Pandora escribió en 29 Ene 2016, 18:07:-Tenemos que irnos ya. Coge lo que sea y súbete encima, hay que salir de aquí -la batponi replegó las alas y aleteó silenciosamente.
En la rápida búsqueda, Sharp nota dos cosas: Primero, que "La voz de Canterlot" había logrado atravesar limpiamente la armadura de cuero y metal del grifo. La segunda, que fue el flechazo de Nana el que le arrebató finalmente la vida.
Apenas tiene unos segundos antes de que Minerbat cargue con ella y se la lleve; el grifo tenía una ballesta que, a ojo de buen cubero, era de una calidad media o alta, muy cuidada y arreglada artesanalmente. Casi parece un arma personalizada. Lleva dos hachas a ambos lados del costado, diseñadas para usarlas cuerpo a cuerpo, ya que Sharp calcula que no estaban demasiado bien equilibradas para ser lanzadas.
Pero lo que llama la atención de Sharp es un símbolo que el grifo lleva inscrito en la armadura, sobre el corazón: parece representar un sol superpuesto sobre la efigie de un grifo ascendiendo hacia el cielo. Jamás lo habías visto antes.
Sharp decide al final llevarse la ballesta.
El grupo galopa lo más rápido que puede por el bosque, alejándose hacia el este, de vuelta a territorios menos hostiles. Sin embargo, sigue sin ser fácil: las pezuñas se os hunden en la combinación de nieve y ceniza, sin dejaros galopar a vuestra máxima velocidad más que unos pocos metros. Nana hace lo que puede, llevando el travois de Sharp, pero a decir verdad el artefacto la ralentiza.
Quaver Note convoca su ilusión y la manda a galopar hacia una dirección diferente a la vuestra; Sharp prepara su granada y, tras calcular un par de minutos, la dispara hacia donde calcula debe estar el falso poni en ese momento. La explosión resuena entre los árboles, más estrepitosa de lo que esperaba.
La familia huye durante casi media hora, hasta que Minerbat les hace detenerse.
Pandora escribió en 30 Ene 2016, 21:40:Minerbat alzó el vuelo con Sharp sobre ella. Podía notar su agotamiento, su cansancio, su dolor y su miedo. Minerva estaba callada, en shock por lo que acababa de hacer, y el resto del grupo se notaba abatido. Sólo ella era la única que parecía estar mentalmente estable... Si es que tener dos personalidades distintas y opuestas que interactúan a la vez es estar mentalmente estable.
El peso de Sharp era suficientemente suave como para mantener el vuelo durante un buen rato, pero se detuvo al cabo de un rato de viaje, es una zona algo oculta. Se agachó y ayudó a Sharp a bajarse, tras lo cual se acercó a nada. Le quitó el travois y aleteó en su dirección, moviendo el aire para refrescarla. Tenía pinta de estar a punto de desmayarse.
-Sharp necesita que la atiendas. Hazlo cuando te encuentres mejor. Tras eso se acercó a Quaver y se la llevó apartada del resto.
"Minerva, es tu turno. Yo no sé como decírselo sin que suene cruel y paso de ese marrón ahora. He hecho mucho por hoy."Minerva asumió su cuerpo algo desganada. Miró a los ojos a Quaver, procurando que se diera cuenta de que era ella.
-Escucha, Quaver. Sé cuánto te importamos todos los del grupo pero.. No había más remedio. Si te sirve de algo... Minerbat lo hizo casi sin dolor. Y no fue cruel con él. Quisiera ayudarte a componer su canción... Me siento en parte culpable por esto -explicó con suavidad, procurando no alzar mucho la voz.
Nana se acerca a su herida compañera; el virote le ha atravesado el muslo de la pata trasera izquierda limpiamente; la pequeña ha visto heridas así antes y sabe que no es tan grave como parece. Saca dos plastas medicinales de sus alforjas, que le da a Sharp para que se las coma. Una le calmará el dolor, y la otra ayudará a que deje de sangrar durante la operación.
La pequeña tarda un rato en hacerlo; ha necesitado primero cortar uno de los extremos de la ballesta, sin hacer más daño en el proceso, y luego sacarla igual que había entrado. Un poco de presión para parar la hemorragia, unos puntos de sutura y un vendaje después, y Sharp Eye estaba curada. Algo coja, todavía, pero solo necesitaría descansar un poco y en un par de días estaría como nueva. Ahora mismo todavía le duele bastante apoyar la pata en el suelo.
SHARP EYE: Pasa de estar "herida" a estar solo "coja" temporalmente.Mientras la operación ocurría, Minerbat se sintió algo intranquila. Debían atender la herida de Sharp, pero la verdad es que estaba llevando más tiempo del que había calculado. Por suerte estaban en una zona algo oculta, con una gran densidad de árboles. Al menos, en el peor de los casos, los tiradores grifo lo tendrían algo más complicado.
Minerva tuvo una charla con la poni muda, pero eso era de poca importancia para la Batpony. En un momento que Minerva se giró pudo ver el camino por el que habían venido...
...con un rastro de huellas formado por cuatro ponis la galope, uno de ellos tirando de un travois. Y, siguiéndolo, entre la penumbra, aparece un grifo. Un grifo que camina con la cabeza alta y mira directamente hacia la zona donde se esconde la familia.
Oh, mierda...-Buenas noches, pequeños ponis.
La voz del grifo es grave y algo gutural; su plumaje, antaño castaño oscuro, ahora está descolorido a causa de la edad; el pelaje de sus cuartos traseros siempre fue gris oscuro, pero ahora está adornado por canas que lo cubren en su mayoría. Debe tener alrededor de cincuenta años. Porta una elaborada armadura de metal que parece brillar ligeramente en un tono anaranjado; sobre el pecho porta el mismo símbolo que observó Sharp Eye en el grifo que fue derribado. El grifo hace un gesto con una garra que acaba en un chasquido de dedos y, al hacerlo, una llama apareció sobre la misma. Se lleva la llama hasta un lado del rostro, iluminándolo para que podáis verlo bien. Tiene varias cicatrices que le marcan como alguien curtido en batalla, y sus gestos muestran cierta prepotencia, casi tanto como sus palabras.
Avanza unos metros más hasta situarse donde puede veros a todos. Minerbat y Nana son las primeras en escuchar el ruido de muchas criaturas volando sobre la zona; poco después varios grifos aterrizan a la espalda del que, obviamente, parece ser su líder. De momento, contáis alrededor de media docena.
-Habéis sido inteligentes... en parte. Permitidme que me presente: Soy
Goldark, sumo sacerdote de Skamash, y el líder de
La Recta Retribución. Y, ciertamente, me habéis sorprendido.
Goldark pasea la mirada entre vosotros, deteniéndose en Mad Fire.
-Sé que eres un unicornio; el truco del sombrero te funcionó antes, pero no volverá a hacerlo. Y como observarás soy... sensible a la magia -añade, pasando el fuego mágico de una garra a la otra-. Así que, por favor, no hagas tonterías.
Luego mira a Quaver Note.
-Tú eres la poni cantarina, me han dicho, así que imagino que el truco de la ilusión fue idea tuya. Buena jugada -reconoce con una sonrisa- realmente nos engañó. Y eso unido a la explosión -añade, esta vez mirando a Sharp Eye- hizo que dejáramos de seguir vuestras huellas durante un buen rato. Hábil, muy hábil -entonces se fija en la mirada que algunos le dedicáis, extrañados de que sepa tanto-. ¡Oh, por favor! ¿Alguien lanza un artefacto explosivo? Era de suponer que lo habría hecho la poni enferma con el extraño "Rifle explosivo".
El grifo suelta una carcajada.
-Pero claro, digamos que intentar huir cargando con un travois no es una de las mejores ideas, y menos aún dárselo a la más pequeña del grupo -dice, mirando a Nana-. Por tus huellas se nota que sufriste para seguir el paso a tu grupo. Y ya no hablemos de deteneros en nuestro territorio y no prestar siquiera un poco de atención por si veníamos. Sí, muy inteligentes para una cosa... pero estúpidos por el otro lado. ¿Cómo pudísteis los ponis ser una gran potencia mundial antes de la caída de Skamash?
Algunos empezáis a elucubrar un plan, alguno quizá a actuar. Pero Goldark se adelanta.
-Antes de que hagáis ninguna tontería, dejadme explicaros la situación: Somos más que vosotros, estamos mejor armados, somos mejores combatientes y os tenemos rodeados. E incluso aunque lograrais salir de aquí, cien metros más adelante el bosque se vuelve muy poco denso, mis tiradores no tendrán ningún problema en mataros. Sería una insensatez intentar hacer algo estúpido como... atacarme. Me gustaría invitaros a soltar las armas, pero creo que seré un poco más cortés y os preguntaré: "¿qué hacéis aquí?".