HeyThereNana escribió en 14 Feb 2016, 19:08:Nana esta segura de que la miraba a ella cuando los ojos de la grifo cambiaron de expresión. Quizá fuera buena idea hablar con ella. "Eeem...Gertrud, ¿verdad?" dijo tímidamente. "Muchas gracias por el agua, realmente nos hacía falta. Ha sido muy amable por tu parte." Vio cómo la grifo se acercaba a ella, con un atisbo de sonrisa al oir sus palabras, y decidió aprovecharlo. "¿Sabes? Ha sido un detalle muy bonito por tu parte. Te ha gustado mucho la canción, ¿verdad? ¿Los grifos también la cantáis?"
El macho, Gorek, ignora completamente a Nana, carraspeando para llamar la atención a Gertrud. Esta, que se había acercado a Nana, se sobresaltó ligeramente antes de volver a su puesto. Pero por lo bajo murmura:
—Sí... sí, también la cantamos. A veces.
McDohl escribió en 15 Feb 2016, 22:18:Quaver Note se quedó mirando a la carcelera grifo que acababa de llevarles agua. Estaba claro que, a pesar del incidente, habían más como Golday que podían no comulgar con las ideas de su líder.
La celda estaba un poco oscura, pero la unicornio se incorporó y se acercó lo que pudo a un haz de luz para que sus vigilantes la pudiesen ver y así llamar su atención. Haciendo un gesto, les agradeció silenciosamente que les hubiesen llevado algo de beber.
Pero... Quaver Note pensó que igual merecía la pena tentar a la suerte, no tenían nada que perder y Minerva le había dejado claro que había llegar el momento de las apuestas arriesgadas.
La unicornio gesticuló lo mejor que pudo, haciendo como si cantase para un grupo aun mayor, por si fuese posible repetir aquella canción delante de más grifos interesados. Cabía la posibilidad de que la idea no fuese a ninguna parte, pero correría el riesgo de al menos intentarlo.
—Ahora nos han salido ponis de espectáculo... Estoy que no los aguanto, suerte que ya se acaba nuestro turno —murmuró Gorek. Por su parte, Gertrud asintió.
Cosa de una hora después, el sumo sacerdote de Skamash, Goldark, regresaba hacia la celda de los ponis con algunos guerreros fieles y su hijo Golday. Ahora esa batpony podría darle la información que necesitaba, ¡estaba más cerca que nunca de salvar a su dios! Si esos ponis le daban las respuestas por las buenas todo sería mucho más rápido de lo que había...
Se paró en seco al escuchar una bella voz que no conocía entonar el himno de Boreas. Aceleró el paso cuando vio de donde venía y... se quedó pasmado al ver a una docena de grifos en la sala de los calabozos, escuchando un concierto que estaba dando la poni que no podía hablar.
—¡¿Pero qué demonios es esto?!
—Hombre Goldark —respondió uno de los grifos—, esta yegua sabe cantar el himno de Boreas, y hace años que no lo escuchábamos...
—¡Nosotros solemos cantarlo! —replicó Gorek
—¡Lo que tú y los otros hacéis no se puede llamar cantar! —responde Gertrud.
—¡Ya vale! —ordena Goldark, y todos guardan silencio—. Está bien que estéis aquí, porque quizá tengamos al fin respuestas.
El líder del culto se acerca a la jaula, acercándose a Minerva.
—Entonces, Minerbat... ¿dónde está el diario con tus investigaciones?