No sé qué hacer, simplemente no lo sé. Nunca había sentido esto por nadie. Es decir, conozco a cada uno de los ponis de Ponyville, y los quiero mucho a todos. Pero la sensación que tengo cuando la veo es... completamente distinta. Cada vez que veo esa melena con diferentes tonalidades de rosa,ese pelaje blanco,esos hermosos ojos verdes,no me puedo controlar; tengo ganas de besarla, besarla donde solo cierto tipo de amigas lo hacen. Quiero ser su special somepony... pero todo esto es nuevo para mi.
He hablado con las chicas sobre eso, todas me apoyan, y me dicen que me declare, que nunca sabré si ella me quiere o no. Y que si no lo hago la duda podría matarme, pero tengo miedo... miedo de que me rechace, y ellas lo saben. Rarity me comenta.
-Querida, si por algún caso ella no siente lo mismo que tu, podéis seguir siendo amigas.
-Pero... ¿qué pasa si me rechaza y no quiere ser mi amiga nunca más? ¡No podría vivir con eso!
Applejack, después de acariciarme la melena con su casco, me dice.
-Sugarcube, si ella realmente aprecia vuestra amistad, no habrá ningún problema. Y si por algún caso, pasa eso... significará que no es merecedora de tu amor.
Me he decidido, agradezco a las chicas por sus consejos, y me dirijo hacia el puesto donde venden rosas, con la esperanza de que ella esté allí...
Al final llego, y veo a mi amada vendiéndole un ramo de rosas a Derpy, mientras esta deposita los bits sobre la mesa. Trago saliva, y me dirijo a hablar con ella.
-Bu...buenos días, Roseluck.
Normalmente no suelo ser así, esta es la primera vez en toda mi vida en la que tartamudeo. Rayos... ¡si me parezco a Fluttershy!
Esta me mira y me sonríe.
-¡Buenos días, Pinkie Pie! ¿Quieres algo?
Trago mas saliva y con un sonrojo que se notaría si no fuese por mi color de pelaje, y con dificultades, le pregunto.
-¿Quieres ir a tomar algo? Necesito contarte algo.
Esta me mira extrañada, pero luego expresa una sonrisa de extraña felicidad y asiente.
-¡Por supuesto! Deja que cierre el puesto y nos vamos.
Roseluck y yo nos dirigimos a Sugar Cube Corner, tengo planeado una ligera merienda, luego iremos a mi habitación... y se lo contaré.
Llegamos rápidamente y, entre sonrisas y silencios incómodos, hago unos Cupcakes lo más rápido que puedo. Subimos a mi habitación, ella sigue extrañada, pero a la vez feliz, cuando al fin llegamos, me dispongo a decírselo.
-Oye, Roseluck... si te he traído aquí es para una cosa muy importante.
Trago mas saliva, mientras ella inquiere.
-¿Si, Pinkie?
La miro a los ojos, y me armo de valor para contarle lo que posiblemente sea lo mayor que vaya a decir en la vida.
-Roseluck, desde hace un tiempo he querido decirte esto, empecé a sentir algo muy fuerte dentro de mi hacia ti, y hace poco tiempo descubrí lo que realmente era... Roseluck... estoy enamorada de ti... y quiero que seas.... mi Special Somepony.
Ya está, lo he dicho. Una gran presión desaparece de mi cuerpo, pero no hay que cantar victoria. Observé su reacción, tiene abiertos los ojos, parece sorprendida, incluso llega a tirar su Cupcake al suelo. Entonces empieza a llorar, me asusto, creo que la he fastidiado.
-¡Ro... Roseluck! No... no llores... si no sientes lo mismo, no es necesario...
Ella me interrumpe poniendo su pata en mis labios, me sonrojo, y ella empieza a sacar algo. Es una rosa... una rosa... ¿verde?
-Esta es una rosa especial, la he cultivado desde que era una potrilla, y esta la rosa que quisiera que tuviese mi Special Somepony. Esa... eras tú, me encanta tu personalidad,tus fiestas y tu adorable melena esponjosa. Pero creí que no sentías nada por mi, siempre tienes esa personalidad tan amigable con todo el mundo...
Ella ríe, yo también me rio, y pronto, sin darme cuenta, nos encontramos abrazadas.
-Entonces... ¿somos pareja?
Ella no responde, tan solo me da un beso en los labios. El beso más dulce que me han dado en mi vida.
-Sabes muy bien.... me gustaría saborearte a fondo...
Ella ríe, yo me sonrojo hasta tal punto de que se me nota. Asiento, pero le comento antes.
-Está bien... pero tengo que hacer una cosa antes, ahora vuelvo.
Salgo de mi habitación, y cierro la puerta. Me aseguro de que no haya nadie, miro fijamente al frente y hablo.
-¿A qué estáis esperando? ¡Iros ya! ¡Esto es privado!-exclamo, mientras hago bajar una persiana, y me dirijo felizmente a la habitación."