[ROL] El fin de los ponis (PARTIDA) (COMPLETO)

[HeyThereNana]

Algo raro había pasado. Sabía desde hace tiempo que Minerva tenía una parte muy violenta, pero no había llegado a pensar nunca que fuera algo como una doble personalidad. Le cuadraba perfectamente todo lo que había dicho la poni, tenía lógica. Se sentía dolida y ofendida por haber sido utilizada así. En el fondo, esperaba empezar a cambiar su personalidad con ayuda de su familia, y aquello era un duro palo.

Sin embargo... esa canción. Era la canción de Quaver, era la que los unía. ¿Querría eso decir que una parte de la poni quería que estuvieran unidos aunque la otra los acabara de tratar así? No sabía qué pensar. Lo que sí tenía claro es que ahora más que nunca el resto tenían que permanecer juntos, porque cada vez había más enemigos.

[McDohl]

Aquella canción...

Era la misma canción que Quaver Note había cantado cuando trataron de liberar a Pale. Todos conocían su significado:

"No rendirse. No desesperanzarse. No desfallecer."

La unicornio bajó la cabeza para que la crin le cubriese el rostro buscando así ocultarlo de sus captores, pues temía que se viese reflejado en él un torrente de esperanza. Minerva sabía lo que se hacía. Ahora era cuestión de mantener la pantomima mientras trataba de descifrar las verdaderas intenciones de su compañera, al tiempo que trataba de advertir no solo a sus compañeros sino también a Golday de la situación. Solo hacía falta que se prestase el momento adecuado para ello...

[Volgrand]

Goldark observa durante unos instantes a minerbat sin fijarse en las reacciones de Nana y Quaver a la canción. Después hace un gesto a un grifo el cual desaparece por el pasillo. En menos de un minuto regresa portando el inconfundible diario de Minerbat.

Goldark lo toma y se lo lanza a la vamponi.

-¿Cuánto tiempo necesita tu alter ego? Quiero respuestas y las quiero pronto.


EDIT: Porque no sé escribir con el móvil.

[agustin47]

Golday escuchaba cada palabra que salía de Minerbat, pero lo que más escuchó fue otra cosa. La canción. Esa canción... ya la había oído una vez. Y hacía poco tiempo además. Esa canción caló muy profundo en él, dado que fue la que le llevó a creer que de verdad estos ponis no tenían nada que ver, la que disipó sus dudas. Después de oír esa canción, Golday ya estaba pensando en otra cosa. Le había abierto los ojos.

No es esta situación demasiado... ¿Oportuna? Su alter ego es la única que sabe la localización, pero necesita estar consciente, y para ello necesita el diario. Solo con esto, ella gana tiempo, y recuperar su diario. Justo lo que quería. Puede que fuera... ¿Mentira? Pero... las reacciones de los demás parecían totalmente genuinas. A no ser que fueran actores profesionales, sus reacciones eran legítimas. ¿De verdad desatarías un plan semejante sin avisar a tus compañeros? No, no puede ser. O... Argh, no estoy seguro. Por el momento, veamos como se desarrollan los acontecimientos.

[edgareo]

Mad cerró los ojos. Esa canción....sabia lo que significaba. Tan solo se acomodó en el suelo, en silencio. Pero su llama interior se habia revivido, la llama...de la esperanza.

[Pandora]

"Mi... Mi... CUADERNO."

"Sí, sí, ya lo tienes. Tranquilízate."

"CUADERNO."

Minerbat recogió el cuaderno en el aire y lo protegió con su cuerpo.

-Creo que en una hora más o menos Minerva estará lista y consciente de nuevo -inmediatamente después sus ojos se volvieron marrones y se abalanzó sobre el cuaderno, leyendo todo lo escrito desde el principio-. Cua... der... no...

[Volgrand]

"Mi... Mi... CUADERNO."

"Sí, sí, ya lo tienes. Tranquilízate."

"CUADERNO."

Minerbat recogió el cuaderno en el aire y lo protegió con su cuerpo.

-Creo que en una hora más o menos Minerva estará lista y consciente de nuevo -inmediatamente después sus ojos se volvieron marrones y se abalanzó sobre el cuaderno, leyendo todo lo escrito desde el principio-. Cua... der... no...

Goldark se da la vuelta y se marcha con ss hombres. Los dos guardias que ya había ahí antes se quedan.

-Espero respuestas para entonces, poni.

------Siguiente mensaje escrito en: 13 Feb 2016, 00:27 . Beep!------

(Queridos jugadores, tenéis una hora de juego para hacer cositas o hablar entre vosotros, por si no ha quedado claro xD)

[HeyThereNana]

"¿Qué ha pasado, Minerva?" Preguntó Nana sin más. Le parecía la pregunta más correcta, dadas las circustancias. Su tono de voz fue genuinamente neutro, teniendo en cuenta el deje de miedo e inseguridad que normalmente transmitía, y es que en ese momento no sabía ni cómo sentirse ni cómo expresarse.

[McDohl]

Quaver Note vio alejarse a Golday, Goldark y sus guardias. De nuevo volvían a estar solos.

La frase de Minerva unido a la canción le había despejado la mente a la unicornio: acababa de conseguirles una hora.

El caso era... como aprovecharla.

Quaver Note se fijó en los guardias. Parecían algo astiados por estar allí, teniendo que vigilar a cinco ponis que obviamente no iban a escaparse. Quizás si...

La unicornio cerró los ojos y reflexionó. Los grifos eran aguerridos guerreros, devotos en sus quehaceres, orgullosos de sus logros presentes y pasados. Habían excepciones a algunas de aquellas reglas, claro está (aquel soldado que les emboscó o el propio Goldark, sin ir mas lejos), pero... notó en ellos que llevaban tiempo como... aburridos. Ya no por la tarea encomendada, sino de algo que venía de atrás.

Quizás había un modo de que reaccionasen a algo de color en aquella monocroma vida.

Quaver Note se esforzó por recordar una canción. Hablaba sobre la noble epopeya que llevó a un antiguo rey grifo a hacerse con el idolo de Boreas. High Pitch se la había enseñado junto a muchas otras más y ambas las cantaban a dueto, acompañándola con ilusiones.

Ahora no disponía de ellas por aquel casco extraño, pero aun así, Quaver Note empezó a cantar. Quizás la melodía haría reaccionar a sus carceleros de algún modo...

[Volgrand]

Quaver Note vio alejarse a Golday, Goldark y sus guardias. De nuevo volvían a estar solos.

La frase de Minerva unido a la canción le había despejado la mente a la unicornio: acababa de conseguirles una hora.

El caso era... como aprovecharla.

Quaver Note se fijó en los guardias. Parecían algo astiados por estar allí, teniendo que vigilar a cinco ponis que obviamente no iban a escaparse. Quizás si...

La unicornio cerró los ojos y reflexionó. Los grifos eran aguerridos guerreros, devotos en sus quehaceres, orgullosos de sus logros presentes y pasados. Habían excepciones a algunas de aquellas reglas, claro está (aquel soldado que les emboscó o el propio Goldark, sin ir mas lejos), pero... notó en ellos que llevaban tiempo como... aburridos. Ya no por la tarea encomendada, sino de algo que venía de atrás.

Quizás había un modo de que reaccionasen a algo de color en aquella monocroma vida.

Quaver Note se esforzó por recordar una canción. Hablaba sobre la noble epopeya que llevó a un antiguo rey grifo a hacerse con el idolo de Boreas. High Pitch se la había enseñado junto a muchas otras más y ambas las cantaban a dueto, acompañándola con ilusiones.

Ahora no disponía de ellas por aquel casco extraño, pero aun así, Quaver Note empezó a cantar. Quizás la melodía haría reaccionar a sus carceleros de algún modo...

Antes de que Quaver cante el segundo compás, uno de los guardias se gira al reconocer la melodía. Cuando habla os percatáis de que es una hembra.

-¡Eh, es el himno de Boreas! ¡Hace una eternidad que no lo esuchaba!
-Venga ya, Gertrud, lo cantamos los chicos y yo cada semana -responde el otro grifo, un macho.
-Lo que hacéis vosotros no se puede llamar "canto", Gorek.

Gertrud avanza hacia la jaula, seguida un instante después por Gorek. Ambos se detienen tras la reja, escuchando la canción, ella especialmente encantada con la interpretación. Por lo bajo murmura la letra del himno que Quaver es incapaz de pronunciar. Durante varios minutos no hay otro sonido que no sea el cantar de Quaver y el maniático pasar de las páginas del diario de Minerva.

Cuando la canción llega a su fin Gorek rompe el silencio.

-Si ya has acabado de deleitar los oídos -dice con sorna-, ¿podemos volver a nuestros puestos?

Pero Gertrud no reacciona al instante. Al acabar la canción se ha quedado quieta, mirando a la familia poni encerrada uno por uno. Tiene una expresión que la mayoría no sabéis interpretar, a excepción de Quaver Note: Os está mirando como si nunca se hubiera fijado en vosotros antes. Clava especialmente la mirada en la pequeña Nana, como si su visión le hubiera movido algo dentro.

-Vuelvo en un momento.
-¿Qué dices? ¡Gertrud!

La guerrero se va por el pasillo rápidamente; regresa en pocos minutos con varios cuencos de barro y una gran jarra de agua. A través de los barrotes pasa los recipientes y los llena con agua, dándoos uno a cada uno. Gorek mira la escena bufando y refunfuñando que se van a meter en problemas.

-¿Has acabado ya? ¡Vuelve aquí, estúpida!

Gertrud os dedica una última mirada antes de obedecer.

-Esto... esto no está bien...
-¡No es mi problema! -responde Gorek-. Coge tus armas y reza porque Goldark no pregunte al respecto. Hembras...

Spoiler:

Nana, ¿recuerdas cuando dije que ser "demasiado pequeña" podía ser una gran ventaja?

[edgareo]

Mad observa sorprendido a la grifo, ya que no se esperaba para nada esa reacción. Agradece con la cabeza a esta y luego sonríe levemente a Quaver, para luego beber lentamente del cuenco.

[Quetzal]

La canción aplaca la ira de Sharp contra Minerbat, y la generosidad de la grifo calma de nuevo su interior. Quizá no todos fueran tan malos.
Juega un poco con el agua de su cuento, metiendo sus cascos y viendo cómo no se mojaban y lo espesa que le parecía. Aún sabiendo el principio físico, aquello le parecía casi magia. No puede soltar una ligera risilla al recordar cuánto le fascinaba eso de potrilla. Uno de los pocos recuerdos agradables que aún conservaba de la época de los pastos verdes.

Saliendo de su ensimismamiento al oscuro mundo real, se da cuenta que ha manchado su preciada agua con sus patas. No era especialmente quisquillosa, pero no quería correr riesgos.
Acerca el cuenco de barro con el agua lo más que puede a una de las antorchas del suelo que iluminaban la mazmorra. En principio, el calor lo esterilizaría para potabilizarlo de nuevo. Se lo hubiera pedido a Mad normalmente, pero el casco le sería un problema.

[HeyThereNana]

Nana esta segura de que la miraba a ella cuando los ojos de la grifo cambiaron de expresión. Quizá fuera buena idea hablar con ella. "Eeem...Gertrud, ¿verdad?" dijo tímidamente. "Muchas gracias por el agua, realmente nos hacía falta. Ha sido muy amable por tu parte." Vio cómo la grifo se acercaba a ella, con un atisbo de sonrisa al oir sus palabras, y decidió aprovecharlo. "¿Sabes? Ha sido un detalle muy bonito por tu parte. Te ha gustado mucho la canción, ¿verdad? ¿Los grifos también la cantáis?"

[McDohl]

Quaver Note se quedó mirando a la carcelera grifo que acababa de llevarles agua. Estaba claro que, a pesar del incidente, habían más como Golday que podían no comulgar con las ideas de su líder.

La celda estaba un poco oscura, pero la unicornio se incorporó y se acercó lo que pudo a un haz de luz para que sus vigilantes la pudiesen ver y así llamar su atención. Haciendo un gesto, les agradeció silenciosamente que les hubiesen llevado algo de beber.

Pero... Quaver Note pensó que igual merecía la pena tentar a la suerte, no tenían nada que perder y Minerva le había dejado claro que había llegar el momento de las apuestas arriesgadas.

La unicornio gesticuló lo mejor que pudo, haciendo como si cantase para un grupo aun mayor, por si fuese posible repetir aquella canción delante de más grifos interesados. Cabía la posibilidad de que la idea no fuese a ninguna parte, pero correría el riesgo de al menos intentarlo.

[Volgrand]

Nana esta segura de que la miraba a ella cuando los ojos de la grifo cambiaron de expresión. Quizá fuera buena idea hablar con ella. "Eeem...Gertrud, ¿verdad?" dijo tímidamente. "Muchas gracias por el agua, realmente nos hacía falta. Ha sido muy amable por tu parte." Vio cómo la grifo se acercaba a ella, con un atisbo de sonrisa al oir sus palabras, y decidió aprovecharlo. "¿Sabes? Ha sido un detalle muy bonito por tu parte. Te ha gustado mucho la canción, ¿verdad? ¿Los grifos también la cantáis?"

El macho, Gorek, ignora completamente a Nana, carraspeando para llamar la atención a Gertrud. Esta, que se había acercado a Nana, se sobresaltó ligeramente antes de volver a su puesto. Pero por lo bajo murmura:

—Sí... sí, también la cantamos. A veces.

Quaver Note se quedó mirando a la carcelera grifo que acababa de llevarles agua. Estaba claro que, a pesar del incidente, habían más como Golday que podían no comulgar con las ideas de su líder.

La celda estaba un poco oscura, pero la unicornio se incorporó y se acercó lo que pudo a un haz de luz para que sus vigilantes la pudiesen ver y así llamar su atención. Haciendo un gesto, les agradeció silenciosamente que les hubiesen llevado algo de beber.

Pero... Quaver Note pensó que igual merecía la pena tentar a la suerte, no tenían nada que perder y Minerva le había dejado claro que había llegar el momento de las apuestas arriesgadas.

La unicornio gesticuló lo mejor que pudo, haciendo como si cantase para un grupo aun mayor, por si fuese posible repetir aquella canción delante de más grifos interesados. Cabía la posibilidad de que la idea no fuese a ninguna parte, pero correría el riesgo de al menos intentarlo.

—Ahora nos han salido ponis de espectáculo... Estoy que no los aguanto, suerte que ya se acaba nuestro turno —murmuró Gorek. Por su parte, Gertrud asintió.

Cosa de una hora después, el sumo sacerdote de Skamash, Goldark, regresaba hacia la celda de los ponis con algunos guerreros fieles y su hijo Golday. Ahora esa batpony podría darle la información que necesitaba, ¡estaba más cerca que nunca de salvar a su dios! Si esos ponis le daban las respuestas por las buenas todo sería mucho más rápido de lo que había...

Se paró en seco al escuchar una bella voz que no conocía entonar el himno de Boreas. Aceleró el paso cuando vio de donde venía y... se quedó pasmado al ver a una docena de grifos en la sala de los calabozos, escuchando un concierto que estaba dando la poni que no podía hablar.

—¡¿Pero qué demonios es esto?!
—Hombre Goldark —respondió uno de los grifos—, esta yegua sabe cantar el himno de Boreas, y hace años que no lo escuchábamos...
—¡Nosotros solemos cantarlo! —replicó Gorek
—¡Lo que tú y los otros hacéis no se puede llamar cantar! —responde Gertrud.
—¡Ya vale! —ordena Goldark, y todos guardan silencio—. Está bien que estéis aquí, porque quizá tengamos al fin respuestas.

El líder del culto se acerca a la jaula, acercándose a Minerva.

—Entonces, Minerbat... ¿dónde está el diario con tus investigaciones?