[Humor][HiE] Las desventuras de Volgrand en Ecuestria [Ep17]

[McDohl]

Edgareo... te recuerdo que la "Madre" de Celestia y Luna... y de todo poni de My Little Pony: Friendship is Magic también se llama Laurent...

Spoiler:

Y sobre el capítulo... Sweet Celestia, no querría ser Volgrand ahora mismo. Y me gusta mucho como te ríes de ti mismo en algunos momentos, amén de que todas las escenas son desternillantes a más no poder y los paralelismos con la literatura humana son muy buenos todos

[AwesomeUsername]

Acabo de leerme las 4 partes del tirón. Genial la historia, me he reído bastante

A ver ahora cómo sale Volgrand de esta... si es que sale

[Volgrand]

Hey!

Sólo deciros que he editado el episodio cuatro. Unade me hizo notar que parecía que Volgrand estaba flirteando con Twilight, y al releerlo vi que la escena no era lo bastante patética. Así que ya está reescrita. Empieza a partir del mensaje "Editado a partir de aquí".

¡Gracias por los comentarios a todos! n_n

[Sr_Atomo]

Puedes poner en el primer post algo como:

Capítulo 4

Spoiler:

http://www.spaniardhooves.com/foro/viewtopic.php?f=11&t=2142&start=15#p89586

Y cambia el título del tema, que me acabo de enterar que has subido el cuarto capítulo... ahora me lo leo.

[agustin47]

¿Para cuando el episodio 5? Me tienes en vilo.

[Volgrand]

Pronto, pronto....

[McDohl]

Releído el final del episodio 4. Está muchísimo mejor

Sigo pensando que Volgrand lo tiene chungo... pobret

Y que viva despellejar Crepúsculo

[amadeus_dark]

ME GUSTA!!

Esperando un nuevo cap!

[Volgrand]

¡Nuevo capítulo, al fin! Aquí llegamos con el quinto capítulo de nuestro humano favorito, ¡Volgrand!.

Capítulo 5: "...cagocagocagocago cagocagocagontó"

Spoiler:

Volgrand se despertó a la mañana siguiente estirándose tanto como pudo. Había dormido muy placenteramente, no esperaba que la cama de invitados fuera tan grande. Pero, por alguna razón, se sentía algo entumecido, como si hubiera hecho un montón de deporte el día anterior.

Vale, sí, le había atropellado varias veces una manada de conejos. Y se había lanzado chocolate ardiendo por encima. Y antes que eso había tenido que esquivar varias tartas mortales lanzadas con bastante puntería. Pero tampoco había como para sentirse tan cansado ahora.

Estiró la mano para intentar encontrar sus gafas, y de hecho las palpó, pero no conseguía asirlas.

—Grmmmftx.... —gruñó mientras luchaba por abrir los ojos.

Intentó enfocar hacia la mesilla al lado de la cama. Vio su brazo cubierto por una tela azul. ¿Cuándo se había puesto el pijama? Bueno, qué importaba, había bebido bastante antes de dormir. Observó que las gafas seguían reposando al lado de la colorida lámpara. Alzó el brazo e intentó cogerlas de nuevo... y no lo logró.

Se pasó la otra pezuña por los ojos, despegando unas rebeldes legañas. Intentó incorporarse y... “Un momento, ¿he dicho 'pezuña'?”. Volgrand llevó ambos brazos ante su cuerpo... y la terrible realidad hizo presa de su conciencia. No tenía un pijama azul: tenía un pelaje azul que le cubría todo el cuerpo. Sus brazos no acababan en manos... acababan en pezuñas, al igual que sus piernas... bueno, patas. Buscó por la habitación y vio un espejo. Intentó levantarse, pero el intentó quedó en una patética caída seguida de un “mierda”. Se arrastró por el suelo hasta llegar al espejo. En el camino sorteó una serie de cirios, inciensos y otros polvos que formaban un círculo alrededor de la cama.

Un poni azul, de pelo verde y abultado, casi como el de Pinkie, le devolvió la mirada desde el espejo. Sus ojos, con un tic nervioso en el derecho, eran marrones.

—Esto tiene que ser una broma... una jodida broma.

Se giró un poco para ver la guinda del pastel: dos alas crecían en su espalda. Y en su flanco había una Cutie Mark: Un mando de Super Nintendo sobre un libro con las hojas arrancadas, pero en vez del pad direccional tenía una cruz roja.

Tenía que reconocer que la marca tenía su gracia. Pero lo haría más tarde. Porque la cara del pegaso, antes humano, llamado Volgrand se contrajo en una expresión de puro odio. Cuando abrió la boca, el grito más violento jamás berreado por poni alguno en toda Equestria fue escuchado por todos los vecinos.

—¡¡TWILIGHT!! ¡¡MALDITA PEGASA CORNUDA!!

Twilight, que estaba en la biblioteca, casi arrancó una hoja del libro que estaba leyendo cuando el grito perforó sus tímpanos. Vale, Volgrand ya se había despertado. Escuchó un errático galope escaleras arriba, muchas maldiciones... y acto seguido, Volgrand apareció rodando escaleras abajo.

—¡Maldita sea, ahora no sé ni caminar!
—Volgrand, ¡tranquilo! Date tiempo para acostumbrarte —intentó tranquilizarlo Twilight.
—¡¿Tranquilo?! ¡¿Qué diantres me has hecho, bruja?!
—Si te tranquilizas te lo...
—¿¡Dónde está mi cuerpo, estúpida poni!?

De alguna forma, Volgrand logró ponerse sobre sus cuatro pezuñas y avanzó hacia Twilight, cogiendo a la alicornio por los hombros y sacudiéndola mientras le berreaba como un poseso a la cara.

—Volgrand, de... de.. de... ¡déjame explicarte! —logró balbucear Twilight. El histérico pegaso dejó de sacudirla, pero clavó los ojos furiosamente en los de su anfitriona—. Es que ayer cuando... me dijiste que no podrías volver si eras poni... pues creí que querías quedarte.
—¡¿Que quería quedarme?! ¡Y qué pudo darte esa idea!
—Pero... me dijiste que si fueras poni al igual podrías... quedarte, ¿no?

La cara de Volgrand solo podría definirse como “un poema”. Soltó a Twilight e intentó darse con la mano en la frente. Pero el gesto quedó truncado con un sonoro y doloroso “CLOCK” al no recordar que ahora tenía pezuñas.

—¡Me cago en la...! —exlamó frotándose la frente—. ¡j*der Twilight! ¡Que yo sólo pretendía ser amable! ¡Nunca he querido ser un poni!
—Pero es que...
—¡¿Qué?!
—Es que verás Volgrand... que como tú eres muy... este... inteligente y divertido y... y como hablabas mucho conmigo pensé que querrías quedarte. Y que lo que me dijiste anoche, “Si fuera un poni todavía, oye, pero va a ser que no” —recitó Twilight textualmente—. Pensé que era una indirecta para... ya sabes... porque... ¡yo te quiero!

Antes los ojos de la alicornio, la cara de Volgrand se relajó. Sus ojos, perplejos, miraban directamente a la yegua. Su boca se quedó semi abierta, y relajó la presión que hacía sobre sus hombros. Twilight estaba ensimismada, ¿había funconado? ¿Había comprendido Volgrand lo que ella sentía?

Poco a poco, el azulado semental llevó sus pezuñas hasta el cuello de Twilight. La mente de ésta se volvió loca, y su corazón empezó a palpitar a toda velocidad. ¡La iba a besar! Pero no tardó en darse cuenta que, lo que parecía una especie de gesto cariñoso, tenía más presión de la que debería. Y la cara de Volgrand se convirtió en un gesto de auténtica y frustrada concentración.

—¡Maldita sea! ¡Ni siquiera puedo estrangularte con estas patas!
—¡Oh! No, mira, apretar es fácil, se hace así —explicó Twilight doblando sus pezuñas frente a la cara de Volgrand.
—¡Ah claro! ¡Así puedo apretar con fuerza! Tiene sentido.
—¿Verdad que s..? ¡BLARG!

Ahora sí, Volgrand cerró sus pezuñas en torno al cuello de la alicornio, y mientras apretaba con todas sus ganas, berreó:

—¡¡MALDITA UNICORNIA LOCA!! ¡¡DEVUELVEME MI CUERPO!!

Twililght luchaba por gritar socorro, pero sólo húmedos sonidos ininteligibles salían de su garganta. Su cuerno brilló, y sobre la copa del árbol de la biblioteca, se materializaron con enormes letras doradas los pensamientos de la maga:

“¡Socorro! ¡Socorro!”

Antes de que pasaran cinco segundos, hubo una explosión de cristales rotos, seguida por un meteoro de color celeste que se lanzó directamente contra Volgrand. El pegaso rodó por el suelo hasta topar con una estantería. Fuera de sí, se levantó rápidamente para volver a exigir la devolución de su cuerpo humano. Pero ante él se alzaba otra pegaso: pelaje celeste, crin multicolor.

—¡Eh, tú, ni se te ocurra tocar a Twilight! —gritó Rainbow Dash.

—¡Apártate, voy a recuperar mi cuerpo a bofetadas si hace falta!

—¿Qué es una bofetada?

—Eh... —jadeó Twilight—, creo que se refiere a... “casquetazos”.

—¡Ah! —Rainbow volvió a mirar a Volgrand desafiante—. ¡Eso no será mientras yo esté aquí! Y Fluttershy me ha contado del humano que dormía con Twilight. ¡¿Qué has hecho con él?!

—¡¿Que qué he hecho con él?! ¡¿Es que no lo ves tú misma?! —farfulló Volgrand, sacado de sus casillas. Rainbow lo miró extrañada.

—Eh... no, no veo a qué te refieres.

Entonces la puerta se abrió de un golpe y una furibunda Applejack entró en la biblioteca, con Spike montado sobre su grupa, enarbolando una baguette a modo de lanza..

—¡Tranquila Twilight, te salvaremos! —gritó el dragoncito. La granjera se giró inmediatamente hacia el desconocido pegaso azul.

—¿Quién eres tú? ¿Dónde está Volgrand?

—¡¡SOY YO, PEDAZO DE PAZGUATAS!!

Todos los presentes, menos Twilight, que aún luchaba por respirar, miraron incrédulos al pegaso.

—Pero Volgrand es un humano —dijo Spike.

—Y tú ere' un poni.

—¡Yo no soy un poni! —respondió Volgrand.

—¡Sí que lo eres! —dijo Rainbow— ¿No te has mirado a un espejo?

—¡¡Que no soy un poni!!

—¡¡Sí que lo eres!! —gritaron los otros tres al unísono.

Volgrand los miró durante unos segundos. Luego se miró las pezuñas antes de llevárselas a la cabeza y gritar:

—¡ARG! ¡Dejad de jugar con mi mente!

—Creo que... puedo... explicarlo... —dijo Twilight.

Cinco minutos de jadeos después, la alicornio terminó de explicar que ella había hecho el conjuro para transformar a Volgrand en un poni.

—Bueno, eso lo explica todo. Solo tienes que deshacer el conjuro, ¿puedes, verdad Twilight?

—Sí que puedo, Spike. Y eh... lo siento Volgrand... de verdad fue con buena intención.

El pegaso azul soltó aire por los belfos, intentando mantenerse calmado.

—Vale, vale. Yo también me he excedido. Solo deshaz el conjuro y ya. ¿Vale?

En seguida, Twilight empezó a conjurar. Alrededor de Volgrand apareció un círculo de runas mágicas, que empezó a iluminarse a medida que la maga infundía más magia en el mismo. El cuerpo de Volgran casi pareció desvanecerse entre la intensa luminosidad. Los ojos de Twilight se volvieron completamente blancos, resplandecientes por la magia, un segundo antes de que toda ésta estallara en una inofensiva explosión de colores.

Cuando todos pudieron abrir los ojos, solo vieron un frustrado pegaso sentado en el círculo mirándose las pezuñas.

—¿Qu'ha pasao, Twilight?

La alicornio miró asustada a Volgrand y volvió a conjurar. A su lado, en el aire, apareció lo que parecía un portal a otra dimensión. Twilight introdujo su cabeza en el mismo y, tras unos segundos, gritó “¡No está!”. Volgrand lanzó la temida pregunta:

—¿Qué es lo que no está?

—Veréis —dijo Twilight, sacando la cabeza y cerrando el portal—. Cuando se hace una transformación así, se guarda una “copia” mágica de la forma original del sujeto en un lugar seguro. Esto permite revertir la transformación con seguridad si algo sale mal.

Todos atendían a la explicación, expectantes.

—Y... ¡así lo hice! Hice la copia y la guardé en mi bolsa dimensional personal y...

—¡Espera! —interrumpió Spike—. ¿Tienes una bolsa dimensional? ¡¿Y por qué me haces cargar con todos tus libros a mano?!

—Eso luego, Spike —continuó Twilight,, ignorando la pregunta—. Guardé bien la copia del cuerpo de Volgrand y debería haber funcionado, pero..

—¿Pero qué? —preguntó Rainbow Dash.

—Este... pues que alguien... me... la... ha robado.

Hubo un silencio sepulcral en la sala. El silencio que precede a la batalla. La calma antes de la batalla. El corte en la banda sonora antes de la escena más impactante de una mala película de terror. Todos miraron a Volgrand, que se estaba levantando poco a poco con intenciones homicidas... bueno, ponicidas. Pero Applejack, Rainbow y Spike reaccionaron a tiempo y se lanzaron para frenar al enloquecido pegaso.

—¡¡Corre Twilight!

—¡¡YO LA MATO!!

* * * ------- * * *

Volgrand estaba frustrado. Frustrado, por no usar una palabra peor. De hecho, el desdichado ex-humano definiría su estado de ánimo como “hasta los mismísimos cojones”. Y sólo llevaba poco más de veinticuatro horas en Equestria. Maldita fuera la hora en que a esa estampida de conejos le dio por atropellarle. Maldita fuera la hora en que le dio por enamorar accidentalmente a Twilight a base de hacer crítica literaria. Y sobre todo, oh sí, sobre todo, maldita fuera la magia.

—Ponis de mierda...

Twilight había tenido que ir a Canterlot para preparar la “celebración del sol”, como era ahora su deber como princesa. Así que Volgrand pasaba el día solo, sentado en la terraza de un bar de poniville. El camarero le había servido lo que él llamaba “un capuccinno”. Pero era exactamente igual que pedir un café con leche en Inglaterra: agua sucia con algo de leche y cacao.

—Ni siquiera tienen un café decente en este maldito mundo...

Pero el haberse sentado a tomar algo le había servido para aclarar las ideas. Y algo estaba clarísimo: necesitaba ayuda. Pero, ¿quién podía ayudarle? Las propias princesas y Discord no tenían ni idea del tema. Aunque claro, quizá el dios de los “trolls” le estaba gastando una broma. Aún así, ¿quién podía comprender su situación? ¿Quién podía creerse que hacía veinticuatro horas era un humano en Oxford, y que se había transportado de alguna manera a Equestria y ahora era un pegaso azul con el pelo verde?

Y de pronto, la respuesta le llegó a la mente.

—¡Unade! ¡Necesito a Unade aquí!

Unade, la gran amiga de Volgrand. Pegasister resguardada tras un pseudónimo, de afilada lengua y mordaces palabras que había colaborado en “Volgrand: Música y Fandom” para destrozar la obra de algún autor. Ella le creería... o no. Pero sin duda, intentaría encontrarle. A fin de cuentas, ella le salvó de la invasión de “Zombie Groupies” en el especial de Halloween del programa.

—Ya... y a ver cómo contacto con ella, j*der. Aquí no hay internet.

El pegaso volvió a apoyar la cabeza en la pezuña, frustrado como nunca.

—Estoy jodido.

¡De repente una criatura rosa apareció frente a Volgrand! Y ésta gritó:

—¡HolaVolgrandessuperguayqueseasunpegasoahora!

Con un grito de terror, Volgrand se echó hacia atrás con tanta fuerza que se cayó de la silla. El sucedaneo de capuccino voló en el aire, cayendo en la cabeza del pegaso. Eso sí, al menos esta vez no quemaba.

Cuando se levantó, Pinkie sostenía una tarta frente a él.

—¿Una tarta?

—¡Pinkie, demonios! ¡Y no, no quiero tarta!

—¡Pero es que estás triste, tontín! ¡Y eso es porque no tienes tarta, así que te traje tarta!

—No, no estoy triste por eso, Pinkie. Además, ya te dije que no me gustan las tartas.

—¡Upsi! ¡Perdón! ¿Un muffin? ¡Venga Volgrie, cuéntame qué te pasa?

—¿Volgrie? —preguntó éste ante el mote—. Bueno, da igual. Mira, pasa que yo quiero volver a mi mundo. O al menos, contactar con una amiga que podría ayudarme. Pero no tengo cómo hacerlo.

—¡Pues habla con ella, tontín, es muy fácil!

Volgrand miró a Pinkie, calibrando si se estaba burlando de él o lo decía en serio. La sonrisa de la yegua no le dejó duda alguna: lo decía en serio.

—Pinkie, mi amiga está en otro mundo.

—Ya lo sé.

—¡Y no tengo ningún aparato o magia para comunicarme con ella!

—¡Ya lo sé!

—¡¿Pero cómo demonios quieres que lo haga?! —berreó Volgrand levantándose de la mesa.

—¡Muy fácil! ¡Mira hacia tu amiga y habla con ella! ¡Yo lo hago siempre!

Volgrand se quedó pensando mientras miraba a la sonriente yegua. Quizá.... tenía razón. A fin de cuentas, Pinkie era capaz de romper la cuarta pared (demonios, ¡lo hizo por primera vez en el segundo episodio de la primera temporada!). Entonces, ¿y si ella tenía la forma de contactar con el mundo humano? Volgrand iba a coger el nuevo café que le había traido el camarero, cuando escuchó un pequeño ruido bajo su mesa. Antes de que pudiera agacharse a comprobarlo, una especie de rama de espino negro y con pinchos atravesó la mesa, volcando la taza. El pegaso lanzó una maldición. Encima de que el café era malo, el mundo conspiraba para evitar que lo bebiera.

—¡Me voy a cagar en todo ya, hombre!

—Poni —corrigió alguien.

—Lo que sea.

Poco a poco, los ponis a su alrededor empezaron a histerizar. “Oh, qué sorpresa”, pensó nuestro protagonista. Vio que las ramas de espino negro estaban surgiendo por todo, invadiendo el pueblo. Pinkie Pie empezó a temblar, y un segundo después se echó a un lado, esquivando una rama que surgió de la nada. Volgrand agitó las alas y se alzó un par de metros, evitando las plantas. Al mirar arriba vio a Rainbow Dash, luchando sin éxito contra unas tozudas nubes que provenían del bosque Everfree.

Volgrand echó cuentas mentales. Claro, eres día era 23 de Noviembre en el mundo humano. ¡Era el día del estreno de la cuarta temporada! ¡Estaba en directo en un capítulo de My Little Pony! ¡Tenía que aprovechar!

Volvió a tierra y galopó tan rápido como pudo hasta la ferretería del pueblo. En menos de un segundo salió de la misma con un hacha en las pezuñas. Se encaminó hasta una casa en concreto del pueblo, abriendo el camino a hachazo limpio. No pudo evitar observar que algunos ponis intentaban arrancar las extrañas plantas a mordiscos. Vale, manejar un hacha con pezuñas no era fácil, pero era mejor que usar los dientes. Al menos eso le parecía a Volgrand.

Tras varios minutos de relantizadas caminata, llegó a su destino. Golpeó la puerta, mientras daba hachazos a una rama que se había enrollado en su pata trasera.

Al poco, una poni estrábica abrió la puerta. Mientras entraba, huyendo de las agresivas plantas, Volgrand expuso rápidamente a qué había venido.

—Derpy, quiero contratar tus servicios.

—¡Claro que zí, zeñor mono zin pelo!

—Ahora soy un pegaso, Derpy.

—¡Ya lo zé! ¿Qué necezitaz?

* * * ------- * * *

En algún lugar del territorio español, en el mundo de los humanos, una chica llegó a su casa tras un día de trabajo. Con tranquilidad encendió el ordenador y se sirvió un té. Cuando volvió a la habitación, descubrió para su horror que el ordenador había iniciado... ¡Windows Vista!

—¡Ah, j*der!

Reinició el ordenador, y esta vez sí, ejecutó el sistema operativo Linux Ubuntu. Éste cargó en cuestión de segundos, y saludó a su propietaria con un mensaje: “Bienvenida, Unade”.

Conectada a internet, siguió su patrón habitual de páginas, en un gran homenaje al procrastinamiento. Pero no tardó en notar algo extraño: Volgrand no estaba conectado. Ni al Skype, ni al Google chat. Y el trabajo no era excusa, no. Gracias a los móviles, él estaba conectado incluso veinticuatro horas al día. Era muy extraño.

Decidió visitar la página del programa del susodicho, “Volgrand: Música y fandom”. Pero para su sorpresa, se encontró que Volgrand no había emitido. Y había dicho que emitiría el día del estreno de la cuarta temporada de “My Little Pony” a esa misma hora. De hecho Unade esperaba escuchar su nuevo despelleje del fanfic “Broken Hearts and Diamonds”. Y él nunca se retrasaba cuando prometía emitir. Lo que era peor: los zombie-grupies de su programa ya estaban liándola. Cientos de mensajes que decían de todo. Desde “Queremos que emitas”, a “Volgrand, quiero un hijo tuyo”. Sin faltar las amenazas de muerte de algún autor anteriormente despellejado.

Diantres, los grupies se estaban descontrolando, y Unade no tenía ganas de acabar a escopetazo limpio como la última vez. Decidió llamar a su amigo por teléfono, pero contestador le dijo lo típico, aunque en inglés: “I'm sorry, the number you are calling is not connected...”. ¿Volgrand con el móvil apagado? No podía ser.

¡Ting!

¡Ahí estaba el condenado, recién conectado al chat de google! Unade fue a decirle algo, pero vio que Volgrand ya estaba escribiendo. Aunque, de hecho, el mensaje decía “Volgrand está hablando” en vez de “Volgrand está escribiendo”. ¿Un bug del servicio?

Volgrand dice:
¡Unade, tienes que ayudarme!

Unade dice:
Volgrand, ¿dónde diantres estás? Deberías estar emitiendo. Tus grupies se están volviendo locas.

Volgrand dice:
¡No te lo vas a creer, pero te juro que es cierto! ¡Llevo dos días atrapado!

Unade dice:
¿Qué pasa, no encuentras la salida de tu habitación? Mira que te dije que desescombraras.

Volgrand dice:
¡co*o Unade, escucha! ¡Estoy en Equestria, te lo juro!

Unade está escribiendo...
Unade está escribiendo...
Enviado el 23 de noviembre a las 17:28.
Unade está escribiendo...

Unade dice:
Vale, pásame un poco de esa mierda que yo también quiero.

Volgrand berrea:
¡Unade, j*der, que no estoy drogado! Escucha, hace dos días me atropelló una manada de conejos en Oxford, y al despertar estaba en Equestria! ¡Te lo prometo!

Unade dice:
A ver, alma de cándido, ¿y se puede saber cómo estás chateando conmigo?

Volgrand dice:
¡Pues como me dijo Pinkie Pie, me dijo que hablara contigo! Pero... espera, es cierto, ¿cómo demonios estoy hablando contigo?

Volgrand se ha desconectado.


Unade bufó ante el ordenador. Ya estaba el graciosete de Volgrand gastándole una broma. Seguro que más tarde emitiría un episodio del programa inventándose que había estado en Equestria y se había enfrentado a un Mary Sue, o algo así. Pero bueno, como buena pegasister, hizo lo que tenía que hacer: Se conectó a Youtube y buscó el primer capítulo de la cuarta temporada.

Una trama entretenida en la que, evidentemente, el causante de todo era Discord. Era más que evidente, leñe, incluso antes de que Twilight tuviera las visiones. También vio venir que ese bote de poción blanca iba a traer tela entre los artistas más depravados del fandom.

Cuando acabó de ver el capítulo, por una vez, le dio por mirar los comentarios de youtube. Y hubo uno que le llamó la atención:

“Jaja, ¿habéis visto a Derpy volando sobre Discord en el minuto 13:33? Menudo fanservice.”

Unade fue al momento mencionado y cuando lo vio... congeló la imagen. No podía ser. Volando sobre Discord, al fondo, estaba Derpy. Pero la pegaso estrábica llevaba atado a su espalda un enorme cartelón, como los carteles publicitarios para los aviones. Pero no era una marca lo que anunciaba: era un mensaje.

“UNADE, NO ES UNA BROMA, ESTOY EN EQUESTRIA. ¡SOCORRO!”

Sin perder un instante, introdujo una nueva búsqueda en Google: “Oxford, bunnies, man, gone”. Y el primer enlace llevaba a un nuevo video. En cuanto le dio, reconoció la voz de Iker Jiménez:

—Buenas noches. Hoy vamos a debatir una cuestión que no ha sido respondida en toda la historia. ¿Tienen los conejos el poder de llevar a una persona a otra dimensión? Por favor, observen con atención estas imágenes llegadas desde Oxford, mostrando un sorprendente evento ocurrido esta misma mañana.

Unade miró el vídeo completo, reconociendo a Volgrand al instante. El primer conejo le golpea, lo que llevaba en la taza le cae sobre la cabeza, grita, y llega el resto de la estampida. Al pasar los conejos, de Volgrand solo quedaba un humeante y vacío vaso de cartón.

—co*o... ¡que era cierto!

[Sr_Atomo]

Hmmm... se promete muy pero que muy interesante. Estoy deseando leer más

[Sg91]

Genial, descacharrante, desternillante, graciosísimo, hilarante... y muchos más sinónimos insertados aquí. Que ganas tenía de saber más acerca de Volgrand en Ecuestria, y la parte de la nave del misterio lo remató XD genial, espero que continúes pronto

[agustin47]

No sé si te lo llegué a decir ayer, creo que se me olvidó. Te iba a preguntar cuando ibas a publicar otro capítulo Genial, que forma de reírme Por cierto, es Jiménez

[unade]

Volgrand, no te lo vas a creer. Estoy en un fic...
(Qué honor!) n__n

[Volgrand]

Volgrand, no te lo vas a creer. Estoy en un fic...
(Qué honor!) n__n

Un placer . No te hagas la modesta, que muchas de estas ideas las discutí contigo.

[McDohl]

Precisamente me estaba preguntando cuando subirías la siguiente parte... y ha sido poner el foro y tachán!

Me pregunto quien será la mano negra tras esta retahíla de desdichas que le ocurren al pobre Volgrand. ¿Acaso Discord ha desbloqueado el troleo interdimensional?