Escapando Del Pasado. 1/47

[Sasir96]

Si yo fuera los bandidos, y me llegase un noble asi y me destripase el metodo, le secuestraria o algo, total, de perdidos al rio...
Me ha gustado, aunque resulta un cambio un poco brusco respecto al ultimo capi

[Santiago Brony MLP]

Los golpes cayeron sobre la cabeza cubierta por una melena marrón del pobre y apaleado pegaso:

-¡Augh!

Sundial cayó y soltó su arma. El garrote de madera de grueso tronco de roble parecía no pesar al ser manejado por la magia de la hábil unicornio Rose. Sundial se quejó:

-Tú tienes magia. Para mí, este garrote pesa tanto como yo mismo.
-Vamos. No serás fuerte, pero serás ágil, o tal vez buen estratega. Intenta usar tu punto fuerte.
-¡Intento, pero no encuentro ese punto fuerte!
-¡Pues pon más empeño!

Una vez más, el garrote se alzó y lanzó un golpe al pegaso, quien a las justas pudo evadirlo. Sundial decidió que el garrote que tenía era un estorbo teniendo en cuenta que no era lo suficientemente fuerte para manejarlo con facilidad. Sin ninguna otra arma que su puñal de filo romo para entrenamientos, sacó esa simulación arma y decidió evadir todos los ataques de su instructora.
El garrote flotó y empezó a lanzar mandobles, pero Sundial ya conocía ese movimiento y lo evitó con facilidad. A continuación extendió sus alas y con ellas se impulsó hacia Rose. Ésta lo evadió haciéndose rápidamente a un lado. El pegaso clavó sus cascos en la tierra para frenar en seco y se dio media vuelta, a tiempo para ver como el garrote se dirigía hacia él y podes evadirlo. Volvió a embestir contra Rose, quien lo evadió a las justas, pero a coste de perder el equilibrio. Sundial golpeó el pecho de la unicornio con el filo romo y sin peligro de su “arma”.
Sundial sonrió al ver la mirada sorprendida de la unicornio. Recordó las primeras sesiones de entrenamiento, en las cuales no podía ni dar un paso antes de caer derrotado.
Rose sonrió y se levantó:

-Justice debe enterarse. Has logrado vencerme.

Rose guió a Sundial, a pesar de que éste ya conocía el camino, hacia el llano. Como siempre, los demás estaban con las capuchas bajadas y charlando alegremente. Rose pasó de largo y Sundial fue tras ella. Justice estaba en un lugar aparte, asegurándose de que nada se acercara al llano. Rose le habló:

-Justice. El pegaso ha logrado tocarme con el cuchillo romo. Primera vez que usa esa “arma” y fue con eso con que me derrotó.

Justice sonrió y se dirigió al pegaso:

-¿Es eso verdad? ¿Primera vez que usas un cuchillo como arma?

Sundial asintió. Justice sonrió y dijo:

-Bien. Parece que ya no mereces estar en un rango tan bajo como distracción o de solo encargarte de uno o dos ponis. Ten esto.

Justice sacó un cuchillo de combate real y se lo dio a Sundial. El pegaso se asustó un poco, pero la vida entre bandidos había endurecido su carácter, por lo que extendió el casco y tomó el cuchillo. El solo contacto con el mango hizo sentir a Sundial una especie de seguridad, como si con un arma como esa estuviera más protegido que con cualquier otra. El cuchillo era bastante ligero, se podía sacar y atacar en cuestión de segundos. Pasó su casco por la hoja hecha de acero y notó que era delgada, pero resistente.
Sundial guardó el cuchillo bajo la capa su capuchón:

-Gracias, jefe.
-No ha de qué, compañero, ahora reúnete con los demás, es hora de la cena.

Sundial siguió a Rose al llano y se reunió con sus dos amigos. Savage y Thief celebraron su victoria:

-¿Ves, Savage? Y tú diciendo que se quedaría allí entrenando por años.
-¡Yo nunca dije eso!
-¡Basta! Lo que vale es que ya no voy a seguir en entrenamiento para principiantes. No discutan por cosas que ya no importan.

Los tres amigos rieron, hasta que oyeron un grito. Uno de sus amigos se había desmayado y todos se habían levantado asustados. Sundial entendió en el acto lo que pasaba al ver el pelaje rojo con Cutie Mark de martillo en el costado de la víctima. Force Blacksmith, antiguo herrero y sujeto a:

-¿Ataque? ¿Otro ataque?-preguntó Sundial, asustado.

El pobre herrero tenía una enfermedad respiratoria cuyo nombre se desconocía, pero sus síntomas se sabían a base de oír al pobre poni sobre sus efectos. Las víctimas no debían ponerse nerviosas, asustarse y muy emocionadas, de lo contrario, su respiración se ralentizaría y debería dejar de hablar o el oxígeno le faltaría a la víctima, causando un desmayo o, en casos graves, la muerte. Un pegaso blanco alzó al afectado y lo puso bajo la sombra de un árbol, teniendo cuidado de que no le faltara aire. Muchos suspiraron, y Sundial lamentó la mala suerte de uno de sus colegas al recordar de que ese problema pulmonar no tenía cura.
Savage bajó la cabeza y Thief miró fijamente al enfermo. Sundial habló:

-¿Aún con ese problema él sigue aquí?

Savage le contestó:

-No quiere quedarse sin hacer nada. Definitivamente, puede ser fuerte, pero también es un testarudo.

Sundial movió la cabeza lentamente. Tomó el cuchillo y observó su reflejo en la fría hoja. Imaginó a ese pobre poni rojo, siguiendo luchando, ansioso de ayudar, mientras que cuida de su mismo estado, tan fácil de descuidar. Sundial recordó los duros primeros días entre bandidos, no acostumbrado al frío ni a la humedad de los bosques, y supo que eso era una nimiedad comparado con el sufrimiento de ese colega. Otro día seguro reirán de ese incidente, pero, en esos pocos minutos después de un ataque, él sabrá el valor de ese compañero que, a pesar de todo, seguía adelante. Un valor que él nunca llegará a tener.

[Sasir96]

Hum....siendo honesto, esta nueva tematica de los bandidos me deja un poco frío. Esta bien redactada, y los personajes no estan mal, pero no sé. Quizas es que está pasando demasiado rápido o algo, no sé.

[Santiago Brony MLP]

El entrechocar de los sables, cuchillos y hachas resonaban y llenaban el aire. Sundial evadió los ataques mortales del pegaso frente a él y, de una estocada, atravesó su corazón con su cuchillo. No era la primera vez que se veía obligado a matar, ni tampoco ignoraba el lío en que estaba. Como había avisado Justice, se habían retirado de las afueras del pueblo para ir a buscar un nuevo lugar de asalto y, de paso, preguntar a algunos montaraces sobre algunas direcciones y nombres. Ninguno dijo conocer algún pueblo detrás de las “Grandes Montañas”, como todos las llamaron, pero contestaron muchas otras cosas, con la cual tuvieron que despedirse de algunos compañeros que, al parecer, ya sabían dónde encontrar su meta. No tardaron mucho en encontrar un lugar acogedor y apto para emboscadas.
Un camino con árboles alrededor y muchos lugares sombríos aun de día. Lamentablemente, como muchos temían, no eran los primeros en llegar allí. Otros bandidos ya se habían alojado y, tras unos días, se percataron de la presencia de Justice y su grupo. Justice no quiso dialogar, y tampoco era necesario, pues estaba claro adónde iba a llevar todo. Sundial sabía lo que iba a pasar, así que no pudo dormir bien, y tuvo suerte. El asalto enemigo cayó a medianoche.
Una batalla, una guerra entre ladrones, asaltantes, bandidos. La lucha fue encarnizada pero, al final, el equipo enemigo cayó vencido, cosa que no significaba que el grupo de Justice estaba bien parado. Todos heridos, algunos de gravedad, y también muertos. Era de gradecer que hayan vencido, Sundial recordó con amargura las veces que habían perdido.
Tras curar a los heridos (Thief se encontraba entre los inconscientes) y vendar a Sundial en el abdomen (herida de cuchillada) y el ala derecha (rota), se instalaron y algunos vigilaron los alrededores. Sundial se les unió.
El aire era fresco y, olvidando el dolor y el olor a sangre, bastante agradable. Sundial sonrió, al menos la batalla había valido la pena. Entonces fue cuando se puso a pensar.
¿Tanto en él había cambiado? Antes, en Ponyville, era un pegaso jovial, algo nervioso, amable. Ahora…había matado, participado en batallas, asaltado y robado, y justo hace pocos segundos agradecía haber ganado una batalla.
El pegaso sacó su cuchillo y lo observó detenidamente. Costaba creer que esa arma se había convertido, para él, en un instrumento valioso y hasta casi necesario.
Savage se le acercó cojeando:

-¡Epa! Compañero. ¿Alguna novedad?
-No. Por ahora, nada peligroso ni digno de mencionar. Parece que los vencidos en serio se han ido.
-Me alegra oír eso.

Savage se alejó, y Sundial suspiró:

-Sin novedad. ¡Mil rayos!

Efectivamente, sin novedad. Sin nadie que se les atreviera acercarse. Sin nadie capaz de mirarlos sin temor. Sin nadie a quien…
Una carroza se puso a la vista de los agudos ojos de Sundial. No supo porque, pero su corazón se inflamó en energía. ¿Era acaso de que ya no podía ver ninguna víctima sin sentir ese instinto criminal? No se pudo responder, pero sí exclamó:

-¡Carroza!

Estuvo a punto de darse la vuelta y correr que se prepararan para asaltar, pero se calmó. Recordó a los heridos y de que nunca asaltaban hasta después de 24 horas de haberse instalado en un nuevo territorio.
Sundial se estiró y solo les informó de su avistamiento a los demás que estaban vigilando, para que intentaran no hacerse ver.
Cayó la noche, y Sundial volvió para reunirse con los demás. Sus dos amigos sonrieron (Thief ya se había recuperado del desmayo y andaba con la cabeza vendada) y Savage (con moretones grandes y una pata vendada) volvió a hacerse a un lado para dejarle un sitio.
Sundial se sentó, estaba muy herido como para actuar esa noche, pero quienes podían, se encargaron de parodiar la batalla de esa noche, interpretando a los enemigo con palabras muy entreveradas y hasta inventadas con propósito de poner en ridículo la razón por la que querían quedarse y luchar. Sundial rió (a veces parando por su herido abdomen) y sus amigos también.
Sí. Había valido la pena luchar, y también había algo por que Sundial estaba decidido ganar. Rose. Sundial ya no podía ni verla sin que su corazón saltara. Pero nunca podía hablar con claridad frente a ella, siempre callaba, pues no sabía qué decir.
A Sundial le habría encantado pedirle que salieran, tal vez a algún prado lejos de miradas curiosas, pero nunca se sentía con la suficiente confianza.
“Pronto lo haré” se decía, “Ten calma” se repetía. Sin embargo, Sundial tenía algo por lo cual preocuparse. Rose quería ir a un lejano lugar que, al arecer, poco a poco se iban acercando, y Sundial temía que llegara el momento en que se vaya, el momento en que tenga que dejar de oír su cálida risa. Dejar de ver sus hermosos ojos color granate vivos. Y dejarla ir.
Sundial nunca se armaba de valor para hablarle, y aunque siempre se repetía “Aún hay tiempo, sé paciente”, cada vez más sentía que se ahogaba en un vaso de desesperación.
Quería decírselo, exclamarle que la amaba en todo, en su aspecto, actitud, pero:

-Aún falta. Sé paciente.

Sabiendo que no podía decírselo ese día, Sundial se levantó:

-Me voy a dormir.

Sus amigos se sorprendieron de que decidiera acostarse más temprano de lo habitual, pero aun así le desearon buenas noches.
Sundial se acercó a un árbol y, en unos helechos se entregó a un profundo sueño.

[Sasir96]

Hombre, no ha estado mal, pero aprovecho para decir, ya que se ha sacado el tema en el capi, que me hubiese gustado poder ver la transformacion de Sun de forma más lenta y continua.

[Santiago Brony MLP]

Sundial sintió que alguien lo zarandeaba en medio de su sueño. Despertó bastante molesto para ver que el culpable era uno de sus colegas, el poni con aspecto de murciélago.

-¡Mil rayos, Night Lightning! ¿Qué pasa?
-Es El jefe. Quiere verte, se ve bastante preocupado.

Sundial se levantó de un brinco tan pronto Night le dijo que lo llamaba Justice. Al jefe siempre hay que respetarlo. Siguió a Night, que lo guió hasta Justice. Sundial se apresuró a preguntar qué era lo que pasaba, a lo que Justice le respondió lo siguiente:

-Es el pueblo. Uno de los nuestros ha ido allí por una orden mía, no diré qué fue lo que le ordené. El caso es que fue hace tres días, y ya debería haber regresado ayer a más tardar. Estoy preocupado, pues ni siquiera hemos recibido algún mensaje de él.

Sundial empezaba a entender a dónde iba llegando todo, por lo que, casi por instinto, interrumpió a Justice:

-Quiere que vaya a buscarlo. ¿Verdad?

Justice asintió:

-Tu arma es fácil de ocultar, además de que pocos sospecharían de alguien joven.

Sundial asintió y respondió que iría al despuntar el alba, mientras tanto que aprovechaba para prepararse, pues no creía encontrar al extraviado los primeros días, en caso de que algo le haya pasado.
Justice aceptó. Tal como lo había prometido, al empezar a verse los primeros rayos del sol, Sundial se despidió de sus dos amigos. Savage le deseó buena suerte y Thief le aconsejó que no se hiciera mucho de notar, pues cuanto menos percibido pase entre la multitud, más a salvo estaría. Sundial agradeció su preocupación y se reunió con su jefe para unas últimas palabras.

-No me ha dicho como luce el extraviado. Supongo que, ahora que voy a buscarlo, me lo va a describir.
-Sí. El perdido es un unicornio de melena rojo oscuro y pelaje mostaza. Sus ojos son un marrón oscuro casi negro. Con eso te debe bastar. Ahora, cuídate.

Sundial se alejó de bosque. A cada paso empezaba a sentir que una creciente inseguridad lo envolvía. Desde que se unió a los bandidos, se había sentido seguro en los bosques, al lado de su grupo. Ahora que se alejaba, empezaba a sentirse bastante atemorizado.
Fuera de los árboles, estaba desprotegido. Con paso vacilante, se dirigió al pueblo. Aún recordaba el incidente del primer pueblo. Mientras más cerca estaba del pueblo, más lejos deseaba encontrarse. Finalmente logró tener a vista el pueblo.
Sundial tembló un poco, pero se armó de valor. Entró e intentó mostrarse tranquilo. Un simple viajero de paso. Agradeció no haber llevado su capuchón, pues habría atraído inmediatamente la atención. El pueblo se veía bastante alegre y movido, demasiado como para que un enigmático encapuchado apareciera sin llamar la atención.
El pegaso levantó la cabeza e intentó parecer despreocupado y de adoptar un aire alegre, como el de los pobladores. No debía apresurarse. Ya había antes cometido el error de preguntar al primer poblador que le apareciera sobre cosas que probablemente no entendía. ¿Dónde podía encontrar pistas sin despertar sospechas?
***
Unas sonoras carcajadas resonaron en las paredes de madera de la pequeña taberna. Sundial, con un vaso de sidra al lado, escuchaba a un borracho pegaso. Apenas podía creer qué tan fácil había sido sacarle toda la información. Tan pronto como le preguntó de eventos recientes, el ebrio poni había empezado habar, hasta tocar con el punto que Sundial quería oír.

-Así que… ¿Hace cuánto tiempo dijiste que fue eso?
-¡Dos! Dos díiiaaaszzz…ese forajido…llegó y un día despós…después fue apresado. Ahora está en la comisaría…bien merecido se lo tiene…

Sundial ya tenía lo que necesitaba. Justice no le había dicho los propósitos del preso y él no tenía porque desobedecerlo. Pagó la sidra y se fue.
Al día siguiente exploró el pueblo. El edificio del reloj se notaba a la distancia. Sundial observó cada parte del pueblo hasta llegar a su meta. La cárcel.
Solo verlo le hizo saber a Sundial de que entrar allí a escondidas no era fácil, y sacar a uno de allí sería bastante difícil. La puerta se veía simple, pero Sundial estaba seguro de que estaría protegido en la noche. Tal vez podría deshacerse de los guardias, pero solo ver el exterior de la cárcel mostraba que, si con suerte entraba, si no había guardias en el interior…
No. Desde afuera, la cárcel se veía bastante grande, no tanto como la torre de reloj, pero sí, demasiado para un pueblo tan simple. Todas las ventanas tenían barrotes, hechas de acero por lo que pudo comprobar. Encontrar la celda del compañero preso sería un verdadero reto, no quería ni pensar en cómo sacarlo de allí, y mucho menos pasar desapercibido y huir de pueblo Era casi imposible. Pero…
No. No podía rendirse. No podía contar con que el preso esperara que lo ayuden, e ir a buscar ayuda...llamaría la atención si fuera al bosque y volviera con un montón de ponis de aspecto fiero. Todo dependía de él. Y él dependía, sobre todo, de que los guardias no tangan armadura.
***
La noche cubrió el pueblo con su negro manto. Una sombra se escabulló entre unos cuantos callejones. No podía volver. Una vez lograra entrar, no podría volver al pueblo, pues sería casi seguro de que todos sabrían que fue el quien llevó a cabo la fuga.
Unos dos guardias custodiaban la entrada. No cabía duda de que esa cárcel, con toda su seguridad, sería casi impenetrable. Sundial no quería ni pensar en la prisión al cual serían llevados los culpables una vez terminado el juicio y fueran sacados de la cárcel para su libertad, o el encierro.
Los dos guardias vigilaban, cuando uno de ellos sintió algo duro y romo golpeándolo en la nuca. Su compañero se dio la vuelta y recibió un feroz golpe que lo dejó inconsciente.
Sundial forzó la puerta, viéndose obligado a neutralizar al guardia que estaba tras la puerta. Sundial cerró la puerta con cuidado.
Estaba dentro de la prisión.
Estaba en zona enemiga.
Estaba en peligro constante.

[Santiago Brony MLP]

Sundial contuvo la respiración. No se atrevía a dar un solo paso. La oscuridad de la cárcel lo rodeaba, haciendo que deseara estar en cualquier lugar menos dentro de ese edificio.
El pegaso dio un paso, luego otro, y luego otro. Un sudor helado corría por su frente. Sin poder evitarlo dio otros dos pasos rápidamente. Sus ojos empezaban a acostumbrarse a esa tétrica oscuridad. Entonces Sundial se dio cuenta que seguía sin saber cómo sacar al prisionero de la celda:

-«Mil rayos. Debí pensar mejor en esto. En fin, tarde para arrepentirse, solo me queda pensar en el camino»

Sundial avanzó, ya un poco más seguro, puesto que sus ojos ya podían ver bastante bien. Entonces Sundial se fijó de que el primer piso…estaba vacío. Solo se encontraba el pequeño escritorio del comisario.

-« ¿Qué rayos? Este lugar está prácticamente sin nada»

Sundial pensó entonces en el aspecto exterior de la cárcel. Se veía bastante grande, con pinta de albergar varios prisioneros. ¿Acaso solo era aspecto, una simple pinta para intimidar?
Sundial encontró casi sin dificultad la escalera que lo llevaría al segundo piso. Subió y se encontró con una puerta. Tenía un pequeño cartel que Sundial no pudo entender con claridad lo que decía, aun así entró.
¡Vaya susto que se llevó! Se topó de narices con tres guardias, los tres con armaduras y lanzas. Por si fuera poco, el lugar estaba bien iluminado, teniendo como consecuencia, que el pegaso quedara cegado por unos segundos. Sundial sacó su cuchillo y se preparó para el ataque a pesar de su visión. Los tres guardias se abalanzaron sobre el pegaso, quien logró incapacitar a uno y matar a otro, pero quedó atrapado bajo el placaje del tercero.
¡j*der! Sí que era fuerte. El impacto hizo que casi todo el costado derecho de Sundial se adormeciera. Sundial logró ponerse en pie, pero el guardia ya estaba preparado y volvió a embestir. Sundial tomó su cuchillo con un rápido movimiento. Notó como la hoja atravesaba el pecho del guardia, quien cayó muerto.
Sundial respiró profundamente. A la luz del lugar pudo leer el letrero de la puerta.

NO ENTRAR.
SOLO PERSONAL AUTRIZADO

Sundial vio a su alrededor y observó varias armaduras completas junto a varias lanzas. Era la armería.
Sundial sonrió. Tomó un juego completo de armadura y se la puso. Nunca se había puesto una armadura, y era muy incómodo y bastante pesada.

-¡Mil rayos! Los guardias deben tener cuellos de acero para aguantar el peso de estos cascos.

Finalmente tomó una lanza y ocultó su cuchillo. Luego salió de la armería y se dirigió al tercer piso.
Si la memoria no le fallaba, eran cinco los pisos totales. Sundial solo debía ver cuál de ellos era donde tenía la celda de su objetivo.
Sundial abrió la puerta del tercer piso. Igual que el primer piso, estaba vacío.

-¡Mil rayos! ¡A este paso resultará que más de la mitad de esta maldita cárcel está vacía!

El cuarto piso fue su punto de suerte. Allí estaban las celdas. Sundial se contuvo de dar un grito de alegría, pues sus ojos se posaron en dos guardias que patrullaban esa zona.
Sundial no lo pensó mucho. Cargó su lanza y embistió contra el guardia más cercano. Sundial pronto se dio cuenta de que ponerse la armadura no había sido tan buena idea. La armadura ralentizó sus movimientos, haciendo que el guardia atacara antes que él. Sundial se quitó la armadura después del primer contraataque y lanzó la pieza más pesada que encontró contra el guardia, que ya había alertado a su compañero.
La pieza rebotó en el duro casco del guardia. Sundial empuñó su cuchillo. Eso iba a ser divertido.
Solo fue cuestión de tiempo para que ambos guardias fueran derrotados, no sin antes infringirle a Sundial una herida en su costado que, por suerte, no era profunda ni grave.
Sundial localizó rápidamente al prisionero que buscaba. Tenía un aro en el cuerno, seguramente para bloquear su magia. Se dirigió a él:

-Vengo de parte de Justice. Tengo que sacarte de aquí.

El unicornio asintió y dijo:

-Las llaves las tiene el comisario, y ha ido a su casa, como siempre, con las llaves.
-¡Maldición! No puedo ir allá y volver, teniendo en cuenta que no sé dónde vive. Y para mañana habrán doblado la seguridad.
-Calma. Escúchame con atención. El comisario no es tonto. A los prisioneros capaces de volar, como pegasos, grifos, etc., los tiene en el sótano, donde también hay celdas como éstas. A quienes no podemos volar, ponis o unicornios como yo, los tiene aquí, en un piso alto. Los barrotes de las ventanas de estas celdas no son difíciles de limar, pero para escapar es necesario volar. Allí es donde tú entras. Sal rápido y yo sostendré una vela fuera de mi ventana, para que me localices. Entonces podremos minar los barrotes desde fuera y dentro y escapar por los aires.
-Bien. Pero te advierto que solo te recogeré y te dejaré luego en el suelo. No soy tan fuerte como para cargarte todo el maldito trayecto.
-Lo sé. ¡Rayos! Ese comisario ha imposibilitado mi magia con este aro que solo puede ser sacado por la magia de otro unicornio.
-Suficiente. Ahora salgo. Recuerda sostener la vela. Una suerte que haya comprado dos limas en el pueblo.

Sundial dio una lima al unicornio y luego salió del edificio tan pronto como pudo.
Sundial empezó a rodear el edificio hasta que detectó la vela. Voló hasta la ventana y sonrió:

-Bien. Hagámoslo.

El unicornio y Sundial empezaron a limar los barrotes. Para sombro de Sundial, el unicornio tenía razón, y los barrotes no tardaron en dejar un agujero. El unicornio pasó entre los fierros con bastante cuidado y mientras Sundial lo sostenía.
El unicornio no pesaba mucho, pero de igual manera Sundial tuvo que apresurarse a aterrizar, intentando hacerlo no muy rápido.

-Bien, colega. Ahora, a salir de aquí.

[Sasir96]

Buen capi, aunque no sé como van a doblar la seguridad de nada si te cargas a casi todos los empleados XD
Y yo pensaba que la armadura era en plan disfraz, que pa ser un ladrón que huia de un pasado turbulento buscando paz, este tio piensa demasiado en matar XD

[Santiago Brony MLP]

El unicornio asintió y dijo:

-Tengo que darle un mensaje al jefe. ¡De algún modo sabe nuestro escondite y a qué horas atacamos!
-¡¿Qué?! ¿Cómo?
-Eso no logré descubrirlo. Pero debemos avisarle a los demás. ¡Cuando se enteren que escapé, idearán un plan cuanto antes!

Sundial y el unicornio aceleraron el paso tanto como pudieron, pero igual no llegaron hasta el amanecer.
Sundial atravesó el bosque, seguido por el unicornio, hasta el llano donde se reunían. Tres de sus colegas se encontraban allí. Antes de que pudieran decir algo, Sundial exclamó que lo llevaran al unicornio con Justice, pues tenía que decirle algo importante. Uno de ellos lo llevó inmediatamente mientras Sundial exigía ver a Justice y Thief.
No debió esperar mucho. Sus dos amigos aparecieron entre los árboles. Thief lo vio algo preocupado:

-Estás pálido. ¿Pasa algo?

Sundial contestó casi gritando:

-¡Nos han descubierto! ¡Los del pueblo saben dónde vivimos y cuando salimos. ¡Tenemos que irnos!

Justo cuando decía esto último Justice entró en el llano. Se le veía bastante afectado. Sin embargo, cuando habló, lo dijo con voz firme:

-Quienes me escuchen avisen a los demás que se preparen para irse de aquí. Todos debemos alejarnos del pueblo. Buscaremos otro lugar. ¡Andando!

Justice y Thief siguieron a Sundial, aún con preguntas. Sundial las respondió tan bien como pudo, hasta que llegaron a sus cosas. Los tres amigos empacaron tan rápido como pudieron las pocas cosas que tenían. Al final, cuando salieron otra vez al llano, vieron a todos sus colegas allí reunidos con sus hatillos de cosas. Todos parecían querer alguna explicación. Sundial se fijó que Rose también se veía desconcertada y, además, algo nerviosa.
Finalmente Justice hizo acto de presencia. Todos quedaron callados y mirándolo. Justice habló:

-Hace poco que nuestro compañero Camouflage (el unicornio) volvió ayudado de Sundial. Me informó de que habían descubierto nuestro escondite y nuestras horas de “trabajo”. Por seguridad de todos, debemos irnos. ¡Y estén alertas! En estos momentos deben de estar acechándonos.

Todos asintieron y se levantaron. Con Justice a la cabeza, se dirigieron a las afueras del bosque. Cuando ya estaban en los límites del bosque, Justice se detuvo y explicó:

-Si nos exponemos es muy probable que nos detecten. Quédense al acecho, no salgan de los límites del bosque hasta que todos estemos lo bastante lejos de aquí. ¿Entendido?

Un murmullo de aceptación recorrió todo el grupo, por lo que siguieron al jefe. Sin embargo, Sundial seguía preocupado por algo ¿Cómo habían logrado los del pueblo darse cuenta de sus posición? La idea le carcomía los pensamientos y andaba bastante distraído.
Finalmente Justice pensó que ya estaban lo bastante alejaos del pueblo, así que dijo que buscaran un lugar donde dormir, ya que estaba oscureciendo.
Todos suspiraron aliviados. Sundial también se sintió libre de peligro y olvidó sus inquietudes. Entonces decidió acercarse a Rose y hablar con ella.
La unicornio estaba quitándose el hatillo. Sundialo se le acercó y la ayudó:

-Gracias-dijo Rose.
-No es nada.

Sundial empezaba a sentirse bastante nervioso, pero finalmente logró decir:

-Hemmm...quisiera saber…si…tú…bueno…¿Quisieras pasear alguna noche?

Rose vio fijamente a Sundial. El pegaso empezaba a sentirse un poco incómodo. Finalmente Rose sonrió:

-Claro. Solo dame tiempo para saber cuándo estaré libre.

Sundial sintió que su corazón empezaba a acelerarse:

-H-Ho…b-bien…

Sundial se alejó. Una pequeña sonrisa se reflejaba en su rostro.
Después de un tiempo se encaramó a un árbol para dormir entra las hojas (se sentía seguro entre ellas, como si lo protegieran de toda visión), y cerró los ojos.
No tardó en caer dormido.

[Santiago Brony MLP]

Sundial despertó al día siguiente con una sonrisa adornando su rostro. Se notaba que estaba bastante animado. Sundial se levantó y bajó del árbol de donde estaba durmiendo. Tuvo que tener cuidado ya que no estaba acostumbrado a bajar de esos colosos de los bosques y solo la noche anterior se había subido allí, pues aún ese lugar no era su territorio y, por lo tanto, no les estaba permitido acomodarse allí.
Tras bajar de su “cama”, Sundial vio que ya había amanecido (se había perdido la salida del sol) y que no era el primero en levantarse, pues otros ya estaban bastante despiertos y Thief parecía intentar despertar a Savage.
Sundial sonrió y decidió ignorar por el momento a sus dos amigos y buscar a Justice para preguntarle en cuanto tiempo iban a volver a marchar a buscar una zona de asalto.
Sundial detectó fácilmente a Savage, pues su impotente figura no era muy difícil de encontrar, y se dirigió a él:

-Jefe. Tengo una pre…

Justice lo interrumpió antes de que pudiera decir algo más:

-Nos quedaremos aquí hasta el mediodía. No podemos estar mucho tiempo en un solo lugar.
-Bien, jefe. Gracias por informarme.

Justice le toma del hombro y sonríe:

-Es mi deber como líder informar a quienes me lo piden, siempre y cuando se pueda dar esa información, claro.

Sundial se inclina en señal de respeto y se aleja:

-Tal vez ayude a Thief, o puedo vigilar los alrededores.

Hasta el mediodía no pasó nada raro, por lo que a Sundial le pareció que ese día había sido ciertamente aburrido. Finalmente, tal como Justice había señalado, al mediodía todos se prepararon para marchar. Sundial preparó sus cosas y se juntó con los demás. Justice tomó la palabra:

-Vamos a dividirnos en tres grupos. Uno irá viajará por el sendero y los otros dos se ocultarán entre los árboles que están a ambos lados del camino. Al rebajar nuestro número no levantaremos muchas sospechas, sobre todo si vamos por el sendero, y estaremos protegiéndonos.

Los grupos se dividieron de la siguiente forma.
El grupo que iría por el sendero sería conformado por:

Pure Justice.
Savage Saber.
Loosens Tongues (pegaso capaz de hacerle hablar a cualquiera)
Sundial Blue.
Rose Dangerous.
Thief Silence.
Long Arm (antiguo soldado, lleva una lanza y nunca se separa de ella).
Intensive Care (encargado de atender a los heridos)

El grupo que iría por el lado derecho se conformaría por:

Night.
Metal Claw (un grifo).
Fierce Onslaught (un búfalo).
Fire Wings (su más ágil colega, pero tuerta por una herida en batalla).
Unerring Aim (aquero veterano, goza de muy mala fama en muchos pueblos).
Bestial Force (búfalo con la cabeza fría y fuerza de un huracán).
Camouflaged Spy (el poni fugitivo)

En el grupo del lado izquierdo irían:

Quicksand (unicornio especializado en mover y controlar la tierra y barro, siempre anda sucio).
Born Fighter (experto en técnicas de judo, lucha libre y box callejero, suele hablar solo).
Penetrating Vision (poni murciélago, buen vigilante por su aguda vista).
Los hermanos Earthquake y Blast (uno de ellos es un buen luchador, el otro un mensajero).
Tricky Ambush (ladrón a salto de mata buscado por casi la mitad de Equestria).
Force Blacksmith.

Otros miembros que no estaban hechos para luchar tuvieron que contentarse con solo esconderse entre los árboles y no interferir a menos que las cosas se pusieran feas.
De ese modo fue que los bandidos se pusieron en marcha. Sundial esperaba que no se encontraran con ningún problema. Sus esperanzas parecían no querer cumplirse, pues no faltó mucho para que unos soldados (aproximadamente once o doce) les dieran alcance:

-¡He! ¡Ustedes, alto!

El grupo del sendero se detuvo. Justice se dirigió a los guardias:

-¿Qué pasa? ¿Es que unos ponis con ansias de viaje ahora no pueden ni caminar sin que quieran detenerlos?

Los soldados los rodearon y uno de ellos dijo:

-Estamos buscando a un fugitivo. Escapó de la cárcel ayer y hay pruebas de que haya recibido ayuda de afuera de la cárcel. ¿No saben nada? Tenga en cuenta que tendremos que revisarlos y registrarlos.
-Disculpe. Para empezar; no sabemos de qué pueblo son; luego está el hecho de que eso de un fugitivo suelto es una historia muy vieja; y por, por último, no tenemos intención de que nos registren. No tienen derecho, sobre todo si ustedes están actuando FUERA de su pueblo.

Los soldados hicieron oídos sordos a esa explicación, así que empuñaron las lanzas y se acercaron más, reduciendo de tamaño el cerco alrededor del grupo.
Sundial, viendo que los soldados no daban su casco a torcer, palpó su cuchillo entre la tela de su sudadera (la había encontrado tirada en un pueblo y había decidido lavarla y quedársela) y se preparó para atacar.
Justice también parecía ver que los soldados no querían irse, pero no quería darles razones para que los detengan si, por azar del destino, volvían por allí, así que solo invocó un campo de fuerza alrededor de su grupo, cuando un guardia unicornio la rompió con una demoledora carga de magia:

-Eso no te servirá. Ahora, entreguen sus cosas.

Justice suspiró al ver la negligencia de los soldados. Rápidamente dio un potente silbido.
De ambos lados del camino se abalanzaron los grupos a encararse a los soldados mientras que los del sendero sacaban sus armas.
Los soldados fueron sorprendidos ante dicho ataque y cayeron casi sin oponer resistencia, pues fueron golpeados por el exterior e interior del cerco que ellos mismos habían hecho. Justice habló imperativamente:

-Apresurémonos. Posiblemente éste no sea el único escuadrón de vigilancia. ¡Debemos abandonar este lugar cuanto antes!

Todos asintieron y se apresuraron a tomar sus posiciones y a alejarse del lugar. Sundial miró para atrás. No sabía si alguna vez volvería allí. Sundial pronto se reunió con sus colegas.

[Santiago Brony MLP]

Atardecía. A las afueras del conocido como Pueblo Cozy, aún a unas cuantas de illas de distancia, una rara caravana se acercaba. Obviamente era una de esas caravanas que uno no puede ver sin sorprenderse.
El grupo era curioso. Todos llevaban capuchones y, además, gran parte (aproximadamente la mitad) de sus miembros no eran ponis. Se podían distinguir grifos, ponis murciélagos, búfalos, incluso algún que otro ser que, por lo que se podía distinguir a través de lo poco no tapado por sus capuchones, eran (o al menos parecían) dragones.
La extraña caravana se detuvo cuando el que estaba al frente pudo ver el pueblo. Entonces e dio la vuelta:

-¡Sundial! ¡Sundial, ven aquí!

Al oír el llamado de su jefe, el pegaso azul se adelantó hasta quedar frente a él:

-Ordene, señor Justice.
-La vez pasada lograste obtener con éxito la información suficiente para sacar de prisión a uno de tus compañeros. No despertaste sospechas. Entenderás entonces el porqué, de ahora en adelante, cada vez que nos instalemos cerca de un pueblo, te envíe para que lo estudies a él y sus habitantes y nos informes de todo lo que descubras. ¿Entendido?
-Entiendo, jefe. Supongo que querrá que vaya en este momento.
-Después de lo pasado con el pueblo anterior, no quiero arriesgarme mandando de nuevo a Camouflage, pues es posible que su descripción y la noticia de que es un fugitivo haya llegado hasta el pueblo que vemos delante.
-Entendido.

Tras encontrar un lugar acogedor en un bosque cercano, Sundial se preparó para partir. El pegaso se despidió de sus dos amigos y de la unicornio Rose. Luego se dirigió al pueblo.
En el camino guardó su capucha en la carreta poco cargada que llevaba y ya estaba a solo unos metros del pueblo cuando escuchó una voz femenina:

-¡Sundial! ¡Espera!

El pegaso volteó para ver como Rose intentaba alcanzarlo a la carrera. Sundial se detuvo hasta que la unicornio se detuvo en frente suyo:

-Pufff…lástima que no…sea buena en la teletransportación…pufff
-¿Qué pasa, Rose? No quiero retrasarme.

Rose lo vio a los ojos, haciendo que el pegaso se sonrojara un poco y se sintiera incómodo. Entonces la unicornio pidió:

-Por favor. Quiero que descubras si en este pueblo vive un tal Dirty Work, compañero y colega de un poni llamado Drink. Si ves que no vive allí, prométeme que buscarás en el resto de pueblos que tengas que ir. Prométemelo.
-V-Vale…lo prometo. Lo prometo.
-Gracias.
La unicornio abrazó a Sundial y le dio un pequeño beso en la mejilla. Luego se alejó galopando. Sundial tuvo que esperar a dejar de estar rojo para poder entrar al pueblo. Sabía lo que tenía que hacer, pero era preferible que llegara la noche. Después de todo, en las horas de oscuridad era cuando más ponis habían en los bares.
***
-Nó…No conozco ni a ese Duty Jork, y en lo que a ese Drink se refiere, solo lo conojco en un sentido. ¡Más sidra, por favor!

Sundial sonrió ante el juego de palabras de segunda mano del borracho. Después de todo, Drink era beber o borracho en inglés.
Sundial, tras estar seguro de que lo pedido por Rose no se encontraba en ese pueblo, decidió pedir información de las costumbres, actitud y festejos de los habitantes:

-Ho, zí. Definitivamente aqué…aquí uno puede pasarla muy bien. El máximo delito je se a hecho es el rrro…rrovfo…y los ack…acusados casi siempre se ven ovlijg…obligados a arrepentirzsc…arrepentirse.
¿Costumbres?...No muchas…pero, si me paga una ronda…así sí nos entendemos.

Tras pagar esa y otra ronda, Sundial supo lo suficiente como para saber que ese era un pueblo pacífico y que los delitos no tenían castigos muy graves.
Sundial pagó otra ronda para el borracho y pidió un poco de limonada para él. Tras pagar su cuenta se marchó.
***
-Interesante. En pocas palabras, ese es un pueblo que no ha de saber de grandes delitos, ¿Verdad?
-Verdad, señor Justice. El peor delito que se ha hecho, según logré descubrir, es el robo, y nunca se ha castigado de gravedad.
-En tal caso, me sería bastante difícil saber cómo reaccionarían si nosotros ponemos su pueblo como blanco para nuestras fechorías.
-¿Qué quiere decir, jefe?
-Quiero decir que no me atrevo a realizar un golpe a su ciudad. Si reaccionan mal ¿Qué medidas tomarán? ¿Decidirán expulsarnos, o no tendrán piedad y nos buscarán hasta el fin de Equestria por interrumpir su larga era de tranquilidad? He visto ponis así, Sundial, pero nunca un pueblo entero. Temo que esta vez vamos a tener que buscar otro blanco.
-¿Otro lugar?
-Sí. Es molesto, pero no quiero arriesgarme. Avisa a los demás que nos iremos.
-¿Qué les digo si me preguntan las razones de la partida?
-Inventa.

Sundial hizo una pequeña reverencia y avisó a sus camaradas que debían marcharse. Ante la pregunta de por qué el pueblo no podía ser un blanco, Sundial solo respondió lo siguiente:

-Las leyes son demasiado estrictas. Tuve suerte si pude colarme al pueblo sin despertar sospechas.

Mientras listaba sus cosas, sintió un casco suave en su hombro y oyó la voz de Rose.

-¿Hiciste lo que te pedí?
-Sí, Rose. Lamentablemente nadie sabe de algún poni llamado Dirty Work o Drink.
-Igual gracias.

Sundial esbozó una pequeña sonrisa.

[ToomayBH]

Está muy bien, pero eso de repetir el nombre del prota todo el día hace que sea un tanto pesado de leer.

[Santiago Brony MLP]

Tras empacar todas sus cosas, el grupo de bandidos se encamina a un nuevo pueblo. El líder iba al frente para guiar a grupo. Parecía conocer todos los caminos y las imperfecciones del terreno. El grupo estaba algo nervioso, pues el líder les había dado una noticia un tanto inquietante.

-Conozco un pueblo que sería un blanco perfecto. Podremos quedarnos allí bastante tiempo. Además, si nos pillan, nos sería fácil escapar y lo olvidarían al cabo de apenas unos dos meses. Pero para eso debemos pasar por el pueblo que conocemos como Losthief.

Casi todo el grupo se había estremecido al oír ese nombre. Solo Sundial había tenido que pedir explicaciones, y pronto supo, a boca del mismo Justice, la razón del terror de sus compañeros.
Losthief, pueblo cuya traducción al español era casi como decir “Ladrón Perdido”, era un lugar donde la más mínima sospecha de que un habitante planeaba algo ilegal o era un posible sospechoso de un delito ya cometido, se le era investigado en el acto y, si las sospechas no eran infundadas, era mandado a una prisión considerada una de las más estrictas de toda Equestria. No era de extrañar que el grupo se haya estremecido al oír que se había que pasar por ese lugar para llegar al siguiente destino.
Justice no quería mandar a Sundial en misión de reconocimiento, pero el pegaso azul había insistido en que era su deber, además de que era bueno consiguiendo información en cosas que no era interrogatorios. Tras tanto insistir, el jefe había cedido, no sin antes advertirle de todos los peligros a los que se exponía.
Tras prepararse, se había despedido de sus dos amigos, quienes también intentaron sin éxito persuadirlo de la idea de ir al pueblo, y se despidió aparte de Rose, quien volvió a pedirle el mismo favor que la vez pasada y había vuelto a darle un pequeño beso en la mejilla al pegaso.
Tras haberse librado del sonrojo que adornaba sus mejillas, había marchado al pueblo. En el camino había visto unas rosas blancas que se había propuesto a recoger algunas para la unicornio de sus sueños.
Al llegar al pueblo Sundial fue sorprendido por cuatro guardias, que lo rodearon y le interrogaron:

-¿Qué hace aquí?
-Y-Yo…tengo un pariente aquí.
-¿Puede demostrarlo?
-S-Supongo.
-¿De dónde viene usted?
-…¿Pueblo Cozy?
-Noto inseguridad. ¿Está seguro?
-Seguro.

Los guardias no encontraron muy satisfactorias sus respuestas, de modo que, antes de marcharse, le dijeron que tendrían un ojo puesto en él. Luego del susto inicial, Sundial había logrado respirar profundamente y se había adentrado en el pueblo. Había visto que todas las tiendas estaban resguardadas por dos guardias y que estos últimos vigilaban con ojo atento a todos los compradores.
Sundial visitó el centro del pueblo, en la cual se erguía una estatua de la gobernante Celestia. Sundial había notado también que justo al lado de la estatua se encontraba la prisión. Sundial vio que la prisión no se veía de lo más grande, pero sí que se veía vigilada.
Entonces Sundial decidió hacer lo mismo que la vez pasada. Pasó el resto del día visitando los lugares más llamativos del pueblo, y, cuando ya se acercaba la noche, se dirigió al bar que veía más concurrido.
Al acto detectó al que se veía con más copas en el cuerpo y, tras ofrecerle pagar las rondas siguientes (oferta que el borracho no rechazó) Sundial estaba ya, poco después, escuchando casi toda la historia del pueblo desde su fundados, pasando por el más mínimo conflicto de parejas, etc. Sundial estaba ya a punto de dormirse cuando escuchó algo que le llamó la atención.

-Ho. Y Drink Fat. El viejo Drink Fat. Hubiera sido el mex..or…el mejor sheriff si no hubiera sido el más borracho también. Ah y…
-¿Drink? ¿Drink Fat? ¿Puede contarme más de él?
-Claro. Dink Fat. Ya te dijje…si no hubiera sido por su afición al alcohol, hubiera sido nuestro mejor sheriff.
-¿Sh-Sheriff?
-¡PORRR ZUPUEZTO! Era duro contra el crimen. Ningún ladrón salía ileso una vez se topaba con él. Recuerdo que un día él…

Sundial ya no escuchaba las palabras del viejo borracho. Solo pensaba en Drink.
¿Sheriff? ¿Había sido un sheriff? ¿Qué relación podía tener Rose que, según le había contado, desde pequeña había sido una ladrona, con ese representante de la ley?

-¿Dónde se encuentra ese tal Drink?
-Ay. Se fue demasiado pronto. Simplemente un día dijo haber recibido un encargo familiar importante en otro pueblo. Se marchó y, hasta ahora, no ha vuelto.

El pegaso pagó la ronda y escuchó al viejo poni hasta que cayó dormido. Pidió un pedido para él y ya se estaba marchando cuando, al abrir la puerta, se encontró con que los cuatro guardias que lo habían interrogado al entrar al pueblo lo estaban apuntando con sus lanzas. Uno de ellos habló con voz imperativa.

-Queda bajo custodia. Vá a tener que ser sometido a un breve interrogatorio.
-¡¿Q-Qué rayos?!

[Santiago Brony MLP]

-¡¿Q-Qué rayos?!

Sundial quedó paralizado al ver que uno de los guardias se le acercaba con intención de retenerlo:

-¡Epa! ¡No he hecho nada ilegal! ¡Deténgase!
-¡No mienta! Perfectamente hemos visto que aquí no tiene ningún familiar!
-¡Y-Yo…! ¡No lo encontré! ¡Por eso vine a este bar, para enterarme de noticias y ver si así descubría donde estaba!
-¡Falso! ¡Recibimos el soplo que no hacía otra cosa que ir de un lado a otro como reconocimiento del lugar.
-¡¿Q-Qué?!
-¡Venga con nosotros!

El repentino peligro y la sensación de estar atrapado hicieron que Sundial perdiera el control. De un golpe de su casco izquierdo dejó semi-aturdido al guardia que se le había acercado para arrestarlo. El pegaso nunca había creído tener tanta fuerza, pero no estaba para sorprenderse. Debía huir. Les había dado una razón sumamente válida para detenerlo y apresarlo. Rápidamente alzó el vuelo y se perdió entre las nubes y la oscuridad nocturna.
A pesar de que le entorpecía un poco las alas, el fugitivo decidió ponerse la capucha. El oscuro color de esa prenda lo ayudaría a ocultarse en la oscura noche.
El pegaso ya había salido del pueblo, estaba camino l bosque cuando escuchó unas rudas voces tras de él:

-¡Allí está! ¡Que no escape!

El pegaso no pudo evitar voltear. Una enorme muchedumbre se encargaba de su persecución. Todos llevaban temibles armas. Antorchas, tridentes, hoces, etc. Sundial no quería ni pensar en cómo quedaría si caía en sus cascos, de modo que aceleró el paso. Pero ni eso lo ayudó. El pegaso no había tenido forma de saber que casi todas las casas cuyas ventanas daban a las afueras del pueblo estaban habitadas por dos o más arqueros cada una, cuya misión era dejar muerto a cualquiera que saliera huyendo del pueblo o a cualquiera que viniera a él con razones hostiles.
Solo bastaba una flecha para dejarlo fuera de combate, y fueron cuatro las que lo impactaron.
Sundial sintió el primer flechazo como un agudo e insoportable dolor en su ala derecha, después el segundo flechazo le dio en la espalda, derrumbándolo. El tercero le asesó en su pata trasera derecha y la última flecha casi clavó su ala, hasta ese momento sana, en la tierra. Después, la pérdida de sangre desmayó al destrozado pegaso.
***
Cuando despertó vio que se encontraba tras las rejas de una celda. Intentó levantarse dolorido, pero una voz serena le habló:

-Yo no haría eso. Recuéstate o se te abrirán de nuevo las heridas.

Sundial miró fuera de los barrotes y vio a uno de los guardias que habían querido capturarlo. Se le veía bastante decaído:

-Todos los que representamos la ley sentimos la gran injusticia que cometimos con usted.
-¿I-Injusticia?
-Sí. Quien nos informó del peligro de espionaje poco después avisó que usted no era a quien debíamos atrapar.
-¿D-De verdad?
-Sí.
-¿Por qué estoy en esta celda?
-Cuando recibimos la noticia de que usted era libre de toda culpa ya lo habíamos encerrado. Era peligroso volver a moverlo estando inconsciente, pues sus heridas eran graves. Vuelvo a pedirle disculpas.
-Descuide.

El pegaso estaba bastante confundido. Toda esa historia estaba dando demasiados giros como para parecer coherente. Sin embargo, puesto que el guardia parecía asimilarla bien, decidió seguirle la corriente. Dijo que no les tenía rencor a los guardias por lo ocurrido. Tres días estuvo en la cama, entre los cuales muchos de los pobladores fueron a verlo y a pedirle disculpas.
Sundial se sorprendió al ver lo mucho que a esos ponis les importaba la justicia. Lo bueno era que su misión estaba cumplida. Lo habían mandado con la misión de que viera cuando era un momento seguro para seguir el camino (debían pasar cerca del pueblo), y ahora sabía de que, después de lo seguido, a la paranoia justiciera del pueblo se le bajarían los humos por un buen tiempo.
Lo que al pegaso aún seguía intrigándole era el caso del curioso “informante”. Se veía muy poco verosímil esa historia. ¿Un poni que daba un soplo para luego decir que el resultado era equivocado? ¡Pfffff! Realmente era una historia muy poco creíble, pero todo el pueblo parecía aceptarla a la perfección.
Al cuarto día pudo levantarse. Varios pobladores se ofrecieron a acompañarlo hasta las afueras del pueblo, y Sundial aceptó con la condición de que luego lo dejaran irse por su cuenta. Ya fuera del pueblo, el pegaso se aseguró de que nadie lo seguí para luego internarse en el bosque.
¡Qué decir de la felicidad de sus compañeros al verlo herido, pero vivo! Savage a punto estuvo de empeorar sus heridas por el fuerte abrazo que le dio y Thief se veía bastante aliviado. Justice le dijo que a punto había estado de mandarlo a buscar y le preguntó qué era lo que había pasado.
Después de que Sundial le contara todo lo sucedido, Justice se veía bastante meditabundo:

-¿Un informante?
-Sí. Eso es lo que dijeron.
-No dista mucho de lo primero que nos dijo Camouflage. Un topo. Un informante. Hay un traidor entre los nuestros.
-Pero…eso significa…que todos estamos en peligro. Todos podemos ser traicionados al llegar a un pueblo.
-Sí. Pero por ahora solo podemos fingir no saber nada. Si avisamos a todos, el traidor se pondrá alerta y todo estará perdido.
-Pero…
-Ten paciencia. Todo se resolverá.

Sundial asintió y se retiró. Cuando sus amigos le preguntaron el motivo de su estado y de su tardanza él solo dijo haber cometido un pequeño error. Cuando se encontró con Rose ésta lo abrazó con cuidado para no lastimarlo mucho. El pegaso no pudo evitar sonrojarse ante el acercamiento y le dijo:

-D-Descubrí algo sobre Drink. Él…
-Solo dime. ¿Está en el pueblo?
-No, pero…
-Sé todo sobre él. Calma. Solo quería saber si estaba o no.

Sundial le habló a Rose sobre el informante que parecía haber en el grupo, a lo que Rose pareció asustarse bastante. Le dijo al pegaso que esperaba se recuperara pronto y se marchó.
Sundial se quedó meditando un momento antes de recostarse en su lecho.

-Mil rayos. Rose…si supieras cuanto te amo.

[Santiago Brony MLP]

Pueblo Calm Market. Así se llamaba el pueblo al que habían llegado. Según Just, la vez que pasó una temporada allí no solo no había visto ningún guardia ni ninguna cárcel, además era portadora de un gran mercado y muchos “peces gordos” de los pueblos vecinos viajaban hasta allí para saborear de sus espléndidos productos.

-Un pueblo perfecto para algún que otro atraco - terminó Just con su pequeña descripción del pueblo.

Todo el grupo había escuchado con muchas esperanzas la descripción tan prometedora de ese pueblo. Just había advertido, sin embargo, que hacía tiempo que no había vuelto a saber de ese pueblo y, por lo tanto, era posible de que no sea como antes:

-Nunca se sabe cuánto puede cambiar un lugar. De modo que Sundial irá a ver como es ahora. Pero no irá solo. Para evitar que pase como la vez pasada, Savage y Thief lo acompañarán.

Sundial lanzó a Savage y Thief, una mirada cómplice. Savage y el pegaso eran bastante cercanos y se conocían muy bien. El pegaso era bastante ágil y rápido, mientras que el poni de tierra era muy fuerte y capaz de tumbar a un toro con solo sus cascos, pero era algo lento y torpe. En equipo, eran casi imparables. A ese grupo se le sumaba Thief, con su vista de lince y cascos rápidos y sigilosos, ladrón experto.
Eran un grupo casi perfecto, y Just lo sabía. Seguramente por eso Just había decidido que fueran ellos quienes lo acompañen al pegaso. Sundial sonrió y siguió a sus dos amigos para empacar las cosas que deberían llevar, en donde Sundial les ayudó a escoger.

-No será necesario que lleven armas, excepto un puñal, si llevan algo demasiado grande llamarán la atención.
-Eso ya lo sé, Sundial – respondía el ladrón, para luego ser contestado por el pegaso
-No lo digo por ti. Savage, si quiere, va a una iglesia con un hacha en los cascos.

Una vez ya escogidas las cosas, el grupo se despidió de sus colegas, y Rose volvió a recordarle a Sundial su pedido, no sin antes un favor extra:

-No les digas nada a Savage ni a Thief. Ellos ya antes me han dicho que es mejor no hacerlo, que no son ponis de fiar, pero ellos no los conocen, y además necesito encontrarlos. Por favor.
-Calma, no les diré nada.
-Gracias.

El pegaso se despidió de la unicornio (sin atreverse siquiera a besarle la mejilla) y se apresuró a reunirse con sus compañeros.
No faltó mucho para que tuvieran de vista al pueblo. Ni bien entraron tuvieron la sorpresa de que muchos de los ponis que allí habitaban estaban en algún puesto de venta, algunos tenían incluso pequeñas tiendas puestas en una ventanilla de sus casas.
Sundial se dio la vuelta y le dijo a sus compañeros:

-Vamos a ir cada uno por un lado. Exploren todo y descubran lo que puedan. A las primeras horas de la noche nos reunimos aquí.

Los dos ponis de tierra asintieron y, tras dar un rápido vistazo a su alrededor, Thief fue por un callejón donde se podían ver varios puestos y Savage fue directo al centro del pueblo. Sundial Se dirigió a donde se podía ver un enorme mercado.
Sundial se pasó casi gran parte del día viendo admirado la gran cantidad de productos alimenticios y decorativos del lugar. Sundial hurtó furtivamente unas frutas y, para su sorpresa, nadie pareció darse cuenta. Todos solo parecían tener ojos solo para sus productos y para los clientes y vendedores.
Una tienda llamó la atención de Sundial. No vendía adornos ni productos comestibles. Vendía baratijas muy bien elaboradas. Una de ellas fue la razón más fuerte por que Sundial se había acercado.
Era un collar hecho de oro y con algo que parecía un rubí en forma de corazón en un molde, también hecho de oro. Sundial tomó el collar y lo inspeccionó. La tendera era un unicornio anciana de pelaje rosa pálido y melena amarillo casi banco que le habló con una voz algo ronca:

-¿Te gusta, hijo?
-¿El rubí…es de verdad?
-¡Claro! Aquí todos nuestros productos son de calidad.
-¿C-Como pudo darle esa forma?
-Eso es secreto profesional.

Sundial observó el collar. Se veía muy bien hecho:

-¿Cuánto cuesta?

Ni siquiera se le pasó por la cabeza alguna treta o robar esa obra de arte. Algo le decía que pagara honestamente el precio por tener ese collarín. La anciana sonrió y dijo:

-Bueno. Esa pieza me costó un poco más de lo normal en fabricarla.Creo que unos 100 bits sería un precio justo.

Sundial llevaba bastante dinero con él. Pagó el precio (algo elevado para su gusto) y guardo el collarín en su pecho (entre su polera y su sudadera) y se despidió de la vendedora.
El resto del tiempo hasta la hora de encuentro con sus amigos se lo dedicó a hacer un reconocimiento minucioso de los lugares y tiendas del pueblo.
Al llegar la hora de encuentro, Sundial se reunió con sus amigos en el lugar. Thief y Savage habían, sobre todo, averiguado sus costumbres y reconocido lugares. Sundial les felicitó y, a continuación, les dijo:

-Falta un último paso, pero eso debo hacerlo yo solo.

Sus dos amigos, por un momento, se negaron.
-Ya te pasó algo malo antes. Sabes que hay un topo entre los nuestro – exclamó el ladrón.
-¡Sí! Un soplón. Te meterás en problemas – añadió Savage.

Sundial les contestó:

-El soplón les dirá que hay tres individuos que van juntos a los que deben coger. Si voy solo, sospecharán menos. Además, yo ya tengo experiencia en esto.

Sus dos amigos tuvieron que aceptar que no estaba del todo equivocado y se fueron a regañadientes, haciendo caso a Sundial y solo poniéndose a las afueras del pueblo, fuera de la vista de los demás, pues si volvían al claro el soplón avisaría que ahora el sospechoso solo era uno.
Sundial se dirigió al bar que había visto en sus recorridos y volvió a hacer lo de siempre. Tras identificar al más hablador, lo emborrachó hasta que solo era necesario un pequeño impulso para que contara media historia de Equestria:

-S…Sí. Un muj…muy vuen puevlito eshte. No enkontrarás…(hic)uno mejor en comercio en ¡¡¡TODA!!! Ecustrie…ecuestria…y tras la yegada de ese dúo…Drink y Dirty,…todo jué…mefor…

Sundial estiró las orejas al oír esto:

-¿Drink Fat y Dirty Work?
-Zzzí-dijo el charlatán, demasiado borracho como para preguntarse como el pegaso sabía los nombres.
-Supongo que vinieron y luego fueron a otro pueblo ¿No?
-¡¡¡PARA NATA!!! ¡Ellos están aquí…en Calm…