Una sonrisa apareció en mi cara al volver a ver a mi vecina.
- ¡Derpy! -exclamé - ¡Pensé que te habíamos perdido!
Grey Edge no parecía encontrarse bien. Por los síntomas, podría ser una hipotermia... ¡Teníamos que salir del agua lo antes posible!
- Hemos encontrado muchas más gemas en la sala siguiente - suspiré-. Por desgracia, sigue siendo una sala de agua como esta... ¡Sólo que aparecimos en la capa de nubes! - Mi mente recordó el doloroso planchazo que había dado en el agua momentos atrás.
Desvié la mirada hacia Grey Edge de nuevo. Sin nuestra ayuda, parecía incapaz de mantenerse a flote. Estaba claramente agotado, después de haber usado la magia para devolvernos a esta sala aun cuando se encontraba débil.
- Gracias por reunirnos de nuevo, Grey Edge - declaré al unicornio, cuya mirada aún se encontraba perdida en la nada. Algo me decía que no era sólo físico su sufrimiento... - Lo que me recuerda... Esto es para ti, Derpy - floté hacia el pegaso una de las gemas de mis alforjas-. Grey consiguió traernos de vuelta gracias a una de estas. Quizá también les encontréis utilidad los pegasos - dirigí la mirada hacia el fondo de la sala. - Y ahora... ¿estáis listos para continuar? ¡Que nadie se quede atrás esta vez!
Me dirigí hacia la puerta número 2 llevando a Grey Edge, quien no se encontraba en condiciones de nadar por su cuenta. Una vez frente a ella, recordé lo que había ocurrido hasta entonces en el laberinto: nunca pude cruzar la puerta con el mismo número dos veces seguidas. "Ya que estoy aquí lo intento", pensé mientras intentaba introducir un bit en la puerta... y, para mi sorpresa, ésta se abrió. ¿Quizá al teletransportarnos habíamos cancelado el movimiento de antes?