La maldición del Batpony [Horror][acción][SoL] Cap. 4

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La maldición del Batpony [Horror][acción][SoL] Cap. 4

Notapor Volgrand » 15 Jul 2016, 19:59

Llevaba mucho tiempo con este proyecto almacenado en mi disco duro. Se ambienta en el mismo universo que Aitana Pones, pero no es necesario leer esta para seguir esta historia. Espero que la disfrutéis ;)

Capítulo 1: "Reclutas"
Sinopsis: Un grupo de batponies se unen a la guardia nocturna, siendo los primeros reclutas entrenados con las otras razas batpony.

Spoiler:
La mañana esplendorosa no se dejaba ver en Night Town, ya que el denso follaje de la extraña vegetación que rodeaba al asentamiento no permitía el paso del sol. Esto hacía que los batponis, seres nocturnos por naturaleza, pudieran salir con normalidad y sin ser cegados por la deslumbrante luz del astro rey.

Era por ello por lo que Rise Love se sentía tan ciega y vulnerable a plena luz del sol, en el exterior del bosque Hollow Shades. Junto a ella, otros tres batponis aguardaban. Todos se mostraban tan incómodos como la misma Rise, a excepción de un semental que miraba al camino con resolución y sacando pecho. Era un batponi de pelaje negro azabache y crines que degradaban ese mismo color hasta el gris. Las llevaba cortas, creando una cresta a lo largo de su cuello que culminaba en una cabellera lisa que le rodeaba el rostro. Su cutie Mark eran una espada y un corazón.

—La guardia Lunar quiere que nos movamos por todo, por eso nuestra primera prueba es esperar el carruaje de los reclutas aquí al amanecer —informó el semental—. Pero no os preocupéis, nenas, que Black Wind estará aquí para protegeros.
—Menudo imbécil... —murmuró una de las yeguas.
—¿Perdona?
—Oh, vaya, ¿lo he dicho en voz alta? —preguntó con un falsísimo tono de sorpresa—. Entiende que no me disculpe, pero bastante tengo con evitar que se me quemen las córneas como para tratar con niñatos hiperhormonados.

La responsable de semejante corte era una joven batponi de pelaje rojo oscuro y crines azul marino, cuya Cutie Mark eran dos lineas paralelas atravesando un grupo de nubes. Rise la conocía, ya que fueron a la misma clase hacía algunos años: Midnight Slash, recordaba que había sido una pequeña celebridad en el instituto. Al principio se había metido en el equipo de animadoras, pero cuando un semental deportista le dijo una palabra malsonante, Midnight le retó a una carrera y, literalmente, lo apalizó.
Esto no es una forma de hablar: primero le ganó con una ventaja bestial y, una vez en tierra, se lanzó sobre el que se había atrevido a insultarla y lo dejó fuera de competición durante casi un mes. Eso le valió ser expulsada y, al mismo tiempo, admitida en el equipo de aerofútbol del instituto.

Rise, incapaz de abrir los ojos los suficiente como para ver a distancia, emitió una serie de imperceptibles sonidos al tiempo que movía las orejas en todas direcciones. Los ultrasonidos hicieron eco en otros ponis, algún árbol y rocas del suelo... pero por lo demás no pudo detectar casi nada a su alrededor. Se sentía en medio de la nada, no estaba acostumbrada a las explanadas. En el bosque Hollow Shades podría orientarse con los ojos cerrados, guiándose con el sonido rebotado en árboles, rocas y arbustos, pero no en una explanada. Quizá su nerviosismo era evidente, o los ultrasonidos que había usado para intentar orientarse delataron su intranquilidad, ya que Midnight Slash se giró hacia ella con media sonrisa.

—Eh, tranquila, recuerda que aquí el Gran Black Wind nos protegerá —dijo con sorna.
—Muy graciosa —respondió el aludido—. Ya vendrás a pedirme ayuda alguna vez.
—No caerá esa breva.
—Eh... ¿Midnight?

Todos los presentes miraron a Rise Love. Lo cierto es que era la primera vez en toda la mañana que la batpony de pelaje azúl grisáceo hablaba. Su tono de voz, cálido y suave, contrastó con la agresividad de Midnight Slash y la fanfarronería de Black Wind.

—¿Por qué te has unido a la guardia? Siempre fuiste espectacular jugando al aerofútbol.
—Rise, nos conocemos desde potras —respondió la aludida con media sonrisa—. Que sí, que en el instituto fui una buena deportista, pero porque ahí funciona el sistema de ser más burra que nadie.
—Y más borde —añadió el ofendido semental negro.
—Tú a callar. Pues eso, que ni soy ni pretendo ser una deportista de élite. ¿Qué esperas que haga una batpony como yo cuyo gran talento consiste en pelearme a pezuña plana? O me hago guardia o me meto en la lucha libre.

La voz de otro semental les llamó la atención.

—¿Y qué hay de ti, Rise Love? ¿Qué te ha llevado a meterte en la guardia? Recuerdo haberte visto ayudando en la guardería con los potrillos, el servicio militar no parece lo tuyo.

Rise se esforzó por ver por encima del resplandor del sol. El batpony que le había preguntado era un joven de color gris oscuro, con una melena azul eléctrico que caía despeinada alrededor de la cabeza, y por Cutie Mark tenía una luna mengante junto a una gota de agua. Era uno de los pocos que conseguía mantener los ojos abiertos a plena luz del día y, aunque jamás había hablado con él antes, Rise conocía su nombre. No había casi ningún batponi en Hollow Shades que no lo hiciera.

—Os sonará estúpido pero... quiero ver mundo, y quiero ayudar. No sé si ser guardia será de mi agrado, pero si no lo intento me arrepentiré, ¿me explico? —Rise hizo una pausa durante un segundo, buscando cómo plantear lo que quería decir—. Tú eres Moonlight Sonata, ¿verdad?

El semental asintió en silencio.

—Escuché lo que le pasó a tu hermano. Lo siento mucho, si necesitas algo...
—No hay nada que sentir. Yo no tengo ningún hermano.

Se hizo un silencio completo en el grupo, sabiendo que lo que habían escuchado era mentira, pero sin atreverse a juzgar al semental. Ningún batponi podía imaginar realmente lo que harían de haber pasado por lo mismo que Moonlight.

Los agudos oídos de los batponis les indicaron la llegada de los guardias reales antes de que llegaran a verlos. Tres pegasos sobrevolaron la zona antes de posarse en perfecta formación en el terreno. Sus doradas armaduras reflejaron la luz del sol, forzando a algunos ponis de la noche a cubrirse los ojos. Blackwind, tratando de no perder el porte, fue el primero en hablar.

—¿Guardias solares? Esperábamos a la guardia nocturna.
—Recluta, nadie te ha dado permiso para hablar. Soy el sargento Cloud Faster, y si esperas entrar en la guardia Lunar tendrás que demostrar primero que eres capaz de hacer algo más útil que dirigir el tráfico de carretas en Canterlot. La princesa Luna solo quiere a los mejores sirviendo en sus filas. ¿Sois todos los nuevos reclutas? ¿Falta alguien?

Hubo algunos murmuros que culminaron afirmando que no faltaba nadie.

—Reclutas, en formación, ¡firmes!

Los semicegados batponis obedecieron la órden tan bien como pudieron. La línea distaba mucho de ser recta, y la pose de la mayoría se alejaba todavía más del concepto "porte militar". El sargento ordenó a los dos pegasos que le acompañaban que se quedaran en posición de firmes mientras él paseaba frente a los nuevos reclutas con ojo crítico.

—Menuda panda de potros que me han mandado. ¿Qué opina, cabo?
—Señor, un poco de casco duro y pronto podrán partir nueces con los flancos.
—Veremos si es cierto. Reclutas, algunos de vosotros todavía andáis cegados por el sol; os vamos a dar una cuerda que morderéis para que os guiemos hasta la base. No os soltaréis en ningún momento, ¿queda claro? Hoy mismo empezará vuestro entrenamiento, y veremos si tenéis madera para ser miembros de la guardia. ¿Entendido?

Los aludidos murmuraron “sí, señor” sin demasiada convicción. Solo Black Wind respondió con todo claro y alto.

—¡¿HA QUEDADO CLARO, RECLUTAS?!
—¡Señor, sí, señor!

Tal como ordenó el sargento, mordieron una cuerda que portaba uno de los guardias solares y, a una orden, todos emprendieron el vuelo al mismo tiempo. Rise Love volaba con los ojos casi completamente cerrados, la claridad era demasiado intensa para ella; pero además ese vuelo estaba despertando nuevas sensaciones en ella. Las corrientes de aire caliente que ascendían desde tierra la permitían mantener la altura sin casi aletear, y podía escuchar el canto de los pájaros por debajo del grupo.

Tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para atreverse a entreabrir los ojos, incluso aunque el sol hubiera quedado a su espalda. Al principio solo pudo diferenciar un borrón de tonos verdes y azules que, poco a poco, empezó a definirse ante ella... y a punto estuvo de soltar la cuerda por la impresión.

Equestria, en la noche, era un lugar pacífico y acogedor. Pero durante el día, como acababa de descubrir, se convertía en un increíble espectáculo visual: Los campos verdes se extendían hasta donde alcanzaba la vista, intercalados por ríos y colinas. A lo lejos pudo ver las montañas de Canterlot y, hacia el sur, podía apreciar el profundo color azul del mar, junto a varias grandes ciudades que no supo identificar.

Y, por los sonidos de algunos de sus compañeros, Rise supo que no era la única que acababa de descubrir la belleza del mundo diurno. Abrir los ojos a plena luz del día había sido un suplicio pero había valido la pena.

—Bueno, reclutas, si ya habéis terminado de otear el paisaje supongo que ya no necesitáis guía. ¡Formad a ambos lados de mis chicos y apresuraos, no tenemos todo el día!
—¡Señor, sí señor!



Dos días después, el entrenamiento de los reclutas estaba en pleno apogeo: Una hora de vuelo continuado por la mañana, desayuno, práctica de combate, combate cuerpo a cuerpo, comida, legislación y criminología teóricas, práctica de combate en unidades, lanzamiento y disparo, rastreo, cena y, finalmente, de vuelta a los barracones. Cerca de veinte batponis formaban aquella promoción, pero los provenientes de Hollow Shades habían escogido literas vecinas.

—¡Estoy muerto! —gritó Black Wind tirándose sobre su litera—. ¡Me duele todo!
—¡Vaya por dios, chicas! ¿Qué vamos a hacer ahora sin el GRAN Black Wind?
—Vete al guano, Midnight.

Rise Love gimió levemente al desatar los seguros de su armadura de entrenamiento. Al liberar la presión sobre el hombro izquierdo, donde había recibido un buen golpe, volvió a sentir el dolor del mismo con toda su intensidad.

—Callaos los dos, por favor. Me duele todo.
—Desde luego, el entrenamiento está siendo duro —expuso Moonlight, quitándose su propia armadura también—. Pero tampoco esperábamos nada más suave, ¿verdad?
—Supongo que no...

El resto de la tarde pasó sin mayor contratiempo: ducha, cena y un rato libre hasta la señal para regresar todos a sus barracones. Al ser ese cuartel dedicado casi exclusivamente al entrenamiento de los nuevos reclutas, contaba con algunas instalaciones extra en comparación con los cuarteles de la guardia. A destacar estaba la biblioteca, dedicada a aportar material para los estudios en materia legal y de criminología, así como un campo de aerofútbol y una sala de ocio. La promoción actual estaba todavía en las primeras fases del entrenamiento, donde testearían su resistencia hasta el límite, motivo por el que nadie estaba en la labor de practicar deporte al finalizar el día.

Rise Love optó por ir a la sala de ocio para pasar el rato leyendo algo, o quizá echando una partida con algún compañero. El golpe que había recibido en el hombro durante el entrenamiento con lanza le dolía a cada paso, aunque hacía lo posible por no quejarse. Tenía claro que no volvería a dejar abierto ese hueco en su defensa.

A pesar de que vio a varios grupos de reclutas jugando a las cartas u a otros juegos, la batponi azulada acabó optando por tomar un libro. Por alguna razón no se sentía de humor para socializar... No tardó en averiguar que eso tampoco le iba a servir: no lograba enfocarse para entender lo que estaba leyendo, a medida que sus pensamientos flotaban por otros lugares.

¿Por qué había decidido unirse a la guardia? Ella siempre había sido feliz cuidando de los potros en Hollow Shades, e incluso empezó a aficionarse a la jardinería. ¿Qué hacía ella entrenando en combate? Quizá se había equivocado. Quizá había elegido esa opción al no saber qué camino tomar en la vida. Quizá...

—¿Quieres echar una partida?

Rise alzó la vista sobre el libro -cuyo contenido todavía desconocía- para encontrarse con un batponi de melena azul eléctico que conocía bien. Equilibrado sobre su grupa con las alas llevaba un tablero de ajedrez.

—Soy muy mala en el ajedrez.
—Puede ser, pero necesitas compañía, ¿verdad?

Sin darle tiempo a decir nada más, Moonlight tomó una mesita y montó el tablero frente a Rise. Esta acabó sonriendo y dejando el libro a un lado.

—¿Qué prefieres? —preguntó el semental cuando el juego estuvo listo— ¿Blancas o negras?
—Negras. Tú empiezas.

Moonlight no se pensó demasiado su movimiento.

—¿Qué te ocurre? Parecías realmente compungida. Caballo F3.
—Nada grave, Moonlight. Ha sido un día duro, es todo. Caballo F6.
—¿Imitando mi táctica? —rió él—. Tendré que cambiarla entonces. Pero dime, ¿en qué pensabas?

Moonlight, en esta ocasión, movió un peón del centro, dejando aparentemente un camino fácil hacia el rey. Rise optó por mover su propio peón para abrir una ruta de ataque con el alfil.

—En si he hecho bien en meterme en la guardia. Si esto es lo que realmente quiero.
—Hm... lo entiendo. Pero creo que no deberías estresarte, solo han pasado dos días.
—¿Y no sería mejor dejarlo cuanto antes si esto no es para mi?

Creyendo que su táctica había funcionado, Rise avanzó el alfil para hacer jaque al rey. Sin embargo Moonligh hizo un enroque, dejando su torre en linea con el rey negro, bloqueando su linea central.

—No lo hagas. Creo que harías un gran papel como guardia, Rise.
—¿Por qué lo dices? —preguntó, sacando la reina para preparar un ataque. En ese momento se fijó en un caballo blanco que había avanzado hasta casi su primera línea, ¿de dónde había salido?
—Porque eres una... cuidadora, que viene a ser lo mismo que protectora. Te preocupabas sinceramente por los potros cuando trabajaste en la guardería, ¿verdad?

Rise observó cómo Moonlight posicionaba su reina justo frente a la torre que había sacado antes. ¿Cómo iba a evitar ser derrotada?

—No sé si es lo mismo.
—Creo que solo podrás averiguarlo si te quedas.

La yegua usó un peón para bloquear el ataque de la reina, pero en ese momento se dio cuenta del error: Moonlight sonrió y usó esa ficha para comerse la reina de Rise. Estaba en jaque.

—Diantres... Mira que te he dicho que soy malísima en esto —sonrió ella—. Supongo que tienes razón, tendré que aguantar un poco más.

Se quedó un buen rato pensando en cómo salir de la encerrona que tenía sobre el tablero. Pero, por más vueltas que le daba, no veía forma de evitarlo: El ejército blanco solo tenía que avanzar la torre para hacer jaque mate. Se había encerrado ella sola.

—Oye Moonlight, quiero preguntarte algo.
—Pregunta.
—¿Estás bien? —preguntó, avanzando un caballo en un desesperado intento por protegerse.
—¿Por qué lo preguntas?
—Por tu hermano.

Rise notó cómo el semental se ponía tenso, clavando la vista en el tablero. Un ligero temblor se recorrió las facciones, a pesar de sus intentos por controlarlo.

—Yo... no tengo hermano.

No podía culparlo. Ella misma había conocido al hermano de Moonlight Sonata, y sabía bien lo ocurrido. ¿Qué habría hecho ella de ser Moonlight Sonata? ¿Habría negado su existencia, también? ¿Habría sobrevivido? ¿O se habría vuelto loca a su vez?

—Ya lo sé. Pero... si un día quieres hablar de tu hermano, puedes contar conmigo. ¿De acuerdo?

El semental gris alzó la vista durante un momento y, sin mirar el tablero, avanzó su torre.

—Jaque mate.

A continuación se levantó y se marchó sin decir ni una sola palabra más.


Capítulo 2: Feral
Sinopsis: Los reclutas empezarán a enfrentarse al estrés del entrenamiento constante y de los primeros ejercicios de combate.


Capítulo 3: Batponies
Sinopsis: La tensión crece entre los reclutas tras caer Moonlight bajo el influjo de la Sed. Rise tomará un gran riesgo para salvar a su amigo de la maldición de los batponies.


Capítulo 4: Compañeros.
Sinopsis: Tras el encuentro con Moonlight Sonata y el casi fatal desenlace, Rise Love entiende que es necesaria la unión entre los reclutas batpony más que nunca. Un nuevo ejercicio de batalla se acerca, y esta vez parece que va a ser más duro que antes.
Última edición por Volgrand el 16 May 2017, 21:16, editado 5 veces en total
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Re: La maldición del Batpony [Horror][acción][SoL] Cap. 1

Notapor horwaith » 29 Ago 2016, 18:20

Buenos entrenamientos y una forma muy buena de narrar el comienzo del entrenamiento que están recibiendo. Me gustará saber más sobre esta batponi y los sentimientos que pareces dar a los personajes sin ahondar para describirlos.
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Re: La maldición del Batpony [Horror][acción][SoL] Cap. 1

Notapor Aequus » 11 Dic 2016, 21:41

Este primer capítulo me ha gustado, me atrae la idea de entrar en detalle de los batponis como raza y de la guardia lunar, ambas cosas que la serie ha mostrado sólo superficialmente, me parece bastante acertado hacer que guiarse con ultrasonidos y tener un oído más sensible sean características de ellos, además de estar acostumbrados a vivir con poca luz, Night Town vendría a ser el pueblo que aparece rodeado por el bosque Hollow Shades en el mapa? la guardia solar y lunar comparten los barracones e instalaciones de entrenamiento?
Os invito a darle un vistazo a mis fanfics y criticarlos: La Revolución Terrestre (Cancelado) y FreeSpace: Nueva Equestria (En pausa)

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Re: La maldición del Batpony [Horror][acción][SoL] Cap. 1

Notapor Volgrand » 29 Dic 2016, 16:42

Aequus escribió en 11 Dic 2016, 21:41:Este primer capítulo me ha gustado, me atrae la idea de entrar en detalle de los batponis como raza y de la guardia lunar, ambas cosas que la serie ha mostrado sólo superficialmente, me parece bastante acertado hacer que guiarse con ultrasonidos y tener un oído más sensible sean características de ellos, además de estar acostumbrados a vivir con poca luz, Night Town vendría a ser el pueblo que aparece rodeado por el bosque Hollow Shades en el mapa? la guardia solar y lunar comparten los barracones e instalaciones de entrenamiento?


Wo, no había visto tu mensaje. Gracias por comentar :). Jsutamente estaba pensando en acabar el capítulo dos de una cochina vez.

Respondiendo a tu pregunta: Sí, Night Town es el pueblo en el centro de Hollow Shades del mapa oficial. La guardia solar y lunar... pues no he acabado de aclararlo, pero imagino las instalaciones divididas en dos: por un lado los barracones para los reclutas Batpony, por el otro los del resto.

Y bueno, aquí os dejo el capítulo dos :P

Capítulo 2: Feral
Sinopsis: Los reclutas empezarán a enfrentarse al estrés del entrenamiento constante y de los primeros ejercicios de combate
Spoiler:
—Diantres, Rise, ¿cómo pudiste responder tan rápido? —preguntó Black Wind, bastante airado.
—Porque estudio antes de irme a dormir cada día. ¡Cálmate!
—¡¿Pero cómo encuentras tiempo para estudiar tras el entrenamiento?! ¡No paramos un momento!
—Y cuando lo hacemos el señorito se va a intentar pillar cacho con las otras reclutas —respondió Midnight Slash agriamente—. ¿Cuántas te han dado calabazas ya, oh Black Wind el Grande? ¿Aún tienes esperanzas con alguna?
—¡Midnight, te juro que un día acabamos mal!
—Aquí estoy, niñato, si es que te atreves.
—¡Callad de una vez!

Las dos yeguas y el semental se giraron hacia el batpony de pelaje gris oscuro que les había gritado. Moonlight Sonata acababa de aterrizar, todavía ajustándose el casco de su armadura de entrenamiento, dejando salir algunos bucles de su cabellera azul bajo el metal grisáceo.

—Llevamos poco más de un mes aquí, y estamos aguantando muchísimo estrés. Si no es por los entrenamiento físicos es por la teoría, y si no por los menosprecios de los sargentos instructores. Haced lo que queráis, pero no lo paguéis entre vosotros.
—¡j*der, Moonlight, es que no aguanto a la borde de Midnight!
—Ya, ella es una borde —respondió el semental gris, pero continuó antes de que la yegua aludida interviniera—. Y tú eres un chulo insufrible, Rise Love una cándida empollona y yo un prepotente sin remedio. No somos perfectos, nos cubrimos entre nosotros, y no ganamos nada con discusiones estúpidas. ¿Entendido?

Moonlight Sonata se quedó mirando a sus compañeros, esperando una respuesta. Pero, tras unos segundos de silencio todos, incluyendo el resto de reclutas, adoptaron posición de firmes. El batpony se giró para encontrarse, justo frente a sus narices, con el sargento Cloud Faster. A su lado dos soldados unicornio aguardaban.

—Hermoso discurso, recluta. ¿Tienes pretensiones de liderazgo, acaso?
—¡Señor, no, señor! —respondió poniéndose firme—. Trataba de calmar un conflicto causado por el estrés, señor.
—Veremos cómo de bien lidias con el estrés de tu tropa. ¡Reclutas, formen!

Rápidamente, toda la tropa formó frente al sargento instructor y, tras algunas órdenes más, lo siguió hasta el exterior del cuartel, a un prado que usaban para las prácticas de combate en grandes grupos. El sargento observó bastante complacido el efecto de la disciplina militar en los reclutas.

La tropa de batponis se desplegó, formando en dos lineas frente al sargento instructor. Hubo algunos que giraron las orejas hacia una colina cercana al captar con sus agudos oídos algunos ruidos.

—Veo que algunos ya los habéis escuchado. Tras esa colina —señaló Cloud Faster— hay una tropa de soldados entrenados que iniciarán el ataque a mi señal. Tenéis prohibido levantar el vuelo hasta que no veáis a vuestro primer adversario, seguid las órdenes del cabo asignado para cada ejercicio. ¡Midnight Sonata!

El aludido avanzó un paso y tragó saliva, sabedor de cuál iba a ser su rol.

—Organiza a tus soldados, tienes tres minutos.
—¡Señor, sí, señor!

El batpony gris oscuro se giró hacia sus compañeros. No era difícil apreciar el nerviosismo en los mismos: hasta aquel momento habían entrenado entre ellos, o contra otros instructores. Esta vez iban a hacer su primera práctica de batalla contra una unidad de soldados y, conociendo a Cloud Faster, podía esperar encontrar miembros de todas las razas poni. ¿Qué táctica usarían contra ellos? Había estudiado las formaciones de los soldados de tierra, y también algunas habilidades de los magos de combate... ¿pero cómo enfrentarse a las mismas?

—Cabo, dos minutos.

Moonlight supo que no podía perder más tiempo. Los reclutas estaban armados con lanzas romas de entrenamiento, y algunos portaban ballestas preparadas para usar en vuelo.

—Cinco lanceros al frente, mantened ocupada a la primera línea enemiga. Midnight, escoge a cinco voladores y detened a los pegasos enemigos. El resto, usad las ballestas para acabar con los magos de combate. ¿Entendido, reclutas?
—¡Señor, sí señor!

Mientras sus compañeros se preparaban para seguir sus órdenes, Moonlight miró hacia el cielo. Estaba parcialmente nublado, lo cual era perfecto para los sensibles ojos de los batponies. Al menos tendrían eso en su favor. Podía escuchar muy ligeramente algunas voces por encima de la colina, pero no le era posible entender lo que decían o aún menos estimar a cuántos ponis iban a enfrentarse.

Uno de los unicornios que acompañaban al sargento conjuró un hechizo explosivo que lanzó hacia el cielo. Con un sonoro bang el ejercicio comenzó. Pocos segundos después, los soldados de tierra aparecieron: Diez guardias solares, equipados con grandes escudos que se asían a su armadura. Formaban una barrera móvil armada con las lanzas que sobresalían entre escudo y escudo; en combate carecían de movilidad, pero suponían una primera línea devastadora, siempre y cuando no fuesen flanqueados.

—Lanceros, adelante. No intentéis vencerlos, mantenedlos encarados a vosotros. Midnight, estad listos para los voladores. El resto, dispersaos para enfrentaros a los magos.

Al mismo tiempo que los batponis alzaban el vuelo aparecieron los pegasos enemigos. Moonlight contó diez de los mismos pero, al contrario de lo que había esperado, no se lanzaron al combate, si no que ascendieron en linea recta hacia las nubes.

—Oh, mierda —murmuró al entender la táctica.

Las nubes fueron apartadas a patadas y el brillante sol del medio día cegó a todos los reclutas batpony. Moonligh, con los ojos entornados, sintió una detonación mágica a pocos metros de él; dos unicornios se habían teleportado junto a otros tantos soldados de tierra. A duras penas tuvo tiempo de encararse a esos dos últimos cuando cargaron contra él.

A varios metros de altura, Rise Love luchaba en vano por lograr ver por encima del resplandor del sol. Podía escuchar a su alrededor los gritos de sus compañeros, así como el chocar de las armas. Se desesperó intentando ver cualquier cosa, ¡no tardarían en ir a por ella! ¿Por qué los hacían luchar de día? ¡Un batpony lucharía en su propio terreno! Podía escuchar a sus compañeros lanzar ultrasonidos, seguramente intentando ver a sus adversarios a pesar de estar cegados.

“¿Pero qué estoy haciendo?”, pensó

La batpony gris de crines marrones cerró los ojos y emitió una larga secuencia de sonidos imperceptibles al tiempo que giraba las orejas en todas direcciones. Frente a ella, media docena de pegasos entablaba combate contra los reclutas; en el suelo, los dos unicornios habían conjurado rayos aturdidores contra los lanceros, dejándolos fuera de combate, mientras que Moonlight intentaba aguantar contra dos soldados más entrenados que él.

Rise Love percibió a un pegaso lanzándose contra ella; sin pensar en lo que hacía, plegó las alas y se dejó caer unos metros, esquivando a su adversario el cual pasó de largo. La batponi recuperó rápidamente el control, girando sobre si misma y disparando su ballesta. No llegó a percibir el veloz virote, pero sí que percibió al pegaso caer, víctima del proyectil aturdidor.

Al volver a usar sus ultrasonidos para estudiar los alrededores notó que la mayor parte de sus compañeros en el aire habían caído, y que otros dos pegasos se estaban lanzando contra ella. Rise giró rápidamente para esquivar al primero, pero eso la dejó justo en la trayectoria del segundo. Sintió el violento impacto contra ella, y después todo se volvió negro.




—¡Recluta! ¡Recluta!

Rise abrió los ojos gimiendo por el dolor. Le costó un instante recordar qué había ocurrido; no recordaba el impacto, por lo que dedujo que la carga del pegaso la había dejado inconsciente. Lo cual cuadraba bastante bien con el hecho de que un unicornio estuviera conjurando justo frente a su cara, al tiempo que la llamaba.

—¡Recluta! ¿Cuál es tu nombre? ¿Recuerdas qué ha pasado?
—Rise Love... me duele todo.

Al mirar su propio cuerpo vio que el resplandor del hechizo la estaba recorriendo centímetro a centímetro. Cuando este alcanzó la punta de sus cascos traseros, el unicornio se alzó y le tendió una pata para ayudarla a levantarse.

—Nada grave, pero tienes un esguince en el ala derecha; en la enfermería te la arreglarán en un par de horas.
—Gracias —respondió Rise al tiempo que se levantaba—. Os habéis excedido un poco, ¿no?
—Esto no es un paseo por el campo, recluta.
—Ya, pero...

La yegua se calló al escuchar alboroto a algo de distancia. Podía escuchar al sargento Cloud Faster repartir órdenes, así como los ultrasonidos que algunos batponies estaban utilizando para gritar una alarma.

Feral.

Rise sintió la adrenalina como un golpe en la boca del estómago, y echó a correr hacia el grupo. Sus compañeros retrocedían con el terror reflejado en sus rostros; pudo ver a Midnight Slash y a Black Wind que, como el resto de batponies, estaban casi en shock. La peor pesadilla de todo batpony acababa de surgir frente a ellos.

El pelaje gris oscuro del batpony que se hallaba frente a los soldados y reclutas se hallaba erizado, dando la impresión de que había aumentado de tamaño. En algún momento había perdido el casco, dejando las crines azul eléctrico caer caóticamente por su rostro; sus ojos verdes se habían aclarado tanto que parecían brillar, y sus pupilas se habían tornado verticales y afiladas.

Moonlight Sonata se giró hacia los soldados que se estaban preparando para abatirlo y bufó. Sus colmillos, blancos y afilados, refulgieron al crecer en tamaño.

—No...
—¡Recluta! Recupera el control, muchacho, no nos obligues a abatirte.

El feral se inclinó en el suelo, bufando violentamente hacia los soldados, y se lanzó contra ellos. Dos unicornios reaccionaron al instante, bloqueando su ataque con una barrera mágica. Cloud Faster observó la escena durante un instante e hizo una señal a los soldados, los cuales alzaron sus ballestas.

—¡Recluta Moonlight Sonata! ¡Debes calmarte!

El aludido no pareció comprender lo que le decían, intentando superar la barrera de los magos. Inaudible para los ponis mundanos, los gritos ultrasónicos de los batponies suplicaban a Moonlight que se calmara, que no se convirtiera en un feral. Por encima de todos esos gritos, se escuchó a alguien galopar, y la exclamación de un poni de tierra cuando alguien le arrebató la lanza del arnés en el que la portaba.

El feral se giró en el último instante y voló hacia atrás, esquivando el ataque de Rise Love. La yegua azulada se situó frente a él, interponiendo su arma entre ella y su compañero.

—¡Recluta, apártese del feral!
—¡No, sargento, aléjense!
—Es una orden, recluta.
—¡Es la única oportunidad que tenemos de que recupere la razón!

Frente a Rise Love, Moonlight se agachó sobre tres patas, clavando sus brillantes ojos de pupila afilada en ella y bufando. Abrió la boca, mostrando sus colmillos con la agresividad de un depredador frente a su presa y, un instante después, se lanzó sobre ella. Era un gesto que la joven batpony había visto antes: los cascos por delante, buscando atraparla para morderla. Gimiendo por el dolor de su ala, se levantó sobre sus patas traseras e interpuso su lanza en horizontal frente a ella. El feral la golpeó, empujando a la yegua hacia atrás, y esta aprovechó la inercia para golpearlo con las patas traseras en el estómago y lanzarlo por encima de ella.

—¡Sargento, deje hacer a Rise Love! ¡Sabe lo que hace! —gritó Midnigh Slash.
—¡Escúchame, Moonlight! —gritó Rise usando su inaudible idioma natal—. ¡Tú no eres un monstruo, no eres un feral!

Este giró sobre si mismo, lanzando un grito que hizo que los batponis cercanos se cubrieran las orejas; Rise logró resistir el impulso y se preparó para recibir una nueva carga. En esta ocasión Moonlight pasó volando sobre ella y giró rápidamente para tratar de atacarla por la espalda; Rise se tornó trazando una amplia parábola con la lanza de entrenamiento, que golpeó al semental en el costado.

Fue entonces cuando pudo notar que, en ese estado, la fuerza de Rise no era rival contra la de un feral adulto. Este a duras penas desvió su trayectoria con el impacto y se lanzó contra la yegua; Rise rodó por el suelo hacia atrás, evitando los cascos de su adversario y, al levantarse, le lanzó una coz, obligándolo a retroceder para evitarla.

—¡Eres Moonlight Sonata! ¡Amas a tu familia! ¡Amabas a tu hermano! ¡No eres un asesino! ¡No eres un monstruo!

Esta vez fue Rise quien se lanzó al ataque: incapaz de volar, galopó hacia su amigo y encadenó una serie de golpes con su lanza. No era más que las secuencias que le habían enseñado durante el último mes de entrenamiento para combate en solitario: estocada, estocada, golpe lateral, golpe ascendente, parábola descendente, defensa, repetir. Pero a pesar de lo predecible de la secuencia para alguien tan novato, sirvió para mantener al alterado batponi concentrado en evitar los golpes.

—Piensa en tu familia, en tus amigos, ¡no querías hacerles daño, querías protegerlos! ¡Por eso lo combatiste, por eso tuviste que matarlo! ¡Lo que le pasó a Purple Light no fue culpa tuya!


Esas últimas palabras hicieron que el feral retrocediera y sacudiera la cabeza, cerrando los ojos; cuando los abrió sus afiladas pupilas habían vuelto a la normalidad. Rise, sin embargo, no se detuvo: girando sobre si misma para ganar inercia, golpeó con el mango de su lanza en la cabeza a Moonlight Sonata. A pesar de la fuerza sobreponiesca que la transformación le había otorgado, el impacto lo hizo caer al suelo. Automáticamente, Rise soltó su lanza, se lanzó sobre él y lo placó.

—¡Ayudadme!

El feral se revolvió contra la presa de Rise, girando sobre si mismo y colocándose sobre la yegua; Midnght Slash llegó a continuación, lanzándose sobre él y atrapándolo por el cuello con los cascos. Black Wind a continuación saltó de frente contra Moonlight, derribándolo junto a Midnight al suelo y placándole las patas delanteras. Rise Love, libre de la presa, fue a gritar algo, pero no fue necesario: dos unicornios se acercaron con una cuerda levitando junto a ellos y, al conjurar, esta se desplegó y rodeó a Moonlight, atándolo desde los hombros hasta la cadera. Cuando estuvieron seguros de que su amigo ya no era una amenaza, Midnight y Black Wind lo soltaron.

El alterado semental seguía girándose hacia el poni más cercano desde el suelo, mostrando los colmillos y bufando amenazadoramente. Sin embargo, sus pupilas habían recuperado la normalidad. Rise Love, se volvió hacia el sargento Cloud Faster.

—Sargento he visto esto antes —jadeó—. Recuperará la normalidad, solo... pónganlo a solas, en una sala oscura y se calmará.
—¿Cómo sabe usted eso, recluta?
—Porque trabajaba en una guardería.

La expresión de Cloud Faster no dejó lugar a dudas de que no había entendido la relación entre ambos conceptos. Se giró entonces hacia los soldados a su espalda.

—Cabo, organice la limpieza del campo de batalla. Lleven a Moonlight Sonata a los calabozos, que permanezca atado por el momento. Rise Love, quiero verla en el despacho de oficiales dentro de quince minutos.
—Señor, sí señor.

Cloud Faster voló de vuelta al cuartel, al tiempo que el cabo asignado repartía órdenes para hacer la tarea. Tras consultarlo con él, Rise Love se dirigió a a la enfermería para que le curaran el ala dañada antes de ir a hablar con el sargento.



Exactamente catorce minutos después, Rise llegó al despacho de oficiales. Un soldado que custodiaba la entrada la detuvo y pasó al interior para anunciarla, antes de salir e invitarla a pasar. La sala era bastante grande y, además de mapas y grandes estanterías con tomos de estrategia militar y demás, había una enorme mesa. No se trataba de un despacho para un único oficial, sino que era la sala donde se reunían todos estos cuando era necesario.

En aquella ocasión, solo el sargento Cloud Faster aguardaba tras la mesa.

—Recluta Rise Love, explique qué ha ocurrido con Moonlight Sonata.

La recluta se sintió algo intimidada; no había sido interrogada jamás tan directamente como en aquel momento. Quiso mover sus alas para aliviar un poco la tensión, pero una venda se las inmovilizaba contra los flancos.

—Sargento, ¿qué sabe usted de los ferales?
—Sé que algunos miembros de tu raza pierden la razón y se convierten en unos monstruos sedientos de sangre.
—No es tan... simple, sargento.

La batpony azulada miró alrededor algo incómoda. Se trataba de un tema sobre el que había un fuerte tabú entre los batponies.

—Todos los batponies sufrimos La Sed, sargento. Todos la hemos sentido en alguna ocasión.
—¿La sed?
—La sed de sangre. Es una... maldición, algo que...

Cloud Faster observó a la batpony frente a él titubear, sin llegar a explicar lo que sabía.

—Recluta, escúcheme: Desde el retorno de la princesa Luna, ustedes son la primera promoción de batponies jóvenes que entrenamos para la Guardia Lunar. El resto eran ya soldados de Night Town y otras poblaciones batpony cuando se unieron a la guardia. Así que deje de dudar, y explíqueme todo lo que tengo que saber para tratar con su especie. ¿Entendido?
—Sí... sí, entendido, señor.

Rise Love hizo lo posible por mantenerse firme, pero no pudo evitar desviar la mirada mientras cavilaba cómo empezar su explicación.

—Sargento, todos los batponies hemos sufrido La Sed; es un sentimiento, un deseo de matar difícil de controlar, el deseo de... beber la sangre de nuestros semejantes.

El sargento asintió lentamente.

—¿Qué la desencadena?
—En ocasiones... situaciones traumáticas. La mayor parte de veces, inexperiencia emocional. La mayoría de batponies sufren esta experiencia en privado y logran controlarla, como yo misma hice cuando era una potra.
—¿Entonces qué le ha ocurrido a su compañero hoy?

Rise tuvo que pensar un instante cómo traducir una palabra de su idioma natal a un concepto que las otras razas batpony pudieran comprender.

—Ha estado a punto de transformarse en un feral.
—¿Eso es lo que pasa cuando La Sed domina a un batpony?
—Sí. Cuando eso nos ocurre nos... transformamos. Un feral es más fuerte, más ágil y más perceptivo que cualquier otro batpony; olvida su pasado, a sus seres queridos y solo vive para matar y saciar su sed. Las leyendas de los vamponis en Equestria surgen de encuentros reales con ferales.
—¿Entonces el recluta Moonlight Sonata ha perdido la razón?
—¡No! No, todavía no —aclaró rápidamente la yegua—. No ha llegado a probar la sangre y... ¿se fijó usted en sus pupilas? ¿Vio cómo recuperaron la normalidad antes de que lo atáramos? Es un signo de que... está volviendo en si. Solo necesita unas horas de tranquilidad.

Cloud Faster se echó adelante sobre la silla, apoyando la cabeza tras sus cascos en un gesto pensativo.

—Midnight Slash gritó que usted “sabía lo que hacía”. ¿A qué se refería?
—A que he trabajado durante años cuidando de potrillos.
—¿Y eso qué tiene que ver?
—Que los potros Batpony también sufren La Sed. —explicó Rise—. Esta no es la primera vez que lo veo, pero sí que ha sido la primera vez que he visto La Sed en un adulto.
—No lo entiendo. ¿Cómo es posible que nadie sepa de algo así? ¡Estamos incluyendo a los batponies en la guardia Lunar! ¿Por qué no se sabe acerca de esta... característica de su raza?

La yegua respondió en esta ocasión con cierto deje de sarcasmo y ofensa en sus palabras.

—Porque la princesa Luna, antes de su caída, fue la única que llegó a comprender a nuestra raza. ¿Cómo se cree usted que reaccionaron las otras razas poni al saber que sufríamos de la sed de sangre? ¿Cuando supieron que todos los batponies, incluyendo potrillos, sentían en ocasiones la imperiosa necesidad de asesinar?

Rise avanzó un par de pasos hacia la mesa, olvidando el protocolo militar. Una sola advertencia sin palabras del sargento bastó para que retrocediera y volviera a adoptar posición firme.

—Bastó con que en una única población poni surgiera un Feral para que se considerara que todos los batponies eran unos monstruos. Comunidades enteras asesinadas, pueblos arrasados hasta las cenizas, y todos sus habitantes muertos independientemente de su edad o culpabilidad.
—No hay registros en nuestra historia de que algo así ocurriera, recluta.
—Sí que los hay en la nuestra —respondió—. Por eso, La Sed es un tema tabú entre los nuestros; si alguien se transforma en un feral y llega a probar la sangre y se pierde por siempre, deja de existir para nosotros. Esta es la maldición de los batponies, sargento.

El sargento no respondió ante esas palabras durante un instante.

—¿Qué harían los suyos si el recluta Moonlight Sonata no recupera la razón?
—La recuperará, sargento, se lo aseguro. ¿Hay algo más que desee saber, sargento?
—No, de momento. Puede retirarse, recluta.

Rise Love saludó marcialmente a su superior y se retiró.
Última edición por Volgrand el 23 Mar 2017, 23:29, editado 1 vez en total
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Re: La maldición del Batpony [Horror][acción][SoL] Cap. 2

Notapor Volgrand » 23 Mar 2017, 23:24

Capítulo 3: "Batponies"

Sinopsis: La tensión crece entre los reclutas tras caer Moonlight bajo el influjo de la Sed. Rise tomará un gran riesgo para salvar a su amigo de la maldición de los batponies.

Spoiler:
Al día siguiente del ejercicio de combate, el estado anímico de los reclutas había caído notablemente. Aunque siempre mantenían seriedad y disciplina en cada sesión de entrenamiento, los batponies solían charlar en sus momentos libres o incluso bromear usando sus propios ultrasonidos para bromear mientras algún sargento instructor los sermoneaba. Sin embargo aquel día la tropa permanecía mucho más silenciosa de lo normal.

En el campo de entrenamiento dos batponies permanecían frente a frente. Por un lado, un joven semental de tonos anaranjados asía su lanza con ambos cascos, volando a pocos centímetros del suelo; por el otro, Rise Love hacía lo mismo, pero la punta de su lanza apuntaba en diagonal hacia el suelo, estando más cerca de este que sus propios cascos traseros.

El sargento instructor gritó una orden, y el joven se lanzó contra la yegua.

El estilo de combate con lana de los batponis distaba considerablemente del de los ponis de tierra o los pegasos. Los primeros basaban su estrategia en cargas poderosas en las que poder hacer gala de su mayor fuerza física, y los segundos solían usar su veloz vuelo como un sistema para hostigar a su enemigo con rápidas y mortíferas pasadas.

Los batponies, sin embargo, habían desarrollado una disciplina marcial que les permitía sacar provecho de sus propias características físicas, y todos estaban formados mínimamente en la misma.

Rise detuvo el ataque de su compañero con la punta de la lanza e intentó golpearlo con el lado contrario de la misma; el semental descendió rápidamente y cambió de posición, lanzando un golpe bajo que impactó a Rise en el hombro. “Maldita sea, el mismo hueco otra vez”. Esta asió el arma de su oponente con un casco y lo coceó en el pecho antes de que pudiera evitarla, luego giraría para atraparlo por...

Sus planes se fueron al traste tan rápido como golpeó a su oponente: El semental aguantó bien la coz en el pecho y se lanzó sobre la yegua, asiéndola por la cadera y desequilibrándola; las alas de Rise perdieron suspensión y esta cayó sin poder controlar su vuelo.

Un segundo después, Rise Love estaba en el suelo patas arriba y con la lanza de su compañero posada contra la garganta.

—¡Alto!

Con la orden del sargento, el semental levantó la lanza y tendió un casco a Rise para ayudarla a levantarse. Se saludaron protocolariamente y ambos retornaron a sus posiciones entre los otros reclutas que formaban.

El sargento Night blade se aproximó a estos; se trataba de un batpony muy fuerte, de pelaje púrpura oscuro y crines rojas. Sus ojos eran de un tono verde tan claro que parecían brillar incluso a plena luz del día; por Cutie Mark tenía una constelación y un escudo.

—Recluta Rise Love, esperaba más de usted tras la demostración de ayer. ¡Siguiente pareja!

Otros dos batponies avanzaron y tomaron sus armas para el ejercicio. Rise no prestó demasiada atención a las instrucciones del sargento.

---


A medio día, Midnight Slash, Black Wind y Rise Love se sentaron junto a otros reclutas batpony en una mesa del comedor. Los presentes a duras penas hablaban más allá de algún comentario acerca de los entrenamientos del día. La batpony azulada de crines marrones comía su rancho sin intentar realmente integrarse en ninguna conversación. Hacía algunos días que había descubierto que la mejor forma de portar la crin era recogida en una densa trenza que le caía por un lado del cuello.

—Rise, ¿estás bien?
—Estoy preocupada por Moonlight Sonata.

Hubo un incómodo silencio en la mesa.

—Sé que se estaba recuperando, lo he visto muchas veces. Probablemente ha superado su Sed durante la noche, ¿por qué no lo han soltado?
—Este... Rise —empezó una yegua—, no estoy segura de a quién te...

La frase quedó interrumpida por un fuerte impacto contra la mesa que hizo que todos los platos se agitaran; la batpony que había hablado se tapó el morro, el cual había dejado una notable mancha de sangre en su propio plato y la mesa.

—¡Como os atreváis a decir que no conocéis a Moonlight os las veréis conmigo! —gritó Midnight Slash.
—¡Pero qué demonios haces!
—¡¿Tienes algún problema, Black Wind?!
—¡¿Quién te crees que eres para atacar a nadie?!
—¿Qué, vas a defender a otra yegua, oh Black Wind El grande? ¡O quizá vas a entender que estás en el ejército, niñato!

Rise les gritó que se calmaran, pero antes de ser escuchada el semental negro ya había saltado sobre Midnight. Esta se alzó para recibirlo y el impacto hizo que ambos cayeran sobre una mesa paralela, entre un estruendo de vajillas rotas y alarmados reclutas; Black Wind se situó sobre Midnight y la coceó dos veces en la cara con los cascos delanteros. Antes de que llegara a golpearla una tercera vez, esta se revolvió, lo golpeó en la mandíbula, y después lo coceó en el vientre con las patas traseras, lanzándolo al aire. Midnight, con algo de sangre en el hocico, se puso en pie y se lanzó volando contra Black Wind. Este se preparó para recibir la embestida...

…cuando sendas burbujas mágicas rodearon a los dos batponies. El sargento Cloud Chaser, acompañado por dos unicornios, avanzó por el comedor. Estos hicieron bajar las burbujas hasta que los dos batponies se situaron frente al pegaso.

—¿Se puede saber qué está pasando?

Ambos batponies no respondieron al principio, intentando mantenerse firmes dentro de los campos de fuerza. Cuando finalmente se dieron por vencidos se quedaron tan quietos como pudieron, mirando al frente.

—¡Les he hecho una pregunta, reclutas!
—¡Señor, nada señor! —respondió Black Wind, sintiendo el sabor de su propia sangre en la lengua—. Protegía a una de mis compañeras, señor.
—¡¿Qué?! —gritó Midnight perdiendo la compostura—. ¡Cómo te atreves! ¡Ninguna yegua necesita tu ayuda!
—¡Tú no puedes considerarte una yegua, Midnight!
—¡Te demostraré lo que puede hacer esta...!

El sargento se giró hacia los dos unicornios que le acompañaban he hizo un gesto con un casco; automáticamente dos lazos de energía aparecieron alrededor de los morros de Midnight Slash y Black Wind, cerrándoles la boca por la fuerza.

—Arrestadlos. ¡La hora del rancho ha acabado, agradecédselo a vuestros compañeros! ¡Quiero todo el pelotón en el campo de entrenamiento en cinco minutos!

Todos los reclutas respondieron “señor, sí señor” mientras los dos infractores eran conducidos en sus respectivas burbujas hacia los calabozos. En seguida todos los batponies empezaron a recoger los platos y a limpiar a toda prisa el estropicio que la pelea había causado.

Sin embargo, una yegua se levantó y se acercó al sargento antes de que este se marchara, cuadrándose militarmente frente a él.

—Sargento, permiso para hablar.
—Concedido, recluta.
—Señor, quiero solicitar permiso para visitar al recluso Midnight Sonata —expuso Rise Love.
—¿Qué razones tiene?

Rise dudó durante un instante qué responder. ¿Porque era su amigo? ¿Porque estaba preocupada? Algo le decía que el sargento no acabaría de congeniar con esas razones.

—Después de lo ocurrido, la soledad no le hará bien.
—Intentó atacar a mis hombres, recluta, y a mi mismo.
—Pero ya debe haberse recuperado. Lo que le ocurrió no fue culpa suya, señor. El aislamiento solo lo hará recaer, necesita hablar de lo ocurrido.

Los compañeros de Rise Love empezaron a abandonar el comedor ordenadamente; esta permaneció firme, esperando una respuesta de Cloud Faster.

—Concedido, esta tarde tras el entrenamiento. Después vendrá usted a informarme del estado de Moonlight Sonata.
—Sí señor. ¡Gracias, señor! Permiso para retirarme.
—Retírese, recluta.

Saludando marcialmente, la batpony salió al exterior, uniéndose a sus compañeros.

---


Los calabozos eran, de por sí, un lugar lóbrego, pero la noche hacía que la oscuridad tomara posesión de los mismos, solo rota por las ocasionales lámparas de aceite que colgaban de muros y columnas. El paso pausado de dos ponis al recorrer el pasillo al que conectaban todas las puertas enrejadas hizo eco contra las paredes de piedra. Al contrario que el guardia solar que la acompañaba, Rise Love no tenía ningún problema para ver en las penumbras; con inaudibles ultrasonidos podía mapear los alrededores en un instante. De hecho, la mayor parte de Batponies encontrarían esa estancia acogedora, de no ser el objetivo de la misma.

Un ligero aroma proveniente de un pasillo lateral llamó la atención de la yegua. Batponies, una yegua y un semental... Bueno, ya sabía dónde estaban encerrados sus otros dos amigos.

—Es aquí.

El calabozo estaba casi a oscuras, ya que el preso había apagado la lámpara de aceite del interior, siendo solo visible parcialmente por la luz del pasillo. En una esquina del mismo Rise pudo percibir a un batpony que permanecía sentado sobre sus cuartos traseros, mirando fijamente a la puerta; escuchó su respiración lenta, profunda y pausada, su corazón ligeramente acelerado. Sus ojos brillaban en la oscuridad.

—¿Moonlight?
—¿Van a soltarme ya? —respondió el aludido con la voz rasposa.
—Todavía no, me temo. Me han dejado venir a...

Súbitamente el prisionero se avalanzó hacia adelante, golpeando las rejas con los cascos violentamente.

—¡¿Entonces a qué has venido?!

El poni de tierra retrocedió, pero Midnight se mantuvo quieta, disimulando la impresión. Las pupilas de su amigo eran normales, pero todavía mostraba los largos colmillos de un feral y, a juzgar por el impacto, no había perdido toda la fuerza del mismo.

—Para verte. La soledad no te va a hacer ningún bien, y soy tu amiga.
—¡Si fueras mi amiga habrías dejado que me mataran! ¡Soy un monstruo!

Rise reconoció lo que las palabras y actos de Moonlight transmitían: dolor, miedo, terror... Lo había visto muchas veces en los potrillos de los que había cuidado durante años. Cuando se trataba de potros sabía bien cómo tratar esas situaciones, pero tratándose de un adulto...

—Guardia, necesito que abras la puerta, por favor.
—¿Qué? ¿Acaso quieres que este loco te mate?
—No lo hará. Déjame pasar y cierra la puerta a mi espalda. Quédate cerca si quieres y pediré que me saques si necesito ayuda.
—Batponies.... Por mi bien, pasa dentro y matáos entre vosotros. ¡Tú, échate atrás!

Enarbolando una lanza, el guardia sacó la llave y abrió la puerta del calabozo. Moonlight pareció prepararse para intentar escapar pero, al ver a Rise Love entrar su semblante mostró pánico y furia.

—¡¿Qué estás haciendo?! —gritó él—. ¡Sal de aquí!
—No, Moonlight. Tú no eres un monstruo, no me harás daño.
—¡Ayer pude habértelo hecho! ¡Lo recuerdo, Rise, quería matarte!
—¿Qué te pasó, Moonlight? ¿Por qué te dominó La Sed?
—¡Todos estaban cayendo! ¡Todos! ¡No tenían ninguna oportunidad, tenía que...!
—¿Protegerlos? ¿Como tuviste que proteger a tu hermana?

Moonlight desvió la mirada de los ojos de Rise.

—¡No sé de qué me estás hablando!
—Te estoy hablando de tu hermano.
—¡Yo no tengo ningún hermano!

Moonlight Sonata acompañó ese grito impulsándose con sus alas y lanzándose contra Rise; esta retrocedió rápidamente, desviando el impacto y quedando frente a frente con él.

—¡Sí lo tenías, yo lo conocí! ¡Se llamaba Purple Light!
—¡Cállate!
—¡Purple Light! ¡Él sucumbió a la Sed, y tú tenías que protegerla!

Moonlight gritó con rabia y Rise Love se vio empujada por una fuerza muy superior a la suya; logró separarse de él pero este se lanzó tras ella. El en último instante la ágil yegua se apartó y el casco del enloquecido semental impactó con furia contra el muro de piedra.

—¡Yo no tengo hermano! ¡Nunca lo tuve! ¡Un hermano no haría eso!
—¡Sí que lo tuviste! ¡La Sed lo dominó y no llegaste a tiempo antes de que probara la sangre!
—¡CÁLLATE!

Rise volvió a retroceder y notó otra pared a su espalda; se agachó para evitar un casquetazo del enloquecido semental, rodó por el suelo y lo golpeó en una pata trasera para desequilibrarlo, intentando placarlo a continuación. No logró afianzar la presa, pero sí ganar unos valiosos segundos.

—¡Pero protegiste a tu hermana! ¡La había atrapado, y si no fuera por ti ella habría muerto!
—¡Eso jamás ocurrió!
—¡¡ME LO CONTÓ ELLA MISMA!! ¡Yo estuve ahí cuando la sucumbió a la Sed!

Concentrada como estaba en hacer entrar en razón a su compañero, Rise no reparó a tiempo que este la había tomado con ambos cascos por las patas delanteras. Sintió un fuerte tirón y se encontró en el aire, girando rápidamente sobre la espalda de Moonlight y cayendo de lomo contra el suelo. El semental se lanzó sobre ella e intentó atraparla; Rise luchó al sentir cómo este le inmovilizaba las patas delanteras contra el suelo sobre su cabeza. Intentó revolverse, pero la fuerza de Moonlight era muy superior a la suya; sintió el temblor hormonal de un semental dejándose llevar por sus instintos, y este recorrió el cuerpo de la yegua con la mirada, como si no lo hubiera observado antes.

Moonlight se posicionó sobre ella; Rise intentó apartarse y echarse a un lado con todas sus fuerzas, pero al verse incapaz intentó juntar las patas traseras... para sentir que el semental que la inmovilizaba se lo impedía. El miedo y la adrenalina se apoderaron de ella al mismo tiempo al verse incapaz de escapar.

—¡Moonlight, para, no dejes que la sed te domine! ¡MOONLIGHT!

El semental cerró los ojos durante un instante y, al abrirlos, sus pupilas se habían afilado como las de los dragones. Este afianzó su presa con más fuerza, y Rise sintió su cuerpo cada vez más cerca.

—¡No! ¡NO! ¡GUARDIA! ¡AYUDA!

“Pasa y matáos entre vosotros”. Las palabras del guardia eran la justificación perfecta al silencio que siguió a aquel grito de socorro. Estaba sola. Rise volvió a luchar con todas sus fuerzas y miró al feral, cuyo rostro de afilados colmillos estaba demasiado cerca, y ella se echó hacia adelante, propinándole un cabezazo con todas sus fuerzas. Moonlight emitió un bufido similar al de un gato y retrocedió por el golpe, soltando una de las patas de Rise.

Esta no tuvo tiempo siquiera a aprovechar la oportunidad cuando el feral la golpeó con toda su fuerza en la cabeza. El impacto, rebotado contra el duro suelo de piedra hizo que la yegua casi perdiera el sentido; la celda se difuminó ante sus ojos y, cuando logró enfocar, solo pudo ver el terrorífico rostro de Moonlight Sonata.

Ella no pensó nada. Súbitamente, el mundo se tornó más nítido a sus sentidos: Pudo ver en la penumbra como nunca lo había hecho antes; podía escuchar cada respiración de Moonlight, cada latido de su corazón, cada roce de sus pelajes; podía sentir el aliento del mismo, cargado de una pasión terrible y enfermiza.

Y también se sintió a ella misma como pocas veces había hecho en el pasado.

La presión sobre sus patas, impidiéndole escapar; su corazón desbocado, cargado por el instinto de supervivencia; el aire que llenaba sus pulmones, cálido y húmedo; el calor de Moonlight sobre todo su cuerpo; sus propios músculos tensándose con más fuerza que nunca...

...y sus propios colmillos.

Rise Love forzó su pata delantera derecha contra la presa y la liberó; a continuación tomó a Moonlight por el cuello y lo atrajo hacia si misma. Lo siguiente que se escuchó en los calabozos fue el horripilante grito del semental cuando la yegua lo mordió con fuerza en el cuello. Sin embargo no tardó en librarse de ella y tratar de golpearla con los cascos delanteros; en esta ocasión Rise se protegió de los ataques con una velocidad y fuerza que no parecían suyas, desviándolos uno a uno hasta que le placó una de las patas y lo obligó a mirarla a los ojos. Ojos que, como los de su atacante, eran de pupilas afiladas.

—¿Qué te pasa, Moonlight, te recuerdo a tu Samantha? —preguntó con una voz fría y seductora—. ¿Habrías querido ser tu hermano aquella noche?

Hubo un cambio en la locura que había tomado los ojos de Moonlight Sonata; este cesó sus ataques y miró directamente a la yegua bajo él con una mezcla de miedo y confusión. Tise le devolvió una mirada cargada de seducción y lujuria; sus colmillos goteaban la misma sangre que había manado del cuello del semental, manchando el pelaje bajo su boca. La yegua se alzó ligeramente y, con la voz algo aguda, suspiró:

—Oh, hermanito...

El semental se levantó de golpe, jadeando ruidosamente y diciendo palabras ininteligibles; se alejó de Rise Love y adentrándose en el rincón más oscuro de la celda. La yegua por su parte se giró para posarse sobre sus cuatro patas y se quedó agachada como estaba, observando al Moonlight. Podía visualizar el movimiento en su mente: saltar sobre él, agarrarse a su espalda y morderlo... y entonces esperar. Una presa fácil, sin escapatoria...

“No, ¡no!”

Rise sacudió la cabeza y se tapó el rostro con una pata. Ya no podía ver a su presa, pero aún podía oírla y olerla. Se concentró en su propia respiración, esforzándose en no pensar en nada más. A los pocos segundos sintió cómo su cuerpo empezaba a volver a la normalidad con cada inspiración.

Inspira.

La tensión y fuerza que habían tomado sus músculos empezaron a remitir.

Expira.

Sus sentidos empezaron a perder sensibilidad hasta que volvieron a ser los de un batpony estandar.

Inspira.

Poco a poco el deseo de saciar su Sed empezó a remitir, dejando de amenazar con hacerla perder el control.

Expira...

Pocos minutos después, Rise Love se atrevió a abrir los ojos. Desde una esquina de la celda, Moonlight Sonata la observaba con el miedo reflejado en sus ojos, cuyas pupilas habían vuelto a la normalidad. Rise se levantó y, al instante, notó un inconfundible sabor metálico en la boca. Se pasó una pata por la misma para limpiarse.

—¡Moonlight! ¿Estás... bien?
—Tú... tú me has...

Se quedaron ambos observándose, sin necesidad de acabar aquella frase.

—¡Eres una feral, has probado la sangre! —exclamó.
—No, no lo soy, Moonlight —se defendió la yegua—. Lo que he hecho...
—¡Sé lo que has echo! Lo recuerdo, aunque como si no hubiera estado ahí. Te inmovilicé iba a... hacer algo horrible. ¡Pero tú te transformaste delante mío, me mordiste!

Como intentando probar que decía la verdad, se giró y mostró su cuello. La sangre, todavía fresca, había manado de dos puntos de su anatomía.

—¡¿Te crees que no lo sé?!

La yegua se acercó unos pasos al batpony, el cual no pareció saber bien cómo reaccionar.

—Sé lo que se dice: un batpony que sucumba a la Sed y pruebe la sangre se convierte en un feral. ¡Y normalmente es así, todos lo sabemos! No sé por qué, pero yo no lo hago, ¡no lo hago!
—¡Pero tú trabajabas con potrillos! Los ayudabas cuando sucumbían por primera vez.
—¡Porque los entiendo mejor que nadie! ¿No lo ves? Sé lo que se siente: el odio, el miedo, la soledad... ¿No decís todos que sé lo que me hago cuando se trata de lidiar con la Sed? Ya sabes por qué.

Moonlight Sonata no supo qué responder. Todos sus esquemas se habían roto: según la sabiduría de su pueblo, cuando un batpony probaba la sangre se perdía irremediablemente, convirtiéndose en un animal, un monstruo. Pero Rise era la prueba viviente de que no era así.

—Y ahora escúchame bien, Moonlight —ordenó la yegua con una agresividad poco propia de ella—. La Sed nos afecta en todo momento, pero nos aferramos a lo que amamos para evitar que nos arrastre: nuestra familia y amigos, nuestro hogar, nuestros sentimientos... ¡Y tú has negado a tu hermano, has intentado convencerte de que jamás existió! ¡Que no merecía ser sangre de tu sangre!
—Pero Rise él... hizo algo horrible. Mató a mi padre y luego.... Samantha...
—¡Perdió la razón y tú hiciste lo que tenías que hacer! Cualquier batpony en su sano juicio habría llorado durante años, ¡pero tú no! ¡Tú decidiste olvidar, como un potrillo estúpido, y la Sed está llenando ese vacío de tu alma! Por eso has caído, ¡por eso volverás a caer!

En el silencio que siguió a esas palabras, Rise se acercó a Moonlight hasta quedar frente a él; el semental había bajado la vista, clavándola en el suelo. La yegua azulada alzó una pata y la posó suavemente sobre su rostro, invitándolo a mirarla a los ojos. En esta ocasión, la voz de Rise recobró su habitual tono pausado y amable.

—Háblame de Purple Light. Háblame de él.

El aludido miró alrededor, como si intentara evitar el contacto con Rise Love, la cual aguardó a que su amigo se decidiera a hablar.

—Él... era valiente. Era... divertido y leal. Purple Light era... era...

Las siguientes palabras se volvieron ininteligibles por culpa de un sollozo imposible de contener, y Rise abrazó a su amigo cuando este desahogó por primera vez el dolor de la pérdida. No importaba que no pudiera pronunciarlas, solo tenía que reconocer el significado de las mismas:

Purple Light era su hermano.


Dos horas después el guardia poni de tierra volvió a la celda de Moonlight portando una lámpara de aceite en la boca; había oído el combate poco tiempo después de que aquella yegua batpony entrara en la misma, y él esperaba que el enfrentamiento hubiera acabado de la mejor de las maneras.

Fue por eso por lo que se sorprendió al encontrar a ambos cuadrúpedos intactos. Todavía podía apreciar algo de sangre seca sobre el pelaje del rostro y cuello de uno y la otra, pero estaban bien. Rise dirigió una seria mirada al recien llegado.

—Te lo has tomado con calma, ¿eh?

En una esquina de la celda estaba el prisionero... el cual parecía mucho más tranquilo que antes. Miraba al suelo y se pasó una pata por la cara, obviamente humedecida por las lágrimas.

—¿Qué ha ocurrido ahí dentro?
—Curioso, si hubieras hecho tu trabajo correctamente lo sabrías desde hace tiempo.
—¡Recluta, guarda respeto a un veterano!
—¿Vas a explicarle tú al capitán, señor veterano, que me has encerrado aquí sin una orden de arresto? Deberías haber estado atento para sacarme cuando te lo pidiera, como marca la normativa.

El guardia miró enfadado a la impertinente recluta. Esta, sin alterarse, le devolvió la mirada y añadió:

—Guardia, estoy lista para salir.

Tras unos segundos, el aludido sacó su juego de llaves y abrió la puerta. Rise Love salió de la celda andando con tranquilidad pero en el último instante, Moonlight Sonata alzó la vista y la llamó.

—Rise... gracias.
—No hay de qué, para eso están los amigos.
—No conozco a nadie que hubiera... hecho lo que hiciste —aclaró el semental.

Rise no añadió nada más a aquella conversación. Ya estaba todo dicho, y no quería arriesgarse a decir un comentario desafortunado frente a un desconocido, lo que había pasado en esa celda tenía que seguir siendo un secreto. Los propios batponies no lo entenderían, mucho menos las otras razas poni.

Acompañada por el guardia echaron a caminar por los lóbregos pasillos hacia la salida. En el tiempo transcurrido la noche se había nublado, tapando la poca luz lunar que pasaba por las ventanas. La lámpara que portaba el guardia era necesaria, ya que las pocas que colgaban de las paredes servían más como un indicativo del camino a seguir que no como fuente de iluminación.

—Te lo pasaré por ahora, recluta, pero vigila tu espalda. Puede que un día tu impertinencia de hoy te pase factura. Los batponies os creéis con derecho a hacer lo que os plazca.

Rise observó su alrededor... y sintió el irrefrenable deseo de darle un escarmiento. Arrancarle la lámpara de la boca, luego volar y apagar las lámparas cercanas; en la oscuridad arrebatarle el arma y amenazarlo... Sería fácil, estaba convencida. Pero ella no era de naturaleza violenta, y esos pensamientos eran solo un indicativo de que la sed seguía cerrándose sobre su conciencia.

—Lo tendré en cuenta, veterano. ¿Puedo saber tu nombre?
—Strong Hoof, novata.

Llegaron a la salida de los calabozos. Rise se marchó de vuelta a los barracones sin despedirse, aunque antes tendría que dejar un informe al sargento Cloud Faster, informándole de que Moonlight Sonata se había recuperado completamente y ya no era un peligro.
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Re: La maldición del Batpony [Horror][acción][SoL] Cap. 3

Notapor Volgrand » 16 May 2017, 21:14

Capítulo 4: "Compañeros"

Sinopsis: Tras el encuentro con Moonlight Sonata y el casi fatal desenlace, Rise Love entiende que es necesaria la unión entre los reclutas batpony más que nunca. Un nuevo ejercicio de batalla se acerca, y esta vez parece que va a ser más duro que antes.

Spoiler:
Cuatro días después de que Rise Love visitara la celda el toque de diana despertó a los reclutas, como era costumbre. Mientras estos se preparaban para recibir el rancho y empezar el entrenamiento la puerta de los barracones se abrió, dando paso a un conocido. Moonlight Sonata se detuvo justo al entrar, mirando a sus compañeros, los cuales detuvieron lo que estaban haciendo al verlo.

—Buenos días.

Hubo unos segundos de incómodo silencio.

—Moonlight... ¿estás bien? —preguntó una yegua.
—Perfectamente. Me costó... recuperar el control. Pero ya estoy bien, siento mucho lo que ocurrió.
—Pensamos que habías... que te habías...
—No llegué a probar la sangre, ¿recordáis? —explicó el semental—. No me he convertido en feral, no os preocupéis. Por cierto, ¿dónde están Midnight Slash y Black Wind?
—Los muy idiotas se pelearon al día siguiente de tu detención —explicó Rise Love mientras avanzaba hacia Moonlight y le daba un cálido abrazo—. Ya era hora de que te soltaran.

Al abrazarlo la yegua pudo oler en el pelaje de su amigo restos de sudor, sangre y... un olor que cualquiera que hubiera compartido un poco de intimidad con otro batpony reconocería al instante. Probablemente solo ella sabía lo que había estado a punto de ocurrir en aquella celda.

—Ve a ducharte —le susurró—. En serio, apestas.
—¿Eso es lo más bonito que van a decirme en mi barracón? —preguntó Moonlight con una risa—. Vale, vale, ya voy a la ducha.
—Date prisa, rancho en diez minutos.

El resto del día pasó sin mayores incidentes. Los reclutas batpony acudieron a las lecciones teóricas de estrategia, intendencia y táctica, alternadas con prácticas de combate en solitario, escaramuza o en formaciones. Esta era una diferencia fundamental en la guardia nocturna: Mientras que los guardias solares solían especializarse entre formar parte del ejército o de las patrullas urbanas, se esperaba que los batponies pudieran ejercer cualquier rol cuando fuera necesario.



Dos noches después, Rise Love caminó de nuevo entre los lóbregos pasillos de los calabozos. En esa ocasión la acompañaba un guardia diferente a la vez anterior, un unicornio, el cual no se mostraba tan hostil con los batponies. Giraron un par de esquinas hasta dirigirse a la zona de los calabozos donde Rise, acertadamente, había supuesto que estaban sus dos amigos. A medida que recorrían el pasillo, Rise Love empezó a sentir un olor demasiado familiar, y sus agudos oídos captaron un sonido que... “No puede ser”.

—Guardia, me gustaría dar una lección a mis compañeros por no haber sabido guardar la compostura. ¿Me permitirías ir a solas para ello?
—No sé, novata, va en contra de las normas.
—¿Has probado alguna vez licor de bayas de Hollow Shades?

El unicornio sonrió ligeramente y conjuró: una llave se descolgó del gran montón que portaba y levitó hacia la yegua, la cual la tomó con la boca. Después el guardia se marchó silbando disimuladamente de vuelta a la salida, hecho que hizo que Rise Love casi emitiera una carcajada.

Después se dirigió hacia las celdas tan sigilosamente como pudo, y pronto confirmó sus sospechas: El ligerísimo olor en el aire, que la hacía sentirse ligeramente alterada; la voz ininteligible de ella y un suspiro de él...

“No me lo creo, los han puesto en la misma celda.”

Rise, en absoluto silencio, caminó hasta situarse frente a la celda de sus compañeros y se apoyó en la pared, con las patas delanteras cruzadas sobre su pecho y una sonrisa divertida en el rostro. Varios minutos pasaron, en los que ni Minight Slash ni Blackwind se percataron de la presencia de su compañera, hasta que esta finalmente decidió carraspear.

—Veo que habéis hecho las paces.

Hubo un sobresalto en la celda, y dos pares de ojos brillantes se posaron en Rise Love desde la oscuridad. Midnight Slash se levantó, empujando a Blackwind en el proceso, y este último retrocedió ligeramente, poniéndose de lado, avergonzado.

—¡¿Cuánto llevas ahí?!
—El suficiente. ¡Ah, los horrores de la vida del preso! ¡La horrenda soledad! —Rise hizo un poco de cuento antes de recuperar la compostura—. ¿Puedo asumir que vais a dejaros ya de tonterías?
—Rise, ¡ya vale! —espetó Midnight, avanzando a las rejas—. Deja de dártelas de ser la líder, lo que hagamos entre nosotros no es asunto tuyo.
—No me malinterpretes, me parece maravilloso que liberéis tensiones... así —dijo, señalando a la celda—. A lo que me refiero es a ver si vais a dejaros ya de peleas, de discusiones estúpidas y demás. Y para asegurarme he hablado con el resto de la tropa.

Rise caminó frente a los barrotes de la celda y se situó frente a Blackwind.

—Las reclutas hemos llegado a un acuerdo: reaccionaremos todas con la misma o más violencia que Midnight cada vez que te las des de caballero protector con una yegua.
—¡Pero qué dices! ¡Yo solo hago lo que...!
—¡Tú solo eres un niño inmaduro que no comprende que está en el ejército! ¡Que eres muy diestro en combate, pero no vales nada sin tus compañeros, machos y hembras por igual! Esta actitud tuya se va a acabar, ¿entendido?

El joven semental mantuvo la mirada con Rise durante unos segundos, pero finalmente cedió y la bajó al tiempo que murmuraba “entendido”.

Rise después se puso frente a Midnight Shield y la miró durante unos segundos.

—Para tí traigo un mensaje de parte de Diamond Sky.
—¿Diamond Sky? ¿Qué es lo que...?

No llegó a completar la frase. Sin que ninguno de los dos lo esperara, Rise tomó impulso y arreó un soberbio casquetazo en el morro a Midnight Shield, haciéndola retroceder. Black Wind observó a su compañera sangrar por el hocico.

—Diamond Sky dice que ya te devolverá el favor por lo del comedor.

Ambos se quedaron mirando alucinados a la batpony azulada, cuyos ojos rosas brillaban en la oscuridad. Les costaba creer que esa fuera la misma Rise Love que llegó con ellos a la guardia, la cándida empollona, como la había definido Moonlight sonata. Rise tomó la llave que había guardado en algún recoveco de su armadura y abrió la celda, dejando a sus compañeros libres.

—Hay un veterano, un poni de tierra llamado Strong Hoof que odia a los batponies. Me ha amenazado.

Midnight y Blackwind se miraron entre ellos, extrañados.

—¿Por qué nos cuentas esto? ¿Tienes miedo?
—No —respondió Rise—. Quiero que le deis una lección, que le recordéis por qué la Guardia Lunar es la que se enfrenta a los terrores de la noche. Y que cuando ataca a uno de los nuestros, nos ataca a todos.
—Una paliza no... buscas un poco de terror psicológico —expuso Midnight, frotándose el morro y escupiendo un poco de sangre al suelo con una sonrisa cruel—. Me gusta.
—¿Se ha atrevido a amenazarte? —dijo Blackwind, indignado—. Creo que siempre se puede empezar con una paliza, pero no quedarse ahí.
—Podemos pillarlo cuando vuelva de la taberna, hacerlo huir en la oscuridad...
—...y colarnos en su barracón y dejarle.... algo en la cama. Que sepa que nunca estará seguro.
—Sabía que erais los adecuados para esto.

Con esa frase, Rise Love echó a andar hacia la salida.

—Mañana tenemos entrenamiento al toque de diana. Yo de vosotros me daría una ducha o todos sabrán lo que ha ocurrido ahí dentro.
—¡Rise, espera! Por qué.... —Blackwind parecía estar intentando poner palabras a lo que intuía—. ¿Qué ha ocurrido? Tú siempre has sido la pacífica del grupo, ¿por qué... nos pides esto?

Rise se detuvo y se giró hacia sus compañeros.

—¿Quieres saber por qué? Por Moonlight. Cuando él sucumbió a la sed, todos lo dieron por perdido, ¡todo el mundo! Ni siquiera tú, Blackwind, te atreviste a hacerle frente para frenarlo, solo yo. De no ser por mi, él habría muerto, y no quiero que esto vuelva a ocurrir. Tenemos que recordar que cuando todo vaya mal, cuando estemos enfrentándonos a los horrores de la noche, los batponies tendremos que protegernos entre nosotros. Especialmente si uno de nosotros sucumbe a la sed, porque las otras razas poni sencillamente jamás entenderán nuestra maldición.

Tras decir eso, Rise volvió a tornarse y regresó a la salida, dejando a la pareja de batponies a solas en el pasillo.



Durante el siguiente mes el entrenamiento seguiría su curso con normalidad. El entrenamiento empezó a dar sus frutos: los batponies mostraron una mayor coordinación con sus compañeros, y sus habilidades en combate mejoraron notablemente. Pronto, grupos de batponies fueron seleccionados para acompañar a algunas patrullas de la Guardia Solar para ganar algo de experiencia sobre el terreno. Los más afortunados pudieron contar historias de cómo habían ayudado a capturar a algún ladronzuelo, o participado en la búsqueda de algún potrillo perdido en el Everfree, pero ningún evento realmente violento ocurrió en ese periodo. Equestria, después de todo, es una nación muy pacífica.

Todo esto llevó a que, tarde o temprano, repitieran un ejercicio que la última vez, acabó muy mal. Tras ese mes de entrenamiento y práctica, el sargento Cloud Faster reunió a la tropa una tarde y la llevó de nuevo hacia un descampado. Era lo suficientemente amplio como para albergar varios campos de aerofutbol en su interior; en el lado noreste del descampado había dos colinas, mientras que en las zonas sur y sudeste había un bosque bastante denso.

—Reclutas, ya deben imaginar que estamos repitiendo el ejercicio de batalla. No quiero ver ninguna estupidez en esta ocasión, ¿entendido?

Hubo un gruñido silencioso de indignación ante esas palabras. Era obvio que se estaba refiriendo a Midnight Sonata; a pesar de las explicaciones de Rise, el sargento Cloud Faster seguía considerando a los batponies como unos meros locos. Este no pareció percibir este hecho, y si lo hizo no le importó.

—Recluta Midnight Slash, está usted al mando.

Hubo un instante de perplejidad antes de que la batpony de pelaje rojizo diera un paso al frente, con una extraña sonrisa en el rostro.

—Sí señor. Recluta Rise Love, estás al mando, organiza a la tropa.
—Recluta Midnight Slash, ¡explíquese! —exigió el sargento.
—Sí señor. El escrito del capitán Shining Armor decía que un líder “debe reconocer sus propias debilidades”. Yo soy una combatiente, no una estratega. Si se necesita a alguien que lidere un pequeño grupo de soldados soy la poni indicada, pero soy incapaz de organizar una tropa entera con frialdad. Por eso relego el mando en alguien más preparado que yo.

El sargento no dijo nada en contra de ese argumento, aunque era difícil deducir si estaba feliz con el mismo o no.

—Tienen cinco minutos para prepararse.
—Sargento, ¿me permite unas preguntas?

En esta ocasión fue Rise Love quien avanzó al hacer esa pregunta. El sargento le dio permiso para preguntar.

—¿Cuál es nuestro objetivo?
—Acabar con la tropa enemiga.
—¿Podemos saber la composición de la fuerza enemiga?
—Pegasos, ponis de tierra y unicornios. Están dirigidos por un capitán muy hábil.
—¿Cuánto tiempo tenemos para completar el ejercicio?
—Todo el que quieran. Se acabaron las preguntas, les quedan cuatro minutos para prepararse.

Rise Love no habló inmediatamente con los reclutas. Recorrió el campo de batalla con la vista, deteniéndose también a mirar al cielo con los ojos entornados; había pocas nubes en aquella ocasión, y el sol no eran tan fuerte como en el anterior ejercicio. Sin embargo sabía que los batponies no eran buenos en el campo abierto, mucho menos enfrentándose a una combinación de magos, ponis de tierra y pegasos. Sencillamente eran más versátiles que ellos.

—Oye, Moonlight —empezó Rise—. ¿Cuánto tiempo calculas que falta hasta que se ponga el sol?
—Pues... ¿Una hora? ¿Por qué lo...?

Pero Rise no respondió; puede que nunca hubiera estado al mando, pero su forma de andar y dirigirse a sus compañeros dejaba claro que tenía las ideas claras.

—Midnight y Blackwind, escoged a diez reclutas que os acompañen, seréis la fuerza de choque, vuestro trabajo es flanquear al enemigo y evitar que nos rodeen. Moonlight, dirigirás la línea principal de batalla, vuestro objetivo será ganar tiempo. Yo dirigiré un grupo de ballesteros. El plan es el siguiente...

Rise tardó pocos minutos en explicar a los líderes de escuadrón todos los detalles de su plan. Nada más completar la explicación, hubo una detonación mágica que indicó el inicio del ejercicio; los batponies tomaron posiciones: Moonlight Sonata alzó el vuelo junto a varios de sus compañeros, mientras que Midnight y Black Wind, junto a otros tres batponies, volaban en la parte trasera. Por su parte, Rise Love permaneció en el suelo con un pequeño número de reclutas armados con armas ligeras de entrenamiento y ballestas aturdidoras.

Lo primero que pudieron ver sobre la colina fue una formación de ponis de tierra avanzando. Pero, formando parte de la misma en el centro, pudieron distinguir a un unicornio: Pelaje blanco, crines azules y una armadura que lo designaba como capitán de la Guardia Real. Rise Love abrió mucho los ojos.

—No puede ser... ¡¿Shining Armor?!

“Un capitán muy hábil”, había dicho el sargento... ¡Y tanto! Un joven brillante, el hermano de Twilight Sparkle que había ascendido rápidamente en el escalafón de la guardia por sus habilidades tanto en combate como estratégicas. Diantres, ¡si hasta estudiaban algunos de sus escritos en la formación militar! La propia Midnight Slash lo había mencionado hacía unos minutos... Rise podía ver claramente la forma de vencer, pero para eso necesitaba localizar a los unicornios que Shining, inteligentemente, mantenía ocultos.

Rise evaluó la posibilidad de rodear la colina y atacar los refuerzos que aguardaban tras esta, pero no lo vio posible. Los batponies eran mucho más ágiles que los pegasos en vuelo cerrado, pero estos últimos los superaban en velocidad por mucho. Necesitaba provocar a Shining Armor, obligarlo a usar la magia para ganar la batalla, solo entonces podría ejecutar todo su plan.

Los soldados de tierra avanzaron hasta situarse a pocos metros de la linea de voladores que formaba junto a Moonlight Sonata. A una orden clavaron los escudos en el suelo y se detuvieron. Un batpony gritó “¡Ballestas!”.

—¡Romped la formación!

A pesar de la veloz orden de Moonlight, varios batponies cayeron víctimas de los virotes aturdidores; Rise Love gritó una orden a su escuadra y galoparon unos metros adelante, sacando sus propias ballestas y devolviendo el fuego. Los grandes escudos de los guardias reales evitaron que ninguno cayera, pero al mismo tiempo se vieron incapaces de apuntar contra los batponies voladores.

Por ambos lados de la colina aparecieron los pegasos, aproximadamente el mismo número que batponies. Los pegasos se dividieron en dos equipos: El más numeroso cargó de frente contra la linea formada por Moonlight y su escuadrón, mientras que el otro trazaba una parábola para atacar por el flanco.

—¡Midnight, Blackwind, interceptarlos! ¡Moonlight, atrás!
—¡Sí, señora! —gritaron los tres al mismo tiempo.

Mientras Rise y su escuadra seguían disparando sobre los ponis de tierra, evitando que estos pudieran devolver el fuego, Moonlight Sonata empezó a retroceder al mismo tiempo que se preparaba para recibir la carga de los pegasos. En la distancia pudo escuchar a la pareja que formaban Midnight Slash y Blackwind gritar al cargar al combate.

Rise Love observó a los pegasos superar la formación de los ponis de tierra y acercarse a ella.

—¡Cambio de objetivo, a los pegasos! ¡Disparad, evitad el combate!

Los ballesteros obedecieron al instante, disparando a los voladores enemigos y derribando a unos pocos en el proceso. La escuadra tuvo que retroceder a toda prisa para evitar ser atacados, pero al instante, unos cuantos batponies de Moonlight interceptaron a los atacantes, dando tiempo a Rise Love y los suyos a reagruparse.

La yegua gris-azulada aprovechó ese instante para estudiar la situación: Los ponis de tierra volvían a avanzar, pero su fuerza era inútil contra los batponies que volaban, y la escuadra que había en tierra era demasiado rápida para que la alcanzaran. Moonlight parecía estar en un empate técnico, sin que ni los pegasos ni los batponies lograran inclinar la victoria. En el flanco de la batalla, Midnight y Blackwind no estaban venciendo: estaban arrasando a los pegasos. Habían escogido a los batponies más diestros en combate de entre los reclutas, y el grupo de pegasos flanqueadores no había podido con ellos. No tardarían en ir a apoyar a Moonlight.

Se pudo ver un brillo entre los ponis de tierra. Shining Armor había conjurado apuntando al cielo.

—¡Cerrad los ojos!

El grito ultrasónico de un batpony se oyó por encima del jaleo de la batalla y fue repetido por varios de sus compañeros. El conjuro estalló en un intenso fogonazo de luz que hizo que incluso los no-batponies entornaran los párpados; sin embargo casi todos los reclutas de la guardia nocturna se habían preparado para el resplandor, guiándose únicamente con sus ultrasonidos y manteniéndose unidos. Habían aprendido bien la lección del primer ejercicio.

Rise pudo percibir a Shining Armor mirando alrededor y evaluando la situación. “Vamos, necesitas tu arma principal, ¡sácalos!”. Un nuevo brilló delató un conjuro, y entonces Rise observó movimiento sobre la colina.

Un grupo de diez magos avanzó hacia el campo de batalla. Al mismo tiempo, un pequeño grupo de pegasos se separó del combate principal y retrocedió para cubrirlos.

—¡Moonlight, ahora! ¡Escuadrón, seguidme!

Rise echó a galopar con sus compañeros por el campo de batalla, intentando rodear a los ponis de tierra hacia la colina. Sobre sus cabezas pudieron escuchar a Moonligh dar una orden, seguida por el rugir de la carga de los batponies. Los soldados rompieron la formación para tratar de interceptar a Rise Love y sus compañeros, pero los pesados ponis de tierra carecían de la agilidad de los ligeros batponies. Aún así, unos pocos lograron interceptar al escuadrón; Rise Love gritó una orden y unos pocos de sus compañeros cargaron contra los ponis de tierra, en un combate perdido por ganar unos valiosos segundos.

Rise miró a un lado y entonces lo vio: Shining Armor corría hacia su dirección cargando la magia en su cuerno. La yegua no pensó en lo que hacía cuando vio los proyectiles mágicos dirigirse hacia ella misma: saltó y desplegó las alas, girando en el aire tan rápido como pudo; notó un impacto en una pata trasera que le dejó la extremidad dormida, pero lo ignoró. En medio del giro alzó la ballesta y apuntó hacia el unicornio blanco.

Shining Armor cesó su ataque mágico para conjurar una barrera que lo protegió el virote de Rise Love. Esta, al recuperar la posición horizontal miró hacia adelante: Los unicornios enemigos habían centrado su fuego mágico en el escuadrón de Midnight Shield y Blackwind. No habían visto el auténtico peligro.

—¡Fuego!

Los batponies detuvieron su carrera, alzaron las ballestas y dispararon. Shining Armor gritó una orden que no llegó a tiempo. Los pegasos intentaron cargar contra los ballesteros, pero los supervivientes del escuadrón batpony de choque fue más rápido y los interceptó... y los magos empezaron a caer bajo el fuego enemigo. Uno, dos, seis...

Rise miró alrededor mientras los unicornios caían bajo el fuego, y durante un instante cruzó una mirada con Shining Armor. No intentó calibrar lo que este iba a hacer, no era el momento de improvisar, tenía que seguir con el plan. La yegua de crines marrones se llevó una pata a la boca y emitió un largo silbido que se prolongó por varios segundos.

Los batponies iniciaron una retirada coordinada.

Unos pocos quedaron atrás, frenando a los pegasos para evitar que los atraparan, otros pocos hostigaron a los ponis de tierra para negarles la posibilidad de tomar sus ballestas y acabar con los reclutas. Rise Love se unió a la retirada, dirigiéndose hacia el lugar que había indicado a sus compañeros: El bosque.

Shining Armor se quedó quieto, conjurando su magia y derribando a varios de los batponis que frenaban a los pegasos, pero de nada sirvió. La rápida maniobra de los reclutas tomó a todos por sorpresa, y cuando se quiso dar cuenta la gran mayoría de estos habían desaparecido entre los árboles. Fue entonces cuando gritó a los pegasos:

—¡Atrás! ¡No os adentréis en el bosque!

Cuando quedó claro que el combate había terminado, por el momento, Shining armor hizo un recuento de bajas. Habían caído bastantes pegasos ante la ferocidad de los batponies que bloquearon a los flanqueadores, otros pocos cayeron ante los virotes del escuadrón que iba por tierra. Pero la mayor pérdida la habían sufrido por parte de los magos: De los diez unicornios que había traído, aparte de él mismo, ocho habían caído bajo los virotes. Las bajas de los batponies eran equiparables en número.

Entre la tropa, un pegaso se adelantó. Se trataba del sargento instructor Cloud Faster.

—Capitán, parece que los batponies han decidido huir.

El blanco unicornio soltó una grave carcajada.

—¿Lo dice en serio, sargento? —rio Shining Armor—. Los reclutas han hecho una jugada brillante. La yegua que los dirige ha sabido usar las ventajas de su raza en su favor.
—¿A qué se refiere?

Desde su posición, Cloud Faster vio que el sol se estaba poniendo tras el capitán de la guardia real. Este último se giró hacia sus soldados.

—Nos han llevado a su terreno. ¡Soldados, tomen lámparas y hagan antorchas! La verdadera batalla está por llegar.

A distancia del campo de batalla, volando por encima de una colina, dos batponies observaban la escena. Uno de ellos era el sargento instructor Night Blade, que llevaba su armadura de la Guardia Nocturna. Su pelaje purpura reflejaba la luz anaranjada del atardecer. A su lado, un semental de pelaje marrón oscuro y ojos grises; este no parecía fuerte, físicamente hablando, pero era de constitución fibrosa. Su crin era gris y ondeaba con la brisa del atardecer.

—¿Has visto a esa yegua?
—¿La de pelaje azulado? Sí, es Rise Love, te he hablado de ella.
—¿Pero has visto lo que ha hecho? ¿Cómo ha esquivado los proyectiles y ha disparado al mismo tiempo?

Night Blade asintió. Realmente, había sido un movimiento impresionante, una gran muestra de agilidad.

—La chica es ágil, pero eso ha parecido suerte más bien.
—Yo lo llamaría instinto. ¿Crees que puede ser ella?
—¿Ella? ¿A qué te refieres? ¡Oh! —exclamó Night al caer en la cuenta—. Tienes que estar de broma, han pasado más de quince años.
—Dieciséis, para ser exactos. Esa yegua es instintiva, y me dices que comprende la Sed mejor que muchos. Podría ser ella.
—Bueno... veamos cómo se desarrolla la batalla esta noche.
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Re: La maldición del Batpony [Horror][acción][SoL] Cap. 4

Notapor agustin47 » 16 May 2017, 21:53

No es exactamente igual y por eso no sé por qué se me viene tanto a la mente, pero quizás porque al ser una batpony comparte ese deje de super asesina silenciosa pero también guerrero capaz que me ha recordado muchísimo a una de mis escenas favoritas de la trilogía de El elfo oscuro de Bob Salvatore, aquella del primer libro en la que hay una especie de royal rumble entre los alumnos de la academia. Y eso, junto con lo bien narrado que está hace que sea muy fan de este capítulo. En otro orden de cosas, necesitaba ponerme al día porque después del primer capítulo se me olvidó este fic, entro muy poco al foro y tal, menos mal que vi tu mensaje en skype.

Más hablando del capítulo, la evolución de Rise Love es muuy grande, vaya cambio en el personaje, quizás incluso demasiado rápido, aunque esto puede ser que sea solo una sensación mía por leer todos los capítulos seguidos, que a veces me pasa. La verdad es que una de las cosas que más me está gustando es que has conseguido que me resulten interesantes todos los personajes, sobre todo los batponies, y eso es un gran logro porque son bastantes. La historia me parece que avanza a un ritmo lento pero seguro y que le pega al argumento, y esa narración ligera de descripciones que le estás dando con mucha acción y diálogo típica de las novelas de fantasía un poco juveniles por así decirlo me parece que le viene como anillo al dedo. Aunque este último capítulo entra bastante en ello, quizás me gustaría aún más desarrollo y explicación de los métodos de batalla de las cuatro razas y tal, creo que con lo que estás currando este apartado una, por así decirlo, "clase" de el sistema de guerra y el uso de las armas de los bichitos de colores estos podría darle al fic un encanto propio difícil de conseguir, porque los escritores de fanfic de acción de MLP no entran mucho en esto, y es perfectamente entendible, es realmente complicado hacer acción y combate con armas con ponis cuando para empezar se supone que no deberían poder ni sujetar las armas, pero cuando se cuadra perfectamente y se desarrolla bien es una decilicia leerlo.

En resumen, genial el último capítulo y me está gustando mucho por el momento, espero el siguiente con casi tantas ganas como las que espero el siguiente de La guerra en las sombras.
Los milagros no son gratuitos.

La ignorancia a veces puede significar felicidad, y en este caso, la nuestra resulta ser una verdadera bendición.


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