quieres decir que no estaba de coña?
—Quiero ir a comprobarlo.

Unade tomó su mochila y empezó a revolver en ella. Unos instantes más tarde se volvió hacia Volgrand con una cuerda de seguridad en la pezuña, pero este ya no estaba allí. Unade, conociendo la torpeza natural de su amigo, se temió lo peor: había caído del tren. Soltó todo y corrió a asomarse, pero, tras ellos, no había rastro de ningún poni esmorroñado al lado de la vía.

Volvió la cabeza y vio que Volgrand estaba agarrado como una lapa al lateral del vagón y avanzando lentamente hacia la locomotora, con la melena afro agitándose salvajemente como una enorme oveja verde con tembleques. Unade no quiso ni preguntarse cómo se estaba agarrando con pezuñas, la duda, en esa situación, podía significar la muerte.

Dentro de la locomotora, Mad Machine mantenía una mirada fija en su objetivo, y las patas sobre los controles. Una locomotora no necesita de correcciones de rumbo, pero Mad Mach (como lo llamaban sus amigos) necesitaba sentirse en control de aquella bestia de acero y colorines. Su gorra había volado, revelando su cabeza rapada, y una fuga de carbonilla de la caldera, que golpeaba la parte superior de su rostro, le había dejado una sombra oscura sobre los ojos y la frente. Mad Mach tenía un objetivo en mente... e iba hacia él.

Una cabeza azul, coronada por un pelo afro que se agitaba al viento, se asomó por la ventanilla lateral.

— Disculpe, señor Mad Machine, pero hemos notado que el tren ha tomado un par de curvas algo más rápido de lo que sería conveniente, nos preguntábamos si todo está bien.

Mad Mach, con los ojos fijos en su objetivo dijo:

— Estoy tomando un atajo.
— ¡Ah, vale!

La cabeza afro desapareció.

Unade, conteniendo la respiración, vio a Volgrand aferrarse a los laterales del vagón hasta entrar por la puerta de nuevo.

— Sí que tenemos conductor. Dice que está tomando un atajo. Así que tranquila.

Unade lo miró con cara de circunstancias.

— Volgrand, estamos en un TREN!! No se pueden tomar atajos.
— Ostras, es verdad.

Antes de que Unade pudiese aferrarlo, volvió a salir.

Sala de máquinas. Un resuelto conductor de tren mantiene la mirada fija en su objetivo, porque su carga es lo más importante del mundo. Va a devolverle a Magnificum lo que le pertenece. Va a traer y arrojar a sus pies a los dos ponis que han osado robarle a todo Poni Ville, y así podrá entrar a su servicio con su tren todo bello y cromado.

— Disculpe, señor Mad Machine, pero mi compañera duda de que podamos tomar atajos en un tren. ¿Qué técnica usa para ello?

Por toda respuesta, Mad Mach frunció el cejo y gritó a pleno pulmón:

— ¡¡YA VOY, AMO Y SEÑOR!! ¡¡SED MIS TESTIGOS!!

Volgrand asimiló de repente la velocidad, su precaria situación, y que ese p*to tren no iba a parar. Y, como todo humano racional metido en el cuerpo de un estúpido poni de colores con alas, hizo lo más sabio que se le ocurrió para salvarse: agarrarse a la ventanilla de la cabina y gritar como una cabra neurótica.

—¡¡BAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!!
— ¡¡Volgrand!! ¡¡Salta!!

El aludido se volvió hacia Unade que se asomaba agarrada con un casco, sin plantearse cómo podía hacerlo, del marco de la puerta. Llevaba la mochila atada frente a ella, formando un enorme bulto en su barriga.

—¡¿PERO QUÉ co*o DICES?!
— ¡No va a parar, Volgrand! ¡Hemos entrado en el área de influjo del Gary Stú, está corriendo al encuentro de su ídolo a bordo de una máquina de varias toneladas!
—¡¡NO ME DIGAS, CAPITÁN OBVIO!!

Frente ellos apareció el primer cruce a nivel que daba la entrada a Canterlot. Sirenas de alarma, una barrera bajando... Y ni el más minimo asomo de frenada. La voz de Unade llegó de nuevo a Volgrand.

— ¡¡SALTA, VOLGRAND!! ¡NOS VAMOS A ESTRELLAR!
—¿Cómo quieres que salte? ¡Estás loca! ¡¡Nos vamos a matar!!
— ¡Tienes alas! ¡Úsalas!

Y por fin Volgrand adquirió conciencia de los emplumados apéndices que ahora adornaban su fisionomía; con un sobresalto los extendió, y el resultado fue inmediato. El viento llenó toda su cavidad, provocando la sustentación necesaria para elevarlo hacia la salvación...

¡PLONC PLONC PLONC PLONC PLONC...!

—¡PERO SUÉLTATE DE LA VENTANILLA, IDIOTA!
—¡No... —PLONC—... pue... —PLONC— do!

Unade ya no podía esperar más, así que, su instinto de supervivencia tomo el control y saltó. Encogió las patas contra la mochila y agitó las alas. Dio varios tumbos en el aire hasta que logró estabilizarse. Mareada alzó la mirada hacia el tren y trató de volar tras él sabiendo a pesar de eso que jamás lo alcanzaría a tiempo.

* * * ------- * * *


Mientras tanto, haciendo gala de una proeza superior de aprovechamiento espacial, todo Ponyville había sido encajado en los escasos siete vagones del último tren hacia Appleloosa. Twilight observó la histeria contenida -en los vagones- con una beatífica sonrisa.

— Twilight, querida, ya hemos logrado encajar a todo el mundo. Creo que estamos listos para partir.
—Por suerte jugué bastante al Tetris —añadió Pinkamena con cara de ajo—. Es un juego horrible.
—¿Qué es el Tetris?

Pero la pregunta de Rarity quedó sin respuesta, ya que Applejack llegó a toda velocidad.

—¡Sí, está todo hecho! —gritó Applejack, que llegó corriendo y quedó frente a la alicornio trotando en el sitio—. El tren está arreglado, todos los ponis dentro, los pegasos listos para seguirnos, y los ponis que no cabían o no se podían controlar están atados al techo.

Encima de los vagones, decenas de ponis se hallaban pegados a los mismos cinta de embalar, y a algunos de ellos les habían añadido una camisa de fuerza a la indumentaria. Por seguridad. En conjunto parecían pequeñas, vociferantes e histerizantes montañas multicolor.

Rainbow Dash llegó volando junto a sus amigas.

—¡Los tiradores están listos! —gritó. Tenía melena alborotada y algún golpe aquí y allá—. He tenido que... convencer a Bulk Biceps y a Big Mac para que tiren del tren hasta Appleloosa.
—¿Convencer? ¿Cómo?

Rainbow echó una mirada a Applejack que bastó para convencer a la vaquera de que no quería saber nada más.

—Y... este... —añadió Fluttershy, la cual caminaba muy cabizbaja—, hemos revisado, no queda ningún poni fuera del tren.

Al instante Angel apareció entre las patas de la pegaso amarilla y alzó un enorme tarro de helado de fresa y chocolate.

—Gracias, Angel.

Twilight miró a sus amigas y asintió.

—Aham... Hace un día preciooooso, para viajar.
—Tendría que probar esas hierbas... Este cabreo me empieza a resultar incómodo —murmuró Rainbow—. ¿Te quedan algunas?

Rarity carraspeó avanzando elegantemente. Había envuelto su enorme y tenso moño con un trozo de tela atada con un lacito a la base del mismo.

—Hablando de viajar, Twilight, me he dado cuenta de algo inquietante. En cuanto uno de nosotros se acerque al... ¿Cual es el nombre horrendo de dicha criatura?
—Es un Gary Stu.
—Gracias... Cuando uno de nosotros se acerque al Gary Stu, su voluntad se evaporará y correrá a adularlo. Y... creo que Volgrand y Unade están viajando hacia el epicentro del poder de dicha criatura, a bordo de un tren conducido por alguien que no es inmune.
—Tienes razón —murmuró Twilight—. Ya sabemos lo peligrosas que pueden ser las fans. Un fan que ha perdido la cordura, a los mandos de una locomotora puede ser... una mala idea. Jijijijiji... jejejejeje... ¡jaaaajajajajaja! ¡Jijijijiji!

Todos observaron a Twilight extrañados.

— Twilight, querida, no le veo la gracia a la situación.
— Sí que la tiene. El tren lleva el combustible justo para llegar hasta los límites de Canterlot ¿vale?. Ahí se detendrá. Y lo conduce un maquinissssta que sse ha ssacrificado por la causa, ¿vale?

Todas abrieron los ojos como platos, inspirando ruidosamente por la impresión; excepto Pinkamena Diane Pie, la cual pareció indiferente al hecho.

—Mad Machine se ha presentado como, o sea, voluntario, ¿vale? para la misión. Y no ha merendado.

Hubo una exclamación de horror. Solo Pinkamena soltó un indiferente “meh”.

—¡No es posible! —dijo Rarity
—Pero si no come nada... ¡No tendrá fuerzas para correr! —concluyó Rainbow Dash.

Twilight asintió.

—Possss.... sí. No podrá correr hacia sssu ídolo, ¿vale?

Hubo un respetuoso silencio... roto por Rarity.

—Va a ser muy humillante. ¡¡Es un héroe!!
— ¿Lo saben Volgrand y Unade?
— No —respondió Twilight.

Hubo un instante de silencio en el que todas comprendieron lo que eso implicaba, y empezaron a reír como posesas.

—Nos ha hecho recordar —concluyó entre apacibles risas la alicornio.
—Me parece justo, querida.

* * * ------- * * *


Una carrera hacia una muerte segura, aferrado a un monstruo de acero y colorines. Su vida desapareciendo en cada infinita milésima de segundo y sus manos … pezuñas... aferradas a aquella ventanilla cabezotamente, incapaces de dejarla ir. Y un grito sostenido que seguía surgiendo de su garganta.

—¡…AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH...!

Unade movía sus alas con toda la torpe coordinación que podía siguiendo la vía. Finalmente, el esfuerzo de mantenerse en el aire fue demasiado para ella, posó los cascos en el suelo y caminó tranquilamente hasta la ventanilla de la que se aferraba Volgrand.

—¡…AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHH...!

—Volgrand, puedes dejar de gritar, el tren ha parado.

— …. Unade?

— Sí, abre los ojos.

Volgrand lo hizo mientras la locomotora apuraba el último trocito de carbón que quedaba en su caldera con un tosido que sonó a “... tojíííííííííí.... fuuuuu...”. Se había detenido justo delante del primer paso a nivel que señalaba la entrada a Canterlot.

Volgrand, miró hacia el suelo. Estaba quieto bajo él y no demasiado lejos. Y, por fin, recuperó el control sobre sus manos... cascos delanteros. Se soltó y cayó de pie. En serio.

— ¿Cómo? ¿Qué ha pasado? —dijo mirando a los lados.
—Creo que no llevábamos suficiente carbón para llegar a la estación.
—Ha sido una suerte.
—Sip.

Ambos rodearon la máquina y encontraron a Mad Mach al otro lado de la misma, tendido en el suelo. Trataba de arrastrarse mientras un rugido de hambre surgía de su estómago.

Volgrand y Unade lo esquivaron de puntillas y se alejaron tratando de no llamar su atención. Su último lamento llenó el aire.

— ¿Por qué? ¿Por qué no he merendado? ¡¡Malditos seáis todos!!


Esto es en compensación por todo el tiempo de sequía en el que os he tenido. ¡UNADE Y YO HEMOS DECIDIDO EMPACHAROS A CAPITULOS! ¡COMED, MALDITOS!
Volgrand: Junta de Iberbronies, vocal
¿A que soy mono?
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